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Tratamiento de la fisura anal Mioblastos autólogos para el tratamiento de
la incontinencia fecal
El objetivo de este estudio fue determinar si la selección y los
Analgesia anticipada para el alivio del dolor
resultados de los pacientes tratados con esfinterotomía agudo posquirúrgico
interna lateral y toxina botulínica para la fisura anal eran Trastornos funcionales intestinales
equivalentes
Constipación crónica

3 Más personas menores de 50 años están


desarrollando cáncer de colon

Incisión y drenaje del absceso perianal con o


sin tratamiento de la fístula anal

Autor: Brady JT, Althans AR, Neupane R, Dosokey EMG, Jabir MA y colaboradores Am. J. Surg 2017; 214(4): 623-628

INDICE: 1. Página 1 | 2. Referencias bibliográficas

Página 1

► Introducción

La fisura anal es una condición dolorosa caracterizada por un desgarro


persistente en la capa epidérmica del ano. Las guías de la American Society of
Colon and Rectal Surgeons recomiendan un manejo inicial no quirúrgico, que
resulta en la resolución de la fisura anal en la mayoría de los pacientes [1].

Desafortunadamente, en una proporción significativa de pacientes fracasará el

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manejo conservador y requerirán un tratamiento ulterior [2]. La esfinterotomía
interna lateral (EIL) es considerada generalmente el gold standard para el
manejo quirúrgico de las fisuras anales crónicas que no responden al tratamiento
conservador [1].

Mientras que la EIL ha probado ser efectiva en la curación de las fisuras, no lo es


sin riesgo. La incontinencia a largo plazo de cualquier tipo (esto es, gases, heces
líquidas o sólidas), después de la EIL oscila entre el 0% y el 47% [3]. La toxina
botulínica de tipo A (TB) (BOTOX, Allergan, CA), se ha convertido en un
tratamiento alternativo popular para reducir el riesgo de la incontinencia fecal
post-tratamiento. La TB trabaja mediante la desinervación química del esfínter
interno.

Los efectos intramusculares de la TB se disipan generalmente a las 12 semanas


después de la inyección, permitiendo una relajación química temporaria del
esfínter, suficiente para la cicatrización de la mucosa [4]. Dado que los efectos de
la TB deberían ser transitorios, la incontinencia fecal – de ocurrir – debería ser
también de naturaleza transitoria.

Es importante señalar que aunque la inyección de TB es ampliamente utilizada


para la fisura anal y listada como una opción de tratamiento en los parámetros de
práctica para la fisura anal de la American Society of Colon & Rectal Surgeons, su
uso permanece fuera de indicación y no ha recibido la aprobación de la FDA (US
Food and Drug Administration) [1,2,4]. Cuando se lo comparó con la EIL, los
primeros estudios demostraron que las tasas de incontinencia eran más bajas
después del tratamiento con TB, aunque las tasas de recidiva eran más altas [5].

Los objetivos del tratamiento de la fisura anal son la cicatrización de la fisura,


resolución del dolor y del sangrado, y minimizar el riesgo de incontinencia post-
intervención. Persiste una pobreza de datos a largo plazo comparando la EIL con
la inyección de TB para la fisura anal crónica, que incluyen los datos de la
continencia previa a la intervención. Además, algunos pacientes se presentan
inicialmente con fisura anal e incontinencia fecal simultáneas.

Existen múltiples factores que influencian la continencia del paciente, incluyendo


la continencia basal, edad, género, antecedentes obstétricos y cirugía anorrectal
previa [6]. La incontinencia postoperatoria auto-reportada por los pacientes varía
basado en el método de recolección de los datos, con reporte de tasas aumentadas
de incontinencia en las encuestas postales y telefónicas comparado con los
pacientes entrevistados en el consultorio del cirujano [7].

El objetivo de este trabajo fue responder a cuatro cuestiones: ¿se está eligiendo a
los mismos pacientes para recibir la TB, cuando se los compara con los pacientes
con EIL? ¿Se puede prevenir la incontinencia efectuando la TB en pacientes
seleccionados? ¿Tienen los pacientes con TB las mismas tasas de recidiva? ¿Las
tasas de satisfacción son iguales para los pacientes con TB y EIL?

► Material y métodos

Después de la aprobación del comité de revisión institucional, se efectuó una


revisión retrospectiva de las historias clínicas de pacientes sometidos a EIL o

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inyección de TB para fisura anal crónica, entre 2009 y 2015. Los pacientes fueron
identificados del registro médico electrónico usando el código 565.0 de la
International Classification of Disease 9th Revision (ICD-9). Los pacientes
fueron excluidos si tenían un procedimiento anorrectal secundario diferente a un
procedimiento menor, como una hemorroidectomía, resección de un plicoma
cutáneo, fisurectomía o colonoscopía.

Los pacientes fueron excluidos también si tenían antecedentes de enfermedad de


Crohn. Los datos recolectados para la revisión incluyeron: edad, género, cirujano,
antecedentes obstétricos, comorbilidades médicas, y puntaje preoperatorio CCFI
(Cleveland Clinic Fecal Incontinence) [8]. El puntaje CCFI arranca desde 0,
representando continencia perfecta, hasta 20, referenciando incontinencia
completa.

Los datos sobre la duración de los síntomas antes de la intervención, se basaron


en los reportes de los pacientes documentados en la evaluación clínica
preoperatoria al momento del procedimiento. También se recolectaron datos
sobre tratamiento previo de la fisura anal, sea médico o quirúrgico. Se incluyeron
los detalles del procedimiento efectuado.

Todos los procedimientos fueron realizados por cirujanos colorrectales


certificados, en la Division of Colorectal Surgery en el University Hospitals
Cleveland Medical Center. Los procedimientos fueron efectuados en uno de los
diversos centros asistenciales con inyección de TB o técnica quirúrgica de EIL a
discreción y preferencia del cirujano actuante.

Para la inyección de TB, los pacientes fueron sometidos a una única sesión. Un
paciente tuvo una segunda inyección de TB. La dosis de TB varió entre 50 y 100
unidades diluidas en 5-10 ml de solución salina estéril, según la preferencia del
cirujano. Las inyecciones de TB fueron efectuadas más frecuentemente como 2
inyecciones (izquierda y derecha), o una inyección de cuatro cuadrantes dentro
del esfínter interno. No existe un protocolo departamental o institucional para la
inyección de TB.

La EIL fue realizada usando una incisión lateral cubriendo el esfínter anal interno
o en el surco interesfintérico. El esfínter anal interno fue aislado y seccionado
utilizando electrocauterio. El defecto frecuentemente fue cerrado total o
parcialmente utilizando sutura no absorbible. No se usaron postoperatoriamente
bloqueadores de los canales de calcio rutinariamente después de cada
procedimiento.

Al momento de la recolección de los datos (2015), los pacientes fueron


contactados telefónicamente y preguntados sobre cuestiones específicas
relacionadas con: satisfacción con el procedimiento realizado, si sentían
subjetivamente que la fisura había retornado, si habían buscado tratamiento con
un médico, y si habían sido tratados con cirugía adicional o medicamentos para
su fisura. El puntaje CCFI fue calculado al momento del contacto telefónico.

Se compararon los datos clínicos entre los grupos. Los datos paramétricos se
compararon utilizando la prueba t de Student y mostrados como media (± desvío
estándar). Los datos no paramétricos se muestran como medianas con rangos
intercuartilares y se compararon utilizando la prueba rank-sum de Wilcoxon. Las

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variables categóricas y ordinales fueron analizadas utilizando las pruebas de chi
cuadrado o exacta de Fisher, y mostradas como frecuencias y porcentajes. Los
análisis estadísticos se realizaron usando el programa Stata/SE 14.1 (StataCorp,
College Station, Texas). Los valores de p menores de 0,05 fueron considerados
estadísticamente significativos.

► Resultados

♦ Elección del procedimiento

Un total de 197 pacientes fue identificado basado en los códigos del ICD-9. Hubo
103 pacientes que fueron excluidos del análisis porque no fueron sometidos a
inyección de TB o EIL, porque se encontró que tenían una fístula, o porque
fueron sometidos a un procedimiento adicional que reunía los criterios de
exclusión. Tres pacientes fallecieron y tres tenían una enfermedad de Crohn y,
por lo tanto, también fueron excluidos. Hubo un total de 94 pacientes que
cumplieron con los criterios del estudio: 73 pacientes fueron sometidos a EIL y 21
a TB.

Globalmente, los grupos no fueron estadísticamente diferentes. La mediana para


la edad del paciente fue de 49 años para la TB y 52 años para la EIL (p = 1,0). La
mediana de la duración de los síntomas fue de 4 meses para la TB vs 6 meses para
la EIL (p = 0,2).

El 90% de los pacientes tenía un manejo médico previo, incluyendo una


combinación de ablandadores de heces, laxantes, fibras y bloqueador tópico de
los canales de calcio, en la mayoría de los casos. Aunque más mujeres tuvieron TB
(71% de los pacientes vs 48% de los pacientes con EIL), eso no alcanzó
significación estadística (p = 0,06). Más de la mitad de todas las mujeres (n = 30)
tenía partos vaginales previos.

El puntaje CCFI medio preoperatorio fue estadísticamente diferente entre los


pacientes con TB y EIL (p = 0,007). El puntaje CCFI medio preoperatorio para los
pacientes con TB fue de 2,1%, con un 50% de los pacientes reportando
continencia perfecta (CCFI = 0). En los pacientes que fueron seleccionados para
EIL el puntaje CCFI medio fue sólo de 0,4, con el 88% de los pacientes
reportando continencia perfecta.

Los pacientes tuvieron la misma probabilidad de tener un procedimiento


secundario (52% en TB/EIL), sin embargo, el tipo de procedimiento varió. Los
pacientes con TB fueron sometidos a endoscopía (29%) más a menudo que los
pacientes con EIL (8%).

Los pacientes fueron sometidos a colonoscopía por 3 razones primarias: para


evaluar una fuente adicional de sangrado, para propósitos de catastro, o para
descartar una enfermedad inflamatoria intestinal. Los pacientes que fueron
sometidos a EIL tuvieron una mayor probabilidad de tener una fisurectomía
(23%), mientras que sólo 1 (5%) de los pacientes con TB fue sometido a
fisurectomía. El 14% de los pacientes con TB y el 21% de los pacientes con EIL
tuvo remoción de un plicoma como parte de su procedimiento (p = 0,5).

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♦ Encuesta postoperatoria

Globalmente, 57 (61%) pacientes respondieron a la encuesta telefónica y


consintieron en participar. No hubo diferencias significativas en el grupo
encuestado con relación a la edad, género, puntaje CCFI preoperatorio, duración
de los síntomas, u otros tratamientos previos para fisura anal, incluyendo TB
previa o cirugía (p > 0,07 para todos). El tiempo medio desde el procedimiento
hasta la encuesta fue de 46 ± 23 meses en el grupo de TB, y 44 ± 23 meses en el
grupo de EIL (p = 0,8).

♦ Incontinencia postoperatoria

Postoperatoriamente, el puntaje CCFI global fue más alto en el grupo con TB (2,4
± 3,2), comparado con el grupo de EIL (0,9 ± 1,9; p = 0,04). La declinación media
del puntaje CCFI fue más baja en el grupo de TB (0,3) que en el grupo de EIL
(0,5), pero eso no fue significativo (p > 0,1).

Después del procedimiento, el 29% de los pacientes con TB señaló una mejora en
el puntaje CCFI, mientras que el 36% permaneció sin cambio y un 36% empeoró.
En los pacientes con EIL, el 9% reportó una mejora en su puntaje CCFI, el 67%
permaneció sin cambio y el 23% empeoró.

Mientras que el 50% de los pacientes con TB tenía un puntaje preoperatorio de


cero, y ese número permaneció constante, el 88% de los pacientes con EIL tenía
un puntaje CCFI preoperatorio de cero, pero ese número declinó al 70%
postoperatoriamente. Preoperatoriamente, un paciente de TB y uno de EIL
reportaron un puntaje CCFI de 8 a 14, indicador de incontinencia moderada.
Postoperatoriamente, eso incrementó levemente en 2 pacientes con TB y
permaneció en 1 paciente con EIL.

♦ Satisfacción del paciente

En cada grupo, al menos el 78% de los pacientes estuvo muy satisfecho o


satisfecho con su tratamiento. Hubo tres (7%) pacientes en el grupo EIL que no
estuvieron satisfechos con su tratamiento, comparado con dos (14%) que no
estuvieron satisfechos y uno que estuvo muy insatisfecho en el grupo TB. Esas
diferencias no fueron estadísticamente significativas (p = 0,1).

♦ Recidiva y manejo médico

Los pacientes que fueron sometidos a TB (n = 5; 36%) tuvieron una probabilidad


mayor de considerar que su fisura anal había retornado, comparado con el grupo
de EIL (n = 4; 9%; p = 0,03). No obstante, sólo dos pacientes en el grupo TB y
tres pacientes en el grupo EIL habían consultado a un médico en relación con la
recidiva. Ambos pacientes con TB fueron manejados no operatoriamente,
mientras que un paciente con EIL fue manejado no operatoriamente y otro
recibió tratamiento con TB. Al momento de la encuesta, los pacientes con TB
tenían una mayor probabilidad de estar tomando laxantes (BT n = 6,43% vs EIL n
= 4,9%; p = 0,01) y de usar analgésicos tópicos (n = 4, 29% vs n = 1, 1,2%,
respectivamente; p = 0,01) que los pacientes con EIL.

► Discusión

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El objetivo de este estudio fue determinar si la selección y los resultados de los
pacientes tratados con EIL y TB para la fisura anal eran equivalentes.

Los datos obtenidos apoyan a estudios previos en la literatura en relación con las
tasas de recidiva y satisfacción. Las tasas de recidiva para los pacientes con EIL
fueron más bajas que para los pacientes con TB. Nasr y col., efectuaron un
ensayo randomizado con 40 pacientes en cada grupo, comparando la TB con la
EIL, y reportaron tasas de recidiva del 10% para los pacientes con EIL, y del
37,5% para los pacientes con TB, lo que es similar a lo hallado por los autores del
presente trabajo, del 9% y 36% [9].

En un ensayo controlado randomizado con 25 pacientes en cada grupo,


comparando la TB con la EIL, Valizadeh y col., reportaron tasas de no
cicatrización del 52% en los pacientes con TB y del 8% en los pacientes con EIL, a
los 12 meses [10]. Los resultados de los autores del presente trabajo con la TB son
ligeramente mejores que los de Valizadeh y col., pero aproximadamente el 20%
de los pacientes en su grupo de TB nunca tuvo cicatrización de la fisura, lo que
podría ser responsable por los malos resultados. En el largo plazo, los pacientes
con TB tienen una mayor probabilidad de recidiva que los pacientes con EIL.

A pesar de ello, los pacientes están generalmente satisfechos con su


procedimiento. En el presente estudio, más del 78% de los pacientes estuvo
satisfecho o muy satisfecho con su procedimiento, lo que fue similar entre los
grupos. Múltiples estudios han evaluado la satisfacción de la EIL para la fisura
anal, sin embargo, los datos sobre la satisfacción con la TB son escasos [3,11].

García-Aguilar y col., reportaron más del 80% de sus pacientes muy satisfechos o
satisfechos con los resultados de su cirugía de EIL, lo que es similar a los
hallazgos de este trabajo [12]. En contraste, la tasa reportada de hasta el 40,5% de
pacientes con incontinencia para gases y 31% con manchado de la ropa interior,
es mucho más alto que los resultados del presente estudio.

La cuestión real es saber si la selección de pacientes para la TB y para la EIL es


equivalente, y si existe un tratamiento superior que debería ser realizado, o si
ambos procedimientos deberían ser efectuados y, de ser así, en qué población de
pacientes. En el presente estudio, hubo tres diferencias entre los pacientes
seleccionados para TB y los pacientes sometidos a EIL.

Los pacientes que fueron sometidos a inyección de TB fueron más probablemente


mujeres, tenían un puntaje CCFI preoperatorio más alto, y tuvieron una mayor
probabilidad de tener un procedimiento endoscópico al momento de la cirugía.

La bibliografía sobre el tratamiento de las fisuras ha mostrado consistentemente


preocupación sobre el riesgo de incontinencia en las mujeres después de la EIL
[13]. Las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres, así como los cambios
durante el embarazo, hacen que la mujer tenga una probabilidad mayor de tener
incontinencia durante su tiempo de vida [14,15].

Existe la preocupación de que el riesgo de incontinencia pueda no sólo ser


inmediatamente posterior a la EIL, sino durante todo el tiempo de vida después
de los cambios asociados con el embarazo y parto [16]. Además, las pacientes con
algún tipo de lesión inherente con la gestación pueden tener una mayor

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probabilidad de experimentar incontinencia después de la EIL [17,18]. Por esa
razón, los profesionales pueden ser reticentes a realizar la EIL en mujeres.

En este estudio, la inyección de TB se realizó en más mujeres, pero los autores


desconocen si fue por preferencia de la paciente, del cirujano o secundario a otras
cuestiones. Estudios adicionales pueden ayudar a determinar si hay una
diferencia real en los resultados para las mujeres, dadas las diferencias en la
anatomía de la pelvis.

Este estudio demostró un cambio en el puntaje CCFI postoperatorio en pacientes


que fueron sometidos a TB; no obstante, a porcentaje mayor de pacientes con EIL
experimentó un cambio negativo en la continencia inmediatamente después del
procedimiento, cuando se comparó con los pacientes con TB.

Más importante es que después de cualquiera de los procedimientos, los datos


sugieren que ese cambio puede ser de larga duración. Se encontró que el 36% de
los pacientes con TB tuvo una declinación durable de la continencia, señalada al
momento de la encuesta, comparado con el 23% de los pacientes con EIL, aunque
el puntaje CCFI absoluto no fue significativamente diferente entre los grupos. Eso
puede demostrar un cambio sutil desde la continencia perfecta a algunos
accidentes.

Dado que los pacientes con TB tuvieron un empeoramiento de la continencia


basal, sigue no estando claro si la declinación en la continencia podría ser una
progresión natural del empeoramiento de la misma, o si la inyección de TB jugó
un rol significativo. Dado que la mayoría de los pacientes con TB y EIL en ambos
grupos retornó a la continencia basal o tuvo mejoramientos en la misma al
momento de la encuesta, eso demuestra la posibilidad de empeoramiento de la
continencia.

Otros estudios no han demostrado cambios durables en la continencia en los


pacientes sometidos a TB y han demostrado tasas bajas de incontinencia en
pacientes con EIL. Mentes y col., siguieron a los pacientes por al menos 12 meses
después de TB o EIL [11]. Similarmente a los hallazgos del presente estudio, la
cicatrización durable a largo plazo ocurrió en una proporción significativamente
más alta de pacientes con EIL (94%) que con TB (75,4%).

De los pacientes con EIL, el 16% desarrolló incontinencia, con sólo un paciente
(2%) teniendo un puntaje CCFI > 7. En contraste con los resultados del presente
trabajo, los pacientes con TB no experimentaron efectos colaterales, incluyendo
incontinencia. Es importante señalar que los pacientes con algún grado de
incontinencia fueron excluidos del enrolamiento en ese estudio, por lo que no es
sorprendente que los resultados sean diferentes. Arroyo y col., siguieron a los
pacientes por hasta 3 años después de EIL o TB [19]. Ese estudio no describió la
continencia preoperatoria de los pacientes y tampoco reportó si era una
contraindicación para el enrolamiento en el estudio.

Esos autores hallaron que las recidivas ocurrieron dentro del primer año después
de la intervención, y – similarmente – hallaron que la tasa de cicatrización en los
pacientes sometidos a EIL (92,5%) era significativamente más alta que la de
aquellos sometidos a TB (45%). No se reportó incontinencia en los pacientes con
TB, y un 5% de los pacientes con EIL reportó incontinencia ocasional a gases.

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Los cambios señalados en el presente estudio necesitan ser reproducidos, pero los
pacientes en los que se está planificando un procedimiento para su fisura,
deberían ser informados de la posibilidad de un cambio durable en la continencia.
Los datos también ponen en duda la teoría de realizar preferentemente la TB en
las mujeres y en pacientes con incontinencia preoperatoria imperfecta. Si la
realización de la TB no preserva a los pacientes del riesgo de una incontinencia de
larga duración y tiene una tasa mucho mayor de recidiva, entonces puede no
garantizar la preferencia del cirujano para esas poblaciones.

La otra diferencia en este trabajo fue la cantidad de pacientes sometidos a


endoscopía. Dado que es un estudio retrospectivo, es difícil determinar la
indicación exacta para la endoscopía simultánea. No obstante, la frecuencia
relativa de la endoscopía puede indicar incertidumbre en el diagnóstico. A
menudo, un examen anoscópico completo no es realizado en pacientes con fisura
sospechada al momento de la visita en consultorio [20].

El examen anoscópico puede empeorar los síntomas, aumentando el dolor y el


sangrado. Por lo tanto, el paciente y el profesional pueden proceder al examen
bajo anestesia sin un diagnóstico definitivo, con el pensamiento de descartar un
origen alternativo del sangrado, una enfermedad inflamatoria intestinal u otras
cuestiones perianales. Eso puede indicar una reticencia del profesional para
comprometerse a una esfinterotomía definitiva cuando el diagnóstico no está
confirmado.

Los métodos para encuestar a los pacientes pueden afectar los resultados. Al
realizar una evaluación telefónica, se puede subestimar la incidencia de
incontinencia. Casilla y col., encontraron que el 28,7% de los pacientes reportó
incontinencia a heces y el 31,5% a gases, en la encuesta postal, pero en el
seguimiento telefónico, sólo el 2% de los pacientes reportó una incontinencia
significativa después de la EIL [7].

Es posible que los pacientes se puedan sentir más confortables y responder más
verdaderamente vía una encuesta postal, y minimizar la extensión real de su
incontinencia cuando son contactados por teléfono o en una entrevista en el
consultorio del médico, particularmente del cirujano que lo operó. Eso genera
una cuestión interesante sobre cuál es el método más preciso para encuestar a los
pacientes para evaluar la incontinencia postoperatoria.

Los autores reconocen las limitaciones de este estudio. Una debilidad mayor es el
tamaño pequeño de la muestra de los pacientes que participaron en la encuesta
telefónica. Es posible que el aumento de la incontinencia basal constatado en el
grupo de TB pudiera ser secundario al tamaño pequeño de la muestra (error de
tipo II); no obstante, es más probable que los médicos eligieran realizar la TB en
lugar de la EIL en los pacientes con peor continencia preoperatoria.

La parte de revisión retrospectiva de este estudio tiene los límites inherentes a los
datos consignados en el registro médico. Los detalles relacionados a cómo se
inyectó la TB y la dosis empleada no fueron señalados en dichos registros
médicos. Además, los autores no pudieron determinar el proceso de pensamiento
del cirujano para efectuar la EIL vs TB y la toma de decisión posterior pudo ser
hipotetizada pero no verdaderamente comprobada.

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Existe ciertamente la posibilidad de sesgo en los pacientes que eligieron
participar en la encuesta telefónica. A pesar de esas limitaciones, la encuesta
telefónica tuvo una buena tasa de respuesta con una medición del puntaje
ampliamente utilizada y validada, para evaluar los resultados a largo plazo para
los pacientes sometidos a TB vs EIL para la fisura anal.

► Conclusiones

La EIL y la inyección de TB son las principales opciones para la intervención por


fisura anal crónica, en aquellos pacientes en los que fracasa el manejo médico
conservador. Este estudio demostró que los cirujanos diferenciaron entre los
pacientes que recibieron TB y aquellos que recibieron EIL, basado en el género,
incontinencia preexistente y necesidad de colonoscopía adicional.

Aunque la inyección de TB es vista como una opción segura para esas poblaciones
de pacientes, tanto los pacientes con TB como con EIL experimentaron una
declinación en la continencia. Las tasas de recidiva fueron más altas en los
pacientes con TB que en los pacientes con EIL, aunque los pacientes estuvieron
igualmente satisfechos con el procedimiento. Dado que existe prejuicio en la
decisión de realizar TB sobre la EIL, es necesaria una evaluación adicional para
determinar si esas preferencias están garantizadas.

Resumen objetivo y comentario objetivo: Dr. Rodolfo D. Altrudi

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