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John Law:

Economista y financiero escocés, natural de Edimburgo, nacido en 1671, estudió Economía en Londres. A
consecuencia de un duelo tuvo que huir de su país y recorrió varios países europeos, familiarizándose con
sus sistemas financieros. Sus amistades con nobles franceses le permitieron llevar a cabo un interesante
experimento bancario. El objetivo era acabar con la permanentemente enferma Hacienda de la monarquía
francesa de Luis XV. Fundó la Banque Royale, una especie de Banco Central con privilegio de emisión. Fundó
también una Compañía de las Indias Occidentales cuyas acciones podían adquirirse pagándose con títulos de
deuda pública. Este sistema permitía al estado controlar la velocidad y volumen de la circulación monetaria,
pero hacia 1720 se generó una burbuja especulativa seguida de la quiebra del sistema y de una profunda y
larga depresión en Francia.

El efecto psicológico de este fracaso afectó a todos los países europeos e influyó en el desarrollo del
sistema financiero y bancario, retrasándolo y haciendo la prudencia una base imprescindible en los sistemas
posteriores. Law tuvo que abandonar Francia, muriendo poco después en Venecia, en 1729.

En 1715, año de la muerte de Luis XIV, Law llega a Francia para ofrecer sus servicios como economista.
Por aquel entonces el país estaba devastado económicamente, tanto por la Guerra de Sucesión Española,
como por los enormes gastos que realizaba cotidianamente la monarquía. El rey Luis XV tenía solamente
cinco años y el país era gestionado por el duque regente Felipe II de Orleans. John Law ya conocía al duque
de anteriores ocasiones y vio allí su oportunidad para materializar las teorías revolucionarias que estaba
inventando.

Para aquel entonces, la deuda del Estado francés era enorme y la escasez resultante de metales
preciosos condujo a una sensible reducción del comercio, lo que llevó a un estancamiento total de la
economía. Ante este panorama el regente decidió seguir las arriesgadas teorías de Law: según él, los medios
de intercambio (oro, plata, etc.) no valían nada en sí mismos, sino que la verdadera riqueza nacional estaba
en la magnitud que pudiese adquirir el comercio del país. Su idea era que Francia debía crear un banco que
administrara las finanzas del gobierno, reemplazando al oro con crédito de papel y así poder aumentar la
circulación monetaria, favoreciendo a las industrias. Simultáneamente debía crearse una empresa estatal
para el comercio, sustituyendo los títulos de deuda nacional por participaciones en estas nuevas empresas
económicas. Esto crearía un monopolio enorme de las finanzas y el comercio administrado por el Estado en
beneficio de los propios habitantes del país.

El primer paso de Law en esta dirección fue crear un nuevo banco en mayo de 1716, denominado Banco
General Privado (Banque Générale Privée), al que se autorizó a emitir de papel moneda, respaldado por los
depósitos en oro. Un año después, en 1717, John Law consiguió la consolidación de varias empresas
comerciales existentes en una única sociedad comercial denominada La Compañía del Mississippi o
Compañía de Occidente, siendo nombrado Director General de esta nueva empresa, a la que el gobierno
francés concedió el monopolio del comercio con las Indias Occidentales y América del Norte, cuya principal
colonia era la gran Luisiana francesa. En 1718, el Banco General pasó a ser Banco Real (Banque Royale), o
sea el Banco Nacional de Francia, con la garantía del rey. Simultáneamente Law desplegó una importante
campaña publicitaria exagerando la riqueza de Luisiana, lo que llevó a una especulación salvaje sobre las
acciones de la compañía. El plan era que las perspectivas de riqueza en Louisiana atrajeran mayores
capitales hacia la empresa y así poder realizar las inversiones necesarias. La popularidad de las acciones de
la compañía fue tal que provocó la necesidad de emitir más billetes de papel del banco.

En 1719, la Compañía de Occidente absorbió a otras compañías coloniales francesas, como la Compañía
francesa de las Indias Orientales, y se convirtió en la Compañía Perpetua de las Indias. En 1720, el Banco
Real y la Compañía Perpetua de las Indias se fusionaron y se nombró a Law Inspector General de Finanzas el
5 de enero. De esta manera el banco y la compañía se unificaban con el Estado.
Law a su vez obtuvo amplios poderes para controlar la economía nacional, que operaba en gran medida
por medio de decretos del Rey. Durante su gestión Law instituyó muchas reformas de importancia: trató de
dividir las grandes tenencias de tierra para beneficiar a los campesinos, abolió gran cantidad de impuestos y
peajes, fomentó la construcción de nuevas carreteras, logró poner en marcha nuevas industrias ofreciendo
préstamos a bajo interés y buscó a toda costa reactivar el comercio exterior francés.

El notable éxito que estaba obteniendo Law en Francia era conocido por toda Europa, principalmente en
los círculos financieros, lo cual inspiró a los británicos para ejecutar un enorme plan de canje de deuda
pública por acciones de la Compañía del Mar del Sur (South Sea Company), empresa que tenía el monopolio
del comercio con Sudamérica.

John Law afirma en una de sus obras (Consideraciones sobre el Numerario y el Comercio, 1705). en
primer lugar, que los banqueros no limitan sus créditos al valor de los depósitos que reciben. Concediendo
créditos o comprando contratos, crean dinero: "en cuanto más prestan, más añaden al numerario" (formula
cercana a la célebre de Withers de que "los prestamos hacen los depósitos"). Esta creación monetaria es una
creación de papel moneda. Por ejemplo, dice, "si suponemos que las especies de los bancos son 15.000
libras y que hay 75.000 libras en billetes, esto significa una adición de 60.000 libras al numerario de la
nación". Pero los billetes son convertibles en oro y su valor es superior al montante de oro que los respalda.
Por ello, una componente esencial del sistema es la confianza en la convertibilidad. Como la gente cree que
los billetes son convertibles entonces no los convierte; si sobreviene una crisis de confianza el sistema
colapsa.

Law era consciente, al menos teóricamente, de la fragilidad de un sistema de dinero de crédito e ideó
distintos medios para restablecer la confianza; para ello propuso, por ejemplo, anunciar una futura
reducción de ciertas especies (o reducciones de su valor con respecto a otras) con el fin de hacerlas entrar a
la banca, proponer que todos los pagos públicos se hiciesen en billetes, pagar intereses sobre los billetes,
generalizar las casas de cambio donde se garantice la convertibilidad... Para Law, en resumen, las ventajas
del papel moneda eran mayores que los riesgos más o menos controlables que entrañaba el mecanismo.

¿En qué consisten tales ventajas? La primera está ligada al propio mecanismo de emisión. Si las
operaciones de crédito son el soporte de la emisión, el papel moneda será, por definición, utilizado para
financiar los negocios de los prestatarios. Así, por medio de la operación económica que lo crea, el dinero
estimula el comercio. No hay entonces motivo alguno para temer a la escasez de dinero (una de las bestias
negras del mercantilismo). Para Law, es muy probable que la influencia sobre los precios de un aumento
(razonable) en la cantidad de dinero sea despreciable. Como la creación de dinero está ligada al crédito, ésta
es el reflejo del desarrollo de los negocios, de las empresas, del comercio, y en definitiva del crecimiento de
la oferta de bienes y servicios. La segunda ventaja se debe a un conjunto de consideraciones técnicas. El
papel moneda es más fácil de transferir que las especies metálicas; al contrario del dinero-mercancía, tiene
el mismo valor en todas partes, puede ser almacenado sin pérdidas ni costes, y se puede dividir sin pérdida;
finalmente, el papel moneda es más difícil de falsificar; en suma, su velocidad de circulación es superior a la
de las especies metálicas y Law comparte el consejo de Locke: la aceleración de la velocidad se confunde con
un aumento de la actividad.

Pero lo importante es resaltar la argumentación que empleaba John Law y su correlato con la utilizada
hoy por las “autoridades monetarias” . Subrayaba Law la trascendencia de “cuidar el valor de la moneda” y
en esa dirección de estar atentos a “los ratios clave” en un contexto de “absoluta independencia de la banca
central y su cuidadoso manejo del sistema de reserva fraccional”. En su “Money and Trade Considered with
a Proposal for Supplying the Nation with Money” escribe que “se reconocerá que no hay otro medio para
mejorar nuestra condición que el aumento de nuestro numerario […] Los objetos dependen del comercio y
el comercio depende del numerario y así, para ser potentes y ricos con relación a las otras naciones,
deberíamos tener numerario en la misma proporción (de esas naciones y de la producción)”.

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