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Revista eure (Vol. XXVIII, Nº 82), pp. 65-100, Santiago de Chile, diciembre 2001
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Desaceleración, crisis, reactivación y recesión industrial… Un largo ciclo de reestructuración
Julio Guadarrama y Guillermo Olivera
El ciclo de desaceleración-desindus-
Se denomina aglomeración o núcleo urba-
trialización-reindustrialización-recesión de la
no-industrial a la extensión territorial conforma-
región Centro que en conjunto expresan estas
da por el Distrito Federal y el Estado de Méxi-
fases, está estrechamente vinculado a cam-
co, que son las entidades sobre las que se ha
bios en los niveles de producción y empleo de
constituido la zona metropolitana de la ciudad
las distintas ramas industriales y de las dife-
de México y donde se ha configurado también
rentes clases de empresas según el origen
una región megalopolitana, al encontrarse ac-
nacional o extranjero de su capital, que direc-
tualmente unidas las zonas metropolitanas de
ta o indirectamente repercuten en el crecimien-
las ciudades de México y Toluca. A su vez, la
to de la productividad del trabajo y las remu-
periferia regional está constituida por los Esta-
neraciones, así como en los niveles de con-
dos circundantes de Puebla, Morelos,
centración territorial de la industria. Los cuatro
Querétaro, Hidalgo y Tlaxcala, cuyo dinamis-
apartados de que consta el trabajo se orientan
mo industrial está notoriamente influenciado
precisamente a caracterizar esos cambios en
por el comportamiento del núcleo (Mapa 1).
el núcleo urbano-industrial y en la periferia de
la región Centro, en cada uno de los
En el documento analizamos desde una subperiodos anteriormente señalados. En la
perspectiva comparada el impacto diferencia- parte final, a manera de conclusiones, se ex-
do de la crisis y la reestructuración industrial ponen algunas ideas que permiten recuperar
en el núcleo y la periferia de la región Centro, la visión global y el significado del ciclo de re-
a fin de distinguir las industrias a partir de las estructuración industrial y territorial por el que
cuales se ha configurado su ciclo de creci- ha transitado la región Centro en las tres últi-
miento, de mostrar las trayectorias industria- mas décadas del siglo XX.
les de los estados que integran cada uno de
esos ámbitos y de caracterizar los impactos
laborales y territoriales asociados a las dife- 2. El ocaso del auge industrial
rentes fases de ese ciclo. de la región Centro, 1970-
1980
La hipótesis que guía el trabajo plantea que
la región Centro de México, al ser el ámbito Después de la revolución social que vivió
territorial a partir del cual surge y se consolida México en la segunda década del siglo XX y
la industrialización por sustitución de importa- de la gran depresión de finales de los años
ciones (ISI) en el país, experimenta un ciclo
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veinte e inicios de los treinta, el proceso de interpretaron como el agotamiento del mode-
industrialización tuvo una expansión sosteni- lo sustitutivo de importaciones.
da con la estrategia sustitutiva de importacio-
nes, pues el PIB manufacturero nacional re- Como se verá en los siguientes aparta-
gistró una tasa de crecimiento medio anual dos, la desaceleración industrial de los años
de 5.0% entre 1930-1940, de 7,1% entre setenta resultó insignificante si se le compa-
1940-50, de 7,3% entre 1950-1960 y de 7,8% ra con la de los años ochenta y noventa, por
entre 1960-1970. La expansión a lo largo de lo que esa década puede considerarse repre-
estas cuatro décadas se frenó en los años sentativa de la fase de expansión industrial
setenta ya que el PIB manufacturero dismi- que experimentó el país desde los años trein-
nuyó su tasa de crecimiento a 6,3%, marcan- ta, aspecto que no se contrapone al hecho
do así un punto de inflexión en el ciclo de lar- de que también se le considere un periodo
go plazo de la industria que diversos autores terminal de esa fase expansiva, a lo largo del
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la desaceleración industrial del núcleo du- que la desaceleración del núcleo fue configu-
rante los años setenta, pues aún cuando el rada principalmente por las industrias produc-
crecimiento medio anual de su producción ma- toras de bienes de consumo inmediato, cuyas
nufacturera todavía fue significativo (de 6,0%), desventajas sectoriales y locales se dejaron
resultó ser inferior al crecimiento global de la sentir en el D.F. y en el Estado de México, aun-
economía mexicana (6,7%), de la región Cen- que en el primer estado tuvieron mayor im-
tro (7,0%) y del propio núcleo (6,9%), así como portancia. Si bien en este grupo de industrias
al registrado por la industria manufacturera en resultó más evidente la desaceleración, es con-
el ámbito nacional (6,3%) y regional (6,4%) veniente mencionar que el D.F. y el núcleo en
(Cuadro 1). Es evidente también que la su conjunto también presentaron desventajas
desaceleración se expresó de manera diferen- competitivas locales en las industrias de bie-
cial dentro del núcleo, pues en el D.F. el creci- nes de consumo durable y de capital, así como
miento del PIB manufacturero fue de 5,3%, y en las de consumo intermedio. Sin embargo,
en el Estado de México de 7,1%. tales desventajas fueron contrarrestadas por
el crecimiento nacional de estos dos últimos
Un examen más detallado del crecimiento grupos industriales y por el del conjunto de la
de la producción manufacturera por grupos in- industria manufacturera, situación que les per-
dustriales a través de la técnica de cambio y mitió apuntalar el crecimiento del núcleo en los
participación (Cuadro 2), nos permite precisar años setenta.
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los cuales 45,6% se crearon en el D.F. y 54,4% y de capital, con 1,9%; y al último se
en el Estado de México; le siguieron las in- posicionaron las de bienes intermedios con
dustrias de bienes de consumo inmediato con una tasa de 1,3%. Cabe señalar que este
la generación de 47.572 empleos, con 39% patrón de crecimiento de las remuneraciones
para el D.F. y 61% para el Estado de México; por industrias, es inverso al que muestra la
y al último se ubicaron las de bienes de con- productividad del trabajo.
sumo intermedio con la creación de 45.888
puestos de trabajo, de los cuales 42,2% fue- Finalmente, el nivel de concentración de la
ron para el D.F. y 57,8% para el Estado de industria en el núcleo urbano-industrial
México. disminuyó entre 1970 y 1980, pues su partici-
pación en el PIB y en el empleo manufacture-
Por otro lado, el crecimiento de las remu- ro nacionales descendió de 49,4 a 48,2% en
neraciones medias anuales en la industria el primer caso, y de 45,8 a 44,4% en el se-
manufacturera del núcleo, o más precisamen- gundo. Esto básicamente expresa lo aconte-
te de su poder adquisitivo, muestra un patrón cido en el D.F., cuya contribución al producto
similar al del personal ocupado, pero con y al empleo manufacturero nacionales dismi-
mayores síntomas de recesión, debido a que nuyó de 32,1 a 29,4%, y de 31,3 a 27,9%,
entre 1970 y 1980 tuvieron un crecimiento real respectivamente. Por industrias se advierte
de 1,8%, ubicándose por debajo del creci- la misma tendencia ya que la participación del
miento nacional (2,2%) y regional (1,9%) de núcleo en la producción nacional de bienes
las manufacturas. El crecimiento de las re- durables y de capital descendió de 65,5 a
muneraciones fue todavía más bajo en el D.F., 60,8%; en la de bienes intermedios de 51,1 a
con 1,6%, en tanto que en el Estado de Méxi- 50,8%; y en la de bienes de consumo inme-
co fue de 2,0%. diato de 42,6 a 39,1% (Cuadros 1 y 4). Dado
que estos descensos no implicaron el decre-
Si además comparamos las remuneracio- cimiento de la producción y el empleo manu-
nes de la industria manufacturera del D.F., del factureros del núcleo, deben interpretarse
Estado de México y del núcleo, con las remu- como una tendencia de desconcentración
neraciones de la industria manufacturera na- relativa de la industria.
cional, resulta que en 1970 la mano de obra
del D.F. y del Estado de México tenía, res- En suma, los cambios productivos, labo-
pectivamente, percepciones 11% y 22% más rales y territoriales observados en el núcleo
altas que el promedio nacional. Para 1980, el revelan que las industrias del D.F. frenaron
diferencial del primer estado se redujo a 4% sus requerimientos de mano de obra y pro-
y del segundo a 20%, por lo que la brecha dujeron un abaratamiento relativo de la fuer-
entre las remuneraciones de ambas entida- za de trabajo al crecer las remuneraciones
des se amplió aún más al finalizar la década. por abajo de la tasa nacional. Este proceso
En general, las remuneraciones del núcleo seguramente permitió contener la
disminuyeron en términos relativos la mayor desaceleración y la pérdida de competitividad
capacidad adquisitiva que tenían respecto a de la industria manufacturera del núcleo du-
las remuneraciones de la industria nacional, rante los años setenta, así como mantener la
pues su diferencial pasó de 15% en 1970 a productividad del trabajo ante la crisis de la
10% en 1980, aunque en términos absolutos industrialización sustitutiva de importaciones.
se elevaron (Cuadro 5). Además, es evidente que el núcleo urbano-
industrial no sólo perdió dinamismo sino tam-
Las remuneraciones tuvieron su creci- bién participación en la industria nacional,
miento máximo en las industrias de bienes debido a que la disminución relativa del D.F.
de consumo inmediato, con una tasa de 2,3%; no fue compensada por los incrementos pro-
después se ubicaron las de bienes durables ductivos y laborales del Estado de México.
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Hay que advertir, no obstante, que la pérdida aspectos: primero, que en cifras absolutas la
de participación y la desaceleración del nú- productividad de la periferia en las manufac-
cleo fueron más que compensadas por los turas fue inferior a la del país y el núcleo; y
estados de la periferia regional, como se segundo, que entre los estados periféricos se
muestra a continuación. presentaron variaciones importantes, pues
Querétaro presentó una tasa de –0,1% y
2.2 El auge industrial de la periferia Tlaxcala de 0,8%, en tanto que Puebla, Hi-
regional dalgo y Morelos se ubicaron por arriba del
promedio nacional con 4,1, 6,6 y 7,5% (Cua-
dro 3).
A pesar de que la producción de manu-
facturas también mostró un crecimiento di-
ferencial entre los estados de la periferia re- Por industrias la productividad tuvo un di-
gional, debe destacarse que durante los años namismo más homogéneo en la periferia que
setenta todos ellos tuvieron como rasgo en en el núcleo, dado que las de bienes de con-
común el tener un mayor dinamismo que la sumo inmediato reportaron una tasa de cre-
industria nacional (6,3%): Querétaro registró cimiento de 4,1%, las de bienes intermedios de
una tasa de crecimiento de 11,3%, Hidalgo 3,8%, y las de bienes durables y de capi-
de 10,5%, Tlaxcala de 9,1%, Morelos de 9,0% tal de 4,0%.
y Puebla de 8,2% (Cuadro 1).
En el plano laboral, el avance de la indus-
El auge industrial de la periferia regional trialización en los ámbitos periféricos de la
fue dirigido preponderantemente por la pro- región Centro implicó un significativo creci-
ducción de bienes durables y de capital, que miento del empleo manufacturero, que con-
bajo el impulso de la inversión pública federal trastó con el bajo nivel de las remuneracio-
alcanzó su mayor dinamismo en el Estado de nes al trabajo. Con relación al primer aspec-
Hidalgo, y en su modalidad de inversión ex- to, el personal ocupado promedio anual en
tranjera en los estados de Puebla y la industria manufacturera de la periferia re-
Querétaro. Pero la producción de bienes de portó un crecimiento de 5,0%, que en térmi-
consumo inmediato también contribuyó al nos absolutos significó la creación de 80.718
auge industrial de la periferia, a pesar de las empleos entre 1970 y 1980. Estas cifras re-
desventajas derivadas de su bajo crecimien- sultan significativas si recordamos que la tasa
to en el ámbito nacional, que fueron neutrali- de crecimiento del núcleo fue de 2,5%, y que
zadas por las condiciones locales favorables en el D.F se crearon 90.348 empleos en el
que imperaron en Querétaro y en menor gra- mismo periodo.
do en Puebla y Morelos. Del mismo modo,
las industrias de bienes de consumo interme- Entre los estados periféricos Puebla fue
dio hicieron su aportación al auge industrial el que generó más empleos en los años se-
de Puebla y, en menor medida, al de Hidalgo tenta, con 28.130; enseguida se ubicó
(Cuadro 2). Querétaro con 26.218; luego Hidalgo con
12.358; después Tlaxcala con 11.116; y al fi-
Vista en conjunto, la periferia regional pre- nal Morelos con sólo 2.896. Estas cifras ayu-
sentó ventajas competitivas locales para la dan a entender la baja productividad del tra-
producción industrial en los años setenta, a bajo en Querétaro y Tlaxcala, y la alta pro-
diferencia de lo que sucedió con el núcleo. El ductividad en Morelos.
crecimiento de la productividad del trabajo
en la periferia regional en general refuerza el Por grupos industriales el personal ocu-
argumento anterior, pues reportó una tasa de pado reportó su crecimiento máximo en bie-
4,2%, mayor a la del núcleo y el país. Sin em- nes durables y de capital donde se abrieron
bargo, el dato agregado no debe ocultar dos 38.464 plazas, de las cuales el 84,4% se crea-
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ron en Puebla, Querétaro e Hidalgo. Le si- el empleo de 7,9 a 9,8%. Esto también se
guieron las industrias de bienes de consumo aprecia por industrias ya que la periferia ele-
intermedio con la generación de 25.107 em- vó su participación de 7,8 a 9,3% en el PIB
pleos, adjudicándose el 83,5% Puebla, nacional de bienes de consumo inmediato; de
Querétaro y Morelos. Y las industrias de bie- 4,1 a 6,0% en el de bienes intermedios; y de
nes de consumo inmediato crearon 17.147 10,0 a 14,6% en el de bienes durables y de
puestos de trabajo, de los cuales el 78,3% capital. Tales cifras indican un proceso de ex-
correspondieron a Querétaro y Tlaxcala (Cua- pansión policéntrica de la industria hacia
dro 4). la periferia, que compensó la desaceleración
y la menor participación del núcleo en la pro-
Las remuneraciones medias anuales al ducción manufacturera nacional, y que per-
personal ocupado representaron otra ventaja mitió elevar la concentración de la indus-
local para el avance del proceso de industria- tria en la región Centro, como lo indica el
lización en la periferia, pues aunque los Esta- ascenso de su participación en el producto y
dos periféricos (salvo Hidalgo) tuvieron un cre- en el empleo manufacturero nacionales, de
cimiento real superior al crecimiento nacional 56,3 a 57,3% y de 53,8 a 54,2%, respectiva-
(2,2%) y del núcleo (1,8%), en cifras absolu- mente (Cuadros 1 y 4).
tas sus remuneraciones se ubicaron por de-
bajo de las de la industria manufacturera na- La expansión territorial policéntrica de la
cional y del núcleo al inicio de la década. En industria hacia la periferia regional durante los
otras palabras, Hidalgo fue el único Estado años setenta, fue incentivada por el mayor di-
con remuneraciones superiores al promedio namismo de la productividad del trabajo y por
nacional, aunque su ventaja se redujo de 26% las remuneraciones más bajas en compara-
en 1970 a 13% en 1980; en Morelos y ción con el núcleo. Aunque todos los Estados
Querétaro el diferencial de remuneraciones elevaron su participación en la producción
respecto al promedio nacional cambió en ese manufacturera nacional, Hidalgo fue el más
periodo de negativo a positivo, siendo en 1980 favorecido y en menor grado Puebla y
de 10% para Morelos y de 5% para Querétaro; Querétaro. A su vez, las áreas más beneficia-
y en Puebla y Tlaxcala las remuneraciones das de estas entidades fueron sus principa-
se mantuvieron por debajo del promedio na- les ciudades, algunos municipios conurbados
cional, aunque la diferencia se estrechó en el a ellas y otros en los que se impulsó la políti-
primer estado, en tanto que el segundo se ca de parques y ciudades industriales.
distinguió por tener la mano de obra más ba-
rata de la región en 1980 (Cuadro 5).
3. La crisis industrial de la
región Centro, 1980-1988
Entre los diferentes grupos industriales las
remuneraciones tuvieron el crecimiento más
bajo en el de bienes de consumo inmediato, La creciente inestabilidad económica de los
con una tasa de 1,3%, mientras que en la pro- años setenta desembocó en la "crisis de la deu-
ducción de bienes intermedios y de bienes da" al comienzo de los ochenta. A partir de
durables y de capital presentaron un creci- entonces, el proceso de industrialización en-
tró en una severa recesión pues entre 1980 y
miento muy similar, de 2,3 y 2,4%, respecti-
1988 el PIB manufacturero nacional tuvo un
vamente.
crecimiento de 0,9%, marcando el inicio de la
crisis en el ciclo de largo plazo de la industria.
Por otro lado, con relación al nivel de con-
centración de la industria en la periferia
regional, se advierte que este ámbito elevó Aunque la crisis de los ochenta tuvo sus
su participación en el PIB manufacturero na- raíces en el agotamiento de la industrializa-
ción sustitutiva de importaciones y en la falli-
cional de 6,9% en 1970 a 9,2% en 1980, y en
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da "administración de la abundancia" deriva- tró una tasa de –0,5%. Tales industrias repor-
da del auge petrolero, los igualmente fallidos taron un componente sectorial y regional ne-
programas de ajuste que se aplicaron duran- gativos en el D.F., que se tradujeron en la re-
te el gobierno de Miguel De la Madrid (1982- tracción de su producción; sin embargo, en el
1988), el sexenio de crecimiento cero (Guillén, caso del Estado de México las ventajas loca-
1990), se encargaron de prolongarla y les contrarrestaron a las desventajas secto-
agravarla notablemente, al aplicar políticas riales e impulsaron el crecimiento del produc-
monetarias y fiscales contractivas, así como to. Por último, en las industrias de bienes de
una indiscriminada apertura y liberación co- consumo intermedio la desindustrialización se
mercial (Calva, 1995; Dussel, 1997; Rueda, expresó de manera moderada pues su PIB
1998). En medio de esa larga y profunda re- registró una tasa de –0,1%. Este grupo in-
cesión el núcleo urbano-industrial y la perife- dustrial fue el único cuyo crecimiento nacio-
ria de la región Centro enfrentaron nuevos nal fue mayor al de la industria manufacture-
cambios y rupturas en las condiciones pro- ra, por lo que el núcleo tuvo un componente
ductivas, laborales y territoriales que impera- sectorial positivo. En el caso del Estado de
ron en los años setenta. México las ventajas sectoriales anularon las
desventajas locales y propiciaron el crecimien-
3.1 Desindustrialización del núcleo to del PIB; sin embargo, en el D.F. esto no
urbano-industrial primario fue posible por lo que la producción decreció
(Cuadro 2).
El decrecimiento de la producción indus-
trial del núcleo indica claramente su proceso De acuerdo con Ortiz (1994: 142-146), uno
de desindustrialización durante la crisis, y de los principales factores determinantes de
además muestra que la desaceleración de los la crisis de los años ochenta fue el descenso
años setenta resultó insignificante en compa- de la productividad del trabajo. Tal fenóme-
ración con la del periodo 1980-88, pues a lo no puede constatarse claramente en el nú-
largo de este último el PIB manufacturero pre- cleo y permite aportar más elementos para
sentó una tasa de -1,2%, que contrasta con entender y explicar su proceso de
el 6,0% del decenio anterior. La desindus- desindustrialización durante la crisis, ya que
trialización del núcleo se fraguó en el D.F., entre 1980 y 1988 la productividad del trabajo
como lo indica la tasa negativa de su produc- tuvo una tasa de -0,2%; pese a ello, esta caí-
ción industrial (-2,5%), pues el Estado de da fue inferior a la de la región Centro (-0,4%)
México tuvo un modesto crecimiento de 0,6% y a la del país (-1,7%). Al interior del núcleo la
(Cuadro 1). Pero veamos la anatomía de la productividad decreció por igual en el D.F. y
desindustrialización por industrias. en el Estado de México (-0,3%), disipándose
la ventaja que tenía el primer estado sobre el
segundo en el decenio anterior (Cuadro 3).
La desindustrialización del núcleo afectó
a todas las industrias, pero los impactos ne-
gativos sobre cada grupo fueron diferencia- Por industrias, la productividad del traba-
les. El caso más agudo se presentó en las jo retrocedió de forma más drástica en las de
industrias de bienes durables y de capital pues bienes durables y de capital al registrar un
entre 1980 y 1988 su PIB registró una tasa decrecimiento de -0,8%; luego en las de bie-
de decrecimiento de -4,1%. Este grupo en- nes de consumo intermedio con -0,5%; y las
frentó desventajas sectoriales y locales de tal industrias menos afectadas en este rubro fue-
magnitud que configuraron un drástico pro- ron las de bienes de consumo inmediato con
ceso de desindustrialización en el D.F. y en el una tasa de -0,1%.
Estado de México. En una situación menos
grave se situaron las industrias de bienes de En el plano laboral también se puede apre-
consumo inmediato, cuya producción regis- ciar palmariamente el proceso de
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un crecimiento de 1,7%, superior al del país industriales. El primero comprendió a los Es-
(0,9) y al del núcleo (-1,2). Sin embargo, en- tados de Puebla e Hidalgo e implicó un pro-
tre los estados periféricos se pueden identificar ceso de desindustrialización, debido a que su
dos patrones de crecimiento que mues- producción industrial enfrentó una retracción
tran una clara bifurcación de sus trayectorias entre 1980 y 1988 al presentar tasas negati-
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vas de -1,4 y -0,8%, respectivamente. El se- que el dinamismo de la productividad del tra-
gundo patrón contrarrestó al anterior y com- bajo en los tres primeros estados también fue
prendió a Querétaro, Tlaxcala y Morelos, cu- opuesto al del núcleo, al de la región Centro
yas tasas de crecimiento fueron, respectiva- y al de la industria nacional.
mente, de 6,7, 6,5 y 5,3%. Debe señalarse,
no obstante, que entre 1980 y 1988 todos los Por industrias también se aprecia el im-
estados periféricos registraron tasas de cre- pacto diferencial de la crisis, pues en bienes
cimiento de la producción industrial inferiores de consumo intermedio la productividad pre-
a las de los años setenta (Cuadro 1). sentó un crecimiento de 2,6%, en bienes
durables y de capital de -1,3%, y en bienes
En general, la bifurcación de los Estados de consumo inmediato de -3,0% (Cuadro 3).
periféricos se explica por el crecimiento dife-
rencial de las propias industrias, pero también Aparentemente los estados periféricos de
por las condiciones locales ventajosas o des- la región Centro resintieron de manera me-
ventajosas que se constituyeron en cada uno nos drástica los efectos de la crisis en el pla-
de ellos para impulsar o frenar industrias espe- no laboral, pues el personal ocupado en la
cíficas. Así, el proceso de desindustrialización industria manufacturera registró una tasa de
de Hidalgo y Puebla se encuentra asociado crecimiento de 2,5%, superior a la del PIB
con las notorias desventajas sectoriales y lo- manufacturero (1,7%). No obstante, ese rit-
cales que en esos estados tuvieron las in- mo de crecimiento representó la mitad del de
dustrias de bienes de consumo durable y de los años setenta y únicamente significó la
capital, cuyo PIB registró tasas negativas de creación de 46.160 empleos, es decir, 57%
-7,5 y -1,2%, respectivamente; sin embargo, de los creados en esa década. De los em-
en el caso de Morelos las ventajas locales pleos generados entre 1980 y 1988 el 49.9%
contrarrestaron las adversas condiciones na- se crearon en Puebla, el 19,7% en Querétaro,
cionales que enfrentó este grupo industrial, 17,2% en Morelos, 10,3% en Tlaxcala y 2,9%
propiciando un crecimiento del PIB de 8,5%. en Hidalgo (Cuadro 4).
Del mismo modo, las industrias de bienes de
consumo inmediato contribuyeron al proceso
de desindustrialización de Puebla, con un Entre los diferentes grupos industriales el
decremento del PIB de -1,4%, que se derivó empleo tuvo su crecimiento máximo en bie-
de las condiciones sectoriales y locales ad- nes de consumo intermedio con la creación
versas, mientras que en Hidalgo las ventajas de 17.955 plazas, de las cuales 83,5% se crea-
locales se tradujeron en un crecimiento del ron en Puebla, Querétaro e Hidalgo. Luego se
PIB de 5,4%. Por el contrario, las industrias ubicaron las industrias de bienes de consumo
de bienes de consumo intermedio fueron las inmediato con 28.374 empleos, aportando el
más dinámicas de la periferia regional, con 82,4% Puebla, Morelos e Hidalgo. Finalmen-
un crecimiento del PIB de 21,6% en te, y contrastando con lo observado en los años
Querétaro, de 11,9% en Morelos y de 12,2% setenta, las industrias de bienes durables y de
en Tlaxcala, aunque de manera simultánea capital perdieron 169 puestos de trabajo debi-
contribuyeron a la desindustrialización de do a la eliminación de 6.810 plazas en Hidalgo
Puebla, con una tasa de -3,1% (Cuadro 2). y a la generación de 6.641 en Querétaro,
Tlaxcala, Puebla y Morelos.
La productividad del trabajo constata el
panorama anterior, pues mientras que en Por otro lado, las remuneraciones al per-
Querétaro, Tlaxcala y Morelos reportó tasas sonal ocupado en la industria de la periferia
de crecimiento de 4,0, 3,8 y 1,2%, respecti- regional experimentaron una importante con-
vamente, en Puebla tuvo un decrecimiento de tracción de su capacidad adquisitiva entre
-4,2% y en Hidalgo de -1,2%. Cabe destacar 1980 y 1988, al registrar una tasa de decreci-
miento de –4,1%. La desvalorización del
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trabajo industrial fue particularmente inten- En cambio, los estados periféricos que lo-
sa en Puebla e Hidalgo, cuyas tasas fueron graron mantener un alto dinamismo industrial
de -5,0% y -3,9%, respectivamente; pero la en medio de las adversas condiciones regio-
desvalorización también tuvo lugar en las en- nales y nacionales de los años ochenta, fue-
tidades que reportaron un mayor dinamismo ron Querétaro, Morelos y Tlaxcala. En la pri-
industrial, como Morelos, Querétaro y mera entidad principalmente cobró relevan-
Tlaxcala que respectivamente registraron ta- cia la industrialización de San Juan del Río y
sas de –3,7%, -3,5% y -1,2%. El decrecimien- Corregidora, pues la ciudad capital parece
to de las remuneraciones en estos tres Esta- haberse mantenido estancada. En Morelos
dos cobra mayor relevancia si recordamos principalmente destacó el avance industrial de
que la productividad del trabajo alcanzó cre- Jiutepec, donde se asienta la Ciudad Indus-
cimientos considerables durante la crisis trial del Valle de Cuernavaca (CIVAC), y en
(Cuadro 5). menor grado de Zacatepec, Cuautla y
Cuernavaca. Finalmente, en Tlaxcala los
Finalmente, durante la crisis siguió ope- municipios de Tzompantepec, Apizaco,
rando la expansión policéntrica de la indus- Tepetitla de Lardizabal, Tetla y Xicotzingo fue-
tria hacia la periferia regional, pero de forma ron los principales espacios en los que se in-
menos intensa que en los años setenta y de tensificó la industrialización (Mapa 2).
manera más selectiva. Así, entre 1980 y 1988,
este ámbito elevó su participación en el PIB Debe subrayarse, sin embargo, que en-
manufacturero nacional de 9,2 a 9,8%, y en tre 1980 y 1988 los estados periféricos ga-
el empleo se mantuvo casi igual al pasar de nadores no lograron contrarrestar la
9,8 a 9,7%. La participación de la periferia desindustrialización de la aglomeración urba-
también se elevó en el PIB nacional de las na, ni tampoco de Puebla e Hidalgo, pues la
industrias de bienes de consumo intermedio región Centro redujo su participación en el PIB
de 6,0 a 8,6%, pero en las de bienes de con- manufacturero nacional de 57,3 a 50,6%, y
sumo inmediato disminuyó de 9,3 a 9,1%, y en el empleo de 54,2 a 43,0%, expresando
en las de bienes durables y de capital de 14,6 con ello la desconcentración absoluta de
a 13,8% (Cuadros 1 y 4). la industria en toda la región.
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tasas de crecimiento de 17,9% y de 14,2%, locales para producir estos bienes disminu-
respectivamente, como resultado de las ven- yeron notoriamente, y sólo en Puebla y
tajas competitivas locales que desarrollaron Tlaxcala contrarrestaron a las desventajas
en estas industrias. Por su parte, las indus- sectoriales, impulsando crecimientos del PIB
trias de bienes de consumo intermedio pre- del 5,8% y del 8,2%, respectivamente. Final-
sentaron dos cambios en el periodo de mente, el grupo en el que menos incidió el
reactivación respecto a las fases de auge y proceso de reactivación fue en bienes de con-
crisis: primero, su crecimiento fue inferior al sumo inmediato, pues su crecimiento por de-
de la industria manufacturera mexicana, lo bajo de la industria nacional en todas las fa-
que se tradujo en desventajas sectoriales para ses del ciclo indica una desventaja estructu-
todos los estados; y segundo, las ventajas ral que se sumó a las desventajas competiti-
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Sin embargo, al crecimiento del empleo las remuneraciones de las empresas extran-
manufacturero contribuyeron marginalmente jeras presentaron tasas positivas en todos los
las empresas extranjeras, pues sólo genera- estados, principalmente en Tlaxcala (9,0%),
ron 5.707 plazas, concentrando Puebla y Morelos (5,1%) y Querétaro (3,1%).
Morelos el 85% de éstas. Por el contrario, las
empresas nacionales crearon 86.441 pues- Las tasas anteriores ayudan a entender
tos de trabajo, de los cuales 83% se crearon por qué únicamente las remuneraciones de
en Puebla, Hidalgo y Querétaro. la industria de Querétaro ampliaron la venta-
ja que tenían respecto a las remuneraciones
Por industrias, el crecimiento del empleo medias de la industria nacional, de 24% en
en la periferia registró el mismo patrón que 1988 a 31% en 1993. En el resto de Estados
en el núcleo. Las de bienes de consumo in- se advierte la situación contraria, si bien es
mediato generaron 52.154 empleos, de los posible distinguir entre aquéllos cuyas remu-
cuales 75% se crearon en Puebla e Hidalgo. neraciones se mantuvieron por arriba o por
Enseguida se ubicaron las de bienes de con- abajo de la media nacional: en el primer caso
sumo intermedio, con 26.209 puestos de tra- se encuentran Morelos e Hidalgo, cuya ven-
bajo, concentrándose el 81,4% en Puebla, taja disminuyó, respectivamente, de 28 a 15%,
Tlaxcala y Querétaro. La última posición la y de 29% a 3%; en el segundo caso se en-
ocuparon las industrias de bienes durables y cuentran Puebla y Tlaxcala ya que sus per-
de capital (las primeras por el crecimiento de cepciones se redujeron todavía más respec-
su productividad), con 13.785 empleos, pro- to a las de la industria nacional, en una pro-
ducto de la eliminación de 2.396 plazas en porción de -6% a -24%, y de -9% a -16%,
Hidalgo y de la apertura de 16.181 en el resto respectivamente. Este también fue el caso
de los estados. de la periferia regional, pues la ventaja de
9% que tenía en 1988 se tornó desventaja
Del panorama anterior se deriva que a en 1993 (-5%) (Cuadro 5).
partir de la crisis, pero de manera más noto-
ria durante la fase de reactivación, la indus- De igual forma, el crecimiento de las remu-
tria manufacturera de la periferia regional su- neraciones por industrias ilustra el bajo impacto
peró a la del núcleo en lo que a generación de la reactivación en este rubro, pues las de
de nuevas fuentes de empleo se refiere. Sin bienes de consumo inmediato reportaron una
embargo, el nulo crecimiento de las remu- tasa de 1,0%, las de bienes de consumo inter-
neraciones en la industria de la periferia con- medio de 0,9%, y las de bienes durables y de
trastó de manera significativa con la tasa del capital, cuyo crecimiento de la productividad
núcleo (5,4%) y del país (2,9%). Por Estados, fue bastante considerable, de -0,5%.
Hidalgo presentó un decrecimiento de -1,7%
y Puebla de -1,5%; en tanto que Morelos, Es evidente que este impasse de las re-
Tlaxcala y Querétaro tuvieron un crecimiento muneraciones en la industria de la periferia
real en las percepciones de 0,7, 1,3 y 4,0%, generó una mayor desvalorización de la fuer-
respectivamente. za de trabajo y un proceso de polarización en
dos sentidos. Por un lado, entre las empre-
El estancamiento de las remuneraciones sas extranjeras y nacionales de la periferia,
en la industria de la periferia regional básica- pues mientras que en 1988 las remuneracio-
mente lo configuraron las empresas naciona- nes anuales per cápita de las primeras fue-
les con un crecimiento de 0,1%, pues en las ron 2,3 veces mayores a las de las segun-
extranjeras fue de 2,3%. Las remuneraciones das, en 1993 la diferencia se amplió a 2,6
de las empresas nacionales crecieron en veces. Y por otro, entre las empresas del nú-
Querétaro (5,8%) y Tlaxcala (0,1%), y las otras cleo y de la periferia regional, tanto naciona-
entidades tuvieron decrementos. En cambio, les como extranjeras. Así mientras que las
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remuneraciones de las firmas nacionales lo- fue la propia zona metropolitana de la capital,
calizadas en la periferia ampliaron su des- así como la ciudad de Tehuacán, mientras que
ventaja respecto a las remuneraciones me- en Morelos la reactivación favoreció a
dias de la industria nacional, de -13% en Cuernavaca y Cuautla, ya que Jiutepec, el
1988 a –24% en 1993, las del núcleo tuvie- principal polo industrial del estado, redujo le-
ron una ventaja de 5% en el último año. Entre vemente su índice de industrialización y
las empresas extranjeras destaca que en Zacatepec también, aunque de forma más
1988 las remuneraciones de las ubicadas en notoria.
la periferia eran mayores a las del núcleo
(6.903 vs. 6.466 dólares), mientras que para En cambio, la industria de Querétaro y
1993 se invirtió la situación (7.741 vs. 9.035 Tlaxcala se desaceleró y la de Hidalgo tuvo
dólares). una incipiente reactivación que no le permitió
recuperar lo perdido durante la crisis. En el
Finalmente, entre 1988 y 1993 siguió estado de Querétaro, San Juan del Río y la
operando la expansión policéntrica de la capital fueron los espacios más beneficiadas
industria hacia la periferia regional aunque por el crecimiento industrial, aunque varios
de manera lenta, como lo indica el incremen- municipios aledaños desarrollaron procesos
to de su participación en el PIB manufacture- embrionarios de industrialización. El creci-
ro nacional de 9,8 a 10,5%, y en el empleo de miento industrial de Tlaxcala también benefi-
9,7 a 10,7%. La expansión la impulsaron las ció algunos municipios de la zona metropoli-
industrias de bienes de consumo intermedio tana de la capital, tales como Chiautempan y
y las de bienes durables y de capital, ya que Teolocholco, mientras que la débil reactivación
la contribución de la periferia en el PIB nacio- de Hidalgo fue impulsada por la zona metro-
nal de esos grupos ascendió de 8,6 a 9,3%, y politana de Pachuca y por Tizayuca, pues
de 13,8 a 15,4%, respectivamente; esto per- Tepeapulco se mantuvo estancado y Tula de
mitió sostener la evolución observada desde Allende experimentó un significativo retroce-
los años setenta en el primer grupo, y recu- so en su índice de industrialización (Mapa 3).
perar la participación perdida durante la cri-
sis en el segundo. Por el contrario, la perife- En suma, entre 1988 y 1993 la periferia
ria redujo su contribución en el PIB nacional regional y principalmente el núcleo impulsa-
de las industrias de bienes de consumo in- ron la reconcentración de la producción
mediato de 9,1 a 8,8%, sosteniéndose la ten- industrial en la región Centro, como lo indi-
dencia que imperó durante la crisis (Cuadros ca el ascenso de su participación en el PIB
1 y 4). manufacturero nacional, de 50,6% a 52,8%;
aunque de manera simultánea operó la
Sin embargo, la expansión industrial ha- desconcentración relativa del empleo,
cia la periferia regional se sustentó en un como lo muestra el descenso de su participa-
mayor crecimiento del empleo que de la pro- ción en el empleo manufacturero nacional de
ducción manufacturera, generando por lo tan- 43% a 39,4%.
to el descenso de la productividad y la
competitividad. Esto explica, al menos en
5. El retorno de la crisis, 1993-
parte, que la expansión industrial hacia este
ámbito haya sido casi igual a la que se pre-
1996
senció en la fase de crisis.
Después de la efímera reactivación que
Cabe reiterar que el crecimiento industrial tuvo lugar durante el salinismo y de las falsas
durante la fase de reactivación básicamente expectativas que se generaron en torno a la
benefició a los estados de Puebla y Morelos. inserción del país al primer mundo, vía la in-
tegración a la OCDE y la firma del TLCAN
En el primer estado el área más favorecida
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con Estados Unidos y Canadá, la economía ventajas sectoriales y regionales tuvieron bas-
mexicana entró nuevamente en una fase tante peso en el D.F. al grado de ocasionar
recesiva al registrar un crecimiento medio su desindustrialización en este tipo de indus-
anual de 1% entre 1993 y 1996 (INEGI, 1999). trias y de propagar la misma tendencia al nú-
La desaceleración económica de este perio- cleo; sin embargo, en el Estado de México no
do estuvo marcada ampliamente por el co- alcanzaron las mismas dimensiones ya que
lapso económico de 1995, cuando el PIB na- estas industrias si crecieron, aunque levemen-
cional registró un decrecimiento de -6,2%. te (Cuadro 2).
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vamente con la irrupción de la crisis, al pasar bién tuvo impactos territoriales claramente
su participación en el PIB manufacturero na- diferenciales en la periferia, ya que por un lado
cional de 42,3% en 1993 a 37,1% en 1996. los estados de Hidalgo y Morelos se
Por industrias también se advierte una reduc- desindustrializaron como lo indica las tasas
ción, ya que la contribución del núcleo en el de decrecimiento de su producción manufac-
producto nacional de las industrias de bienes turera de -2,5% y -2,8%; mientras que por otro
durables y de capital descendió de 47,7% a lado Querétaro, Tlaxcala y Puebla registra-
40,7%; en la de bienes de consumo interme- ron crecimientos considerables de 8%, 5,2%
dio de 43% a 37,6%; y en las de bienes de y 5%, respectivamente (Cuadro 1).
consumo inmediato de 38,3% a 34% (Cua-
dro 1). Estos descensos, sin embargo, mere- Los cambios en el crecimiento del produc-
cen lecturas distintas pues únicamente las to por industrias sugieren nuevamente un
industrias de bienes de consumo intermedio cambio en la división intraregional del traba-
enfrentaron un proceso de desconcen- jo entre 1993 y 1996. Así, contrastando con
tración absoluta del núcleo, al haberse la notoria desaceleración que tuvieron en el
desindustrializado. En cambio, el descenso núcleo, las industrias de bienes de consumo
en la participación de las industrias de bienes inmediato de la periferia regional reportaron
de consumo inmediato y de consumo dura- un crecimiento medio anual en su producción
ble fue consecuencia del menor crecimiento de 4,6%. Tal dinamismo se derivó principal-
que presentaron en comparación con otras mente de la mayor competitividad de los Es-
regiones del país, por lo que en este caso tados periféricos como lo indica su compo-
operó un proceso de desconcentración re- nente regional, pues estas industrias mantu-
lativa que fue el que predominó en todo el vieron las desventajas sectoriales mostradas
núcleo. desde los años setenta, al tener un crecimien-
to inferior al de la industria nacional. En par-
Es necesario subrayar que las cifras arri- ticular, merecen destacarse las ventajas com-
ba indicadas deben tomarse como prelimina- petitivas que en este periodo desarrollaron
res, pues mientras no se realice un ejercicio Morelos y Puebla (Cuadro 2).
para compatibilizar la información de PIB es-
tatal de la serie 1993-1996, expresada en También contrasta la desindustrialización
valores básicos y a precios constantes de que enfrentaron las industrias de bienes de
1993, con la información a precios de 1980, consumo intermedio en el núcleo, con el di-
los descensos referidos pueden estar sobres- namismo que tuvieron en la periferia regional
timados por el cambio de metodología para al crecer su PIB a una tasa media anual de
calcular el PIB estatal a partir de 1993, debi- 4,2%. El incremento de la competitividad en
do a la inclusión en la industria manufacture- algunos estados periféricos explicaría el cre-
ra de algunas actividades que antes se agru- cimiento alcanzado por estas industrias du-
paban en el sector minero (INEGI, 1999). rante la crisis de mediados de los noventa,
pues en el ámbito nacional tuvieron un creci-
5.2 El cambiante mapa de la recesión y miento inferior al del conjunto de la industria,
el auge industrial en la periferia fenómeno que surgió durante el periodo de
reactivación y que marcó un punto de inflexión
Al igual que la industria del núcleo, la de respecto del dinamismo observado en los
la periferia regional sintió menos años setenta y ochenta. En forma más espe-
drásticamente la crisis de mediados de los no- cífica, los estados de Querétaro y Tlaxcala
venta que la de los años ochenta, pues entre fueron los que lograron hacer más competiti-
1993 y 1996 su PIB manufacturero registró vas estas industrias en relación con otras re-
un crecimiento medio anual de 3%. Pese a giones del país, aunque al mismo tiempo debe
lo anterior, la crisis de los años noventa tam- subrayarse que los estados de Morelos e Hi-
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dalgo perdieron la competitividad que habían dió de 15,4 a 10,5%, mientras que en las de
mantenido desde los años setenta. bienes de consumo inmediato se incrementó
de 8,8 a 9,7% y en las de bienes de consumo
Otra divergencia notable en el crecimien- intermedio de 9,3 a 10,1% (Cuadro 1). Para la
to industrial del núcleo y la periferia regional, periferia estos cambios significaron: 1º) perder
que no se presentó durante la crisis de los prácticamente el terreno ganado desde 1970
años ochenta, se advierte en el dinamismo en la producción de bienes durables, al quedar
de la producción de bienes durables y de ca- su participación en un nivel muy similar al de
pital, pues mientras que en el primer ámbito ese año; 2º) revertir el progresivo retroceso que
tuvieron un crecimiento de 5,8%, en el segun- tuvo en la producción de bienes de consumo
do reportaron una tasa de decrecimiento de inmediato entre 1980 y 1993; y 3º) mantener el
–0,3%. La desindustrialización de la periferia constante avance que mostró desde la década
en estas industrias no se derivó de su bajo de los setenta en la producción de bienes de
dinamismo en el ámbito nacional, pues repor- consumo intermedio.
taron un componente sectorial positivo, sino
de la notable pérdida de competitividad de los El descenso relativo de la expansión in-
estados de Morelos e Hidalgo, y en mucho dustrial hacia la periferia lo explica la
menor grado de Tlaxcala. En contraste, los desindustrialización de los estados de Hidal-
estados de Querétaro y Puebla registraron go y Morelos en bienes durables y de capital,
incrementos en la producción y en la fenómeno que contrastó con el dinamismo
competitividad de estas industrias. que tuvieron estas industrias en Querétaro y
Puebla, en el núcleo y en el país. Debido a
Es evidente que la crisis de los noventa ello, podríamos plantear tentativamente dos
dividió una vez más a la periferia regional, des- argumentos: por un lado, que la desindustria-
tacando por un lado la desindustrialización de lización de Morelos no se derivó de las condi-
Hidalgo, que apenas se había recuperado de ciones nacionales y sectoriales que enfrenta-
la crisis de los años ochenta; pero también, y ron las industrias en las que esta entidad re-
más notablemente, la de Morelos cuyo dina- sintió más drásticamente la crisis, sino de la
mismo industrial fue significativo desde los reestructuración interna que impuso a ciertas
setenta. En cambio, los estados de Puebla, firmas el Tratado de Libre Comercio, como
Querétaro y Tlaxcala destacaron por su cre- fue el traslado de funciones productivas de la
cimiento industrial. planta de Nissan ubicada en Morelos a la de
Aguascalientes; y por otro, en el caso de Hi-
dalgo, que la desindustrialización tiene más
En referencia a las tendencias territoriales raíces estructurales, pues la base manufac-
del proceso de industrialización durante este turera de este estado es una expresión histó-
nuevo periodo de crisis, se aprecia que la ex- rica de los proyectos impulsados por la inver-
pansión de la industria hacia la periferia re- sión pública federal, proyectos que perdieron
gional siguió avanzado en términos absolutos todo sentido con el neoliberalismo.
como lo indica el crecimiento de su producción,
aunque entre 1993 y 1996 la participación de
este ámbito en el PIB manufacturero nacional Por el contrario, los estados de Querétaro,
aparentemente disminuyó de 10,5 a 10,1%, in- Puebla y Tlaxcala pudieron sostener un sig-
dicando una contracción relativa de ese proce- nificativo dinamismo industrial en el contexto
so o, si se prefiere, el mayor dinamismo de la de la crisis de mediados de los noventa. La
expansión industrial hacia otras regiones del primera entidad principalmente sustentó su
país. Tal fenómeno básicamente estuvo confi- crecimiento en la producción de bienes de
gurado por las industrias de bienes durables y consumo intermedio y en la de bienes
de capital, pues la participación de la periferia durables y de capital, grupo este último que
en el PIB nacional de estas industrias descen- también apuntaló el crecimiento de Puebla en
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social. Por ejemplo, si consideramos el con- & Jane Wills (Eds.). Geographies of
texto histórico en el que la desconcentración Economies (pp. 259-277). UK: Arnold.
industrial del núcleo sucedió con mayor in- Dussel, Enrique (1997). La economía de la
tensidad, podemos sostener que tal proceso polarización. Teoría y evolución del cam-
no es signo de equidad regional sino de crisis bio estructural de las manufacturas
y recesión. Además, particularmente en el mexicanas (1988-1996). México: Editorial
contexto de la crisis de los ochenta, la Jus / UNAM.
desconcentración industrial no debe Garza, Gustavo (1985). El proceso de indus-
interpretarse como un juego de suma cero, trialización en la ciudad de México 1821-
ya que lo que perdió el núcleo y la región 1970. México: El Colegio de México.
Centro no necesariamente lo ganaron otras Guadarrama, Julio & Guillermo Olivera (1999).
regiones del país. Por tal razón, la "Reestructuración productiva en el Cen-
desconcentración industrial del núcleo y la tro y Norte de México en el contexto de la
región Centro –ya sea en su expresión abso- crisis económica de fin de siglo". Ponen-
luta o relativa– en sentido estricto no es indi- cia presentada en el 5° Encuentro Nacio-
cativa de una mayor equidad regional, aun- nal sobre Desarrollo Regional en México.
que en efecto pudo favorecer el crecimiento Fronteras y Dinámicas del Desarrollo Re-
industrial de ciertas áreas dentro de la región gional, organizado por la Asociación Mexi-
o al exterior de ella, como ocurrió en Morelos, cana de Ciencias para el Desarrollo Re-
Querétaro y Tlaxcala, o en la región Centro- gional (AMECIDER) del 12 al 14 de mayo
Norte. en Hermosillo, Sonora, México.
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