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SUELOS RESIDUALES TROPICALES

Hombre Nuevo Editores


Medellín
Geological Society Professional Handbooks

Manuales Profesionales de la Sociedad Geológica.

Editor de la Serie M. EDDLESTON


Geological Society Professional Handbooks

Manuales Profesionales de la Sociedad Geológica.

SUELOS RESIDUALES TROPICALES

A geological society Engineering Group


Working Party Revised Report

Informe revisado del Grupo de Trabajo


de la Sección de Ingeniería de la Sociedad Geológica.

Editado por Peter G. Fookes

Traducción, notas y glosario de términos por F. Hoyos Patiño

1997
Publicado por
The Geological Society
London
LA SOCIEDAD GEOLÓGICA

La Sociedad Geológica fue fundada en 1807 como Geological Society of London


y recibió su carta real en 1825 con el objeto de “investigar la estructura mineral
de la Tierra”. Esta es la sociedad geológica más antigua del mundo y la
agremiación nacional británica de geólogos con una afiliación aproximada de
ocho mil miembros, mil de los cuales aproximadamente residen en el exterior. La
Sociedad es responsable de todos los aspectos de las ciencias geológicas
incluyendo las cuestiones profesionales. La Sociedad tiene su propia casa
editorial que publica las revistas internacionales de la sociedad, libros y mapas, y
actúa como el distribuidor europeo de las publicaciones de la Asociación
Americana de Geólogos del Petróleo y de la Sociedad Geológica de América.

La afiliación está abierta para quienes han recibido un grado con honores en
geología o una disciplina relacionada y que tengan al menos dos años de
experiencia relevante después de graduarlos o para quienes tienen más de seis
años de experiencia relevante en geología o en una disciplina relacionada. Un
miembro que tenga más de cinco años de experiencia en la práctica de la
geología después de su grado puede solicitar la validación y, pueden utilizar la
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Bath BA1 3 JN
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(Ordenes Teléfono 01225 445046
Fax 01225 442836)

Primera edición 1997

Los editores no garantizan expresa o implícitamente la exactitud de la informa-


ción contenida en este libro y no aceptan responsabilidad legal alguna por errores
u omisiones que haya en él.
 The Geological Society, 1997. Todos los derechos reservados. Prohibida la
reproducción, copia o transmisión de esta publicación sin un permiso escrito.
Ningún parágrafo de esta publicación puede ser reproducido, copiado o
transmitido salvo bajo las estipulaciónes de la Copyright Licensing Agency, 90
Totthenham Copurt Road, London WIP 9HE. El código y la tarifa de esta
publicación para los usuarios registrados en el Copyright Clearance Center, 27
Congress Street, Salem, MA 01970, USA es 1-897799 – 1/97/$10.00.

ISBN 1-897799-38-1
TABLA DE CONTENIDO

1. Introducción
1.1. El Grupo de Trabajo
1.2. Suelos residuales tropicales
1.3. Estructura del contenido del informe
1.4. Esta edición

2. Orígenes y distribución de los suelos residuales tropicales


2.1. Meteorización tropical
2.2. Corazas
2.3. Saprolito
2.4. Factores pedogenéticos y características de los tipos de suelos residuales
2.4.1. Fase 1: Suelos fersialíticos
2.4.2. Fase 2: Suelos ferruginosos
2.4.3. Fase 3: Suelos ferralíticos
2.5. Factores que influyen en el espesor de los mantos de suelos residuales
2.5.1. Localización del sitio
2.5.2. Desarrollo geológico del sitio
2.5.3. Entorno geomorfológico del sitio
2.5.4. Historia de la meteorización y erosión en el sitio
2.5.5. Resumen
2.6. Rasgos del perfil de interés en ingeniería
2.6.1. Cubiertas de corazas duras
2.6.2. Horizontes de arcilla residual con saprolitos
2.6.3. Transición de saprolito a roca fresca
2.6.4. Espesor total de meteorización
2.6.5. Suelos transportados
2.7. Variabilidad lateral de los suelos residuales tropicales
2.7.1. Patrones regionales de meteorización
2.7.2. Patones locales de meteorización
2.7.3. Variaciones de perfiles
2.7.4. Resumen
3. Clasificación del suelo
3.1. Objetivo
3.2. Antecedentes
3.3. Clasificación genética
3.3.1. Definiciones
3.4. Clasificación para ingeniería
3.4.1. El proceso de meteorización tropical
3.4.2. Reconocimiento de características geotécnicas
4. Descripción e identificación de campo
4.1. Introducción
4.2. Características generales del sitio
4.2.1. Localización
4.2.2. Geomorfología
4.2.3. Geología
4.2.4. Clima actual
4.2.5. Topografía e hidrología
4.2.6. Vegetación
4.2.7. Interacción de geoforma, geología y clima
4.3. Características de los materiales del suelo
4.3.1. Generalidades
4.3.2. Humedad
4.3.3. Color
4.3.4. Resistencia
4.3.5. Estructura
4.3.6. Textura
4.3.7. Densidad aparente
4.3.8. Comportamiento
4.3.9. Mineralogía
4.4. Características de la masa del suelo
4.4.1. Generalidades
4.4.2. Composición
4.4.3. Estructura geológica
4.4.4. Comportamiento
4.4.5. Nomenclatura
4.5. Recolección de datos
4.5.1. Procedimiento
4.5.2. Estudios de oficina
4.5.3. Actividades de campo
5. Muestreo y ensayos de los suelos tropicales residuales
5.1. Introducción
5.2. Ensayos para la clasificación de suelos
5.2.1. Preparación de muestras alteradas
5.2.2. Contenido de humedad
5.2.3. Ensayos de plasticidad
5.2.4. Ensayo de contracción
5.2.5. Granulometría
5.2.6. Densidad de partículas
5.2.7. Estimación de la resistencia de los agregados
5.2.8. Densidad in situ
5.2.9. Clasificación por relación de vacíos
5.2.10. Succión en el suelo
5.3. Ensayos relacionados con la compactación
5.3.1. Preparación de la muestra
5.3.2. Compactación
5.3.3. Relación de soporte de California (CBR)
5.3.4. Valor de la condición de humedad
5.4. Resistencia y sensibilidad
5.4.1. Características de los suelos residuales tropicales
5.4.2. Calidad de las muestras
5.4.3. Medida del esfuerzo total y sensibilidad
5.4.4. Medida del esfuerzo efectivo en suelos parcialmente saturados
5.4.5. Cementación entre partículas
5.4.6. Relación de vacíos y estructura granular
5.4.7. Esfuerzo residual
5.4.8. Correlación con las propiedades índice
5.5. Arcillas expansivas
5.6. Suelos colapsables
5.7. Suelos dispersables y erosionables
5.7.1. Suelos dispersables
5.7.2. Suelos erosionables
5.8. Ensayos químicos
5.8.1. Ensayos de rutina
5.8.2. Espectroscopia de fluorescencia de rayos X (XRF)
5.8.3. Capacidad de intercambio catiónico (CIC)
5.9. Mineralogía del suelo y microestructura
5.9.1. Uso de microscopio óptico
5.9.2. Microscopía de barrido electrónico (SEM)
5.9.3. Difracción de rayos X (XRD)
5.9.4. Análisis térmico
5.9.5. Espectroscopia infrarroja
5.10. Perforación y muestreo
5.10.1. Introducción
5.10.2. Perforación
5.10.3. Muestreo
5.10.4. Muestreo para la determinación de la densidad, humedad y
granulometría
5.10.5. Muestreo para la determinación en el laboratorio de la resistencia
y rigidez
5.10.6. Muestras de bloque
5.10.7. Protección de muestras laboradas a mano
5.11. Ensayos in situ
5.11.1. Introducción
5.11.2. Penetrómetros
5.11.3. Ensayos de placa
5.11.4. Ensayos con presiómetro
5.11.5. Ensayos de permeabilidad
6. Guías para la determinación de las características y propiedades geotécnicas
6.1. Generalidades
6.2. Suelos residuales in situ
6.2.1. Mineralogía
6.2.2. Resistencia y fracturamiento de los granos
6.2.3. Estructura y cementación entre partículas
6.2.4. Relación de vacíos
6.2.5. Propiedades hidráulicas y permeabilidad
6.2.6. Determinación de las propiedades geotécnicas in situ
6.3. Saturación parcial
6.3.1. Influencia dela saturación parcial en los esfuerzos efectivos
6.3.2. Expansión
6.4. Llenos con suelos residuales
6.4.1. Resistencia en condición drenada y compresibilidad
6.4.2. Permeabilidad y propiedades hidráulicas del suelo compactado
6.4.3. Densidad del suelo compactado y contenido de humedad
6.4.4. Baja resistencia en condición no drenada y problemas en llenos
de suelos residuales con altas relaciones de vacíos
6.4.5. Discontinuidades en llenos
6.4.6. Recementación de llenos
6.5. Dificultades prácticas al trabajar con suelos residuales
6.6. Suelos residuales en pavimentos
6.7. Corazas como fuentes de agregados

Apéndice. Descripción de campo y aplicaciones prácticas

Glosario

Agradecimientos

Miembros del Grupo de Trabajo

Referencias

Indice analítico
1. Introducción

1.1. El Grupo de Trabajo

El Grupo de Trabajo fue convocado originalmente al final de 1985 por la


Sección de Ingeniería de la Sociedad Geológica. El Tesorero del Grupo de
Trabajo y Presidente de la Sección de Ingeniería fue el Dr- Roy Taylor de la
Universidad de Durham, quien lamentablemente murió en el otoño de 1967
cuando el Grupo de Trabajo estaba preparando la discusión pública de su primer
borrador. Esta tuvo lugar en la Sociedad Geológica en Londres el 8 de marzo de
1988. El Dr. Taylor fue reemplazado en el Comité por Mr. John Charman y,
gracias a su duro trabajo, continuaron sin interrupción las tareas técnicas y
financieras. La Sociedad tiene una deuda de gratitud con ambos miembros. La
primera edición del Informe fue publicada en 1990 en el Quarterly Journal of
Engineering Geology. Esta edición revisada fue publicada en 1997.
Los suelos residuales tropicales difieren de los suelos transportados en
que son formados principalmente por procesos glaciales, aluviales, litorales o
eólicos. los suelos residuales forman probablemente el mayor grupo de interés
para el ingeniero en los trópicos. Al ser formados in situ, estos suelos tienen
características particulares que los distinguen de los materiales depositados en un
medio fluido como el aire o el agua.
La literatura pedológica, geológica, geográfica y geotécnica sobre suelos
residuales tropicales es abundante. Sin embargo, existe una considerable
confusión en la literatura geotécnica sobre la definición, formación y propiedades
de los suelos residuales desde el punto de vista geotécnico. Es razonable concluir
que actualmente hay una brecha considerable entre el conocimiento científico y
técnico. Muchos ingenieros llaman erróneamente lateritas a todos los suelos
residuales tropicales cuya descripción original científica lo limita a un grupo
relativamente pequeño de suelos rojos que se endurecen irreversiblemente al ser
expuestos al aire (Buchanan 1807). Este Informe evita el uso de laterita excepto
en el sentido original de Buchanan.
El objetivo de la Sección de Ingeniería de la Sociedad Geológica fue
establecer una guía razonablemente completa para la clasificación de suelos
residuales tropicales. Los miembros del Grupo de Trabajo fueron escogidos entre
personas reconocidas por haber estado interesados particularmente con los suelos
residuales tropicales como académicos, investigadores, constructores o
consultores e incluyó entre sus miembros a geólogos, geomorfólogos, pedólogos
e ingenieros civiles. Dos miembros recibieron la responsabilidad específica de
redactar cada uno de los capítulos y los demás miembros del Grupo de Trabajo
cooperaron con ellos de acuerdo con su experiencia particular. Varios expertos
ajenos al Grupo de Trabajo, con conocimientos específicos sobre el objeto de
cada capitulo en particular, participaron en las discusiones; la lista de estos
expertos se encuentra en los agradecimientos. El borrador completo del Informe
del Grupo de Trabajo fue enviado a varios especialistas con amplia experiencia
en busca de sus opiniones; sus nombres también aparecen en los
agradecimientos. Numerosas personas contribuyeron en diferentes maneras y la
reunión pública de 1988 produjo comentarios e ideas útiles. A estos
colaboradores y a otros que pueden haber sido omitidos inadvertidamente, les
damos gracias.
Este Informe es un esfuerzo de equipo y dada la profundidad, amplitud y
diversidad del tema puede no ser aprobado unánimemente. Sin embargo, se
espera que sea valioso, especialmente en el campo y en el laboratorio, para los
ingenieros que sólo tienen un conocimiento limitado o parcial de los suelos
tropicales. En particular, se espera que este Informe resuma los principios que se
encuentran detrás de la formación de los suelos tropicales residuales y que el
sistema de clasificación propuesta le permita a los ingenieros y a los geólogos
reconocer tales suelos en el campo. El sistema de clasificación también puede
indicar que los suelos residuales pueden contener ingredientes o estructuras que
conduzcan a resultados equívocos, o pueden contribuir a retardos costosos en la
construcción, y a comportamientos inadecuaos durante su vida útil.
El Comité de Ingeniería encargó al Grupo de Trabajo la tarea general de
proporcionar una guía práctica para los suelos residuales con una base científica
y apropiada para el uso geotécnico. Los detalles fueron dejados a juicio del
Grupo de trabajo pero fueron orientados para el uso de ingenieros civiles,
ingenieros geólogos y geomorfólogos, dedicados a trabajar en cimentaciones,
carreteras, túneles, presas y sistemas hidráulicos y otros proyectos de ingeniería
en suelos residuales. El Grupo de Trabajo limitó el alcance geográficos a los
suelos residuales desarrollados en ambientes climáticos tropicales y subtropicales
y excluyó los suelos residuales tropicales heredados, como los que se encuentran
el suroeste de Inglaterra, formados en climas tropicales y subtropicales que ya no
existen en el área. Se consideró también que debía ser definido el límite inferior
de los suelos residuales tropicales pero esto es más problemático y se discute en
la sección 1.2. También fueron excluidos específicamente los suelos tropicales
transportados aunque se reconoce su relevancia en la práctica geotécnica, pero
esto podría haber ampliado aún más el alcance de este Informe. Su inclusión
también habría necesitado la consideración de las propiedades de los suelos
transportados originadas en los mecanismos de transporte y depósito. Sin
embargo, se incluyen las corazas en la medida en que se han desarrollado in situ.

1.2. Suelos tropicales residuales

Los procesos de formación de los suelos residuales incluyen la


incorporación de humos (vegetación en descomposición), la meteorización física
y química, la lixiviación, el arrastre de materiales insolubles, la acumulación de
residuos insolubles, el movimiento vertical de partículas finas y la alteración por
la penetración de raíces, la excavación por animales, la caída libre y la
desecación. Su acción individual o conjunta da lugar a una sucesión de
horizontes más o menos diferenciados aproximadamente paralelos a la superficie
del terreno que puede ser disconforme con la estructura de la roca. La secuencia
de horizontes en cada sitio constituye el perfil del suelo.
Las capas de suelos cercanas a la superficie del terreno están fuertemente
influenciadas por el humus y los ciclos de humedecimiento y secado y otros
ciclos estacionales. Al aumentar la profundidad desparece el contenido de
materia orgánica y se reducen las fluctuaciones estacionales del contenido de
humedad. En profundidad, el movimiento del agua es más lento, y se hace más
difícil el transporte de las partículas finas y de los solutos a través del perfil del
suelo. Consecuentemente, la mineralogía y la granulometría, y en consecuencia,
las propiedades geotécnicas pueden cambiar con la profundidad aunque el perfil
completo se haya desarrollado a partir de una roca madre homogénea. Los
horizontes cerca de la superficie (ferralíticos), con minerales muy alterados
frecuentemente migran verticalmente a horizontes menos alterados (fersialiticos)
en los que los minerales originales de la roca se encuentran inalterados en gran
medidas, o parcialmente alterados, pero todavía como seudomorfos intactos. El
contenido de arcilla frecuentemente disminuye hacia abajo y los minerales con
capas 1:1 (caolinita) pueden cambiar a minerales 2:1 (esmectita) dando lugar a
características geotécnicas significativamente diferentes. El material encontrado
en profundidad en un perfil de suelo tropical puede parecer grus o eluvium,
encontrado en latitudes más altas sobre la roca meteorizada. Las segregaciones
ferruginosas se encuentran típicamente en la parte superior del perfil aunque
puede extenderse a profundidades mayores que diez metros.
Para efectos de este Informe, el límite inferior del perfil suelo/roca fue
objeto de intensa discusión. Esencialmente hay cuatro posibilidades reales, que
pueden ser visualizadas considerando la clasificación de meteorización en seis
categorías, presentada en la norma BS 5930 (1981), Tabla 10, que fue
desarrollada por los primeros tres Grupos de Trabajo: Registro de núcleos (1970),
Cartografía de Ingeniería Geológica (1972) y Macizos Rocosos (1977).
Las cuatro posibilidades consideradas fueron las siguientes (Veáse la
Tabla 1.1 y la Figura 1.1):
(1) El límite del grado de meteorización VI. Aunque esto es correcto, en
el interior del Grupo de Trabajo se pensó que era algo restrictivo para efectos
geotécnicos en la medida en que una gran parte del material descrito
normalmente como suelo se encuentra por debajo de este grado en el perfil de
meteorización.
(2) La base del grado de meteorización III, pero considerando sólo el
componente de suelo. Este concepto recibió considerable apoyo pero fue
rechazado porque se aparta del concepto de suelo residual en el espíritu de este
Informe. En los grados de meteorización II y III la masa rocosa llega a ser más
importante en el control del comportamiento geotécnico y el suelo mismo está
menos desarrollado como un componente dentro del perfil de meteorización.
(3) La base del grado de meteorización III pero considerando tanto el
suelo como la roca. Esta alternativa fue rechazada por razones similares a las del
literal 2, i.e. el volumen del suelo dentro del perfil es bajo en relación a la roca
que controla el comportamiento de la masa.
(4) La base del grado de meteorización IV. Ésta fue la definición
escogida para el límite inferior del suelo residual en este Informe. Corresponde al
término saprolito, i.e. el manto meteorizado, según el uso científico y geográfico
generalizado. Esta alternativa tiene la ventaja de incluir la mayor parte del suelo
en el perfil de meteorización de la Tabla 1.1, y en el perfil se encuentra
aproximadamente donde las propiedades de la masa y del material son todavía las
de un suelo. Por debajo de este limite, en el grado de meteorización III, las
características de la roca comienzan a dominar en la masa y en el material.

Tabla 1.1. Escala de grados de meteorización del macizo rocoso


Término Descripción Grado
Fresca Sin rasgos visibles de meteorización del material rocoso; puede I
haber una ligera decoloración en las superficies mayores de
discontinuidad.
Ligeramente La decoloración indica la meteorización del material rocoso y las II
meteorizada superficies de discontinuidad. Todo el material rocoso puede estar
decolorado por meteorización.
Moderadamente Menos de la mitad del material rocoso está descompuesto o III
meteorizada desintegrado como suelo. La roca fresca o decolorada está
presente como un entramado o como bloques aislados.
Muy meteorizada Más de la mitad del material rocoso está descompuesto o IV
desintegrado como suelo. La roca fresca o decolorada está
presente como un entramado o como bloques aislados.
Completamente Todo el material rocoso está descompuesto o desintegrado. La V
meteorizada estructura de la masa original se encuentra intacta.
Suelo residual Todo el material rocoso está convertido en suelo. La estructura de VI
la masa y del material han desaparecido, hay cambio de volumen,
pero el suelo no ha sido transportado significativamente.
Tomada de la Tabla 8 de Anónimo (1977)

Figura 1.1 Perfil de meteorización.


Debe enfatizarse que
Aunque los términos estructura, fábrica y textura son utilizados
frecuentemente en la literatura sobre suelos residuales tropicales, frecuentemente
son empleados con sentidos aparentemente contradictorias en la mecánica del
suelo, en la mecánica de las rocas y en geología. Para fines de este Informe
fueron adoptadas las siguientes definiciones:
Estructura: la fábrica, textura y patrones de descontinuidad del conjunto
del geomaterial como masa o unidad.
Fábrica: la distribución espacial de las partículas que componen el
geomaterial.
Textura: La morfología, tipo y tamaño de las partículas componentes del
geomaterial.
Discontinuidades: La naturaleza y distribución de las superficies que
separan elementos de fábrica, material o masa de geomaterial.
Adicionalmente, los elementos anteriores pueden ser descritos en
diferentes niveles de escala; de nuevo, para fines de este informe fueron
adoptadas las siguientes definiciones:
Nivel Micro: <0.5 mm. Generalmente pueden ser descritos solo con la
ayuda de microscopios petrográficos o electrónicos.
Nivel Meso: 0.5mm - 5 mm. Generalmente pude ser visto con la ayuda de
un microscopio de campo o un buen lente de mano.
Nivel Macro: 5 mm - 50 mm. Los patrones son visibles a simple vista.
Nivel Mega: >50 mm. Los patrones llegan a ser visibles en los mapas o
en imágenes de sensores remotos aunque los elementos individuales pueden ser
visibles en el campo.

1.3. Estructura del Informe. Contenido

El tema central del Informe es la clasificación y descripción de los suelos


residuales tropicales. El tratamiento completo de las características y
comportamientos geotécnicos no hacen parte del alcance de este Informe pero se
tratan con el fin de demostrar la relevancia y los objetivos de la clasificación.
En el Capítulo 2 se discute con cierto detalle los orígenes, los procesos de
meteorización y la distribución de los suelos residuales. En este capítulo se
pretende definir el escenario científico como el fundamento de los aspectos
geotécnicos prácticos y de campo que se encuentran a continuación. Los factores
pedogenéticos que influyen en las características de los suelos residuales,
incluyendo las corazas, se discuten de acuerdo con el sistema de Duchaufour
(1982) principalmente. También se presentan los factores que influyen en el
espesor del suelo residual incluyendo los aspectos regionales geológicos y
geomorfológicos, y la historia de meteorización y erosión.
El Capítulo 3 trata exclusivamente de la clasificación de los suelos
residuales tropicales. En este capítulo se presenta la Tabla del Grupo de Trabajo
que proporciona una guía general para predecir los grupos de suelo, y su
comportamiento geotécnico probable, que pueden encontrarse más
probablemente en cualquier combinación particular de material parental y
condiciones ambientales. Esto no significa que sea una tabla de clasificación
como tal. Ha habido muchos intentos de conciliar las características de los suelos
tropicales con las clasificaciones geotécnicas convencionales; ninguno de ellos
ha tenido éxito. En gran medida esto se ha debido a que muchas de las
propiedades especiales de los suelos se derivan de su origen residual, a diferencia
de los suelos de origen sedimentario con los que están más familiarizados los
ingenieros. La clasificación científica mejor desarrollada es la de los pedólogos;
en consecuencia, se ha adoptado una guía científica pedológica basada en muchas
fuentes, de la cual se ha derivado una guía geotécnica simple. Se espera que una
vez el ingeniero se familiarice con los términos utilizados pueda ser más
fácilmente accesible la amplia base de datos disponible en fuentes pedológicas y
geomorfológicas. Las divisiones básicas de la tabla son: corazas, vertisoles,
suelos ferruginosos, suelos ferralìticos y suelos fersialíticos.
En el Capítulo 4 se utilizan numerosas tablas para proporcionar un
esquema de descripciones de campo de los suelos residuales tropicales
compatible con los capítulos anteriores. La descripción de campo se considera en
tres categorías principales: características generales; características del material
del suelo y características de la masa de suelo, Adicionalmente se discute los
procedimientos de generación de información y delas actividades de campo,
incluyendo los ensayos in situ que pueden hacerse manualmente.
En el Capitulo 5 se describe las operaciones de muestreo y ensayos en
una forma convencional. Se ha hecho énfasis en los procedimientos y técnicas
que deben ser modificados de los métodos aceptados o estándar utilizados con los
suelos sedimentarios. Se incluye los ensayos químicos y mineralógicos,
conjuntamente con los ensayos in situ que requieren equipos especiales.
Si se ejecutan ensayos convencionales en algunos suelos residuales
puede ser difícil establecer las relaciones y correlaciones usuales; las relaciones
empíricas locales deben ser evaluadas a partir de la experiencia. En particular,
para muchos suelos residuales tropicales el secado, aún el secado parcial a
temperaturas moderadas, produce cambios en su comportamiento físico. En este
informe se propone un sistema de clasificación alternativo basado en la relación
de vacíos.
En el Capítulo 6 se encuentran algunas pautas sobre características y
comportamiento geotécnicos. Puede haber lugar a confusión cuando se utiliza los
conceptos y correlaciones derivados de la experiencia con suelos sedimentarios
para predecir el comportamiento de los suelos residuales tropicales durante la
construcción- En particular deben considerarse las siguientes propiedades e
implicaciones en el comportamiento geotécnico: la mineralogía, la estructura
variable del suelo y la presencia de elementos cementantes entre las partículas, la
variación en la relación de vacíos, la permeabilidad, las discontinuidades con
baja resistencia y la condición de saturación parcial que frecuentemente se
encuentra hasta profundidades considerables.

1.4. Esta edición


El Informe original fue publicado en su totalidad en 1990 en el
Engineering Quarterly Journal 23, 1, 1-101.
Esta edición ha sido sometida a revisiones menores o moderadas de cada
capítulo para incorporar los avances en el conocimiento científico y geotécnico
disponible desde la publicación original. Adicionalmente, ha sido aprovechada la
oportunidad para corregir errores y omisiones (particularmente algunas
referencias que fueron omitidas) y como resultado de experiencia obtenida desde
1990, para introducir cambios menores que hagan más práctica la publicación. El
Capítulo 2 se ha beneficiado especialmente de los avances científicos
(principalmente pedológicos), y el Capítulo 4 de los avances prácticos en trabajo
de campo en ingeniería geológica.
Todas las revisiones fueron hechas por los miembros originales del
Grupo de Trabajo involucrados en la residuales de los 6 capítulos con las
excepciones del profesor P. Vaughan quien fue reemplazado por el profesor J.
Atkinson y el Dr. M. R. Coop, los miembros que participaron en la revisión se
encuentran en la lista que sigue a los agradecimientos.
2. Origen y distribución de los suelos tropicales residuales

2.1. Meteorización tropical

La meteorización de los minerales primarios en las regiones tropicales es más


intensa y ocurre a profundidades mayores que en cualquier otra parte. La materia
orgánica se degrada rápidamente y pocas veces es incorporada mas abajo de una
delgada capa superficial. Consecuentemente, la meteorización ocurre
principalmente por hidrólisis en condiciones cercanas a un pH neutro a
profundidades muy por debajo de la influencia de los productos de
descomposición ácida orgánica. La alteración frecuentemente es tan intensa que
los materiales del suelo se comportan, en sentido geotécnico, de manera muy
diferente a los materiales parentales de los que se derivan. Esto rara vez es cierto
de los suelos menos alterados de las regiones templadas.
Los óxidos de hierro y aluminio y los óxidos hidratados liberados por la
meteorización subsuperficial tropical no se disuelven tanto como en los
ambientes de suelos más ácidos que caracterizan las regiones templadas y,
consecuentemente, tienden a permanecer in situ. El óxido de hierro se cristaliza
como hematita (Fe2O3) cuando el suelo se seca estacionalmente, o como goetita
(Fe2O3.H2O) en un ambiente húmedo; la hematita le da al suelo un color rojizo,
la goetita un color pardo u ocre. La gibbsita (Al2O3.3H2O) es el principal óxido
de aluminio que se forma durante la meteorización.
La sílice se pierde en solución o se combina con otros productos de
meteorización para formar minerales de arcilla tipo 2:1 (principalmente
esmectita), o más frecuentemente minerales de arcilla 1:1 deficientes en sílice
(principalmente caolinita). Las bases (K,Na,Ca,Mg) se pierden en solución o se
incorporan a los minerales 2:1; la caolinita no recibe bases o lo hace en una
cantidad muy baja. Los minerales 2:1 pueden migrar hacia abajo en el perfil
como partículas de arcilla dispersas en suspensión (iluviación) para formar los
horizontes superiores, con bajo contenido de arcilla, y los horizontes inferiores,
con alto contenido de arcilla, pero los óxidos y los minerales de arcilla 1:1 son
menos susceptibles a este proceso.

2.2. Corazas

Los horizontes de suelo endurecido se forman como resultado de la


acumulación residual de hierro y aluminio o por la precipitación de calcita,
dolomita o yeso. El transporte del hierro ferroso en solución puede ocurrir en
distancias muy cortas par dar lugar a horizontes moteados con concreciones o
segregaciones ferruginosas y parches pálidos con bajos contenidos de hierro.
Alternativamente puede ocurrir en distancias laterales mayores que el hierro sea
frecuentemente redepositado en la forma férrica y se acumule en la parte inferior
de las laderas, en los fondos de los valles y en las depresiones cerradas,.
La nomenclatura para las corazas endurecidas es confusa (Goudie 1973).
El término laterita es ampliamente utilizado para los tipos ferruginosos pero ha
sido aplicado también a los horizontes blandos ricos en arcilla que presentan una
marcada segregación de hierro, o moteado, y a gravas sueltas compuestas
principalmente de concreciones de óxido de hierro o pisolitos (Prescott &
Pendleton 1952; Alexander & Cady 1962; Maignien 1966; McFarlane1976;
Young 1976; Schellmann 1981; Goudie & Pie 1983). De acuerdo con McFarlane
(1976) estos materiales no endurecidos forman etapas en una secuencia de
meteorización laterítica que, en condiciones favorables, dan lugar al desarrollo de
un manto continuo de laterita endurecida que forma una coraza en superficie o
cerca de la superficie.
Las corazas ricas en hierro pueden ser llamadas ferricretos; las que
tienen un mayor contenido de óxidos de aluminio son llamadas alucretos o mas
corrientemente bauxitas. (Bleackley1964; Dury 1969; Aleva 1979; Valeton 1983;
Bardossy & Aleva 1990; Butty & Chapallaz 1984). Convencionalmente alucreto
es un término apropiado cuando el óxido de aluminio (Al2O3) excede el 50%
aunque el término bauxita ha sido usado comercialmente para menas aún con
tenores menores de Al2O3. McFarlane (1983) concluyó que “el contenido
químico absoluto no es un suficiente para proporcionar definiciones de laterita y
bauxita y para distinguir entre ellas”. Las relaciones de sesquióxidos en estos
depósitos son variables y pueden no estar relacionados con la composición de la
roca infrayacente.
El desarrollo de laterita o bauxita en sustratos aislados de caliza (p.e.
atolones coralinos) normalmente resulta de la meteorización de adiciones eólicas
de origen distante (ceniza volcánica o loess) que se acumularon lentamente en
largos intervalos de tiempo.
Otros tipos de coraza (Goudie 1973) o pedocretos (Netterberg 1985)
resultan de la precipitación de calcitas (calcretos), dolomitas (dolocretos) o yeso
(yecretos), a partir de soluciones que migran a través del perfil del suelo. La
sílice soluble puede ser redepositada como gel de sílice (ópalo) en lugar de
combinarse con las bases para formar arcillas. Los silcretos resultantes ocurren
principalmente en profundidad dentro de suelos bien drenados, formados de
materiales parentales silíceos con poca alúmina, como las areniscas cuarcíticas
(Summerfield 1983; Wopfner 1983; Van der Graaf 1983; Butt 1985). La
reprecipitación de la sílice es favorecida también por las condiciones cálidas
húmedas con desecación estacional del perfil (Twidle & Hutton 1986). Sin
embargo, la acumulación es tan lenta que los silcretos gruesos y continuos están
asociados usualmente sólo con superficies muy antiguas como la superficie
Cordillo del Terciario temprano en el sur de Australia (Wopfner 1978) y la
Superficie Africana de Sudáfrica (Partridge & Maud 1987). La sílice también
puede ser redepositada en estratos porosos profundos en la corteza terrestre por
debajo de la zona de pedogénesis. Donde tales silcretos diagenéticos son
desenterrados por erosión frecuentemente permanecen en la superficie, siendo
mucho más resistentes que los depósitos no silicificados adyacentes por encima y
por debajo. Localmente, esto puede dar la impresión errónea de que han sido
formados en la superficie por procesos pedogenéticos. Por la misma razón, los
silcretos pedogenéticos que se originan en las partes inferiores del paisaje
frecuentemente están preservados en las cimas y mesetas actuales. La mayoría de
los silcretos tienen más del 60% de contenido de sílice. Los calcretos contienen
entre 60 y 97% de caliza con un valor medio de casi 80%. (Goudie 1973).
Las lateritas (ferricretos) y las bauxitas (alucretos) son los tipos de
corazas más ampliamente distribuidos en las regiones tropicales. Otros tipos de
corazas se encuentran en situaciones geoquímicas especiales, y su localización no
necesariamente está restringida a los climas tropicales.

2.3. Saprolito

El saprolito es definido como un material blando, producto de la


meteorización química de rocas, generalmente cristalinas, friable y de baja
resistencia, en el que la estructura y fábrica originales están preservadas debido al
reemplazamiento seudomórfico de los minerales originales (frecuentemente por
arcilla) sin alteración y transporte subsecuentes. Los horizontes suprayacentes de
suelo alterado pueden tener más de tres metros de espesor, especialmente donde
los depósitos de vertiente se han acumulado en la parte inferior de la ladera y,
usualmente, tienen propiedades geotécnicas muy diferentes. La transición a los
horizontes de suelo frecuentemente es más abrupta en los saprolitos derivados de
rocas ultramáficas que sobre rocas cuarzofeldespáticas (Stolt & Baker 1994); en
ellas frecuentemente se encuentra una zona masiva, enriquecida en arcilla iluvial,
sin texturas ni fábricas heredadas del saprolito más profundo. (Pavich et al.
1989). La formación del saprolito es un proceso isovolumétrico (Stolt & Baker
1994) pero la mitad o más de la masa de la roca se pierde por lixiviación de
sílice, hierro y bases. El aumento de la microporosidad resulta de cambios en los
minerales fácilmente meteorizados (plagioclasa, biotita, olivino, piroxenos, etc.)
y las pérdidas lentas por lixiviación. Esto aumenta la capacidad de retención de
agua del saprolito permitiendo la penetración de las plantas y aumentando la
meteorización por el consumo de potasio, la producción de ácidos orgánicos y el
desprendimiento de bióxido de carbono. Las raíces también crean canales que
conducen el agua más rápidamente, permitiendo la iluviación profunda de la
arcilla en las últimas etapas de desarrollo (Graham et al. 1994).
El saprolito frecuentemente tiene un espesor menor que diez metros en
las cimas y en la parte inferior de las laderas pero es más delgado o ausente en las
pendientes donde la erosión está equilibrada o excede la velocidad de
meteorización. Se ha calculado que esta última puede producir espesores entre
4m/millón de años (Pavich 1986) y más que 37 m/millón de años (Velvel 1985),
dependiendo de la mineralogía, la textura y la foliación de la roca madre. Las
propiedades físicas como contenido de arcilla y conductividad hidráulica
frecuentemente son muy variables (Verpraskas et al.1991), especialmente en
terrenos metamórficos con foliación empinada, zonas de cizalladura y venas de
minerales más resistentes a la meteorización. En las regiones áridas actuales
puede resultar más heterogeneidad debida a la precipitación de ópalo o calcita en
las fisuras o en los poros dentro de la matriz. Buol (1994) propuso una
clasificación de los saprolitos basado en los materiales parentales y en las
propiedades mensurables, como la densidad del suelo, la resistencia a la
compresión simple y la presencia de estratos o bandas de arcilla o minerales
duros.

2.4. Factores pedogenéticos y características de los tipos de suelo residual

Existen numerosos sistemas de clasificación disponibles para el estudio


de suelos tropicales pero ninguno es aún aceptado y usado universalmente. En
este Informe se sigue la propuesta de Duchaufour (1982); la Tabla 2.1 da los
equivalentes aproximados en otros sistemas utilizados frecuentemente; las
subdivisiones más detalladas y sus equivalentes se encuentran en el apéndice a
este capítulo (página 38). Este sistema, basado completamente en la comprensión
de la meteorización y de otros procesos pedogenéticos, establecidos mediante el
trabajo analítico y experimental, destaca las características de composición del
suelo, como su composición mineralógica, que influyen en su comportamiento
geotécnico. Este sistema es en consecuencia más relevante para la ingeniería de
geología que los basados en otros criterios, frecuentemente efímeros de más valor
en la agricultura. El significado del sistema de clasificación de Duchaufour para
las propiedades y el comportamiento geotécnicos se discute en el capítulo 3.

Tabla 2.1. Equivalentes aproximados de varias clasificaciones de suelos


residuales tropicales
Duchaufour FAO-UNESCO (1988) USA
(1982) Soil Survey Staff 1975, 1992
Suelos Cambisoles, calcisoles, Alfisoles, inceptisoles
fersialíticos luvisoles, alisoles
Andosoles Andosoles Inceptisoles
Suelos Luvisoles, alisoles, lixisoles, Alfisoles, ultisoles
ferruginosos plintosoles
Ferrisoles Nitisoles, acrisoles, lixisoles, Ultisoles y oxisoles
luvisoles, plintosoles
Suelos Ferralsoles, plintosoles Oxisoles
ferralíticos
Vertisoles Vertisoles Vertisoles
Podzoles Podzoles Spodsoles

Duchaufour (1982) distinguió tres fases del desarrollo del suelo residual
en las zonas tropicales (Tabla 2.2). Esas fases están caracterizadas por el aumento
de la meteorización de los minerales primarios, el aumento en la pérdida de sílice
y el aumento en el dominio de nuevos minerales formados a partir de los
materiales disueltos; su distribución generalizada se encuentra en la Figura 2.1.
La fase representada por el perfil del suelo en cualquier sitio en particular está
determinada por numerosos factores que incluyen: la edad de la superficie
(tiempo de formación del suelo), clima durante el período de desarrollo del suelo
(temperatura, humedad, y desecación estacional), composición del material
parental (cantidades de hierro y de minerales primarios ricos en bases, de sílice y
de alúmina total) y la topografía que controla el transporte lateral de bases, de
sílice y de hierro en solución, y el rejuvenecimiento de los perfiles por erosión en
las pendientes más empinadas. Sin embargo, muchos rasgos están relacionados
con la meteorización en períodos anteriores y con condiciones climáticas
diferentes (Butt 1987). La fábrica y otras características de los suelos formados
en cada una de las tres fases de meteorización están descritas en el capítulo 3.

Figura 2.1 Distribución global simplificada de los principales tipos de suelos residuales tropicales
(basada en el mapa de suelos del mundo de la F.A.O.) estas clases amplias de suelos se extienden
más allá de los trópicos en condiciones favorables que incluyen las costas orientales continentales,
subtropicales con alta precipitación (suelos ferralíticos), y las costas oeste/mediterránea y los
interiores continentales en las latitudes medias (suelos fersialíticos). Las áreas en los trópicos que
aparecen en gris incluyen aquellas donde los suelos residuales tropicales están cubiertos por
depósitos recientes eólicos o aluviales.

Tabla 2.2. Resumen de las fases de suelos residuales en relación con los factores
climáticos
Fase Tipo de suelo Zona Temperatura Precipitación Estación seca
media anual anual (m)
1 Fersialítico Mediterráneo 13 - 20 0.5 – 1.0 Sí
subtropical
2 Ferruginoso Subtropical 20 – 25 1.0 – 1.5 Ocasional
Ferrisoles
(transicional)
3 Ferralítico Tropical > 25 > 1.5 No
2.4.1 Fase 1: Suelos fersialíticos

Los suelos fersialíticos se forman en climas subtropicales o


mediterráneos con temperaturas medias entre 13ºC y 20ºC, precipitación entre
500 y 1000 mm y una estación cálida seca; también se conoce tipos subtropicales
(Duchaufour 1982). En las condiciones subtropicales y mediterráneas los
horizontes superiores del suelo están sometidos a la descalcificación y la
meteorización de los minerales primarios durante la estación húmeda. Los
materiales liberados en estos procesos quedan retenidos en gran medida en el
perfil como resultado del ascenso capilar durante la estación seca y la
bioturbación efectiva del suelo (p.e. por termitas). En el caso de las calizas, la
mayor parte del carbonato de calcio disuelto es reprecipitado de esta manera para
formar un horizonte de calcreto delgado y discontinuo en el subsuelo. En
regiones con una estación seca muy prolongada que impide el desarrollo de un
bosque denso, la coraza calcárea llega a ser gruesa y discontinua especialmente
en la parte inferior de las laderas que reciben periódicamente agua rica en
carbonatos de la parte superior (Netterberg 1980).
Aunque la meteorización de los minerales primarios es más intenso en
los suelos tropicales que en los templados (sialíticos), ella no afecta el cuarzo, los
feldespatos alcalinos y la moscovita. Los suelos fersialíticos contienen más óxido
de hierro que los suelos pardos (sialíticos) de Duchaufour (1982) y el hierro libre
normalmente es mayor que el 60% del contenido total del hierro, debido a la
meteorización más intensa. El principal mineral de arcilla de neoformación es la
esmectita, especialmente cuando el drenaje está bloqueado de modo que gran
parte de la sílice y de las bases liberadas por meteorización quedan retenidas en
el perfil. Sin embargo, la caolinita puede aparecer en superficies antiguas bien
drenadas sobre materiales parentales con bajo contenido de sílice como el
basalto. Cuando el material parental tiene abundante en arcilla, la composición de
las arcillas del suelo puede ser determinada principalmente por minerales
derivados con poca alteración a partir del sedimento. Los minerales de arcilla del
tipo 2:1 frecuentemente están sometidos a eluviación y contribuyen a formar
horizontes subterráneos enriquecidos en arcilla y parte del óxido de hierro puede
ser arrastrado con la arcilla para formar un horizonte B enriquecido en arcilla de
color rojo o moteado de rojo. La fracción coloidal (<2m) normalmente tiene una
capacidad de intercambio cercana a 50 meq/100g, pero puede ser sólo 25
meq/100g. Las rocas cuarcíticas sin hierro o minerales meteorizables no
producen suelos fersialíticos cualquiera que sea la situación topográfica o la
condición climática.
La sílice y las bases removidas en solución pueden moverse también
lateralmente y acumularse donde el drenaje esté bloqueado, en la parte inferior de
las laderas, en el fondo de los valles y en depresiones cerradas. En tales
condiciones, la recombinación con otros productos de meteorización para formar
arcillas expansivas de tipo 2:1 dan lugar frecuentemente a parches de depósitos
ricos en arcilla. Estos depósitos pueden agrietarse en las estaciones secas y el
suelo orgánico meteorizado, rico en humus se incorpora a los horizontes del
subsuelo para formar vertisoles. Donde se encuentra sodio al punto que forme el
10% o más del total de la capacidad de intercambio catiónico los depósitos son
dispersables y son propensos a la erosión rápida y a la tubificación (Bell & Maud
1994).
Los suelos fersialíticos están asociados frecuentemente con suelos muy
porosos de color oscuro uniforme, de baja densidad, derivados de cenizas
volcánicas, conocidos como andosoles. Estos suelos inmaduros, tixotrópicos,
ocurren principalmente en las laderas y deben sus características principalmente a
la formación de complejos entre el humus y los aluminosilicatos mal
cristalizados o amorfos (alofanas) producidas por la rápida meteorización del
vidrio volcánico. Las alofanas son reemplazadas por minerales de arcilla fibrosos
y desordenados (imogolitas) y finalmente por el mineral de arcilla 1:1 globular o
tubular conocido como halloysita (Dudas & Harward 1975).

2.4.2. Fase 2: Suelos ferruginosos

Estos suelos se forman en zonas climáticas que son más húmedas o


ligeramente más cálidas, sin una estación seca, que las zonas mediterráneas
donde se encuentran la mayor parte de los suelos fersialíticos. Los suelos
ferruginosos tienden a estar un poco mas meteorizados que los fersialíticos, pero
la ortoclasa y la moscovita normalmente permanecen inalterados. La caolinita es
el mineral de arcilla dominante; los minerales de arcilla del tipo 2:1 son
subordinados y casi nunca se encuentra gibbsita. La capacidad de intercambio
catiónico de la fracción coloidal se encuentra dentro de 16 y 25 meq/100g y es
mayor en los horizontes enriquecidos en arcilla debido a la iluviación
preferencial de los minerales de arcilla del tipo 2:1.
Los ferrisoles transicionales a la fase 3 se encuentran frecuentemente en
las superficies más antiguas y más permeables y se forman a partir de materiales
parentales ricos en bases. Estos suelos tienen perfiles más gruesos
(frecuentemente mayores que 3 m) que los suelos ferruginosos típicos; el
horizonte inferior es un saprolito caolinítico. En alturas elevadas bajo bosques
con helechos arbóreos, su horizonte superficial frecuentemente es rico en humus
y muy ácido; la alteración parcial de la caolinita a gibbsita puede ocurrir en la
parte inferior de este horizonte.

2.4.3. Fase 3:Suelos ferralíticos

Los suelos ferralíticos se forman en los trópicos cálidos y húmedos con


precipitación anual mayor que 1500 mm, temperatura media anual mayor que
25ºC, y estaciones secas cortas, o sin ellas; el perfil de meteorización puede
alcanzar muchos metros de espesor. Todos los minerales primarios, excepto el
cuarzo, se encuentran meteorizados por hidrólisis en condiciones de pH neutro, y
la mayor parte de la sílice y de las bases han sido removidas en solución. La
sílice remanente se combina con la alúmina para formar caolinita pero
normalmente hay un exceso de alúmina que forma gibbsita. La capacidad de
intercambio catiónico de la fracción coloidal es menor que 16 meq/100g, y
usualmente no hay iluviación de arcilla. Los horizontes superiores del perfil se
encuentran ligeramente acidificados por productos de la descomposición
orgánica que causa disolución, quelación y movilización de los óxidos de hierro
y aluminio y descompone la caolinita presente para producir más gibbsita. Los
suelos ferralíticos pueden ser divididos, con base en el balance de óxidos de
hierro y aluminio, en ferritas, en los que predomina los óxidos de hierro, y que se
presenta sobre rocas con bajo contenido en aluminio, y allitas, en las que
predominan los óxidos de aluminio, generalmente gibbsita.
Aunque la formación de la mayor parte de los suelos ferralíticos toma
probablemente diez mil años o más, su desarrollo es más rápido en las rocas con
un bajo contenido de sílice como el basalto que en los materiales parentales ricos
en sílice como los granitos o los sedimentos ricos en sílice. El mayor contenido
de sílice en los materiales parentales cuarcíticos frecuentemente se refleja
también en la presencia de caolinita en los horizontes del subsuelo formados por
hidrólisis en condiciones de pH neutro. Esta zona de formación de caolinita
frecuentemente se encuentra mal drenada y moteada burdamente con parches
blancos, rojos y ocres que puede estar cubierto por un horizonte laterítico
enriquecido con hierro movilizado de los horizontes superficiales ácidos o por
cambios en la posición del nivel freático. La formación de la caolinita es
estimulada por el drenaje deficiente, mientras que el drenaje libre permite la
remoción de la sílice disuelta más rápidamente y favorece el desarrollo de la
gibbsita. El horizonte enriquecido en hierro puede estar endurecido, o presentar
un aspecto pisolítico por la unión de concreciones, o vesicular por la
precipitación de óxido de hierro en una red poliédrica de fisuras y la subsecuente
remoción del material más blando entre las fisuras rellenas.
El único clima apropiado para la formación de suelos ferralíticos es el
ambiente húmedo y muy cálido de los bosques pluvial tropical y húmedo
tropical. Cuando se encuentran suelos similares en zonas climáticas más secas,
probablemente es el resultado de cambios climáticos durante el Cuaternario. Por
el contrario, algunos suelos residuales en áreas donde puede ocurrir el proceso de
ferralitización en la actualidad, se encuentran sólo en la fase de ferruginización o
de fersialitización (Fases 1 o 2) debido a que han sido descubiertos por erosión en
las laderas o porque han sido formados en depósitos recientes que no habían sido
expuestos al ambiente de bosque húmedo durante un tiempo suficientemente
prolongado.
La meteorización de la caolinita puede tener lugar en algunos suelos mal
drenados así la ferralitización sea típica del bosque húmedo tropicales (Thomas
1994b). En substratos ricos en cuarzo, la podzolización puede ser inducida por un
nivel freático alto y un bajo valor de pH (en ocasiones menor que 3) que da lugar
a la disolución de la caolinita, a la remoción de hierro y aluminio, y a la
formación de horizontes residuales de arenas blancas (álbicos) de 1 a 3 m de
espesor. Las arenas blancas se encuentran típicamente en terrazas aluviales y
marinas donde los depósitos de arena se encuentran en condiciones de alta
precipitación. Estos suelos son comunes en las cuencas de los ríos Negro (Lucas
et al. 987) y Amazonas (Bravard & Riggi, 1990; Chauvel et al. 1987; Stallard &
Edmond 1983, 1987) y en las llanuras costeras de la Guayana (Bleacley & Khan,
1963, Heyligers 1963) y en el sudeste asiático (Bravant, 1987). Materiales
similares se encuentran sobre rocas cristalinas ácidas y areniscas en las mesetas
antiguas de Gondwana (Fairbridge & Finkl 1984), y en condiciones de sabana
donde la precipitación media anual es de 600 mm a 1000mm, pero en este caso
pueden ser rasgos relictos de períodos previos de climas más húmedos
(Pleistoceno).
Los sesquióxidos u oxihidróxidos de hierro y aluminio frecuentemente
llegan a concentrarse como corazas sobre, o en el interior de, los perfiles de
meteorización en las regiones húmedas actuales o pretéritas; la sílice y el
carbonato de calcio juegan un papel similar en climas con mayores contrastes
estacionales. La familia de corazas, ordenada de acuerdo con las movilidades de
los cationes dominantes (Thomas 1994b) incluye:
Húmedo Árido
Alucreto o bauxita
Ferricreto o laterita
Silcreto o porcelanita
Calcreto o caliche
Yecreto
La inmovilidad relativa del aluminio por lo regular deja la bauxita como
una acumulación residual formada en gran parte por gibbsita, asociada con
perfiles profundamente meteorizados en sitios bien drenados, frecuentemente en
cimas de colinas, donde pueden haberse formado durante la disección, o antes de
ella (Valeton et a. 1991). La mayor movilidad del hierro ferroso (Fe 2+) produce,
bajo ciertas condiciones, un conjunto más complejo de ferricretos, algunos de los
cuales han sido transportados físicamente. Algunas corazas de ferricreto en las
cimas de las colinas pueden haber sido depositadas originalmente en los fondos
de los valles y su posición actual ha resultado de la subsecuente inversión de
relieve (Ollier & Galloway 1990; Ollier 1991). De hecho, la asociación de
ferricretos con un perfil de meteorización laterítico estándar (Figura 2.4) es
demasiado simple y existen muchas variaciones (Figura 2.12). La historia de las
corazas gruesas normalmente es muy compleja. en términos de ambiente
climático y desarrollo geomorfológico, debido a que han sido formadas durante
largos intervalos de tiempo geológico (Valeton 1983;Bourman 1993) y algunos
perfiles lateríticos pueden ser el resultado de la meteorización en climas fríos de
acuerdo con Taylor et al.(1992).

2.5. Factores que influencian la profundidad de los mantos de suelos


residuales

La capacidad de predecir la profundidad de los suelos residuales está


limitada por las complejas interacciones de diferentes factores que la controlan.
Sin embargo, es posible presentar algunas pautas. La variabilidad puede ser
definida como zonal, regional o local. Es posible indicar intervalos probables de
espesores de meteorización en el interior de zonas climáticas características. La
Figura 2.2, tomada de Strakhov (1967), muestra que los horizontes superficiales
profundamente alterados en los trópicos da paso en profundidad a materiales
menos alterados que frecuentemente son similares a los horizontes superficiales
de los perfiles en zonas climáticas más frías y menos húmedas, como se ilustra en
la Figura 2.3. Los materiales meteorizados y los perfiles profundos heredados de
períodos pasados frecuentemente complican este cuadro, por lo que es más útil
concentrarse en las condiciones locales y regionales donde los siguientes factores
pueden proporcionar un marco lógico para ayudar la interpretación en el campo.

Figura 2.2 Profundidad relativa. Diagrama de los productos de meteorización y de su profundidad


relativa asociados con algunos factores ambientales en un transecto desde el Ecuador hasta las
regiones árticas (tomado de Strakhov 1967).

2.5.1. Localización del terreno

Este es un factor importante; el terreno debe ser considerado en términos


del clima regional y de la provincia estructural en un extremo y de la geología de
afloramiento, la estructura local y la morfología del sitio en el otro. A escala
regional ésta es parte de un estudio de oficina, pero a escala local depende de la
apreciación de las propiedades específicas del terreno y de sus alrededores. Los
factores climáticos modernos incluyen la temperatura media anual, la
precipitación anual y su distribución estacional. Las variaciones climáticas del
cuaternario son importantes debido a que la mayoría de los suelos se desarrollan
en intervalos prolongados de tiempo; los cambios latitudinales resultantes de los
movimientos de placas pueden ser relevantes en el caso de suelos muy antiguos.
Figura 2.3 Diagrama esquemático para relacionar la profundidad y grado de meteorización con la
clasificación adoptada de suelos residuales en contextos zonales y azonales con base en el modelo
de Strakhov. En (A), la intención es demostrar las correspondencias generales entre las clases de
suelos residuales y los tipos de meteorización como fue indicado por Strakhov, y entre el grado de
meteorización y el tipo de suelo residual en un perfil vertical. Tales correspondencias pueden ser
útiles conceptualmente y pueden ser usadas con precaución. En algunos perfiles tropicales, por
ejemplo, se presenta una completa transición desde la roca fresca hasta los materiales de suelo
ferralítico en una distancia menor que 1 m. alrededor de los núcleos residuales de roca. En (B) 1 y
2 son ejemplos de secuencias de catenas a través de pendientes hipotéticas desarrolladas en rocas
premeteorizadas, mostrando cómo los diferentes horizontes del perfil de meteorización (roca y
suelo residual) pueden aflorar y donde pueden desarrollarse otros tipos de suelo residual y de
corazas.

2.5.2. Desarrollo geológico del terreno

Este factor influye en el espesor del manto meteorizado a través de la


historia tectónica. En las áreas tectónicamente activas las rocas expuestas a la
meteorización frecuente han sufrido deformación frágil, y el volcanismo es
localmente importante. En la intersección de fallas o de conjuntos de diaclasas
frecuentemente se generan áreas de meteorización profunda, especialmente en
granitos con conjuntos ortogonales de fracturas, aunque en todas las rocas
cristalinas son comunes las depresiones, domos y fosas en el frente basal de
meteorización, frecuentemente como un resultado de la ocurrencia de fallas o de
zonas de fractura.
Las rocas plegadas en la parte superior de la corteza, como los cinturones
de rocas verdes, frecuentemente presentan gruesos mantos lateríticos sobre rocas
metavolcánicas cuya profundidad de meteorización puede alcanzar 100 m o más
(Gaskin 1975); donde la foliación de tales formaciones es empinada, cercana a la
vertical, la meteorización puede penetrar varios centenares de metros.
Las rocas sedimentarias en las regiones tropicales húmedas pueden
meteorizarse a un suelo ferralítico, friable y grueso, que frecuentemente está
sometido a rápida erosión laminar, carcavamiento y movimientos de masa, como
en las areniscas cretáceas del sur de Nigeria.
En las zonas tectónicamente activas, la velocidad de levantamiento es
rápida y la consiguiente disección por corrientes pueden dar lugar a la ocurrencia
de pendientes largas y empinadas (mayores que 30º) en las que el desarrollo del
saprolito está contrarrestado por una alta tasa de erosión incluyendo la erosión en
masa. En Papua Nueva Guinea, con una precipitación superior a los 2.000 mm,
es común un espesor de saprolito de 3 a 10 m. Sin embargo, este puede ser
descrito como inmaduro (Haantjens & Bleeker 1970), pues contiene fragmentos
de roca y alguna caolinita.
En el interior estable de los continentes (cratones) donde el relieve local
y los gradientes hidráulicos son bajos, las tasas de meteorización y el desarrollo
de los perfiles son lentos y las condiciones hidromórficas pueden dar lugar a
saprolitos degradados. La subsidencia o los niveles marinos altos también han
dado lugar al depósito de sedimentos en las cuencas intracatónicas (Stallard
1988). Por el contrario, las márgenes continentales pasivas frecuentemente han
sido levantadas, y el proceso ha ocurrido con una amplia deformación regional y
fallamiento, lo que ha incrementado los gradientes hidráulicos y ha dado lugar al
aumento de la velocidad de meteorización y de erosión. En estas condiciones
pueden desarrollarse perfiles de meteorización profundos arenosos cuando están
protegidos de la erosión rápida (Power & Smith 1994; Thomas 1994).

2.5.3. Condiciones geomorfológicas del terreno

Este factor afecta la profundidad de meteorización debido a la influencia


de la pendiente cercana y del relieve aledaño en el drenaje y, en consecuencia, en
la velocidad de lixiviación. Además, la meteorización frecuentemente es menos
intensa en alturas elevadas debido a las bajas temperaturas. La historia
geomorfológica ayuda a datar la edad de la superficie del terreno, lo cual indica
la fecha más temprana posible de la iniciación del desarrollo del perfil. En los
trópicos húmedos, se da una mayor eficiencia del drenaje subterráneo en los
interfluvios y en la parte superior de las pendientes de los valle, lo que permite
una mayor penetración de la meteorización, y las corrientes superficiales
permanentes o estacionales excavan los residuos de meteorización y exponen el
basamento rocoso. En los trópicos semiáridos y en las sabanas, los interfluvios y
las partes superiores de las laderas están sometidas a una fuerte erosión laminar
que puede exponer el basamento rocoso o corazas antiguas; el material
erosionado frecuentemente se acumula en la parte inferior de las laderas y forman
gruesos suelos de acumulación. Las corrientes efímeras que no están confinadas a
canales contribuyen a que la meteorización penetre profundamente debajo de los
fondos de los valles.
En los climas monzónicos tiene lugar una profunda meteorización por
debajo de los valles de corrientes de bajo orden (conocidos localmente como
bolis, dambos, vleis o biaxas). Los ríos perennes o las corrientes estacionales de
orden alto usualmente transcurren por canales excavados en la roca (Thomas
1974) pero puede presentarse la meteorización donde los valles siguen el
alineamiento del patrón de fracturamiento de la roca, o donde las corrientes han
migrado sobre amplias llanuras de inundación durante 10000 a 100000 años. Las
zonas de precolación alrededor de grandes colinas (inselberg) o al pie de los
escarpes frecuentemente están asociadas con meteorización profunda aún cuando
se encuentren adyacentes a afloramientos rocosos.
Los mantos de meteorización profundos en áreas tropicales semiáridas
generalmente son el resultado de períodos húmedos anteriores, que pueden datar
del Mesozoico tardío o del Cenozoico temprano (Partridge & Maud 1987) y
actualmente están protegidos por lateritas o silcretos. Algunos mantos profundos
también están preservados por una cubierta forestal en los trópicos húmedos
sobre pendientes relativamente altas, hasta 20º. Tales mantos llegan a ser
inestables después de la tala y puede ocurrir erosiones aún bajo la vegetación
después de períodos prolongados de lluvias fuertes.

2.5.4 Historia de la meteorización y la erosión en el terreno

La profundidad de meteorización depende parcialmente del tiempo


disponible para el proceso de descomposición de la roca pero también refleja el
balance entre meteorización y remoción por erosión. Algunos tipos de terreno
como mesetas, crestas y valles y llanuras bajas difieren en sus historias de
penetración de la meteorización y cada una puede incluir subtipos de terreno
contrastantes (Thomas 1974).
las superficies antiguas en el interior de los continentes de Gondwana,
frecuentemente presentan espesores de meteorización gruesos aunque irregulares,
que comúnmente exceden los 30 m y localmente alcanzan más de 100 m.
Frecuentemente tales superficies son mesetas extensas de bajo relieve cubiertas
por lateritas geológicamente viejas que pueden datar del cenozoico temprano o
del mesozoico en África y Australia (Mabbutt 1965; Butt 1981; Partridge &
Maud 1987) (Figura 2.3) El endurecimiento resultó del descenso del nivel
freático y la exposición que siguió a la disección del cenozoico tardío de los
paisajes antiguos peneplanizados. Tales corazas protegen también el perfil
interior (p.e. el saprolito caolinítico blando) que frecuentemente ha sido
profundizado a medida que avanzaba la disección.
De estas geoformas se derivan las superficies erosionadas o terrenos
desprovistos parcial o totalmente de sus mantos de meteorización (Thomas 1974,
1986; Adams 1975). Sin embargo, en las regiones tropicales húmedas la
meteorización renovada en los valles y en algunas geoformas del paisaje dan
lugar a nuevos perfiles de carácter y profundidad variable. Es frecuente que los
inselberg rocosos interrumpan la superficie para dar lugar a un relieve relativo de
decenas o centenares de metros.
Donde las condiciones áridas o semiáridas se han impuesto en regiones
anteriormente húmedas, la superficie meteorizada y disectada frecuentemente es
rocosa con perfiles de suelos someros en la mayoría de las pendientes y colinas.
Pueden encontrarse perfiles profundos remanentes debajo de corazas fósiles o en
el interior de cuencas supérstites de profunda descomposición de la roca. Tales
paisajes son comunes en Australia Occidental y en partes del África Saheliana.
La meteorización profunda también ocurre debajo de terrenos de
basamento levantados en Malasia Peninsular, Kalimantan (Borneo Indonesio) y
Hong Kong. La actividad tectónica mesozoica y cenozoico tardío produjo
paisajes de valles y serranías falladas que están profundamente meteorizadas en
respuesta a la elevada precipitación anual entre 2500 y 5000 mm y la densa
cubierta de bosque pluvial.

2.5.5. Resumen

Algunas condiciones óptimas de desarrollo de un manto meteorizado


profundo incluyen:
 Un clima monzónico o ecuatorial húmedo con precipitaciones entre
2000 y 5000 mm/año y una historia pasada de estacionalidad
moderada durante el cuaternario en latitudes tropicales durante el
Mesozoico y el Cenozoico.
 Superficies cratónicas en los márgenes pasivos de las placas
tectónicas sobre rocas cristalinas intermedias o máficas o sedimentos
arcósicos, influenciadas por levantamiento, fallamiento y
fracturamiento, por actividad ígnea intrusiva y extrusiva y
posiblemente por alteración hidrotermal.
 Cuencas y mesetas con pendientes moderadas menores de 15º sin
incisión o destrucción del saprolito durante el cuaternario.
Algunas condiciones adversas para la formación de mantos de
meteorización profundos son:
 Una prolongada historia de clima árido y semiárido.
 Zonas móviles fuertemente plegadas, terrenos levantados y fallados
en rocas félsicas cristalinas o sedimentos cuarcíticos.
 Vertientes abruptas de valles o terrenos abruptos
 Divisorias de aguas con poca cubierta vegetal

2.6 Rasgos del perfil de interés geotécnico

2.6.1 Cubiertas de corazas duras

Estos rasgos incluyen principalmente ferricretos, silcretos, posiblemente


alucretos o bauxitas, que pueden ser más blandos, y también calcreto o caliche.
Las corazas de ferricreto están ampliamente distribuidas pero tienen historias de
formación complejas. Las corazas de las cimas frecuente con 2 a 10 m de
espesor, pueden ser el resultado de largas historias del desarrollo geomorfológico
(Gaskin 1975; Butt 1981) que incluyen secuencias de meteorización tropical
húmeda, desecación progresiva debido a cambios climáticos y descenso del nivel
freático asociado a la incisión del drenaje. Las lateritas de la parte inferior de las
laderas y los ferricretos que forman pedimentos y terrazas son generalmente más
jóvenes y frecuentemente de origen detrítico o conglomerático. La laterita
freática por debajo de las partes más bajas de las pendientes y del fondo de los
valles está relacionada con los regímenes de agua subterránea actuales y del
pasado reciente y generalmente es más delgada y menos continua. El calcreto se
forma a profundidades entre 0.5 y 2.0 m en suelos fersialíticos de ambientes
semiáridos; algunas corazas discontinuas y débilmente endurecidas ocurren
frecuentemente por debajo de los horizontes superficiales calcáreos; algunas
capas endurecidas masivas se presentan por debajo de horizontes no calcáreos
(Duchaufour 1982). Los calcretos laminares bandeados se forman por
recristalización y posiblemente por reemplazamiento de silcretos (Netterberg
1971). Los calcretos gruesos se forman frecuentemente en regiones de pie de
montes áridos a partir de bicarbonatos movilizados lateralmente de las calizas
adyacentes o de las colinas calcáreas adyacentes en un clima más húmedo.

2.6.2. Horizontes arcillosos residuales en el interior de los saprolitos

El contenido de arcilla, el tipo de arcilla y el espesor del horizonte varían


en los horizontes arcillosos residuales en el interior de los saprolitos de acuerdo
con factores geológicos, climáticos y de localización. La plintita blanda,
usualmente entre 1 y 3 m de espesor, puede ser la precursora de algunos
ferricretos y contiene cantidades variables de arcilla caolinítica y de sesquióxidos
de hierro y aluminio. Esta laterita clásica puede ser blanda in situ pero se
endurece al ser expuesta al aire como ocurre a lo largo de los bordes de los
valles. Los horizontes de arcilla caolinítica pueden ser muy gruesos pero
frecuentemente su contenido de arcilla disminuye en función de la profundidad
(Lumb 1962, 1965; Ruddock 1967).

2.6.3. Transición del saprolito a roca fresca

Esta transición puede ser abrupta o presentarse gradualmente en un


intervalo de muchos metros (Figuras 2.4, 2.5, 2.6 y 2.7). En las rocas cristalinas
puede presentarse una transición abrupta a la roca de modo que se requiere una
peroración con diamante en un intervalo de menos de 2 m. Este frente basal de
meteorización o superficie basal de meteorización frecuentemente está bien
desarrollado en granitos masivos, granodioritas, neisesmigmatíticos y algunas
rocas metavolcánicas. En rocas foliadas, como los esquistos micáceos y las
filitas, el frente de meteorización es menos claro y la transición a la roca fresca
puede presentarse en un intervalo de decenas de metros. Las rocas ígneas
diaclasadas frecuentemente forman núcleos, que llegan a ser más abundantes en
profundidad pero pueden quedar expuestos en las vertientes de los valles
labrados en el manto meteorizado. La mayoría de los núcleos tienen un diámetro
inferior a 2 m aunque algunos tienen entre 5 y 10 m de diámetro. La base del
grado IV de meteorización se toma como la profundidad en la que los núcleos
constituyen más del 50% por volumen del regolito. La subdivisión convencional
de tales perfiles, ilustrada en la Figura 2.8, está basada en las condiciones de
Hong Kong (Ruxton & Berry 1957). Debe aceptarse que esta secuencia puede
revertirse localmente como resultado de la variación en la historia sedimentaria o
en el espaciamiento de las fracturas. La erosión previa del saprolito puede dar
lugar a la acumulación superficial de núcleos, por debajo del cual pueden
encontrarse materiales de grado IV o de grado V.
Como fue anotado en el capítulo 1 el suelo residual tropical comprende
todo el material en los grados de meteorización IV, V y VI. El uso del sistema
francés de clasificación tiene la ventaja de que puede ser aplicado a materiales
hasta el grado IV, y aún por debajo de él, mientras que otros sistemas están
basados en características del suelo hasta una profundidad que puede no incluir
aún la totalidad del grado VI. El sistema francés puede ser usado también por
cualquier Grupo de Trabajo futuro que considere los grados de meteorización I a
III.

Figura 2.4 Ejemplos de perfiles endurecidos, que ilustran el perfil estándar (A) y las variaciones
corrientes (B) conjuntamente con las asociaciones geomorfológicas en ambientes semiáridos (C) y
tropicales húmedos (D).
Figura 2.5 Transecto de profundidades de meteorización y características del perfil en rocas
sedimentarias ilustrado con base en el caso de Sarawak, Malasia Oriental (tomado de Cook &
Younger 1986).

Figura 2.6 Perfil de meteorización típico de rocas carbonatadas. La ocurrencia de una zona de
saprolito (V) está restringido a los carbonatos impuros (arenosos/limosos), mientras que las
características de la zona IV se presentan principalmente en calizas créticas. Las arcillas blandas se
presentan frecuentemente como rellenos de cavidades y estrictamente no son materiales in situ
(adaptado de Deere & Patton 1971).
Figura 2.7 Transecto de profundidades de meteorización y características del perfil en rocas
metamórficas bandeadas (tomado de Deere & Patton 1971).

Figura 2.8 Zonas de meteorización en roca granitoides en un paisaje complejo de dos pisos
(adaptado de Ruxton & Berry 1957, 1961).
2.6.4. Profundidad total de meteorización

La profundidad total de meteorización puede ser difícil de definir en


ausencia de un frente basal de meteorización nítido. Esto es particularmente
cierto en el caso de muchas rocas sedimentarias y metamórficas foliadas. Sin
embargo, en las rocas cristalinas fracturadas la profundidad de meteorización
puede ser determinada muy exactamente, aunque el espesor del manto puede
variar abruptamente en algunos terrenos. Los afloramientos de roca fresca
frecuentemente están adyacentes a fosas de meteorización de 15 a 20 m de
profundidad en distancias horizontales de 100 a 200 m y son conocidos
incrementos súbitos de 30 a 50 m (Figura 2.9).

Figura 2.9 Ejemplos de perfiles transversales de valles que ilustran patrones comunes de variación
en las profundidades de meteorización.
2.6.5. Suelos transportados

Los suelos transportados no hacen parte del objeto específico de este


Informe, pero dado que son materiales comunes en la naturaleza es necesario
hacer algunos comentarios. Los suelos derivados de sedimentos que se
encuentran típicamente en las latitudes altas (loess, depósitos glaciales, depósitos
de gelifluxión, etc.) son por supuesto raros o desconocidos en los trópicos. Sin
embargo, el manto residual de saprolito en los trópicos frecuentemente está
cubierto o reemplazado por sedimentos transportados por movimientos en las
laderas como caída libre, deslizamientos, erosión laminar, flujos de lodo, o por
actividad fluvial o eólica.
Los depósitos de talud frecuentemente suprayacen las rocas
meteorizadas, particularmente donde la infiltración rápida es estimulada por una
acuymulación de detritos gruesos en superficie. Los escombros de deslizamiento
pueden extenderse hasta 1 o 2 km a través de las partes bajas de las laderas de
piedemonte y acumularse sobre la roca meteorizada con espesor mayor que 10 m.
Más comúnmente los suelos residuales están cubiertos por sedimentos arenosos o
limosos tenuemente estratificados descritos frecuentemente como coluvión. En la
base de este pedisedimento se presenta frecuentemente una línea de piedras de
grava que puede tener hasta 2 m de espesor, y que usualmente está compuesta de
fragmentos de roca resistente (p.e. cuarzo de venas). El proceso que da origen a
las líneas de piedra es complejo e incluye una selección vertical por termitas y la
formación de un pavimento de grava residual a medida que las partículas más
finas son transportadas pendiente abajo por la escorrentía. En las regiones
semiáridas el pavimento de grava residual puede aparecer en la superficie. En las
regiones húmedas la cubierta de la grava residual por un coluvión más fino puede
indicar un cambio climático.
Los rasgos útiles para el diagnóstico de los horizontes de suelo
transportado incluyen: ausencia de estructura de roca, distribución selectiva por
tamaño de partículas, estratificación débil, incremento de materiales finos en la
dirección de la pendiente, ausencia o desarrollo débil de la estructura del suelo y
presencia de material rocoso extraño procedente de sitios de la parte superior de
la pendiente. La unión con el suelo residual infrayacente frecuentemente está
marcado por cambios en la distribución del tamaño de partículas, en el color y en
la composición química adicionalmente a la capa de grava o línea de piedras. Los
suelos enterrados en el coluvión frecuentemente indican dos o más episodios de
depósito con periodos de estabilidad, posiblemente como resultado de cambios
climáticos en el Cuaternario. Muchas corazas particularmente las lateritas de la
parte inferior de las pendientes (véase la sección 2.6.1), se han formado o cerca
de la base de la capa transportada, y los óxidos de hierro cementantes fueron
precipitados a partir del agua subterránea que fluía lateralmente sobre el saprolito
o la roca infrayacentes.
Los procesos coluviales son muy activos en los ambientes de sabana aún
bajo la cubierta boscosa (Thomas 1986). La cubierta de suelo transportado en la
mayor parte de las pendientes intermedias y bajas es un rasgo común en los
trópicos y tienen una importancia geotécnica considerable en la medida en que
dichos materiales tienen propiedades geotécnicas diferentes del saprolito
infrayacente.

2.7. Variabilidad lateral de los suelos residuales tropicales

2.7.1. Patrones regionales de meteorización

Las superficies cratónicas que drenan en los océanos Atlántico e Índico,


incluyendo la mayor parte de África, Australia, India y América Tropical,
experimentaron una fuerte disección y el incremento del efecto de borde libre
durante por lo menos los últimos 100 millones de años. Los fragmentos de
antiguas superficies meteorizadas que han perdurado en el interior de localidades
protegidas por gruesas corazas han sido correlacionadas por algunos con
superficies de erosión de extensión continental (penillanuras o pediplanos)
(Figura 2.4). Las mesetas levantadas de rocas granitoides frecuentemente están
limitadas por fuertes escarpes que separan las superficies superior e inferior.
Tales paisajes de dos pisos (Ruxton & Berry 1961) si presentan patrones
complejos de zonas de meteorización y afloramiento rocosos (Figura 2.8). En
otras partes la denudación ha diferenciado paisajes de acuerdo con la
susceptibilidad de la roca a la meteorización: las rocas máficas emergen como
mesetas protegidas por corazas; en los terrenos más félsicos se forman inselbergs
de granito o neis, laderas y fondos de los valles cubiertas de bloques, y las rocas
cuarcíticas forman montañas desnudas. Ejemplos de estos terrenos se encuentran
en las áreas levantadas, falladas y deformadas del África Occidental y Guyana.
La foliación de ángulo alto, común en estos terrenos metamórficos, puede dar
lugar a rápidos cambios en la profundidad del manto meteorizado. Por ejemplo,
la descomposición profunda del esquisto micáceo adyacente a una cuchilla de
cuarcita con bloques puede lugar a la inestabilidad de las laderas empinadas y a
movimientos de masa en condiciones meteorológicas extremas. Esto ocurre bajo
los bosques de sabana en áreas de precipitación moderada, entre 700 y 1000 mm
anuales en Zambia Oriental y en áreas más húmedas como en las montañas de
Owen Stanley en Niuguini.
Las amplios paisajes peneplanizados, desarrollados en rocas cristalinas,
frecuentemente exhiben cuencas y fosas de meteorización intercaladas con altos
lineales o dómicos que pueden aparecer en la superficie como afloramientos. Una
profundidad de meteorización más continua está asociada con rocas
sedimentarias foliadas y rocas metavolcánicas que frecuentemente presentan
perfiles lateríticos gruesos.
En ausencia de corazas extensas, la disección del terreno profundamente
meteorizado en los trópicos húmedos, con abundante vegetación arbórea
producen un relieve característico multiconvexo en cuyo interior los
afloramientos de roca y los bloques aparecen erráticamente (Figura 2.10B)
aunque el terreno esté compartimentado según las estructuras regionales. Las
rocas del basamento mesozoico levantadas en Kalimantán, Indonesia, producen
este tipo de relieve; la amplitud de las convexidades dómicas aumentan desde la
costa hacia el interior. Donde se encuentran los tipos de roca más resistentes; sin
embargo, puede presentarse afloramientos esbeltos de roca con perfiles de
meteorización someros rodeados por un pie de monte o piso bajo de bajo relieve
profundamente meteorizado.

Figura 2.10 Ejemplos de perfiles de montaña que presentan geoformas y secuencias comunes de
meteorización.

2.7.2. Patrones locales de meteorización

Los patrones locales de meteorización se observan entre las divisorias de


agua y el fondo del valle entre cumbre y cumbre (Figuras 2.9 y 2.10) y en el
interior de áreas esencialmente planas sobre las divisorias de aguas y en los
valles. Muchos patrones de meteorización reflejan el movimiento y retención de
humedad en el regolito y en los vacíos de la roca así como en la velocidad de la
erosión superficial (corte de perfiles). La velocidad del movimiento del agua, de
la lixiviación y de meteorización aumenta debajo de las crestas y de la parte
superior de las pendientes por la renovación del agua subterránea, donde la
precipitación es frecuente. En los climas áridos estacionales la meteorización
preferencial puede ocurrir en las localidades de la parte inferior de las laderas
donde la renovación del agua es más frecuente y la humedad del suelo se
mantiene durante la estación seca. Sin embargo, en las áreas húmedas arboladas,
con mínima estacionalidad, los perfiles profundos se encuentran en muchas
partes del paisaje incluyendo en la parte superior de las laderas y las vertientes
empinadas de los valles con ángulos alrededor de 20º (Figuras 2.8 y 2.10C).
La mayoría de los ríos en las regiones tropicales fluyen en canales de
roca, frecuentemente sobre canales rellenos de sedimentos. Sin embargo, la
meteorización profunda puede tener lugar por debajo de las corrientes que siguen
zonas de fracturamiento, por debajo de los canales indiferenciados formados por
pequeñas corrientes efímeras y por debajo de depósitos antiguos de vega aluvial
(Figura 2.9). Los mantos de saprolito han sido erosionados en la mayor parte de
las pendientes de las montañas y en los interfluvios empinados y han sido
redepositados en los valles de los ríos o en las laderas de piedemonte durante las
fases climáticas más secas del Cuaternario. Frecuentemente esto da lugar a
laderas con un regolito somero y núcleos de roca, especialmente sobre granitos
en áreas como la meseta de Jos, Nigeria, donde la precipitación anual es 1200 a
1400 mm y en el interior de Sierra Leona con una precipitación anual de 2000 a
2500 mm.

2.7.3. Variaciones de perfil

El control topográfico sobre las propiedades del suelo es particularmente


fuerte en los ambientes tropicales (Young 1976), y refleja la importancia del
movimiento lateral del agua y del material del suelo pendiente abajo así como en
el interior del perfil. La sucesión de suelos a lo largo de una pendiente que se
repiten en un patrón en el paisaje o unidad geomorfológica (Christian & Stewart
1968; Thomas 1969), son llamadas catenas (Milne 1935). Las catenas simples, o
toposecuencias, se forman sobre un material parental único, mientras que las
catenas compuestas tienen un origen más complejo. Estas pueden ser
litosecuencias donde la variación deriva principalmente del diferencias en la
litología y mineralogía del sustrato, pero la mayor parte muestran diferencias de
perfil atribuibles a movimiento a lo largo de la pendiente de las partículas finas
del suelo y material en solución, o a diferencias de sitio relacionadas con el
ángulo de la pendiente y la profundidad del nivel freático.
Algunas de las secuencias más comunes de propiedades y perfiles del
suelo, especialmente entre los interfluvios y el fondo del valle están ilustradas en
las Figuras 2.11 y 2.12, pero existen muchas variaciones locales, (Ollier 1976;
Young 1976; Moormann 1981). La lixiviación más fuerte puede ocurrir por
debajo de la parte superior de las pendientes y los iones móviles incluyendo
sílice, hierro y bases se acumulan progresivamente, recombinándose y
contribuyendo a la mineralización más abajo en el perfil de meteorización (Bott
1987), o formando nuevos minerales de arcilla en la parte inferior de la ladera
donde el drenaje está bloqueado.

Figura 2.11 Catenas de suelos características sobre rocas ígneas en los trópicos (adaptado de
Duchaufour 1982).
Esto puede conducir a la formación de un horizonte laterítico cerca de la
base de la ladera. En un material parental único, como una roca volcánica básica,
los suelos ferralíticos en las partes superiores de las laderas frecuentemente dan
origen a ferrisoles y suelos fersialíticos en una secuencia a lo largo de la
pendiente (Figura 2.11). Similares catenas simples pueden desarrollarse en las
superficies de las mesetas con bajo relieve (de 5 a 20 m). Las catenas compuestas
producen patrones variados dependiendo del materia parental y del clima (Figura
2.3 y 2.8). Las variaciones laterales o verticales en el sustrato pueden influir en el
contenido de arcilla, en la segregación de hierro y en un amplio conjunto de otras
propiedades. Muchas catenas tropicales resultan de la disección en una superficie
profundamente meteorizada; los miembros de la catena se presentan en diferentes
zonas de la roca meteorizada (Figuras 2.12 y 2.13).

Figura 2.12 Tipos de catena formados por disección en un paisaje profundamente premeteorizado,
que ilustran las posibles ocurrencias de ferricreto en el paisaje (tomado de Ollier 1976).

Figura 2.13. Múltiples corazas de laterita formadas como bancos en las terrazas de río Níger en la
región de Kantan (tomado de Maiguien, en Glazovskaya 1984). (1) llanura terciaria con coraza
ferralítica; 2-4 sucesión de niveles de terraza a 25,7 y 3 m; piedemonte y (6) llanura aluvial; a.
horizonte laterítico; b, coraza ferralítica.
2.7.4 Resumen

Las variaciones laterales en los suelos residuales tropicales resultan de


dos factores principales:
 Un patrón espacial de profundidad variable de meteorización que
puede tener hasta muchos centenares de metros.
 Patrones de catenas de suelos superimpuestos en el manto
meteorizado irregular.
Ambos demuestran la importancia de los materiales heredados en el
interior del paisaje actual. Las variaciones en las propiedades de los suelos
residuales en el perfil y en las catenas reflejan comúnmente el grado de
preservación de truncamiento de los perfiles de meteorización profunda,
particularmente en los cratones tropicales, (Butt 1981). Estos perfiles profundos
se han desarrollado en intervalos prolongados de tiempo, probablemente entre 1 y
10 millones de año, durante los cuales las fluctuaciones climáticas y de otras
condiciones formadoras de suelo pueden haber sido profundas. Algunos cambios
ambientales más recientes, asociados con el Cuaternario tardío tuvieron
influencia principalmente en los horizontes de suelo cerca de la superficie,
muchos de los cuales proporcionan evidencias de la transferencia lateral de
sedimentos en el terreno.

Apéndice específico al Capítulo 2

Equivalentes aproximados de las unidades del mapa de suelos en los sistemas


Francés, FAO, UNESCO y Americano. El objeto de esta tabla es ayudar a la
interpretación geotécnica de varios tipos de mapas publicados de suelos de las
regiones tropicales.
Clasificación Clasificación FAO Clasificación Americana
francesa US SOIL SURVEY
Suelos fersialíticos: CIC >25meq, hierro libre usualmente >60% del contenido total, minerales
de arcilla 2:1 dominantes
Suelos eutróficos Cambisoles crómicos Tropeps usdicos y perudicos
pardos tropicales
Suelos pardos Cambisoles crómicos y Ochrepts usdicos y xericos, xeralfs ródicos y
subtropicales luvisoles crómicos y udalfs háplicos
háplicos
Suelos rojos Luvisoles crómicos Ustalfs, ródicos y pálidos, xeralfs y udalfs
tropicales
Suelos rojos Luvisoles crómicos Ustalfs ródicos y pálidos, xeralfs y udalfs
parduscos
subtropicales
Suelos rojos Luvisoles crómicos Ustalfs ródicos y pálidos, xeralfs y udalfs
truncados
subtropicales
Suelos rojos Luvisoles cálcicos Ustalfs ródicos y pálidos xeralfs y udalfs
subtropicales con
horizonte cálcico
Suelos fersialìticos Alisoles háplicos Ustalfs ródicos y pálidos xeralfs y udalfs
ácidos modales
Suelos fersialíticos Alisoles férricos gley Tropaqualfs albicos y ocricos
e hidromórficos
Suelos ferruginosos: CIC 16-25meq, horizonte Bt siempre presente, arcilla dominante, caolinita,
minerales de arcilla 2:1 presentes
Eutróficos Luvisoles crómicos Tropudalfs rodicos y pálidos, tropustalfs y
xeralfs
Oligotrófico Alisoles háplicos y Trupudulfs rodicos y pálidos, tropustulfs y
úmbricos palexerulfs
Plíntico Alisoles plínticos, Ustalfs plinticos, udalfs, xeralfs, udultfs,
hidromórfico plintosoles ustulfs y aquulfs
Seudogley Alisoles férricos y gley, Paleaquultfs y tropaquulfs
hidromórfico luvisoles gley
Hidromórficos - -
endurecidos
Ferrisoles: CIC<16meq en el horizonte B superior, 16 - 25 meq en el horizonte B inferior,
caolinita dominante, minerales de arcilla 2:1 presentes
Con horizonte Bt Nitosoles háplicos y Udults y pálidos, ustults y tropudults
ródicos, acrisoles háplicos
y férricos, ludisoles
crómicos
Con horizonte Bw Cambisoles ferralicos Ustox eutricos y haplicos y orthox
Plíntico Acrisoles y lixisoles Aquox úmbricos y ócricos
hidromorfico férricos y gley
Húmico - -
hiodromórfico
endurecido
Húmico Nitosoles mólicos y Humults sombricos, palidos, trop y háplicos,
úmbricos, acrisoles humos, ustox y orthox úmbricos.
úmbricos y lixisoles álbicos
Suelos ferralíticos:CIC<16 meq. Minerales de arcilla 2:1 escasos o ausentes
Suelos ferralíticos Ferralsols Orthox
con caolinita
Suelos ferralíticos Ferralsols Gibbsiaquox, gibbsihumox, gibbsiorthox
con gibbsita
Ferritas Ferralsols Acrorhox, eutrorthox
Ferralitas - -
Suelos ferralíticos Ferralsols Umbraquox, ochraquox
hidromórficos
Suelos ferralíticos plintosoles, ferralsols Plinthaquox, acrorthox plintítico y
con plintita plintíticos, acrisoles y haplorthox
lixisoles
Suelos ferralíticos - Acrohumox petroférrico
endurecidos
3. Clasificación de suelos

3.1. Objetivo

El objetivo de este capítulo es definir los términos y dar una explicación


de la clasificación formal de suelos adoptada en este Informe. La clasificación es
de tipo genética y está basada en el trabajo de Duchaufour 1982 y resulta
naturalmente de los procesos descritos en el Capítulo 2. Los procesos dominantes
en los trópicos dan lugar a conjuntos característicos de minerales que forman la
base de los estudios pedogenéticos formales y controlan el comportamiento
geotécnico. El énfasis en la base científica de la clasificación adoptada es el tema
central de este capítulo.

1. Antecedentes

La clasificación de los suelos residuales se ha basado tradicionalmente en


criterios pedogenéticos, como base lógica de una clasificación científica.
Desafortunadamente, existen al menos tres clasificaciones pedológicas de los
suelos tropicales. Cada sistema es complejo terminológicamente y se apoya en
cambios sutiles en el perfil del suelo; aún más, las clasificaciones pedológicas se
relacionan con los perfiles, cada uno de los cuales puede contener varios tipos de
material. Así, la base de la clasificación es menos útil para el ingeniero geólogo o
para el geotecnista que trata de clasificar tales suelos en términos de sus
características y de su comportamiento geotécnicos (Netterberg 1978). Por esta
razón, han sido publicados otros intentos de clasificación, cada uno de los cuales
tiene un uso particular implícito, como puede apreciarse ene la Tabla 3.1, sin
embargo, ninguno de los métodos cubre satisfactoriamente la variedad de los
suelos que pueden existir
La mayoría de las clasificaciones actuales de los suelos residuales
tropicales pueden ser divididas en cuatro tipos:
(1) Las que se basan en criterios ambientales y, en consecuencia, son
útiles en un sentido espacial geográfico, especialmente para la cartografía
geomorfológica.
(2) Los que emplean estrictos criterios pedológicos como la relación de
sesquióxidos.
(3) Las que simplemente extienden las clasificaciones geotécnicas, como
el USCS o HRB, y en consecuencia, no admiten completamente los suelos
tropicales como una categoría especial.
(4) Las que desarrollan algún criterio especial de relevancia particular
para un uso específico de los suelos tropicales como material de ingeniería
Tabla 3.1. Propiedades definitorias usadas previamente en la clasificación de
suelos tropicales (compilada principalmente a partir de las referencias dadas en
Duchaufour, 1982).

Propiedades definitorias
Pedogénico 
Geología   
Topografía 
Nivel freático 
Saprolito
Meteorización  
Clima 
Sílice sesquióxidos  
Silice, alúmina, contenido de aluminio 
Tamaño de partículas        
Arcilla (%) 
Contracción 
Límites de Atterberg       
Orgánica (%) 
Medida equivalente 
Uniformidad 
Durabilidad . 
Resistencia de la masa desuelo 
Intercambio catiónico 
CBR  
Actividad 
AIV Modificado 
Respuesta eléctricca 
Reactividad con cal 
Gravedad específica 
Relación de vacíos 
Cohesión 
MCV 
Pérdida de peso por inmersión 
Winterkorn & Chandrasenkharan

Survey
United States Geological

Ekilo Natai & Muller (1981)

De Graff Jonson et al (1969)

Queirot de Carvalho (1981)


Medina & Preussler (1980)
Medina & Preussler (1982)

Nogami & Villibor (1981)


(1986) Research Board

Lohnes & Deniral (1973)


Novais Ferreira (1969)

Analanan dan (1969)


Vallerga et al (1969)
Lal & Bindra (1981)
Correia et al. (1969)
Ruddocks (1969)

Gidgasu (1971)

Vargas (1969)
Clare (1957)

Little (1967)
Little (1968)

Highway
(1955)

2. Clasificación genética

La base de la clasificación genética propuesta por el Grupo de Trabajo es


puramente pedogenética en la que la descomposición de los materiales
parentales, primarios o sedimentarios, tienen lugar en un ambiente tropical
complejo. Sin embargo, para los objetivos de la clasificación, es necesario
reconocer sólo categorías climáticas amplias: tropical húmedo, tropical estacional
(seca) y climas fríos modificados por la altura. Otro elemento importante es la
condición de drenaje, libre o bloqueado. Estos procesos dan lugar a ciertas
asociaciones de corazas secundarias que pueden ser descritas en términos de
cinco tipos principales y sus cretos asociados.
Cada tipo de suelo puede ser subdividido luego en unidades muy
pequeñas (Tabla 3.2). Una indicación de las numerosas divisiones que pueden ser
adoptadas se encuentra en la clasificación basada en las tablas formales de
Summerfield (1978, 1987), Goudie (1973), Duchaufour (1982) y Goudie & Pye
(1983). Estas divisiones han sido modificadas por el Grupo de Trabajo con el
objeto de lograr un tratamiento consistente. No debe esperarse que todos los
investigadores acepten el detalle fino como una clasificación definitiva. Se
considera, sin embargo, que los posibles desacuerdos en este asunto tiene poca
importancia relativa porque, para fines geotécnicos, las distinciones sutiles son
frecuentemente innecesarias y las estimaciones sobre el comportamiento
geotécnico pueden ser conseguidas exclusivamente a partir de la definición de
categorías más amplias.
El fundamento de la clasificación de los suelos maduros adoptados fue
resumida por Duchaufour (1982) de la siguiente manera:

Los tres tipos de meteorización: (i) fersialitización (minerales de arcilla


2:1 dominantes); (ii) ferruginización (caolinita y minerales de arcilla 2:1); (iii)
ferralitización (caolinta y gibbsita), no pertenecen de hecho a diferentes ciclos
sino a tres fases del mismo ciclo cuya etapa final es la ferralitización. En los
climas subtropicales, con una estación seca bien definida, rara vez es superada
etapa (i) a; en un clima tropical seco el desarrollo se detiene en la etapa (ii);
sólo en los climas ecuatoriales húmedos se alcanza la etapa (iii). El aumento en
la velocidad de la pedogénesis, debido al aumento de la temperatura y de la
precipitación, es fundamental para que se alcance la etapa final de equilibrio.

La clasificación formal, en consecuencia, se divide en dos categorías


básicas: corazas y suelos maduros. Las descripciones están dadas sobre la base de
que los suelos están bien desarrollados y en una etapa de biostasia, esto es se
encuentran en equilibrio con las condiciones de formación y pueden ser
consideradas como estables en términos de sus características diagnósticas
mayores (véase el Capítulo 2). Por supuesto, habrá muchas variaciones
dependiendo de la edad, de la posición topográfica y de otros factores y, en el
campo, los suelos pueden ser más o menos maduros, más o menos completos,
erosionados, truncados o redepositados. Pueden haber estado sometidos a
cambios ambientales y pueden estar en vías de una modificación adecuada.
Pueden ser incluso completamente heredados. Sin embargo, es posible reconocer
algunas categorías amplias como una guía para posteriores investigaciones.
Tabla 3.2. Clasificación formal de los suelos residuales
Subdivisión Criterios de clasificación Características generales
Grupos
A. Corazas
Silcretos a. Fábrica de granos Granos esqueletales en una matriz autosoportada.
soportada Sobrecrecimientos de calcedonia ópticamente continuos,
puede presentarse microcuarzo criptocristalino y opalino.
b. Fábrica flotante Los granos esqueletales flotantes en la matriz no
autosoportantes. Pueden contener concreciones masivos.
c. Fábrica matricial Granos esqueletales Glóbulos masivos comunes en algunas
formas, ausentes en otras..
d. Fábrica conglomerá-tica Contenido detrítico.
Calcreto a. Suelos calcificados Suelo blando o suelto cementado débilmente por CaCO3 .
b. Calcreto polvoriento Polvo fino suelto de CaCO3 con pocas partículas visibles.
Desarrollo nodular escaso.
c. Calcreto nodular Nódulos o concentraciones en una matriz suelta sin estructura.

1. Nodular
2. Concrecionario/
concéntrico
d. Colmena Texturizado calcreto duro hasta muy duro con vacíos
usualmente rellenos con suelo.

1. Nódulos Guijarros cementados y fragmentos unidos por cubiertas


2. Coalecente laminares.
cementado
e. Calcreto endurecido Capa firme hasta muy dura suprayacente a un material más
suelto y rara vez menor de 0.45 m puede ser seudolaminada.

1. Colmena cementada
2. Polvo cementado
3. Recementado
4. Nódulos horizontales
coalecentes
5. Cálcico endurecido en
caja
f. Laminar Capas onduladas firmes hasta duras y finamente laminadas,
frecuentemente cubiertas por costras.
g. Cantos Varían desde bloques discretos hasta coalecentes duros y muy
duros, usualmente en una matriz de arena roja.
Yecreto a. Rosas del desierto Grupos de cristales individuales, maclados con
intercrecimientos en una matriz de arena suelta en el nivel
capilar.
b. Mesocristalino Cortezas subsuperficiales, euhedrales o lenticulares.
c. Endurecido Cortezas superficiales - microcristalinas.

1. Polvo
2. Alabastro endurecido
3. Cantos de alabastro
d. Evaporítico Láminas horizontales, ocasionalmente capas estratificadas.

1. Laminado
2. Estratificado
e. Arena de dunas rica en Suelta o ligeramente cementada, frecuentemente en forma de
yeso duna.
Ferricreto a. Corazas freáticas Se presentan en las rupturas de pendiente y en los bordes de
las cuencas. Hierro transportado por circulación lateral.
1. Local Acumulado en los bajos topográficos como goetita o
hematita. Segregación localizada.
2. Plintita Parches rojos de hematita.
3. Petroplintita Endurecida irreversiblemente por el descenso del nivel
freático.
b. Corazas de meseta Muy gruesas en las superficies de erosión. Concentrada en las
zonas climáticas con fuertes contrastes estacionales.
Engrosamiento lateral. La goetita es reemplazada por la
hematita hasta hacerse dominante.

ó
a. Pisolítico Concreciones soldadas sin bandeamiento o seudoredondeadas.
Acumulado en antiguas redes de fisuras de un horizonte
b. Escoriáceo y vesicular poliédrico o prismático.
Endurecimiento de plintitas frecuentemente vesiculares.
c. Petroplintita
Alcreto
Alucreto a. Pisolítico en plintitas Las mismas variedades que en los ferricretos.
b. Escoriáceo y vesicular
c. Petroplintita
B. Suelos
maduros
Vertisoles a. Vertisoles (sensu stricto) Abundante arcilla expansiva.

1. Desarrollado Alta relación de hierro férrico a hierro total. Predominan las


(Incluye los suelos negros arcillas de neoformación y agradación.
algodoneros) Material parental frecuentemente cristalino y volcánico.
Agrietamiento profundo y compactación asociados a la
2. Poco desarrolladas desecación.
Transicional Característico de suelos tropicales húmedos con una estación
b. Vertisoles coloreados seca corta. Frecuentemente derivados de rocas volcánicas o
cristalinas básicas. Drenaje deficiente.
Las diferencias dependen del grado de madurez de la materia
1. Transicional y orgánica y del contenido de hierro.
ferruginoso Estructura desarrollada, contienen arcillas.

2. Suelos pardos entrópicos


verticales vérticos
Andosoles a. Vitrisoles Andosoles jóvenes ricos en vidrio volcánico, complejos
fersialíticos órgano minerales < 10%.
b. Andosoles (sensu stricto)
1. Andosoles húmicos Poca diferenciación en el perfil. Fuertemente desarrollado con
> 10% de complejos órgano minerales. Poca disminución de
material orgánico con la profundidad. Todos los horizontes
negros grisáceos. Alofánico.
Fuerte disminución de material orgánico en profundidad.
2. Andosoles diferenciados Horizonte B pardo. Arcilla escasa o inexistente. Se presenta
sobre rocas masivas.
3. Hidromórfico Permanentemente saturado, lenta descomposición de la
materia orgánica, parcialmente convertida en turba, poroso
con abundante agua retenida. Reducción completa del hierro.
Transicional
c. Suelos ándicos Mineralización rápida de material orgánico concentrado en la
superficie. Caolinización limitada, sílice escasa. Hidróxido,
gibbsita, goetita.
Fersialíticos a. Suelos pardos fersialíticos Suelos jóvenes, y en consecuencia, diferentes de los suelos
(sensu stricto) pardos eutróficos. Menos profundos que muchos suelos
tropicales. La materia orgánica no está rubificada. Minerales
de arcilla 2:1 con montmorillonita.

1. Eutrófico pardo tropical No es considerado en adelante.


2. Subtropical y
mediterráneo
b. Suelos rojos fersialíticos Comunes en rocas básicas. Suelos antiguos rubificados.
modales Minerales de arcilla 2:1 que se degradan a caolinita. Pérdida
de sílice. La caolinita no es dominante. Puede tener un
horizonte cálcico.
1. Suelo rojo fersialítico
tropical
2. Subtropical y No es considerado en adelante.
mediterráneo
Ferruginoso a. Argílico Caolinita dominante. Minerales de arcilla 2:1 subordinados.
(sensu stricto) (horizonte Bt presente) Gibbsita ausente: saprolito caolinítico en los horizontes
inferiores. La mayor parte de las arcillas de neoformación.
Desarrollo fuertemente influenciado por la edad.
Caolinización por degradación gradual de la montmorillonita,
illita, arcillas interestratificadas y caolinización del feldespato.
Saturación de bases > 50%.
1. Ferruginoso eutrófico Saturación de bases < 50%.
2. Ferruginoso oligotrófico
3. Ferruginoso hidromórfico

b. Ferrisoles
(horizonte Bt no esencial)
1. Ferrisol, Bt débil Acumulación difusa de arcilla.
2. Ferrisol, Bt meteorizado Sin acumulación difusa de arcilla.
3. Hidromórfico Con segregación de hierro
4. Húmico Puede contener gibbsita en alturas elevadas
Ferralítico a. Ferralítico Los perfiles retienen la mayor parte del hierro y del aluminio.
(sensu stricto) La sílice y algunas bases son removidas. El perfil se acidifica
rápidamente. Lar arcillas de neoformación son caolinitas.
Presencia de gibbsita. Usualmente se reduce a cuarzo,
caolinita, gibbsita y óxidos de hierro.
Gibbsita ausente.
1. Ferralítico caolinítico Gibbsita dominante.
2. Ferralítico gibbsítico
b. Ferralitas
1. Ferritas En rocas ultrabásicas. Aluminio escaso. Sílice y magnesio
removidos. Hierro como goetita.
2. Allitas Ferralitas hidromórficas, bien drenadas, permeables pero
húmedas. Hierro movilizado por reducción y removido. Sólo
permanece la gibbsita - uniformemente blanca.

c. Ferralítico Zonas de regolito plástico; la zona moteada es anegada. El


(con segregación hierro está escasamente movilizado.
hidromórfica de hierro)
1. Hidromórfico Muy húmedo pero bien drenado.
2.Plintítico Se forma en la parte inferior de la pendiente en áreas mal
drenadas.
3. Endurecido Hierro transportado a grandes distancias. Nivel freático ácido.
En manantiales

Esta clasificación está basada en (Summerfield (1978m 1983), Goudie (1973m 1983),
Vaketib (1983), Duchaufour (1982).

3.3.1 Definiciones

Coraza: Producto endurecido de procesos superficiales y


cuasisuperficiales formados por la cementación o reemplazamiento de depósitos
de meteorización de la roca madre, de sedimentos sueltos, de suelos o de otros
materiales producidos por procesos físico químicos a baja temperatura.
Silcreto: Depósito endurecido compuesto principalmente por sílice
(SiO2), que puede ser formado por transferencia vertical o lateral, o que puede
incluir variedades pedogenéticas lixiviadas o freáticas. Las subdivisiones de esta
categoría se basan en el tipo de estructura dominante. Por lo común, el contenido
de Fe, Al, Ca, K, Mg y P son bajos.
Calcreto: Depósito endurecido compuesto principalmente por carbonatos
de calcio y magnesio. El término incluye formas no pedogenéticas producidas
por acción fluvial o freática, o pueden ser pedogenéticas por transferencia lateral
o vertical. Las divisiones normalmente se basan en el grado y tipo de
cementación: pulverulenta, nodular, concrecional.
Yecreto: Depósito endurecido compuesto principalmente de sulfato de
calcio hidratado. Las divisiones principales se basan en el grado y tipo de
cementación: polvo, laminación, etc. Pero también incluyen rosas del desierto en
dunas de arena. Puede incluir formas no pedogenéticas como yeso en arenas de
dunas, pero normalmente es pedogenético por transferencia vertical (Goudie
1983).
Alucreto: Forma de depósito endurecido frecuente llamado bauxita que
contiene hierro y aluminio en depósitos de laterita residual. El aluminio puede
encontrarse en cantidades suficientes para ser de uso comercial. Puede ser
subdividido sobre la base del tipo y el grado de endurecimiento, también puede
ser detrítico por retrabajamiento o pedogenético.
Ferricreto: Forma de depósito endurecido compuesto por acumulación
de sesquióxidos, principalmente de hierro en el interior de uno o varios
horizontes de suelo ferralíticos o ferruginosos. Puede ser formado por
precipitación a partir de una solución que se mueva lateral o verticalmente, o
como un residuo después de la remoción de la sílice, los álcalis, etc. (véase
diagramas explicativos en el Capítulo 2). El término caparazón es utilizado en
ocasiones para un endurecimiento moderado, y coraza para un endurecimiento
fuerte. Puede ser pedogenético por retención o acumulación de minerales o por
segregación en los perfiles vadosos. Las formas freáticas son pisolíticas. Las
divisiones están basadas en el tipo y grado de endurecimiento.
Vertisoles: Suelos maduros de coloración oscura, ricos en arcillas
expansivas mezcladas con compuestos húmicos. Típicamente muestran una
mezcla profunda con movimiento vertical debido al cambio de volumen de la
arcilla con grandes grietas de contracción y espejos de falla; en los textos
anglosajones son llamados también black cotton soils. El término gilgai es usado
algunas veces para los rasgos microtopográficos asociados.
Andosoles fersialíticos: Suelos de textura arcillosa, derivados parcial o
totalmente de depósitos volcánicos, compuestos esencialmente de complejos de
alófana amorfa y humus. Tienen una en las subdivisiones orme capacidad de
retención de agua que excede del 100% y puede llegar al 200% en los andosoles
tropicales hidromórficos, pero el secamiento prolongado puede bajar esta
capacidad, frecuentemente en forma irreversible. Tienen una elevada capacidad
de intercambio catiónico y son ricos en minerales de arcilla y óxidos de hierro; se
endurecen al secarse.
Suelos fersialíticos (sensu stricto): Suelos rojizos en los que los
minerales de arcilla del tipo 2:1 son dominantes por transformación y
neoformación; la capacidad de intercambio catiónico de las arcillas es mayor que
25 meq/100 g. Donde el desarrollo vertical es incompleto se forman suelos
fersialíticos pardos; donde es completo se forman suelos fersialíticos rojos
saturados o casi saturados de complejos y cuando son complejos se forman
suelos fersialíticos ácidos desaturados y degradados (veáse detalles de ocurrencia
en el Capítulo 2 y la las subdivisiones en la Tabla 3.2).
Suelos ferruginosos (sensu stricto):Suelos intermedios entre los
formados por fersialitización y ferralitización. La meteorización de los materiales
primarios es más fuerte que en los suelos fersialíticos pero no tanto como en los
suelos ferralíticos; hay alguna remoción de sílice soluble por drenaje. Las arcillas
de neoformación usualmente son caoliníticas pero persisten algunos minerales de
arcilla 2:1; no se encuentra gibbsita iluvial. Los horizontes frecuentemente
consisten en saprolitos caoliníticos y el desarrollo está fuertemente influenciado
por la edad.
Suelos ferralíticos (sensu stricto): Fase final del desarrollo de perfiles gruesos de
suelo en climas húmedos cálidos en los que la mayor parte de los minerales
primarios están afectados por la hidrólisis completa. Los óxidos de hierro y
aluminio, la sílice y las bases son liberadas pero el hierro y el aluminio son
retenidos en los perfiles en tanto que las bases y parte de la sílice son removidas
en solución; las caolinitas de neoformación tienen un contenido bajo de sílice.
Los minerales característicos son cuarzo, caolinita, gibbsita, hematita y goetita.
El horizonte argílico generalmente está ausente.

3.4 Clasificación geotécnica

Los esquemas de clasificación geotécnicos tradicionales han sido


desarrollados generalmente para estimar el comportamiento de los suelos de
climas templados. Estos suelos frecuentemente son depósitos sedimentarios, o
transportados, poco alterados y, en la mayoría de los casos, su comportamiento
geotécnico puede ser estimado a partir de esquemas basados en sus
características granulométricas y de plasticidad medidas en los ensayos
convencionales de laboratorio. En el caso de los suelos residuales, sin embargo,
el comportamiento geotécnico no puede ser estimado tan fácilmente porque:

(a) Los productos de meteorización resultantes bajo ciertas condiciones


tropicales pueden contener minerales con propiedades poco frecuentes.
(b) La meteorización de un material in situ implica la presencia de una
estructura heredada que puede persistir como una forma de discontinuidad aún en
los productos más meteorizados. Tal discontinuidad puede dar lugar a un
comportamiento metaestable. En ciertas condiciones geotécnicas, las estructuras
heredadas pueden dar lugar a patrones de deslizamiento en bloque en una ladera.

Estos factores despiertan muchas dudas en cuanto a la confiabilidad de


los ensayos convencionales de laboratorio para estimar el comportamiento del
suelo en condiciones de campo. Es importante hacer un reconocimiento en las
primeras etapas del proyecto, de manera que puedan utilizarse adecuadamente los
ensayos apropiados (veáse Capítulos 5 y 6). En consecuencia, es recomendable
seguir un enfoque diferente de clasificación geotécnica para los suelos residuales
tropicales.
Por estas razones, se decidió adoptar la clasificación formal francesa de
la Tabla 3.2 como guía para el Informe del Grupo de Trabajo. Ya fue planteado
que los productos de meteorización dependen de la mineralogía del material
parental, de la naturaleza del clima tropical y de las condiciones de drenaje.
Adicionalmente, algunos grupos especiales pueden derivarse de ciertos
materiales volcánicos, particularmente donde y cuando se encuentran a grandes
alturas y, en consecuencia, a menores temperaturas. La importancia de reconocer
la interacción de estos factores en la clasificación geotécnica radica en que los
grupos de minerales secundarios que forman la base de la clasificación
pedogenética son todos característicos de comportamientos geotécnicos
particulares.

3.4.1 El proceso de meteorización tropical

Los perfiles de meteorización tropical han sido representados en términos


geotécnicos por una serie continua gradacional de zonas de meteorización que
van desde la roca fresca en profundidad hasta el suelo más intensamente
meteorizado (suelo residual) en la superficie del terreno (Lumb 1962; Geological
Society Engineering Group Working Party Report 1977).
En el interior del perfil de meteorización pueden hacerse algunas
divisiones generales. Por encima del basamento (grado I) las zonas poco a
moderadamente meteorizadas (grados II y III) tienden a comportarse como roca
en términos geotécnicos y han sido definidas en este Informe como basamento
meteorizado. En la zona intensamente meteorizada (grado IV) y por encima de
ella el material tiende a comportarse como suelo en términos geotécnicos. Los
grados III y IV constituyen una importante zona de transición en términos de
comportamiento geotécnico, donde ocurre el cambio de material rocoso, en el
que el comportamiento puede ser controlado por el movimiento a lo largo de las
discontinuidades, hasta el suelo donde el comportamiento está controlado por
deformaciones de la masa. El papel de las continuidades está influenciado en el
régimen tropical particularmente por la presencia de material alterado como una
cubierta. El saprolito comúnmente se define como la parte del manto meteorizado
(i.e. que se comporta en general como un suelo en términos geotécnicos) que
presenta rasgos texturales y estructurales de la roca madre al punto que ésta
puede reconocerse. Esta definición se aplica a los grados IV y V. El
comportamiento de los suelos inmaduros en las partes inferiores del grado IV se
relacionan más estrechamente con el material parental que con los suelos
maduros. En el grado VI han desaparecido todos los rasgos de la textura y
estructura original. Este grado incluye los horizontes pedológicos A y B del
suelo. Los suelos residuales tropicales han sido definidos en este Informe como
grados IV, V y VI por las razones planteadas en el Capítulo 1.
El uso de estos términos está ilustrado en la Figura 3.1; en la Tabla 3.2 se
encuentra la terminología de la clasificación científica de los suelos residuales
adoptada en este reporte con fines comparativos.

Figura 3.1 Términos usados corrientemente y la clasificación pedológica adoptada (Duchaufour


1982).

El perfil de meteorización mencionado anteriormente necesariamente es


idealizado, punto que no puede ser enfatizado suficientemente. En los climas
tropicales son comunes las precipitaciones y temperaturas extremas y es común
el movimiento de suelo por deslizamientos y transporte por vía acuática. Un
perfil de suelo residual puede desarrollarse sobre cualquier material parental, de
modo que un perfil de meteorización desarrollado in situ puede desarrollarse en
un material parental transportado, como en un depósito de terraza aluvial. Puede
ocurrir, en consecuencia, que se encuentre un perfil meteorizado que pasa a suelo
transportado, que a su vez subrayace un horizonte que representa una antigua
superficie de erosión con un segundo perfil meteorizado.
Las concreciones son un componente significativo de los suelos
residuales tropicales y pueden encontrarse como productos relativamente
inmaduros que se comportan como suelo en el sentido geotécnico del término, o
como corazas en su madurez que se comportan como roca. Las corazas también
se encuentran y son frecuentemente más dominantes en ambientes no tropicales
aunque son el producto de un proceso pedogenético iniciado en condiciones
tropicales. Para la integridad del Informe, las corazas deben ser incluidas también
en esta discusión (ver Capitulo 2 y Sección 3.3.1).

3.4.2 Reconocimiento de las características geotécnicas

El diagrama de flujo presentado en la Figura 3.2 sugiere que las


características geotécnicas pueden ser estimadas a partir de las fuentes de
información disponibles. En el Capítulo 2 se enfatizó en las fases de desarrollo de
un suelo residual. La formación de los suelos ferralíticos maduros pueden tomar
muchas decenas de miles de años y de lo mismo puede ocurrir con la trans-
formación y concentración de los minerales que contribuyen a un comporta-
miento geotécnico particular. En consecuencia, los ejemplos extremos de tal
comportamiento tienden a presentarse en suelos localizados en los ambientes
geológicos más estables. En los ambientes geológicos jóvenes o más activos, los
perfiles de meteorización pueden estar poco desarrollados y los suelos pueden no
presentar el comportamiento geotécnico ilustrado en la Figura 3.2. Sin embargo,
esta figura proporciona pautas generales para predecir los grupos de suelo que se
encontrarán más probablemente en cualquier combinación particular de material
parental y condiciones ambientales y su comportamiento geotécnico potencial. El
sistema de predicción propuesto puede ser útil en la etapa de factibilidad
siguiendo los procedimientos descritos en el Capítulo 4.
(i) Material parental. Las rocas ácidas, ígneas y metamórficas, y las
areniscas de origen sedimentario están compuestas principalmente por cuarzos y
feldespatos. El cuarzo es muy resistente a la meteorización y tiene un papel
importante en el desarrollo de la textura de los productos secundarios al
permanecer como partículas de cuarzo en tanto que la sílice en solución puede
dar lugar a la formación de corazas de silcreto. Los feldespatos se meteorizan
lentamente a minerales de arcilla del grupo de la caolinita o liberan óxidos
hidratados de aluminio y pequeñas cantidades de óxidos de hierro.
Las rocas básicas, ígneas y metamórficas están compuestas de minerales
ferromagnesianos, biotita, anfíboles y, piroxenos y olivinos, que se meteorizan
inicialmente minerales de arcilla del grupo de la esmectita. Sin embargo, este
planteamiento general puede ser equivoco, debido a que el proceso real depende
del clima y de otras características locales. Las lodolitas de origen sedimentario
generalmente contienen illitas, cloritas o esmectitas.
Las rocas volcánicas cuando están asociados con climas tropicales más
fríos en altura, pueden dar origen a alofanas, haloysitas o metahaloysitas.
Figura 3.2 Guía para estimar las características geotécnicas de los suelos residuales tropicales

Nota general: Esta figura se ofrece para dar pautas generales que ayuden en la predicción de los
grupos de suelos que pueden encontrarse más probablemente bajo cualquier combinación de
material parental y condiciones ambientales. Existen muchos materiales parentales y condiciones
ambientales como fases intermedias o gradacionales entre las mostradas aquí. En tales condiciones
pueden aplicarse los criterios implícitos en la figura.
Nota 1: estos términos deben ser utilizados como calificativos para apoyar una
descripción del suelo detallada y completa (Capítulo 4) p.e. Arcilla limosa dura, parda grisácea
oscura, con algunas raicillas y nódulos calcáreos de tamaño de grava fina (VERTISOL).
Nota 2: las notas de la última columna se presentan como una indicación provisional de
las características de comportamiento típico asociado con ciertos grupos de suelo. La discusión
detallada de los procedimientos de ensayos de laboratorio y del comportamiento geotécnico se
encuentran en los Capítulos 5 y 6.
Nota 3: la ruta indicada se relaciona con la caliza pura que sale en solución y deja un
paisaje cársico residual. En el caso de arcillas impuras (p,.e. arcillosas margas) el lector debe
referirse a las rutas de los minerales primarios pertinentes.
Nota 4: los vidrios volcánicos pueden incluir minerales oscuros como olivino, augita,
hornblenda y biotita.
Nota 5: otras rocas volcánicas se incluyen bajo las categorías de rocas ácidas, intermedias o
básicas, según sea el caso.
Nota 3: la ruta indicada se relaciona con la caliza pura que sale en solución y deja un
paisaje cársico residual. En el caso de arcillas impuras (p,.e. arcillosas margas) el lector debe
referirse a las rutas de los minerales primarios pertinentes.
Nota 4: los vidrios volcánicos pueden incluir minerales oscuros como olivino, augita,
hornblenda y biotita.
Nota 5: otras rocas volcánicas se incluyen bajo las categorías de rocas ácidas, intermedias
o básicas, según sea el caso.
Las evaporitas se disuelven rápidamente y liberan los sulfatos solubles
que pueden dar origen al desarrollo de yecreto.
Las calizas y otras ricas en carbonato se disuelven rápidamente par
producir aguas subterráneas ricas en carbonatos que, en ciertas condiciones,
pueden dar lugar al desarrollo de corazas de calcreto o dolocreto (Netterberg
1969, 1971, 1983).
(ii) Condiciones ambientales. La información disponible en mapas
geológicos debe ser complementada con una evaluación del medio ambiente en
el proceso de meteorización. Los mapas topográficos, las fotografías aéreas y las
imágenes de sensores remotos proporcionan información sobre las pendientes
actuales, la altura del terreno, las condiciones de drenaje y la historia
morfológica. Se recomienda un reconocimiento del terreno para estimar si el sitio
específico está afectado por erosión, de modo que pueda esperarse que los
perfiles de meteorización sean de espesor limitado. Por el contrario, un sitio
estable puede tener su perfil profundamente meteorizado.
También son importantes los datos climatológicos que comprenden
precipitación media anual, temperatura media anual y duración de la estación
seca. Debe hacerse todos los esfuerzos para describir el área en términos de tres
grupos climáticos básicos: tropical húmedo, tropical (seco) estacionario o tropical
frío en altura. En el caso de las corazas, es importante notar que las condiciones
de sequía estacional es un elemento esencial para su completo desarrollo.
En los sitios donde el drenaje del perfil está bloqueado, dominan las
condiciones reductoras y los productos iniciales de meteorización como
esmectitas y cloritas son dominantes en los perfiles de vertisoles. Donde
prevalecen las condiciones oxidantes generalmente en pendientes entre 10 y 30º,
y donde se presenta un flujo de agua adecuado, las esmectitas que se originan de
la meteorización de rocas básicas se transforman en minerales del grupo de la
caolinita y se liberan los óxidos hidratados de hierro y aluminio. Estos minerales
dominan los perfiles de suelos ferruginosos que se desarrollan en condiciones
más fuertes de meteorización a ferrisoles y finalmente a suelos ferralíticos. La
meteorización más fuerte da lugar progresivamente a cantidades mayores de
óxidos hidratados de hierro y aluminio. El proceso es estimulado por una fuerte
lixiviación en áreas de alta precipitación. Donde los períodos de alta
precipitación están separados por una estación seca se puede desarrollar
concentraciones de óxidos hidratados en forma de capas dentro de los perfiles de
suelo ferralítico.
(iii) Información pedogenética. También debe referenciarse los datos de
levantamientos pedológicos disponibles. El sistema de Duchaufour tiende a ser
limitado en su cubrimiento geográfico a las áreas del mundo desarrolladas bajo la
influencia francesa. Existen al menos otras dos clasificaciones ampliamente
utilizadas, las del US Soil Conservation Service y del sistema FAO/UNESCO.
Para permitir el uso de datos basados en estos sistemas, se ofrece un resumen de
su terminología general relacionada con la clasificación adoptada en este Informe
debidamente destacada en la Figura 3.2.
(iv) Terminología geotécnica: La literatura geotécnica frecuentemente
describe los suelos tropicales bajo dos categorías generales: los suelos tropicales
negros y los suelos tropicales rojos. Aunque ésta puede ser una aproximación
útil, puede haber un solapamiento en detalle y es recomendable que el ingeniero
se refiera a los indicadores dados en el diagrama de flujo de la Figura 3.2.
Los suelos tropicales negros encontrados en perfiles de vertisoles son
descritos generalmente en la literatura geotécnica como suelos algodoneros
negros, arcillas expansivas negras o arcillas negras tropicales. También pueden
usarse los términos locales como negur, mbuga, adobe o vlei.
Hay bastante confusión en la ingeniería geotécnica sobre el uso de
términos para los llamados suelos tropicales rojos , i.e. los suelos de coloración
roja en el interior de los perfiles ferruginoso, ferrisol y ferralítico. Una pequeña
proporción de sesquióxidos puede dar una coloración roja y se tiende a llamar
laterita a cualquier suelo rojo. Debe evitarse tal uso generalizado. Es
particularmente importante reconocer diferentes tipos de suelos rojos en términos
geotécnicos debido a que contienen diferentes cantidades de óxidos de hierro y
aluminio que poseen propiedades poco comunes y tienen efectos importantes en
las propiedades geotécnicas de los suelos en los cuales constituye componentes
mayores.
Nogami (1985) describe el grupo de suelos tropicales rojos (sin
diferenciar) como suelos lateríticos en lugar de laterita y propone que,
estrictamente, este término debe ser aplicado sólo a aquellos suelos que se
comportan regularmente en ensayos estándar de laboratorio. Sin embargo, a
medida que se concentran los óxidos hidratados tienen un efecto creciente en las
propiedades geotécnicas. Donde estos minerales se concentran en horizontes
discretos como capas han sido llamados plintita y probablemente coinciden con
la laterita original definida por Buchanam (1807) como un suelo tropical rojo que
se endurece al ser expuesto al aire. Tales horizontes pueden endurecerse hasta
convertirse en corazas de ferricreto o alucreto en condiciones gneranadas por
cambios de largo plazo en el clima de drenaje o la topografía. Estas capas
concrecionales también han sido llamadas laterita.
Charman (1988) intentó introducir claridad en la confusión sobre el
término laterita al reconocer un ciclo de desarrollo concrecional a partir de una
capa original de plintita hasta una laterita endurecida madura. Lo que, permite
reconocer formas de corteza intermedia de laterita nodular y laterita en colmena.
En vista de esta confusión, el Informe recomienda que se adopte la
clasificación formal presentada en la Tabla 3.2, para lo cual debe ayudar el
paralelismo general con los términos geotécnicos de uso común.
(v) Clasificación y comportamiento geotécnico: El comportamiento
geotécnico de los suelos residuales tropicales está descrito en el Capítulo 6. Cada
uno de los grupos principales presentan ciertas características de comportamiento
que son citadas para demostrar la utilidad de la clasificación propuesta.
En el grupo de vertisoles, el comportamiento está dominado por los
cambios de volumen que presentan los minerales de arcilla del grupo de la
esmectita cuando ocurren cambios del contenido de humedad natural. Este
comportamiento está descrito en detalle en el Capítulo 6. Existen varios métodos
de predicción del potencial de expansión, basados en los resultados de los
ensayos índice, que son descritos en el Capítulo 5.
En los grupos de suelos ferruginoso, ferrisol y ferralítico las cantidades
variables de sesquióxidos afectan los resultados de los ensayos convencionales de
laboratorio en varias formas descritas en el Capítulo 5.
Agregación de partículas de tamaño arcilla. Los sesquióxidos de la
fracción fina de los suelos tropicales cubren la superficie de las partículas
individuales de suelo debido a los enlaces eléctricos entre la caolinita cargada
negativamente y los óxidos hidratados cargados positivamente. El recubrimiento
reduce la capacidad de los minerales de arcilla para absorver agua y también
pueden cementar físicamente granos adyacentes, dando lugar a agregados de
mayor tamaño. Ambos factores reducen la plasticidad pero un amasado intensivo
del suelo rompe los agregados y las cubiertas de los sesquióxidos y aumentan la
plasticidad. Esto es importante cuando se relaciona los procedimientos de ensayo
de laboratorio con las operaciones de construcción. No es probable que las
operaciones de excavación, transporte y colocación del suelo rompan los
agregados finos al punto que se afecte la plasticidad. La intensidad del amasado
requerido para preparar los especimenes de laboratorio para la determinación de
los límites de Atterberg es, comparativamente, mucho mayor. La plasticidad del
material de construcción puede ser así menor que los resultados de los ensayos
convencionales de límites de Atterberg o de otros ensayos de laboratorio sobre
muestras amasadas.
Cambios irreversibles de la plasticidad por secado. Algunos suelos que
contienen óxidos hidratados de hierro y aluminio pueden llegar a ser menos
plásticos al secarse, i.e. pueden exhibir menores valores de límites de Atterberg.
Esto ocurre en parte debido a que la deshidratación de los sesquióxidos genera un
enlace más fuerte entre las partículas que resiste su penetración por agua. El
proceso no puede ser revertido por rehumedecimiento. El efecto se observa por
secado al aire pero es más pronunciado por secado al horno a mayores
temperaturas.
La pérdida de agua y de hidratación por secado. El agua de hidratación
de los sesquióxidos de hierro y aluminio puede ser retirada por secado en el
horno a 105ºC que es la temperatura estándar de ensayo para los suelos en las
regiones templadas. Esta agua normalmente no incide en el comportamiento
geotécnico del material pero se refleja en los resultados de los ensayos ejecutados
con un contenido mayor de humedad. de acuerdo con las normas establecidas en
países de la zona templada.
Características de colapso o disminución de volumen por adición de
agua sin incremento de carga. Los suelos colapsables tienen altas relaciones de
vacíos pero un contenido de humedad relativamente bajo y, en consecuencia,
pueden ser identificados determinando si la relación de vacíos natural es mayor
que la relación de vacíos en su limite liquido. Esto indica un suelo que es
susceptible a cambios en su estructura al ser saturado. Otro método, usado por
Jennings (1965) hace uso del ensayo de consolidación. Estas cuestiones se
describen más completamente en los Capítulos 5 y 6.
Los andosoles fersialíticos contienen alofanas conjuntamente con
halloysitas y metahalloysitas del grupo de las caolinitas. Estos minerales también
tienen influencia en el comportamiento geotécnico.
Los suelos que contienen metahalloysita tienen agregados de partículas
de arcillas que pueden ser dispersados por manipulación durante los ensayos. Los
agregados pueden ser reconstituidos a menos que el suelo se seque en el horno a
105ºC, con lo que se remueve toda el agua entre las partículas y colapsa la
estructura de agregados.
Los suelos que contienen halloysita hidratada pierden agua de
hidratación al secarse. Esto ocurre cuando la humedad relativa disminuye a
menos del 50%, o cuando la temperatura sube por encima de 50º. La pérdida de
agua de hidratación en una halloysita pura es igual al 14% del peso del suelo
seco. El secado da lugar a la formación de agregados y el suelo se comporta
entonces como la metahalloysita descrita anteriormente.
Los suelos que contienen alofana amorfa forman agregados al secarse.
Este es un proceso irreversible causado por la pérdida del agua entre las
partículas y el agua de los minerales de arcilla amorfa, y está acompañada por
reducciones grandes de la porosidad. El efecto puede ser de tal magnitud que el
suelo cambia de una granulometría arcillosa a una granulometría arenosa.
Las propiedades descritas anteriormente muestran claramente cómo el
comportamiento del suelo es susceptible a los métodos utilizados para preparar
los especimenes para los ensayos de laboratorio. Es necesario reconocer el
potencial de tal comportamiento en las primeras etapas de la exploración y la
ejecución de un programa piloto de ensayos para determinar la necesidad de
modificación de los procedimientos de ensayos normalizados de laboratorio.
Las corazas presentan un problema único para el ingeniero debido a que
no necesariamente constituyen un material que se comporta como roca en el
sentido geotécnico del término. Esencialmente consisten en concreciones en un
suelo huésped, un material estructurado de concreciones coalescentes o un
horizonte endurecido. En todo caso exhiben propiedades geotécnicas variables en
el interior de un depósito y exigen una descripción detallada (ver Capítulo 4), su
evaluación y control de calidad. Debe tenerse un particular cuidado en la
evaluación de la resistencia de las partículas; a menos que estén completamente
maduras las corazas pueden ser relativamente débiles y, en consecuencia, pueden
cambiar considerablemente por manipulación y procesamiento.
4. Identificación y descripción de campo

4.1. Introducción

Este capítulo define un marco de referencia para la descripción de campo


de los suelos residuales tropicales, compatible con la clasificación propuesta
previamente, lo que se logra en gran medida mediante el uso de tablas y por
referencia a publicaciones claves; sólo se hace un corto comentario sobre los
métodos y procedimientos utilizados para generar los datos de la descripción de
campo.
Las Secciones 2.4 y 2.6 indican los factores que controlan la formación y
el desarrollo de los tipos de suelos residuales tropicales. El Capítulo 3 relaciona
los suelos residuales con el comportamiento geotécnico probable. En
consecuencia, la identificación de campo de estos suelos debe tener en cuenta los
factores que controlan el comportamiento geotécnico y las características de la
clasificación.
La descripción de campo puede ser hecha mediante el uso de un conjunto
de parámetros relevantes en el desarrollo y en la condición actual de los suelos
residuales tropicales. Estos parámetros están subdivididos en tres grupos
principales: características del sitio en general, características de la masa de suelo
y características del material del suelo (Tablas 4.1, 4.2 y 4.3 respectivamente). Es
de la mayor importancia identificar apropiadamente los cambios del suelo
residual, asociados con la profundidad, hasta el nivel de roca meteorizada. La
metodología para identificar las características anteriores debe ser adaptable para
una amplia variedad de proyectos. Es probable que los suelos tropicales no
puedan ser objeto de una descripción de campo aislada y que se encuentren otros
materiales estrechamente asociados con ellos. En consecuencia, cualquier
metodología que se proponga para la descripción de campo y la identificación de
suelos debe ser compatible con los sistemas descriptivos para tales materiales y
susceptible de ser integrada con ellos. Debe ser posible construir un perfil total
del terreno que pueda pasar desde la roca fresca, a través de la roca meteorizada
hasta el suelo residual y que pueda ser integrada con los depósitos recientes.
Estas son consideraciones práctica importantes particularmente con respecto al
registro de núcleos o de afloramientos (vea también el Apéndice al Informe
página 160).

4.2. Características generales del terreno

4.2.1. Localización

La localización y extensión de cada sitio en consideración debe ser


adecuadamente definida. La subdivisión del terreno del proyecto debe ser hecha
con base en el tipo, etapa y tamaño del proyecto, conjuntamente con los límites
naturales dentro del área.
El sistema de posicionamiento global (GPS) ha facilitado la localización
de campo, sea que el área esté bien cubierta cartográficamente o no. El GPS es
un conjunto de 21 satélites operacionales cuyas señales son recibidas en el
terreno por un instrumento móvil e integrado para calcular su posición en tres
dimensiones. El uso civil está permitido aunque el sistema originalmente fue
lanzado y mantenido por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para
facilitar la navegación militar. La información es presentada digitalmente en
términos de latitud, longitud y cota sobre el nivel del mar, compatible con su uso
en una base de datos del tipo sistema de información geográfica. Su costo puede
ser menor que 1000 dólares con una resolución del orden de 2 m. El GPS opera
en cualquier punto de la tierra, con la limitación de que no siempre trabaja bien
en los bosques y no recibe señales en los túneles. Hofmann Wellenhof et al
(1992) describen el sistema en detalle.

4.2.2. Geomorfología

La relación entre la ocurrencia de suelos tropicales y la geomorfología


fue discutida e ilustrada en el Capítulo 2. La identificación y clasificación de las
geoformas debe ser un elemento importante en el proceso de descripción en el
campo. En el texto The Working Party on Land Surface Evaluation for
Engineering Purposes (1982) se revisa y comenta los métodos para la definición
de las geoformas. Aunque la escala y los métodos de definición de las geoformas
puede ser una función del tipo y tamaño del proyecto, el objetivo general puede
lograrse mejor por un análisis del terreno en el que, por ejemplo, los sistemas
geomorfológicos pueden ser definidos en términos de unidades geomorfológicas
y geoformas. Tal enfoque ayuda en la organización efectiva de los proyectos al
subdividirlos en de masas de suelos o de sitios relevantes. El Transport Research
Laboratory ha producido un manual de evaluación del terreno (Lawrence et al.
1993) que describe el método con el cual se identifican y definen los sistemas
geomorfológicos y las geoformas. El uso de la clasificación geomorfológica y de
la evaluación de terrenos tiene la ventaja de permitir que la información sobre los
suelos sea correlacionada con otras áreas con clima, topografía y clima similares.
También indica cómo tomar e interpretar fotografías aéreas y las formas más
comunes disponibles de imágenes de satélite para usos en ingeniería.
Los sensores remotos, incluido el uso de fotointerpretación y de
imágenes de satélite constituyen una poderosa herramienta de evaluación del
terreno y es particularmente importante en áreas donde la cartografía es escasa.
Los procedimientos de campo par el análisis del terreno comprenden la
definición y la cartografía de la morfología del sitio; la Tabla 4.1 muestra las
definiciones relevantes que pueden ser utilizadas para ese objeto. La Figura
4.1(Cooke & Doornkamp 1974) ilustran un resultado típico de cartografía
morfológica. Las Tablas 4.4 y 4.5 y las Figuras 4.2 y 4.3 indican cómo la
morfología puede ser definida en términos de relieve y pendiente.
Figura 4.1. Presentación típica de un mapa geomorfológico (Tomado de Cook & Doornkamp
1974).
Figura 4.2. Definiciones geomorfológicas
Tabla 4.1. Clasificación general del sitio
Parámetro Clasificación Procedimiento/Referencia
Localización Posición Utilice un sistema disponible de coordenadas
Límites locales/nacionales/GPS/o refiérase a límites físicos.
Altura Use un sistema fotográfico local/nacional. El tamaño
Extensión de cada sitio dependiente del tipo y escala del
proyecto.
Morfología Relieve relativo La escala y el tipo del proyecto controlan la
Angulo de la pendiente metodología y la cantidad de detalle. Ejemplos,
Forma del perfil Figuras 4.2 y 4.3. Use las Tablas 4.4 y 4.5.
Forma en planta
Geología Tipo de roca Tabla 4.6 adaptada de BS5930 con la información
adicional disponible.
Fuente de información Indique si resulta de cartografía de campo,
compilación de literatura, apique, perforación.
Sismicidad y estabilidad tectónica.
Historia tectónica
Clima actual Precipitación anual La información debe ser generada con medidas
Variación de precipitación directas o recopilada de registros. Clasificación
Variación de temperatura climática general, Tabla 4.7.
Humedad
Evapotranspiración
Hidrología Ríos/corrientes Registre la ocurrencia, patrón general, Tabla 4.8,
Madurez del lecho flujo, Tabla 4.9.
Nivel freático Registre la posición, variaciones y respuesta a la
precipitación.
Vegetación Tipo Natural y cultivada, en términos amplios, Tabla
Porcentaje cubierto 4.10.

Tabla 4.2. Características de la masa del suelo


Parámetro Clasificación Procedimiento/Referencia
Composición Materiales Lista de tipos de material, sección de
construcción.
Geometría Registre los límites, la extensión, la forma de la
masa de suelo.
Naturaleza Zona de préstamo, colina, corte de carretera, etc.
Estructura Estratificación El espaciamiento de continuidades definido en la
geológica Diaclasamiento Tabla 4.27. Naturaleza de superficies de
Fallamiento discontinuidad descritas según las normas ISRM
Espejos de falla 1977. buzamiento y dirección de buzamiento.
Contactos Tipo y naturaleza de contactos, Tabla 4.28.
Relación de los tipos de material.
Comportamiento Erosionabilidad Por observación. Naturaleza y extensión de la
erosión.
Pendientes Medida de los ángulos de taludes y laderas.
Deslizamientos Registre el tipo y la historia de los
deslizamientos.
Resistencia Registre la respuesta a cargas externas mediante
programas de medición in situ y durante la
construcción.
Nomenclatura Masa/perfil Basada en la clasificación propuesta en el
Capítulo 3.
Tabla 4.3. Características del material del suelo
Parámetro Clasificación Procedimiento/Referencia
Humedad Estado Estimación, Jennings et al. 1973, Tabla 4.11.
También la velocidad de cambio en respuesta a
humedecimiento secado y a la precipitación
estacional.
Color Carta de colores American Geological Society.
Resistencia Suelo cohesivo Tabla 4.12. Use la veleta de mano, el
penetrómetro o sonda para ayudar a la
clasificación cuando sea posible.
Suelo no cohesivo/ Tabla 4.13.
suelo cementado
Rocoso/endurecido Tabla 4.14. Use martillo de Schmidt o de campo
para ayudarse en la clasificación.
Fábrica Origen Formada o heredada, Tabla 4.15.
Vacíos Cantidad (porosidad), Tabla 4.6.
Orientación Patrón de orientación de las partículas, Tabla
Distribución 4.17.
Discontinuidades Tabla 4.18.
Orientación, espaciamiento, condición.
Textura Tamaño de partícula Tabla 4.19, BS5930. Use tablas para definir
tamaño y forma.
Forma de las partículas Tabla 4.20.
Gradación Estimación apoyada en tamizado, Tabla 4.21.
Densidad y Masa inalterada Estimación de campo, Tabla 4.22.
densidad
relativa
Comportamiento Resistencia del material Igual a la densidad. Anote la relación.
aparente alterado
Durabilidad Ensayo de durabilidad en campo, Tabla 4.23.
Infiltración Ensayo de infiltración en campo.
Expansión/contracción Ensayos de humedecimiento/secado en campo.
Plasticidad Estimación de campo, Tabla 4.24.
Mineralogía Primaria Examen visual con lente. Prueba de carbonato,
Tabla 4.25.
Secundaria Registre en particular cuarzo, feldespatos y la
relación de primarios a secundarios, Tabla 4.26.
Clasificación Tipo Basado en la clasificación SRT propuesta,
meteorización del material parental o el sistema
único de proyecto.

Tabla 4.4. Morfología, relieve relativo


Relieve relativo (m) Calificación
< 10 Muy bajo
10 - 30 Bajo
30 - 100 Moderado
100 - 300 Alto
> 300 Muy alto
Tabla 4.5. Morfología, pendientes
Angulos (º) Calificación
<2 Llano
2-5 Suave
5 – 10 Moderado
10 - 18 Moderadamente empinado
18 – 30 Empinado
30 – 45 Muy empinado
45 – 70 Escarpado
70 - 90 Subvertical

4.2.3. Geología

En el Capítulo 2 quedó establecido que la geología del basamento puede


tener una influencia significativa en la naturaleza y el desarrollo de los suelos. La
naturaleza del material parental frecuentemente tiene una estrecha relación con la
morfología y en su influencia sobre los suelos residuales tropicales; de hecho, la
variación de la geología del basamento puede afectar el comportamiento
geotécnico de los suelos residuales resultantes (Irfan 1988).
La geología relevante del basamento puede ser definido en términos
simples (Tabla 4.6) mediante el uso del material adoptado de la Norma BS5930 o
del Working Party Report on the Mapping of Rock Mases (1977) o del Working
Party Report on Weathered Rocks (1995). Esto no excluye una descripción más
detallada de la geología si se requiere. La definición de la historia geológica
puede proporcionar información valiosa sobre la estabilidad tectónica y
geomorfológica y, en consecuencia, sobre la madurez de los perfiles de suelo
desarrollados.
descripción geomorfológica. Debe ponerse atención particular a la
ocurrencia de manantiales, corrientes y ríos, las variaciones estacionales y la
madurez del lecho de los ríos y corrientes.
Debe registrarse la naturaleza y ocurrencia del agua subterránea y
cualquier información que conduzca a la definición del régimen de flujo del agua
subterránea, posición de niveles freáticos, variación del nivel freático y respuesta
a la precipitación (capacidad de infiltración).

Tabla 4.8. Espaciamiento del drenaje


Espaciamiento (m) Calificación
< 100 Muy denso
100 - 400 Denso
400 - 1500 Moderado
1500 - 3000 Amplio
> 3000 Muy amplio
Esta tabla debe ser utilizado sólo como guía.
Los principales tipos de rocas aparecen en mayúsculas y negrilla. Los límites con líneas gruesas definan las
condiciones en las que se aplica el nombre de la roca.
La Tabla se reproduce de la norma BS5930: 1981 con autorización de la BSI. Copias de la norma completa de
la norma BS pueden ser obtenidas por correo de BSI sales, Linford Wood, Milton Keynes, MK146LE, UK.
Tabla 4.6. Guía de identificación y clasificación geotécnicas de rocas
4.2.4. Clima actual

El clima puede ser descrito en términos de las condiciones generales,


Tabla 4.7 y del clima actual e inmediatamente precedente. La descripción del
clima debe cuantificar la precipitación anual, incluyendo intensidad. Las
variaciones de la precipitación diurna y estacional, las variaciones de temperatura
diurna y estacional y la humedad.
La determinación de las relaciones de evaporación/transpiración debe ser
un resultado de las observaciones climáticas en el terreno. En algunos proyectos
puede ser útil establecer índices climáticos locales de acuerdo con la propuesta de
Weinert (1974). Este índice climático está dado por la expresión
N = 12 Ej/Pa
Donde Ej es la evaporación durante el mes más cálido y Pa es la
precipitación anual.
Weinert propuso este índice en Sudáfrica como una ayuda para la
estimación de la durabilidad de los agregados en carreteras, en ambientes de
meteorización. Los valores de N menores que 5 indican condiciones climáticas
que dan lugar a un manto de suelo residual.

Tabla 4.7. Categorías climáticas


A.Climas de bajas latitudes
Ecuatorial húmedo
Precipitación Alta, 1500 a 2500 mm., variación mensual 75 – 250 mm.
Temperatura Media anual, 24 – 27ºC, intervalo 21- 32ºC con variación de 1- 2ºC.
Intervalo de variación diurna 8 – 11ºC.
Rasgos Temperatura y precipitación altas.
Litoral con vientos
alisios
Precipitación 1500 – 3000 mm., variación mensual 25 – 700 mm. Un máximo extremo
en verano.
Temperatura Media anual 24 – 27ºC, intervalo 18 – 32ºC. Intervalo de variación diurna
11 – 14ºC.
Rasgos Vientos fuertes, invierno frío seco
Desértico tropical
Precipitación 10 - 100 mm.
Temperatura Media anual 21 – 27ºC, intervalo 1 – 54ºC. Intervalo de variación diurna
14 – 17ºC.
Rasgos Precipitación media muy baja, frecuentemente concentrada en lluvias muy
intensas.
Desértico de la
costa oeste
Precipitación < 250 mm. En general virtualmente nula.
Temperatura Media anual 18 – 23ºC, intervalo -1 – 55ºC. Intervalo de variación diurna
15 – 20ºC.
Rasgos Extremadamente seco pero relativamente frío. Amplio intervalo de
temperatura anual.
Tropical seco
húmedo
Precipitación 1000 – 1700 mm. Variación mensual 0 – 350 mm, máximo extremo en
verano.
Temperatura Media anual 24 – 27ºC, intervalo 16 – 38ºC. Intervalo de variación diurna
8 – 17ºC.
Rasgos Contrastes estaciones extremos
B. Climas de latitud media
Subtropical húmedo
Precipitación 750 – 1600 mm, variación mensual 50 175 mm, máximo bien definido en
verano.
Temperatura Media anual 16 – 21ºC, intervalo -4 – 38ºC. Intervalo de variación diurna 5
– 11ºC.
Rasgos Precipitación anual moderada, heladas ocasionales, huracanes, tifones.
Marítimo de la
costa oeste
Precipitación 500 – 2500 mm, variación mensual 25 – 100 mm.
Temperatura Media anual 7 – 13ºC, intervalo -4 – 24ºC. Intervalo de variación diurna 8
– 11ºC.
Rasgos Clima lluvioso pesado con veranos fríos húmedos e inviernos
moderadamente húmedos. Ciclones.
Mediterráneo
Precipitación 400 – 800 mm con un mínimo en verano o un máximo en invierno.
Temperatura Media anual 12 – 18ºC, intervalo -1 – 38ºC. Intervalo de variación diurna
14 – 19ºC.
Rasgos Veranos cálidos secos, inviernos moderadamente lluviosos.
Desértico de latitud
media
Precipitación 10 – 100 mm, variación errática.
Temperatura Media anual 4 – 16ºC, intervalo -35 – 43ºC. Intervalo de variación diurna
11 – 17ºC.
Rasgos Amplias variaciones de temperatura entre invierno y verano,
precipitaciones bajas erráticas.
Continental húmedo
Precipitación 400 – 700 mm, variación mensual 75 – 125 mm. Un máximo moderado en
verano.
Temperatura Media anual 2 – 7ºC, intervalo -35 – 29ºC. Intervalo de variación diurna 11
– 17ºC
Rasgos Veranos húmedos fríos, alta precipitación, amplio intervalo de temperatura
anual.
C. Clima de latitudes altas: No se considera
Tomado de Strahler 1970

4.2.5. Topografía e Hidrología

En el Capítulo 5 se anotó que la topografía y la hidrología tienen una


influencia decisiva en las características del drenaje, que a su vez tiene un efecto
mayor en la mineralogía del suelo residual.
El patrón de drenaje natural debe ser definido y descrito en términos generales
(Tablas 4.8 y 4.9), aunque en la práctica puede solaparse con la

4.2.6. Vegetación
La vegetación debe ser descrita en términos del tipo natural y cultivada, y de
porcentaje cubierto.

Tabla 4.9. Clasificación del drenaje


Nombre Comentario
Dendrítico Indica materiales uniformes.
Rectangular Implica fuerte diaclasamiento del basamento y cubierta delgada de suelo.
Trellis Topografía controlada por la estratificación.
Paralelo Característico de áreas coluviales (outwash) con bajo relieve.
Trenzado Areas aluviales donde la carga de sedimentos excede la capacidad de transporte
de la corriente.
Radial Colinas aisladas.
Pinnado Generalmente indica un alto contenido de limo como en las llanuras de
inundación y de loess.
Anular Indica la presencia de domos ígneos o sedimentarios con fracturas o escarpes
concéntricos.
Desordenado Numerosos lagos y lagunas, morfología llana.
Centrípeto Variación del radial, con drenaje hacia un punto central; centro de un anticlinal
o sinclinal erosionado.
Interno Indica un material muy poroso o condiciones cársicas.
Dislocado Drenaje interrumpido debido a fallas o extrusiones.
Tomado de Mitchell (1973)

Tabla 4.10 Vegetación


Clasificación
Natural Cultivada
Bosque boreal Pastos
Bosque de coníferas Cultivos de cereales
Bosque de ciduo Cultivos de tubérculos
Rastrojo Cultivos de frutas
Pastos
Sabanas
Bosque de sabanas
Bosque pluvial templado
Bosque pluvial tropical
Vegetación de montaña
Porcentaje cubierto
> 75 Abundante
25 - 75 Muy abundante
10 - 25 Abundante
4 – 10 Ocasional
<4 Escaso

4.2.7. Interacción de la geología, el clima y la morfología

Un ejemplo de la influencia y la interacción de la geología, topografía, clima


(precipitación) e hidrología (drenaje) está bien demostrado en la pequeña isla de
Dominica en el Caribe (Rouse et al. 1986; Reading 1991). Allí la geología es
relativamente constante (rocas volcánicas que incluyen piroclastos andesíticos y
dacíticos); la amplia variación del relieve (0.1000 m), precipitación (1000/7600
mm) y de las condiciones de drenaje ha dado lugar a la formación de cuatro
grupos diferentes de suelos que comprenden la mayor parte de los suelos
incluidos en la clasificación de suelos residuales formador a partir de rocas
ígneas básicas. Tal interacción está ilustrada en la Figura 4.3.

Figura 4.3. Relieve, precipitación y suelos en Dominica (Tomado de Rouse et al. 1986).

4.3. Características de los materiales del suelo

4.3.1. Generalidades

Ferreira, 1985 ha considerado que la caracterización de las rocas


meteorizadas y de los suelos tropicales puede hacerse sobre la base de sus rasgos
morfológicos, de su composición mineralógica, de ensayos de identificación y de
sus propiedades geotécnicas.
Las técnicas de identificación de campo pueden definir sólo parcialmente
algunas de las características y propiedades mencionadas anteriormente, aunque
pueden ser utilizadas medidas o ensayos indirectos. La combinación de la
identificación de campo con el trabajo selectivo de laboratorio puede facilitar una
caracterización más completa. Los ensayos de laboratorio son discutidos más
ampliamente en el Capítulo 5, pero, para la identificación de las características
del material es necesario concentrarse en la descripción de los elementos visibles
y en el registro del comportamiento del material disponible.
Las normas actuales de descripción y clasificación geotécnica de suelos
finogranulares como la unificada, AASHTO (Normas ASTM D2487 y D3282) o
la BSCS (incorporada en la norma BS5930), están dominadas por el énfasis en la
granulometría del material arenoso o por la plasticidad, medida por los límites
deAtterberg (Mitchell & Sitar 1982; Child 1984). Confiar exclusivamente en
tales normas puede ser engañoso en un suelo residual y los sistemas de
clasificación utilizados corrientemente en la zona templada pueden ser difíciles
de aplicar para la predicción geotécnica en los suelos tropicales.
Sin embargo, las descripciones normalizadas contienen elementos que
pueden ser de interés en el ambiente tropical y se considera que podrían formar
parte de un esquema descriptivo basado en el material, como se enuncia más
adelante.

4.3.2. El estado de humedad

El estado de humedad puede ser utilizado como una ayuda en la


identificación en algunos tipos de suelos y para la estimación de su
comportamiento potencial. Los términos generales: seco, ligeramente húmedo,
húmedo, muy húmedo y saturado han sido sugeridos por Jennings et al. (1973).
El estado de humedad aparente se relaciona naturalmente con la textura del suelo
y, en consecuencia, debe ser estimado e interpretado teniendo en cuenta este
aspecto. Adicionalmente, en algunos ambientes puede ser de interés estimar,
además del estado de humedad actual, su variación en el tiempo y su respuesta a
la variación climática.

Tabla 4.11. Estado de humedad


Clase Descripción
Seco Color más claro que en estado húmedo. Arenas sueltas. El suelo limoso frágil se
desmenuza a polvo. Los suelos arcillosos tienden a agrietarse y no pueden ser
desmenuzados con los dedos.
Ligeramente Varía entre seco y húmedo.
húmedo
Húmedo La mayoría de los horizontes tienden a mostrar un intervalo amplio de cambio
de color. Ausencia de características saturadas o secas.
Muy húmedo Varía entre húmedo y saturado.
Saturado Películas de agua visibles sobre los granos y terrones. Manaderos.
Tomado de Hodgson 1974

4.3.3. Color

El color en los suelos residuales tropicales tiene mayor significado que


en los suelos de zonas templadas. Frecuentemente el color puede ser un índice de
cambio químico o mineralógico (Hodgson 1976) y es recomendable el uso de
cartas de colores en el campo. La Rock Color Chart producido por la Geological
Society of America es relativamente barata y muy compacta. Tales cartas deben
ser utilizadas para describir el color predominante y el moteado secundario, etc.
Cuando sea posible debe registrarse el color del suelo en estado húmedo y en
estado seco.
4.3.4. Resistencia

La consistencia o resistencia, del material inalterado o amasado, debe ser


descrito siguiendo las definiciones estándar para suelos y rocas. (BS5930;
Weltman & Head 1983). Las definiciones que se utilizan son las relevantes en el
contexto geotécnico (Tablas 4.12 – 4.14). Existen otras definiciones detalladas de
resistencia utilizadas principalmente en pedología pero pueden causar confusión
en relación con las normas geológicas existentes (Hodgson 1976). En los
materiales pedogenéticos puede ser importante describir la resistencia de los
nódulos y de la matriz (Netterberg 1978).

Tabla 4.12. Suelo cohesivo


Calificación Resistencia al cortante Ensayo de campo
sin drenaje (kPa)
Muy blando < 20 Exuda al ser comprimido entre los dedos.
Blando 20 – 40 Puede ser penetrado con el pulgar. Puede ser
amasado con los dedos.
Firme 40 – 75 Puede ser penetrado con el pulgar con alguna
dificultad. Puede ser amasado con dificultad entre
los dedos.
Duro 75 – 150 Puede hacerse muescas con los dedos. No puede ser
amasado con los dedos.
Muy duro 150 – 300 Puede hacerse muescas con las uñas. Puede ser
penetrado hasta 15 mm con un cuchillo.
Extremadamente >300 No puede hacerse muescas con las uñas.
duro
Tomado de Weltman & Head 1983

Tabla 4.13. Resistencia: suelo no cohesivo


Calificación Ensayo de campo
Suelto Puede ser excavado con una pala. Pueden clavarse estacas de 50 mm. Puede ser
desmenuzado entre los dedos.
Denso Se requiere pica para la excavación y puede clavarse estacas de 50 mm. Puede
desmenuzarse con una fuerte presión de los dedos.
Moderadamente Los terrones removidos con la pica pueden ser desgastados por abrasión.
cementado
BS5930 1981; Weltman & Head 1983

Tabla 4.14. Resistencia: materiales endurecidos y rocas


Calificación Resistencia a la Ensayo de campo
compresión
simple MPa
Muy débil 0.60 – 1.25 Puede romperse fácilmente con la mano.
Puede clavarse una navaja 5 mm.
Débil 1.25 – 5.0 Puede romperse con la presión de un
martillo. No puede clavarse una navaja. Raya
con las uñas.
Moderadamente débil 5.0 – 12.5 Puede romperse en la mano con golpes de
martillo y rayarse con una navaja.
Moderadamente resistente 12.5 – 50 Puede romperse con martillo contra un
objeto sólido.
resisitente 50 – 100 Difícil de romper con un martillo contra un
objeto sólido.
Muy resistente 100 – 200 Se necesita varios golpes de martillo para
fracturar una muestra.
Extremadamente resistente > 200 Una muestra sólo puede ser desastillada con
martillo.
Tomado de la Norma BS5930, 1981, ISRM 1981.

4.3.5. Fábrica

La fábrica o textura puede ser definida como la constitución física del


suelo expresada por disposición espacial de las partículas sólidas y los vacíos
asociados. (Brewer 1968). En el contexto del trabajo de campo ésta se confina a
los rasgos que pueden ser observados fácilmente a simple vista o por medio de un
lente de mano. La identificación de campo de las características texturales puede
ser facilitada mediante el uso de un pequeño microscopio monocular.
Brewer propuso un sistema que maneja el análisis textural con la
terminología pedológica y que puede ser adaptada al contexto más amplio de este
Informe. Este sistema está basado en el concepto de unidades y capas de
organización que pueden ser demasiado detallados para la mayoría de los
proyectos geotécnicos y de ingeniería geológica, en especial para la
identificación en el campo y, en consecuencia, sólo se presenta un esquema de su
enfoque en las Tablas 4.15 – 4.18. En caso de ser necesario, puede hacerse
análisis texturales adicionales mediante técnicas de laboratorio (Capítulo 5).
Baynes & Dearnab (1978a,b) en su trabajo sobre la textura del granito,
mostraron un enfoque para la descripción de la fábrica de un tipo particular de
roca. Es probable que algunos proyectos o tipos particulares de suelos puedan
requerir enfoques similares adaptados de éste.

Tabla 4.15. Origen de los rasgos de fábrica


Tipo Definición
Pedogénico Terrones formados in situ por procesos de formación de suelos.
Orgánico Restos orgánicos, macroporos dejados por raíces, etc.
Mineral secundario Nódulos, recubrimientos minerales, agregados.
Heredado Textura del material parental inalterada en gran medida.
Meteorizado Textura del material parental modificada por procesos de meteorización.

Tabla 4.16. Relación de vacíos y porosidad


Calificación Relación de vacíos Porosidad
Muy alta > 1.00 > 50
Alta 1.00 – 0.80 50 - 45
Media 0.80 – 0.55 45 - 35
Baja 0.55 – 0.43 35 - 30
Muy baja < 0.43 < 30
Tabla 4.17. Orientación de la ábrica
Orientación Definición
Fuerte Más del 60% de las partículas están orientadas con sus ejes principales
subparalelos en un intervalo de 30º.
Moderada Entre 40% y 60% de las partículas están orientadas con sus ejes
principales subparalelos en un intervalo de 30º.
Débil Entre 20% y 40% de las partículas están orientadas con sus ejes
principales subparalelos en un intervalo de 30º.
Inexistente No hay una orientación visible preferida de las partículas.
Aleatoria Fábrica visible pero sin orientación preferida.
Tomado de Brewer 1964

Tabla 4.18. Distribución de partículas


Descripción Definición
Porfirítica La matriz se presenta como una masa densa en la que se destacan granos
aislados al modo de una roca porfirítica.
Granular Partículas discretas sin matriz.
Aglomerática La matriz se presenta como un relleno suelto o incompleto en los
espacios entre acumulaciones de granos.
Intertéxtica Los granos están unidos por puentes intergranulares o embebidos en una
masa porosa.
Matriz dominante La matriz constituye la mayor parte del material.
Trabada Granos o terrones estrechamente entrelazados.
Separada Granos o terrones en una formación entrelazada y suelta.

4.3.6. Textura

El término textura describe el tamaño y forma de las partículas del suelo


(Tablas 4.19 – 4.21). Es recomendable que la descripción se haga siguiendo las
normas establecidas para la descripción de los granos y de su tamaño (AEG
1979). En la interpretación de las estimaciones de campo de la textura debe
considerarse las propiedades propias de algunos tipos de suelos residuales, p.e. la
agregación de suelos alofánicos a una textura limosa o aún de arena fina (Wesley
1973; Mitchell & Sitar 1982). Los suelos arcillosos halloysíticos de África
Oriental con alto contenido de óxido de hierro también presentan esta
característica (Newill 1961). En la interpretación del tamaño aparente de
partículas en el campo debe tenerse en cuenta también la posibilidad de texturas
heredadas seudomorfas que se desintegren al amasar el suelo. En un ambiente de
suelos residuales, el intervalo de tamaño de las partículas puede ser muy grande,
desde granos discretos y compuestos hasta grandes núcleos de roca.

Tabla 4.19. Clasificación de tamaño de partículas


Límites de tamaño (mm) Calificación
> 60 Muy grueso (cantos/bloques).
60 – 2.0 Grueso (grava).
2.0 – 0.06 Medio (arena).
0.06 – 0.006 Fino (limo).
< 0.006 Muy fino (arcilla).
Tomado de IAEG 1979, BS5930, 1981.
Tabla 4.20. Forma de las partículas
Angularidad Angular s
Subangular
Redondeada.
Forma Equidimensional
Plana
Alargada
Plana y alargada
Irregular.
Textura superficial Áspera y lisa.
Tomado de IAEG 1979.

Tabla 4.21. Descripción de gradación de suelos granulares para utilizar con las
mallas de campo
División mayor Nombre típico Descripción Símbolos
Gravas: más del 50% de Gravas limpias Gravas bien gradadas y mezclas de arena GW
la fracción gruesa es y grava con poca cantidad de finos.
retenida en la malla de 2 Gravas mal gradadas y mezclas de arena GP
mm. y grava con poca cantidad de finos.
Gravas con Gravas limosas, mezclas de grava, arena y GM
finos limo. GC

Arenas: más del 50% de Arenas limpias Arenas bien gradadas, mezclas de arena y SW
la fracción gruesa pasa grava con poca cantidad de finos.
por malla de 2 mm. Arenas con Arenas mal gradadas, arenas con grava. SP
finos Arenas limosas, mezclas de arena y limo. SM
Arenas arcillosas, mezclas de arena y SC
arcilla.
Notas: Adaptada de la clasificación unificada de suelos para el uso de campo en materiales de
suelos tropicales. Vea los comentarios del Capítulo 5 sobre la determinación de la granulometría en
el laboratorio.

4.3.7. Densidad del material

La densidad del material depende de la densidad de las partículas del


suelo y su estructura y como tal es una característica distintiva y significante de
algunos tipos de suelos (Fitzpatrick 1983; Vaughan et al. 1988). Aún la
estimación de la densidad del material puede ser una característica índice útil
(Tabla 4.22).
Los suelos alofánicos son ejemplos de algunos suelos cuya densidad es
muy baja (entre 0.3 y 0.5 Mg/m3). La densidad menor que la normal (entre 0.6 y
1.0 Mg/m3) es un rasgo característico de las arcillas halloysíticos de África
Oriental, que son célebres por su alta porosidad.
Tabla 4.22. Densidad
A. Densidad relativa. Calificación
Suelo Roca
<1 > 1.40 Extremadamente baja.
1.00 – 1.40 1.40 - 1.80 Muy baja.
1.40 – 1.70 1.80 – 2.20 Baja.
1.70 – 1.90 2.20 – 2.55 Moderada.
1.90 – 2.20 2.55 – 2.75 Alta.
> 2.20 > 2.75 Muy alta.
B. Densidad relativa
< 20 Muy suelta.
20 – 33 Suelta.
33 – 66 Medianamente densa.
66 – 90 Densa.
90 - 100 Muy densa.
Tomado de IAEG 1979

4.3.8. Comportamiento

El comportamiento de un material puede ser descrito en respuesta a los


ensayos índice de campo ejecutados en el marco de la identificación y
descripción general. Tales ensayos de campo deben ser rápidos, simples y
relevantes para la clasificación y caracterización geotécnica de los materiales en
cuestión.
Durante el proceso de descripción de campo debe investigarse sus
características de humedecimiento, secado, amasado, sensibilidad a la alteración,
durabilidad (Tabla 4.23), plasticidad (Tabla 4.24).
Otros ensayos relevantes en la caracterización de propiedades
geotécnicas de los suelos residuales incluyen: expansión, contracción, colapso de
la fábrica, martillo de Schmidt, penetrómetro de mano, veleta de mano, absorción
rápida, pH.

Tabla 4.23. Ensayo de durabilidad en el campo


Indice de durabilidad Definición
en el campo
1 No se presentan efectos obvios.
2 No se presenta un efecto inmediato diferente a una disminución de
resistencia baja pero observable.
3 No se presenta un efecto inmediato pero se rompe en piezas grandes
bajo una mínima presión de los dedos.
4 No se presenta ningún efecto inmediato pero se desmorona en bloques
pequeños bajo una mínima presión de los dedos.
5 Se cuartea rápidamente. Se rompe en bloques más pequeños bajo una
mínima presión de los dedos.
6 Se cuartea rápidamente. Se reduce a tamaño de grava fina y arena bajo
una mínima presión de los dedos.
7 Se rompe rápidamente en bloques pequeños.
8 Se desintegra a tamaño de grava fina y arena.
Nota: Las muestras de material se colocan en agua durante diez minutos.
Tabla 4.24. Estimación de campo de la plasticidad
Calificación Definición
No plástico No puede formarse un cilindro de 40 mm de largo y 6 mm de diámetro.
Poco plástico Puede formarse un cilindro de40 mm de largo y 6 mm de diámetro que
soporta su propio peso, pero un cilindro de 4 mm de diámetro no lo
soporta.
Moderadamente Puede formarse un cilindro de 40 mm de largo y 4 mm de diámetro que
plástico soporta su propio peso, pero un cilindro de 2 mm de diámetro no lo
soporta.
Muy plástico Puede formarse un cilindro de 2 mm de diámetro que soporta su propio
peso.
Tomado de Hodgson 1974

4.3.9. Mineralogía

En la medida de lo posible se hará una investigación de campo de la


mineralogía del material poniendo particular cuidado en la condición de los
minerales residuales (vea el Capítulo 2). Es importante la estimación de la
proporción de mica en la clasificación geotécnica de los suelos residuales y en la
predicción de su comportamiento (Vargas 1988).
La relación entre minerales primarios residuales y minerales secundarios
puede ser una característica importante para la clasificación (Lumb 1965). Esta
relación debe considerarse siempre teniendo en cuenta la naturaleza de la roca
madre. La naturaleza del tipo de roca original, en particular su tamaño de grano
influenciará naturalmente la eficacia de cualquier estimación de campo. (Irfan
1988), en su trabajo sobre mineralogía y la fábrica del granito sugiere el uso de
un ensayo de arenosidad del feldespato como guía de la condición del material
(Tabla 4.26).
La estimación de la naturaleza y ocurrencia de los minerales secundarios
en el campo se puede apoyar en la observación de la respuesta del material en los
ensayos de campo simples enumerados en la Sección 4.3.8 y en la Tabla 4.25,
p.e. la presencia de minerales, de arcilla expansivos.

Tabla 4.25. Contenido de carbonato de calcio


Calificación Respuesta al ensayo de campo CaCO3
Efectos auditivos Efectos visibles
No calcáreo Ninguno Ninguno. < 0.5
Muy poco calcáreo Ligeramente audible Ninguno. 0.5-1.0
Ligeramente calcáreo Moderada a claramente Ligera efervescencia sobre 1 – 5
audible; puede oírse apartado granos apenas visible.
del oído
Calcáreo Fácilmente audible Efervescencia moderada; 5 - 10
burbujas definidas hasta de 3
mm de diámetro.
Muy calcáreo Fácilmente audible Efervescencia fuerte; > 10
numerosas burbujas
distribuidas sobre la
superficie hasta de 7 mm de
diámetro; fácilmente visible.
Tomado de Hodgson 1976.
Tabla 4.26. Escala de descomposición de los feldespatos en el ensayo de
arenosidad
Grado de Calificación Escala de Descripción
descomposición de arenosidad descomposición
Fresca Dura 1 No puede ser cortada por una navaja; no
puede ser rayada con un alfiler.
Moderadamente Arenosa 2 Puede ser cortada con una navaja o
descompuesta rayada con un pin bajo una fuerte presión.
Extremadamente Polvorienta 3 Puede ser desmenuzado a fragmentos de
descompuesta tamaño limo por presión entre los dedos.
Completamente Blanda 4 Puede ser moldeada fácilmente con los
descompuesta dedos.
Tomado de Irfan 1988.

4.4.3. Estructura geológica

La descripción de la estructura geológica debe incluir cualquier límite


natural y las discontinuidades heredadas o contemporáneas, p.e. planos de
estratificación, diaclasas, foliación, fallamiento y plegamiento.

La importancia de las discontinuidades heredadas ha sido bien


documentada, particularmente en la estabilidad de las laderas (Deere & Patton
1971; Brand 1984). La naturaleza y ocurrencia de los límites y discontinuidades
deben ser bien definidas mediante normas aceptadas (ISRM 1980). Esta
definición debe incluir la descripción de rellenos y recubrimientos que pueden
ser meteorizados diferencialmente respecto a la masa de suelo restante. Debe
registrarse también la naturaleza de los límites entre los materiales (Tablas 4.27 y
4.28).
La descripción de la estructura de la masa debe incluir también una
definición de la relación espacial de los tipos de material que forman dicha masa.

Tabla 4.27. Espaciamiento de discontinuidades


Espaciamiento (mm) Calificación
> 2000 Espaciamiento muy amplio.
2000 – 600 Espaciamiento amplio.
600 – 200 Espaciamiento medio.
200 – 60 Espaciamiento estrecho.
< 60 Espaciamiento muy estrecho.
Tomado de BS5930 1981.

4.4.4. Comportamiento

El comportamiento de la masa del suelo debe registrarse con respecto al


efecto de las condiciones impuestas durante la construcción, de la misma manera
que se hace con el comportamiento del material. Los ensayos de campo deben
incluir los ejecutados como parte de un programa de investigación avanzado, y
deben incluir ensayos de penetración dinámica, el ensayo de veleta, el ensayo de
penetración con cono, los ensayos de dilactómetro/presiómetro, CBR in situ,
ensayo de placa y el ensayo de permeabilidad in situ.
Es esencial que se haga todos los esfuerzos para registrar el
comportamiento in situ de los suelos residuales tropicales, debido a las
dificultades de muestreo y ensayo de ellos. Se ha utilizado con éxito el inventario
del comportamiento de masas de suelo, en particular, de las condiciones de
estabilidad de las laderas, como ayuda de la caracterización geotécnica en
terrenos tropicales (Anderson et al. 1990; Cook et al. 1992). Su uso está
recomendado como una fuente de información sobre el comportamiento
geotécnico en la descripción de la masa de suelo cuando sea relevante para el
proyecto.

Tabla 4.28. Definición de contactos


A. Definición del límite
Calificación Espesor de la zona límite (mm)
Nítido <5
Abrupto 5 - 25
Claro 25 - 60
Gradual 60 – 130
Difuso > 130
B. Forma del límite
Calificación Descripción
Suave La forma del límite es plana, con pocas irregularidades, y usualmente ocurre
a la misma profundidad en el afloramiento.
Ondulada La superficie del límite tiene depresiones amplias y someras, espaciadas
regularmente.
Irregular La superficie límite tiene depresiones más profundas que anchas.
Quebrada Al menos uno de los horizontes es discontinuo y el límite se encuentra
interrumpido.
Tomado de Hodgson 1976; Fitzpatrick 1983

4.4.5. Nomenclatura

La masa de suelo residual debe ser identificada con base en la evidencia


de campo y apoyados en la clasificación de suelos residuales tropicales propuesta
en el Capítulo 3. La identificación de campo descrita en este capítulo forma parte
de la primera aproximación sobre el tipo de masa y su desempeño, que puede ser
refinada con base en la información subsecuente de laboratorio.
Las masas investigadas pueden contener un conjunto de materiales desde
el basamento inalterado hasta los suelos maduros o pedogenéticos, ordenadas en
uno o más perfiles de roca y suelo. Los materiales individuales en el interior de
estos perfiles o masas pueden ser identificados con respecto a las combinaciones
de material parental, grado de meteorización y tipo de suelo residual. La
nomenclatura de las masas como un todo puede ser concebida en términos de los
perfiles que las constituyen, p.e. perfil de basalto-vertisol o perfil de granito-
ferrisol, o pueden ser identificadas también con respecto a las zonas de
meteorización tropical mediante un sistema apropiado de clasificación de la
meteorización (Martín & Hencher 1986; Price 1993; Anon 1995).
4.5. Generación de información

4.5.1. Procedimiento

La generación de información para la descripción de los suelos residuales


tropicales puede utilizar todo el conjunto de procedimientos actuales de
investigación del terreno. Aunque este capítulo se refiere principalmente a la
descripción de campo, es relevante incorporar las diferentes actividades de
oficina necesarias para la mayoría de los proyectos de campo.
Puede obtenerse una descripción completa de los procedimientos de
investigación del terreno de algunas referencias reconocidas (BS5930;
Dumbleton & West 1974; Clayton et al. 1982; Weltman & Head 1983). En la
Tabla 4.29 se encuentran resumidas las principales actividades en el contexto de
los suelos residuales tropicales. La naturaleza no convencional de muchos suelos
residuales tropicales da lugar a serias dificultades que deben ser tenidas en cuenta
en el diseño, iniciación e interpretación de los programas de investigación. Son
de particular interés la intensidad y extensión de la alteración de los materiales
debido a la sensibilidad de muchos de ellos (Cook & Younger 1994). Brand
(1985) y De Mello (1972) han propuesto que el diseño geotécnico en los
ambientes de suelos residuales tropicales debe hacerse por medio de métodos
semiempíricos o por modificación de precedentes más bien que mediante los
métodos convencionales tradicionales. Los procedimientos y programas de
investigación deben ser diseñados para acomodarse a este enfoque. Un elemento
clave en el enfoque de modificación de precedentes es la recolección sistemática
de información del terreno relativamente fácil de obtener y de bajo costo que
puede correlacionada con sitios similares o adaptada de otra manera para el
diseño. Hay, en consecuencia, un énfasis en la recolección lógica y esmerada de
los datos y en las técnicas de descripción.
El uso de bases de datos sistematizadas es muy efectiva en la generación,
compilación y diseminación de datos. En el Apéndice de este Informe se muestra
el uso de generación sistemática de datos sobre suelos tropicales y de las técnicas
de las bases de datos.
El establecimiento de las características generales del sitio debe ser el
primer paso en el proceso de identificación y de la evaluación geotécnica. La
Tabla A1 del Apéndice es típica de la forma que puede ser utilizada para
compilar las características del sitio. Un formulario como éste, diligenciado, y
utilizado conjuntamente con la Tabla A3 del Apéndice puede ser útil para la
identificación preliminar de posibles condiciones del suelo.
Una vez se ha establecido una categoría probable de suelo residual
tropical puede hacerse un examen más detallado, con énfasis en los criterios más
relevantes de la caracterización geotécnica de los suelos en cuestión con base en
las Tablas 4.2 y 4.3.
Tabla 4.29. Procedimientos de investigación de terreno
Procedimiento Actividad
A. Estudios de oficina
Recopilación de datos Compilación de mapas disponibles, referencias, informes, registros. En
esta etapa puede recopilarse información previa sobre la historia
geológica, el clima, etc.
Sensores remotos Puede incluir técnicas desde fotografías aéreas hasta interpretación de
imágenes de satélite. Pueden ser usadas para la evaluación del terreno
y la organización preliminar de proyectos en sitios o masas de suelo.
B. Actividades de campo
Cartografía general Cartografía geológica y geomorfológica, puede incluir la recuperación
de datos hidrológicos, de clima y de vegetación. La clasificación del
terreno y los inventarios del comportamiento de las laderas pueden
formar procedimientos especiales en cualquier programa de cartografía
general. Los inventarios de comportamiento de las laderas pueden ser
una ayuda útil en la compilación de datos del terreno.
Perforaciones Pueden ser ejecutados por percusión o rotación. Las técnicas
empleadas deben ser escogidas para investigar el tipo y la condición
del material involucrado. Los métodos de perforación rotatoria con
recuperación de núcleos son más apropiados para la mayoría de suelos
residuales que la perforación por percusión. Los muestreadores de
doble tubo (core barrel) frecuentemente son mejores que los
muestreadores de tubo abierto. Debe utilizarse muestreadores de tubo
doble o triple; los tipos Pitcher o Mazier son muy ventajosos. Puede
presentarse serios problemas de erosión de la muestra por el flujo de
perforación. En la situación ideal es recomendable el uso de aire y
espuma como fluido de perforación con muestreadores de triple tubo y
diámetro grande. Puede darse la discusión sobre el uso de diferentes
tipos de perforación en un sitio dado debido al alto costo de tales
métodos; Pueden excavarse perforaciones maestras, con métodos
costosos, y en éstas hacer perforaciones de menor costo y ensayos
índice como puntos de interpolación de correlaciones. Una práctica útil
para la descripción de perfiles es el uso de perforaciones mellizas, en
una de las cuales se hace el muestreo continuo de alta calidad, y en la
otra, los ensayos in situ.
Apiques Pueden ser excavados a mano o mecánicamente. Son particularmente
efectivos para el examen y registro de la fábrica del material y en la
descripción de la estructura de la masa. Debe tenerse cuidado en la
interpretación geotécnica de las masas de corazas donde un material
más duro puede encontrarse sobre un material más blando, mediante el
uso exclusivo de apiques.
Perforación manual Puede incluir la perforación manual estrictamente dicha hasta la
perforación de mecánica de columna hueca con recuperación de
muestras inalteradas y ensayos in situ .
Sondeo Procedimiento relativamente barato que puede ser efectivo para definir
límites de materiales blandos o débiles y en el registro de las
condiciones materiales y generales in situ. Los procedimientos
comúnmente empleados incluyen la sonda Mackintosh y la sonda de
cono dinámico. Este procedimiento es de uso limitado en ambientes de
corazas.
Registros del material El registro sistemático de las características del material incluyen el
uso de ensayos in situ. Todos los afloramientos y muestras deben ser
registradas siguiendo las pautas de este texto.
Ensayos in situ Incluyen las técnicas comúnmente utilizadas de investigación de
terreno in situ, como el ensayo de penetración estándar, el ensayo de
penetración con cono holandés, el ensayo de presiómetro, el ensayo de
placa, CBR y el ensayo de densidad de campo.
Geofísica La sísmica de refracción es el procedimiento más común, adecuado
para interpolar o extrapolar las condiciones in situ cuando se usa
conjuntamente con perforaciones. Debe tenerse cuidado en los
ambientes donde un material más denso suprayace uno menos denso.
Debe tenerse también cuidado en algunos perfiles tropicales donde la
superposición de dos o tres capas da lugar a una interpretación
equívoca de una masa continua. Los métodos de sísmica cruzada son
utilizados para obtener correlaciones con parámetros geotécnicos. El
registro de perforaciones por medio de un conjunto de procedimientos
geofísicos es un procedimiento de investigación de campo bien
establecido actualmente y de uso particular en los ambientes
residuales. Otros procedimientos geofísicos utilizados son resistividad,
gravimetría y magnetometría.

4.5.2. Estudios de oficina

Los estudios iniciales de oficina deben localizar la información


disponible e identificar fuentes potenciales de datos adicionales, tales como
trabajos en proyectos anteriores o información en las oficinas en las secretarías y
ministerios de Obras Públicas. Típicas de tales fuentes son las identificadas por
Eastaf et al. (1976) en el medio oriente. El trabajo de oficina debe conducir
también a la recolección de información preliminar con respecto a la
caracterización del sitio. El establecimiento inicial de las características
generales del sitio, conjuntamente con mapas geológicos o de suelos pueden
proporcionar claves geotécnicas valiosas del desempeño geotécnico potencial.
El trabajo de oficina puede ser mejorado con el uso de procedimientos de
sensores remotos combinados con principios de evaluación del terreno (Dowling
& Williams 1964; Beaumont 1979). Con este procedimiento, es posible
identificar sistemas morfológicos, unidades geomorfológicas y geoformas
definidos.
La planeación efectiva de la investigación de campo debe ser una parte
importante del trabajo de oficina y un precursor del trabajo de campo. La
cantidad y tipo de investigación de campo debe tener en cuenta el tipo, etapa y
límites económicos del proyecto, conjuntamente con su entormo geológico y
geomorfológico.

4.5.3. Actividades de campo

El objetivo del programa de trabajo de campo debe ser la generación de


tanta información relevante y de claves de comportamiento geotécnico como sea
posible y relacionar la información generada con la clasificación propuesta en el
Capítulo 3. Generalmente se hace énfasis en el perfil de suelo in situ y en su
variabilidad horizontal y vertical. Para ello se recomienda el uso de fotografías
con anotaciones y esquemas del sitio. Teniendo en cuenta la capacidad de las
bases de datos de computadores para reproducir y almacenar datos cartográficos
y fotográficos es recomendable el uso de fotografías del terreno y esquemas con
anotaciones como un medio efectivo de transferencia de información visual.
Se ha reconocido que las diferentes actividades de ingeniería civil pueden
alterar el suelo residual. Es esencial, en consecuencia, que la intensidad de
alteración en el muestreo y ensayo de los materiales del terreno sea compatible
con la alteración probable debida a cualquier actividad de ingeniería.
Los trabajos de ingeniería se diseñan para tener en cuenta las condiciones
del terreno y los cambios de cargas. En relación con las condiciones del terreno,
el ingeniero geotécnico debe ser consciente de las condiciones extremas que
pueden ocurrir durante la vida útil del proyecto y esto puede tener un efecto
directo en el factor de seguridad. El trabajo de identificación y descripción de
campo debe estar orientado a proporcionar esta información, en cuya generación
los ensayos in situ son claves en los suelos residuales.
La implementación práctica de los procesos de descripción de campo
pueden incluir el uso de técnicas de cartografía de afloramientos o de registro de
núcleos. El registro de los suelos residuales debe seguir las pautas planteadas
anteriormente para las descripciones de materiales y masas de suelos. Algunos
índices establecidos de registros de núcleos como recuperación total y RQD
pueden ser utilizadas en ambientes de suelos residuales afectados por
procedimientos de perforación y requieren una cuidadosa interpretación. En
algunos ambientes de suelos residuales, la interpretación e interpolación de los
registros de núcleos debe hacerse con extremo cuidado, por ejemplo, al
establecer la presencia o ausencia de núcleos de roca. Es importante reconocer
que el suelo residual, como es definido en este Informe, puede encontrarse por
debajo de ocurrencias aparentes de roca.
5. Muestreo y ensayo de suelos residuales tropicales

5.1. Introducción

Los suelos residuales tropicales normalmente no se comportan en la


misma forma que los sedimentos no litificados debido a los efectos de los
procesos de formación que les dieron origen (Capítulo 2). Los procedimientos de
ensayo utilizados para estos sedimentos y para los suelos derivados de ellos en
zonas templadas (p.e. las definidas en las normas ASTM y en las normas BS)
requieren algunas modificaciones o cambios de énfasis al ser aplicados a los
suelos residuales tropicales. Si se siguen las normas convencionales de ensayos
en estos suelos, las relaciones y correlaciones corrientes pueden ser difíciles de
establecer; otras relaciones empíricas pueden utilizar el fundamento de la
experiencia local.
La preparación de especímenes de suelos para ensayos exige especial
cuidado y algunas prácticas aceptadas pueden no ser enteramente adecuadas.
Esto se aplica a la preparación de los especímenes alterados para la clasificación
y el ensayo de compactación y a la manipulación de especímenes intactos para
los ensayos de resistencia al cortante, compresibilidad y permeabilidad.
Los ensayos índice convencionales sobre suelos tropicales residuales,
aunque pueden ser adecuados para la clasificación mineralógica deben ser usados
con cuidado cuando se correlacionan con el comportamiento geotécnico. La
relación de vacíos de estos suelos varía considerablemente e influye en su
comportamiento geotécnico, y puede ser utilizado como un índice conjuntamente
con valores de referencia fáciles de obtener para estos suelos.

5.2. Ensayos de clasificación de suelos

5.2.1. Preparación de los especímenes alterados

Secado: La estructura y el comportamiento físico de los suelos residuales


tropicales puede cambiar por secado, aún si éste se hace a temperaturas
moderadas. Algunos de estos cambios son químicos e irreversibles que se
reflejan en cambios, algunas veces drásticos, en las propiedades índice derivadas
de los ensayos de granulometría, plasticidad y contracción, o en la densidad de
las partículas. También pueden ser afectadas algunas propiedades geotécnicas
como las características de compactación, la compresibilidad y la resistencia al
cortante.
Los cambios en las propiedades pueden ser causados por:
 Alteración de los minerales de arcilla por deshidratación parcial (p.e.
pérdida de agua entre las partículas).
 Agregación de partículas finas para formar partículas mayores que
permanecen unidas aún al rehumedecerse.
Algunos suelos arcillosos pueden tomar el aspecto de arena o limo, con una
plasticidad menor, aunque en ocasiones puede ocurrir lo opuesto. El secado en
el horno entre 105 y 110ºC frecuentemente tiene un efecto sustancial en las
propiedades del suelo pero el secado a temperaturas menores (p.e. 50ºC), y
aún el secado parcial al aire con la temperatura ambiente del laboratorio,
puede producir cambios significativos.
En la Tabla 5.1 están resumidos algunos ejemplos reportados de los
efectos del secado sobre la plasticidad y el tamaño de partículas comparado con
los ensayos ejecutados sobre suelos sin secar. Algunos de los efectos están
ilustrados en una carta de plasticidad (Figura 5.1). Algunos ejemplos reportados
de los tipos de suelo que probablemente son susceptibles de efectos de secado se
encuentran en la Tabla 5.2.

Figura 5.1. Efectos del secado en la plasticidad en algunos suelos residuales tropicales.

Como regla general debe suponerse que todos los suelos residuales
tropicales son afectados en alguna manera por el secado. En consecuencia, los
ensayos de clasificación deben aplicarse a los suelos con su humedad natural, al
menos que pueda establecerse, a partir de ensayos comparativos, que el secado
no tiene efectos significativos sobre los resultados de los ensayos, y debe
registrarse siempre el método de preparación. En las siguientes secciones de este
capítulo se sugiere procedimientos de preparación.
Desagregación: La desagregación de los suelos residuales tropicales
debe hacerse con cuidado, tomando en consideración el significado de partículas
individuales. El objeto debe ser separar las partículas individuales sin triturarlas o
partirlas. En los suelos cuyas partículas están unidas por cemento la
desagregación debe limitarse a la que se consiga con la presión de los dedos. En
algunos suelos puede ser preferible empaparlos en agua durante la noche, con un
dispersante si se considera apropiado, no aplicar fuerza mecánica adicional.

Tabla 5.1. Algunos ejemplos de los efectos de secado en las propiedades índice
Límites de Atterberg Porcentaje menor que 2
Tipo y localización del suelo m
Natural Seco al Seco al Natural Seco al Seco al
aire horno aire horno
LL:LP LL:LP LL:LP
Costa Rica
 Laterita 81:29 56:19
 Andosol 92:67 66:47
Dominica
 Alofánicos 101:69 56:43
 Latosólicos 93:56 71:43
 Esmectíticos 68:25 47:21
Hawai
 Latosol húmico 164:162 93:89 9 0.6
 Hidrolatosol 206:192 61:NP 30 5
Java
 Andosol 184:146 80:74
Kenya
 Arcilla roja, Sassumua 101:70 77:61 65:47 79 47
Malasia
 Lutita meteorizada 56:24 48:24 47:23 25 36 34
 Granito meteorizado 77:42 71:42 68:37 20 17 18
 Basalto meteorizado 115:50 91:49 69:49 80 82 63
Nueva Guinea
 Andosol 145:75 NP
Vanuatu
 Ceniza volcánica,
Pentecostés 261:184 192:121 NP 92 57 6

Tabla 5.2. Algunos suelos residuales tropicales afectados por secado


Localización Tipo de suelo Referencia
Brasil Sandroni (1975b)
Costa Rica Andosoles Morin & Todor (1975)
Dominica Alofanas y latosoles Rouse, Reading & Walsh (1986)
Gana Gidgasu (1972)
Guatemala Andosoles Morin & Todor (1975)
Hawai Ceniza volcánica Tuncer, Lohnes & Demirel (1978), Lumb
(1982)
Hong Kong Brand & Phillipson (1984))
Java Andosoles Morin (1982)
Kenya Arcillas rojas Terzaghi (1958)
Malasia Granito meteorizado Fookes, Wilson & Head (pers. comm)
Basalto meteorizado
Lutita meteorizada
Nueva Guinea Andosoles y latosoles Morin (1982)
Nicaragua Latosoles Morin & Todor (1975)
Panamá Morin & Todor (1975)
Puerto Rico Lateritas, oxisoles y ultisoles Lohnes & Demirel (1973)
Tailandia Moh & Mazhar (1969)
Cuarteo: Después de la desagregación es esencial asegurarse que las
especímenes se subdividen por procedimientos de cuarteo aceptados de tal
manera que se obtengan especímenes representativos para el ensayo.

5.2.2. Contenido de humedad

La definición convencional de contenido de humedad del suelo se basa


en la pérdida de masa cuando el suelo se seca hasta alcanzar una masa constante
a una temperatura entre 105 y 110ºC. En algunos suelos tropicales, existe cierta
cantidad de agua de cristalización dentro de la estructura de los minerales,
adicionalmente al agua libre, que puede ser removida a esa temperatura. Para
identificar este tipo de suelo, debe ejecutarse ensayos comparativos sobre
especímenes duplicados registrando el contenido de humedad por secado hasta
una masa constante entre 105 y 110ºC y a temperatura que no supere los 50ºC.
Una diferencia significativa indica la presencia de agua estructural que no hace
parte del agua libre en el sentido geotécnico corriente.
Todas las determinaciones de contenido de humedad en los suelos en los
que esta diferencia se confirme mediante un conjunto de ensayos, incluyendo las
relacionadas con otros ensayos, deben hacerse a una temperatura menor.
Alternativamente, puede ser posible aplicar correcciones a las mediciones
convencionales dejando lugar para la cantidad de agua estructural presente,
determinada como se indicó anteriormente.
Al relacionar el contenido de humedad con los límites líquido y plástico,
el contenido de humedad medido debe ser corregido para considerar la fracción
de suelo que pasa por la malla de 425 m. Esta fracción puede ser determinada
por lavado, sobre el tamiz de 425m, a partir del espécimen seco que queda del
ensayo del contenido de humedad, secando y pesando la fracción retenida en la
malla de 425 m, y calculando, por diferencias, el porcentaje que pasa esta malla.

5.2.3. Ensayos de plasticidad

Si todas partículas pasan la malla de 425 m, el agua puede agregarse


directamente al suelo con su humedad natural, y luego se mezcla y se amasa para
los ensayos de límite líquido y límite plástico. La duración de la manipulación a
la que se someta el suelo determina hasta qué punto se rompe la estructura del
suelo. Los ensayos de plasticidad se hacen sobre suelos completamente amasados
y en algunos suelos es necesario un período prolongado de amasado para
conseguirlo. La sensibilidad del suelo a la mezcla y al amasado debe ser
verificado utilizando un amplio intervalo de tiempos de mezclado, que pueden
ser 5, 10, 15, 30 y 45 minutos, antes del ensayo. Puede estimarse un tiempo más
corto de mezclado para asegurar la homogeneidad y completo amasado.
Si el suelo incluye partículas mayores de 425 m, que no pueden ser
retiradas a mano, éstas deben ser reducidas a tamaños menores por saturación en
agua destilada, no por secado y molienda. El suelo se sumerge en agua destilada
para formar un lodo que se lava sobre una malla de 425 m hasta que el agua
pase limpia. El material que pase la malla se recoge y se le deja secar
parcialmente al aire hasta que forme une pasta de consistencia adecuada para
mezclarla antes de analizarla en la forma usual. Las partículas gruesas retenidas
en la malla se secan y pesan. Si se ha determinado la masa húmeda y el contenido
de humedad del espécimen original, puede ser calculado el porcentaje que pasa la
malla de 425 m, en relación a la masa seca,.
Vaughan, Maccarini & Mokhtar (1988) han sugerido el ensayo de límite
líquido con un cono de penetración de mayor tamaño que el convencional para
los suelos que contienen partículas mayores que el tamaño de grava fina. Esto
elimina la necesidad de remover las partículas mayores que 425 m y amerita
más investigación. El ensayo de límite líquido con un punto no debe ser utilizado
hasta que sean establecidas las relaciones empíricas, locales para cada tipo de
suelo. No debe suponerse que la información dada en las Normas BS 1377: Parte
2: 1990: Tabla 2 y Head 1992 (Volumen 1, Tabla 2.6) puede ser aplicada sin
verificación.
Los límites líquido y plástico son índices útiles para la identificación y
clasificación de suelos, pero las categorías convencionales definidas por la línea
A pueden requerir alguna modificación. El uso del índice de liquidez en la
correlación con otros parámetros puede ser equívoco y no es recomendable.
La clasificación por medio de la carta de plasticidad, puede ser mejorada
al incorporar un gráfico de actividad (PI/fracción arcillosa), como se muestra en
la Figura 5.2. Para este objeto, la fracción arcillosa puede ser tomada como el
porcentaje de material que pase por la malla de 425 m. Sin embargo, en los
suelos montmorilloníticos la plasticidad puede no estar relacionada con la
fracción arcillosa o con el área de superficie específica, aunque existe una buena
correlación entre el límite líquido y la cantidad de sodio intercambiable
(Sridharan, Rao y Murthy 1986).
Figura 5.2. Ejemplos de clasificación por plasticidad y fracción arcillosa.
5.2.4. Ensayos de contracción

Algunos suelos tropicales residuales se contraen considerablemente al


secarse, o se expanden al humedecerse. El ensayo del límite de contracción
determina el contenido de humedad por debajo del cual no se presenta una
contracción adicional y proporciona algunos datos cuantitativos para estimar la
cantidad de contracción. Si el límite de contracción se va a relacionar con los
ensayos de plasticidad debe utilizarse la proporción de suelo que pasa por la
malla de 425 m. El ensayo de contracción lineal de probeta proporciona otro
indicador del potencial de contracción pero las relaciones publicadas entre la
contracción lineal y el índice de plasticidad pueden no ser aplicables y debe
establecerse una correlación local con cada tipo de suelo.
Es importante distinguir los suelos que se contraen irreversiblemente al
secarse, total o parcialmente, y de los suelos en los que el proceso es reversible
(vea la Sección 5.5).

5.2.5. Granulometría

Preparación del suelo. Debe evitarse el secado del suelo. Para ello, se
determina la masa del suelo y se toma un espécimen para la determinación del
contenido de humedad, de tal manera, que pueda calcularse la masa seca inicial.
Un espécimen sin secar se sumerge en una solución dispersante, (solución diluida
alcalina de hexametafosfato de sodio) para ejecutar la parte correspondiente del
ensayo por vía húmeda. Después de lavar el material retenido sobre la malla de
63 m puede ser secada en el horno antes del tamizado en seco.
Tamizado. Los procedimientos detallados de ensayos de granulometría
deben ser evaluados cuidadosamente a la luz de la experiencia. Debe tenerse
cuidado en cada etapa, especialmente para evitar la rotura de las partículas.
La estructura de algunos suelos es tal que una parte importante de la
fracción arcillosa se encuentra en los intersticios de partículas mayores. Después
de separar las partículas mas gruesas (i.e. las retenidas en una malla de 20 mm)
por tamizado por vía húmeda, deben ser lavadas en una solución dispersante
(hexametafosfato de sodio), en lugar de secarlas y pesarlas inmediatamente.
Cuando el material se encuentra completamente desagregado se lava sobre el
conjunto convencional de mallas y el material que pasa la malla de 63 m se
agrega al recogido del tamizado inicialmente por vía húmeda.
Pretratamiento químico. Debe evitarse siempre que sea posible el
pretratamiento químico. El tratamiento con ácido clorhídrico es necesario cuando
debe eliminarse carbonatos o sesquióxidos. La cantidad de sesquióxidos puede
ser determinada por medio del análisis químico del filtrado de tratamiento con
ácido clorhídrico El tratamiento por peróxido de hidrógeno es necesario solo
cuando se encuentra materia orgánica. Si debe determinarse la proporción de
óxido de hierro libre es apropiado un tratamiento alterno con una solución de
hidrosulfito de sodio y ácido clorhídrico muy diluido seguido por centrifugación.
Sedimentación. Antes de ejecutar el ensayo de sedimentación es
necesario la dispersión apropiada de las partículas finas. Se ha encontrado que el
hexametafosfato alcalino de sodio es apropiado para un amplio conjunto de
suelos incluyendo muchos suelos residuales, pero en algunas ocasiones puede
necesitarse una concentración más fuerte de dispersante (p.e. el doble de la
concentración usual). Ocasionalmente, puede ser más efectivo otro dispersante
como el fosfato trisódico. En cada caso debe hacerse ensayos de prueba
comparativos para establecer el procedimiento más apropiado. La solución
dispersante debe ser preparada poco tiempo antes de usarla.
El efecto del secado en la fracción arcillosa medida de algunos suelos
residuales típicos se encuentran en la Tabla 5.1. Usualmente se define como
fracción arcillosa la proporción de la masa de partículas menores que 2 m. Sin
embargo, las partículas de filosilicatos frecuentemente tienen dimensiones
mayores que 2 m y puede ser más apropiado el uso de una definición de
fracción arcillosa basada en la mineralogía para la correlación con las
propiedades geotécnicas. La forma de las partículas de arcilla también puede ser
importante.
El uso de un dispersante puede afectar la estructura de algunos suelos y
los resultados del ensayo no se relacionan entonces con sus características in situ.
Los datos del ensayo y la naturaleza del suelo deben ser evaluados
cuidadosamente para evitar una clasificación errónea.

5.2.6. Densidad de partículas

La densidad de las partículas (conocida previamente como la gravedad


específica) en los suelos residuales puede ser anormalmente alta o baja. Si no se
mide y se hace una suposición incorrecta puede conducir a errores en la
determinación de la fracción arcillosa, la relación de vacíos y la porosidad. El
suelo normalmente debe ensayarse con su contenido natural de humedad.
Después del ensayo el material utilizado puede ser secado en el horno entre 105 y
110ºC, para determinar su masa seca que es utilizada en la ecuación mediante la
cual se calcula la densidad de las partículas. El método de la jarra con gas
(Cláusula 8.2 de la Norma BS 1377: Parte 2: 1990) debe utilizarse cuando se
encuentran partículas de grava, de modo que toda la muestra esté representado en
forma adecuada.
La densidad de las partículas es necesaria para determinar la porosidad
del suelo o su relación de vacíos que pueden ser relacionados con la estructura y
la fábrica del suelo. En algunos minerales de arcilla el secado puede dar lugar a
la pérdida de agua de las partículas del suelo, dando lugar a una disminución en
la medición de la densidad de las partículas. Este efecto puede ser utilizado como
una propiedad índice, por ejemplo para distinguir entre un suelo que contenga
halloysita y otro que contenga metahalloysita (Newill 1961). Este
comportamiento puede tener un importante efecto sobre los criterios de control
de compactación y debe ser tenido en cuenta.

5.2.7. Evaluación de las resistencias de los agregados

Los materiales duros como las corazas son fuentes potenciales de


agregados. Su resistencia para este objeto puede ser evaluada por medio del
resultado de los ensayos de valor del impacto sobre agregados (AIV) y valor de
trituración de agregados (ACV) que están descritos por Smith & Colllins (1993).
Un ensayo modificado (AIVM) que puede ejecutarse también sobre especímenes
saturados, puede ser necesario para evaluar materiales débiles no identificados en
los ensayos en seco y para superar las limitaciones impuestas sobre la rotura de
partículas por la presencia de material ya quebrado (Hosking & Tubey 1969;
Ramsay, Dhir & Spence 1977).

5.2.8. Densidad de campo

La medición de la densidad de campo es esencial para la evaluación de la


estabilidad estructural de un suelo residual y para la determinación de la relación
de vacíos. (véase la Sección 5.2.9). Cuando se dispone de muestras inalteradas de
buena calidad para los ensayos de resistencia o de compresibilidad, normalmente
se obtiene la densidad de los especímenes labrados como parte del procedimiento
de rutina. También puede medirse la densidad de campo utilizando el método por
remplazamiento con arena (BS1377: Parte 9: 1990: Cláusulas 2.1 y 2.2). Cuando
se encuentran partículas gruesas y es posible tomar muestras de bloque
inalteradas de tamaño adecuado, el método de inmersión en agua (BS1377: Parte
9: 1990: Cláusula 7.3) evita la necesidad de labrar la muestra para conseguir un
tamaño regular.
5.2.9 Clasificación por relación de vacíos

Vaughan, Maccarini y Mokhtar (1988) han propuesto un método de


clasificación aplicable a los suelos residuales utilizando las relaciones de vacíos.
Los puntos de referencia escogidos para la indexación son las relaciones de
vacíos del material en el límite líquido (eL) y con el contenido óptimo de
humedad (eopt), que da la máxima densidad seca cuando se compacta con un
martillo de 2.5 kg de acuerdo con la Cláusula 3.3 de la Norma BS1377: Parte
4:1990.
La relación de vacíos relativa, eR, está definida por la ecuación:
eR = (e-eopt )/(eL– eopt)

Esta ecuación es comparable con el índice de liquidez utilizado para la


indexación convencional de suelos sedimentarios. Mediante este enfoque las
propiedades geotécnicas del suelo están relacionadas con eR más que con la
relación de vacíos in situ, e. En la Figura 5.3 se encuentran cuatro ejemplos que
ilustran cómo la compresibilidad del suelo varía con la relación entre e, eL, eR,y
eopt.
Los límites propuestos de relaciones de vacíos son fáciles de determinar.
Los valores de eL pueden ser calculados a partir del límite líquido, (wL), si es
conocida la densidad media de las partículas (s), o puede ser calculada,
utilizando la ecuación:
eL = (wL x s)/100
El valor de eopt está relacionado con la máxima densidad seca (DM)
obtenida en el ensayo de compactación con el martillo de 2.5 kg con la ecuación:
eopt = (s/DM)-1
Las características de expansión y colapso del suelo están asociadas con cambios en las relaciones de
vacíos. Al obtener estas relaciones debe tenerse en cuenta que la densidad seca máxima, la relación de
vacíos del suelo compactado con la humedad óptima y el límite líquido, pueden ser influenciadas por el
método de preparación de los especímenes para ensayos.
Figura 5.3. Ejemplos del uso de la relación de vacíos como índice. (Tomado de Vaughan et al.
1988).

5.2.10. La succión en el suelo

La relación entre la succión en el suelo (valor de pF) y el contenido de


humedad en los suelos residuales tropicales con estructura inestable, es diferente
a dicha relación en los sedimentos no consolidados y en los suelos en zonas
templadas. En la Figura 5.4 se encuentra un ciclo típico de humedecimiento y
secado de sedimentos no consolidados o de suelos de zona templada.
Durante la etapa de secado de un suelo residual tropical ocurre un súbito
aumento en la pérdida de humedad cuando la succión en el suelo alcanza un
punto de quiebre, debido al colapso de la estructura. Esto se muestra en la Figura
5.4 con la curva CEF. Si el contenido de humedad de un suelo en el punto de
quiebre se encuentra entre el límite líquido y el límite plástico, su estado no es el
mismo que el del suelo natural cuando éste se encuentra en el límite plástico. Si
el punto de quiebre ocurre por debajo del límite plástico entonces el cambio es
pequeño o nulo entre el límite plástico y la condición natural. Sin embargo, si el
suelo se humedece de nuevo a partir de una condición seca, resultará un cambio
irreversible en la estructura de algunos suelos con la emergencia de un nuevo
patrón de histéresis de patrones de secado y humedecimiento.

Figura 5.4. Representación de las relaciones entre succión en el suelo (pF) y contenido de humedad.

5.3. Ensayos relacionados con la compactación

5.3.1. Preparación del espécimen

Debe suponerse que las partículas más gruesas de los suelos tropicales
son susceptibles de trituración y, en consecuencia, se necesita un espécimen
separado de suelo para la compactación con cada contenido de humedad con el
objeto de evitar la degradación sucesiva. Esto también se aplica a la trituración de
la fracción menor que 425m, a la que se refiere la Sección 5.2.3.
En los suelos sensibles al secado pueden resultar problemas en el control de la
compactación en el campo. El suelo no debe secarse antes del ensayo en el
laboratorio. Cuando es necesario compactar especímenes con contenidos de
humedad menores que el contenido de humedad natural, estos deben ser
secados parcialmente a la temperatura ambiente hasta que se alcance cada
contenido de humedad deseado. Debe evitarse el secado excesivo, que haga
necesario el rehumedecimiento. Se ha encontrado en general que para un
determinado grado de compactación el secado aumenta la máxima densidad
seca y reduce el contenido óptimo de humedad. Algunos datos obtenidos de
ensayos sobre suelos secados no son aplicables al comportamiento en el
campo y pueden dar lugar a que se aplique criterios inadecuados a las
condiciones de campo.
Los suelos de las regiones áridas deben ser humedecidos en tandas, a medida
que se requiera, y almacenados durante un mínimo de cuarenta y ocho horas
antes de su utilización en ensayos de compactación. Pueden ser más
apropiados períodos de curado más prolongados par asimilar los
procedimientos o los procesos de humedecimiento in situ. Puede ser deseable
un conjunto de ensayos comparativos con diferentes períodos de curado.

5.3.2. Compactación

Los suelos residuales generalmente son modificados por compactación. El


grado de compactación usado en el laboratorio se debe relacionar con el que
probablemente se utilice en el campo. La compactación equivalente al método
BS del martillo de 2.5 kg normalmente es adecuado par estos suelos. Una
mayor compactación frecuentemente da lugar a una rotura excesiva de
partículas.
Si se mide la densidad in situ de un suelo, la compactación del mismo suelo,
con su contenido natural de agua y el procedimiento de martillo de 2.5 kg
proporciona un estado de referencia en términos de relación de vacíos con la
que puede ser comparada la relación de vacíos in situ, como fue descrito en la
Sección 5.2.9.
Las diferencias entre las densidades obtenidas en los ensayos de laboratorio y
las medidas después de la compactación en el campo pueden ser mayores en
suelos residuales tropicales que en sedimentos o suelos de zonas templadas.
La energía aplicada por compactación en el campo puede no ser suficiente
para producir la completa ruptura estructural del suelo que se consigue más
fácilmente en el campo. Los esfuerzos subsecuentes que se apliquen, si son
suficientemente grandes (p.e. en terraplenes altos), puede causar un colapso
adicional de la estructura. En consecuencia, puede ser deseable el uso de alta
energía de compactación.
Para los materiales duros, utilizados en la construcción de pavimentos,
normalmente es apropiado el método BS del martillo de 4.5 kg. Es
importante, en consecuencia, determinar el efecto de la rotura de partículas
debidas a la compactación. Puede lograrse un estado completamente
desagregado mediante la recompactación del mismo material varias veces
hasta cuando no se produzca más rotura.

5.3.3. Relación de soporte de California

Las muestras para los ensayos de CBR en el laboratorio deben ser tomadas
con mucho cuidado para evitar la alteración de la estructura del suelo (véase
la Sección 5.10.5).
El valor del CBR en condición saturada es crítica en áreas de alta
precipitación y debe medirse la cantidad de expansión durante la saturación.
En algunos suelos se han obtenido valores muy bajos de CBR saturado que
son independientes del contenido de agua con el que fueron compactadas los
especímenes. Debe tenerse en cuenta las variaciones estacionales cuando se
escogen los valores de compactación en el laboratorio para los diseños, que
deben estar basadas en la condición más húmeda. Los valores de CBR
derivados de los ensayos sobre especímenes compactados en el laboratorio
dependen en gran medida de la densidad que, para fines de control de
construcción, normalmente están relacionadas con la densidad seca máxima y
el contenido de humedad óptimo. Cualquier variación en estos valores de
referencia, debida al secado del suelo antes del ensayo, puede tener efectos
importantes sobre los resultados. Los ensayos de CBR también pueden
ejecutarse in situ sobre el suelo natural o sobre suelo que ha sido compactado
de una manera particular. En muchas ocasiones el ensayo con penetrómetro de
cono dinámico (DCP) es una alternativa preferible y menos costosa que los
ensayos de CBR in situ.

5.3.4. Valor de condición de humedad

El ensayo del valor de condición de humedad (BS 1377: Parte 4: 1990:


Cláusula 5) debe ser aplicado con cuidado a los suelos residuales tropicales.
Los métodos convencionales de interpretación de la curva de calibración y la
curva golpes/penetración pueden no ser apropiados para los suelos
estructurados. Existe poca información publicada sobre la interpretación de
los datos de este ensayo, y debe investigarse cuidadosamente cada suelo
(véase Head 1992, Volumen 1, Sección 6.6).

5.4. Resistencia y sensibilidad

5.4.1. Características de los suelos residuales tropicales

Algunas de las características de los suelos residuales que tienen una


influencia significativa en la resistencia al cortante son los siguientes:
(1) La presencia de cementaciones de partículas, que da un componente de
resistencia y rigidez que puede ser fácilmente destruido, i.e. un efecto de
fragilidad.
(2) Relación de vacíos ampliamente variable que no está relacionada con la
historia de esfuerzos.
(3) Saturación parcial, posiblemente hasta una profundidad considerable que
puede ser la causa de la alteración durante el muestreo y del comportamiento
observado en los ensayos.
Estas y otras características son discutidas en el Capítulo 6. Los
procedimientos de ensayos sugeridos que toman en cuenta estos factores se
describen más adelante.

5.4.2. Calidad de las muestras

La medición de la resistencia al cortante de suelos tropicales requiere


muestras de alta calidad. Normalmente deben ser usadas muestras en bloque
cortadas a mano o núcleos de diámetro grande, mayor que 75 mm. Los
especímenes para ensayo con un diámetro menor no pueden representar
verdaderamente los efectos de las partículas gruesas en los rasgos de la fábrica
del suelo como diaclasas y fisuras.
La alteración de las muestras puede modificar la estructura de los suelos
residuales. La relajación de esfuerzos al exponer el suelo que se muestrea es,
en sí misma, causa de alteración. Debe tenerse cuidado para prevenir la
alteración en las operaciones de extracción de las muestras del suelo,
transporte al laboratorio, extrusión y preparación para el ensayo. En especial,
los suelos blandos y frágiles deben ser manejados cuidadosamente para
prevenir el fracturamiento. Las muestras inalteradas deben recibir siempre una
adecuada protección contra las pérdidas de humedad.
La alteración de los especímenes para los ensayos es una causa importante de
la variación errática de los datos de resistencia al cortante. Por ejemplo, una
lodolita descompuesta seca puede dar resistencias al cortante muy bajas, en
tanto que el colapso parcial de la estructura de un espécimen alterado de
granito puede dar lugar a la medición de un mayor valor de ´.

5.4.3. Medida de esfuerzos totales y sensibilidad

La resistencia al cortante en términos de esfuerzos totales y de la sensibilidad


al amasado es particularmente relevante para los suelos residuales saturados.
Los ensayos de compresión simple o los ensayos rápidos de compresión
triaxial sin drenaje a presiones de confinamiento adecuadamente bajas son
aplicables para estos suelos. Por las razones dadas anteriormente, los
especímenes para el ensayo deben ser suficientemente grandes para permitir
que la fábrica del suelo sea adecuadamente representativa. Pueden ser
apropiados especímenes con una relación de altura a diámetro menor que 2:1
hasta cerca de 1:1 si se utilizan placas lubricadas en los extremos (Head
1994). Los especímenes convencionales de 38 mm de diámetro son adecuados
para suelos finogranulares que no contengan partículas gruesas.
La veleta de laboratorio es útil para determinar la resistencia al cortante del
material amasado (lo que da un límite inferior del valor de la resistencia) a
partir del cual puede derivarse el valor de la sensibilidad de los suelos
finogranulares. En los suelos finogranulares demasiados blandos para permitir
la preparación de especímenes inalterados apropiados para otros tipos de
ensayo, el ensayo de veleta en el laboratorio puede ejecutarse en el recipiente
de la muestra, primero sobre el suelo inalterado y luego inmediatamente
después de haberlo amasado con el mismo contenido de humedad. El valor de
la resistencia inalterada de estos suelos es realista sólo para especímenes de
alta calidad como las obtenidas por muestreo de pistón.

5.4.4. Mediciones de esfuerzos efectivos en suelos parcialmente


saturados

Muchos suelos residuales tropicales in situ se encuentran en condición de


saturación parcial en la que no es aplicable la medición de esfuerzos totales.
Cuando sólo se requiere la determinación de los parámetros de resistencia al
cortante bajo esfuerzos efectivos, c´y ´, no es necesaria la saturación por
retropresión de los especímenes para el ensayo, siempre y cuando la presión
del agua intersticial sea mayor que la presión atmosférica. Sin embargo,
cuando se requiere la medición del cambio de volumen mediante el uso del
flujo de agua hacia o desde el espécimen, debe seguirse los procedimientos
corrientes para aplicar la saturación total.
Cuando sólo se requieren los parámetros c´y ´, y el suelo contiene partículas
mayores que 10 mm, estos valores pueden ser determinados en ensayos de
resistencia en condición drenada ejecutados en una caja de cizalladura grande
(i.e. alrededor de 300 mm de lado) los ensayos de corte directo in situ pueden
ser más convenientes en los casos en los que la naturaleza del suelo es tal que
haga necesario especímenes más grandes.
La saturación de los especímenes para el ensayo triaxial frecuentemente
requieren retropresiones mayores que las presiones intersticiales en la mayoría
de las situaciones de campo, pero esto generalmente es aceptable en lugar de
los resultados erráticos que pueden ser obtenidos debido a una saturación
incompleta. El aumento del grado de saturación puede reducir el valor de c´
en muchos suelos residuales, debido a una disminución de la succión en el
suelo. El aumento en el contenido de humedad debido a la saturación puede
causar cambios en otros componentes de las fuerzas entre las partículas dando
lugar a una reducción en la resistencia al cortante. Sin embargo, algunos
investigadores han encontrado que ´ no es alterada significativamente por la
saturación /Bressani & Vaughan 1989).
En ocasiones se ha analizado especímenes de suelos residuales parcialmente
saturados con el contenido de humedad natural y después de saturados. La
comparación de las envolventes de esfuerzos permiten determinar la
influencia de la succión del agua intersticial en el esfuerzo efectivo. Otros
métodos para examinar el efecto de la succión del agua intersticial en la
resistencia son discutidos por Fredlund & Rahardjo (1985). La rigidez de la
fábrica del suelo puede ser afectada por la saturación y esto se hace evidente
en los cambios en las relaciones esfuerzo/deformación. El grado de
meteorización puede tener una influencia similar. Toll et al. (1988) han
investigado el efecto de la saturación en materiales lateríticos con arcilla en
diferentes condiciones de humedad.

5.4.5. Cementación entre partículas

La resistencia al cortante de un suelo cementado puede ser subestimada si la


combinación de esfuerzos de cortante y el esfuerzo efectivo promedio durante
el ensayo ocasiona la ruptura de la estructura cementada. Esto puede ser
minimizado limitando la presión efectiva de confinamiento hasta un valor
adecuadamente bajo, posiblemente alrededor de 50 kPa, pero puede ser mejor
considerar los esfuerzos combinados en términos de la trayectoria de
esfuerzos que debe seguirse en el ensayo.
La selección de una trayectoria de esfuerzos adecuada evita la pérdida
prematura de cementación entre las partículas. En un estudio de suelos
residuales de Hong Kong (Geotechnical Control Office Hong Kong 1982), los
esfuerzos efectivos convencionales en los ensayos de compresión triaxial
requirieron grandes deformaciones (hasta 10%) antes de que tuviera lugar la
cedencia. El efecto de cizallamiento a tales deformaciones fue romper la
cementación entre partículas. Sin embargo, cuando la falla fue inducida por la
presión en los poros del agua en el suelo a un esfuerzo de cortante constante
más bajo, las deformaciones en la falla fueron apreciablemente mayores y se
midió resistencias drenadas mayores. Los dos procedimientos están
comparados en los diagramas de trayectoria de esfuerzos mostradas en la
Figura 5.5 e ilustran la necesidad de ejecutar un ensayo de laboratorio dentro
de los límites de cedencia que pueden ocurrir probablemente en el suelo in
situ.
Figura 5.5. Falla de suelos residuales cementados siguiendo diferentes trayectorias de
esfuerzos.

5.4.6. Relación de vacíos y estructura granular

En los suelos que tienen una estructura granular inestable asociada con una
relación de vacíos alta debe tenerse cuidado de evitar la aplicación de una
velocidad de carga excesiva. La velocidad convencional de deformación
aplicada en un ensayo de compresión, derivada de criterios de drenaje, puede
dar lugar a una velocidad de incremento de esfuerzo muy alta a bajas
deformaciones. Para evitar esto debe sustituirse alguna forma de control de
esfuerzos en lugar del acostumbrado control de deformaciones.
Los ensayos de compresión triaxial escalonados deben ser usados con cuidado
en suelos residuales tropicales, especialmente en aquellos que tienen una
estructura inestable susceptible al colapso, en los suelos frágiles y en suelos
que muestren características dilatantes.

5.4.7. Resistencia residual

La resistencia residual puede ser un indicador útil de la mineralogía de las


arcillas. En suelos finogranulares los ensayos de corte directo multirevertidos
son usados normalmemente para la determinación de la resistencia residual al
cortante. Los especímenes normalmente son saturados por precolación antes
del ensayo. En el caso de suelos residuales con material grueso, p.e. granitos
descompuestos es apropiado el uso de cajas de cizalladura grandes. La
resistencia al cortante a lo largo de superficies existentes de una
discontinuidad puede ser medida en el aparato de cizalladura si se toman
cuidadosamente los especímenes inalterados y se colocan con el plano de
discontinuidad debidamente alineado. Alternativamente, puede hacerse
ensayos de compresión triaxial sobre especímenes de diámetro grande
inclinados adecuadamente para inducir la falla a lo largo de una
discontinuidad.

5.4.8. Correlación con las propiedades índice

Puede ser difícil relacionar la resistencia al cortante de los suelos residuales


tropicales con las propiedades índice como los límites de Atterberg o el índice
de liquidez como se hace normalmente en otros suelos. Algunos intentos de
relacionar las propiedades del límite líquido con las propiedades geotécnicas
de los suelos residuales, generalmente dan una dispersión alta, o posiblemente
una tendencia difusa que puede ser equívoca. Por el contrario, la estructura del
suelo es crucial y, puesto que esta depende de la relación de vacíos, de la
densidad de la masa y de la densidad seca de los especímenes utilizados para
los ensayos, tales propiedades deben ser siempre medidas o calculadas como
un procedimiento de rutina. La resistencia al cortante puede ser
correlacionada con la relación relativa de vacíos, como fue definida en la
Sección 5.2.9.

5.5. Arcillas expansivas

Los minerales de arcilla expansiva ocurren frecuentemente en los suelos


residuales tropicales. Dichas arcillas generalmente tienen una plasticidad
media o alta que, cuando se encuentran por encima del nivel freático,
presentan un elevado grado de contracción al secarse y se expanden cuando se
humedecen, ejerciendo altas presiones, por lo que las estructuras son
susceptibles de daño. Los minerales de arcilla comúnmente asociados con los
cambios de volumen son del grupo de la esmectita, que puede ser identificada
fácilmente (véase la Sección 5.8.2). La mayoría de los problemas ocurren a
menos de 1 m de profundidad por debajo de la superficie.
Los límites de Atterberg son indicadores de potencial de expansión de las
arcillas; el potencial de expansión generalmente aumenta con el límite líquido
y el índice de plasticidad. La curva de contracción volumétrica obtenida de un
ensayo de límite de contracción (Head 1992), volumen 1, 2.7) proporciona
una estimación más directa, pero este ensayo puede ser difícil de ejecutar
adecuadamente en algunos suelos residuales. La contracción lineal (BS 1377:
Parte 2: 1990: Cláusula 6.5) es un indicador alternativo especialmente para
arcillas lateríticas y su medición a intervalos durante el secado puede
constituir un procedimiento útil para obtener una curva de contracción.
Un gráfico del índice de plasticidad vs el contenido de arcilla proporciona un
medio de clasificar el potencial de expansión (Mori 1982). Otro
procedimiento simple es el ensayo de expansión libre (Gibbs & Holtz 1956)
citado por Morin & Todor (1975). El potencial de expansión puede ser
evaluado también a partir de una relación empírica basada en el índice de
plasticidad, la succión en el suelo y el esfuerzo aplicado (Brackley 1980).
Las características de expansión pueden ser investigadas cualitativamente
mediante los ensayos de edómetro en el laboratorio. La presión de expansión
o el esfuerzo de equilibrio es la presión requerida para prevenir la expansión
cuando el espécimen de ensayo se inunda con agua (véase la Figura 5.6)
(Head 1994, 14.6.1). La capacidad de expansión, en términos de una curva
e/log p puede ser determinada midiendo la expansión del espécimen a medida
que se reduce la presión aplicada en etapas sucesivas por debajo de la presión
de expansión (curva A en Figura 5.6). Sin embargo, los valores obtenidos de
esos ensayos deben ser utilizados con cuidado en vista de las condiciones de
frontera diferentes que prevalecen in situ. En el ensayo del doble edómetro
(Jennings & Knight 1957a) uno de los especímenes es saturado y se deja
expandir hasta que alcance el equilibrio sin aplicación de carga. Luego es
consolidado con los incrementos usuales de carga (curva B Figura 5.6), y los
asentamientos son comparados con los obtenidos de ensayos sobre un
espécimen idéntico sin saturar.
Figura 5.6. Medida de características de expansión de arcillas activas.

Otro procedimiento, que representa las condiciones de campo más


aproximadamente que los mencionados anteriormente, es aplicar el esfuerzo
vertical in situ apropiado hasta que se alcance el equilibrio y luego se inunda
con agua, manteniendo el volumen constante antes de dejarlo expandir (curva
C en la Figura 5.6). En estos ensayos es esencial el uso de especímenes de
bloque de alta calidad inalterados y labrados a mano. Es esencial prevenir la
pérdida de humedad de las muestras entre su estado in situ y la iniciación de
los ensayos de laboratorio debido a que la succión en los poros es crítica.
Algunos ejemplos de suelos residuales que presentan características
expansivas son descritos por Blight (1982), Gidgasu & Andolh (1980), Horn
(1982), Lumb (1982), Schreiner (1987) y Williams (1980).

5.6. Suelos colapsables

Los suelos colapsables tienen una fábrica de textura abierta que pueden
resistir esfuerzos razonablemente grandes cuando se encuentran parcialmente
saturados pero que presentan una disminución en volumen debido al colapso
de la estructura al ser saturados, aún bajo presiones relativamente bajas. Los
suelos residuales tropicales parcialmente saturados frecuentemente son de este
tipo. Los asentamientos por colapso usualmente resultan de la pérdida o
reducción de la cementación entre partículas del suelo debido a la presencia
de agua y frecuentemente ocurren en suelos residuales intensamente
lixiviados formados a partir de rocas ricas en cuarzo. Otros mecanismos de
colapso incluyen la pérdida de la influencia estabilizante de la tensión
superficial en los meniscos de agua en los contactos entre partículas en suelos
parcialmente saturados y la pérdida de resistencia de las partículas mismas
cuando están saturados.
Las características de colapso pueden ser investigadas en el laboratorio
mediante un ensayo especial de consolidación en el edómetro. El espécimen
para el ensayo se carga primero con su contenido natural de humedad, sin
agregar agua a la celda, hasta una presión típicamente igual al esfuerzo in situ
estimado. Cuando se alcance el equilibrio, se agrega agua a la celda y el suelo
colapsable se asienta inmediatamente bajo la misma carga aplicada. Luego se
aplica carga adicional en la forma corriente con los suelos saturados. En la
Figura 5.7 se muestra una curva típica e/log p de un suelo colapsable.

Figura 5.7. Comportamiento de un suelo colapsable.

En el ensayo de potencial de colapso (Jennings & Knight 1957a) el espécimen


se satura después de ser cargado hasta 200 kPa. El potencial de colapso está
dado por la expresión:
100 e/(1+e0)
Donde e es el cambio en la relación de vacíos en la condición saturada y e0 es
la relación de vacíos inicial de la espécimen. La Tabla 5.3 indica la
posibilidad de que el colapso constituya un problema.
Las características de expansión y colapso dependen de la relación de vacíos y
del esfuerzo aplicado. Algunos suelos pueden exhibir colapso o asentamiento
bajo diferentes condiciones.
Para el estudio de las características de colapso es esencial el uso de
especímenes de alta calidad, inalterados, labrados a mano tomados de
muestras de bloque. Si los ensayos de edómetro indican que un suelo colapsa
al saturarse deben ejecutarse ensayos adicionales bajo esfuerzos isotrópicos en
el aparato triaxial para confirmar que el colapso es una propiedad intrínseca
del suelo.

Tabla 5.3. Pautas para el potencial de colapso


Potencial de colapso % Severidad probable del
problema
<1 Sin problema.
1–5 Problema moderado.
5 – 10 Problemático.
10 – 20 Problema severo.
> 20 Problema muy severo..

Sin embargo, las predicciones del comportamiento del suelo in situ


exclusivamente a partir de ensayos de laboratorio no es confiable a menos que
se apoye en ensayos in situ y en la observación del desempeño de las
cimentaciones. Algunos ejemplos de tipos de suelo residual que presentan
características de colapso fueron reportados por Brink & Kantey (1961); Foss
(1973); Singh & Al-Layla (1980) y Vargas (1973, 1974).

5.7. Suelos dispersables y erosionables

5.7.1. Suelos dispersables


Los suelos dispersables, en el sentido geotécnico del término son aquellos
susceptibles a erosión interna y tubificación en la presencia de agua
relativamente pura. Cualquier suelo que contenga un alto porcentaje de sodio
intercambiable puede ser dispersable; En la Sección 5.2.3 fue citada una
correlación entre el límite líquido y el porcentaje de sodio intercambiable en
los suelos montmorilloníticos. Los suelos residuales con características
dispersables incluyen aquellos con fracciones arcillosas compuestas
principalmente de esmectita, vermiculita, halloysita, alofana y algunas illitas,
pero rara vez caolinitas. Los suelos dispersables pueden encontrarse en
regiones húmedas tanto como en las regiones áridas.
Los ensayos de laboratorio utilizados normalmente para evaluar si un suelo es
dispersable son la determinación del Número de Clase de Emerson ((Emerson
1967; Standards Association of Australia 1980), el ensayo de morona,
(Sherard et al. 1976; Head 1994), el ensayo de doble hidrómetro (Sherard,
Dunnigan & Decker 1976; Head 1994) y los análisis químicos del agua
intersticial extraída de la arcilla para determinar los sólidos suelos y sólidos
totales, el valor del porcentaje del suelo intercambiable y la relación de
absorción de sodio (Sherard, Ryker & Decker 1972). El ensayo de morona y
el método del doble hidrómetro están descritos también en la Norma BS1377:
Parte 5: 1990: Cláusulas 6.3 y 6.4.

5.7.2. Suelos erosionables

Ensayo de aguja (Normas BS1377: Parte 5: 1990: Cláusulas 6.2, y ASTM


D4647-87). Los ensayos de laboratorio del tipo enunciado anteriormente son
útiles para dar una indicación general del comportamiento del suelo pero no
sustituyen la observación cuidadosa de campo. Blight (1982) sugirió que los
ensayos de Emerson y del doble hidrómetro son los más satisfactorios. La
naturaleza débilmente cementada de algunos suelos pueden causar
dificultades en la preparación de los especímenes para el ensayo de aguja, en
la ejecución del ensayo, y en la interpretación de los resultados.
Estos ensayos deben ser ejecutados en suelos con su contenido natural de
humedad y, siempre que sea posible, debe utilizarse el agua subterránea
propia del suelo. El secado ocasiona cambios en las características de
dispersabilidad. Los ensayos deben ser ejecutados sobre muestras tomadas a
intervalos estrechos de profundidad pues la dispersabilidad puede variar
considerablemente con la profundidad (véase también Head 1994, Sección
10.8).

5.8. Análisis químicos


5.8.1. Análisis de rutina

En la Tabla 5.4 se encuentran algunos análisis químicos de rutina aplicables a


los suelos residuales tropicales. El análisis de elementos mayores de ciertos
suelos tropicales, especialmente del tipo ferralítico (Gidgasu 1976), son
comunes en la literatura. Muchos fueron hechos con objetivos económicos,
como la evaluación de bauxitas. La relación de sílice/esquióxidos puede ser
determinada a partir de los análisis de elementos mayores con la siguiente
expresión:

Kr = (%SiO2/60)/(%A12O3/102) + (%Fe2O3/160)

Esta expresión es usada frecuentemente para indicar la intensidad de


meteorización y para diferenciar tipos de suelo. Los valores de Kr <2.0 son
típicos de suelos ferralíticos ricos en óxidos, ferrisoles y algunos suelos
ferruginosos, en tanto que, los suelos fersialíticos y algunos suelos
ferruginosos tienen valores de Kr >2; las ferritas, ferralitas, allitas y la mayoría
de los suelos ferralíticos endurecidos presentan valores de Kr >1.33. Sin
embargo, dicha relación depende en gran medida de la composición del
material parental del suelo y en la concentración de la sílice o de los
sesquióxidos por procesos diferentes a la meteorización (p.e. acumulación
óxido férrico por podzolisación o segregación hidromórfica). En
consecuencia, tal relación no permite clasificar correctamente todos los suelos
tropicales en el sistema francés o en otro de los sistemas presentados en el
Apéndice al Capítulo 2.

Tabla 5.4. Análisis químico de rutina aplicables a suelos residuales


tropicales
Propiedad determinada Referencias
Cláusula Sección en Otras
en BS Head
1377: Parte (1992)
3
Contenido de elementos - - Pruden & King
mayores (1969)
Contenido de materia orgánica 3 5,7 Kalembasa &
Jenkinson (1973)
Pérdida por ignición 4 5.10.3
Contenido de sulfatos 5 5.6
Contenido de carbonatos 6 5.8 Bascomb (1961)
Contenido de cloruros 7 5.9
pH 9 5.5 Schachtschabel
(1971)
Capacidad de intercambio - - Bascomb (1964);
catiónico Gillman (1979)

Los análisis de elementos mayores pueden ser utilizados para recalcular la


composición mineralógica de conjunto si se identifican los constituyentes y su
composición química individual es bien conocida. Por ejemplo, la
composición cuantitativa de los minerales de arcilla, puede ser calculada de
esta manera a partir de los resultados semicuantitativos de difracción de rayos
X. Adicionalmente como se menciona en la Sección 5.9, la composición de
los elementos mayores proporciona la mejor evidencia de la composición
mineralógica si se encuentran componentes amorfos o mal cristalizados que
no pueden ser identificados por difractometría de rayos X. En los análisis
químicos de los suelos ricos en arcilla, es útil expresar las cantidades de los
elementos mayores en relación con el óxido de aluminio, pues la mayor parte
de éste se encuentra en los minerales de arcilla, y se puede tener una
estimación razonablemente segura de la composición mineralógica de la
fracción de arcilla sin su separación física en el laboratorio.

5.8.2. Espectroscopía de fluorescencia de rayos X

Este método simple y rápido de análisis químico es utilizado frecuentemente


para determinar la composición de elementos mayores y menores de
especímenes de suelo, y sus resultados son satisfactorios para la mayoría de
los elementos cuyo número atómico sea mayor que 10, pero el sodio, el
magnesio y el aluminio no pueden ser determinados muy exactamente. Este
método se basa en la excitación y emisión de una radiación característica de
elementos en una mezcla homogeneizada de suelo (reducida a polvo y
comprimida, o fundida con borato de sodio o tetraborato de litio). La
radiación fluorescente usualmente se dispersa por difracción utilizando
cristales adecuados y las longitudes de ondas de la fluorescencia característica
de cada elemento es medida por un contador de destello o un contador
proporcional (Norrish & Chapped 1967; Jasmund 1979). La concentración de
cada elemento se determina por comparación de la longitud de onda
diagnóstica con las intensidades de las líneas del espécimen en estándares de
referencia cuya una composición es conocida. Un conjunto de estándares
cuidadosamente seleccionados se encuentran disponibles en el US Bureau of
Standards y en el British Chemical Standards. La radiación fluorescente de la
superficie de los especímenes de polvo comprimido no necesariamente es
representativa del conjunto; esta es una de las limitaciones del método por lo
que se prefiere la fusión, seguida de molienda fina del vidrio resultante, para
producir un polvo con el que se pueda preparar un disco comprimido.

5.8.3. Capacidad de intercambio catiónico

La capacidad de intercambio catiónico total (suma de los sitios cargados


negativamente que se encuentran principalmente en los minerales de arcilla y
en la materia orgánica) puede ser determinada por saturación con iones de
bario en los suelos tropicales y en otros suelos intensamente meteorizados, el
desplazamiento de bario con magnesio y luego la determinación de la
cantidad de bario desplazado por espectrometría de absorción atómica
(Gillman 1979) o por tritración con una solución estándar EDTA usando
Omega Chrome Black VS como indicador (Bascombe 1964). Para el análisis
de especímenes con alto contenido de calcio son necesarios dos tratamientos
con una solución de bario (normalmente cloruro de bario), la primera para
precipitar el bicarbonato soluble. Los suelos salinos deben ser batidos con una
mezcla de agua y etanol en relación 1:1 durante una hora, luego son
centrifugadas y el residuo flotante descartado antes de proceder al tratamiento
de saturación con bario. Los resultados son expresados como miliequivalentes
(meq) por 100 g de suelo con base en el peso seco al horno (peso del suelo
seco a 105ºC). Los problemas asociados con la determinación de intercambio
catiónico son discutidos en detalle por Rhoades (1982).
La capacidad de intercambio catiónico puede proporcionar alguna indicación
de la composición mineralógica de la fracción arcillosa (Tabla 5.5); si el
análisis se hace sobre la totalidad del suelo debe tomarse las debidas
precauciones para tener en cuenta la arena y el limo que usualmente no
presentan capacidad de intercambio catiónico, y la materia orgánica que
presenta una capacidad de intercambio catiónico variable.

Tabla 5.5. Capacidades de intercambio catiónico


típicas de los minerales de arcilla
Mineral CIC
Caolinita 3 – 15
Halloysita 5 – 50
Illita 10 – 40
Clorita 10 – 40
Alofana 25 - 50
Esmectita 60 – 150
Vermiculita 100 - 150
Tomado de Grim 1968

5.9. Mineralogía del suelo y microestructura

En la mayor parte del trabajo geotécnico usualmente no es necesario llevar la


investigación de las propiedades físicas del suelo más allá de la determinación
de los límites de Atterberg. Sin embargo, en los suelos tropicales es
importante la influencia de la microestructura (Collins 1985) y, como en otros
tipos de suelos, los efectos de los minerales de arcilla expansiva y de los
componentes de tamaño coloidal pueden ser importantes. Por estas razones, es
importante investigar la microestructura, la fábrica y la composición mineral
de los suelos. Los métodos más frecuentemente utilizados para ello son la
microscopía óptica, la microscopía de barrido electrónico, la difracción de
rayos X, los análisis termodiferencial y termogravimétrico y la espectroscopia
infrarroja.

5.9.1. Uso del microscopio óptico

El examen de secciones delgadas en un microscopio poralizador facilita la


identificación de partículas mayores que 10 m y sus relaciones con otros
componentes en dos dimensiones. Aunque el microscopio óptico tiene una
profundidad de campo corta, el desarrollo del perfil del suelo frecuentemente
puede ser inferido de secciones delgadas tomadas de horizontes sucesivos.
Los diferentes elementos de la microfábrica del suelo vistos en sección
delgada son definidos por Bullock et al. 1985, e incluyen rasgos que resultan
de la meteorización de los minerales, de la iluviación de la arcilla y de otras
partículas, de la reorientación de partículas por expansión y contracción de la
segregación hidromórfica del hierro y del manganeso, o de actividades de
animales en el suelo.
Las arcillas blandas o los suelos friables pueden ser muestreados
cuidadosamente en el campo utilizando recipientes prismáticos con bordes
afilados y extremos abiertos (cubetas de Kubiena). La impregnación con una
resina que pueda endurecerse después de aplicada es un tratamiento necesario
antes de cortar y pulir las secciones hasta el espesor apropiado (Murphy
1986). Las secciones de aproximadamente 30 m de espesor son estudiadas
con luz transmitida bajo aumentos x30 y x1000 que permiten la identificación
de la mayor parte de los minerales por sus propiedades como color,
pleocroísmo, birrefringencia, signo óptico, ángulo óptico axial y orientación
óptica (Nesse 1986). Los minerales opacos son identificados con luz reflejada
(Craig & Vaughan 1981).
La porosidad o la abundancia de minerales específicos puede ser estimada
mediante el conteo por puntos puede. En esta técnica se identifica un número
grande de granos (> 300) o de vacíos en las intersecciones de una malla
localizadas con la la retícula del ocular del microscopio mediante una platina
viajera de conteo. El porcentaje de cada mineral o de los poros se calcula a
partir de la proporción de puntos asignados a cada uno; esto da un porcentaje
volumétrico confiable en el supuesto de que no hay una anisotropía mayor en
el espécimen (Chayes 1956). La distribución del tamaño y de las formas de
los poros mayores pueden ser determinados en las secciones delgadas
observadas a través del microscopio con una cámara de video, utilizando un
computador provisto de programa de análisis de imagen. Los poros llenos con
la resina de impregnación son identificados mejor si se agrega un tinte
fluorescente a la resina y la sección delgada se ilumina con luz ultravioleta.
Las técnicas de teñido son utilizadas corrientemente para ayudar en la
identificación en secciones delgadas de minerales como carbonatos,
feldespatos y minerales de arcilla. Las partículas individuales de minerales de
arcilla normalmente son demasiado pequeñas para ser observadas con un
microscopio óptico, pero las tinturas orgánicas han sido utilizadas con algún
éxito para identificar agregados de minerales de arcilla (Taylor 1985),
especialmente las esmectitas (Sameshima & Black, 1979). Sin embargo, debe
tenerse cuidado para evitar que la tintura sea retenida en las superficies
pulidas de los minerales y en las depresiones en la superficie de las secciones
delgadas (p.e. en los bordes de los granos), lo que puede dar lugar a resultados
equívocos.
Los componentes de minerales raros en las fracciones de arena fina (62 - 250
m)o delimo grueso (10 - 62 m) pueden ser mejor identificadas mediante el
examen microscópico de estos tamaños separados de especímenes de suelo
dispersado por tamizado y sedimentación repetida en agua, debido a que las
secciones delgadas muestran solo un volumen pequeño de suelo. El conjunto
de los minerales de arena o de limo frecuentemente es un buen indicador del
material parental, con las debidas precauciones para tener en cuenta los
efectos de meteorización. Tanto el material parental como los efectos de
meteorización pueden variar en un perfil y puede requerirse alguna técnica de
análisis multivariado, como un análisis de coordenada principal, para
distinguirlos (Mardia et al. 1979).
5.9.2. Microscopía electrónica de barrido

La profundidad de foco del microscopio electrónico de barrido hace


especialmente valioso este instrumento para el estudio de la microestructura
del suelo y para la confirmación de la presencia de minerales específicos
(incluyendo los minerales de arcilla) a partir de sus morfologías
características. El microscopio electrónico de barrido aprovecha las
propiedades que resultan cuando un rayo de electrones, que es absorbido,
reflejado o transmitido, incide sobre un objetivo. El microscopio electrónico
de barrido normalmente utiliza un rayo incidente de electrones en el intervalo
de 1 a 50 keV, para examinar un área pequeña del espécimen y se sincroniza
con un monitor de televisión para producir la imagen relacionada con los
electrones reflejados o con los electrones secundarios dispersos. Smart &
Tovey (1981, 1982) y McHardy & Birnie (1987) han publicado interesantes
introducciones a esta técnica aplicada a sedimentos.
Aunque la mayoría de las observaciones con el microscopio electrónico de
barrido se apoyan en los contrastes topográficos dados por el modo de
dispersión reversa, en la Tabla 5.6 se presenta la información que puede
obtenerse de la operación de un microscopio electrónico de barrido que opere
en los modos asociados. En la investigación de la microestructura del suelo y
de la morfología de los minerales se hace énfasis en la topografía de la
superficie y en los contrastes que resultan principalmente de los cambios en el
ángulo de inclinación del rayo con respecto al espécimen.

Tabla 5.6. Tipos de información que puede obtenerse con varios modos de
microscopía electrónica de barrido
Tipos de información Modos
Estructural y Dispersión reversa, absorción reflectiva, luminiscencia
topográfica conductiva.
Composición química Rayos X, electrones Auger, luminiscencia reflectiva, absorción.
Cristalográfica Rayos X (líneas de patrones de Kossel) transmisión, patrones de
canalización de electrones.
Eléctrica y magnética Dispersión reversa, reflexión, conducción.

Los especímenes se preparan rompiendo una superficie fresca de la cual


pueden retirarse cuidadosamente los fragmentos sueltos con cinta adhesiva.
La base del espécimen debe ser lisa y fijada a la base del aparato con un buen
conductor como la plata.
El espécimen de suelo debe ser cubierto con una capa de suelo delgada
(aproximadamente 20 nm) de oro-paladio, carbón u otro material conductor
debido a que la resolución es disminuida por los materiales no conductores.
Esta cubierta proporciona una trayectoria a tierra para cualquier carga
superficial inducida por el rayo. El recubrimiento usualmente se consigue por
evaporación o rociado en una cámara de vacío.
Las observaciones de la microestructura y de la fábrica del suelo pueden ser
hechas convenientemente con aumentos de x200 a x1000, pero para estudiar
la morfología de los minerales de arcilla se requiere una resolución de 15 a 10
nm. Brewer (1964) y Collins & Mc Gowan (1983) desarrollaron un esquema
de la caracterización de la microfábrica apropiado para fines geotécnicos
basados en modelos clásicos de fábrica de suelos. Este esquema ha sido
ampliado por Collins (1985) para incluir los suelos tropicales. Las
características morfológicas de los minerales de arcilla fueron ilustrados por
Van Olphen & Fripiat (1979).
La mayor parte de los estudios de microscopía electrónica de barrido de la
microestructura de los suelos tropicales ha sido cualitativa, aunque el nivel de
medición puede mejorarse tomando pares estereoscópicos de fotografías. Esto
puede conseguirse fotografiando la imagen antes y después de un pequeño
cambio en el ángulo de inclinación. Las mediciones pueden ser hechas con un
estereoscopio convencional.
La microscopía electrónica de transmisión ha sido usada también para estudiar
fracciones de arcilla dispersa (Gard 1971). Esta técnica muestra las formas de
las partículas individuales y la estructura de cristal puede ser obtenida a partir
de patrones de difracción de los electrones.

5.9.3. Difracción de rayos X

La difracción de rayos X es indispensable para la identificación de los


minerales presentes en los suelos tropicales: Dado que ahora es más
fácilmente accesible, esta técnica debe ser utilizada como procedimiento de
rutina siempre que sea posible. Los detalles sobre la preparación del
espécimen, las condiciones de operación y la determinación semicuantitativa
de varios minerales se encuentran en los trabajos de Klug & Anexander
(1974), Thorez (1976), Dixon & Weed (1977) y Brindley & Brown (1980).
Los difractómetros de rayos X que incorporan los monocromadores modernos
de cristal tienen considerables ventajas para el análisis mineralógico de suelos
tropicales ricos en hierro. Si se usa un equipo más antiguo es preferible contar
con un tubo de rayos X con ánodo de hierro o cobalto a un tubo de cobre que
puede inducir radiación fluorescente de hierro. El tratamiento con ultrasonido
de los especímenes de suelos tropicales ayuda a desagregarlos y disminuye el
enmascaramiento de granos de mineral por cubiertas ferruginosas. Para el
análisis de muestra total el tamaño de grano de un espécimen representativo
debe ser reducido cuidadosamente a menos de 10 m. Los polvos pueden ser
luego analizados como rellenos en cavidades de montículos o como untos en
una placa de vidrio. En este último caso el polvo se mezcla con agua, se unta
en la placa y se le deja secar; las partículas de filosilicatos se orientan
paralelamente a la superficie de la placa a medida que el lodo se seca. En el
caso de los especímenes de material muy fino en el que las arcillas mal
cristalizadas son abundantes, es conveniente separar la fracción coloidal (> 2
m) o subdividirla en fracciones más uniformes (0.6 – 0.2 m, 0.2 – 0.6 m y
<0.2 m) por sedimentación, por gravedad o por centrifugación en una
suspensión acuosa, y analizar cada fracción por separado.
Todos los materiales cristalinos tienen patrones de difracción de rayos X
propios. En la práctica los picos de difracción se identifican inicialmente en el
registro del análisis y se miden como un ángulo (2) que es el doble del
ángulo de desviación () del rayo difractado. Los valores 2 se convierten
luego en espaciamiento de mallas (d) en unidades Angstrom (Å) mediante la
ecuación de Bragg; Parrish y Mack (1963) presentan las tablas de conversión.
Las unidades Angstrom son utilizadas todavía en mineralogía de arcillas
aunque no son unidades aprobadas del Sistema Internacional. En esta etapa se
registran también las intensidades relativas de todos los picos de difracción.
Los patrones de reflexión estándar de los minerales en términos de las
distancias d y la intensidad relativa de los picos son actualizadas
continuamente por el Joint Committee on Powder Diffraction Standards
(JCPDS). Los patrones de los minerales en los especímenes analizados
pueden ser identificadas mediante el JCPDS Powder Diffraction Index (1974).
Adicionalmente, Brindley & Brown (1980) y otros textos presentan los
principales picos e intensidades diagnósticas de los minerales más comunes en
los suelos.
La identificación de los minerales de arcilla presenta un conjunto de
problemas que hace necesario un tratamiento adicional de los polvos. En el
caso de las esmectitas, el tratamiento con glicol de etileno, o de la saturación
con algunos cationes, las capas de aluminosilicatos se expanden hasta
separaciones d características y el calentamiento a 375ºC colapsa las capas
expandibles hasta 10 Å. Las vermiculitas y las halloysitas también requieren
tratamientos especiales para su identificación como ocurre con las mezclas de
minerales de arcilla con reflexiones superpuestas (p.e. la identificación de la
halloysita de 7 Å en presencia de caolinita, que también tiene un
espaciamiento de 7 Å entre sus capas.
Los análisis de arcilla deben ser tomados como semicuantitativos debido a las
variaciones de tamaño de grano, cristalinidad del mineral, estructura y
composición química. Esto es especialmente cierto en el caso de los suelos
tropicales en los que frecuentemente se encuentran óxidos de hierro y
aluminio que no presentan difracción (amorfos) y aluminosilicatos con
cristalización incipiente (p.e. alofana, imogolita). Son comunes las
deficiencias numéricas en los valores totales de los minerales de arcilla
determinados por difracción de rayos X y por análisis de elementos mayores.
Brindley (1980) revisó los métodos de difracción analíticos semicuantitativos
usando estándares internos o externos. Los métodos de disolución selectiva
también son útiles para determinar las cantidades de minerales individuales de
arcilla (Page et al. 1982) aunque los efectos de algunos tratamientos en los
componentes residuales frecuentemente son desconocidos.

5.9.4. Análisis térmico de arcillas

Los métodos de análisis térmico son útiles en el estudio de las arcillas al


proporcionar información que es complementaria a la contenida por la
difracción de rayos X debido a que diferentes propiedades químicas y físicas
contribuyen a los resultados que se obtienen. Existen varias técnicas de
análisis térmico, las más comunes de las cuales son el análisis
termodiferencial, la calorimetría de barrido diferencial, la termogravimetría y
el análisis de gas desprendido. En el caso del análisis termodiferencial se mide
la diferencia en temperatura entre un espécimen y un material de referencia
mientras los dos son sometidos a un programa de temperatura controlada.
(Mackenzie 1970, 1984). La calorimetría de barrido diferencial mide la
diferencia en la entrada de energía entre un espécimen y un material de
referencia mientras los dos son sometidos a un programa de temperatura
controlada; la energía se mide bien como flujo de calor o por la cantidad de
polvo requerido para compensar las reacciones endotérmicas y exotérmicas
(Mackenzie 1980; Paterson 1981) en el análisis termogravimétrico se registra
los cambios de masa de un espécimen al aumentar la temperatura; el registro
normalmente aparece como una curva integral aunque ella puede ser
convertida, por diferenciación, en una curva termogravimétrica derivada
(Redfern 1970). El análisis de gas desprendido registra la naturaleza y
cantidad desprendida por un espécimen durante un programa controlado de
temperatura. Lombardy (1980) recopila los métodos recomendados de
presentación de estos diferentes tipos de curvas de temperatura. Algunos tipos
de aparatos permiten obtener simultáneamente resultados de dos o más
métodos. Paterson y Swaffiedd (1987) discuten detalles adicionales de la
preparación del espécimen, del pretratamiento químico, del control de la
composición de la atmósfera en el horno, de las velocidades de calentamiento,
etc.
Los minerales de los grupos de la caolinita, clorita y gibbsita, la goetita y los
carbonatos tienen curvas térmicas características, aunque puede encontrarse
alguna variabilidad debido a las diferencias de tamaño de partículas. Los
grupos con mayor variabilidad de composición química, como las esmectitas,
illitas y vermiculitas, son más difíciles de identificar. Aunque el análisis
térmico diferencial ha sido ampliamente utilizado para caracterizar los
minerales mal cristalizados (p.e. alofana) no es un buen método diagnóstico
de dichos materiales. En la Tabla 5.7 se encuentran las temperaturas típicas de
reacciones endotérmicas y exotérmicas de algunos minerales de arcilla.

Tabla 5.7. Temperaturas características de picos endo-


térmicos y exotérmicos de minerales del suelo en el
análisis termodiferencial
Mineral Picos Pico exotérmico
endotérmicos (ºC)
(ºC)
Caolinita 500 - 600 900 – 1000
Halloysita 100 – 150 900 – 1000
500 – 600
Crisotilo 700 – 750 800- 850
Esmectita 100 – 250 800- 900
Vermiculita 700 -
Illitas 150 – 200 -
500 – 700
Clorita 500 – 600 750 – 850
Paligorskita 100 – 150 -
400 – 450
Sepiolita 100 – 150 850 - 900
300 – 350
Gibssita 300 – 350 -
Goetita - 550
Carbonatos 500 - 800 -

5.9.5. Espectroscopia infrarroja


Muchos minerales muestran bandas características de absorción de la
radiación infrarroja en el intervalo 200 – 4000 cm-1 que están relacionadas con
grupos moleculares estructurales como los oxianiones (nitratos, sulfatos,
carbonatos, etc.), los hidroxilos y el agua de cristalización, y proporcionan
información particular sobre los enlaces y la reactividad de los protones
(Farmer 1974). Como técnica de análisis mineralógico de suelos la
espectroscopia infrarroja tiene varias ventajas respecto a la difractrometría de
rayos X: puede aplicarse a materiales cristalinos o amorfos, sólo se requiere
especímenes muy pequeñas (<2 mg) y los espectros pueden obtenerse en 30 a
40 minutos. En los suelos tropicales es particularmente útil para la
identificación de los óxidos de aluminio, los óxidos hidratados y anhidros de
hierro, los filosilicatos, fosfatos y carbonatos.
Los espectros normalmente se obtienen a temperaturas de 30 - 40ºC, usando
preferiblemente fracciones separadas de arcilla o especímenes molidos hasta <
2m. Los especímenes se humedecen con alcohol isopropílico para evitar la
modificación estructural durante la molienda. El polvo seco se mezcla luego
con un haluro alcalino, como el bromuro de potasio en una relación de 1:100
y se comprime para formar un disco en un molde evacuable. Las proporciones
aproximadas de minerales pueden ser estimadas a partir del logaritmo de la
relación de la transmisión infrarroja en la línea base, a cualquier lado de la
banda de transmisión del máximo de absorción, debido a que la intensidad de
las bandas de absorción depende principalmente de las cantidades de
materiales absorbentes en el espécimen. Los espectros medidos a temperaturas
muy bajas hasta la del nitrógeno líquido (-196ºC) y menores, son mucho más
nítidos y muestran la separación característica de las bandas de absorción que
permiten una identificación más clara de algunos minerales.

5.10. Perforación y muestreo

5.10.1. Introducción

Brand & Phillipson (1985) han revisado la práctica mundial de perforación y


muestreo. La selección y descripción de las muestras debe relacionarse con el
sistema de clasificación de campo discutido en el Capítulo 4. Los suelos
residuales tropicales frecuentemente son heterogéneos y anisotrópicos, lo que
hace particularmente difícil el conseguir muestras representativas. Es deseable
obtener muestras grandes para asegurar que la gradación, estructura y fábrica
sean representativas. La presencia de partículas gruesas en algunos suelos
residuales puede hacer difícil la recuperación de muestras pequeñas intactas
para los ensayos de laboratorio y, aún en el caso de contar con muestras
grandes, puede necesitarse varias para cubrir la variación aleatoria que puede
presentarse en el campo en distancias cortas.
5.10.2. Perforación

Todos los métodos corrientes son utilizados: perforación manual, percusión


con cable, perforación con lavado y perforación rotatoria. La naturaleza
cementada de la mayoría de los suelos residuales permite la recuperación de
núcleos por rotación siempre que se use tamaños grandes de brocas y técnicas
cuidadosas de perforación. Usualmente se requiere la perforación hasta el
basamento rocoso en las investigaciones del terreno, y frecuentemente se
penetra materiales blandos y duros a medida que se aproxima la roca fresca.
Las técnicas de perforación rotatoria o la perforación con lavado en las capas
superiores de un suelo residual son atractivos debido a que en esta etapa
normalmente se requiere algún métodos de perforación rotatoria.
El uso de agua en la perforación con recuperación de núcleos causa erosión y
pérdida de núcleos. Puede utilizarse lodo, aire y fluidos especiales de
perforación, como se discute en relación con el muestreo en la Sección 5.10.3.
Generalmente se usan muestreadores de tubo doble o triple para mejorar la
recuperación de núcleos.
En los suelos residuales secos por encima del nivel freático son útiles, la
perforación manual y la excavación a mano de pozos del suficiente tamaño
para que sean accesibles por operarios e ingenieros. Estos ofrecen una
alternativa efectiva a la perforación para la inspección de perfil del suelo, para
tomar muestras y, a veces, para ejecutar ensayos de placa in situ en la base o
en las paredes del pozo.

5.10.3. Muestreo

Las muestras pueden ser tomadas para el reconocimiento del terreno, para la
investigación del suelo in situ, o para la evaluación del suelo como material de
lleno; también pueden necesitarse para análisis del contenido de agua y la
determinación de la densidad o para los ensayos de resistencia y rigidez en el
laboratorio. Las muestras pueden ser consideradas como alteradas, cuando la
estructura original ha sido destruida durante el muestreo, o intactas cuando se
conserva la estructura original, aunque puedan haber sufrido alguna
alteración. Las muestras intactas pueden ser tomadas en tubos, por perforación
rotatoria o cortándolos manualmente de apiques y excavaciones.
Los suelos residuales generalmente están cementados y se comportan como
suelos cohesivos durante el muestreo y, en consecuencia, son apropiados los
métodos de muestreo de arcillas. Sin embargo, hay una diferencia importante
entre el muestreo de arcillas saturadas y de suelos residuales. Una arcilla
saturada generalmente puede conservar una succión capilar importante sin
desaturarse. Así, cuando se toma una muestra del terreno y se encuentra a una
presión de confinamiento nula puede permanecer saturada con una succión de
agua intersticial grande en su interior. Si durante el muestreo no ha tenido
acceso al agua que la hace expandir permanecerá con el mismo contenido de
agua que tiene en el terreno y no presentará deformación volumétrica durante
el muestreo. Esto no se aplica al suelo parcialmente saturado, como es el caso
de los suelos residuales. En tales materiales, la expansión volumétrica es
inevitable durante el muestreo. Aún si un suelo residual se encuentra saturado,
su estructura contiene generalmente vacíos relativamente grandes que no
permiten que mantenga una succión grande de agua intersticial sin
desaturarse. Así los suelos residuales saturados pueden presentar también
expansión volumétrica durante el muestreo, aún si el muestreo se hace con un
contenido de agua constante.
Los suelos residuales por lo general tienen una estructura frágil y pueden
sufrir un daño irreversible debido a la expansión volumétrica aún en el caso
de ser tomadas muy cuidadosamente. Esta afirmación está apoyada en la
comparación entre los resultados de ensayos de laboratorio, ensayos in situ y
carga a escala real. (Sandroni 1985a,b; Vaughan et al. 1988). Hasta qué punto
persisten las discrepancias entre los ensayos de laboratorio y las
observaciones de campo cuando las deformaciones son medidas
correctamente en los ensayos de laboratorio, es una cuestión no resuelta
(Vaughan 1985).
Por las razones expuestas anteriormente, es probable que se presente algún
deterioro de la estructura de los suelos residuales aún si las muestras son
cortadas manualmente con mucho cuidado. El daño es más probable en las
muestras tomadas en profundidad debido a que los cambios en el estado de
esfuerzos del material durante el muestreo son grandes. Los resultados de los
ensayos sobre dichas muestras puede subestimar, en consecuencia, la
verdadera rigidez y resistencia del material in situ. Alrededor de los sondeos y
de los pozos de inspección pueden ocurrir efectos similares, que influyen en
los resultados de os ensayos in situ.
Los ensayos deben hacerse tan pronto como sea posible después de que la
relajación de esfuerzos ha ocurrido in situ y en el laboratorio (Vaughan et al.
1988).
El muestreo con tubos hincados o introducidos por presión produce esfuerzos
de cortante adicionalmente al esfuerzo volumétrico descrito anteriormente.
Tales esfuerzos son inevitables aún cuando se utilicen muestreadores de pared
delgada y de diámetro grande, y de ahí resulta un daño adicional a la
estructura del suelo.
5.10.4. Muestreo para la medición de la densidad, contenido de agua y tamaño

de partículas

El muestreo con tubos hincados o introducidos por presión generalmente es


adecuado para el reconocimiento de los suelos, incluyendo su fábrica y la
determinación de densidad. Es improbable que la alteración de la muestra dé
lugar a errores en la densidad mayores que el 5%, aunque la calidad de la
muestra es importante y las mediciones de densidad sobre especímenes que
presentan daño estructural obvio deben ser tratadas con cuidado.
El muestreo con tubos es un método conveniente de obtener material con un
contenido de agua constante, en el supuesto de que sean tomadas de sondeos
secos. Tales muestras probablemente retienen aproximadamente la misma
succión de agua intersticial que existía en el terreno y la medición de esta
succión en el laboratorio es relevante al estado in situ (Richards 1985).
Las muestras alteradas son adecuadas para la determinación del tamaño de las
partículas, para los ensayos de compactación y, en ocasiones, para la
determinación del contenido de agua. Ellas deben ser suficiente grandes para
que se encuentre una gradación representativa. Las muestras alteradas para el
análisis granulométrico deben contener una masa de suelo seco suficiente para
proporcionar especímenes de ensayo cuya masa sea mayor que la especificada
en la Tabla 3 de la Norma BS 1377: Parte 2: 1990, que relaciona la masa del
espécimen con el tamaño de partícula mayor.
Para los ensayos de compactación y de CBR, debe tomarse suficiente material
que permita ejecutar tandas de ensayos separados, bajo el supuesto de que si
el material se utiliza más de una vez habrá degradación de partículas y que
resultaría una gradación no representativa.
Los contenidos de agua de los suelos por encima del nivel freático
frecuentemente pueden ser determinados sobre especímenes alterados,
particularmente cuando el grado de saturación es bajo. Las muestras alteradas
para la determinación del contenido de agua deben ser tomadas por lo menos
30 mm detrás o debajo de una superficie recientemente expuesta. Sin
embargo, siempre debe considerarse el riesgo de humedecimiento o secado
antes del muestreo.
5.10.5. Muestreo para la determinación en el laboratorio de la resistencia y la

rigidez

Los ensayos sobre material alterado son generalmente aceptables para suelos
residuales que van a ser utilizados como material de lleno, en el supuesto que
sean tomadas en cuenta la influencia del contenido de agua en la zona de
préstamo potencial y su posible variación estacional. Sin embargo, puede
presentarse algunas diferencias en la estructura entre los especímenes
compactadas en el laboratorio y en el campo (de Mello 1980) y en los trabajos
de envergadura se prefiere muestras tomadas de un lleno de prueba.
La determinación de la resistencia y rigidez en el laboratorio requieren
especímenes de alta calidad. Generalmente se utilizan muestras labradas a
mano de apiques y pozos de inspección. Las muestras de tubo generalmente
no son adecuadas para este objeto, excepto, tal vez, cuando el suelo tiene un
alto contenido de arcilla (Richards 1985). Los núcleos de perforación rotatoria
pueden ser adecuados siempre y cuando se tomen núcleos de diámetro grande.
El fluido de perforación utilizado es importante. El agua o el lodo causa la
expansión del núcleo y agrava el problema de alteración de la muestra
descrito anteriormente. El uso de aire como fluido de perforación permite
evitar este problema, al menos por encima del nivel freático, pero no es
recomendable en suelos secos donde se requiere la determinación de la
succión, debido a que causa cambios en la succión en el suelo y en el esfuerzo
efectivo por secado, (Richards 1985). El uso de espuma de perforación en la
perforación rotatoria es un desarrollo relativamente reciente (Phillipson &
Chipp 1982; Brand & Phillipson 1984; Phillipson & Brand 1985).

5.10.6. Muestras de bloque

Las muestras intactas de mejor calidad son las muestras de bloque tomadas de
los apiques, trincheras y pozos de inspección. La construcción escalonada del
apique o de la trinchera facilita las operaciones de corte y labrado de las
muestras.
En la Figura 5.8 se ilustra un procedimiento para preparar y remover muestras
de bloque labradas a mano. En el caso de los suelos con una estructura
sensible el bloque puede ser puesto en su caja inmediatamente después de
labrado y las caras expuestas pueden ser cubiertas antes de intentar excavar
por debajo para removerla. La caja debe ser empacada con aserrín húmedo o
espuma plástica para amortiguar la espécimen durante el transporte (Dearman
& Turk 1985).
Las muestras de bloque deben ser por lo menos seis veces más grandes que la
mayor partícula presente en ellas. Sin embargo, una muestra que sea
demasiado pesada para levantarla cómodamente puede sufrir daño más
probablemente que una que pueda ser manejada con facilidad. En
consecuencia, a menos que sea indispensable contar con muestras de mayor
tamaño, los bloques no deben exceder 0.2 m de arista, con una longitud doble
del diámetro probable de ensayo con el objeto de contar con un especímenes
apropiados para el ensayo triaxial.
Un método alternativo para tomar muestras intactas de los suelos libres de
partículas de tamaño grava es utilizar el procedimiento con el anillo de corte
descrito en la Norma BS 1377: Parte 9: 1990: Cláusula 2.4. Este puede ser
usado también para los suelos friables con poca cohesión o para suelos con
una estructura granular sensible. El cortador no debe ser hincado en el terreno.
En lugar de ello debe labrarse burdamente en el terreno un bloque cilíndrico,
dejando 10 mm aproximadamente en el perímetro para ser recortado a medida
que el anillo de corte se empuja hacia abajo uniformemente. La técnica está
ilustrada en la Figura 5.9. Con este mismo método puede tomarse una muestra
intacta en un molde de CBR si se le ajusta una zapata de corte adecuada.
Figura 5.8. Etapas en la recuperación y protección de una muestra de bloque.

Donde el suelo lo permita, puede tomarse una muestra inalterada para el


ensayo de compresión en un tubo de metal o de plástico, típicamente de 100
mm de diámetro y 200 mm de longitud. El tubo debe estar provisto con un
borde cortante y ligeramente engrasado en su interior. El tubo se empuja
suavemente hacia abajo sobre el suelo que ha sido preparado para dejar solo 1
ó 2 mm para recortar, manteniendo su eje en posición vertical. En el caso de
especímenes de ensayo pequeños (p.e. 38 mm de diámetro) el riesgo de
alteración puede reducirse ajustando una membrana de caucho alrededor del
suelo, labrado con el tamaño previsto, antes de removerlo.
Mori (1985) describe un método para tomar muestras de bloque hincando
barras delgadas en un círculo a través de una plantilla. También describe el
congelamiento del terreno para muestrear suelos residuales en Japón, pero el
congelamiento y descongelamiento pueden causar alteración de la muestra.

Figura 5.9. Recuperación de muestra inalterada con anillo de corte.


5.10.7. Protección de las muestras labradas

El terreno y las muestras mismas deben ser protegidas de la intemperie


durante el muestreo. Puede utilizarse sombrillas grandes para dar sombra y
reducir el secado. También puede ser necesaria la protección del viento y de la
lluvia.
Al labrar la superficie de una muestra inalterada no debe retirarse los últimos
20 mm hasta cuando la superficie esté lista para recibir un recubrimiento
protector. La envoltura protectora corriente de las muestras puede consistir en
capas alternadas de muselina y parafina fundida. También se usa un plástico
delgado adhesivo, conocido comercialmente como vinilpel, y papel de
aluminio, pero este último no debe tener un contacto directo con el suelo.
Después de haber sido parafinado los núcleos o las muestras de bloque deben
ser envueltas y selladas en bolsas de polietileno con un paño o papel húmedo
en su interior que proporcione humedad debido a que las parafinas no son
completamente impermeables a la humedad. Debe preverse los posibles
efectos de los cambios estacionales en el estado del suelo cuando es
muestreado, especialmente la desecación durante una estación seca.

5.11. Ensayos in situ

5.11.1. Introducción

Los ensayos in situ son utilizados ampliamente en los suelos residuales y con
frecuencia son más son convenientes pues permiten evaluar las propiedades
de volúmenes relativamente grandes de suelo, lo que ayuda a tener en cuenta
la heterogeneidad local común en los suelos residuales, y pueden ser
ejecutados en suelos que han sido menos alterados que una muestra llevada al
laboratorio.
Los ensayos in situ pueden se considerados en dos categorías. Primero, se
encuentran los ensayos simples de exploración como los de penetración
estática y dinámica con base en los cuales se estima la dureza o resistencia del
suelo, pero que sólo pueden ser utilizados para estimar parámetros
geotécnicos mediante correlaciones empíricas. Segundo, están los ensayos de
los cuales pueden derivarse directamente parámetros geotécnicos como los de
placa y de presiómetro. De los diferentes ensayos que pueden ser empleados,
aquí sólo se considera los utilizados más frecuentemente.
El uso exitoso de la primera categoría de ensayos para estimar parámetros
geotécnicos depende del reconocimiento y de la clasificación del tipo de suelo
en el que se hace el ensayo, debido a que las correlaciones empíricas no
pueden trasladarse de un tipo de suelo al otro. También depende de la
cantidad y calidad de los datos de los cuales se ha derivado la correlación
empírica utilizada para interpretar el ensayo. El éxito del segundo tipo de
ensayos depende de los errores experimentales intrínsecos del método, del
grado en que haya sido alterado el terreno por perforación o por excavación,
del grado en que los parámetros medidos sean relevantes para el problema, y
de la corrección de la teoría utilizada para interpretar los resultados.
Como se discute en el Capítulo 6, los suelos residuales tienen propiedades
esencialmente diferentes en muchos aspectos de los suelos tropicales. Las
interpretaciones de los ensayos in situ frecuentemente están basadas en suelos
sedimentarios y su aplicación a los suelos residuales exige cuidado, a menos
que estén validadas por una experiencia de campo muy amplia. Es muy
probable que las interpretaciones basadas en los suelos granulares
sedimentarios sean conservadoras cuando se aplican a suelos residuales de
alta densidad e inseguras si se aplican a suelos residuales de baja densidad.

5.11.2. Ensayos de penetración dinámica

Ensayos de penetración dinámica. El ensayo de campo más común es el


ensayo de penetración estándar (BS 1377: Parte 9: 1990: Cláusula 3), útil para
examinar la variabilidad de las condiciones de suelo en un sitio (de Mello 1972).
Tan (1986) describe su uso en Malasia. Han sido publicadas muy pocas
correlaciones entre el valor N del ensayo de penetración estándar y las
propiedades geotécnicas. Una práctica común en Brasil es convertir el valor de N
a una resistencia de punta del cono estático y usar esta última en el diseño de
cimentaciones (Sandroni 1985b) de acuerdo con métodos estándar. Martín (1977)
presenta una correlación entre N y el módulo de presiómetro de Menard en suelos
residuales de la zona del pie de monte en USA, derivados de neis, esquisto y
granito. Este mismo autor presentó evidencias que los asentamientos de
estructuras en estos suelos pueden ser predichas razonablemente bien a partir de
un módulo para el suelo equivalente al módulo de presiómetro. Otras
correlaciones entre el valor de N y el módulo de rigidez, determinadas de
maneras distintas, son discutidas por Chang (1988), Massey & Pang (1988) y
Rocha & Carvalho (1988). Otros tipos de ensayos de penetración dinámica que
usan equipos más livianos incluyen la sonda JKR, descrita por Mun (1965),
utilizada ampliamente en Malasia, para investigaciones preliminares y para el
diseño de cimentaciones de estructuras livianas. Mun presentó una correlación
entre el número de golpes y la capacidad portante admisible. Phillipson & Brand
(1985) describieron un aparato de cono liviano, la sonda GCO, utilizada en Hong
Kong; Pitts et al. (1985) reportó un instrumento similar utilizado en Singapur;
Malomo (1986) describió el uso del mismo equipo en Nigeria.
Ensayos de penetración de estática con cono. El desarrollo del cono
eléctrico ha aumentado el uso del penetrómetro estático de cono en la
investigación del terreno. Este penetrómetro es usado en suelos residuales,
aunque la mayor parte de la experiencia ha sido acumulada con el cono mecánico
más que con el ensayo de penetración estándar. Las correlaciones entre la
resistencia a la penetración del cono y el valor de N en el ensayo de penetración
estándar son discutidas por Chang (1988) y Rocha-Filho & Carvalho (1988).

5.11.3. Ensayos de placa

Los ensayos de placa son utilizados en los suelos residuales para la


determinación de los parámetros de rigidez en el diseño de cimentaciones
(Lacerda et al. 1985); este autor da también algunos datos comparables par el
asentamiento de cimentaciones a escala real. Una peculiaridad de sus resultados
es que la rigidez del suelo aumenta con el área cargada, de la misma manera que
en los ensayos de placa sobre suelos sedimentarios granulares. Estas relaciones
son discutidas por Vargas (1979) y Rocha & Carvalho (1988). Rocha & Celso
(1983) presentan resultados detallados de ensayos de placa de diferentes
diámetros en suelos residuales derivados de neis que también muestran estos
efectos.
Los ensayos de placa normalmente involucran la carga en condición
drenada, debido a la permeabilidad in situ relativamente alta de los suelos
residuales. Los resultados del ensayo de placa son influenciados por la succión de
agua intersticial del el terreno evaluado; y puede ocurrir que se presente una
succión menor por debajo de la estructura a la que se aplique los resultados del
ensayo de placa.
Los ensayos de placa en suelos residuales generalmente presentan un
esfuerzo de cedencia, por encima del cual se observa un aumento en la tasa de
asentamiento respecto al esfuerzo aplicado. Aún no existe una teoría que pueda
ser utilizada para examinar la forma cómo los suelos débilmente estructurados
ceden bajo las placas cargadas y las cimentaciones amplias. La cedencia parece
depender del esfuerzo lateral en el terreno inmediatamente por debajo de la placa
después de la excavación hasta la profundidad del ensayo (Vaughan 1988), pero
hay alguna evidencia que indica que los esfuerzos de cedencia observados por
debajo de una placa son similares a los observados en el mismo suelo si se le
aplica una carga distribuida. Esto puede indicar, en consecuencia, una capacidad
portante segura. Esto es discutido por Chin (1988), Rocha & Carvalho (1988) y
Sweeney & Ho (1982).

5.11.4. Ensayos de presiómetro


El presiómetro puede ser usado conveniente en la mayoría de los suelos
residuales en un sondeo preperforado (Baguelin et al, 1978; Plavlakis 1980;
Barksdale et al. 1986) o en la versión autoperforante (Smith 1985). Esta última
minimiza la alteración del terreno antes del ensayo.
Hasta el presente no se ha desarrollado una teoría con la que puedan ser
interpretados los resultados, al igual que el ensayo de placa. Plavlakis (1988)
presentó curvas de ensayo para el presiómetro de Menard; Smith (1985) presentó
curvas de ensayo para el presiómetro autoperforante. Ambas muestran una
pronunciada bilinealidad de la curva de presión versus desplazamiento. El
cambio en el gradiente ocurre a una presión que es demasiado alta para ser
relacionada con los esfuerzos laterales in situ e implica un esfuerzo perimetral en
la pared de la perforación.
Barksdale et al. (1986) encontraron una correlación alta entre los
asentamientos medidos en estructuras reales y los calculados a partir de las
relaciones empíricas de Baguelin et al. (1978) correspondientes a la primera
carga. Los cálculos fueron hechos partiendo del supuesto de que el módulo del
terreno era igual al módulo medio deducido de los resultados del presiómetro
usando la teoría del asentamiento elástico simple. Pavlakis (1980) llamó la
atención sobre la confianza excesiva en los datos del presiómetro en el caso de
materiales anisotrópicos.
Otras discusiones sobre el uso del presiómetro fueron presentadas por
Rocha & Carvalho (1988) y Chang (1988). Blight (1988) discutió el uso del
presiómetro en el cálculo de la máxima carga admisible y el asentamiento de
pilas y reportó el éxito cuando fueron usados procedimientos simples derivados
de la experiencia con otros suelos.

5.11.5. Ensayos de permeabilidad

La permeabilidad de los suelos residuales puede ser medida en el


laboratorio y en el campo. Existe acuerdo general en que las mediciones en el
campo son indispensables para conseguir resultados completamente
representativos. La permeabilidad normalmente es elevada, lo que hace que sean
fáciles de ejecutar los ensayos en perforaciones. Puede presentarse dificultades
con los empaques, y los ensayos pueden ser ejecutados más confiablemente en
las perforaciones de piezómetros de tubo abierto si se controlan el material de
filtro y las pérdidas de cabeza en el extremo del piezómetro. La influencia de la
saturación parcial en la permeabilidad debe tenerse en cuenta en la interpretación
de los resultados debido a que los ensayos de infiltración de larga duración
probablemente dan resultados cercanos a los de los suelos saturados.
6. Pautas para la determinación de las características y propiedades
geotécnicas

6.1. Generalidades

La práctica geotécnica en los suelos residuales tropicales frecuentemente


es bastante directa y puede basarse exitosamente en la experiencia (Brand 1982,
1985). Sin embargo, los principios aceptados de la ciencia de la mecánica del
suelo algunas veces no son apropiados para los suelos residuales y pueden dan
lugar a resultados equívocos cuando son aplicados a dichos materiales, debido a
que fueron desarrollados originalmente en suelos sedimentarios. Los suelos
residuales presentan características y propiedades geotécnicas especiales que
difieren de las encontradas en suelos. sedimentarios como resultado del papel
predominante de la meteorización en su génesis. Dichos principios se aplican al
perfil de meteorización completo, y no sólo a las capas superiores completamente
meteorizadas. Algunas de esas características especiales son resumidas aquí.

Los suelos residuales existen donde el clima actual ha inducido una


profunda desecación o donde se presentan cambios estacionales extremos de
humedecimiento y secado. Los esfuerzos efectivos cambian estacionalmente y,
cuando se bloquea la evaporación superficial, dichos cambios producen grandes
deformaciones en el suelo superficial. Adicionalmente las capas someras de suelo
puedens er más activas químicamente que en los suelos sedimentarios.

Suelos residuales in situ

Las siguientes características de suelos residuales in situ deben ser


consideradas:
(a) Mineralogía.
(b) Fractura de granos;
(c) Estructura variable y presencia de cementación entre partículas;
(d) Relación de vacíos variable no relacionada con la historia de
esfuerzos;
(e) Permeabilidad no relacionada con el tamaño y gradación de las
partículas;
(f) Discontinuidades de baja resistencia;
(g) Saturación parcial, que frecuentemente ocurre a profundidad
considerable.

6.1.1. Mineralogía

La mineralogía de los suelos residuales varía considerablemente; parte de


ella es heredada de las rocas o de los suelos de los que se derivan, y parte es
debida a los procesos de meteorización durante su génesis. En consecuencia, el
peso unitario de las partículas presentes en el suelo residual puede variar más que
en los suelos sedimentarios corrientes (véase la Sección 5.2.8 y la Tabla 6.1).
Tabla 6.1. Valores típicos de relación de vacíos de suelos residuales brasileños
Roca madre Gravedad específica de los Relación de vacíos
granos
Neis 2.60 – 2.80 0.30 – 1.10
Cuarcita 2.65 – 2.75 0.50 – 0.90
Esquisto 2.70 – 2.90 0.60 – 1.20
Pizarra y filita 2.75 – 2.90 0.90 – 1.30
Basalto 2.80 – 3.20 1.20 – 2.15
Tomado de Sandroni 1985b

Los minerales de arcilla normalmente se encuentran presentes y han sido


creados por meteorización, pero también pueden ser heredadas de la roca madre
en el caso de las lodolitas y de las arcillas sedimentarias.
Las esmectitas se encuentran frecuentemente en los vertisoles. Estos
minerales de arcillas activas pueden causar grandes cambios de volumen en
respuesta a cambios pequeños del esfuerzo efectivo. Puede haber grandes
movimientos por expansión cuando los suelos desecados ricos en esmectita son
humedecidos por influencia de trabajos de ingeniería. Un cambio en la superficie
de evaporación, como la que resulta de la construcción de una superficie de
rodadura de una carretera, puede ser suficiente para dar lugar a dichos
movimientos. Los suelos de este tipo pueden también experimentar grandes
movimientos verticales debido a los cambios de succión del agua del suelo, entre
las estaciones seca y húmeda, y pueden agrietarse hasta profundiades
relativamente grandes cuando se secan.
Las caolinitas se encuentran en muchos suelos residuales,
particularmente en los perfiles fersialíticos, ferruginosos y ferralíticos. Las
caolinitas son similares a las esmectitas: su forma es laminar con un bajo
coeficiente de fricción entre las partículas, pero son mucho más grandes y menos
activas. Un suelo que contenga caolinita tiene una mayor resistencia y una menor
compresibilidad que un suelo con la misma fracción arcillosa que contenga
esmectita. La forma cristalina de la caolinita puede ser variable, y las propiedades
geotécnicas que dependen de la forma de las partículas también lo son.
Los minerales laminares de arcilla, cuyo coeficiente de fricción es bajo,
como la esmectita y la caolinita pueden orientarse cuando bajo esfuerzos de
cizalladura (Lupini et al. 1981). Esto da lugar a una baja resistencia de fricción y
a la ocurrencia de superficies de cizalladura pulidas. Estas superficies pueden
formarse en el suelo in situ por las deformaciones que acompañan la génesis del
suelo, la contracción y la expansión.
El comportamiento geotécnico de suelos que contienen minerales de
arcilla laminares y granos gruesos redondeados formados de minerales no
arcillosos, depende de la cantidad de arcilla presente (Lupini et al. 1981).
Típicamente un suelo con menos de un 15% de contenido de arcilla se comporta
en gran medida como un material granular; en él no es posible la orientación de
los minerales de arcilla laminares y se obtiene un valor único de ángulo de
fricción efectiva (´CV) durante la cizalladura a volumen constante. Las
propiedades de un suelo con más de 40% de contenido de arcilla están
controladas por la presencia de ésta. En tal suelo los minerales de arcilla
laminares pueden orientarse y se forma una superficie de cizalladura continua.
Cuando hay un valor de ángulo de fricción efectiva desarrollado durante la
cizalladura a volumen constante con orientación aleatoria de partículas, éste
corresponde sólo a un estado transitorio. Si la deformación es grande se forma
una superficie de cizalladura de arcilla orientada y el ángulo de fricción
disminuye hasta un valor menor de fricción residual, (´R). Cuando el contenido
de arcilla es intermedio, la respuesta a la cizalladura se encuentra entre estos dos
estados. Además los minerales de arcilla pueden estar recubiertos de otros
materiales que pueden cambiar significativamente sus propiedades.
Los minerales de arcilla como la halloysita y la alofana se encuentran
frecuentemente en los suelos residuales y son fundamentalmente diferentes de la
esmectita y la illita, que se encuentran en los suelos sedimentarios. Estos no son
laminares y no dan valores bajos de resistencia residual máxima, ni forman
discontinuidades de baja resistencia después de ser sometidos a deformaciones
grandes por cortante. También presentan bajos módulos de expansión y pequeñas
deformaciones cuando son sometidos a humedecimiento y secado. A pesar de su
pequeño tamaño, ellos se comportan en forma más asociada con las partículas de
limo y arena. Aunque las partículas de arcilla de este tipo pueden contener agua
en su estructura sólida (Terzaghi 1958), ésta es inerte y no tiene influencia en el
comportamiento mecánico del suelo. Tales suelos usualmente tienen bajo peso
unitarios seco y propiedades índice que se encuentran muy por debajo de la línea
A en la carta de clasificación estándar.
La mineralogía de las arcillas también influye la resistencia al cortante en
condición drenada, como ocurre en el ángulo de fricción al cortante ( ´CV) del
suelo sin estructura, cizallado a volumen constante. Esta es la resistencia
observada en un ensayo sobre una muestra de suelo normalmente consolidado a
partir de un lodo. En un suelo con pocos minerales de arcilla laminares, esa es
también la resistencia residual (Lupini et al. 1981). Si se encuentran suficientes
minerales laminares, la resistencia disminuye hasta un valor de resistencia
residual, (´R) más bajo. En la Tabla 6.2 se encuentran algunos valores típicos de
suelos en los que predominan minerales de arcilla (Wesley 1977; Lupini et al.
1981; Boyce 1985).

Tabla 6.2. Angulos de fricción


Mineral de arcilla ´CV ´R
Esmectita, (sensible al tipo y a la composición  
química del agua intersticial)
 
Caolinitas (sensible a la forma de los cristales)  
Alofana  
Halloysita  
6.1.2. Resistencia y fracturación de los granos

Los granos más gruesos de los suelos residuales normalmente son


heredados de la roca madre y pueden incluir cuarzo relativamente duro sin
meteorizar, o material parcialmente meteorizado y debilitado derivado de
feldespatos, etc. Tales partículas débiles pueden deteriorarse rápidamente durante
la cizalladura y, en consecuencia, la gradación del suelo puede ser muy variable.
Esta es la razón por la cual la gradación obtenida por tamizado puede depender
de la energía utilizada durante la preparación de las muestras.
En la microfotografía de barrido electrónico de una muestra de granito
descompuesto tomada cerca de Seul en Corea del Sur (Lee & Coop 1995), de la
Figura 6.1, cada partícula es un agregado de diferentes minerales y presentan
fracturas distintas. En la partícula en el lado izquierdo, un conjunto de minerales
de arcilla está unido a un conjunto de anfíbol y feldespato, posiblemente por
succión, en cuyo caso la resistencia del grano compuesto debe ser diferente que
en el caso en que el suelo hubiera estado seco o saturado. Los suelos que tienen
granos débiles o frágiles que se fracturan al recibir carga tienen diferentes
propiedades geotécnicas características y muchas de estas propiedades son
observadas también en las rocas meteorizadas y en los suelos residuales.

Figura 6.1. Microfotografía electrónica de barrido de granito coreano meteorizado (Lee & Coop
1995).
1.- feldespato de potasio; 2.- mica; 3.- cuarzo; 4.-ilmenita;5.- minerales de arcilla,
predominantemente caolinita, y algo de clorita,; 6.- cuarzo; 7.- anfíbol u otro mineral
ferromagnesiano; 8.- feldespato.
Al recibir la primera carga tales suelos presentan una compresibilidad
alta y una baja expansión de descarga, y son prácticamente incompresibles al ser
recargados hasta que se alcanza la máxima presión que fue aplicada inicialmente.
En la primera carga ocurren grandes deformaciones volumétricas plásticas a
medida que se presentan fracturas en los contactos de partículas y las partículas
menores se mueven a los espacios vacíos; al descargar y recargar las partículas
no recobran su estado original y muestran sólo pequeños cambios de volumen a
menos que sean predominantemente arcillosas. La Figura 6.2 muestra los
resultados de la compresión isotrópica y la expansión de muestras saturadas de
granito descompuesto preparadas con diferentes volúmenes específicos iniciales
y las flechas indican la dirección de la carga y descarga (Coop & Lee 1993).

Figura 6.2. Compresión y expansión de granito coreano meteorizado saturado (tomado de Coop &
Lee 1993).
Figura 6.3. Rotura de partículas en granito coreano, meteorizado y saturado. (tomado de Coop &
Lee 1992).

La rotura de partículas puede ser examinada mediante la determinación


de la granulometría de las muestras después de ser cargadas con diferentes
esfuerzos y cuantificada por el grado de rotura relativa de partículas (Br) (Hardin
1985) que es una medida del desplazamiento de la curva granulométrica. La
Figura 6.3 muestra el aumento de rotura de partículas versus el esfuerzo medio
aplicado en muestras de granito descompuesto en un conjunto de ensayos de
compresión triaxial.
Las trayectorias de esfuerzos en ensayos de compresión triaxial sin
drenaje sobre los suelos con granos débiles y frágiles que se fracturan,
frecuentemente tienen formas características a diferencia de lo que ocurre en
otros suelos. Estas características se ilustran en la Figura 6.4. En las muestras
sueltas o mal compactadas la trayectoria AB en la Figura 6.4(a) tiene un pico
antes de que se aproxime el estado crítico en B (Lee & Coop 1995). En el caso de
las muestras inicialmente densas o a bajos esfuerzos dentro de la línea de
compresión normal intrínseca, la trayectoria CD en la Figura 6.4(b) se mueve
primero hacia la izquierda pero en E, donde la relación de esfuerzos q´/p´ es
aproximadamente igual al valor del estado crítico, la trayectoria gira a la derecha
y se mueve hacia arriba a lo largo y apenas por encima de la línea de estado
crítico para aproximarse hasta el estado de falla última en D. Este
comportamiento característico ilustrado en la Figura 6.4 se ve en las arenas
calcáreas (Coop 1990) y en granito descompuesto (Lee & Coop 1995; Massey et
al. 1989).
Figura 6.4. Trayectorias de esfuerzo características en ensayos de compresión triaxial sin
drenaje en suelos con granos débiles y frágiles. (a) Especimenes de material suelto o mal
compactado. (b) Especimenes densos a bajas deformaciones.

La influencia del aumento de la resistencia de las partículas en las


muestras secas se muestra en las Figuras 6.5 y 6.6. En la Figura 6.5 la línea de
compresión normal de especimenes secos se encuentra por encima de la línea de
compresión normal de especímenes saturados de la Figura 6.2.

Figura 6.5. Compresión isotrópica de granito coreano meteorizado seco (tomado de Lee 1991).
Figura 6.6. Relación esfuerzo/deformación de granito coreano meteorizado seco y saturado
(tomado de Lee 1991).
En la Figura 6.6 la rigidez, la resistencia máxima y la tasa de dilatancia
de loa especímenes secos son todas mayores que las de los especímenes
saturados, lo que indica que en los suelos secos los granos son más resistentes.
Esto está confirmado por la menor cantidad de rotura observada en las partículas
secas. Al inundarlos, el estado de los especímenes inicialmente secos se mueve
hacia un estado correspondiente al de los especímenes saturados bajo el mismo
esfuerzo o deformación. Estas diferencias entre el comportamiento de las
muestras secas y saturadas puede ser atribuido a cambios en la resistencia de los
granos y son adicionales a cualquier efecto debido al incremento del esfuerzo
efectivo causado por la succión en los suelos parcialmente saturados.

6.2.3. Estructura y cementación entre partículas

La estructura de los suelos residuales es en gran medida el resultado de


procesos de meteorización. La estructura frecuentemente comprende un amplio
intervalo de tamaños de poros, algunos de los cuales son mayores de los que
usualmente están asociados con la gradación y el tamaño de partículas del suelo.
Normalmente hay alguna cementación entre las partículas de los suelos
residuales; algunas de ellas pueden ser heredadas de la roca madre, en grados de
meteorización moderados, pero en un suelo residual completamente desarrollado
es más probable que sean debidos a los efectos de cristalización durante la
meteorización y a la alteración mineral y a la precipitación de material
cementante (Tersagui 1958; Newill 1961; Wallace 1973). En casos extremos,
representados por varias formas de corazas, la cementación puede generar
resistencia suficiente para que se forme un material de aspecto rocoso pero en la
mayoría de los suelos residuales la cementación es mucho más débil. Debe
anotarse, sin embargo, que aún en el caso de que la cementación tan débil que
una muestra pueda apenas ser manipulada, proporciona un componente de
resistencia y de rigidez que tiene una fuerte influencia en el comportamiento
geotécnico.
La compresibilidad/expansabilidad intrínseca de un suelo particulado
está representada por el índice de compresión, Cc en el ensayo de compresión
unidimensional en los suelos normalmente consolidados y por un índice similar
para la expansión, Cs . La variación de estos índices, asociada a la mineralogía de
la arcilla, fue discutida por Lambe & Whitman (1969). En los suelos naturales,
los valores dependen de la cantidad de mineral de arcilla presente pero no son
directamente aplicables a los suelos residuales in situ, debido a que la
compresibilidad está controlada por la estructura cementada del suelo.
Los efectos de una estructura cementada son los siguientes:
(a) El suelo presenta un esfuerzo de cedencia. Este se define como un
esfuerzo o estado de esfuerzo en el que se presenta una discontinuidad en la
relación esfuerzo/deformación y una disminución de la rigidez. Este efecto está
ilustrado en la Figura 6.7 (a) (Vargas 1973). El esfuerzo de cedencia es similar al
que se presenta en un suelo sedimentario sobreconsolidado. De hecho, el
esfuerzo de cedencia observado en el edómetro frecuentemente se refiere a una
cuasipresión de consolidación pero está asociada a la estructura y a la
cementación y no a la historia de esfuerzos (Wallace 1973). La cedencia puede
ser generalizada en el espacio de esfuerzos (Sandroni 1981; Vaughan & Kwan
1982; Vaughan 1985, 1988; Vaughan et al. 1988). En la Figura 6.8 se encuentran
dos ejemplos.
Figura 6.7. Presión aparente de consolidación (a) observado en el edómetro (b) influencia en la
resistencia al cortante en condición drenada en el ensayo de corte directo (tomado de Vargas 1973).

(b) El suelo también presenta una envolvente de esfuerzos de resistencia


máxima en términos de esfuerzos efectivos que tiene un intercepto de cohesión.
Esto es debido a la estructura y a la cementación más que a la densidad y a la
dilatancia (aunque esta última también puede estar presente) y no está asociada a
la densidad. Esta propiedad frecuentemente permite la estabilidad de pendientes
relativamente empinadas (Wesley 1977; Vaughan 1985). La relación entre
cedencia y resistencia se ilustra en la Figura 6.7 (Vargas 1973) y un ejemplo de
esta componente de la resistencia como función de la cementación más que de la
densidad y de la dilatancia se muestra en la Figura 6.9 donde se encuentran los
resultados de dos ensayos triaxiales con drenaje sobre basalto meteorizado. Los
puntos de cedencia en estos ensayos se encuentran en la Figura 6.8 (b). La
resistencia máxima se alcanza con una presión de confinamiento baja mientras el
especimen aún se está contrayendo, y no en el punto donde la tasa de dilatancia
tiene un máximo, como sería el caso en un suelo no cementado.
Figura 6.8. Esfuerzos de cedencia observados en ensayos en suelos residuales (a) suelos residuales
(tomado de Sandroni 1981); (b) suelo residual de basalto (tomado de Vaughan et al.1988).

(c) Una vez el suelo ha superado su esfuerzo de cedencia su cementación


es destruida progresivamente a medida que ocurren deformaciones relativamente
grandes. A medida que esto ocurre, su porosidad tiende a hacerse igual a la que
tendría el mismo suelo en el mismo estado de esfuerzo en un estado
deestructurado no cementado. Así la deformación post-cedencia depende del
esfuerzo de cedencia y de la porosidad inicial más que de la compresibilidad
intrínseca del suelo deestructurado.
d) La estructura, y particularmente la cementación entre partículas, es
sensible a la alteración durante la perforación y el muestreo y puede ser dañada
fácilmente como se discutió en la Sección 5.
(e) La cementación entre partículas también puede ser dañada por las
deformaciones impuestas durante las etapas iniciales de los ensayos de cortante,
si el tipo de ensayo y las trayectorias de esfuerzos correspondientes causan
deformaciones relativamente grandes antes de la falla. En tal caso, la resistencia
y el esfuerzo de cedencia quedan subestimados.
Figura 6.9. Ensayos triaxiales sin drenaje en suelos residuales derivados de basalto.

(f) El uso de la resistencia y del esfuerzo de cedencia totales en los


materiales completamente alterados puede no ser apropiados para suelos a
profundidad somera, que han sido sometidos a relajaciones de esfuerzos durante
los trabajos de ingeniería, a alteraciones por excavación y compactación, etc.
Schmertmann (1969), discute un caso en el que la expansión potencial en una
arcilla dura por debajo de una fundación fue aumentada por la destrucción de la
estructura del suelo por la excavación y la compactación del terreno.
(g) Los cambios en los esfuerzos y deformaciones de los suelos que
contienen esmectitas, cuando son sometidos a ciclos de humedecimiento y
secado, pueden ser suficientes para destruir la estructura y la cementación.
La deformación de los suelos residuales in situ es pequeña a menos que
se exceda el esfuerzo de cedencia. Esto hace que la determinación del esfuerzo de
cedencia sea de gran importancia. La cedencia puede ser demostrada sólo por una
discontinuidad en la relación esfuerzo/deformación, cuando ésta se dibuja en
escalas lineales. El uso de escalas logarítmicas puede facilitar la demostración de
la cedencia (Vaughan 1985, 1988), como se ilustra en la Figura 6.10. Los
gráficos de deformación o de relación de vacíos versus el logaritmo del esfuerzo,
usados comúnmente en el ensayo de compresibilidad, no muestran claramente la
cedencia y de hecho pueden indicar una cedencia ficticia donde no ha ocurrido
ninguna (Vaughan 1985). La determinación de la cedencia en el laboratorio
depende de la trayectoria de esfuerzos adoptada y de los efectos de la alteración
del espécimen. La trayectoria de esfuerzos de un suelo cementado sometido a
carga en el edómetro es diferente de la de un suelo sedimentario. La cementación
da lugar a una trayectoria de esfuerzos empinada hasta el punto en que la
cementación comienza a romperse (Figura 6.8 y Vaughan 1985). La trayectoria
de esfuerzos entonces migra hacia la de un suelo no cementado y deestructurado
(Ko = 1 – sin ´) a medida que se destruye la cementación.

Figura 6.10. Cedencia en ensayos triaxiales de laboratorio mostrados en gráficos en escalas


aritmética y logarítmica. (a)-(c) ensayos de compresión con drenaje en suelos derivados de basalto.
(d) ensayos con relación de esfuerzos conatante, k = 0.45 en suelo derivado de neis (tomado de
Vaughan 1988).

La determinación del esfuerzo de cedencia mediante ensayos in situ


depende de cómo se interprete en ensayo, y de los efectos de la alteración del
terreno antes del ensayo. Los problemas de los ensayos in situ y de laboratorio
están discutidos más completamente en la Sección 5. La cedencia con cargas a
escala de prototipo depende de la trayectoria de esfuerzos aplicada al suelo, lo
que hace conveniente aproximar la trayectoria de esfuerzos del ensayo a la de la
carga prototipo. La Tabla 6.3 resume algunos esfuerzos de cedencia típicos para
diferentes tipos de carga. Debe tenerse en cuenta que los esfuerzos de cedencia
determinados en el laboratorio probablemente son subestimados debido a los
efectos de la alteración de la muestra. El ensayo de compresibilidad en el
edómetro subestima sustancialmente las presiones de cedencia en el campo como
se resume en la Tabla 6.3 (Prusza et al. 1983; Dib 1985).
Los suelos residuales pueden desarrollar una estructura fuertemente
anisotrópica desarrollada a partir de la de la roca madre. Esto es común en suelos
derivados de rocas metamórficas y el efecto es más importante cuando se
encuentra mica presente. En la Tabla 6.4 se muestra algunas mediciones de
resistencia típica en tales suelos (Sandroni 1985).

Tabla 6.3. Esfuerzos de cedencia observados en suelos residuales


Tipo de observación y de suelo Esfuerzo de cedencia Referencia
(kPa)
Edómetro y ensayos triaxiales Ko
Papúa, Nueva Guinea: halloysita y 100 – 350 Wallace (1973)
alofana.
Arcilla volcánica 110 – 270 Gradwell & Birrell (1954)
Brasil: Neis, basalto y arenisca 60 – 450 Vargas (1953, 1973)
Brasil: Neis, basalto y arenisca 50 – 200 Dias & Gehling (1986)
Sudeste de los Estados Unidos 100 – 550 Soers (1963)
Japón: alofana y halloysita 200 – 550 Koizumi & Ito (1963)
Estados Unidos: granito, neis y esquisto 50 – 150 Barksdale et al. (1975)
Brasil (PUC-RJ): neis 150 – 500 De Britto & De Campos
(1980)
Brasil (Tuccarui) 50 – 150 Dib (1985)
Venezuela (Guri): neis 50 – 300 Prusza et al. (1988)
Mauritius: basalto 900 Vaughan et al. (1988)
Indonesia y Nueva Zelanda: ceniza 200 – 500 Wesley & Matuschka (1988)
volcánica
Ensayos de compresibilidad
Brasil (PUC-RJ): neis 200 – 550 De Campos (1980)
Mauritius: basalto 1400 Vaughan et al. (1988)
Ensayos de placa
Venezuela (Hurí): neis 300 – 500 Prusza et al. (1983)
Brasil (PUC-RJ): neis 250 – 300 Rocha & Celson (1983)
Carga de campo (incremento en la presión de cobertera)
Brasil (Tuccarui): varios 300 – 400 Dib (1985)
Venezuela (Gurí): neis 300 – 500 Prusza et al. (1983)
Nueva Zelanda (New Plymouth): ceniza 100 Wesley & Matuschka (1988)
volcánica

Tabla 6.4. Resistencia de suelos anisotrópicos derivados de neis micáceo


Resistencia de ensayos de cizalladura
directa
50 < < 500 kPa
Paralelo Perpendicular Condición del
Roca madre Macroestructura (al bandeamiento) agua
Cuarcita ferrítica Laminada c´= 20 kPa c´= 50 kPa Parcialmente
(arena limosa) ´ ´ saturada
Cuarcita micácea Esquistosa c ´= 40 kPa c ´= 45 kPa Parcialmente
(limo arenoso) ´= 22º ´= 27º saturada
Neis migmatítico Bandeada c ´= 40 kPa c ´= 52 kPa Parcialmente
´= 20º ´= 23º saturada
Neis migmatítico Bandeada c´= 30 kPa c´= 49 kPa Saturada
´= 21º ´= 22º
Tomado de Sandroni 1985b
6.2.4. Relación de vacíos

La relación de vacíos de los suelos residuales pueden variar


ampliamente, independientemente de la roca madre, del tipo de meteorización y
del estado de esfuerzos. Esto puede ser debido a las variaciones en la cantidad de
productos de meteorizaciòn que han sido lixiviados del suelo (Lumb 1962).
Algunas relaciones de vacíos típicas de suelos residuales de Brasil se encuentran
en la Tabla 6.1 (Sandroni 1985b). La relación de vacíos es una función del
proceso de meteorización y no está relacionado con la historia de esfuerzos.
En un suelo débilmente cementado la relación de vacíos tiene una fuerte
influencia en la resistencia en condición drenada, que varía en función de la
densidad seca (Howatt & Cater 1985; Howatt 1988). La relación de vacíos
también tiene influencia en la deformación; esto se piensa mejor en relación con
el comportamiento del mismo suelo en estado deestructurado no cementado, que
tiende hacia este estado a medida que es sometido a grandes deformaciones
(Vaughan et al. 1988). La relación de vacíos bajo un determinado esfuerzo puede
encontrarse en uno de los tres estados de estabilidad que se enuncian más
adelante en orden de estabilidad intrínseca creciente.
(1) Metaestable o estructuralmente dependiente, en el que el suelo
natural existe con una relación de vacíos que es imposible para el mismo suelo en
el estado deestructurado al mismo nivel de esfuerzo. El suelo puede existir en
este estado debido sólo a la resistencia y estabilidad asociadas a su cementación
entre partículas.
(2) Estable contractivo, en el que el suelo puede existir en el estado
deestructurado, pero se contrae hacia el estado crítico a volumen constante al ser
sometido a esfuerzos de cortante.
(3) Estable dilatante. en el que el suelo puede existir en el estado
deestructurado, pero se dilata hacia el estado crítico a volumen constante al ser
sometido a esfuerzos de cortante.
Estas características están ilustradas en la Figura 6.11. La cementación y
la relación de vacíos se combinan para determinar las deformaciones que el suelo
puede soportar cuando cede en un estado particular de esfuerzos. Si un suelo
residual in situ pasa de su esfuerzo de cedencia (sea en falla por cortante o debido
al incremento del esfuerzo medio por efecto de la presión de consolidación) las
deformaciones que sufrirá subsecuentemente dependen en gran medida de su
estado: si es metaestable quedará sujeto a grandes contracciones, si es estable
dilatante sufrirá sólo deformaciones relativamente pequeñas (a menos que ocurra
la falla por cortante). Así el reconocimiento del estado de estabilidad permite
establecer las consecuencias de exceder el esfuerzo de cedencia. La pendiente de
un gráfico relación de vacíos versus logaritmo del esfuerzo de un ensayo de
compresión unidimensional o de esfuerzos isotrópicos después de la cedencia es
aproximadamente lineal. La pendiente de esta línea frecuentemente se asimila a
la pendiente de la línea de compresión virgen en los suelos sedimentarios
normalmente consolidados. Sin embargo, en un suelo residual esta pendiente es
una función del esfuerzo de cedencia y de la porosidad inicial del suelo, como se
muestra en la Figura 6.11, más que una función intrínseca de la gradación y de la
mineralogía del suelo. Se ha encontrado que el gradiente de esta línea en los
suelos residuales llamada aquí el parámetro Ccs es una función de la porosidad
inicial más que del tipo de suelo. Esto concuerda con el mecanismo descrito
anteriormente. Algunas correlaciones típicas se encuentran en la Figura 6.12.

Figura 6.11. Estado de la relación de vacíos-esfuerzo de un suelo residual asociado a los estados
posibles de un suelo deestructurado. Note que el gradiente Ccs es una función de E0 y del esfuerzo
de cedencia, y no una propiedad intrínseca del material como Cc .
Figura 6.12. Relación entre el índice de compresión, Ccs,, y la relación inicial de vacíos, Co (tomado
de Wallace 1973; Lacerda et al. 1985).

Si un suelo con un grado de saturación relativamente alto falla sin


drenaje en un estado metaestable, entonces es probable que se generen presiones
intersticiales altas, la resistencia sin drenaje puede ser muy baja y puede ocurrir
un deslizamiento en forma de flujo.
La descarga y una reducción en el esfuerzo medio efectivo puede dar
lugar a la cedencia de una estructura cementada cuando un suelo contiene
minerales que se expanden suficientemente para romper la cementación interna.
La presencia de mica puede ocasionar que esto ocurra (Sandroni 1985), así como
la presencia de minerales de arcilla activa (Leroueil & Vaughan 1990).
El estado de un suelo in situ de acuerdo con las zonas de la Figura 6.10
pueden estimarse mediante la comparación de los esfuerzos in situ y las
relaciones de vacíos con la línea de compresión del suelo amasado y
deestructurado (Vaughan et al. 1988). Tal estado puede estimarse
aproximadamente comparando la relación de vacíos in situ con el límite líquido y
con la densidad seca máxima determinada con el ensayo de compactación
estándar (Vaughan et al. 1978); véase la Sección 5. En los suelos parcialmente
saturados es necesario usar la relación de vacíos o el equivalente de contenido de
agua saturada cuando el contenido natural de agua es independiente de la
densidad.
La ventaja de comparar la relación de vacíos in situ con los valores de
ensayos convencionales está ilustrada en la Figura 6.13, donde se muestra un
perfil de suelo derivado de neis de Guri conjuntamente con las relaciones de
vacíos equivalentes a los límites líquidos y los límites plásticos y la densidad
máxima seca óptima (Prusza et al 1983; Vaughan 1988). De éstos es posible
deducir el índice de liquidez y la relación de vacíos relativa (el equivalente del
índice de liquidez con el valor del límite líquido sustituido por el contenido
óptimo de agua, véase la Sección 5). Los límites líquido y plástico no han sido
corregidos para tener en cuenta la remoción de la fracción gruesa del suelo. Es
clara la incertidumbre aneja al uso del límite plástico como medida de la
consistencia de los suelos de baja plasticidad. El límite plástico aumenta
súbitamente a una profundidad de 10 m, dando lugar a una aparente disminución
del índice de liquidez cuando todos los demás parámetros indican que el suelo se
ha convertido en un material más poroso relativamente. Esto último está indicado
por la relación de vacíos relativa. Un gráfico de este tipo indica que la relación de
vacíos in situ relacionada con la consistencia del suelo aumenta fuertemente con
la profundidad. Los cambios en la relación de vacíos en función de la
profundidad dentro de un perfil de granito meteorizado fue discutido por Radwan
(1988).
Figura 6.13. Perfil de neis meteorizado en la presa Guri, Venezuela, en términos de la
relación de vacíos (tomado de Prusza et al. 1983).

6.2.5. Propiedades hidráulicas y permeabilidad

Es probable que los suelos tengan altas relaciones de vacíos y algunos


macroporos (Sección 6.2.3), por lo que la permeabilidad puede ser mucho mayor
que la asociada normalmente con la gradación del suelo. Los suelos residuales
pueden encontrarse agrietados y fisurados en superficie, con canales de flujo
abiertos que aumentan la permeabilidad. Las permeabilidades in situ en un suelo,
que por gradación y mineralogía es una arcilla, pueden ser del orden de 10-4- 10-5
ms-1. En la Tabla 6.5 se encuentran algunos valores típicos. La permeabilidad
normalmente no decrece en forma significativa bajo cargas hasta llegar al
esfuerzo de la cedencia, cuando puede disminuir fuertemente. Este efecto está
ilustrado en la Figura 6.14, a partir de datos de Medina & Liu (1982).

Figura 6.14. Variación de la permeabilidad con el esfuerzo de confinamiento; suelo residual


derivado de neis en la presa Guri (tomado de Medina & Liu 1982).

Tabla 6.5. Valores típicos de permeabilidad de suelos residuales


Permabilidad (ms-1)
Tipo de suelo Joven (saprolítico) Maduro
Derivado de granito 4 x 10-3 – 5 x 10-9 4 x 10-6 – 5 x 10-9
Derivado de neis 5 x 10-6 –1 x 10-7 5 x 10-5 – 1 x 10-6
Derivado de basalto - 3 x 10-6 – 1 x 10-9
Tomado de Costa Filho et al. 1985; Dearman et al. 1978)

Una de las consecuencias de la elevada permeabilidad in situ que


frecuentemente se encuentra en los suelos residuales es que la carga y descarga a
las velocidades normales en obras de ingeniería rara vez dan lugar a la condición
no drenada y, por lo tanto. no se genera un exceso de presión intersticial durante
la carga, como ocurre en las cimentaciones de terraplenes. El exceso de presións
intersticial puede desarrollarse después de la falla en deslizamientos en suelos
porosos húmedos, debido al colapso de la estructura porosa (Vargas 1983). Son
improbables los efectos benéficos de la disminución de la presión intersticial en
condición no drenada debido a la descarga en cortes a media ladera, como ocurre
en las arcillas de baja permeabilidad. Por otra parte, en los suelos parcialmente
saturados las succiones altas de agua intersticial pueden persistir durante y
después de la excavación.
Los efectos estructurales pueden dar lugar a permeabilidades que son
inaceptablemente altas para las fundaciones de presas. Las actividades de
termitas y otros insectos pueden formar canales potencialmente peligrosos en los
suelos residuales (Lemme et al. 1985; de Mello 1988).
En los suelos parcialmente saturados la permeabilidad depende del grado
de saturación. Estas relaciones fueron discutidas por Lee et al (1983) y
Morgenstern & de Matos (1975). El cambio de la permeabilidad en relación con
la profundidad influye en la forma en que se desarrollan las presiones
intersticiales en una pendiente saturada durante la infiltración del agua lluvia
(Vaughan 1985b). En pendientes tropicales, una disminución de la permeabilidad
en relación con la profundidad puede conducir al desarrollo de exceso de presión
intersticial durante la infiltración. Tal disminución ha sido reportada en Hong
Kong (GCO 1982) en coluviones suprayacentes a suelos derivados de granito y
de basalto y, al menos en profundidades someras, en suelos aluviales y latosoles
en Dominica, Indias Occidentales, (Rouse et al. 1986). Sin embargo, lo contrario
ha sido reportado por Wolle et al. (1985) en un coluvión sobre suelo residual
derivado de migmatita.
Cuando los suelos están sometidos a un flujo continuo de agua retenida
debe considerarse la posibilidad de la defloculación de la arcilla por la
composición química del agua.

6.2.6. Discontinuidades con baja resistencia

Las discontinuidades con baja resistencia mecánica ocurren


frecuentemente y se piensa que son heredadas de la roca madre. La baja
resistencia es debida al recubrimiento de las partículas por compuestos de baja
fricción orgánicos o de hierro/manganeso (Sr.John et al. 1969; Koo 1982a;
Cowland & Carbray 1988; Irfan & Woods 1988). El ángulo de fricción en estas
superficies puede ser del orden de 15 – 20º cuando los materiales del rellenos no
están cizallados, y caen a cerca de 10º cuando están precizalladas y existen
superficies de falla. Las discontinuidades pueden contener esmectitas (Wolle et
al. 1985). El precizallamiento puede ocurrir debido a movimientos diferenciales
durante la génesis del suelo. Cadman (1981) discutió la formación de superficies
precizalladas debido a la expansión y contracción de los suelos.
Las discontinuidades de baja resistencia son muy difíciles de descubrir en
las perforaciones. Su influencia depende de su continuidad y extensión y del
ángulo que forman con los esfuerzos impuestos por los trabajos de ingeniería.
Esto es difícil de determinar aún en los casos en que se encuentran expuestas.
Koo (1982b) propuso un tratamiento estadístico para examinar el riesgo de que
tales discontinuidades causen deslizamientos. Dichas discontinuidades
representan una amenaza importante, aunque incierta en la construcción de
taludes temporales o permanentes.
6.2.7. Determinación de las propiedades geotécnicas in situ

La resistencia y la rigidez in situ de un suelo residual usualmente es


subestimado en los ensayos de laboratorio y de campo debido a la probabilidad
de que la cementación entre las partículas in situ sea destruída por alteración y
relajación de esfuerzos.
La compresibilidad y las características de asentamiento son
determinadas mejor por ensayos de carga en escala relativamente grande, si se
tiene en cuenta que el efecto de las succiones en el suelo pueden ser reconocidas
en dichos ensayos; estos pueden ser ejecutados frecuentemente en suelos
parcialmente saturados en los que se presentan succiones en el suelo, que
aumentan la resistencia y la rigidez del mismo. Así es mucho mejor si los
ensayos de carga en el campo son llevados a cabo sobre un suelo en el que el
contenido de agua ha sido ajustado al máximo valor probable en la situación en la
que el suelo puede ser cargado.

6.3. Saturación parcial

En los suelos parcialmente saturados se encuentra aire y agua en los


poros del suelo. La presión del agua es siempre menor que la del aire debido a la
presencia de meniscos capilares entre los dos fluidos. Si el clima es tal que, en
promedio, la evaporatranspiración supera a la infiltración, es probable que ocurra
una profunda desecación del perfil de suelo. Este es el caso común en
condiciones del trópico cálido. La estabilidad de las excavaciones temporales es
mejorada en gran medida por estas condiciones. Algunas veces la infiltración
media supera a la evaporatranspiración, y entonces el flujo neto de agua mantiene
la humedad relativamente alta y la succión del agua intersticial baja, en el perfil
del suelo, aún por encima del nivel freático donde éste se encuentra parcialmente
saturado. Pueden existir dos etapas de saturación parcial. Cuando el suelo está
relativamente seco (grado de saturación típicamente inferior a 85%) tanto el agua
como el aire influyen en el esfuerzo efectivo y en el comportamiento del suelo.
Cuando el suelo tiene un mayor grado de saturación entonces la masa de aire no
es continua en el suelo sino que se encuentra en burbujas ocluidas dentro de las
poros mayores. Esto ocurre usualmente cuando un suelo ha sido inundado con
agua libre y la presión del agua en los poros es igual o mayor que la presión
atmosférica. La presión del aire en las burbujas tiene poca influencia en los
esfuerzos efectivos, que dependen de la presión del agua intersticial, en tanto que
el aire ocluido afecta la compresibilidad del suelo sin drenaje. Frecuentemente
hay una diferencia considerable en la humedad del terreno en las estaciones seca
y húmeda. Esto puede afectar el suelo hasta una profundidad significativa y los
resultados obtenidos pueden ser afectados por la época del año en la que se hace
la investigación del suelo.
Cuando se presenta succión de agua en los poros del suelo hay una
disminución en los esfuerzos efectivos con la consiguiente reducción de la
resistencia y una tendencia a la expansión si el suelo se expone a una presión
nula del agua libre. Por ejemplo, durante una lluvia intensa hay una pérdida
transitoria de resistencia en las pendientes de suelos parcialmente saturados.
Cuando la evaporatranspiración media supera la infiltración y se presenta una
desecación profunda acompañada de grandes succiones, se produce una
reducción similar de esfuerzos efectivos si la construcción de un edificio o el
pavimento impermeable de una carretera previene la evaporación de la superficie
del terreno. Así los cambios en el uso del suelo producen cambios en los
esfuerzos efectivos que también pueden producir movimientos del terreno.

6.3.1. Influencia de la saturación parcial en los esfuerzos efectivos

Los suelos residuales frecuentemente existen en la condición de


saturación parcial con una fase continua de aire en sus vacíos. La presión del aire
intersticial se encuentra a una presión aproximadamente igual a la atmosférica
debido a la alta permeabilidad del suelo respecto al aire, pero la presión del agua
intersticial es menor que la atmosférica debido a efectos de capilaridad en los
pequeños poros del suelo. Esta succión del agua intersticial genera una
componente adicional de la presión efectiva, i.e. los esfuerzos efectivos son
mayores que los esfuerzos totales. Este incremento de resistencia no es
directamente proporcional a la succión del agua intersticial debido a los efectos
complejos de la saturación parcial pero es un importante factor en la estabilidad
de las laderas. Se ha sugerido que la pérdida de succión en las pendientes debida
a las lluvias intensas es una causa importante de deslizamientos (Wolle et al.
1985). Sin embargo, el registro continuo de las succiones de agua intersticial en
las pendientes ha mostrado que donde la lluvia es estacional las succiones son
anuladas por la lluvia de una duración e intensidad que no causan fallas en la
pendiente (Chipp et al. 1982). La succión del agua intersticial puede perderse en
períodos de lluvia fuerte, aunque una componente de la resistencia debida a la
succión del agua intersticial puede ser controlada en las obras temporales; esta es
una consideración importante en las obras permanentes.
Un método simple de evaluar el efecto de la succión en el suelo es
ensayar el suelo drenado con su contenido de agua in situ (con los poros del suelo
expuestos a la presión atmosférica) y comparar la resistencia observada con la del
suelo drenado en su estado saturado, i.e. con su presión de agua intersticial
llevada hasta la presión atmosférica (presión manométrica nula).
Una forma más sofisticada (pero todavía práctica) de determinar el efecto
de la succión del agua intersticial es expresarla como cohesión aparente. Se ha
sugerido (Ho & Fredlund 1982) que la cohesión aparente debida a la succión en
el suelo varía linealmente con la succión, i.e. cA = (ua – uW) tan b. El valor del
ángulo de succión, b, puede ser determinado a partir de ensayos triaxiales
escalonados en los que el valor de la succión (ua – uW) es variado en cada etapa.El
ángulo de succión, b,tiene un valor típico; tal valor da lugar a un incremento de
la cohesión de 36 kPa para una succión de agua intersticial de 100 kPa. Así aún
succiones relativamente pequeñas pueden tener una influencia significativa en la
estabilidad de las laderas. Más recientemente se ha demostrado que el ángulo de
succión, b ,es una variable que depende de la succión y, posiblemente de otros
parámetros. Escario & Saez (1986) encontraron una relación bilineal entre la
resistencia al cortante y la succión en tres suelos. Fredlund et al. (1987)
presentaron una envolvente curva de la resistencia al cortante versus succión, en
la que b disminuye hasta 5º para valores altos de succión.Estos estudios
muestran que existe un límite a la resistencia adicional que puede producir la
succión en el suelo. Toll (1988) revisó los datos disponibles sobre resistencia y
concluyó que este límite depende del contenido de arcilla.

6.3.2. Saturación parcial y colapso

Donde los suelos han sido formados en condición de agua intersticial


permanente, o donde el suelo parcialmente saturado es sometido a esfuerzos
mayores en los trabajos de ingeniería, este puede experimentar una contracción si
es humedecido y la succión se reduce o anula. Este colapso puede resultar de una
pérdida de resistencia de las partículas individuales en las aglomeraciones o de la
cementación entre las partículas por la pérdida de resistencia de los puentes de
arcilla seca entre partículas y por la pérdida de los efectos estabilizantes de los
meniscos capilares entre partículas. La pérdida de resistencia de las partículas
porosas puede ocurrir debido a los cambios de esfuerzo efectivo en su interior,
pero las partículas minerales sólidas también pueden perder resistencia al
humedecerse. El colapso puede ocurrir en cualquier tipo de suelo, en tanto que el
colapso y la expansión pueden ocurrir en el mismo suelo a diferentes niveles de
esfuerzo (véase la Sección 6.3.3.).
La magnitud del colapso depende de la magnitud de la reducción de la
succión (Maswoswe 1985; Burland 1985). Así puede ocurrir un colapso parcial y
un colapso posterior si las succiones son reducidas subsecuentemente. Los
fenómenos de colapso son comunes en las arenas meteorizadas (Jennings &
Knight 1957) y pueden ocurrir en cualquier suelo relativamente seco, y son
examinadas mejor en ensayos de laboratorio sobre muestras con su contenido
natural de agua que son saturadas bajo carga.
La presaturación del suelo seco antes de cargarlo mejora los efectos del
colapso durante la inundación subsecuente (Choudry 1988), aunque es probable
que de lugar a mayor asentamiento bajo las cargas de construcción.
La saturación de un suelo puede causar un incremento de la presión
intersticial, una disminución del esfuerzo efectivo medio y una pérdida de
resistencia al cortante. De esta manera la saturación del suelo sometido a
esfuerzos altos en el que se presenten succiones puede causar una falla por
cizalladura que se confunde con colapso.

6.3.3. Expansión
La expansión es el resultado de una reducción del esfuerzo efectivo (una
disminución en el esfuerzo total o un incremento en las presiones intersticiales).
Puede ocurrir en suelos saturados o parcialmente saturados.
La magnitud de la expansión depende de la magnitud del cambio del
esfuerzo efectivo y del módulo de expansión del suelo ((δV/V)/δ´). El módulo
de expansión aumenta con la proporción de arcilla en el suelo y con la
expansividad de los minerales de arcilla. Las esmectitas normalmente son muy
expansivas, las illitas y caolinitas lo son menos. Los óxidos de hierro y aluminio,
las alofanas y las halloysitas se expanden poco. La expansión generalmente es
severa en vertisoles (black cotton soil). También puede ser muy alta en arcillas
plásticas sedimentarias y transportadas. Los suelos secos que contienen minerales
de arcilla activa se expanden cuando están sometidos a una disminución en la
succión de agua intersticial.
La expansión de arcillas plásticas secas pueden causar daños severos a
los pavimentos de carretera y a las edificaciones livianas. Los daños en los
canales de irrigación pueden ser particularmente severos.
El riesgo de la ocurrencia de la expansión puede ser evaluado a partir de
ecuaciones empíricas relacionadas con la plasticidad y la gradación del suelo, etc.
Sin embargo, dichas relaciones no están bien establecidas y frecuentemente están
basadas en un conjunto inadecuado de suelos o en ensayos válidos sólo en el
ámbito local (Schreiner 1987a,b). Es recomendable hacer ensayos de expansión
directa en el edómetro de laboratorio si los efectos de la expansión pueden ser
críticos para el funcionamiento de las estructuras. Puede utilizarse varios tipos de
ensayos como se discutió en la Sección 5.5. En general estos ensayos no predicen
la misma magnitud de expansión en el mismo suelo. Schreiner (1987c,d),
demostró que la variación es debida a las diferentes trayectorias de esfuerzos
seguidas en los ensayos; en particular al desarrollo de esfuerzos horizontales
diferentes. En general es recomendable simular las condiciones de campo tan
aproximadamente como sea posible. Probablemente las mejores predicciones se
consiguen en un ensayo en el que el espécimen de suelo seco es sometido
primero al esfuerzo de trabajo y luego es inundado.
La expansión en el campo es difícil de predecir correctamente aún si los
ensayos de laboratorio son adecuados. Los ensayos típicos de laboratorio
comprenden el cambio de presión del agua intersticial desde el valor de succión
en el campo (en el supuesto de que la muestra sea tomada con un contenido de
humedad constante) hasta la presión atmósférica. La presión intersticial final en
el terreno puede ser menor que la atmosférica, y la succión inicial en el terreno
puede ser diferente a la succión en la muestra en el espécimen de laboratorio,
dependiendo de la época del año en la que se tome la muestra, etc.
Es de la mayor importancia anotar que el mismo suelo puede ocurrir
expansión o colapso partiendo de las mismas condiciones iniciales, dependiendo
del nivel de esfuerzo en el que ocurra la disminución de esfuerzo efectivo, lo que
hace posible que una predicción esté errada tanto en signo como en magnitud (El
Sohby & Elleboudy 1987).
La expansión puede evitarse presaturando el suelo seco, aunque esto
pueda dar lugar al asentamiento por consolidación convencional con un
incremento de carga. También es posible que se induzca la contracción si las
presiones intersticiales se incrementan por saturación hasta valores mayores que
los de equilibrio último. Este es un riesgo particular de áreas áridas.

La presencia de cementantes inhibe la expansión de un suelo cementado,


y ella puede ser sobre estimada si las muestras analizadas han perdido resistencia
cementante debido a la alteración.
Similarmente puede ser subestimado si no se reproduce adecuadamente
la destrucción de la estructura cementada en el campo, por compactación in situ,
por ejemplo.
Las magnitudes de la expansión y del colapso son difíciles de predecir a
partir de ensayos de laboratorio o de ensayos in situ a pequeña escala. Se requiere
la ejecución de ensayos a escala de prototipo bajo el nivel de esfuerzo adecuado
para una predicción exacta.

6.4. Llenos con suelos residuales

Cuando los suelos residuales son excavados y utilizados como llenos, su


estructura original queda destruida en gran medida y se comportan en una forma
convencional. Sin embargo, sus características originales pueden tener algún
efecto. Las propiedades de los suelos residuales para llenos fueron revisadas por
Cruz et al. (1985) y por Nogami et al. (1985).
Las propiedades de los suelos residuales compactados pueden ser
determinados con aceptable certeza mediante los ensayos de la mecánica del
suelo convencional debido a que la estructura cementada de los suelos residuales
es destruida por compactación.

6.4.1. Resistencia en condición no drenada y compresibilidad

La resistencia en condición no drenada y la compresibilidad dependen de


la gradación del suelo, del tipo de minerales de arcilla presentes y de la densidad
alcanzada por compactación. Los minerales de arcilla frecuentemente presentan
una mayor resistencia en condición drenada que la que existiría en un suelo
sedimentario con la misma fracción arcillosa.

6.4.2. Permeabilidad y propiedades hidráulicas del suelo compactado


no se reproduce adecuadamente
La excavación y compactación destruyen los macroporos que existían en
el suelo original, y la permeabilidad depende de la mineralogía, gradación y
densidad en una forma convencional. La permeabilidad in situ puede reducirse
en cuatro órdenes de magnitud por excavación y compactación en los llenos.
Los suelos en los que la caolinita constituye el mineral de arcilla
predominante tienen permeabilidades relativamente altas comparadas con los
suelos en los que abundan las esmectitas, a consecuencia del tamaño
relativamente grande de las partículas de caolinita. Similarmente la presencia de
halloysita y alofana da lugar a permeabilidades relativamente altas. Estos suelos,
al ser compactados, pueden tener una permeabilidad en el intervalo 10-8 a 5 x 10-
10
m s-1
Las permeabilidades de este orden permiten que se desarrolle presiones
intersticiales de construcción durante la colocación rápidá de llenos con un
contenido alto de agua.

6.4.3. Densidad del suelo compactado y contenido de humedad

La facilidad de compactación durante el emplazamiento frecuentemente


no es posible en un clima tropical húmedo excepto cuando se puede confiar en la
ocurrencia de períodos secos. Es común que ocurra alguna evaporación durante
el emplazamiento y el secado inadvertido puede ser un problema si se requiere
una adición grande de agua para la compactación óptima. Dicha adición puede
hacerse mejor en la zona de préstamo durante la noche cuando la evaporación es
menor aunque puede ser difícil conseguir un adecuado suministro de agua
durante la estación seca. El secado de grandes cantidades de material se consigue
mejor por el pretratamiento en la zona de préstamo. El suelo puede ser
continuamente mezclado para optimizar el efecto. El suelo suelto toma agua
rápidamente si llueve durante el tratamiento.
En algunos suelos puede conseguirse altas densidades con contenidos de
agua muy por debajo del óptimo. Los suelos compactados de esta manera pueden
expandirse o colapsar al humedecerse (Schreiner 1987e). Esto debe considerarse,
usando los métodos descritos previamente para los suelos in situ.

6.4.4. Baja resistencia en condición no drenada y problemas en llenos de


suelos residuales con altas relaciones de vacíos

El contenido de humedad in situ de un suelo residual depende de su


relación de vacíos y del grado de saturación, que es controlado por el nivel
freático local y el clima. La relación de vacíos puede variar dentro de límites muy
amplios (Sección 2.4) y puede ser muy alta. Si un suelo con una alta relación de
vacíos se encuentra por debajo del nivel freático, o aún si se encuentra por
encima de él, en un clima húmedo donde la infiltración mantiene un alto grado de
saturación, el contenido de humedad de un suelo residual poroso puede ser muy
alto; en esas condiciones, el suelo puede tener una resistencia in situ alta debido a
su estructura cementada, aunque puede tener una resistencia muy baja en
condición no drenada, cuando ha sido amasado, debido a su alto contenido de
agua. Además el suelo pierde su resistencia estructural cuando es retrabajado por
excavación, emplazamiento como lleno, compactación y tráfico (Belloni et al.
1988). En casos extremos, la resistencia in situ puede ser la de una roca blanda,
aunque la resistencia en condiciones no drenadas del material completamente
amasado puede ser del orden de 10 kPa la cual es insuficiente para soportar el
equipo de construcción. Este comportamiento se ilustra en la Figura 6.15, que
muestra el efecto de la recompactación en el laboratorio sobre la resistencia en
condición no drenada de un suelo derivado de basalto de Mauritius. El uso de
dichos suelos como lleno presenta una enorme dificultad y se necesita métodos
especiales de colocación y de compactación (Kuno et al. 1978; Knight et al.
1982). Puede presentarse también serios problemas durante la excavación debido
a que el suelo se debilita progresivamente hasta ser incapaz de soportar el equipo
de construcción sobre llantas a medida que es retrabajado. Existen problemas
similares cuando tales suelos son utilizados como subbase en las carreteras. Estos
problemas pueden ser identificados determinando la resistencia en condición no
drenada del material amasado con el máximo contenido de agua con el que puede
ocurrir el suelo in situ. El grado de saturación y el contenido de agua puede variar
estacionalmente dentro de un amplio intervalo y hasta cierta profundidad. Es
prudente determinar la relación de vacíos y el contenido de agua durante la
investigación del terreno pues esto permite predecir el contenido de humedad si
el suelo se satura.

Figura 6.15. Efectos de la compactación de laboratorio repetida sobre la resistencia en condición no


drenada de suelo residual poroso derivado de basalto (Mauritius).

6.4.5. Discontinuidades en llenos

Las discontinuidades pueden formarse en los llenos de suelos residuales


lo mismo que en cualquier otro lleno de suelo cohesivo. Las discontinuidades
planas pueden formarse en las superficies de compactación lisas, particularmente
si la superficie sobre la que se coloca una nueva capa de lleno se encuentra seca y
polvorienta. Las discontinuidades por cizalladura pueden formarse si ocurre una
falla por capacidad portante bajo el equipo rodante. El valor de la resistencia al
cortante en dichas discontinuidades tiende hacia la resistencia residual del suelo.
En muchos suelos residuales esta resistencia es bastante alta y dichas
discontinuidades no causan un debilitamiento significativo.

6.4.6. Recementación de llenos

Algunos llenos de suelos residuales presentan la capacidad de desarrollar


cementación muy rápidamente después de su emplazamiento. La presencia de
goetita ha sido considerada como una causa potencial de este efecto (Knill &
Best 1970). Esto los hace frágiles y susceptibles a agrietamiento cuando son
sometidos a una deformación posterior.

6.5. Dificultades prácticas al trabajar con suelos residuales

Algunas dificultades prácticas resultan al trabajar con suelos residuales


además de las discutidas anteriormente.
(1) Las corazas pueden ser suficientemente fuertes y gruesas como para
causar problemas en la penetración de las tablestacas, etc.
(2) Los núcleos de roca, en la transición entre el suelo residual y la roca
meteorizada pueden ocasionar problemas en las excavaciones y zonas de
préstamo, y en las perforaciones y pilotajes.
(3) Problemas similares a los enunciados en los párrafos anteriores
pueden ser causados por venas intrusivas, diques y silos que se meteorizan
diferencialmente, p.e. venas de cuarzo en granito.
(4) Los cambios en la estructura de los suelos porosos durante el hincado
de pilotes puede dar lugar a baja capacidad portante de estos.
(5) Los suelos ricos en óxidos de hierro pueden adherirse a las placas de
acero en las cajas de las volquetas, etc.
(6) Los suelos residuales frecuentemente están sometidos a una rápida
erosión superficial cuando quedan expuestos a la precipitación y a la escorrentía
(da Silva et al. 1985; Nogami et al. 1985).
(7) Presencia de suelos acrecionarios y catenas.

6.6. Suelos residuales en pavimentos

En la mayoría de los países tropicales y subtropicales la red vial está


construida con una combinación de vías en tierra, en macadam y con pavimento
asfáltico. El tipo de vía normalmente está definido por el volumen de tráfico; los
materiales locales son usados para la construcción de carreteras de tierra y de
macadam, y en la estructura de las carreteras pavimentadas cuando los niveles de
tráfico son relativamente bajos. En las carreteras de tierra el suelo natural
constituye la superficie de rodadura y sólo se ejecutan trabajos de ingeniería
menores para darle forma y compactar la superficie y para mejorar el drenaje y la
estabilidad. Tales carreteras son apropiadas para un tránsito de 20 o 30 vehículos
por día, y son susceptibles a los cambios de las características y propiedades del
suelo asociados con las condiciones de humedad y no se espera que sean
utilizables durante la estación húmeda. Las arcillas expansivas del grupo de
vertisoles son las más vulnerables a las condiciones de humedad. Para asegurar el
servicio durante todo el tiempo las carreteras de tierra deben mejorarse
cubriéndolas con grava bien gradada, usualmente de 0.15 m de espesor, colocada
sobre la subrasante. Las carreteras de macadam deben cumplir especificaciones
definidas de gradación, plasticidad y dureza de los agregados. Las gravas
naturales de las variedades del ferricreto o calcreto son utilizadas ampliamente
cuando se encuentran disponibles localmente y son suficiente duras y durables
para resistir la rotura bajo tráfico. Los suelos residuales con menor grado de
meteorización ocasionalmente pueden ser apropiados para carreteras de
macadam.
Las especificaciones para la selección de los materiales para la base y
subbase de los pavimentos asfálticos generalmente están definidas estrictamente
en términos de granulometría, plasticidad y resistencia (CBR) (Transport & Road
Research Laboratory 1977). Es improbable que estos requerimientos sean
cumplidos por los suelos con la excepción de algunas de las corazas de la mejora
calidad (ferricreto, calcreto), cuando se utilizan como subbase donde las
especificaciones son menos exigentes. Sin embargo, los suelos residuales
tropicales pueden presentar un comportamiento satisfactorio en la construcción
de carreteras aún cuando no cumplan las especificaciones derivadas para
condiciones de clima templado (Gidigasu 1988; Hight et al. 1988).
Cuando los suelos residuales utilizados en carreteras de tierras contienen
fracciones gruesas es importante que ellas sean sólidas y resistentes a la rotura
durante la compactación, o al deterioro durante la vida de la carretera. En los
ambientes tropicales húmedos, se ha definido la cantidad permisible de minerales
secundarios, determinados en sección delgada (Weinert 1980). Los ensayos de
agregados pueden hacerse sobre muestras saturadas y sobre muestras secas para
asegurar que se utilice sólo materiales durables.
Los suelos que no cumplen las especificaciones para materiales de
pavimento pueden ser mejoradas por estabilización. La estabilización mecánica
puede conseguirse mediante la mezcla de diferentes materiales pero es más
común la estabilización química. Es típico conseguir incrementos de diez veces
en la resistencia del suelo con la adición de pequeñas proporciones de cemento
Pórtland o de cal hidratada, del orden del 5% en peso. Alternativamente, puede
reducirse la plasticidad del suelo; la respuesta de los suelos tropicales es variable
y debe ser determinado en estudios pilotos. Algunos suelos residuales, en
particular los de origen volcánico pueden presentar propiedades puzolánicas y
reaccionar más favorablemente con el cemento o la cal que otros suelos. La
estabilización con asfalto puede dar mejores resultados que la estabilización
química en los suelos granulares y de baja plasticidad. La eficiencia económica
de la estabilización debe compararse con los costos de procesamiento y
transporte de agregados convencionales.
Los suelos residuales se encuentran en los movimientos de tierra en la
construcción de vías y pueden resultar problemas especiales con los llenos por
debajo de los pavimentos. Las arcillas plásticas (límite líquido mayor que 70) no
deben ser admitidas por debajo de los pavimentos, debido a que los cambios
volumétricos asociados con el humedecimiento y el secado pueden causar
agrietamiento que alcance la superficie de rodadura. Dichos suelos pueden ser
tratados con cal para reducir la plasticidad o reemplazados con suelo de mejor
calidad. Debe tenerse especial cuidado con algunos suelos del grupo de los
andosoles, que se encuentran muy lixiviados y presentan una estructura porosa
cementada asociada con la presencia de óxido de hierro. Si es necesario utilizar
dichos suelos como llenos debe evaluarse su potencial de colapso.

6.7. Corazas como fuentes de agregados

Los materiales de coraza fueron descritos en el Capítulo 2. Ellos son


fuentes de agregados potencialmente valiosas y la comprensión de los procesos
de formación y de su distribución puede ayudar en la investigación de materiales
más duros que los haga apropiados para agregados. Probablemente sus
características varíen en el interior de un depósito y de un depósito a otro, y
probablemente no son un material tan bueno como la roca triturada, y que no
sean apropiados para superficies de rodaduras salvo en carreteras de bajo tráfico.
Una limitación adicional a su utilización es su susceptibilidad al pulimiento. Esto
se aplica particularmente a los ferricretos y calcretos; los silcretos son más
resistentes.
Debe aplicarse los ensayos normalmente aceptados para evaluar los
materiales más débiles para agregados, como el ensayo modificado del impacto
de agregados o el ensayo de 10% de finos. Dichos ensayos deben ejecutarse en
muestras secas y saturadas (British Standards Institution 1975b; Smith & Collis
1993; Hosking & Tubey 1969).
APÉNDICE 1.

DESCRIPCIÓN DE CAMPO Y APLICACIONES PRÁCTICAS

En algunas secciones de este informe han sido sugeridos procedimientos que


pueden ser adoptados en la identificación, descripción y clasificación de los
suelos residuales tropicales en el contexto del intento de apreciación de su
comportamiento geotécnico probable. Este apéndice presenta una secuencia
general que puede ser adaptada para ajustarse a los requerimientos particulares de
cada proyecto y que puede resumirse en una serie de pasos lógicos:
A. Definición del ambiente general.
B. Identificación de los tipos de suelo y de roca.
C. Diseño e implementación de las investigaciones pertinentes.
D. Descripción detalladas de los perfiles de suelo/roca.
E. Identificación de la masa de suelo y de los perfiles y estimación de
su comportamiento probable.
F. Clasificación de características geotécnicas.
La secuencia anterior requiere una estrecha integración en un programa relevante
de ensayos de laboratorio, dependiendo del tipo y etapa del proyecto. Las Tablas
A1 a A4 son de ayuda en la aplicación práctica de la secuencia.
Los sistemas de bases de datos apoyados en computador constituyen actualmente
un medio económico de almacenar y manipular datos, y los sistemas de
descripción de campo propuestos pueden ser adaptados para el uso de formatos
estándar y de códigos de datos, en la medida en que se basan en el uso
sistemático de tablas. Una vez cumplida la fase inicial del diseño del archivo de
datos relacionados, la entrada de datos es un procedimiento sencillo que permite
optimizar el uso del tiempo del profesional en la interpretación de la información.
En el paso inicial (A) puede utilizarse listas de verificación como las que
se encuentran en las Tablas A1 y A2. En la etapa (B) es posible identificar los
tipos de roca y suelo, o al menos eliminar las opciones imposibles, mediante la
identificación de las características generales del terreno, con base en los
conceptos de los Capítulos 2 y 3, y en particular la Figura 3.2, conjuntamente con
la Tabla A2. En la Tabla 5 se encuentra un ejemplo de dicho proceso en Java
Occidental, Indonesia.
La identificación preliminar, hecha en las etapas A y B puede ser
utilizada para desarrollar más efectivamente las etapas C y D.
El Capitulo 4 detalla las características que deben ser identificadas en el campo
cuando se trata de definir una masa de suelo o su material. Aunque debe prestarse
atención a todas las características enumeradas en las Tablas 4.2 y 4.3, es claro en los
Capítulos 2 y 3 que hay algunas de particular importancia en ciertos suelos.
Tabla A1. Localización y descripción de las características del terreno
Tabla A2. Rasgos básicos para la identificación preliminar de sitios

Tabla A3. Importancia relativa de los factores de identificación en el campo


Principales grupos de suelos tropicales
Propiedades Ensayo de Campo
Corazas Ferralítico Ferruginoso Vertisol Andosol
Propiedades naturales
Estado de Visual/ 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 2 1 1 1
humedad manual
Color Visual 1 1 1 1 1 1 3 3 3 1 1 1 3 3 3
Resistencia Manual 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 2 2 2 2
Veleta de mano N N N 3 2 2 3 2 2 3 2 2 3 2 2
Penetrómetro N N N 3 2 2 3 2 2 3 2 2 3 2 2
Martillo de Schmidt
3 1 1 3 1 1 N N N N N N N N N
Fábrica Visual 2 1 1 2 1 1 3 2 2 3 2 2 1 1 1
Textura Visual 1 3 2 1 2 2 2 2 3 2 3 3 2 2 3
Manual/tamiz 1 3 2 1 2 2 2 2 3 2 2 3 2 2 3
Densidad Manual 1 2 1 1 2 1 2 2 2 2 3 3 1 1 1
Relativa
Comportamiento Sensibilidad 3 3 3 3 3 3 3 2 3 3 2 2 1 1 3
Durabilidad 2 3 2 2 3 2 3 3 3 3 3 3 3 3 2
Erosión 3 3 2 3 3 2 2 3 1 3 3 2 3 3 2
Permeabilidad 3 3 2 3 2 2 3 2 2 3 1 1 3 1 1
Expansión/contracción 3 3 3 3 3 3 2 2 2 1 1 1 1 2 3
Plasticidad 2 3 3 32 3 3 2 2 2 1 1 1 1 2 3
Mineralogía Visual 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 3 2 2 3 2
Dureza 2 3 3 2 3 3 2 2 2 2 3 2 2 3 2
Propiedades de la masa
Perfil Registro/descripción 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
Estructura Visual 3 3 3 3 3 2 3 1 1 3 3 2 3 3 2
Comportamiento Visual 3 1 1 3 1 1 3 2 1 3 1 1 3 2 1
NOTAS:
M: Suelo usado como material de construcción. 1: Rasgo esencial para el diagnóstico del
suelo.
F: Suelo usado como cimentación. 2: Rasgo clave para la evaluación
geotécnica.
E: Suelo en excavaciones y cortes. 3: No crucial.
N: Sin importancia.

La Tabla A3 se presenta como una ilustración de las características


claves a las que debe prestarse particular atención en la identificación de
los principales grupos de suelos enunciados en los Capítulos 2 y 3. En esta
tabla también se tiene en cuenta la forma en que puede ser afectada la
masa de suelo y de roca al ser usada como material de construcción, como
terreno de cimentación o al ser excavada.
El diseño de la investigación de campo (Tabla 4.29) y de los programas de
ensayo de laboratorio deben tener en cuenta los tipos de roca y suelo así como el uso que
se les dará.

La Tabla A4 resume los ensayos de laboratorio que deben ser ejecutados. Esta
tabla también tiene en cuenta los aspectos geotécnicos y las ilustraciones del Capítulo 6.
Aunque en este informe se ha tratado en gran medida sobre las masas y
materiales de suelo, debe enfatizarse que la meteorización tropical generalmente da lugar
a la formación de un continuo químico, y consecuentemente geotécnico, de transición
gradual desde la roca madre hasta el suelo residual. Debe recordarse, en consecuencia,
que las aplicaciones prácticas indicadas anteriormente pueden requerir que se tenga en
cuenta los perfiles completos de roca y desuelo.

Tabla A4. Resumen de la aplicabilidad de los ensayos de laboratorio para


suelos tropicales
Propiedad Ensayo de laboratorio Aplicabilidad
Sensibilidad al método de Plasticidad M F E
preparación para el ensayo Contracción M F E
Tamaño de partículas M F E
Clasificación Contenido de humedad M F E
Plasticidad M F E
Densidad de partículas M F E
Tamaño de partículas M F E
Densidad Densidad de la masa-Relación de vacíos M E
Contenido de humedad M
Características de Relaciones de densidad seca- humedad M
compactación Valor de la condición de humedad M
Resistencia del material Veleta de laboratorio F E
inalterada Compresión simple F E
Compresión triaxial F E
Corte directo F E
Corte directo residual E
Resistencia del material Veleta de laboratario M
amasado Compresión simple M
Compresión triaxial M
Compresibilidad Consolidación en edómetro M F
Consolidación en la celda de Rowe M F
Consolidación triaxial M F
Expansión Expansión en edómetro F E
Colapso Colapso en edómetro F E
Drenaje Permeabilidad en el laboratorio M F E
Erosión Ensayo de aguja M F E

M: Suelo usado como material de construcción.


F: Suelo usado como cimentación.
E: Suelo en excavaciones y cortes.

Tabla A5. Identificación preliminar. Sitio típico


APÉNDICE 2.

GLOSARIO

Actividad: 1. Susceptibilidad de un suelo a sufrir cambios de volumen y de


comportamiento mecánico, asociados con variaciones en su contenido de
humedad. 2. Conjunto de características del suelo asociadas con su plasticidad. 3.
Sinónimo de índice de actividad. Relación numérica entre a) el índice de
plasticidad y b) la fracción coloidal del suelo definida como el porcentaje de
partículas menores de 2m (Skempton, 1953). Cf. Índice de actividad, suelo
activo.
Acrisol: suelo desarrollado en clima subtropical o en clima tropical con
estaciones secas definidas, caracterizado por un bajo pH, alto contenido de
hierro, predominio de arcillas caoliníticas y capacidad de intercambio catiónico
menor que 16 me/100g. En la clasificación de la FAO es equivalente aproximado
de suelo ferruginoso.
Adobe: 1. Tipo de suelo limo arcilloso calcáreo típico de zonas áridas. 2. Pieza
de arcilla de forma de paralelepípedo rectángulo, secada al aire, y utilizada en
construcción.
Álbico: término pedológico para designar los horizontes de suelo de color
blancuzco.
Alisol: suelo desarrollado en clima subtropical o en clima tropical con estaciones
secas definidas, caracterizado por un bajo pH, alto contenido de hierro, presencia
de arcillas de los grupos de las esmectitas y caolinitas, con y capacidad de
intercambio catiónico mayor que 16 me/100g; ocasionalmente la CIC puede ser
menor. En la clasificación de la FAO es equivalente parcial de suelos fersialíticos
y ferruginosos.
Allita: Suelo ferralítico, en el que predominan los óxidos de aluminio formado
en clima tropical cálido húmedo
Alofana: material sólido amorfo, o con una cristalización apenas incipiente,
compuesto esencialmente de una mezcla de sílice y alúmina hidratadas con
óxidos de hierro y magnesio, formada por la meteorización rápida de cenizas
volcánicas, y de común ocurrencia en suelos fersialíticos o andosoles . La alofana
es soluble en soluciones alcalinas y puede identificarse por la cantidad de sílice y
alúmina removida al lavarla después de ser hervida en una solución de 0.5N de
NaOH.:
Alucreto: categoría de clasificación de suelos tropicales residuales. Depósito
residual endurecido formado por acumulación de óxidos de hierro y aluminio. El
aluminio puede estar en cantidad suficiente para constituir una mena de aluminio
conocida como bauxita. Puede ser detrítico retrabajado o pedogenético. La
subdivisión de esta categoría se hace con base en el grado de endurecimiento.
aluminosilicatos
Alteración hidrotermal: conjunto de reacciones que tienen en el interior de la
corteza terrestre con intervención de fluidos magmáticos y dan lugar a
mineralizaciones de varios tipos. En el campo de la geotecnia interesan las
arcillas que pueden resultar de este tipo de reacciones.
Aluvión: suelo cuyos componentes fueron transportados en suspensión por una
corriente de agua y posteriormente depositados por sedimentación. Cf. Coluvión
Andesita: roca volcánica, masiva, de color grisáceo, cuya composición es
intermedia entre el basalto y la riolita.
Andosol: suelo poroso de baja densidad formado por la meteorización rápida de
cenizas volcánicas en cuya composición se encuentran complejos húmicos y
alofana.
Andosol fersialítico: Andosol fersialítico: suelo , finogranular de color oscuro,
rico en hierro, derivado de la meteorización de cenizas volcánicas, caracterizado
por la presencia de complejos húmicos y arcillas alofánicas, alta capacidad de
intercambio catiónico, elevada relación de vacíos y capacidad de retención de
agua, que puede pasar de 100% y llegar a 200% en andosoles hidromórficos
tropicales; una desecación prolongada puede disminuir irreversiblemente esta
capacidad de retención.
Andosol húmico: suelo alofánico, de colores oscuros y grisáceos, derivado de
ceniza volcánica, bien desarrollado, con escasa diferenciación vertical y más de
10% de complejos organicominerales; presenta una leve disminución de materia
orgánica en profundidad
Andosol hidromórfico: suelo de color oscuros y grisáceo, poroso, derivado de
ceniza volcánica, saturado permanentemente, con alto contenido de materia
orgánica, elevada capacidad de campo y reducción completa del hierro.
Ángulo de fricción interna,  (grados): ángulo entre el eje de esfuerzos
normales y la tangente a la envolvente de Mohr en un punto que representa una
condición dada de esfuerzo de ruptura de un material sólido. El ángulo de
fricción interna de un suelo corresponde al ángulo cuya tangente es el coeficiente
promedio de fricción entre las partículas de un suelo. Cf. Ángulo de reposo
Ángulo de fricción residual r (grados): ángulo de fricción a lo largo de la
superficie de falla de un suelo; el ángulo de fricción residual corresponde a la
relación entre la tensión normal y la tensión de cizalladura en el ensayo de corte
directo después de que ha sido superado el nivel de resistencia máxima. El valor
del ángulo de fricción residual es siempre menor que el ángulo de fricción interna
(Skempton, 1964).
Ángulo de succión, b: ángulo cuya tangente es igual a la tasa de cambio de
resistencia al cortante con respecto a la succión en el suelo.
Arcilla: suelo finogranular, o la porción finogranular de un suelo que puede
presentar un comportamiento plástico dentro de un intervalo de contenido de
humedad más o menos amplio, y que tiene una considerable resistencia al corte
cuando se seca al aire. Este término ha sido utilizado para designar el conjunto de
partículas de un suelo menores de 2 m (5 m en algunos casos), pero existe
suficiente evidencia que, desde el punto de vista de la ingeniería, las propiedades
descritas en esta definición normalmente son más importantes que el solo tamaño
de las partículas para la caracterización de los materiales arcillosos. Las
propiedades de las arcillas dependen principalmente del tipo de minerales que las
componen y de los cationes intercambiables que contienen (Norma ASTM D653,
Grim, 1962) .
Arcilla activa: arcilla que puede presentar cambios grandes en su volumen y en
su comportamiento mecánico en respuesta a los cambios en su contenido de
humedad. Las arcillas activas presentan valores elevados de índice plástico y de
potencial de expansión
Arcilla bentonítica: la que presenta un alto contenido de montmorillonita, y se
caracteriza normalmente por una elevada expansión cuando se humedece. Cf
Arcilla expansiva
Arcilla con bloques: término geológico para designar un depósito glacial que no
ha sido sometido a la acción de selección del agua y en consecuencia, contiene
partículas desde tamaño arcilla hasta bloques. Puede así mismo aplicarse a
depósitos de flujos de lodo en los que la matriz es predominantemente arcillosa.
Cf. Depósito glaciar; morrena
Arcilla de neoformación: término utilizado para designar las arcillas cuyos
minerales son el resultado de un proceso de meteorización in situ para
diferenciarlas de las arcillas de depósitos sedimentarios.
Arcilla expansiva: la que puede presentar cambios considerables de volumen al
variar su contenido de humedad. El potencial de expansión también puede
manifestarse en el desarrollo de grandes presiones cuando la arcilla se encuentra
confinada.
Arcilla grasa: arcilla de alta plasticidad.
Arcilla magra: arcilla de baja plasticidad.
Arcilla orgánica: la que tiene un alto contenido de materia orgánica.
Arcilla sensible: llamada también arcilla sensitiva. Es aquella que pierde su
resistencia al corte al ser amasada, o alterada de algún modo, al punto que puede
fluir bajo la acción de la gravedad. Cf. Sensibilidad; relación de sensibilidad.
Arcilla sensitiva: véase arcilla sensible.
Arcilla tixotrópica: la que presenta un comportamiento tixotrópico, esto es que
pierde su resistencia al corte cuando es alterada y la recupera cuando se le deja en
reposo. Las arcillas con un alto límite líquido normalmente son arcillas
tixotrópicas.
Arcilla volcánica: la que se ha formado por alteración de depósitos de
priroclastos.
Arcillolita: arcilla endurecida que no presenta la laminación o la fisibilidad de la
lutita. Lodolita masiva en la que el contenido de partículas de arcilla es mayor
que el de las partículas de limo. Cf. lodolita
Arcosa: arenisca con un alto contenido de fragmentos feldespato.
Arenilla: arena limosa obtenida de canteras de roca cristalina meteorizada. Cf.
Gruss
Arenisca: roca sedimentaria formada a partir de un depósito de arena.
Argílico: arcilloso.
Argilización: formación de minerales de arcilla por remplazamiento o alteración
de los feldespatos de las rocas.
Argilita: mineral de arcilla formado por alteración o remplazamiento de
feldespatos.
Augita: mineral compuesto de aluminosilicatos de hierro, magnesio, calcio,
sodio y titanio, de color oscuro y forma prismática, propio de basaltos, gabros y
doleritas.
Bauxita: mena de óxido de aluminio.
Biotita: mica de color café y verde oscuro compuesta por aluminosilicatos
hidratados de potasio, hierro y magnesio, común en rocas ígneas y metamórficas.
Bioturbación: alteración del suelo por la acción de organismos
Calcita: mineral compuesto por carbonato de calcio.
Calcisol: suelo desarrollado en clima subtropical o en clima tropical con
estaciones secas bien definidas, de color pardo, caracterizado por el desarrollo de
concentraciones de carbonato de calcio, alto contenido de hierro, predominio de
arcillas del grupos de las esmectitas, y con capacidad de intercambio catiónico
mayor que 25 me/100g. En la clasificación FAO es equivalente parcial de suelo
fersialítico.
Calcreto: categoría de clasificación de suelos residuales tropicales.
Conglomerado formado por arena y grava cementados por carbonatos de calcio
y magnesio redepositado por la acción de aguas infiltradas o depositado a partir
del bióxido de carbono emanado del agua de la zona vadosa. El término incluye
formas no pedogenéticas producidas por acción fluvial o de aguas subterráneas. Las
formas pedogenéticas ocurren pos transferencia lateral o vertical de los carbonatos.
El grado o tipo de cementación da lugar a subdivisiones de esta categoría (nodular,
concrecionario, etc.). También es conocido con el nombre común de caliche.
Caliche: suelo endurecido por la acumulación secundaria de minerales,
principalmente de óxidos de hierro y carbonato de calcio, en zonas áridas y
semiáridas.
Caliza: roca calcárea de origen sedimentario formada esencialmente por
carbonato de calcio y de magnesio. Cuando el contenido de carbonato de
magnesio es mayor que el 50% se llama dolomita. Comercialmente se conoce
como caliza cualquier roca que contenga al menos 80% de carbonato de calcio y
magnesio a partir de los cuales se pueda producir cal por calcinación.
Cambisol: suelo desarrollado en clima subtropical o en clima tropical con
estaciones secas definidas, de color pardo, alto contenido de óxidos de hierro,
predominio de arcillas del grupo de las esmectitas, con capacidad de intercambio
catiónico mayor que 25 me/100gor. En la clasificación de la FAO es equivalente
parcial de suelo fersialítico.
Caolinita: 1. Mineral de la arcilla, constituyente primario del caolín, cuya
fórmula general es Al2 (Si2O5)(OH4). La caolinita es un mineral rico en alúmina,
de baja capacidad de intercambio catiónico y bajo potencial de expansión. 2.
Grupo de minerales de la arcilla característico de la mayoría de los caolines.
Capacidad de intercambio catiónico: medida de la carga eléctrica superficial
de una sustancia expresada como la cantidad de iones intercambiables por unidad
de peso de la sustancia. La capacidad de intercambio de un suelo es una medida
de la cantidad de sitios en la superficie de las partículas que pueden retener iones
cargados positivamente (cationes), por efecto de fuerzas electroquímicas. Los
cationes retenidos son intercambiables con otros cationes en solución en el suelo
dependiendo de su tamaño y de su carga de acuerdo con la serie Li-Na-Mg-Ca-
Al-K-NH4. La capacidad de intercambio catiónico se expresa en miliequivalentes
por 100 gramos de suelo y es un indicador de la mineralogía de las arcillas y en
particular de su contenido de montmorillonita. La capacidad de intercambio
catiónico tiene una elevada correlación con el límite líquido, con el índice
plástico y con el potencial de expansión del suelo.
Catena: Secuencia de suelos cuyas características están controladas por la
escorrentía superficial y el movimiento de partículas finas en la dirección de la
pendiente.
Catión: ion que se mueve, o puede moverse hacia un cátodo; este término es
sinónimo de carga positiva. Cf. Capacidad de intercambio catiónico.
Cedencia: cambio en la relación esfuerzo/deformación en un material dado. En
mecánica del suelo cambio en la relación esfuerzo compresivo/relación de
vacíos.
Ceniza volcánica: material sólido de tamaño de arena, o menor, lanzado por los
volcanes durante las erupciones que puede cubrir grandes extensiones de terreno.
Normalmente el término se utiliza para designar el material suelto sin cementar,
pero a veces también es utilizado para el material cementado que estrictamente
debe recibir el nombre de toba.
Clorita: grupo de minerales laminares, normalmente de color verde,
caracterizados por la abundancia de hierro y la ausencia de calcio y de álcalis.
Coeficiente de conductividad hidráulica, k(LT-1): llamado tam-bién
conductividad hidráulica o coeficiente de permeabilidad, es la velocidad de
descarga de agua en condiciones de flujo laminar a través de un área transversal
unitaria de un medio poroso bajo un gradiente hidráulico unitario y en
condiciones estándar de temperatura, normalmente 20oC. El coeficiente de
conductividad hidráulica depende de las condiciones de saturación del terreno y
estrictamente es una función de la succión que, a su vez, es función de la
saturación del material. Dada la velocidad de flujo en un material y el gradiente
hidráulico el coeficiente de conductividad hidráulica está dado por la expresión
k = v/i
Cohesión, c (FL-2): Componente de la resistencia al corte del suelo dada por el
termino c, en la ecuación de Coulomb:
s = c +  tan
La cohesión es una característica propia de los materiales que presentan
resistencia al corte bajo un esfuerzo normal nulo (un término equivalente en
mecánica de rocas es resistencia intrínseca al corte), que puede estimarse como la
mitad de la resistencia a la compresión simple (Norma ASTM D2166). Cf.
Resistencia intrínseca al corte.
Cohesión. Cohesión como valor del intercepto en la ecuación de Coulomb.
Cohesión aparente: en los suelos granulares es la debida a la acción de la
tensión superficial del agua en los contactos entre las partículas del suelo.
Cohesión total: valor de la cohesión en un suelo parcialmente saturado que
incluye la componente por succión. La cohesión total puede ser calculada
mediante la expresión
c = c´+ (ua-uw)tanb
Donde
c: cohesión total;
c´: cohesión evaluada con esfuerzos efectivos; (ua-uw): succión
b:ángulo de succión
Coluvial: relacionado con los procesos o depósitos asociados a la escorrentía
superficial. En sentido lato, e impropio, es utilizado para referirse a los procesos
de erosión en masa y a los depósitos de ladera resultantes
Coluvión: término genérico aplicado a cualquier masa de suelo depositada por la
escorrentía, que generalmente se encuentra en la base de las colinas o de las
laderas de pendiente moderada. Los coluviones o depósitos coluviales están
formados típicamente por arenas mal gradadas y gravas. En sentido lato ha sido
utilizado este termino para designar en forma genérica los depósitos de ladera o
depósitos gravitacionales. Cf. Aluvión, depósitos de ladera, depósitos de talud.
Compactación: densificación de un suelo por manipulación mecánica.
Cf. Consolidación.
Compresibilidad: propiedad de suelos y rocas relacionada con su
susceptibilidad de disminuir su volumen cuando son sometidas a cargas.
Característica de los materiales cuyo volumen disminuye al ser sometidos a un
esfuerzo de compresión confinada. La compresibilidad puede ser cuantificada en
el laboratorio mediante el ensayo de compresión confinada, o de consolidación, a
partir del cual puede obtenerse el coeficiente de compresibilidad, av, el modulo
edométrico, mv y el índice de compresión, Cc.. (Normas ASTM D2435, D3877 y
D4186)
Conductividad hidráulica: sinónimo de coeficiente de permeabilidad; velocidad
de descarga del agua en condiciones de flujo laminar a través de un medio poroso
bajo un gradiente unitario en condiciones normalizadas de temperatura (20 0C).
(Normas ASTM 2434 y 5084) Cf. Coeficiente de conductividad hidráulica,
permeabilidad.
Consolidación: 1. Proceso en el que un material suelto, blando o liquido, toma
una consistencia dura y consistente de una roca. 2. Reducción gradual de la
presión intersticial en una masa de suelo debido a la aplicación continua o al
incremento de un esfuerzo de compresión. 3. Reducción gradual del volumen de
una masa de suelo debido la aplicación o al incremento de un esfuerzo de
compresión. (Normas ASTM 2435, 3877 y 4186). Cf. compactación, grado de
consolidación.
Contracción: cambio de volumen de un suelo asociado a la pérdida de humedad.
(Normas D427 y D4943). Cf. Expansión.
Contracción lineal: encogimiento lineal; cambio relativo de una dimensión del
suelo, asociado a la pérdida de humedad. (Normas ASTM D427 y D4349)
Contracción volumétrica, Sv: la disminución del volumen de un suelo cuando
su contenido de humedad se reduce de un porcentaje dado hasta su límite de
retracción, expresado como un porcentaje del volumen del suelo seco. (Normas
D427 y D4349). Cf COLE
Sv =100 (Vm - Vd) / Vd
Coraza: horizontes endurecidos formados en perfiles de suelos por precipitación
de diferentes compuestos a partir de soluciones. alucreto, calcreto, dolocreto,
ferricreto, silcreto, yecreto.
Deformación: cambio de tamaño o de forma de un cuerpo sólido.
Deformación compresiva, : disminución permanente del volumen y,
consiguientemente, de la relación de vacíos de una masa de suelo, o de otro
material particulado, por efecto de la aplicación de un esfuerzo normal de
compresión. La deformación compresiva tiene lugar por reacomodamiento de las
partículas del material y la reducción de vacíos. La deformación compresiva
unitaria se expresa en términos de la disminución de la relación de vacíos y del
volumen específico del suelo. (Normas ASTM 2435 y 4186)
e / (1+e)
Cf. Deformación elástica, deformación plástica, factor de compresibilidad,
índice de compresión, módulo edométrico.
Deformación elástica: cambio de forma o de las dimensiones de un cuerpo
sometido a un esfuerzo dentro del rango de comportamiento elástico del material
que lo forma. La deformación elástica desaparece al cesar la acción de la fuerza
que la produce.
Deformación inelástica: la parte de la deformación producida por acción de un
esfuerzo dado que no se anula al retirar el esfuerzo que la produjo.
Deformación lineal, L (L): cambio de longitud de un cuerpo en una dirección
dada, cuando es sometido a un esfuerzo. La deformación lineal también puede
deberse a un cambio de temperatura del cuerpo
 deformación unitaria. Relación numérica entre
el cambio de longitud de un cuerpo en una dirección dada y su longitud inicial.


Deformación permanente: deformación de un sólido a su estado inicial después


de la aplicación y remoción de un esfuerzo mayor que el del esfuerzo de
cedencia. Véase deformación residual.
Deformación plástica (flujo plástico): 1. Deformación permanente, sin ruptura,
de la forma o del volumen de una sustancia. 2. Deformación de un material
plástico más allá de su punto de recuperación, acompañada por un proceso de
deformación continua sin un incremento de esfuerzo. 3. Término reológico
aplicado a la deformación de un material caracterizado por un valor del esfuerzo
de cedencia que debe ser excedido para que tenga lugar el flujo o deformación
plástica.
cambio de forma, expresado por el cambio
relativo de los ángulos rectos en las esquinas de un elemento infinitesimal
cúbico, o cuadrado, respecto a la forma del elemento no deformado.
Deformación residual: deformación permanente en una roca o en un suelo
asociada con un esfuerzo residual.
Densidad de partículas sólidas, s (ML-3): relación entre la masa y el volumen
de las partículas sólidas de un suelo; en el volumen de las partículas sólidas se
incluye los vacíos cerrados contenidos en ellas. Cf. Gravedad especifica de los
sólidos.
Densidad seca del suelo o de la roca, a (ML-3): relación numérica entre (a) la
masa de las partículas sólidas y (b) el volumen total del suelo o de la roca.
Desaturación: proceso de pérdida de humedad en un suelo. En los suelos
cohesivos el proceso de desaturación comienza en su límite de contracción.
Disminución en el grado de saturación.
Diaclasa: plano de discontinuidad en un
cuerpo rocoso, sin movimiento
perceptible paralelo a la superficie de
discontinuidad.
Diagénesis: conjunto de cambios químicos, físicos y mineralógicos que tienen
lugar en los sedimentos después de su depositación, y durante y después de su
litificación, excepto la meteorización y el metamorfismo. Comprende los
procesos de compactación, cementación, autigénesis, remplazamiento,
cristalización, lixiviación, hidratación, acción bacterial, y formación de
concreciones que ocurren bajo condiciones de presión y temperatura carac-
terísticas de la parte más externa de la corteza terrestre (hasta 1 kb y 300 0C);
puede incluir los cambios ocurridos después de la litificación y bajo las mismas
condiciones de temperatura y presión.
Dilatancia: capacidad de un suelo de aumentar su volumen al ser sometido a
carga. Expansión de los suelos no cohesivos cuando están sometidos a una
deformación por cizalladura.
Dilatómetro: instrumento utilizado en la exploración del subsuelo para
determinar las características in situ de compresibildad y sobreconsolidación del
terreno, que consiste en una cuchilla hueca con una membrana de acero
expandible en una de sus caras. La cuchilla se introduce en el terreno y se aplica
una presión mediante un fluido en el interior de la cuchilla. La deformación de la
membrana en respuesta a la presión del fluido puede correlacionarse con las
características de compresibilidad y sobreconsolidación del suelo (Marchetti,
1980).
Discontinuidad: separación entre dos partes de una masa de material. Las
discontinuidades en masas de suelo y roca incluyen fallas, diaclasas, planos de
estratificación, planos de foliación, fracturas y grietas y el material de relleno.
Dispersante: sustancia que impide a las partículas finas de un suelo en
suspensión agruparse formando grumos o flóculos.
Dispersar: separar físicamente las partículas de un suelo en una suspensión.
Dolocreto: Tipo de coraza formada por la precipitación de carbonatos en los que
predomina el carbonato de magnesio.
Dolomita: roca calcárea magnesica de origen sedimentario en la que más del
50% es carbonato doble de magnesio y calcio.
Edómetro: llamado también consolidómetro. Instrumento utilizado en los
ensayos de compresibilidad, consolidación y de potencial de expansión de los
suelos. Consiste en un anillo de bronce en el que se coloca la muestra de suelo y
un conjunto de mecanismos de aplicación y medición de carga, y de medición de
las deformaciones resultantes. (Normas ASTM D2435 y D4186)
Eluviación: 1. Movimiento de material soluble o en suspensión en un suelo de
un horizonte superior al horizonte inferior por efecto de la percolación del agua
subterránea. El termino se refiere principalmente, pero no en forma exclusiva, al
movimiento de coloides, mientras que el termino lixiviación se refiere a la
remoción completa de materiales solubles. 2. Proceso de agotamiento de un
horizonte de suelo por migración de material en suspensión en el agua
subterránea hacia un horizonte inferior Cf. Iluviación, lesiviación, lixiviación.
Ensayo de compresión triaxial: prueba de laboratorio en la que una
muestra de suelo es sometida simultáneamente a un esfuerzo de
confinamiento, o esfuerzo principal menor, 3, y a un esfuerzo de
compresión, o esfuerzo principal mayor 1, tal que la muestra de suelo se
rompa o se deforme mas allá de un límite preestablecido. El ensayo se
repite con diferentes niveles de esfuerzo y, a partir de los resultados de
este ensayo, puede obtenerse los parámetros de resistencia al corte,
cohesión y ángulo de fricción interna del suelo (Normas ASTM D2850 y
D4767).
Ensayo de compresibilidad: ensayo en el que una muestra de suelo es
sometida a un esfuerzo de compresión axial al tiempo que se impide
cualquier deformación transversal. Es más conocido como ensayo de
consolidación. A partir de éste ensayo pueden obtenerse las características
de compresibilidad y de consolidación del suelo. (Norma ASTM D 2435 y
D4186).

Ensayo de compresión isotrópica: veáse ensayo de compresibilidad.

Ensayo de compresión triaxial escalonado: prueba de laboratorio en la que una


muestra de suelo es sometida simultáneamente a un esfuerzo de confinamiento, o
esfuerzo principal menor, 3, y a un esfuerzo de compresión, o esfuerzo principal
mayor 1, hasta hacer que la muestra llegue al punto de cedencia; en ese punto
se cambia la presión de confinamiento y se continua el ensayo. A partir de los
resultados de este ensayo puede obtenerse los parámetros de resistencia al corte,
cohesión y ángulo de fricción interna del suelo (Normas ASTM D2850 y D4767).
Ensayo de expansión libre: Procedimiento en el que se mide el incremento de
volumen de una masa conocida de suelo arcilloso seco y reducido a polvo cuando
se pone en contacto con agua destilada.
Erosión: Conjunto de procesos en los que los materiales de la corteza terrestre
son removidos y transportados de un lugar a otro, por agentes naturales o
antrópicos.
Esfuerzo total: El que resulta de la aplicación de una fuerza o presión sobre una
masa de suelo. El esfuerzo total es igual a la suma de los esfuerzos efectivo y
neutro.
Esfuerzo efectivo, ’ (FL-2): llamado también esfuerzo o presión intergranular;
fuerza por unidad de área transmitida entre las partículas de una masa de suelo.
Este es el esfuerzo efectivo en la movilización de la fricción interna.
Cuantitativamente es igual a la diferencia entre el esfuerzo total y la presión en
los poros.
’ =  -u
Esmectita: nombre dado a un grupo de minerales de la arcilla compuesto por
montmorillonitas y saponitas. Este término es utilizado corrientemente para
designar los minerales del grupo montmorillonita-saponita que presentan una
elevada capacidad de intercambio catiónico y un alto potencial de expansión.
Originalmente el termino fue aplicado a la tierra de Fuller y posteriormente a la
montmorillonita; también ha sido aplicado a una variedad verdosa de halloysita
(Kerr & Hamilton, 1949). Cf Montmorillonita.
Expansión: 1. Movimiento ascendente del suelo resultante de fenómenos como:
absorción de humedad, relajación de esfuerzos por operaciones de explanación o
de excavación, hinca de pilotes y carga de áreas adyacentes. 2. Incremento de
volumen del suelo debido a la absorción de humedad.
Espécimen: elemento de un conjunto o parte de una masa que se considera que
representa las características o propiedades del conjunto o de la masa. Muestra
seleccionada para un ensayo.
Esquisto: roca metamórfica foliada que puede ser partida fácilmente en láminas
u hojas siguiendo la dirección de foliación; la composición mineral no es un
elemento esencial en su definición salvo como un adjetivo que se incluya de
manera explícita, como el caso de los esquistos grafíticos, esquistos cloríticos,
etc.
Esquistosidad: foliación de los esquistos y otras rocas cristalinas
gruesogranulares debida a la distribución paralela de los minerales de tipo
laminar, prismático y elipsoidal, como las micas y los anfiboles; algunos lo
consideran como un tipo de clivaje.
Estratificación: término genérico que enuncia o implica la existencia de capas o
estratos, planos, u otro tipo de superficies que dividen o limitan cuerpos de roca
de igual o diferente litología. Este término se aplica a las rocas que resultan de un
proceso de consolidación de sedimentos y presentan superficies de separación
(planos de estratificación) entre capas de materiales como lutitas, areniscas,
calizas, etc. Cf. Foliación.
Estructura: 1. Distribución espacial de las partículas y espacios vacíos de un
suelo. 2. Configuración espacial de todos los rasgos del suelo o de la roca tal
como se manifiesta en cada unidad de material desde la red cristalina hasta los
rasgos a mayor escala en los estudios de campo. Cf. textura.
Evaporita: roca formada por la cristalización de sales durante la evaporación de
un depósito de agua. Generalmente está compuesta predominantemente por
haluros de sodio y potasio, óxido de hierro y carbonato de calcio y sulfato de
magnesio.
Fábrica del suelo: Disposición tridimensional de las partículas y vacíos en un
suelo, heredada del material parental o formada por procesos pedogenéticos.
Falla: 1. Condición en la que el movimiento producido por fuerzas de cortante
en una masa de suelo o de roca, o en una estructura, es de suficiente magnitud
para destruirla o dañarla. Rotura de un cuerpo por la acción de un esfuerzo mayor
que la resistencia del material que lo forma. Se aplica también a la deformación
excesiva de un cuerpo por efecto de la aplicación de una carga. 2. Fractura o zona
de fractura en la corteza terrestre a lo largo de la cual ha habido un
desplazamiento relativo de los bloques resultantes; este desplazamiento puede
tener desde unos pocos centímetros hasta muchos kilómetros. Las fallas están
asociadas a procesos geológicos de gran escala y no deben ser confundidas con
fallas locales del terreno para los cuales se recomienda la expresión falla
geotécnica o el término genérico movimientos de masa cuando sea aplicable.
Feldespato: grupo de minerales compuestos de aluminosilicatos de calcio, potasio,
sodio, bario y estroncio, comunes en la mayor parte de las rocas de la corteza
terrestre.
Ferralitización: etapa avanzada en el proceso de formación de suelo en climas
tropicales cálidos y húmedos que da origen a gruesos mantos de regolito rico en
caolinita y gibbsita.
Ferralsol: suelo desarrollado en clima tropical caracterizado por el predominio de
la caolinita, son capacidad de intercambio catiónico inferior a 16 me/100g. En la
clasificación de la FAO es el equivalente aproximado de suelo ferralítico.
Ferricreto: Categoría de clasificación de suelos tropicales residuales. Depósitos
endurecidos, formados por acumulación de sesquióxidos de hierro en uno o varios
horizontes ferralíticos o ferruginosos. Puede formarse por sedimentación química a
partir de una solución que se mueve lateral o verticalmente en el suelo, o como un
residuo después de la remoción de la sílice y las bases alcalinas. Puede ser
pedogenético por retención o acumulación de minerales y por segregación en la
zona vadosa. Las subdivisiones de esta categoría se basan en el tipo y grado de
endurecimiento.
Ferrisol: tipo de suelo transicional entre los tipos ferralítico y fersialítico.
Ferrita: Suelo ferralítico derivado de rocas ferromagnesianas en el que
predominan los óxidos de hierro.
Ferruginoso: 1. Término aplicado a los suelos ricos en óxidos de hierro; estos
suelos presentan un color rojizo característico. 2. Suelo formado en una etapa
intermedia del proceso de meteorización, en los que la moscovita y la ortoclasa
se encuentran inalterados, la caolinita es dominante, los minerales del grupo de la
esmectita subordinados, y la gibbsita ausente.
Fersialitización: proceso de formación de suelo residual en climas subtropicales y
en climas tropicales con estaciones secas bien definidas.
Filita: roca metamórfica de grado intemedio entre la pizarra y el esquisto. Se
reconoce por su lustre sedoso producido por la presencia de diminutos cristales
de mica.
Filosilicato: Grupo de minerales en los que las unidades básicas de sílice están
unidas formando hojas extensas que le confieren uan folación prominente y
aspecto escamoso. Las micas y minerales de arcilla son subgrupos característicos
de esta categoría mineralógica.
Fluvioglacial: relativo a la acción combinada de ríos y glaciares. Comúnmente
se refiere a los procesos, depósitos y geoformas resultantes del flujo de agua de
fusión de los glaciares.
Foliación: estructura laminada que resulta de la segregación y orientación de
diferentes minerales en capas paralelas. Ordenamiento paralelo de los minerales
laminares y prismáticos en una roca que da lugar a la textura característica de
algunas rocas sedimentarias y metamórficas como las lutitas y los esquistos.
Frente de meteorización: límite inferior de la masa afectada por los procesos de
meteorización en una masa rocosa.
Frente basal de meteorización: véase frente de meteorización.
Gel: 1. Sustancia semisólida aparentemente homogénea, transparente a
traslúcida, con aspecto de gelatina elástica, formada por una masa de partículas
que se han coagulado o floculado en cierto grado.2. Lodo tixotrópico que ha
adquirido una cierta resistencia al cortante. Un gel es una sustancia más sólida
que un sol y puede resistir esfuerzos cortantes de pequeña magnitud.
Gibbsita: mineral de color blanco o rosado formado por la meteorización de
rocas ígneas, cuya composición química corresponde a un hidróxido de aluminio
Al (OH)3.
Gilgai: microrrelieve característico de suelos expansivos en el que las diferencias
de altura corresponden a cambios locales en su contenido de humedad o en su
potencial de expansión.
Gley: término edafológico para designar las características asociadas a
horizontes donde predominan o predominaron condiciones reductoras durante la
formación del suelo. El término anglosajon hace referencia al color gris y al
aspecto brillante de la superficie pulida del suelo.
Gneiss: roca metamórfica en la que alternan bandas de minerales granulares y
bandas de minerales laminares. Generalmente menos del 50% de los minerales
presentan una orientación marcadamente paralela. La composición mineralógica
no es un elemento esencial en su definición aunque en la mayoría de ellos
predominan el cuarzo y los feldespatos.
Goetita: Hidróxido de hierro formado por acumulación residual de hierro en un
ambiente húmedo por precipitación de una solución.
Granito: roca intrusiva en la que predominan el cuarzo y los feldespatos
alcalinos. Comercialmente el término se aplica a cualquier roca dura y cristalina
usada como piedra ornamental incluidos el gabro, la diorita, el neis, la diabasa,
etc.
Granitoide: término genérico para designar un conjunto de rocas que tienen
aspecto de granito aunque estrictamente no pueden ser clasificados como tal.
Granodiorita: roca ígnea de grano grueso formada por cuarzo, plagioclasa y
feldespato de potasio, con biotita, hornblenda y piroxeno.
Grawaca: conglomerado formado por grava con matriz arenosa.
Gravedad específica: relación entre (a) el peso en el aire de un volumen dado de
un cuerpo a una temperatura dada, y (b) el peso en el aire de un volumen igual de
agua destilada a la misma temperatura.
Halloysita (Al2Si2O5(OH)4 nH2O , n = 2 ó 4): mineral de la arcilla cuya
composición es idéntica a la de la caolinita pero no su estructura que asemeja
pequeños tubos delgados.
Hematita: sesquióxido de hierro formado por la acumulación residual de hierro,
o por la precipitación de una solución, en un ambiente seco.
Hidrólisis: reacción de descomposición en la que interviene el agua. En los
suelos, normalmente indica una reacción entre silicatos y agua pura o una
solución acuosa. En tales reacciones son consumidos iones H+ u OH-, cambiando
así la relación H+/OH-.
Hidromórfico: término aplicado al ambiente permanentemente saturado y a los
productos formados en ese ambiente.
Hidroxilo: radical OH-
Horizonte álbico: manto somero de suelo areno-limoso de color pálido debido a
la remoción de arcilla y de óxidos de hierro.
Horizonte edáfico: capa superior del perfil del suelo donde tienen lugar los
procesos de acumulación y descomposición de materia orgánica.
Horizonte eluvial: capa de suelo del cual ha migrado una parte de las partículas
sólidas suspendidas en el agua de percolación. Cf. Eluviación, iluviación.
Horizonte espódico: Horizonte B con abundante óxidos de hierro y materia
orgánica formado por el movimiento descendente de estos materiales en agua
ácida.
Horizonte gley: horizonte de suelo desarrollado en condiciones de reducción
causada por un drenaje lento, que dan lugar a la gama de colores grises que lo
caracterizan.
Horizonte pedológico: capa superior del perfil del suelo donde tienen lugar los
procesos de acumulación y descomposición de materia orgánica.
Hornblenda: aluminosilicatos hidratado de calcio, hierro y magnesio, de color
verde oscuro o negro, comun en rocas ígneas y metamórficas. La forma
característica de los cristales es prismática pero puede encontrarse en masas
granulares.
Húmico: relativo al humus; que contiene humus.
Humus: material pardo o negro formado por la descomposición parcial de
materia orgánica (vegetal o animal). Parte orgánica del suelo.
Illita: término genérico para designar un grupo de minerales de arcilla
caracterizados por una estructura de tres capas, ampliamente distribuidas en
sedimentos arcillosos, particularmente en lutitas arcillosas y en los suelos
derivados de ellas. La illita contiene menos potasio y mas agua que las micas,
y más potasio que la caolinita y la montmorillonitas, y ocupa un lugar intermedio
entre estas dos grupos en su capacidad de intercambio catiónico, en su capacidad
de absorber y retener agua, y en otras características físicas relacionadas con la
actividad. Muchas de las llamadas illitas son mezclas de moscovita y
montmorillonita, o arcillas que tienen capas alternadas con estructura de
moscovita y montmorillonta. Es llamada también hidromica e illidromica.
Ilmenita: mineral formado por óxido de hierro y titanio, presente en rocas ígneas
y metamórficas y concentrado en las arenas negras de los sedimentos
Iluviación: acumulación de materia soluble o suspendido que ha sido
transportado desde un horizonte superior a uno inferior en el perfil del suelo. El
término se refiere principalmente, pero no en forma exclusiva, al movimiento de
coloides. Cf eluviación.
Imogolita: aluminosilicato hidratado paracristalino que se encuentra
normalmente como producto de meteorización de materiales volacánicos no
cristalinos.
Inselberg: colina o montaña escarpada que se eleva aislada sobre una superficie
de erosión. Normalmente esta geoforma está formada por un macizo rocoso con
poco desarrollo de suelo.
Laterita: material de suelo impregnado, cementado o reemplazado por óxidos
hidratados de hierro y aluminio.
Laterita freática: laterita desarrollada en condiciones de drenaje deficiente; el
horizonte A suprayace un horizonte plintítico que puede no formar parte del
horizonte B.
Laterita hidromórfica: véase laterita freática.
Latosol: suelo limoso y arenoso, de coloración rojiza y amarillenta, profundo,
poroso, y bien drenado, desarrollado en regiones tropicales, sobre amplias
superficies de erosión, pedimentos o terrazas aluviales antiguas. El contenido de
arcilla generalmente es constante en el perfil, y en ocasiones aumenta con la
profundidad.
Lesiviación: 1. Movimiento de material soluble o en suspensión en un suelo de
un horizonte superior al horizonte inferior por efecto de la percolación del agua
subterránea. El termino se refiere principalmente, pero no en forma exclusiva, al
movimiento de coloides, mientras que el termino lixiviación se refiere a la
remoción completa de materiales solubles. 2. Proceso de agotamiento de un
horizonte de suelo por migración de material en suspensión en el agua
subterránea hacia un horizonte inferior. 3. Sinónimo de eluviación. Cf.
Iluviación, lixiviación.
Límite de contracción, Lr, Sw, ws: contenido de agua en un suelo a partir del
cual la disminución de humedad no da lugar a una reducción de volumen de la
masa de suelo. (Normas ASTM D427 y D4943)
Límite líquido, LL, Lw, wL: 1. Condición de un suelo que presenta una
resistencia al corte, sin drenaje, de 2 kPa. 2. Contenido de agua de un suelo
amasado correspondiente al límite entre sus estados plástico y líquido de
consistencia. 3. Contenido de agua con el cual una masa de suelo amasada y
cortada con un ranurador de dimensiones estándar fluye hasta unirse en una
distancia de 13 mm bajo el impacto de 25 golpes en un aparato normalizado para
la determinación del límite líquido. (Norma ASTM D4318). 4. Contenido de
agua de un suelo amasado que puede ser penetrado 20 mm, en un lapso de 5
segundos, con un cono de masa y dimensiones normalizadas (Norma BS 1377).
Límite plástico, LP, Pw, wp: 1. El contenido de agua de un suelo amasado que
corresponde al límite entre sus estados de consistencia plástico y rígido. 2.
Contenido de agua con el que un suelo comienza a desmoronarse cuando se
forma con él un cilindro de 3 mm de diámetro. (Norma ASTM D4318)
Limolita: roca sedimentaria formada por limo endurecido que tiene la textura de
la lutita sin su laminación fina y su fisibilidad. Lodolita masiva en la que
predominan las partículas de tamaño limo. Cf. Limonita, lodolita.
Limonita: término utilizado para designar en forma genérica los óxidos
hidratados de hierro presentes en el suelo. Cf. Limolita.
Línea de piedras: conjunto de fragmentos de rocas angulares o subangulares
dispuestos linealmente en un afloramiento, paralelo a la pendiente,
frecuentemente a una profundidad de 1 o más m por debajo de la superficie, que
corresponde a una delgada acumulación de ellos y puede indicar un episodio de
erosión seguido por acumulación coluvial.
Litosecuencia: conjunto ordenado de perfiles de suelo formados en condiciones
ambientales e intervalos tiempo similares pero a partir de materiales diferentes.
Lixiviación: remoción de material soluble y coloides del suelo por el agua
subterránea. En ambientes húmedos ocurre la lixiviación descendente a
diferencia de los ambientes secos donde tiene lugar la lixiviación ascendente.
Lodolita: Término genérico para designar indistintamente las arcillolitas y las
limolitas; lodo endurecido cuya textura y composición son similares a las de la
lutita aunque no presenta su fisibilidad y laminación fina. Roca sedimentaria
finogranular masiva en la que las proporciones de partículas de arcilla y limo son
aproximadamente iguales.
Loess: depósito eólico de limo y arena fina, de granulometría uniforme y
estructura abierta, con una cohesión relativamente alta debido a la cementación
de arcilla y material calcáreo en los contactos entre granos. En los depósitos de
loess puede cortarse taludes subverticales de gran altura. Los depósitos de
cenizas volcánicas presentan características muy similares al loess.
Lutita: roca sedimentaria laminada de grano fino formada por la consolidación
de arcillas y limos. Se caracteriza por su contenido abundante de minerales de
arcilla y cuarzo, y por su estructura finamente laminada que le confiere una
fisibilidad aproximadamente paralela a la estratificación, a lo largo de la cual la
roca se rompe fácilmente en capas delgadas para la fabricación de cámaras de
presión para ensayos triaxiales.
Luvisol: Equivalente aproximado de suelo fersialítico en la clasificación FAO.
Suelo desarrollado en climas subtropicales o en climas tropicales con estaciones
secas bien definidas, con colores pardos hasta rojizos, con alto contenido de
hierro y arcillas del grupo de las esmectitas y capacidad de intercambio catiónico
mayor que 16 me/100 g. Puede tener equivalencia con un tipo de suelo
ferruginoso
Macroporo: espacio entre las partículas o agregados del suelo a través del cual
fluye el agua gravitacional y ocurre el proceso de evaporación. Los macroporos
comprenden, además de los espacios intersticiales en los suelos granulares, las
grietas y conductos secundarios producidos por los procesos de bioturbación.
Magnetometría: 1. Estudio del campo magnético terrestre. 2. método de
exploración geofísica basado en la determinación de la variación del campo
magnético terrestre.
Marga: arcilla calcárea, que normalmente contiene entre 35% y 65% de CaCO3.
Término utilizado en forma laxa a una variedad de materiales que consisten
básicamente en una mezcla de arcilla y carbonato de calcio formada en un
ambiente marino y ocasionalmente en agua dulce.
Margen activa: margen o límite de continente que coincide con un límite
convergente de placas tectónicas; las márgenes activas se caracterizan por la
presencia de cinturones montañosos y alta actividad sísmica y volcánica.
Margen pasiva: margen o límite de continente que no coincide con un límite de
placas tectónicas; las márgenes pasivas se caracterizan por su baja actividad
sísmica y volcánica, su relieve ondulado, y la ocurrencia de escudos o cratones
formados por rocas antiguas.
Martillo de Schmidt: instrumento utilizado para estimar la resistencia de
materiales pétreos y hormigón mediante la correlación con la magnitud del rebote
de un cilindro impulsado por la energía liberada al soltar un resorte comprimido.
.
Metavolcánico: término aplicado a los productos de procesos de metamorfismo
a partir de rocas volcánicas.
Meteorización: proceso de desintegración y descomposición de un material
como consecuencia de su exposición a la atmósfera, a la acción de agentes
químicos, del agua y de los cambios de temperatura.
Meteorización química: proceso de descomposición en el que las rocas y
minerales son transformados en productos estables en las condiciones que
prevalecen en o cerca de la superficie de la tierra, debido a procesos de hidrólisis,
hidratación, oxidación, carbonatación, intercambio iónico y solución.
Mica: término genérico para designar varios minerales del grupo de los
filosilicatos, formados por silicatos de aluminio y potasio hidratados, con
cantidades variables de hierro, magnesio, manganeso y titanio. Las micas son
fácilmente exfoliables, flexibles, elásticas, resistentes y de baja conductividad
eléctrica y térmica. Son componentes esenciales de numerosas rocas ígneas y
metamórficas. Los minerales más comunes de este grupo son la moscovita, la
biotita y la flogopita.
Minerales de la arcilla: conjunto de minerales presente en la fracción arcillosa
de los suelos, formados por silicatos hidratados de aluminio, que ocasionalmente
pueden ser reemplazados por hierro o magnesio, finamente cristalinos,
metacoloidales o amorfos. Los minerales de la arcilla se forman por
meteorización o alteración de silicatos primarios como feldespatos, piroxenos o
anfíboles y se encuentran en depósitos de arcilla, suelos, lutitas y en zonas de
alteración hidrotermal, y que se caracterizan por su tamaño extremadamente
pequeño y su capacidad de adsorción. Los minerales de la arcilla más comunes
pertenecen a los grupos de la caolinita, halloysita, illita y esmectita. La estructura
básica de los minerales de la arcilla esta compuesto de dos o tres capas de
unidades básicas de sílice y alúmina, en cuya superficie puede haber cationes
intercambiables (normalmente cationes de calcio y sodio, pero con frecuencia
cationes de potasio, magnesio, hidrógeno y aluminio). La cantidad de cationes
intercambiables depende del exceso de cargas negativas en el interior de la capa,
y determinan en gran medida las características y comportamiento de la arcilla y,
en particular su plasticidad y potencial de expansión.
Mineral de neoformación: mineral formado durante el proceso de
meteorización, a partir de los que se encuentran presentes en el material parental.
Montmorillonita: grupo de minerales de la arcilla caracterizado por una
estructura molecular laminar compuesta de una capa de alúmina en medio de dos
capas de sílice con enlaces débiles entre sus láminas individuales, en cuya
superficie se encuentran cationes intercambiables de sodio, potasio, magnesio y
calcio, y probablemente otros. Los minerales de este grupo se expanden al
humedecerse, y se contraen al secarse, debido a la introducción de agua entre las
capas elementales de los cristales. El magnesio y el hierro pueden remplazar el
aluminio, y éste al oxígeno en la estructura cristalina. Los minerales de este
grupo, de común ocurrencia en suelos y rocas sedimentarias, se forman
generalmente por alteración de minerales ferromagnesianos, feldespatos cálcicos
y vidrios volcánicos, y son los constituyentes principales de la bentonita y la
tierra de Fuller. Los minerales de este grupo son la montmorillonita, nontronita,
saponita, hectorita, sauconita, beidellita, volkonskoita y griffitita. Cf. Esmectita.
Muestra: porción de material que se toma para determinar las características o
propiedades de una parte o de la totalidad del mismo.
Muestra de laboratorio: porción de material que se toma como representativa
de un lote de muestreo, o del material original, y que es utilizada en el laboratorio
para obtener los especimenes de ensayo
Muestra inalterada: muestra de suelo cuya estructura no ha sido modificada por
manipulación durante el proceso de muestreo y transporte al laboratorio.
Muestra intacta: véase muestra inalterada.
Muestra para ensayo: muestra sobre la cual se ejecuta un ensayo de laboratorio.
Normalmente la muestra para un ensayo dado es solo una porción de la muestra
de campo. Ver espécimen.
Muestra reconstituida: la que se prepara a partir de una muestra alterada de
manera que su densidad y contenido de humedad sean iguales a los del suelo in
situ.
Muestreo: 1. Acción de escoger una o varias muestras representativas de la
calidad o características medias de un conjunto. 2. Método de selección de
muestras de una población para estudiar algún aspecto de la misma.
Neis: véase gneis
Oligotrófico: cuerpo de agua deficienete en nutrientes vegetales, caracterizado
por abundancia de óxigeno disuelto en su capa más inferior.
Olivino: silicato de hierro, magnesio, manganeso y níquel.
Ópalo: mineraloide amorfo, compuesto por sílice hidratada, incoloro o de color
de tono suave blanco, amarillo, rojo, café, gris o azul que se presenta en masas
globulares o estalactitas.
Ortoclasa: feldespato de potasio.
Oxisol: suelo intensamente meteorizado, rico en óxidos de hierro y aluminio.
Pedimento: área caracterizada por laderas con pendientes moderadas donde la
producción de regolito por meteorización está equilibrada con su remoción por
erosión.
Pediplano: área extensa caracterizada por un relieve suavemente ondulado
producido por la coalescencia de pedimentos adyacentes.
Pedocreto: véase Coraza.
Pedogénesis: formación de suelo.
Penillanura: amplia extensión de terreno ondulado, de relieve bajo que ha sido
modelado por procesos de erosión de larga duración y que puede haber sido
levantado para formar un altiplano.
Peniplano: penillanura
Perfil de meteorización: sucesión vertical de tipos de suelo desarrollados in situ
en un punto dado del terreno hasta la masa de roca del sustrato. Usualmente el
perfil de meteorización contiene hasta cuatro horizontes claramente
diferenciables: suelo residual maduro, saprolito, gruss y roca meteorizada, o las
correspondientes clasificaciones que han sido desarrolladas por diferentes autores
Permeabilidad, K (L-2): capacidad de un material de permitir el paso de un
fluido a través suyo. Medida de la relativa facilidad en que un fluido pasa a través
de un material bajo una diferencia de presión dada. La permeabilidad es una
característica del material, independiente de las propiedades físicas del fluido que
pasa a través suyo, y es diferente del coeficiente de permeabilidad o
conductividad hidráulica. La permeabilidad de un material está dada por la
velocidad de descarga del fluido con el cual se hace el ensayo, v, el gradiente
hidráulico, i, el peso unitario del fluido, w en el caso del agua, y su viscosidad,
, de acuerdo con la ecuación:
K= v  / i w
Petroplintita: horizonte de suelo rico en hematita endurecida irreversiblemente
por el descenso del nivel freático.
pF: unidad de presión negativa del agua en el suelo, expresada como el logaritmo
en base 10 de la altura, en centímetros, que puede subir una columna de agua por
acción capilar, o de la presión manómetrica negativa (Mg/m2) dividido por el
peso unitario del agua (Mg/m3), multiplicado por 1000.
pF = log 1000 h
donde:
h = altura del ascenso capilar en cm.
La pF puede ser calculada aproximadamente con la siguiente expresión:
pF = 3 + log 
donde:
 = presión negativa en atmósferas.
Piedemonte: unidad geomorfológica esencialmente plana localizada en la base
de una montaña o cadena montañosa.
Plagioclasa: término genérico para designar un conjunto de feldespatos de sodio
y calcio. Los nombres particulares de cada clase en el conjunto dependen del
contenido relativo de sodio y calcio.
Plintita: material laterítico que contiene óxidos hidratados de hierro y aluminio
con poca o ninguna evidencia de desarrollo de concreciones. Puede formar una
capa dura e impermeable, compuesta principalmente de arcilla, cementada por
materiales relativamente insolubles, que no se torna plástica al ser mezclada con
agua y limita definitivamente el movimiento del agua y de las raíces hacia abajo.
Plintosol: equivalente en la clasificación FAO al suelo ferralítico con desarrollo
de plintita o petroplintita.
Podsol: suelo cuya capa superficial contiene abundante materia orgánica, que
suprayace a un horizonte álbico, blanqueado por eliminación de óxidos de hierro
y sobre un horizonte , en el trópico húmedo puede desarrollarse hasta
profundidades mayores que 3 m.
Podzol: grafía original no recomendada de podsol.
Potencial de colapso, c (%): disminución relativa del volumen, o de la relación
de vacíos, de un suelo confinado cuando se le satura bajo una carga vertical
cualquiera. (Norma ASTM D5333).
c = h/h0
c = e/(1 + e0)
Potencial de expansión: 1. Término genérico par designar la capacidad relativa
de cambio volumétrico de los suelos al cambiar su contenido de humedad. 2.
Cambio volumétrico de un suelo inalterado, secado al aire, cuando se le satura
bajo una presión de 7 kPa. (Holtz, 1959) 3. Expansión experimentada por una
muestra de suelo compactado con su contenido de humedad óptima y su densidad
seca máxima estándar, expresada como un porcentaje de su volumen original,
cuando se le coloca en un edómetro y se anega bajo una presión vertical de 7
kPa.(Seed, 1962; Normas ASTM D3877 y D4829) Cf. COLE, grado de
expansión, índice de expansión, presión de expansión.
Presiómetro: instrumento para medir las relaciones esfuerzo/deformación in
situ. El ensayo con presiómetro consiste básicamente en inflar un balón de
caucho en un perforación y medir la presión aplicada y la correspondiente
deformación del terreno. La relación entre las magnitudes medidas permite
evaluar los módulos de elasticidad y de cortante del suelo (Spangler & Handy,
1982).
Presión aparente de consolidación: la correspondiente al punto de inflexión en
la curva de compresibilidad de los suelos tropicales.
Presión de expansión (FL-2): Presión ejercida por una arcilla (o una lutita o
lodolita) confinada, cuando absorbe agua. Presión necesaria para mantener
constante el volumen de una muestra de suelo cuando se anega en un edómetro.
Presión de poros, u (FL-2): expresión utilizada comúnmente para referirse a la
presión intersticial o presión del agua en los poros del suelo. Estrictamente debe
llamarse presión en los poros.
Presión intersticial: presión del agua en los poros del suelo.
Presión del agua en el suelo u (FL-2): presión medida en el agua en una masa de
suelo mediante un piezómetro en los suelos saturados, o mediante un tensiómetro
en los suelos no saturados.
Presión en los poros, u (FL-2): presión que ejerce el agua presente en los poros
del suelo sobre las partículas del mismo. Es conocida también como presión
neutra o presión intersticial.
Proceso isovolumétrico: reacción química en la que no hay cambio de volumen
de modo que los productos ocupan el mismo volumen que los materiales que
intervienen en ella.
Punto de cedencia: punto de inflexión en la curva esfuerzo/deformación de un
material. En geotecnia punto de inflexión en la curva esfuerzo
compresivo/relación de vacíos.
Quelación: proceso de formación de quelatos.
Quelato: compuesto :orgánico complejo formado por una molécula orgánica
cíclica y un átomo metálico.
Regolito: término genérico utilizado para designar los materiales de la corteza
terrestre que se encuentran entre la superficie y el sustrato rocoso, sean ellos
residuales o transportados. Es un sinónimo de suelo que comprende los
fragmentos de roca, suelos residuales, depósitos aluviales, lacustres, glaciales,
eólicos y marinos, suelos orgánicos y depósitos antrópicos. Cf. Saprolito, suelo.
Relación de vacíos. e: relación numérica entre (a) el volumen de espacios
vacíos, y (b) el volumen de partículas sólidas en una masa de suelo.
Relación relativa de vacíos, eR: . relación numérica entre (a) la diferencia de las
relaciones de vacíos del suelo compactado con el contenido óptimo de humedad
(eopt) y del suelo in situ, (b) las diferencias de la relaciones de vacíos del suelo en
su límite líquido (eL) y del suelo compactado con el contenido óptimo de
humedad (eopt).:
eR = (e-eopt )/(eL– eopt)
Resistencia a la cizalladura,  (FL-2): valor máximo de esfuerzo cortante al que
puede ser sometido un material sin que se rompa o sufra deformaciones
excesivas. Un suelo no tiene una resistencia única a la cizalladura, dado que ella
depende de los parámetros de resistencia al cortante propios del suelo y de las
condiciones ambientales y en particular del esfuerzo de confina-miento, , y de
la presión del agua en los poros del suelo, u. En los suelos parcialmente saturados
la resistencia a la cizalladura es función de los parámetros de resistencia al
cortante, del esfuerzo de confinamiento y de la succión.
Resistencia a la compresión inconfinada, qu (FL-2): esfuerzo máximo de
compresión que puede resistir un material sin romperse o sufrir una deformación
excesiva cuando el esfuerzo principal menor, o presión de confinamiento, es
nulo.
Resistencia a la compresión no confinada: resistencia a la compresión
inconfinada.
Resistencia a la compresión simple: resistencia a la compresión inconfinada.
Resistencia a la compresión uniaxial: resistencia a la compresión inconfinada.
Resistencia a la penetración: carga unitaria requerida para hacer penetrar en el
suelo una sonda o una herramienta a una velocidad constante de penetración.
Resistencia al cortante: resistencia a la cizalladura.
Resistencia al corte: resistencia a la cizalladura
Resistencia residual al cortante, sr (FL-2): resistencia ultima a lo largo de una
discontinuidad en una masa de suelo o de roca. En masas intactas de suelo o
roca la resistencia última que se presenta a lo largo de la superficie de ruptura
después de haber alcanzado la resistencia máxima o resistencia pico (Taylor,
1937; Skempton, 1964).
Saprolito: suelo residual en el que se conservan la textura y las estructuras de la
roca original. Normalmente presenta una textura limosa o arenolimosa y colores
abigarrados en los que predominan los tonos rojizos debido a la oxidación del
hierro de los minerales primarios. Cf. Gruss, regolito.

Saturación: condición en la que todos los vacíos del suelo están completamente
llenos con agua con una presión igual o superior a la atmosférica.
Saturación parcial: 1. Condición en la que el agua en el suelo se encuentra a una
presión inferior a la atmosférica. 2. Condición en la que los vacíos del suelo no
están completamente llenos con agua.
Segregación hidromórfica: separación de materiales en un medio saturado en
razón del comportamiento diferencial de los iones presentes en dicho medio.
Sensibilidad: 1. El mínimo cambio de una cantidad que puede medir un
instrumento. 2. Relación entre (a) la resistencia al cortante del suelo intacto y (b)
la resistencia al cortante del suelo amasado.
Silcreto: categoría de clasificación de suelo tropical residual; depósito
endurecido formado por acumulación de sílice en el interior del perfil del suelo.
Sílice: 1. Óxido de silicio, SiO2. Se presenta en diferentes formas cristalinas, la
más común de las cuales es el cuarzo. La forma criptocristalina, calcedonia, es
parte esencial de la lidita o chert. 2. Unidad básica de los minerales de la arcilla
formada por cuatro átomos de oxigeno que rodean un átomo de sílice.
Silicinato: cemento silíceo de las rocas sedimentarias.
Succión: capacidad de un suelo de retener agua capilar. Cuantitativamente se
expresa como el trabajo necesario para retirar una unidad de masa de agua de una
unidad de masa de suelo independientemente de la presión osmótica y de otras
influencias. (Normas ASTM D2325 y D3152, D3404 y D5298). Cf. Potencial
matricial
Suelo activo: el que presenta cambios considerables de volumen y de
comportamiento mecánico en respuesta a los cambios de contenido de humedad.
Los suelos activos presentan valores elevados de capacidad de intercambio
catiónico, de límite líquido e índice de plasticidad, y de potencial de expansión.
Cf. Actividad.
Suelo acrecional: manto grueso de suelo formado por un proceso simultáneo de
depósito lento de sedimentos y pedogénesis que ocurre frecuentemente en la
parte baja de las laderas donde se acumulan los depósitos coluviales.sensu stricto
Suelo cohesivo: suelo que presenta una resistencia a la cizalladura con una
presión de confinamiento nula. A diferencia de los suelos granulares, los
fragmentos de suelos cohesivos, mantiene su forma al ser sumergidos en un
líquido.
Suelo colapsable: suelos arenosos o limosos con una alta relación de vacíos que
pueden experimentar una súbita perdida de resistencia al corte y disminución de
la relación de vacíos al ser saturados bajo una carga dada. (Norma ASTM
D5333)
Suelo dispersable: suelo arcilloso que se disgrega fácil y rápidamente en agua de
baja concentración de sal con poca o ninguna manipulación mecánica. Tales
suelos normalmente tienen una alta proporción de su capacidad de adsorción
saturada con cationes de sodio y presentan alto potencial expansivo, alta
susceptibilidad a la erosión y baja permeabilidad. (Norma ASTM D4647).
Suelo expansivo: suelo que puede presentar cambios apreciables de volumen al
variar su contenido de humedad. Cf. Suelo activo
Suelo ferralítico: categoría de clasificación de suelo residual tropical,
formado por procesos de hidrólisis de minerales primarios que dejan el hierro y
el aluminio como residuos. La sílice y los elementos alcalinos y alcalinotérreos
son removidos en solución y los óxidos de hierro y aluminio quedan retenidos en
los perfiles. Predomina la caolinita, la gibsita puede llegar a ser dominante y el
hierro puede quedar como goethita o hematita. Normanlmente falta el horizonte
argílico.
Suelo fersialitico: categoría de clasificación de suelo residual tropical,
normalmente de color rojizo en el que la meteorización no afecta el cuarzo los
feldespatos y la moscovita. Predominan minerales del grupo de la esmectita,
producto de transformación y neoformación; la caolinita se desarrolla en áreas
bien drenadas. Capacidad de intercambio catiónico mayor que 25 meq/100 g.
Donde el desarrollo vertical es incompleto forman suelos pardos fersialíticos;
donde es completo se forman suelos rojos saturados
Suelo ferruginoso: categoría de clasificación de suelo residual residual,
intermedio entre los formados en las etapas de fersialitización y ferralitización.
La meteorización de minerales primarios es más fuerte que en los suelos
fersialíticos pero menos que en los suelos ferralíticos. Hay remoción de sílice
soluble por drenaje. La mayor parte de las arcillas son de neoformación. En los
minerales de neoformación predomina la caolinita, los minerales del grupo de la
esmectita son subordinados y no se encuentra gibsita, salvo en terrenos a gran
altitud. Los horizontes tienen el aspecto de un saprolito caolinítico y el desarrollo
está fuertemente influenciado por la edad.
Suelo gley: suelo desarrollado en condiciones de drenaje insuficiente que dan
lugar a la reducción de los óxidos de hierro y de otros elementos; éstos suelos
tienen como característica su color gris o moteado de gris y pardo amarillento.
Cf. Horizonte G, horizonte gley
Suelo granular: suelo que presenta una resistencia al corte nula o muy baja, bajo
un esfuerzo de confinamiento nulo, cuando se encuentra seco al aire o sumergido
bajo el agua.
Suelo hidromorfo: tipo de suelo formado en medio con exceso de agua. Véase
horizonte gley, suelo gley.
Suelo intacto: véase muestra intacta.
Suelo no cohesivo: véase suelo granular.
Suelo orgánico: mezcla de arena, limo o arcilla, o una combinación de estas con
materia orgánica. Término genérico aplicado a un suelo que tiene abundante
materia orgánica.
Suelo reconstituido: veáse muestra reconstituída.
Suelo residual: suelo formado por la meteorización in situ del material parental.
Suelo formado in situ por la descomposición de un material preexistente y la
lixiviación de los componentes solubles, dejando los materiales insolubles que no
son transportados a distancias significativas. Comprende los grados de
meteorización IV, V y VI.
Suelo volcánico: el que han sido formado por la acumulación de piroclastos,
seguida o no de procesos de meteorización.
Superficie basal de meteorización: superficie imaginaria en el interior del
terreno que constituye el techo de la roca no meteorizada. Límite inferior hasta
donde alcanza a producirse el proceso de meteorización.
Textura: característica del suelo definida por la proporción de arena, limo y
arcilla que contenga. La textura se define por la fracción, o combinación de
fracciones, de suelo predominante. En caso de que haya cantidades
aproximadamente iguales de las tres fracciones la textura se califica como franca.
Toposecuencia: Conjunto ordenado de perfiles de suelo que han sido formados a
partir de materiales parentales similares, en condiciones ambientales similares
(clima, vegetación, etc.) y durante períodos similares de tiempo, pero en
diferentes zonas de la pendiente.
Trayectoria de esfuerzos: expresión simplificada que se utiliza en lugar de
“trayectoria de esfuerzos máximos de cizalladura”. Línea que une los puntos que
representan los esfuerzos máximos de cizalladura, y los correspondientes
esfuerzos normales, a que es sometido una muestra durante un ensayo de
compresión triaxial; los pares de valores que definen la trayectoria de esfuerzos
están dados en un plano cartesiano de coordenadas (p, q) definidos en función de
los esfuerzos principales por los valores [(1+3)/2, (1-3)/2] (Holtz & Kovacs,
1981).
Trellis: Ptrón de drenaje controlado por las estructuras geológicas, caracterizado
por un marcado paralelismo de las corrientes principales que interceptan las
corrientes secundarias aproximadamente en ángulo recto.
Tubificación: formación de canales subterráneos debido a la remoción
progresiva de partículas de suelo de una masa por el agua de percolación.
Ultisol: categoría de suelos propio de regiones húmedas de zonas tropicales y
subtropicales; se caracteriza por un horizonte arcilloso con un contenido bajo de
bases intercambiables y un horizonte iluvial rico en arcilla, su estado de
meteorización es menor que el de los oxisoles formados por arcilla caolinítica e
hidróxidos de hierro y aluminio, y equivalente en forma aproximada a los suelos
ferruginosos y ferrisoles.

Vermiculita: grupo de minerales de la arcilla íntimamente relacionados con la


clorita y montmorillonita, derivados de la alteración de micas (principalmente
biotita y flogopita). Presenta un potencial de expansión moderado. Al ser
sometidas a temperaturas superiores a 800oC se expanden entre 6 y 20 veces su
volumen original. La vermiculita expandida es utilizada como material aislante
y como aligerante del hormigón y del estuco.
Vertisol: categoría de clasificación de suelos residuales tropicales propio de
regiones con estaciones secas bien definidas. Se caracteriza por un contenido de
arcilla mayor que 30% en el que predominan las arcillas con minerales de
neoformación del grupo de la esmectita, estrechamente ligados con compuestos
húmicos y la presencia de grietas amplias y profundas en los períodos de sequía.
Son típicos los colores oscuros y la mezcla vertical profunda de componentes del
suelo debido a los cambios de volumen asociados a los cambios de humedad, las
grietas y los espejos de cizalladura.
Vitrisol: Andosol poco evolucionado con alto contenido de ceniza
volcánica y bajo contendido de complejos organico-minerales.
Waca: arenisca en la que predominan productos de descomposición de
rocas volcánicas.
APÉNDICE 3.

NOTAS

(p 31)En este texto se encontrará de manera sistemática la grafía podsol y


podsolización, en lugar de podzol y podzolización. Esta última grafía es la
utilizada corrientemente en la literatura anglosajona adoptada
directamente del ruso y así mismo se encuentra en muchos textos en
castellano. Sin embargo parece conveniente uniformar el sufijo sol, con
una clara raíz latina, solum, para designar categorías de las clasificaciones
de suelos, sin atender a una deformación reciente, y hasta ahora informal,
que ha llegado a la literatura técnica en castellano través del ruso y del
inglés.

(p 33) La profundidad de la meteorización en las penillanuras y altiplanos


de las montañas tropicales puede superar los 150 m e incluso pasar de 200
m. Las investigaciones en el altiplano de la zona central de Antioquia con
sondeos mecánicos y sondeos eléctricos verticales muestran una
profundidad media del basamento rocoso de 66 m, con una desviación
estándar de 28 m, y un máximo de 220 m. Este altiplano es una antigua
superficie de erosión, levantada durante la Orogenia Andina, cuya edad ha
sido estimada en 21 Ma.

.(p 35) La expresión superficie erosionada ha sido utilizado como


traducción del término inglés etchsurface que estrictamente se refiere a la
superficie resultante de un proceso erosivo que elimina todo el suelo
residual y deja el basamento al descubierto. No existe un término
equivalente en castellano y los especialistas utilizan el término original sin
intentar traducirlo. Agradezco al profesor M. Hermelin la ilustración sobre
este término en particular.

(p.35) El término inselberg se ha generalizado en la literatura


geomorfología en castellano para designar lo que castizamente es llamado
peñol.

(p 42) Los suelos residuales tropicales derivados de depósitos cuaternarios


ocupan un importante lugar en la geotecnia de las zonas montañosas. Las
vertientes de los valles en las montañas tropicales están modeladas en gran
medida sobre depósitos de ladera cuya antigüedad puede haber permitido
la formación de suelo residual. Así mismo las terrazas aluviales, los
depósitos glaciales y los depósitos eólicos, incluidas las cenizas volcánicas
pueden haber sido objeto de los procesos de meteorización que forman los
suelos residuales. El rasgo característico de este tipo de suelos es la
presencia de cantos y gravas de roca cuyo grado de meteorización está
asociada con el desarrollo del proceso de meteorización.

(p.45).Los valles tectónicos son más comunes en las zonas montañosas de


lo que se piensa generalmente;y se encuentran en diferentes escalas y de
tipos diversos. Los valles del tipo fosa (graben) y del tipo valle de tensión
(pull apart) son probablemente los más frecuentes. Los valles de Aburra y
de Caracas, los valles del Cauca y del Atrato son ejemplos bien conocidos
de valles tectónicos.

(p.78). El sistema de Zonas de Vida o Formaciones Vegetales de


Holdridge es un método conocido y bien establecido para caracterizar el
clima de una región y puede ser de mucha utilidad en la caracterización
del medio ambiente para la clasificación de suelos residuales tropicales. El
sistema de zonas de vida tiene la ventaja de apoyarse en información
fácilmente accesible: biotemperatura que está directamente relacionada
con la altura sobre el nivel del mar y precipitación media anual y que
puede utilizar como indicadores la vegetación. De la combinación de estas
variables resultan varios tipos de bosque y de provincias de humedad
fácilmente identificables con base en datos cuantitativos de precipitación y
temperatura media anual, o mediante la vegetación propia de cada zona.
Las categorías básicas de esta clasificación definidas con base en la
biotemperatura,. o subsidiariamente con base en la altura sobre el nivel del
mar, comprenden el matorral tropical, el bosque tropical, el bosque
montano y el páramo; las categorías definidas con base en la precipitación
media anual comprenden desértico, seco, húmedo, muy húmedo y pluvial.
Las zonas de vida son definidas mediante una combinación de estas dos
categorías básicas que incluyen el matorral desértico tropical, el bosque
seco tropical, el bosque húmedo tropical, etc.

(p 91). Es necesario matizar esta afirmación de un autor con la autoridad


de Brand que, conjuntamente con las anotaciones hechas sobre las
dificultades que se encuentran en trasladar el bagaje técnico de la
mecánica de suelos convencional a la práctica de la geotecnia de los suelos
residuales, ha llevado a proponer y a seguir métodos enteramente
empíricos como los recomendados en este párrafo. Por el contrario, el
nivel de análisis que permite el conocimiento de los procesos de
formación de los suelos residuales tropicales y de las características de los
productos resultantes puede facilitar la introducción de nuevos elementos
de análisis que, combinados con la experiencia, potencien la práctica
geotécnica. Y si bien es cierto que el ingeniero practicante necesita
recurrir preferentemente a la experiencia propia y de sus colegas, es
responsabilidad de los académicos buscar avances en la conceptualización
teórica, y en los métodos analíticos e instrumentales que constituyen la
base teórica necesaria de la práctica profesional y de la consultoría de alto
nivel.

(p-92): Los métodos de resistividad eléctrica, en particular, los sondeos


eléctricos verticales y los perfiles de resistividad son técnicas geofísicas
que permiten identificar condiciones del terreno en suelos residuales
tropicales, de manera muy eficiente. Con estos métodos es posible
diferenciar elementos del perfil de meteorización, con una resolución del
orden de 1 m.
Recientemente se ha desarrollado la técnica conocida como radar de
penetración, basada en los contrastes de la constante dieléctrica de los
materiales presentes en el suelo. El estado de desarrollo de esta técnica
permite hacer exploraciones hasta profundidades del orden de 30 a 50 m.
Su mayor limitación radica en la baja resolución del método cuando la
profundidad de exploración pasa de 5 m. Sin embargo, es posible que en
un futuro esta limitación sea superada.

(p-98). Además del agua libre cuya evaporación total se ha supuesto que
ocurre a 105ºC, y del agua de mineralización que en algunas especies
minerales puede ser liberada a temperaturas menores que 100ºC, es
necesario considerar el agua adsorbida que liberada entre 100 y 300 ºC. El
agua adsorbida está ligada a las redes cristalinas por enlaces
electroquímicos, solo se presenta en las arcillas y limos, y puede constituir
un indicador de la actividad del suelo.

(p-119) La afirmación contenida en el numeral 5.9 debe ser matizada.


Además de los Límites de Atterberg y de las propiedades índice, con base
en las cuales se hace la caracterización de los suelos en la práctica
geotécnica convencional, es necesario contar con los valores de las
propiedades geomecánicas relevantes para el análisis de los problemas
específicos que se encuentren en consideración en cada caso. No basta con
la caracterización y la estimación de las propiedades geomecánicas que
pueda hacerse a partir de ella. Siempre que se a posibles necesario llevar la
investigación hasta la determinación directa de las propiedades
geomecánicas.

(p-132) El plástico delgado adhesivo es conocido comercialmente como


vinilpel.
(p-156) Además de las termitas otros animales pequeños que excavan
madrigueras pueden .construir canales subterráneos.

(p-160) Existen otras opciones de tratamiento químico de los suelos


activos, diferente a la adición de cal, para reducir su plasticidad. El
principio de los tratamientos químicos consiste en la saturación de la
capacidad de intercambio catiónico del suelo que puede lograrse de
manera eficiente y económica con productos amoniacales de bajo costo,
utilizados normalmente como fertilizantes. El nitrato de amonio y el
sulfato de amonio han sido utilizados exitosamente en trabajos
experimentales en la Universidad Nacional de Colombia.

(p-163) La compactación de andosoles presenta dificultades particulares


debido a la alta capacidad de retención de agua de estos suelos y a las
transformaciones que sufren al secarse. Los criterios convencionales de
compactación no son aplicables a este tipo de suelos.

(p-165) En la zona central de Antioquia han sido construidas exitosamente


carreteras de bajo tránsito con una cubierta de saprolito o gruss
compactados. La adición de cemento en una proporción 1:20 mejora
sustancialmente la calidad del material utilizado en la base y en la
superficie de rodadura de estas vías.

11. Cenizas volcánicas

12-subrasante de ceniza volcánica mejorada


APÉNDICE 3

ÍNDICE ANALÍTICO

AASHO
ácidos orgánicos
acrisol
acumulación de hierro
adiciones eólicas
adobe
aerofotografía
África Occidental
agregación
agregados
agua
de cristalización
de hidratación
agua subterránea
aire como fluido de perforación
alisol
allita
alofana
alofánico
alteración
alteración en el muestreo
alteración hidrotermal
alucreto
aluminio, inmovilidad de
aluminosilicato
ambientes áridos
ambientes húmedos
ambientes semiáridos
análisis de gas desprendido
análisis mineralógico
análisis químicos
de rutina
análisis térmicos
análisis termodiferencial
andosol húmico
anfíbol
ángulo de fricción y discontinuidades heredadas
ángulo de fricción y mineralogía de la arcilla
anisotropía
apiques
arcilla de neoformación
arcilla iluvial
arcilla residual
arcillas activas
arcillas expansivas
arcillas negras tropicales
arcillas rojas tropicales
arcillas alofánicas
areniscas
argílico
ASTM
base
bases de datos
bauxita
bicarbonatos
biostasia
Biotita
bioturbación
bióxido de carbono
black cotton soils
Brasil
bromuro de potasio
BS1377 (1990)
BS5930
cadenas compuestas
calcreto
calidad de muestras
calorimetría de barrido diferencial
calorimetría de barrido diferencial
cambisol
capacidad de expansión
capacidad de infiltración
capacidad de intercambio catiónico
características de expansión de arcillas activas
características de la masa del suelo
características del material del suelo
características del terreno
características geotécnicas
características geotécnicas, guía
características geotécnicas, reconocimiento
caracterización de microfábrica
carbonato
carbonato de calcio
cartografía general
cartografía geomorfológica
catena
catión
CBR
cedencia
cementación de partículas
cementación de partículas de suelo
cementación entre partículas
reducción por humedecimiento
y falla en suelos residuales
ciclo de desarrollo concrecional
clasificación
clasificación americana
clasificación de Duchaufour
clasificación de suelos
clasificación de suelos HRB
clasificación de suelos tropicales
clasificación de suelos tropicales FAO - UNESCO
clasificación de suelos USCS
clasificación del terrreno
clasificación francesa
clasificación geotécnica de suelos
clasificación IAEG
clasificación pedológica
clasificación por plasticidad y fracción arcillosa
clasificación por relación de vacíos
clasificación por tamaño de partículas
clima
clima y formación de corazas
clima y formación de suelos ferralíticos
clima y formación de suelos ferruginosos
clima y formación de suelos fersialíticos
clorita
colapso de fábrica
colapso en arenas meteorizadas
colapso por adición de agua
colapso y saturación parcial
color
coluvión
compactación
comportamiento de la masa del suelo
comportamiento metaestable
composición de la masa del suelo
compresibilidad
condiciones ambientales y características geotécnicas
condiciones hidromórficas
condiciones oxidantes
condiciones reductoras
conductividad hidráulica
contacto
contenido de agua
contenido de humedad
contracción lineal
coraza
corazas
como fuentes de agregados
en ambientes extratropicales
en el interior de catenas
lateríticas múltiples
y movilidad de cationes
cratón
criterios ambientales de clasificación de suelos residuales
criterios pedológicos
cuarzo
Cuaternario
curva e/log p
deestructurar, deestructurado
defloculación
deformación
deformación y rotura de cementación
densidad
densidad de partículas
densidad de partículas, cambio con el secado
densidad del suelo compactado
densidad relativa
desagregación
desaturar, desaturación
descalcificación
descripción de campo
descripción de gradación con tamices de campo
descripción de gradación, suelos gruesogranulares
deshidratación parcial
diaclasa
diagénesis, diagenético
dificultades prácticas con suelos residuales
difracción de rayo X
dilatómetro
discontinuidades
discontinuidades con baja resistencia
discontinuidades en llenos
discontinuidades heredadas
dispersante, uso en el ensayo de sedimentación
dolocreto
dolomita
efecto del secado
en la plasticidad
en las propiedades índice
en la estructura
irreversible
eluviación
empaques, sellado en suelos residuales
enlaces eléctricos
Ensayo de absorción rápida
ensayo de aguja
ensayo de arenosidad de feldespatos
ensayo de compresión triaxial escalonado aluminosilicatos
ensayo de cono estático
ensayo de contracción
ensayo de doble edómetro
ensayo de doble hidrómetro SCS
ensayo de durabilidad
ensayo de expansión
ensayo de expansión en edómetro
ensayo de límite líquido
ensayo de morona
ensayo de penetración estándar
ensayo de placa
ensayo de placa in situ
ensayo en edómetro, subestima el esfuerzo de cedencia
ensayo in situ
ensayos de carga, efectos de la succión en el suelo
ensayos de clasificación de suelos
ensayos de penetración dinámica
ensayos de permeabilidad
ensayos de placa
ensayos de plasticidad
ensayos de presiómetro
ensayos índice en el campo
erosión interna en suelos dispersables
esfuerzo de cedencia
esfuerzo de cedencia, determinación
esfuerzo de cedencia, determinación in situ
esfuerzo de cedencia, en ensayos de placa
esfuerzo de cedencia, en estructura cementada
esfuerzo de cedencia, en suelos deestructurados
esfuerzo de cedencia, en suelos residuales
esfuerzo efectivo
esfuerzo efectivo y saturación parcial
esfuerzos in situ y relación de vacíos
esmectita
esmectitas en vertisoles
espaciamiento de discontinuidades
espécimen
espectroscopia de fluorescencia de rayos X
espectroscopia infrarroja
espectroscopia infrarroja
estabilización
estaciones seca y desarrollo de corazas
estado contractivo
estado de humedad
estado deestructurado
estado estable dilatante
estado metaestable
estereopares
estimación en el campo
estructura anisotrópica, en suelos residuales in situ
estructura cementada
estructura cementada, esfuerzo de cedencia
estructura cementada, resistencia máxima al cortante
estructura de partículas y relación de vacíos
estructura del suelo
estructura y cementación entre partículas
estructural
estructuras heredadas
evaluación de terreno
evaporitas
expansión
fábrica del suelo
factores climáticos
factores pedogenéticos
factores pedogenéticos
falla en suelos residuales cementados
fases de suelos residuales
feldespato
feldespato alcalino
ferralíticos
ferralitización
ferralsol
ferricreto
ferrisoles transicionales
ferritas
ferruginización
fersialitización
filosilicato
filosilicatos
filosilicatos
fluidos de perforación
flujo de agua
foliación
forma de granos
fotografía aérea
fracturamiento y resistencia de partículas
gel
geofísica
gley
Gondwana
gradación y resistencia de partículas
grados de meteorización
granito
granito coreano
granitoides
granulometría
granulometría por sedimentación
Guyana
halloysita
halloysita hidratada
hematita
hidrólisis
hidrología
hidromórfico
hidroxilos
hierro ferroso, transporte
hierro libre
historia tectónica
historia tectónica y profundidad de suelos residuales
horizonte moteado
horizonte pedológico
hornblenda
húmico
humus
illita
iluviación
imágenes de satélite
imágenes de sensores remotos
imogolita
índice de actividad
índice de compresión
índice de recuperación total
índices climáticos
índices de registro de núcleos
Indonesia
información pedogenética
Interfluvio
inversión de relieve
iones
JCPDS Powder Diffraction Index
Joint Committee on Powder Diffraction Standars (JCPDS)
Kalimantán
laterita convencional
laterita de Buchanan
laterita freática
laterita, perfiles de meteorización en clima frío
lavado
lesivación
l y formación de horizontes con bajos contenidos de arcilla
límite líquido, penetración con cono
límites de Atterberg
influencia de la microestructura
efecto del secado
litosecuencia
lixisol
lixiviación
llenos
localización del terreno
localización y profundidad de suelos residuales
lodolita
loess
luvisol
macizo rocoso
manto de meteorización
mapa
martillo de Schmidt
material parental
mbuga
mecánico
medición de esfuerzos totales y sensibilidad
metahalloysita
metahalloysíticos
meteorización
meteorización tropical
meteorización tropical, términos geotécnicos
meteorización, control topográfico
meteorización, grados
meteorización, minerales primarios
meteorización, minerales secundarios
meteorización, perfil
meteorización, profundidad
meteorización, tipos
meteorización, tropical
métodos de perforación
mica
microscopía electrónica de barrido
microscopía electrónica de transmisión
microscopía óptica
minerales de arcilla
en suelos dispersables
minerales de neoformación
minerales ferromagnesianos
minerales laminares, orientación en la superficie de cizalladura
minerales primarios, meteorización e hidrólisis
minerales primarios, minerales secundarios
mineralogía
mineralogía y microestructura
módulo de expansión
moscovita
moscovita
muestra
muestras en bloque
muestreador de doble tubo
muestreadores de triple tubo
muestreo
muestreo con anillo de corte
muestreo con tubo hincado
muestreo de bloques, nailing
muestreo de tubo con gato
muestreo para medición de tamaño de partículas
muestreo y ensayos
negur
neis
Nigeria
nitosol
Niuguini
nomenclatura de la masa del suelo
número de clase de Emerson
oligotrófico
olivino
ópalo
orientación de fábrica
origen de rasgos de fábrica
ortoclasa
Owen Stanle
oxianiones
óxidos hidratados
oxihidróxidos
par estereográfico
partículas porosas, pérdida de resistencia
patrón de drenaje
pavimento de grava
pavimentos
pedocreto
pedogenético
pedología, pedológico
pendiente de las laderas
penetración con cono
penetrómetro
penetrómetro de cono dinámico
perfil de meteorización
perfiles de coraza
perfiles de vertisoles
perforación
manual
rotatoria
por percusión con cable
permeabilidad
permeabilidad hidráulica
petroplintita
pF
piezómetro de tubo abierto
pila
pilote
piroxeno
pisolito
Plagioclasa
plasticidad
plintita
plintosol
podzol
podzolización
porcelanita
porcentaje de sodio intercambiable en suelos dispersables
porosidad
potasio
potencial de colapso
potencial de expansión, límites de consistencia
preparación de muestras
presaturación y expansión
presiómetro
presiómetro de Menard
presión aparente de preconsolidación
pretratamiento químico, granulometría
problemas de tránsito
procedimientos de investigación del terreno
proceso isovolumétrico
procesos de formación
procesos de meteorización
procesos pedogenéticos
productos de concreción
profundidad de manto de suelo residual
profundidad de meteorización
profundidad de suelo residual
factores ambientales
factores geomorfológicos
meteorización y erosión
propiedades geotécnicas
propiedades geotécnicas in situ
propiedades hidráulicas
propiedades índice, efectos de secado
protección de muestras cortadas a mano
quelación
reacción endotérmica
reacción exotérmica
recementación
de llenos
recristalización
reemplazamiento seudomórfico
regolito
rejuvenecimiento
relación de absorción de sodio
relación de sesquióxidos
relación de sílice/sesquióxidos
relación de vacíos
como clasificador
como índice
efecto sobre la resistencia en condición drenada
y esfuerzos in situ
y estructura granular
in situ y valores de SPT
relativa
relación de vacíos/esfuerzos en suelos destructurados
relación numérica entre minerales primarios y minerales secundarios
resistencia
resistencia al cortante
resistencia de agregados
resistencia de partículas y fracturamiento
resistencia del suelo
resistencia en condición drenada
resistencia máxima al cortante
resistencia residual
resistencia y sensibilidad
resistencia, suelo cohesivo
resistencia, suelo no cohesivo
riesgo, de asociado a discontinuidades heredadas
rocas básicas
rocas carbonatadas
rocas cristalinas
rocas cristalinas ácidas
rocas cristalinas intermedias
rocas cuarzofeldespáticas
rocas félsicas cristalinas
rocas granitoides
rocas ultramáficas
rosas del desierto
rotura de cementación
rotura de partículas
RQD
sabana
saprolito
saprolito, capacidad de retención de agua
saprolito, formación
saprolito, transición a roca fresca
saturación parcial
secado
en el horno
efecto en la plasticidad
efecto en la estructura
sedimentos arcósicos
sedimentos cuarcíticos
sensibilidad
sensores remotos
sesquióxidos
seudogley
seudomórfico
sialítico
Sierra Leona
silcreto
sílice
sistema de posicionamiento global
sistema FAO - UNESCO
sistemas de clasificación de suelos
SOIL SURVEY. USA
sonda GCO
sonda JKR
sondeo
Standards Association of Australia
subsidencia
succión
succión en el suelo
suelo
alofánico
anisotrópico
arcilloso
cohesivo
granular
residual
suelos
afectados por secado
algodoneros negros
alofánicos amorfos
ándicos
anisotrópicos
cohesivos
colapsables
débilmente cementados, relación de vacíos y resistencia en
condición drenada
débilmente estructurados dispersables
erosionables
esmectíticos
eutróficos
ferruginosos
fersialítico
fersialíticos
gruesogranulares
hidromórficos
hidromórficos endurecidos
hidromórficos ferralíticos
hidromórficos plintíticos
maduros negros tropicales
oligotróficos
orígenes y distribución residuales tropicales
rojos subtropicales
rojos tropicales
sedimentarios
tixotrópicos
transportados
volcánicos
sulfatos
superficie de cizalladura
tamizado
terminología geotécnica
terminología pedológica
termitas y permeabilidad
termogravimetría
termogravimetría
textura
texturas heredadas seudomórficas
tipos de suelos residuales
topografía, topográfico
toposecuencia
trayectorias de esfuerzos y rotura de partículas
tubificación
ultisoles
valor de condición de humedad
valor de impacto de agregados
valor de pF
valor de trituración de agregados
valor modificado de trituración de agregados
variabilidad lateral
variabilidad lateral, patrón local
variabilidad lateral, patrón regional
variaciones aleatorias
vegetación
veleta de mano
vertisoles
Vitrisoles
vlei
yecreto
yeso
Zambia Oriental
zona de cizalladura

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