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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

Hemos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su camino de


dolor y de amor, el camino de la Cruz.
Queridos hermanos, nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo
de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida.
Esta noche, acompañando al Señor, me gustaría que resonasen en vuestros
corazones tres preguntas: ¿Qué vas a poner en el frio madero de la Cruz en
esta noche?, ¿Qué nos va a enseñar, para nuestra vida, esta Cruz?
Queridos jóvenes, llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros
fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos
comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a
nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor.

Oración: Jesús, deseo encontrarte, llévame contigo. María, enséñame a


aceptar siempre la palabra de Jesús cuando voy hacia la cima del Calvario de
mi vida. Ayúdame para que así como te digo," se haga tu voluntad" que yo
haga todo lo que Jesús pide. Padre, aquí estoy. Deseo entrar en el misterio de
tu Hijo para que en mí puedas reconocer a tu hijo que vuelve a ti. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO INJUSTAMENTE
(Lc. 23, 13-25)

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Ninguna rebeldía en sus actitudes.


Por el contrario de esa maldad humana hace el mayor acto de amor a su
Padre. También yo diariamente puedo ser blanco de pequeñas y grandes
injusticias. ¿Seré capaz de aceptar hoy algún contratiempo, algún dolor,
alguna injusticia haciendo con ellos un acto de amor a Dios?
¿Qué voy a hacer para reparar las injusticias que yo mismo cometo
contra quienes me rodean, con mi familia, o con mis hermanos?
Quiero recordar en este momento las palabras del Evangelio: “Sed
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc. 6, 36)

PARA MI VIDA DE JOVEN:


Amar cuando la vida sonríe, es fácil.
Pero sonreír cuando la vida se torna difícil es sólo de aquellos que saben
amar.

ORACIÓN
Que al recordar Señor la condena injusta que Tú sufriste, yo me cuide en
no condenar a los demás.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

SEGUNDA ESTACIÓN
LA CRUZ ES COLOCADA SOBRE LOS HOMBROS
DE CRISTO Y EL DEBE LLEVARLA HASTA EL
CALVARIO (Juan 19, 17)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

La Cruz es colocada sobre los hombros de Cristo y Él debe llevarla hasta


el Calvario. A pesar de su extrema debilidad, Jesús la recibe.
También yo recibo todos los días una cruz que debo llevar. Y mi cruz no
es de madera sino de pequeñas cosas que forman mi día: trabajo,
sufrimientos, enfermedades, incomprensiones, cansancio, nerviosismo,
etc.
Mirando a Cristo, ¿tendré coraje y fuerza en darle la bienvenida a mi día
tal como se presente?
Quiero recordar las palabras del Evangelio: “Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz de cada día y sígame”.
(Lucas 9, 23)

PARA MI VIDA DE JOVEN


El amor que pongo en cada acción es lo que me dará fuerzas para no
abandonar mi cruz a la orilla del camino.

ORACIÓN
Para hacerme digno de ti, concédeme Señor el saber aceptar mi Cruz de
cada día, con amor.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

TERCERA ESTACIÓN
AGOTADO POR LA DEBILIDAD Y POR EL
SUFRIMIENTO, JESÚS CAE. (Isaías 50, 6)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Jesús cae. Muchos brazos se extienden hacia él, pero ninguno para
ayudarlo. Sin manos de hierro, manos pesadas prontas a golpear.
Muchas veces a lo largo de mi camino me encuentro con personas que
sufren, están desalentadas, abatidas por la pobreza y otros sufrimientos.
¿Cuál es mi actitud frente a estos seres que sufren? ¿Los levanto
tendiéndoles una mano o soy una piedra más pronta a aplastarlos?
¿Qué haré hoy para levantar al Cristo caído en la persona de aquel que
sufre o se encuentra solo?

PARA MI VIDA DE JOVEN


En la medida en que tiendo mis manos para ayudar a los demás me voy
liberando interiormente de mis egoísmos y esclavitudes personales.
ORACIÓN
Señor, todo aquel que cambia, cae. Que sepa yo levantarme y ayudar a
otros a seguir caminando.
V.- Pequé Señor
R.- ten misericordia de mí.

CUARTA ESTACIÓN
EN EL CAMINO HACIA EL CALVARIO CRISTO SE
ENCUENTRA CON SU MADRE. (Lc. 2, 35)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Caminando hacia el Calvario, entre tanto odio y desprecio, Cristo


encuentra una mirada de bondad, un corazón lleno de ternura: María su
Madre.
Con esa mirada Cristo se sintió aliviado y renovando sus fuerzas pudo
seguir caminando.
Toda persona tiene un camino para recorrer. Y en ese caminar se
necesitan muchas veces miradas buenas que alientan a proseguir la
marcha. ¿Soy yo una de esas personas que animan a seguir caminando,
luchando o sufriendo?

PARA MI VIDA DE JOVEN


“La bondad hizo feliz mi vida” (JUAN XXIII)
ORACIÓN
Señor, que yo sea para quienes me rodean una presencia de paz, y un
estímulo que aliente a seguir caminando…
V.- Pequé Señor
R.- ten misericordia de mí.

QUINTA ESTACIÓN
JESÚS SE SIENTE CANSADO Y ES AYUDADO POR UN
HOMBRE TAMBIÉN CANSADO (LUCAS 23, 26)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo
Si esa ayuda hubiera partido de un corazón sincero y que lo amaba,
Cristo hubiera sentido algo más que una ayuda física. Hubiera sentido un
apoyo moral que vale más que un gesto material.
Y esto pasa diariamente. Muchas personas, sin hablar, me están pidiendo
ayuda, un consuelo, una palabra. Y a veces obro como el Cirineo, un
poco forzado por las circunstancias. Y así Cristo puede sufrir una vez
más sin recibir el consuelo de mi amor.
En mi familia, en mi comunidad parroquial, en el vecindario, ¿soy capaz
de regalar un poco de mi tiempo y de mi amor?
Quiero recordar hoy las palabras del Evangelio: “Tratad a los hombres
como queréis que ellos os traten a vosotros. Si amáis a los que os aman,
¿Qué meritos tendréis? (Lucas 6, 27)

PARA MI VIDA DE JOVEN


Quien es bueno dona alguna cosa; quien ama da lo mejor de sí mismo.

ORACIÓN
Señor, que yo sepa donar un poco de mi tiempo y de mi amor a aquellos
que lo necesitan.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

SEXTA ESTACIÓN
VERÓNICA, LIMPIA EL ROSTRO ENSANGRENTADO
DE CRISTO.
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

La tradición conservó para nuestra reflexión un gesto de bondad y de


delicadeza. Verónica, una mujer sin miedo y valiente, venciendo el
respeto humano se adelanta para limpiar el rostro ensangrentado de
Cristo.
Una mirada silenciosa une esos dos corazones que sufren y callan…
Verónica, desde aquel momento, se ha convertido en un apóstol. Y su
pedazo de lienzo es hoy un valioso medio de comunicación, porque es la
primera fotografía del rostro de Cristo, que se encuentra en la catedral de
Turín (Italia).
Si hoy encuentro en mi camino a alguien que sufre, ¿tendré como
Verónica el coraje de acercarme y secar sus lágrimas, su sudor y
ayudarle?
Para ahondar más en la reflexión de este noble gesto, lee también el
episodio del Buen Samaritano, que se encuentra en el Evangelio de San
Lucas 10, 29.

PARA MI VIDA DE JOVEN


El amor verdadero y creativo nunca pierde la oportunidad para hacer
algo útil y bueno.

ORACIÓN
Señor, ayúdame a ser también yo como una Verónica o un Buen
Samaritano para quienes me necesitan.
V.- Pequé Señor
R.- ten misericordia de mí.

SÉPTIMA ESTACIÓN
CRISTO CAE NUEVAMENTE BAJO EL PESADO MADERO DE
LA CRUZ (ISAÍAS 53, 4 – 5)

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

No es ninguna sorpresa ver a Cristo otra vez caído. El pesado madero, la


debilidad, el cansancio y el dolor, lo abatieron.
Jesús cayó. Todos los que caminamos, podemos caer. Yo también caigo
por causa de mi debilidad, por no saber resistir. Pero, después de alguna
falla, si alguien me da una mano, resistir. Pero, después de alguna falla,
si alguien me da una mano, puedo volver a levantarme. ¿Tengo yo esa
actitud de bondad y de amor frente al que ha fallado o se encuentra
desesperado por su situación?

PARA MI VIDA DE JOVEN


Quien ama, comprende.
Quien ama, perdona.
Quien ama, ayuda.

ORACIÓN
Señor que no desaliente frente a los fracasos o debilidades, sino que sepa
levantarme y siga caminando.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

OCTAVA ESTACIÓN
EN SU CAMINO HACIA EL CALVARIO, JESÚS ENCUENTRA
ALGUNAS MUJERES QUE LLORAN POR ÉL. (LUCAS 23, 27- 28)

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Pero Jesús no pide compasión y por eso les dice: “Hijas de Jerusalén, no
lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos”.
De nada sirve lamentarse por los sufrimientos de otros si no hacemos
por ellos algo concreto. Cristo no se sometió a los sufrimientos para
aparentar o pedir compasión. Cristo aceptó el dolor y lo amó para
enseñarnos que por la cruz y el dolor se llega a la resurrección.
Frente al dolor, lo importante es asumirlo y ayudar a los demás a superar
los malos momentos, para que la alegría y el consuelo vuelvan a quienes
lo necesitan.
Cristo frente a la viuda de Naim, no se limitó sólo a decirle. “No llores”,
sino que hizo algo muy concreto por ella, devolviéndole la vida al hijo
(Lucas 7, 11)

PARA MI VIDA DE JOVEN


Dios no necesita de lágrimas exteriores. Dios me pide un testimonio de
fe, esperanza y amor.

ORACIÓN
Señor, que yo sepa asumir una actitud de fé, amor y esperanza frente a
mi dolor y al sufrimiento de los demás.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

NOVENA ESTACIÓN
POR TERCERA VEZ JESÚS CAE BAJO EL PESO DE LA
CRUZ
(1 JUAN 4, 10)

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Pensando en Cristo maltratado…yo me escandalizo. Pero, escenas


semejantes ocurren todos los días. Cuantas veces yo mismo permanezco
indiferente frente al sufrimiento de otros que están a mi lado, y me
escondo y escabullo por temor a comprometerme y tenderles una
mano…Y, ¿cuántas otras veces no habré sido yo mismo causa de caída
de otras personas?
Aún recordamos las palabras que Cristo dijo a Saulo en el camino a
Damasco: “Saulo, Saulo, ¿Por qué persigues a los cristianos?...”Porque
es una realidad. Lo que hacemos al hermano lo estamos haciendo a Dios
mismo.
Quiero recordar hoy también la parábola del Buen Samaritano que
encontré en el Evangelio de Lucas 10, 30.

PARA MI VIDA DE JOVEN


El verdadero amor no es un mero sentimiento sino algo que se
concretiza en actos de bien.
ORACIÓN
Señor, que no sea yo causa de tropiezo para los demás sino una mano
amiga en actos de bien.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

DÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS LLEGA AL CALVARIO Y ALLÍ ES DEPOJADO DE
SUS VESTIDURAS (MATEO 27, 35)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Jesús termina de recorrer el camino que lo conduce hasta el lugar de su


martirio final. Al llegar, es despojado de sus vestiduras ante la mirada
angustiada e impotente de su madre. Jesús calla. No se queja, ni se
altera. Ha aceptado todo esto, y por amor.
Yo en cambio, a veces acepto el dolor con los labios y cuando llega me
asusto y vuelvo atrás. Me quejo, me altero y levanto mi grito al cielo.
No así Jesús…A pesar de su condición de Hijo de Dios era también un
hombre como yo. Cuando existe amor, es más fácil aceptar el dolor. Si
tuviera un poco más de amor tendría mayor fuerza para saber callar y
esperar. También más coraje para mirar de frente el sufrimiento y
superarlo.

PARA MI VIDA DE JOVEN


“Nadie tiene amor que el que de la vida por sus amigos” (Juan 15, 13)

ORACIÓN
Señor, cuando el dolor me despoje de mi egoísmo y orgullo, que sepa yo
llenarme de tu amor.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

UNDÉCIMA ESTACIÓN
CRISTO ES CLAVADO EN LA CRUZ Y ESTE ACTO DE
CRUELDAD LO APAGA DEJÁNDONOS SU MADRE COMO
MADRE NUESTRA (JUAN 19, 25)

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Ha llegado el momento más doloroso de Cristo, ser clavado en la Cruz.


A pesar de todo el odio y el desprecio. Jesús encuentra palabras de
perdón para los responsables de su muerte. “Padre, perdónalos porque
no saben lo que hacen” (Lucas 23, 24). Y para hacer más palpable su
perdón y amor nos regala a su Madre, para que ella nos guíe hacia Dios.
“He ahí a tu Madre” (Juan 19, 26). Una herencia de perdón y de amor.
Cristo perdona, disculpa y dona lo mejor que tiene: su Madre. No hay
otra salida. El que ama de verdad, sabe perdonar, disculpar…Lo dice
San Pablo en el himno del amor: “El amor lo soporta todo, todo lo
excusa, lo cree todo, todo lo espera, todo lo tolera” (1 Cor. 13). Y Cristo
perdonó porque amó. Esa es mi vida si me considero un hijo de Dios, un
cristiano.

PARA MI VIDA DE JOVEN


“En esto reconocerán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros”
(Juan 13, 35).

ORACIÓN
Señor, que yo tango el coraje de la verdad para que sepa perdonar.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

DUODÉCIMA ESTACIÓN
CUMPLIDA SU MISIÓN, JESÚS ENTREGA SU ESPIRITU
AL PADRE, MUERE. (Lucas 23, 44)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Jesús finaliza su misión. Muere. “Padre, en tus manos encomiendo mi


Espíritu” (Lucas 23, 46). Para un materialista la muerte de Cristo
significa el final de un acto. Para un cristiano, la muerte no es el final
sino el comienzo de una vida nueva. Con su muerte, Cristo pone fin a
una historia sin esperanzas y la humanidad vuelve a renacer. Ahora, la
muerte y el dolor se hacen llevaderos porque Cristo los venció.
El cristiano puede mirar con la frente en alto y esperar. Después de la
Cruz llaga la gloria. El dolor de Cristo nos redime, nos hace más
humanos y nos lleva a comprender mejor el misterio de Dios.
PARA MIVIDA DE JOVEN
Cristo murió en una Cruz. Desde entonces toda Cruz es un signo de
esperanza.

ORACIÓN
Señor, ayúdame a comprender que morir no es quedar muerto, sino vivir
plenamente.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

DECIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS
BRAZOS DE SU MADRE (JUAN 19, 30)
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Sería una osadía querer medir el dolor de María. Cualquier Madre frente
a un hijo muerto, sufre. María sufre por la muerte de su Hijo y de otra
parte se alegra porque la muerte de su hijo da vida a la nueva humanidad
redimida. El hijo inocente muere para dar vida y salvar al hijo que estaba
perdido. Cristo nos salva muriendo por nosotros. María acepta el dolor
de recibir muerto a su hijo. Y en su Hijo nacemos y volvemos a vivir
todos nosotros.

PARA MI VIDA DE JOVEN


María estuvo de pié frente a la Cruz de su Hijo, porque sólo el amor es
capaz de aceptar el dolor.

ORACIÓN
Señor, que el dolor por quienes amo me lleve a comprender y amar a
aquellos que están lejos de mí.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN
EL CUERPO DE JESÚS ES ENTERRADO EN UNA
SEPULCRO PRESTADO POR SUS AMIGOS (JUAN 19, 38).

V. Te adoramos Cristo y te bendecimos


R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

Jesús no tuvo siquiera un sepulcro donde descasar. Necesitó de sus


amigos para que le prestaran una tumba. Allí fue enterrado esperando la
gloriosa resurrección, el final de todo camino doloroso. Pero Jesús,
como lo había prometido, no se queda en la tumba fría. Resucita
glorioso, dando así un sentido de esperanza a toda muerte.
Como Jesús, no estamos condenados a permanecer muertos sino a vivir
para siempre como Él. Nos lo recuerda constantemente San Pablo en sus
escritos: “Si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos”.
PARA MI VIDA DE JOVEN
“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera,
vivirá. Y todo el que vive y cree en Mi, no morirá para siempre” (Juan
11, 25).

ORACIÓN
Señor, que no tenga miedo de morir porque la muerte es un paso a la
Vida que eres Tú.

V.- Pequé Señor


R.- ten misericordia de mí.

ORACIÓN FINAL
Señor,
he llegado al final de este camino doloroso que Tú recorriste.
No sé, Señor, si admirar más tus dolores
o el grande amor que has tenido con nosotros los hombre.
Sería ridículo que dijera GRACIAS.
Casi no tengo palabras, Señor…
y no sé como expresarte lo pequeño
que me siento frente a tu amor.
Tú me conoces. Sabes como soy.
Tú conoces el camino que llevo recorrido.
Tú ves mi esfuerzo por querer hacer el bien a pesar de mi debilidad.
Sólo quiero decirte una cosa:
En mi Vía Crucis necesito contar contigo.
Quiero alegrías y la Cruz que me ofreces,
pero bien sabes que sólo nada puedo.
Señor quiero que tú cuentes conmigo.
Pero sobre todas las cosas, yo quiero contar contigo Señor.
Y quiero recordar las palabras de tu Evangelio: “No busques entre los
muertos al que está vivo” (Lucas 24, 5). No busques en el pasado lo que
debes construir para el futuro.

AMEN.

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