Universidad Nacional Mayor de San Marcos

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Spring September 15, 2014

¿Es posible la renuncia al Derecho

de Propiedad?
Henrry Paredes Sanchez

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 Actualidad

Civil Derecho reales

DOCTRINA PRÁCTICA
Doctrina Práctica

¿Es posible la renuncia al derecho de

propiedad?
Comentario a la Resolución N.º 240-2013-SUNARP/PT

Henrry Alexander Paredes Sánchez*

Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

1. Introducción
2. El derecho de propiedad
2.1. Perspectiva iusprivatista
2.2. Perspectiva constitucional
3. Amplitud de la facultad de disposición del bien
4. La renuncia de la propiedad como acto de disposición extintiva no previsto en la Ley
SUMARIO

5. Límites en torno a la renuncia de la propiedad

6. Nuestra posición con respecto al precedente registral bajo análisis
6.1. El caso de la Resolución N.º 096-2007-SUNARP-TR-T
6.2. El caso de la Resolución N.º 096-2007-SUNARP-TR-T
7. Conclusiones

1. Introducción El mencionado precedente registral fue adop-

El Tribunal Registral de la SUNARP, a través
de la Resolución del Presidente del Tribunal
Registral N.º 240-2013-SUNARP/PT de fecha
10.9.2013, resolvió publicar como preceden-
te de observancia obligatoria (aprobado en el
CIX Pleno del Tribunal Registral) lo siguiente:
“Extinción de inscripción por renuncia al dere-
cho de propiedad.
Es inscribible la cancelación de la inscripción del
derecho de propiedad sobre todo el predio y su
consiguiente desinmatriculación por renuncia de
su titular, siempre que ello no afecte el derecho
de terceros”.
* Miembro honorario del Taller Ulises Montoya
Manfredi. Egresado de la Maestría en Derecho Civil
y Comercial de la UNMSM.
tado en las Resoluciones N.º 096-2007-SU-
NARP-TR-T de fecha 02/05/2007 y N.º
329-2013-SUNARP-TR-A de fecha 18.7.2013.
Los precedentes de observancia obligatoria
aprobados por el Pleno Registral establecen
los criterios interpretativos de las normas
legales a seguirse de manera obligatoria por
las instancias registrales, en el ámbito nacio-
nal; mientras no sean modificados o dejados
sin efecto por otro precedente, por mandato
judicial firme o por norma posterior. Estos
precedentes facilitan la calificación registral
y uniformizan los criterios muchas veces
discrepantes de los operadores registrales. Su
finalidad es garantizar la predictibilidad de los
pronunciamientos de las instancias registrales
(seguridad jurídica) como resultado de la

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calificación de los títulos que son sometidos
a su conocimiento1.
Los precedentes registrales no son criterios
interpretativos vinculantes para resolver los
conflictos conocidos por el Poder Judicial o
para la celebración de los actos jurídicos de
los privados u órganos públicos; sin embargo,
estos se deben tomar en cuenta con el fin
de orientar la realización de nuestros actos
jurídicos para poder acceder sin problemas a
su inscripción en el registro correspondiente.
En el precedente bajo comentario, el Tribunal
Registral de la SUNARP ha reconocido la po-
sibilidad de inscribir en el registro el acto de
renuncia del derecho de propiedad inscrito
sobre un predio, lo que genera la cancela-
ción de la inscripción del derecho objeto de
renuncia y la desinmatriculación, de ser el
caso, siempre que ello no afecte el derecho
de terceros.
El reconocimiento de inscribir un acto indirec-
tamente reconoce la posibilidad de celebrar
dicho acto con validez y eficacia jurídicas, por
lo que cabe preguntarse, entonces, si nuestro
ordenamiento jurídico nos permite renunciar
al derecho de propiedad y qué consecuencias
jurídicas apareja esta renuncia.
2. El derecho de propiedad
El derecho de propiedad es definido como
el poder jurídico que permite a una persona
usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien.
Para unos, es el derecho real por excelencia;
para otros, es el máximo grado de poder
reconocido sobre un bien a favor de su titular.
Es claramente distinguible el derecho de pro-
piedad (poder pleno) de los demás derechos
reales (poderes limitados)2.
El entendimiento y ejercicio de la propiedad,
por parte del hombre, es tan antiguo como el
hombre mismo. Pero el derecho de propiedad
1 Sunarp, Compendio de precedentes de observancia
obligatoria, Lima, vol. I, 2008, p. 1.
2 GONZÁLEZ BARRÓN, Gunther, Curso de Derechos
reales, Juristas Editores, Lima, 2003, p. 78.
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Doctrina práctica
RESUMEN
El autor refiere que el derecho de renuncia de
propiedad es un acto de disposición extintiva
de la propiedad, que no está prohibido por
nuestro ordenamiento jurídico, sin embargo,
su ejercicio importa respetar los límites que
impone la ley. La renuncia sobre bienes
inmuebles debe ser regulada expresamente,
pues su libre ejercicio puede conllevar a
escenarios gravosos, tanto para el titular del
derecho renunciado como para terceros.
CONTEXTO NORMATIVO
• Constitución Política del Perú: Artículo 2
(incisos 8 y 16) y 70
• Código Civil: Artículos 881, 923 y 968
PALABRAS CLAVE
Derecho de propiedad / Renuncia de la pro-
piedad / Libre disposición de derechos patri-
moniales.
nace con la sociedad y la ley3. Históricamente,
el concepto que ha predominado es el de pro-
piedad privada. Este concepto se generaliza
con el auge del liberalismo, a fines del siglo
XVIII y comienzos del XX. En la Francia Revolu-
cionaria, los cuatro miembros de la Comisión
nombrada por Bonaparte para elaborar el
Proyecto de Código Civil (Tronchet, Portalis,
3 “La propiedad es tan antigua como el hombre social:
la cuestión de la propiedad es tan antigua como la
asociación política (…) la idea de la propiedad, que
parece tan individual, es cabalmente la idea que más
implica, que más directamente lleva consigo la vida
de relación y la idea de sociabilidad. El hombre solo
no tendría propiedad. O se creería dueño de todo, o
no sería dueño de nada (…). Para que haya recono-
cimiento de un derecho, es menester la SOCIEDAD.
La propiedad, como fuerza o como facultad, puede
comprenderse entre las necesidades individuales; pero
la propiedad, como derecho, no puede existir en la
naturaleza individual. Por eso, Señores, la propiedad
ha nacido con la sociedad, y ha nacido con la ley”
(PASTOR DIAZ, Nicomedes, Obras de Don Nicomedes-
Pastor Díaz, de la real academia española, t. IV, Imprenta
de Manuel Tello, Madrid, 1867, pp. 152-153).
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 Actualidad
Civil Derecho reales
Bigot de Préameneu y Jacques de Maleville)
en su discurso preliminar dijeron:
“(…). El hombre nace con necesidades; se hace
necesario que él pueda alimentarse y vestirse: el
tiene por tanto derecho a cosas necesarias para su
subsistencia y para su entretenimiento. Aquí está
el origen del derecho de propiedad. Nadie habría
plantado sembrado ni construido, si los dominios
no hubiesen sido separados, y si cada individuo no
hubiese estado asegurado de poseer pacíficamente
su dominio. El derecho de propiedad en sí es una
institución directa de la naturaleza, y la manera
como se ejerce es algo accesorio, un desarrollo,
una consecuencia del derecho mismo”4.
Desde entonces, el concepto del derecho de
propiedad ha ido desarrollándose, tomando
nuevas dimensiones. Ya no responde solamen-
te a las necesidades individuales, sino también
a las necesidades sociales. El ordenamiento
jurídico peruano no ha sido ajeno a estas nue-
vas dimensiones del derecho de propiedad;
por ello, se afirma que este derecho tiene dos
perspectivas: iusprivatista y constitucional.
2.1. Perspectiva iusprivatista
Desde esta perspectiva, el derecho de pro-
piedad es concebido como el poder jurídico
que permite a una persona usar, disfrutar,
disponer y reivindicar un bien (art. 923 del
Código civil). Así, el propietario puede servirse
directamente del bien, percibir sus frutos y
productos, y darle destino o condición conve-
niente a sus intereses morales o patrimoniales.
Esta perspectiva iusprivatista no solo está
reconocida a nivel legal, sino también en el
constitucional. El derecho de propiedad es un
derecho fundamental prevista en el artículo
2°, incisos 8 y 16 de la Constitución. Este
reconocimiento no solo es discursivo, sino
que su defensa y promoción se constituyen en
una garantía institucional para el propietario.
Sin embargo, “así entendido el derecho
fundamental a la propiedad, parece atribuir
a su titular un poder absoluto, lo cual no se
4 Cita de OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FRE-
YRE, Mario, Tratado de las obligaciones, Fondo Editorial
de la Pontificia Universidad Católica, Lima, 2001, vol.
XVI –Primera Parte, t. I, pp. 350 y ss.
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condice con los postulados esenciales de los
derechos fundamentales que reconoce un
Estado social y democrático de Derecho como
el nuestro”5.
2.2. Perspectiva constitucional
Bajo esta perspectiva, el derecho de propie-
dad, como todo derecho fundamental, tiene
un doble carácter6: el subjetivo o individual
y de institución objetiva valorativa, portadora
de valores y funciones.
El derecho a la propiedad debe ser interpre-
tado no solo a partir del artículo 2°, incisos
8 y 16; sino también a la luz del artículo 70°
de la Constitución el cual establece que este
se ejerce en armonía con el bien común y
dentro de los límites de ley. “Dado su doble
carácter, el derecho fundamental a la propie-
dad no es un derecho absoluto, sino que tiene
limitaciones que se traducen en obligaciones y
deberes a cargo del propietario, las cuales se
encuentran previstas legalmente. Ello obliga,
por un lado, a que el Estado regule su goce
y ejercicio a través del establecimiento de
límites fijados por ley; y, por otro, impone al
titular del derecho el deber de armonizar su
ejercicio con el interés colectivo. La función
social es, pues, consustancial al derecho de
propiedad y su goce no puede ser realizado
al margen del bien común, el cual constituye,
en nuestro ordenamiento constitucional, un
principio y un valor constitucional”7.
5 STC N.º 30-2004-AI/TC, del 2.12.2005, fund. 11.
6 “Los derechos fundamentales cuentan con un doble
ámbito de significación, uno subjetivo que reconoce
y garantiza al individuo un estatus jurídico o la
libertad, y por tanto se exige un ámbito de libertad
en el cual se pueda realizar las prerrogativas que el
derecho signifique; y otro objetivo que considera que
los derechos fundamentales son elementos esenciales
del ordenamiento objetivo de la comunidad política,
es decir, se requiere un ámbito de actuación positiva
del poder público, por la que el Estado se obliga a
políticas serias de promoción de los derechos fun-
damentales” (CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Principales
consecuencias de la aplicación del principio de la doble
dimensión de los derechos fundamentales, en Anuario
da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña,
La Coruña, núm. 7, 2003, pp. 184-188).
7 STC N.º 30-2004-AI/TC, del 2.12.2005, fund. 11.
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La segunda parte del art. 923 del Código Civil
establece que la propiedad “debe ejercerse en
armonía con el interés social y dentro de los
límites de la ley”, expresión que responde al
carácter objetivo del derecho a la propiedad.
JURISPRUDENCIA RELEVANTE
“Dado su doble carácter, el dere-
cho fundamental a la propiedad no
es un derecho absoluto, sino que
tiene limitaciones que se traducen
en obligaciones y deberes a cargo
del propietario, las cuales se en-
cuentran previstas legalmente. Ello
obliga, por un lado, a que el Estado
regule su goce y ejercicio a través
del establecimiento de límites fi-
jados por ley; y, por otro, impone
al titular del derecho el deber de
armonizar su ejercicio con el inte-
rés colectivo. La función social es,
pues, consustancial al derecho de
propiedad y su goce no puede ser
realizado al margen del bien co-
mún, el cual constituye, en nuestro
ordenamiento constitucional, un
principio y un valor constitucional”
(Fundamento 11 de la STC Nº 30-
2004-AI/TC )
3. Amplitud de la facultad de dispo-
sición del bien
El ordenamiento jurídico peruano se inscribe
en el sistema numerus clausus de los derechos
reales, es decir, se determina cuáles derechos
son reales. Así, el art. 881 del Código civil no
permite que los particulares constituyan más
derechos reales que aquellos establecidos
por ley.
La tipicidad de los derechos reales no menos-
caba la libertad de los privados en el modo
o forma de ejercer las facultades que otorga
cada derecho real al titular del derecho; pues
“nadie está obligado a hacer lo que la ley no
manda, ni impedido de hacer lo que ella no
Volumen 3 | Setiembre 2014
Doctrina práctica
prohíbe” (inc. 24.a del art. 2 de la Constitu-
ción), libertad de acción sujeta a los límites
que la ley establece8.
En el caso del derecho de propiedad, hemos
mencionado que su titular goza del máximo
grado de poder reconocido sobre un bien,
es decir, de usar, disfrutar y disponer de él.
Castán Tobeñas afirma que “es imposible
fijar con exactitud las facultades que tiene el
señorío del propietario y los límites que le
afectan”9. Aunque la citada afirmación pare-
ce exagerada, sí creemos que lo difícil no es
determinar las facultades, sino los modos de
ejercer dichas facultades.
El “ius abutendi” o disposición del bien es una
de las facultades más amplias del propietario
sobre el bien. Esta consiste tanto en la dis-
posición jurídica del bien, enajenándolo a
título oneroso (venta, mutuo, etc.) o gratuito
(donación, anticipo de herencia, legado,
etc.) o constituyendo derechos a favor de
otro (arriendo, hipoteca, garantía mobiliaria,
etc.); como en la disposición material del bien
(sembrar, edificar, consumir, perder, demoler,
destruir el bien, etc.).
Doctrinariamente, se afirma que los actos de
disposición engloban los actos de transmisión,
renuncia abdicativa o traslativa y constitución
de derechos reales limitados o gravámenes
del bien10. Normativamente, no existe una
lista de los modos de ejercer la facultad de
disposición. Resulta lógico que no exista tal
lista dada la amplitud de modos y formas de
disposición de la propiedad. Sea disposición
jurídica o material del bien, todos estos actos
8 Este principio de libertad alguna vez estuvo conteni-
da en un cuerpo normativo de Derecho civil, como
principio rector de las leyes en general. El art. II del
Código civil peruano de 1852 prescribía: “A nadie
puede impedirse la acción que no está prohibida por
la ley”.
9 CASTÁN TOBEÑAS, J, “La propiedad y sus problemas
actuales”, en Revista de Legislación y Jurisprudencia,
Madrid, núm. 3, julio-agosto, 1962, p. 92.
10 GÓMEZ GÁLLIGO, Francisco Javier, Las prohibiciones
de disponer en el derecho español, p. 28, citado por
González Barrón, Gunther, Curso de Derechos reales,
Juristas Editores, Lima, 2003, p. 429.
Actualidad Civil 141
 Actualidad
Civil Derecho reales
están dirigidos a modificar o limitar todas o
de algunas de las facultades de la propiedad,
o a extinguirla.
4. La renuncia de la propiedad como
acto de disposición extintiva no
previsto en la Ley
Los actos de disposición absoluta del bien
son causa de la extinción del derecho de
propiedad; sin embargo, dichos actos no
agotan las causales de extinción. El art. 968
del Código Civil enuncia que la propiedad se
extingue por:
i) Adquisición del bien por otra persona;
ii) Destrucción o pérdida total o consumo
de bien;
iii) Expropiación; y,
iv) Abandono del bien durante 20 años, en
cuyo caso pasa el predio al dominio del
Estado.
El hecho de que los modos de disposición de
la propiedad no estén determinados explica
por qué la lista de los modos de extinción
de la propiedad (que contiene supuestos de
disposición absoluta de todas las facultades de
la propiedad por parte de su titular) no debe
ser considerada cerrada (numerus clausus).
En efecto, la aludida lista es enunciativa; lo
contrario, resultaría restrictivo y no acorde
con la realidad.
Los casos de disposición absoluta de todas
las facultades de la propiedad por parte del
titular (o actos de disposición extintiva de la
propiedad por voluntad de su titular) regu-
lados en este artículo son la enajenación del
bien; la pérdida, consumo y destrucción total
(voluntario) del bien y el abandono del bien
por 20 años.
Frente a los mencionados supuestos, surge
la renuncia de la propiedad como un acto
de disposición extintiva de la propiedad por
voluntad de su titular no previsto en la Ley.
Para González Barrón, la renuncia de la pro-
piedad es un negocio de estructura unilateral
que no requiere la aceptación de nadie (no
142 Instituto Pacífico
recepticio) cuyo principal efecto es la extinción
del derecho de propiedad11. Reconoce dos
modalidades:
a) La renuncia abdicativa, cuyo efecto es la
extinción de la propiedad sobre un bien
que pasa a ser res nullius, salvo disposición
legal distinta. Este acto puede ser expreso
(declaración de voluntad) o tácito (acción
de abandono del bien con intención de
despojarse de él). Como ejemplo, cita los
casos en que se abandonan objetos en la
calle o en los basureros.
b) La renuncia traslativa, que conlleva a la
atribución del derecho a favor de un
tercero, sin que sea necesario su acep-
tación, pues normalmente se trata de
una consecuencia jurídica ex lege. Como
ejemplo, cita el art. 600 del Código de
Comercio. Para este autor, el caso citado
en el precedente del Tribunal Registral se
subsume en este modo de renuncia, afir-
mando que “en los inmuebles no existe
el acto de renuncia abdicativa”, pues los
inmuebles sin titular pasan automática-
mente al Estado en virtud del art. 66 de
la Constitución.
IMPORTANTE
La renuncia de un derecho real
como la propiedad es expresión
del principio de libertad, que a su
vez sustenta la autonomía privada
y la libre disposición de los dere-
chos patrimoniales.
La renuncia de un derecho real como la
propiedad es expresión del principio de
libertad, que a su vez sustenta la autonomía
privada y la libre disposición de los derechos
patrimoniales, principios rectores del Derecho
civil; sin olvidar que todo acto, en este caso
de renuncia, debe observar los límites que
11 GONZÁLEZ BARRÓN, Gunther, Sobre la renuncia de la
propiedad. Versión online: <http://goo.gl/b3JAkt>
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la ley determina y no perjudicar el interés o
derecho de terceros.
Cabe recordar lo que prescribía el art. VII
del Título Preliminar de nuestro Código civil
de 1852:
“Ningún pacto exime de la observancia de la ley;
sin embargo es permitido renunciar los derechos
que ella concede, siempre que sean meramente
privados, y que no interesen al orden público ni a
las buenas costumbres”.
En la misma línea, el art. 19 del Código civil
argentino establece:
“La renuncia general de las leyes no produce efecto
alguno; pero podrán renunciarse los derechos con-
feridos por ellas, con tal que sólo miren al interés
individual y que no esté prohibida su renuncia”.
En igual sentido, el art. 6.2 del Código civil
español expresa:
“La exclusión voluntaria de la ley aplicable y la
renuncia a los derechos en ella reconocidos sólo
serán válidas cuando no contraríen el interés o el
orden público ni perjudiquen a terceros”.
La renuncia del derecho de propiedad no está
prohibida por nuestro ordenamiento jurídico,
simplemente no está regulada, lo que en
principio no impide su ejercicio, que respon-
de a uno de los tantos modos de disposición
extintiva de la propiedad. Por demás, negar o
prohibir su existencia implicaría ir en contra de
la cotidianeidad de nuestro actos, dado que
constantemente renunciamos a la propiedad
sobre nuestro bienes, lo que se evidencia
con el ya aludido ejemplo de tirar nuestros
desperdicios en los botaderos o abandonar
objetos en la calle.
5. Límites en torno a la renuncia de
la propiedad
No parece haber ningún inconveniente en
aceptar la renuncia de la propiedad de bie-
nes muebles y la consecuencia de que dichos
bienes pasan a ser res nullius; pues como se
señaló líneas atrás, en nuestra vida diaria,
renunciamos voluntariamente a una serie de
bienes (desperdicios, objetos antiguos o ma-
Volumen 3 | Setiembre 2014
Doctrina práctica
logrados, etc.), lo que convalida la posición
doctrinaria de la renuncia de la propiedad y
confirma la observación de que nuestro Códi-
go Civil no regula todos los casos de extinción
de la propiedad.
Pero dependiendo de la calidad de los bienes
muebles renunciados, existirá un mayor o
menor control estatal del acto de disposición,
garantizando el interés común, el orden
público y el no perjuicio a terceros. Por
ejemplo, la Ley N.º 27314 regula la gestión
y manejo de los residuos sólidos, sanitaria y
ambientalmente adecuada, con sujeción a los
principios de minimización, prevención de
riesgos ambientales y protección de la salud
y el bienestar de la persona humana. El art.
23 de esta Ley prevé la responsabilidad del
generador o manipulador del residuo sólido
peligroso frente al daño a terceros, si obró con
dolo o negligencia, hasta por 20 años después
del acto de disposición.
Se dificulta la aceptación de la renuncia de
la propiedad cuando se trata de bienes in-
muebles (o incluso de bienes muebles con
acceso al registro). Seguramente, muchos
nos preguntamos ¿quién voluntariamente
renunciaría a su inmueble?
Por otro lado, hay que recordar que la
propiedad, y en especial la propiedad in-
mueble, cumple un rol económico y social
relevante en la sociedad, por lo que antes de
consentir expresamente el ejercicio de esta
institución de la renuncia de propiedad sobre
inmuebles, se debe prever sus efectos y con-
secuencias, pues no es difícil anticipar que su
aplicación –que conforme con el precedente
registral genera la cancelación de la inscrip-
ción del derecho de propiedad e incluso la
desinmatriculacion–, podría perjudicar a
terceros con interés, inscritos y/o no inscritos,
en la propiedad inmueble (acreedores del
titular renunciante, herederos del titular, per-
judicados con algún daño ocasionado por el
no mantenimiento del inmueble, acreedores
tributarios, etc.) o incluso al mismo titular del
inmueble (a través de una falsa declaración
unilateral de renuncia).
Actualidad Civil 143
 Actualidad
Civil Derecho reales
Estos potenciales escenarios gravosos, suma-
dos a la incapacidad de las notarías o del Re-
gistro Público para prevenir dichos perjuicios,
así como el vacío legal existente para deter-
minar claramente si después de la renuncia,
el inmueble se convierte en res nullius o pasa
a propiedad del Estado (pues recurrir al art.
66 de la Constitución, norma referida a los
recursos naturales, es evidentemente forzada)
no hacen más que convencernos de que su
ejercicio debe ser expresamente regulado por
nuestro ordenamiento jurídico, que deberá
prever sus consecuencias y en qué casos afecta
o no a terceros. Mientras ello no se regule, es
preferible no admitir su ejercicio.
6. Nuestra posición con respecto al
precedente registral bajo análisis
Los casos concretos que producen la expedi-
ción del precedente registral bajo análisis son
los siguientes:
6.1. El caso de la Resolución N.º 096-
2007- SUNARP-TR-T
Este caso se resume en la necesidad de una
entidad bancaria en cancelar una de las partidas
registrales de un inmueble (la más antigua),
pues este tenía duplicidad de partidas. Ante la
denegación de la cancelación de la partida más
antigua, ya que el procedimiento del cierre de
partidas solo admite la cancelación de la partida
más reciente; la entidad solicita el cierre de la
partida duplicada más antigua por renuncia
de propiedad, la que finalmente fue aceptada.
Este caso no justificaba la aplicación de la doc-
trina de la renuncia de la propiedad, bastaba
con ampliar los supuestos para el procedimien-
to de cierre de partidas. Asimismo, tampoco
se justifica que este caso sea sustento de un
precedente registral de observancia obligatoria.
6.2. El caso de la Resolución N.º 096-
2007- SUNARP-TR-T
En este caso, una sucesión intestada preten-
de la cancelación de la partida matriz de un
inmueble, del cual una parte fue independi-
zada y generó otra partida que es propiedad
de terceros. La renuncia es respecto del área
144 Instituto Pacífico
sobrante que no se independizó. Para el Tri-
bunal Registral de la Sunarp, la cancelación
de la partida matriz no afecta a la partida
independizada porque se generó antes que
los renunciantes adquirieran la propiedad de
inmueble matriz.
En nuestra opinión, es posible que esta renun-
cia y consecuente cancelación de la partida
matriz sí haya afectado derechos de terceros,
como el derecho hereditario de sus descen-
dientes. En todo caso, esta posibilidad no fue
tomada en cuenta por el Tribunal Registral.
7. Conclusiones
a) En virtud de la autonomía privada y la
libre disposición de los derechos patrimo-
niales, sí es posible que un propietario
renuncie a la propiedad de un bien mue-
ble o inmueble, generando la extinción
de la propiedad, con la salvedad de que
esta renuncia no contraríe el interés o el
orden público ni perjudique a terceros.
b) La renuncia de la propiedad sobre inmue-
bles (o muebles con acceso al registro) trae
consigo una serie de potenciales escenarios
gravosos (perjuicio a terceros y al propio
titular del derecho). Esto, sumado a la
incapacidad de las autoridades correspon-
dientes para prevenir dichos escenarios
gravosos, y el vacío legal existente para
determinar si el inmueble se convierte
en un bien libre o pasa a ser propiedad
del Estado, son motivos suficientes para
recomendar su inaplicabilidad en tanto no
sea regulado expresamente, pues su libre
ejercicio podría perjudicar la seguridad y
el tráfico jurídicos.
c) Siendo previsiblemente pocos los casos en
los cuales una renuncia de la propiedad
sobre bien inmueble no afecte a terce-
ros, no se justifica la expedición de un
precedente de observancia obligatoria
por parte del Tribunal de la Sunarp. La
posición de los Registradores Públicos,
revocada por el Tribunal, de no aceptar
la inscripción del acto de renuncia de
propiedad de bienes inmuebles ha sido
prudente.
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