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LA NAVIDAD

Personajes:

Narrador
María
San José
Ángel Gabriel
Diablo
Posadero
Posadera

Pastores:
Juan
Samuel
Leticia
Ana
Raquel
Lucia
Esaú

LIBRETO:

Narrador: En tiempos de Herodes, envío Dios al ángel Gabriel a Nazaret, a visitar a María,
esposa de José, para anunciarle que iba a concebir a un hijo al que pondría el nombre de
Jesús, quien sería el salvador del mundo. El Gobierno de Herodes ordeno efectuar un censo
de la población, y todas las personas deberían acudir a sus lugares de origen para ser
censados. José y María salieron de viaje hacia Belén de donde era la familia de José.

PRIMER ACTO – Horas Antes del Nacimiento de Jesús en la Afueras de la Ciudad de Belén
Juan: ¡Qué tranquila esta la noche!
Samuel: Si, hay algo en el ambiente… que da una sensación de paz.
Leticia: ¡Miren! ¡Esa estrella brilla más que ninguna otra!
Juan y Samuel: ¡Es cierto!
Esaú: ¡Porque no se callan y me dejan seguir durmiendo!
Juan: Tu siempre tan amargado.
Samuel: Deberías de disfrutar esta noche como nosotros.
Esaú: No hay nada de que disfrutar… mañana tenemos que trabajar.
Leticia: No todo en esta vida es trabajo, tiene que haber algo más… esa estrella debe de
significar algo.
Juan: Tienes razón… ¿pero qué?
Samuel: Siento que algo ocurrirá pronto que cambiara las cosas para siempre.
Leticia: Mmm…, recuerdo que nuestro padre comentaba algo sobre una profecía.
(Se acercan otras pastorcitas)
Leticia: Oye, Lucia… que sabes tú de la profecía del redentor?
Lucia: Bueno, los que mis abuelos me contaron es que vendrá un Mesías que será la esperanza
del pueblo de Israel y que se llamara Emmanuel.
Juan: ¿Emmanuel? ¡Qué nombre tan raro!
Ana: No es muy raro, tengo un amigo que se llama igual, y dice que su nombre significa
“Dios con Nosotros”.
Samuel: ¿Será acaso El, el rey que expulsará a Roma de Israel?
Esaú: Dejen de estar diciendo tonterías, ningún rey judío expulsará nunca a los romanos de
estas tierras. Ya no pierdan su tiempo hablando de eso, ya que son mentiras inventadas por
los ancianos.
Juan: ¡Pues no estabas dormido! Tú siempre eres pesimista, nunca ves nada bueno en nada.
Esaú: ¿Cómo iría a nacer un Dios en este pueblo olvidado?
Lucia: Pues para que lo sepas Esaú, el profeta Malaquías dijo: “ Y tu Belén, no eres la menor
de las ciudades de Judá, puesto que de ti ha de salir el que ha de gobernar a mi pueblo”.
Raquel: ¿En Belén… en nuestra ciudad? No lo creo.
Esaú: Como historia suena muy bien. Pero durante mucho tiempo hemos esperado al Mesías,
y estoy seguro de que yo y los hijos de mis hijos moriremos sin verlo, ya que solo es una
mentira.
Juan: ¡Eres un descreído!
Ana: ¿Cuándo creen que llegara el Mesías?
Samuel: Ojala que sea pronto, ya que Herodes y los romanos nos tratan cada vez peor.
Raquel: Es cierto, necesitamos que alguien se acuerde de los pobres y desposeídos… como
nosotros.
Leticia: ¡Las cabras y las ovejas se escapan!
Juan: ¡Vamos a meterlas al corral!
(Los pastores se van. Esaú se queda)
Esaú: ¡Oh, qué bueno que se fueron, por fin podré dormir!
(Cierra los ojos y comienza a quedarse dormido. De pronto escucha unos pasos que se
acercan. Con miedo grita)
Esaú: ¿Quien anda ahí?
Diablo: No te asustes… solo soy un viajero que va de paso. Me gustaría descansar un
momento y platicar contigo.
Esaú: ¿Platicar de qué?
Diablo: Cuando me acercaba escuche que hablaban acerca del Mesías. ¿Tú no crees en eso…
verdad?
Esaú: Claro que no, solo son buenos deseos que la gente quiere.
Diablo: Es cierto, son solo chismes que han pasado de generación en generación.
Esaú: Mmm… que raro huele… huele como a…
Diablo: ¿Azufre?
Esaú: ¡Eso es… azufre!… ¿Y tú quién eres?
Diablo: Soy el mismo diablo en persona.
Esaú: ¿El diablo vivito y coleando? Ja, ja, ja, ja.
Diablo: ¡Mírame bien!
Esaú: ¡Es cierto… tienes cuernos y cola!
Diablo: Vine a verte porque quiero comprarte un favor.
Esaú: ¿Comprarme un favor?
Diablo: Claro, yo no quiero nada gratis… yo pago, y muy bien, por los favores que me hacen.
Esaú: ¿Qué quieres que haga?
Diablo: Es muy fácil, solo convence a tus amigos de que todo eso del Mesías, es un cuento.
Esaú: Ya trate de hacerlo, y no funciono.
Diablo: Con las monedas de oro que te daré funcionara.
(El diablo le muestra una bolsa llenas de monedas)
Diablo: ¿Te parecen suficientes?
Esaú: ¡Claro! ¡Trato hecho!
(El Diablo le da la bolsa de monedas y se retira de la escena)
Esaú: ¡Que felicidad! ¡Todo lo que comprare con este dinero! Por fin podré dejar este
miserable empleo.
(Entre su ropa esconde la bolsa de monedas. Regresan los pastores)
Juan: ¡Ufff…. como nos hicieron correr esos animales! Necesitamos todos tomar un poco de
agua.
Lucia: ¿Qué haces Esaú, porque tienes esa cara?
Esaú: ¿Qué cara?
Lucia: Tienes cara de asustado, como si acabaras de ver al diablo.
Esaú: ¡Pues sí, y que… si lo vi!
Samuel: Si como no… ¿y que te dijo?
Esaú: Me dijo que el Mesías no existe, que eso son solo historias que la gente cuenta para no
sentirse tan mal de cómo están sus vidas. Y que ni en un millón de años nacerá alguien que
nos libere de los romanos… que los judíos siempre seremos un pueblo de esclavos.
Leticia: ¿Por qué no puedes creer en algo más allá de lo que pueden ver tus ojos?
Esaú: Porque nunca mis ojos verán que un ángel baje para resolver mis problemas. Si no
trabajo en este pobre empleo de pastor, me moriría de hambre, y ustedes siempre andan
pensando en cosas imposibles de realizar y en cosas del alma… ¡como si eso les diera de
comer!
Ana: Mejor ignoraremos tus comentarios, y vamos a disfrutar de esa maravillosa noche que
nos ha regalado esa preciosa estrella.
Raquel: Vamos a acercarnos a la fogata, ya se siente frio.
(Los pastores se sientan alrededor de una fogata)
SEGUNDO ACTO – María y José en Belén Tratando de Encontrar Posada para Esa Noche.
San José: Hola buen hombre, quisiera un cuarto para mi esposa y para mí. Venimos a Belén
para ser censados.
Posadero: No tengo nada, todos los cuartos están ocupados. No me quite el tiempo, tengo que
atender a todos mis clientes. ¿No ve que todo está lleno?
San José: Gracias buen hombre, que el Señor lo acompañe. María, caminaremos un poco
más, esta posada está llena.
(José y María continúan caminando. José entra a otra posada)
San José: Hola, buena mujer. Quiero rentar un cuarto.
Posadera: ¿Que acaso no sabe leer? No hay cuartos.
San José: Gracias, buenas noches. María, nuevamente está llena la posada. Con esto del
censo hay mucha gente en la ciudad, y no hay ningún cuarto disponible.
María: José, me estoy sintiendo mal. Necesitamos encontrar un lugar pronto… el niño está
por nacer.
San José: ¡Mira! Allá a lo lejos se ve un establo que parece abandonado… vayamos hacia
allá.
(José sube a María en un pequeño burro y se van al establo)
María: Este lugar está bien, junta un poco de paja para hacer un lecho.
José: Solo esta una pobre vaca que parece perdida.
María: No importa, pobre vaca, está sola… le haremos compañía. Pero pronto, limpia algo…
el niño no tarda en nacer.
José: Si.
(José trae pacas de heno que están en el establo. José y María se sientan a esperar el
nacimiento del niño. El niño nace).
María: Que pequeño es. Cubrámoslo, debe de tener mucho frío… pobre hijo mío. Acaba de
nacer y ya está sufriendo.
José: Cúbrelo bien. Mañana buscaremos un mejor lugar. Afortunadamente nació sin ningún
problema y bien de salud.
TERCER ACTO– El Ángel Gabriel se les Aparece a los Pastores
Ana: ¡Algo pasa, la estrella brilla más que nunca… y ha iluminado ese establo abandonado
que está cerca de aquí!
Lucia: ¡Miren… Miren… algo se acerca!
Juan: ¡Parece algo que vuela!
Raquel: ¿Será un ángel?
Esaú: ¡Otra vez volvemos a lo mismo!
Samuel: ¡Es un ángel!
Ana: ¡Oh, que hermoso es… todo lleno de luz!
(Todo el escenario se ilumina. Los pastores tratan de correr)
Ángel Gabriel: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
No teman… no huyan. Les tengo una buena noticia que traerá alegría para todo el pueblo.
Juan: ¿Cuál es esa buena noticia?
Ángel Gabriel: Que ha nacido el Salvador del Mundo… El Rey de Reyes… El Hijo de Dios.
Esaú: Si como no…. Si es verdad lo que dices… danos una señal para encontrarlo e ir a
adorarlo.
Ángel Gabriel: Sigan esa estrella grande y luminosa, y ahí encontraran al Nino envuelto en
pañales y descansando en un pesebre en compañía de sus padres, una vaca y un pequeño
burrito.
Samuel: Vamos a buscarlo, y vayamos a adorar al Niño Dios que ha nacido ya.
(Los pastores caminan siguiendo la luz. Llegan al establo en donde está un Ángel)
Raquel: ¡Aquí es… aquí es… entremos!
(Los pastores entran y se acercan a donde está el niño acostado. María y José están a su lado)
Lucia: ¡Que hermoso es!
(Todos los pastores se arrodillan a adorar al niño)
Esaú: Perdóname oh pequeño niño, por no haber creído en ti. Perdóname por mi ceguera y
por haberme dejado influenciar por el diablo (mete las manos en su ropa y no están las
monedas). ¡Oh, gracias Dios por haberme salvado!
(El diablo pasa por detrás del pesebre)
Diablo: ¡Ya tendré otra oportunidad de tentar a los hombres! Este pequeño niño nunca me
vencerá!
(El diablo sale de la escena)
Ángel Gabriel: El niño Jesús ha venido a salvar a pobres y a ricos, a creyentes y no creyentes,
a judíos y no judíos, y será el faro de luz que guíe a los hombres hasta el final de los tiempos.
¡Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!

Fin

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