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TEXTO: ¿QUÉ TIPO DE ALUMNO SOY?

AUTOR: LERMA J. HÉCTOR

Editorial Trillas. México 1999

 Esta lectura, trata sobre algunos tipos de alumnos y esperamos sirvan para que
reflexionen sobre ustedes. Tenemos alumnos teflones, los esponjas, los embudos, los
relojes de arena, las arañas y los diamantes.
 ¿cómo podríamos describir a cada uno de ellos? Intentaremos ser gráficos
ejemplificando su conducta con una situación específica.
 El alumno teflón, es quien no se le pega nada, cuando llega al salón de clase se da cuenta
que no trajo sus materiales y le pide a su compañero del lado una hoja suelta y un
lapicero; mientras el profesor explica la clase el alumno comienza a tomar apuntes pero
lo abandona, mientras con gran habilidad dibuja un avión en la parte superior de la hoja
y luego un barco en la parte inferior, enseguida comienza un tiroteo del avión hacia al
barco y no para hasta ¨hundirlo¨; y cuando se aburre de sus dibujos e ingeniosa fantasía
bélica se “chorrea” en la carpeta y se estira a su gusto hasta que termina la clase.
 Al final dice: “mal, muy mal, al profesor no se le entendió nada”.
 Esta descripción corresponde a aquellos alumnos que después de una clase se quedan
en blanco, igual que antes, con muy poco o casi nada asimilado.
Esta todo caso, sus aprendizajes son tan superficiales que las ideas se le van acumulando
desordenadamente sin ser capaces de relacionar y articular con lógica lo que aprenden.
A este tipo de alumnos les recomendaríamos que deben determinar, libre y
decididamente un mayor tiempo y esfuerzo para elevar el nivel de sus metas de acuerdo
a su rendimiento potencial. Fomentar un sincero deseo de progreso cultural y
académico plasmado en acciones concretas. Lograr utilizar, con orden y constancia, sus
materiales de estudio y de trabajo. Mantener una disposición receptiva y firme voluntad
para leer y escuchar activamente, sabiendo identificar las relaciones lógicas entre las
ideas. Emplear con la mayor precisión y corrección del lenguaje oral y escrito para
expresar el resultado del aprendizaje.
 El alumno esponja, pretende absorber todo, pero la ultima hora. El alumno esponja es
un alumno con buena capacidad para el aprendizaje y quizás por esto mismo queda
preso de la autosuficiencia y todo lo deja para después, “más adelante lo hago”, “todavía
hay tiempo”. A este alumno esponja, se le pasan los días, semanas, los meses y los
semestres en un descuido fatal y pretende en uno o dos días, encerrándose en su cuarto,
estudiar horas enteras, lee, resume, esquematiza, memoriza, repite una o cien veces
con rostro de preocupación y sintiéndose víctima y creyendo que con poco de suerte
toda saldrá bien. Los días de exámenes se le ve descuida en su aseo y arreglo personal,
con cara de no haber dormido y trayendo consigo un aprendizaje memorístico, de
último momento que lo ayudara acaso a aprobar, pero de tan superficial que siente que
no estas aprendiendo nada… a pesar que le falta apenas un año para acabar. Este
alumno esponja “absorbe conocimientos” pero los exámenes son como apretones que
lo vuelven a dejar seco, vacío o árido como antes.
El alumno esponja debería utilizar adecuadamente su potencial, haciendo un uso
adecuado de una buena metodología de trabajo intelectual. De acuerdo al desarrollo de
los temas avanzados en clase debería programar horarios adecuados para desarrollar
con anticipación sus tareas y trabajo académico. El alumno esponja debería ejercitar su
lectura crítica y comprensiva.
 El alumno embudo, se esfuerza por aprender, pero al final no logra expresar sus
conocimientos.
El alumno embudo dedica tiempo y esfuerzo al estudio para lograr aprender, pero
después manifiesta dificultades para expresar con fluidez sus expresiones orales o
escritas.
Cuando habla se vuelve lento, y hasta incoherente, titubea y usa muletillas para
expresarse ( esteeee, heee, osea , si, no?, entonces, etc.).

Cuando escribe no logra hilvanar sus ideas y las vuelca sin atinar a relacionarlas o
priorizarlas, simplemente consigue una suerte de collage con frases sueltas que carecen
de sentido.
El alumno embudo debería: saber observar, es decir, estar atento a todos los elementos
que se constituyen en el aprendizaje para describirlos adecuadamente. Saber escuchar,
es un requisito importante para la buena comunicación, estar atento para discriminar y
a ponderar la exactitud y objetividad de los datos. Saber preguntar, es un indicar de la
reflexión y análisis de la persona, lo cual puede ayudar a incrementar el nivel de
comprensión y expresión verbal. Saber leer, ejercitarse en la lectura es un recurso
incomparable para el aprendizaje. Mejorar la ortografía, la redacción o la expresión de
ideas no solo requiere de ejercicios prácticos sino de una constante lectura personal.

 El alumno reloj de arena, cuando la memoria de por sí sola no ayuda para aprender.
El alumno reloj de arena pretende aprender a través de la memoria de modo que repite
y repite cuantas veces sea necesario para fijar milimétricamente los contenidos del tema
a estudiar. Por eso, del mismo modo al reloj de arena, posee una gran cantidad de polvo
(conocimiento) en su cabeza y pasa muy fluidamente hasta que se produce una
obstrucción y el contenido queda atorado o simplemente queda vaciado de sus
contenidos sin saber por qué alguna vez lo tuvo.
El aprendizaje es un proceso en el que la memoria es una parte, pero no todo lo que se
necesita para aprender. Es conveniente tomar en cuenta: la intención para el estudio, la
libre disposición para realizarlo, sintiéndose agente del propio esfuerzo y
determinación.
La atención espontánea y deliberada que perite ganar en rapidez y exactitud, y en otras,
enriquecer los conocimientos.
La comprensión como un elemento clave de aprendizaje, donde se puede concretar
ideas, ampliando el conocimiento y hacer surgir la crítica y las comparaciones.

 Los alumnos arañan académica, es el alumno vanidoso erudito.


Al alumno araña académica siempre se le ve con un libro bajo el brazo, con un vanidoso
porte académico y un hablar sumamente rebuscado.
La jactancia, la locuacidad y la altanería son defectos que presenta este alumno:
Considera tener la respuesta correcta y se cree con la autoridad para corregir a los
demás; nadie sabe más que él, pocos se le pueden igual.
Usualmente opone a otras ideas para querer da a entender que las suyas son mejores.
Cuida de quien sabe igual o más que él.
Este alumno debería dar espacio para la sencillez y la humildad de modo que pueda
compartir el conocimiento sin agredir o violentar a los demás: Recordar que buen
alumno no equivale a buena persona, de manera que no solo era teoría o técnica,
Entender que la auténtica sabiduría se encuentre en aquel que sabe valorar la propia
libertad y la de los demás, mejorar las relaciones con los otros, conocer la
interdependencia entre todos los seres humanos sin distinción de ninguna condición.

 El alumno diamante, descubre su valor puliéndose


El diamante se encuentra como masa informe y llega a su máximo valor después de un
paciente y cuidadoso trabajo detallado y pulido; este trabajo exige dedicación, esfuerzo
y experiencia que se gana poco a poco.
El alumno diamante trabaja con el claro propósito de desarrollar estas características.
El resultado es que descubre un estilo propio, para asumir y realizar sus estudios, va de
las apariencias a un conocimiento más certero y profundo sus intentos de estudiar se
plasman en una real comprensión de los temas.
Se trata de un permanente buscador de experiencias de aprendizaje y de ceñimiento;”
su mayor virtud es haber aprendido a aprender”
Con dificultad, pero con realismo se plantea metas y razones para su acción, no piensa
solo en los resultados (notas, promedios, premios) más bien se centra en proceso como
persona que se enriquece con cada nuevo aprendizaje.
Organiza su tiempo y actividades y no deja las cosas para último momento; cuando
necesita ayuda la solicita a los profesores y amigos y es noble cuando tiene que ayudar
a otros no lo que sabe y domina.

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