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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

Universidad Nacional de Cajamarca


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE TURISMO Y HOTELERÍA

La violencia en el Perú

Curso

Cultura y Realidad Nacional

Docente

Lic. María Yovana Llanos Sánchez

Autores

 Cerquín Colorado, Flor del Rocío


 Diaz Rojas, Yovana
 Gutiérrez Céspedes, Isabell Noemí
 Huamán Vargas, Deysi Lizeth
 Valdivia Chávez, Teofilo Carlos

Año y ciclo académico

4 r o – VII

Cajamarca, 23 de julio de 2018


Introducción
Violencia en el Perú
La violencia se entiende como aquella acción ejercida de manera intencional para dominar,
controlar, agredir, lastimar o maltratar a alguien, atentando contra su integridad.
Según la Real Academia de la lengua Española, la violencia es definida como la
acción de violentar, que es aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su
resistencia.
Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia es el uso deliberado de la
fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra
persona, un grupo o comunidad; que cause o tenga muchas probabilidades de causar
lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.
Se trata de un problema social y de salud. En el Perú se agudizó durante el conflicto
interno terrorista de 1980 al 2000, cuando dos grupos de extrema izquierda irrumpieron en
el escenario nacional utilizando formas de intimidación y muerte, como genocidios,
sabotajes, aniquilamientos selectivos, masacres, torturas, cautiverios, etc.
Características
- Es intencional: los actos de violencia tienen la intención conciente de dañar.
- Es dirigida: pues no se violenta indiscriminadamente ni de la misma manera en todas
las circunstancias.
- Se basa en un abuso de poder: mediante el uso de la fuerza (física o verbal) o
superioridad de uno. Generalmente se violenta al más vulnerable o subordinado.
- No es natural: la violencia es una construcción social, provocada por las relaciones de
dominación y subordinación entre los seres humanos y no es un fenómeno natural.
Tipos de violencia
Según la OMS, la violencia se clasifica en violencia autoinfligida, violencia interpersonal,
violencia a la comunidad y violencia de manera colectiva.
Las formas de violencia tratadas con mayor frecuencia en el Perú son:
- Violencia familiar o doméstica: se da por un integrante de una familia hacia otro,
ocasionando una lesión física o psíquica. Es penada por ley. La violencia familiar es un
problema generalizado en el Perú cuyas víctimas son por mayoría abrumadora las
mujeres y los niños.
- Violencia autoinflingida: comprende el comportamiento suicida (pensamiento suicida e
intentos de suicidio) y las autolesiones. De acuerdo a la Sociedad Peruana de
Prevención del Suicidio, en el Perú se ha registran anualmente más de 315 suicidios
anuales, sin considerar los intentos de suicidio.
- Violencia contra la mujer: consiste en una forma de violencia extrema, atentando sobre
todo contra los derechos a la vida, la seguridad, el acceso a la justicia. La violencia
contra la mujer es muy alta en el Perú, en particular la violencia psicológica sobre la
física y sexual. Esta forma de agresión es expresada mediante palabras, gestos o
ademanes, consisten en calumnias, gritos, insultos, desprecios, burlas, ironías,
humillaciones, amenazas y otras dirigidas a socavar la autoestima de la mujer. Los
feminicidios también se han incrementado de manera alarmante, siendo las formas
más utilizadas las golpizas, asfixias, acuchillamientos, quemaduras, etc; y el
perpetrador es en la mayoría de los casos la pareja o ex pareja de la mujer.
- Violencia infanto – juvenil: la mayoría de los casos se produce en el ámbito familiar, a
la hora de corregir de uno o ambos progenitores las supuestas o reales faltas de sus
hijos. Generalmente es de carácter físico, pero también psicológico. Las causas
dependen del grado de cultura, situación socio económica, relaciones entre los padres,
e incluso varía según la región. Es alarmante también la alta tasa de abandono de los
hijos por parte del padre, tanto en el aspecto afectivo como en la responsabilidad de
cubrir necesidades de alimentación, salud, recreo, educación. El bullying o acoso
escolar es otra forma de violencia en este bloque. Oliveros y col. Comprobaron la
existencia del bullying en 48% de niños encuestados en distintas regiones del Perú. En
los colegios estatales prevalece la violencia física; y en los privados, la verbal.
- Violencia al adulto mayor: se da frecuentemente en forma de insultos, humillaciones,
amenazas de muerte, rechazo, maltrato físico. Es practicada por los hijos mayores en
la mayoría de los casos, pero también por el cónyuge u otros familiares. Es común ver
adultos mayores obligados a practicar la mendicidad.
- Violencia económica: es toda acción efectuada por un individual que afecta la
supervivencia económica de otro. Dentro de este tipo de violencia están la corrupción,
la inseguridad ciudadana y el cambio climático. En la historia del Perú se pueden
recopilar varios hechos de corrupción del gobierno que atentan contra la economía de
todos los peruanos; basta con numerar a distintos ex gobernadores que se encuentran
encarcelados, no habidos o en juicios e investigaciones por mal maneo de recursos
asignados para su gestión. También se reconoce, en actos de menor rango, las coimas,
el uso de influencias y el encubrimiento de delitos.
- Violencia delincuencial: se lleva a cabo por personas dedicadas a la realización de
actos ilícitos con fin de beneficio personal, violando los derechos humanos. Además se
observa el narcoterrorismo, apoyado por los remanentes del terrorismo de hace unos
años. En el Perú destaca la situación del VRAEM, donde se esclaviza y militariza a
niños. También se han incrementado las mafias que utilizan la extorsión y el sicariato,
sobre todo en Lima, El Callao, La Libertad y Lambayeque. Otra modalidad es la
practicada por las mafias dedicadas a la invasión de terrenos de propiedad privada y
estatal.
- Violencia laboral: este tipo de violencia se da cuando existe un abuso de poder en un
centro laboral, generalmente por parte del empleador, pero también por el personal de
mayor jerarquía o de un trabajador, hacia otro trabajador. En el Perú, existen casos de
empresas que han puesto en riesgo la salud, vida y economía de sus trabajadores y
usuarios. Hay mafias o pseudo sindicatos que cobran cupos a los trabajadores y
constructores; además de varios casos de homicidio por ajustes de cuentas. Otro
problema laboral frecuente es el relacionado con el transporte terrestre de pasajeros,
entre el año 2005 y 2014 se registró 531945 víctimas de accidentes de tránsito; las
razones de estos accidentes son la falta de descanso de los choferes, lo que constituye
una negligencia por parte de las empresas. Se manifiesta de igual forma a través de
maltrato verbal o acoso sexual en las instituciones.
Otras formas de manifestación de la violencia son:
- Violencia física: es aquella acción que causa un daño de manera no accidental,
utilizando la fuerza física o alguna arma u objeto que ocasione una lesión. Es
considerada una invasión del espacio físico personal.
- Violencia psicológica: este tipo de agresión no tiene contacto físico sino verbal,
ocasionando un daño a nivel psicológico o emocional en la víctima. Se enfoca en la
emisión de frases descalificadoras y humillantes que tienen como objetivo desvalorizar
al otro.
- Violencia sexual: se manifiesta mediante agresiones efectuadas a través de la fuerza
física, psíquica o moral, rebajando a una persona a condiciones de inferioridad, para
implantar así una conducta sexual en contra de su voluntad. El objetivo es someter el
cuerpo y la voluntad de la víctima.
- Violencia en la comunidad: se relaciona con la escasez de valores inculcados y el mal
concepto de conducto insana. Se manifiesta a través de robos, hostigamiento a los
habitantes, agresiones sexuales, acoso, etc.
- Violencia institucional: La violencia institucional es aquella violencia física, sexual,
psíquica o simbólica, ejercida abusivamente por agentes y funcionarios del Estado en
cumplimiento de sus funciones, incluyendo normas, protocolos, prácticas
institucionales, descuidos y privaciones en regimiento de una persona o grupos de
personas.12 La violencia institucional se caracteriza por el uso del poder del Estado
para causar daño y reforzar los mecanismos establecidos de dominación. En el
concepto de violencia institucional, se incluyen delitos y situaciones como la brutalidad
policial y las ejecuciones ilegales también conocidas como "gatillo fácil", los
mecanismos que garantizan la impunidad ante delitos cometidos por personas
poderosas, la participación de las estructuras estatales en la comisión de delitos
de cuello blanco como el lavado de dinero, las detenciones arbitrarias, el uso del
Estado para favorecer intereses de grandes grupos económicos, la criminalización de
la protesta social, los comportamientos racistas, machistas u homofóbicos tolerados o
sistematizados por las instituciones estatales, etc.
- Violencia patrimonial: es aquel hecho o supresión que con ilegitimidad, implica daño a
la supervivencia de la víctima. Se manifiesta mediante la pérdida, sustracción,
transformación, ocultamiento, destrucción de bienes, instrumentos de trabajo o
recursos económicos, destinados a la satisfacción de sus necesidades. Su objetivo
central se orienta a causar daño a los bienes muebles o inmuebles en deterioro del
patrimonio de la víctima Se da generalmente en contra de los adultos, pero también
en los niños o adolescentes cuando existe apropiación inadecuada de bienes o
beneficios monetarios. Un caso frecuente surge en el matrimonio, donde el hombre y
la mujer adquieren derechos y deberes; todo lo que adquieran en el matrimonio será
de ambos. Sin embargo, el hombre es en la mayoría de casos en Latinoamérica quien
se encarga de la administración de la casa, y si surgen conflictos este puede incurrir a
la violencia patrimonial al destruir bienes, ocltar documentos, retener objetos o recursos
económicos.
Estudio y estadísticas
Los estudios peresentados a continuación corresponden al periodo enero – noviembre del
2017 y tiene como fuente de información los registros administrativos de los servicios que
brinda el programa del Centro Emergencia Mujer (CEM) de manera gratuita en beneficio de
las mujeres y los integrantes del grupo familiar.
1. Casos atendidos por el CEM
86104 casos de violencia familiar y sexual se registraron de enero a noviembre de
2017. Respecto del número de casos atendidos por violencia familiar, sexual y
económica en los CEM implementados a nivel nacional, se observa una variación
porcentual positiva (33 puntos porcentuales) de enero a noviembre del año en curso
frente a lo registrado en el mismo periodo, del 2016.
1.1. Violencia según sexo
 85% mujeres.
 15% hombres.
En relación a las mujeres se encuentra por debajo del promedio anual y en
relación a los hombres está ha aumentado. (Ver Anexo A)
De enero a noviembre del 2017 el porcentaje de mujeres (85%) es menor al
registrado en el mismo período del año anterior (86%). Sin embargo el
porcentaje de hombres (15%) es mayor al registrado en el mismo período el año
anterior (14%). Los casos atendidos en los CEM son de condición: nuevo,
reincidente, reingreso, continuador o derivado; es decir que una persona puede
contar con dos o más casos atendidos en un CEM.
1.2. Violencia según grupo de edad
 Niños, niñas y adolescentes: 32%, comprendidos entre las edades de 0-17
años. El 65% son mujeres y 35% son hombres. (Ver Anexo B)
o Tipo de violencia
 113 casos de violencia económica/ patrimonial.
 12 498 casos de violencia psicológica.
 9 121 casos de violencia física.
 5 958 casos de violencia sexual. (48% violaciones sexuales)
o Grupo de edad
 0 a 5 años se registraron 4 930 casos. 461 (9%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Madre/Padre 20%.
 6 a 11 años se registraron 11 154 casos. 1 886 (17%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Vecino/a 22%.
 12 a 17 años se registraron 11 606 casos. 3 611 (31%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Vecino/a 14%.
 Personas adultas: 6%, entre las edades de 18-59 años. El 96% son mujeres
y el 4% hombres.
o Tipo de violencia
 221 casos de violencia económica/ patrimonial.
 27 843 casos de violencia psicológica.
 23 126 casos de violencia física.
 2 110 casos de violencia sexual. (58% violaciones sexuales)
o Grupo de edad
 18 a 25 años se registraron 11 538 casos. 980 (8%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Familiar 28%.
 26 a 35 años se registraron 18 139 casos. 622 (3%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Pareja 23%.
 36 a 45 años se registraron 14 628 casos. 330 (2%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Pareja 39%.
 46 a 59 años se registraron 8 995 casos. 178 (2%) fueron
violencia sexual. El principal agresor/a Pareja 34%.
 Adultos mayores: 6%, comprendidas entre edades de 60 a más años. El 76%
son mujeres y el 24% hombres.
o Tipo de violencia
 75 casos de violencia económica/ patrimonial.
 3 362 casos de violencia psicológica.
 1 602 casos de violencia física
 75 casos de violencia sexual (56% violaciones sexuales)
1.3. Violencia por departamento
De enero a noviembre del 2017, 42% de los casos corresponden al
departamento de Lima, 14% de Arequipa, 11% de Cusco, 7% de Junín, 6% de
La Libertad y 6% en Ancash, que son los principales departamentos con más
casos de víctimas de violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar
atendidos en los CEM.
Los casos de violación sexual en niñas, niños y adolescentes tienen mayor
incidencia en los siguientes departamentos: Lima 713 casos, Junín 265 casos,
La Libertad 168 casos, Cusco 167 casos, Arequipa 146 casos, San Martin 133
casos, Huánuco 124 casos, Ayacucho 123 casos, Loreto 114 casos y Ancash
107 casos. Los casos de VIOLACIÓN SEXUAL en personas adultas, tienen
mayor incidencia en los siguientes departamentos: Lima 458 casos, Junín 87
casos, Arequipa 73 casos, Cusco 59 casos, La Libertad 58 casos y Huánuco 50
casos. Los casos de VIOLACIÓN SEXUAL en personas adultas mayores, tienen
mayor incidencia en los departamentos de Lima, 6 casos; Huancavelica, 6
casos; Apurímac, 4 casos y Junín 4, casos.

2. Casos de violencia feminicida


Desde el 2009 a noviembre del 2017 se han reportado 991 casos de feminicidio y 1
284 casos de tentativa de feminicidio. En total se han registrado a través de la
atención en los CEM 2 275 casos de violencia feminicida. (Ver Anexo C)
En el período de enero – noviembre 2017, se registraron un total de 109 mujeres
víctimas de feminicidio. El 82% de las víctimas fue en un contexto de feminicidio
íntimo, el 13% no íntimo y el 5% familiar. En el mismo período se registró un total
de 223 mujeres que salvaron de morir de un feminicidio (tentativa). El 87% de las
víctimas fue en un contexto íntimo, el 6% no íntimo y el 7% familiar. (Ver Anexo D)
2.1. Situación del presunto agresor
En el periodo enero – noviembre 2017, del total de casos de feminicidio el 53%
de los presuntos agresores se encuentran detenidos, el 4% está sentenciado, el
19% se encuentran prófugos, el 16% están libres (investigación) y el 8% se
suicidó. En el mismo período del total de casos de tentativa de feminicidio, el
26% de los presuntos agresores se encuentra detenido, el 11% está prófugo, el
46% están libres (investigación), el 1% se suicidó y el 10% otra situación.
2.2. Violencia feminicida por departamento
 Feminicidio por departamento
En el período enero – noviembre 2017, se registraron 109 mujeres víctimas
de feminicidio.
Los departamentos con mayor número de casos de feminicidio son: Lima 29
casos, Arequipa 11 casos, Puno 07 casos, Junín 07 casos y Ayacucho 06
casos.
 Tentativa de feminicidio por departamento
En el período enero – noviembre 2017, se registraron 223 mujeres víctimas
de tentativa de feminicida.
Los departamentos con mayor número de casos son: Lima con 78 casos,
Arequipa 22 casos, Junín 13 casos, Cusco 12 casos, Áncash 12 casos, La
Libertad 10 casos.

Las pandillas
El término pandilla suele tener especialmente connotaciones negativas, ya que su uso
comúnmente se refiere para indicar a grupos, bandas o tribus urbanas que habitualmente
realizan acciones violentas contra otras personas.
Los pandilleros típicamente ingresan a estos grupos entre los 13 y 21 años de edad,
unidos por la carencia activa y la necesidad de recursos básicos. Entre las causas para que
los adolescentes y jóvenes se integren a las pandillas está la familia: la desintegración y
abandono familiar, la violencia doméstica, el abuso y la explotación infantil, la falta de
supervisión adulta por largos periodos de tiempos desde una temprana edad, la falta de
amor, educación y protección de los niños y jóvenes. Estos jóvenes se unen a las pandillas
en busca de aceptación, compañía, reconocimiento y el sentimiento de pertenecer; y estas
los acogen reemplazando a la unidad o núcleo familiar. Otra causa es la pobreza, el 60%
las pandillas registradas por la policía proceden de hogares que carecen de condiciones
mínimas de vivienda y en un alto porcentaje han abandonado sus estudios por la falta de
recursos económicos o la desintegración familiar. Otros factores importantes son la pérdida
del autoestima personal, la falta de experiencias positivas y exitosas, el uso y abuso de
drogas, alcohol y tabaco, etc.
El término se hizo común en el país desde hace más de dos décadas, en que se
ubicó a los primeros grupos de jóvenes que se reunían para protagonizar actos vandálicos,
destruir viviendas y robar para comprar licor y drogas. Pero lo más importante para ellos en
ese tiempo, y ahora también, es proteger su área geográfica, la zona donde operan y que
consideran suya.
Las pandillas criminales callejeras han evolucionado hasta el punto de crear
amenaza a la seguridad pública y privada tanto en vecindarios, áreas metropolitanas,
naciones y en las zonas fronterizas. En el Perú, las pandillas callejeras son generalmente
vistas como preocupaciones criminales menores con grados variantes de sofisticación y
alcance; sin embargo, algunas pandillas han evolucionado o se han transformado en
entidades potencialmente más peligrosas que se dedican a la venta de droga callejera, la
extorción, el robo y venta de vehículos robados, venta de documentos falsos o robados, y
los ajustes de cuenta por el control de territorios para las actividades criminales, (venta y
tráfico de drogas y armas).
Diversos estudios revelan que las pandillas mejor organizadas se desarrollaran en
tres 3 niveles, ello depende de su nivel de organización y de sus lazos con otras pandillas.:
- Las pandillas callejeras tradicionalmente con una orientación territorial. Operan al grado
menos elevado de la violencia extrema social, tienen un liderazgo flexible y enfocan su
atención en la protección de su territorio y la lealtad pandillera dentro de su ambiente
directo inmediato a menudo sólo unas cuadras o un barrio. Cuando se involucran en
empresas criminales, es generalmente en forma oportunista y en un ámbito local. Estas
pandillas territoriales son limitadas en cuanto a su ámbito político y sofisticación.
- Las pandillas de segunda generación tienen un enfoque comercial. Son pequeños
comerciantes y centrados en las drogas. Protegen sus mercados y emplean la violencia
para controlar su competición. Tienen una agenda a veces obviamente política más
amplia enfocada en el comercio y operan en áreas geográficas más amplias,
involucrando a veces estados múltiples y hasta áreas internacionales. Su tendencia de
liderazgo centralizado y operaciones sofisticadas para la protección de sus mercados
los coloca al centro de la vara de politización, internacionalización y sofisticación.
- Las Pandillas transnacionales han evolucionado en cuanto a sus objetivos políticos.
Estas pandillas son las más complejas y operan, o aspiran a operar, en el extremo
global de espectro, empleando su sofisticación para ganar poder, ayudar la adquisición
financiera e involucrarse en actividades de tipo mercenario. La mayoría de estas
pandillas han sido primariamente mercenarias en cuanto a su orientación; en algunos
casos, no obstante, han buscado avanzar sus propios objetivos políticos y sociales.
Los tipos de pandillas que destacan en el Perú son:
- Las pandillas de barrio: son las agrupaciones que actúan en su barrio sus miembros se
dedican exclusivamente al guerreo con pandillas aledañas a su zona o barrio para
sentirse superiores.
- Las pandillas de barras brava: es una de las más notorias por la violencia que ejercitan,
aparecen en los clásicos U y alianza o de diferentes equipos a estas pandillas se suman
gente de todos los conos de nuestra capital a una sola a identificarse con los colores
del equipo que alienta.
- Las pandillas agrupada por escolares: son agrupaciones conformadas por los alumnos
de los principales colegios que se enfrentan, ocasionalmente, en las principales
avenidas de su distrito.
- Las pandillas de mujeres: la presencia femenina en el pandillaje es cada vez más
notoria, tanto en el interior de la pandilla como en los espacios y actos en que estas
actúan. Su participación es múltiple: "guerrean" junto con los varones; auxilian a los
heridos en los enfrentamientos a modo de "socorristas"; o actúan como "soplonas"; las
que llevan y traen amenazas de mensaje, desafíos o burlas de grupo enfrentados;
alertan de posibles ataques o "mandan al desvió".
Las barras bravas
Diversos analistas coinciden en afirmar que en los primeros años de la década de los
ochenta, los seguidores de los equipos más populares del Perú se ubicaban en los estadios
de acuerdo a criterios de identificación de clase. De un lado, los barristas de Alianza Lima
se ubicaban en la tribuna popular sur y, de otro lado, los seguidores de Universitario se
ubicaban en la tribuna oriente propia de las clases medias. Ambas barras eran grupos de
hinchas “decentes” y poco organizados que se reunían en el estadio para apoyar a sus
respectivos equipos y que, además, contaban con el reconocimiento oficial del club. Este
reconocimiento implicaba entradas de cortesía y una vinculación privilegiada con el club, la
cual era fuente de poder y la base sobre la cual, muchas veces, se construían relaciones
de clientelismo y paternalismo. Se señala, incluso, que varios de los organizadores
“históricos” de estas barras luego se convertirían en empleados de los clubes o de las
empresas de sus ocasionales dirigentes. En esos años, los mismos en que se inicia la
guerra subversiva en el Perú, los clubes de fútbol tuvieron un fuerte control sobre la
organización y comportamiento de sus seguidores. Sin embargo, a fines de los años
ochenta e inicios de los noventa esta situación se va modificando. Son años de
agravamiento de la crisis económica, deterioro del orden público, desempleo general, y
sobre todo de violencia y terrorismo indiscriminado.
En este contexto las barras van escapando del control de sus dirigentes “históricos”,
al mismo tiempo que se convierten en un fuerte polo de atracción para miles de jóvenes y
adolescentes de los barrios marginales. El estilo confrontacional e infractor de las normas
de conducta socialmente aceptadas se va delineando como una característica central de
estos jóvenes. Al mismo tiempo, las barras se van dotando de formas más complejas de
organización al centralizar bajo su mandato a numerosos grupos de jóvenes cohesionados
territorialmente en barras distritales o locales. Todas ellas hermanadas por sentimientos de
lealtad e identidad a un club de fútbol determinado.
En términos organizativos, las barras pasan de ser una sola organización
centralizada en un núcleo de dirigentes antiguos a una red de grupos barriales que se
extienden por toda la ciudad. De esta manera las disputas y enfrentamientos que se
representan en el fútbol pasan del campo de juego y las tribunas del estadio a la vida local
de los barrios. La ciudad entera se convierte en un terreno de disputa real y simbólica. Las
barras distritales se enfrascan en luchas territoriales por el uso social del espacio local, y
en esto adquiere importancia el graffiti como una marca de apropiación territorial. Así, las
lealtades futbolísticas crean y reproducen nuevas líneas de diferenciación social entre las
personas, las cuales se vienen a sumar a otros criterios como clase, origen, edad, género
u ocupación.
En el caso de Universitario de Deportes, este proceso ha sido bien descrito por Raúl
Castro, quien señala que la barra conocida con el nombre de “Trinchera Norte” se funda en
1988 como una disidencia de la barra oficial del club ubicada en la tribuna de oriente.
“Trinchera” reclama una nueva identidad mudándose a la tribuna popular norte, pero sobre
todo afirma la necesidad de defender su emblema de los ataques de su barra archienemiga,
“Comando Sur” de Alianza Lima, y de organizar a su “ejército” para pasar al “contraataque”.
Tareas estas que no habrían sido asumidas por la barra oficial de oriente, lo cual habría
dado origen al estigma de “gallinas”. Poco a poco la “Trinchera Norte” va ganando su
legitimidad y autoridad en las calles al tiempo que desaparece la barra crema de oriente.
En 1994 la Trinchera de Universitario organiza un sistema descentralizado de
reparto de entradas de cortesía a los emergentes grupos barriales. Como indica Atilio
Espinosa, hasta ese momento el reparto lo realizaban centralizadamente los jefes de la
barra en los alrededores de los estadios donde jugara Universitario. Con el nuevo sistema
los grupos barriales tienen mayor importancia como canales de distribución de beneficios
al tiempo que surgen nuevos líderes que pronto reclamaron su lugar en la directiva central
de la barra. Estos nuevos líderes, además, buscan renegociar sus vinculaciones con los
dirigentes del club marcando una mayor autonomía que sus predecesores. Un proceso
parecido muestra Martín Benavides para el caso del “Comando Sur” de Alianza Lima. En
esta barra, popular de sus inicios, las jerarquías internas estaban revestidas de un fuerte
sentido familístico y comunitario. Los dirigentes antiguos imponían su autoridad en nombre
de la fidelidad a la tradición que sostiene a esta comunidad como una gran familia o
hermandad espiritual. De allí el poder cohesivo que tiene la noción de intimidad en esta
comunidad. Sin embargo, en la medida que “Comando Sur” fue integrando a otros grupos
barriales ocurrió lo mismo que con “Trinchera Norte”. Es decir, el poder y la legitimidad de
los dirigentes antiguos se vio cuestionada.
La respuesta al desafío fue muchas veces violenta y ello explica por qué un grupo
de jóvenes en 1993 formó la barra disidente “Los Cabezas Azules”, quienes fueron
obligados a salir de tribuna sur y ubicarse en tribuna norte, hasta ese momento territorio
exclusivo de la barra de Universitario. Los “Cabezas Azules”, no obstante sus repetidos
esfuerzos, no pudieron atraer a otros grupos barriales por el poder simbólico que tiene la
tribuna sur para todo hincha blanquiazul y, además, por no tener acceso a las entradas de
cortesía que monopoliza “Comando Sur”. En 1997 el proceso se repite aunque con otro
resultado. Esta vez una alianza de grupos barriales encabezados por los “Sicarios”,
“Barraca Rebelde” y “Agustigrone”, todos ellos liderados por jóvenes entre 16 y 22 años,
destronaron finalmente el poder de los antiguos y capturaron la dirigencia central de
“Comando Sur”.
Bandas
Frente a las actividades criminales clásicas, llevadas a cabo básicamente de manera
individual, se observa en la actualidad una evolución hacia una criminalidad más
corporativa, denominada crimen organizado. Las bandas son aquel grupo de personas
relacionadas entre sí con el fin de cometer uno o varios crímenes organizados. Se trata de
grupos de delincuentes organizados, que se encuentran además en condiciones de actuar
tanto en la vertiente legal como en la ilegal de la actividad política y económica, cuya
influencia en estos ámbitos se extiende hasta poder, incluso, condicionar negativamente
sectores enteros de la vida productiva, social e institucional.
Algunos tipos de delitos realizados por las bandas son:
- Delitos financieros.
- El blanqueo de capitales.
- La trata de personas con fines de explotación sexual u otros fines.
- Tráfico de drogas y explosivos.
- El tráfico de bienes procedentes de sustracción (como por ejemplo, obras de arte,
vehículos, etc.).
- La corrupción (cohechos a funcionarios públicos, fraude de subvenciones, etc.).
- La falsificación de moneda.
- La inmigración ilegal.
- Los delitos basados en alta tecnología (como la delincuencia informática).
- Los delitos contra el medio ambiente de carácter grave.
Relación violencia – drogas
La relación entre las drogas y la violencia es un problema grave, ya que América Latina es
la región con mayor ritmo de expansión urbana en el mundo, y con dinámicas que fácilmente
se asocian al incremento tanto del abuso de drogas como el de la violencia: una población
joven que en su mayoría se siente excluida de la política y el empleo, y para quien los
canales de movilidad social son hoy más inciertos que nunca; la brecha creciente entre
mayor consumo de imágenes y menor consumo de bienes palpables, vale decir, cada vez
más manos vacías con ojos colmados de productos publicitados; y un creciente “desarraigo
existencial”, compuesto por cambios de valores y territorios, y por la inestabilidad del
empleo, todo lo cual lleva a vivir con menos realidad y menos futuro.
Existen muchos factores que juegan un rol importante en la violencia, entre ellos se
incluyen conducta de los padres, edad, genero, y abuso de substancias como anfetaminas
y cocaína lo cual ocurre antes y durante algunos actos violentos. Por décadas el uso de
drogas y particularmente el alcohol ha sido asociado a conductas violentas, y algunos
investigadores aluden que estas causas tengan relación con múltiples variables.
Actualmente existe un incremento de violencia asociada con el abuso de drogas en América
Latina.
La droga puede parecer un sucedáneo a la mano para olvidarse de la exclusión,
vivir la ilusión en que lo simbólico se confunde con lo material, compensar la falta de
movilidad social o real con mucha movilidad dentro de la propia cabeza, convertir el
desarraigo existencial en ligereza para viajar vía porro o bazuco.
La violencia en la mayoría de los casos se nutre de la marginalidad urbana, de
brechas entre estratos sociales, de frustración por no acceder a bienes y servicios que se
promocionan en todas las pantallas y banners publicitarios, y de una corrupción política y
económica.
Las grandes ciudades se va colmando de ofertas de drogas y los índices de violencia
cotidiana cada vez van en aumento. Existen ciudades donde se registra mayor violencia,
como Bogotá, Medellín, Caracas o Río. Estas vieron aumentar más la violencia en los 80,
coincidiendo con la crisis económica y su consiguiente costo social, con la acumulación de
problemas urbanos no resueltos o con otras variables difíciles de ponderar. En el Cono Sur
apareció la violencia e inseguridad urbana como una novedad sin precedentes, sobre todo
en Buenos Aires en los 90, y en menor medida en Santiago. En ciudades como Caracas o
Ciudad de México, la violencia pareció multiplicarse tras el desastre económico y los
grandes golpes de estado. Claros ejemplos que hace pronunciar la frase: cuando la
violencia se multiplica, viene para quedarse.
El abuso de drogas puede conducir a la adicción o a la dependencia de las mismas.
Las personas que utilizan drogas para aliviar el dolor pueden volverse dependientes,
aunque es raro que esto suceda en personas que no tienen antecedentes de adicciones.
Según la Organización Mundial de la Salud en sucesivos estudios; que tuvieron en cuenta
las variaciones en función de la edad, el sexo y la etnia, se determinó que cuando los
jóvenes pasan de la adolescencia a la edad adulta los factores inmediatos de predicción de
la violencia fluctúan. Con la edad se reduce la influencia de los padres y aumenta la
influencia de los pares; esto aumenta la probabilidad de que los jóvenes, esencialmente los
hombres jóvenes, adopten comportamientos de violencia, delincuencia o uso indebido de
drogas cuando a esta situación se suman factores negativos. Si bien es difícil identificar
factores específicos que influyen en la participación de los jóvenes en crímenes violentos
asociados con delitos de drogas, los estudios han destacado los siguientes factores que
contribuyen a la participación de los jóvenes en delitos violentos y/o el uso indebido de
drogas:
- Entorno: situación socioeconómica baja y/o desempleo en vecindarios con altos niveles
de delincuencia; altas tasas de victimización;
- Variables familiares: separación temprana de los padres; poco apego a los padres;
actitud severa de los padres; ejercicio irregular de la paternidad; presenciar actos de
violencia familiar;
- Actitudes y asociaciones: asociaciones con pares delincuentes; actitud favorable al uso
indebido de drogas o la violencia;
- Características individuales: miembro de un grupo minoritario; dificultades en la escuela
y/o ausencia de la escuela; 3/1 6
- Problemas de conducta y sicopatología: alta tasa de actividades delictivas
comunicadas; iniciación temprana en el uso indebido de drogas; venta de drogas;
trastornos de la conducta; personalidad antisocial; problemas emocionales percibidos
u observados.
El uso de drogas no siempre resulta en adicción, sin embargo, éstas tienen un efecto
tal en la mente del individuo que la consume que normalmente siente la necesidad de
utilizarlas nuevamente, hasta que se convierte en un vicio que puede originar conductas
violentas y delictivas. La violencia con la droga actúa en cristalizar los temores y las fobias
que despierta sociedad actual en América Latina. Temores que resultan del debilitamiento
de la relación social y de las fracturas de la moral pública y privada, la violencia urbana y el
descontrol de la droga.
Programas de prevención
1. Programa Lucha Contra La Violencia Familiar.
 Objetivo: Lograr la salida del entorno de la violencia y empoderamiento de la
mujer. Esta iniciativa, aporta directamente al cumplimiento del Objetivo de
Desarrollo Sostenible que propone el Plan Estratégico de PNUD, sobre eliminar
todas las formas de violencia contra la mujer y las niñas.
2. Entender para prevenir: Proceso de investigación sobre los Determinantes de la
Violencia que afecta a los Niños, Niñas y Adolescentes liderado por el Centro
Internacional de Investigaciones de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la
infancia) en el cual se involucran 4 países Perú, Italia, Zimbabue y Vietnam.
 Objetivo: Basarse en investigaciones sólidas para diseñar políticas y programas
de prevención de la violencia en Perú, que aborden los factores que la
determinan; tomando en cuenta la historia, la cultura y que además sean
factibles y sostenibles, dados los recursos disponibles en cada uno de los
países.
3. Programa Integral de Prevención contra la violencia familiar y sexual en Ayacucho.
 Crea el sistema de prevención y atención a la violencia familiar y sexual en las
11 provincias de Ayacucho, logrando de esta manera que este tema este en la
agenda de las políticas públicas en la Región de Ayacucho y ofreciendo un
servicio articulado para responder a la necesidad de la población.
 Se formula y aprueba un Plan Regional Contra la violencia hacía la mujer 2010
– 2015.
 Se diseña un modelo de intervención rural, lo que permite un acercamiento real:
atender mejor, con mayor efectividad a una población alejada de los accesos al
servicio.
4. Proyecto de Generación de Ingresos con Mujeres de Ayacucho.
 Objetivo: Proponer un modelo de intervención para proyectos de generación de
ingresos con mujeres en situación de vulnerabilidad y víctimas de violencia
familiar.
5. Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual.
 Objetivo: El Plan Nacional Contra la Violencia Hacia la Mujer (2009 – 2015)
plantea la construcción de una sociedad que garantice a las mujeres, sin
distinción alguna, el derecho a una vida libre de violencia a través del trato
digno, estableciéndose las relaciones de igualdad entre mujeres y hombres y la
eliminación de patrones socio-culturales discriminatorios.
6. Programa Facilitadoras/es en Acción Contra la Violencia Familiar y Sexual.
 Objetivo: Involucrar proactivamente a comunidades y a los líderes de las
organizaciones sociales para desarrollar habilidades y acciones preventivas con
el fin de que estos puedan enfrentar esta problemática social y así potenciar
acciones comunales, y dar lugar a un proceso integral de desarrollo de
capacidades, donde puedan intervenir ante situaciones de violencia,
especialmente hacia las personas más vulnerables.
7. Programa conjunto para prevenir la violencia hacia la mujer.
 Objetivo: Prevenir los feminicidios a partir de la adecuada implementación de la
Ley de protección frente a la violencia familiar. Por lo cual, busca asegurar y
mejorar la acción multisectorial en el procesamiento de las denuncias por
violencia contra la mujer y facilitar el proceso que las mujeres víctimas de
violencia deben seguir para hacer una denuncia, mediante la implementación
de un sistema informático que permita monitorear el cumplimiento de las
funciones de las autoridades competentes.
8. Evaluación de Diseño y Ejecución Presupuestal – EDEP Programa Lucha Contra la
Violencia Familiar.
 Objetivo: Reducir la Violencia Familiar contra mujeres, niñas, niños,
adolescentes, ejercida por personas que viven con ellos en el hogar.
9. Plan de Prevención Integral Contra la Violencia Familiar y Sexual.
 Objetivo: Contribuir con la reducción de la alta prevalencia de la violencia
familiar en mujeres, niñas, niños y adolescentes, a través de la promoción del
respeto de los derechos de hombres y mujeres.
10. Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual en Cifras 2015.
 Objetivo: Su contenido está orientado a difundir las principales cifras
estadísticas de los servicios y estrategias del PNCVFS durante el año 2015,
para conocer la magnitud y características de violencia familiar y sexual de los
casos recibidos por el Programa, para así poder aportar a la comprensión de
esta problemática y contribuir con información pública y confiable para la
adecuada toma de decisiones.
Conclusiones
Anexos

Anexo A
Anexo B
Anexo C: número de feminicidios y tentativas de feminicidio registrados por los CEM Año:
2009 – 2017 (enero - noviembre).
Anexo D
Referencias
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