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OÍDO EXTERNO:
Está compuesto por el pabellón auricular, el conducto auditivo externo y la membrana
timpánica.
1. Pabellón auricular (Oreja):
Desde el punto de vista de su origen: el pabellón auricular es un apéndice ovalado
que se proyecta desde un lado de la cabeza. Se desarrolla a partir de proliferaciones
mesenquimáticas del primer y segundo arco faríngeo, que reciben el nombre de
montículos auditivos, los cuales se disponen rodeando el primer surco o hendidura
faríngea. Su desarrollo se inicia a nivel de la base del cuello, pero al crecer la
mandíbula, hay un ascenso relativo y las orejas ocupan su posición normal, a los lados
de la cabeza a nivel de los ojos.
Desde el punto de vista histológico, está representada por una placa en forma de
embudo de cartílago elástico recubierto por dos capas de piel. Es una piel, fina con
folículos pilosos, glándulas sudoríparas y sebáceas. La función del pabellón auricular,
está relacionada con la audición y aunque vestigial en el humano, representa un
componente indispensable para la ubicación y la ampliación del sonido.
OÍDO MEDIO:
Está localizado en la porción petrosa del hueso temporal y constituido por una cavidad
de forma cúbica, situada entre el oído externo y el oído interno. Esta separado del
conducto auditivo externo por la membrana timpánica; se comunica con la faringe a
través de la trompa de Eustaquio y con cavidades llenas de aire (células aéreas de la
mastoides) en la apófisis mastoides del hueso temporal. De las seis paredes óseas, la
interna tiene dos orificios cubiertos por membranas que son: la ventana oval y la
ventana redonda, que se encuentran en el límite entre el oído medio y el oído
interno.
Los principales componentes funcionales del oído medio son los huesecillos del oído,
constituidos por 3 huesos pequeños (martillo, yunque y estribo) que forman un puente
en la cavidad del oído medio desde la membrana timpánica hasta la membrana de la
ventana oval. Ellos definen y transmiten las vibraciones desde la membrana timpánica
hasta el líquido en el oído interno. Hay pequeños músculos que están fijos a los
huesecillos y que evitan hasta cierto grado que sonidos intensos dañen el oído cuando
se producen vibraciones excesivas.
RECUERDA:
El oído medio está formado por: la caja del tímpano, los huesecillos del oído, los
músculos Estapedio y tensor del tímpano y la trompa de Eustaquio.
La membrana del tímpano por su cara interna se une a través del martillo a la cadena
de huesecillos los cuales terminan unidos a la membrana que cierra la venta oval por
medio del estribo. Esta disposición permite a la cadena de huesecillos transmitir y
amplificar las vibraciones de la membrana timpánica a la membrana de la ventana
oval. Todo esto es regulado por los músculos Estapedio y Tensor del tímpano.
OÍDO INTERNO.
Es la parte más delicada del sistema auditivo y, por lo mismo, la que se encuentra
mejor defendida, pues se halla incrustada en la parte gruesa y petrosa del hueso
temporal denominada peñasco. No tiene otra comunicación con el exterior que las
ventanas oval y redonda (que dan al oído medio) en tanto que por dentro se relaciona
directamente con el cerebro por medio del nervio acústico.
Se encuentra constituido por una porción ósea denominada LABERINTO ÓSEO en cuyo
interior se encuentra el LABERINTO MEMBRANOSO.
Está constituido por dos compartimientos laberinticos, uno contenido dentro del otro:
Laberinto óseo
Laberinto membranoso
EL UTRÍCULO Y EL SÁCULO.
Como ya mencionamos son dos pequeños sacos que se encuentran en el vestíbulo.
Desde el punto de vista histológico su pared está constituida por un epitelio simple
plano a cubico bajo que descansa en una capa de tejido conjuntivo. Hay dos zonas en
donde la membrana epitelial varía y se conocen con el nombre de mácula del
utrículo y la mácula del sáculo. Estas son regiones especializadas que actúan como
receptores para detectar la orientación de la cabeza en relación con la gravedad
(mácula del sáculo) y la aceleración (mácula del utrículo).
Desde el punto de vista histológico, las crestas ampollares y las máculas son áreas
donde la membrana epitelial esta engrosada y se caracteriza por la presencia de
células neuroepiteliales, denominadas como células vellosas tipo I y II, asociadas con
células de sostén.
Características histológicas de las células vellosas,
Son células grandes, de base redondeada (tipo I) y cilíndricas (tipo II) que tienen en
común en su polo apical un cinocilio y 50-100 Estereocilios. Los Estereocilios se
encuentran recubiertos por una masa de glicoproteínas gelatinosa y gruesa, la
membrana otolítica.
Entre las células vellosas se encuentran las células de sostén.
La inervación de las células vellosas procede de la porción vestibular del nervio
vestibulocolclear (VIII par craneal)
En las crestas ampollares, los Estereocilios se encuentran recubiertos por una masa
gelatinosa de glicoproteínas, similar a la membrana otolítica, denominada cúpula.
En el órgano de Corti también están presentes otros tipos celulares, que tienen
nombres diferentes pero cuya función se desconoce.
Las células ciliadas, también llamadas vellosas del órgano de Corti, son células
neuroepiteliales que están especializadas para efectuar transducción (convierten
energía mecánica en energía eléctrica) de los impulsos. Son mecanorreceptores
epiteliales tanto del laberinto vestibular como coclear. Poseen gran cantidad de
estereocilios, que reciben el nombre de cilios sensoriales y en realidad son
microvellosidades modificadas.
En el sistema vestibular, cada célula ciliada tiene un solo cilio verdadero llamado
cinocilio, mientras que en el sistema auditivo las células pierden su cilio durante el
desarrollo pero retienen el cuerpo basal. Cada célula ciliada está en asociación con
terminaciones nerviosas aferentes y eferentes.
Esquema en el que se muestra la morfología de las células neuroepiteliales.
CÓMO ES LA PERCEPCIÓN DEL SONIDO:
En primer lugar, la membrana timpánica convierte a las ondas sonoras en energía
mecánica, las vibraciones se transmiten por la cadena de huesecillos y se amplifican
cerca de 20 veces cuando llegan a la placa del estribo. En el oído interno, las
vibraciones de los huesecillos se transforman en ondas en la perilinfa. Las vibraciones
son conducidas al conducto coclear (que contiene endolinfa) a través de la membrana
vestibular y también se propagan a la perilinfa de la rampa timpánica. Como
consecuencia, en la membrana basilar se genera una onda que se propaga (la
percepción de la intensidad del sonido depende del grado de desplazamiento de la
membrana basilar), y como el órgano de Corti está firmemente unido a la membrana
basilar, se traduce un movimiento de vaivén en un movimiento de fricción sobre los
estereocilios de las células vellosas o ciliadas que están embebidos en la membrana
tectoria rígida suprayacente.