Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
Normas de uso
Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:
+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.
El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página http://books.google.com
/r
«r
BREVE RESUMEN
Ó HISTORIA
EN RUSIA,
ría de hormiguera.
PALMA
DE MALLORCA.
Excmo. Señor.
aplaude mi traéap.
EXGMO. Sr.
B. L. M. de V. E. su mas atento
y seguro servidor el Conde de Santa María de
Formiguera.
t
Excmo. Sr.
exército.
Sin embargo, los Rusos no nos davan
un instante de descanso; á cada paso de
bíamos combatir, y el furor era tan grande,
que Ciudades enteras desaparecian baxoel
estrépito del canon : Tal fué la de Malo-
Javoslawetz ; solo se distinguia la delinca
cion de las calles por los cadáveres en
ellas extendidos, que nos las denotaban :
las casas no formaban sino un monton de
ruinas humeantes , sobre Jas quales apare-
cian miembros mutilados , esqueletos me
dio consumidos y cabezas humanas ma
chacadas por las piezas de artilleria. Un
profundo silencio reynaba sobre todos es-
í tos escombros, y solo lo interrumpian las
vozes moribundas de algunos heridos, que
levantaban con esfuerzo sus figuras tizna
das y cubiertas de sangrientas heridas. El
alma mas feroz se hubiera conmovido al
I 2
ver este triste y lastimoso espectáculo; sola
la de Buenaparte se quedó insensible, pe
ro no pudo menos de manifestar su sor
presa al ver el furor con que habían com
batido , y de alabar el valor de tantos va
lientes, que su locura conducía á la muerte.
Este monstruo precedía una jornada al
cuerpo del exercito donde servia el autor
de esta relacion, y hacia quemar y des
truir todo lo que se encontraba por el ca
mino. Asi la ruta entera estaba iluminada
por los torbellinos de llamas, que se levan
taban de las Ciudades y Aldeas incendia-
*das. El peligro aumentaba quando tenían
que pasar los caxones llenos de pólvora
por en medio de estas Ciudades incendia
das ; y tal era la miseria del exercito, que
muchas vezes s¡e veían los soldados hiertos
de frio, pararse sobre las ruinas de las Ciu
dades, y acostarse con gusto sobre las que
todavía humeaban, de las casas, que ha
bían sido quemadas el día antes. Los sol
T3.
dados de la comitiva de Buenaparte , dice
el referido Labaume , estaban de tal modo
acostumbrados á la destruccion , que in
cendiaban los lugares donde se paraban.
Nuestro exército en seguida , quemando
las pocas casas que habian quedado, qui
taba al del Príncipe de Eckmühl, que
venia de retaguardia, todo recurso, dexan-
dole solamente el espanto y la desespera
cion. Asi estos tres exércitos solo marcha
ban para ser los destructores, tanto délas
Ciudades enemigas, como de nuestro pro
pio exército , á quien quitaban por falta
de víveres y provisiones el medio de sub
sistir; y en este estado de miseria y con
fusion era tanto el furor de Buenaparte,
que no le permitia ver que sus soldados
serian las primeras víctimas de sus in
mensas desolaciones^
Era tanta el hambre que padecían,
que para comer un solo mendrugo de
pan, se escondían los que poco antes. 1©
i4
hacian con tanto luxo y magnificencia.
El brazo Omnipotente del Creador pa
ra aplacar el orgullo del déspota de la
Europa, hizo caer sobre nosotros lluvias,
granizo y nieve, cuyo frio taladraba
nuestros cuerpos , hasta el extremo de con
sumir el tuétano de nuestros huesos. Las
densas noches, en que solo resonaba el
estrépito del canon , atolondraban á quan-
tos asistian en este horrible catástrofe,
sin tener siquiera un solo momento de
descanso por los ataques reiterados de los
Rusos, y los ahullidos délos Cosacos, que
forzaban á nuestros soldados, para su se
guridad, á tomar las armas á cada ins
tante , y hacer centinela sobre la nieve,
donde los encontraban helados el dia si
guiente. Pensaban recibir algún socorro
en una Ciudad, luego corrían para en
contrarlo; pero los ojos atemorizados bus
caban en vano sus cimborios, y sus al
tas torres, y todo habia desaparecido,
i5
hasta las cenizas rechazadas por el vien
to: bien tenian que preguntarlo, hasta
las mismas ruinas ya no existian; y so
lamente una vez, dice el citado Labau-
me, vimos un campanario elevado sobre
las ruinas, que parecia una Isla, y su
reíox tocava todavía las horas, quando
ya no existía la Ciudad.
Tanta era la barbarie de Buenapar-
te , que en Syria mandó envenenar los
apestados del Jaffá, y hacer pasar por
las armas en la orilla del mar hasta el
número de cinco mil prisioneros, que le
embarazaban. Estas atrocidades eran el
preludio de otras mayores; su furor au
mentaba con sus desastres. Con harto do
lor mio me he resuelto presentar los he
chos que van á leerse : el horror que
me inspira esta inhumanidad hiela mi
mano , mas en fin es preciso darlo al pú
blico, parahacerver el corazon "empeder
nido de aquel tirano de las Naciones
i6
cuyos hechos parecen sacados de los bar
baros y demonios, con que el Dante há
poblado su infierno. El exército conducia
con él tres mil prisioneros, que habia he
cho en Moscou; durante la marcha no
tenian nada que darles , y cada noche
los ponianen un estrecho circuito, donde
quedavan apriscados como el ganado.
Allí, entregados á todos los aprietos del
hambre, no podian apartarse un solo ins
tante de los soldados que los guardaban. *
Desnudos , muertos de frio , extendidos
sobre el hielo, sin socorro y sin esperan
za, se les vio despedazarse los unos á los
otros , y comer con alegría indecible la
carne de sus camaradas que habian muer
to de hambre. Los vio, si, los vio este
monstruo é infame opresor de la huma
nidad ; pero oh Dios !.. que horror ! que
barbarie ! quedóse su alma insensible....
Oh generoso Alexandro ! Oh Soberano
verdaderamente magnánimo, á quien Bue-
ñaparte llamaba Rey bárbaro, mira tus
Ciudades que todavia humean; tu cora
zón paternal está despedazado con la me
moria de esos campeones que devoraban
bus miembros palpitantes j Oh invicto
Héroe ! en breve vamos á verte baxo los
muros de la capital de Francia, y al abrirte
sus puertas , y reprimiendo el guerrero
furor de tus soldados, oiremos exclamarte
con estas tan dulces, como memorables
palabras , á imitacion del mas grande Ca
pitán de la antigüedad , y aun superan-
dolo ; llegué, vi, vencí, y París queda sal
vada porque he sabido vencerme á mi
mismo.
La relacion de nuestras calamidades no
está todavia concluida , ni lo estará mien
tras exista nuestro exército. Llegan sobre
las orillas del Beresina, al lugar mismo
donde Cárlos XII. pasó este rio para ir á
Moscou. Los esfuerzos del enemigo na
pueden impedir el que se construyan dos
i8
puentes : durante este tiempo las tropas
no cesaban de adelantarse sobre las ori
llas ; y era tanta la muchedumbre ,
que ya no habia medio para retirarse.
Los soldados , amarillos, flacos, andrajo
sos, despojados de sus ricos vestidos , fe-
lizes entonces de hallarse cubiertos con ,
pieles de carnero sangrientas y medio
quemadas , se precipitaban sobre las ori
llas gritando amargamente. Unos querian
encender fuego, y se quedaban helados al
pie del árbol que iban á quemar ; otros
arrancaban con furor raizes secas, y pe
dazos de cavallo para comerse la carne,
y hacer fuego con sus huesos , y se sen
taban friamente sobre el monton de cadá
veres que rodeaban el fuego, y la insen
sibilidad aumentaba todavia todas estas
miserias. Buenaparte, dice el Señor La-
baume, con la ayuda de su guardia se
abrió camino en medio de esta inmensa
multitud que estaba en insurrección y
*9
desorden difícil de pintar : la tormenta
era tan grande , que al parecer las cata
ratas del cielo no podian dar otra mayor.
La obscuridad era horrible, el viento lle
vaba sobre los rostros una nieve muy den
sa; los oficiales por no quedarse helados
corrían á mas no poder , aunque estuvie
sen rendidos de las fatigas del dia; los co
llados y los montes presentaban unas ma
sas enblanquecidas ; solo se descubría el
rio medio helado, cuya agua turbia y
obscura, haciendo muchas vueltas en el
llano , se abría paso al través de los peda
zos de hielo que acarreaban sus olas. Aun
que habia dos puentes , uno para carros
y otro para infantería , no obstante
la muchedumbre era tan grande y las
cercanías tan peligrosas , que llegando
cerca del Beresina los hombres reunidos
en masa no podian moverse. Sin embar
go; á pesar de estas dificultades , algunos;
pocos de la infanteria , á fuerza de per
20
severancia llegaron á salvarse ; pero cerca
las ocho de la mañana, el puente destina
do para los trenes habiendo sido roto por
el excesivo peso con que cargaba, se acer
caron acia al otro con los bagages y la ar
tillería , y quisieron intentar con la fuer
za el paso (2). Entonces se levantó una
terrible lucha entre la infante ria y la ca
ballería; muchos perecieron degollándose
entre sí; pero todavia un mayor número
fué ahogado acia la cabeza del puente, y
los cadáveres de los hombres y de los ca
ballos cubrieron de tal modo los caminos,
que para acercarse al rio era menester
»
felicidad..
BIBLIOTECA DE CATALUNYA
1001908816