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I. Introducción
La creciente preocupación por la gente que todavia no son parte del sistema y cuyas
condiciones están deteriorándose, conduce al segundo fenómeno que está ganando fmpetu
el concepto de autoconfianza. El concepto de autoconf'ianza significa, según una
traducción del chino, «La regeneración mediante nuestro propio esfuerzo». Significa crear
un sistema autónomo interno de interrelaciones que se refuerzan mutuamente, que se lleva
a la práctica por gente motivada, empeñada en movilizar los recursos locales, y en el que
todos los miembros de la comunidad deben desempeñar su papel, participando plenamente
en lá toma de decisiones, en las acciones y sus beneficios. La cuestión es no depender de
una especie de intercambio urbano-rural (centro-periferia), en el que los factores de
producción se desplazan hacia la localización más benefi- ciosa, sino en desarrollar una
sociedad local sin el influjo de tecnologfa exterior costosa y molesta. Es en este contexto
que emergerá la dignidad humana, la creatividad y la movilización de la fuerza de trabajo.
(Hernández, 2009)
Como se ha dicho anteriormente, el Desarrollo Rural Integrado (DRI) difiere del desarrollo
general agrfcola y rural en que, respecto a la polit́ ica, pone mucho más énfasis en el
desarrollo y movilización del potencial de recursos humanos, y en alcanzar un acceso más
equitativo a los recursos y a una más justa distribución de lá renta.Esto deberiá alcanzarse
mediante polit́ icas, diseño de proyectos, normas y regulaciones que presten especial
atención a la participación y absorción gradual de los pobres rurales, en una economía rural
en expansión. (Leupolt, 2010)
Esto requiere que se pongan a disposición del sector agrícola en sentido amplio técnicas de
mayor producción y la tecnología local avanzada, lo que implica la necesidad de desarrollar
instituciones locales capaces de investigar y difundirlas. También implica una deliberada
reorientación del siste- ma administrativo, la organización local y las instituciones de apoyo
a la producción hacia los pequeños productores y sus necesidades. La experiencia ha
demostrado, sin embargo, que ésto no se materializará si no se toman medidas para una
mayor participación de la población rural menos privilegiada a nivel de pueblo y mediante
las organizaciones locales apropiadas de manera que su voz se haga oir. Esto puede surgir
de la ini- ciativa local, pero el gobierno debe proporcionar una polftica que (a) prevenga la
supresión de estas organizaciones y(b) mediante la educación motive a la población rural
a involucrarse en este papel más activo.
Los gobiernos se moverán en esta dirección solamente si hay un fuerte compromiso de
polftica. La clave de cualquier diseño para una estrategia integrada de desarrollo es el
establecimiento de objetivos para el desarrollo rural como común denominador y base del
diseño de las polfticas.
De acuerdo con Ahmad, el desarrollo rural integrado puede definirse como una serie de
actividades agrfcolas y no agrić olas que se apoyan mutuamente (interrelacionadas)
orientadas hacia un objetivo explić ito que incluye mejoras en el sistema rural en su
conjunto. (Leupolt, 2010)
El desarrollo rural integrado, por tanto, debe considerarse como un concepto para la
planificación y su realización, que proporciona un marco y una concepción dentro de la
que pueden identificarse los vínculos e interrelaciones entre los di- fereñtes componentes
teniendo en cuenta:
A. cómo se afectan entre si en relación a los objetivos,
B. qué medios técnicos, institucionales y administrativos se requieren para relacionar las
diferentes actividades
C. el papel de la propia gente dentro del proceso. Sobre esta base, debería ser posible
desarrollar un diálogo fructifero dentro de los países, asi como entre los gobiernos, o entre
los gobiernos y las organizaciones internacionales, acerca de las estrategias más adecuadas.
El desarrollo rural integrado debe concebirse más como un programa politico que como
una aproximación técnica.
Elementos tales como el paquete de programas dedicados a incrementar la producción
agrícola, el desarrollo de las industrias rurales y la descentralización del crecimiento
industrial, la participación popular y la distribución equitativa de la renta, generalmente se
han reconocido como elementos importantes en la estructura nacional de desarrollo y se
han per- seguido de una u otra forma. Lo que distingue el DRI de antiguos enfoques es que
en éstos, a menudo, los objetivos se han perseguido independientemente y no se ha captado
claramente su interrelación. La nueva dimensión del DRI es el énfasis en la movilización
de recursos humanos en su sentido más amplio, la interrelación entre un incrementó
generalizado de la producción y una distribución más equitativa de la renta y el acceso a
los recursos, y los vfnculos resultantes entre los sectores agrfcolas y no agrić olas.
(Baumann, Bruno, & Ximena, 2004)
III. CONSIDERACIONES ESTRATEGICAS
No existe un modelo uniforme o un plano para el diseño e implementación de los programas
de desarrollo rural que pueda adaptarse universalmente a todos los países. En lo que se
refiere a los objetivos, el Desarrollo Rural Integrado comienza como una decisión polftica,
una decisión que luego se traduce en un programa integrado en el que los proyectos
especificos relevantes para los objetivos del DRI se identifican, planifican y realizan.
En el diseño de un programa de desarrollo rural integrado cada pais debe formular sus
polit́ icas y planear los programas que mejor se adapten a sus necesidades particulares,
teniendo en cuenta su nivel de desarrollo, sus recursos, su sistema polit́ ico vigente, su
estructura institucional y sus necesidades'más acuciantes. La estrategia a seguir para
alcanzar el desarrollo rural variará por tanto de paiś a país, de acuerdo con las
caracteriś ticas de su desarrollo. (Leupolt, 2010)
Reducir la incidencia de la pobreza por ingresos rural del 38,2% al 31,9% a 2021.
Incrementar la tasa de empleo adecuado en el área rural del 27,8% al 35,2% a 2021.
Reducir del 59,9% al 49,2% la tasa de pobreza multidimensional en el área rural a
2021.
Incrementar el acceso a riego de 760 473 ha. a 826 695 ha. a 2021.
Incrementar del 86,44% al 86,87% la participación de los alimentos producidos en el
país en el consumo de los hogares ecuatorianos a 2021.
Incrementar el porcentaje de hogares en el área rural que cuentan con agua segura y
saneamiento adecuado: incrementar el porcentaje de hogares que disponen de agua por
tubería y saneamiento adecuado a 2021. (Senplades, 2017)
VII. CONCLUSIONES
El DRI tiene como objetivo mejorar la calidad de vida , tanto en el ámbito económico,
como en los niveles de bien estar social: alimentacion, salud, vivienda y educación.
Mediante estrategias que consideren la equidad social y pretenda obtener una
diversificación económica que genere nuevas actividades en el medio rural y el
aprovechamiento de los recursos existentes en ese sector.
La asociación entre equipos técnicos profesionales con alto sentido de responsabilidad
y con amplio sentido de servicio con los habitantes del sector rural permite generar
organizaciones viables, autónomas y promoventes de un desarrollo rural integral
El DRI se basa en la equidad y el mejoramiento de recursos, financieros, humanos,
comerciales y administrativos que se requieren en los procesos productivos y la
productividad de las actividades económicas del medio rural.
En el DRI los gobiernos deben establecer una política que aporte un aire más dinámico
a la sociedad rural mediante la participación de las masas rurales y de los pequeños
productores en el proceso de producción y en la mejora, creando motivación y poder
adquisitvo mediante una mejor distribución de la renta y oportunidades de empleo.
VIII. Bibliografía
Senplades. (2017). Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021. Toda una Vida . Quito:
Consejo Nacional de Planificacion.
Baumann, P., Bruno, M., & Ximena, F. (2004). Aplicación de estrategias de desarrollo
enfocadas hacia las personas en el ámbito de la FAO . ORGANIZACIÓN DE LAS
NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN, 59.
Hernández. (13 de Septiembre de 2009). Desarrollo rural integral. La Hora, págs. 1-2.