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Fischër, J. 1
juan_inc@hotmail.com
Galindo, J.
joan.galindo@hotmail.com
Universidad Icesi
Cali, Colombia
Marco conceptual
El debate sobre lo ideal en las relaciones sociales es un debate de vieja data. Ya Durkheim a
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se refería al concepto de conciencia colectiva, como
un conjunto de creencias, sentimientos o valores que posee en común una sociedad, y la lleva a
comportarse como un individuo. También Marx y Engels hablaban sobre lo ideológico, pero esta
vez poniéndolo al servicio de las formas de producción y su perpetuación.
Godelier (1990) nos presenta este debate a partir de dos tesis. La primera, aquella que
establece que son las ideas las que mueven al mundo, principalmente las religiones. La segunda, de
un corte marxista, que afirma que las ideologías no son posibles sin condiciones materiales que las
propicien, es decir las relaciones de producción que las hacen existir. Desde esta segunda postura,
las ideas son solo subordinadas del aspecto económico de una sociedad. Podemos decir de una vez,
que nuestra postura no se encuentra en ninguna de estas dos, y pues como señala Godelier (1990),
en una sociedad no hay estratificación entre lo ideal y lo material, ninguna es subordinada directa de
la otra, la diferencia está en la función.
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Estudiantes de séptimo semestre de Psicología.
interpretación a los eventos de la cotidianidad, que en el caso de los campesinos franceses era darle
un sentido a la aparición de vagabundos en los caminos o forasteros en los pueblos como señales de
la invasión de bandidos, suecos, moros, etc. La tercera función de los imaginarios es la de organizar
al colectivo, organizar sus prácticas, sus rituales, sus formas de relación. Los campesinos, por
ejemplo, mantenían en estado de alerta y desconfianza por el temor a una invasión extranjera o del
ejército corrupto de su majestad. La cuarta función que tienen los imaginarios es legitimar las
acciones del colectivo, rituales como la “marcha del gabelero” y las acciones violentas que se ven
por sus actores como defensa válida contra las amenazas que tienen… o perciben. El aspecto
simbólico es ilustrado por Baczko (1999) en prácticas rituales como la nombrada “marcha del
gabelero”, y el uso de signos y símbolos por los rebeldes de 1789 (escarapelas que identifican como
antimonárquicos, el nuevo calendario, los monumentos postrevolución, etc), que a su vez tienen el
papel de reafirmadores de la identidad.
Aunque estos son aspectos generales de las ideas como factores sociales, varios autores
señalan las diferencias entre imaginarios sociales, representaciones sociales e ideologías. Los
imaginarios son presentados como estas matrices básicas de sentido, que organizan la cotidianidad
de los sujetos en tanto pública, es decir, organizan su conducta y le hacen inteligible la realidad.
El término representación social aparece en 1961, propuesto por el psicólogo social francés y
nacido en Rumania Serge Moscovici, retomando la idea durkhemiana de conciencia colectiva, para
el estudio del conocimiento ingenuo o lego, de la visión del mundo que tienen los sujetos o
colectivos (Abric, 2001). Moscovici estudió cómo la teoría psicoanalítica ha permeado el
conocimiento de la sociedad francesa, hasta tal punto que sus conceptos teóricos centrales se
pueden encontrar en el vocabulario popular y el actuar de las personas en comunidad se ve
atravesado por un pensamiento psicoanalista, mucho menos riguroso que en un ámbito académico o
profesional.
A su vez, este autor hace una pequeña diferenciación entre este concepto y el de ideología, en
tanto que la representación social es particularizada (representa algo), mientras que las ideologías
son más generales en cuanto funcionan a manera de “código interpretativo”, y considera la
ideología como un marco de producción de representaciones sociales. Ibañez (1998) reconoce que
en ambos casos contribuyen a orientar la interpretación o construcción de la realidad, y dirigir las
conductas de quienes las comparten. La diferencia entre estos dos conceptos, va un poco más allá de
lo que propone Ibáñez (1998).
Marx y Engels proponen la ideología como un discurso propio de la clase dominante que
legitima las relaciones materiales de producción de la sociedad, y al preservarlas busca perpetuar su
dominación sobre las clases con menor poder en estas relaciones de producción. Para esta discusión
también es importante tener en cuenta que estos autores aclaran que una de las características de la
ideología es la de ser una falsa conciencia, al subvertir el orden social como un orden dado, es decir
dar por natural y universal las relaciones de dominación creadas por el ser humano. Debido a estas
formas de dominación, los autores terminan diciendo que la ideología es un instrumento de
alienación al suprimir la personalidad de los sujetos dominados, reduciéndolos a engranajes de los
sistemas de producción.
Por su parte, Terry Eagleton (Eagleton, 1997) aborda la discusión de la falsa conciencia
reconociendo que las ideologías dependen de ciertas lógicas del pensamiento de sus autores, y que
no necesariamente corresponden con lo empírico, sin embargo sería infructuoso pensar que los
sujetos, a excepción de aquellos con algún tipo de desorden psicológico, vivieran en un mundo de
falsedad. Eagleton afirma que las ideologías, entonces, pueden ser verdaderas o falsas en lo que
afirman u ocultan, así como válidas en un contexto espacio-temporal determinado, pero no en otros.
Este autor también señala otros tipos de definiciones de ideología más generales que incluyen todas
las formas de pensamiento y significación de la vida social, sin embargo propone que la discusión
se acote a las formas de relación que ocupan un papel central en la vida de cierta sociedad, como lo
son las relaciones de poder. Teniendo en cuenta que el autor tiende su concepción de ideología a las
intersecciones entre formas de pensamiento o sistemas de creencias y el poder político, cabe señalar
que su función básica es legitimar formas de organización social determinadas, estas pueden ser las
establecidas, es decir, que perpetúan las relaciones de dominación presentes, o formas alternativas a
la vigente. Esta legitimación se da por seis medios según el autor: la promoción, naturalización,
universalización, denigración de lo opuesto, exclusión de aquello que contradice la ideología en
cuestión y la ocultación de aquello que vulnera la coherencia de la ideología.
Esto plantea un problema filosófico que tiene repercusiones en la noción de igualdad entre
los hombres, la cual puede ser entendida de dos maneras: igualdad sustancial, que se refiere a lo que
los hombres tienen en común; e igualdad formal, que se refiere a la libertadade no tener nada en
común. La democracia liberal se nutrirá de esta segunda concepción de libertad aludiendo a
defender la idea según la cual los seres humanos son iguales en la medida en que son diferentes, en
términos concretos “igualdad por defecto”.
Frente a esto la concepción que se elabora en torno a las características de una democracia
liberal son las de un Estado neutro, agnóstico, libre de prejuicios respecto a estilos de vida y formas
de concebir el mundo y que asume la regla democrática de la legitimación de acuerdos por medio
del sufragio universal y la regla de mayoría. Lo anterior a pesar de que históricamente el
“demoliberalismo” ha derivado en concepciones ideológicas (legítimas para la época) que han sido
compatibles con la esclavitud, como sucedió con el racismo en Estados Unidos entre 1776 y 1865,
la falta de reconocimiento de los derechos políticos de la mujeres y más recientemente, la pugna por
el reconocimiento de los mismos en la población LGTB.
Los sistemas definidos como democracia liberal, aparte de las características generales que se
enunciaron anteriormente, implica la existencia de una constitución que al estar por encima de todas
las demás leyes limita los poderes estatales y controla el funcionamiento gubernamental; en
segundo lugar la división de poderes, que generalmente se trata del ejecutivo, legislativo y judicial;
el derecho a votar y ser elegido, como se nombró anteriormente, lo que constituye el centro de los
procesos electorales universalizados; la protección de la propiedad privada; la pluralidad de los
partidos políticos; la protección de la libertad de expresión; la protección de la libertad de prensa,
lo cual incluye el acceso a fuentes de información no gubernamentales; la libertad de asociación; y
el velar por los derechos humanos. Estas características deben ser extendidas a la totalidad de la
población en un sistema democrático liberal.
Objetivo general
Identificar cuáles son las concepciones ideológicas de democracia, que tienen la presidencia
colombiana en el período 2006-2010.
Objetivos específicos
Identificar referencias a los aspectos de democracia liberal en el discurso presidencial.
Identificar los mecanismos de legitimación de la ideología a través del discurso
presidencial.
Metodología
Se hizo una revisión documental de los comunicados, entrevistas y discursos del presidente
de la república, en el período 2006-2010, teniendo como categorías de análisis las características
definidas como propias de la democracia liberal: división de poderes, participación ciudadana,
propiedad privada, libertad de expresión y prensa, libertad de asociación y derechos humanos; así
como de las formas de legitimación de las ideologías según Eagleton (1997): promoviendo,
naturalizando, universalizando, denigrando, excluyendo y ocultando. (Ver anexo).
Resultados
Para la presidencia la democracia debe cumplir con cinco características básicas: seguridad,
libertades para todos, cohesión social, transparencia y un Estado con división de poderes. Seguridad
para toda la población sin distinciones, seguridad para promover la inversión, seguridad como
condición necesaria para la prosperidad. Libertad, la cual es permitida por la seguridad, la cual a su
vez no debe ser excusa para coartar las libertades civiles. La cohesión social aparece como la lucha
por lo social, la cual según el presidente es necesaria en toda democracia. La definición se queda
ahí. Transparencia en el actuar gubernamental para generar confianza y credibilidad, más que
adhesión. La división de las instituciones se tratará después.
En primer lugar frente a la existencia de una constitución nacional, como ley de leyes, el
presidente la reconoce como tal y la elogia en ciertos aspectos, mientras que en otros no. La
presidencia reconoce la posibilidad de inclusión de empresa tanto privada, como pública y mixta en
la economía nacional, al quitarle el monopolio de temas sociales al Estado, pero manteniendo la
supervisión, a esto lo llama economía solidaria. Elogia también la exigencia de concurso para
acceder a cargos administrativos públicos, y no solo el nombramiento que produce corrupción, lo
mismo que la posibilidad de elección popular para cargos como los de gobernación y alcaldía. En
cuanto al procedimiento que se utilizó para convocar a una constituyente en 1991, el presidente
considera que no fue el adecuado y dice que la legitimidad de la constitución está es en los logros
de ésta, y no en la forma en que fue hecha.
Por qué lo digo? Porque la votación que la convocó fue mínima. No había
exigencias de umbrales.
(V Encuentro de Jurisdicción Constitucional, Barrancabermeja, 11 de agosto de
2009)
El presidente por su parte, considera que no era necesario convocar a una constituyente, sino
que con reformas era suficiente. Pareciera que considera cada reforma como una nueva
constitución, ya que nombra constituciones en 1936, 1945 y 1968, cuyos orígenes son reformas
constitucionales.
El país había sido pródigo en reformas constitucionales: la del 36, la del 45,
aquellas que permitieron el nacimiento, la vigencia del Frente Nacional,
también su marchitamiento, la del 68.
…no solo ha habido una disminución en el número, sino que hay, incluso, una
política de protección a sindicalistas.
Por otro lado, a pesar de que se diga explícitamente que se defiende la libertad de expresión y
prensa, se acostumbra desacreditar estas expresiones al amarrarlas a intereses oscuros.
Hay acusaciones que son ciertas, pero hay otras acusaciones que son falsas.
Mucha gente que se opone a mi política no se opone a mi política abiertamente.
El camino que usan para discrepar de mi política es acusando a mi Gobierno de
crímenes extrajudiciales.
(Ídem)
La defensa de los derechos humanos aparece en el discurso explicito como una prioridad del
gobierno e incluso se promueve como forma de participación ciudadana la denuncia de estos casos,
pero también se desacreditan algunas denuncias sobre estos.
Uribe Vélez explicó que hay muchos casos en los que organismos nacionales e
internacionales, acusan a las Fuerzas Armadas, inmediatamente conocen de un
operativo en el que fueron abatidos integrantes de la guerrilla, alegando que
eran ciudadanos inocentes y que se trató de ejecución extrajudicial.
…hace unos pocos días reconoció que en el último año y medio ellos sólo han
recibido cuatro quejas de presuntas violaciones de derechos humanos; de ellas,
dos están en investigación y otras dos ya fueron descartadas.
Ahora bien, como se mencionó anteriormente Eagleton (1997) aporta categorías para
identificar las formas en que se legitiman las categorías, estas son: promoviendo, naturalizando,
universalizando, denigrando, excluyendo y ocultando. A continuación se presenta una ilustración de
cada una de estos mecanismos.
Promoviendo.
Puede ser ejemplificado en la entrevista concedida por el Presidente Álvaro Uribe a Caracol
Radio, en abril 23 de 2008, refiriéndose en gran medida a la reelección:
Es una persona que tiene muchos atributos. Tengo el mejor concepto del doctor
Germán Vargas, y de otros compatriotas. Lo fundamental allí es que este país no
abandone la Seguridad Democrática ni la confianza inversionista.
Pero es muy importante que el país compare cómo estaba la democracia con ese
control de tantos grupos terroristas, y cómo hemos liberado la democracia,
cómo hemos aplicado nuestra política de seguridad al rescate de la
institucionalidad y al rescate de la democracia.
De igual forma este mecanismo de legitimación es hecho por medio de la presentación de cifras que
buscan respaldarlo. Esto se ve evidenciado en una entrevista del Presidente Álvaro Uribe Vélez a
La W Radio, en marzo 5 de 2010:
Naturalizando
La forma en que se presenta la seguridad democrática como evidente en diferentes
fenómenos puede ser encontrada en el siguiente extracto de una Entrevista concedida por el
Presidente Uribe a RCN Radio, en junio 19 de 2008:
Yo no entiendo por qué, un país europeo nos ayuda en la política de paz pero no
nos ayuda en la política de seguridad, si la paz y la seguridad son inseparables.
La paz nace de la seguridad.
El discurso acerca de relacionar la paz con la seguridad aparece recurrentemente, como por
ejemplo en una entrevista del Presidente Álvaro Uribe Vélez, a la Emisora de la Policía Nacional en
abril 05 de 2010 cuando dice que “La paz es hija de la firmeza, de la autoridad, de la seguridad”.
Por último, es de resaltar las analogías que son utilizadas para presentar como inalterable la
ideología, como por ejemplo la siguiente cita de una entrevista del Presidente Álvaro Uribe, a
Caracol Radio en abril 23 de 2008.
Yo invito a mis compatriotas a que no nos dejemos arrebatar tres banderas
fundamentales, a pesar de que digan ‘están naufragando, están ahogados’.
Entonces, hagamos lo del náufrago, si creen que estamos muy mal hagamos lo
del náufrago y apeguémonos de una tabla. Usted sabe lo difícil que es quitarle la
tabla de salvación al náufrago, así el náufrago esté muy grave. Que a nosotros,
de ninguna manera, nos quiten una tabla para este país que es muy importante
para que salga adelante, que es la tabla de la seguridad democrática, que es la
tabla de la confianza inversionista y que es la tabla de la política de cohesión
social.
Universalizando
Una forma en que se configura la ideología, es precisamente al extrapolar su supuesta
influencia a otras esferas.
En la Asociación Bancaria hubo una queja: que este país no estaba creciendo la
reforestación. La había parado la reforma tributaria de 1974, que quitó los
incentivos a la reforestación. Nosotros los regresamos. Y esta combinación de
incentivos tributarios, confianza inversionista en el país y, al mismo tiempo,
seguridad democrática, ha logrado que vuelva a empezar la reforestación.
(Entrevista del presidente a RCN radio, 19 de junio de 2008)
Y a medida que uno explica cómo con esta droga se financia el terrorismo, cómo
ese terrorismo es el que comete estos secuestros, cómo mantienen a un hombre
como Fernando Araújo en el cautiverio durante seis años, y para mantenerlo
necesitan una gran cantidad de gente en esa actividad terrorista y que toda esa
gente es pagada por la droga, y a medida que uno explica cómo es la droga la
que contamina, no el glifosato con el que erradicamos, porque es la droga la que
contamina, porque cuando se derriba la selva para sembrar droga se presenta
un fenómeno de erosión en el suelo, entonces la escorrentía lleva esa erosión a
los cauces de los ríos, se presenta deforestación en la selva, sedimentación en
los cauces de los ríos y después utilizan los precursores químicos para procesar
la coca, para convertir la hoja de coca en cocaína y esos precursores químicos
son letales.
(Entrevista del presidente a Radio Santa Fe, Bogotá, 16 de enero de 2007)
Denigrando
Otro mecanismo que utiliza la ideología es mancillando ideas que desafían sus supuestos. Lo
anterior se ve evidenciado en el siguiente comunicado de la Secretaría de Prensa, dado en la ciudad
de Bogotá, el 11 de mayo de 2010:
El Presidente Álvaro Uribe Vélez denunció este martes que existen muchas
falsas acusaciones contra la Fuerza Pública, por cuenta de los enemigos de la
política de Seguridad Democrática, que en parte son “nostálgicos de las Farc”
y se dedican a desacreditar las instituciones.
Excluyendo
El mecanismo de excluir formas contrarias de pensamiento de las ideologías, es evidenciado
igualmente en el mismo comunicado de la Secretaría de Prensa citado anteriormente:
Conclusiones
El presente trabajo permite establecer un abordaje inicial a categorías de cierta naturaleza
abstracta, como lo es la ideología, pero que igual se ven encarnadas en actores políticos y sociales
concretos, como lo son las instituciones.
Alrededor del objeto de investigación que hemos decidido acercarnos, cabe resaltar que es
posible inferir en el discurso enunciado por este actor social que existe un gran énfasis en temas
como la seguridad que permean todos los fenómenos que pretende abarcar la ideología. Si bien los
hechos empíricos en temas de lucha armada han sido contundentes e incuestionables, por lo menos
en cuanto a los resultados, los fines son prestos a debate, ya permean actores sociales a los que se
les infringen sus derechos, tal es el caso de las garantías para la oposición, la prensa y funcionarios
gubernamentales como lo son los magistrados, de quienes se ha sabido últimamente que les fueron
intervenidos sus medio de comunicación como los teléfonos (chuzadas) y contra los cuales se
gestaban maniobras negras de desprestigio y presión para obtener algún tipo de beneficio político,
aunque explícitamente se hable de garantías para la oposición y la libre expresión (lo que incluye a
la prensa).
Es así mismo posible inferir que el discurso de la ideología uribista, equipara bajo sus
supuestos de una forma casi que lógica y natural la democracia con la seguridad, en la medida en
que justifica la participación ciudadana dada por medio del delatar crímenes (“sapos”) dentro de las
formas de ejercer la democracia, particularmente en sectores como el estudiantil y gremios como el
de los taxistas. Práctica que en últimas resulta ser poco distante de los regímenes alemanes, en los
que organismos encargados de la seguridad como la STASI, contaban con cerca de 180.000
informadores ciudadanos que alertaban sobre comportamientos catalogados como “subversivos”, lo
cual no dista mucho de la etiqueta usada de “terrorista” por el gobierno para estigmatizar a
cualquiera que vaya en contra de lo establecido como norma, bajo una política de enemigo/amigo
del gobierno.
Por otra parte además del carácter global que caracteriza a la seguridad democrática, en
cuanto comprende para todos los ciudadanos por igual, sin distinción, la ideología permea el
fenómeno económico, puesto que se concibe que esta política es vital para la inversión externa y, a
continuación, la materialización espontánea de la cohesión social, sin ningún paso intermedio que
explique concienzudamente, cual es la forma en que opera esta fórmula mágica. Que mejor ejemplo
para ilustrar uno de los mecanismos de legitimación de las ideologías (Eagleton, 1997), la
ocultación, frente a la demostración de la efectividad de políticas, asunto que no le es favorable y la
contradice.
Pero es tal el nivel de absurdo de permeabilidad de la ideología uribista, que concibe tener
incluso incidencia sobre la reforestación, cuando la tradición consistente y comprobable por medio
de hechos empíricos, revela que el daño ambiental es un resultado colateral real (entiéndase
fumigaciones con glifosato). Esto por supuesto se ve manifestado en los discursos presidenciales en
indicadores fácilmente medibles, como el análisis descriptivo de la frecuencia en que se evoca el
concepto “seguridad democrática” y que tiene el efecto de tocar la esfera afectiva de las personas y
movilizar a la acción, asunto que cobra vital importancia en vísperas de la celebración de la cita de
elecciones presidenciales, en las que el presidente ha manifestado, de forma para nada disimulada,
su predilección por uno u otro candidato.
Esta forma particular de ejercer la democracia liberal que concibe la seguridad democrática,
cuando se presentan hechos de gravedad que atentan con cuestionar la permanencia ideológica, en
primer lugar las fuentes son denigradas, como simpatizantes de grupos no aliados al gobierno o se
priman las fuentes oficiales, sobre las de organismos internacionales encargados específicamente de
esta labor. Pero en los casos en los que resulta inevitable “lavar la culpa”, estos hechos son
clasificados como casos aislados, y que son errores en el pasado, cuando la realidad no coincide tan
exactamente con esto. De igual forma es presentada como la única forma ideológica posible,
además de denigrar de contrarias y justificar la propia, en la medida en que es exaltada como La
Ideología, que conforma el único referente simbólico para ejercer el poder, se naturaliza en recursos
discursivos presidenciales como el establecimiento de la analogía entre la seguridad democrática y
la tabla de un náufrago.
Referencias
Abric, J. C. (2001). Las representaciones sociales: aspectos teóricos, en Prácticas sociales y
representaciones. Presses Universitaires de France y Ediciones Coyoacan, S.A de C.V,
México.
Bénéton, P., Revista de Filosofía, 3ra época VII (l995), núm. l3, págs. 12 l -128. Servicio de
Publicaciones. Universidad Complutense. Madrid, 1995.
Marcos, P (2000) ¿Qué es democracia? Publicaciones Cruz O. S.A. México D.F, México