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Cuerpo Académico
«Hermenéuticas de la Modernidad:
pensamiento, arte y memoria»
Abraham Jahir Ortiz Nahón
Alfonso Gazga Flores
Gabriel Alvarado-Natali
Instituto de Investigaciones en
Humanidades de la Universidad
Autónoma Benito Juárez de Oaxaca
Independencia 901, Centro,
68000, Oaxaca, Oax.
Impreso en México
a mis padres
principio
demostrativo, puesto que, además que tendría
muy poco que decir a favor de tales conjeturas,
como viejas extravagancias empolvadas, tienen
incluso en su contra el escarnio de la moda.
IMMANUEL KANT
17
4 A III.
5 B XIV.
6 B 23.
7 B 22.
Fundamentación y límites de la
objetividad epistémica
1. metafísica y conocimiento
25
14 A VIII.
15 Aristóteles, Metafísica, 982b 9-10.
16 A VIII.
17 A XII.
18 A VII.
32 A 2 / B 6.
33 A 3 / B 7.
34 Cfr. Gilles Deleuze, La filosofía crítica de Kant, Cátedra, Ma-
drid, 1989.
35 B XVI.
36 Carta a Marcus Herz del 21 de febrero de 1772. I. Kant, Phil-
osophical correspondence, University of Chicago Press, Chi-
cago, 1967. pp. 70-71 (edited and translated by Arnulf Zweig).
37 Este es el problema que numerosos estudiosos de la filosofía
kantiana han considerado como la cuestión medular sobre la
que gira la totalidad del planteamiento crítico, y cuya génesis
conceptual puede encontrarse en la famosa carta que Kant le
escribe a su discípulo Marcus Herz el 21 de febrero de 1772,
donde le señala que «lo que constituye la clave de todo el enig-
ma de la metafísica [es], ¿en qué razón (Grunde) descansa la
relación de aquello que en nosotros llamamos representación
con el objeto [Gegenstand». I. Kant, Philosophical correspon-
dence, University of Chicago Press, Chicago, 1967. p. 70-. Sobre
este tema en particular y su relevancia en el desarrollo filosóf-
ico de Kant: Herman Jean de Vleeschauwer, La evolución del
pensamiento kantiano, UNAM, México, 1962. Una importante
45 B 24.
46 B 3.
47 B 4.
48 B 1.
52 B 25.
53 A 54 / B 78.
58 B XVI.
61 B 19.
62 Sumariamente, la distinción entre juicios analíticos y juicios
sintéticos puede exponerse del siguiente modo: los juicios ana-
líticos son aquellos en donde el predicado nada añade (en lo
tocante a su contenido) al sujeto. Son juicios donde lo que se
dice con respecto de algo (X) está ya contenido dentro de las
propiedades o características que definen a (X), por lo cual no
es necesario salir del mero concepto del sujeto para de ahí de-
ducir su predicado. Esta es la razón por la cual este tipo de
juicios, si bien son a priori (puesto que no necesitamos acudir
a la experiencia para añadir el predicado al sujeto), no son, en
sentido estricto, juicios de conocimiento. En contraste con esto,
existe otra clase de juicios en donde el predicado no puede ser
deducido a partir de un mero análisis del concepto del sujeto,
son juicios en los cuales el predicado añade un tipo de infor-
mación que no forma parte de la definición del sujeto. Estos
son los denominados juicios sintéticos. Ahora bien, los juicios
sintéticos pueden dividirse a su vez en dos clases: los que son a
posteriori (empíricos) y los que son a priori. Mientras la primer
clase corresponde a todo juicio empírico, los segundos (en tan-
to apriorísticos) suponen una precedencia con respecto a la ex-
periencia y, más importante aun, son los que la hacen posible.
64 B 14.
65 Habría que matizar infinitamente lo que hemos señalado en el
cuerpo del texto. Kant entiende, en efecto, que el conocimiento se
expresa en términos judicativos, de manera específica en juicios
sintéticos de carácter universal y necesario; ahora bien, en tanto
implican un enlace entre conceptos o representaciones, todo jui-
cio (sea empírico o puro) involucra necesariamente una función
vinculante que es la que soporta y funda el contenido objetivo de
dicho juicio. Pero debe notarse que de acuerdo a lo señalado por
Kant en la Elementärlehre, en algún punto el propio concepto
debe referirse a esa Stoff extra-conceptual que es dada a la sensi-
bilidad reuniendo bajo una misma representación la diversidad
sensible correspondiente. Como señala puntualmente Alejandro
Vigo: «El juicio constituye una función de unidad sintética de
representaciones conceptuales, mientras que, considerado por
sí mismo, el concepto aparece, más bien, como aquella función
de unidad sintética que permite reunir una multiplicidad de re-
presentaciones intuitivas particulares bajo una misma y única
representación universal, que oficia, a su vez, de regla para dicha
reunión unificadora». Cfr. Alejandro Vigo, «Determinación y re-
flexión» en Anuario Filosófico, XXXVII/3, 2004. p. 761.
3. receptividad y fenómeno
70 B 30.
71 Este es uno de los puntos esenciales de la concepción del conoci-
miento que la filosofía de Kant aporta, pues con esto se está de-
marcando ya de la tradición que le precede, sobre todo de aquella
de la cual formaban parte Leibniz y Wolf, pues mientras que para
estos dos últimos filósofos la diferencia entre entendimiento y sen-
sibilidad era una diferencia meramente cuantitativa, para Kant se
trata de una diferencia de naturaleza y de función. Cfr B 62.
85 A 79 / B 104.
86 A 20 / B 34.
87 A 20 / B 34.
88 A 39 / B 56.
90 A 34 / B 51.
94 A 39 / B 56.
96 B 69.
97 B 72.
98 Félix Duque, «Islas en la laguna del sistema: La relación de
Kant con Fichte y Schelling en el Opus postumum» en Signos
filosóficos, Núm. 5, Universidad Autónoma Metropolitana,
México, 2001. p. 15.
106 A 56 / B 80.
107 A 68 / B 93.
108 A 79 y B 105.
109 A 68 / B 93.
110 A 77 / B 102.
111 Con la expresión singularidad compleja pretendemos señalar
que la pluralidad dada por la sensibilidad es unificada, reuni-
da y enlazada en una única unidad por el entendimiento.
112 B 128.
114 B 166.
115 A 710 y B 738.
116 «Ese territorio es una isla que ha sido encerrada por la misma
naturaleza entre límites invariables. Es el territorio de la ver-
dad —un nombre encantador— y está rodeado por un océa-
no ancho y tempestuoso, verdadera patria de la apariencia
ilusoria [Scheins], donde algunas nieblas y algunos hielos que
se deshacen prontamente producen la apariencia de nuevas
tierras y engañan una y otra vez con vanas esperanzas al na-
vegante ansioso de descubrimientos, llevándolo a aventuras
que nunca es capaz de abandonar, pero que tampoco puede
concluir jamás». A 236 / B 295.
119 A 97.
120 A 85 / B 117.
122 B 134.
123 B 132.
124 Es importante considerar respecto a esto que la explicación
125 B 137.
126 B 137.
127 B 147.
128 B 131.
130 A 79 / B 105.
131 En A 124 Kant señala: «Ambos extremos, es decir, sensibilidad
y entendimiento, tienen forzosamente que interrelacionarse a
través de la función trascendental de la imaginación, ya que,
en caso contrario, ambos extremos suministrarían fenómenos,
pero no objetos de conocimiento empírico, ni, por tanto, ex-
periencia alguna».
132 B 153.
133 B 153.
134 B 154 Cfr. A 100, donde Kant da una explicación que concuer-
da casi en totalidad con lo expresado en este pasaje.
135 Probablemente sea este el punto crucial en donde las dos versio-
nes de la Deducción trascendental difieren considerablemente,
pues mientras en la primera edición de la Crítica Kant parece
estar apuntado que es la imaginación «una facultad activa que
sintetiza esa multiplicidad [la diversidad sensible]» (A120), en la
segunda edición el carácter «activo» de la imaginación se diluye
y la «actividad» reside en última instancia en el entendimiento.
Por ello creo que hay buenas razones para considerar que si
bien Kant señala que la diferencia entre las dos propuestas de
Deducción sólo se refiere a su modo de exposición, hay una
distinción radical debido al papel asignado a la imaginación en
cada una de ellas. Así, en la edición A Kant propugna porque la
relación entendimiento–sensibilidad se realice de manera hori-
zontal, mediada por la imaginación; por su parte, la edición B
estipula una relación vertical donde la sensibilidad está subor-
dinada al entendimiento, y donde la función sintética de la ima-
ginación depende en última instancia del entendimiento mismo.
140 B 161, n.
141 Dieter Henrich, “La estructura de la prueba en la deducción
trascendental de Kant” en Dulce María Granja (coord.), Kant:
de la Crítica a la filosofía de la religión, op. cit. p. 28
142 B 161.
143 B 162.
F. W. J. Schelling
117
155 B XXIII.
156 B 114.
157 B 114.
gía que se ocupa sí, de los entes o del ser de los entes,
pero sólo en la medida en que éstos pueden calificar
como Objetos, y esto sólo es factible a partir de las
condiciones subjetivo-trascendentales que los posibi-
litan. Como señala Martínez Marzoa: «La metafísica
[es] la averiguación de la condiciones de posibilidad
del conocimiento, es la ontología particular de lo ente
como objeto de conocimiento posible».177
Es bajo esta perspectiva desde la cual es lícito
apuntar que en la Crítica de la razón pura Kant pre-
tende establecer el modo de ser de los entes que cons-
tituyen el horizonte de la objetividad cognitiva, esto
es, de los fenómenos (Phaenomenon), y a la vez el
ser de este mismo horizonte, i. e. la natura formaliter
spectata. La transformación operada por Kant es evi-
dente de suyo, y su rendimiento teórico permite tanto
zanjar las disputas en torno a la metafísica (en tanto
saber de lo suprasensible) como responder al escep-
ticismo epistemológico que pone en duda la validez
del conocimiento a priori: «Pues con esta mudanza
de la manera de pensar se puede explicar muy bien la
posibilidad de un conocimiento a priori; y lo que es
aún más, se puede dotar de sus pruebas satisfactorias
a las leyes que sirven a priori de fundamento de la na-
turaleza considerada como el conjunto de los objetos
de la experiencia; dos cosas que eran imposibles con
178 B XIX.
179 Eugenio Trías, “Ser, pensamiento, lenguaje”, en Drama e iden-
tidad, Ediciones Destino, Barcelona, 2002. p. 208.
181 B 19.
182 Xavier Zubiri, op. cit. p. 82
183 B 407.
184 A 124 (el subrayado es nuestro). En su interpretación de la
filosofía kantiana, Heidegger afirma que esta noción del YO
«permanente y estable» forma el correlato del modo o moda-
lidad temporal-categorial que corresponde a la permanencia
(sustancia). Pero, en tanto modo del tiempo, éste (el YO) si-
gue siendo temporal. Es más, de acuerdo a la interpretación
heideggeriana, el YO sólo puede ser establece y permanente
precisamente porque es temporal. La conclusión final de Hei-
degger es que el sujeto finito de conocimiento es ontológica-
mente temporal.
189 M. Heidegger, «La tesis de Kant sobre el ser», op. cit. p. 87.
190 Consideramos por ello que la disputa entre si un acercamiento
a la filosofía kantiana debe privilegiar el aspecto epistemológi-
co frente a su faz ontológica sólo puede ser resuelta haciendo
énfasis en que la Ontología o metaphysica generalis es con-
vertida por Kant en una meta-teoría del conocimiento, y que
esta última, a su vez, está sostenida por una interpretación
ontológica del sujeto y del campo de la objetividad.
2. la distinción trascendental
199 A 38 / B 55.
201 B 307.
202 B 69.
213 A 105.
214 A 251.
215 B 307.
216 B 309.
217 Al respecto, dice Reguera: «El noúmeno, entendido en sentido
positivo (una cosa en sí, objeto de una intuición no sensible),
es algo fuera de todo sentido, de toda lógica, porque para
captarlo haría falta una intuición intelectual que no poseemos
y cuya posibilidad ni siquiera podemos entender». Cfr. Isidoro
Reguera, La lógica kantiana, op. cit. p. 76.
218 B 306.
219 Cfr. Gilles Deleuze, «Platón y el simulacro», en Lógica del
sentido, Barcelona, Paidós, 2001. En este trabajo, el filósofo
francés sugiere que la primera recusación del platonismo (la
denominada «inversión del platonismo») llevada a cabo en la
historia de la filosofía es precisamente la efectuada por Kant
en la Crítica de la razón pura.
232 B XXIX.
238 Es importante dar cuenta a este respecto que si bien los in-
térpretes idealistas de Kant (y apuntamos aquí, a modo de
paradigma interpretativo, el nombre de Fichte) no niegan que
el filósofo de Könisberg haya insistido en la distinción entre
fenómenos y cosas en sí, consideran sin embargo que este as-
pecto de la filosofía kantiana no es más que un residuo dog-
mático del cual debe desembarazarse una genuina concepción
del idealismo trascendental.
239 Mercedes Torrevejano, Razón y metafísica en Kant. Sentido
de la Dialéctica trascendental como crítica de la metafísica.
Madrid, Narcea, 1982, p. 28.
246 B XXI.
3. la desventura de la metafísica
249 A 336.
262 A 296.
263 Gérard Lebrun, op. cit. p. 50.
265 A 73 / B 98.
266 A 304 / B 361.
1. la razón de la metafísica
199
274 B295 / A236.
275 A 563 / B 591.
276 Bajo esta perceptiva, parecería entonces que la función de de-
nuncia por parte de Kant de la razón pura como sede de ilu-
siones no tendría otro móvil que un mero prurito de exhaus-
tividad. Esto lo expresa claramente I. Reguera en su obra La
lógica kantiana, y se pregunta:: «¿Por qué el discurrir sobre
una ilusión ya sabida como tal? ¿No basta aplicar la maqui-
naría analítica, quedarse con la posibilidad que ella define y
renunciar al resto como empresa gratuita y sin sentido». Isi-
doro Reguera, La lógica kantiana, op. cit. p. 83. La respuesta
del autor español a sus propios cuestionamientos es que Kant
pretende «demoler los abusos ilusorios, los artificios sofísti-
cos, las ilusiones dogmáticas, la palabrería que pretende ir
más allá de donde la encerró la analítica»; es pues por un afán
de precisión por el que Kant se aboca a mostrar el carácter
ilusorio de las Ideas de la razón. Consideramos que esta línea
interpretativa restringe en una gran medida el propósito de
Kant en la Crítica de la razón pura —sobre todo en la Metho-
denlehre—. A lo largo de este apartado procuraremos mostrar
precisamente que más allá de la meticulosidad y minuciosidad
que Kant emplea en desmontar lo supuestos (equívocos) sobre
los que la metafísica dogmática se asienta, el interés de esta
sección radica en que Kant intenta re-dirigir y re-significar los
contenidos temáticos del presunto saber metafísico desde la
perspectiva de los intereses prácticos de la razón.
277 B 22.
278 Proleg, § 60. Ak. 362.
295 B 22.
296 Prolegómenos, § 60. Ak. 363.
312 A 73 / B 98.
313 A 409 / B 436.
Tesis Antítesis
La causalidad según leyes de No hay libertad. Todo
la naturaleza no es la única de cuanto sucede en el
la que pueden ser derivados mundo se desarrolla
todos los fenómenos del exclusivamente según
mundo [Erscheinungen der leyes de la naturaleza
Welt]. Es necesario, para [Gesetzen der Natur].
explicarlos, admitir además
una causalidad por libertad
[Causalität durch Freiheit].
328 B 233.
329 A 182 / B 225.
341 B XXII.
280
406 B 24.
407 B 22.
a) Obras de I. Kant
Ediciones críticas utilizadas, incluyen la paginación de la
edición de la Academia (Ak.): Kants gesammelte Schriften,
herausgegeben von der Königlich Preussischen Akademie der
Wissenschaften. Berlin, 1907 ss.
traducciones utilizadas
Antropología en sentido pragmático, edición de José Gaos,
Alianza, Madrid, 1991
Crítica del discernimiento (Kritik der Urteilskraft) edición de
Roberto Rodríguez Aramayo y Salvador Mas, A. Ma-
chado Libros, Madrid, 2003.
Crítica de la razón práctica, edición bilingüe de Dulce María
Granja Castro, UAM, México, 2001.
Crítica de la razón práctica, edición de Roberto R. Aramayo,
Alianza Editorial, Madrid, 2009.
Crítica de la razón pura, edición bilingüe de Mario Caimi,
UNAM/UAM/FCE, México, 2009.
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, edición
bilingüe de José Mardomingo, Ariel, Barcelona, 1999.
La Religión dentro de los límites de la mera razón, edición de
Felipe Martínez Marzoa, Alianza Editorial, 2001.
Los sueños de un visionario. Explicados según los sueños de
la metafísica, trad. Isidoro Reguera y Jacobo Muñoz,
Alianza, Madrid, 1987.
Los progresos de la metafísica desde Leibniz y Wolff, Tecnos,
Madrid, 1987.
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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES
EN HUMANIDADES DE LA UABJO
FRANCISCO JOSÉ RUIZ CERVANTES
Director
5 Presentación
19 Prólogo
27 I. Fundamentación y límites de la
objetividad epistémica
289 Bibliografía