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Sesión 21: La inducción constitutiva y la noción de ser1

PARA COMPLETAR TEMA 5. LA INDUCCIÓN CONSTITUTIVA Y LA NOCIÓN DE SER

Objetivo del tema:


-Presentar cómo la inducción constitutiva forma parte de la solución para superar los
defectos del método hipotético-deductivo y qué noción de ser y de causalidad hay en
el fondo de esta idea.
1. El problema de la inducción tal como lo plantea Hume

2. Diversas soluciones
2.1 Solución psicológica
2.2 Solución clásica
2.3 Solución moderna
2.4 Otras soluciones contemporáneas
2.5 Solución de inspiración aristotélico-tomista

3. Algunos aspectos de la solución tomista al problema de la inducción

4. La fundamentación de la solución tomista en la noción de ser como acto

5. Observaciones sobre la interpretación del silogismo

Conclusión: La inducción, en general es un procedimiento lógico que nos permite


pasar de lo singular a lo universal. Se debe distinguir entre la inducción enumerativa,
que es un procedimiento que pertenece a la lógica de las proposiciones y al método
hipotético-deductivo, y que sirve para determinar el grado de corroboración empírica
de una hipótesis dada. La inducción constitutiva () es un
procedimiento de lógica de predicados mediante la cual se constituyen premisas
adecuadas a contextos específicos, y esto se realiza mediante la adaptación del
predicado al sujeto. Esto supone que el ser no es la mera existencia estensiva (ser no
es pertenecer a una clase), sino que en los entes hay distinción entre la esencia y la
existencia, que están relacionadas entre sí como acto y potencia.

Bibliografía:

G.BASTI, Filosofia della Natura e della Scienza, Roma 2002,182-193.


G.BASTI-C.TESTI, «La fondazione aristotelico-tomista dell’induzione», en
F.BARONE ET ALII, Il fare della Scienza, Padova 1997, 31-97.
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1. El problema de la inducción tal como lo plantea Hume


-De una manera general se puede presentar la inducción como el paso de lo
singular o particular a lo universal. Sería el procedimiento lógico paralelo a la
abstracción psicológica (se entiende de psicología racional).
-El filósofo empirista inglés, D.Hume criticó con fuerza el principio de causalidad,
y aunque apenas trató de la inducción su planteamiento fue entendido por muchos
como una destrucción del procedimiento inductivo.
-Según Hume la causalidad, tal como aparece en la experiencia se caracteriza por
los conceptos de cercanía, prioridad, conjunción constante y conexión necesaria
entre causa y efecto.
-Después de este análisis se plantea el siguiente problema filosófico: ¿Qué nos
permite concluir, si constatamos por la experiencia que los objetos de tipo B son
sucesivos, contiguos y constantemente unidos a los objetos de tipo A, que hay una
relación necesaria entre A y B, válida para casos futuros no observados? En otras
palabras, ¿cuál es el fundamento de lo siguiente: “Si todos los x observados que
son A son también B, entonces todos los x que son A son B”?
-Para que esta última expresión sea válida se debe cumplir el principio de
uniformidad de la naturaleza, según el cual, los casos de los cuales no hemos
tenido ninguna experiencia deben ser semejantes a aquellos de los cuales hemos
tenido experiencia”.
-Sin embargo este principio no es una verdad lógica, pues un cambio en la
naturaleza, según Hume, no es completamente imposible. Por otra parte ese
principio no es demostrable con argumentos empíricos, y como consecuencia para
Hume nuestras universalizaciones carecen de fundamento.
2. Diversas soluciones
2.1 Solución psicológica
-Para Hume el procedimiento inductivo en el fondo se apoya en un principio
natural de tipo psicológico: inferir de un x que es A la propiedad no constatada B
se debe al principio psicológico de causalidad, que asocia a una impresión presente
A una idea particularmente vivaz B, y esto determina en nosotros la creencia de
que x sea también B.
-Esto, además de no explicar mucho, esta sometido a la crítica que le hace Popper:
para que sea válida la explicación de Hume se requeriría que se diera una
repetición de experiencias, ahora bien, el concepto de repetición requiere el de
semejanza, que no puede ser el resultado de la repetición. Esto quiere decir que
debe haber antes de la repetición algún tipo de expectativas, anticipaciones, o
intereses para que se pueda dar una repetición.
2.2 Solución clásica
-Desarrollada por F.Bacon y J.Mill, para quienes la inducción es pasar de los
desconocido a lo conocido y presenta un conjunto de reglas (construcción de
tablas, eliminación de conexiones no esenciales) mediante las cuales se pueda
identificar la “forma” (estructura material fundamental) que debería llevar a la
“naturaleza” (conjunto de propiedades) de determinados cuerpos.
-Sin embargo se fundamenta de manera explícita en el principio de uniformidad de
la naturaleza, el cual se afirma que se obtiene también por inducción; de esta
manera se llega a la causalidad. Pero afirmar que la ley de causalidad, de la que se
sigue de manera inductiva el principio de uniformidad, que justifica la inducción,
se obtiene por experiencia es caer en el círculo vicioso denunciado por Hume: toda
generalización de la experiencia supone el principio de uniformidad, luego no lo
puede fundamentar.
2.3 Solución moderna
-La solución moderna consiste en renunciar a la pretensión de encontrar
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invariantes siempre y busca una lógica inductiva que permita valorar la


probabilidad (que se expresa con un número comprendido entre 0 y 1) con la cual
un cierta evidencia confirma una determinada hipótesis.
-De esta manera se afirma: Si la proporción m/n de los x observados que
pertenecen a A, pertenecen también a B, entonces todos los x que son A, pueden
ser B con la probabilidad P (donde P=f(m/n)). El número de casos que se observa
es n y el número de casos en los que se verifica que A es B es m. La cuestión es,
pues establecer cuál es esa función de probabilidad.
-Esta solución también tiene bastantes inconvenientes. En primer lugar hay un
parámetro en la fórmula para calcular la probabilidad que indica en qué medida la
naturaleza es uniforme, pero es muy difícil de establecer; en segundo lugar se
supone que el grado de uniformidad de las n experiencias se va a mantener en las
siguientes, lo cual tampoco se puede probar.
[Para aquellos que quieran profundizar ofrecemos las siguientes explicaciones acerca de la
fórmula de Carnap para calcular la probabilidad lógica, es decir, el grado en el cual la
hipótesis h es confirmada por la evidencia e:
c(h,e)=[m+(w/k)]/[n+]. Si llamamos  al número de predicados primitivos que
designan propiedades primitivas de los individuos, y que las Q-propiedades se definen como
las combinaciones en que todo predicado primitivo es afirmado o negado, tenemos que el
número de posibles Q-propiedades es 2π, w son las Q-propiedades que nos interesan, m es el
número de individuos observado con estas propiedades y n el número total de individuos
observado. El parámetro  es un número real no negativo que indica el peso relativo del
factor lógico respecto al factor empírico. Si el valor de  fuera infinito entonces el valor de
la función sería siempre igual al parámetro lógico, y la experiencia no contaría nada, nos
encontraríamos ante una naturaleza completamente carente de homogeneidad y todo sería una
mera probabilidad aleatoria; en cambio si fuera cero la naturaleza sería completamente
homogénea y la inducción sería una guía segura (evidentemente en cuanto m<n ya  no
puede ser cero)]
2.4 Otras soluciones contemporáneas
-Reichenbach propone ir observando la frecuencia, pues el fin de la inducción es
encontrar una serie de eventos cuya frecuencia converja a un límite: se trata de
acercarse de una manera práctica a ese límite, sin entrar en las dificultades
estrictamente matemáticas. El problema es que este planteamiento supone que el
límite existe, lo cual quiere decir que existe una uniformidad cuyo cálculo está a
nuestro alcance, y todo esto no ha sido demostrado.
-Goodman propone renunciar a una fundamentación de la inducción, e incluso a
pretender hallar inferencias que sean siempre válidas, simplemente define un
conjunto de reglas permitan “localizar” a la luz de la práctica pasada, las
inferencias “proyectables” en este momento, pero siendo consciente de que esto
puede cambiar en el futuro.
2.5 Solución de inspiración aristotélico-tomista
-Este problema de la inducción tiene mucho que ver con cuestiones de
fundamentación de las matemáticas, que veremos en sesiones posteriores.
-Ante todo se debe tener presente que aceptar el principio de uniformidad significa
afirmar, en un plano metafísico que la esencia se realiza siempre del mismo modo
en todos los individuos, y en lógica a afirmar que el dominio de definición de un
predicado (en base al cual se determina la pertenencia de un elemento a un
conjunto) se puede dar por definido de una vez para siempre.
-Sin embargo, para Aristóteles y santo Tomás, como la esencia es siempre relativa
y genérica con respecto a los individuos en concreto en los que se realiza, todo
predicado no posee un dominio de elementos completamente determinado. La
clave estará en encontrar un procedimiento recursivo universal a través del cual se
pueda especificar un cierto predicado universal en base a diversos individuos
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existentes.
-No hace falta suponer que el grado de uniformidad para los x que son A y B valga
para todos los x que son A, porque puede haber diversos modos de pertenecer al
conjunto (genérico) A, ya que esta pertenencia es algo analógico. Por lo tanto,
según avance el proceso se especificará, ante eventuales discontinuidades, el
dominio de la primera función, que de este modo será válida siempre y en todas
partes, mientras que para otros modos de ser A (e.c. AC), habrá otros grados de
uniformidad.
-No hay que perder nunca de vista que cuando nos referimos a verdades
universales y necesarias no pretendemos decir que son absolutas o imposibles de
perfeccionar. La universalidad consiste en que siempre y en todas partes que se
aplique el mismo método en las mismas condiciones, se llegará a los mismos
resultados.
3. Algunos aspectos de la solución tomista al problema de la inducción
-Santo Tomás era consciente de que si se entiende la inducción como una
enumeración, para que fuera algo demostrativo tendría que recorrer todos los
casos:
«Hay que prestar mucha atención al hecho de que Aristóteles compare de manera del
todo adecuada los procedimientos demostrativos por división y por inducción. En
ambos casos es necesario suponer que, como premisa, sea puesto todo lo que está
contenido en alguna cosa común. De lo contrario, ni el que procede por inducción
podría, puestos los casos singulares, obtener algo universal, ni el que procede por
división podría, al excluir algunas alternativas, concluir con la alternativa que queda.
Es evidente, por tanto, que habiendo hecho inducción de que Sócrates corre, como
Platón y Cicerón, no puede concluir de esto, de manera necesitante que todo hombre
corre, si no admite que, dentro de la clase de los hombres sólo están los individuos
inducidos. De manera semejante, tampoco el que procede por división, si ha probado
que este objeto coloreado no es ni blanco ni gris, puede concluir de manera necesaria
que es negro, a menos que admita que entre las cosas coloreadas no existen otras que
las que ha puesto como alternativa en las premisas» (THOMAS AQUINAS, In Post.An.
II,iv,446.)
-Sin embargo santo Tomás no se limitaba a ese empleo de la inducción, pues en
otros textos afirma con claridad que para alcanzar la ciencia hace falta tanto la
deducción como la inducción: es evidente que la inducción tiene un papel en la
constitución de los enunciados.
«Existe un doble modo de adquirir la ciencia: uno, mediante la demostración, otro,
por inducción, como se ha dicho al comienzo de este libro. Estos dos modos, sin
embargo, son diversos, porque la demostración procede de los universales, en cambio
la inducción procede de los particulares. Si los universales desde los cuales procede
la demostración se pudieran conocer sin la inducción, se seguiría que el hombre
podría adquirir directamente la ciencia de ellos, de los cuales no puede tener
sensación. Pero es imposible especular de los universales sin la inducción»
(S.THOMAS AQUINAS, In Post.An. I,xxx,252).
-El problema de la inducción es el mismo que el de pasar de enunciados
singulares, sea sobre individuos (“Este objeto es un triángulo”) o sobre especies
(“La nieve es blanca”) a enunciados universales. No es necesario haber establecido
a priori el dominio de todos los casos de un universal, como si todos los casos
tuvieran que estar contenidos ya en acto en el universal y perfectamente
especificados. No es preciso, para llegar al universal triángulo, conocer todos y
cada uno de los triángulos, ni para hablar de la blancura, conocer todas y cada una
de las clases de blancura.
-Como se puede advertir fácilmente nos estamos refiriendo a la abstracción, pero
ahora se trata de considerarla no desde un punto de vista de psicología filosófica,
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que se apoya en la inmaterialidad, etc, sino desde el punto de vista de la


metalógica. Hay que tener en cuenta lo siguiente:
+El poder atribuir de manera unívoca un predicado a una multiplicidad de
individuos definibles con ese predicado como sujetos, y la “clausura” de una
clase, supone la progresiva re-definición analógica (=proporcional a cada
diferencia de cada uno de los elementos con respecto al precedente) del
predicado sobre cada uno de los individuos-sujetos, sin que el dominio de
definición esté fijado de una vez para siempre (es decir, sin haber fijado a
priori un criterio de uniformidad).
+Esto quiere decir que no se podrá definir la pertenencia de un individuo a una
clase por el mero hecho de que la propiedad que define la clase se le atribuye
de manera unívoca como a los otros miembros de la clase. La atribución
unívoca a mucho presupone antes la re-definición analógica (proporcional) de
cada uno de los individuos. Analógica quiere decir proporcional a la
diferencia específica individual.
+Si llamamos P a la diferencia entre dos predicados uno-de-uno, P1 y P2,
atribuidos a dos sujetos individuales diversos S1 y S2, el predicado universal
genérico “uno-de-muchos” atribuible unívocamente a ambos surgirá de modo
natural como la relación constante de su mutua y proporcional re-definición:

S1:P1=S2:P2  S1:S2=P1:P2

SP  S/P =constante

+Con un ejemplo esto se puede entender mejor: supongamos alguien que vive
en el desierto y que no conoce más blancura que el blanco de una flor, de una
tela y de la luna. Ha formado el universal “blanco” porque en cada uno de esos
casos ese predicado era proporcional a su sujeto. Si se le presenta un poco de
nieve, tendrá que volver a definir la noción de blanco, para que incluya este
nuevo caso, pues de nuevo se da la proporcionalidad entre el sujeto y el
predicado. La noción de blanco es universal, pero no hace falta que esté
determinada a priori, sino que su dominio se va construyendo poco a poco. Es
un dominio actualmente finito, pero virtualmente infinito.

4. La fundamentación de la solución tomista en la noción de ser como acto


-Para poder explicar coherentemente la inducción sin caer en los problemas que
planteó Hume hay que recordar una de las distinciones fundamentales de la
metafísica aportada por santo Tomás: la distinción entre esencia y existencia, o si
se prefiere entre esencia y acto de ser. Más adelante profundizaremos algo en esta
cuestión, pero aquí adelantamos los puntos principales.
-En todos los seres creados se distingue su esencia y su acto de ser. El acto de ser
tiene la función de acto respecto a la esencia. La esencia nos indica cuál es la
naturaleza de una cosas, sus propiedades que nunca pueden faltar, ahora bien, esto
todavía es algo potencial respecto a la existencia, que actualiza de manera última
esa esencia. La esencia de una criatura está determinada por una serie de causas,
pero su ser depende de una causalidad superior y externa al mundo que procede de
Dios, acto Puro en el que no hay composición. No basta, pues, definir algo, una
esencia, para que ya exista.
-Todo esto puede parecer más o menos interesante, pero a primera vista no se
entiende qué tiene que ver con lo que hemos dicho acerca de la inducción. Sin
embargo es la condición para que se pueda dar la inducción tal como la hemos
explicado:
+Para la ontología moderna, de Kant a Quine existir significa simplemente
pertenecer a una clase, esto es, se reduce el ser a la cópula entre sujeto y
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predicado, tal como explicaba Kant. Afirmar que «existe un seminarista


toledano» es lo mismo que decir «un toledano es seminarista», y en este
ámbito la definición mutua sujeto/predicado no tiene sentido.
+Sería un círculo vicioso pretender redefinir el campo del dominio de un
predicado sobre un elemento que debería pertenecer a ese dominio, cuando
todo el ser del elemento consiste en pertenecer a ese dominio. Para el lógico y
el matemático moderno vale lo siguiente: Dime en qué campo, conjunto,
espacio, clase etc estás definido, y te diré no sólo qué cosa eres, sino también
que eres (que existes).
+Ahora bien, como la existencia del sujeto no depende de la definición del
dominio del predicado genérico (no se identifican el ser y la esencia), la
definición mutua sujeto-predicado en la que se resuelve la inducción
constitutiva no se convierte en un círculo vicioso.
+Si la existencia de Sócrates se identificara con el pertenecer a la clase
genérica de los hombres, sería absurdo pretender redefinir el predicado
“hombre” sobre Sócrates, pues en el dominio de ese predicado ya tendría que
estar Sócrates. Ahora bien, si la existencia de Sócrates es independiente de la
existencia de la clase genérica de los hombres, a la cual se quiere probar la
pertenencia de Sócrates como un elemento específico de dicha clase, es
perfectamente legítimo suponer un procedimiento recursivo de progresiva re-
definición (=especificación) del dominio genérico sobre una propiedad
cualquiera del individuo Sócrates (e.c. “Ser griego”, como una forma de “ser
hombre”) de manera que se le introduce (“induce”) en ese dominio.
-De esta manera el conocimiento depende de la realidad, y se va adecuando
progresivamente a ella. Así lo presenta santo Tomás al comienzo de las cuestiones
De veritate:
«Todo conocimiento se completa (perficitur) mediante la asimilación del
cognoscente a la cosa conocida, de modo que tal asimilación es el fundamento mismo
del conocimiento (causa cognitionis) [...] Y a esta adecuación de la cosa y del
entendimiento, como se ha dicho, sigue el conocimiento. Así, el ser ente (entitas) de
la cosa funda la relación que define la noción de verdad (praecedit ratio veritatis),
pero el conocimiento es como un efecto (effectus quidam) de la verdad» S.THOMAS
AQUINAS, De Ver., I,1c.
-Nunca podemos olvidar que para santo Tomás la universalidad de la verdad está
garantizada no como para los modernos de una manera axiomática, por la
suposición (=hipótesis) de la existencia de ideas universales únicas para todos los
hombres (en cualquier modo en que esto se quiera desarrollar), sino por la
demostración de que existe (=teorema) un indefinida posibilidad para cada
universal, en cuanto que existe como predicado genérico en la mente de cada
hombre, de re-definirse sobre la especificidad del ente al que dicho universal se
refiere para construir enunciados. En otras palabras, las definiciones son
universales y unívocas precisamente porque, aunque derivan de ideas diversas para
cada mente humana, mediante esas ideas diversas cada mente se puede adecuar a
la especificidad del objeto, de manera que para el mismo objeto obtiene
definiciones idénticas. Y esto a pesar de la diversidad irreductible de las mentes
humanas que las han producido y de la diversidad de las mismas enunciaciones
verbales de la definición (e.c. por diversidad de lengua, cultura, formación etc).
«Es necesario decir que la intención de Aristóteles no es la de afirmar la identidad de
los conceptos de la mente por referencia a su enunciación verbal, como si para una
misma enunciación se sobreentendiera una misma concepción de la mente: de hecho
las enunciaciones verbales son diversas en los diversos sujetos cognoscentes. Al
contrario [Aristóteles] pretende afirmar la identidad de los conceptos de la mente por
relación a las cosas: dice que los conceptos son idénticos porque se refieren de
manera semejante [no idéntica: las mentes que los conciben son diversas entre sí] a
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las mismas cosas» (S.THOMAS AQUINAS, In Perih., I,ii,21)

5. Observaciones sobre la interpretación del silogismo


-Todo lo que hemos dicho acerca de la inducción se podría haber desarrollado con
más claridad a partir del estudio del silogismo aristotélico. En general está muy
difundida la idea de que el silogismo es algo meramente deductivo, pero esta
lectura sólo se consigue a base de forzar determinados textos aristotélicos. No
podemos detenernos en esta cuestión, pero consideramos conveniente transcribir
un comentario de santo Tomás a los analíticos segundos, con algunas anotaciones,
que puede ser ilustrativo.
«Para inferir una determinada conclusión se necesitan dos proposiciones, esto es, la
premisa mayor y la menor, dado que, conocida la proposición mayor, todavía no se
conoce la conclusión. La proposición mayor debe ser conocida antes, no sólo con
prioridad de naturaleza, sino de tiempo. A continuación, si en la proposición menor
viene inducido o asumido algo que está contenido bajo el universal, que es la
proposición mayor, pero respecto a lo cual no es evidente que esté contenido en ese
universal, todavía no se llega al conocimiento de la conclusión, pues todavía no es
cierta la verdad de la proposición menor [en términos modernos estamos ante un
problema de indecibilidad: de la proposición “todos los hombres son mortales” no
podré deducir que “Sócrates es mortal” hasta que no haya determinado que “Sócrates
es hombre”. Pero para afirmar esto directamente de la mayor y no por inducción
constitutiva, habría tenido que enunciar toda la clase de los hombres]. En cambio, si
en la proposición mayor se asume un término respecto del cual es evidente que está
contenido bajo el universal de la proposición mayor, entonces se hace
inmediatamente evidente la verdad de la proposición menor [esto es, se resuelve la
indecibilidad]. De hecho lo que viene puesto bajo el universal tiene ya su
cognoscibilidad, por lo cual se llega también al conocimiento de la conclusión [...] Al
poner un ejemplo a propósito de las cosas que son conocidas, también
temporalmente, antes de la conclusión [esto es, las proposiciones mayores de cada
silogismo], Aristóteles afirma: pongamos que alguien, por conocimiento adquirido de
la conclusión de una demostración precedente, conozca la siguiente proposición:
“todo triángulo tiene tres ángulos iguales a la suma de dos rectos”. Ahora, induciendo
esta ulterior asunción, esto es, que este objeto que está en un semicírculo es un
triángulo, también conocerá al mismo tiempo la conclusión, pues este objeto inducido
tiene por sí mismo su universalidad dentro de la cual está contenido, de manera que
no es preciso buscar un término medio ulterior [que funde la pertenencia] [...] Esa
asunción es el término de un procedimiento resolutivo, desde el momento en que las
proposiciones mediatas se reducen siempre a las inmediatas. Esto se puede entender
así: el último extremo [el sujeto de la premisa menor de una cadena silogística
resolutiva] que viene inmediatamente bajo el medio universal [el predicado de la
premisa menor] no implica que sea conocido como estando bajo ese universal por
otro[término] medio. Y cuáles son las cosas que implican el conocimiento inmediato
de su universal, [Aristóteles] lo dice inmediatamente después: de este tipo son los
predicados singulares que no se pueden atribuir a otro sujeto, porque entre los
singulares y su especie no puede haber otro término intermedio.» (S.THOMAS
AQUINAS, In Post.An., I,ii,21)

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