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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación.

Unidad Educativa Nacional ‘’Alejo Fortique’’.

Efectos de la música
en el cerebro
Autor: Christopher I. Sierra P.

Profesora: Teresa Sandoval.

Mayo de 2018.
ÍNDICE

Resumen: ------------------------------------------------------------------------------ Pág. 4

Introducción: --------------------------------------------------------------------------- Pág. 5

Objetivo general y objetivos específicos: --------------------------------------- Pág. 6

CAPÍTULO I: -------------------------------------------------------------------------- Pág. 7

Planteamiento del problema: ------------------------------------------------------ Pág. 7

Justificación: ---------------------------------------------------------------------------- Pág. 8

CAPÍTULO II: ----------------------------------------------------------------------------- Pág. 10

Partes de la música: -------------------------------------------------------------------- Pág. 10

¿Dónde se interpreta la música en la estructura cerebral?: --------------------- Pág. 12

Mecanismos positivos de la música que influyen en el cerebro: --------------- Pág. 14

Áreas del cerebro afectadas por la música: ------------------------------------ Pág. 22

Efecto Mozart: ---------------------------------------------------------------------------- Pág. 26

¿Qué es el Efecto Mozart?: ------------------------------------------------------------- Pág. 26

Beneficios de la música (Efecto Mozart): ---------------------------------------- Pág. 27

Historia y popularización del Efecto Mozart: ----------------------------------- Pág. 27

Investigaciones sobre el Efecto Mozart: ------------------------------------------ Pág. 28

Proceso de la música en los músicos: -------------------------------------------- Pág. 29

Hemisferios cerebrales: -------------------------------------------------------------- Pág. 30

Particularidad del cerebro de los músicos: --------------------------------------- Pág. 35


Sagacidad de los músicos: ------------------------------------------------------------ Pág. 36

¿Cambia nuestro cerebro con la educación musical?: ------------------------ Pág. 38

La música y la salud: -------------------------------------------------------------------- Pág. 40

Efectos positivos de la música en la salud: --------------------------------------- Pág. 40

La música como medio de aprendizaje: -------------------------------------------- Pág. 41

Repercusiones de la música en la salud: -------------------------------------------- Pág. 42

¿Cambia la música realmente nuestra salud emocional?: ---------------------- Pág. 47

CAPÍTULO III: ------------------------------------------------------------------------------ Pág. 49

Metodología: -------------------------------------------------------------------------------- Pág. 49

Conclusión y recomendaciones: ------------------------------------------------------- Pág. 52

Cámara anecoica: ------------------------------------------------------------------------- Pág. 52

Bibliografía: ---------------------------------------------------------------------------------- Pág. 56

Anexos: --------------------------------------------------------------------------------------- Pág. 58


RESUMEN

El propósito de la siguiente investigación es dar a conocer la gran mayoría


de efectos positivos que tiene la música en el cerebro y en nuestra salud, y la
diferencia que puede existir en el cerebro de un músico y una persona que sólo la
escucha, recopilando todo tipo de fuente que nos provea dicha información
(páginas web, estudios científicos, libros).
INTRODUCCIÓN

En esta investigación entenderemos el porqué de muchos de los efectos


positivos que tiene la música en el cerebro, pero para ello, comenzaremos
hablando de dónde se interpreta la música en el cerebro y los complejos
mecanismos positivos de la música que influyen en el cerebro. Hablaremos de la
música y su relación con el lenguaje, del misterioso ‘’Efecto Mozart’’ y de la
actividad en los hemisferios cerebrales con respecto a la música.

Luego, veremos la particularidad que tiene el cerebro de los músicos a


diferencia de los que sólo escuchan música, la sagacidad que el cerebro de los
músicos puede llegar a tener a diferencia de los no músicos y las posibilidades
que existen si nuestro cerebro puede cambiar con una educación musical.

Por último, conoceremos los efectos positivos que tiene la música en la


salud y sus grandes repercusiones en la misma.

La música a veces puede llegar a ser un tema muy tedioso y de poco


interés, pero debemos saber que tenemos una íntima relación con ella, ¿cómo lo
sabemos? Lo descubriremos en esta investigación.
Objetivo General.

 Interpretar los efectos de la música en el cerebro.

Objetivos Específicos.

 Descubrir la música en la estructura cerebral.


 Analizar los efectos de la música en las personas (músicos y no músicos).
 Estudiar los efectos de la música en la salud.
CAPITULO I

Planteamiento del problema.

La vida sin la música, sería un error. Friedrich Nietzsche.

La música tiene un pasado muy largo, tanto o más que el lenguaje verbal.
¿Cómo los sabemos? Por hallazgos arqueológicos de flautas construidas con
hueso de ave, cuya antigüedad se cree de 6.000 a 8.000 años. Existen diversas
teorías sobre esta coexistencia íntima con la música en la evolución. Algunas de
estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas
claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos.
Una de las teorías dice que ésta es la razón por la que se desarrolló la música:
para ayudarnos a todos a movernos juntos. Y la razón por la que esto tendría un
beneficio evolutivo es que cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de
forma más humanitaria y estar más unida. Algunos científicos, a su vez, proponen
que la influencia de la música sobre nosotros puede haber surgido de un hecho
accidental, por la capacidad de ésta para envolver los sistemas cerebrales
construidos para otros fines, tales como el lenguaje, la emoción y el movimiento.
Ahora bien, si ya sabemos que la música ha estado con nosotros desde hace más
de 8.000 años, ¿qué efectos tiene ahora la música en el cerebro? Escuchamos
música desde la cuna o, incluso, en el período de gestación. Los bebés, en los
primeros meses de vida, tienen la capacidad de responder a melodías antes que a
una comunicación verbal de sus padres. Los sonidos musicales suaves los relajan.
Se sabe también que niños prematuros que no pueden dormir son beneficiados
por los latidos de la madre o sonidos que los imitan. Otro ejemplo muy importante
es la música en las películas… manipulan nuestras emociones. Philip Ball, autor
de "El instinto de la música", afirma que las bandas sonoras pueden producir
reacciones de cualquier tipo, dependiendo de si la música sea buena o mala.En
2007, las audiencias del film de horror "Actividad Paranormal" reportaron haber
sentido altos niveles de miedo a pesar de la falta de acción en la pantalla. Se
piensa que fueron provocados por ondas sonoras de baja frecuencia.

Sabemos también que los que son músicos, tienen mejores beneficios que
los que sólo la escuchan, ya que, al comparar a músicos con no músicos,
encontramos que los primeros tienen más actividad en el área del lóbulo temporal,
lo hacen de los dos lados del cerebro, y en una parte donde los no músicos
normalmente reclutan para el lenguaje.

Con respecto a la salud, existen varios desórdenes neurológicos que, si


bien no tienen cura, utilizan la música como una forma de tratamiento.

Pero, ¿por qué la música desde hace miles de años y en la actualidad, ha


sido parte de nuestro día a día, teniendo tantos aportes beneficiosos a nuestro
cerebro y vida social?, ¿por qué sigue teniendo efectos positivos en nuestro
cerebro?, ¿por qué la música actúa mejor en el cerebro de un músico?, ¿por qué
tiene efectos positivos en nuestra salud?

Justificación.

Como vemos, la música despierta a casi todo el cerebro y, no por


coincidencia, muchos de los genios más importantes, como Einstein, tenían una
fuerte pasión por ella. Además, se cree que influye en el desarrollo de la
inteligencia. En nuestro cerebro puede mejorar la creatividad, puede mejorar
significativamente las capacidades motoras y de razonamiento, puede mejorar la
atención visual, medicamento eficaz contra las enfermedades del corazón, nos
hace disfrutar de tiempos placenteros, nos estimula a recordar hechos del pasado.

La música está considerada entre los elementos que causan más placer en la
vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y
las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral
subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras
cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales.
Como dijimos anteriormente, la música manipula nuestras emociones.
En los músicos, a diferencia de los que sólo escuchan música, la zona cuya
función es registrar y diferenciar los estímulos acústicos es un 25% más grande
que en el de las personas que jamás han tocado un instrumento; varias áreas del
cerebro, como la corteza motora primaria y el cerebelo que están involucrados con
el movimiento y la coordinación, también es más grande en músicos adultos que
en no músicos; desarrollan los dos hemisferios del cerebro mejor que los no
músicos.

Parte de nuestro cuerpo, en particular, el cerebro, está conformado por materia


gris. La materia gris contiene neuronas interconectadas (somas y dendritas) que
recubren la superficie irregular de los hemisferios (la corteza cerebral) y es en la
corteza cerebral donde ocurre la percepción, la imaginación, el juicio, el
pensamiento y la decisión.

En la salud, la música ayuda a relajarnos y a mitigar el dolor, combate las


cefaleas (dolor de cabeza intenso y persistente que va acompañado de sensación
de pesadez), reduce la presión arterial, incrementa el rendimiento intelectual y
estimula el cerebro, es eficaz para luchar contra la depresión, mejora la
coordinación, mejora el rendimiento deportivo, favorece el sueño, contribuye a
sobrellevar el cáncer.

La música mejora, mantiene o intenta recuperar el funcionamiento cognitivo,


físico, emocional y social, y ayuda a lentificar el avance de distintas condiciones
médicas. La musicoterapia, a través de la utilización clínica de la música, busca
activar procesos fisiológicos y emocionales que permiten estimular funciones
disminuidas o deterioradas y realzar tratamientos efectivos. Se han observado
importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el
habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos
neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros
CAPÍTULO II

La música, nuestro sexto sentido. Sierra, C. (2018).

Para poder empezar a hablar sobre qué efectos tiene la música sobre
nuestro cerebro, tenemos que saber su definición; la música es el arte de
combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la
armonía, la melodía y el ritmo, o de producirlos con instrumentos musicales, o,
más acorde a este tema, es el conjunto de sonidos sucesivos combinados según
este arte, que por lo general producen un efecto estético o expresivo y resultan
agradables al oído. Ahora, ¿qué es ‘’efecto’’? En términos generales, es una cosa
producida por una causa, o, más acorde a este tema, es la impresión producida en
el ánimo.

La música cuenta con cuatro elementos esenciales que son: el ritmo, la


melodía, la armonía y los matices. Otras propuestas adicionan el timbre como un
elemento más aparte de ser una cualidad del sonido. La forma en que se definen
estos elementos varía de una cultura a otra y también hay variaciones temporales,
por ello presentaremos varias posibles definiciones de cada uno de ellos.

Partes de la música.

El ritmo.

 Es la distribución de las duraciones sonoras en el tiempo y en el espacio.


 Es la pauta de repetición a intervalos regulares y en ciertas ocasiones
irregulares de sonidos fuertes o débiles, y silencios en una composición.
 Es la división regular del tiempo. El ritmo está relacionado con cualquier
movimiento que se repite con regularidad en el tiempo, en la música se lo
divide por medio de la combinación de sonidos y silencios de distinta
duración.
 Es la distribución de los sonidos y silencios en unidades métricas
establecidas.

La melodía.

 Es una sucesión coherente de sonidos y silencios que se desenvuelve en


una secuencia lineal y que tiene una identidad y significado propio dentro
de un entorno sonoro particular. La melodía parte de una base
conceptualmente horizontal, con eventos sucesivos en el tiempo y no
vertical, incluye cambios de alturas y duraciones, y en general incluye
patrones interactivos de cambio y calidad. La palabra llego al castellano
proveniente del bajo latín “melodia”, que a su vez proviene del griego
“moloidia” (canto, canto coral), formada por “melos” (canción, tonada,
música, miembro de una tonada) y el griego “oidía” (canto), de aeídein
(canción).
 Es el arreglo significativo y coherente de una serie de notas, este arreglo
(en la música tonal) se realiza según la tonalidad en la cual se diseña la
melodía. La melodía también puede tener un significado emocional, es
difícil señalar cómo se produce ese sentimiento, combinaciones de ritmos,
alturas de los sonidos, cadencias, velocidad y otros elementos técnicos que
pueden ser analizados en las melodías mismas pero no expresados en la
definición.
 Es un conjunto de sonidos —concebidos dentro de un ámbito sonoro
particular— que suenan sucesivamente uno después de otro (concepción
horizontal), y que se percibe con identidad y sentido propio. También los
silencios forman parte de la estructura de la melodía poniendo pausas al
“discurso melódico”.
 Es la sucesión ordenada de sonidos para conformar frases musicales de
acuerdo con las leyes de la tonalidad.
La armonía.

 Es la superposición de sonidos que se producen simultáneamente, el arte


de conformar acorde.
 Es ciencia y arte a la vez. Es ciencia porque enseña a combinar los sonidos
de acuerdo a las reglas inmutables con el fin de construir acordes, y es arte
porque de la habilidad y el buen gusto de la conducción de las voces
armónicas resultará el trabajo realizado más o menos musical.

Los matices.

 Es la intención, el color o dinámica que se da a la música.


 Son las diferentes gradaciones que se puede dar a un sonido o frase
musical.
 Son las dinámicas que se aplican para enriquecer el hecho musical.

¿Dónde se interpreta la música en la estructura cerebral?

Todo lo que hacemos, responde a la acción de diferentes zonas del cerebro y,


en el caso de la música, ésta se descompone e interpreta de forma separada:

 Ritmo: Corteza frontal izquierda, corteza parietal izquierda, cerebelo


derecho.
 Tono: Corteza pre frontal, cerebelo, lóbulo temporal.
 Letra: Área de Wemicke, Área de Broca, Corteza motora, Corteza Visual y
las zonas correspondientes a las respuestas emocionales.

El cerebro interpreta en forma dinámica y por separado de una canción lo


siguiente: la frecuencia, el timbre, el ritmo y la intensidad. Escuchar música es un
proceso maravilloso de activación cerebral: recepción, emoción, actividad
autonómica, cognitiva (aprendizaje) y actividad para movernos al ritmo. Seguir la
letra la canción es la consecuencia de activación de módulos neuronales de
lenguaje, actividad atentiva y redes neuronales que se activan con frecuencias
produciendo emociones. La música se analiza por dos sistemas en paralelo: el
ritmo y el compás que conllevan el análisis del tono y los intervalos.

El viaje de la música en nuestro cerebro inicia en el tímpano, de ahí se


transmite a través del tallo cerebral, al mesencéfalo, hasta llegar al tálamo que a
su vez proyecta la información a la corteza cerebral auditiva que se encuentra en
el lóbulo temporal. Una música agradable activa a los lóbulos frontal y parietal.
Ahí, la música se divide para su análisis, se envía al giro del cíngulo y una zona
cerebral conocida como ínsula, con lo que nos sentimos cantantes, elevamos la
emoción y en un karaoke nos comportamos como estrellas de rock.

El cerebelo nos hace movernos al compás de una canción pegajosa y se


queda con memorias de movimiento; también la información musical se proyecta
al hipocampo, con lo cual evocamos recuerdos, asociamos emociones pasadas,
podemos llegar a suspirar y terminar en el llanto. Después, la música se manda en
módulos de la amígdala cerebral y ganglios basales que genera emoción, por lo
que a veces sentimos enojo o melancolía cuando nos recuerdan un mal amor o
definitivamente nos motivamos a seguir en el esfuerzo si estamos haciendo
ejercicio; el cerebelo nos hace movernos al compás de una cancón pegajosa y se
queda con memorias de movimiento, por lo cual, saber bailar una cumbia o un vals
se lo debemos en gran medida a él.

El hemisferio izquierdo es un especialista en el procesamiento del ritmo y el


mensaje de la letra. En tanto que el hemisferio derecho detecta el ritmo poético y
el tono emocional del lenguaje. La interpretación de la sintaxis musical radica en
los lóbulos: frontal y temporal de nuestro cerebro, es decir en las regiones más
inteligentes.

Debido a que la música activa patrones de frecuencia de activación del


hipocampo parecidos al aprendizaje, una sesión musical puede incrementar los
procesos de atención, aunque no nos hace más inteligentes, sí es posible que nos
incremente la memoria y la capacidad de atención; por lo tanto, la música genera
plasticidad sináptica.
Nuestro cerebro imagina música, muchas veces cuando escuchamos ciertos
instrumentos solemos imaginar que los tocamos, nuestras neuronas en espejo del
lóbulo frontal se activan. Aquellas personas que hacen música tienen un ajuste
fino en su coordinación sensorio motora, una mayor memoria, sostienen más
atención por tiempos cortos y tienen un mayor rendimiento de lectura.

Mecanismos positivos de la música que influyen en el cerebro.

Sabemos que el sonido incide sobre nuestro oído estimulando células situadas
en el oído interno, células que traducen la energía mecánica en energía eléctrica,
es decir, potenciales de acción, el único lenguaje que el cerebro entiende. Estos
potenciales son todos iguales, provengan de la piel, de la retina del ojo o de las
papilas gustativas de la lengua. Pero en el caso de los sonidos, los potenciales
eléctricos, a través de vías específicas, llegan a la corteza cerebral auditiva
primaria localizada en el lóbulo temporal. El cerebro clasifica los sonidos en
bandas de frecuencia, en intensidades y duraciones, así como en graduaciones de
frecuencia, intensidad y duración.

Las células de la corteza auditiva primaria no sólo se excitan entre sí, sino que
también utilizan la inhibición para simplificar la información acústica, aumentar los
contrastes y suprimir los ruidos de fondo. No hay que olvidar que el cerebro está
sólo interesado en cambios y contrastes. Un sonido igual y constante termina por
no oírse, gracias a dos fenómenos: la adaptación de los receptores y un proceso
inhibitorio llamado habituación. Tampoco le interesa al cerebro la frecuencia
exacta de un sonido. Cualquier violinista puede cambiar su nota ‘la’ media de 440
a 450 hercios y el cerebro se adapta inmediatamente a ese cambio. Como se
mostrado, somos sordos respecto a las frecuencias exactas de los tonos, al
cerebro le interesan las distancias relativas entre las frecuencias más que las
frecuencias absolutas. Esto es válido para todos los sentidos. En la visión, la
luminosidad absoluta no es interesante para el cerebro, sino sólo los contrastes.

Por otra parte el cerebro no es ningún órgano pasivo. Envía fibras hacia las
células sensoriales del oído interno controlando su sensibilidad. Y también
participa activamente en los diversos escalones que recorre la información
auditiva, modificando y filtrando esa información. Esto quiere decir que los tonos
que percibimos no existen en la Naturaleza, sino que son atribuciones que la
corteza cerebral asigna a las señales eléctricas que le llegan desde la periferia,
interviniendo además en cada uno de las estaciones de relevo, desde el oído
hasta el lóbulo temporal. Sin este sistema centrífugo, el efecto llamado de “cocktail
party”, o sea la capacidad de escuchar una conversación en una fiesta, a pesar del
ruido de fondo, sería imposible. El cerebro no se contenta con el análisis de los
sonidos, sino que se preocupa más bien de la interpretación activa de esos
sonidos.

La corteza auditiva primaria está rodeada de la llamada corteza auditiva


secundaria, y ésta a su vez de la corteza auditiva terciaria. Mientras que la corteza
auditiva primaria se concentra en las características de tonos aislados, la corteza
auditiva secundaria es responsable de la relación entre varios tonos. La corteza
auditiva del hemisferio derecho del cerebro se concentra en tonos simultáneos y
analiza las relaciones armónicas entre ellos. La corteza auditiva secundaria del
hemisferio izquierdo se concentra en la relación entre secuencias de tonos, por lo
que es importante para la percepción del ritmo.

La melodía no es simplemente una secuencia de tonos, sino que éstos varían


en ella de frecuencia y acento, provocando en el cerebro sensaciones únicas.
Melodía, ritmo y armonía combinados forman la música.

Nuestra capacidad para percibir música es muy temprana. Incluso recién


nacidos reaccionan a estímulos musicales, y con un mes, el bebé puede
discriminar ya tonos de diferentes frecuencias. Con seis meses se habla ya de una
‘musicalidad’ desarrollada. Y a los tres o cuatro años, los niños comienzan a
reproducir la música de la cultura en la que están inmersos. Ahora bien, un
entendimiento pleno de la armonía se desarrolla como muy temprano a la edad de
doce años.
La música es un medio de comunicación como lo es el lenguaje. Al igual que
en el lenguaje, donde las distintas características (semántica, nombres de
instrumentos, de frutos y de animales, prosodia, identificación de fonemas, etc.)
están localizadas en diferentes partes del cerebro, en la música ocurre lo mismo,
es decir, que, por ejemplo, la melodía y la localización de los tonos se localizan
preferentemente en el hemisferio derecho. Por eso, en operaciones quirúrgicas,
donde una parte del lóbulo temporal derecho tuvo que ser extirpado para evitar
ataques epilépticos intratables con medicamentos, el paciente tuvo problemas con
la percepción de la melodía, mientras que en operaciones similares con
extirpación de las mismas regiones del lóbulo temporal izquierdo este problema no
apareció. El análisis armónico parece ser también función de las regiones
auditivas del hemisferio derecho. Curiosamente, los músicos profesionales utilizan
más en la percepción de las melodías el hemisferio izquierdo y se ha comprobado
que con el entrenamiento en música, la dominancia cerebral para la percepción de
la melodía se desplaza del hemisferio derecho al hemisferio izquierdo.

El hemisferio izquierdo es asimismo más apropiado para la percepción del


ritmo. Esto indica que la percepción de la armonía y la percepción del ritmo utilizan
áreas distintas del cerebro. Los músicos saben muy bien que hay personas que
tienen una capacidad de percepción armónica brillante, pero son poco dotados
para la percepción del ritmo y viceversa.

El análisis con modernas técnicas de imagen cerebral, como la tomografía por


emisión de positrones o la resonancia magnética funcional han mostrado que el
sustrato neurológico del lenguaje y de la música se solapa. Se ha podido
comprobar, como hemos dicho, que el hemisferio derecho atiende a los aspectos
melódicos de la música y el izquierdo a los aspectos rítmicos. Las estructuras del
sistema emocional o límbico que procesan las emociones en el hemisferio derecho
se activan cuando sujetos voluntarios se imaginan la música. El hemisferio
derecho también es más sensible para la armonía.

Respecto al sexo, parece bien establecido que la lateralización de funciones en


los hemisferios es más acusada en el hombre que en la mujer. Las diferencias en
tareas verbales, matemáticas, sociales y visuo-espaciales (orientación en el
espacio guiada por la visión) entre hombre y mujer se deben en parte a esas
diferencias en la lateralización de funciones. Personas entrenadas musicalmente
muestran diferencias: mientras que en hombres el hemisferio derecho es
dominante para analizar secuencias de tonos, en mujeres son ambos hemisferios
los implicados.

La liberación de dopamina puede ser tan grande que reduce la actividad de la


corteza pre frontal generando que disminuyamos la atención del entorno, nos
sentimos vigorosos acortando la capacidad de filtro social y, en consecuencia,
podemos bailar y gritar en un evento público, que de otra manera sería muy difícil
de realizar. Este proceso también permite la liberación de endorfinas las cuales
generan sensaciones de bienestar y disminución de dolor que junto con la
dopamina nos permiten ser más sociables y promover --a través del proceso de la
música-- un evento adictivo, por eso buscamos repetir las fiestas agradables, ser
felices al correr con ciertas melodías motivantes, y recordar con emoción bailes
inolvidables o conciertos apoteóticos. Si el evento de bailar o cantar en público se
asocia con varias personas, las cuales comparten con nosotros la felicidad la
música de ese momento, el cerebro también es capaz de liberar oxitocina,
incrementando la función de apego social, por lo que la música en esta condición,
además de ser agradable, genera un proceso de empatía social.

Una cuestión importante es la del origen de la música. En el libro de Charles


Darwin de 1871 “El origen del hombre y la selección en relación al sexo”, éste
decía: “parece probable que los progenitores del hombre, sean hombres o
mujeres, o ambos sexos, antes de adquirir el poder de expresar el amor mutuo en
lenguaje articulado, intentaron hechizarse uno al otro con notas musicales y ritmo”.
Darwin se dio cuenta de la ubicuidad de la música en todas las culturas conocidas,
el desarrollo espontáneo de las capacidades musicales en los niños y la manera
en la que provoca fuertes emociones, antes de concluir: “Todos estos hechos con
respecto a la música y al lenguaje apasionado se hacen inteligibles hasta cierto
punto si asumimos que los tonos musicales y el ritmo se utilizaron por nuestros
antecesores semi-humanos durante el período del cortejo”.

Tanto la música como el lenguaje están presentes en todas las sociedades


humanas que hoy existen, y los arqueólogos afirman que ambas estuvieron
también presentes en las sociedades prehistóricas. Ambas poseen una estructura
jerárquica que consiste en elementos acústicos, palabras o tonos
respectivamente, que se combinan para formar frases, expresiones o melodías,
aunque la naturaleza de esas unidades es diferente en el lenguaje, que son
símbolos, mientras que en la música no. El lenguaje, sea hablado, escrito o por
gestos, se utiliza como medio de comunicación de ideas o conocimientos; la
música, sin embargo, es un sistema de comunicación no referencial, y aunque no
nos comunique nada sobre el mundo, puede tener y tiene un impacto profundo
sobre nuestras emociones.

Por tanto, o el lenguaje se deriva de la música, o ambos, lenguaje y música se


desarrollaron en paralelo, o existió un precursor de ambos, una especie de
‘musilenguaje’, como así se le ha llamado.

El músico ruso Vissarion Shebalin, el año 1953, a la edad de 51 años, sufrió un


derrame cerebral en el lóbulo temporal izquierdo que le paralizó la mano derecha,
la parte derecha de la cara y trastornó el lenguaje, pero su labor de compositor
continuó sin problemas, terminando su quinta sinfonía en 1963, poco antes de su
tercer ataque de apoplejía que lo llevó a la tumba. El neuropsicólogo ruso
Alejandro Luria informó sobre este caso en el Journal of Neurological Science en
1965 diciendo que era una prueba de que la música y el lenguaje eran dos
sistemas separados en el cerebro.

Si realmente la música y el lenguaje están separados, ¿existe también la


posibilidad que se dé el lenguaje sin la música? Efectivamente esto es así. Se han
referido casos de amusia, o sea, incapacidad de entender y/o producir música,
pero con conservación del lenguaje. Sin embargo, también puede producirse una
afectación tanto del lenguaje como de la música. El compositor francés Maurice
Ravel, que en 1927 empezó a escribir tonterías, y en 1928 tocando su Sonatina en
Madrid, saltó desde el primer tiempo al final, mostró muchas dificultades en la
motricidad y en el lenguaje, así como se vio impedido para escribir o tocar una
sola nota de música. En este caso, ambos sistemas, la música y el lenguaje, se
vieron afectados. A fin de cuentas, en el canto, lenguaje y música están unidos.

Los pacientes que sufren de amusia, o sea incapacidad para percibir la música,
mientras su capacidad lingüística permanezca intacta suelen tener lesiones en los
lóbulos temporales derecho o izquierdo. Sin embargo, los que mantienen su
capacidad musical, pero pierden las lingüísticas, suelen sufrir lesiones sólo en el
lóbulo temporal derecho.

Se sabe que en el lenguaje, la sintaxis, la semántica, el análisis de los fonemas


o la prosodia se localizan en lugares distintos del cerebro. Igualmente, en la
música la melodía, el timbre o el ritmo también ocupan lugares distintos pudiendo
sufrir un paciente con lesión cerebral la pérdida de uno de estos componentes,
conservando los demás.

Un caso especial que muestra la separación de música y lenguaje en el


cerebro desde épocas muy tempranas de la vida es el de los llamados ‘músicos
sabios’, niños que son muy deficientes en sus capacidades lingüísticas, pero que
tienen una musicalidad normal, o incluso excelente, como ocurre, por ejemplo, en
el síndrome de Williams, al que me referí en mi comunicación en este mismo lugar
hace dos años. Estos músicos sabios poseen capacidades con las que cualquier
persona puede soñar: un oído absoluto, una percepción finísima, una capacidad
enorme de representación acústica, y una memoria musical excepcional. Suelen
tener estos músicos sabios lesiones en el hemisferio izquierdo, por lo que se
supone que se desinhiben funciones del hemisferio derecho.

¿Cuándo se desarrolla la capacidad musical en los niños? Pues bien, existe


una gran cantidad de trabajos experimentales que indican que antes de alcanzar
la edad de un año, los niños ya poseen todas las capacidades de percepción
musical que tienen los adultos normales, es decir, que no son músicos
profesionales. Esto parece indicar que la música es un campo en el que el niño
posee ya una competencia innata para ella, similar a la del lenguaje.

¿Cuál sería, pues, el valor de supervivencia de la música para haber


desarrollado una capacidad innata a lo largo de la evolución? Evidentemente, aquí
nos basamos en la especulación y algunos autores han propuesto que la música
incrementa los lazos sociales fomentando las respuestas emocionales conjuntas
cuando se danza o canta, aparte de poder relajar tensiones en los individuos.
Algunos autores argumentan que es posible que la música se remonte al Homo
erectus, es decir, a una época entre 1,8 millones y 300.000 años antes de nuestra
era.

Esta opinión parece exagerada. Sabemos que nuestra especie, el Homo


sapiens, hizo su aparición en la Tierra hace unos 200.000 años, pero que la
explosión cultural que, probablemente llevó al lenguaje, a la aparición del arte y la
religión, tuvo lugar hace unos 50.000 años. Y la hipótesis que hoy se maneja para
explicar este retardo de 150.000 años en la aparición de esa explosión cultural es
que fue motivada por una mutación. Las estrechas conexiones de la música con el
lenguaje nos hacen pensar que muy probablemente su aparición en el ser humano
es más reciente y dentro del período de existencia de nuestra propia especie. A
favor de esta opinión estaría el hecho de que los registros arqueológicos indican
que los instrumentos musicales hacen su aparición con el Homo sapiens.

Pero hay opiniones, como las del lingüista Steven Pinker, que se inclinan por
pensar que la música es una “auditory cheesecake”, o sea, una delicia auditiva,
algo marginal en la evolución, que, en el mejor de los casos es adaptativa al
promover una solidaridad del grupo.

Tanto el lenguaje como la música tienen una estrecha relación con el


movimiento, por lo que se considera que la música establece relaciones entre
distintas funciones cerebrales, relaciones que también son consideradas
características de nuestra especie. La música facilitaría este tipo de relaciones
entre funciones distintas, tales como las emociones, la prosodia de nuestro
lenguaje, la relación entre madre e hijo en ese proto-lenguaje casi musical que se
emplea para establecer contacto entre una y otro, así como en la motricidad
asociada a la periodicidad de los movimientos.

Con respecto a la posibilidad por muchos autores aceptada de la


predisposición genética para la música, habría que suponer también la
heredabilidad de esta facultad. Y, en efecto, se ha calculado que
aproximadamente la mitad de los grandes compositores han tenido músicos
profesionales en sus familias o descendían de familias con una larga tradición
musical, como es el caso de la familia de Johann Sebastian Bach, que en siete
generaciones se han contado hasta 64 profesionales de la música.

Uno de los fundadores del laboratorio de investigación Brain, Music and Sound
[cerebro, música y sonido], en Canadá, el científico Robert Zatorre describe así los
mecanismos neuronales de percepción musical: una vez que los sonidos impactan
en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria;
estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la
percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya
escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha
escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos
almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.

Estas memorias fueron la base para una original investigación, liderada por
Agustín Ibáñez y Lucía Amoruso, que realizó el Instituto de Neurociencias
Cognitivas (INECO) sobre mecanismos cerebrales que permiten anticipar
acciones. Nuestro cerebro constantemente trata de anticipar qué va a suceder.
Para analizar esto, les mostraron a expertos bailarines de tango vídeos en los que,
según el nivel de experiencia, pudieran prever (o no) cuándo otros bailarines
cometerían un error. Mientras ellos observaban, se registró la activación de ciertas
regiones del cerebro con electroencefalograma de alta densidad. Esta
investigación reveló que solo en los expertos, 400 milisegundos antes de que se
iniciara la secuencia, la actividad cerebral ya anticipaba que iba a ocurrir un error.
Existen circuitos en la corteza cerebral involucrados en la percepción, codificación,
almacenamiento y en la construcción de los esquemas abstractos que representan
las regularidades extraídas de nuestras experiencias musicales previas. La
construcción de expectativas y su posible violación es clave para una respuesta
emocional.

La relación de la música con el lenguaje también es objeto de estudio. El


procesamiento del lenguaje es una función más ligada al lado izquierdo del
cerebro que al lado derecho en personas diestras, aunque las funciones
desempeñada por los dos lados del cerebro en el procesamiento de diferentes
aspectos del lenguaje aún no están claros. La música también es procesada por
los hemisferios derecho e izquierdo. Evidencia reciente sugiere un procesamiento
compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual. Pero la música parece
ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del
significado tal como lo entiende el signo lingüístico. Investigaciones muestran que
lo que sentimos cuando escuchamos una pieza musical es muy similar a lo que el
resto de la gente en el mismo lugar está experimentando. Por eso las melodías, en
muchos de los casos, pueden trabajar en nuestro beneficio a nivel individual, al
modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz
que las palabras. La activación simultánea de diversos circuitos cerebrales
producida por la música parece generar algunos efectos notables: en lugar de
facilitar un diálogo en gran medida semántico, como hace el lenguaje, la melodía
parece mediar un diálogo más emocional.

Según ConsciousLifestyleMagazine, la música afecta a nuestro


cerebro en 4 áreas distintas:

 Emoción.

La hormona oxitocina está relacionada a la vinculación que puede existir entre


dos personas y puede ser producida por medio del canto. Es por esta razón que
un bebé se siente conectado emocionalmente con su madre cuando ella le canta.
Escuchar música crea picos de emociones que incrementan la cantidad de
dopamina, un neurotransmisor que ayuda a controlar los centros de recompensa y
placer del cerebro. Además ayudan a procesar otras emociones como miedo,
tristeza, resentimiento y dolor, aun cuando estén presentes a nivel subconsciente.

 Memoria.

En un estudio realizado en la Universidad de California en el 2009, se


descubrió que existe una parte del cerebro que asocia la música con recuerdos al
experimentar momentos emocionales sobresalientes. Es por esta razón que al
escuchar cierta canción puede que venga a tu mente alguna etapa o suceso de tu
vida que te haya marcado de sobremanera y con esta las emociones que sentías
en el momento.

 Aprendizaje y Neuroplasticidad.

La Neuroplasticidad es la capacidad que el cerebro posee para funcionar de


forma adecuada luego de algún daño sufrido. La música tiene la habilidad de
proporcionar estímulos que construyan nuevos caminos para ayudar al cerebro a
renovarse luego de alguna lesión.

 Atención.

El escuchar música ayuda al cerebro a anticipar acontecimientos y mantener


una mayor atención. Aunque en ciertos casos puede también que sean una fuente
de distracción y dificulte la capacidad de concentración. Esto depende no sólo de
la personalidad de la persona sino también del tipo de música que se esté
escuchando. Por lo general es mucho más fácil concentrarse con música que no
tiene letra o un ritmo movido.

Desde siempre se han atribuido poderes casi mágicos a la música y hay hasta
quienes aseguran que calma a las fieras, lo que a veces se tomaba como broma,
pero gracias a investigaciones que se realizaron sobre el tema hoy es posible
tener la certeza de que su influencia va más allá y que en verdad incide en la
estabilidad emocional y la salud física.

Investigadores han constatado que la vibración de los sonidos musicales


inciden directamente en la corteza cerebral y llegan incluso a apoyar el tratamiento
de enfermedades del corazón, llevan a la persona a evocar colores, sabores y
olores, además de que eleva el IQ verbal y permite una mejor comunicación.

Cuando escuchamos música, la vibración se procesa en diferentes áreas del


cerebro. A principios de los años noventa empezaron a realizarse estudios para
conocer el grado de participación que tiene el cerebro en ello. Sin embargo,
gracias a un mapeo detallado, hoy es posible afirmar que las distintas notas
musicales inciden de manera diferente en cada una de las áreas que componen
nuestra “computadora cerebral”.

Por ejemplo, la corteza sensorial, que localizan en la parte externa y superior


del cerebro tiene una relación directa con la danza y la ejecución de instrumentos
musicales; mientras que la llamada corteza visual, en la parte central, posibilita la
lectura de notas y la apreciación de movimientos que efectúan quienes hacen
música.

Un estudio realizado en la Universidad de Londres estableció que la música


afecta la percepción que tenemos de las cosas, así que quien escucha música
alegre tiende a ver las situaciones cotidianas de manera positiva, alegre o
entusiasta, mientras que quienes optan por canciones o temas tristes llenan su
vida de melancolía y ésta la proyectan hacia la imagen que tiene de las demás
personas.

En la Universidad de California, investigadores pidieron a grupos de personas


nacidas en Estados Unidos y México que escucharan algunos temas musicales y
los resultados obtenidos fueron muy similares: quienes estuvieron en contacto con
notas alegres asociaron la experiencia a colores vibrantes, que denotaban alegría
y vida; en tanto a quienes se les puso música triste, percibieron colores oscuros,
sobrios, neutros.
Los resultados fueron los mismos sin importar a qué grupo pertenecían las
personas que apoyaban el estudio.

En tanto, científicos de la Universidad de Drexel revisaron 23 estudios sobre el


efecto de la música en el organismo en los que participaron más de mil 500
pacientes con males del corazón, y fue posible establecer una relación entre la
música y una menor ansiedad y la disminución de la presión arterial.

Dejar que los niños se acerquen a la música crea más enlaces y conexiones
neuronales. Son muchas, a veces quizá demasiadas, las voces que señalan los
beneficios de exponer a los niños a la música, incluso desde el vientre. Y como en
casi todos los asuntos que merecen atención, algunas de estas voces pueden
tener más o menos razón que otras.

Sin embargo, en lo que todas parecen estar de acuerdo es en que no hay nada
de malo, y sí mucho de bueno, en dar a los niños la posibilidad de desarrollar un
mejor sistema sensorial (esto es, de crear más enlaces en las conexiones
neuronales del cerebro) exponiéndolos no sólo a escuchar música, sino a
interpretarla, bien sea mediante el canto o aprendiendo algún instrumento.

No son pocos los estudios que ya demuestran que los niños que participan
plenamente en actividades musicales mejoran no sólo su memoria, su atención y
concentración sino, además, sus capacidades motrices y de razonamiento
complejo.

Escuchar música durante la infancia ayuda a los cerebros de los niños a crear
ciertos patrones. En la medida en la que más patrones cerebrales se puedan
formar en las edades más tempranas, existen mayores posibilidades de mejorar el
desempeño de los niños, tanto en actividades intelectuales como físicas.

Por ejemplo, algunos estudios señalan que los niños pueden recordar melodías
que han escuchado desde los tres meses de edad, y que asociar estas canciones
a ciertas tareas pueden ayudarlos a reproducir con más facilidad la tarea hecha
¿acaso no nos enseñaron a muchos a cepillarnos los dientes repitiendo una
canción que, hasta el sol de hoy, podemos recordar?

Caso similar es el de la comprensión y el lenguaje. Los niños que escuchan


música pueden procesar información de manera más rápida, y de entender un
mayor número entendimiento: El entendimiento y el lenguaje son ayudados por la
habilidad de procesar información más rápidamente.

Algunos señalan que esto se debe al hecho de que la habilidad de entender y


procesar el lenguaje se desarrolla en la medida en la que se logra entender los
varios sonidos que crea el lenguaje hablando. Por ello, los niños que suelen estar
expuestos a la música se acostumbran más rápidamente a discernir, escuchar e
identificar diferentes sonidos complejos, facilitando su comprensión lingüística.

Efecto Mozart.

En los últimos años se ha vuelto muy popular el llamado “efecto Mozart”.


Según quienes defienden la existencia de este fenómeno, escuchar la música del
compositor austriaco, o la música clásica en general, aumenta la inteligencia y
otras capacidades cognitivas, sobre todo durante el desarrollo temprano.

A pesar de que la investigación científica sugiere que hay una parte real en
este tipo de afirmaciones, lo cierto es que la revisión de la literatura existente
evidencia que los potenciales beneficios de escuchar música se han
sobredimensionado, al menos en el campo de la inteligencia. No obstante, la
música puede ser muy positiva para las personas por otros motivos.

¿Qué es el efecto Mozart?

Conocemos como “efecto Mozart” a la hipótesis que propone que escuchar la


música de Mozart aumenta la inteligencia y tiene beneficios cognitivos en bebés y
en niños pequeños, aunque también hay quien dice que estos efectos también se
dan en adultos.
La mayoría de estudios que han investigado la existencia de este fenómeno se
han centrado en la sonata K448 para dos pianos de Mozart. Se atribuyen
propiedades similares a otras composiciones para piano del mismo autor y a
muchas obras similares en cuanto a estructura, melodía, armonía y tempo.

De un modo más amplio, este concepto puede utilizarse para hacer referencia
a la idea de que la música, especialmente la clásica, resulta terapéutica para las
personas y/o aumenta sus capacidades intelectuales.

Los beneficios de la música (Efecto Mozart).

Los efectos beneficiosos más claros de la música se relacionan con la salud


emocional. Desde la antigüedad el ser humano ha utilizado este arte como método
para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, tanto conscientemente como
sin darse cuenta de ello.

En este sentido, en la actualidad hablamos de musicoterapia para referirnos a


las intervenciones que usan la música como herramienta para reducir el malestar
psicológico, mejorar las funciones cognitivas, desarrollar la motricidad o facilitar la
adquisición de habilidades sociales, entre otros objetivos.

La investigación científica reciente ha confirmado buena parte de lo que se


creía: la musicoterapia es efectiva para reducir los síntomas de trastornos
mentales como la depresión, la demencia o la esquizofrenia, y también para
disminuir el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares.

Historia y popularización.

El efecto Mozart se empezó a popularizar en los años 90 con la aparición del


libro “Pourquoi Mozart?” (“¿Por qué Mozart?”), del otorrinolaringólogo francés
Alfred Tomatis, que acuñó el término. Este investigador afirmó que escuchar la
música de Mozart podía tener efectos terapéuticos en el cerebro y promover su
desarrollo.
No obstante, fue Don Campbell quien popularizó el concepto de Tomatis
mediante su libro “The Mozart Effect” (“El efecto Mozart”). Campbell atribuyó a la
música de Mozart propiedades beneficiosas “para curar el cuerpo, fortalecer la
mente y liberar el espíritu creativo”, como reza el título extendido del libro.

La obra de Campbell se basó en un estudio de los investigadores Francés


Rauscher, Gordon Shaw y Catherine Ky publicado pocos años antes en la revista
Nature. No obstante, este estudio mostró sólo una leve mejora del razonamiento
espacial hasta un máximo de 15 minutos después de escuchar la sonata K448.

Artículos en los diarios New York Times o Boston Globe también contribuyeron
a la actual fama del efecto Mozart. Después de la publicación de toda esta
literatura empezó a formarse un negocio en torno a recopilaciones musicales con
supuestos beneficios intelectuales, especialmente para niños, dado que Campbell
escribió también el libro “El Efecto Mozart para niños”.

Investigaciones sobre el efecto Mozart.

Las afirmaciones hechas por Campbell y por los artículos mencionados


exageraron claramente las conclusiones del estudio de Rauscher et al., que
encontró sólo pruebas leves de una posible mejora a corto plazo del razonamiento
espacial. En ningún sentido se puede extraer de la investigación existente que la
música aumente el cociente intelectual, al menos de forma directa.

En general, los expertos afirman que el efecto Mozart es un artefacto


experimental que quedaría explicado por los efectos euforizantes de algunas
obras musicales y por el aumento en la activación cerebral que provocan. Ambos
factores se han relacionado con la mejora de las funciones cognitivas a corto
plazo.

Por tanto, los beneficios del efecto Mozart, que es real en cierto modo, no son
específicos de la obra de este autor ni de la música clásica, sino que son
compartidos por muchas otras composiciones e incluso por actividades muy
diferentes, como pueden ser la lectura o el deporte.
Por otro lado, y aunque no se ha demostrado que escuchar música clásica
durante el desarrollo temprano sea necesariamente beneficioso, la práctica de un
instrumento musical puede favorecer el bienestar emocional y el desarrollo
cognitivo de los niños si ello les motiva y estimula intelectualmente. Algo similar
sucede con otras formas de arte y creatividad.

Proceso de la música en los músicos.

La música es procesada por ambos hemisferios. El hemisferio derecho


recibe el estímulo musical y el izquierdo interpreta y controla la ejecución.

En el estudio del Cerebro y la Música de la hay un detalle especialmente


curioso. Los intérpretes de canciones populares con componente pasional (el
flamenco por ejemplo), suelen aprender a cantar oyendo a sus mayores, sin haber
estudiado música nunca. Su capacidad de transmitir afectividad es incluso más
alta que la de los músicos escolarizados. Esto puede ser posible gracias a su
mayor utilización del hemisferio derecho a la hora de elaborar la actividad. Al
contrario que los músicos escolarizados, que utilizan componentes más analíticos
con participación del hemisferio izquierdo para realizar esas funciones.

Aun así, la comprensión de la música requiere tanto componentes analíticos


como emocionales, por lo que existe una actividad bi hemisférica (cooperan
ambos hemisferios).

Se podría decir que para los músicos la música es una mezcla de sonido y
lenguaje.

Aún no se sabe si los músicos usan esta área del lenguaje con este fin
desde su nacimiento y esa es la razón para dedicarse a esta actividad, o si es el
entrenamiento musical lo que hace que la actividad se amplíe en el área del
lenguaje. Para determinarlo sería necesario hacer más observaciones detalladas.

La música, que en principio es sustancia física, influye en muchos


aspectos biológicos y de comportamiento del ser humano. Quizá la influencia más
llamativa sea la que ejerce en nuestro cerebro, que es plástico y susceptible de
adaptación: el estudio y práctica de la música puede modificarlo para conseguir
que sus dos hemisferios funcionen con más agilidad e integración, de modo más
holístico. No sólo en funciones musicales, sino también en dominios como la
memoria o la matemática.

Para que la sociedad española pueda beneficiarse de ello, es necesaria la


educación en esta disciplina desde temprana edad, y el lugar idóneo para que
llegue a todos es la enseñanza obligatoria.

Por otro lado, el consumo generalizado de música en nuestra sociedad, mal


utilizado, produce daños en la salud, incluso lesiones irreversibles. Educar para
preservar la salud respecto de un medio hoy omnipresente, utilizado de modo
constante como reclamo para el consumo, es otra de las grandes tareas que esta
materia debe abordar.

Este estudio trata de una serie de efectos de la música en la formación


integral del individuo, que son quizás difíciles de asumir para quien no haya sido
educado musicalmente, pero que vamos a exponer a la luz de recientes
investigaciones que aportan datos objetivos para ilustrar esta afirmación, la cual
engloba factores ya conocidos como el desarrollo del ritmo, de la coordinación
psicomotriz, de sensibilidad artística… junto a otras aportaciones que sobre las
que se trabaja en la actualidad mediante diversos trabajos de investigación.

“El cerebro de los músicos es distinto: El cerebro es un órgano plástico que


se moldea con relación a los estímulos culturales que recibe desde la infancia. …
en el cerebro de los músicos, la zona cuya función es registrar y diferenciar los
estímulos acústicos es un 25 % más grande que en el de las personas que jamás
hayan tocado un instrumento.”

Hemisferios cerebrales.

Y es que según la doctora Barquerro, comparando la percepción de la


melodía entre músicos y no músicos, se demuestra que los músicos muestran
dominancia en la percepción por el oído derecho, mientras que los no músicos
muestran dominancia de percepción en el oído izquierdo, probablemente, porque
esta función se procese de manera diferente en ambos.

Uno de los motivos por el que se encuentra una diferencia entre los
músicos y los no músicos en la dominancia de los hemisferios cerebrales a la hora
de procesar la melodía, es porque los músicos son capaces de distinguir intervalos
(actividad característica del hemisferio izquierdo), mientras que los no músicos
perciben la melodía de manera más holística (basada en emociones y
sensaciones).

Al nacer, todas las neuronas están ya establecidas, pero durante la infancia,


los axones y dendritas de las neuronas crecen y desarrollan una enorme cantidad
de conexiones sinápticas que dependen de los estímulos que reciben.

La conexión del cerebro está expuesta a una constante reorganización


llamada plasticidad neuronal. Así, neuronas de funciones fisiológicas similares se
ordenan en columnas verticales, cada una de aproximadamente 10.000 neuronas
recíprocamente conectadas. Estas columnas se interconectan formando una red
que puede comprometer a ambos hemisferios. Las neuronas y columnas que con
frecuencia se activan al mismo tiempo, fortalecen la fuerza sináptica y facilitan las
transmisiones de información entre ellas (Hebb, 1949).

En consecuencia, se desarrolla una estabilización de uniones celulares


relacionadas con el estímulo. Este es el principio básico del aprendizaje, que nos
permite comprender los eventos del mundo externo por vía de permanente enlace
de la actividad nerviosa producida por diferentes estímulos sensitivos que llegan
simultáneamente o en una relación temporal cercana.

Así Schlaug (1995) defiende que “la educación musical produce


modificaciones en la conexión sináptica de conjuntos de células neuronales
extendidos; o sea: produce cambios en el Software de nuestro cerebro. … Pero
también en el Hardware: la mitad anterior del cuerpo calloso que conecta el lóbulo
central derecho y el izquierdo es más grande en los músicos que en los no
músicos: el número de fibras que conecta ambos lóbulos frontales se incrementa
como consecuencia de un entrenamiento temprano de la coordinación de ambas
manos.”

De las investigaciones efectuadas mediante la comisuroterapia, se puede


deducir que cada uno de los hemisferios cerebrales procesa selectivamente, en
principio, unos determinados estímulos que le vienen dados del exterior. Es decir,
hay una dominancia lateral para los distintos aspectos de la información que le
llega al cerebro, como se evidencia en el siguiente cuadro 4 (Springuer y Deutsch,
1994):

Hemisferio Izquierdo:

 Verbal, Secuencial, Temporal, Digital.


 Lógico
 Analítico
 Racional

Hemisferio Derecho:

 No verbal, Video espacial, Simultáneo, Analógico.


 Gestalt
 Sintético
 Intuitivo

Pero hay una relación entre los dos hemisferios a través del cuerpo calloso, de
manera que intercambian información y se complementan. Es lo que llamamos
intrahemisfericidad e interhemisfericidad cerebral. Por ejemplo, en los casos de
memoria el cerebro trabaja holográficamente.

Al igual que otros fenómenos, la música no está representada por sus


elementos en células individuales que particularmente se especializan en el
procesamiento de un parámetro musical, sino que se extiende en muchas áreas
de ambos hemisferios por medio de las conexiones sinápticas. La teoría de la
correlación de Von der Malsburg(1986) supone que la pulsación de descargas
neuronales sincrónicas son responsables de la construcción de representaciones
mentales, y el aprendizaje puede ser descrito en forma de representación mental.

Así según Despins5 (1989) “el ritmo musical estimula los dos hemisferios
cerebrales. … el hemisferio derecho recibe el estímulo musical y el izquierdo
interpreta y controla la ejecución. … La música siempre será el mejor medio para
desarrollar y acrecentar en forma adecuada este fenómeno cerebral”

En este sentido, entre las conclusiones de la Sociedad para la Neurociencia se


apuntan las siguientes:

 “Hemos comprobado que la armonía, la melodía y el ritmo tienen diferentes


patrones de actividad cerebral. Implican tanto al lado derecho como
izquierdo del cerebro” (Parsons).
 “Los científicos sugieren que los mecanismos neuronales de la música
podrían haberse desarrollado originalmente para comunicar emociones,
como un precursor del habla”.
 “Las activaciones de patrones cerebrales que se alcanzan a través de la
práctica musical ‘salpican’ de manchas pequeñas casi todas las áreas del
cerebro. Esto indica un uso más eficiente y económico de sus
capacidades.”

En músicos profesionales con oído absoluto se ha podido constatar que tienen


un plano temporal más grande que en personas normales. El plano temporal es
una región del lóbulo temporal que es importante para la comprensión del
lenguaje. Asimismo, la mitad anterior del cuerpo calloso, que une ambos
hemisferios, también es mayor en músicos que comenzaron su entrenamiento
antes de los siete años de edad, que en personas normales. Una característica
típica en músicos profesionales es que utilizan menos regiones cerebrales cuando
ejecutan movimientos con la mano que las personas normales.

El canto, que implica tanto la música como el lenguaje, parece involucrar


ambos hemisferios si hay palabras por medio, pero el canto sin palabras depende
más del hemisferio derecho porque tienen más desarrollado el lóbulo temporal
izquierdo del cerebro.

La actividad musical, que integra funciones de alto nivel, tiene efectos


profundos y duraderos sobre el modo de organizar el procesamiento general de la
información en el ser humano.

Recientísimos estudios realizados en el campo de la Neurobiología


demuestran esta afirmación:

 Se ha medido las representaciones corticales en músicos muy diestros. Se


ha comprobado que éstas son un 25 % mayor en los músicos que en un
grupo de control de personas que nunca habían tocado un instrumento; y
este crecimiento era proporcional a la edad en que los músicos comenzaron
a practicar.
 Análisis comparativos entre músicos y un grupo de no músicos demuestra
que la parte anterior del cuerpo calloso es mucho más grande en músicos,
sobre todo en los que comenzaron su entrenamiento antes de los 7 años.8
 “Los individuos musicalmente entrenados sacan mejores puntuaciones en
habilidades espaciales. El entrenamiento musical produce modificaciones a
largo plazo en el sistema de circuito neuronal, en regiones principalmente
no relacionadas con la música”.
 El entrenamiento musical puede fortalecer el aprendizaje de currículos
estándar como matemáticas y ciencia que se relacionan fuertemente con el
razonamiento espacio temporal”.
 La música tiene “una influencia sobre la actividad, la productividad y sobre
el incremento de la activación y la atención selectiva.”
 Diversos autores sugieren que la música potencia la habilidad de resolver
problemas de tiempo, espacio y secuencia.
 “Una buena educación musical mejora el aprendizaje de las matemáticas.
Muchos de los alumnos experimentales habían tenido malos resultados en
la etapa preescolar en comparación con los alumnos de control; sin
embargo, al cabo de 7 meses habían igualado la capacidad de lectura de
estos últimos y mejorado su actitud y comportamiento, y superaban al grupo
de control en una asignatura sorprendente: las matemáticas”.
 Los estudios de Rauscher demuestran que existe transferencia entre
habilidades musicales a otras funciones cognitivas, por ejemplo, con
habilidades espaciales.
 Un estudio realizado en las universidades de Friburgo y Salzburgo sostiene
que los alumnos que asisten a clases de música obtienen mejores
calificaciones en otras materias. En una muestra de 1.200 alumnos, se
observó que los que recibían formación musical aprendían más fácilmente
matemáticas y lenguaje.

Particularidad del cerebro de los músicos.

El profesor Gottfried Schlaug, experto alemán en el tema, estudió a 15


músicos profesionales y 15 personas sin experiencia musical.

Schlaug utilizó en su investigación un escáner de resonancia magnética y


su descubrimiento fue definitivo: los músicos tenían más materia gris que los otros.

La materia gris contiene neuronas interconectadas (somas y dendritas) que


recubren la superficie irregular de los hemisferios (la corteza cerebral). Y es en la
corteza cerebral donde ocurre la percepción, la imaginación, el juicio, el
pensamiento y la decisión.

Otro dato revelador fue el de Margaret Seleme de Guevara en su estudio


sobre los músicos; se comprobó que el cuerpo calloso que conecta los dos
hemisferios cerebrales era más grande en músicos adultos. La Sociedad de
Neurociencia encontró que varias áreas del cerebro, como la corteza motora
primaria y el cerebelo que están involucrados con el movimiento y la coordinación,
también es más grande en músicos adultos que en no músicos.
Sagacidad de los músicos con relación a los no músicos.

Lo que tenemos que tener claro es que la inteligencia musical es muy


importante en la experiencia humana ya que es la inteligencia que surge más
temprano (los bebés entienden antes la música que las palabras).

Sentimos la música con nuestro cuerpo (se acelera el corazón, la media de


nuestro pulso se sincroniza con la música que estemos oyendo…) y también la
sentimos con nuestras emociones (nos ayuda a llorar, a reír, a liberar nuestra
mente y cuerpo…).

Gracias a su gran conexión con las emociones, la música entretiene, recrea


situaciones, marca ritmos de desplazamiento, ayuda a crear el ambiente necesario
para estimular las ventas.

El cerebro es un órgano plástico que se moldea con relación a los estímulos


culturales que recibe desde la infancia. Un nuevo estudio acaba de reforzar la
validez de esta idea, al demostrar que en el cerebro de los músicos, la zona cuya
función es registrar y diferenciar los estímulos acústicos es un 25% más grande
que en el de las personas que jamás han tocado un instrumento.

El investigador Christo Pantev y sus colegas de la Universidad de Münster,


en Alemania, han comparado los cerebros de personas adultas que recibieron un
aprendizaje musical cuando eran jóvenes, con los de personas que jamás habían
aprendido a leer una partitura. Utilizando un escáner de resonancia magnética,
estos investigadores han comprobado que los llamados mapas tonotópicos, unos
conjuntos de neuronas que responden a los estímulos acústicos, son mucho más
extensos en el caso de los músicos.

Además, se ha descubierto una correlación entre el tamaño de estos mapas


neuronales y la edad a la que los músicos comenzaron a estudiar. Según las
observaciones de estos científicos, cuanto más joven empieza una persona a
estudiar música, más se desarrolla la región cerebral cuya función es registrar los
estímulos acústicos. Las diferencias eran especialmente notables entre los
músicos que habían empezado sus estudios antes de los nueve años.

Este estudio, que se publica hoy en la revista Nature, coincide con otros
descubrimientos anteriores. Hace tres años se descubrió que una zona del
hemisferio izquierdo es más grande en el cerebro de los músicos. Otro trabajo
anterior también había revelado que una región cerebral relacionada con la
agilidad digital se desarrolla más en los violinistas.

Los músicos que participaron en el experimento eran todos miembros del


Conservatorio de Münster, y todos dedicaban una media de 25 horas a estudiar
sus respectivos instrumentos. Un escáner de resonancia magnética registró las
reacciones de su cerebro, al oír una serie de notas que se tocaron en un piano.

Si no tenéis claro todo lo que la música genera en nuestro cuerpo y cerebro,


os animo a ver este video, ya que la música clásica e instrumental, cuando es
utilizada correctamente, es muy directa y extremadamente exacta en describir
incluso las emociones humanas más sutiles.

La música genera emociones, nos hace recordar y nos acompaña en


nuestros días. La música también aumenta la actividad en algunas áreas del
cerebro incluida la zona del lenguaje, esta se ha comprobado gracias a
investigaciones en el Instituto de Neurobiología de la UNAM.

Utilizando equipos de Resonancia Magnética (MRI), el medio e ingeniero


Biomedico Luis concha Loyola investigo como los sonidos de diferentes
instrumentos (Pianos, violines) a diferencia de otros sonidos pueden aumentar la
actividad del lóbulo Temporal, los sonidos musicales estimulan las zonas donde se
encuentran las áreas encargadas de la audición, el lenguaje y la memoria.

A través de este estudio se confrontó la reacción de distintos profesionales


de la música con quienes sólo escuchan música de vez en cuando. Cuando se
compara a músicos con no músicos, se encuentra que los primeros registran una
actividad mayor en dicha área del lóbulo temporal, haciéndolo de los dos lados del
cerebro y en una parte que los no músicos utilizan para el lenguaje. Ellos echan
mano del área que el resto de la gente utiliza para el lenguaje, pues al parecer eso
ayuda a procesar e interpretar la información musical como si fuera un lenguaje.

Cambio del cerebro con la educación musical.

Esto es un hecho que ha podido verificarse mediante la utilización en


investigaciones recientes sobre Neurofisiología las modernas técnicas de la
Magneto Encefalograma (MEG), la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) o
la imagen de Resonancia Magnética Funcional (FMRI), con las que se pueden
visualizar las partes del cerebro implicadas en las distintas tareas que realiza este
órgano, y que han permitido llegar a las siguientes conclusiones:

 Frances Rauscher sugiere que la música estimula conexiones neuronales


específicas situadas en el centro de razonamiento abstracto del cerebro, lo que
hace a los individuos más inteligentes.
 Según el Dr. Schlaug, el cerebelo (zona del cerebro que contiene el 70 % de
las neuronas) es un 50 % más grande en los músicos que en otros grupos.
 Según un estudio de la Universidad de Hong Kong los adultos que han recibido
enseñanza musical antes de los 12 años tienen mejor memoria oral.

La música podría jugar un papel Importante para potenciar la inteligencia, de


hecho, en algunos estados norteamericanos ya hay escuelas donde los niños
escuchan regularmente sonatas de Mozart, y experimentos sobre el
comportamiento han demostrado un fortalecimiento a corto plazo del razonamiento
espacio-temporal en estudiantes que escuchan sonatas de Mozart.

Este reforzamiento de la amplitud que indica una más aguda función de


memoria sensorial en los sujetos musicales, sugiere que incluso “la componente
cognitiva de la musicalidad, tradicionalmente contemplada como dependiente de
los procesos cerebrales relacionados con la atención, de hecho está basada en
mecanismos neuronales presentes ya en el nivel preatentivo” y que “la música
sirve como una ayuda a la memoria que facilita la comunicación de noticias e
ideas”.

Dicho de otra manera: la música no sólo es música. En un estudio sobre la


memoria musical, O’Connor (1992) afirma que “el sentimiento, el sonido y la
imagen se reconstruyeron al mismo tiempo a raíz de la audición. …La música no
es simplemente un recuerdo auditivo, sino una síntesis de vista, sonido y
sentimiento. La memoria musical no es simplemente una memoria auditiva”. Y un
efecto más que potencia la educación musical es “una complementariedad o
intercambio de información entre los dos hemisferios (cerebrales) con lo que
puede contribuir al desarrollo armónico del cerebro total y, por tanto, de la
formación de la persona.”

Estamos de acuerdo con San José (1998) en que “una metodología y


didáctica científicamente fundamentada y lo más efectiva posible compatible con
el desarrollo armónico de los dos hemisferios cerebrales… traerá como
consecuencia un mejor y mayor desarrollo de las potencialidades de la persona en
su totalidad integral”.

Como ejemplo de los logros que pueden conseguirse, citamos una


investigación realizada en la comunidad Valenciana, cuyas conclusiones son:

 La media de musicalidad de los niños valencianos de 9 años (muestra


significativa) sin cultivo musical alguno, está 4 puntos por encima de la
media de los niños ingleses de la misma edad; pero esta ligera ventaja con
el correr de los años se vuelve negativa dado que los niños valencianos de
14 años sin formación musical quedan muy por debajo del nivel medio de
los niños de otros países europeos.
 Distinto es el panorama de los niños que reciben formación musical: a los 9
años alcanzan prácticamente el mismo nivel de rendimiento que presentan
sus paisanos de 14 que no reciben educación musical. Si ésta tiene lugar,
el desarrollo ventajoso sigue manteniéndose de forma que los niños de 14
años que reciben educación musical alcanzan en los test un nivel de
rendimiento musical superior en más de 3 puntos sobre los niños ingleses
de esa edad, igualmente con formación musical.

La música y la salud.

El área de la salud se vale de la música con el fin de mejorar, mantener o


intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar
a lentificar el avance de distintas condiciones médicas. La musicoterapia, a través
de la utilización clínica de la música, busca activar procesos fisiológicos y
emocionales que permiten estimular funciones disminuidas o deterioradas y
realzar tratamientos convencionales. Se han observado importantes resultados en
pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un
accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con
capacidades especiales, entre otros.

Ahora bien, comenzaremos a desglosar cada una de las funciones extras


que tiene la música con el fin de descubrir que tanto puede ayudar en la salud
emocional y física de las personas. A continuación, conocerás los efectos de la
música sobre la salud.

Efectos positivos de la música en la salud.

La Universidad de Florida, ha realizado una investigación a través de la


psicología de la música, en la cual nos muestra las partes del cerebro que se ven
afectadas por la música.

 La música afecta directamente la química con la que funciona el cerebro,


nos hace liberar la hormona del placer, también conocida como dopamina.
Además los estudios también han llegado a la conclusión de que es
sumamente beneficiosa para los procesos relacionados con el aprendizaje,
la actividad motora, el sueño, la atención, entre otros.
 Un gran luchador en contra del estrés, como mencionamos antes la
dopamina liberada al escuchar música, nos permite sentir esa sensación de
placer, libre de tensiones. Además de eso, se ha encontrado que la música
es efectiva en la estimulación de los reductores del estrés, lo cual por ende
nos permite sentirnos más relajados.
 El gran aliado contra el insomnio, la música es una de las herramientas que
se utilizan en contra del insomnio; en los estudios, se ha revelado que la
música clásica, en particular, les permite a las personas con problemas de
sueño, tener un sueño más saludable y agradable.
 Nos permite aliviar el dolor y la ansiedad. La música tiene la gran capacidad
de disminuir el dolor, debido a que cuando escuchamos música, las vías
sensoriales se activan y desvían nuestra atención de este. En el caso de la
ansiedad, se ha encontrado que la música genera en el cerebro la misma
sensación que provoca el tomar un masaje relajante.
 Recuperación mucho más rápida de accidentes cerebrovasculares con la
música. Un estudio demostró que los pacientes que sufrieron un ataque al
corazón que escucharon música al menos 2 horas al día, se recuperaban
más rápido que aquellos que no lo hacían. De hecho, la música hoy en día
es recomendada por médicos para hacer las recuperaciones más rápidas.
 La música ayuda en enfermedades como el Alzheimer, Parkinson y
Autismo, a tratarlas y a disminuir su impacto en las condiciones de vida.

La música como medio de aprendizaje.

Desde que somos niños, nuestros padres y primeros educadores nos


enseñan el alfabeto con música. Esta es y ha sido siempre una de las mejores
formas de aprender de los más pequeños de la casa. Desde esas canciones
infantiles, hasta la música clásica nos permiten aprender un sinfín de cosas. No
solo desde el aspecto meramente didáctico, sino también desde el ámbito de la
salud emocional. La música ha estado siempre en nuestra sociedad y es una de
las mejores herramientas para compartir. A través de la música comprendemos
épocas y culturas.

Es por ello que, no podemos desligarnos de esta aunque quisiéramos.


Siempre será una herramienta necesaria para nuestra concentración. Por ejemplo,
los expertos en psicología recomiendan escuchar música clásica cuando se
estudia o lee. Resulta una de las herramientas que tantos estudiantes
universitarios usan para mejorar la concentración. También, es recomendable que
los adultos escuchen diariamente música. La música es pertinente para leer u
obtener atención sobre cualquier actividad. En general, es muy útil para la salud
emocional y equilibrio psicológico de las personas.

Repercusiones de la música en la salud.

 Si alguna vez has cantado en un coro o has hecho música con alguien más
sabrás a qué se refiere este punto. Un estudio muy interesante encontró la
respuesta científica a esa sensación de trabajo en conjunto o las olas de
emoción que corren cuando estás cantando junto a otras personas. Y es
que literalmente se sincronizan. Se encontró por ejemplo que un canto al
unísono hace que los corazones de los cantantes aceleren y desaceleren
de forma simultánea.
 Ayuda a ponerse en contacto con uno mismo. Un estudio de 2013 sugiere
que ya que nos pone de mejor humor, la música nos ayuda a ponernos en
contacto con nuestras emociones. Los participantes indicaron el sentimiento
de “conciencia de sí mismo” como una de las ventajas más importantes de
la música.
 Actúa como un motivador para los ciclistas y corredores. Estudiantes
universitarios realizaron una investigación y demostraron que las personas
que montaban bicicletas estacionarias fueron capaces de trabajar más duro
mientras escuchaban música rápida en comparación con los que no
estaban escuchando música durante todo el experimento. Si corres,
escuchar tus canciones favoritas puede ayudarte a vencer sus registros
personales e incluso fortalecer tu resistencia. La música te ayuda a
desempeñarte mejor durante tus entrenamientos y también te hace sentir
mucho más agradable.
 Te hace consciente mientras comes. Teniendo un poco de música de
fondo, se ha demostrado que ayuda a las personas a comer más lento y
disfrutar de su proceso de alimentación. Esto hace que sean más
conscientes de lo que están consumiendo y realmente disfrutan la comida
en vez de comer rápidamente, lo que les deja la sensación de hambre y
descontento con la comida.
 Con la música se puede entrar en un estado similar a la meditación. La
música lenta puede tener efecto sobre la velocidad de las ondas cerebrales
que las hace similares a alguien que está en un estado de meditación o
hipnótico. Esto puede tener un efecto curativo, ya que alivia los síntomas
del síndrome premenstrual y problemas de comportamiento, además que
ofrece posibilidades de conseguir estados de relajación.
 La música como energizante. Se dice esto de la música ya que escucharla
afecta el latido del corazón, el pulso y la presión arterial. También, como
mencionaba líneas arriba, la música es capaz de cambiar la velocidad de
ondas cerebrales, así pues, la música con un pulso de unos sesenta beats
(golpes) por minuto puede cambiar la conciencia beta hacia el rango alfa,
esto mejora el estado de alerta y el bienestar general, algo muy parecido a
lo que sucede con la meditación y la yoga.
 La música puede fortalecer el sistema inmunológico. También se ha
encontrado que escuchar música mientras nos ejercitamos nos puede
ayudar a "confundir" a nuestro cerebro y anular sus constantes señales de
fatiga que envía lo cual desembocaría en detener la actividad. El ritmo que
utilicemos para hacer ejercicio puede resultar beneficioso. De hecho se
encontró en otro estudio que los ciclistas que escucharon música requieren
7% menos de oxígeno para hacer el mismo entrenamiento que los ciclistas
que lo hacen en silencio. Acá una pequeña gráfica con el tipo de ejercicio y
los beats que necesitas poner en tus listas de reproducción para
incrementar tus resultados.
 El mejor estímulo para el cerebro humano. Diversos han sido los estudios
científicos e investigaciones basados en el poder que tiene la música sobre
las personas, los resultados han sido sorprendentes. En ellos queda
demostrado, que no existe nada igual a la música, la misma tiene un
impacto abrumador, ya que nos hace trabajar más partes de la mente que
cualquier otro estimulo.
 Ayuda a dormir mejor. La música contribuye para un sueño saludable. Los
investigadores han encontrado que la música clásica puede ayudar a lidiar
con el insomnio, especialmente a los estudiantes universitarios. Esto es
definitivamente una solución más saludable y mucho más barata para el
trastorno del sueño que tomar pastillas.
 Combate el estrés. No es ninguna sorpresa que escuchar música ayuda a
aliviar el estrés de tus hombros. Los estudios han encontrado que la música
estimula reductores de estrés bioquímicos que nos ayuda a sentirnos más
relajados.
 Alivia el dolor. La música tiene la capacidad de disminuir la intensidad del
dolor. Se activan vías sensoriales que combaten las vías del dolor y desvía
la atención de una persona lejos del dolor.
 La música alivia la ansiedad. Cuando nos sentimos ansiosos, escuchar
música puede ayudarnos a aliviarla, ya que tiene el mismo efecto en el
cerebro como un masaje tiene en el cuerpo.
 Alivia la tristeza. Los investigadores han encontrado que la música puede
aliviar con éxito los síntomas de la depresión, pero el género es muy
importante. La música clásica y la meditación pueden mejorar el estado de
ánimo cuando nos sentimos deprimidos, pero escuchando heavy metal o
música tecno no ayudará mucho en ahuyentar los malos pensamientos.
 Ayuda a la función de los vasos sanguíneos. La ciencia ha demostrado que
las emociones que tienen las personas mientras se escucha música
contribuyen a las funciones más saludables de los vasos sanguíneos.
Como la música te hace sentir más feliz, aumenta el flujo de sangre en los
vasos sanguíneos.
 Ayuda con la recuperación del accidente cerebro vascular. Un estudio
finlandés encontró que si los pacientes con ataques del corazón
escuchaban música durante 2 horas al día, se recuperaban más rápido. No
sólo mejoran su estado de ánimo, sino también sus habilidades verbales y
la capacidad de atención.
 Mejora el rendimiento en las experiencias de alta presión. Música rápida
puede ayudar a combatir el estrés antes de una experiencia- un partido
importante de alta presión, por ejemplo. Las investigaciones han
demostrado que escuchar música rápida justo antes de un partido de
baloncesto ayudó a jugadores a aliviar el estrés y a tener un mejor
desempeño.
 Mejora las funciones cognitivas. La reproducción de música de fondo
mientras se trabaja en tareas que requieren la atención mental puede
aumentar su rendimiento. Una investigación ha encontrado que la música
puede aumentar las capacidades cognitivas, pero sólo si tiene el mismo
efecto en el estado emocional.
 Ayuda a pacientes que pasan por una cirugía. Una investigación descubrió
que cuando los pacientes reproducen música justo antes de una cirugía
cardiovascular, empiezan a sentirse menos preocupado. Por otra parte, la
música reduce la presión después de la cirugía si es escuchada cuando los
pacientes están descansando en sus camas.
 En otros estudios se ha encontrado que la música incide directamente en el
fortalecimiento del sistema inmunológico, esto debido a la actividad del
cerebro que se presenta, al bienestar que se puede sentir, así como el
decremento de los niveles de ansiedad. De hecho se encontró que
escuchar música durante sólo quince minutos podría aumentar los niveles
de una familia de proteínas asociadas con la sangre y la producción de
plaquetas, estimulación de linfocitos y la protección celular contra el SIDA,
el cáncer y otras enfermedades.
 La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de
trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ayudando a los pacientes a
recuperar habilidades lingüísticas y motrices, ya que activa a casi todas las
regiones del cerebro. Estudios de neuroimagen muestran que tanto al
escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia
franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la
recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento. Las nuevas
terapias basadas en la música pueden favorecer la Neuroplasticidad -
nuevas conexiones y circuitos- que compensan en parte las deficiencias en
las regiones dañadas del cerebro. La música es física y anima a la gente a
moverse con el ritmo. Cuanto más destacado es el ritmo, más radical y
contundente el movimiento del cuerpo. El ejercicio físico puede ayudar a
mejorar la circulación, a proteger el cerebro y facilitar la función motora. La
música induce estados emocionales al facilitar cambios en la distribución de
sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y
aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación.
 La música genera una mayor concentración. Colocar música de fondo
mientras realizamos una labor nos exigirá una mayor concentración, con lo
cual haremos que nuestras capacidades cognitivas aumenten.
 Fortalece la memoria.
 Nos otorga un mejor conocimiento de nosotros mismos.
 Nos permite lidiar con situaciones de mucha presión.
 Aumenta la capacidad de aprender nuevos idiomas, sobre todo cuando se
tiene un conocimiento básico que se quiere pasar a avanzado, pues nuestro
cerebro busca relacionar lo que oímos con lo que estamos aprendiendo,
buscando expandir la biblioteca de conocimientos.
 Los efectos de la música en el estado de ánimo son demostrables. Tanto,
que no creerás cuán beneficiosos pueden ser en la salud emocional.
Durante más de dos milenios, la música ha sido uno de los escapes más
importantes de la humanidad. Es, dentro de las bellas artes, la más
elevada. Por ejemplo, en la filosofía de Platón, se habla de la música como
la cura del alma. De esta teoría hace ya unos 2400 años atrás. De cualquier
forma, la música es una herramienta liberadora.
 Está comprobado que la música es una de los mejores ansiolíticos para el
ser humano. Sus efectos positivos contribuyen enormemente en la
ansiedad. Por ello, los psicólogos y psiquiatras recomiendan a los pacientes
que sufren de ansiedad escuchar música. Es un tratamiento, en el cual no
se necesita de una píldora. Por esta razón, la música es una herramienta
altamente utilizada en el campo de la medicina. Ayuda a reducir los altos
niveles de ansiedad, sobre todo en las personas de la tercera edad. Los
expertos aseguran que escuchar música otorga una mejor salud emocional.
En los efectos de la música, hallarás lo necesario para colmar las
preocupaciones de cualquier ser humano. Así que, no esperes más, explora
y encuentra en la música de tu preferencia la tranquilidad que necesitas. Te
permitirá encontrar estabilidad e integridad psicológica. Dale un descanso a
tus tormentos y preocupaciones, es momento para la relajación. Lo más
importante que se tiene en la vida es el vigor y la salud emocional. Es por
ello que, debemos cuidar muy bien de ella, porque nadie más lo hará por ti.
Mantén eso siempre en mente.
 Una cura para el insomnio. La música es, también, una especie de
somnífero. De igual forma como existe música para controlar la ansiedad, la
hay para conciliar el sueño. La mayoría de los psicoterapeutas recomiendan
escuchar música en un volumen moderado. Normalmente, recomiendan
escuchar música para relajarse. Por eso, es importante que pruebes esta
opción, quizá sea la que más te ayude a alcanzar el sueño. Inténtalo, tu
estado de ánimo y salud emocional te lo agradecerán. No sufras más de
estrés, la música es tu mejor opción.
 Así como la música puede ser un ansiolítico o un relajante, también sirve
como una forma sencilla de combatir la fatiga mental. ¿Y quién no se relaja
cuando escucha lo que más le gusta o que le hace sentir bien?
 Es importante comprender que, a través de la música se pueden controlar
enfermedades como el estrés.

¿Cambia la música realmente nuestra salud emocional?

Es preciso aclarar que los diferentes géneros de música son los que
marcan la diferencia. Es decir, hay distintos tipos de música para cada ocasión y
estado de salud emocional. En recientes estudios acerca de los géneros
musicales, se han obtenidos resultados interesantes. Una investigación se basó
en una clasificación de varios géneros para distintas personas. El estudio evaluó a
144 personas adultas y adolescentes que escuchaban diferentes tipos de música,
entre ellos: pop, rock, clásica y balada. Los resultados fueron óptimos.

Tanto en adolescentes como en adultos, los estados de ánimos cambiaron


significativamente. Evidentemente, los géneros como el rock fueron más
escuchados por los jóvenes. Sin embargo, una gran población adulta mostró
inclinación tanto por el rock como por la música clásica. Al mismo tiempo, pocos
adolescentes se mostraron satisfechos con la balada. El resultado final, fue un
cambio significativo en el estado de ánimo. Este resultado concluyó que, la música
influye ampliamente en la salud emocional, a través de los distintos tipos de
géneros.
CAPÍTULO III

Metodología.

La metodología, hace referencia al conjunto de procedimientos racionales


utilizados para alcanzar el objetivo o la gama de objetivos que rige una
investigación científica, una exposición doctrinal o tareas que requieran
habilidades, conocimientos o cuidados específicos. Con frecuencia puede definirse
la metodología como el estudio o elección de un método pertinente o
adecuadamente aplicable a determinado objeto.

Tipos de metodología.

 Exploratoria.
 Descriptiva.
 Analítica o crítica.
 Comparativa.
 Explicativa.
 Predictiva.
 Proyectiva.
 Interactiva.
 Confirmatoria.
 Evaluativa.

Metodología documental.

Es el instrumento de apoyo que facilita, dentro del proceso de Investigación


científica, el dominio de las técnicas empleadas para el uso de la Bibliografía.
Permite la creación de habilidades para el acceso a investigaciones científicas,
reportadas en Fuentes documentales de forma organizada.
Metodología descriptiva.

El objetivo de la investigación descriptiva consiste en llegar a conocer las


situaciones, costumbres y actitudes predominantes a través de la descripción
exacta de las actividades, objetos, procesos y personas.

Metodología experimental.

Es un tipo de método de investigación en el que el investigador controla


deliberadamente las variables para delimitar relaciones entre ellas. Está basado
en la metodología científica.

Fuente primaria.

Una fuente primaria refiere a las fuentes documentales que se consideran


material proveniente de alguna fuente del momento, en relación a un fenómeno o
suceso que puede tener interés en ser investigado o relatado, es decir, es la
materia prima que se tiene para realizar un determinado trabajo.

Fuente secundaria.

Las fuentes o informaciones secundarias son textos basados en hechos


reales. Una fuente secundaria contrasta con una primaria en que esta es una
forma de información que puede ser considerada como un vestigio de su tiempo.
Una fuente secundaria es normalmente un comentario o análisis de una fuente
primaria.

Metodología usada.

En este trabajo empleé la metodología de la investigación documental, ¿por


qué? Porque ésta tiene como fines la base de la construcción de conocimientos;
utilizar procedimientos lógicos y mentales de toda investigación, que son: análisis,
síntesis, deducción e inducción; la recopilación adecuada de datos de fuentes
documentales que permiten redescubrir hechos, sugerir problemas, orientar hacia
otras fuentes de investigación, orientar formas para elaborar hipótesis y la
utilización de diferentes técnicas de localización y fijación de datos, análisis de
documentos y de contenidos.

Primero investigué e indagué elementos del conocimiento del tema elegido,


comparé aspectos del conocimiento con otros ya conocidos y establecí relaciones
entre ambos. Luego hice una seria y analítica reflexión, crítica de los elementos
del conocimiento para comprobar su validez y, por último, verifiqué la precisión y
orden del conocimiento adquirido, hice la creación del discurso científico y
enriquecimiento con los productos de fuentes documentales y la experiencia.
CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES

Antes de finalizar, quiero mostrar un hecho que refuerza aún más esta
investigación.

Nadie ha aguantado más de una hora en el lugar más silencioso del planeta
sin volverse loco (Cámara anecoica).

Existe en el planeta un lugar tan silencioso que es capaz de absorber la


mayoría de los sonidos. Ese silencio provoca tal tensión en nuestro cerebro que
puede llevar a la locura. La cámara de la que hablamos es un espacio artificial,
una habitación escondida y creada por la mismísima Microsoft.

Un susurro humano es de unos 30 decibelios, mientras que el sonido de


alguien que respira normalmente es de tan sólo 10 decibelios. Así nos
aproximamos al límite de lo que debería ser posible lograr sin crear un vacío, es
decir, el ruido producido por las moléculas de aire que chocan entre sí a
temperatura ambiente y que se estima en -24 decibelios.

El límite del oído humano se cree que es de alrededor de 0 decibeles, claro


que sólo porque nuestros oídos no puedan recogerlo, no significa que no exista
sonido presente, por tanto, es posible obtener un valor negativo.

Hablamos de lo que se conoce como cámara anecoica, una sala diseñada


específicamente para absorber en su totalidad las reflexiones producidas por
ondas acústicas o electromagnéticas en cualquiera de las superficies que la
conforman (paredes, suelo y techo). No sólo eso, la cámara se encuentra aislada
del exterior de cualquier fuente de ruido o influencia sonora externa.

La combinación de estos dos factores implica que la sala emule las


condiciones acústicas que se darían en un campo libre, ajeno a cualquier tipo de
efecto o influencia de la habitación fruto de dichas reflexiones. El rango de
frecuencias de la cámara anecoica suele ser desde aproximadamente los 200 Hz
a los 20 kHz, con una absorción superior al 95%. Además, cabe destacar que
existen dificultades en las frecuencias más bajas a causa de la respuesta de los
materiales absorbentes y de las dimensiones de la cámara.

Cómo se pierde el control por culpa del silencio.

En el año 2012 la cámara anecoica creada por los Laboratorios Orfield


(Minnesota) entraba a formar parte del libro Récord de los Guinness como el
primer espacio en el planeta capaz de absorber el 99,99% de los sonidos (tenía
niveles de ruido de -9,4 decibelios). La paradoja en la sala se producía si un
humano entraba en ella. Debido a sus características, nadie podía permanecer
más de 45 minutos escuchando el silencio imperante.

¿Cómo? Muy sencillo. Los investigadores llegaron a la conclusión de que


los efectos de pasar tanto tiempo en una cámara de estas características pueden
llegar a provocar tal tensión en nuestro cerebro como para llevarnos a la locura. Al
parecer, cuando se elimina completamente el sonido (o casi) de una sala, nuestro
oído hace todo lo posible por encontrar una nueva fuente de sonido.

En ese instante se produce algo sorprendente: nuestro organismo pasa a


ser la mayor fuente disponible, como consecuencia, el cuerpo hace de generador
de todo, desde los latidos del corazón hasta nuestras tripas o el sonido de nuestra
respiración.

Esto puede acabar produciendo una pérdida del control de nuestra mente,
tanto como provocar efectos en el equilibrio. De hecho, esos 45 minutos son el
límite marcado por la persona que había permanecido más tiempo en el interior de
la cámara de Orfield antes de dar síntomas de locura.

La cámara de Microsoft.

Poco después surgía la habitación que ostenta todos los récords de


“silencio”. La cámara construida está escondida en las profundidades del Edificio
87 en la sede de Microsoft en Redmond, mismo espacio en donde se encuentran
los laboratorios de hardware de la firma.
Allí, los ingenieros de Microsoft construyeron una cámara anecoica para
ayudarles a probar los equipos nuevos que estaban desarrollando, desde la
construcción de altavoces para sus tabletas y portátiles Surface, hasta la mejora
en el rendimiento de las llamadas en Skype sin contaminación por ruido exterior.

En 2015 establecieron el récord mundial oficial de silencio cuando el nivel


de ruido de fondo en el interior se midió en -20.6 decibeles, justo “en el borde la
física”, como le gusta decir a Microsoft.

Para que nos hagamos una idea, el espacio se encuentra en el corazón de


seis capas que ayudan a bloquear los sonidos del mundo exterior. Esta especie de
nido de habitaciones dentro de las habitaciones (cada una con paredes de hasta
30 centímetros de grosor) ayuda a reducir el ruido que llega a la cámara. Por
ejemplo, si un avión estuviera despegando justo fuera del edificio, se oiría poco
más que un susurro dentro del bunker de hormigón donde está la cámara.

Una vez que la puerta de la cámara está sellada con un humano dentro,
inmediatamente nota la diferencia: su voz deja sonar, simplemente porque no está
rebotando en las paredes. Todo el ruido de fondo desaparece totalmente. Quienes
han entrado dicen que hablar normalmente es una sensación parecida a gritar en
una almohada, el ruido apenas viaja. [Wikipedia, Slate, Venture Beat,
Smithsonian].

Es irónico, el hombre ha creado el lugar más silencioso del planeta, pero


también ha creado un espacio donde el silencio ha dejado de ser sinónimo de paz
para convertirse algo capaz de alterar nuestra mente hasta el punto de quebrar
nuestra percepción (y razonamiento) de las cosas.

Con esta investigación, queda más que claro que la música sólo tiene
efectos positivos en el cerebro, en cambio, sin música (sonidos), podemos
volvernos locos.

Vimos que escuchar músico no es sólo un proceso de que entra por el oído
y sale por el otro; es un proceso bastante complejo y que durante ese proceso,
valga la redundancia, nuestro cerebro se beneficia de todos sus efectos,
beneficiando también a nuestra salud.

Si tenemos algún tipo de problema de salud o queremos reforzar nuestro


aprendizaje de idiomas, fortalecer nuestra memoria o tener siempre un buen
estado de ánimo, la solución es música.
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 https://www.altonivel.com.mx/estilo-de-vida/los-efectos-de-la-musica-en-la-
salud/
ANEXOS

Partes del cerebro afectadas por la música.

Cerebro de un músico.
Música y salud.

Musicoterapia.
Cámara anecóica.

Música y cerebro.

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