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Electiva Profesional I

Intervención en Farmacodependientes

Seminario
Enfoque Cognitivo-Conductual

Psi: Karen Ávila Labastidas

Integrantes:
Marta Cantillo
Carlos Fuentes
Antonio Marchena
Gisell Mojica
Cristina Peinado
Heiner Tordecilla
Whitney Thomas
Karen Vargas

SANTA MARTA D.T.C.H


MAGDALENA
26-06-2017
ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL

La terapia cognitivo conductual es un tratamiento que se focaliza en modificar


los comportamientos y pensamientos que gestionan el problema psicológico que se
quiere intervenir. Es una forma de entender cómo piensa uno acerca de sí mismo, de
otras personas y del mundo que le rodea, y cómo lo que uno hace afecta a sus
pensamientos y sentimientos.

Se puede utilizar en niños y adultos y en trastornos como la depresión, ansiedad,


trastorno bipolar, trastornos de personalidad, mejora de habilidades sociales, ataque de
pánico, fobia social, trastorno de estrés postraumático.
Se trata de una terapia que se focaliza en el presente y en funcionamiento actual de la
persona, de manera que se trabaja de forma directa sobre el estado cognitivo y
comportamental.
Según los principios de la terapia cognitivo conductual, el objetivo de tratamiento sería:

Por un lado el pensamiento: si realizo intervenciones capaces de reemplazar los


pensamientos actuales por otros más optimistas como por ejemplo: “puedo buscar otro
trabajo mejor o ahora tendré más tiempo para mi familia”, las emociones y
comportamientos también se modificarán: estaré más motivado y optimista, buscaré
trabajo y estaré activo.

Por otro lado el comportamiento: si a pesar de estar preocupado y abatido, consigo


cambiar mi conducta, estar más activo, buscar trabajo, realizar actividades que me
aporten satisfacción, etc. Mis pensamientos negativos disminuirán, y tendré una mayor
capacidad para cambiar mi estado de humor y seguir haciendo esas conductas que me
benefician.
La terapia cognitivo conductual le puede ayudar a entender problemas complejos
desglosándolos en partes más pequeñas. Esto le ayuda a ver cómo estas partes están
conectadas entre sí y cómo le afectan. Estas partes pueden ser una situación, un
problema, un hecho o situación difícil.

De ella pueden derivarse: Pensamientos, emociones, sensaciones físicas y


comportamientos. Cada una de estas áreas puede afectar a las demás. Sus pensamientos
sobre un problema pueden afectar a cómo se siente física y emocionalmente. También
puede alterar lo que usted hace al respecto

La terapia cognitivo conductual le puede ayudar a romper este círculo vicioso de


pensamientos, sentimientos y comportamientos negativos. Cuando se ven las partes de
la secuencia con claridad, puede cambiarlas y así cambiar la forma cómo se siente. La
terapia cognitivo conductual tiene por objeto que llegue a un punto donde pueda
"hacerlo usted mismo" y elaborar sus propias maneras de afrontar estos problemas.
La terapia cognitivo conductual se puede hacer de manera individual o grupal. Si se
recibe terapia individual se reunirá con el terapeuta entre 5 y 20 sesiones semanales o
quincenales y cada sesión tendrá una duración entre 30 y 60 minutos. En las primeras 2-
4 sesiones, el terapeuta estudiara si este es el tipo de tratamiento que es apropiado para
usted, y usted vera si se siente conforme con la terapia; por lo general usted y el
terapeuta comenzaran cada sesión llegando a un acuerdo sobre que discutir ese día.

Algunas de las características prácticas más destacadas de este modelo


psicoterapéutico son:

 Se destaca de otras terapias por su brevedad.

 Está centrado en el presente (en el "aquí y ahora"), en el problema y en su


solución.

 Su carácter preventivo de futuros trastornos.

 Va directamente a la resolución del problema, a la forma de lograr los resultados


deseados.

 Paciente y terapeuta hablan, se comunican y colaboran activamente (estilo de


cooperación) y por igual en el proceso.

 El proceso incluye tareas de auto-ayuda que se realizan entre sesiones.

 Si el paciente realiza las actividades acordadas entre las sesiones, el proceso es


notoriamente más breve que lo habitual en otras corrientes.

 Pese a lo breve y sencillo del método, resulta realmente profundo y logra


modificaciones importantes y perdurables.

 El enfoque es altamente didáctico, por lo cual el paciente queda entrenado para


resolver futuros problemas o trastornos por sus propios medios, sin tener que
recurrir nuevamente al terapeuta.

 Contrariamente a lo supuesto por algunos, este enfoque apunta al acceso a


estructuras muy profundas y a su modificación, con resultados comprobados y
perdurables.

Fundamentación teórica
La Terapia Cognitivo-Conductual posee cuatro pilares teóricos básicos. El primero de
ellos, surge a fines del siglo pasado a partir de las investigaciones del fisiólogo ruso
Ivan Pavlov, quien accidentalmente descubre un proceso básico de aprendizaje que
luego llamará Condicionamiento Clásico. Muy sucintamente dicho, se trata de un
proceso por el cual los organismos aprenden relaciones predictivas entre estímulos del
ambiente. En el experimento típico de Pavlov, un perro aprendía a salivar ante el sonido
de un metrónomo cuando éste había sido presentado sucesivas veces antes de la
administración de comida. De esta manera, el sonido juega el papel de una señal que
anticipa la aparición de un fenómeno relevante para la vida del organismo, el cual
responde en consecuencia.
Sobre los trabajos de Pavlov es que se inspira uno de los autores más conocidos y más
asociados con la Terapia Cognitivo-Conductual, justamente, John B. Watson, quien
aplicando los principios del condicionamiento clásico para remitir la fobia de un niño,
funda las bases de lo que luego se conoce como el conductismo. Y con respecto a esto
vale la pena realizar algunas aclaraciones. El conductismo watsoniano representa
actualmente más las bases metodológicas del modelo que un cuerpo teórico de
principios explicativos de los cuales se deriven técnicas de intervención.

En efecto, comúnmente se realiza una distinción entre el "conductismo watsoniano o


radical" y el "conductismo metodológico". Y en verdad, esto último es lo que hoy
conservamos en Terapia Cognitivo-Conductual de los aportes de Watson; su énfasis en
el comportamiento como tema de la psicología y en el uso del método científico como
un modo de estudiarlo. Nada más que eso, o mejor, nada menos que eso.

Hacia el año 1930, las investigaciones de F. B. Skinner plantean la existencia de otro


tipo de aprendizaje, el Condicionamiento Instrumental u Operante, proceso por el cual
los comportamientos se adquieren, mantienen o extinguen en función de las
consecuencias que le siguen. La gran cantidad de investigaciones desarrolladas a la luz
de estos dos paradigmas mencionados pasaron a formar lo que se conoce como Teoría
del Aprendizaje, la cual históricamente ha nutrido con hipótesis a la Terapia Cognitivo-
Conductual.

Hacia la década de 1960 los trabajos encabezados por Albert Bandura comienzan a
conformar un nuevo conjunto de hipótesis, cuyo énfasis recae en el papel que la
imitación juega en el aprendizaje. Las investigaciones llevadas a cabo en esta línea
cobran cuerpo en la "Teoría del aprendizaje social", desde la cual se afirma que el
aprendizaje no sólo se produce por medio de la experiencia directa y personal sino que,
fundamentalmente en los seres humanos, la observación de otras personas así como la
información recibida por medio de símbolos verbales o visuales constituyen variables
críticas. Y sólo a manera de comentario, agreguemos que Bandura se halla también muy
involucrado en la formulación de modelos cognitivos. De hecho, hacia la misma época,
un movimiento quizás algo reaccionario al conductismo radical, comienza a estudiar los
inicialmente denominados "eventos privados", vale decir, pensamientos, diálogos e
imágenes internas, creencias, supuestos, por sólo nombrar algunos de los tópicos
cubiertos por los así llamados "modelos cognoscitivos".
Mencionemos a Aaron Beck y Albert Ellis como dos de los representantes principales
en lo que a la clínica se refiere. Aunque desarrollados de manera relativamente
independiente, sus dos modelos de intervención terapéutica denominados,
respectivamente, Terapia Cognitiva y Terapia Racional Emotiva; en lo esencial,
coinciden. En efecto, ambos hacen hincapié en las influencias que el pensamiento ejerce
sobre las emociones, aunque, desde el inicio, admiten que no toda la vida emocional
puede explicarse por el pensamiento.

Por otra parte, el pensamiento de un individuo refleja su sistema de interpretación del


mundo, vale decir, un conjunto de creencias, supuestos y reglas subyacentes que por lo
general no son plenamente conocidas por las personas.

Estos son, en breve, los cuatro pilares básicos de la Terapia Cognitivo-Conductual:


aprendizaje clásico, aprendizaje operante, aprendizaje social y aprendizaje cognitivo. De
ellos se han desprendido múltiples líneas de investigación. En efecto, a fin de explicar la
complejidad del comportamiento humano es preciso poner en conjunción no sólo los
principios derivados de los paradigmas mencionados, sino considerar otros desarrollos
de la investigación contemporánea que no se oponen ni excluyen a los aspectos aquí
tratados.

PRINCIPALES AUTORES

Los principales exponentes de la Psicoterapia Cognitiva, originalmente venían del


Psicoanálisis, entre ellos Ellis (1962) y Beck (1967), ambos se alejaron de esa escuela
por considerar que la misma no aportaba evidencia empírica relevante ni resultados
favorables en el trabajo clínico. Por esta razón la Psicoterapia Cognitiva puso un acento
especial en la comprobación, validación e investigación de sus teorías y
fundamentalmente de su práctica.

Ellis desarrolló lo que se conoce como la Terapia Racional Emotiva Conductual o


TREC, lo revolucionario de su aporte fue la actitud del terapeuta que para él debía ser
activa y directiva. Beck desarrolló lo que posteriormente se transformaría en una de las
psicoterapias más eficaces para el tratamiento de la Depresión.

La otra línea de desarrollos que conformó los orígenes de la Terapia Cognitiva


corresponde a los autores que provenían del Conductismo y viendo las limitaciones del
mismo comenzaron a incorporar y ampliar sus concepciones, entre ellos los más
destacados fueron Bandura (1969), Meichenbaum (1969) y Lazarus (1971). Es por eso
que a veces se habla de la Terapia Cognitivo-conductual, para mostrar este carácter
integrador de dos modelos que en aquel entonces comenzaban a confluir.

El aporte fundamental de estos autores fue la inclusión del determinismo bidireccional


entre el individuo y el medio y en el aspecto práctico la inclusión de probadas técnicas
de intervención clínica.
MÉTODOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN A LOS PROBLEMAS DE
FARMACODEPENDENCIA

La evolución constante a la que está sometida nuestra sociedad no es ajena al ámbito de


las drogodependencias. Los hábitos de la población varían y por tanto, también varían
los hábitos relacionados con el uso de drogas. Esta evolución ha supuesto también un
cambio en la forma en que han venido abordándose los problemas derivados del
consumo de drogas.
Particularmente, en lo que se refiere a la práctica de la Terapia Cognitivo-Conductual,
las técnicas utilizadas combinan en diversos grados principios provenientes de múltiples
líneas de investigación. En suma, dado el carácter científico de la Terapia Cognitivo-
Conductual, ella se nutre, sencillamente, de la investigación psicológica contemporánea.
En este sentido, no es una teoría ni una escuela psicológica, sino que se caracteriza
mejor como un marco metodológico. No importa tanto el origen de las hipótesis sino el
que ellas hayan pasado por la prueba empírica que exigen los criterios metodológicos.

Las terapias cognitivo-conductuales representan la integración de los principios


derivados de la teoría del comportamiento, la teoría del aprendizaje social y la terapia
cognitiva (Finney, Wilbourne y Moos, 2007). Suponen el enfoque más comprensivo
para tratar los problemas derivados del uso de sustancias y consisten básicamente en el
desarrollo de estrategias destinadas a aumentar el control personal que la persona tiene
sobre sí misma. La filosofía de la intervención está basada en la consideración del
paciente como un científico, en el sentido de que se le anima a recurrir al método cientí-
fico para contrastar empíricamente sus ideas o creencias.

La intervención terapéutica en Terapia Cognitivo-Conductual se estructura en tres


pasos. El primero contempla la evaluación cuidadosa del caso, se refiere al momento de
formular hipótesis explicativas acerca de los problemas que trae la persona y trazar los
objetivos del tratamiento. Esas hipótesis conducen a la segunda fase, la intervención
propiamente dicha, vale decir, el empleo de técnicas terapéuticas orientadas al logro de
los objetivos planteados. Finalmente, la tercera fase, el seguimiento, consiste en la
evaluación de la aplicación de programa terapéutico y la realización de los ajustes
necesarios para el mantenimiento de los cambios.

Son múltiples las ventajas de los enfoques basados en las teorías del comportamiento.

Destacar por ejemplo:

a. Su flexibilidad para adaptarse a las necesidades de los pacientes.


b. La facilidad con la que son aceptados por los pacientes debido a su alto nivel de
implicación en la selección de objetivos y en la planificación del tratamiento.
c. El permitir a los pacientes hacer su propio cambio de comportamiento.
d. Su conexión con la teoría psicológica establecida.
e. Su derivación del conocimiento científico y aplicación a la práctica clínica.
f. Su estructuración, lo que permite la evaluación de resultados.
g. Su efectividad basada en la evidencia científica.

En suma, el modelo cognitivo-conductual constituye un movimiento contemporáneo de


integración mucho más amplio que un paquete de técnicas. Posee lineamientos éticos y
bases filosóficas y metodológicas determinadas, acordes a la precisión y especificidad
de las ciencias del comportamiento.

Entre las técnicas cognitivo conductuales aplicadas a los problemas asociados al abuso
de sustancia se incluyen (Quirke, 2001):

- Entrenamiento en habilidades de afrontamiento

Los procedimientos de entrenamiento en habilidades sociales y en estrategias de


afrontamiento están basados en el entrenamiento de determinadas habilidades
consideradas en los sujetos con adicción, porque no son capaces de ponerlas en práctica
debido a los mecanismos inhibitorios relacionados con la elevada activación de sus
niveles de ansiedad ante situaciones de posible consumo.

Este grupo de técnicas, basadas en la teoría del aprendizaje social, tienen por objetivo
aumentar y reforzar las habilidades del paciente para enfrentar situaciones de alto riesgo
(ambientales e individuales) que inician y mantienen las conductas de consumo. Las
más extendidas en la práctica clínica son: entrenamiento en prevención de recaídas,
entrenamiento en habilidades sociales, entrenamiento en manejo del craving y
entrenamiento en manejo de los estados de ánimo. Pueden desarrollarse en contexto
individual o grupal y ser utilizadas por separado o, lo que es más común, en
combinación dentro de un mismo tratamiento.

Se parte de la existencia de determinantes que aumentan la vulnerabilidad del sujeto a


las recaídas, provocando limitaciones en el automanejo y gestión adecuada del estrés,
emociones, ambiente, expectativas sobre los efectos de las sustancias y auto-efcacia. Por
lo común, se continuará con el trabajo de habilidades sociales que ayuden a mejorar las
relaciones familiares y profesionales del sujeto, disminuyendo así el malestar asociado y
aumentando el soporte social y la percepción de eficacia personal. Se ha incluido en
muchos de estos programas el entrenamiento en conductas incompatibles, sobre todo en
los programas para dependientes a alcohol. Entre los componentes de la mayoría de
estos programas se incluye el entrenamiento en habilidades de comunicación,
asertividad y rechazo de consumo.

- Prevención de recaídas:
La recaída se produce cuando el sujeto se expone a una situación de riesgo y no es
capaz de responder con las estrategias de afrontamiento adecuadas para garantizar el
mantenimiento de su abstinencia. Si ante una situación de riesgo el sujeto puede emitir
una respuesta de afrontamiento adecuada, la probabilidad de recaída disminuirá
significativamente, ya que el afrontamiento satisfactorio a la situación de riesgo se
percibe por el sujeto como una sensación de control que incrementa la autoeficacia
percibida. A medida que aumente la duración de la abstinencia y el individuo pueda
afrontar eficazmente cada vez más situaciones de riesgo, la percepción de control se
incrementará de forma acumulativa y la probabilidad de recaída disminuirá. Pero, si por
el contrario, el sujeto no es capaz de afrontar con éxito una situación de alto riesgo, la
probabilidad de recaer en posteriores situaciones aumentará, por una parte porque
disminuirá su percepción de autoeficacia y, por otra, porque le será mucho más sencillo,
por su experiencia previa y por su patrón de conducta habitual, anticipar la expectativa
positiva derivada del consumo de la sustancia que el anticipar las consecuencias
negativas derivadas de la conducta de consumo.
En líneas generales en la prevención de recaídas se combina:
1. El entrenamiento en habilidades de afrontamiento (cognitivas y conductuales).
2. La reestructuración cognitiva.
3. El reequilibrio del estilo de vida.

- Manejo de contingencias:
Este tipo de tratamientos se fundamentan en un cuerpo extenso de datos de la
investigación en laboratorio y clínica que demuestran que el uso de drogas es una
conducta operante que es mantenida y puede ser modificada por sus consecuencias. El
manejo de contingencias se basa en la aplicación sistemática de reforzadores o castigos
contingentes a la ocurrencia de la conducta objetivo o a la ausencia de la misma, que
compiten con los efectos reforzantes de las drogas. Este tipo de intervenciones
requieren, por tanto, seleccionar y monitorizar frecuentemente y de forma muy precisa,
la conducta objetivo. Los programas de manejo de contingencias han sido empleados
sobre todo para reforzar la abstinencia, pero también, otros objetivos terapéuticos, como
por ejemplo, la retención y la asistencia a las sesiones de tratamiento o el incremento de
la adherencia a la medicación.

- Inoculación del estrés y autoinstrucciones:


El estrés es un problema frecuente en nuestra sociedad. Se produce cuando la persona percibe
una demanda excesiva frente a sus capacidades individuales de afrontamiento en ese
momento determinado. Es decir, siente que no es capaz de sacar adelante la situación de
forma adecuada. Una de las maneras más sencillas de reconocer el problema es detectando
estados emocionales negativos como la ansiedad, la depresión y la ira, que aparecen como
consecuencia de un período de estrés prolongado. La persona que sufre estrés crónico puede
notar que le cuesta concentrarse, que tiene olvidos frecuentes, está muy sensible a las críticas
y se siente incapaz a la hora de tomar decisiones.
La inoculación del estrés es un procedimiento diseñado para el manejo (coping) de las
situaciones productoras de estrés (ansiedad, ira, enfado, etc.). Con el objetivo de dotar al
sujeto de habilidades como disminuir la tensión, sustituir las interpretaciones negativas por un
conjunto de pensamientos positivos e identificar situaciones estresantes y prepararnos para
afrontarlas.

Esta técnica se lleva a cabo en tres pasos:

1. Fase educativa: explicación de la estrategia de tratamiento. Definir las situaciones


productoras de estrés en el paciente.
2. Fase de ensayo y adquisición de habilidades: entrenamiento en relajación profunda y
respiración profunda. Entrenamiento autoinstruccional mediante la creación de un
conjunto propio de pensamientos de afrontamiento del estrés las cuales ayudan a
contrarrestar antiguos pensamientos automáticos habituales.
3. Fase de implementación: utilización de habilidades de relajación y afrontamiento real
para ejercer presión sobre los hechos que se consideran perturbadores, mientras se
respira profundamente, aflojando los músculos y utilizando autoinstrucciones para
afrontamiento del estrés.

- Técnica de reestructuración cognitiva:

El módulo en reestructuración cognitiva se dirige fundamentalmente a las ideas


irracionales y los pensamientos automáticos, con el objetivo de aprender a detectarlos y
cambiar los sentimientos de inseguridad y aumentar la autoestima.
Esta técnica consta de las siguientes fases:

1. Reconocer los pensamientos automáticos cada vez que el paciente siente


ansiedad. Para reconocerlos se deben tener en cuenta que estos surgen de manera
repentina (automática) es decir no se razonan ni siguen un patrón lógico, son
irracionales y se comprueban contrarrestándolos con la realidad y asi sean
inadecuados e irracionales son experimentados como reales por lo tanto
intervienen en el pensamiento y conducta de la persona.
2. Después de reconocer los pensamientos automáticos y creencias, se deben anotar
en autoregistros. Con la ayuda del terapeuta se puede aprender a analizarlos y
ponerlos a prueba, contrarrestándolos con la realidad y la lógica.
3. La tercera etapa es el desarrollo y aprendizaje de estratégicas para poner a
prueba los pensamientos automáticos y creencias sobre lo que puede ocurrir.
4. La etapa final puede ser el juego de roles para ayudar a practicar formas de
afrontamiento y manejo de dificultades.

PREMISA
Este enfoque se basa en la premisa que la función cognitiva y el pensamiento
influencian los afectos y el comportamiento, se cree que los cambios de pensamiento
son el resultado o la causa de comportamientos específicos, como desarrollar un
autoconocimiento básico para la solución de problemas y los procesos cognoscitivos y
el autocontrol como la capacidad de influenciar el propio crecimiento y desarrollo y no
atribuirlo a causas externas.

REFERENCIAS
Becoña. E y Cortes. M. (2008). Guía clínica de intervención psicológica en
adicciones. Recuperado de
file:///C:/Users/karen.KYC/Downloads/ES03_GuiaClinicaIntPsicologica.pdf
Gratacos. M. (S.F). terapia cognitivo conductual, características y 5 técnicas.
Recuperado de https://www.lifeder.com/terapia-cognitivo-conductual//
Ibáñez. C y Manzanera. R. (2012). Técnicas cognitivo-conductuales de fácil
aplicación en atención primaria. Recuperado de
file:///C:/Users/karen.KYC/Downloads/S113835931200069X_S300_es.pdf
Pinto. C. (2008). Terapia cognitivo conductual (TCC). Recuperado de
http://www.sepsiq.org/file/Royal/LA%20TERAPIA%20COGNITIVO-
CONDUCTUAL.pdf
Ramírez. M. (2009). Terapia cognitivo conductual. Recuperado de
https://psicoenfoque.wikispaces.com/Terapia+Cognitivo+Conductual

Sánchez. E y Tomas. C. (2002). Terapia breve en la adicción de drogas.


Recuperado de http://www.papelesdelpsicologo.es/resumen?pii=897

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