Sie sind auf Seite 1von 8

Todo en la vida comienza con la pregunta porqué

Hay un poder muy grande dentro de nosotros que la sociedad ni el gobierno gustaría que
usáramos en su plenitud: nuestra propia razón.

Desde el día que nacemos nos enseñan las acciones que debemos tomar en nuestras vidas.
Nos dicen que debemos comer algún tipo de comida porque es saludable. Nos dicen que
debemos entrar a la escuela porque es la única manera de aprender.

Aprendemos a seguir patrones de lo que se debe hacer, seguimos todo al pie de la letra y
creemos que lo que hemos visto repetidamente es lo normal. Vamos creciendo y
continuamos siguiendo pautas, tales como las de estudiar una carrera, conseguir un
trabajo, hacer caso a las autoridades y a lo que dicen los demás.

Si te sientas un rato en un café, en una plaza o en el interior de una empresa, puedes ver
cómo se mueve el mundo. Verás que casi todo está basado en una plantilla. En la forma
en que nos vestimos, la forma en que trabajamos, las maneras de interactuar con otros,
las cosas que estamos comprando, la manera en que se distribuyen las calles de una
ciudad, entre muchas otras cosas más.

Pero, ¿será todo lo que hacemos correcto o incorrecto?

…¿Tú qué crees?

Todo lo que hacemos en la vida puede parecer normal ante nuestros ojos pero nuestras
acciones son el resultado de un consciente (o a veces inconsciente) acto de nuestras
decisiones y nuestras prioridades.

Desde que nos levantamos a una cierta hora, el acto de desayunar, comer cierto tipo de
comida, tomar el coche para ir al trabajo, tener un trabajo, ofrecer servicios a alguien más,
seguir nuestras pasiones, tomar aventuras los fines de semana, viajar por el mundo, tener
una relación con alguien más, leer artículos en internet, seguir mi movimiento, escuchar
un estilo de música, etc…

Para saber si nuestras acciones son correctas o incorrectas, el único juez que tenemos al
alcance es nuestra propia razón basada en nuestros valores y creencias. Por ello es
muy importante que nos paremos un momento y analicemos el por qué de todo lo que
hacemos.

Cerca de mis 24 años me di cuenta del camino marcado que estaba siguiendo ciegamente
y me detuve un momento a analizar mis acciones. Comprendí que seguía la típica plantilla
de estudiar en una misma escuela, sacar las mejores calificaciones, nunca sobrepasar a
los profesores y conseguir el mejor trabajo posible.

Analicé las ideas convencionales que fueron implementadas en mí y descubrí que muchas
de éstas no concuerdan con los valores que regulan mi vida, tales como la libertad de
decisión y conectar auténticamente con los demás.

Desde entonces decidí tomar acción hacia una vida deliberada, una vez donde pueda
seguir mis pasiones y pueda alcanzar mi propia definición del éxito. No ha sido fácil pero
ha sido la mejor decisión que haya hecho en mi vida.

Todo cambió por completo cuando me hice la pregunta del por qué.

Cuando razonamos nuestras acciones, la cosa cambia completamente. Por eso los altos
mandos prefieren que siempre estemos haciendo las cosas sin hacernos las preguntas
necesarias. Persona que razona, no es domable.

Persona que razona, tiene la libertad de escoger sus acciones. Hay tantas preguntas que
nos podemos hacer para definir el mundo en el que vivimos, pero como este movimiento
se basa principalmente en la vida, el trabajo y los viajes, quisiera que nos tomemos un
tiempo para contestar tres preguntas.

¿Por qué vivimos?

Como generalmente no nos paramos a responder esta pregunta suena hasta un poco raro
oírla. Parece que simplemente queremos sobrevivir ya que siempre estamos buscando
seguridad; comprar un coche, tener hijos, comprar una casa y encontrar un trabajo estable
son cosas que buscamos para vivir seguros.

¿Pero la vida realmente se trata de seguridad? Estamos tan arraigados a la idea de jugar
tranquilo y nunca sobresalir, que no nos damos cuenta que lo que queremos en la vida se
trata de algo más allá de tener estabilidad.

Es fácil ir por la vida siguiendo reglas y los caminos ya marcados. Aunque no hay nada
malo en seguir los pasos de alguien que respetamos, la diferencia se encuentra en saber
si estamos escogiendo nuestras acciones deliberadamente.

Si seguimos ciegamente a un líder y seguimos el paso convencional al éxito sin


cuestionarlo, estaremos caminando sonámbulos. Porque una vida sin examinarla, no vale
la pena tenerla.
Debemos estar consciente de las cosas que estamos haciendo y la forma de alinearlas a
quiénes somos, sabiendo que actuamos deliberadamente. Debemos hacernos preguntas
como:

 ¿Por qué estoy haciendo esto en la vida?


 ¿Cómo defino el éxito y estoy siguiendo ese camino?
 ¿Estoy respetando mis valores en cada acción que hago?
 ¿Sigo mis ideales o estoy copiando simplemente?

Una vez que hacemos algunas de estas preguntas, podemos llegar a una respuesta
lógica: el punto de vivir es disfrutar la vida. Si no estás disfrutando, no estás viviendo.
No importa si tienes un yate, una casa de campo o un salario millonario. Si no te levantas
feliz cada día, no estás disfrutando la vida.

Sin embargo, cada uno de nosotros va tener una manera de encontrar la felicidad ya que
tenemos diferentes talentos, deseos, sueños y tipo de personalidad. Cada quién define su
propia versión del éxito y tiene sus propios valores.

A lo largo de nuestra existencia y las experiencias que vamos generando en la vida, cada
uno de nosotros va formando una serie de valores únicos a nuestro ser, que definen
enteramente tu forma de expresarte en el mundo. Pero mientras más actuemos acorde a
nuestros valores, mayor felicidad vamos a experimentar.

Cuando alineamos nuestros valores a nuestras pasiones y nuestra misión en la vida,


estaremos más cercanos a definir un propósito en la vida. Algunos lo descubren a
temprana edad, otros con más años encima.

Cuando estamos buscando este propósito, lo que realmente están queriendo preguntar es:
“¿Qué puedo hacer con mi tiempo que sea importante?”

Estamos en esta tierra por un corto tiempo en el cual nos la pasamos haciendo cosas.
Algunas son importantes. Otras no lo son. Y las importantes son las que dan significado
y felicidad a nuestra vida. Las que no importan, simplemente matan el tiempo.

Así que debemos tomar todo el tiempo necesario para definir nuestro propio propósito,
ya que la verdadera felicidad no se encuentra en el final del camino, sino en disfrutar el
trayecto.

¿Por qué trabajamos?

Como hemos sido educado por mucho tiempo que lo lógico es el empleo, muchos
seguimos el camino convencional y nos arrepentimos más tarde. Nos mantenemos en
trabajos que odiamos por los beneficios y el continuo pago quincenal. Hacemos la misma
cosa todos los días del año y se nos vuelve un ciclo eterno de monotonía.
Si ya tenemos un empleo, ¿alguna vez nos hemos puesto a pensar cuál es la razón de que
trabajemos?

¿Lo hacemos por dinero? Es completamente comprensible. Creo que el dinero es uno de
los mejores inventos del hombre aunque también uno de los más caóticos. Es increíble
ver como hemos asociado al dinero a todo lo que rodea nuestra sociedad que veo difícil
que haya otra forma de coexistir entre tantas personas.

Sé que es posible vivir sin dinero pero no será por mucho tiempo si buscamos
relacionarnos con los demás. Un punto a favor del dinero es que si no tuviéramos que
generarlo para subsistir nunca nos daría ganas de trabajar porque no veríamos la razón de
hacerlo.

Entonces, ¿por qué trabajamos? Siendo sincero, yo no hubiera iniciado a trabajar si no


tuviera que ganar dinero. Sin embargo una vez que comencé a experimentar lo qué es
trabajar (por mi propia cuenta), me di cuenta que es una maravillosa forma de aportar
algo al mundo entero y a nuestra sociedad.

Al final del día la mayoría de nosotros queremos sentirnos productivos. Si nos ponemos
analizar cómo funcionan nuestras relaciones, todo en la vida se trata de dar y recibir.
Entonces todo el tiempo estamos constantemente aportando a valor y también estamos
recibiendo.

Por eso cada que estamos haciendo algo por los demás, nos sentimos más vivos, como si
estuviéramos llenando una cubeta de felicidad y se la aportamos al karma o a lo que
creamos. Así es como el trabajo se vuelve una parte importante de nuestro propósito en
la vida.

Se nos está olvidando que la maravilla del trabajo es que estamos creando algo para
alguien que es real, igual que tú y yo. Por eso siempre debemos pensar en quién está
recibiendo nuestros servicios, preocuparnos y comunicarnos con ellos.

Lamentablemente son pocas compañías y empresas que se preocupan realmente por


quienes sirven, que no nos ayudan en recordar el por qué estamos trabajando para ellos y
creando algo para los demás. No creo que sea malo trabajar en una empresa, pero sería
incorrecto hacerlo si no lo decidimos de forma deliberada o si no sentimos que se alinea
con nuestros valores.

Como uno de mis valores principales es la libertad, difícilmente podré encontrar esta
opción en un trabajo convencional. Por ello la insistencia de crear nuestro propio trabajo
en nuestro movimiento si eres como yo.

Ser independiente es un acto de libertad donde podemos elegir el tipo de trabajo que
queremos tener, el impacto que queremos lograr, los ingresos que pretendemos generar,
la opción de trabajar a nuestro ritmo y nuestra manera.
Claro que hay cierta responsabilidad en esta decisión y que te puede provocar ansiedad
así también emoción. Pero el día que estés sintiendo estas dos emociones al mismo
tiempo, será el mejor momento de aceptar nuestra propia individualidad.

Cuando logramos tener un trabajo (aunque sea un pequeñísimo negocio) que hace un
cambio significante, cada día nos levantaremos con ganas de seguir progresando. Además
de que tenemos la opción de escoger trabajo donde no tengas que ser famoso, ni tengas
que gobernar el mundo o ser extremadamente rico. Lo que importa realmente es hacer
algo que se alinea con nuestros valores.

Como más del 60 por ciento de nuestras vidas se nos va trabajando, ¿no sería mejor
hacerlo de una forma placentera? Esa es la razón por la que insistimos en que nos
apasionemos en nuestro trabajo.

El problema para descubrir nuestras pasiones reside en que nos pasamos mucho tiempo
haciendo lo que se encuentra entre lo razonable y lo seguro. Hacemos lo que funciona y
no lo que realmente queremos. Ignoramos nuestro corazón porque no estamos seguros de
adónde nos llevará. Nos hacemos preguntas como:

 ¿Qué pasaría si lo que me gusta no es práctico?


 ¿Qué pasaría si no creo dinero de lo que me apasiona?
 ¿Qué pasaría si no soy bueno en lo que quiero hacer?

Las respuestas a estas preguntas no son obvias y esto sucede, porque la única forma de
resolverlas es siguiendo tu corazón. Estas respuestas vienen de la experiencia, de tomar
acción y de ver adónde te están tomando tus locas ideas. Aunque no sea fácil a la primera
instancia, lo único que debes hacer es enfrentar lo desconocido.

Antes de crear un trabajo nuevo, para analizar si eso nos hará sentir completos o no,
debemos hacernos la pregunta de: “¿Es algo que se alinea con quién soy, me llevará a mi
propio éxito y me ayudará a sentir un propósito?”

Es ahí donde la verdadera pasión surge.

¿Por qué viajamos?

En este movimiento estarás oyendo mucho de las grandes experiencias que te ofrece viajar
y algunas anécdotas personales a lo largo del camino.

Recalco mucho la importancia de emprender viajes porque es mucho más que marcar las
cosas de una lista. Está genial tomarse la foto con la Torre Eiffel y presumirla a tus amigos
en Facebook, pero hay algo mucho más profundo en los viajes.

Viajar es una gran invitación a la aventura y nos permite crear nuestras propias historias
para así tener una invaluable lista de memorables experiencias. Mucho mejor que sólo
acumular posesiones. Si queremos comenzar a viajar de una forma placentera, debemos
hacernos preguntas como:

 ¿Qué actividades nos hacen feliz en los viajes?


 ¿Qué queremos experimentar y aprender?

Como la mayoría de las personas, nos sentimos emocionados al oír de viajes, pero, ¿cuál
es tu verdadera razón de querer viajar? Debemos tener claro ese punto siendo honesto con
nosotros mismos porque una vez que descubres el por qué, vas a estar mucho más
motivado a planear tus siguientes aventuras. Si tu razón es suficientemente fuerte, te
estarás comprometiendo de forma más concreta a hacer tus sueños realidad.

Cuando viajas realmente tienes una idea diferente de como se mueve la humanidad en
nuestro mundo mientras también descubres que tú eres capaz de lograr cosas que no tenías
idea que podías hacer. Viajar puede hacer muchas cosas por ti, tales como:

1. Abrimos nuestra mente

Sólo si estamos abierto a otras culturas y diferentes formas de pensar. Nuestras vidas
tienden a mejorar si estamos abiertos a aprender nuevas cosas. Viajando nos damos cuenta
que algunas cosas son mejores o peores de lo que haces y principalmente, entendemos
que no todo en el mundo es igual.

2. Nos descubrimos a nosotros mismos

Podemos expandir tus horizontes y salir de tu zona de confort si estamos probando cosas
nuevas cada día. En nuestros viajes podemos estar en la naturaleza y dormir bajo las
estrellas, podemos probar comida exótica, asistir a una ceremonia religiosa, tirar naranjas
en un festival, enseñar tu idioma a otras personas, hacer cosas que nos den miedo y
conocer extraños que pronto serán amigos. Pronto nos damos cuenta de nuestros talentos
y habilidades que no conocíamos de nosotros.

3. Aprendemos a interactuar y escuchar

Tendremos experiencias memorables de personas que nos encontramos en el camino. Si


llegamos a interactuar con los locales y con otros viajeros, podemos entender otras
culturas, creencias y pensamientos. Ayudaremos a crear un mundo más cercano
reconociendo que todos somos iguales.

4. Agradecemos más a la vida

Si estamos viajando, nos sentimos privilegiados porque no todos pueden hacerlo. Pero
nosotros lo hemos logrado porque hemos luchado por eso, así que aprendemos a ver el
mundo de otra manera, apreciamos las bellezas en la que vivimos: increíbles animales,
paisajes bellísimos, creaciones del ser humano, entre otras cosas más.
5. Apreciamos los momentos más que las posesiones

Las posesiones vienen y van. O las acumulamos para sentir una carga con nosotros. Pero
en 20 años, esas posesiones no harán una gran diferencia en nuestra vida y tampoco nos
acordaremos de ellas. En cambio, la vez que dormimos en un campamento del desierto
de Sahara siempre estará en nuestra mente. Así descubriremos la importancia de las
experiencias ante lo material.

6. Vivimos el presente y nos apasionamos más

Nos damos cuenta que la vida existe solamente ahora, por lo que disfrutamos cada
momento de tu viaje. Después de ahorrar y esperar a que llegara nuestro próximo viaje,
no queremos pensar en otra cosa que experimentar el lugar en donde estamos. Viajando
aprendemos a reconocer todo lo que tenemos alrededor y nos apasionamos por saber más,
conocer más y aventurarnos más.

Todos hemos llegado al punto en nuestras vidas de preguntarnos por que no somos felices.
Tendemos a culpar a nuestras circunstancias; culpamos a la sociedad, a la economía o a
nuestros jefes. También nos culpamos a nosotros mismos y con mucha razón.

Esto sucede porque no tenemos control de nuestras mentes. Damos el poder y control de
nuestras mentes a fuerzas exteriores a uno mismo. Le damos la autoridad de tomar
decisiones por ti a la sociedad, a la religión, al gobierno, al sistema educativo, etc. Pero
realmente, estamos ofreciendo nuestra mente a la seguridad y al miedo.

Debemos parar esta locura y darnos cuenta que lo único posible de hacernos crear una
vida excepcional es nuestra propia mente. Nuestra mayor arma es nuestra propia razón.
Debemos dejar de vivir una vida basada en una plantilla que nos dan y empezar a crear
nuestro propio camino. Necesitamos dejar las ideas convencionales y afrontar lo nuevo.

La verdad es que no hay un camino marcado para nosotros. No hay un manual para la
vida. Tenemos que crear nuestro trayecto mientras caminamos y no pensar mucho en el
final del trayecto. Para sentirnos vivos, necesitamos evitar el lavado de cerebro que nos
hace la sociedad. Necesitamos arrancar las raíces de las ideas convencionales y crear
espacios para que tus sueños crezcan.

Necesitamos pensar en el por qué de las cosas.

Porque no hay un manual más que el mismo que tu propia razón pueda crear. Tus sueños
no deben ser una fantasía, debe ser una realidad. Tus sueños no se deben olvidar ni
quedarse en el pensamiento, deben ser vivos.
Entre tantas preguntas que te hice el día de hoy, la última que me gustaría pudieras
contestar, sería:

¿Te unirás a nosotros que no sólo soñamos sino también sabemos por qué actuamos para
cumplir nuestras metas?

Das könnte Ihnen auch gefallen