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REDVET.

Revista Electrónica de
Veterinaria
E-ISSN: 1695-7504
redvet@veterinaria.org
Veterinaria Organización
España

Yaguana, J.; López, Maricela del Rosario


La Rabia canina: Su historia, epidemiología y sus medidas de control
REDVET. Revista Electrónica de Veterinaria, vol. 18, núm. 9, septiembre, 2017, pp. 1-13
Veterinaria Organización
Málaga, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=63653009006

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2017 Volumen 18 Nº 9 - http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n090917.html

REDVET - Revista electrónica de Veterinaria - ISSN 1695-7504

La Rabia canina: Su historia, epidemiología y sus medidas


de control - Canine Rage: Its history, epidemiology and its
control measures

Yaguana, J. (¹); López, Maricela del Rosario (²)

(¹) Carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad


Nacional de Loja, Ecuador.
(²) Laboratorio clínico. Universidad Nacional de Loja, Ecuador.

Contacto: pepeysesa@yahoo.com

Resumen

La rabia es una enfermedad viral zoonótica, milenaria y de gran importancia


para la salud pública, tiene una amplia distribución a nivel mundial y es
endémica en casi toda Latinoamérica. EL perro constituye el principal
reservorio y transmisor de la patema. El presente trabajo persigue por
objetivo resaltar los aspectos más relevantes de la rabia canina en lo
relacionado a su historia, epidemiología y las medidas para su control. En lo
relacionado a las medidas de prevención y control, la vacunación es la
herramienta más efectiva para el control de la enfermedad. Se concluyó, la
rabia continua siendo un grave problema para la salud pública en las naciones
con menos recursos económicos y el perro sigue siendo el mayor transmisor
de la enfermedad, por lo que se hace necesario seguir fortaleciendo las
medidas de prevención y control para seguir disminuyendo la presencia de
esta patema en Latinoamérica.

Palabras clave: Rabia, zoonosis, perros, medidas de prevención y control.

Abstract

Rabies is a zoonotic viral disease, millennial and of great importance for public
health, has a wide distribution worldwide and is endemic in almost all of Latin
America. The dog constitutes the main reservoir and transmitter of the
patema. The present work aims to highlight the most relevant aspects of
canine rabies in relation to its history, epidemiology and measures for its
control. In terms of prevention and control measures, vaccination is the most
effective tool for disease control. It was concluded that rabies continues to be
a serious problem for public health in nations with less economic resources
and the dog is still the major transmitter of the disease, so it is necessary to

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continue strengthening prevention and control measures to continue


decreasing The presence of this patema in Latin America.

Key words: Rabies, zoonoses, dogs, prevention and control measures

Introducción

La Rabia ha sido una de las enfermedades más reconocidas y más temidas a


lo largo de toda la historia, está presente en casi todos los continentes salvo
en la Antártida y Oceanía, por otra parte en muchas naciones, sobre todo en
las de menos recursos económicos, continúa siendo un problema para la salud
pública, teniendo un alto impacto social, debido al reporte de casos en el
hombre. La historia reseña que está patema está presente en Latinoamérica
desde el año 1.700, donde se notificaron los primeros brotes en las colonias
inglesas (Warrell y Warrell 2004; OIE, 2014b).

De acuerdo a lo planteado por la OMS y la OPS, la rabia es una enfermedad


zoonótica milenaria, causada por un virus que ataca al sistema nervioso
central causando una encefalitis con una alta letalidad. (OPS, 1995; OMS,
2001). También se le conoce por "hidrofobia", es producida por un virus ARN,
género Lysavirus, de la familia Rabdoviridae, que afecta a los animales, y al
hombre, (Repetto, 2002). Por su parte la OIE, señala que es una enfermedad
vírica que afecta al sistema nervioso central de los animales de sangre
caliente, incluidos los humanos, su período de incubación es largo (seis
meses), y los síntomas pueden tardar varias semanas en aparecer tras la
infección, pero una vez que surgen, es siempre fatal.

Para Schneider et al., (2007), nos relata que desde el punto de vista
epidemiológico, existen dos formas de presentación, la rabia urbana, en la
que se reporta al perro como su principal transmisor y tiene una gran
importancia epidemiológica sobre todo en los países del tercer mundo,
mientras que en el caso de la silvestre, su transmisión es por especies
depredadoras, como los felinos, el zorro, los murciélagos, el chacal y otros,
que actúan como reservorios y transmisores principalmente a especies
herbívoras.

Es importante resaltar que América en el año 2003 se notificaron 1,131 casos


de rabia canina, en comparación con el año 1990 hubo un descenso del 91%,
no obstante a pesar de haber una disminución de los animales afectados, la
enfermedad sigue siendo un desafío a pesar de los avances en su control y los
esfuerzos realizados por los gobiernos, entidades y organismos que realizan
estrategias para lograr su erradicación (OPS, 2008). Por otra parte, en
Ecuador en 1996, se registró la mayor tasa de rabia per cápita en las
Américas, con una tasa de incidencia de 0,56 casos por cada 100.000
personas por año.

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En este sentido, Paredes (2010), relata que en esta nación, existe una gran
cantidad de perros que deambulan sin control por las calles, lo cual es una
problemática que afecta a la salud pública, constituyendo posibles reservorios
de enfermedades que se transmiten a humanos o a otros animales
domésticos, y en el caso específico de la enfermedad de referencia pudiera
comprometer la salud de la población, por lo que se hace necesario contar
estrategias y programas de control eficientes para revertir esta situación

El objetivo de este trabajo es resaltar los aspectos más relevantes de la rabia


canina en lo relacionado a su historia, epidemiología y las medidas para su
control.

Desarrollo

Sinopsis histórica

La Rabia es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, fue


descrita aproximadamente 4 mil años A.C. Su presencia se enmarca en las
civilizaciones del mundo antiguo, como la egipcia, que se desarrollaron en las
márgenes del Río Nilo, informándose que ocasionó numerosas muertes. Los
egipcios, refieren que la patema estaba presente desde el año 2300 AC,
aunque otros historiadores señalan que fue descrita primero en Mesopotamia,
allá por el año 1800 AC. También se le atribuye a Plutarco haber descrito la
enfermedad, en sus apuntes hace referencia a la transmisión por la
mordedura de perros rabiosos. Por otra parte Aristóteles, informa sobre la
existencia de la Rabia en los animales e incluso plantea su posible transmisión
a través del perro (Sergent, 1933; Pradilla, 2010). Otras evidencias son
reportadas en China, en el siglo VII, notificándose una gran afectación en la
población humana y en los perros. Se cree que existen indicios de que en
Italia la enfermedad se presentó con frecuencia, lo que aterrorizaba a la
población de muchas aldeas.

Según Demócrito filósofo griego, la describió como una enfermedad terrible


que se presentaba en perros y otros animales domésticos. Resaltar que en los
relatos y crónicas reflejan que las medidas de control solamente estaban
dirigidas específicamente a los perros afectados, se utilizaba el sacrificio,
amputación de la lengua, aislamiento o encadenamiento.

Por su parte el médico del Renacimiento, Jerónimo Fracastoro (1478-1553)


comparte, lo afirmado por Aristóteles: "los animales a causa del estado
salvaje, en el cual tienen la semejanza con el perro, una vez que han sufrido
el contagio, se vuelven rabiosos". Otro aspecto notable de este investigador
es que relata que se vuelven rabiosos todos los animales que han sido
mordidos. También hace referencia de los pacientes afectados por la
enfermedad y sus modos de contaminación (Fracastoro, 1962; Flamand,
1985; Laval y Lepe, 2008).

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En otras investigaciones desarrolladas por Aureliano, nos revela que fue el


primero en señalar a la hidrofobia como un síntoma y signo importante de la
enfermedad. Cabe señalar los aportes de Celsus, un médico romano en el año
30 de nuestra era, proporcionó una descripción detallada de la enfermedad,
indicando que los seres humanos y los animales inferiores eran susceptibles y
fue el primero en recomendar la cauterización de la herida causada por la
mordedura de un animal rabioso. También relata que si alguien era mordido
por un animal rabioso y no era rápidamente tratado, enferma y sin
esperanzas de sobrevivir. En sus apuntes describe que el veneno debe ser
extraído de la sangre mediante ventosas y cauterizando con fuego el sitio
lesionado. No obstante los historiadores informan que Aureliano fue el primero
en señalar la hidrofobia como síntoma y signo importante de la enfermedad.
Otro aporte importante fue el realizado por Galeno, el que recomendaba la
sección inmediata de los tejidos mordidos (Sergent, 1933; Pedro-Pons, 1952;
Swave, 2005).

Las evidencias, nos revelan que en el siglo XV de muestra era, ya se conocía


la rabia canina en España e Inglaterra (Morilla, 1989).

En lo referente a la presencia de la enfermedad en América, se describen los


primeros casos a partir de la llegada de los europeos y es muy probable que
en América del Norte y del Sur, fuera introducida por los perros que
acompañaban a los conquistadores, muchos de ellos ya afectados. La
literatura consultada relata que para 1719 ya había causado las primeras
víctimas humanas en las Antillas dominadas por los ingleses, así como en la
Isla de Barbados en 1741. Por otra parte la referencia más antigua de la rabia
en México data de 1709, mientras que en los Estados Unidos se reconoce en
el año 1753. En Perú, en 1803, se conoce de una epidemia que causó la
muerte a más de 42 personas en la ciudad de Ica, localizada al oeste de esa
nación, posteriormente en Argentina es notificada en 1810 (Favi y Durán
1991).

Otro aspecto a destacar fueron los apuntes del científico Charles Darwin en el
año1835, publicando en su documento de observaciones y notas sobre sus
viajes, la existencia de hidrofobia en los valles de Chile (Laval y Pepe 2008).
Otro acontecimiento relevante fueron los aportes de Zinke, en 1804, dando a
conocer la transmisión de la rabia al perro sano a través de la inoculación de
saliva procedente de uno afectado.

Por su parte otro de los grandes científicos que contribuyó a la investigación


de la rabia fue el químico francés Louis Pasteur en la década de los ochentas
del siglo XVIII, quien sugirió que el agente etiológico no era una bacteria, sino
un virus. La historia relata que un veterinario llevó al laboratorio del científico,
dos perros con hidrofobia, en donde se iniciaron las investigaciones para
determinar la causa y la forma de transmisión de la enfermedad. Otro
acontecimiento notable fue en 1885, una madre angustiada presentó a
Pasteur a su hijo de 9 años, llamado Joseph Meister, quien había sido
agredido por un perro rabioso, Pasteur aplica una vacuna al niño y pocos días

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después, se presenta ante la Academia Francesa de las Ciencias mostrando el


éxito de sus resultados (Top, 1955).

En 1903 el italiano Negri, descubrió cuerpos de inclusión intracitoplasmáticos


en las células nerviosas de los animales y el hombre, que no se encuentran en
otra enfermedad.

Importancia de la patema

Para Dodet et al., (2008), en la actualidad la rabia es la zoonosis viral de


mayor importancia a nivel mundial, el investigador refiere que será preciso
volver a impulsar el interés por la enfermedad y desarrollar un método de
erradicación eficaz de esta patema que afecta tanto a la salud pública, como a
la sanidad animal y la economía.

Por otra parte se ha notificado que cada diez minutos, una persona muere y
anualmente fallecen 61,000 personas en el mundo, lamentablemente las
principales víctimas son los niños en los naciones menos desarrolladas. África
y Asia son las regiones más afectadas. En los países en los que la gente sigue
muriendo, los perros constituyen el principal reservorio (OMS, 2013; OIE,
2014).

Diversos autores señalan que el gasto financiero más significativo de la rabia,


en cualquier país, es el costo de la profilaxis post-exposición. También se ha
reportado que aproximadamente 15 millones de personas reciben la profilaxis
de la rabia postexposición. En estudios realizados se ha estimado que el costo
de esta enfermedad en Asia y África es elevado, causando un gasto de 500
millones de dólares por año, en lo relacionado a los gastos directos y más
otros costos, se estima que las perdidas pueden ascender a 6,000 millones de
dólares, incluyendo el detrimento de productividad, y los costos de vacunación
e inmunización (Knobel et al., 2005; Mclean y WHO, 2011). Es una realidad
que esta patema constituye un problema para la salud pública, por citar un
ejemplo en Asía alrededor del 56 % de las muertes humanas ocurren en esas
naciones, afectando principalmente a las poblaciones rurales y más pobres, es
una realidad que las condiciones sociales y culturales tienen un gran impacto
y por otra parte las realidades políticas y económicas, pueden influir en lograr
resultados óptimos en las acciones para la lucha contra esta enfermedad, por
lo que se hace necesario desarrollar acciones de diversas entidades, sector de
la salud, instituciones de la agricultura, medio ambiente y en lo relacionado a
la capacitación de la población, sobre todo en las zonas de mayor riesgo (OPS,
2005; Singh, 2017).

Al respecto la OPS, relata que en América, en el período 2003-2009 la rabia


humana se reportó en 15 países, mientras que entre los años 2010-2012 la
enfermedad solamente se registró en 6 países: Bolivia, Brasil, Guatemala,
Haití, Perú y República Dominicana. Según la OPS (2005), en América Latina,
se desarrolló un programa regional de control de rabia en perros, comenzando
en 1983, logrando una reducción en el número de defunciones humanas de

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casi un 95%. En estas acciones se asignaron aproximadamente 40 millones de


dólares estadounidenses anuales a la campaña. También se dedicaron
esfuerzos para la capacitación del personal que tendría a su cargo la
aplicación de las medidas de control y la vigilancia de la enfermedad, por lo
que la notificación de casos ha seguido disminuyendo. En este sentido la
organización, señala que estos resultados se han logrado a través de las
políticas de los gobiernos, sobre todo en lo relacionado a desarrollar
actividades formativas permanente del capital humano y las inversiones
desarrolladas en los programas de control y al fortalecimiento también de las
políticas de salud pública veterinaria, especialmente a través de los
programas nacionales de control, que en la mayoría de los países han sido
descentralizados desde su creación.

Jaramillo (2000), refiere que en Ecuador se notificaron altas tasas de


incidencia con epizootias en los años 1980 a 1983, 1992,1993 y 1996 por lo
que se realizó un plan emergente de control y eliminación de la enfermedad y
que se caracterizó por desarrollar actividades de vigilancia epidemiológicas y
campañas masivas de vacunación en la nación. En 1995-1996 fue afectado
nuevamente el país, con rabia canina en donde murieron aproximadamente
70 perros. En la actualidad hay una disminución de la rabia urbana, no
obstante se reportan afectaciones por rabia silvestre. En el año 2011, se
notificó la ocurrencia de un brote de rabia humana silvestre en el cantón
Taisha, provincia de Morona Santiago, reportando once personas fallecidas, de
ellos nueve menores de 15 años, a consecuencia del virus de la rabia
silvestre, pudiéndose demostrar que la trasmisión ocurrió por la mordedura de
murciélagos hematófagos pertenecientes a la especie Desmodus rotundus
(Ministerio de Salud Pública del Ecuador, 2011).

Epidemiología

Las especies susceptibles a la enfermedad son todos los animales de sangre


caliente, incluyendo al hombre. Se considera que el perro es el mayor
transmisor de la enfermedad al hombre y a otros animales, aunque animales
salvajes como los zorros, ratas, ardillas topos, hámster, tejones, murciélagos,
etc., también tienen una gran importancia en la transmisión. En estudios
realizados se ha comunicado que los perros jóvenes son más susceptibles que
los adultos. Por otra parte existe una estrecha relación entre la rabia canina y
la humana. Otros aspectos a destacar es que cuando la enfermedad es
controlada, el número de casos en los humanos comienza a disminuir de
manera relevante (Vargas y Cárdenas 1996; Chin, 2001).

Según, Acha y Szyfrez (2005), señalan que el virus rábico es eliminado


principalmente a través de la saliva, se encuentra en el sistema nervioso
central, cerebro, cerebelo, bulbo, médula y líquido céfalo-raquídeo. La saliva
del animal afectado es infectante. El periodo de tiempo antes de que
aparezcan los signos clínicos en un animal infectado puede variar dependiendo
de la cepa viral y del punto de entrada. De acuerdo a lo planteado por Smith
el at., (1991) relata que el período de incubación de la enfermedad en las

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especies humana y animal es largo y variable, pudiendo estar comprendido


entre 20 y 90 días; sin embargo, en los seres humanos este período puede,
en raros casos, durar hasta un año.

Baer (1982), refiere que el periodo de incubación en la rabia canina puede ser
muy corto, de solo 10 días, o muy largo hasta de 6 meses, y el animal puede
ser contagioso en un periodo de 2-3 días antes de la aparición de los primeros
síntomas. En lo relacionado a este aspecto, Warrell y Warrell (1995), señalan
que el periodo de incubación se encuentra en un rango de 10 días a 14
meses.

Otro aspecto relevante es que la enfermedad puede ser transmitida a otros


animales y a los humanos a través de la saliva, de un animal infectado antes
de que éste presente los signos clínicos (Fekadu, 1982; Pérez y Ramírez
2016).

En lo relacionado al modo de transmisión, se realiza por contacto directo con


la saliva infectada de un animal rabioso, el virus se introduce por la
mordedura, rasguño y raramente por lesión reciente en la piel de la persona
expuesta. La infección se produce en la mayoría de los casos por mordeduras,
por otra parte se ha informado que más del 95 % de los casos humanos se
deben a mordeduras de perros infectados. Resaltar que el virus permanecerá
por lo general en el punto de entrada durante un periodo de tiempo antes de
viajar a lo largo de los nervios hasta el cerebro, posteriormente el virus se
multiplica rápidamente y se manifiestan los signos clínicos. Del cerebro, el
virus pasa a las glándulas salivales a lo largo de los nervios (Charlton et al.,
1997; OIE, 2014). Con menos frecuencia, un animal o una persona pueden
infectarse por contacto con saliva infectada o tejidos neurológicos, a través de
las membranas mucosas o heridas de la piel.

Según Navarro (2004), señala que por lo general el hombre contrae la


enfermedad cuando el virus está circulando en su ciclo urbano, principalmente
por mordedura o rasguño de un perro enfermo. El autor nos informa que los
lugares de mayor riesgo, son los que se encuentran densamente poblados y
donde los perros se encuentren sin control (sin vacunar y con altas
poblaciones de perros callejeros), sobre todo en las ciudades de escasos
recursos económicos.

Medidas de Prevención y Control de la enfermedad

Para la OIE (2009), la historia del control de la rabia en América Latina puede
dividirse en dos etapas: antes y después de 1983, año en que los países
decidieron eliminar los casos de la enfermedad transmitida por perros. Es
importante resaltar que a partir de esa fecha, los gobiernos de América Latina
desplegaron grandes esfuerzos para alcanzar este objetivo en el marco del
Programa Regional de Eliminación de la Rabia Humana transmitida por Perros.
Un resultado importante es que entre 1983 y 2003, el número de casos de

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rabia humana y canina disminuyó aproximadamente en un 90% en la región


(Schneider et al., 2007).

Así mismo es importante enfatizar que esta patema se encuentra incluida en


la lista de enfermedades de la OIE que figura en el Código Sanitario para los
Animales Terrestres. Su procedimiento se realiza a través del delegado de la
OIE, por otra parte las autoridades veterinarias de los países miembros deben
declararla de manera obligatoria, una vez que se presente la Rabia en sus
naciones (OIE, 2014b).

En este sentido, Ortiz-Prado et al., (2016), refieren que varios países han
implementado de programas de control y vigilancia, los autores señalan que
en varias naciones han logrado erradicar la enfermedad, cumpliendo con los
requisitos de la OIE sobre lo relacionado al estatus sanitario libre de la
enfermedad. Sin embargo, en otros países, sigue siendo endémica y los
principales hospedadores son los animales salvajes. Según la OIE y la OMS,
relatan que será necesario establecer un buen control de los reservorios (los
perros), pues resulta mucho más rentable cumplir con las medidas de
prevención, que concentrar los esfuerzos en la profilaxis de los seres
humanos, tras la exposición al virus (OMS, 2001; OIE, 2009).

Diversos autores han referido que en algunos países se han realizado acciones
encaminadas a la reducción de las poblaciones animales mediante captura y
sacrificio de animales vagabundos o esterilización, sin embargo no se han
logrado los resultados esperados, por lo que se sigue recomendado la
vacunación como el procedimiento más eficaz para el control de esta patema
(Cediel et al., 2010; Morters, et al., 2013; Castillo-Neyra et al., 2016).

De acuerdo a lo planteado por Aréchiga el al. (2014), en lo relacionado al


sacrificio de perros vagabundos, los autores refieren que este tipo de medida
no garantiza eliminar la transmisión de la enfermedad, incluso puede
aumentar la dispersión del virus, al aumentar el traslado de perros hacia
comunidades fuera del área de sacrificio, otro aspecto a resaltar es que en las
zonas donde los perros con dueño se encuentran en la calle, el sacrificio de
perros puede conllevar a la eliminación de perros vacunados (aquellos que
detendrían la cadena de transmisión del virus rábico, por otra parte todo esto
puede llevar grandes costos de implementación tanto para el sector salud y
gobiernos locales y para los pobladores de la zona afectada. En este aspecto
los autores del trabajo concuerdan con los autores, el sacrificio de los perros
callejeros no es una medida que resuelve el control de la enfermedad, lo más
importante es desarrollar estrategias que puedan garantizar la vacunación.

En lo relacionado a las medidas de prevención y control, en las naciones


donde la enfermedad es endémica, las acciones se realizan para tratar de
reducir el riesgo de infección en las poblaciones susceptibles (animales
salvajes, animales vagabundos y domésticos) y poder crear una barrera
entre la fuente animal de la enfermedad y la población humana (Álvarez y
Domínguez 2000; OPS, 2005).

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Algunas de las medidas recomendadas por la OIE.

 Vigilancia y notificación de casos sospechosos de rabia en los animales.

 Programas de vacunación de los animales domésticos.

 Investigación de la dinámica, vacunas y mecanismos eficaces de


administración para poblaciones específicas

 Programas de control de la rabia en los animales salvajes, vacunación


incluida (captura/vacunación/liberación o suministro de vacunas orales)

 Programas de control poblacional y de vacunación de las poblaciones de


animales vagabundos.

Según la OIE (2014a), en muchos países los programas de control


representan un reto mayor, no obstante, los gastos económicos que
representa la vacunación de los perros sigue siendo mínima en comparación
con los costes actuales de tratamiento pos-exposición de urgencia de las
personas mordidas. Es relevante destacar que tan solo un 10 % de los costes
de tratamiento bastaría para reducir considerablemente e incluso eliminar la
rabia canina. Para alcanzar este objetivo será primordial establecer una serie
de medidas higiénicas y sanitarias orientadas a controlar satisfactoriamente la
enfermedad en sus principales reservorios domésticos, los perros y gatos.

Otras de las medidas de prevención y control es la vacunación.

 Vacunación animal extensiva, mediante programas permanentes de


vacunación por lo menos una vez al año, considerando la situación
epidemiológica de la región.
 Control de la población animal susceptible, estableciendo programas de
control de la reproducción en perros y gatos, así como también captura y
eliminación de los animales callejeros sin dueño y sin control,
principalmente en situaciones de riesgo.
 Establecimiento de programas de cuarentena obligatoria y vacunación para
todos los animales susceptibles procedentes de regiones donde exista
rabia.

Al respecto el CDC (2009), indica que los veterinarios y el personal que labora
en control de los animales deben manipular los casos potencialmente rabiosos
con extrema precaución. Se recomienda usar un equipo de protección, como
guantes de goma gruesa, antiparras y un delantal de goma o plástico cuando
se realizan autopsias o en otras circunstancias cuando existe la exposición a
tejidos infectados. Será vital informar de inmediato las mordeduras u otras
exposiciones. La profilaxis posterior a la exposición consiste en la limpieza y
desinfección de la herida, vacunación antirrábica y la administración de
inmunoglobulina humana de la rabia.

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Otros autores han señalado que será importante conocer de forma oportuna
los factores de riesgo determinantes de la ocurrencia y distribución de la rabia
en un municipio o cantón, que le permita a los especialistas sustentar
decisiones con relación a las acciones de prevención y control. Al respecto
otra medida trascendental será desarrollar actividades de capacitación en la
población, sobre todo en las zonas rurales y de las de mayor riesgo, también
será vital implementar herramientas que permitan fomentar la
responsabilidad personal y social en lo relacionado a la vacunación de los
perros (OPS,2001). Otro de los aspectos en que se debe trabajar es en
persuadir a la población para que notifique en forma inmediata ante las
autoridades sanitarias la presencia de posibles animales sospechosos. La
importancia de la capacitación del personal médico y paramédico será
trascendental en lo relacionado al tratamiento antirrábico en general y las
medidas profilácticas que se deben aplicar ante cualquier caso (Bances, 2000;
Rupprecht et al., 2006; Franka, et al., 2013).

La OPS, refiere que Ecuador cuenta con la fortaleza de contar con un sistema
de vigilancia epidemiológica, vinculada a la Rabia Regional, denominado el
Sistema de Vigilancia en las Américas (SIRVERA), con la coordinación de la
OPS. Su procedimiento es a través de las unidades locales de salud, las que
remiten un informe de los casos positivos de rabia humana y animal, debiendo
ser confirmados por una prueba de laboratorio. Estos informes se consolidan a
nivel nacional y luego se envían a SIRVERA. Precisamente a través de las
acciones realizadas en esta nación, el número de casos de rabia urbana ha
disminuido en un 95% en los últimos años (OPS, 2005; Paredes, 2010;
Esteban Ortiz- et al., 2016).

Conclusión

La rabia continúa siendo un grave problema para la salud pública en las


naciones con menos recursos económicos y el perro sigue siendo el mayor
transmisor de la enfermedad, por lo que se hace necesario seguir
fortaleciendo las medidas de prevención y control para seguir disminuyendo la
presencia de esta patema en Latinoamérica y otros continentes.

Bibliografía

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