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LOS ELEMENTOS CONCEPTUALES Y NORMATIVOS PRESUPUESTALES,

LAS INFLEXIBILIDADES, SUS ASPECTOS POSITIVOS O NEGATIVOS Y LA

APLICACIÓN DEL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO EN UN MUNICIPIO.

Una forma fácil de organizar el dinero que se recibe y el que se gasta en un determinado

periodo de tiempo y con el objetivo de hacerlo rendir al máximo es conocido como

presupuesto, dicha actividad sirve para tener el control de lo que se gana, lo que se puede

gastar o invertir y, finalmente, lo que usted está en capacidad de ahorrar, esto si lo asociamos

a los hogares y la canasta familiar, sin embargo, para elaborar un presupuesto es importante

tener en cuenta los ingresos que recibe regularmente, incluir siempre todos los gastos en los

que incurre, así estos parezcan pequeños o insignificantes, y tener siempre en cuenta que sus

gastos sean menores que sus ingresos, para generar un buen porcentaje de ahorro.

Ahora bien, desplacemos este concepto a una definición más propia y con autoría, “éste

consiste en las previsiones anuales de ingresos y gastos de una organización, ya sea pública

o privada” (Worswick, 1979), sin embargo abarquemos otra más explícita, “el presupuesto

es la herramienta que le permite al sector público cumplir con la producción de bienes y

servicios públicos para satisfacción de las necesidades de la población de conformidad con

el rol asignado al Estado en la economía y sociedad del país” (ASIP, s.f.). Estas dos

definiciones apuntan al mismo sentido ingresos-gastos, necesidades, bienes y servicios

(Ministerio de hacienda y crédito público, 2011).

No obstante, es perentorio resaltar en esta fase el presupuesto público, siendo uno de los

instrumentos esenciales para la ejecución de la política económica por parte del Estado, por
tal razón es considerado como el instrumento mediante el cual ejerce su función de

financiador o proveedor directo de bienes y servicios1.

Cabe reconocer la función propia del gobierno, quien en prioriza uno de los temas dominantes

en la economía, ya que, a través de los años, las funciones del Estado han sido cambiantes,

regularmente como respuesta a los fallos divisados en las economías de mercado. De esta

manera, no solo se ha aceptado que el Estado debe instaurar las leyes básicas de la sociedad,

velar por su acatamiento y crear un marco en el cual las compañías puedan contender entre

sí, sino que además se ha concebido el consenso de que los defectos y limitaciones del

mercado le dan al gobierno una puesto económico importante, principalmente en áreas

concernientes con la redistribución de la renta y con la corrección de fallos de mercado,

como los asociados con la periódica presencia de fluctuaciones económicas, acompañadas

de elevados niveles de desempleo; la falta de competencia; la presencia de externalidades y

la provisión de bienes públicos, entre otros (Stiglitz, 1999).

Desde hace mucho tiempo se señala que la figura del Estado no es necesaria solo para la

suministro de ciertos servicios de carácter colectivo afines con la defensa de la soberanía

nacional, la administración de justicia y las relaciones internacionales, sino que, también,

compone un utensilio para responder a la propiedad privada, el cumplimiento de los

contratos, la libre competencia y otro conjunto de reglas cuya conservación se considera

indispensable para amparar el funcionamiento de la organización económica y social que se

haya dado en la sociedad en concluyente período histórico (Bernal, 1994).

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Aunque debe reconocerse que formas indirectas de provisión de bienes y servicios públicos han ganado
importancia en los últimos años a través de la utilización de instrumentos como el outsourcing, las
concesiones, y otras formas de participación de la actividad privada.
En América Latina el gasto público ha venido ascendiendo en los últimos años,

característicamente el gasto público social. Sin embargo, todavía es necesario aumentar la

eficiencia y eficacia del gasto. Si bien no existe una técnica única, y los mecanismos tienen

que adaptarse a las necesidades de cada país, podrían existir beneficios tangibles en términos

de sostenibilidad, eficiencia y efectividad del gasto público de una utilización más plena de

los presupuestos por resultados.

En el caso de América Latina, la introducción de PpR (Presupuesto por Resultados) ha sido

dispar hasta ahora, entonces es importante preguntarse ¿si realmente es viable el PpR en

distintos países latinoamericanos? Si bien el objetivo principal es aumentar la eficiencia y

efectividad del gasto más que el lograr soluciones financieras de corto plazo, quizás en lugar

de ser algunos países más acuciados los que se atreven a introducir reformas, pero son en

cambio aquellos con una situación fiscal más sólida y que pueden moverse de las soluciones

de corto plazo a pensar en las dificultades de eficiencia y efectividad. Por supuesto, la

correlación puede ser tenue ya que si bien un déficit alto no consentiría progresar con los

presupuestos por resultados (condición necesaria), una posición fiscal holgada no implica

que los actores políticos lo introduzcan (no es condición suficiente) además del resultado

fiscal, el tamaño del sector público podría ser un concluyente substancial del interés por

introducir PpR. (Banco Interamericano de Desarrollo, 2012)

A partir del presupuesto, encontramos el Plan Operativo Anual, el cual es un instrumento

de gestión de apoyo a la acción pública, que contiene las directrices a seguir: áreas

estratégicas, programas, proyectos, recursos y sus respectivos objetivos y metas, así como la

expresión financiera para acometerlas. Sin embargo, el presupuesto se puede representar a

través de distintos tipos, bien sea tradicional, quien realiza la asignación de los recursos
tomando en cuenta, la adquisición de los bienes y servicios según su naturaleza o destino;

por programas, da respuesta a las contradicciones implícitas en el Presupuesto Tradicional

y en especial para que el Estado y las instituciones que lo integran dispongan de un

instrumento programático que vincule la producción de los bienes y servicios a alcanzar con

los objetivos y metas previstas en los planes de desarrollo; el sistema de planeamiento y

programación, el cual dispone de criterios efectivos para la toma de decisiones, en la

asignación y distribución de los recursos tanto físicos como financieros en los diferentes

organismos públicos; y el presupuesto base cero, determina si las acciones que desarrollan

los diferentes órganos que conforman el Estado son eficientes. Si se deben suprimir o reducir

ciertas acciones con el fin de propiciar la atención de otras que se consideran más prioritarias.

Colombia y el gobierno tienen un exiguo margen de maniobra al disponer el Presupuesto

General de la Nación, debido a que un alto porcentaje de los gastos que debe hacer cada año

se encuentra anticipado por un cuantioso conjunto de leyes y de artículos constitucionales

donde la inflexibilidad compromete la capacidad de los representantes elegidos para ejecutar

sus planes de gobierno, poniendo en peligro la estabilidad macroeconómica que favorece el

exceso de apropiaciones por parte de grupos de interés, obstaculiza la posibilidad de llevar a

cabo ajustes en situaciones fiscales deficitarias, entorpece la definición de prioridades,

beneficia la duplicidad de erogaciones para un mismo fin y le resta transparencia al proceso

presupuestal. En buena medida, las inflexibilidades manan del interés legislativo de endosar

rentas específicas para explícitos sectores y regiones, contrapesar su falta de acceso formal

al presupuesto y delimitar la discrecionalidad del ejecutivo.

Sin embargo, las medidas encaminadas hacia la flexibilización aplicarían sanos principios

presupuestales, registrados a lo largo de cien años de historia de hacienda pública en


Colombia, entonces ¿se debe modificar el esquema actual de asignación de transferencias?

para solucionar estos problemas, se puede transformar la asignación de transferencias y rentas

de destinación específica, aplicar adecuadamente el principio de unidad de caja en el

presupuesto, implantar reglas de ahorro contingente para algunos fondos especiales,

comenzar una administración unificada de la tesorería del estado, renovarse los denominados

“auxilios parlamentarios” con el fin de hacer explícita y de están manera poner por encima

de la mesa la búsqueda de presupuesto por parte del legislativo, y apartar de la práctica de

incluir gastos por vía de leyes, como ha sido la tradición, puesto que el presupuesto anual

debe partir de un término de largo plazo al endeudamiento público, y una vía de disminución

prefijada (ECHEVERRY, FERGUSSON, & QUERUBÍN, 2004).

Lo anterior, hace necesario que el Ministerio de Hacienda se centralice en la enunciación del

monto de gasto relacionado con un nivel deseado de deuda pública, y que sean el Presidente

y el Consejo de Ministros los responsables de la asignación sectorial, en interacción con el

Congreso de la República.

Finalmente, el presupuesto municipal es un estimativo de los ingresos fiscales y una

autorización de los gastos públicos que efectúa el Concejo Municipal cada año, en

instrucción del control político que en materia fiscal le corresponde. Envuelve, igualmente,

la enunciación de las disposiciones necesarias que respondan una ejecución eficiente de los

recursos, sobre la base del Plan de Desarrollo (Castro, 2019). Es la herramienta mediante el

cual los Alcaldes desarrollan su plan de gobierno y, por ende, el mandato que les ha sido

encargado a través del voto programático, por tal razón el presupuesto debe manifestar los

planes de largo, mediano y corto plazo establecidos en el Plan de Desarrollo y asentir una

evaluación sobre el acatamiento de las metas fijadas por la administración. Su preparación y


ejecución se desarrolla centralmente de lo que la Constitución y la ley han nombrado el

sistema presupuestal, el cual posee por objeto mejorar la asignación de los recursos públicos,

garantizar la diligencia de los principios presupuestales y el desarrollo local a corto, mediano

y largo plazo.

El municipio de Girardot en el acuerdo Nº 004 del 2018, “por medio del cual se realizan unas

adiciones al presupuesto general de rentas y gastos de la vigencia 2018” (Concejo municipal

de Girardot, 2018) y a través del Estatuto Orgánico de Presupuesto constituye el instrumento

y la base fundamental para la elaboración y trámite de aprobación del presupuesto de rentas

y gastos establece los procedimiento para lograr el equilibrio entre ingresos y gastos, lo

mismo que para las modificaciones que sean necesarias y legales; los procedimientos y

atribuciones tanto para el ejecutivo como para el Consejo Municipal entre otros aspectos. La

administración procedió a realizar el cierre presupuestal, contable y de tesorería

correspondiente a la vigencia 2017, presentando saldos no ejecutados y mayores valores

recaudados. Por tanto, se hizo necesario adicionar al presupuesto de ingresos, gastos e

inversiones de la vigencia fiscal 2018 a las cifras producto del cierre financiero, tornándose

pertinente la adición y ejecución de los recursos especialmente de la destinación específica.

En conclusión, el presupuesto, en su esencia, antes que una herramienta jurídico-contable,

constituye un instrumento de planificación y un componente importante de la política

económica. El presupuesto es el instrumento a través del cual se materializa la acción del

Estado y se ejecuta el Plan Nacional de Desarrollo, PND. En estas circunstancias, es

indispensable que exista coherencia entre el presupuesto y las metas y objetivos definidos a

través de la política económica y, más concretamente, las políticas monetaria y cambiaria y

las metas de crecimiento e inflación.


BIBLIOGRAFÍA

 Banco Interamericano de Desarrollo. (2012). El presupuesto por resultados en


America Latina: condiciones para su implantación y desarrollo. Departamento de
investigación y economista., 19.
 Castro, F. M. (2019). Gestión Presupuestal Municipal. Escuela Superior de
Administración Pública ESAP, 145. Obtenido de ESAP.
 Concejo municipal de Girardot. (26 de Abril de 2018). Alcaldia Municipal de
Girardot. Obtenido de http://www.girardot-
cundinamarca.gov.co/Transparencia/Normatividad/Acuerdos/2018/ACUERDO%20
No.%20004%20DE%202018.pdf
 ECHEVERRY, L. F., FERGUSSON, L., & QUERUBÍN, P. (Enero de 2004).
Universidad de los Andes. Obtenido de CEDE:
file:///D:/DOCUMENTS%20AND%20SETTINGS/USER%20PC/Downloads/LA_
BATALLA_POLITICA_POR_EL_PESUPUESTO%20(1).pdf
 Ministerio de hacienda y crédito público. (2011). Aspectos Generales del proceso
presupuestal colombiano. Bogotá: 2da edición- El ministerio.
 Stiglitz, J. E. (1999). Microeconomía . En La reimpresión (pág. 604p). España:
Ariel.

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