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Persistir hasta el final

FILIPENSES 3:12-14 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo,
por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo
no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de DIOS en Cristo Jesús.”
Alguien dijo: “Los sueños y la perseverancia son una poderosa combinación”. Ciertamente lo son, sin
embargo muchas veces, cuando encontramos obstáculos en nuestro camino, desistimos en nuestro empeño
de llegar a la meta que deseábamos alcanzar.
En el pasaje de hoy, el apóstol Pablo expresa exactamente lo contrario cuando dice “prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de DIOS en Cristo Jesús.” Esto es precisamente lo que DIOS
quiere que hagamos: que prosigamos, que nos mantengamos firmes, que no desmayemos, que seamos
persistentes en la búsqueda de la meta que ÉL nos ha trazado. Persistencia es insistencia, firmeza, empeño
en la ejecución de algo. Es posible que en el camino encontremos fracasos, pero si somos persistentes
alcanzaremos la meta, con la ayuda de DIOS.
Hay una gran diferencia entre ser un fracasado y experimentar fracasos en la vida. En
primer lugar, una vez que confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador somos una nueva
creación, y debemos olvidarnos de nuestros fracasos del pasado. De ahí en adelante, cualquier
error que cometamos o cualquier fracaso en el que caigamos, debe ser visto como una caída
transitoria.
A Pablo no le importó cuántas veces fue echado fuera de los pueblos, o cuántas veces fue apedreado
o encarcelado. Nunca se consideró un fracasado; se vio a sí mismo como un pecador perdonado con la
misión de llevar el evangelio a los gentiles. Esa era la meta fundamental de su vida y a ella se entregó de
todo corazón. Tenemos que entender que cuando encontramos dificultades y pruebas no significa que
automáticamente tenemos que cambiar de dirección. Tal vez nos retrasen en el propósito de alcanzar
nuestras metas, pero no son calles sin salida.
Acepta las pruebas como oportunidades que pueden ayudarte a crecer espiritualmente. Durante los
momentos de caídas, DIOS quiere enseñarnos algo que nos ayude a triunfar más adelante.
Pablo no tomó los trágicos eventos de su vida como una señal de detenerse o de cambiar de rumbo.
Él sabía para lo que DIOS le había llamado y al persistir en su fe, encontró el poder para transformar su
carácter y fortalecer su esperanza. Por eso escribió a los romanos: “Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la
prueba, esperanza.” (Romanos 5:3- 4).
La palabra griega que se utiliza aquí para definir paciencia significa “persistencia firme”. Se trata,
pues, de una paciencia activa, dominante, que soporta todo pero no se detiene, sino que marcha adelante
con firmeza, hacia la meta, con absoluta certeza en la victoria. Es la misma palabra que se menciona en
Hebreos 12:1-2:“corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe…” Esta debe ser nuestra actitud en la vida, marchar adelante con persistencia
firme y con los ojos puestos en Jesús.
¿Sientes en estos momentos una tendencia a desistir en alcanzar tu meta? ¿Crees que no tienes
fuerzas para continuar esperando la solución de tu problema? No desmayes, continúa hacia adelante
alabando y glorificando el nombre del Señor. La victoria está cerca. Quizás no puedas por tus propias
fuerzas, pero no olvides que siempre puedes contar con la ayuda del Señor, y por fe declarar:“Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece.”
Confía, acude al Señor en oración cuando estés en medio de una prueba, y ÉL te ayudará a salir de
la misma y seguir adelante.

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