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Hacia 1860, un cirujano inglés llamado William Little ofreció por primera vez una descripción
médica de un trastorno que afectaba a los niños/as en los primeros años de vida y que se
caracterizaba por la rigidez muscular. Se trataba de niños y niñas que mostraban dificultades para
agarrar y sujetar los objetos, gatear y caminar.
Conocida durante mucho tiempo como “Enfermedad de Little”, hoy en día se sabe que esta
afección es la diplejía espástica, uno de los trastornos que se engloban bajo el término de
Parálisis Cerebral. A ¿Qué es la Parálisis cerebral? La Parálisis cerebral (en adelante PC),
también conocida como Parálisis cerebral Infantil, abarca un conjunto de trastornos crónicos
debidos a una lesión o defecto en el desarrollo del cerebro inmaduro (trastorno neuromotor). Para
poder hablar de PC, la lesión tiene que ocurrir en el período comprendido entre los primeros días
de gestación y los 3 ó 5 años de vida. El término Parálisis hace referencia a una debilidad o
problema en la utilización de los músculos, que se manifiesta con alteraciones en el control del
movimiento, el tono muscular y la postura. Mientras que el término Cerebral quiere resaltar que la
causa de la parálisis cerebral radica en una lesión (herida y posterior cicatriz) en las áreas
motoras del cerebro que controlan el movimiento y la postura. La PC puede sobrevenir antes del
nacimiento por factores perinatales, durante el parto (anoxia o falta de oxígeno en el cerebro, bajo
peso al nacer, comprensión de la cabeza, etc.) o con posterioridad por factores postnatales
(anoxia, traumatismos, infecciones, etc.).
Además de las limitaciones para el movimiento, pueden presentarse otros síntomas asociados: de
la cognición (déficit intelectual), de la comunicación (dificultades en la articulación de las
palabras), sensoriales y crisis convulsivas (epilepsia).
Es un grupo de trastornos que pueden comprometer las funciones del cerebro y del sistema
nervioso como el movimiento, el aprendizaje, la audición, la visión y el pensamiento.
Hay algunos tipos diferentes de parálisis cerebral, entre ellas: espástica, discinética, atáxica,
hipotónica y mixta.
¿Cómo común es la parálisis cerebral?
La parálisis cerebral usualmente no está diagnosticado hasta un niño tiene acerca de 2 a 3 años de
edad. Aproximadamente 2 a 3 niños en 1,000 mayor de los tres años tienen la parálisis cerebral.
Cerca de 500.000 niños y adultos de todas las edades en este país tienen parálisis cerebral.
Hay tres tipos principales de parálisis cerebral y algunas personas pueden tener síntomas de más
de un tipo.
Acerca de 70-80% de los individuos afectados tienenparálisis cerebral espástica , en la que los
músculos están rígidos, haciendo el movimiento difícil. Cuando ambas piernas son afectados
( diplejía espástica ), un niño puede tener dificultad para caminar debido a los músculos apretados
en las caderas y las piernas causando las piernas girar hacia adentro y se cruzan en las rodillas
(llamado de tijera o tijereteo).
En otros casos, solamente un lado del cuerpo está afectado ( hemiplejia espástica), a menudo con
la arma más severamente afectada que la pierna.
Lo más grave es la cuadriplejia espástica, en la que las cuatro extremidades y el tronco se ven
afectados, a menudo junto con los músculos que controlan la boca y la lengua. Los niños con
cuadriplejia espástica a menudo retraso mental y otros problemas.
Alrededor del 10-20% de los individuos afectados tienen la forma atetoide de la parálisis cerebral,
que afecta todo el cuerpo. Se caracteriza por las fluctuaciones en el tono muscular (que varían de
muy apretado a muy flojo), y en ocasiones se asocia a movimientos incontrolados, que pueden ser
lentos y involuntarios de torsión o rápidos y desiguales.
Los niños a menudo tienen problemas para aprender a controlar su cuerpo suficientemente para
sentarse y caminar. Porque los músculos de la cara y la lengua pueden ser afectados, también
pueden tener dificultades con la succión, la deglución y el habla.
Acerca de 5-10% de los individuos afectados tienen la forma atáxica, que afecta el equilibrio y la
coordinación. Pueden caminar con una marcha inestable con los pies muy separados, y tienen
dificultades con los movimientos que requieren una coordinación precisa, como la escritura.
Síntomas de un derrame cerebral en personas mayores
Un accidente cerebrovascular, que es el nombre clínico con que se denomina al derrame cerebral
se produce cuando se da una alteración en el flujo de sangre hacia el cerebro. La zona afectada
del cerebro deja de recibir oxígeno, con lo que las células comienzan a morir. De ahí, la
importancia de actuar con la máxima rapidez ante los primeros síntomas de un derrame cerebral
en un anciano.
Isquémico. Este tipo de ataque cerebral es causado por un coágulo que obstruye uno o
varios vasos sanguíneos en el cerebro. La inmensa mayoría de los accidentes
cerebrovasculares que se producen son de tipo isquémico.
Cuanto más tiempo dura la interrupción del flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor es el daño
que se produce. Por tanto, cada minuto cuenta cuando un anciano está sufriendo un derrame
cerebral. La atención inmediata puede salvarle la vida y aumentar sus posibilidades de
recuperación.
El sexo de la persona. Los hombres son más propensos a los ataques cerebrales que las
mujeres.
Problemas cardíacos. Se calcula que tener el corazón muy débil o sufrir fibrilación auricular
(latido irregular del corazón) es la causa del 15% de los derrames cerebrales.
Arteriosclerosis. Las personas con hipertensión, diabetes o altos niveles de colesterol son
más propensas a sufrir arteriosclerosis o endurecimiento de las arterias, lo que aumenta el
riesgo de derrame cerebral.
Uno de los peligros del derrame cerebral es que la persona que lo está sufriendo puede no darse
cuenta de ello. Además, quien está junto a un anciano en esas circunstancias puede pensar que,
simplemente, se encuentra algo confuso, lo que puede ser algo normal por la edad o si sufre
algún otro trastorno.
Es vital conocer los síntomas de los derrames cerebrales en las personas mayores para poder
actuar con la máxima celeridad y limitar el daño. Los más frecuentes son los siguientes:
Adormecimiento repentino en la cara, el brazo o la pierna. Hay que poner especial atención
si se produce en un solo lado del cuerpo.
El anciano se siente confundido y tiene dificultades para hablar o entender lo que le dicen
de forma súbita.
El siguiente test es muy sencillo pero puede ser de gran ayuda para detectar un derrame cerebral
en personas mayores:
1. Pide al anciano que sonría. Si solo puede hacerlo con un lado de la cara es una señal de
alarma.
2. Pídele que levante ambos brazos. Observa si tiene dificultades para hacerlo con uno de
ellos, pues es otro signo de alarma.
3. Finalmente, pide a la persona mayor que diga su dirección, su nombre y apellidos o que
repita algunas palabras. Si habla muy despacio, no vocaliza o no puede recordar, es otro
indicador de peligro.
Presentar tan solo uno de los síntomas anteriores es motivo de alarma suficiente para llamar a
emergencias. Como ya hemos comentado, la atención en la primera hora es vital para que evitar
daños irreversibles.
La prevención y la vigilancia son las mejores formas de evitar un derrame cerebral en personas
mayores. Por otra parte, dejando a un lado los factores de riesgo que no podemos controlar,
como la edad o la genética, conviene cuidar los factores de riesgo que sí se pueden modificar.
Son los siguientes:
Colesterol. El consumo excesivo de grasas puede llevar elevar peligrosamente los niveles
de colesterol. Por otro lado, la edad puede influir en que el nivel de colesterol se eleve de
forma natural. Debemos controlar que las personas mayores se mantengan en unos
niveles inferiores a 200 mg/dL.
Escasa actividad física. El ejercicio es una forma sencilla de prevenir un derrame cerebral.
Si el anciano no está inmovilizado es conveniente que salga a pasear todos los días.
Ansiedad o estrés. Vivir con angustia permanente incrementa el riesgo de un derrame
cerebral. Debemos procurar que las personas mayores vivan lo más relajadas posible,
evitando las situaciones que las alteren.
El tabaquismo, la diabetes y la hipertensión son también factores de riesgo que aumentan las
posibilidades de un derrame
cerebral en personas mayores.
Hemiplejia: cuando afecta sólo a uno de los dos lados del cuerpo, mientras que el otro
permanece normal.
Monoplejia: si solo afecta a una de las extremidades.
Triplejia: con la afectación de tres miembros.
Diplejia: cuando afecta a los dos brazos.
Paraplejia: si afecta sólo a las piernas.
Cuadriplejia: si están afectadas las cuatro extremidades.
Hemiparesia: cuando afecta a la cara y un brazo.
Esta dificultad motora se traduce en síntomas muy característicos:
Arrastrar una pierna al caminar o hacerlo apoyando solo la punta del pie.
Movimientos involuntarios.
Problemas en la realización de movimientos que requieren precisión como los que se necesitan
para escribir.
Muchos de los niños con parálisis cerebral llegan a adultos y sobreviven a sus cuidadores y
surgen otros problemas médicos y funcionales propios del envejecimiento que complican su
funcionalidad: depresión, artritis, osteoartritis, dolor, etc.
Pero no son muchos los pacientes con parálisis cerebrales que superan los 65 años. Sin
embargo, si se atiende a la clasificación antes mencionada, puede dar la impresión de que hay
numerosas personas mayores con parálisis cerebral, aunque no es así, aun cuando los síntomas
motores pueden inducir a creerlo.
De hecho existen patologías que se dan en este grupo de edad que, como el ictus o las lesiones
de la médula espinal, pueden causar hemiplejia, hemiparesia paraplejia o tetraplejia. La diferencia
fundamental es que en estos casos las deficiencias motoras, al igual que los síntomas que
originan, pueden ser reversibles, lo que no sucede con la parálisis cerebral.
Diagnóstico
Si el médico de familia o el pediatra sospecha que tu hijo tiene parálisis cerebral, evaluará los
signos y síntomas de tu hijo, revisará la historia clínica de tu hijo y le realizará un examen físico.
Es posible que el médico te derive a un especialista formado para tratar niños con afecciones
cerebrales y nerviosas (neurólogo pediátrico).
El médico también te prescribirá una serie de exámenes para formular un diagnóstico y descartar
otras causas posibles.
Resonancias
magnéticas (RM). En una
resonancia magnética las
ondas radioeléctricas y el
campo magnético
producen imágenes
detalladas
tridimensionales o transversales del cerebro de tu hijo. Mediante una resonancia magnética,
a veces es posible identificar lesiones o anomalías en el cerebro de tu hijo.
Este examen no es doloroso, pero es ruidoso y puede durar hasta una hora. Es posible que
antes le administren a tu hijo un sedante leve. La resonancia magnética es muchas veces la
prueba por imágenes de preferencia.
Ecografía del cráneo. Se puede realizar durante el primer año de vida. En una ecografía del
cráneo, se utilizan ondas sonoras de alta frecuencia para obtener imágenes del cerebro. Una
ecografía no produce imágenes detalladas, pero se utiliza porque es rápida y económica, y
puede proporcionar una evaluación preliminar valiosa del cerebro.
Electroencefalograma (EEG)
Análisis de laboratorio
Pruebas adicionales
Deterioro de la visión
Deterioro de la audición
Discapacidades intelectuales
Los niños y los adultos que presentan parálisis cerebral requieren atención a largo plazo de parte
de un equipo de atención médica. Es posible que este equipo incluya a los siguientes
profesionales:
Los medicamentos que pueden aliviar la tensión en los músculos pueden usarse para mejorar las
habilidades funcionales, tratar el dolor y controlar las complicaciones que se relacionan con la
espasticidad u otros síntomas de parálisis cerebral.
Es importante hablar con tu médico sobre los riesgos del tratamiento con medicamentos y
analizar si es adecuado para las necesidades de tu hijo. La elección del medicamento depende
de si el problema afecta solo a ciertos músculos (focal) o a todo el cuerpo (generalizada). Estos
son algunos de los tratamientos con medicamentos:
Espasticidad focal. Cuando la espasticidad está focalizada en un solo grupo de músculos,
tu médico puede recomendar la aplicación de inyecciones de onabotulinumtoxina A (bótox)
directamente en el músculo, el nervio o ambos. Las inyecciones de bótox pueden ayudar a
mejorar el babeo. Tu hijo necesitará las inyecciones aproximadamente cada tres meses.
Los efectos secundarios pueden incluir dolor, síntomas parecidos a los de una gripe leve,
hematomas o debilidad importante. Otros efectos secundarios más complicados incluyen
dificultad para respirar y tragar.
Los efectos secundarios del dantroleno incluyen somnolencia, debilidad, náuseas y diarrea.
Terapias
Varias terapias sin medicamentos pueden ayudar a una persona con parálisis cerebral infantil a
mejorar las habilidades funcionales:
Durante el primer y segundo año después del nacimiento, tanto los fisioterapeutas como los
terapeutas ocupacionales proporcionan apoyo con temas como el control de la cabeza y el
tronco, rodar y agarrar. Más adelante, ambos tipos de terapeutas participan en evaluaciones
de silla de ruedas.
Los equipos de adaptación pueden incluir andadores, bastones cuádruples, sistemas para
sentarse o sillas de ruedas eléctricas.
Terapia del habla y del lenguaje. Los logopedas pueden ayudar a mejorar la capacidad de
hablar claramente de tu niño o de comunicarse con lengua de señas.
Los logopedas también pueden enseñarle a tu niño a usar dispositivos de asistencia para la
comunicación, como un ordenador y sintetizador de voz, si la comunicación le resulta difícil.
Otro dispositivo de comunicación puede ser un tablero cubierto con imágenes de elementos
y actividades que tu hijo es probable que vea en la vida diaria. Las oraciones se pueden
armar al señalar las imágenes.
Los logopedas también pueden abordar dificultades con los músculos que se usan al comer
y tragar.
Terapia recreativa. Algunos niños pueden beneficiarse con las terapias recreativas; por
ejemplo, la equinoterapia como un método terapéutico. Este tipo de terapia puede ayudar a
mejorar las habilidades motrices, y el bienestar emocional y del habla de tu niño.
Procedimientos quirúrgicos u otros procedimientos
Es posible que se requiera una cirugía para aliviar la rigidez muscular o corregir anomalías óseas
provocadas por la espasticidad. Estos tratamientos incluyen lo siguiente:
Cirugía ortopédica. Los niños con contracturas o deformidades graves pueden necesitar
una cirugía en los huesos o en las articulaciones para colocar los brazos, las caderas o las
piernas en la posición correcta.
Los procedimientos quirúrgicos también pueden alargar los músculos y tendones que son
proporcionalmente demasiado cortos debido a las fuertes contracturas. Estas correcciones
pueden aliviar el dolor y mejorar la movilidad. Los procedimientos también pueden facilitar el
uso de andadores, dispositivos de inmovilización o muletas.
Corte de nervios. En algunos casos graves, cuando otros tratamientos no dan resultados,
los cirujanos pueden cortar los nervios mediante el corte de los músculos espásticos en un
procedimiento denominado rizotomía dorsal selectiva. Esto relaja el músculo y reduce el
dolor, pero también puede provocar entumecimiento.
SEÑALES
Usted puede no darse cuenta que está sufriendo un ataque cerebral porque éste afecta el
cerebro. Para un espectador, alguien que esté sufriendo un ataque cerebral puede parecerle
simplemente distraído o confundido. Las víctimas de estos ataques pueden quedar menos
afectadas si alguien a su alrededor reconoce los síntomas y actúa rápidamente.
SINTOMAS
Los síntomas de los ataques cerebrales son claros y se presentan repentinamente:
ATENCION INMEDIATA
Cuando alguien está sufriendo un ataque cerebral cada minuto cuenta. Cuanto más tiempo dure la
interrupción del flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor es el daño. La atención inmediata puede
salvar la vida de la persona y aumentar sus posibilidades de una recuperación exitosa. Si usted
cree que alguien está teniendo un ataque cerebral, si él o ella pierde súbitamente la habilidad
para hablar, o para mover el brazo o la pierna de un lado del cuerpo, o experimenta parálisis en
un lado de la cara, llame inmediatamente al 911 en USA o al 123 en Colombia.
¿Por qué es necesario actuar rápidamente?
El ataque cerebral debe de ser tratado con un medicamento que disuelve los coágulos que
obstruyen el flujo de sangre hacia el cerebro, y para que las personas puedan ser evaluadas y
recibir el tratamiento necesario, deben llegar al hospital lo más pronto posible. Ponga atención a
las señales de aleta: Durante un ataque Cerebral: la persona sentirá debilidad en un lado del
cuerpo y tendrá dificultad para caminar, para ver y para Hablar.
¿Qué puedo hacer para prevenir un ataque cerebral?
El mejor tratamiento para los ataques cerebrales es la prevención. Hay varios factores de riesgo
que aumentan su probabilidad de tener un ataque cerebral y estos son:
Si usted fuma, deje de fumar. Si usted tiene la presión arterial alta, diabetes, sobrepeso, o el
colesterol alto, ponerlos bajo control y continúe controlándola para reducir en gran medida sus
probabilidades de sufrir un ataque cerebral.
¿Se puede prevenir un ataque cerebral?
Después de haber tenido un ataque cerebral, usted se encuentra en riesgo de tener otro. Usted
puede hacer algunos cambios importantes en su estilo de vida que pueden reducir el riesgo de
ataque cerebral y mejorar su estado general de salud
¿Qué tipo de invalidez pueden producir los ataques o los derrames cerebrales?
Aunque los ataques cerebrales son una enfermedad del cerebro, pueden afectar todo el cuerpo.
Los efectos de un ataque cerebral pueden variar desde leves hasta severos, y pueden incluir
parálisis, problemas de raciocinio, del habla, problemas de visión, y problemas en la coordinación
motora. Los pacientes también pueden sentir dolor y adormecimiento después de un accidente
cerebro-vascular.
Trate cualquier problema de salud que tenga:
La información que usted encontrará en estos artículos no pretende substituir el necesario consejo
médico o la necesidad de un tratamiento profesional médico para una dolencia o trastorno en su
salud.
Siempre debe consultar a un médico ante cualquier duda sobre su salud y antes de comenzar un
nuevo tratamiento con medicamentos, dieta o programa de ejercicio físico.
Otras Terapias.
Ö Tratamiento del babeo. El babeo se puede reducir mediante determinados medicamentos, la cirugía o la
bio-retroalimentación. El tratamiento quirúrgico puede ir acompañado de complicaciones, agravando las
dificultades para tragar. La bio-retroalimentación es una técnica que avisa cuando empiezan a babear para
que la persona pueda controlarlo. Consta de un dispositivo que emite una señal luminosa y/o auditiva
(luz/sonido) cuando la persona empieza el babeo y, así, puede tragar la saliva cuando percibe esta señal.
Ö Tratamiento de la incontinencia de la vejiga. Para tratar la incontinencia, existen una serie de posibles
intervenciones que incluyen ejercicios especiales, bioretroalimentación, fármacos o implantación
quirúrgica de aparatos que ayudan a controlar los músculos afectados.
Ö Tratamiento de los problemas para alimentarse. Las dificultades para masticar y tragar pueden originar
problemas de atragantamiento y/o desnutrición. Para paliarlas, el médico o el terapeuta ocupacional, a
veces, recomiendan dietas específicas y adiestrar a la persona con PC en nuevas formas de comer. En los
casos más graves, podrán recomendar un tubo gástrico que lleve el
Tratamiento Ortopédico. Los aparatos ortopédicos tienen por finalidad mantener la estabilidad de las
articulaciones y mejorar la postura y el equilibrio, eliminando las contracturas. Cuando esta técnica es
insuficiente, habrá que acudir a la cirugía (Véase más arriba).
Musicoterapia.La música con fines terapéuticos tiene importantes beneficios sobre}los aspectos
emocionales y motivacionales, la salud física, las funciones cognitivas y sensoriomotoras, así como las
habilidades sociales y de comunicación. Las sesiones de musicoterapia pueden recibirse de manera
individual o en grupo, dependiendo de las necesidades específicas de la persona. El programa de
tratamiento consta de elementos y ejercicios muy variados (improvisación musical, escuchar y cantar
canciones, discusión lírica, tocar instrumentos, etc.) que se adaptarán a las características y aptitudes de
cada persona. Sobre la musicoterapia, existe una serie de prejuicios y mitos que hay que desterrar, como
que sólo es adecuada para determinados tipos de pacientes o la creencia de que hay estilos musicales que
son más efectivos para lograr los fines buscados. No obstante, si se deben tener en cuenta las preferencias
personales, así como las necesidades y circunstancias específicas de cada persona a la hora de elaborar el
programa de tratamiento.