Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Instituto de Biología
Medellín
2011
PLAN DE RESTAURACIÓN DEL BOSQUE SECO TROPICAL DE LA RESERVA
NATURAL DE LA SOCIEDAD CIVIL SANGUARÉ
(SUCRE, COLOMBIA)
ASESORA
CRISTINA LÓPEZ GALLEGO
Bióloga
Aspirante Profesora Auxiliar
Instituto de Biología
Universidad de Antioquia
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Instituto de Biología
Medellín
2011
~~~~ Nota de aceptación
Jurado
Jurado
Pg.
1. PRESENTACION DEL PLAN DE RESTAURACION ……………………………….. 1
2. PLAN DE RESTAURACION……………………………………………………………. 5
2.5.1. Flora……………………………………………………………………………….. 19
2.5.2. Fauna……………………………………………………………………………… 20
2.5.3. Hidrología…………………………………………………………………………. 22
2.5.4. Suelos…………………………………………………………………………….. 24
2.8.1. Físicas…………………………………………………………………………….. 30
2.8.2. Bióticas……………………………………………………………………………. 35
3.1. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….. 46
3.2. METODOLOGÍA…………………………………………………………………….. 49
3.3. RESULTADOS………………………………………………………………………. 55
3.3.3. Estructura………………………………………………………………………… 60
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………………. 70
ANEXOS…………………………………………………………………………………………. 78
LISTA DE GRAFICAS
Pg.
Grafica 1. Gradiente de productividad-estrés relacionado a caracteres funcionales y
estructurales relevantes para la restauración de un ecosistema (Prach y Hobbs, 2008)…3
Pg.
Mapa 1. Cobertura vegetal presente en la Reserva Natural de la Sociedad Civil Sanguaré,
Golfo de Morrosquillo. (Tomado de Huertas, 2005)………………………………………….15
Tabla 1. Fauna reportada para la Hacienda El Pilón (Tomado de San Martín y Angarita,
2010)……………………………………………………………………………………………… 14
Tabla 5. Numero de individuos dentro de las categorías de “Código vivo” de las plantas
leñosas con DAP≥10 cm y con DAP≥1 cm………………………………………………….. 68
LISTA DE ANEXOS
Pg.
Anexo A. Metodología de las dos primeras fases del plan de restauración del plan de
restauración. Modificado de Clewell et al. (2005)…………………………………………… 78
Anexo D. Lista de los códigos del estado de las plantas en la parcela y la suba-parcela.
Tomado de Phillips et al……………………………………………………………………….. 86
Los bosques secos tropicales encaran unas de las más grandes amenazas a su
biodiversidad como consecuencia de las actividades antrópicas. Como respuesta a esta
problemática, en el Caribe colombiano surgen propuestas para su conservación, como
aquella promovida por la reserva Sanguaré. En consecuencia con estas propuestas, la
reserva Sanguaré incentiva la puesta en marcha de proyectos que alientan la
recuperación del bosque seco a través de la restauración. De esta manera iniciamos la
elaboración de un Plan de Restauración del Bosque Seco Tropical (Bs-t), siguiendo la
metodología propuesta por SER (Sociedad para la Restauración Ecológica) para tal
efecto. Dentro del marco del proyecto comenzamos una recopilación de información en
torno al bosque seco, tanto a nivel local como en todo el trópico, para generar un marco
conceptual para la restauración. Con base en esta información y el conocimiento de
expertos definimos las metas y algunas de las barreras de restauración y además
estimamos un área tentativa de restauración con base en un estudio de fotointerpretación
de coberturas vegetales. Adicionalmente, como respuesta a la necesidad de llenar
algunos vacios en la información y por la necesidad de iniciar el monitoreo de la dinámica
sucesional del bosque y establecer una línea base de monitoreo de la restauración,
establecimos una parcela permanente de 1 ha. Con los datos derivados de su medición
determinamos la estructura y composición del bosque, que sumado a un estudio florístico
previo, se constituye en la información base para determinar su estado de conservación.
Con esta información definiremos las necesidades en torno a la restauración, para poder
diseñar estrategias de remoción de las barreras y de restauración, igual que sus
metodologías de monitoreo.
1. PRESENTACION DEL PLAN DE RESTAURACION
Diseñar un plan de restauración del bosque seco tropical para la reserva natural de la
sociedad civil Sanguaré, entre los actores relevantes de la conservación, usando
información disponible sobre este tipo de ecosistema y los tipos de cobertura vegetal a
restaurar, e información nueva generada a través de investigación sobre la ecología del
bosque que apoye la definición del plan, para tener un marco de referencia para su
restauración.
1
las estrategias de remoción de las barreras y de las estrategias, y así poder medir su éxito
de tal forma que se puedan corregir en un mediano y largo plazo.
Para la elaboración del plan nos basamos en los Lineamientos de la Sociedad Ecológica
de Restauración (SER) Para el Desarrollo y Manejo Ecológico de los Planes de
Restauración, los cuales se publicaron en un documento llamado “Guidelines for
Developing and Managing Ecological Restoration Projects, 2nd Edition” (Clewell et al.,
2005). Este documento se uso como una guía para establecer los pasos a través de los cuales
se conseguirá realizar el plan de manera sistemática y metódica, dividiéndolo en seis
diferentes fases. De las seis fases en este trabajo se siguieron las dos primeras debido al
alcance, sin embargo, este trabajo inicia con un proceso en el cual se aspira delinear cada
una de las fases de la metodología hasta realizar y ejecutar el plan de restauración
completamente. Las fases son las siguientes: la planeación conceptual, las tareas
preliminares, la planificación de la ejecución, la ejecución del proyecto, las tareas pos-
ejecución y la evaluación y publicidad. Cabe aclarar que se escogieron los pasos que se
creyeron pertinentes de las dos fases a evaluar para la elaboración del plan de
restauración, omitiendo algunos que al parecer no hacen falta para alcanzar los objetivos.
Para más información acerca de la metodología del plan ver Anexo A.
Para la definir los puntos de la metodología del plan, principalmente para el desarrollo de
la planeación conceptual, precisamente para especificar las metas y las barreras de
restauración, se realizo un taller con personas directamente relacionadas con actividades
de conservación del bosque seco en Sanguaré y Colombia. Posteriormente, para generar
la información necesaria para desarrollar las tareas preliminares, nos apoyamos en
revisiones de estudios y literatura disponible para el ecosistema de bosque seco, en los
estudios elaborados en la reserva y en la información obtenida del componente de
investigación, que se baso en el establecimiento de un parcela permanente de monitoreo.
Esta información servirá de base para tomar decisiones sobre las fases de la planeación
de la implementación y la implementación de tareas.
4
2. PLAN DE RESTAURACION
Alrededor del mundo los bosques áridos o semiáridos son refugio de muchas plantas y
especies animales únicas y son también el origen de muchas plantas de cultivos
domesticados importantes y especies de cría (Janzen, 1988). Este ecosistema es el hogar
del 35% de la población mundial y de muchas de las haciendas del mundo (Newton,
2008). Una grafica de la densidad poblacional para cinco países en América central
mostro que el 79% de la gente vive en las zonas de vida secas y húmedas, con el 15%
viviendo en las zonas de vida de bosques muy secos (Murphy y Lugo, 1986). La razón
para este patrón es probablemente biológica o ecológica, pues comparados con los
bosques de lluvia el bosque seco es más fácil de clarear para la agricultura, el clima es
también más apropiado para la ganadería, además el suelo es a menudo más fértil
porque en ambientes subhumedos ocurre menos lixiviación y las plantas invasoras y la
vegetación sucesional tienden a ser menos agresivas en estos climas, sumado a que el
impacto de los humanos podría ser menor en estos ambientes (Murphy y Lugo, 1986).
El bosque seco tropical cubre más área que el bosque húmedo (Whigham et al., 1990),
42% de la cobertura de bosque mundial es bosque seco, el 33% es bosque húmedo y
5
solamente el 25% es bosque de lluvia. En Suramérica, el bosque seco está representado
por el 22% de las áreas boscosas (Murphy y Lugo, 1986; IAvH, 1998). Pero a pesar de su
cobertura, este tipo de bosques está altamente amenazado por la gran deforestación y
pobremente representado en el portafolio de áreas protegidas en Colombia y Venezuela,
como en otros países tropicales (Ruiz y Fandiño, 2005; IAVH, 1998). Consecuentemente,
este ecosistema ha sido destruido casi en su totalidad, quedando en Colombia menos del
1,5% de 80.000 km2 de la cobertura original, sin embargo, recientemente se publico que el
13% de 76,581 km2 del gran bioma del bosque seco tropical corresponde a vegetación
secundaria, excluyendo arbustales, lo que daría un estimado del bosque seco actual de
9,955 km2 (Ruiz y Fandiño, 2009), pero gran parte ha sido reemplazado por pastizales
para el ganado, campos de cultivo y talado para extracción forestal (Huertas, 2005).
De las tres grandes regiones con Bosque seco Tropical en Colombia, según el Instituto
Alexander von Humboldt (1998) la llanura Caribe incluyendo el sur de la Guajira, es la
región con mayor cobertura en la actualidad; en segundo lugar se encuentra la región
seca del valle del río Magdalena, en los departamentos del Tolima, Cundinamarca y Huila,
que según Díaz (2009), en Ruiz y Fandiño (2009), en estas encontramos los bosques
secos más extensos cubriendo unos 1.355 km2, pero casi la mitad de estos se encuentran
fuertemente intervenidos; y finalmente, en tercer lugar, según el Instituto Alexander von
6
Humboldt (1998) el Valle geográfico del río Cauca, en donde solo existen pequeños
remanentes aislados.
Las grandes amenazas por actividades antropogénicas encaradas por el bosque seco
tropical afecta la vida de millones de personas. Por ejemplo, en América central y el
Caribe, cerca del 90% de los bosques secos son deforestados o impactados de
numerosas maneras por humanos (Molina y Lugo, 2006). Por esto que en las áreas del
clima seco los problemas socioeconómicos pueden ser severos, la extrema pobreza es
común, y la tasa de emigración humana es a menudo alta. La restauración y el uso
sostenible de la biodiversidad es por tanto fundamental para el desarrollo de la vida y la
mitigación de la pobreza en estas áreas (Newton, 2008).
rápidamente durante la sucesión de bosque secundario, sin embargo, la composición de especies seguirá siendo muy
diferente a la de bosque maduro por muchas décadas (Hooper et al., 2004), reto que enfrentan iniciativas
como estas. De esta manera la restauración ecológica, tal y como la definió la Sociedad
para la Restauración Ecológica (SER), representa una solución para enfrentar este
problema, asistiendo y acelerando la recuperación de de este tipo de ecosistemas.
7
La restauración se trata de una actividad deliberada que inicia o acelera la recuperación
de un ecosistema con respecto a su salud, integridad y sostenibilidad (SER, 2004). En
otras palabras, la restauración ecológica es el esfuerzo practico por recuperar de forma
asistida las dinámicas naturales tendientes a restablecer algunas trayectorias posibles de
los ecosistemas históricos o nativos de la región, entendiendo que las dinámicas naturales
deben estar dirigidas a la recuperación, no de la totalidad sino de los componentes
básicos de la estructura, función y composición de especies, de acuerdo a las condiciones
actuales del ecosistema que se va restaurar (Vargas, 2007; Vallejo et al., 2011). Con
frecuencia, el ecosistema que requiere restauración se ha degradado, dañado,
transformado o totalmente destruido como resultado directo o indirecto de las actividades
del hombre, sin embargo, algunas veces estos impactos también pueden ser por causas
naturales (SER, 2004).
9
Sanguaré es una iniciativa de la sociedad civil para crear una reserva con fines de
conservación y explotación sostenible de ecosistemas como el bosque seco, los
manglares y humedales y sistemas costeros de la región. La reserva de Sanguaré fue
creada en predios de una hacienda tradicional ganadera y de cultivos agrícolas, en donde
el abandono de los potreros ganaderos y los campos de cultivo han volcado los objetivos
de explotación del terreno hacia la conservación y la recuperación de su biodiversidad,
siguiendo la razón fundamental de la existencia de las reservas naturales de la sociedad
civil.
Los planes de restauración son una herramienta para tratar de aumentar la efectividad de
un programa de restauración, de tal manera que se maximice el éxito de las metas de
conservación con una implementación apropiada (Young, 2000). Es así que para
enmarcar la restauración dentro de los estándares de conservación, se han creado
metodologías guía que intentan garantizar el éxito de los proyectos de restauración (SER,
2005). Además, este tipo de metodologías permite realizar manejo adaptativo, que facilita
evaluar el éxito del proyecto a mitad de camino y determinar si se necesitan hacer
correcciones para alcanzar la trayectoria deseada (CMP, 2007).
Con este proyecto, se pretende realizar uno de estos planes de restauración para la
Reserva Sanguaré, de tal manera que se garantice el éxito de las actividades de
restauración cuando se vayan a realizar, enmarcándolas dentro de un contexto general de
un plan de manejo, en concordancia con sus metas y objetivos. Es decir, uno de los
objetivos específicos del plan de manejo de la reserva es Plantear Estrategias para
mitigar las principales amenazas sobre sus Elementos de Conservación (Sanín, 2010).
10
Dentro de esta, se encuentra la estrategia de “Ganadería Compatible” que busca
implementar prácticas compatibles con el medio ambiente ayudando en la recuperación
del suelo y los ecosistemas y por otro lado la integración con la sostenibilidad de la
reserva por medio de actividades conjuntas que generen ingresos para mantenimiento e
investigación. Así, en el marco de esta estrategia se planteo una meta que busca diseñar
un plan de acciones inmediatas para lograr la recuperación del suelo y la vegetación
nativa.
Las otras dos estrategias, (a) Turismo sostenible y (b) Gestión de apoyo para educación
y concientización en torno a artes de pesca selectiva y responsable, buscan incentivar la
restauración de ecosistemas. La primera generando ingresos por medio de esta actividad
económica, busca cubrir los diversos gastos en la reserva incluyendo investigación y
restauración de ecosistemas, la segunda estableciendo alianzas estratégicas con
entidades cuyo interés involucre la restauración de ecosistemas, entre otros. Por lo tanto
el plan de restauración responde a una necesidad ya establecida en el plan de manejo de
la reserva y a una necesidad de la conservación de un ecosistema que encara las más
agresivas amenazas antropogenicas en el Caribe colombiano.
Durante la mitad del S. XIX, en esta zonas se estableció una pequeña hacienda llamada
El Pilón, que comprendía los campamentos de la Aguada, el Juncal, Artesano (actual
Reserva Natural Sanguaré) y Balsillas. La principal actividad productiva en la hacienda
era la comercialización de cocos provenientes de la Aguada, Balsillas y San José, donde
existían grandes plantaciones naturales, los cuales eran comercializados en San Onofre y
Cartagena. Además, en la hacienda aprovechaban el junco en la elaboración de esterillas
para monturas de caballo, mulo y burro, con el propósito de evitar la formación de
peladuras o ulceras en sus lomos. También aprovechaban la enea (Typha angustifola)
para la elaboración de esteras utilizadas para protegerse del sol y para dormir.
La hacienda fue comprada por los Alemanes Guillermo Ledher, Heinrich Lundh y Herber
Shade, que para 1959 introdujeron maquinaria pesada (Buldócer y Tractor), con la que se
intervinieron lugares de bosque vírgenes para ampliar los potreros y campos para cultivo,
pues en para entonces al interior de la hacienda existía una cobertura de bosque de
aproximadamente una extensión de 2,000 ha. Además se construyeron cuerpos de agua
artificiales y vías de comunicación.
12
Afirmaban que en el bosque habitaba una variada fauna silvestre (tabla 1), dentro de la
cual se destacaban mamíferos como el venado racimo o venado de cola blanca, que se
podía observar en los bosques poco densos, en los rastrojos o matorrales, los conejos en
gran abundancia, en los estratos medio y superior del bosque o en el dosel se observaban
monos aulladores (Alouatta seniculus), monos titi cabeza de algodón (Saguinus oedipus)
y monos araña (Ateles belzebuth), los cuales eran identificados por sus diferentes
vocalizaciones; también el oso perezoso (Bradipus variegatus), el perro de monte, saíno
o “tatabra” (Tayassu sp) y los felinos como tigrillos, gato de monte y jaguar o tigre pintaó,
como es llamado en la zona (Panthera onca). Estos últimos fueron sometidos a una fuerte
presión por la caza, sin embargo cabe resaltar que la mayoría de los mamíferos eran
cazados (San Martín y Angarita, 2010).
El impacto más fuerte sobre el bosque fue causado durante la propiedad de Fabio
Valencia Hoyos, debido a las fuertes actividades económicas de orden agrícola y
pecuaria, para lo cual procedió a la tala de muchos árboles de interés comercial hasta
acabar casi por completo poblaciones de especies representativas del bosque seco de la
zona como el roble, el cedro, la ceiba tolúa, el caracolí, el Carreto, el bálsamo de tolú,
para comercializarlas y al mismo tiempo poder utilizar el espacio producto de la tala en la
ganadería. Todo esto junto con la agricultura, entre otros de maíz, yuca, ñame y tabaco, la
construcción de obras civiles, para las cuales procedían a realizar tumba y quema del
bosque, se fueron convirtiendo en las principales causas de deforestación del bosque y de
pérdida de especies de la zona, incluyendo la especie de tortuga endémica de los
departamentos de Sucre y Córdoba llamada la Hicotea Carranchina (San Martín y
Angarita, 2010).
Por otro lado San Martin y Angarita (2010) observaron la presencia de arroyos
temporales, con cauces bien definidos, que estaban rodeados por bosques de galería
durante los años 1943, 1954 y 1974. Sin embargo, estos bosques desaparecieron junto
con los cauces de sus arroyos por la fuerte intervención antropica que hubo durante estos
años y posterior a 1974.
14
Huertas (2005) determino para el 2005 el área de bosque en 95.331 ha (Ver mapa 2), lo
que nos indica una recuperación de esta cobertura con respecto a 1992. Sin embargo,
cabe resaltar que en el trabajo de Huertas (2005) y en el trabajo de San Martin y Angarita
(2010) el bosque se definió con dos tipos de cobertura vegetal: un palmavinal de un área
bastante grande y la cobertura vegetal conocida como bosque seco tropical, lo que
genera un ruido en la definición del área del bosque seco de la reserva. Huertas (2005)
determino que el área comprendida por los pastizales era para entonces de 240,861 ha,
sin embargo, hay que aclarar que la capa vegetal que él define como pastizales
corresponde a una Sabana o Chaparral, que se cree que puede ser una cobertura vegetal
natural en la reserva. Para los rastrojos determino un área de 155,967 ha, sin embargo,
esta cobertura también es una mezcla de varios tipos de coberturas equivalentes a
Rastrojos, pastizales y potreros, de los cuales varios de estos últimos hoy en día no son
usados para ganadería y en otros se está permitiendo que ocurran los procesos
regeneración natural. (Ver mapa 1).
Además, cabe resaltar que en el área que comprende Sanguaré se encuentran algunos
de los ecosistemas más productivos y/o amenazados del planeta como son: bosques
secos tropicales, manglares, praderas de pastos marinos y arrecifes coralinos.
Adicionalmente, la reserva está ubicada en la zona amortiguadora del “Parque Nacional
Natural Corales Del Rosario y San Bernardo”, lo que ha hecho que se convierta en una
región con gran desarrollo turístico con todas las implicaciones que esto conlleva
(Huertas, 2005). De esta manera la restauración del bosque seco se convierte en una
actividad primordial para el desarrollo ambiental en términos de su sostenibilidad.
De esta manera, la restauración del bosque representa una estrategia adecuada para las
metas de conservación de una Reserva como Sanguaré, que al solucionar sus
problemáticas de conservación, degradación de sus paisajes y ecosistemas naturales,
mejorar sus planes ecosturistcos y disminuir las dificultades en la productividad ganadera,
podría aportar soluciones a problemas a gran escala, tanto ecológicos como sociales en
la zona del Golfo de Morrosquillo. Además, específicamente, los planes de restauración
son herramientas metodológicas bastante eficaces, que garantizan el éxito de los
proyectos, que enmarcan la restauración dentro de planes de conservación. Estas
metodologías se usan con el fin de que las organizaciones y los individuos interesados en
conservar o restaurar cuenten con una guía que les asista para incrementar al máximo la
efectividad y eficiencia de sus proyectos y para obtener el mayor beneficio de la
conservación, permitiendo implementar técnicas de manejo adaptativo, con el fin de
evaluar el éxito de la restauración a corto, mediano y largo plazo y tomar decisiones para
corregir la trayectoria deseada en los proyectos.
Durante cinco meses del año la zona es totalmente seca y aproximadamente el 70% de la
vegetación pierde su follaje (Sanín, 2010). El promedio anual de lluvias en la zona es de
1.000mm y la evapotranspiración promedio es de 1.749mm (El Golfo Buceo & Verano,
2011), lo que genera un déficit hídrico en la zona. En esta zona se genera un régimen
18
pluviométrico bimodal, es decir, la presencia de dos períodos secos y dos períodos
húmedos; los períodos secos corresponden a los meses de diciembre-abril y de julio-
septiembre, y los períodos húmedos de abril-mayo y de octubre-noviembre; la
temperatura promedio es de 27ºC, con una máxima de 38°C y una mínima de 18°C (El
Golfo Buceo & Verano, 2011)
2.5.1. Flora: Dentro del bosque, San Martin y Angarita (2010) encontraron 37 familias, 81
géneros y 82 especies (para mayor información sobre las familias y las especies ver
anexo E), excluidas hierbas y lianas, distribuidas, según los hábitos de crecimiento, en
árboles (61 %), arbustos (38 %) y en palmas (1 %), en un inventario llevado a cabo
siguiendo la metodología de Gentry (1982). También realizaron colecciones generales en
las demás coberturas vegetales, en la cuales reportaron 15 familias, 23 géneros y 20
especies (ver anexo F).
19
Las familias más abundantes fueron Fabaceae, seguida por Sapindaceae, Sterculiaceae,
Bignoniaceae y Rubiaceae. Adicionalmente, las familias con mayor número de especies
fueron Fabaceae, seguida por Rubiaceae, Euphorbiaceae, Moraceae, Bignoniaceae y
Flacourtiaceae. De los 81 géneros identificados el más diverso fue Machaerium, seguido
por Ficus y Tabebuia. Pero cabe resaltar que el 16 % de las familias estuvo representado
por géneros que presentaron únicamente dos especies y el 73% restante solo de una.
Además, encontraron que las especies más abundantes fueron Matayba scrobiculata,
Sterculia apétala y Guazuma ulmifolia, las cuales estuvieron presentes en todos los
transeptos y correspondieron al 74% de los individuos, seguidos por Tabebuia rosea con
14% y Albizia caribea con 12%. Las especies más frecuentes fueron Sterculia apetala que
estuvo presente en el 18% de los transeptos, seguida por Attalea butyracea con el 17%,
Tabernaemontana cymosa, Guazuma ulmifolia y Trichilia hirta con el 12%, Matayba
scrobiculata con el 11%, Randia Formosa con el 9% y Albizia caribea con el 8%.
2.5.2. Fauna: Los ecosistemas de la reserva son muy ricos en fauna. Contienen un poco
mas de 200 especies de aves, 30 de mamíferos, algunas especies endémicas como la
tortuga de cuello torcido (Mesoclemmys dahli) y el cangrejo azul (Cardisoma guanhumi)
(Sanín, 2010), y 14 especies de anuros (Calle, 1998).
Con respecto a la entomofauna Herrera (2004) reporto 15 órdenes, con 126 familias, 79
géneros y 28 especies de insectos. De las 126 familias se encontraron 100 en el bosque
(con 23 exclusivas para bosque), 74 en pastizal (con 13 exclusivas), 50 en casas o
domicilios (con 5 exclusivas) y finalmente 30 en rastrojo (con 1 exclusiva), estableciendo
que las familias más abundantes en el bosque fueron Scarabaeidae, Formicidae y
Calliphoridae.
Adicionalmente encontró que en las estaciones lluviosa y seca la familia más abundante
fue Formicidae y en la estación de transición (entre la seca y la húmeda) fue
Scarabaeidae. Durante la estación lluviosa capturo menor cantidad de individuos y de
familias, seguido de la estación seca y en la época de transición capturo el mayor número
de individuos, pero cabe resaltar que algunas familias solo se capturaron exclusivamente
20
en solo una de las estaciones mencionadas. Esto sugiere un patrón en los picos de
abundancia de la entomofauna con relación a la época del año en la reserva Sanguaré.
Con respecto a los mamíferos, en la reserva se han reportado los siguientes especies
carnívoras: el zorro de monte (Cerdocyon thous) (Canidae), el mapache (Procyon
cancrivorus) (Procyonidae), el tigrillo (Leopardus pardales) (Felidae) y la tayra (Eira
barbara) (Mustelidae) (Gómez, 2010). Además, Gómez (2010) ha observado dentro de la
reserva venado (Mazama sp.) (Cervidae), chigüiro (Hidrochoerus isthmius) (Caviidae),
ñeque (Dasyprocta sp.) (Dasyproctidae), armadillo (Dasypus sp.) (Dasypodidae), chucha
(Didelphis marsupiales) (Didelphidae), hormiguero (Tamandua mexicana)
(Myrmecophagidae), y ardilla roja (Sciurus granatensis) (Sciuridae). Sin embargo,
previamente se habían reportado para toda la reserva 25 especies mamíferos (anexo B)
(Huertas, 2005), dentro de las cuales ya estaban reportadas varias de las especies
mencionadas por ella. También se tiene registro de varias especies de murciélagos
pertenecientes a géneros Carollia, Artibeus, y Sturnira (Phyllostomidae) (Gómez 2010),
que son importantes en procesos de regeneración por dispersar semillas de plantas
pioneras.
Para los tres mamíferos del orden carnívora, se identificaron sus dietas, dentro de las
cuales se reporto material vegetal, tales como semillas, cáscaras de frutos y restos
vegetales (como hojas y fragmentos de tallos delgados), sin embargo las hojas fueron
principalmente de gramíneas (Gómez, 2010). Es de resaltar que para el zorro de monte
(Cerdocyon thous) (Canidae), Gómez (2010) encontró siete tipos de semillas diferentes
(tabla 2) y para el mapache (Procyon cancrivorus) (Procyonidae) encontró 11 tipos de
21
semillas (Tabla 3). El autor del trabajo resalta el hecho de que los frutos sean comunes en
la dieta de estos dos mamíferos y que las semillas sean excretadas sin daños aparentes,
además de sus antecedentes como potenciales dispersores de semillas, lo que según ella
es probable que estén contribuyendo al desarrollo y regeneración del bosque de la
reserva.
NI NI Semilla 5 31,25
Tabla 2. Lista de plantas consumidas por C. Thous (tomada de Gómez, 2010).
22
2.5.3. Hidrología: Huertas (2005) delimito dentro de la reserva 85,998 ha de espejos de
agua dulce y 120,367 ha de agua salada. Algunas de estas superficies son lagunas
naturales y zonas inundables que se caracterizan por ser hábitat para gran cantidad de
especies de aves locales y migratorias y también se constituyen como el hábitat de
hurones, babillas, reptiles y poblaciones de chigüiros, que encuentran gran oferta de
alimento en su vegetación acuática (Sanín, 2010). Se cree que estas lagunas tienen dos
posibles orígenes: un mar 3m por encima del actual o como consecuencia del movimiento
de placas tectónicas (aún presentan un pequeño porcentaje de salinidad) (Sanín, 2010).
23
La reserva cuenta con un acuífero y, debido a que es una región semi-árida, tiene gran
importancia para la zona (Sanín, 2010). Estos son cuerpos de agua que se infiltra desde
la superficie producto de las lluvias, cursos de agua y los embalses naturales o artificiales,
el agua llega hasta un estrato rocoso impermeable donde se establece y desde allí puede
ser explotada como un recurso, variando su profundidad y nivel de acuerdo a la
composición del suelo y a las recargas (cantidad de agua que se infiltra desde la
superficie) (Sanín, 2010). Cabe resaltar que la llanura costera aluvial del golfo de
Morrosquillo mantiene durante todo el año un nivel freático relativamente alto. (El Golfo
Buceo & Verano, 2011)
2.5.4. Suelos: Para la reserva se han identificado varios tipos de suelos basado en el
mapa de suelos del IGAC de 1983 que son: Arenal (Ara), Estancuela, erosión leve (Eta),
San Antonio (SAa), La Granja, erosión moderada (GAa1-2), Santa Lucía, erosión leve
(SLa1), San Sebastián (STab) y San Sebastián, erosión moderada (STab1-2) (ver anexo
C) (Huertas, 2005). Cada uno de estos tipos de suelos esta georeferenciado en una capa
temática del SIG de la reserva (Mapa 3). Sin embargo, los análisis de suelo han sido muy
pobres, solo se han extraído unos cuantos núcleos de suelo (A. Roldán, com. pers.), por
lo tanto es pertinente hacer un análisis más profundo sobre el tipo y calidad de suelo.
24
Mapa 3. Ubicación de la Reserva Natural de la Sociedad Civil Sanguaré respecto
al mapa de estudios de suelos del IGAC. (Tomado de Huertas, 2005).
26
9. Creación de otra serie de programas con un enfoque más educativo como
el avistamiento de aves, salidas de vida marina, salidas de campo de
universidades en las áreas de biología y educación ambiental y
campamentos de verano para niños y de tercera edad.
Hay que aclarar que la cobertura llamada Rastrojos por San Martin y Angarita (2010) se
piensa que puede llegar a ser una sabana natural que se conserva hasta hoy. Además,
cabe resaltar que esta cobertura vegetal siempre ha estado presente según el estudio de
la dinámica de las coberturas vegetales de la reserva (San Martin y Angarita, 2010). Por lo
tanto este ecosistema no se considera como un estadio sucesional del bosque seco.
De esta manera, el área de restauración se calcula con la suma del área del bosque mas
el área de los pastizales, lo que equivale a 502.8 ha. Sin embargo, actualmente esta área
está representada por un palmavinal de un área significativa, que ha sido considerado
como parte del bosque seco tanto en los trabajos de San Martín y Angarita (2010) como
en el de Huertas (2005), y por diferentes estadios sucesionales del bosque seco: un
bosque secundario y dos rastrojos, uno dominado por maíz tostao (Cordia Sp.) y otro un
poco más diverso. Pero hay que aclarar que los bosques de galería alrededor de las
lagunas, los humedales y los arroyos temporales son un ecosistema con características
particulares y es pertinente considerarlos como una cobertura vegetal a parte de las
demás, de tal forma que la recuperación de los bosques de galería y sus cauces tengan
una estrategia de restauración particular.
28
Esta área de restauración es considerada bajo el supuesto de que donde existió bosque
seco conservado anteriormente, hoy existe una alta probabilidad de recuperarlo,
asumiendo que no existen procesos de degradación irreversibles que impidan la
recuperación de dicho ecosistema, pues cabe resaltar que el nivel de perturbación y la
naturaleza de las especies afecta fuertemente la regeneración (Sagar y Singh, 2005).
Sin embargo, a pesar de la alta vulnerabilidad del bosque seco y de que su regeneración
es más lenta que la del bosque húmedo, debido a su relativa simplicidad y estructura, el
bosque seco tiene potencial para recuperarse hasta un estadio maduro mas rápidamente
que un bosque húmedo y podría ser mas resilente, incluso se ha estimado el tiempo de
recuperación en 150 años comparado con 1000 años del bosque húmedo (Murphy y
Lugo, 1986). Además, de acuerdo a personal de la reserva y campesinos de la zona, el
bosque seco en Sanguaré tiene buena capacidad de recuperación.
29
2.7. META DE RESTAURACIÓN
2.8.1. Físicas
30
desarrollo de la vegetación y la recuperación del conjunto del ecosistema en estos
hábitats (Vallejo et al, 2011).
2.8.2. Bióticas
Uribe et al (2001) en un estudio en Las Brisas, Sucre, encontró que había mayor
densidad poblacional de Attalea butyracea en zonas altamente perturbadas (con
tala, quema, agricultura y ganadería) y en estadios sucesionales intermedios, al
comparar las densidades y estructuras poblacionales de dos sitios, uno altamente
perturbado y otro menos perturbado, y entre estadios sucesionales. Mientras que
en los estadios más conservados y en zonas menos perturbadas la densidad era
muy baja en todas las clases de edad de la palma.
Las lianas pueden influenciar las tasas de crecimiento y mortalidad de los arboles
por lo menos de 5 maneras: (1) compitiendo con los arboles por luz, así
enlenteciendo el crecimiento de los arboles, (2) incrementando la tasa de
mortalidad de los arboles por el peso que producen en sus coronas e
incrementando la tensión mecánica sobre el tallo y las raíces, (3) incrementando el
número y tamaño de árboles derribados cuando las lianas los sobrecargan, (4)
enlenteciendo las tasas de crecimiento en altura de los arboles jóvenes en los
claros por la combinación de los efectos de la sombra y el daño mecánico que
producen (5) y atando los árboles e incrementando su estabilidad a nivel individual
(Putz, 1984). Por ejemplo, Putz (1984) encontró que el área basal de Luehea
seemannii disminuía con el incremento de lianas sobre sus individuos y que las
lianas parece que incrementan la probabilidad de que sus hospederos se caigan
debido a la sombra y el peso que les genera.
37
Además, según Perez-Salicrup (2001), la estructura del dosel afecta el piso del
bosque donde crecen las plántulas de arboles y es posible que la presencia de
lianas en el dosel afecte la regeneración de arboles a través de varios de los
efectos mencionados, tal como lo constato él mismo al hacer un experimento
donde cortaba las lianas de pequeñas parcelas experimentales y las comparaba
con otras parcelas sin intervenir, concluyendo que estas dificultan el crecimiento
de las plántulas de arboles, pero no la supervivencia, de diferentes maneras y así
la capacidad de las especies arbóreas para regenerarse.
Aun que no se tiene claro cuál es impacto que puede estar causando la
explotación de estos recursos sobre las poblaciones de las especies
aprovechadas, ni sobre las comunidades y los ecosistemas, es necesario tener en
cuenta que podría estar afectándolos y es pertinente hacer estudios y
metodologías de manejo sobre su aprovechamiento, de tal manera que el impacto
se reduzca al mínimo.
38
La promoción de la extracción comercial de los PFNM ha jugado un importante
papel en muchos proyectos de conservación y desarrollo, basados en el supuesto
que soportan la producción y el comercio y ayudan a mejorar las condiciones de
vida, sin comprometer el ambiente, disminuyendo la tala y el pastoreo (López,
2008; Ticktin, 2004). Sin embargo, según las perspectivas de aprovechamiento
que hoy presentan, los PFNM pueden ocasionar su sobreutilización o
sobrexplotación, conllevando a una declinación de las poblaciones nativas con
fuertes implicaciones ecológicas y económicas (López, 2008). Esta
sobrexplotación podría afectar la fisiología y tasas vitales de los individuos,
cambiar los patrones demográficos y genéticos de las poblaciones y alterar los
procesos a nivel de comunidades y ecosistemas (Ticktin, 2004). Además, la
demanda y el consumo de diversos productos del bosque vienen provocando su
agotamiento a un ritmo alarmante, siendo una de las causas subyacentes de la
pérdida de biodiversidad (López, 2008).
39
A nivel de comunidades y ecosistemas el aprovechamiento de ciertos PFNM
puede causar su degradación de varias maneras (Hiremath, 2004). La mayoría de
frutos colectados para la venta son comidos por mamíferos y aves (López, 2008;
Ticktin, 2004), y aun que el efecto del aprovechamiento de frutos, semillas y flores
es todavía desconocido, algunos estudios muestran como el aprovechamiento y
las plantaciones pueden afectar negativamente la composición y diversidad de las
comunidades de aves, y es posible que las de primates, que son importantes
dispersores y predadores que compiten con los humanos por el aprovechamiento,
pero también cabe aclarar que el efecto sobre ellos tampoco se ha examinado
(Ticktin, 2004). Como consecuencia las frutas, semillas o flores aprovechadas
condicionan la presencia y abundancia de frugívoros y granívoros (López, 2008).
Esto afecta algunos procesos ecológicos tales como dispersión de semillas e
incluso predación, que ayudan al mantenimiento de la diversidad, entre otros.
Otros estudios muestran que el aprovechamiento de PFNM puede incrementar la
susceptibilidad de las plantas aprovechadas al ataque de herbívoros y hacer más
susceptibles las poblaciones a patógenos (Ticktin, 2004).
40
5. Cacería ilegal de fauna silvestre: Para muchos humanos, las especies salvajes
no son únicamente fuente de alimento sino que también sirve para una variedad
de otros propósitos, como por ejemplo comercio, incluyendo exportación e
importación, y ritos mágico-religiosos y medicina tradicional (Redford y Robinson,
1991), pero cabe resaltar que en al menos 62 países, la caza, incluyendo la de
peces, contribuye aproximadamente con un 20% de la proteína animal de la dieta
de las personas (Zapata, 2001; Redford y Robinson, 1991). Sin embargo, los
conservacionistas se han dado cuenta que las principales amenazas para la vida
salvaje en América Latina son la perdida de bosque prístino y su aprovechamiento
no regulado, principalmente para propósitos comerciales (Shaw, 1991). Por
ejemplo, en un estudio en el amazonia peruana sobre la sustentabilidad de la
cacería en cuatro comunidades Quichuas, se concluyo que la caza de 12 de 15
especies era insostenible y que la cacería estaba generando un impacto negativo
sobre las poblaciones de mamíferos, por lo tanto dichas especies eran vulnerables
a la extinción (Zapata, 2001).
Las plantas tropicales tienen una gran variedad de adaptaciones para dispersar
sus semillas con el fin de: (1) escapar de los depredadores y de los patógenos que
41
pueblan el árbol progenitor; (2) colonizar sitios más favorables para la germinación
y el establecimiento de plántulas; (3) efectuar una dispersión lo más directa
posible, garantizándole a las semillas la llegada a sitios favorables (Dalling, 2002).
Este proceso puede ser facilitado por vectores tales como aves, mamíferos o
incluso peces, que pueden dispersar las semillas lo más lejos posible del árbol
progenitor, donde las probabilidades de supervivencia son mayores, y esto tiene
un efecto directo sobre los patrones de distribución espacial de las plantas
(Dalling, 2002). Por otro lado, los dispersores también juegan un papel importante
en la dispersión secundaria, es decir, la trayectoria que siguen las semillas
después de llegar al suelo, que también incide en el patrón de distribución espacial
de las plantas, pues por ejemplo, varios mamíferos entierran las semillas y luego
germinan (Dalling, 2002).
También existen plantas que dependen de un solo animal para su dispersión, tal
como Calvaria major que necesitaba del tracto digestivo del Dodo para romper la
dormancia y por esta razón cuando el Dodo se extinguió la planta se extinguió.
Así, las plantas que dependen de animales para transportar sus semillas son
susceptibles de que su dispersión falle cuando el dispersor se vuelve raro o extinto
y la interrupción de ese mutualismo puede traer graves consecuencias en el
mantenimiento de las poblaciones de plantas (Chimera, 2004).
42
Entonces un régimen modificado de dispersión de semillas debido a la perdida de
agentes dispersores nativos se esperaría que influencie la estructura y
composición del bosque seco en el tiempo (Chimera, 2004) y este régimen se
puede afectar por la pérdida de agentes dispersores, tal como sucede en la
reserva por la caza indiscriminada. Además, muchos estudios han indicado que la
falta de dispersores de semillas, particularmente animales, es uno de los
principales limitantes de la recuperación del bosque tropical en grandes áreas
perturbadas, pues para su recuperación es necesario que ocurran varios procesos,
incluyendo la dispersión de semillas, ya que por ejemplo la recuperación de
pastizales abandonados generalmente es dependiente de la dispersión de
especies del bosque tropical, porque muchas de sus semillas son de muy corta
duración y no están presentes en el banco (Holl et al., 2000). Y cabe resaltar que
la recuperación de la composición de especies de bosque maduro sobre sitios
usados intensamente puede ser muy lenta, ya que este uso intensivo elimina la
regeneración de arboles del banco de semillas y el rebrote de raíces, dejando a la
dispersión de semillas como un mecanismo critico para la regeneración del bosque
(Hooper et al., 2004)
Todo esto sumado a que la dispersión de semillas también se limita por que la
mayoría de los frugívoros no viajan a través de áreas abiertas grandes y aquellos
dispersores que lo hacen raramente se aventuran a ir más lejos del borde del
bosque (Hooper et al., 2004). Por ejemplo, los primates neotropicales son
arbóreos y a menudo son incapaces de cruzar áreas sin bosque, además que
resultan en densidad poblacionales bajas y a menudo son sometidos a la
persecución directa de los humanos (Michalski y Peres, 2005). Es decir, sumado a
la caza y su efecto sobre las poblaciones de animales dispersores, los pocos que
sobreviven o no se ven gravemente afectados, pueden tener limitaciones en el
comportamiento como dispersores en áreas fragmentadas, como los mosaicos
agrícolas como Sanguaré.
43
2.8.3. Del paisaje
Por otro lado, la fragmentación del bosque aumenta la proporción borde - interior y
el tamaño del borde de los fragmentos con relación al hábitat que lo rodea (Young,
1999; Collinge 1996), lo que lleva a que los remanentes del bosque se expongan a
la alteración del ambiente físico, tal como mayor exposición a la luz y
consecuentemente aumento de la temperatura, disminución de la humedad
relativa en el borde y aumento de la velocidad del viento, lo que podría alterar la
comunidad de plantas y animales (Collinge, 1996).
44
especies del interior debido a la dispersión de semillas desde el borde hacia el
interior, reemplazando especies del interior tolerantes a la sombra por especies del
borde (Collinge, 1996).
3.1. INTRODUCCIÓN
Se ha determinado que son muy pocos los remanentes existentes de Bosque seco
tropical en Colombia que presentan condiciones relictuales, que en estructura y
composición de especies sean semejantes a las condiciones originales de este hábitat. La
región Caribe, por ejemplo, una de las que tenia mayor cobertura de bosque seco tropical,
ha sido transformada y actualmente corresponde a etapas sucesionales secundarias que
muestran características de vegetación sub-xerofítica (IAvH, 1998). Este proceso de
transformación ha llevado a que estudios sobre la diversidad biológica de este ecosistema
sean de gran valor, sobre todo en términos de la conservación y la restauración, sumado
a que es un ecosistema con gran biodiversidad, lo que se ve reflejado en los bosques
secundarios hoy existentes de esta zona de vida.
En otras palabras, el bosque seco en invierno podría parecer uniformemente verde, pero
en la estación seca cambia hacia un mosaico de diez tipos de hábitat distinguidos por las
tasas de sequia diferencial de los diferentes suelos y la exposición solar, diferentes
46
edades de la sucesión y diferentes tipos de vegetación (Janzen, 1988) lo que refleja en
parte la diversidad que podría albergar.
En general, los bosques secos tropicales presentan la mitad o un tercio del total de las
especies de plantas que los bosques húmedos y muy húmedos tropicales (Janzen, 1988;
Murphy y Lugo, 1986), con marcadas excepciones como son las familias Cactaceae,
Capparidaceae y Zygophyllaceae (IAvH, 1998). Sin embargo, tiene una alta diversidad β,
grandes cambios taxonómicos con la distancia, tanto a nivel de especies como de familia.
Sumado a la riqueza florística, estructuralmente los bosques secos son muy diferentes a
los bosques húmedos. En el bosque seco la altura promedio del dosel es cerca del 50% y
el área basal el 30 al 75% del bosque húmedo, además mientras los bosques húmedos
tienen tres o más estratos del dosel el bosque seco tiene solo uno (Murphy y Lugo, 1986).
Éste posee un dosel continuo, pero sus árboles se vuelven muy quebradizos con lluvias
anuales de 500 mm o incluso menos (Pennignton et al., 2009). Además, El índice de área
foliar del bosque seco es la mitad del valor del bosque húmedo y la cobertura vegetal
terrestre es más alta en el bosque seco (Murphy y Lugo, 1986).
3.2. METODOLOGÍA
Establecimiento:
Se estableció una parcela cuadrada de 1 ha (100 x 100 m), pues esta área permite que
los eventos típicos de caídas de árboles o que la formación de claros no afecte toda la
estructura de las parcelas y que sean lo suficientemente pequeñas como para muestrear
un solo tipo de suelo (Phillips et al., 2008). Cada parcela se subdividió en 25 cuadrantes
de 20 x 20 metros, para hacer la medición de variables y los respectivos muestreos,
delimitados con hilo de polipropileno (Ver figura 1).
Monitoreo:
Dentro de cada cuadrante, los árboles y arbustos con un DAP ≥10 cm, que tuvieron más
del 50% de sus raíces dentro de la parcela, se marcaron con una placa de aluminio
numerada a una altura de 1.80 m para evitar afectar el punto de medición del CAP. Para
las lianas, se marcaron aquellas que tuvieron más del 50% de sus raíces dentro de la
parcela y un diámetro≥10 cm entre 0 m y 2.5 m a lo largo del tallo, siendo 0 m el punto de
enraizamiento. Estas últimas se marcaron 50 cm arriba del punto de medición del CAP.
A los arboles con múltiples tallos se les marcaron todos los tallos que tuvieron un DAP≥10
cm y a las lianas que se ramificaban antes de 2.5 m a lo largo del tallo, se les marcaron
cada una de las ramas que tuvieron un diámetro ≥10 cm dentro de esa longitud. Para esta
actividad se usaron martillos, clavos, alambre de cobre, placas de aluminio, metro y
marcadores indelebles.
A cada árbol se le pinto una línea con pintura asfáltica a 1.30 m desde el suelo para fijar
su punto de medición del CAP y a las lianas se le pintaron dos líneas sobre el tallo,
igualmente, para fijar sus puntos de medición del CAP, a 1.30 m desde el punto de
enraizamiento y en el punto más ancho entre 0 m y 2.5 m, siendo 0 m el punto de
enraizamiento. Para esta actividad se usaron brochas, pintura asfáltica, disolvente y tizas
blancas.
A las plantas leñosas marcadas se les midió el CAP en los puntos marcados con la
pintura, a los árboles y arbustos en un solo punto y a las lianas en dos puntos. Las
medidas se consignaron en los respectivos formularios, en los cuales se anoto la familia y
la especie de la planta, el nombre común (cuando sea posible), la altura, el habito de
crecimiento, el número del individuo, el número del cuadrante en el que se encontraba, el
código vivo que le perteneció y las observaciones pertinentes (Ver Anexo 1). Para la
medición del CAP se limpiaron y eliminaron los excesos de corteza muerta, musgos,
50
líquenes y se separaron las lianas del tronco de los individuos en el sitio donde se midió el
CAP o el diámetro. Para esta actividad se emplearon estropajos, guantes de carnaza y
tijeras podadoras.
A cada árbol se le pinto una línea con pintura asfáltica a 1.30 m de altura desde el suelo
para fijar su POM y para las lianas en dos puntos sobre el tallo, a 1.30 m desde el punto
de enraizamiento y en el punto más ancho entre 0 m y 2.5 m, siendo 0 m el punto de
enraizamiento. Para esta actividad se usaron los mismos instrumentos y materiales usado
en la parcela de 1 ha.
A las plantas leñosas marcadas se les midió el CAP en los puntos marcados con la
pintura. Cada medida se consigno en los respectivos formularios de la misma forma como
se hizo para la parcela de 1 ha. Cuando se presento alguna deformidad en el punto de
medida o cuando la presencia de las raíces tablares sobrepasaron 1.30 m de altura, se
realizo el mismo procedimiento llevado a cabo en la parcela para dichas excepciones.
Mapeo:
Se mapearon todos los arboles en cada una de las parcelas trazadas, en formularios
especialmente diseñados para esto (anexo 2), con el fin de poder hacer en el futuro
análisis de distribución de las especies dentro de la parcela y para poder encontrar más
fácilmente los arboles en una posterior remedición.
Análisis de Datos
AB= π/4(d)2
Donde,
Diversidad alfa: para estimar la diversidad alfa se usaron el índice de Shannon y el índice
de Simpson:
53
individuos sacados al azar de una muestra correspondan a la misma especie (Villareal et
al. 2006). El índice se define como:
λ = 1-D
Donde,
( − )
D = Σ[ ]
(N − )
Donde,
´=−∑ ln ∑ =1
Donde,
54
como una base para obtener una lista de las especies mas vulnerables o importantes para
su conservación o para la conservación del bosque seco.
3.3. RESULTADOS
Individuos con DAP ≥ 10 cm: todas las especies reportadas pertenecieron al grupo de
las Angiospermas (plantas con flor). De las 21 familias reportadas la que mayor número
de especies presento fue Fabaceae (5), seguida por Malvaceae, Salicaceae, Moraceae y
Sapindaceae (grafica 2). Entre estas familias, las mas ricas poseen entre 2 y 5 especies,
lo que representa el 51.6 % de las 31 especies encontradas. El resto de las familias solo
están representadas por una sola especie.
5
No. especies
4
56
6
5
No. generos
4
Todos los generos estuvieron representados por una sola especie. Cabe resaltar que para
algunos géneros los tratamientos taxonómicos son escasos o las colecciones no
presentan flores y/o frutos, los cuales frecuentemente son indispensables para obtener
una mejor resolución taxonómica, por lo tanto los generos Cupania y Allophylus de la
familia Sapindeaceae no fue posible identificar las morfoespecies hasta el nivel de
especie.
57
9
8
7
6 No. especies
5
4
3
2
1
0
Las familias mas ricas poseen entre 2 y 8 especies, lo que representa el 61.9 % de las 42
especies encontradas para la sub-parcela. El resto de las familias poseen de a una sola
especie.
8
7
6
No. generos
5
4
3
2
1
0
58
En total se identificaron 40 géneros de plantas vasculares. La familia con mayor número
de géneros fue Fabaceae (7), seguida por Rubiaceae, Bignoniaceae y Sapindaceae con 3
géneros cada una, Apocynaceae, Malvaceae, Moraceae y Salicaceae con 2 géneros cada
una (grafica 5) y el resto de familias solo estuvieron representadas por un solo género. Es
decir, el 66.67% de las familias esta representado por un solo genero, el 16.67% por dos
géneros, el 12.5% por tres géneros y el 4.2% por 7 géneros.
La mayoría de los géneros (95%) estuvieron representados por una sola especie, excepto
Chomelia y Machaerium cada uno con dos especies. Ambos géneros pertenecen a unas
de las dos familias más ricas y abundantes en los inventarios en tierras bajas, Rubiaceae
y Fabaceae, respectivamente. Cabe resaltar que para algunos géneros los tratamientos
taxonómicos son escasos o las colecciones no presentan flores y/o frutos, que como ya
se ha mencionado frecuentemente son indispensables para obtener una mejor resolución
taxonómica, por lo tanto los generos Chomelia, Inga, Ouratea, Allophylus y Cupania
tuvieron baja resolucion taxonomica y no fue posible identificar algunas morfoespecies
hasta el nivel de especie.
Entre los 906 individuos censados y muestreados se registraron cinco tipos de hábitos:
árboles, arbustos, lianas, palmas y hierbas. Dado que el muestreo fue dirigido
principalmente a las especies leñosas, la categoría árbol fue la más representativa tanto
en la parcela como en la sub-parcela.
59
Árbol Árbol
Palma Arbusto
Liana
Arbusto
Palma
Liana
Hierba
RUBIACEAE
MALPIGHIACEAE
MELIACEAE
CECROPIACEAE
BIGNONIACEAE
MALVACEAE
ARECACEAE
SAPINDACEAE
ANACARDIACEAE
APOCYNACEAE
FABACEAE
LAMIACEAE
CELASTRACEAE
60
Grafica 7. Distribución de abundancia de las familias de plantas leñosas con
DAP≥10 cm de la parcela permanente de la Reserva Sanguaré.
La distribución de los individuos entre las especies y las familias se caracteriza por
tener una fuerte dominancia de unas pocas especies y familias, con la presencia de
muchas especies raras con muy pocos individuos, lo que se refleja en la
pronunciada curva en forma de jota invertida (grafica 7 y 8). Esto nos indica un baja
equitabilidad en la distribución de los individuos entre las especies de plantas del
bosque seco de la reserva. En este resultado se cumple la afirmación de McGill et al
(2007), quienes dicen que la distribución en forma de jota invertida es una ley
universal que se cumple para todas las comunidades bióticas.
61
En la categoría de 50-60 cm y 60-70 cm, sucede lo mismo que en la de 40–50 cm, la
especie más abundante y prácticamente la única es Attalea butyracea. En las tres
últimas categorías diamétricas, de 70 a 100 cm de DAP, que juntas suman menos
del 2% de los individuos, la única especie fue Enterolobium cyclocarpum, a
excepción de un solo individuo de Attalea butyracea en la de 70–80 cm.
60
50
40
30 Abundancia
20
10
0
150
categorias diametricas
100
50
0
10-20 20-30 30-40 40-50 50-60 60-70 70-80 80-90 90-100
Se estimo un área basal de 28.95 m2/ha, mucho mayor a la estimada por Giraldo et al
(2010) para un bosque seco en el municipio de Támesis, Antioquia (18 m2/ha). La familia
62
Arecaceae fue la que mas aporto con 39,35 % del total, seguida por Fabaceae,
Malvaceae y Anacardiaceae que en conjunto aportan el 45,26 %. El restos de las familias
tuvieron un aporte menor del 3.6 %, siendo la familia Phyllanthaceae la que menos área
basal tuvo con menos del 0.042 %.
La especie con mayor área basal fue Attalea butyracea con el 39,35 % del total, seguida
por Enterolobium cyclocarpum, Spondias mombin y Guazuma ulmifolia que en conjunto
aportaron el 38.47 %. El resto de las especies tuvieron aportes de menos del 5.6 %,
siendo Phryganocidia corymbosa la especie que menos área basal aporto con menos del
0.033 %.
La distribución de los individuos entre las clases diamétricas muestra que la mayoría de
los individuos que componen la comunidad pertenecen a clases de tamaño pequeñas, tal
como lo muestra la característica curva de jota invertida (grafica 12). Los individuos con
DAP de 1–2 cm representan el 37.6% del total de individuos, entre los cuales la especies
más abundantes son Cupania sp, Psychotria microdon y Spondias mombin.
La categoría de 2-3 cm de DAP es la segunda que más tiene individuos con el 24.1% del
total, en la cual las especies más abundantes son las mismas que en la categoría
anteriormente descrita, lo que sucede también en las categorías de 3 a 20 cm, con la
diferencia que su abundancia va disminuyendo con el aumento en el diámetro de los
árboles, siguiendo el patrón mostrado en la grafica 12. La categoría diamétrica de 9-10 cm
64
se destaca por tener solo 2 individuos, uno perteneciente a la especie Tabernaemontana
cymosa y el otro a la especie Ouratea sp. Cabe resaltar la usencia de Attalea butyracea
en las categorías intermedias, de 20 cm hacia abajo, característica que indica la baja
regeneración de esta especie en el bosque.
300
250
200
Categorias diametricas
150
100
50
0
1-2 3-4 5-6 7-8 9-10 20-30 40-50 60-70
Se estimo un área basal de 4.79 m2/0.16ha, a la cual la familia que mas aporta es
Arecaceae con un 30.41 % del total, seguida por Malvaceae con un 26.37 %. El resto de
las familias tuvieron aportes por debajo del 9 %, sin embargo cabe resaltar que las
familias Fabaceae, Sapindaceae, Apocynaceae, Lauraceae, Bignoniaceae y
Anacardiaceae en conjunto aportan el 37.89 % del total del área basal estimada. La
familia con menos área basal fue Piperaceae con menos del 0.002 % del total.
65
La especie con mayor área basal fue Attalea butyracea, que aporto un 30.41 % al total del
área basal estimada, seguida por Guazuma ulmifolia y Sterculia apetala, Enterolobium
cyclocarpum, Cupania sp, Tabernaemontana cymosa, Nectandra cf. Cuspidata, Tabebuia
ochracea subsp. Neochrysantha y Spondias mombin, que en conjunto aportan el 62.67 %
del total. El resto de especies tuvieron menos del 2 % del área basal estimada y la
especie que menos área basal tuvo fue Piper piojoanum, con menos del 0.002 % del total.
El patrón mostrado por el índice de Simpson es confirmado por el resultado arrojado por
el índice de Shannon para ambas comunidades de plantas, que muestra un valor de
diversidad bastante bajo, igualmente, mostrando que la comunidad tiene una distribución
de sus individuos entre las especies muy poco equitable (tabla 4).
66
3.3.5. Estado de los individuos de la parcela
A partir de la lista de códigos para clasificar el estado vivo de cada uno de las plantas
leñosas con DAP≥10 cm censados en la parcela (anexo D), se obtuvieron los siguientes
resultados. El 64.7 % de los individuos estuvo dentro de la categoría “vivo normal” y el
22.55 % estuvo dentro de la categoría “vivo normal con múltiples tallos” (tabla 5). Los 39
individuos restantes estuvieron dentro de diversas categorías que no alcanzaron ni el 4%
del total de individuos (tabla 5).
Dentro de esta última minoría, cabe resaltar las categorías que podrían constituir claros
dentro del bosque, tales como “tallo partido con rebrotes” que tuvo un 0.98 % del total de
individuos, “vivo caído” que tuvo un 3.6 % y “vivo sin hojas” que tuvo un 0.98 % (tabla 5).
Dentro de la categoría “tallo partido con rebrotes” se encontraron las especies Guazuma
ulmifolia, Spondias mombin y Trichilia hirta. Todos los individuos se encontraron partidos
a más de 4 metros de altura y estaban reiterando.
Por ultimo, en la categoría “vivo sin hojas” se encontraron las especies de arboles
Cupania sp, y Guazuma ulmifolia y la palma Attalea butyraceae. Todos eran arboles de
gran porte, muy adultos.
Para las plantas leñosas con DAP≥1 cm se obtuvieron resultados muy similares. El 63.31
% de los individuos estuvo dentro de la categoría “vivo normal” y el 28.77 % estuvo dentro
de la categoría “vivo normal con múltiples tallos” (tabla 5). Los 52 individuos restantes
67
estuvieron dentro de diversas categorías que no alcanzaron ni el 4% del total de
individuos (tabla 5).
Otras especies de interés en conservación que no fueron reportadas en este estudio son
Copaifera officinalis y Switenia macrophylla, ambas casi desaparecidas en la zona por su
explotación maderera y reportadas por San Martín y Angarita (2010) como de interés en
conservación. La segunda esta reportada en el apéndice II de CITEX como “Comercio
controlado” y por la UICN en la categoría “críticamente amenazada”. Ambas especies son
características de los boques secos tropicales. Otra especie es Copernicia tectorum, una
palma reportada para tierras bajas y que se encuentra reportada por la UICN en la
categoría “casi amenazada”. Esta última también fue reportada por San Martín y Angarita
(2010) y no fue registrada en este estudio.
Cabe resaltar que la mayoría de las especies reportadas se encuentran con abundancias
muy bajas, son bastante raras, lo que puede sugerir que las poblaciones tienen muy
pocos individuos, aspecto que podría llevar a la desaparición de estas especies en la
zona sino son consideradas como blancos de conservación.
69
BIBLIOGRAFIA
Asquith N. 2002. La dinámica del bosque y la diversidad arbórea. 377- 406. En Guariguata
M. y Kattan G. (Eds.) Ecología y Conservación de Bosques Neotropicales. Cartago, Costa
Rica.
Cairns, J., & Heckman, J. R. 1996. RESTORATION ECOLOGY: The State of an Emerging
Field. Annual Review of Energy and the Environment. 21: 167-189.
Ceccon E. 2011. Los Bosques Tropicales Estacionalmente Secos: ¿una prueba ácida
para la restauración?.119- 130. En: Vargas O. y Reyes S. (Eds.) Ecología en la práctica:
Memorias I Congreso de Restauración Ecológica y II Simposio Nacional de Experiencias
en Restauración Ecológica. Bogotá (Cundinamarca), Colombia. 636 pp.
Chimera C. 2004. Investigating Seed Dispersal and See Predation in Hawaiian Dry Forest
Community Implications for Conservation and Management. Thesis. Master of Science in
Botanical Science. University of Hawaii.
70
Clewell A., Rieger J. y Munro J. 2005. Guidelines for Developing and Managing Ecological
nd
Restoration Projects, 2 Edition. www.ser.org and Tucson: Society for Ecological Restoration
International.
Dalling J. 2002. Ecología de semillas. 345- 376. En: Guariguata M. y Kattan G. (Eds.)
Ecología y Conservación de Bosques Neotropicales. Cartago, Costa Rica.
Gann, G., y Lamb D., redactores. 2006. La restauración ecológica: un medio para
conservar la biodiversidad y mantener los medios de vida (versión 1.1). Society for
Ecological Restoration (SER) International, Tucson, Arizona, EE.UU. e IUCN, Gland,
Suiza.
71
Herrera U. 2004. Inventario entomológico en Bosque Seco Tropical (Bs-T), Reserva
Natural Sanguaré, Municipio de San Onofre – Sucre. Medellín. Tesis de grado. Instituto de
Bióloga. Facultad de Ciencias Exactas Y Naturales. Universidad de Antioquia.
Holl K., Loik M., Lin E. y Samuels I. 2000.Tropical Montane Forest Restoration in Costa
Rica: Overcoming Barriers to Dispersal and Establishment. Restoration Ecology. 8(4):
339- 349.
Idárraga A., Cardona F., Roldán F., Londoño L., Corrales A. y Duque A. 2010.
Composición florística en 16 parcelas permanentes de 1 ha en bosques del departamento
de Antioquia. En: Duque A., Callejas R., Corrales A. Giraldo W., González W., Yepes A.,
Cabrera E., Álvarez A., Galindo G., García M., Navarrete D., Phillips J., Vargas D., Peña
M., Saldarriaga J., Idárraga A., Cardona F., Roldán F., Londoño L. 2010. Expedición
Antioquia 2013: diversidad, dinámica y productividad de los bosques de Antioquia. 193 pp.
Instituto Alexander von Humboldt (IAVH). 1998. El Bosque seco Tropical (Bs--T) en
Colombia. Programa de Inventario de la Biodiversidad, Grupo de Exploraciones y
Monitoreo Ambiental GEMA
72
Janzen, D.H. 1988. Tropical dry forests: the most endangered major tropical ecosystems.
En: Wilson, E.O. (Ed.), BioDiversity. National Academy Press, Washington, DC. pp. 130–
137.
McGill, B., Etienne, R., Gray, J., Alonso, D., Anderson, M., Benecha, H., Dornelas, M.,
Enquist, B., Green, J., He, F., Hurlbert, H., Magurran, M., Marquet, P., Maurer, B., Ostling,
A., Soykan, C., Ugland, C., y White., P. 2007. Species abundance distributions: moving
beyond single prediction theories to integration within an ecological framework. Ecology
Letters, 10: 995–1015.
Murphy P. y Lugo A. 1986. Ecology of Tropical Dry Forest. Annual Review of Ecology and
Systematics. Vol. 17: 67-88.
Newton A. 2008. Restoration of Dryland Forest in Latin America: The ReForLan Project.
Ecological Restoration. 26(1):10-13.
Phillips, O., Baker, T., Feldpausch, T. y Brienen, R. 2008. Field manual for plot
establishment and remeasurement. Rainfor.
URL:http://www.geog.leeds.ac.uk/projects/rainfor/
Putz F. 1984. The Natural History of Lianas on Barro Colorado Island. Ecology. 65(6):
1713-1724.
74
Rivera C. 2004.Biodiversidad de Coleópteros Copronecrófagos (scarabaeidae:
scarabaeinae) en Bosque Seco Tropical, Sucre-Colombia. Trabajo de grado. Instituto de
Bióloga. Facultad de Ciencias Exactas Y Naturales. Universidad de Antioquia.
Ruiz J. y Fandiño M. 2009. Estado del bosque seco tropical e importancia relativa de su
flora leñosa, islas de la vieja providencia y santa catalina, Colombia. Revista de la
Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. 33(126): 5-15.
Ruiz J., Fandiño M. y Chazdon R. 2005. Vegetation Structure, Composition, and Species
Richness Across a 56-year Chronosequence of Dry Tropical Forest on Providencia Island,
Colombia. Biotropica, 37(4): 520–530.
Sagar, R., y Singh, J. 2005. Structure, diversity, and regeneration of tropical dry deciduous
forest of northern India. Biodiversity and Conservation, 14(4), 935-959.
Shaw J. 1991. The Outlook for Sustainable Harvest of Wildlife in Latin America. 24- 34.
Robinson J. y Redford K. (Eds.) Neotropical Wildlife Use and Conservation. Universidad
de Chicago. Chicago, USA.
Society for Ecological Restoration (SER) International, Grupo de trabajo sobre ciencia y
políticas. 2004. Principios de SER International sobre la restauración ecológica.
www.ser.org y Tucson: Society for Ecological Restoration International.
75
Terceros-Gamarra., C. 2005. Densidad, cobertura y altura de bejucos en claros formados
por árboles con y sin corta antes del aprovechamiento. Kempffiana 1(1):21-28.
The Conservation Measures Partnership (CMP). 2007. Estándares abierto para la práctica
de la conservación, versión 2.0.
Vallejo V., Alloza J., Bautista S., Bladé C., Cortina J., Fuentes D., Llovet J., Serrasolses I.,
Valdecantos A., Vilagrosa A. 201.1 Recuperación de suelos en el contexto de la
restauración forestal en clima seco: el caso de la cuenca mediterránea. 67- 91. En:
Vargas O. y Reyes S. (Eds.) Ecología en la práctica: Memorias I Congreso de
Restauración Ecológica y II Simposio Nacional de Experiencias en Restauración
Ecológica. Bogotá (Cundinamarca), Colombia. 636 pp.
Vargas O. (Ed) 2007. Guía Metodológica para la Restauración Ecológica del Bosque
Altoandino. “Los pasos fundamentales de la restauración”. Grupo de Restauración
Ecológica Universidad Nacional de Colombia. Bogotá (Cundinamarca), Colombia.
Vargas O. 2011. Los pasos fundamentales para la restauración ecológica. 19- 40. En:
Vargas O. y Reyes S. (Eds.) Ecología en la práctica: Memorias I Congreso de
Restauración Ecológica y II Simposio Nacional de Experiencias en Restauración
Ecológica. Bogotá (Cundinamarca), Colombia. 636 pp.
76
Villareal H, Álvarez S, Córdoba F, Escobar G, Fagua F, Gast H, Mendoza M, Ospina M y
Umaña A. 2006. Manual de métodos para el desarrollo de inventarios de biodiversidad.
Programa de Inventarios de Biodiversidad. Instituto de investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt. Bogotá, Colombia. 236 pp.
Whigham F., Towel P. y Cano E. 1990. The effect of annual variation in precipitation on
growth and litter production in a tropical dry forest in Yucatan. Tropical Ecology. 31(1990):
23–34.
77
ANEXOS
Anexo A. Metodología de las dos primeras fases del plan de restauración del plan de
restauración. Modificado de Clewell et al. (2005).
Planeación Conceptual:
1. Identificar la ubicación del sitio del proyecto y sus límites: se delinearan los
límites del proyecto y se ubicaran en mapas, preferiblemente elaborados con
fotografía área y, también, sobre mapas de suelo y topográficos que muestren
la cuencas hidrográficas y diferentes aspectos del paisaje. Se debe usar
sistemas de posicionamiento global, tales como GPS, entre otros.
4. Identificar las metas de restauración: las metas son los estados ideales y las
condiciones que un esfuerzo de restauración ecológica intenta alcanzar. Las
metas proveen las bases para las actividades de restauración, y más tarde se
vuelven las bases para la evaluación del proyecto. Se deben establecer metas
culturales claras, pues estas son la base para el entendimiento del público
sobre los beneficios del proyecto.
78
5. Identificar las condiciones físicas del sitio que son necesarias reparar: algunos
ecosistemas son disfuncionales por los daños al ambiente físico del suelo,
tales como compactación, erosión, desviación de aguas superficiales etc. El
ambiente físico debe ser capaz de sostener poblaciones reproductivas viables
que compromete la biota del ecosistema a restaurar.
79
9. Identificar las fuentes de personal y equipos de trabajo necesarios: personal a
contratar, voluntarios y determinar la necesidad y disponibilidad de equipos
especiales.
10. Identificar recursos bióticos necesarios y sus fuentes: podrían ser semillas,
propagulos de plantas, plantas cultivadas en viveros y animales para el
establecimiento en el sitio del proyecto.
11. Determinar la duración del proyecto: esto tiene implicaciones en el costo, los
proyectos a corto plazo pueden ser más cotosos que los proyectos a largo
plazo, pues en los últimos algunas actividades pueden ser reemplazadas por
procesos naturales.
Tareas Preliminares
13. Documentar las condiciones existentes del sitio del proyecto y describir la biota: la
documentación para este lineamiento debe incluir un inventario sistemático que
cuantifique el grado de degradación o daño. Debe estar determinada la
composición de especies y estimada la abundancia de especies. Debe ser descrito
en detalle la estructura de las comunidades que componen el sitio del proyecto
para permitir una predicción realista de la efectividad de los esfuerzos de
restauración. Deben ser descritos los suelos, la hidrología y el ambiente físico.
Esta información sirve para la posterior evaluación del proyecto, la cual depende
de la comparación del sitio del proyecto antes y después de la restauración. Se
debe intentar tener un archivo de fotografías debidamente marcadas de todos los
estados del sitio del proyecto, fotografías de todos los ángulos posibles,
referenciadas geográficamente, que sirva de evidencia del cambio, es decir con
fines comparativos.
14. Documentar la historia del sitio del proyecto que llevo a la necesidad de
restaurarlo: contar la historia del sitio, ampliando lo que se documento en el punto
2, para obtener una historia más comprehensiva. Se debe registrar la fecha en la
80
que ocurrieron los impactos al ecosistema. Esto se puede complementar con fotos
pre- y pos-perturbación.
18. Conducir investigaciones según sea necesario para valorar la efectividad de los
métodos y estrategias de restauración: parcelas experimentales o proyectos
pilotos a pequeña escala podrían demostrar viabilidad o debilidades en el diseño o
ejecución de la restauración. Estos proyectos piloto son importantes cuando se va
intentar por primera vez un proyecto de restauración en una clase de ecosistema
en una bioregion.
81
19. Decidir si las metas del ecosistema son realistas o necesitan alguna modificación:
el potencial de alcanzar las metas escogidas en el punto 4, ahora, podría parecer
poco real a la luz de una información más profunda generada posteriormente. Se
podrían agregar nuevas metas y revalorar las existentes y modificarlas si es
necesario.
20. Preparar una lista de objetivos diseñados para alcanzar las metas de restauración:
puntualiza las acciones que serán realizadas para lograr las metas y resultados.
cada resultado final es llamado un objetivo, entonces si se cumplen la mayoría o
todos los objetivos, se cumplen las metas. Los objetivos entonces son indicadores
del logro de las metas. También se deben establecer los objetivos culturales, si se
tienen metas culturales.
82
Anexo B. Especies de mamíferos reportados en el área de la Reserva Natural de la
Sociedad Civil Sangraré. Tomado de Huertas (2005).
83
Anexo C. Clasificación de los suelos encontrados en la Reserva Natural de la Sociedad Civil Sanguaré.
Basado en el mapa de suelos (fuente mapa IGAC 1983). Tomado de Huertas, 2005
ARa Consociación Arenal 0-3% Arenal Typic Ustipsament Muy superficiales, limitados por materiales de textura
gruesa
y altos contenidos de sales. Drenaje excesivo.
GAa1-2 Asociación La Granja 0-3% Ligera a La Granja Aeric Halaquept Muy superficiales, limitados por nivel freático alto y
moderada Manzanillo Aquic Ustipsament sales. Estas últimas
forman costras en muchos sitios. Drenaje pobre a
imperfecto
SAa Asociación San Antonio 0-3% San Antonio Sulfic Fluvaquent Muy superficiales, permanecen la mayor parte del año
bajo el agua.
Texturas finas y gruesas debidas a altos contenidos de
material orgánico y arenas.
Muy pobremente drenados y pantanosos
SLa1 Asociación Santa Lucia 0-3% Ligera Santa Lucia Typic Argiudoll Moderadamente profundos y profundos, limitados por
Cocosolo Vertic Eutropept arcillas compactadas.
Se agrietan en sitios, Bien a moderadamente drenados
ETa1 Asociación Estanzuela 0-3% Ligera Estanzuela Vertic Tropaquept Superficiales en su mayoría, limitados por nivel freático
Tolú Plinthic Tropaquept alto y arcillas compactadas. Se agrietan y presentan
estructuras en cuñas bien definidas. Sufren
encharcamientos e inundaciones. Drenaje pobre a
imperfecto
STab Asociación San Sebastián 0-7% San Typic Haplustalf Profundos a moderadamente profundos, limitados por
Sebastián Vertic Ustropept arcillas compactadas y carbonato de calcio.
Torrente Se agrietan en sitios, presentan estructuras en cuña y
superficies de presión. Bien drenado.
STab1-2 Asociación San Sebastián 0-7% Ligera a San Typic Haplustalf Profundos a moderadamente profundos, limitados por
moderada Sebastián Vertic Ustropept arcillas compactadas y carbonato de calcio.
Torrente Se agrietan en sitios, presentan estructuras en cuña y
superficies de presión. Bien drenado.
84
Continuación Anexo C
Arenas y poco material Acumulación de materiales organo- Superficies en fajas Marino Playas y barras
vegetal semidescompuesto minerales por acción estrechas plano
de brisas, olas y corrientes marinas y convexas,
fluviomarinas. Deflación marina. paralelas a la orilla del
mar
Sedimentación de arenas y Sedimentación marina, eólica y fluvio- Superficies planas que Marino Playones
limos con materiales salinos marina, sufren
erosión laminar ligera a moderada en inundaciones en forma
surquillos. regular
Procesos de oxido-reducción.
Sedimentos finos de arcilla, limo y Acumulación de sedimentos finos Superficies plano- Marino Manglares y
materiales de diferente origen cóncavas que pantanos
vegetales descompuestos, que permanecen
descansan sobre inundables la mayor parte
estratos profundos de arenas, del año
material coralino y sales.
Sedimentos de texturas finas y Escurrimiento difuso normal, Superficies planas con Marino Terrazas
medias que acumulación y erosión ligera en sitios. micro relieve plano-
descansan generalmente sobre convexo
basamento de arenas
Sedimentos de arcillas expandibles Acumulación de materiales finos de Superficies plano- Marino Terrazas
(tipo 2:1) sobre depósitos profundos arcillas cóncavas
de arenas, material coralino y sales. y limo en su mayor parte
Sedimentos de texturas medias y Escurrimiento difuso normal en los Superficies planas y Fluvio- Terrazas
finas de arcillas expandibles domos, ligeramente planas marino
(tipo 2:1) con altos contenidos de concentrado en las depresiones. con micro relieve
carbonatos de calcio. ondulado.
Sedimentos de texturas medias y Escurrimiento difuso normal en los Superficies planas y Fluvio- Terrazas
finas de arcillas expandibles domos, ligeramente planas marino
(tipo 2:1) con altos contenidos de concentrado en las depresiones. con micro relieve
carbonatos de calcio. ondulado.
85
Anexo D. Lista de los códigos del estado de las plantas en la parcela y la suba-parcela. Tomado de Phillips et al.
86
Anexo E. Composición florística de las plantas leñosas y nuevos reportes de especies encontradas en 2 Rap’s (0.2 ha) en la Reserva Sanguaré.
Tomado de Sanmartín y Angarita (2010)
87
Continuación Anexo E
88
Continuación Anexo E
89
Continuación Anexo E
90
Continuación Anexo E
91
Anexo F. Especies encontradas en las colecciones generales de la reserva Sanguaré por San Martín y Angarita (2010)
92
Continuación anexo E
93
Anexo G. Lista de familias y especies de la parcela de 1 ha la reserva Sanguaré
Familia Especie
ANACARDIACEAE Spondias mombin L.
APOCYNACEAE Tabernaemontana cymosa Jacq.
ARECACEAE Attalea butyracea (Mutis ex L. f.) Wess. Boer
Phryganocidia corymbosa (Vent.) Bureau ex K. Schum.
BIGNONIACEAE
Tabebuia ochracea subsp. neochrysantha (A.H. Gentry) A.H. Gentry
BURSERACEAE Bursera simaruba (L.) Sarg
CANNABACEAE Trema micrantha (L.) Blume
CECROPIACEAE Cecropia peltata L.
CELASTRACEAE Maytenus ebenifolia Reissek
EUPHORBIACEAE Sapium glandulosum (L.) Morong
Andira inermis (W. Wright) Kunth ex DC.
Copaifera canime Harms
FABACEAE Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb.
Inga vera Willd.
Machaerium capote Triana ex Dugand
LAMIACEAE Vitex orinocensis Kunth
LAURACEAE Nectandra cf. cuspidata Nees & Mart.
MALPIGHIACEAE Mascagnia ovatifolia (Kunth) Griseb.
Apeiba tibourbou Aubl.
MALVACEAE Guazuma ulmifolia Lam.
Sterculia apetala (Jacq.) H. Karst.
MELIACEAE Trichilia hirta L.
Helianthostylis sprucei Baill.
MORACEAE
Maclura tinctoria (L.) D. Don ex Steud.
PHYLLANTHACEAE Margaritaria nobilis L. f.
POLYGALACEAE Securidaca tenuifolia Chodat
RUBIACEAE Chomelia spinosa Jacq.
Homalium guianense (Aubl.) Oken
SALICACEAE Vitex orinocensis Kunth
Xylosma intermedia (Seem.) Triana & Planch.
Allophylus sp.
SAPINDACEAE
Cupania sp.
94
Anexo H. Lista de especies de la Sub-parcela de 0.16 ha de la reserva Sanguaré
Familia Especie
ACANTHACEAE Aphelandra scabra (Vahl) Sm.
ANACARDIACEAE Spondias mombin L.
Spondias mombin L.
APOCYNACEAE Stemmadenia grandiflora (Jacq.) Miers
Tabernaemontana cymosa Jacq.
ARECACEAE Attalea butyracea (Mutis ex L. f.) Wess. Boer
BIGNONIACEAE Crescentia cujete L.
Phryganocidia corymbosa (Vent.) Bureau ex K. Schum.
Tabebuia ochracea subsp. neochrysantha (A.H. Gentry) A.H.
Gentry
BORAGINACEAE Cordia panamensis L. Riley
BURSERACEAE Bursera simaruba (L.) Sarg.
CONNARACEAE Connarus panamensis Griseb.
ERYTHROXYLACEAE Erythroxylum carthagenense Jacq.
FABACEAE Andira inermis (W. Wright) Kunth ex DC.
Copaifera canime Harms
Enterolobium cyclocarpum (Jacq.) Griseb.
Inga sp.
Machaerium capote Triana ex Dugand
Machaerium microphyllum (E. Mey.) Standl.
Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth.
Senna bacillaris (L. f.) H.S. Irwin & Barneby
95
Continuación Anexo G
Familia Especies
LAMIACEAE Vitex orinocensis Kunth
LAURACEAE Nectandra cf. cuspidata Nees & Mart.
LECYTHIDACEAE Lecythis minor Jacq.
MALVACEAE Apeiba tibourbou Aubl.
Guazuma ulmifolia Lam.
Sterculia apetala (Jacq.) H. Karst.
MELIACEAE Trichilia hirta L.
MORACEAE Ficus nymphaeifolia Mill.
Maclura tinctoria (L.) D. Don ex Steud.
MYRTACEAE Mytaceae sp1
OCHNACEAE Ouratea sp.
PHYLLANTHACEAE Margaritaria nobilis L. f.
PIPERACEAE Piper piojoanum Trel. & Yunck.
PRIMULACEAE Stylogyne micrantha (Kunth) Mez
RUBIACEAE Chomelia sp.
Chomelia spinosa Jacq.
Psychotria microdon (DC.) Urb.
Rosenbergiodendron formosum (Jacq.) Fagerl
SALICACEAE Casearia guianensis (Aubl.) Urb.
xylosma cf. intermedia (Seem.) Triana &
Planch
SAPINDACEAE Allophylus sp.
Cupania sp.
Serjania mexicana (L.) Willd.
96