Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Perplejidades en el templo
Cuando los economistas alcanzaron el poder. Cómo se gestó la utopía tecnocrática es la obra de Mariana Heredia, especialista en temas
vinculados con los think tank como el CEMA, Fiel y Fundación Mediterránea.
Precisamente por esta centralidad, los economistas ofrecen una clave para
comprender la historia reciente. En tanto intérpretes privilegiados y herramientas
fundamentales en la comprensión, la resolución y el agravamiento del desorden,
su experiencia nos permite asomarnos al reordenamiento (a la vez económico,
social y político) de nuestro tiempo. Cuando me acerqué a conversar con ellos en
2003-2004, el momento era propicio. Ante el desmoronamiento de la
convertibilidad se abrían interrogantes que habían estado clausurados durante
años. Conversaron conmigo jóvenes y viejos, ortodoxos y heterodoxos,
funcionarios y académicos, observadores independientes y protagonistas de los
grandes acontecimientos. Los grandes diarios, las publicaciones científicas y otras
huellas me ayudaron a poner en perspectiva los testimonios. Al encontrarlos con la
guardia baja, me fue posible atravesar las puertas del templo y la experiencia me
deparó grandes sorpresas. Tomemos aquí solo tres de ellas.
La primer sorpresa fue que aunque había signos que hoy consideraríamos
preocupantes, los problemas argentinos no se definían en los años cincuenta o
sesenta como “problemas económicos”. Para la mayor parte de las elites del
momento, el desafío no era garantizar la estabilidad y el crecimiento sino alcanzar
el desarrollo y lograr la integración de las mayorías. En ese entonces, los
economistas eran personajes inexistentes o muy secundarios, que ni siquiera
competían con los empresarios, los militares y los sindicalistas en la interpretación
de los acontecimientos. Lejos de oponerse al avance de la intervención pública,
los economistas fueron originariamente una profesión de Estado, formada sobre
todo por las universidades públicas y con la aspiración de contribuir a la
planificación del progreso. En una Argentina donde se sucedían gobiernos
militares y civiles, los ministros económicos eran los más inestables de todo el
gabinete. Más allá de su orientación, las medidas solían tener un espíritu más bien
gradualista y ninguna logró contrapesar de manera durable la vocación
intervencionista del Estado nacional.