La transcomplejidad y el cambio organizacional, como elementos
engranados soportan la afirmación de que todo ente organizado se reviste de complejidad atribuible al desarrollo de sus funciones, de las gestiones a ser aplicadas para el desenvolvimiento de sus procesos internos, cumplimiento de fines y obtención de beneficios; aunado a la diversidad de conocimientos, experiencias y mecanismos empleados por los actores de los procesos y los medios utilizados para alcanzar tales meras, junto con la intervención de diversos factores internos y externos que influyen en el desempeño de las acciones, necesarias para producir y utilizar el conocimiento en pro de un objetivo común, cuyos procesos de acción deberán irse ajustando a los cambios propios del entorno y se adaptarán a las nuevas tendencias que incidan en la organización; de allí que al conocer los aportes de la transcomplejidad empresarial, coadyuven a discernir sobre los agentes que intervienen en el cambio organizacional. Al hablar de transcomplejidad, implica adquirir una postura de visión amplia sobre el desempeño de la gerencia y cómo esta logra enfrentar con juicio, racionalidad y valor los distintos problemas o situaciones, desde una perspectiva que oriente a una mira tendiente a la oportunidad de mejora. Con alternativas reales, múltiples y diversas según distintas reacciones que pudieran suscitarse, permitiendo entonces que la gerencia se enfrente a las dificultades de manera diferente, con una visión totalitaria que incluya a la empresa, sus funciones, procesos y entorno dentro del problema; que consienta ver todos los extremos en una sola mirada y por lo tanto comprender las relaciones existentes dentro de la organización, para que se considere un escenario reflexivo, orientado hacia el reconocimiento de la necesidad de una nueva concepción de gerencia para el desarrollo de procesos organizacionales complejos que respondan a la multiplicidad de factores estrechamente ligados a la empresa y su entorno social. La transcomplejidad, es una expresión que surge para integrar los planteamientos del paradigma de la complejidad y de su método de estudio, que considera la multiplicidad de disciplinas, funciones y experiencias que se hacen presente en la gerencia, dado que esta es una corriente producto del siglo XX, en el que se hizo necesario obtener los mecanismos más idóneos para dirigir, guiar y gestionar a las organizaciones de modo productivo, eficiente y en procura de fines comunes; puesto que reviste un carácter científico que le permite adaptarse a los cambios según sean los aportes de las investigaciones. Las corrientes administrativas han venido cambiando y adaptándose a las tendencias suscitadas a lo largo de los tiempos; se han acoplado y ajustado a los mecanismos de trabajo, procesos y procedimientos tecnológicos que han penetrado en las organizaciones con el objeto de mejorar las funciones desde el plano social, administrativo, económico, distributivo, psicológico, científico, financiero, tecnológico y organizacional, trayendo consigo el manejo de destrezas y diversidad de disciplinas que se interrelacionen entre sí dentro de las empresas, para lograr alcanzar sus fines, permanecer o crecer en los mercados en donde actúan, con apoyo de las ciencias puras, de las cuales se valen y hacen uso los integrantes del ente para resolver las distintas situaciones a las que se hace frente en el día a día. De allí que se haga uso de la complejidad como concepto que reviste a la gerencia, para describir sus procesos, interrelaciones y formas de actuar; algunos autores consideran a esta tendencia desde dos perspectivas, la científica que parte de las ciencias como la matemática, física, teoría de sistemas, cibernética y probabilidad que orientan a resultados específicos sobre un estudio en cuestión; hasta un segundo planteamiento descrito por Morín (2003) quien lo concibe como: … un tejido de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados. Es la dialógica orden/organización que supone temporalidad, no lineada, aleatoriedad, autoorganización, probabilidad para extraer nueva información. Desde este punto de vista la complejidad es una concepción distinta del hombre como sujeto que estudia la realidad desde una perspectiva dialógica. Es una ciencia del hombre y para el hombre. Es una aventura de acción cotidiana con vocación transdiciplinar, donde los diferentes aspectos del saber están en constante interacción y complementariedad”. Desde el punto de vista gramatical, transdiciplinariedad, proviene del prefijo “trans” que se refiere a lo que simultáneamente es "entre" "a través" y "más allá" de la disciplina. Implica una idea con amplitud de perspectiva e incluso de trascendencia, que denota disolución de fronteras e integración de campos de conocimientos, que introduce reflexibilidad en el análisis, haciendo que la investigación transcompleja pueda entonces, ser considerada como un proceso bio-afectivo y cognitivo, que incluye además reconocer los aspectos sociales, culturales, institucionales, políticos y de producción – gerencia de conocimientos, como un producto complejo que se genera de la interacción del hombre con la realidad de la cual forma parte. Este enfoque profundiza en las distintas interrelaciones que articulan en la gestión empresarial, que combinan la interacción entre sujeto y entorno, ya sea social – interno – externo- empresarial y afines, como fuentes constitutivas de la realidad compleja; asumiendo la noción del principio de identidad complejo que posibilita la subjetividad y la objetivación de la empresa, junto con sus sujetos; así como la compatibilidad colectiva que relaciona la dialógica (relaciones entre los seres humanos y la naturaleza), los observadores participantes y activos en la construcción de los procesos, funciones y desarrollo de acciones implícitas para la obtención de los fines, además del raciocinio y comprensión de las actividades empleadas. Se trata de objetivar la complejidad del sujeto que investiga, a la vez que distinguirlo sin apartarlo de aquello que investiga. De acuerdo a la UNESCO (1997), la transcomplejidad es inseparable de una nueva visión y de una experiencia vivida. Es una vía de autotransformación orientada hacia el conocimiento y hacia la creación de un nuevo arte de vivir. En este sentido, la investigación bajo este enfoque debe adecuarse a problemas transversales, transnacionales y multidimensionales como a las grandes macroteorías. Es así como al caracterizar una situación de investigación gerencial o análisis de procesos, en el marco de la transcomplejidad requiere de una descripción contextualizada e integradora, que relacione las distinta etapas intervinientes para el desarrollo de los procesos y funciones, vinculando etapas precedentes, ejecutoras, potencialidades de continuidad, controladoras, de interpreta y evaluación; además del contexto que ha signado el desenvolvimiento de las funciones en el plano histórico de la empresa; es decir, que considere su pasado, su presente y futuro, con énfasis en la innovación, inventiva, autotransformación y reigeniería de procesos asociados. La actividad gerencial implica la aceptación del cambio y considerar a este como una herramienta fundamental de la cual podrá valerse la administración, para hacer más competitiva a la organización, afianzarla en el mercado, prever su permanencia en el tiempo y acoplarse a las necesidades del demandante. Debe construirse desde una visión flexible que combine el ámbito funcional de la empresa, junto con la sociedad y su plano globalizado; con intervención directa en el cambio y sus implicaciones, tales como la incidencia de la incertidumbre, la subjetividad y fuerzas intervinientes en el curso de los acontecimientos; considerando en todo momento al ser humano, la influencia tecnológica, económica, política, ética, moral, cultural, social, afectivo, creativo y normativo, hasta con impacto de la costumbre, intuición, religiosidad, espiritualidad, experiencia y aplicación de métodos científicos, de todos los elementos vinculados a la empresa y su gerencia. , de la experiencia del investigador y de la participación de los actores del proceso. En tal sentido, al hablar de transcomplejidad y vincularla con el cambio organizacional debe considerarse que es la razón de ser y hacer de este último; dado que la intervención de la gran variedad de disciplinas, corrientes, conocimientos y doctrinas coadyuvan a que la organización se mantengan en cambios constantes y por lo tanto, se requiera que sean congruentes entre sí, debido a que se encuentran orientados a la obtención de un conocimiento. Por lo general, los fines organizacionales están construidos sobre la base de objetivos dirigidos a alcanzar realidades imprescindibles para el ente y relacionan el conjunto de elementos necesarios para alcanzarlos. De lo anterior se colige, que toda entidad por ser compleja se encuentra integrada por personas con diversidad de conocimientos y experiencias según sea el nivel que ocupe dentro de la gerencia y el tipo de bien o servicio que ofrezca esta, con influencia directa del medio ambiente que circunda a la empresa tanto interno como externo, las diversas posturas y cambios que también influyen en este, es allí donde la organización también debe buscar obtener equilibrio en entre las diversas influencias asumiendo las que le convenga y desechando las que se conviertan en amenaza, poniendo de manifiesto las ventajas institucionales y aprovechando las oportunidades que se presenten, ajustándose a la innovación y transformaciones globales.