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OSCAR SNEYDER HERRERA MAHECHA

LEBECS
SEMESTRE VIII
AMBIENTAL II
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Reseña del texto: Economía, tecnología y apropiación de la naturaleza en la
segunda mitad del siglo XIX
Palabras clave: Colonia, extractivismo, atraso tecnológico, auge comercial, naturaleza,
apropiación.

En el proceso de sostenimiento y expansión del mercado internacional en la segunda


mitad del siglo XIX, los comerciantes tuvieron que vérselas con aquello que
involucraba una desconexión con los modelos fiscales y políticos u otros esquemas de
regulación heredados de la colonia. El autor nos diría entonces que los procesos que
miden esa relación sociedad-naturaleza, indispensable a la hora de estudiar la
construcción ambiental del país, deberán ser encontrados en la influencia que ejercen
los ecosistemas sobre la formación de cualquier cultura, así como el consecuente modo
de transformación de esa cultura sobre el ecosistema ocupado. La segunda mitad del
mismo siglo supuso un esfuerzo mayor sobre los trabajadores que forjaron la
explotación de productos como la quina y el cultivo del tabaco en el territorio
colombiano.
Sin embargo, y como no lo señala el autor, la principal razón ambiental que
determinaría el auge exportador en el sector agro del siglo XIX sería lo referente a las
propiedades naturales del ambiente: tierras, climas, variedades genéticas. Esto sin
subestimar las incapacidades tecnológicas que nos caracterizaban por entonces, además
del beneficio que les representaba a las elites mantener el atraso en el país, garantizando
una mano de obra poco instruida y por consiguiente mas barata. (sin olvidar la
mentalidad de la mayoría de los pobladores, los cuales veían, como se terminó
corroborando, la disminución en la oferta laboral debido a la introducción de
maquinarias que si bien aún lentas o demasiado costosas, resultarían reduciendo la
necesidad de personal.
La posterior casusa del declive exportador colombiano se encontraría en la
sobreexplotación de las tierras mejor dispuestas para el cultivo de esas materias primas
que lo habían llevado a competir internacionalmente. Así mismo, esta descalabrada
manera de apropiarse de los recursos naturales, herencia de los modelos obsoletos de la
colonia hispana, unida a la inadaptación campesina ante los nuevos modelos científicos
que dictaba la época sería la responsable del débil desarrollo económico del agro en la
Colombia de esos días.
Tabaco, café y quinua (y en cierta medida el añil) fueron los principales responsables de
las bonanzas que caracterizaron al siglo XIX a nivel exportador. Sin embargo, este éxito
es más bien escaso y resulta muy diciente en cuanto a los modelos coloniales socio-
económicos que aún nos regían. Incapacidad técnica agraria, las luchas internas por el
poder político y la falta de vías de comunicación serian la triada que cierra un
subdesarrollo permanece y sostenido en el país.
Políticamente dividido y enfrentado, internamente inarticulado en cuanto a sus
mercados, Colombia se caracterizó por una predominancia de los mercados
autosuficientes, (dejándonos por fuera, al menos hasta esa fecha, de los modelos del
capitalismo) este atraso se ha mantenido hábilmente por medio del poder político desde
un monopolio que solo permitió a la burguesía emerger como la dominadora absoluta
del territorio. (pues pareciera que solo el capital privado se ha consolidado desde
entonces)
Por otro lado, son innegables los obstáculos que las vías de comunicación imponían al
desplazamiento interno, sin embargo, esto se debió a la falta de fortalecimiento de
productos en el mercado sostenible. (como si ocurriría con el café posteriormente)
igualmente la densidad poblacional como el hecho de que los grandes propietarios
fueron los únicos beneficiarios de actividades alternas al agro como la minería,
propiciaron el estancamiento de economías competitivas a nivel internacional.
Tecnológicamente el atraso colombiano durante el siglo XIX se debió a esa
imposibilidad de salirse de los modelos de producción coloniales, los cuales se basaban
mayoritariamente en las fuentes naturales del territorio (algunas zonas específicas) que,
si bien eran muy ricas, debían ser constantemente desplazadas para expandir su
explotación. Enfermedades como el polvillo, así como los altos costos del transporte,
unidos a ese auge del desplazamiento por el rio magdalena en barcos de vapor
terminaron de desarticular aún más el mercado interno. Además, muchos de los
terratenientes de la época continuaban sumidos en el empleo de herramientas o técnicas
desactualizadas para el momento.
Esto fue una excepción muy importante con la llegada del auge del café, ya que los
comerciantes se mostraron más decididos en este aspecto. Montoya (2001) afirma.
“Producto de su interés por mantenerse enterados de lo que sucedía en el mundo
(especialmente en Estados Unidos, Inglaterra y Francia), dieron importancia al
conocimiento de los manuales de agricultura tropical editados en Londres y Paris.”
(p.298). De manera que este grupo que eran los comerciantes resultaron los mejores a la
hora de entronizar al capitalismo y sus modelos incipientes en el país. La poca
dependencia existente entre el estado y la sociedad agraria terminaron de mantener el
atraso general en términos tecnológicos.
Además, como trasfondo permanente de todo este atraso es necesario ver el desprecio
de los españoles por los trabajos manuales, (herencia colonial) razón que llevo a no
desencadenar una verdadera intervención de aspectos fundamentales en el campo
agrario durante el siglo XIX, habría que esperar como acabamos de referir, a la llegada,
al impulso puesto por los colonos durante el auge del café. Sin embargo, resulta clara
una manifiesta intensión y comodidad de parte de las elites dominantes de la época por
no salir del atraso tecnológico. Montoya (2001) afirma. “. El control de la tierra y de la
fuerza laboral, hizo mantener bajos los salarios y estrechos los mercados locales, por
esto no existía ningún estímulo para ahorrar fuerza de trabajo e implementar tecnología.
Hasta el final de la colonia, los pobres eran además de analfabetos, muy pobres para
intentar cualquier avance tecnológico”. (p.299). sumado a esto, siempre se hizo evidente
la ausencia de políticas educativas y gubernamentales que promovieran una adecuada
preparación en el campo tecnológico.
Quina
Por otro lado, las competencias en el campo de la exportación se emprendieron
verdaderamente, al menos en cuanto a la quina se refiere desde 1778 pero, de manera
similar a como ocurriría con el tabaco años después, las condiciones en cuanto a
calidad, su procesamiento y demás, serian motivo de una permanente alza y caída, ya
que no se podía garantizar un buen posicionamiento de la oferta a nivel internacional.
Cabe resaltar la relevancia del cultivo de la quina debido a que Fusagasugá fue uno de
los puntos escogidos para su producción.
De 1848 a 1882 sería el periodo, tres décadas, en las cuales la quina nos permitió un
periodo de auge comercial. Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos serian nuestros
principales socios. Es importante resaltar a sí mismo, como la demanda internacional
dependía en buena manera de las caídas de un mercadeo y del ascenso de otro. Más
adelante, el caso de Palmira durante el auge del tabaco sería un perfecto ejemplo de ello.
En términos generales se podría decir que la quina fue dócil en la expansión de su
cultivo, encontrándose lugares como los llanos de San Martin en los que incluso su
extracción dio mejores resultados que el caucho o la zarzaparrilla. Cundinamarca,
Cauca, Huila, Montañas de la cordillera oriental, Santander, esta fue la ruta que se
siguió en ese continuo agotamiento aplicado sobre la tierra durante el auge de la quina.
Su auge se daría gracias al reconocimiento del 75 % del territorio colombiano como
tierras baldías, (error craso de Codazzi) dichas tierras se concedieron entonces por parte
del estado para la explotación de los bosques de quina. Igual que en el presente como
ocurre en nuestro país, sucedió por entonces, ya que el adjudicamiento de tierras
públicas,(y lo que esto implica, que no es otra cosa que la vieja lucha por la tenencia de
tierras en nuestro país) el paso a manos de empresarios nacionales o extranjeros era
común, provocando, junto con la ayuda de una pésima gestión por parte del gobierno
una arbitraria explotación de un producto, que, de haber sido ordenadamente trabajado,
habría ayudado al fortalecimiento de una economía nacional.
Las formas extractivas de la quina fueron de por más bastante agresivas, hecho que
propicio su arrasamiento y extinción. Tumbar y extraer, tumbar y arrancar de raíz, esta
labor hecha fundamentalmente por los indígenas, fue a su vez emprendida de dos
maneras: independientemente de manos de los quineros, (quienes igualmente vendían la
quina a los exportadores) y por medio de las compañías. Es de rescatar que este auge
trajo consigo, paralelamente, una expansión demográfica que incentivo la colonización
de un territorio que para la fecha continuaba, aun en las vertientes hacia los valles,
enormemente inhabitado.
Para terminar, resaltaremos la importancia de la competencia holandesa e inglesa,
quienes supieron conquistar al mundo con mejores estándares de calidad que los que
podía exportar la atrasada visión granadina, además de las precarias condiciones
laborales que les ofrecían a los trabajadores y el nulo nivel de preparación educativa y
técnica que se mantenía en el país.
Tabaco
El tabaco, algo siempre presente desde antes de la llegada de los conquistadores, seria
exaltado por los europeos en un comercio monopolizador que les ayudo a sostenerse en
su crecimiento colonial. Incluso tanto cultivos como factorías fueron bien definidas
desde que se les impuso una regulación formal a través de los decretos.
La irrupción en las exportaciones fue tardía, lográndose solo hasta 1833, y solo
consolidándose hasta fines de esa década. Europa y en particular Inglaterra se perfilaban
como buenos socios. Fue también un método de fortalecimiento del estado. Este
producto conto con una fuerte supervisión en asuntos que iban desde el lugar dispuesto
para sus plantaciones hasta la calidad de sus semillas. Los castigos por infringir sus
leyes fueron también muy estrictos, esto hasta la abolición del tabaco en 1848, que
quedo de libre cultivo con un impuesto solamente en el caso de sobrepasar las mil matas
sembradas. Su posterior eliminación inauguro una fiebre por este producto. Todo en
medio de una bonanza que catapulto la actividad comercial de un país en pleno
crecimiento, a pesar de que como Palacio (2006) afirma. “La situación económica se
caracterizaba por la ausencia de relaciones comerciales permanentes entre las regiones
económica-geográficas, la producción estaba destinada fundamentalmente al
autoconsumo y la población, aunque en recuperación (dos millones de habitantes
aproximadamente) se encontraba diseminada por el territorio, predominando la
ocupación de las altiplanicies”. (p.314)

Paulatinamente el tabaco, así como entro en auge descendió, esto debido a razones
especialmente de calidad frente al mercado extranjero debido a la sobreexplotación de
las tierras que, como causa del viejo monopolio habían sido reducidas provocando la
intensificación en su uso. Otro factor importante sería la falta de rigor de los
comerciantes en los procesos de selección. Pero la base de esta poca rigurosidad podría
obedecer a problemas en cuanto al precio de la hoja de tabaco, ya que los terratenientes
pagaban bajo términos bajos y fijos las cosechas. Un ejemplo de estos abusos seria la
renta en especie, impuesta como medida salvadora y que termino agravando más el
problema al exigir a sus cultivadores un porcentaje alto de la mejor calidad de la hoja,
medida que solo termino presionando al campesinado.
En definitiva, las pretensiones de la burguesía de la época buscaban una flexibilidad en
los modos de comercio mas no de producción, aunque ella misma no contaba para la
fecha con el suficiente desarrollo técnico o industrial. (producción, procesamiento y
empaque) lamentablemente esta caída en la calidad de la oferta a nivel internacional, en
su competitividad, termino condenando el impulso que traía la clase jornalera suyas
condiciones habían prosperado gracias a la bonanza del producto.
Por otro lado, parece ser que el trabajo técnico especializado (Manual de agricultura de
José María Morales) o medidas como la implementación del huano para abonar las
tierras fueron realmente un acierto; (a pesar de la lucha contra las plagas y las
complicaciones en el procesamiento del producto) pero la sobreexplotación a que la
tierra se vio sometida como en el caso de Ambalema es muy diciente en materia
ambiental, nos habla de una concentración excesiva en las fuentes de producción en
cuya economía se apoyó desmedidamente el país.

Bibliografía

Montoya, C. (2001) Economía, tecnología y apropiación de la naturaleza en la segunda


mitad del siglo XIX. Palacio, G Naturaleza en disputa, (p.285-321) Bogotá Colombia.
Universidad Nacional.

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