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Charles Courtney
Drew University
ccourtne@drew.edu
Charles Courtney estudió inicialmente con William Earle en el Noroeste, donde obtuvo su
Doctorado en 1965. Durante sus años con la beca Fulbright en París (1962-1964) estudió
con Paul Ricoeur y escribió una disertación sobre la filosofía de la religión de Henry
Dumèry. A partir de 1964 enseñó en Drew University, retirándose como profesor en el año
2004. Escribe sobre filosofía de la religión y derechos humanos. Su traducción, "My"
Jesus: Meditations on Gospel Texts, por Louis Simon, con Prefacio de Paul Ricoeur, fue
publicada por Wipf and Stock (2011).
Resumen: Este ensayo retoma y extiende el debate sobre religión entre Karl Jaspers y Paul
Ricoeur . Busco mostrar que ellos están de acuerdo en muchos puntos básicos y que sus
diferencias se caracterizan mejor como no opuestas. Ambos pensadores rechazan la religión
autoritaria y la exigencia de exclusividad y universalidad que con frecuencia la acompaña.
En una crítica a Jaspers en 1957, Ricoeur define como salvación versus especulación sus
posiciones respectivas. Como respuesta cito textos mostrando, (1) que Jaspers deja espacio
para el tipo de especificidad religiosa que Ricoeur afirma y (2), que para Jaspers el rol de la
filosofía es preparar el camino para la experiencia de las ultimidades. En tanto Ricoeur
sostiene que Jaspers queda atrapado en la negatividad, así como que flota en el vano
poetizar, yo afirmo que una cuidadosa lectura de Jaspers revela un movimiento del temor
hacia el salto a la serenidad. Así como también respecto a Ricoeur, sugiero que su
hermenéutica del lenguaje originario de la religión, desarrollada a lo largo de las cuatro
décadas pasadas, puede verse convincentemente como una lectura jaspersiana de cifras.
Karl Jaspers y Paul Ricoeur llevaron a cabo un animado y respetuoso debate público sobre
religión. El primer libro de Ricoeur fue escrito sobre la filosofía de Karl Jaspers,[1] él tuvo
un intercambio público con Jaspers sobre la cuestión de la religión[2] y continuó
posteriormente refiriéndose a Jaspers en diversos libros y ensayos. Mientras que la
fenomenología y el existencialismo, así como el profundo conocimiento de la tradición de
la filosofía occidental, les dio mucho en común, sus diferencias sobre religión fueron más
agudas. En este ensayo propongo retomar este debate y, gracias a una cuidadosa lectura de
Jaspers, mostrar que, en algunos puntos clave, el vacío entre ellos puede reducirse, aunque
no superarse.
Para Ricoeur, una discusión con Jaspers sobre religión resulta compleja, porque Jaspers, en
vez de tomar la religión en sus propios términos y reflejarla filosóficamente en ellos, la saca
de su propio contexto y la coloca en “el área nueva y problemática de la dimensión
metafísica de la realidad.”[3] La religión se convierte así en un problema filosófico que se
resuelve en términos de la relación entre lo que aparece y el Ser (o la Trascendencia). Esto
resulta problemático para Ricoeur, al verlo como un escollo para el Cristo-mito, que
resultaría expulsado por una concepción de la mediación totalmente diferente. Desde la
perspectiva de Jaspers, “la mediación religiosa [de la cual el cristianismo es un ejemplo
típico] es inaceptable, porque ella pretende localizar, y garantizar entonces, la presencia de
la Trascendencia en la inmanencia.”[4] Esta crítica se aplica a algunas versiones del
cristianismo, las autoritarias, que Jaspers examina enVon Der Wahrheit bajo el título de
“Catolicidad.” Ricoeur está de acuerdo con esta crítica de la religión autoritaria,
llamándola simulación de la religión; sostiene que Jaspers echa de menos lo que él llama la
intención de la religión.
Debe destacarse, sin embargo, que Jaspers, partiendo de su perspectiva ‘metafísica," puede
reconocer algunos tipos de adhesión religiosa, incluso la cristiana. Que el Cristo-mito no es
expulsado sin más, puede comprobarse tomando en cuenta algunos puntos importantes en
este pasaje de Philosophie, Vol III:
Una vez que vemos que Jaspers y Ricoeur se mantienen juntos al rechazar la religión
autoritaria y dogmática, su oposición debe hallarse en otra parte. Regresemos a la
afirmación de Ricoeur de que la intención principal de la religión es salvar a la libertad de
su vanidad,[10] mientras que Jaspers define la religión en términos de la relación entre lo
que aparece y el Ser. Si los problemas primordiales de la religión y la filosofía son
respectivamente la salvación y la especulación, ellas pueden encontrarse en relación polar,
una posición que Ricoeur defiende. Él piensa, sin embargo, que Jaspers, considerando la
religión en términos de lo que aparece y el Ser, se compromete a poner la filosofía y la
religión en una relación mutuamente excluyente. ¿Es éste el caso?
En un momento dado de su exposición sobre Jaspers, Ricoeur dice que éste hace obligatoria
una elección “entre el ‘escrito cifrado’ de todas las cosas y la encarnación
cristiana.”[11] Pero una mirada al pasaje que cita Ricoeur para apoyar su opinión (en el
mismo final de Von der Wahrheit) muestra que Jaspers está objetando no al cristianismo o a
toda religión positiva, sino a aquéllas que pretenden que su revelación y su especial
historicidad tengan validez para todos los hombres. Jaspers está criticando aquellas
versiones de la enseñanza cristiana sobre Jesús que conllevan a cierta metafísica, es decir,
que Jesús es hombre y Dios. En tanto Ricoeur nunca ha adoptado la metafísica que
proporcionó los términos en los que los dogmas cristológicos calcedónicos fueron
establecidos, no me parece que él necesite llegar a la conclusión de que Jaspers está
obligando a elegir entre el escrito cifrado y la encarnación cristiana. El asunto para ambos
pensadores es si hay confusión: entre la cifra y el Ser en sí (Jaspers); entre el símbolo y lo
que es simbolizado (Ricoeur). Una vez más, encuentro en ellos más acuerdo que
desacuerdo.
El pasaje de Von der Wahrheit también resulta pertinente respecto al argumento de Ricoeur
según el cual la fe filosófica de Jaspers es ensimismamiento arrogante por parte de
la Existenz.La experiencia metafísica no es, para Jaspers, sólo un tema con un solo sentido,
que se origina en las Existenzen. Él dice, “La trascendencia ha hablado históricamente…en
todas partes.”[12]La Existenz es en primer lugar un regalo, y cuando la Existenz y la
trascendencia se relacionan a través de las cifras, el momento para hacer valer la propiedad
y el control ha pasado. Si Ricoeur está en lo cierto en que la religión está interesada
principalmente en la salvación de la libertad, resulta difícil notar qué disputa puede tener
con Jaspers, quien dice que “la idea de Dios es necesaria en tanto que el hombre puede
llegar a sí mismo, en tanto el hombre puede hacerse libre del mundo en su totalidad para sí
mismo,” pero que “un Dios inventado no puede tener tal efecto…Sólo un Dios real es
capaz de esto…El origen se encuentra en Dios. Debe ser dado desde Él a cada hombre en lo
que él se convierte, a través del hecho de que comienza a percibir el Ser y de cómo
comienza a percibirlo.”[13]
Y, finalmente, precisamente las últimas líneas de Von der Wahrheit sugieren que la filosofía
no conduce a la Existenz hasta la meta, que la filosofía (incluso la fe filosófica) no absorbe
completamente o se anexa la religión. “La comunicación de la filosofía no proporciona la
realidad esencial, pero hace posible hacerse consciente de ésta. La filosofía despierta, lo
vuelve a uno atento, muestra las vías, orienta el camino por un tiempo, lo vuelve a uno
dispuesto, hace madurar para la experiencia de lo extremo (das Äuβerste).”[14] No
encuentro aquí la exclusión mutua de la filosofía y la religión, sino un indicio fuerte de
complementaria polaridad á laRicoeur, donde la filosofía y la religión tienen roles
diferentes.
Así que, quizás, el conflicto entre Jaspers y Ricoeur no se encuentra en el nivel general, en
el que hemos estado trabajando hasta ahora. Veamos si se encuentra en lo que Ricoeur
estima como una “confusión de la culpa y la finitud” en la representación de la religión por
parte de Jaspers.[15] No es sorprendente que Ricoeur considere esto como un aspecto
importante, ya que él dedicó un libro completo a la elaboración de la distinción entre estos
dos conceptos.[16]En el nivel de la reflexión eidética sobre el ser humano, Ricoeur
encuentra la falibilidad (finitud) y sólo la posibilidad de la falta (culpa). La realidad de la
culpa aparece solamente cuando la filosofía se dirige, en el nivel de lo empírico, a la
experiencia humana real. De acuerdo a Ricoeur, Jaspers comete la confusión porque
encuentra a la culpa tanto en el nivel metafísico, como en el nivel moral. Esto es, la culpa
es una limitación constitutiva de la existencia y se hace más profunda a través de la acción
específica. Haciéndose inevitable, dice Ricoeur, la culpa tiende invenciblemente a
convertirse en una desdicha del existir, lo cual es absolutamente la posibilidad última del
perdón y la redención.[17]
Lo que es más, Ricoeur piensa que esto hace comprensible “la totalidad de la orientación de
la filosofía de Jaspers hacia el fracaso, más que hacia el ‘renacimiento’”.[18] El párrafo
que continúa completa la imputación, en términos que son destacados en la mayor parte del
propio texto de Jaspers: derrota, proceso desintegrador, desastre, extraño apetito por la
ruina, deseo de aniquilar, carencia abismal, fallo, desafío, pasión de la noche, renuncia,
impulso a la autodestrucción, impulso de la Existenz hacia su propia ruina y la ruina
necesaria de todo lo que llega a ser. La sección termina con el juicio de Ricoeur de que “la
‘vanidad’ se encuentra en el corazón de la filosofía de Jaspers” y con su sugerencia de que
la Existenz se encuentra agobiada por “una libertad que está menos enamorada del Ser que
de su propio poder para elegir y de su propia gloria.”[19] Ahora debemos evaluar la
descripción realizada por Ricoeur sobre Jaspers.
Aún cuando la exposición de Ricoeur presta atención a la estructura de las obras principales
de Jaspers, Philosophie y Von der Wahrheit, considero que interpreta incorrectamente el
movimiento de la parte más significativa de Philosophie, Vol. III sobre metafísica. Ricoeur
reconoce la propia declaración de Jaspers, según la cual cada capítulo es una totalidad
independiente, con todos los elementos principales en juego según la forma apropiada para
el capítulo dado. Correspondientemente, Philosophie no repite la clásica trayectoria desde
el mundo al yo, y de éste a Dios. Ricoeur señala que "Desde las primeras páginas
de Philosophie, el Ser absoluto ya está presente como la meta de la filosofía, “[21] y cita el
siguiente ejemplo: “Yo nunca puedo ser de otro modo que en una situación, consciente de
los objetos y en búsqueda del ser-en-sí.”[22] Con esta característica estructural en mente,
Ricoeur piensa con razón que él tiene justificación para empezar su exposición de la
filosofía religiosa de Jaspers con “la tesis final de la obra, la teoría de las cifras.”[23] Lo
que sigue es una presentación escrutadora y perspicaz de la relación entre la filosofía y la
religión en Jaspers.
Una referencia a Kant tal vez proporcionará un contexto a favor del argumento que estoy
elaborando en relación a una interpretación estructural de Jaspers. En The Great
Philosophers Jaspers dice que “Kant es el filósofo absolutamente indispensable” y que “el
destino de la filosofía se articula con nuestra actitud hacia Kant." Para Jaspers, Kant “sigue
siendo una fuente de inspiración sin límites,” y él quiere “entrar en el movimiento del
pensamiento creativo de Kant.”[25] En Philosophie, Jaspers dice que Kant “siempre quiere
trascender” y crea el método trascendental para “trascender a la no-objetividad.”[26] El
Vol. III de Philosophy es un ejemplo modelo de cómo Jaspers entra en el movimiento del
pensamiento de Kant, más que repetirlo inexpresivamente. Mientras Kant, en los capítulos
“dialécticos” de sus Critiques, marca los límites de la razón mostrando cómo ésta se
contradice a sí misma cuando trata de alcanzar el conocimiento objetivo de lo que no es
objetivo, Jaspers, en las secciones sobre “El Trascender Formal” y las “Relaciones
Existenciales con la Trascendencia” muestra cómo ninguno de estos esfuerzos puede
alcanzar una conclusión en sus propios términos. “El Trascender Formal," siguiendo de
cerca el curso de las dos primeras Critiques de Kant, muestra la imposibilidad de
absolutizar las categorías. Jaspers concluye que “el trascender formal [a través del fracaso]
deja espacio para el lenguaje cifrado de la trascendencia.”[27] El progreso creativo de
Jaspers en relación a Kant llega a la sección siguiente, donde él traza un movimiento
similar del trascender y del fracaso bajo el curso existencial del “Desafío y el Abandono,”
la “Ascensión y Caída,” etc.Estas secciones, unidas, preparan la sección final sobre la
“Lectura de las Cifras.” Allí Jaspers ofrece su paralelismo con las Ideas y el Ideal de la
Razón, que son las no-objetividades de Kant. Jaspers propone un “tipo de objetividad” que
acata las restricciones de la filosofía crítica de Kant, es decir, la objetividad metafísica o la
cifra. Es en esta sección que deberíamos buscar la respuesta de Jaspers a la pregunta por la
salvación. El fracaso de Ricoeur para encontrar la salvación en las secciones iniciales es un
fracaso en la lectura de Jaspers en el orden apropiado.
La incorrecta interpretación estructural de Ricoeur, que confunde lo que podríamos llamar
la diagnosis de Jaspers sobre un problema con su solución, se encuentra lo bastante
acoplada, de modo natural, con el segundo problema, su falla para ver la propuesta
positiva, aunque compleja, que hace Jaspers respecto a la relación entre la Existenz y la
Trascendencia. Ya que Ricoeur parece encontrar significativo que el título de la última
sección de Reading Ciphers sea “Evanescencia de la Existenz y la Existenz como la Cifra
decisiva de la Trascendencia (Ser en el Fracaso),” dirigiré mi atención hacia allí. Jaspers
por sí mismo plantea la cuestión pertinente: “Contenida en la multiplicidad del fracaso se
encuentra la cuestión de si el fracaso es la destrucción pura y simple porque lo que fracasa,
de hecho, perece, o si en el fracaso un Ser se hace manifiesto; si el fracaso puede no ser
meramente fracaso, sino que puede ser perpetuación.”[28]
Jaspers sostiene que el fracaso exige conocimiento y que por lo tanto sólo los hombres
pueden fracasar. El conocimiento que corresponde al fracaso es el descubrimiento de que
toda exigencia de finalidad es falsa. Una doctrina sistemática de Dios es una
extralimitación, porque presumiendo hablar sobre Dios en términos conceptuales, muestra
literalmente que no sabe sobre qué está hablando. La experiencia muestra que una filosofía
optimista del amor es inadecuada, lo mismo que una filosofía pesimista de la
desesperación.
En tanto ningún resultado particular se vincula a la relación que la Existenz alcanza con la
Trascendencia, vemos que para Jaspers la salvación simplemente consiste en la certidumbre
del Ser: “Que el Ser existe es suficiente.”[33] Hay una cierta paz y serenidad en esta
certidumbre. Pero ésta se logra en la otra cara del temor, el temor definitivo en el que todo
parece sin esperanza. “El salto desde el temor a la serenidad es el más formidable que un
hombre puede realizar. Que tenga éxito debe responder a una razón más allá de
la Existenz de su ser-sí-mismo. Indefinidamente, su fe lo ata al ser trascendente.”[34] El
vínculo con la trascendencia, formado a través de la tríada temor-salto-serenidad, hace
también posible que se miren sin reservas las realidades mundanas. Esto trae a la mente la
insistencia de Whitehead en “el terrible factor último, que es el ser humano,
conscientemente solo consigo mismo, por su propio bien…si usted nunca está en soledad,
nunca es religioso”, y en que la religión es lo que usted hace con su soledad: acercarse a
otros, al mundo y a Dios.[35]
La discusión precedente sobre religión ha intentado mostrar que la oposición entre Jaspers
y Ricoeur no resulta tan aguda como lo quiso señalar Ricoeur en 1957. Si estoy en lo
correcto, las diferencias entre ellos no son opuestas, sino las que dejan espacio a la posición
del otro. Me referiré ahora a algunas de esas diferencias que se relacionan específicamente
con la lectura de las cifras.
El programa de Ricoeur para una filosofía de la voluntad, anunciado en 1950, iba a tener
tres partes: una eidética, una empírica y una poética. La primera apareció en 1950 como Le
Volontaire et l’involontaire (traducido como Freedom and Nature) y la segunda, en 1960
comoFinitude et culpabilité: (I) L’Homme faillible, (II) La symbolique du mal (traducidas
respectivamente como Fallible Man y The Symbolism of Evil ). La poética nunca apareció.
Mientras las dos primeras partes de la filosofía de la voluntad hacen una “abstracción” de la
Trascendencia, la poética asume la conexión con la Trascendencia y la libertad. Escribiendo
en términos que resuenan con Jaspers, Ricoeur dice en la Introducción a la totalidad del
proyecto de 1950: