Sie sind auf Seite 1von 8

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/311487245

El análisis de la arquitectura desde las ‘categorías’ gráficas.

Conference Paper · May 2006

CITATIONS READS

0 1,937

1 author:

Antonio Alvaro-Tordesillas
Universidad de Valladolid
44 PUBLICATIONS   16 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

History of Architectural Drawing in the in the Twentieth Century. View project

Ensayos de restitución fotogramétrica de bajo coste mediante fotografía digital; aplicado al levantamiento de obras de Chillida y Oteiza View project

All content following this page was uploaded by Antonio Alvaro-Tordesillas on 07 December 2016.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Autor: Antonio Álvaro Tordesillas. Profesor de la E.T.S. Arquitectura Valladolid.
Título comunicación: El análisis de la arquitectura desde las ‘categorías’ gráficas.
Índice: el lenguaje condiciona el pensamiento
categorías para el análisis

elanálisisdelaarquitect
uradesdelas‘categor
ías’gráficas .
«El lenguaje no es una creación
arbitraria de la mente humana, sino un producto
social e histórico que influye en nuestra
percepción de la realidad. Al trasmitir socialmente
al ser humano las experiencias acumuladas de
generaciones anteriores, el lenguaje condiciona
nuestro pensamiento y determina nuestra visión
del mundo». UNESCO (1991)

«Quizá el pensamiento arquitectónico


no exista; pero si tuviera que haber uno, sólo se
podría expresar con las dimensiones de lo elevado,
lo supremo y lo sublime». DERRIDA, J.
«Architetture ove il desiderio può abitare»
entrevista de Eva Meyer en febrero de 1986.

ellenguaje condiciona e
lpensamiento
Qué duda cabe que el dibujo como medio de representación gráfica no
constituye sino un lenguaje con el que expresamos y transmitimos nuestras ideas.
Norberg-Schulz lo incluye como una forma más de relación en nuestra sociedad: «La
representación gráfica forma parte de los sistemas de signos que el hombre ha
construido para retener, comprender y comunicar las observaciones que le son
necesarias»1.

Habría mucho que añadir si nos detuviéramos en este tema; esto es,
relacionar los ‘signos’ del dibujo con los del habla o la escritura. No es el principal
asunto de esta comunicación, pero cuando menos, resulta extremadamente sugerente
plantearse si este conjunto de signos con significado convenido de antemano no es a
la arquitectura como los del lenguaje al pensamiento. Quiero decir, si acordamos (o
aceptamos) que el lenguaje condiciona el pensamiento, ¿no será que el dibujo hace lo

1
NORBERG-SCHULZ, C. Intenciones en Arquitectura , Barcelona, 1979.
mismo con la arquitectura?2, ¿no pensamos en espacios y edificios limitados por
las reglas del dibujo?, ¿se puede pensar sin lenguaje?, ¿se puede proyectar sin
dibujar, aunque sea en la imaginación? Alberto Grijalba es muy claro a este respecto
cuando afirma que al dibujar se está sugiriendo la idea arquitectónica, en forma de
«diálogo que ajusta las ideas, posibilidades, objetivos y condicionantes, de manera
que todos los elementos concurren en la acción ya que ésta no es previsible, sino que
se conoce en el proceso y se determina al concluir éste. Y ello porque dibujar es
imaginar»3.

«Así como las ideas necesitan del


lenguaje apropiado para poder articularse, las
formas necesitan del dibujo o del modelo para
poder surgir de la imaginación, y al igual que el
lenguaje condiciona y ayuda al pensamiento, el
dibujo condiciona y ayuda a la imaginación de
formas»4 .

Por otro lado, José Ramón Sierra aduce que «nada parece hallarse en la
esencia de la producción de la arquitectura que necesite una determinada expresión
mediática de ella». La elección del dibujo como lenguaje gráfico y medio eficaz de
expresión ha sido debido a la economía de medios que ello supone, al control sobre la
complejidad de los procesos de producción o la precisión de la descripción de la obra.

La Expresión gráfica como lenguaje codificado y propio, se ha convertido en


protagonista de la arquitectura, y así, el proyecto de arquitectura se encuentra
tremendamente condicionado por el dibujo, en la medida en que imaginamos la
arquitectura a través de él, así como pensamos —incluso soñamos— con palabras.
Antes sugerimos la idea de encontrarnos ‘limitados’ por las reglas del dibujo al pensar
arquitectura; entiéndase ‘limitados’ de igual forma que lo estamos al buscar una
palabra —que a veces no existe— que exprese lo que pensamos, sentimos o
imaginamos. Y no como impedimento, pues todo lo contrario, ha sido gracias al dibujo
que hemos podido comunicar la forma arquitectónica hasta hoy como lo hemos hecho.
La evolución que el dibujo ha ido experimentando, principalmente desde que se aplicó
a la arquitectura, se ha orientado fundamentalmente en la consecución de precisión y
comprensibilidad. Desde los siglos XIV y XV donde para la representación de la
arquitectura, al dibujo sólo se recurría para la ‘traza’ del edificio —esto es, su planta—
hasta el descubrimiento de la perspectiva y mejor aún, la sección como documentos
de representación, exclusivamente dibujísticos5.

El ‘papel instrumental’ del dibujo parece entonces, indudable para el estudio y


expresión de la arquitectura, en cualquiera de sus modalidades y sobre todo, en
cualquiera de sus especificidades o posibilidades: para representar un edificio que se
pretende construir, como modelos de inspiración o información, como vistas reales,
como levantamientos documentales, como ilustraciones de pensamientos críticos,

2
Más allá de la afirmación de Durand «el dibujo es el lenguaje de la arquitectura», nos
preguntamos si el dibujo condiciona la arquitectura; mejor será entonces la definición de Guedy
al afirmar que «en arquitectura, el dibujo es el pensamiento del arquitecto».
3
GRIJALBA, A., en VV.AA. Dibujar lo que no vemos. Actas del X Congreso Internacional de
Expresión Gráfica Arquitectónica. Granada, 2004
4
MONTES, C., Representación y Análisis Formal, Valladolid, 1992. En el mismo texto se
recogen ideas de otros autores al respecto, por ejemplo Panofsky «el modo de representar la
realidad está íntimamente unido al modo de pensar esa realidad», o Gombrich «la creación
artística está supeditada a los modos o esquemas que disponemos para representar los
objetos».
5
Véase el texto de SAN JOSÉ ALONSO, J. I., Apuntes sobre el desarrollo del dibujo
arquitectónico, Valladolid, 1997.
teóricos o históricos, como medio de expresión y como herramienta de investigación y
análisis6. Todas estas opciones denotan, por otro lado y además, el carácter
independiente del dibujo: «los dibujos arquitectónicos son al mismo tiempo medios
gráficos para un fin —la construcción de un edificio— y un fin en sí mismos»7. El
discurso gráfico —y veremos que también el discurso analítico— se convierten en
principio y fin. Principio, pues supone el «primer acercamiento a los conceptos
analíticos universales como instrumento de conocimiento y reflexión de la arquitectura.
(...) Por otra parte, significan un fin, al tratar específicamente de la adecuación gráfica,
pues su intención y su dominio acompañarán al alumno en su etapa de formación y
profesional»8.

Esta comunicación pretende mostrar el estudio que sobre el uso del dibujo
podemos hacer actualmente en la última de las funciones citadas anteriormente: el
análisis de arquitectura.
«El arquitecto, cuando
dibuja, está ya construyendo (...)
su arquitectura»9. Como explica
Juan Miguel Ochotorena, «la
observación de los dibujos de los
arquitectos abre las puertas de un
profundo entendimiento de
aquella realidad de la que son
precisamente el reflejo intencional
y la condensación propia y
característica»10. Es precisamente
esta intencionalidad, a mi
modo de ver, la característica
principal a descubrir a la hora de
analizar la arquitectura —con
cuidado, pues si hubo
intencionalidad por parte del autor
de la obra, también la habrá por
parte del analista de dicha obra, y
ambas no tienen porqué
coincidir— y es el dibujo del autor
quien mejor nos la ha de mostrar.
2 Sin embargo, como apunta el
profesor Carlos Montes, no se ha de tratar de vincular la personalidad de los
arquitectos con sus dibujos; en todo caso al revés, al aplicar los conocimientos
existentes sobre el autor a los «rasgos gráficos» de sus dibujos: «sólo podemos
afirmar el carácter expresivo o sintomático del grafismo, cuando un artista (...) elige
voluntariamente una serie de recursos y evita otros»11. Será tan importante, en este
sentido, el estilo gráfico elegido para la proyectación, como la ‘mano’ del dibujo que
convierte ‘signos’ convencionales y universales en subjetivos, personales y originales,
sin que por ello se conviertan en ininteligibles.

6
SAINZ, J., El dibujo de arquitectura, Madrid 1991.
7
LEVER, J. y RICHARDSON, M., «Introduction», en The Art of Architecture, Londres 1984.
8
GRIJALBA, A., en VV.AA. Dibujar... op. cit.
9
CORTÉS, J. A., y MONEO, J. R., Comentarios sobre dibujos de 20 arquitectos actuales,
Barcelona 1992.
10
OCHOTORENA, J. M., Sobre dibujo y diseño, Pamplona 1996
11
MONTES, C., Representación... op. cit.
categoríasparaelanáli
sis
Así, una manera de enfocar el análisis arquitectónico es ésta: profundizar en
los dibujos de arquitectura para encontrar en ellos la «génesis de un proyecto»12. Pero
hay otra, que pretende redibujar la arquitectura con objeto de proponer una nueva
‘verdad’ próxima a un interés determinado (volvemos a la idea de intencionalidad del
análisis: en la percepción de la arquitectura hay una intervención positiva de la
voluntad que la intenciona). Según describe el filósofo Richard Rorty, al hablar sobre la
contingencia del lenguaje, cualquier cosa puede parecer «buena o mala, importante o
insignificante, útil o inútil, (simplemente) redescribiéndola»13. En nuestro caso, al
redibujar la arquitectura podemos modificar la apreciación —la ‘verdad’— que
hacemos de ella según nos interese, sin que por ello se modifique la ‘realidad’.
Podemos sustituir la ‘verdad’ que hasta ahora se tiene de algo por otra, enfocada
desde una nueva perspectiva, y abandonar la idea preconcebida de que ésta es única,
intrínseca a la realidad analizada, y por lo tanto susceptible de ser encontrada
(mediante el dibujo, por ejemplo), cuando ciertamente tan sólo la hacemos, la
construimos, la expresamos, la dibujamos. «La realidad es, en su mayor parte,
indiferente a las descripciones que hacemos de ella. (...) La verdad es algo que se
hace más que algo que se encuentra»14.
Redibujar y releer: el análisis está más en saber mirar, aprender cómo es,
cómo se interpreta y cómo se articula; una nueva lectura o relectura. Analizar la
arquitectura mediante esta nueva instrumentación gráfico-analítica, que damos en
llamar categorías, inventadas ex-profeso, no es sino ‘redescribir’ —redibujar— la
realidad —la arquitectura— con intención de releerla y construir o defender una
verdad, idea o teoría determinada. El cambio que esto propone se basa no en el
«talento de argumentar bien», sino en el de «hablar de forma diferente»; desde el
punto de vista estrictamente de la expresión gráfica, «el problema del dibujo no está
tan sólo en saber el lugar por donde ha de discurrir el lápiz (...); sino,
fundamentalmente, en encontrar o descubrir el modo de trazar líneas»15. Y para ello es
necesario ‘redibujar’. Y ha de ser según ‘categorías’, pues si no, no haríamos más que
copiar planos, aunque los maquilláramos según la moda.
Nuestro análisis categórico, lejos de convertirse en una mera ‘limpieza’ de
dibujos antiguos, ha de aproximarse a los métodos auto-analíticos a los que hace
referencia Grijalba al hablar del binomio idea-análisis; esto es, así como la nueva
arquitectura no está meramente representada sino que su grafismo —su discurso
narrativo— manifiesta un auto análisis por parte de sus autores —«el color distingue y
separa, los esquemas analíticos se suceden, las maquetas adquieren un carácter
objetual y las referencias a la historia o al contexto se reflejan explícitamente»16— la
narración gráfica de nuestros análisis ha de mostrar, más allá de una mera
representación gráfica, un auto-análisis de sí mismos, es decir, un análisis
categorizado.
Pensamos condicionados por el lenguaje y proyectamos o analizamos la
arquitectura condicionados por el dibujo. Sin embargo, nos damos cuenta que el

12
MAGNANO, V., Dibujos y textos de la arquitectura del siglo XX. Utopía y realidad, Barcelona
1983.
13
RORTY, R., Contingencia, ironía y solidaridad. Paidós. Barcelona, 1991.
14
Ibídem.
15
MONTES, C., Representación... op. cit.
16
GRIJALBA, A., en VV.AA. Dibujar... op. cit.
contexto social en el que nos desenvolvemos además, determina al lenguaje y, por
tanto, nuestro pensamiento. En cierta manera, podemos simplificar y aproximar o
extender ese contexto social hacia conceptos como valores, reglas, preocupaciones,
intereses —una vez más—. Éstos determinan la proyectación o análisis arquitectónico
de igual manera, utilizando sin embargo, un mismo lenguaje: el dibujo.
Al definir las categorías, en definitiva, lo que hacemos es establecer
agrupaciones de esos conceptos que nos importan y aplicarlas como ‘instrumentos’
que dirigen nuestro análisis en un sentido u otro.
Crear categorías es, en alguna manera, acotar ‘modos sociales’, intereses
específicos... para con ellas ‘hablar’ de cierta arquitectura o ciertos aspectos de cierta
arquitectura mediante metáforas, poesías, ironías, etc. Me atrevo a pronosticar lo
sugestiva que puede resultar ésta última —la ironía— para analizar la arquitectura del
día a día, de ésa que carga nuestras ciudades.
En la investigación que estoy realizando actualmente, acerca de la
arquitectura y urbanismo de los nuevos pueblos de colonización —en Castilla y León—
las categorías que he definido están encaminadas al análisis de la arquitectura desde
una perspectiva histórica, y por tanto se acomodan y nutren de entre las teorías y
descubrimientos de ésta a lo largo de su historia. Para la investigación de la
arquitectura en la historia, a priori, serán elementos de la propia historia los que nos
interesen a la hora de analizar. Lo cual no excluye a cualquier otro tipo de interés o
consideración.

Podemos poner un
sencillo ejemplo si pensamos en la
casa Domino de Le Corbusier.
Este prototipo, con lo que tras de
él hay y que todos conocemos,
podría suponer el ‘fondo’ de una
categoría de análisis —que no la
propia categoría—mediante la que
estudiar otras arquitecturas.
Estudiar, utilizando el dibujo como
herramienta de análisis: mediante
3 el dibujo esquemático, el
dibujo comparativo o aquel que
propone cierta formulación teórica. El
primero sintetizando la realidad
arquitectónica reduciéndola
principalmente a una, el segundo
utilizando la comparación para la
obtención de conclusiones, mientras que
el tercero «manifiesta sintéticamente los
resultados obtenidos del análisis»17. La
idea Domino puede suponer una
categoría analítica histórica con la que
esquematizar, por ejemplo, otras
arquitecturas y conferirles sus distintivos y
aportaciones teóricas.

Otro ejemplo que se me ocurre


puede ser el concepto de ‘cluster’ ideado 4
17
El lenguaje gráfico, ArquitectUBA On-Line, www.arquitectuba.com.ar
por A. y P. Smithson. Con un enfoque
completamente diferente del anterior, esta
categoría sirvió a sus descubridores para
proporcionar nuevas miradas hacia el
entendimiento de la relación entre vivienda
y ciudad. ‘Cluster’ supone la incorporación
de conceptos tales como identidad,
asociación, crecimiento, movilidad... en el
análisis de la ciudad. Viene en «sustitución
de grupos de conceptos como “casa, calle,
distrito, ciudad” (...) Una especie de
comodín utilizado durante el periodo de
creación de nuevas tipologías».

Lo que ellos daban en llamar


‘comodín’ es para nosotros el instrumento
que, próximo a Rorty, ‘redescribe’
conceptos hasta entonces cerrados: una
categoría de análisis y formulación.

Un último ejemplo, a un nivel aún


superior, podría ser el conocido concepto
de Norberg-Schulz, apoyado en el
pensamiento de Heidegger, de ‘espacio
existencial’ mediante el que interpreta el 5
espacio arquitectónico como una dimensión
del pensamiento o de la percepción del
hombre. Concepto —categoría— «en
extremo fructífero para una reflexión teórica
del concepto de lugar, de residencia, del
habitar...»18

En la citada investigación sobre la


colonización, las categorías utilizadas se
agrupan más próximas al análisis histórico
que al formulador, aunque no de manera
exclusiva. Cinco categorías que no es
momento de explicar ahora, pues supone
una extensión y profundización en el tema
de la colonización no apropiadas en este
momento, mas si las voy a enumerar para
hacernos una ligera idea: repoblación
del campo, enfocada para el análisis y
estudio del territorio, su ordenación,
variables, etc; unidad vecinal rural ,
en la investigación del trazado general de
los pueblos y sus condicionantes, sean la
circulación, los límites, las manzanas, etc.;
contexto, para descubrir el acuerdo
entre modernidad y tradición de estos
pueblos, insertos en el debate del 6
18
MONTES, C., Representación... op. cit.
momento; célula existencial, como
reflexión sobre la residencia, la vivienda
mínima- agrícola; y corazón, para formular
una teoría sobre el centro cívico de dichos
núcleos.
Cada una de estas categorías se
apoya en teorías y dibujos de arquitecturas
existentes, destacadas por su interés
7
específico, que las definen. Dibujos que como
ya se ha anunciado, esquematizan la
arquitectura de colonización de manera
paralela a alguna Arquitectura, con
mayúsculas; se comparan entre sí y con
aquellas; y formulan teorías obtenidas de
este análisis.

Imágenes:

1. Explicación mediante el lenguaje


gráfico del proceso de desarrollo de
la plaza mayor de Esquivel.
2. Dibujo de Alejandro de la Sota
del pueblo de Valuengo
3. Casa Domino
4. Esquema de Repoblación del
campo: asentamiento de los nuevos
núcleos en la zona regable del canal
de Babilafuente
5. Análisis de la vivienda de San
Bernardo de Valbuena
6. Corazón de Sacramento. Ejemplo
de categoría de análisis.
7. Unidad Vecinal rural: la
separación de circulaciones de
Esquivel.

View publication stats

Das könnte Ihnen auch gefallen