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UNIVERSIDAD PRIVADA DE MOQUEGUA

JOSE CARLOS MARIATEGUI


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, EMPRESARIALES Y PEDAGÓGICAS
Escuela Académico Profesional de Derecho

TEMA:

“RÉGIMEN DE PENSIONES DE LOS CONGRESISTAS Y LOS


MAGISTRADOS DEL TC”

PROFESOR:

DR. JESÚS ATAHUASI

CURSO:

DERECHO CIVIL IV

ALUMNOS:

JULIO GIL PACHECO

VICTOR QUISPE MAMANI

TACNA-PERU

2018
DEDICATORIA

Dedicamos este trabajo a la Facultad de


Ciencias Jurídicas, Empresariales y
Pedagógicas; Escuela Profesional de
Derecho, a todos los profesores por
ayudarnos en nuestra formación
académica; también a nuestras familias,
por estar siempre apoyándonos en las
diferentes etapas de este proceso
universitario.
AGRADECIMIENTOS

Agradecemos en especial a los docentes


de la carrera de Derecho de la Facultad
de Ciencias Jurídicas, Empresariales y
Pedagógicas de la Universidad José
Carlos Mariátegui, por su valiosa
contribución en nuestra formación
académica.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 2
I. NOCIONES GENERALES........................................................................ 3
1.1 Definición de testamento ................................................................... 3
1.2 Tipos de testamento .......................................................................... 4
1.3 Importancia y justificación del tema ................................................... 5
II. REVOCACIÓN DE LOS TESTAMENTOS................................................ 6
2.1 Generalidades sobre la revocación de los testamentos .................... 6
2.2 Definición ........................................................................................... 6
2.3 Formas de revocación ....................................................................... 8
2.4 Revocación del testamento cerrado ................................................ 10
2.5 Revocación del testamento ológrafo ............................................... 11
2.6 Efectos............................................................................................. 13
III. CADUCIDAD DE LOS TESTAMENTOS ................................................ 15
3.1 Generalidades sobre la caducidad del testamento .......................... 15
3.2 Noción ............................................................................................. 15
3.3 Causas ............................................................................................ 18
3.4 Efectos............................................................................................. 18
IV. NULIDAD DEL TESTAMENTOS ............................................................ 20
4.1 Configuración .................................................................................. 20
4.2 Nulidad Absoluta ............................................................................. 22
4.3 Nulidad Relativa .............................................................................. 23
CONCLUSIONES ............................................................................................. 24
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................. 25
ANEXOS ........................................................................................................... 26
Anexo 1: Jurisprudencia Revocación ................................................................ 26
Anexo 2: Jurisprudencia caducidad .................................................................. 27
Anexo 3: Jurisprudencia Nulidad....................................................................... 28

1
INTRODUCCIÓN

Existen tres formas de invalidación de un testamento: por revocación,


caducidad y nulidad del mismo. Las tres figuras tienen una finalidad común:
dejar sin efecto un testamento; pero son diferentes. Por ello, el Código Civil las
trata en un solo título separadamente. “La revocación implica una declaración
de voluntad del testador mediante la cual se deroga el testamento válidamente
otorgado; la caducidad implica que un testamento o alguna de sus cláusulas
queda sin efecto por el transcurso del tiempo, muerte del asignatario, u otro
hecho; y la nulidad presupone un testamento irregularmente otorgado, que es
invalidado".

2
I. NOCIONES GENERALES

Antes de iniciar nuestro análisis en sentido estricto, juzgamos necesario


delinear las nociones de testamento y aspectos puntuales. Para ello
dilucidamos los siguientes puntos.

1.1 Definición de testamento

Como fundamento del tema a tratar (revocación, caducidad y nulidad de


los testamentos), es necesario que comencemos analizando el concepto de
testamento. Para hacerlo, recurriremos primero al significado filológico de la
expresión para luego referirnos a la definición que consagra la ley.

Coello García (2002), señala que “la palabra testamento viene, según
unos, de las voces testatio y mentis, esto es, el testimonio de la voluntad; o,
según otros, de las expresiones testibus y mentis, es decir, de la declaración
hecha ante testigos” (p. 178).

Para Vidaurre (1836), la definición más completa del testamento es la


que brinda el maestro Grocio en su tratado del derecho de la paz y la guerra,
donde indica que:

El testamento no es otra cosa, que la enajenación que se hace de los


bienes propios para el caso de muerte, reservándose la posesión y
goce de ellos, con la facultad de revocar y disponer de modo diverso
antes de la muerte. (p. 3)

El autor Volterra (1986), lo describe de la siguiente manera “Con él, un


sujeto designaba, de determinadas formas, al propio heredero y además,
eventualmente, daba disposiciones en orden al destino de todos sus bienes o
de parte de ellos”. Dicho autor se está refiriendo al diferente contenido que
podía albergar un testamento, es decir, los legados, manumisiones,
fideicomisos, nombramiento de tutores, entre otras cosas.

3
Por otra parte, y siguiendo la misma línea que los autores anteriormente
citados, Volterra (1986) señala que “estas manifestaciones de voluntad tenían
eficacia jurídica sólo en el momento de la extinción de la persona física del
testador”. La muerte del causante, era requisito fundamental para que surgiese
efecto de todo lo estipulado en el testamento. No obstante, para que el
testamento fuese válido debía reunir ciertos requisitos que en otro estudio más
detallado se brindará mayores alcances.

En el Artículo 686 de nuestro Código Civil se estipula que, por el


testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o parcialmente,
para después de su muerte, y ordenar su propia sucesión dentro de los límites
de la ley y con las formalidades que ésta señala. Son válidas las disposiciones
de carácter no patrimonial contenidas en el testamento, aunque el acto se limite
a ellas.

Tras lo expuesto anteriormente, podríamos llegar a formular una noción


aproximada de lo que sería el testamento, compartiendo nuestro punto de vista
con los autores Daza y Rodríguez (2001). De esta manera, consideraríamos al
testamento como un acto libre, formal, unilateral, personalísimo, de última
voluntad y revocable por el cual, un ciudadano romano designaba uno o varios
herederos, en todo o en parte de sus bienes y derechos tras su muerte.

1.2 Tipos de testamento

El Artículo 691 del código civil peruano señala que los testamentos
ordinarios son: el otorgado en escritura pública, el cerrado y el ológrafo.

Los testamentos especiales, permitidos sólo en las circunstancias


previstas en este título, son el militar y el marítimo.

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1.3 Importancia y justificación del tema

El testamento, como expresión de transmitir los bienes para después del


fallecimiento, tiene su origen con la aparición de la propiedad individual al
resultar incompatible con la organización colectiva de la propiedad. Algunos
autores, encuentran su origen en la sucesión de la autoridad grupo social y que
en Roma, desde muy remotos tiempos, al páter familias se le reconoció la
potestad de darse un sucesor, hasta que paulatinamente la facultad de testar
fue convirtiéndose en un acto de disposición de bienes.

La disposición de última voluntad del causante puede ser objeto de


nulidad como cualquier acto jurídico, género del cual el testamento es una
especie. Además, la ley establece para ellos, casos específicos, que pueden
generar su nulidad total o parcial o convertirlos en nulos o anulables. Para los
precedentes romanos de nulidad de testamento se tiene en cuenta que elius
civilis el concepto de nulidad no existe, para el jurista romano o el negocio
existe y puede producir o no efectos, o no existen aunque presente apariencia
de hacerlo, y no puede producir efectos, puesto no llego a siquiera a nacer, por
lo que en el derecho romano más que nulidad era una inexistencia jurídica del
acto y por consiguiente de sus efectos.

La mayoría de legislaciones proveen la revocación, caducidad y la


nulidad como sanciones jurídicas a la falta de la forma prescrita como es la falta
de capacidad de testar del causante; la falta de conocimiento o turbación mental
pasajera por causa de enfermedad del testador al tiempo de otorgarse el
testamento.

En el derecho peruano la gran problemática ha surgido en la poca


claridad de los legisladores para establecer los casos en que se genera la
caducidad y la nulidad por lo cual en el presente trabajo, plasma como la
doctrina peruana brinda la claridad a los casos en los cuales se debe plantear
una revocación, caducidad o nulidad a un testamento para restarle eficacia.

5
II. REVOCACIÓN DE LOS TESTAMENTOS

2.1 Generalidades sobre la revocación de los testamentos


La revocación del testamento es objeto de regulación legal en el Capítulo
Primero (Revocación) del Título IX (Revocación, caducidad y nulidad de los
testamentos) de la Sección Segunda (Sucesión testamentaria) del libro IV
(Derecho de Sucesiones) del Código Civil, en los artículos 798 al 804.

2.2 Definición
Al respecto Ferrari Ceretti (1983), señala que el testamento “es un
proyecto que el hombre hace para ser ejecutado después de su muerte. Está
sujeto a su voluntad y puede dejarlo sin efecto por una manifestación contraria”
(p. 182).

Afirma Rébora (1952), que “…el testamento no confiere a los instituidos


ningún derecho actual (…) el testador puede volver, cuantas veces le sea grato,
sobre las disposiciones adoptadas; puede ampliarlas con otras nuevas o, al
contrario, restringirlas; puede formular instituciones que el anterior testamento
hubiera omitido; puede dejar sin efecto las que hubiera formulado antes…”
(Tomo I: 247)

Por su parte, Palacio (1991) sostiene que “la revocación es el acto


jurídico unilateral mediante el cual el testador deja sin efecto total o
parcialmente un testamento otorgado” (p. 416).

Se revoca el testamento, pues, cuando el testador le resta la futura


eficacia que estaba llamado a producir, por lo que, en adelante no será
considerado como la expresión de la última voluntad de su autor. Este indica,
así, que la sucesión en sus bienes y demás relaciones jurídicas no quedarán
gobernadas por lo que hasta entonces tenía dispuesto sobre el punto.

6
“La revocación es una forma de ineficacia de la voluntad testamentaria;
pero no una especie de invalidez, porque supone un testamento regularmente
formado que carece de efecto por la posterior intervención del querer del
testador” (Dominguez Benavente y Dominguez Aguila, 1990, p. 286).

Hay diversas posiciones que buscan fundamentar el poder revocatorio


del testador. Se habla de la facultad revocatoria impuesta por el carácter
unilateral del testamento; o bien, que mientras el testador vive el testamento es
un mero proyecto; que con la revocación no se causan perjuicios a terceros.
Creemos nosotros que el fundamento de la facultad revocatoria se encuentra en
el carácter mortis causa del acto de última voluntad, y en la protección que el
legislador quiere dar a la última voluntad real del testador, dado que la voluntad
del hombre pueda variar hasta el último instante de la vida. El testador no
puede quedar privado de su libertad. Lo contrario sería proteger la voluntad más
antigua y no la más reciente.

El artículo 798 del C.C. preceptúa que “el testador tiene derecho de
revocar, en cualquier tiempo, sus disposiciones testamentarias. Toda la
declaración que haga en contrario carece de valor”. Consagra pues la facultad
de revocación con que cuenta el testador.

Además, el derecho del testador a revocar el testamento es


irrenunciable, por lo que, si en un testamento se estipula que no tiene validez su
revocación, no tendrá eficacia dicha cláusula. La facultad acordada al testador
no mira su interés exclusivo, razón por la cual no puede desprenderse de ella.

El derecho del testador para revocar el testamento es absoluto. No


necesita dar fundamento para su ejercicio, ni que nadie puede oponerse a él. El
ejercicio de esta facultad no cae bajo el concepto del abuso de derecho. Y,
como sólo procede mediante el otorgamiento de un nuevo testamento (artículo
799 del C.C.), resulta un derecho personalísimo, no pudiendo tener cabida su
ejercicio mediante un representante, lo que debe tenerse en cuenta por las
consecuencias que de ello se derivan.

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Premunido al testador de la facultad de revocar su testamento mientras
viva, viene la consecuencia que mientras el testador no haya fallecido nadie
está facultado para demandar la nulidad del acto de última voluntad. Por mucho
que en el testamento se descubra una causal de nulidad, habrá que esperar la
muerte del testador para demandarla. Además, nadie puede sostener, con
fundamento plausible, que ostenta un derecho derivado del acto testamentario,
en tanto viva el causante.

Por otro lado, el testamento se mantiene mientras no sea revocado.


Conserva su eficacia a la muerte del testador, por mucho tiempo que haya
pasado desde el otorgamiento.

La revocación es solemne. Debe hacerse en un testamento. El


testamento posterior es el único medio de revocar uno precedente. Todo
cambio de voluntad, no revestido de la forma testamentaria, carece de eficacia
revocatoria. Eso sí, el testamento posterior que revoca al precedente debe ser
uno válido. Si después de la apertura de la sucesión el testamento revocatorio
es anulado por defecto de forma, por incapacidad del testador al momento de
otorgar el acto revocatorio y por otras causales que traigan consigo la nulidad
del testamento revocatorio, o al menos de la cláusula revocatoria, no hay
revocación. La sucesión del de cujus se regulará por el testamento que se
pretendió revocar.

El testamento revocatorio puede no ser un acto de disposición de bienes.


Basta que formalmente cumpla con las exigencias pedidas por ley, aunque
sustancialmente no sea un acto de última voluntad.

2.3 Formas de revocación

De acuerdo a nuestro Código Civil, existen dos formas de revocación del


testamento, expresa y tácita.

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a) Revocación expresa: Es la que aparece en forma indubitable de otro
testamento. Justamente el artículo 799 del C.C. señala que “la
revocación expresa del testamento, total o parcial, o de alguna de sus
posiciones, sólo puede ser hecha por otro testamento, cualquiera que
sea su forma”.

No se permite siquiera que el testamento pueda ser revocado


mediante escritura pública. Definitivamente el instrumento a emplear
con la finalidad será un nuevo testamento. Es irrelevante que el
primer testamento sea de una forma y el revocatorio de otra. No se
exige que se trate de una misma clase de testamento. Así, por
ejemplo: un testamento en escritura pública puede ser revocado por
uno ológrafo, o éste puede ser revocado por uno cerrado, etc.

Lo importante aquí es que la revocación se rige por el principio de


que todo testamento posterior revoca el anterior si así lo dice en
forma expresa. De allí surge la explicación de la exigibilidad en toda
clase de testamento de la fecha en que se otorga, puesto que no será
importante para determinar tan sólo la capacidad del testador, sino
para poder saber a ciencia cierta qué testamento fue otorgado
primero y cuál después.

b) Revocación tácita: Es aquella en que la revocación se infiere de la


conducta del testador en los siguientes casos:

- Cuando el testador retira de la custodia del Notario el testamento


cerrado, lo que conlleva su revocación –tácita-. Así lo establece
el artículo 802 del C.C.
- Cuando el testador rompe, destruye o inutiliza de cualquier
manera el testamento ológrafo, provocando su revocación
(artículo 804 del C.C.).

9
- Cuando hay revocación parcial, supuesto en que se revoca el
testamento sólo en las disposiciones incompatibles con el
testamento posterior.

2.4 Revocación del testamento cerrado

En relación a la revocación del testamento cerrado, nuestro


ordenamiento jurídico contiene estas normas:

A. El testamento cerrado queda revocado si el testador lo retira de la


custodia del notario (art. 802 del Código Civil). “... Este es un caso
de revocación tácita, que concuerda con la forma como el actual
Código legisla el testamento cerrado, al señalar que éste queda en
poder del notario (artículo 700) (...). En consecuencia, es lógico que
el retiro del testamento cerrado de la custodia del notario deje sin
efecto toda la diligencia actuada al entregárselo (Ferrero, 2002, p.
578).

B. Tanto en el caso previsto en el artículo 802 del Código Civil


(citado anteriormente) como en el de su apertura por el
testador, el testamento cerrado vale como ológrafo si se conserva
el pliego interior y éste reúne las formalidades señaladas en la
primera parte del artículo 707 del referido Código, esto es, que
sea totalmente escrito, fechado y firmado por el propio testador
(art. 803 del Código Civil).

Según Barbero (1967) “…equivale a revocación del testamento -


revocación total- el retiro del testamento secreto (o cerrado), por obra del
testador, de las manos del notario (...) en cuyo poder se lo había depositado; a
no ser que la cédula testamentaria tenga todos los requisitos (...) para valer
como ológrafo...” (p. 306).

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Al respecto, Valencia Zea (1977), enseña que:

El testamento cerrado puede ser revocado por otro testamento (...);


pero además, dicho testamento tiene otra forma especial de
revocación consistente en la no conservación del sobre que lo
contiene. En efecto, el testador bien puede retirar de la custodia oficial
el sobre testamentario, con lo cual queda sin efecto el testamento.

! También se presume revocado este testamento cuando la cubierta


apareciere rota o los sellos quebrantados o borradas, raspadas o
enmendadas las firmas que lo autoricen. En resumen, revocación
tácita es todo acto que emane del testador y que deba interpretarse
como declaración de voluntad de destruir el testamento. Así, la
palabra anulado sobre la cubierta y la firma del testador equivale a
revocación. Pero los deterioros, rupturas o borrones provenientes del
mero trascurso del tiempo y no de la voluntad del testador, no quitan al
testamento su validez (p. 215).

2.5 Revocación del testamento ológrafo


De acuerdo a lo normado en el artículo 804 del Código Civil, el
testamento ológrafo queda revocado en los siguientes casos:

A. Si el testador rompe el testamento ológrafo.


B. Si el testador destruye el testamento ológrafo.
C. Si el testador inutiliza el testamento ológrafo de cualquier otra
manera.

Según Lanatta (1981), “... en la práctica ocurre que si el testador


desea revocar su testamento ológrafo, rompe o destruye de otra manera el
instrumento privado en que consta . Además, la revocación tácita del
testamento ológrafo debe ser admitida como tal si, aunque el testador no
hubiera roto el original, lo hubiera inutilizado con rayas cruzadas, o con las

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palabras revocado, cancelado, u otras equivalentes (...). Su destrucción total,
rompiéndolo o incinerándolo, es lo usual” (p. 407).

Ferrero (2002), acerca de la revocación del testamento ológrafo, enseña


que:

Esto constituye una forma de revocación tácita de la voluntad


testamentaria.

El rompimiento puede estar referido a la simple separación en dos


partes de la hoja que contiene el testamento desmembrando su unión,
mientras la destrucción significa el deshacer el mismo. La inutilización
implica hacer inservible el testamento, lo cual puede lograrse, por
ejemplo, cruzándolo con rayas o poniéndole la palabra revocado,
inutilizado o cancelado.

A este respecto, deben distinguirse los conceptos de alteración y


destrucción. La alteración no debe influir en la validez del testamento
si es accidental o por el hecho de un tercero (...); la destrucción por
cualquier causa, impide a los sucesores probar el contenido del
testamento (...). Este enunciado ratifica el principio de que no es de
aplicación al testamento la norma del artículo 225 de nuestro Código
(Civil), que preceptúa que no debe confundirse el acto con el
documento que sirve para probarlo, y que puede subsistir el acto
aunque el documento se declare nulo» (p. 580-581).

Barbero (1967), dice sobre la revocación del testamento ológrafo lo


siguiente:

La ley (...) prevé y disciplina expresamente algunas especies a las


cuales conecta el efecto de hacer caer o anular la voluntad
precedente.

12
(...) Ante todo, con la destrucción, laceración o cancelación del
testamento ológrafo efectuada por el testador o en ejecución de una
voluntad suya (...). Es éste un comportamiento que normalmente
concluye (...) en favor de la manifestación de una intención de revoca
(…).

El efecto revocatorio puede ser total o parcial, según que la


destrucción, laceración o cancelación haya sido hecha en todo o en
parte; y hay que reconocer que la revocación es parcial, es decir,
limitada a la parte destruida, lacerada o cancelada también cuando en
esta parte estuviesen contenidas la fecha y la firma, de manera que lo
remanente quede sin fecha y sin firma: ya que, en efecto, fecha y firma
son necesarias para la confección del documento, pero, una vez
formado éste, puede hacérselo valer (...) probándolo por medio de
testimonios» (p. 304-305).

2.6 Efectos

Palacio (1991), indica respecto a los efectos de la revocación, que “el


testamento queda sin ningún valor en su integridad, salvo que fuera permisible
la existencia de alguna o algunas disposiciones compatibles con el testamento
posterior” (p. 232).

Dispone el artículo 800 del C.C., que trata sobre la reviviscencia del
testamento anterior que “si el testamento que revoca uno anterior es revocado a
su vez por otro posterior, reviven las disposiciones del primero, a menos que el
testador exprese su voluntad contraria”. A dicha situación se le llama también
retractación de la revocación.

El citado artículo no es muy afortunado que digamos porque si es


otorgado un nuevo testamento es justamente para revocar el anterior, a menos
que se dé la figura contemplada en el artículo 801 del C.C. sobre la existencia
de dos testamentos posterior no revoca el anterior en forma expresa y total.

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Esta misma regla debe seguirse con el tercer testamento y con los demás que
se otorguen posteriormente. No entendemos la ratio legis del artículo 800 del
C.C. El hecho que se halla indicado en dicho precepto como excepción a la
reviviscencia del testamento anterior a la voluntad contraria del testador, no
garantiza que no se produzcan situaciones confusas y conflictivas en caso de
no constar en el último testamento una declaración expresa del testador.
Además ello implicaría otorgarle al silencio del testador un determinado sentido
o manifestación de voluntad que no conjuga con el carácter solemne (y por lo
tanto preciso y claro) del testamento.

Si el testador retira de la custodia del Notario el testamento cerrado o si


lo abre, se revoca dicha clase de testamento, pero, puede valer como ológrafo
en caso de conservarse el pliego interior y de reunir las formalidades que se
exigen para el testamento ológrafo contempladas en el primer párrafo del
artículo 707 del C.C. Así lo establece el artículo 803 del C.C. En efecto, el
testador puede pedir al Notario en cualquier momento la restitución del
testamento cerrado, lo cual debe hacerlo el notario ante dos testigos y el
Notario (artículo 700 del C.C.).

Finalmente, hay que tener en cuenta que la revocación deja sin efecto la
transmisión patrimonial, pero no afecta otros actos jurídicos no patrimoniales
como, por ejemplo, el reconocimiento de un hijo extramatrimonial.

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III. CADUCIDAD DE LOS TESTAMENTOS

3.1 Generalidades sobre la caducidad del testamento

“La caducidad consiste en la pérdida de la eficacia del testamento o de


alguna de las disposiciones no por declaración o acto del testador, sino por
sobrevenir circunstancias de hecho a las que la ley atribuye tal efecto” (Lanatta,
1981, p. 411).

La caducidad del testamento está regulada en el Capítulo Segundo


(«Caducidad») del Título IX («Revocación, caducidad y nulidad de los
testamentos») de la Sección segunda («Sucesión testamentaria») del Libro IV
(«Derecho de Sucesiones») del Código civil, en los artículos 805 al 807.

3.2 Noción

La caducidad del testamento puede referirse al testamento en forma


parcial o total, o al heredero instituido o al legatario, y representa la pérdida de
la eficacia del testamento, o de alguna disposición testamentaria, o del
nombramiento de herederos o legatarios. “No se produce por una manifestación
de voluntad del testador, sino por circunstancias a las cuales la ley otorga esa
fuerza. He ahí su diferencia con la revocación”. (Ferrero, 1987, p. 241).

La caducidad de un testamento significa la ineficacia de éste en cuanto a


la institución de heredero, como consecuencia de hechos sobrevinientes, de
causas ajenas a la persona del causante.

La caducidad en el testamento puede ser total o parcial.

La caducidad producida en forma total se da con el testamento ológrafo


que no es protocolizado, previa comprobación del mismo hecha judicialmente,
dentro del año del fallecimiento del testador (artículo 707, segundo párrafo, del

15
C.C.). Creemos que el plazo debe extenderse sólo hasta la solicitud de
protocolización y no hasta la fecha en que ésta se produce, por cuanto dicho
trámite escapa a las posibilidades del interesado.

El testamento militar caduca a los tres meses desde que el testador deja
de estar en campaña y llegue a un lugar del país donde fuere factible otorgar
testamentos en las formas ordinarias (testamento en escritura pública, cerrado y
ológrafo). Así lo establece el artículo 715 del C.C.

Por su parte el testamento marítimo caduca a los tres meses de haber


desembarcado en forma definitiva el testador. Respecto a la caducidad parcial,
el Código Civil de 1984 contempla dos casos de ésta, concernientes a la
preterición de los herederos forzosos. Precisamos que la omisión que hace el
testador de un heredero legitimario, excluyéndolo tácticamente, representa la
preterición. Puede ser la preterición voluntaria (si es intencional) o involuntaria
(si se debe a desconocimiento por parte del testador de la existencia de
herederos forzosos).

Hay autores que asocian la preterición a la nulidad del testamento y no a


su caducidad porque si bien los efectos de la preterición se producen al fallecer
el testador, ella se genera al otorgar el testamento, pues en dicho acto se omite
al heredero forzoso. Aunque dicho raciocinio es acertado, acercándose la
preterición a la nulidad del testamento, hay que señalar que el hecho mismo de
ambos tiene una sola consecuencia: la no eficacia del acto testamentario.

Ahora bien, puede ser realizada la preterición en forma absoluta o


relativa.

En relación a la preterición absoluta, precisamente el artículo 806 del


C.C. establece que “la preterición de uno o más herederos forzosos, invalida la
institución de herederos en cuanto resulte afectada la legítima que corresponde
a los preteridos. Luego de haber sido pagada ésta, la porción disponible

16
pertenece a quienes hubieren sido instituidos indebidamente herederos, cuya
condición legal es la de legatarios”.

Pueden iniciar la acción judicial que corresponda los herederos forzosos


que tengan vocación sucesoria, pero no el legitimario que no es llamado a
heredar por haber otros con mejor derecho. Por ejemplo, el ascendiente no
podrá accionar, no obstante ser heredero legitimario, en caso de tener
descendientes, por cuanto es preterido por el mejor derecho de éstos.

Con relación a la preterición relativa, señala el artículo 807 del C.C. que
“las disposiciones testamentarias que menoscaben la legítima de los herederos,
se reducirán, a petición de éstos, en lo que fueren excesivos”. Se observa que
la preterición absoluta está referida a la exclusión plena de uno o más
herederos forzosos, mientras que la relativa implica reducción parcial de la
legítima de los herederos forzosos que restringe sus derechos hereditarios.

La caducidad del heredero no es sino un caso de caducidad parcial del


testamento, ya que éste es ineficaz respecto al heredero instituido, gozando de
validez las demás disposiciones que carezcan de vicio alguno. Verbigracia, es
válida la cláusula que reconoce una deuda. Adquiere la condición de heredero
instituido (ya sea legitimario, legal o voluntario) cuando es designado por el
testador en el acto jurídico testamentario. Al caducar la institución de heredero
ya no surte efecto su nombramiento, es decir, no tendrá derecho a heredar. De
ser heredero legal –forzoso o no- tendrá derecho a la parte que la ley le asigne,
tratándose de la sucesión intestada, en concurrencia con los otros coherederos.

Caduca el legado, según el artículo 772 del C.C.:

1) Cuando el legatario fallece antes que el testador.


2) Al divorciarse o separarse judicialmente el legatario del testador, por
culpa del primero.
3) Cuando el testador dispone del bien legado o éste parece sin culpa
del heredero.

17
3.3 Causas

El artículo 805 del C.C. referido a las causales de caducidad preceptúa lo


siguiente:

“El testamento caduca, en cuanto a la institución de heredero:

1) Si el testador deja herederos forzosos que no tenía cuando otorgó el


testamento y que viven; o que están concebidos al momento de su
muerte, a condición de que nazcan vivos.
2) Si el heredero renuncia a la herencia o muere antes que el testador
sin dejar representación sucesoria, o cuando el heredero es el
cónyuge y se declara la separación judicial por culpa propia o el
divorcio.
3) Si el heredero pierde la herencia por declaración de indignidad o por
desheredación, sin dejar descendientes que puedan representarlo”.

Al caducar la institución de heredero por alguna de las causales


mencionadas y haberse otorgado un testamento que carecía de disposición
revocatoria expresa, no surtirá efecto el testamento anterior en caso de que la
institución de heredero sea incompatible con la anterior, ya que estaríamos
frente a una revocación tácita, que resulta independiente de la caducidad que
sobrevenga.

3.4 Efectos

Son efectos de la caducidad del testamento los que a continuación


detallamos:

a) Si se trata de heredero legitimario preterido, es decir, excluido –


voluntaria o involuntariamente- de un testamento, la caducidad afecta
la porción diferida un heredero o legatario, que exceda la parte de
libre disponibilidad. Primero deberá pagarse la legítima que
corresponda al legitimario, y la porción de libre disposición
18
corresponderá a quienes se instituyó indebidamente como herederos
y que pasarán a la condición de legatarios. El principio de la
intangibilidad de la legítima se consagra de esta manera, limitándose
las disposiciones testamentarias que menoscaben la legítima.

b) Si no hay herederos o legatarios, ni sustitutos de herederos


voluntarios o legatarios, la herencia será distribuida entre los demás
legatarios y coherederos, con derecho a crecer y, a falta de éstos,
entre los herederos legales.

19
IV. NULIDAD DEL TESTAMENTOS

4.1 Configuración

Tanto la revocación como la caducidad y la nulidad son causas de


invalidación de los testamentos. La consecuencia de tales instituciones es que
el testamento queda sin efecto. La revocación significa la manifestación de la
voluntad del testador contenida en otro testamento por la cual se invalida total o
parcialmente el testamento anterior. La caducidad supone la extinción del
derecho por diferentes causas. En cambio, la nulidad representa la invalidación
de un testamento otorgado de manera irregular.

“El testamento, una vez otorgado, disfruta de la presunción de validez; y


mientras por la justicia ordinaria no haya sido declarado total o parcialmente
nulo (...) producirá los efectos predeterminados”. (Ramirez, 1988, p. 73-74).

Resulta indispensable hablar de la distinción entre inexistencia y nulidad,


por su incidencia en el testamento.

El código vigente la integra a la nulidad aun cuando sus consecuencias


son disímiles. La inexistencia, por ejemplo, no requiere la declaración de
nulidad y, además, no puede convalidarse por prescripción. La nulidad sí. En
efecto, la inexistencia no está sujeta a ningún plazo de prescripción; en cambio,
la acción de nulidad del acto jurídico prescribe, de conformidad con el inciso 1
del artículo 2001 del C.C. a los diez años; y la acción de anulabilidad prescribe
a los dos años (Inciso 4 del artículo 2001 del C.C.).

Las irregularidades cometidas en el otorgamiento del testamento


únicamente pueden ventilarse en la vía judicial a la muerte del testador.

Mientras siga con vida, la ineficacia del testamento funciona con el


instituto de la revocación para lo cual está facultado el testador.

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Cabe mencionar que la nulidad del acto jurídico (y el testamento lo es)
puede ser absoluta o relativa. La nulidad absoluta se identifica con el acto nulo;
la relativa, con el acto anulable. Las causales de nulidad están contempladas en
el artículo 2019 del C.C.; pudiendo ser aquélla declarada judicialmente de oficio
al ser ostensible. El Ministerio Público o quienes tengan interés pueden
alegarla. Definitivamente no hay posibilidad de subsanación alguna, ni siquiera
de la confirmación del acto.

La nulidad relativa procede en los casos contemplados en el artículo 221


del C.C. Los actos de nulidad relativa son nulos desde su celebración, por
efecto de la resolución judicial que así lo declare. Procede la nulidad relativa a
solicitud de parte, y no puede ser alegada sino por aquellas personas en cuyo
beneficio la establece la ley (artículo 222, segundo párrafo, del C.C.). No opera
ipso iure. Será considerado válido el acto anulable en tanto no se le declare así,
siendo factible la subsanación por la confirmación.

Las reglas básicas de la nulidad del acto jurídico que acabamos de


señalar son de aplicación a los testamentos. La nulidad de un testamento se da
en todos los supuestos de nulidad absoluta y relativa, y tienen que ver más que
todo en la capacidad del testador y en su voluntad manifestada.

José María Alvarez precisa que “todas las formalidades que las leyes
exigen se deben guardar en el testamento; si una se omita, el testamento es
injusto o nulo” (citado en Ferrari Ceretti, 1983, p. 30).

Finalmente, un caso peculiar de nulidad de testamento es el referido a la


reviviscencia por falsa causa de éste, contemplado en el artículo 810 del C.C.
que señala lo siguiente: “Cuando un testamento ha sido otorgado expresando
como causa la muerte del heredero instituido en uno anterior. Valdrá éste y se
tendrá por no otorgado aquél, si resulta falsa la noticia de la muerte”.

21
4.2 Nulidad Absoluta

Un testamento cae en la esfera de la nulidad absoluta, no sólo en los


casos de nulidad general correspondiente a la teoría del acto jurídico, sino
también en los siguientes casos:

1) Cuando es otorgado por incapaces menores de edad y por los


mayores enfermos mentales cuya interdicción ha sido declarada
(artículo 808 del C.C.).
2) Por defecto de forma, si infringe lo dispuesto en el artículo 695
(formalidades de todo testamento) o sino en los artículos 696
(formalidades esenciales del testamento en escritura pública del
ciego, analfabeto, sordo y de quien no sabe o no puede firmar). De
adolecer el testamento de defectos de forma será nulo de pleno
derecho (artículo 811 del C.C.).
3) Tratándose de los testamento especiales (militar, marítimo) serán
nulos de pleno derecho si falta la forma escrita, la firma del testador o
de la persona autorizada para recibirlos (artículo 813 del C.C.).
4) Si se otorga en común por dos o más personas (artículo 814 del
C.C.).

Sobre la nulidad absoluta Ramirez (1988), tiene la siguiente apreciación:


“Entre las formalidades que la ley reclama para el testamento, cuya omisión
genera nulidad absoluta, se cuentan no sólo aquéllas a que aparece sometido
el acto según su clase y su forma, sino también los que, una vez cumplidos,
deben mencionarse so pena de nulidad derivada de la ausencia de estipulación;
desde el punto de vista probatorio se entiende que el silencio respecto a la
observancia de un determinado requisito constituye presunción de derecho de
su omisión” (p. 83).

22
4.3 Nulidad Relativa

Un testamento cae dentro de la nulidad relativa en los casos previstos


para el acto jurídico en general, y, además, en los que a continuación se
mencionan:

1) Si es otorgado por menores de edad (salvo si hubiesen contraído


matrimonio u obtenido título oficial que los autorice a seguir una
profesión u oficio, de conformidad con el artículo 49 del C.C.), por
quienes se encuentran privados de discernimiento por cualquier
causa, por sordomudos, ciegosordos y ciegomudos que no pueden
expresar su voluntad de manera indubitable, por retardados mentales,
por los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su
voluntad, por los ebrios habituales, por los toxicómanos y por los que
carecen, en el momento de testar, por cualquier causa, aunque sea
transitoria, de la lucidez mental y de la libertad necesarias para el
otorgamiento de este acto (artículo 808 y 667 del C.C.).
2) Si es obtenido por la violencia, la intimidación o el dolo. También son
anulables las disposiciones testamentarias debidas a error esencial
de hecho o de derecho del testador, cuando el error aparece en el
testamento y es el único motivo que ha determinado al testador a
disponer (artículo 809 del C.C.).
3) Si tiene defectos de forma cuando no han sido cumplidos las demás
formalidades señaladas para la clase de testamento empleada por el
testador (artículo 812 del C.C.).
4) Tratándose de testamentos especiales: militar y marítimo, serán
anulables por defectos de forma (artículos 812 y 813 del C.C.).

23
CONCLUSIONES

 La revocación es el acto por el cual una persona deja sin efecto o


anula voluntariamente, en todo o en parte, un testamento anterior.
 El testamento es pues aquel documento que permite a una persona
disponer de sus bienes, es decir hacer que se cumpla su última
voluntad antes de su muerte, siempre y cuando cumpla con las
formalidades exigidas por ley.
 Toda persona puede suceder a otra después de su muerte, es
necesario tomar en cuenta la capacidad de la persona, es decir la
aptitud de la persona para ser sujeto de derechos y obligaciones y
para practicar actos con eficacia jurídica, y así dicha sucesión sea
válida.
 La revocabilidad constituye una característica esencial de los
testamentos y es un derecho irrenunciable, toda declaración que se
haga en contrario carece de valor.: Expresa y Tácita.
 Por la caducidad la institución hereditaria queda sin efecto en todo o
en parte, aunque el testamento original sea válido en su forma y no
haya sido revocado por el testador.
 El testamento es nulo cuando se han omitido los requisitos para su
validez por alguna causa existente al tiempo de su otorgamiento.
 No es lo mismo el testamento nulo que testamento revocado, en el
primero la ineficacia se deriva de un vicio que existe en el testamento
desde su origen, mientras que el testamento revocado supone la
existencia de un testamento valido antes de que su ineficacia sea
determinada por una nueva disposición del testador.
 No es lo mismo el testamento nulo y testamento caduco, este último
pierde su eficacia no por un vicio inmerso en el propio acto
testamentario sino por un hecho sobreviniente y ajeno a la voluntad
del testador.

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BIBLIOGRAFÍA

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Sentis Melendo). Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europea - América.

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Cuenca.

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ed.). Madrid: Editorial Tirant Lo Blanch.

Dominguez Benavente, R., & Dominguez Aguila, R. (1990). Derecho Sucesorio.


Santiago: Editorial Jurídica de Chile.

Ferrari Ceretti, F. (1983). De los testamentos, Requisitos esenciales de forma y otras


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Fundación M. J. Bustamante de la Fuente.

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Distribuidora de Libros Huallaga.

Ramirez , R. (1988). Sucesiones. Bogotá: Ed. Temis.

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Vidaurre, M. (1836). Proyecto del Código civil peruano dividido en tres partes. Lima:
Imprenta del Constitucional por Justo León.

Volterra, E. (1986). Instituciones de derecho privado Romano. Madrid: S. L. Civitas


Ediciones.

25
ANEXOS

Anexo 1: Jurisprudencia Revocación

- La revocabilidad es inherente a la esencia del testamento como declaración


de la última voluntad, si no sería la última. Por ello el acto testamentario
como instrumento, cuando tiene las formas previstas por la ley no es un
simple proyecto, hasta el último momento de la vida, sino un acto perfecto
susceptible solamente de ser anulado por un cambio de voluntad. El testador
puede en cualquier momento, revocar cualquier clase de testamento que
haya otorgado por las formas que autoriza el Código. Res. Nº 101-1998-
ORLC/TR.

- El documento referido a la división y partición carece de toda eficacia para


dejar sin efecto otro testamento, porque la revocación expresa del testamento
total o parcial b de alguna de sus disposiciones, solo puede ser hecha por
otro testamento cualquiera que sea su forma. CAS. Nº 3858-2002-Cusco.

- El testamento otorgado por el causante quedó revocado tácitamente por el


anticipo de herencia, ya que mientras no se produzca el óbito, el testamento
puede ser modificado a voluntad del testador, total o parcialmente, sea de
manera expresa o tácita. Será expresa cuando se hace por medio de un
testamento posterior, y tácita cuando las disposiciones de un nuevo
testamento o de un acto de voluntad indubitable sean incompatibles con la
del testamento anterior. CAS. Nº 2983-2003-Lima.

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Anexo 2: Jurisprudencia caducidad

- La preterición de uno o más herederos forzosos invalida la institución de


herederos en cuanto resulta afectada la legítima que corresponde a los
preteridos. Exp. N° 506-1995-Lima.

- Las adjudicaciones testamentarias con cargo al tercio de libre disposición no se


encuentran supeditadas a la previa evaluación del eventual menoscabo a la
legítima de los herederos forzosos. En este sentido, corresponderá a los
herederos que se sientan afectados en su legítima, solicitar en la vía judicial la
respectiva reducción de la disposición testamentaria en lo que fuera excesiva,
según se desprende del artículo 807 del Código Civil, sin que esto último
implique afectar la validez de la referida disposición testamentaria. Res. N° 109
-20 10 -SUNARP-TR-L.

- Habiéndose menoscabado la legítima de uno de los herederos forzosos es


aplicable el artículo 807 del Código Civil, según el cual las disposiciones
testamentarias que menoscaban la legítima de los herederos se reducirán, a
petición de estos, en lo que fueren excesivas, norma prevista para que aquellos
herederos forzosos que hubiesen recibido por concepto de legítima menos de lo
que les corresponde, puedan a través de esta norma pedir su reintegro, lo que se
hará consecuentemente, reduciendo las disposiciones testamentarias. CAS. N°
1026-2002-Huánuco.

- El testamento no es nulo a pesar del menoscabo en el derecho del actor debido a


la desproporción entre la legítima asignada a cada uno de los herederos
forzosos. Pues ello no se encuentra incurso en ninguna de las causales de
nulidad previstas legalmente, mas sí comporta la causal de caducidad de las
disposiciones testamentarias, en cuanto contiene una indebida disposición de la
masa hereditaria en menoscabo de uno de los herederos, la cual debe ser
reducida. Cas. N° 2916-2002-Lima.

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Anexo 3: Jurisprudencia Nulidad

- La formalidad referida a las firmas de los sujetos que intervienen en un


testamento en escritura pública, es una esencial o del tipo ad solemnitatem. Es
decir. Se trata de una exigencia o requisito formal que es constitutivo del acto y
su inobservancia acarrea en definitiva su nulidad de pleno derecho. Por eso,
resulta insuficiente para efectos del cumplimiento de la formalidad requerida la
huella digital impresa por el testador en cada una de las fojas del testamento.
Cas. N° 2239-2002-Arequipa.

- En el caso de los testamentos cerrados, además de las formalidades generales de


todo testamento establecidas en el artículo 695 del Código Civil, se requiere
además el cumplimiento de las formalidades esenciales para este tipo especial
de testamento, contempladas en el artículo 699 del Código acotado. Por ende,
para su validez, no solo basta el cumplimiento de las formalidades generales,
sino también de las esenciales del testamento cerrado, y en caso de carencia de
cualquiera de dichos requisitos resulta de aplicación lo previsto en el artículo
811 del Código sustantivo. CAS. N° 2202- 1999-Lima.

- La nulidad de un testamento puede ser accionada no solo por los presuntos


herederos excluidos, sino por cualquier persona que tenga legítimo interés en
esa nulidad. Puede ser un acreedor de aquellos, arrendatarios, y en general toda
persona que pretenda gestionar la vacancia de la herencia. Exp. N° 658-1997-
Lima.

- La nulidad de los testamentos se circunscribe al hecho de haberse incluido en


ellos derechos patrimoniales de manera errada, por lo que es pertinente
declarar la nulidad de las cláusulas relativas a dichos extremos, toda vez que los
testamentos en referencia no pueden ser anulados en su integridad, en vista de
que se afectarían derechos no patrimoniales y los demás bienes dejados en los
testamentos. CAS. N°3096-2002-San Román-Puno.

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