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Cuadro fiscal
Alta cosmética comunicacional

• Desde un comienzo hemos advertido la perpetuación bajo esta administración de la ten-


dencia a aparentar un manejo fiscal más eficiente que el real, aunque sin recurrir a prácticas
tan groseras como las aplicadas durante la gestión anterior.
• A lo largo de los pasados meses hemos visto una persistencia de tal actitud, que
desdibuja la credibilidad de los anuncios oficiales y el auténtico empeño puesto en
desacelerar el crecimiento del gasto.
• El último informe de Hacienda contiene distorsiones de presentación y de inter-
pretación que indican una profundización de esa postura comunicacional.
• A los efectos de señalar esas fallas transcribimos primero el comunicado oficial del gobierno
en relación al desempeño fiscal de junio y, en particular, de la primera mitad del año (el
resaltado es de nuestra autoría).
• “Argentina logró un superávit primario de $ 30.000 MM en el primer semestre.
• De esta manera, el sector público nacional sobrecumplió la meta en
casi $ 48.000 MM.
• En la primera mitad de 2018 había registrado un déficit primario de
$ 105.825 MM en el mismo período.
• Es la primera vez en ocho años que el sector público nacional no
financiero tiene un primer semestre con superávit primario.
• Junio es el vigésimo cuarto mes consecutivo en el que los ingresos to-
tales suben por encima de los gastos primarios (69 % contra 37 %).
• En junio el Sector Público Nacional tuvo un déficit primario de $ 6.598 MM, lo que
implica frente a de igual mes de 2018 una disminución de 88,4 % en términos nomi-
nales y de 93 % en términos reales. Los recursos totales crecieron 69,4 % en
términos interanuales (i.a.), 32 puntos porcentuales (p.p.) más en relación a los
gastos primarios que tuvieron un incremento de 37,1 % i.a. Por su parte, el déficit
financiero —que incluye el pago de los intereses de la deuda pública— fue de
$ 67.712 MM teniendo en relación a junio de 2018 una reducción equivalente a
23,8 %, que en términos reales representó 51 % i.a.
• Los ingresos totales del mes fueron $ 373.618 MM, donde los recursos tributarios
—netos de la deducción de coparticipación a provincias— alcanzaron $ 290.102 MM
y mostraron un crecimiento de 42,2 % i.a. Dentro de estos, sobresalieron los
derechos de Exportación (257,1 % i.a.), el impuesto a los Créditos y Débitos (35,9 %

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i.a.), los Aportes y Contribuciones a la seguridad social (33,2 % i.a.), el impuesto a


las Ganancias (31,2 %) y el impuesto al Valor Agregado (30,4 % i.a.).
• Por otra parte, se destacaron en junio los recursos de capital, que alcanzaron
$ 64.572 MM, impulsados por ventas de activos fijos por parte de empresas públicas
($ 44.596 MM) y la transferencia por parte del FGS a la ANSES con destino al
financiamiento del Programa de Reparación Histórica ($ 19.647 MM).
• Los gastos primarios alcanzaron $ 380.217 MM creciendo 37,1 % i.a. en términos
nominales y cayendo 12 % i.a. en términos reales. Los subsidios se mantuvieron
estables en términos nominales en relación a igual mes del año pasado, producto de
una caída de 2,2 % i.a. en los destinados al sector energético y un alza de 3,4 % en
los destinados al transporte. Las transferencias corrientes a las provincias
aumentaron al 8,1 % anual, donde se destacaron las destinadas a Salud (144 % i.a.)
y otras (111 % i.a.), y las transferencias a universidades aumentaron 39,9 % i.a.
El gasto operativo aumentó 48,4 % i.a., producto de un incremento en el gasto en
personal de 51,3 % i.a. (se computó el pago del sueldo anual complementario del
Poder Judicial en junio, mientras que en 2018 se había registrado en julio) y un
incremento en bienes y servicios de 40,6 % i.a.. Por su parte, dentro del gasto en
bienes y servicios se desta-caron las partidas destinadas a los programas de
alimentos (164 % i.a.) y vacunas (321 % i.a.) del Ministerio de Salud y Desarrollo
Social. Las prestaciones sociales tuvieron un crecimiento de 41,2 % i.a. donde
sobresalió el crecimiento en la Asignación Universal para Protección Social (69,3 %
i.a.) —producto del incremento de 46 % otorgado en marzo a cuenta de la movilidad
de todo el año— y jubilaciones, pensiones y asignaciones (contributivas y no
contributivas), que mostraron un crecimiento anual de 41,2 % impulsadas por la
actualización en las prestaciones de 10,7 % otorgada en el mes.
• Finalmente, el gasto de capital tuvo un incremento de 62,6 % i.a., donde sobresa-
lieron los incrementos en la finalidad Transporte (362 % i.a.), Vivienda (142 %),
Agua potable y alcantarillado (56,9 % i.a.) y otras funciones (9,5 % i.a.), mientras
que en el resto de las finalidades se observaron disminuciones en términos anuales.
Cabe señalar que más de un tercio del gasto de capital en junio contó con el
financiamiento de organismos internacionales y bilaterales de crédito.
• Por otra parte, en relación a los intereses mostraron un crecimiento de 89,8 % in-
teranual, en virtud del efecto de la suba interanual del tipo de cambio, el alza de la
tasa de interés y el cambio en el perfil de vencimientos. Este crecimiento es 37 p.p.
inferior al registrado en los primeros cinco meses del año, y en la segunda parte del
año continuará moderándose el alza anual de esta línea. En este sentido, estimamos
que los intereses en 2019 se ubicarán en línea con el Presupuesto en términos del
Producto (3,2 %).
• En el primer semestre del año el resultado primario se ubicó en $ 30.221 MM (0,1 %
del PBI) mientras que en el mismo período de 2018 se alcanzaba un déficit de
$ 105.825 MM (0,7 % PBI). Esta mejora de 0,9 p.p. del PBI se produjo a partir
de que los ingresos crecieron 14 p.p. más que los gastos primarios (48,2 %
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interanual vs. 33,8 % i.a.). El resultado financiero negativo fue de $ 287.202 (1,3 %
del PBI), aumentando 14,3 % en términos nominales frente a igual período de 2018,
pero mostrando una reducción de 26 % en términos reales y de 0,4 p.p. en términos
del PBI”.
• Es como mínimo engañoso y censurable anunciar con bombos y platillos que “por primera
vez en ocho años” tenemos superávit en el primer semestre cuando un análisis de la
composición estructural del resultado muestra que el cuadro fiscal no solamente no da para
festejos sino que empeoró.
• Ese superávit está motivado, por un lado, en la venta de dos plantas termoeléctricas y
la concesión de un área de explotación en Vaca Muerta; obedece, asimismo, a la
venta de acciones pertenecientes al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema
Previsional y la transferencia de esos fondos al Tesoro.
Si al resultado primario le descontamos el ingreso extraordinario y por única vez de la
venta de activos, en vez de positivo es negativo y mayor al de igual semestre de 2018.
• Nótese que el anuncio oficial no hace mención del astronómico salto
(un aumento de nada menos que 33.479 %) de este renglón —sí la
informa para otros rubros mucho menos relevantes— que infló en
forma excepcional los recursos totales (el 69,4 % que fue anunciado).
• Obviamente, esos recursos de capital constituyen ingresos por única
vez, irrepetibles, y por lo tanto, el resultado anunciado obedece a algo
extraordinario y lejos está de reflejar una mejora sostenible del cuadro
fiscal.
• En el caso particular de los recursos provenientes de la venta de accio-
nes, girados al Tesoro “a los fines de atender el Programa de Repara-
ción Histórica” entraña un paulatino vaciamiento del Fondo de Susten-
tabilidad (éste es tan sólo el primero de varios giros a realizar).

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• En rigor, tanto las ventas de empresas como de acciones del FGS con
destino al Tesoro son privatizaciones y deben contabilizarse “por de-
bajo de la línea” (por fuera del cuadro fiscal).
El Manual de Finanzas Públicas del FMI así lo establece en el punto
9.53,al afirmar que las privatizaciones deben tratarse como una opera-
ción de equity, por debajo de la línea.

• Claramente, el resultado fiscal del primer semestre no ha sido para nada estimulante.
• Se observa una caída real de buena parte de los ingresos corrientes
(aquellos que se perciben periódicamente).
• Los intereses pagados, en cambio, duplican el crecimiento de los
ingresos.
• Los ingresos corrientes crecen menos que el gasto corriente.
• Y se profundizó el déficit estructural: los gastos ordinarios (perma-
nentes, repetitivos, habituales) siguen creciendo más rápido que los
ingresos ordinarios.
• El déficit final — llamado “financiero” en el ámbito de las finanzas
públicas— no para de crecer mes tras mes.
• Llevamos años insistiendo —sin éxito— en que es inadmisible que se siga usando el
resultado primario —es decir, sin computar los intereses pagados por la deuda— para
argumentar supuestas “mejoras” fiscales.
• Nadie en su sano juicio diría que se está haciendo rico a condición de no considerar
los pagos de las tarjetas de crédito, que lo están comiendo vivo.
• Pero a lo largo de estos tres años y medio de gestión el gobierno ha relegado a un
segundo plano cualquier referencia al resultado final y a la evolución de los intereses
pagados y se ha aferrado a los progresos en materia de resultado primario.

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• Sin embargo, lo que ha ocurrido en esta oportunidad no concede espacio para


ilusionarse en ningún plano.
• Si no consideramos los mencionados ingresos extraordinarios —es así
como corresponde proceder a los efectos de juzgar la real susten-
tabilidad o fragilidad de nuestro cuadro fiscal— tanto el mes de junio
como el semestre cerraron con resultado negativo.
• Nótese que no estamos hablando del resultado final; cualquier persona
mínimamente informada ya sabe que no alcanzamos a pagar los in-
tereses de nuestra deuda.
• Lo que estamos diciendo es que nuestros ingresos ordinarios no llegan
a solventar nuestro gasto primario.
• Por su propio beneficio —por su credibilidad— y por el de la sociedad a la que ellas sirven,
las autoridades debieran expresar con claridad y sin maquillaje la real situación estructural
de las cuentas públicas, que se agravó, en lugar de publicitar una pretendida mejora, que en
el cuadro estructural resulta falaz.
Tergiversando la realidad va a ser difícil explicarle a la gente las transformaciones que habrá
que hacer el año próximo, si es que el placebo monetario no sucumbe antes.
• Veamos, pues, los números globales sin computar los recursos de capital.
• La buena noticia es que, si bien el déficit primario ordinario de junio ascendió a
$ 71.170 MM, el aumento nominal frente a junio del año pasado —25 %— fue menor
a la inflación, lo que significa que cayó en términos reales.
• En cuanto al déficit total o financiero, sin computar los recursos extraordinarios, se
ubicó en $ 132.284 MM, trepando 49 % nominal frente al mismo mes de 2018.
• En lo que hace al semestre, no incluyendo el salto de los recursos extraordinarios de
junio, cerró con un quebranto de $ 34.331 MM, lo que significa una reducción de
68 % interanual.
• Siguiendo idéntica metodología, el rojo financiero acumulado en la primera mitad del
año sumó $ 434.039 MM, marcando una suba de 43 % nominal interanual.
• Por último y para evitar confusiones creemos conveniente recordar que, cuando hacemos el
seguimiento mes a mes del cuadro fiscal, nos referimos a las cuentas de la administración
pública (o sector público no financiero).
• Esto significa que el resultado (superávit o déficit) total —que también llamamos
final o financiero— aquí consignado se refiere exclusivamente a ese sector.
• No comprende, por lo tanto, el resultado fiscal de las provincias, ni el del BCRA
(llamado generalmente cuasifiscal), ni el de otros organismos autónomos.

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