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22 | Reseñas Feministas

Las pibas en la encrucijada


Entre la rebelión y el parlamento, una reseña crítica
de La Revolución de las hijas de Luciana Peker1.

Por Lucía Battista Lo Bianco (Letras, UBA)

El libro se propone sintetizar algunas conclusiones del evitar “acostarse”4. Por eso su planteo se vuelve proble-
2018 para preparar el porvenir del movimiento de mujeres mático cuando el programa de los espacios que las pibas
que, como se vio el pasado 28 de mayo, está en plena efer- están llamadas a integrar no posee los derechos de las mu-
vescencia. Mal que le pese a muchas y a muchos de los que jeres dentro de sus demandas, empezando por el derecho al
se preparan para octubre. aborto legal. Veamos la experiencia del Frente Patria Gran-
En esta reseña queremos centrarnos en un aspecto que ha- de, que integra Ofelia Fernández junto al heraldo papal,
ce a la propuesta política: la apuesta a convocar a las pibas Juan Grabois. La incorporación de Ofelia, como referen-
(e interpelar también a las coaliciones políticas) a integrar te del feminismo, fue a costa de que la demanda del dere-
las listas electorales en este 2019. cho al aborto no forme parte de la plataforma política de
Patria Grande. Si cuando Cristina propuso la convivencia
de pañuelos verdes y celestes muchas compañeras se pre-
A la conquista de las listas: las pibas “al poder” guntaron cómo sería posible que convivan mujeres que pe-
lean por el derecho al aborto y antiderechos confesos en la
Una de las tesis que la autora defiende, es que el movi- misma alianza política, el Frente Patria Grande ofreció una
miento de mujeres es un movimiento político. Para definir respuesta: es posible omitiendo del programa esa deman-
su alcance, plantea algo que expresa una delimitación de da. Y es probable que esa misma omisión le abra la puerta
ciertas versiones del feminismo liberal y del modo en que a Ofelia para competir en el armado peronista del binomio
las instituciones del Estado capitalista han incorporado “el Fernández-Fernández.
género” a sus discursos2: que las demandas de las mujeres Una perspectiva de este tipo (integrar listas a cambio de
van mucho más allá del mero hecho de imponer una “agen- bajar programa), no pareciera producirle a Peker ninguna
da de género”. ¿Y cómo tiene que hacer el movimiento de contradicción. En los términos de la autora, es parte de lo
mujeres para lograr que sus demandas vayan “más allá”? La que habría que hacer aunque sea con el riesgo de… “tragar-
respuesta, a tono con el año electoral en que se publica el li- se sapos, dobles discursos y [buscar] aliados que no lo son”5.
bro y en diálogo con la relativa crisis de representación de El argumento se sostiene por la definición de que las femi-
la política tradicional, es la siguiente: que en esta próxima nistas “no somos coherentes sino contradictorias”6. Si bien
contienda electoral las pibas que estuvieron en la vanguar- una puede (y debe) aceptar, caracterizar y problematizar las
dia del movimiento sean parte de los armados políticos para contradicciones del movimiento feminista (no solo hoy sino
disputar espacios como “trincheras” del feminismo. en su más de un siglo de historia), lo que no puede (ni debe)
Ante esto, lo primero que habría que preguntarse es: ¿qué hacer es transformar esas contradicciones en una propues-
listas habría que integrar? ¿Junto a quiénes? Esto es impor- ta política que las incluya. ¿Qué está proponiendo Peker?
tante porque, como la autora reconoce, el hecho de que haya ¿Una “unidad hasta que duela”? ¿Cuál es la diferencia de
mujeres en las listas e incluso en los bloques parlamentarios, este planteo con el de Cristina Fernández de Kirchner lla-
no es garantía de un avance en materia de derechos. Peker mando a la unidad entre pañuelos verdes y celestes? En el
resalta que “la cifra más alta de participación igualitaria es caso de Cristina (y de Alberto Fernández) se trata abierta-
en el Senado, justo en la cámara que frenó el aborto legal, se- mente de considerar la lucha por el aborto legal como una
guro y gratuito”3. Si esto es así, y siguiendo la propuesta de demanda “secundaria”, motivo por el cual hay que “dejarla
Peker de esclarecer –y no de confundir– al enemigo, la discu- para más adelante”7.
sión sobre qué alianzas políticas son necesarias para conquis- En el caso de Peker, se trata de considerarla como una lu-
tar nuestros derechos, resulta un debate estratégico. cha central (e incluso reivindicarla como una “revolución”),
pero esta centralidad se convierte en una reivindicación im-
potente porque su propuesta política se contrapone con la
¿Furgón de cola? reivindicación. Por el contrario, Peker termina reconocien-
do y adoptando el objetivo de Cristina: conducir al movi-
Peker reconoce que las coaliciones electorales se confor- miento detrás del armado peronista de octubre, plagado de
man a partir de “listas sábanas” con las que no hay que antiderechos. En lugar de llamar a las pibas a dar la lucha
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Ilustración: Carolina Daglio

política y a exigir que las alianzas electorales (como la de Fernández-Fernández) y el radical Gerardo Morales en Ju-
Fernández-Fernández) levanten el programa del derecho al juy. Y por el otro, construyendo un relato (sí, otro más) en
aborto, como condición para recibir su apoyo electoral y su el que se lee la enorme y multitudinaria lucha de 2018 por
fuerza militante, las llama a aceptar como inevitable la con- la legalización del aborto, como una lucha que fue demasia-
ciliación entre quienes queremos decidir y quienes no quie- do radical, según las expresiones de Alberto Fernández, que
ren que decidamos (tanto). De este modo, lo que debería ser llamó a las mujeres a no ser “tan radicales”, a “esperar pa-
un principio de rebeldía, al reconocer que el armado Fer- ra no dividir a los argentinos” o a cambiar legalización por
nández-Fernández no va a incluir el derecho al aborto en su despenalización. Ambos mecanismos, no solo confunden al
programa, en Peker se transforma en un principio de resig- propio movimiento de mujeres, sino que fortalecen la avan-
nación. Así propone buscarle la vuelta para votarlos igual. zada de los grupos antiderechos.
Del “nunca menos” al “siempre menos”.

Entre el decisionismo y el seguidismo feminista


¿Qué hacemos con el backlash?
He aquí la contradicción que recorre todo el libro de Pe-
Uno de los puntos que resultan interesantes del planteo de ker. Por un lado, no escatima adjetivos al reconocimiento
Peker es que no es ingenua respecto de la derrota que su- de la fuerza y la centralidad que tuvo la lucha del 2018 y que
frimos el año pasado en el Senado. Por el contrario, lo lee permite pensar al movimiento de mujeres como algo mu-
como backlash (reacción) que implicó la avanzada de los cho más profundo que un mero movimiento “corporativo”.
grupos antiderechos de las Iglesias, como contraofensiva a Tampoco esquiva el balance político de esa lucha y, contra
la movilización de las mujeres durante todo el 2018. Este las visiones ingenuas (o maliciosas) que sostuvieron que no
reconocimiento introduce en el libro una nueva contradic- importaba la ley porque “ya habíamos ganado”, plantea que
ción porque esos grupos no avanzan en el vacío, sino que una derrota implica un retroceso y que eso se paga con vi-
cuentan con políticos oficialistas y de la oposición peronis- das. Pero paradójicamente, su propuesta política no se dife-
ta, que se ocupan de prepararles el terreno, a través de un rencia un ápice de quienes le bajan el precio al movimiento
doble mecanismo. Por un lado, haciéndole concesiones co- y lo llaman, o bien a moderarse, o bien abiertamente a des-
mo funcionarios del Estado a militantes de las iglesias como movilizarse. Esa contradicción hace que una no pueda dejar
María Eugenia Vidal (Cambiemos) en la provincia de Bue- de preguntarse: ¿por qué a un movimiento tan disruptivo,
nos Aires o Verónica Magario (PJ) en La Matanza; o dán- se le propone ir con el arcaico PJ que de disruptivo no tiene
dole cobertura a las brutalidades impulsadas por los grupos ni el recuerdo? Tranquilamente el feminismo podría exigir-
antiderechos que obligaron a parir a niñas, como el caso de les a los candidatos (a los que se cansaron de posar con el
Juan Luis Manzur (PJ) en Tucumán (que irá con el armado pañuelo verde) que incorporen en sus programas el derecho
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al aborto legal. Hasta ahora, solo el Frente de Izquierda lo Un feminismo en tiempos de ajuste
levanta desde su fundación en 2011. Pero para la autora, es-
ta exigencia de un programa favorable a los derechos de las Pero Peker tiene razón cuando dice que la agenda del movi-
mujeres no parece ser una alternativa. miento de mujeres no puede reducirse a una “agenda de géne-
La fuerza desplegada en las calles, que le produce emoción ro”. La materialidad de la vida de las mujeres no se reduce a
a Peker (al igual que a las miles que somos parte), termina eso, lo asume y le dedica un capítulo a la precarización de las
encorsetada y regimentada dentro de los estrechos márge- jóvenes. Al movimiento de mujeres no puede serle indiferen-
nes de los partidos tradicionales, los mismos que hicieron te qué va a hacer cada coalición política en un país gobernado
que el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina sea toda- por el FMI, con el que ninguna de las opciones mayoritarias
vía un derecho por conquistar. está dispuesta a romper. Y esto es así porque las principales
Pero más aún, Peker habla de “revolución” y, sin embar- afectadas por las políticas de ajuste y la precarización del tra-
go, termina negando el aspecto más disruptivo que tuvo el bajo y de la vida, son las mujeres trabajadoras, las pobres y las
movimiento de las pibas: su fuerte cuestionamiento al sec- jóvenes, esas que, Peker dixit, “paran la olla”. Del macrismo
tor más antidemocrático del régimen político al que, lue- nada podemos esperar. Pero ¿cómo se disputan estos espa-
go de la derrota del Senado, lo cios “desde adentro del peronis-
apodó “los dinosaurios” (y di- mo” si no solo “hay que dejar
nosaurias, digámoslo todo). para más adelante” el derecho
La conquista de la media san- ¿por qué a un movimiento tan al aborto legal, sino que además
ción en Diputados y la derro- hay que reconocer la deuda con-
ta en el Senado enseñó que no disruptivo, se le propone ir con traída con el FMI, que solo nos
hay que creerle al preámbulo
de la Constitución, que afirma el arcaico PJ que de disruptivo garantiza más mujeres (y hoga-
res) pobres?
que ellos son “los representan-
tes del pueblo de la Nación Ar-
no tiene ni el recuerdo? Muy al contrario, actualmente
el movimiento de mujeres tiene
gentina”. Enseñó que, incluso Tranquilamente el feminismo planteada una tarea estratégica
con un millón de personas en que es defender las condiciones
la calle, esos “representantes”, podría exigirles a los candidatos de vida del pueblo pobre y tra-
legislaron para los intereses de
las iglesias, de los gobernado- que incorporen en sus programas bajador, entre los cuales la in-
mensa mayoría son mujeres y
res y sus oligarcas burguesías,
pero no para nosotras. Demos-
el derecho al aborto legal. niñas. Por eso, no alcanza con
que el gobierno que venga ten-
tró que solo la confianza en ga mujeres en sus bancas y ga-
nuestras propias fuerzas, en la binetes, tampoco que tenga
capacidad de organización democrática en asambleas y la feministas que presionen por una “agenda de género”. Se
movilización independiente es la forma de luchar por con- trata de enfrentar con la fuerza de toda la clase trabajado-
quistar y defender nuestros derechos. Fueron esas enseñan- ra (que hoy más que nunca tiene rostro de mujer), con las
zas las que hicieron que la marea verde haya parido como mujeres de los sectores populares, con las pibas de la marea
insignia el pañuelo naranja simbolizando la “Separación de verde, el ajuste neoliberal del FMI. Pero también se trata de
la Iglesia del Estado”. Porque las pibas sí se enojaron con la potenciar esa alianza para pelear ahora (no más adelante)
Iglesia, contra el pedido de Cristina desde el Senado el mis- por los derechos de las mujeres. No son dos agendas para-
mísimo día de la votación (que fue una anticipación del dis- lelas sino articuladas porque, como ya se sabe: el derecho a
curso de CLACSO). abortar es un privilegio de clase. Y las principales muertas
Entonces cabe preguntarnos si para hacer valer los de- por abortos clandestinos son las mujeres trabajadoras, jóve-
rechos de las mujeres, es una alternativa realista tejer nes y pobres; así como también son las primeras en cargar
alianzas con aquellos que creen que nuestras vidas pue- sobre sus espaldas las consecuencias de la austeridad. Pa-
den esperar. ¿No es en realidad esto un llamado más a la ra ellas no hay “contradicción principal” y “secundaria” si-
moderación de las pibas? Desde el punto de vista del fe- no que se trata de una misma lucha en defensa de sus vidas.
minismo, no hay dos respuestas posibles a la pregunta ele-
mental, de si se puede dejar para más adelante la urgencia 1. Peker, Luciana. La Revolución de las hijas, Bs. As, Paidós, 2019.
de terminar con las muertes por abortos clandestinos. Hay 2. Murillo, Celeste. “Feminismo cool, victorias que son de otras”,
una sola: no. Y se debe actuar en consecuencia. Por eso, IdZ 25, 2016.
la pelea urgente y necesaria del feminismo encabezado por 3. Peker, Luciana. Ibidem, p. 94.
las pibas no debe estar centrada en la disputa por los car- 4. Ibídem, p. 98.
gos en sí mismos, sino por la incorporación del derecho al 5. Ibídem, p. 204.
aborto (y todas las demandas del movimiento de mujeres) 6. Ibídem, p. 19.
en los programas políticos. Si esto no sucede, que no cuen- 7. Varela, Paula, “La contradicción principal”, La Izquierda Dia-
ten con nosotras. rio, 21/11/2018.

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