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Tema 3

MATERIA ORGÁNICA EN EL MAR


3.1. Características generales
La materia orgánica presente en el medio marino se puede clasificar, según su origen en:
(1) materiales alóctonos, de origen terrestre, que entran en el mar bien sea a través de los ríos o
vía atmósfera; y
(2) materiales autóctonos, originados en el medio marino, que pueden ser:
(a) fragmentos o restos fácilmente reconocibles de plantas y animales que derivan de las ca-
denas alimentarias marinas, y
(b) carbono orgánico particulado (COP) formado in situ a través de un complejo equilibrio
entre el carbono orgánico disuelto (COD) y el COP.
Aunque en la naturaleza se encuentra un gradiente continuo de tamaño de partículas desde pequeñas
moléculas orgánicas, pasando por coloides, hasta partículas de varios milímetros de largo, el material
disuelto se define, generalmente, arbitrariamente como aquel material orgánico que pasa a través de
filtros con tamaños de poro de 0,2 ó 0,45 µm, mientras que el particulado queda retenido.
En los océanos, la materia orgánica disuelta, la orgánica particulada muerta y la biomasa viva se
encuentran frecuentemente en las proporciones 100:10:2. La concentración promedia del carbono
orgánico particulado en una columna de agua que mida 4.000 m desde la superficie al fondo asciende
a 100 g/m2, y el COP en todos los océanos del mundo debe ser aproximadamente 2*1016 g. Esta
cantidad es cinco veces la cantidad de biomasa fitoplanctónica (4*1015 g) y 10 veces menor que el
COD (2*1017 g).

3.2. Métodos de recuperación


La materia particulada puede recuperarse por centrifugación o por filtración. La centrifugación no ha
sido extensivamente aplicada para ver si es preferible o no al segundo. Sin embargo, cuando se com-
paran filtraciones a través de filtros de 0,45 µm con la centrifugación se ha encontrado una recupera-
ción del 30% mejor en la centrifugación. La principal limitación de la centrifugación continua es la
profundidad desde la que se puede bombear con facilidad el agua hasta el barco a menos que se
puedan usar grandes botellas de agua (200 l). Se ha sugerido que las fuerzas centrifugas de 9.000 g
usadas por diversos autores es inadecuada para precipitar todas las arcillas y partículas orgánicas;
fuerzas de hasta 100.000 g pueden ser necesarias, lo que es impracticable para trabajar en barcos.
La filtración es ampliamente empleada, pero tanto la porosidad como la naturaleza de los filtros varían
de un experimento a otro. Los filtros de membrana fabricados de derivados de celulosa son los más
frecuentemente usados, pero mientras que son adecuados para estudios microscópicos, no pueden
usarse para extracciones o para análisis de carbono. Existen diversos tamaños de poros que varía
desde 0,1 a 5 µ. Los filtros de fibra de vidrio son utilizados para recolectar material para los análisis
orgánicos y las determinaciones de carbono. Estos filtros contienen algo de carbono que no puede ser
eliminado por calentamiento a 400 ºC, pero parecen ser apropiados para la mayoría de los propósitos.
Los filtros de plata, que también han sido usados con varios tamaños de poro, contienen menos car-
bono que los otros y pueden usarse sin un pretratamiento.
Prescindiendo de las diferencias en el tamaño del poro y de los tipos de filtros, algunos experimentos
muestran que los filtros pueden retener una considerable cantidad de partículas más pequeñas o, in-
cluso, sustancias disueltas. Por ejemplo, se ha visto que pueden retener hasta un 22% de los ácidos
grasos presentes en una mezcla de éstos; también se ha observado que hasta el 80% del ácido hepta-
decanoíco puro es retenido por un filtro de 0,45 µm, a partir de un pequeño volumen (0,5 l). Esto
puede sugerir que la centrifugación sea una alternativa mejor. Aún no se ha resuelto el problema de
la separación del carbono disuelto y particulado.
El principal problema que nos encontramos en el análisis químico de las partículas es el de las canti-
dades tan pequeñas que están presentes. En general, los volúmenes que se requieren son muy dife-
rentes, variando desde unos pocos mililitros, para los análisis microscópicos, hasta metros cúbicos,
para los estudios químicos. Enormes volúmenes de agua deben ser filtrados con el fin de obtener el
material suficiente para su análisis químico. Los métodos más recientes, usando bombas sumergidas,
permiten obtener grandes cantidades de agua sin la necesidad de manipular grandes volúmenes.
En todos los casos las filtraciones deben realizarse tan pronto se tomen las muestras con el fin de
evitar cualquier deposición sobre el muestreador o sobre las superficies del contenedor utilizado o,
también, para prevenir la agregación de pequeñas partículas. El recoger el suficiente material sin que
sufra degradación o transformación es una de las principales dificultades para los estudios químicos
precisos.
También se han utilizado trampas situadas en los sedimentos con el fin de colectar partículas y deter-
minar, así, la cantidad de materia que sedimenta. Generalmente, las trampas están construidas en
materiales plásticos en forma de cilindros o embudos que son anclados en el fondo, o atados a un
alambre a diferentes profundidades. La mayoría de estos materiales han sido usados principalmente
en los lagos, donde el movimiento de las aguas es mínimo, y con menor frecuencia en el mar, debido
a la dificultad de manipulación y recuperación. Aunque estas técnicas son útiles para evaluar las ve-
locidades de sedimentación y sus variaciones estacionales, las grandes oscilaciones en los rangos de
los resultados obtenidos (de 0,2 gm-2d-1 a 100 gm-2d-1) hace muy difícil decidir si las diferencias
observadas se deben a verdaderas diferencias entre las distintas áreas estudiadas o a meras discrepan-
cias debidas a las técnicas empleadas o a los tipos de trampas usados. El tamaño y la forma del co-
lector empleado tiene una alta importancia en determinar la cantidad y tipo de material retenido.

3.3. Determinaciones químicas del contenido en carbono


La determinación del contenido en carbono de la materia orgánica particulada se ha realizado gene-
ralmente a partir de la diferencia en peso del material filtrado y retenido antes y después de ser que-
mada en un horno mufla a 500 ºC durante, al menos 4 horas. Así, una muestra de peso seco (PS)
conocido (por calentamiento de la muestra fresca en una estufa a, por ejemplo, 50 ºC durante 24
horas) se somete a combustión a temperatura elevada hasta quemar toda la materia orgánica presente
en la muestra original. El peso del material remanente después de la combustión dará el contenido en
cenizas (materia inorgánica) en la muestra original. Por tanto, la diferencia entre el PS inicial y el
peso en ceniza nos dará el contenido en materia orgánica o, lo que es igual, el peso libre de cenizas
(PSLC). El PSLC se expresa, generalmente, como porcentaje del PS inicial.

PS muestra  PS ceniza
%PSLC   100 (1)
PS muestra

El método descrito requiere una cantidad relativamente grande de material de partida. Otro método
algo más sensible, que puede usarse para determinar cantidades de microgramo es el método de la
combustión húmeda. Este método, que requiere mucho tiempo en su desarrollo, permite digerir el
carbono orgánico de la muestra con ácido sulfúrico y dicromato y determinar la cantidad de material
oxidado bien sea por titulación o colorimétricamente. Este método no es muy exacto ya que los com-
puestos muy reducidos dan, generalmente, valores más altos que otros compuestos más oxidados y
los resultados se dan con relación a un compuesto orgánico usado como estándar (por ejemplo, glu-
cosa).
Una valoración más rápida se consigue con el método de la oxidación seca con persulfato midiéndose
el CO2 producido por conductividad o por análisis de infrarrojo. Más recientemente, el método de la
combustión seca ha conducido a valoraciones más rápidas y reproducibles, haciéndose la valoración
del carbono liberado en la oxidación por medio de un analizador elemental CHN o un analizador
específico de carbono.
Aparte de las determinaciones químicas de la MOP, otros métodos involucran el contaje de partículas
y la distribución del tamaño de las mismas. En particular, se ha usado ampliamente el contador Coul-
ter para el estudio del material particulado en el mar. Aunque este aparato mide todas las partículas,
se ha visto que hay una aceptable correlación entre estos datos y la MOP medida químicamente.

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3.4. Materia orgánica disuelta
La concentración del detrito disuelto en el mar está generalmente dentro del rango de 0,5 a 5 mg/litro
pero puede exceder de 40 mg/litro en algunas aguas costeras. Si este COD se encuentra a una con-
centración de 0,5 mg/l, la cantidad total en una columna de agua de 1 m2 ascendería a unos 3 Kg lo
que es dos órdenes de magnitud mayor que la cantidad presente en los organismos vivos. Estas con-
centraciones nos dan un contenido de la MOD, medida como carbono, grande en comparación con la
biomasa presente; los valores de la zona eufótica del océano abierto de COD varían entre 0,4 a 2,0 mgC/l.
Los números de bacterias en estas aguas varían desde 0,2 a 1,5*109/l, dando un equivalente del contenido
en carbono de aproximadamente 2 a 20 µgC/l, si asumimos un volumen promedio de 0,1 µm3 para una
bacteria planctónica y un factor de conversión de 121*10-9 µgCµm-3. La existencia de sustancias orgá-
nicas es grande, pero algo de esta cantidad es resistente a la asimilación, mientras que las moléculas
simples y asimilables están lo suficientemente dispersas como para asegurar la subsistencia de orga-
nismos tales como los animales filtradores.
El COD suele ser alto en las capas superficiales (800 µgC/l), decreciendo rápidamente a concentra-
ciones inferiores a 500 µgC/l por debajo de los 50 m. Este resultado parece muy similar a otros exis-
tentes en la literatura si se tiene en cuenta las diferencias de la picnoclina, zona eufótica y la estacio-
nalidad en otras partes del océano.

3.4.1. Fuentes internas de COD


La materia orgánica disuelta deriva de diversas fuentes, siendo la más importante la liberación
desde las algas durante la fotosíntesis. De esta forma, tanto las microalgas como las macrófitas
segregan una parte del carbono asimilado como materia orgánica disuelta. De los datos publi-
cados se desprende que las estimaciones de la exudación varían enormemente, desde un 7 a
un 62% del carbono fijado fotosintéticamente por el fitoplancton marino. Esta liberación por
exudación es el resultado de la “excreción” de metabolitos de desecho, secreción de compues-
tos inhibidores frente a competidores, predadores o parásitos, liberación de productos finales
(carbohidratos) de la fotosíntesis realizada en exceso a las necesidades de carbono para el
crecimiento, o a las pérdidas difusivas inevitables a través de la membrana en un medio
acuoso. Los compuestos disueltos liberados son azúcares, aminoácidos y otros compuestos
nitrogenados, ácidos orgánicos (especialmente, glicolato), lípidos, compuestos fenólicos y
otras clases de compuestos orgánicos. Por su parte, las diversas publicaciones sobre la exuda-
ción por parte de los macrófitos marinos muestran la misma variabilidad que la observada
para el fitoplancton. La exudación de las macroalgas varía desde una cantidad menor que la
liberada por el fitoplancton, el 1-4%, hasta el 35-40% del carbono fijado. Aunque en algunas
situaciones y ambientes esta cantidad puede ascender al 50-60% del carbono fijado fotosinté-
ticamente que es liberado en forma de mucilagos por algunas macroalgas y corales, aparte de
otros productos orgánicos similares a los liberados por las microalgas. El COD liberado por
exudación es, por consiguiente, potencial y nutricionalmente valioso para los heterótrofos. De
esta forma, una parte muy importante de la producción primaria en los ecosistemas acuáticos
es canalizada a través de la materia orgánica disuelta del medio.
Otras fuentes importantes de detrito disuelto derivan de la autolísis y lixiviación de compues-
tos solubles a partir del material vegetal y de los animales muertos, o por las pérdidas que
ocurren durante la alimentación de los animales y por excreción de los animales.
La liberación de MOD por los procesos autolíticos o por la lixiviación desde organismos
muertos recientes puede ser muy grande. Hasta un 40-60% del peso inicial puede ser liberado
como COD por estos procesos a partir de materia orgánica recientemente muerta, en condi-
ciones aeróbicas. Durante la senescencia y la fase inicial de la descomposición de detritos
macroalgales puede liberarse del 30 al 85% del peso fresco, mientras que las plantas vascula-
res pierden el 10-30% de su peso fresco.
La excreción por parte de los animales puede significar más del 33% del alimento asimilado
por parte de los mismos, o del 3-10% del carbono fijado fotosintéticamente en el ámbito de
productores, en ciertas aguas costeras. Posiblemente, la excreción del zooplancton tenga una

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importancia mayor en la regeneración de los nutrientes que en la del carbono. Las pérdidas de
COD a partir de las células dañadas por la acción pastadora de los herbívoros pueden ser
equivalentes al 15-20% del carbono consumido. Las bacterias también exudan materia orgá-
nica disuelta, por ejemplo, en conexión con la descomposición del material particulado.
Otras fuentes importantes son las externas al medio marino que proviene del ecosistema te-
rrestre.

3.4.2. Fuentes externas de COD


Existe una entrada importante de material orgánico en los océanos vía atmósfera. La cantidad
estimada es de 2,2*1014 g año-1, una cantidad comparable con la entrada desde los ríos y equi-
valente a casi el 1% de la producción primaria neta total. La entrada de la MOD en el Mar del
Norte vía precipitación se ha estimado en 10 g m-2 año-1; sobre una base anual esta cantidad
equivale al 5% de la cantidad de MOD que permanece y de la producción anual.

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