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EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA

MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES


JUDICIALES

“La motivación de las sentencias es, verdaderamente, una garantía grande de justicia,
cuando mediante ella se consigue reproducir exactamente, como en un croquis
topográfico, el itinerario lógico que el juez ha recorrido para llegar a su conclusión; en
tal caso, si la conclusión es equivocada, se puede fácilmente determinar, a través de la
motivación, en qué etapa de su camino perdió el juez la orientación”[Piero
Calamadrei]

SUMARIO: I.- Introducción. II.- Naturaleza jurídica. III.- Contenido esencial. IV.-
Afectación al contenido esencial. V.- Vicios de motivación 5.1 Ausencia de
motivación 5.2 Deficiente justificación interna de la decisión 5.3 Motivación
sustancialmente incongruente 5.4 Motivación aparente 5.5 Motivación insuficiente
5.6 Deficiente justificación externa de las premisas VI.- Conclusiones.

I.- Introducción:
Con el advenimiento del Estado constitucional de derecho, el paradigma del sistema de
justicia muta de la legalidad a la constitucionalidad. Este nuevo paradigma, a diferencia
del Estado legal de derecho, impone como condición de legitimidad y validez de las
decisiones judiciales que éstas deben estar justificadas materialmente.

Como manifestación de este cambio paradigmático, nuestra Constitución Política, en el


artículo 139, inciso 5), consagra como garantía de la función jurisdiccional «la
motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los
decretos de mero trámite»; precisando que el juez debe argumentar expresamente de la
ley aplicable y los fundamentos de hecho que las justifican fácticamente.
Esta disposición constitucional ha sido interpretada por el Tribunal Constitucional,
habiendo delimitado el contenido esencial del derecho fundamental a la motivación de
las resoluciones judiciales, como también ha desarrollado los supuestos de afectación al
mismo.
En el presente artículo intentamos dar cuenta de los os contenidos normativos del
derecho fundamental en estudio, así como los supuestos de afectación a su contenido
esencial, desarrollados fundamentalmente por el Tribunal Constitucional.

II.- Naturaleza jurídica.


La motivación de las resoluciones judiciales configura un derecho fundamental de todo
justiciable y, como tal, “importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las
razones o justificaciones objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión.
Esas razones, (…) deben provenir no sólo del ordenamiento jurídico vigente y aplicable
al caso, sino de los propios hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso”[1].
De allí que se predique que “el derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales es una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que
las resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados,
sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan
del caso”[2]. Por tanto, “(…) la motivación debida (…) es un derecho fundamental, que
forma parte del contenido esencial del derecho a la tutela procesal efectiva. El derecho a
la motivación debida constituye una garantía fundamental en los supuestos en que con
la decisión emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación jurídica de las
personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente y
congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será
inconstitucional”[3].
Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos la motivación «es la
exteriorización de la justificación razonada que permite llegar a una conclusión. El
deber de motivar las resoluciones es una garantía vinculada con la correcta
administración de justicia, que protege el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por
las razones que el Derecho suministra, y otorga credibilidad a las decisiones jurídicas
en el marco de una sociedad democrática (…). En este sentido, la argumentación de un
fallo (…) debe permitir conocer cuáles fueron los hechos, motivos y normas en que se
basó la autoridad para tomar su decisión, a fin de descartar cualquier indicio de
arbitrariedad. Asimismo, la motivación demuestra a las partes que éstas han sido oídas
y, en aquellos casos en que las decisiones son recurribles, les proporciona la
posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las
instancias superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las “debidas
garantías” incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el derecho a un debido
proceso»[4].
En el ámbito de la doctrina constitucional, COLOMER HERNANDEZ[5] señala que
“La exigencia de motivación ha de contener una justificación fundada en derecho, es
decir que no solo sea fruto de una aplicación racional del sistema de fuentes del
ordenamiento, sino que además dicha motivación no suponga vulneración de derechos
fundamentales”.
Sin embargo, el deber de motivación que viene impuesto por la Constitución no
significa que los jueces estén obligados a contestar todas las alegaciones que las partes
postulen, menos garantiza una determinada extensión argumentativa como presupuesto
de validez de la decisión judicial. El contenido del deber de motivación que la
Constitución garantiza reconoce, por un lado, el derecho del justiciable a conocer las
razones de orden jurídico y fáctico que han orientado y justificado el sentido de la
decisión; por otro, el deber del juez de emitir juicios de valor racionales sobre la
controversia sometida a su conocimiento y decisión, En efecto, el Tribunal
Constitucional español ha resaltado que:

«(…) el deber de motivación de las resoluciones judiciales no autoriza a exigir un


razonamiento jurídico exhaustivo y pormenorizado de todos los aspectos y perspectivas
que las partes puedan tener de la cuestión que se decide o, lo que es lo mismo, no existe
un derecho del justiciable a una determinada extensión de la motivación judicial, sino
que deben considerarse suficientemente motivadas aquellas resoluciones judiciales que
contengan, en primer lugar, los elementos y razones de juicio que permitan conocer
cuáles han sido los criterios jurídicos esenciales fundamentadores de la decisión, es
decir, la ratio decidendi que ha determinado aquella, y, en segundo lugar, una
fundamentación en derecho»[6].
Similar posición ha sido asumida por el Tribunal constitucional peruano, al sostener
que:

«La Constitución no garantiza una determinada extensión de la motivación, por lo que


su contenido esencial se respeta siempre que exista fundamentación jurídica,
congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, por sí misma, exprese una suficiente
justificación de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa (…) Tampoco
garantiza que, de manera pormenorizada, todas las alegaciones que las partes puedan
formular dentro del proceso sean objeto de un pronunciamiento expreso y detallado. En
materia penal, el derecho en referencia garantiza que la decisión expresada en el fallo
sea consecuencia de una deducción razonable de los hechos del caso, las pruebas
aportadas y la valoración jurídica de ellas en la resolución de la controversia. En
suma, garantiza que el razonamiento empleado guarde relación y sea proporcionado y
congruente con el problema que al juez penal corresponde resolver»[7]
III.- Contenido esencial.
El Tribunal Constitucional[8] ha indicado que el contenido esencial del derecho a la
motivación de las resoluciones está constituido o conformado por:
a) Fundamentación jurídica, lo que supone que se exprese no solo la norma aplicable al
caso, sino que también se explique y justifique por qué el hecho investigado se
encuentra enmarcado en los supuestos que la norma prevé;
b) congruencia entre lo pedido y lo resuelto; y,
c) que por sí misma exprese una suficiente justificación de la decisión adoptada, aun
cuando esta sea sucinta.
IV.- Afectación al contenido esencial.
El Tribunal Constitucional[9] ha precisado que se afecta el contenido esencial del
derecho a la motivación judicial cuando la decisión se encuentra en alguno de los
siguientes supuestos:
a) ausencia de motivación
b) Deficiente justificación interna de la decisión
c) Motivación aparente
d) Motivación insuficiente
e) Deficiente justificación externa de las premisas
f) Motivación sustancialmente incongruente
V.- Vicios de motivación
A continuación, damos cuenta de los vicios que el Tribunal Constitucional ha
desarrollado y concretizado como supuestos fácticos de afectación o lesión al contenido
esencial del derecho de motivación de las resoluciones judiciales y que han sido
previamente enunciados.

5.1 Ausencia de motivación


Se presenta cuando no fluye explicación sustancial alguna por parte del juzgador
respecto a la controversia. Este vicio implica que:

a) El juez no exterioriza ninguna razón que sustente lo decidido;


b) el juez no explica cómo ha determinado las premisas jurídicas y fácticas,
c) no permite conocer el porqué de la decisión judicial.
5.2 Deficiente justificación interna de la decisión
El Tribunal Constitucional[10] ha precisado que forma parte del contenido esencial del
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales que la inferencia se deduzca de
las premisas definidas por el Juez, así como también que el razonamiento sea
narrativamente coherente.
En este sentido, se afecta el contenido esencial del derecho indicado cuando se
presentan el supuesto de «invalidez de la inferencia» o «incoherencia narrativa». Así
pues:

1. La invalidez de la inferencia se produce cuando ésta no se deduce de las premisas [fácticas y


jurídicas] que establece previamente el juez.
2. En tanto, habrá incoherencia narrativa, cuando el discurso es absolutamente confuso, incapaz de
transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión.
Por tanto, en el análisis de la motivación interna, de lo que se trata es de verificar si la
formulación de la inferencia o la construcción del razonamiento judicial es válido, desde
la perspectiva de la ciencia de la lógica. En tal sentido, corresponde determinar, cuando
se trata de un silogismo deductivo, si la conclusión se deriva de las premisas [mayor y
menor], como sostiene Bulygin[11], o, si la conclusión general se formula a partir del
enlace de las premisas particulares.
Conviene precisar que el fundamento de una decisión es una norma general de la que
aquélla es un caso de aplicación. Entre el fundamento (norma general) hay una relación
lógica, no causal. Una decisión fundada es aquella que se deduce lógicamente de una
norma general (en conjunción con otras proposiciones fácticas y, a veces, también
analíticas)[12]; es decir, constituye una inferencia o razonamiento lógicamente valido.
Por tanto, para identificar si la motivación interna de la resolución satisface el estándar
constitucional, se debe analizar los argumentos utilizados en la decisión, a fin de
verificar su corrección lógica entre las premisas y la conclusión, así como su coherencia
narrativa.
5.3 Motivación aparente
Una resolución es aparente cuando, si bien contiene argumentos de derecho o de hecho
que “justifican” la decisión del juzgador, éstos no resultan pertinentes para tal efecto,
sino que son falsos, simulados o inapropiados, en la medida que en realidad no son
idóneos para adoptar dicha decisión”[13]; es decir, se pretende cumplir
formalmente con el mandato de motivación, alegando frases que, en el fondo,
carecen de correspondencia fáctica o jurídica. En efecto, se presenta como actos
jurisdiccionales prima facie fundados, pero que, si no nos detenemos en lo que es el
caparazón de los mismos, sino que procuramos adentrarnos en la racionalidad y
razonabilidad de la fundamentación, descubriremos que en verdad no tienen
fundamento[14].
Así, bajo una primera observación, se puede advertir razones que supuestamente
sustentan la decisión, pero en realidad no se condicen con las circunstancias
comprobadas de la causa, de acuerdo al derecho aplicable al caso[15]. En otros
términos, una decisión judicial será aparente cuando está fundada en juicios
dogmáticos de modo que impiden conocer cuál es el íter del razonamiento, pues son
adjetivaciones que pueden revelar un estado anímico, pero no son explicaciones de
cómo se llegó a ellos. Por tanto, se está ante una motivación aparente, cuando ésta es
sofística[16].
La motivación es sofística debido a que disfraza u oculta el contenido de lo acontecido
en el proceso, describiendo enunciados fácticos que no fueron postulados, pruebas que
no han sido incorporadas o actuadas o desarrolla fórmulas argumentativas vacías de
contenido; es decir, cuando la justificación no es otra cosa que una construcción
argumentativa vacua. Así pues, calzan dentro de este vicio, por ejemplo, cuando el juez
afirma que, del análisis de toda la prueba actuada en el plenario, se colige que se ha
enervado o no la presunción de inocencia del imputado, sin decir por qué sí o por qué
no; cuando refiere que el caso propuesto se encuadra en el supuesto fáctico que
abstractamente describe la disposición normativa, sin indicar cómo es que se subsume el
caso en particular.

5.4 Motivación sustancialmente incongruente


La congruencia procesal garantiza que el juez, al momento de decidir la pretensión
puesta en su conocimiento, no omita, altere o se exceda en la definición de las
peticiones incoadas; puesto que el derecho a la debida motivación obliga a los órganos
judiciales a resolver las pretensiones de las partes de manera congruente con los
términos en que vengan planteadas. Por tanto, la incongruencia se presenta cuando el
juez omite pronunciarse sobre las pretensiones de las partes o lo hace desviando,
modificando o alterando el debate procesal. El primer supuesto se conoce como
incongruencia omisiva[17]; en tanto la segunda, como incongruencia activa[18].
5.5 Motivación insuficiente
Una resolución judicial es insuficiente cuando presenta problemas de gradualidad;
contiene motivación, pero no en el nivel adecuado o requerido. Es decir, no se cumple
ni con el mínimo de motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho
indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada[19].
No se trata de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, sino que la
insuficiencia resultará relevante desde una perspectiva cuando la “insuficiencia” de
fundamentos, resulta manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está decidiendo y
según el baremo o estándar jurídico aplicable en cada caso. En efecto, de modo
contrario, se sostiene que la decisión judicial será suficiente cuando contenga los
elementos necesarios de validez que justifiquen el mínimo de razonamiento exigible
para que la resolución judicial sea conforme a las funciones propias de la exigencia
constitucional y legalmente garantizada de motivación[20].
En este sentido, conviene precisar que la suficiencia de la motivación de la decisión
judicial, en tanto concepto jurídico indeterminado, no debe ser apreciada
apriorísticamente o en abstracto, sino a la luz de las características de cada caso
particular. Así pues, la suficiencia se mide por la adquisición del conocimiento por las
partes de la ratio decidendi. La suficiencia no se identifica, en consecuencia, con una
motivación exhaustiva que dé respuesta a todas las alegaciones argumentativas
esgrimidas en el proceso, así sean impertinentes o irrelevantes para la decisión asumida.
De igual modo tampoco excluye la posible de economía de razonamientos ni que éstos
sean escuetos.
5.6 Deficiente justificación externa de las premisas
La justificación externa, conocida también como justificación material de las premisas,
significa que los enunciados formulados por el juez deben tener respaldo tanto en el
derecho como en el contenido fáctico que fluye de la prueba actuada.

En este sentido, la formulación del enunciado jurídico [premisa mayor], como regla para
la solución del caso, debe provenir del ordenamiento jurídico vigente. En tanto que el
enunciado fáctico [premisa menor] debe reflejar el contenido probatorio producido
durante la actuación de la prueba. Por tanto, la justificación material o justificación
externa no es otra cosa que la explicitación de las razones del contenido de la premisa
normativa (premisa mayor) como de la premisa fáctica (premisa menor)[21].
En esta perspectiva, una resolución judicial estará materialmente justificada cuando el
juez exterioriza razones que demuestran que cada premisa es cierta, correcta y ostenta
fundamento racional. En este sentido, el control de la motivación externa permite
identificar la deficiente o insuficiente justificación de la construcción de las premisas; lo
que obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación de su decisión y no agotar el
razonamiento en una argumentación puramente formal[22].

VI.- CONCLUSIONES.

o El derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, en tanto derecho fundamental, no solo


garantiza al justiciable obtener una respuesta jurisdiccional expresa y explícita con relación a la
pretensión sometida a decisión judicial, sino que permite el ejercicio de los demás derechos
procesales como el de defensa y el de pluralidad de instancias.
o La dimensión objetiva del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales impone al juez el
deber de explicitar las razones jurídicas y fácticas de la decisión adoptada.
o La delimitación del contenido esencial del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales
permite determinar cuándo una decisión judicial está o no justificada.
[1] STC.N° 1480-2006-AA/TC fj. 2
[2] STC N° 0728-2008-PHC/TC. fj. 7
[3] STC N° 4944-2011-PA/TC. fj. 16.
[4] Caso Chocrón Vs. Venezuela. F.j. 118.
[5] COLOMER HERNÁNDEZ, Ignacio. “La motivación de las sentencias. Sus
exigencias constitucionales y legales”. Tirant lo Blanch, Valencia, 2003. Pág. 269.
[6] STC de 3 de noviembre de 1987 y reiterada en STC de 25 de abril de 1988, STC
165/1999 de 27 de septiembre, STC de 12 de diciembre de 2005, entre otras
[7] STC 1230-2002-HC/TC, f.j. 11
[8]STC 4348-2005-PA/TC, f.j. 2
[9] STC 03943-2006-PA/TC, STC 00728-2008-PHC/TC
[10] STC 03943-2006-PA/TC, STC 00728-2008-PHC/TC
[11] BULYGIN E. (1991) Análisis lógico y Derecho. CEC Madrid. P. 356
[12] Ibid p. 356
[13] STC 1939-2011-PA/TC, f,j. 26
[14] FERNANDEZ, R.; GUIRARDI, O.; ANDRUET, A. y GHIRARDI, J. (1993) La
Naturaleza del Racionamiento Judicial: El razonamiento débil. Alveroni Ediciones.
Córdoba, p. 117.
[15] Ibid, p. 11
[16] Según la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Colombia (Sentencia
del 17 de junio de 2009, proceso N° 30661. M. P. Alfredo Gómez Quintero), se está
ante una motivación aparente, cuando ésta es falsa o sofística pues, si bien es cierto que
se presenta como «inteligible, resulta equivocada debido a errores relevantes en la
apreciación de las pruebas, porque las supone, las ignora, las distorsiona, o desborda los
límites de racionalidad en su valoración (…)»
[17] El argumento judicial no contesta las pretensiones de las partes
[18] El razonamiento judicial no responde al contenido estricto del debate procesal,
debido a que presenta desviación, modificación o alteración del mismo
[19] STC STC 1939-2011-PA/TC, f,j. 24
[20] ALLISTE SANTOS, T (2001). La Motivación de las Resoluciones judiciales.
Editorial Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales S.A. Madrid, p. 164
[21] Atienza, M. (2005) Las Razones del Derecho- Teorías de la Argumentación
jurídica.Segunda Reimpresión, 2005. Universidad Nacional Autónoma de México-
UNAM- Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, pp. 4 y ss.
[22] STC 2131-2008-PA/TC, f.j. 14

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