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La necesidad del Estado de regular y controlar el uso de los recursos naturales y la calidad del
ambiente, a fin de garantizar la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida se materializa en las
políticas públicas ambientales, las cuales integran un conjunto de principios, criterios y orientaciones
generales, formulados de forma estratégica, para la protección del medio ambiente, el mejoramiento
de las condiciones ambientales, y en algunos casos, de manera específica, dan respuesta a problemas
ambientales prioritarios.
El desenfrenado aprovechamiento y abuso del que han sido víctima los animales por parte de las
sociedades contemporáneas, ha generado la reacción de grupos sensibles y movimientos sociales que
han puesto los temas del maltrato animal y de la condición de propiedad sobre los animales como
objeto de discusión en el ámbito público, y que terminan involucrando todos los ámbitos de la vida
colectiva.
El Distrito Capital no ha sido ajeno a esta dinámica. Históricamente, ha habido diferentes iniciativas
sociales en torno a la protección y el bienestar animal, tanto silvestre como doméstico. Estas
iniciativas, sumadas al respaldo de actores institucionales y políticos, han marcado un rumbo que
paulatinamente se ha venido posicionando en la agenda pública.
Desde el Concejo de Bogotá se han expedido diferentes acuerdos para reglamentar y dar lineamientos
sobre bienestar animal. En el mismo sentido, la Administración Distrital le ha apostado al
fortalecimiento y desarrollo de este tema, a través del Plan de Desarrollo “Bogotá Humana”, en el
cual se concibe la política que aquí se presenta y que se basa en la reivindicación de los animales no
humanos como seres sintientes (capaces de sentir de elaborar procesos básicos de pensamiento y
absolutamente conscientes de su sufrimiento y el de quienes les rodean), trascendiendo las nociones
utilitaristas y antropocentristas en que han sido concebidos.
POLÍTICA PARA LA GESTIÓN DE LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD EN
EL DISTRITO CAPITAL
Biodiversidad urbana, ¿qué implica esta expresión? Tal vez al pensar la biodiversidad lo último que
consideremos sea una metrópoli como es Bogotá D.C., pero si comprendemos que al interior de las
grandes ciudades habita un gran número de especies que interactúan entre sí en un marco de inmensa
complejidad, estamos en condiciones de afirmar que esta definición se adapta perfectamente a los
espacios urbanos.
La gran diferencia de la biodiversidad urbana es que aquí son las sociedades humanas y sus marcos
institucionales, quienes establecen los hábitats y las condiciones para la supervivencia de las demás
formas de vida.
Los sistemas urbanos, que difieren sustancialmente de los ecosistemas naturales en aspectos
fundamentales, son la transformación ecosistémica más reciente sobre el planeta tierra. Sin embargo,
en la actualidad se está superando, por primera vez en la historia de la humanidad, el umbral del 50%
de la población humana global habitando en núcleos urbanos (estos porcentajes son de más del 70%
en Europa y de más del 80% en Norteamérica, algunos sectores de Suramérica y Oceanía).
Las ciudades albergan un mosaico de hábitats singulares que dan cabida a diversas especies de fauna
y flora, muchas de las cuales encuentran su óptimo ecológico precisamente en los espacios urbanos.
Consecuentemente, la organización de las ciudades no puede hacerse pensando que sólo los seres
humanos utilizan ese espacio, ya que una serie de animales y plantas conviven en ellos.
Bogotá Distrito Capital, con una extensión de 163.660,94 ha (23,41% área urbana y 76,59% área
rural), posee una diversidad de ecosistemas que asciende a más 90 tipos rurales y a más de 400
unidades ambientales urbanas, en donde habitan más de 600 especies de flora y potencialmente más
de 200 especies de fauna; es un ejemplo tangible de lo que implica el reto de la Gestión para la
Conservación de la Biodiversidad Urbana en un contexto de ruralidad dominante y con profundas
interdependencias con una región geográfica amplia, compleja y diversa desde los aspectos político,
socioeconómico y ambiental.
El presente documento expone este ejercicio de política, como un primer paso al fortalecimiento de
la gestión de la conservación en escenarios urbanos y rurales, buscando maximizar las condiciones
de habitabilidad y sustentabilidad del Distrito Capital y el territorio circundante.
La "Política para el manejo de suelo de protección en el Distrito Capital - Proteger un mejor futuro"
es el resultado de un esfuerzo interinstitucional para generar un instrumento que orientará, de manera
clara, el manejo sobre cada una de las áreas que componen el suelo de protección del Distrito Capital,
en el marco de las competencias legales e institucionales.
La política, tiene como objetivo "Consolidar la gestión sobre el suelo de protección, como parte
integral del ordenamiento territorial del Distrito Capital en todas las clases de suelo, a las formas más
convenientes para el cumplimiento de sus funciones, asegurando su apropiación colectiva".
Este tipo de suelo es de gran importancia para el D.C., ya que, con sus casi 87.000 hectáreas,
representa el 53% de Bogotá.
Esta política busca consolidar una ética ambiental en el Distrito Capital, que exprese el compromiso
y la vivencia del conjunto de la sociedad, generando condiciones para la eficacia de la gestión, la
cualificación e inclusión de los ámbitos de la educación ambiental, de tal manera que este proceso
contribuya a armonizar las relaciones entre seres humanos y entre estos con el entorno natural, en el
marco del desarrollo humano integral.
Desde principios de los 90' la problemática ambiental, particularmente el uso y manejo de los
humedales en Bogotá, ha venido consolidándose como parte de la agenda pública. En este proceso
han participado actores sociales e institucionales del orden local, distrital y nacional. En este sentido,
la SDA viene trabajando en la definición de directrices para orientar y regular la actuación en los
humedales y, en consecuencia, en intervenciones biofísicas para su recuperación. Con base en
diferentes insumos, en el 2004 se inicia el proceso de Construcción Participativa de la Política de
Humedales del Distrito Capital, iniciativa pionera en la relación efectiva entre la sociedad civil y el
Estado alrededor de la gestión ambiental.
Este proceso concibe la Política de Humedales como un acuerdo público entre los distintos actores
sociales, en torno a la conservación de los humedales como ecosistemas estratégicos. Con esta
orientación, a lo largo de tres fases de trabajo colectivo, se tuvo como resultado un documento
concertado que contiene un marco general, basado en la visión de futuro, los principios y objetivos
de la gestión; y un componente estratégico orientado a su implementación.
Bogotá, Distrito Capital, está situada en una región privilegiada por su potencial hídrico y alimentario,
con varios pisos térmicos, lo cual determina una gran diversidad regional en la producción de
alimentos. Si bien el ámbito rural del Distrito aporta una porción pequeña [0.04 %] de los alimentos
que consumen los habitantes urbanos, con 20 mil habitantes sobre un total de alrededor de 7 millones
de habitantes en el Distrito, conforma el 76,6% del total de su territorio, en su mayoría definido como
áreas protegidas, inmersas en un complejo sistema hidrográfico esencial para la seguridad hídrica y
la regulación climática de una vasta región constituida por el Distrito Capital y varios departamentos
próximos, Boyacá, Meta, Huila, Tolima, Cundinamarca, de los cuales proviene la mayor parte
¿alrededor del 80%- de los alimentos que consumen los habitantes de esta ciudad, producidos en la
más alta proporción por economías campesinas.
Esta política concibe la ruralidad distrital como territorio estratégico a través del cual es posible la
articulación con la región, al tiempo que reconoce a los campesinos y campesinas que lo habitan
como sujetos titulares de derechos y actores corresponsables de su desarrollo sostenible.
Con tal enfoque, su materialización supone adecuaciones institucionales y de gobierno en los niveles
central, descentralizado y locales para atender los asuntos rurales, así como la construcción de
mecanismos adecuados de gestión participativa, articulados con la política de descentralización en el
Distrito Capital.
Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, la producción y el
consumo sostenible significan hacer más y mejores cosas con menos recursos, desvinculando el
crecimiento económico de la utilización creciente de los recursos y la degradación del medio
ambiente.
Lo anterior, con el objeto de contar con una base conceptual y un modelo de urbanismo y construcción
sostenible que sea capaz de generar alternativas políticas y técnicas, definidas desde criterios de
sostenibilidad, que trasciendan a las disposiciones de los gobiernos y que se conviertan en decisiones
que definan el futuro de la ciudad en términos de la calidad de vida de sus habitantes, del ambiente y
en general del mejoramiento de las condiciones de su zona de influencia.
En este proceso se han vinculado diferentes entidades distritales, así como gremios y otros actores
interesados en el tema. Como producto del trabajo técnico adelantado, se cuenta con un Documento
Técnico de Soporte que se encuentra en fase de validación, y con Documentos preliminares de Política
y Plan de Acción.
Teniendo claridad en que los determinantes sociales de la salud deben ser intervenidos desde
diferentes sectores y espacios sociales, la gestión en salud ambiental requiere la articulación del sector
salud con los demás actores, sectores e instituciones que tienen la responsabilidad y competencias
para actuar sobre los determinantes socio ambientales; ya que las acciones del sector salud no son
suficientes para garantizar el bienestar de la población, siendo necesario que la administración y la
sociedad en su conjunto trabajen mancomunadamente para que las personas habiten y se
desenvuelvan en entornos seguros, saludables y estimulantes del bienestar, como requisito
indispensable para contar con individuos y comunidades saludables.
Para cumplir con este objetivo, el Distrito ha formulado la Política Distrital de Salud Ambiental, que
busca incidir positivamente sobre las condiciones sanitarias y ambientales que determinan la calidad
de vida y salud de la población, con la participación institucional, intersectorial y comunitaria
necesaria para el proceso.
Control
Control al maltrato animal: consiste en el control y protección de los animales con el fin de
neutralizar en todo el territorio nacional, sufrimiento y dolor causado directamente o indirectamente
por el hombre, cualquiera sea el medio físico en que se encuentre, o vivan el libertad o cautividad de
acuerdo a la ley. Su principal herramienta de acción son las patrullas de protección animal ubicadas
en el territorio nacional.