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Fundamentación:
Dentro del acercamiento Minimalista, específicamente del Biolingüismo, una tópica
medular de discusión es la que gira en torno a las relaciones entre lenguaje y pensamiento,
(discusión que a su vez se enmarca en el estatuto de la interfaz conceptual – intencional)
que amerita la siguiente cuestión: ¿Es el sistema conceptual-intencional una parte intrínseca
del lenguaje? (i.e de la facultad de lenguaje en sentido estrecho según Chomsky)
Esta pregunta es la que funcionará como hilo conductor para recorrer en esta lectura
dirigida las concepciones, ideas y posturas en torno a si la recursión es una propiedad del
sistema cognitivo lingüístico que se deriva de las condiciones de interfaz (o arquitectura
estructural) impuestas por el sistema conceptual-intencional.
Esta temática es central para mi tesis doctoral en la cual investigo cuestiones en torno al
significado y las relaciones entre el lenguaje y la interpretación en el programa de
investigación de la gramática generativa chomskiana en tanto y en cuanto uno de los
aspectos que investigo es en torno al contenido y el lugar que ocupa la interfaz conceptual-
intencional en lo que respecta a los modos de codificación del significado lingüístico.
Contenidos:
La temática mencionada se relevará a través de una serie de lecturas que pueden agruparse
del siguiente modo; por un lado, las posturas sostenidas por entre Fitch - Hauser y
Chomsky (2002 y 2005) y lo sostenido por Chomsky (2007) , las discusiones con Pinker –
Jackendoff (2005) y por el otro las posturas de Jackendoff ( Hinzen y Corballis.
Modalidad de Trabajo:
La metodología de trabajo consistirá en reuniones de conversación en torno a las lecturas
planteadas. El resultado de esas reuniones periódicas será volcado en informes de avance.
Evaluación:
A los fines de la evaluación, la lectura dirigida requerirá la presentación de un trabajo final
sobre la temática planteada.
Referencias bibliográficas:
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“Asumiendo que la facultad del lenguaje tiene las propiedades generales de otros sistemas
biológicos, podríamos, por lo tanto, explorar tres factores que entran en el crecimiento del
lenguaje en el individuo:
El tercer factor entra dentro de varios subtipos: (a) principios de análisis de datos que
podrían usarse en la adquisición del lenguaje y otros dominios; (b) principios de la
arquitectura estructural y restricciones de desarrollo que entran dentro de la canalización,
la forma orgánica y la acción por sobre un rango amplio, incluyendo principios de
eficiencia computacional de los que podría esperarse que tengan una significación
particular para los sistemas computacionales tales como el lenguaje. Es la segunda de
estas subcategorías que debería ser de particular importancia en la determinación de los
estados alcanzados.” (Chomsky 2005:6)
El Biolingüismo considera entonces que los tipos de principios del tercer factor que pueden
ayudarnos a explicar las propiedades de la facultad del lenguaje son dos: por un lado,
principios de arquitectura estructural y, por el otro, condiciones de economía o eficiencia
computacional. Veamos en qué consisten dichos principios, empezando por los principios
de arquitectura estructural.
Los principios de arquitectura estructural del tercer factor son principios explicativos
relacionados con las “condiciones de interfaz” impuestas sobre el sistema cognitivo
lingüístico por los sistemas AP y CI con los que interacciona. Así, por ejemplo, una
propiedad definitoria del lenguaje oral como es la linealidad se explicaría de manera
externa como un requisito del sistema A.P, que impone, dada la naturaleza del aparato
articulatorio, que las unidades lingüísticas deban sucederse en el tiempo. De igual modo, la
existencia en todas las lenguas del mundo de estructuras predicado-argumento1 sería una
exigencia del sistema del pensamiento. El segundo tipo de principios del tercer factor que
explica por qué la facultad del lenguaje tiene las propiedades que tiene, son las condiciones
de computación eficiente que el sistema cognitivo lingüístico debe respetar en tanto que
sistema computacional. Estas son condiciones que afectan a cualquier sistema de este tipo y
que son, no sólo extralingüísticas, como los principios de arquitectura estructural, sino
también externas al organismo. Es el caso, por ejemplo, de condiciones como la prohibición
de que haya elementos superfluos en las representaciones (el llamado “Principio de
Interpretación Completa”)2.
1
La estructura predicado-argumento re refiere a la capacidad que tiene el verbo, considerado como un
predicado, de determinar/seleccionar los argumentos que lo acompañan. Por ejemplo, el verbo comer es un
predicado de dos argumentos (un Agente y un Tema) como en: Juan come una manzana, en donde Juan es el
Agente y una manzana, el Tema.
2
El Principio de Interpretación Completa requiere que cualquier elemento de una expresión, ha de recibir una
interpretación apropiada; esto es, todo elemento debe tener una interpretación fónética y semántica que
respete las condiciones de interfaz. Veamos los siguientes ejemplos:
i. *Rompí el psarrón
No podemos tener expresiones con esas formas en tanto en los dos casos existe un objeto superfluo que no es
legítimo al no poder ser interpretado fonética o semánticamente.
Luego de identificar las clases de principios del tercer factor que podrían explicar las
propiedades de la facultad del lenguaje, el Biolingüismo pone entonces en marcha la Tesis
Minimalista Fuerte. Dado que en este diseño se supone que el lenguaje es casi perfecto en
tanto no redundante, económico y simple, las expresiones lingüísticas deben ser la
realización óptima de las condiciones de interfaz.
Según la Tesis Minimalista Fuerte (TMF) el diseño óptimo de la Facultad de Lenguaje será
el que satisfaga las condiciones impuestas por la interfaz A.P y C.I respectivamente. Si las
expresiones de una lengua satisfacen la TMF serán ‘visibles’ a la interfaz. Dicho de otra
manera, para que una expresión sea visible debe estar bien formada de acuerdo a los
requerimientos de los sistemas A.P y C.I: Por ejemplo, en español una expresión como *El
estudiante leyó cuaderno el no es visible a la interfaz porque nosotros no armamos así las
oraciones dado que los nombres no determinan a los artículos. La expresión visible a la
interfaz será por tanto: El estudiante leyó el cuaderno. De este modo, dicho
reposicionamiento, implica que ahora Chomsky “mira” al lenguaje desde las interfaces.
Esto significa que la manera en la que el lenguaje funciona no es ni más ni menos que al
solo efecto de satisfacer la TMF; nada más que eso se necesita en el diseño de una teoría
lingüística que intente explicar qué es lo que tenemos dentro de nuestra cabeza que hace
que entendamos una lengua. Por lo tanto, someterá a prueba esta idea, se empeñarán en
comprobar hasta qué punto esta Tesis es cierta y tratará de determinar qué propiedades de
la facultad del lenguaje encuentran su explicación en condiciones del tercer factor y cuáles
no.
Es desde esta perspectiva que deben leerse las especulaciones y polémicas en torno al
estatuto de la interfaz conceptual – intencional.
Así, los sistemas de interfaz desde su formulación en los años noventa, han cobrado una
relevancia por sobre la Facultad de Lenguaje en el sentido de que se plantea la dependencia
de esta respecto de ellos. A pesar de que se ha escrito mucho en torno, fundamentalmente, a
la interfaz conceptual-intencional (CI) no es tanto lo que ha dicho concretamente el
Biolingüismo sobre qué es y qué contiene razón por la cual, la determinación del estatuto
de CI desde siempre se ha tornado, al menos, un tanto vaga e imprecisa. Así, ¿qué es lo
que realmente tenemos en la cabeza a nivel conceptual pareciera ser que constituye un
misterio dado que no surge del mismo Chomsky una caracterización precisa en términos
sistemáticos. Muy por el contrario, expresa consideraciones a nuestro juicio, fuertemente
conflictivas hacia el propio término “interfaz conceptual intencional” o “sistema
conceptual intencional”. Esta conflictividad se refiere a algunas cuestiones que
consideramos centrales y que encuentran, al menos en parte, tratamientos alternativos que
le otorgan un contenido más sustantivo, y quizá algunas respuestas, en otros autores que
detallaremos más adelante. En este trabajo propondremos entonces “algunas notas” a partir
de las cuales reflexionar sobre esas zonas conflictivas que vamos a resumir en tres
cuestiones principales:
1. ¿Es el sistema o interfaz CI una parte intrínseca del lenguaje? Esto es, ¿es
lingüística o constituye un sistema de pensamiento independiente del lenguaje?
3 Para un examen más detallado sobre cómo opera Ensamble, cf Bassano, M: Fundamentos filosóficos y
epistemológicos del Programa de investigación de la gramática generativa chomskiana: tensión entre
descripción y explicación. Cuadernos del CELT, año1, N°1. FHyA-UNR. 2000.
Junto con los mecanismos computacionales de la recursividad, estos autores consideran que
forma también parte de la facultad del lenguaje en sentido estricto lo que denominan
“proyección a las interfaces”:
“La FLE es un sistema computacional (sintaxis estricta) que genera representaciones
internas y las proyecta a la interfaz del sensorio-motor a través del sistema fonológico y en
la interfaz conceptual intencional por el sistema semántico (formal); la adopción de
alternativas que se han propuesto no modificará sustancialmente el debate subsiguiente.
Todos los enfoques coinciden en que una propiedad del núcleo del FLE es recursividad,
atribuido a la sintaxis estricta. FLE toma un conjunto finito de elementos y produce una
variedad potencialmente infinita de expresiones discretas. Esta capacidad de FLE se
denomina infinitud discreta (una propiedad que caracteriza también a los números
naturales). Cada una de estas expresiones discretas se transmite a los sistemas sensoriales-
motor y conceptual-intencional, que procesan y elaboran esta información en el uso del
lenguaje.
Cada expresión es, en este sentido, una combinación de sonido y significado. Ha sido
reconocido por miles de años que el lenguaje es, fundamentalmente, un sistema de
conexiones sonido y significado; la potente infinitud de este sistema ha sido reconocido
explícitamente por Galileo, Descartes y las gramáticas filosóficas del siglo XVII y sus
sucesores, en particular Von Humboldt. Una meta del estudio de la FLE y, más
ampliamente, de la FLA es descubrir como la facultad del lenguaje satisface estas
condiciones básicas y esenciales. La propiedad nuclear de infinitud discreta es
intuitivamente familiar a todos los usuarios del lenguaje. Las oraciones se construyen a
partir de unidades discretas: hay oraciones de 6 y de 7 palabras, pero no oraciones de 6,5
palabras.”(Hauser et al., 2002: 1573).
La tarea a la que se enfrentan los investigadores es, entonces, comparar el lenguaje
humano con los sistemas de comunicación animal y con otros dominios cognitivos y
determinar qué propiedades de la “proyección a las interfaces” se integran o en la FLE (son
exclusivas tanto de la especie como del lenguaje), o en la FLA (son compartidas por otras
especies o están presentes en otros dominios cognitivos).
Otra tarea no menos importante es comprobar aquello a lo que obliga la formulación de la
TMF: si la recursividad pertenece a la facultad del lenguaje en sentido estrecho y es, por
tanto, específica del lenguaje y específica de la especie. Sólo mencionaremos las ideas más
importantes que se han sostenido sobre esta última cuestión:
Parece estar fuera de toda duda, después de décadas de intensas investigaciones sobre la
comunicación animal, que la recursividad, tal y como se manifiesta en el lenguaje humano,
es una propiedad exclusiva de nuestra especie, que no se encuentra en ninguna otra especie
animal, incluidos nuestros parientes más cercanos, y de la que tampoco ofrecen evidencias
los experimentos con chimpancés, delfines o loros sometidos a entrenamiento (Fitch et al.,
2005:200; Jackendoff y Pinker, 2005:217).
El panorama es bastante más complejo, sin embargo, cuando se compara la facultad del
lenguaje con otras parcelas de la cognición humana. Hauser et al. (2002: 1571, 1578) dejan
abierta la posibilidad de que la recursividad haya surgido en la especie por razones ajenas al
lenguaje e instan a que se investigue si esta propiedad está también presente en otros
dominios cognitivos, como la cuantificación numérica, la navegación espacial o las
relaciones sociales. Las propuestas que se han formulado a este respecto son de muy
distinto tipo y dependen, en parte, de cuál sea la capacidad cognitiva que se analice.
En lo que atañe a la cuantificación numérica, por ejemplo, Chomsky (2005:16; 2007:5;
2008:139; 2010:53) sugiere que “la capacidad aritmética” podría derivarse de la
recursividad lingüística a través de la operación de Ensamble. Jackendoff y Pinker (2005:
217-18) por su parte sostienen, que el agrupamiento de unidades discretas para crear
estructuras jerárquicas también es una característica de dominios cognitivos humanos como
la visión o la música, pero señalan que hay propiedades formales que distinguen a la
recursividad sintáctica, entre ellas, el hecho de que los constituyentes sintácticos estén
encabezados por un núcleo del que depende el resto de los miembros del conjunto. Dado
que existen estructuras jerárquicas organizadas alrededor de un núcleo en otros dominios,
como la estructura silábica o determinados aspectos de las estructuras musicales,
Jackendoff y Pinker sostienen que la recursividad sintáctica podría ser una combinación
novedosa de propiedades que se encuentran en otras parcelas de la cognición.
En cambio, en el año 2007 Chomsky en “Appproaching UG from below”, sostiene que el
pensamiento es el ámbito natural y el punto de partida evolutivo del sistema de
computación del que se beneficia el lenguaje, y con el objetivo de dar preeminencia a la
operación Ensamble (recordemos, en el marco de una GU infraespecificada y de sostener
que es la recursividad, a través de Ensamble, la que caracteriza a FLE) parece inclinarse por
la idea de que el sistema en que se basa la combinatoria lingüística (es decir, Ensamble) no
es otro que el que han evolucionado y propiciado los sistemas de pensamiento, planteando
de este modo una asimetría, y esto es lo que nos interesa resaltar, entre los sistemas de
interfaz en tanto AP y CI no se relacionan del mismo modo con la facultad de lenguaje. La
interfaz CI se encontraría inherentemente implicada en la Facultad de lenguaje (el lenguaje
sería entonces una forma del pensamiento) y AP tendría un valor instrumental en tanto
existe sólo a los efectos de la exteriorización.
La tesis del 2007 básicamente afirma que la Facultad del Lenguaje consistiría en dos
estratos diferenciables por la antigüedad que cabe conceder a cada uno de ellos como rasgo
de especie humano. El componente ancestral de la Facultad del Lenguaje sería un sistema
de representación conceptual estrictamente interno, con una alta capacidad computacional
de relativa antigüedad. Sería útil a los efectos de la planificación individual del
comportamiento. De acuerdo con Chomsky, este sistema de representación ya contendría el
elemento formal mínimamente requerido para poder categorizarlo como una Facultad del
Lenguaje en sentido estricto: es decir, la infinitud discreta: un procedimiento combinatorio
aplicable de manera reiterativa e ilimitada sobre primitivos conceptuales finitos. En
palabras del propio Chomsky (2007: 14-5):
Así, en el 2007 Chomsky le otorga otro estatuto a CI, ya no forma más parte de las
interfaces en tanto nos invita a considerar al lenguaje, en sentido estricto, como un sistema
de representación interna de pensamiento, ampliado en tiempos relativamente recientes a
través de una interfaz que lo conecta con sistemas sensoriomotores hábiles para la
exteriorización, intercambio e interiorización de aquellas representaciones. Tal punto de
vista choca con el desarrollado en sus artículos en colaboración con Hauser y Fitch, de
acuerdo con el cual el lenguaje, en sentido estricto, es un sistema de computación que se
amplía conectándose, de modo simétrico, con ciertos sistemas de pensamiento y ciertos
sistemas sensomotrices, sirviendo así para la manipulación de los símbolos propios de cada
uno de estos.
De este modo, en el 2007, la interfaz CI se ubica dentro de la FLE, conjuntamente con el
Léxico y el Sistema Computacional puesto que el lenguaje es primariamente pensamiento
manipulado y representado internamente, esencialmente uniforme para toda la especie y,
secundariamente, exteriorización de ese pensamiento. Con lo cual, tendría un estatuto
lingüístico. Mientras que la interfaz AP se ubicaría en la FLA.
Lo que Hinzen propone es que las propiedades empíricas de los contenidos de pensamiento
deriven de las estructuras que la F.L genera (i.e los objetos sintácticos obtenidos en el curso
de la derivación), que le da forma a estos pensamientos. Esto conduce a pensar que el
lenguaje es productivo pero que sus producciones no son meramente una respuesta
expresiva a la satisfacción de las condiciones impuestas por la interfaz C.I desde afuera.
Si bien Chomsky (2007) reconoce esto, no se inclina aún por eliminar totalmente las
condiciones C.I porque:
“No veo a priori razón para asumir, como lo hace Chomsky, que la elección
preferida de la dirección explicativa (de los sistemas externos a la
organización interna del sistema computacional) sea de alguna manera
primaria. Parece enteramente posible en este estadio, que tengamos que
reconceptualizar hoy la vision sostenida comúnmente sobre las interfaces e
imponer una demanda más débil sobre la arquitectura del sistema: no que sus
expresiones generadas deban encontrar demandas semánticas pre-dadas ni que
encuentren condiciones de sistemas externos ricamente estructurados, sino que,
más modestamente, sean parcialmente usables. Esto es bueno para una “teoría
del uso del significado” Lo conceptualmente necesario es que el lenguaje es
“usado”, no que exista una ‘interfaz’ del tipo que la corriente principal del
Minimalismo impone sobre el sistema linguistico. (Hinzen 2007:47).
Es así cómo el rol de las condiciones de interfaz no consiste en imponer condiciones
expresivas sobre el sistema computacional del lenguaje, sino solamente restringir su poder
generativo. Esto es, el sistema C.I no explica la maquinaria de la sintaxis puesto que la
sintaxis no puede estar motivada por las condiciones de la interfaz semántica sino que solo
puede estar restringida por ella. Si la sintaxis crea algo nuevo son sintagmas, a través de
Ensamble, si son ítems tomados del léxico, hablamos de ‘Ensamble Externo’; si vienen del
marcador de frase generado, hablamos de “Ensamble Interno”. Lo correcto, según Hinzen,
es estudiar el lenguaje por sí mismo y no verlo como una expresión directa del
‘pensamiento’ y leer la interpretación semántica estrictamente a partir de las estructuras que
la sintaxis provee.
En sus escritos posteriores, Hinzen (2009) es aún más extremo; sostiene que si los sistemas
de interfaz existieran deberían ser lo suficientemente ricos para poder usar la información
contenida en las representaciones que la sintaxis construye. Es por esto que se inclina por
una opción más radical: postular que la interfaz CI no existe. Esta arquitectura es muy
diferente a la propuesta por Chomsky; en palabras del mismo Hinzen (2009:128):
“…ahora no existe un componente semántico, no existe un sistema generativo
independiente de ‘pensamiento’, no existe una ‘proyección’ de la sintaxis a tal sistema
dado que no existe una ‘interfaz’ semántica. Existe un sistema computacional (la sintaxis)
que construye derivaciones, luego, periódicamente, después de cada ‘fase’ de una
computación la estructura generada se envía al sistema sensoriomotor de modo tal que no
hay representaciones semánticas estructuradas más allá de las que la sintaxis está
inherentemente diseñada para construir”
En suma, para Hinzen el origen de la propiedad de la recursividad está en el lenguaje, no en
el pensamiento. En su opinión, las representaciones semánticas estructuradas se conforman,
en concreto, como resultado de la aplicación de la operación sintáctica de ensamble a
unidades con significado y de la creación por medio de procedimientos también
gramaticales de la ontología universal del lenguaje, “el conjunto distintivo de categorías
básicas en cuyos términos pensamos, como las de objeto, evento, estado, cada una de las
cuales se corresponde con raíces léxicas insertas en determinadas configuraciones
sintácticas” (Hinzen, 2011: 513).
La conclusión a la que llega Hinzen (2009: 130) es, por tanto que, “fuera de las formas
posibles que provee el sistema computacional lingüístico, no existen pensamientos que uno
pueda pensar”. Si está en lo cierto entonces, ninguna propiedad del sistema cognitivo
lingüístico podría explicarse a partir de su interacción con el sistema del pensamiento. Se
debilitaría así, en parte, la Tesis Minimista Fuerte y habría que suponer que la FLE (la GU)
tiene más contenido del que el PM quisiera atribuirle. Y además, Ensamble aparecería, de
hecho, como una operación mucho más enriquecida.
2.4. Postura de Corballis
Otra posibilidad con respecto a la recursividad, que reabre la vieja polémica sobre las
relaciones entre lenguaje y pensamiento, es que la misma sea una propiedad del sistema
cognitivo lingüístico que se deriva de las condiciones de interfaz (o arquitectura estructural)
impuestas por el sistema conceptual-intencional. La idea, en palabras de JP (2005: 230),
sería que “la única razón por la que el lenguaje necesita ser recursivo es porque su función
es expresar pensamientos recursivos”. Esta propuesta, contraria a la que sostienen Chomsky
y Hinzen, es la que sostiene Michael Corballis (2011) según el cual los modos de
pensamiento que hacen posible al lenguaje son no lingüísticos pero que sí tienen
propiedades recursivas a las que el lenguaje se adapta.
Mientras que Chomsky y Hinzen ven al pensamiento a través de la lente del lenguaje,
Corballis ve al lenguaje a través de la lente del pensamiento y hará foco en dos modos de
pensamiento que son recursivos y probablemente distintivamente humanos:
1. El viaje mental a través del tiempo, esto es, la habilidad para rememorar episodios
pasados y para imaginar episodios futuros. Esta es una operación recursiva en la
medida en que los episodios imaginados pueden ser insertados en la conciencia
presente y en otros episodios imaginados. El viaje mental también se mezcla con la
ficción dado que podemos imaginar eventos que nunca han ocurrido o no son
necesariamente planeados por el futuro. Así, los eventos imaginados pueden tener
toda la complejidad y variabilidad del lenguaje humano. Al respecto Corballis
sugiere que el lenguaje emergió precisamente para expresar esta complejidad de
modo que podamos compartir nuestras memorias, planes y ficciones.
2. La teoría de la mente, esto es, la habilidad para compartir lo que está pasando en la
mente de otros que también tiene la propiedad de la recursividad.
Es bastante difícil en los textos de Chomsky encontrar demasiadas precisiones acerca del
estatuto y el contenido de CI. Serían innumerables las citas en las que señala simplemente,
a la hora de determinar qué es CI, la dificultad en saber qué contiene. Es un misterio lo que
tenemos en nuestra cabeza, dirá Chomsky, y dado además que cuando miramos el sistema
conceptual-intencional estamos mirando la acción humana, lo torna un tópico de estudio
mucho más complicado. Del fragmento que hemos citado más arriba en el apartado 2.1 de
“Approaching UG from below”, podemos extraer sólo algunas caracterizaciones como por
ejemplo, que los ítems léxicos producidos por Ensamble podrían haber estado disponibles
como átomos conceptuales de sistemas CI y que los sistemas CI tal vez hayan sido
esquemas elementales que quizás permitan la interpretación de eventos categorizables a
través de alguna propiedad, como por ejemplo, la predicación.
que “intencional” es el término filosófico tradicional para caracterizar la “misteriosa”
relación de ser “acerca de” otra cosa, puesto que las cosas son sobre algo y en este sentido
el sistema conceptual-intencional es el que accede a ciertos aspectos de las expresiones que
nos permiten hacer las cosas que se hacen con el lenguaje: expresar pensamientos o hablar
sobre el mundo. No dice nada acerca del término “conceptual” pero siguiendo en la línea de
la filosofía de la mente (del cual saca la definición de “intencional”) podríamos apuntar que
lo “conceptual” está dado por la representación categorizada de la experiencia.
Esto es todo lo que podemos encontrar en los escritos de Chomsky acerca de la
caracterización de CI. A lo largo de sus escritos no encontramos otras precisiones que nos
orienten en la determinación de su contenido.
Es Jackendoff (2010) quien desarrolla un enfoque internalista sistemático al dotar de
contenido a la Semántica Conceptualista que propone (i.e internalista en términos
chomskianos) y por ende, donde podemos buscar respuestas sobre cuál es el contenido y
cómo funciona la interfaz CI a través de los desarrollos precisos de lo que denomina, como
todos sabemos, la “estructura conceptual” (de aquí en más EC).
Acuerda con Chomsky en que la interfaz CI es independiente del lenguaje; el pensamiento
no se realiza “desde la lengua” sino que la forma lingüística proporciona un medio para
que el pensamiento se ponga a disposición de la conciencia (Jackendoff 2010:280).
Los desarrollos en torno a la EC se enmarcan en la arquitectura paralela de funcionamiento
del lenguaje. Uno de los componentes es la arquitectura paralela es justamente la estructura
semántico-conceptual (los otros son la estructura fonológica, la estructura sintáctica, y la
estructura espacial)
En este marco, la EC es entendida, no como parte del la lengua per se sino como parte del
pensamiento, como el sitio para la comprensión de las expresiones lingüísticas en contexto,
donde se incorporan consideraciones pragmáticas y conocimiento “enciclopédico” del
mundo, la estructura cognitiva donde se lleva adelante el razonamiento y la planeación. Así,
le imprime a la EC el contenido del que carece CI. La toma como un nivel de
representación cognitivo central que interactúa con otras capacidades cognitivas.
Las unidades de las estructuras conceptuales son entidades tales como objetos físicos
contextualizados, eventos, propiedades, tiempo, cantidades e intenciones. Por ejemplo, la
EC de:
5. Conclusiones
En primera instancia nos inclinamos a pensar con respecto a la cuestión 1 que la interfaz CI
es dependiente del lenguaje. Nos resulta difícil pensarla fuera del lenguaje, sin contenido
lingüístico o “prelingüística”. Lingüistas como Benveniste (1982:63), por ejemplo, han
sostenido tanto desde el aparato formal de la enunciación como de su célebre artículo
acerca de las categorías de pensamiento y las categorías de lengua que el pensamiento es
dependiente del lenguaje, que no podemos pensar en tanto sujetos lingüísticos, fuera de la
lengua que además, nos constituye como tales:
“…por abstractas o particulares que sean las operaciones del pensamiento, reciben
expresión en la lengua.(…)
Ciertamente, el lenguaje, en tanto que es hablado, es empleado para transportar ‘lo que
queremos decir’. Pero lo que así llamamos ‘lo que queremos decir’ o ‘lo que tenemos en
mientes’ o ‘nuestro pensamiento’, o como queramos que se designe, es un contenido de
pensamiento harto difícil de definir en sí, como no sea por caracteres de intencionalidad o
de estructura psíquica, etc. Este contenido recibe forma cuando es enunciado, y solo así.
Recibe forma de la lengua y en la lengua, que es el molde de toda expresión posible, no
puede disociarse de ella ni transcenderla”.
Estas reflexiones también refutan las propuestas de Corballis (2011) en torno a la
posibilidad de sostener que tanto al viaje mental en el tiempo como la lectura de la mente
de contenidos ajenos puedan ser no lingüísticos.
Pensamos que otra punta que prueba la dependencia del pensamiento con respecto al
lenguaje reside en el hecho de que si el lenguaje tiene como carácter privativo el ser
sistemático y composicional, es lógico que si CI también tiene esas propiedades es porque
las hereda del lenguaje. Es decir, el pensamiento articulado y creativo propio de nosotros
los seres humanos tendría su origen en el lenguaje.
Desde la Filosofía del Lenguaje también, encontramos apoyo en esto que decimos.
Davidson (1984: 166) en “Pensamiento y Habla” especula que si uno tiene creencias es
porque puede emitir emisiones verificables y por las prácticas que permiten verificarlas. No
existe otra vía, afirma Davidson, por la que una mente pueda incorporar la categoría de la
creencia. Así, su tesis principal es que “una creatura no puede tener pensamientos a menos
que sea intérprete del habla de otro”.
En cuanto a lo sostenido por Hinzen, creemos que la intención de eliminar CI sea quizás
demasiado fuerte, sí, nos parecería en todo caso pensar que su rol sea no imponer
condiciones expresivas sobre el sistema computacional del lenguaje, sino solamente
restringir su poder generativo.