Existen muchas creencias, estigmas y mitos en cuanto a lo que a lo que el suicidio
se refiere, la mayor parte del tiempo, la sociedad tiende a estigmatizar e incluso hasta juzgar a la persona suicida, como todos creemos y nos sentimos con el derecho de opinar sobre la vida de los demás sin importarnos las otras perspectivas que puedan existir aparte de la nuestra. Lo cierto es que cuando se habla de suicidio son muchos factores que se deben tener en cuenta, ya que este es un tema demasiado amplio y complejo. Yo no me siento con la autoridad moral para poder opinar o decir algo a la ligera y de paso caer en el error (ya que para mí es un error) que muchas personas comenten de estigmatizar y categorizar a una persona suicida, al contrario, con la vida, tengo un pensamiento muy claro, concreto y establecido desde ya hace mucho tiempo, y es que la vida es la decisión más difícil que tomamos todos los días a cada segundo, a cada minuto, hora e incluso año. Lo último que he dicho en el párrafo anterior podría ser objeto de una mala interpretación, por lo cual debo aclarar que cuando digo que la vida es la decisión más difícil no estoy tratando de decir de forma implícita que aquel que comete suicidio, aquel que se mata, hizo lo más fácil, todo lo contrario a esto, no cualquier persona es capaz de terminar con su vida, suicidarse no es una decisión que se toma a la ligera y por ende no es fácil. Hablo desde lo que conozco y lo que conozco es la vida, por ello cuando digo la vida es la decisión más difícil que tomamos todos los días es porque he llegado a darme cuenta que esta es lo más ambivalente, variable, inconsistente y predispuesta al cambio que pueda existir, ya que puedes estar pasando uno de los mejores momentos de tu vida, eres feliz rodeado junto a las personas que amas y te aman y en otro punto de la existencia a esa misma hora sin que usted lo sepa está pasando algo que lo más probable usted no tiene la mínima culpa pero que de igual forma lo va a afectar y en cuestión de segundos usted se va a enterar haciendo que tenga el sentimiento de que el mundo se le viene encima y lo que lo puede llevar a un estado de una fuerte depresión. A eso me refiero cuando digo que la vida es la decisión más difícil, esta es incierta y está llena de momentos de este tipo. Yo como todo mundo no he sido exento de momentos difícil, que me han sumido de un estado de alta tristeza y quizá hasta de depresión (digo quizá porque nunca he sido diagnosticado, pero de igual forma no significa que no la haya podido tener) también he sabido conocer la alegría he disfrutado y créame que las personas que se han suicidado también, entonces ¿cuál es la diferencia entre nosotros? ¿Por qué yo no opte por el suicidio y ellos sí? Quizá allí en el punto en el que yo tuve un apoyo en otro con el cual yo pude hacer catarsis, puede que estas personas no. Una vez una de mis profesoras dijo en clase que no todas las personas que se suicidan quieren acabar con su vida, la gran mayoría solo quieren acabar con una parte de su vida, solo que en su momento no habrán podido encontrar otra solución que suicidarse o ese apoyo que además de ayudarles a hacer una catarsis le mostrara o le orientara a ver otras alternativas u otras perspectivas. El 25 de enero del 2018 asistí a una conferencia en la universidad de EAFIT sobre el suicidio presentada por un psiquiatra argentino experto en el tema (pido excusas ya que no me acuerdo del nombre del él) donde este exponía que es muy importante el poder comunicarse abiertamente con el paciente o la persona sobre el suicidio no categorizarlo como un tabú y que sea un tema del que no se pueda hablar como si fuera un pecado, antes que al contrario que se pueda hablar abiertamente de él, que el paciente pueda comunicar todo lo que tenga que decir y pueda hablar de lo que está pensando. Muchas veces se puede confundir el término “apoyo”, se podría llegar a creer que el estar presente, no dejar sola a la persona y estar constantemente mostrando preocupación es un apoyo asertivo cuando no es así, cuando en realidad es invasivo y contraproducente, la persona con pensamiento suicida se podría considerar que está siendo presionado e incluso juzgado. Hay que saber dar el apoyo. Cuando se habla de suicidio está mal entra en categorías y estigmatizaciones sobre si este es valiente o un cobarde, prácticamente cruzando entrando al bando de juzgar al otro, ¿seguir viviendo o terminar con mi vida? Desde mi perspectiva ambas son decisiones difíciles la diferencia entre unos y otros la marca el tener un apoyo y un acompañamiento asertivo entre otras cosas como herramientas de afrontamiento y una intervención psicología más sin embargo un buen apoyo y un acompañamiento asertivo puede ser ese significante que marque una diferencia.