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CONTENIDO

RESUMEN ................................................................................................................................. 1

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 2

TEORÍA DE LA PRUEBA ........................................................................................................ 3

Noción de la Prueba ............................................................................................................... 3

Definición........................................................................................................................... 3

Finalidad ............................................................................................................................. 3

Importancia ........................................................................................................................ 4

Objeto ................................................................................................................................. 5

Carga de la Prueba ............................................................................................................. 5

Oportunidad........................................................................................................................ 7

Pertinencia e Improcedencia .............................................................................................. 7

Legalidad ............................................................................................................................ 9

Eficacia de la Prueba en otro Proceso .............................................................................. 11

Ineficacia de la Prueba ..................................................................................................... 12

Improbanza de la Pretensión ............................................................................................ 13

Principios Generales de la Prueba ........................................................................................ 14

Principio de adquisición o comunidad de la prueba ......................................................... 14

Principio de inmediación de la prueba ............................................................................. 14


Principio de preclusión de la prueba ................................................................................ 14

Principio de unidad de la prueba ...................................................................................... 15

Principio de igualdad de la prueba ................................................................................... 15

Principio de contradicción o bilateralidad de la prueba ................................................... 16

Principio de publicidad de la prueba ................................................................................ 17

Principio de formalidad de la prueba ............................................................................... 17

Principio de concentración de la prueba .......................................................................... 17

Principio de libertad de la prueba..................................................................................... 18

Principio de pertinencia de la prueba ............................................................................... 18

Principio de inmaculación de la prueba ........................................................................... 18

Principio de naturalidad de la prueba ............................................................................... 18

Principio de licitud de la prueba....................................................................................... 19

Clasificación de los Medios de Prueba ................................................................................ 19

Medios Probatorios Típicos ............................................................................................. 22

Medios Probatorios Atípicos ............................................................................................ 27

Pruebas Sucedáneas ............................................................................................................. 28

Prueba de Oficio............................................................................................................... 39

Valoración de la Prueba ....................................................................................................... 41

Sistemas De Valoración de la Prueba .............................................................................. 45

Reglas de la experiencia ................................................................................................... 49


Sana Crítica ...................................................................................................................... 51

CONCLUSIONES ................................................................... ¡Error! Marcador no definido.

RECOMENDACIONES .......................................................... ¡Error! Marcador no definido.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ..................................................................................... 53


Dedicatoria

A Dios por brindarnos la dicha de la salud, bienestar físico y espiritual

A nuestros padres como agradecimiento a su esfuerzo, amor y apoyo

incondicional, durante nuestra formación tanto personal como profesional.

A nuestro docente por brindarnos su guía y sabiduría en el desarrollo de este

trabajo.
Agradecimiento:

El presente trabajo va dirigido con una expresión de gratitud para nuestro

digno profesor, quien, con nobleza y entusiasmo, ayudo a enriquecernos de

conocimientos para poder realizar un adecuado trabajo. Y a nuestra

universidad por brindarnos las facilidades de conseguir textos referidos a

nuestro trabajo de investigación monográfica. Y sobre todo a nuestros padres

por apoyarnos en cada fase del trabajo que realizamos.


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RESUMEN

Uno de los temas más trascendentales del proceso, sin duda, es el derecho probatorio, la ciencia

que estudia la prueba en sus diversos aspectos y que no se limita al conocimiento de la prueba de

carácter judicial, sino que abarca también a la extraprocesal. Desde otro punto de vista es

concebido también como la actividad procesal destinada a convencer al magistrado respecto de las

afirmaciones expresadas por las partes en los autos postulatorios en relación con los hechos que

sustentan sus respectivas pretensiones.

Por lo general siempre encontramos definiciones que tienden a señalar que su finalidad es la

demostración o comprobación de los hechos afirmados por las partes en los actos postulatorios del

proceso, buscando producir convencimiento en el juez sobre los hechos, de manera que pueda así

sustentar su decisión final. Se advierte dos aspectos muy importantes relativos a quienes

intervienen en el proceso: de un lado, las partes que tienen la facultad y el deber de poner en

consideración del juez todo aquel material que sustenten sus hechos alegados en los actos

postulatorios del proceso; y de otro lado, al juez, quien se encuentra en la obligación de sustentar

su decisión en esos medios de prueba que han propuesto las partes en el proceso y han sido

actuados por este, además de aquellos medios de prueba que de oficio haya incorporado al iter

procesal.

De manera breve desarrollaremos algunos aspectos referidos a la prueba, su finalidad, concepto,

objeto, carga, procedimiento, valoración y los medios de prueba.


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INTRODUCCIÓN

La teoría General de la prueba como parte del Derecho procesal, trata sobre el conjunto de

reglas positivas y principios reguladores de las pruebas procesales en su producción, fijación,

características, procedimientos y evaluación, ha sido considerado como una de las áreas más

importantes del Derecho, pues es precisamente a través de la aplicación de la misma como los

funcionarios judiciales soportan sus decisiones. En efecto, el funcionario judicial sólo decide

justamente los negocios procesales cuando la convicción y la certeza provienen de pruebas

correctamente valoradas.

El juez para desempeñar su función de administrar justicia debe tratar de llegar a la verdad, lo

cual se logra por medio de las pruebas, pues toda decisión judicial debe fundarse en las pruebas

regular y oportunamente allegadas al proceso dado que aplicar el derecho correctamente consiste

en comprobar si se ha producido el supuesto de hecho de la norma y es traer la consecuencia

jurídica prevista en ella, entonces la justificación de las decisiones judiciales parece tener como

condición necesaria la verdad de los enunciados que la fundamentan, puede verse entonces la

prueba como el instrumento para tratar de averiguar esa verdad.

Una expresión de la Teoría General de la Prueba es la aplicación mayoritaria de principios

generales de la prueba judicial en los diferentes procesos otra expresión similar ocurre con la

finalidad de la prueba, esto es de producir certeza en el Juez sobre la existencia de los hechos

alegados por las partes en el proceso.


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TEORÍA DE LA PRUEBA

Noción de la Prueba

Definición

Para Devis Echandia, “Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba judicial todo

medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho, con lo cual se incluyen los hechos, objetos,

y también actividades como la inspección judicial, el dictamen de peritos, la declaración de un

tercero, la confesión, esto es, la totalidad de los medios que pueden servir de conducta para que se

llegue al juez el conocimiento de la cuestión debatida o plateada sin litigio en cada proceso”.

La prueba está constituida por la actividad procesal de las partes y del propio juez o tribunal,

encaminada a la determinación de la veracidad o no de las afirmaciones que sobre los hechos

efectúan las partes. Según este autor existen dos tipos de prueba; la prueba extra judicial y la

judicial, esta última seria aquella incorporada y desarrollada en el proceso judicial y la otra

simplemente aquella que no obra en el proceso.

Finalidad

El fin de la prueba no es otro que formar la convicción del Juez acerca de la exactitud de las

afirmaciones formuladas por las partes en el proceso, es decir, que el Juez se convenza o persuada

de que tales afirmaciones coinciden con la realidad. Mediante la prueba no se trata de convencer a

la parte procesal contraria, ni siquiera al Ministerio Público cuando interviene en el proceso, sino

que el único destinatario de la prueba es el Juez. Ello impone como consecuencia obligada que la

persona que realiza las afirmaciones no puede ser la misma persona a quien va destinada la prueba
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y cuya convicción se trata de formar. Cicerón sostenía que el fin de la prueba era “despejar las

dudas del Juez y aclarar todo lo probable”.

Importancia

Las pruebas son las piezas clave del rompecabezas judicial al que se enfrentan centenares de

personas en la vida. Sin embargo, hallar pruebas no siempre es una tarea sencilla, por ejemplo, en

temas económicos, pues no conocemos los mecanismos para poder tratar la cuestión en su total

magnitud, un buen informe pericial puede marcar la diferencia.

En estos casos es recomendable contratar los servicios de profesionales, como por ejemplo a

peritos economista para poder analizar de forma exhaustiva el caso. Las pruebas periciales son, en

la gran mayoría de casos, la herramienta indispensable para descubrir la verdad de los procesos

judiciales.

La labor de un perito es fundamental. Este profesional debe ser objetivo, no puede postularse a

favor de uno o de otro, solo debe basarse en las pruebas. El oficio de perito, además, exige y

requiere ciertas dotes comunicativas, pues la persona que se dedica a hacer informes periciales y

se dedica a ello debe formular sus hallazgos frente al juez y debe ser claro, contundente, preciso,

objetivo y firme. Una persona que balbucea o que no ofrece seguridad en sí mismo o que no sabe

expresarse bien rebajará el valor de su labor al no parecer seguro en sus explicaciones. Por tanto,

la claridad y la precisión comunicativas son esenciales en esta profesión.


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Objeto

El objeto de la prueba es el hecho que debe verificarse y sobre el cual el juez emite un

pronunciamiento. Es demostrar la verdad de los hechos propuestos por las partes al momento de

interponer la demanda (por parte del demandante) y al momento de contestar la misma (por parte

del demandado). Es todo aquello susceptible de demostración por las partes ante el juez, sobre la

verdad o existencia de un hecho, materia de las pretensiones propuestas, pudiendo ser estos

pasados, presentes o futuros.

Para ORE GUARDIA hay dos teorías sobre lo que es objeto de prueba: la clásica o tradicional,

que considera que son objeto de prueba los hechos; y la moderna según la cual son objeto de prueba

las afirmaciones sobre los hechos. Lo que va a lograr el convencimiento del juez es lo que se diga

respecto a un hecho. Andrés Ibáñez señala que “el juez no se enfrenta directamente con los hechos,

sino con proposiciones relativas a los hechos”.

Carga de la Prueba

“Onus” viene del latín, y significa la carga que portaban las mulas. De ahí que se hable de “la

carga de la prueba”. La necesidad de probar no es jurídicamente una obligación, sino una carga.

¿A quién incumbe rendir la prueba? Como principio general, corresponde probar al que ha

sostenido una proposición contraria al estado normal u ordinario de las cosas, o al que pretende

destruir una situación adquirida. En efecto, lo normal es que el poseedor de una cosa sea su dueño

o que una persona no sea deudor. Por ende, corresponde probar que el poseedor no es dueño o que

es deudor al demandante que a su vez afirma ser dueño o acreedor, respectivamente. El


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demandado, que se limita a negar, en principio no tiene que presentar prueba alguna en apoyo de

su negación. Esta situación se invierte, sin embargo, cuando el demandante prueba la exactitud de

los hechos en que se funda su pretensión, debiendo el demandado, por ejemplo, probar cómo

adquirió el dominio (prescripción adquisitiva) o cómo extinguió la deuda (pago, prescripción

extintiva, etc.).

La carga de la prueba es el gravamen que recae sobre las partes quienes deben facilitar el

material probatorio al juez para que este pueda formar sus convicciones sobre los hechos alegados

o invocados. Sin embargo, el juez de acuerdo a las particularidades de cada caso y tomando en

cuenta la normativa o sistema correspondiente podrá disponer la incorporación de determinada

prueba al proceso, a esta figura excepcional, se le denomina prueba de oficio.

Alfredo Gozaini dice sobre la carga de la prueba, el fenómeno de la solidaridad se torna en

justicia cuando nos referimos a las pruebas que sólo puede acercar el adversario, por tenerlas a su

disposición; tiéndase que, bajo la carga de aportar quien afirma, esa posibilidad de incorporación

es dificultosa al extremo, cuando no prácticamente nula. De modo tal que, al enfrentar estas

conceptualizaciones con la dinámica probatoria, nos parece que el límite está siempre en los

hechos. Son ellos los que dominan el proceso, y el juez no puede investigar más allá de lo que

ellos expresaron.

Entonces, la carga de la prueba está referida a establecer quién va a ser el sujeto procesal que

ha de producir la prueba de los hechos alegados por estas y qué serán materia de la resolución

final. Constituye más que un derecho, una obligación surgida del interés que la parte de acreditar

ante el magistrado los hechos propuestos por este en sus actos postulatorios, pues quien no puede

acreditar la existencia de su derecho no podrá ser concedido por el juez.


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Oportunidad

La etapa pertinente para su ofrecimiento es la postulatoria, en ella el demandante podrá ofrecer

los medios probatorios que estime sustentan sus preces, los que deberá acompañar a su escrito de

demanda, mientras que lo propio podrá hacer el emplazado en su contestación, contando las partes

con la posibilidad de cuestionar los ofrecidos por su contrario, de acuerdo con los Instrumentos

legales que brinda el Código Adjetivo acotado, ejercitando así su derecho de defensa.

Pertinencia e Improcedencia

La pertinencia y admisión de la prueba son modalidades que se ocupan de centrar los puntos en

discusión, procurando que el debate se concentre en lo verdaderamente útil y jurídicamente

relevante.

Un medio probatorio es pertinente si tiene relación entre los hechos y la actividad de

verificación que se pretende alcanzar, esto es, la prueba que se pretende actuar debe orientar a

demostrar los hechos que necesitan de prueba para que sea considerada pertinente. En cambio, los

hechos no controvertidos o que fuesen inconducentes para resolver la controversia no son aptos

para provocar la actividad demostrativa o de verificación de la prueba.

La conducencia de la prueba es un tema trabajado por la doctrina y consiste en la aptitud legal

o jurídica para convencer al juez sobre el hecho a que se refiere. La pertinencia de la prueba se

diferencia de la conducencia porque aquella contempla la relación que el hecho por probar puede

tener con el litigio o la materia del proceso, en cambio la conducencia contempla el aspecto de la

trascendencia jurídica para generar convencimiento. Otro supuesto que se exime de prueba son
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los hechos notorios, entendidos estos como aquellos cuyo conocimiento forma parte de la cultura

y de la información normal de los individuos con relación a un lugar o a un círculo social y a un

momento determinado en que ocurre la decisión. Esta notoriedad no requiere del conocimiento

universal, porque se limita a su propia contingencia y circunstancia. La notoriedad requiere que

sea efectiva, o sea que pueda estar al corriente de la generalidad de los hombres en el lugar y

tiempo en que la decisión ocurre.

En relación al inciso 3 diremos que si un hecho cuenta en su favor la presunción que confirme

su presencia y Suceso, se encuentra exento de prueba. La presunción crea una ficción legal que da

por cierto un hecho. Cuando las presunciones no admiten prueba en contrario juris et de iure) son

absolutas; en cambio si soportan la verificación del contrario, se llaman presunciones relativas

(juris tantum).

En ningún caso las presunciones son medios de prueba sino un beneficio adicional que reporta

la continuidad, precisión y concordancia de ciertos hechos que se muestran de igual manera y que

inciden en la valoración que el juez efectúa sobre las pruebas rendidas. El inciso 4 de la norma

considera improcedentes los medios de prueba que se refieran al derecho. Este se encuentra

excluido de la prueba por la presunción que el derecho debe ser conocido por quien lo debe aplicar;

más aún, existe el deber de pronunciarse aún frente el vacío normativo. Concurre a esta tarea el

principio iura novit curia por medio del cual se permite al juez calificar adecuadamente el derecho

aplicable a los hechos en estudio; también concurre el deber de motivar toda sentencia bajo sanción

de nulidad, en respeto a la jerarquía de las normas vigentes y el principio de congruencia. En

cuanto a la ley extranjera, es deber de la parte que la invoque acreditar la existencia de la norma;
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por ello la prueba es innecesaria cuando media admisión de su existencia por la parte a quien se

opone.

Legalidad

Bajo la libertad de medios se puede adquirir certeza acerca de un hecho litigioso por cualquier

medio de prueba que considere útil para tal efecto, a pesar de que no esté previsto en el Código.

Tomando como referencia el Código Procesal, los medios de prueba se pueden agrupar en medios

documentales (como un instrumento, un objeto), medios de información (como los datos brindados

por vía de informe), medios por declaración (como la declaración de partes o de testigos), medios

por investigación (puede ser directa, como la inspección judicial o indirecta, como la pericia); por

último, si bien los indicios pueden constituir elementos que pueden integrarse como pruebas,

requieren una operación lógica que no es un medio de prueba, sino que lleva a la presunción

En ese sentido, resulta coherente lo que regula la norma, en relación a los sucedáneos: que es

una actividad complementaria a los medios probatorios Son útiles para suplir la falta de prueba de

un hecho que interese al proceso, con el fin de resolver en el fondo la cuestión debatida. Son

considerados sucedáneos de prueba, los indicios, las presunciones y las ficciones.

La presunción no es un medio de prueba sino una actividad del juez, que Se rige por las leyes

lógicas y aplica sus máximas de experiencia que posee como individuo de una determinada

sociedad. Esta operación tiene lugar en un momento posterior a la práctica de los llamados medios

de prueba en sentido estricto. Tanto es así que a nadie se le ocurre proponer prueba de

presunciones, lo que demuestra que se trata más bien de una actividad realizada en el momento de
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valoración de la prueba. Según Ramos Méndez, "igual ocurre con la denominada prueba de peritos:

estos no prueban nada directamente, sino que suministran al juez una máxima de experiencia

especializada que el juez no posee. Dicha máxima la utiliza el juez para las actividades de

valoración. Por lo tanto, los peritos solo suplen la falta de conocimientos especializados por parte

del juez.

Otro de los sucedáneos, son los indicios. Este constituye una prueba indirecta de la cual el juez

puede sacar conclusiones útiles para la demostración de los hechos. Es punto de partida para

establecer una presunción. Es una prueba crítica o lógica o indirecta. Para Fenech, los indicios

pueden concebirse "como hechos que, por sí solos, no pueden constituir un hecho base del que

pueda establecerse como cierto el hecho presunto; la relación se establece entre una serie o

conjunto de hechos, de una parte, que son los indicios, y un solo hecho de la otra parte, y

únicamente cuando todos los indicios convergen sobre este otro hecho, puede este admitirse como

cierto".

Por último, la ficción legal es un hecho conscientemente inexistente. Responde a exigencias del

sistema jurídico, de formular mentiras técnicas consagradas por la necesidad. La ficción, a

diferencia de las presunciones, señala Devis Echeandía, "solo puede ser obra del legislador y

consiste en suponer existente o inexistente un hecho o una cosa que no es así, o en trasladar las

consecuencias jurídicas de un estado de cosa a otra diferente, como si fueren iguales".


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Eficacia de la Prueba en otro Proceso

El articulo regula la “prueba trasladada”, que es aquella que se admite y se practica en otro

proceso y que es presentada en copia certificada por el auxiliar jurisdiccional respectivo. El

fundamento de la validez de una prueba de un proceso en otro radica en la unidad de la jurisdicción.

La eficacia de la prueba producida en otro expediente judicial se mide en atención a si este ha

sido tramitado entre las mismas partes o entre un tercero y una de ellas.

En el primer caso, asumiremos que tiene plena eficacia si ambos litigantes han tenido la

oportunidad de ejercer su control con las garantías del debido proceso, legal.

La exigencia de la bilateralidad no es un problema de forma de la prueba sino de garantía del

contradictorio. Para Couture, las pruebas de otro juicio pueden ser validas si “en el anterior la parte

ha tenido la posibilidad de hacer valer contra ellas todos los medios de verificación y de

impugnación que a ley otorga en el juicio en que se produjeron”.

Este criterio no es absoluto para nuestro código pues permite la incorporación de pruebas

actuadas en otro proceso sin conocimiento de la parte contra quien se invocan, para lo cual la

norma exige que el juez puede prescindir de la bilateralidad por decisión motivada, tal como lo

señala la última parte de la norma.

En relación a la prueba producida en otro expediente no seguido entre las mismas partes, sino

entre un terceo y un de ellas, contra quien se le pretende oponer, diremos que es eficaz, siempre y

cuando haya sido citado y tenido la oportunidad de intervenir.


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La prueba producida entre una de las partes y un tercero donde este no pudo intervenir no podrá

serle opuesta a quien no intervino, salvo que se obtenga su ratificación en e nuevo proceso en el

que se le pretende hacer valer, para asegurar de tal suerte su derecho al contradictorio.

La norma no hace distinción del tipo de proceso ni que el proceso se encuentre concluido o en

giro, ni la modalidad de la conclusión, sin embargo, la redacción del artículo 240 del CPC nos

lleva a decir que tiene que ser un proceso concluido.

Ineficacia de la Prueba

Según Gonzales Montes, la prueba ilícita es aquella “en cuya obtención ha existido un acto

ilícito”. El citado autor añade que “ la licitud de la prueba está referida al momento de su obtención,

y prueba ilícita seria aquella que se ha obtenido por medios ilegítimos, es decir, vulnerando

derechos fundamentales”, las pruebas definidas como ilícitas lo son, en efecto, no porque violen

normas procesales, o porque pugnen con la exigencia del acertamiento de los hechos en el proceso,

sino porque se obtuvieron mediante violación de derechos tutelados por normas diversas y, en

primer lugar, por normas constitucionales.

“La ilicitud de la prueba alude a la obtención misma de la prueba o, mejor, de la fuente de la

prueba en la medida que vulnere derechos y libertades fundamentales, incidiendo sobre la

obtención material de la fuente de prueba. Serán pruebas ilícitas las obtenidas por simulación, dolo,

intimidación, violencia o soborno. También reviste de ilicitud los medios probatorios objeto de

adulteración o falsificación, las declaraciones testimoniales o los dictámenes periciales evacuados

o realizados por personas que tienen interés en el resultado del proceso, las pruebas contrarias al
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orden público o a las buenas costumbres o que afecten elementales derechos de la persona humana

consagrados constitucionalmente. En suma, será ilícita toda prueba que se oponga a la

normatividad jurídica, es decir, que esta expresa o tácitamente la prohíba, ya sea en lo que respecta

al medio mismo o al procedimiento empleado para obtenerlo. Es destacar que la ilicitud de un

medio de prueba no acarrea su nulidad sino su ineficacia probatoria, Se producirá la nulidad de lo

actuado, por atentar contra el derecho a un debido proceso, solo cuando la prueba ilícita sea

apreciada y se funde en fallo en ella.

Improbanza de la Pretensión

La carga de probar corresponde, en principio, a quien afirma hechos que configuran su

pretensión. Tal es el caso del accionante, quien debe demostrar en forma idónea los hechos

invocados en su demanda (sustentatorios de la pretensión que reclama), porque de lo contrario,

aquella será declarada infundada en la sentencia que se expida en el proceso, inclusive en los casos

en que el demandado no hubiera aportado prueba alguna o esta fuese inidónea o se encontrase en

estado de rebeldía. Acerca de este último supuesto, cabe señalar que, si bien, por regla general, es

efecto de la declaración de rebeldía causar presunción legal relativa sobre la verdad de los hechos

expuestos en la demanda, dicho efecto no se produce, entre otros casos, cuando tales hechos no le

generan convicción al Juez; por consiguiente, aun siendo rebelde el demandado, si el actor no

probase debidamente los hechos que alega y en los que basa su pretensión, la demanda será

rechazada, en definitiva.
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Principios Generales de la Prueba

Principio de adquisición o comunidad de la prueba

Este principio implica que el juez para llegar a la solución del caso, no importa quien haya

aportado o pedido las pruebas, desde el momento en que se introducen al proceso forman parte de

los elementos que generarán convicción o certeza al juez.

Es decir, la prueba aportada deja de formar parte de la esfera dispositiva de las partes y conforma

un elemento del proceso.

Principio de inmediación de la prueba

Este principio permite al juez una auténtica apreciación del material probatorio como, por

ejemplo, las declaraciones testimoniales, pericias, inspecciones judiciales, interrogatorio de las

partes.

Señala Carnelutti que "la prueba es tanto más segura cuanto más próximo a los sentidos del

juez se halle el hecho de probar".

Principio de preclusión de la prueba

Este principio abarca los tiempos del proceso y el orden secuencial de los actos, de manera

ordenada, progresiva y donde cada actividad debe cumplirse en el período designado.

Ello significa que el transcurso de una fase para seguir a otra consume la oportunidad y extingue

el tiempo ofrecido para hacer.

Al decir de COUTURE, “el principio de preclusión está representado por el hecho de que las

diversas etapas del proceso se desarrollan en forma sucesiva, mediante la clausura definitiva de
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cada una de ellas, impidiéndose el regreso a etapas y momentos procesales ya extinguidos y

consumados”.

Principio de unidad de la prueba

Este principio abarca diversos matices referidos a actividad probatoria, entre ellos, tenemos que

esta actividad implica una dialéctica entre la confrontación y constatación de los medios

probatorios incorporados al proceso.

En ese sentido, este principio significa que el material probatorio forma una unidad, y que,

como tal, debe ser examinado y apreciado por el juez, con la finalidad de confrontar las diversas

pruebas y concluir sobre el convencimiento que de ellas en su totalidad se forme.

El juez deberá examinar las pruebas, no de forma aislada, sino en forma conjunta, sobre ello

Kielmanovich señala que "la debilidad e imprecisión de las pruebas tomadas individualmente, la

cual puede hallar su cura en una interpretación y valoración globalizada, es decir,

complementándose unas con otras. Ello demuestra la capacidad de mutación de aquellas pruebas

que aparentemente son vanas e inútiles en su individualidad y que, sin embargo, pueden tornarse

de trascendental importancia".

Principio de igualdad de la prueba

El principio de igualdad consiste en la satisfacción de la exigencia legal de que la prueba se

comunique al adversario para que se imponga de ella antes de que se produzca y una vez que esto

ocurra, sea posible su control durante su producción e impugnada después de este momento.
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Lo que el principio exige no es una igualdad matemática, sino una razonable igualdad de

posibilidades en la producción de la prueba.

Como bien señala GIMENO, "al principio de igualdad se atenta cuando se le confiere a alguna

persona o grupo de personas determinados privilegios procesales carentes de justificación

objetiva y razonable, o cuando dentro del proceso sin fundamento alguno, se le concede a alguna

de las partes determinadas posibilidades de alegación, prueba o impugnación que se le niegan a

la contraria".

Principio de contradicción o bilateralidad de la prueba

El principio de bilateralidad o de contradicción, es el derecho que cada parte tiene a tomar

conocimiento de los actos procesales que se realizan en el proceso a fin de tener el poder de

intervenir, ejercer su derecho a defenderse y acreditar su posición.

Por este principio quienes participan en el proceso deben estar enterados de todo lo que sucede

en el mismo, a fin de garantizar la posibilidad que puedan ejercer su derecho de defensa, siendo

del caso dejar constancia, que se cumple con este principio con el hecho de informar debidamente

a la contra parte de aquello que está sucediendo, sin que sea necesario para la validez de los actos

procesales que el afectado intervenga o se pronuncie al respecto.

Enrique Palacios dice que el principio de contradicción “es aquél que prohíbe a los jueces dictar

alguna resolución sin que previamente hayan tenido oportunidad de ser oídos quienes pudieran

verse directamente afectados por ella”.


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Principio de publicidad de la prueba

El principio de publicidad, en sentido amplio, implica la percepción directa de las actuaciones

judiciales ante el órgano jurisdiccional por parte de terceras personas ajenas al proceso, pero que

tienen interés personal en conocer el desarrollo de la actividad jurisdiccional y la decisión final del

caso.

Como también las partes deben conocer las pruebas para, intervenir en su práctica, objetarlas,

discutirlas y analizarlas.

Principio de formalidad de la prueba

La prueba debe estar revestida de requisitos extrínsecos: circunstancias de tiempo, modo y

lugar; e intrínsecos: ausencia de vicios (dolo, error, violencia), y de inmoralidad en el medio

mismo. La prueba debe provenir de quien se halle revestido de legitimidad para ofrecerla.

La razón de este principio debe buscarse, una vez más, en la garantía del debido proceso, más

precisamente en la necesidad de asegurar la certeza y la imparcialidad del juez.

Principio de concentración de la prueba

En este principio el juez debe regular y limitar la realización de actos procesales, integrar el

proceso que dará al Juez una visión de conjunto del conflicto que va a resolver.

Lino Enrique Palacios señala que “el principio de concentración apunta a la abreviación del

proceso mediante la reunión de toda actividad procesal en la menor cantidad de actos y a evitar,

por consiguiente, la dispersión de dicha actividad”.


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Principio de libertad de la prueba

Para que la prueba logre su fin, se debe otorgar a las partes y al juez libertad para que puedan

obtener todas las pruebas que sean pertinentes

Para alcanzar la verdad concreta no se requiere la utilización de un medio de prueba

determinado. Todos los medios de prueba son admisibles, es decir, se puede probar con los medios

de prueba típicos como también con aquellos que no han sido contemplados en la ley (atípicos)

siempre y cuando no recaigan en la ilicitud.

Principio de pertinencia de la prueba

El principio de pertinencia implica que se puede actuar todos los medios de prueba siempre que

estos sean pertinentes.

Es decir, la admisión de los medios de prueba requiere que el aporte probatorio al proceso sea

relevante, de lo contrario el juez en una decisión motivada excluirá su admisión y actuación.

Principio de inmaculación de la prueba

En este principio se debe procurar que los medios allegados al proceso estén libres de vicios

extrínsecos e intrínsecos que los hagan ineficaces o nulos.

Principio de naturalidad de la prueba

Significa que tanto el testimonio, como la confesión y el dictamen de los peritos deben ser

espontáneos o naturales y las demás personas que las formulan no deben ver coaccionadas sus

facultades o su conciencia por ningún medio ya sea físico o sicológico.


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Según este principio el juez no puede realizar coacción Física o psicológica, para buscar la

confesión, esta debe buscarse por los medios legales.

Principio de licitud de la prueba

La prueba no debe violentar la libertad subjetiva.

Es prueba ilícita la que se obtiene violando los derechos fundamentales de las personas, ya sea

para lograr la fuente de la prueba o el medio probatorio.

Clasificación de los Medios de Prueba

1. Desde el punto de vista de su grado de convicción o resultado las pruebas se clasifican

en Pruebas plenas y semiplenas. Prueba Plena completa o perfecta es aquella que lleva por sí

sola convicción y certeza al juez, sin que requiera de la concurrencia de otro medio que refuerce

su capacidad demostrativa. Prueba Semiplena, incompleta o imperfecta es aquella que no hace fe

probatoria por sí misma, deja espacio a la duda y en esta virtud no provoca en el juez íntima certeza

y convicción, por lo que es indispensable la presencia o concurrencia de otras pruebas con ese fin.

En otras palabras, una sola de ellas no es suficiente para la demostración del hecho.

2. Por su objeto en Directas e Indirectas. Pruebas Directas son aquellas que permiten la

inmediación, conocimiento o contacto del juez, con la cosa o hecho que se pretende demostrar.

Prueba Indirecta es la que el juez obtiene de hechos pasados o presentes, a través del relato,

descripción o análisis que realizan otras personas. La mayor importancia de la prueba directa
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respecto de la indirecta radica en que la primera está más próxima a los sentidos y al conocimiento

del juez, mientras la segunda le llega con la intermediación de un tercero.

3. Por su licitud o ilicitud en Pruebas Lícitas e Ilícitas. Por principio son aptas y por lo

tanto el juez debe admitir a juicio únicamente las pruebas permitidas por la ley, pues el proceso

debe marchar siempre sometido a ella. En esta virtud es Prueba Lícita aquella autorizada directa o

indirectamente por la ley, ya por estar expresamente aceptada, o que, sin estarla, no contravienen

ningún precepto legal, ni atentan a la moral ni al orden público. Prueba ilícita es aquella que

contraviene la ley, ya porque expresa o tácitamente se halle prohibida su utilización, o porque

atenta a la moral o buenas costumbres. No tendrían cabida hoy las ordalías o manifestaciones

divinas, génesis del derecho probatorio. En el supuesto de que se admitieran, serían nulas al igual

que las evacuadas o diligenciadas infringiendo los procedimientos establecidos.

4. Por el momento procesal en Prueba Simple y Preconstituída. Prueba Simple es aquella

que se actúa dentro de un proceso, generalmente en la etapa correspondiente y por excepción en

otros momentos del proceso. Preconstituida, aquella preexistente o lograda antes de que se dé la

pugna o conflicto en el juicio, ya mediante actos o diligencias previas, que pasan a ser los actos de

su creación o, al momento en que se celebra un negocio jurídico, como en un contrato escriturario,

en el acto de matrimonio, etc.

5. Pruebas Pertinentes e Impertinentes. Son pertinentes aquellas referidas a los hechos

controvertidos y que son requeridos de prueba, esto es, necesitan de demostración. Son
21

Impertinentes aquellas que no tienen relación ya directa o indirecta con los hechos litigiosos

materia del proceso, por extrañas a la controversia.

6. Pruebas Solemnes y Libres. Pruebas Solemnes son aquellas que por exigencia de la ley

deben cumplir con ciertos aspectos formales o requisitos externos, en atención a la naturaleza del

acto o contrato que se pretende demostrar. Pruebas Libres son aquellas que nacen o quedan a la

iniciativa de las partes su formación, pues la ley no exige expresamente de solemnidades para la

validez.

7. Por su grado o categoría en pruebas Principales y Supletorias o Sucedáneas. Son

principales las que, por disposición de la ley, por la naturaleza del proceso, o por su eficacia son

las aptas para llevar convicción sobre los hechos que se pretenden demostrar. Son supletorias

aquellas que a falta de pruebas principales la ley permite sean aducidas válidamente para demostrar

el hecho que debía probarse con las primeras. La prueba supletoria tiene valor si se demuestra la

falta o inexistencia de la principal.

8. Pruebas orales y escritas. Pruebas orales son aquellas que consisten en declaraciones

hechas ante el juez: por ejemplo, testigos, confesión judicial. Pruebas escritas son aquellas que

consisten en instrumentos que emanan de las partes o de terceros.


22

Clasificación de los medios de prueba.

Según el Código Procesal Civil Peruano los medios probatorios se clasifican en:

• Típicos (artículo 192)

• Atípicos (193) y;

• Sucedáneos de los medios probatorios (artículos 275 y siguientes).

Medios Probatorios Típicos

Los medios probatorios típicos están regulados en su ofrecimiento, admisión y actuación,

siendo los siguientes:

a. La declaración de parte

b. La declaración de testigos

c. Los documentos

d. La pericia y;

e. La inspección judicial.

Declaración de parte:

O anteriormente denominado confesión. Se inicia con la absolución de posiciones que consiste

en responder a las preguntas contenidas en los pliegos interrogatorios (que acompañan la demanda

o en la contestación en sobre cerrado, no contendrán más de veinte preguntas por pretensión).

La declaración de parte es personal; excepcionalmente, el Juez permitirá la declaración del

apoderado, siempre que el medio probatorio no pierda su finalidad.


23

Es irrevocable, la rectificación del absolvente será apreciada por el Juez.

Las respuestas deben ser categóricas; si el absolvente se niega a declarar o sus respuestas son

evasivas, el Juez apreciará esta conducta al momento de resolver (artículo 282° del Código

Procesal Civil).

La declaración de parte se puede efectuar por exhorto, cuando la parte domicilie en el extranjero

o fuera de la competencia territorial del juzgado.

¿En qué casos no se puede obligar a declarar?

Si se trata de hechos que se conocieron bajo secreto profesional o confesional.

Si los hechos pudieran implicar culpabilidad penal para el declarante, su cónyuge o concubino

o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

La declaración asimilada comprende las afirmaciones realizadas por las partes en escritos o

actuaciones judiciales, que se consideran como declaraciones de las mismas.

Declaración de testigos

Toda persona capaz puede ser testigo; sin embargo, están impedidas de actuar como tal:

Los absolutamente incapaces.

El condenado por un delito, que, a criterio del Juez, afecte su idoneidad. Ejemplo, El Perjurio.

El pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad o tercero de afinidad; el cónyuge o

concubino, salvo en asuntos de derecho de familia o que lo proponga la parte contraria.


24

El que tenga interés directo o indirecto, en el resultado del proceso.

El Juez o auxiliar jurisdiccional, en el proceso que conocen.

Los requisitos para ofrecer testigos son:

Se debe indicar nombre, domicilio y ocupación de los mismos.

Se debe especificar el hecho controvertido sobre el que va a declarar. Su interrogatorio sólo

podrá versar sobre este hecho.

Las partes pueden ofrecer hasta tres testigos para cada uno de los hechos controvertidos en

ningún caso serán más de seis.

Los gastos que ocasiona el testigo son de cargo de la parte que los ofrece. La declaración de los

testigos se efectuará individual y separadamente. El juez preguntará al testigo sus generales de ley

(nombre, edad, ocupación y domicilio), además si tiene un grado de parentesco, amistad o

enemistad con alguna de las partes, si tiene interés en el resultado del proceso, si tiene algún

vínculo laboral, si es acreedor o deudor de alguna de las partes.

Las repreguntas son las que realiza la parte que ofreció al testigo. Las contrapreguntas son las

realizadas por la otra parte.

Serán declaradas improcedentes las preguntas que sean lesivas al honor y buena reputación del

testigo.

Se sanciona con una multa al testigo que no comparece a la audiencia, sin perjuicio de ser

conducido con el auxilio de la fuerza pública.


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Documentos

Llamados antes prueba instrumental, son todo escrito y objeto que sirve para acreditar un hecho:

documentos públicos y privados, planos, cuadros, dibujos, radiografías, videos, telemática, etc.

Documento público: Es aquél documento otorgado por funcionario público en ejercicio de sus

funciones. Ejemplo, la escritura pública. La copia del documento público tiene el mismo valor del

original, si está certificada por el auxiliar jurisdiccional, un fedatario o notario.

Documento privado: Es el documento otorgado por un particular. Su legalización o

certificación no lo convierte en público.

No procede ofrecer como medios probatorios expedientes administrativos o judiciales en

trámite, sólo se pueden presentar copias certificadas de éste. Si se ofrece un expediente archivado,

debe acreditarse su existencia con documento.

Los documentos en otro idioma deben ir acompañados con su traducción oficial o de perito. La

traducción puede ser impugnada, en tal caso, el Juez debe nombrar otro traductor cuyos honorarios

corresponderán al impugnante.

Los casos de ineficacia probatoria de un documento son:

• Falsedad del documento: Se requiere haber probado la falsedad.

• Nulidad del documento: Se presenta cuando en el documento se omite una

formalidad esencial que la ley prescribe bajo sanción de nulidad.

• Por inexistencia de la matriz: Se trata de un documento público falso o inexistente.

Existen tres modalidades en la actuación probatoria relacionada con documentos:


26

• Reconocimiento: Es la diligencia realizada con el fin de determinar la autenticidad

del documento privado. Consiste en que el otorgante del documento, reconozca que

suscribió el mismo, y que éste no ha tenido alteraciones en su contenido.

• Cotejo: Permite establecer la autenticidad del documento privado o público mediante

la comparación del original con su copia o con otros documentos escritos (ver letra y

firma).

• Exhibición: Cuando documentos que se relacionan con el proceso se encuentran en

posesión de terceros (personas naturales, jurídicas o entidades públicas), el juez

solicitará se presenten ante el juzgado.

Pericia

La pericia es la apreciación especializada (científica, artística u otra análoga) de los hechos

controvertidos.

Los requisitos para ofrecer una pericia son:

Indicar con claridad y precisión los puntos los puntos sobre los que versará el dictamen.

Indicar la profesión u oficio de quien practicará la pericia.

Indicar el hecho controvertido que esclarecerá el resultado de la pericia.

El dictamen pericial es el resultado del estudio realizado por los peritos, que se explicará en la

Audiencia de Pruebas, o en la Audiencia Especial, si el caso es complejo. Las partes pueden

formular observaciones a los dictámenes. Si los peritos están de acuerdo, se emite un solo
27

dictamen, en caso contrario se emiten por separado. Son presentados cuando menos ochos días

antes de la audiencia de pruebas.

Inspección judicial

Por esta diligencia el Juez puede apreciar personalmente los hechos relacionados con los puntos

controvertidos.

Pueden asistir a la diligencia testigos y peritos, cuando así lo disponga el juez.

Se levantará un acta de la diligencia; en ella se describirán los hechos, objetos, circunstancias

que se observen directamente; también contendrá las observaciones de los peritos, testigos, las

partes y sus abogados.

Medios Probatorios Atípicos

Los medios probatorios atípicos si bien expresamente no están regulados, pueden ser ofrecidos

por las partes, y están constituidos por auxilios técnicos o científicos que permitan lograr la

finalidad de los medios probatorios. Por analogía se emplean las reglas de los medios probatorios

típicos.

La doctrina extranjera lo considera más que meros auxilios de la prueba, como auténticos

medios probatorios, se define como los auxilios establecidos por la ley o asumidos por el juez para

lograr la finalidad de los medios probatorios, corroborando, complementando o sustituyendo el

valor de los medios probatorios. Los sucedáneos de los medios probatorios son el indicio, la

presunción y la ficción legal.


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Pruebas Sucedáneas

Los sucedáneos de los medios probatorios lo encontramos en el artículo 275 del Código

Procesal Civil, en el cual indica que su finalidad es:

“Los sucedáneos son auxilios establecidos por la ley o asumidos por el Juez para lograr la

finalidad de los medios probatorios, corroborando, complementando o sustituyendo el valor o

alcance de éstos”.

Pero para el mejor entendimiento conceptual ampliaremos ello en las siguientes

conceptualizaciones.

Son sucedáneas o supletorias aquellas que a falta de pruebas principales la ley permite sean

aducidas válidamente para demostrar el hecho que debía probarse con las primeras. La prueba

supletoria tiene valor si se demuestra la falta o inexistencia de la principal.

Son mecanismos auxiliares para lograr la finalidad de los medios probatorios. Operan cuando

el conocimiento de los hechos que interesan al proceso no puede alcanzarse a través de un medio

de prueba directa que los constate por sí mismo (como sería en caso de la testimonial, pericia,

inspección judicial y documentos) sino indirectamente mediante la prueba de ciertos y

determinados hechos que no están constituidos por la representación de estos y a partir de los

cuales se los induce mediante un argumento probatorio.

En nuestro medio, el profesor Paredes Palacios, parte de la idea de que los medios de prueba

son directos e indirectos. Es directo, cuando el medio probatorio muestra al juez el mismo hecho

a probar. Es indirecto, cuando muestra un hecho distinto, pero proporciona datos o elementos a
29

partir de los cuales el juez formula un argumento un juicio crítico para deducir la existencia u

ocurrencia de hecho a probar. Los sucedáneos corresponden a estos últimos.

¿Qué son pruebas sucedáneas?

Sucedáneo, concepto establecido por Carnelutti, diferenciándolo del medio probatorio. Según

este autor clásico, fue la doctrina alemana la que elaboró el concepto de sucedáneo de prueba en

antítesis con el concepto de medio de prueba. En su opinión, no existe tal antítesis; pues, sostiene,

que sólo se trata de dos concepciones de la prueba.

En el Diccionario Larousse, encontramos lo siguiente: dícese de la sustancia que puede

remplazar o sustituir a otra, y que generalmente es de menor calidad.

Para el maestro Sentís Melendo: “Por sucedáneo de prueba entenderemos aquellas

manifestaciones procesales que, a falta de prueba o mediatizando éstas, nos dan la posibilidad de

establecer o poner, como base de la sentencia, unos elementos fácticos que no son resultado de

una prueba sino, más exactamente, de la ausencia de ésta o de una especial manifestación de ésta.”

En el Código Procesal Civil, se plasma lo siguiente: Los sucedáneos son auxilios establecidos

por la ley o asumidos por el Juez para lograr la finalidad de los medios probatorios, corroborando,

completando o sustituyendo el valor o alcance de éstos.

De todos estos aportes, a manera de síntesis, concluimos que los sucedáneos son aquellas

manifestaciones procesales previstas por la ley o asumidas por el juez para suplir a los medios

probatorios y alcanzar la finalidad de éstos.


30

Devis Echandia señala en relación a la diferencia que podría haber entre los medios y los

sucedáneos probatorios: “La doctrina alemana, principalmente por obra de Endemann y Plank,

elaboró este concepto en antítesis con el de medio de prueba, en consideración a la teoría que exige

la posición de los hechos en la sentencia según la realidad material, para lo cual se necesita que el

juez disfrute de libertad de apreciación de la prueba; de esta manera, se limita el concepto de medio

de prueba a los instrumentos libremente valorados por el juez y se aplica el de sucedáneo de prueba

cuando de cualquier manera existe una fijación legal formal del hecho controvertido, en oposición

al conocimiento material del mismo.

Según este punto de vista, la confesión y la admisión son sucedáneos y no medios .de prueba,

cuando la ley dispone que el hecho confesado o admitido debe considerarse existente o cierto para

efectos de la decisión judicial”.

Posteriormente indica: “Creemos que el concepto de sucedáneo de prueba debe ser conservado,

con un sentido diferente, para aplicarlo a los casos en que el juez puede recurrir a otro expediente

para suplir la falta de prueba que interese al proceso, con el fin de resolver en el fondo la cuestión

debatida”.

¿Cuáles son los sucedáneos?

En nuestra Código Procesal Civil, se considera que son sucedáneos los medios probatorios

siguientes:

1. El indicio.

2. La presunción legal o judicial.


31

3. La ficción legal.

El profesor Paredes Palacios, discrepa con el criterio de considerar al indicio sólo como

sucedáneo; para él, es un auténtico medio de prueba. Este mismo autor aporta elementos que

permiten agrupar a los sucedáneos básicamente en dos grupos:

A. Las presunciones legales, dentro de las cuáles encajaría perfectamente la ficción

legal como una forma de presunción legal;

B. Las presunciones judiciales que a su vez comprenden al indicio como elemento


que permite que éstas sean posibles (es difícil imaginar una presunción judicial

que prescinda del indicio).

1. El indicio:

Lo encontramos en el Artículo 276 del Código Procesal Civil:

“El acto, circunstancia o signo suficientemente acreditados a través de los medios probatorios,

adquieren significación en su conjunto cuando conducen al Juez a la certeza en torno a un hecho

desconocido relacionado con la controversia”.

Una conceptualización general de indicio sería; el rastro, vestigio, huella, circunstancia

debidamente acreditado, susceptible de llevar por la inferencia, al conocimiento de otro hecho

desconocido”.
32

Por ello “el indicio constituye una prueba indirecta de la cual el juez puede sacar conclusiones

útiles para la demostración de los hechos. Es punto de partida para establecer una presunción. Es

una prueba crítica o lógica o indirecta”

Para Carrión Lugo, el indicio es todo rastro, vestigio, huella, circunstancia y en general todo

hecho conocido que mediante la vía de la inferencia nos lleva al conocimiento de otro hecho

desconocido.

El maestro De Trazegnies Granda, ensayando una noción actual de prueba indiciaria, primero

cita a Cabanellas que define esta prueba como «la resultante de indicios, conjeturas, señales o

presunciones más o menos vehementes y decisivas, aceptadas por el juez como conclusión de

orden lógico y por derivación o concatenación de los hechos».

Esta prueba se denomina también, dice, según este autor, de indicios, conjetural, circunstancial

e indirecta.

Refiere que este tipo de prueba se conoce en el Derecho anglosajón con el nombre de

“circumstantial evidence”, es decir, evidencia (en el sentido de prueba) circunstancial.

No es fácil definirla por lo que es, lo que lleva muchas veces a ser definida por lo que no es: la

doctrina norteamericana señala que no es una prueba directa proporcionada por un documento o

incluso por un testigo que vio u oyó algo. En la prueba circunstancial o indiciaria se trata de un

hecho que puede ser utilizado para inferir otro hecho.

En la prueba indirecta, se prueba un hecho pero que no es el que se quiere probar en última

instancia, sino que se trata de acreditar la existencia del hecho «final» con la prueba de un hecho
33

intermedio. De alguna manera, se trata de probar una cadena de hechos y circunstancias que se

proyectan más allá de los límites de lo estrictamente probado, sostiene.

A continuación, cita a nuestro Código Procesal Civil que en su artículo 276º define los indicios

como: “El acto, circunstancia o signo suficientemente acreditados a través de los medios

probatorios, adquieren significación en su conjunto cuando conducen al Juez a la certeza en torno

a un hecho desconocido relacionado con la controversia”.

Luego, concluye que “La prueba indiciaria es, ante todo, una verdadera prueba. Esto significa

no solamente que sus resultados deben ser admitidos como válidos por el Derecho sino además y

como condición para lo primero- que es necesario que tenga las características de seriedad, rigor,

consistencia, que toda prueba debe tener en el campo del Derecho si se quiere que sea utilizada”.

2. La presunción legal o judicial:

La encontramos en el Artículo 277 del Código Procesal Civil:

“Es el razonamiento lógico-crítico que a partir de uno o más hechos indicadores lleva al Juez a

la certeza del hecho investigado.

La presunción es legal o judicial.”

La presunción legal o judicial se basa en lo que hay de ordinario y constante en los fenómenos

físicos, síquicos, sociales y morales (reglas de la experiencia) para inferir lo ocurrido en el caso

particular. A esa regla se llega por un proceso inductivo, que se apoya en la observación de casos

particulares análogos; pero en la presunción de origen legal, el juez prescinde de este proceso

inductivo, que está implícito en la norma.


34

Aquí se debe distinguir la presunción legal y el judicial, la primera es la máxima que deduce el

legislador de su propia experiencia y el segundo es la máxima deducida por el juez por su

experiencia.

Las presunciones judiciales se diferencian de las legales porque la ley las autoriza, pero no las

establece especialmente. La presunción legal no existe sine lege; la presunción judicial, cuando es

admisible por ley, puede existir siempre que la obtenga el criterio del juez.

El Código Procesal Civil la define como; el razonamiento lógico crítico que a partir de uno o

más hechos indicadores lleva al Juez a la certeza del hecho investigado.

Es el razonamiento que sobre la base de un hecho conocido se conoce otro desconocido

(presumido). Así, sus elementos son:

A. Hecho investigado (desconocido);

B. Hecho indicador (conocido);

C. Razonamiento lógico crítico (juicio o inferencia); y,

D. Certeza del hecho investigado (conclusión).

En la siguiente norma: “La declaración de rebeldía causa presunción legal relativa sobre la

verdad de los hechos expuestos en la demanda”, si en el proceso judicial se da la rebeldía del

demandado (hecho conocido indicador), debemos inferir (razonamiento lógico), que lo alegado

por el demandante, por ejemplo, el no pago de los beneficios sociales por parte del empleador

demandado (hecho desconocido), es verdad relativamente (conclusión). Las presunciones

previstas en nuestra normatividad procesal son a su vez de dos clases: Presunciones legales y

presunciones judiciales (o presunciones simples, hominis).


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También debe anotarse que, en casos especiales, la ley prohíbe hacer uso de la presunción: “Ni

el despido ni el motivo alegado se deducen o presumen, quien los acusa debe probarlos” (Artículo

37º Ley de Productividad y Competitividad Laboral).

2.1. Las presunciones legales:

Son las presunciones establecidas por la ley. Ésta, ordena tener por cierto un hecho determinado

siempre y cuando otro hecho indicador del primero haya sido suficientemente acreditado en el

proceso. El beneficiario de la presunción sólo ha de acreditar la realidad del hecho que a ella le

sirve de base o presupuesto. Las presunciones legales son de dos clases: Absolutas y relativas.

2.1.1. Absolutas:

La encontramos en el artículo 278 del Código Procesal Civil:

“Cuando la ley califica una presunción con carácter absoluto no cabe prueba en contrario. El

beneficiario de tal presunción sólo ha de acreditar la realidad del hecho que a ella le sirve de base”.

No admiten prueba en contrario (iuris et de iure), el juzgador tiene la obligación de aceptar por

cierto el hecho presumido en cuanto se haya acreditado el hecho que le sirve de antecedente.

Ejemplo: Que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones de los Registros

Públicos. En este caso sólo debe acreditarse la inscripción en dichos registros para presumir que

todos los ciudadanos conocen el contenido de la inscripción aun cuando esto sea materialmente

imposible. No se puede probar lo contrario por imperio de la ley.

2.1.2. Relativas:

La encontramos en el artículo 279 del Código Procesal Civil:


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“Cuando la ley presume una conclusión con carácter relativo, la carga de la prueba se invierte

en favor del beneficiario de tal presunción. Empero, éste ha de acreditar la realidad del hecho que

a ella le sirve de presupuesto, de ser el caso”.

Admiten prueba en contrario (iuris tantum); esto es, por mandato de la ley se presume o se tiene

por cierto un determinado hecho una vez que se haya acreditado el antecedente o elemento

indicador, sin embargo, la ley admite prueba en contrario.

Ejemplo: “En toda prestación personal de servicios remunerados y subordinados se presume la

existencia de un contrato de trabajo a plazo indeterminado”. Pero, se trata de una presunción de

valor relativo; pues, el empleador demandado podrá acreditar que se trata de un contrato de

vigencia temporal debidamente autorizada; con lo que quedará desvirtuada aquella presunción.

Esta presunción origina una inversión de la carga de la prueba.

Duda sobre el carácter de una presunción legal, está dentro del Código Procesal Civil en el

Artículo 280, en el que textualmente encontramos, que:

“En caso de duda sobre la naturaleza de una presunción legal, el Juez ha de considerarla como

presunción relativa”.

Es decir, en caso de que el Juez dude de esta presunción legal, deberá de optar por la presunción

relativa la cual hace referencia que favorece al que presenta dicha presunción, pero este debe de

acreditar la realidad del hecho.

2.2. Las presunciones judiciales:

La encontramos en el Código Procesal Civil en el Artículo 281;


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“El razonamiento lógico-crítico del Juez, basado en reglas de experiencia o en sus

conocimientos y a partir del presupuesto debidamente acreditado en el proceso, contribuye a

formar convicción respecto al hecho o hechos investigados”.

Son las presunciones establecidas por el juzgador mediante el examen de los indicios o rasgos

sintomáticos recurriendo a las reglas de la lógica y/o de la experiencia. Igual que en el caso

anterior, también se necesita de un presupuesto debidamente acreditado a partir del cual, mediante

la inferencia, se arribará a una conclusión o convicción sobre el hecho investigado no conocido.

A diferencia de la anterior presunción, donde la ley establece la presunción, aquí, ésta es

elaborada por el juzgador.

Para la formulación de esta clase de presunciones, resultan indispensables los indicios, es decir,

la conjugación con la otra clase de sucedáneos. Los indicios dan lugar a la formación de una

presunción por parte del juzgador. Son presunciones que admiten prueba en contrario.

La conducta de las partes en el proceso es un hecho indicador que sirve perfectamente para que

el juzgador arribe a ciertas conclusiones sobre hechos investigados respecto de los cuales no hay

suficientes medios probatorios plenos o directos.

Por ejemplo, la conducta de aquella parte respecto del cual se ha ordenado que rinda declaración

de parte en el acto de audiencia, de manera personalísima y no lo hace.

2.3. Presunción y conducta procesal de las partes:

Encontramos su texto en el artículo 282 del Código Procesal Civil:


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“El Juez puede extraer conclusiones en contra de los intereses de las partes atendiendo a la

conducta que éstas asumen en el proceso, particularmente cuando se manifiesta notoriamente en

la falta de cooperación para lograr la finalidad de los medios probatorios, o con otras actitudes de

obstrucción. Las conclusiones del Juez estarán debidamente fundamentadas”.

Jurisprudencia encontrada en el CAS. N° 1340-2007 Lima Norte, El Peruano, 02.12-2008, pp.

23534-23535:

Si bien es cierto que los sucedáneos de los medios probatorios tienen como finalidad,

entre otros, sustituir el valor o alcance de los medios probatorios, la presunción basada en

la conducta procesal de una de las partes requiere de un análisis de dicha conducta a lo

largo del proceso y, particularmente, cuando ésta manifiesta notoriamente la falta de

cooperación para lograr la finalidad de los medios probatorios u otras actitudes de

obstrucción, tal como lo establece el artículo 282 del Código Procesal Civil.

3. La ficción legal:

Dentro del Código Procesal Civil, en su artículo 283, hace texto de la ficción legal:

“La conclusión que la ley da por cierta y que es opuesta a la naturaleza o realidad de los hechos,

no permite prueba en contrario”.

La ficción legal es un hecho conscientemente inexistente. Responde a exigencias del sistema

jurídico, de formular mentiras técnicas consagradas por la necesidad.

Que no es sino una forma de presunción legal que no admite prueba en contrario por mandato

de la propia Ley.
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Nos dice Carrión Lugo, que, si bien la presunción permite obtener una consecuencia jurídica a

partir de un hecho que se tiene por existente o falso, la ficción se funda en un hecho

conscientemente inexistente.

Cita a Ihering que definía las ficciones como mentiras técnicas consagradas por la necesidad

del derecho. Un ejemplo de esta ficción tenemos en el Código Civil, cuando prescribe que son

inmuebles las naves y aeronaves, pese a que es muy evidente la naturaleza de éstas como muebles.

Prueba de Oficio

La prueba de oficio en el proceso civil es un tópico que tiene mucha discusión y discrepancia

entre los estudiosos del Derecho Procesal, precisamente porque la doctrina presenta un panorama

disperso sobre el particular, algunos estudiosos parten de la premisa que la actividad probatoria en

el proceso se encuentra estrictamente restringida a las partes, en tanto que otros proponen que las

partes y el juez pueden tener actividad probatoria en el proceso, este último se encuentra habilitado

para ello en situaciones determinadas, en tal caso nos encontramos frente a una actividad ex officio

iudicis en la aportación de material probatorio.

Uno de los principios fundamentales sobre los cuales se asienta nuestro proceso civil, el

principio dispositivo por el cual el proceso civil sólo puede ser iniciado y desarrollado por las

partes, el impulso corresponde estrictamente a las partes, son ellas las que proponen las

pretensiones, los hechos que la sustentan, llamado también objeto del proceso (el juez no puede

incorporar hechos) y las pruebas que acreditan lo afirmado, la actividad probatoria corresponde

estrictamente a las partes.


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Las partes tienen el derecho de disposición sobre el derecho material por desistimiento,

conciliación o transacción. Conforme informa este principio el juez no puede ir más allá de lo que

proponen las partes, de lo cual se deriva el principio de congruencia procesal. El juez tiene

restricciones para su actuación en el proceso, aquí nos encontramos con el juez espectador, también

conocido como juez convidado de piedra, pues sólo va a resolver con lo que las partes aporten

como material probatorio. En esencia este principio vinculado a nuestro tópico determina que la

carga probatoria corresponda solamente a las partes, el juez no puede realizar actividad oficiosa

sobre este particular, pues pierde imparcialidad y su conducta busca favorecer sólo a una de las

partes.

De lo señalado precedentemente, se tiene la tesis defendida por el magistrado español Xavier

Lluch al expresar que se debe distinguir entre cargas de las partes y facultades del juez. A las partes

les corresponde la carga de alegar y probar. Incumbe a las partes la función de averiguar las fuentes

de prueba y aportarlas al proceso, y no es tal misión la del juez, son pena de subvertir de juzgar o

menoscabar el insoslayable deber de imparcialidad judicial. Nadie mejor que las partes conoce los

hechos y puede aportar las fuentes de prueba ante el juez. Las partes son, por ende, quienes tienen

la carga de la prueba y quienes sufren también los riesgos por la falta de prueba.

La actividad probatoria del juez en el proceso civil aparece enfrentada según la doctrina con el

principio dispositivo, sin embargo, la situación antes descrita aparece superada con el contenido

del artículo 194 del C.PC., pues si bien el proceso civil contiene intrínsecamente el interés propio

de las partes, sin embargo, la sociedad tiene interés supremo en su resultado. Es por ello que hoy

hemos pasado del juez espectador al juez director del proceso, con las facultades oficiosas que le

negó el sistema dispositivo tradicional.


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Realmente el principio dispositivo ha sufrido una variación en su formulación inicial en materia

probatoria como lo sostiene Marianella Ledesma al precisar que, si bien tradicionalmente se

expresó este principio como un privilegio indiscriminado de las partes en el proceso con el

retraimiento oficial del juez ante éstos, ello ha sido punto de partida para ser superado por una

nueva enunciación de este principio: la carga probatoria del juez. Frente a esta situación se entiende

que las partes no pierden la carga de la prueba, pero el juez asume dicha carga oficiosamente con

la sola finalidad de descubrir la verdad.

La actividad oficiosa del juez en el proceso civil los convierte en un juez más activo y decido a

resolver el conflicto con todas las herramientas que le brinda el ordenamiento procesal, y hacerlo

sobre todo de manera más justa, ello lo convierte en los que hoy llamamos el juez director del

proceso.

La carga probatoria en el sistema procesal moderno no sólo está a cargo de las partes, esta tarea

es compartida por el juez; sin embargo, para ello el juez no debe crear ni generar hechos, debe

basar su actividad en lo que han proporcionado las partes.

Valoración de la Prueba

La valoración de la prueba es una actividad u operación mental crítica que el juez despliega

para conocer el mérito, valor o fuerza de convicción que contiene una prueba. En ocasiones una

sola de aquellas puede provocar certeza y convicción al juez y servir de fundamento para el fallo.

Una de las actividades más delicadas que realiza el juez en el proceso está referida a la

valoración de la prueba, de esta actividad fundamentalmente cognitiva que realiza el juez


42

dependerá el resultado final del proceso. La actividad de valoración de la prueba está vinculada de

manera muy estrecha al deber de motivación que tienen los jueces en el ejercicio de sus funciones.

A esta actividad que le es exclusiva al juez y es la más importante en el proceso. Se le conoce

también como apreciación de la prueba.

Si prueba es la actividad de las partes encaminadas a convencer al juez de la veracidad de unos

hechos que afirman existentes en la realidad, la valoración es la actividad judicial que consigue el

convencimiento o lo rechaza. Esta actividad judicial se desarrolla en la sentencia. La valoración

de la prueba concreta el último paso lógico que realiza el juez en su sentencia y es la conclusión

positiva o negativa sobre la existencia de los hechos que se alegan en el proceso.

Para la valoración de la prueba el juez debe definir en primer orden en que sistema de valoración

se encuentra (de tarifa legal o de libre apreciación), pues dependiendo de ello es que realizará esta

actividad, pues no es lo mismo valorar bajo el sistema de tarifa legal donde el legislador le asigna

valor previo a los medios de prueba, que el sistema le deje en libertad al juez de asignarle valor a

cada medio de prueba. En este segundo sistema de valoración el juez tiene una facultad de

valoración más libre que en la de la tarifa legal.

Esta actividad mental del juez no es producto del azar, es más bien reflexiva y tiene fases que

se deben de dar de manera copulativa y simultánea, por ello según Devis Echandía cuando señala

que la función valorativa está basada en tres aspectos:

• La percepción: Aquí el juez entra en contacto con los hechos a través de la

percepción u observación. Esta es una operación sensorial. Se trata de percibir u

observar un medio de prueba de ese hecho: cosas, personas, documentos, huellas, etc.
43

• La Representación o Reconstrucción: Una vez percibidos aisladamente los hechos

mediante sus medios de prueba, es indispensable proceder a la representación o

reconstrucción histórica de ellos, ya no separadamente sino en conjunto. Se puede

hacer por la vía directa o por la inducción, infiriéndolos de otros hechos, o también

deduciéndolos de las reglas generales de la experiencia.

• El Razonamiento: Es la etapa intelectual de la valoración, del razonamiento o

raciocinio. Esta fase se desarrolla de manera simultánea con cualquiera de las

anteriores.

El principio de la unidad de la prueba regula la norma. Este principio señala que la prueba se

aprecia en su conjunto, pues la certeza no se obtiene con una evaluación aislada y fragmentaria,

tomadas una por una, sino aprehendiendo en su totalidad. Las pruebas que individualmente

estudiadas pudiesen aparecer como débiles o imprecisas pueden complementarse entre sí, de tal

modo que unidas lleven al ánimo del juez, la convicción acerca de la existencia o inexistencia de

los hechos discutidos en la Litis.

En el ideal de una correcta administración de justicia, la valoración de la prueba practicada y

asumida por el juez, juega un papel neurálgico o preponderante, pues en la búsqueda de la verdad

y de su propio autoconvencimiento, debe proceder a un conjunto de actividades u operaciones

mentales con ayuda de la lógica, la sicología, la experiencia, etc. que le permitan justipreciarla y

obtener una ponderación o sumativa armónica de las pruebas. Debe también recordar el principio

de la carga de la prueba y el principio de presunción de inocencia, útiles al momento de la

valoración de la prueba, pues si no hay prueba suficiente, razonable y convincente, debe reconocer
44

que existe duda razonable sobre la responsabilidad del demandado y consecuentemente al no

haberse desvanecido la presunción de inocencia, estaría en el caso de absolverlo.

La valoración o evaluación de la prueba es una potestad exclusiva del juez, aunque a través de

los alegatos o informes en derecho, las partes coadyuven lealmente a una cabal orientación para

que la autoridad obtenga seguridad y convicción sobre la valía o no de las actuaciones probatorias

y de sus resultados, es el juez quien debe buscar por este mecanismo lógico un máximo de armonía

entre los hechos controvertidos, la prueba aportada, la sentencia y la justicia que imparte o

materializa.

Según Colombo Campbell, “el juez pasa en general por tres etapas o fases de desarrollo de la

prueba; la etapa que puede llamarse de la ignorancia de los hechos, la etapa de la credibilidad y la

etapa de la certeza”.

Por último, precisemos que la citada potestad exclusiva de apreciación o valoración de las

pruebas corresponde a los jueces de primera y segunda instancia, mas no a la Sala de la Corte

Nacional que conozca de un recurso de casación, pues no puede formular una nueva valoración,

sino constatar si en la valoración hecha por el tribunal inferior, se han violado o no de manera

directa los preceptos jurídicos concernientes a dicha valoración y aquello ha conducido a la

equivocada aplicación o a la no aplicación de normas de derecho(violación indirecta) en el auto o

sentencia.

El Código Procesal Civil Consagra en su artículo 197 la valoración global de los medios de

prueba, así como su libre apreciación (razonada) por parte del Juez. Razón por la cual en la
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actividad de valoración le exige al juez como deber “valorar la prueba en forma conjunta y

razonada”.

Dicho numeral señala que: “Todos los medios probatorios son valorados por el juez en forma

conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución solo serán expresadas

las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su decisión”.

La apreciación de la prueba no es una tarea de entendimiento integral porque tiene mucho que

ver también la subjetividad del magistrado, la cual concurre con el pensar racional. El funcionario

judicial no funda su fallo únicamente en datos objetivos, siendo innegable la participación de na

convicción personalísima, pero son aquellos los que deben primar. Solo la seguridad del Juez

respecto de la reconstrucción del estado de los hechos realizada sobre la base del material

probatorio da origen a la certeza que hace falta para poder decidir la Litis.

Alcalá Zamora y Castillo precisa que “… el ideal en orden a la fuerza probatoria consistirá en

obtener siempre la certeza, o sea, la ausencia racional de dudas acerca de la existencia o no de un

hecho y de todas sus circunstancias relevantes. Como es difícil lograrla, hay que conformarse

muchas veces con la mera convicción, es decir, la creencia fundada de que un hecho se ha

producido o no…”

Sistemas De Valoración de la Prueba

El juez durante la solución de controversias y concretamente para valorar el material probatorio,

requiere de un sistema que lo ayude a definir cómo y de qué forma debe valorar, asignándole un
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peso determinado a las pruebas aportadas por las partes o dándole el valor que personalmente

considere necesario a cada prueba.

En materia probatoria contamos con dos sistemas para la valoración de la prueba, que son el de

la tarifa legal o prueba tasada; y, el de la libre apreciación, valoración o íntima convicción.

Ambos sistemas en la historia del derecho procesal fueron las guías del juez para que, al

momento de la tarea de valoración del material probatorio, pueda resolver respetando las reglas

impuestas por el sistema que lo regía.

Ambos sistemas son incompatibles, su inclusión en la norma procesal depende de la posición

que adopte el legislador a la hora de concebir bajo qué sistema el juez debe hacer la valoración de

la prueba, o sujetándose a reglas pre establecidas que precisan previamente el valor que tiene cada

una de las pruebas en el proceso o rigiéndose para la valoración personal e individual del material

probatorio, sin tener parámetros pre establecidos del valor de cada medio de prueba.

Algunos autores (Couture y nuestro mismo código) han señalado como un tercer sistema de

valoración al de la Sana Critica, como la mejor alternativa para una equilibrada apreciación de la

prueba, Sin embargo, otro sector de la doctrina menciona que esta se encuentra comprendida dentro

del sistema de libre apreciación o valoración, entre ellos Palacio Lino.

El sistema de la prueba tasada, tarifa legal:

La valoración de los medios de prueba se encuentra previamente regulada por la ley y el juez

debe aplicar este tipo de valoración ciñéndose rigurosamente a lo que establece la ley,

prescindiendo de su criterio personal o subjetivo. No hay convicción espontanea del Juez sino

dirigida por la ley.


47

El código de procedimientos Civiles, acogía el sistema de prueba tasada o legal, en virtud del

cual, el legislador establecía de que medios probatorios se podía hacer uso y cuál era su valor.

Carnelluti rescata la eficacia de este sistema señalando que sirve para evitar las consecuencias

nocivas de pruebas falsas admitidas por el juez, en la vía de la libre apreciación, concluye que la

prueba legal es la justicia misma. “ciertas reglas constituyen un poderoso medio de desinfección

del proceso contra todos los bacilos de las pruebas falaces. Me refiero particularmente a los

peligros de la prueba testifical y a la necesidad de estimular la formación del documento…

cerrando las puertas del tribunal a los testigos siempre que sea verosímil que acerca del hecho a

probar existe un documento, el sistema de prueba legal sirve, no solo a la certeza, antes incluso

que, a ella, a la justicia…”

Pero este sistema también tiene debilidades como por ejemplo que encorseta al juez, no lo deja

razonar, no le permite generarse convicción propia, pues su decisión con relación a la valoración

de la prueba se basa en lo reglamentado previamente, llevando muchas veces a soluciones injustas

e irracionales. La función del juez en este sistema pasa absolutamente inadvertida.

El sistema de la libre apreciación de la prueba, valoración o íntima convicción:

El punto de partida para la diversificación de los sistemas de control es la “vinculación” que

supone para el juez una determinada máxima de experiencia puesta en relación con algún medio

de prueba. Cuando el juez goza de capacidad de maniobra para escoger aquella regla empírica que

considera más adecuada a las particularidades del caso y, de acuerdo con ello, tiene por

intrínsecamente buena (como fuente de prueba) la información contenida en el medio, estaremos

antes el sistema de libre apreciación.


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Son notas características del sistema de libre valoración:

• El juez no tiene parámetros previos o apriorísticos establecidos en la norma procesal

para valorar las pruebas.

• La tarea del juez de valorar es más bien libre: usa su capacidad crítica propia, personal

para determinar la certeza de los hechos importantes del proceso. Al ser libre esta

actividad el juez le concede valor a cada medio de prueba tomando en cuenta el caso

en concreto. No puede usar su apreciación personal aislada de las pruebas aportadas.

• Juzga los hechos litigiosos determinando cuál de ellos según su apreciación critica,

razonada y lógica, apoyada además en máxima de experiencia y psicología se

encuentran probados, favoreciendo tal convencimiento al que llegó, a la posición de

una de las partes.

• El juez tiene la libertad de formarse convicción con el análisis que realiza del material

probatorio aportado por las partes u oficiosamente.

• La convicción (convencimiento de la verdad de los hechos) a la que llego el juez con

el análisis de material probatorio debe ser transmitido a las partes de forma adecuada:

razonada y lógica, desterrando cualquier tipo de arbitrariedad.

• Debe ser operado este sistema por jueces debidamente preparados y honestos, que

entiendan lo fundamental que es la actividad de valoración de la prueba en el proceso.

Se trata pues de un sistema donde la labor del juez resulta fundamental, de ella depende la

correcta resolución del caso, en consecuencia, de la eficacia de la decisión judicial. Pues el juez

asume el deber jurídico de emitir su decisión de manera razonada, la cual necesariamente debe ser

entendida en sus dos aristas, una interna y la otra externa. En cuanto a la primera debe entenderse
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como la operación interna que hace el juez para valorar, la cual debe realizarla respetando la lógica,

psicología, las reglas de la experiencia, sana critica, a ellos suele llamarse convicción razonada.

En la segunda el juez debe hacer públicas las razones que lo llevaron a la convicción, debe

manifestar por escrito los motivos de su decisión, respetando lo antes mencionado, a ello le

denominamos normalmente motivación.

Para los procesos civiles en nuestro sistema procesal se adoptó la libre valoración, es por ello

que contamos con una norma emblemática sobre el particular “todos los medios probatorios son

valorados por el juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la

resolución solo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su

decisión”. (artículo 196)

Nuestro Código Procesal Civil adopta este último sistema, y establece como criterios para la

valoración de la prueba:

• La valoración en forma conjunta.

• Utilizar la apreciación razonada.

Reglas de la experiencia

Llamadas también “máximas de experiencia”, son el conjunto de conocimientos acumulados

por el juez en el transcurso de su vida, como su denominación lo indica se trata de “experiencia de

vida” (personal, profesional, conocimiento común y especializado) que tiene el juez que se han

ido generando con el transcurso del tiempo. Este cumulo de conocimientos le ayuda al juez en la

tarea de valoración de la prueba, como en cualquier ámbito de nuestras vidas.


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La experiencia es fundamental para regir nuestros destinos, la utilizamos cuando hacemos la

función de padres con nuestros hijos, hacemos uso de ella para tomar una decisión profesional o

personal, para desarrollar cualquier actividad por mas cotidiana que esta sea. La experiencia se

encuentra presente en nuestras vidas como algo inherente al ser humano, el hombre captura

experiencias en el día a día, sus conocimientos adquiridos se encuentran conformados por eventos

sucedidos en el pasado que fácilmente reconoce, para ponerlos en práctica.

Sin embargo, hay que decir que las máximas de experiencia no resultan absolutas, son un

fenómeno temporal y espacial, el transcurso del tiempo, el avance de la tecnología y las nuevas

experiencias del hombre hace que se asuman nuevas máximas dejando otras de lado, porque se

dan por superadas y poco útiles.

Pero estas máximas de experiencia sirven en el proceso, según la posición de Stein pueden estar

presentes en cuatro aspectos:

• En la actividad de apreciación de los medios de prueba.

• En la construcción de las presunciones judiciales.

• En la formación de la sentencia: aplicación de las normas sustantivas a los hechos

probados.

• En la exegesis e integración de aquellas definiciones legales o conceptos abiertos que

requieren ser completados en atención a la noción de lo consuetudinario, a la

naturaleza de la relación jurídica o de las cosas, o a ciertas conductas humanas

exigibles (buena fe, equidad, etc.).

Las máximas de experiencia se encuentran presentes en los dos sistemas de valoración:


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• En el sistema de Tarifa legal la máxima de experiencia se la proporciona el legislador

al juez, parte de la voluntad del legislador, en ella le indica cómo debe valorar los

medios de prueba. Se trata de la experiencia colectiva cifrada en norma legal con

contenido coercitivo. Es una experiencia legislada, llamada también máxima legal.

• En cambio, en el sistema de libre valoración las máximas de experiencia corresponden

al juez, quien las opera de manera libre, sin ningún tipo de disposición legal que lo

obligue a utilizar una u otra en tal o determinado sentido. Se les denomina también

máximas empíricas, estas son útiles para el juez en la tarea deductiva al valorar el

material probatorio, pues con ellas se efectúa la valoración sobre hechos.

Sana Crítica

Frente a estos dos sistemas surge la llamada Sana Crítica, un sector de la doctrina sostiene que

la sana crítica es una modalidad de apreciación de pruebas, pero no es un verdadero sistema de

valoración. Esa modalidad se va a expresar en la apreciación en conciencia, la íntima convicción,

la persuasión racional y la apreciación razonada.

La sana crítica no admite la discrecionalidad absoluta del juez; busca limitar los juicos de valor

del juez a proposiciones lógicas y concretas tomadas de la confrontación con los sucesos normales

que en la vida ocurren. Lógica y experiencia son los pilares que la guían.

La arbitrariedad del juez producto de la discrecionalidad limitada busca ser contrarrestada

mediante la sana crítica, para que la libertad de análisis se dirija por normas lógicas y empíricas

que deben expresarse en los fundamentos de la sentencia. Esas reglas no se contraponen a la libre

convicción del juez, sino que otorgan una vía que encarrile la racionalidad de su pensamiento.
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Las máximas de la experiencia integran junto con los principios de la lógica las reglas de la

sana critica a las que el juzgador debe de ajustarse para apreciar o valorar la prueba, tratándose de

principios extraídos de la observación del corriente comportamiento humano y científico

verificables, que actúan como fundamentos de posibilidad y realidad.


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Traducción Oliva Santos. Pamplona.

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