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Efesios 4:17-32
Es necesario que cada uno de nosotros revisemos nuestros corazones y más que nuestros
corazones, revisemos nuestras huellas, porque como cristianos venimos caminando sin ver que
estamos dejando atrás.
Esta es mi gran preocupación, ya que como cristianos genuinos debemos nosotros estar
seguros de la estela que dejamos detrás por la que otros muchos crecerán espiritualmente o
confundirán a muchos de la verdadera vida que debemos llevar en Cristo Jesús.
Tenemos mucho tiempo como iglesia y pienso que ha llegado el momento en que debemos
analizar el ejemplo que estamos dejando detrás de nosotros. En este sentido debemos
preguntarnos ¿De qué manera estamos impactando la sociedad que nos rodea? ¿Cuál es la
reproducción que estamos logrando?
En esta ocasión hemos de enfrentarnos a las Escrituras, para que veamos por la Palabra de
Dios el quehacer de un verdadero creyente y además podamos ver la estela de luz que dejamos a
nuestro paso.
Ya hemos visto en el mensaje del “LLAMAMIENTO DEL CRISTIANO” cuales son los aspectos
importantes que debemos tomar en cuenta cuando Dios nos llama, ahora vemos la manera en que
Él desea una TRANSFORMACIÓN en nosotros, y luego analizaremos la manera en que debe ser “EL
ANDAR DEL CRISTIANO”
La Biblia nos enseña que de la misma manera que un incrédulo no puede ser perdonado si
no se arrepiente delante de Dios y reconoce su pecado produciendo esto una genuina conversión,
de la misma manera ninguno de nosotros como creyentes podemos ser perdonados por Dios ni
daremos un solo paso adelante, si no reconocemos delante de Él nuestros pecados y nuestra mala
manera de andar como hijos suyos.
Para poder andar como Dios lo desea, sus hijos tenemos que entender el concepto de
transformación, del cual la Biblia nos habla en esta porción en la que el apóstol Pablo se dirige
a los Efesios.
Es una realidad que el diablo tergiversa los principios Bíblicos para que el cristiano no se
aperciba de la realidad de lo que Dios desea, nuestra mente es entenebrecida y nuestros propios
razonamientos nos llevan a levantar argumentos en contra de la obediencia a Cristo.
Dios desea:
1. Creo que no hay otra manera de encarar la renovación de un cristiano que no sea,
comenzando primero por esta acción. Dios no desea medias tintas o actitudes tibias de sus hijos.
Dios desea un cambio completo que manifieste lo que somos.
2. Es el mismo apóstol Pablo, el que nos habla en Romanos 12:1-2 del concepto de la
metamorfosis cuando nos declara que debemos experimentar una transformación por medio
de la renovación de nuestra mente diciendo: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
1. Como hemos visto, LA MENTE, en el orden bíblico, no es más que la facultad que
tiene el hombre para pensar, es donde radica la facultad intelectual o reflexiva del individuo,
por lo que LA MENTE es la facultad que tiene que ver con las actitudes y actividades morales de
una persona.
2. Es por esta causa que, si la mente de una persona está controlada por el Espíritu, ella
exhibirá una correcta actitud hacia Dios y hacia su prójimo, pero si ella está controlada por la
carne, entonces, la actitud del individuo será contraria a los designios de Dios (Ro. 8:5-7).
3. Por otro lado el cristiano tiene que luchar para llevar su mente a una renovación
continua en obediencia a Cristo, lo cual dará evidencia de que andamos en el Espíritu (2 Co.
10:1-6). Tenemos que hacer un lavado a nuestra mente.
4. Notemos en nuestro texto de Efesios 4:17, 18 cuando dice: “Esto, pues, digo y
requiero en el Señor: que ya no andéis como los gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en
ellos hay, por la dureza de su corazón”. Este texto nos indica que los cristianos tenemos que
oponernos a los designios carnales que gobiernan nuestra mente, para buscar cada día una
transformación por el poder del Espíritu, para que nuestra carne cada día gobierne menos en
nosotros.
2. Este cambio implica un despojo del viejo hombre que está viciado conforme a los
deseos de la carne, notemos el (v. 22): “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del
viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Esta no es una tarea fácil,
pues la labor es una labor de desintoxicación de nuestra mente y de nuestro cuerpo, y esto no
se logra leyendo u oyendo la Palabra de Dios solamente, sino que tenemos que hacer un trabajo
arduo con nuestra voluntad en el poder del Espíritu Santo.
4. Tenemos que esforzarnos, no podemos tan solo orar o leer la Biblia para que Dios
nos cambie, también tenemos que ejercitar nuestra voluntad al cambio y a la renovación de
nuestra mente y tratar de glorificarle a Él.
1. Dios requiere de nosotros una obediencia incondicional, pues vemos tres mandatos
en estos tres versículos, que son:
· Despojaos.
· Renovaos.
· Vestíos.
Estos mandatos nos indican que Dios quiere que experimentemos una actitud de obediencia a
Él, pues Él sabe que esta es la única forma en que vamos a obtener la victoria.
2. Un creyente sabe que la mentalidad del mundo es contraria a nuestra manera de
pensar y de actuar. Es por tanto que si aplicamos estos mandamientos e imperativos que Dios
nos da, entonces se ha de experimentar un contraste de mi mentalidad y de mis actitudes con
las del mundo que obedece a su dios.
3. Si nos hemos despojado del viejo hombre, si hemos renovado el espíritu de nuestra
mente y nos hemos vestido del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad, entonces nuestro testimonio será claro, las huellas que dejamos atrás serán legibles
para los que nos siguen y nuestro camino será seguro para aquellos en quienes nos hemos de
reproducir.
2. Este es el resultado de una vida despojada, renovada y vestida con una vestimenta
espiritual. Si hemos obedecido, debemos entonces contrastar con las acciones que antes
manifestábamos, de tal manera que ahora mostremos por las acciones guiadas por el Espíritu
de Dios que andamos sujetos a Dios en una mente renovada según su Espíritu.
2. Notemos lo que agrega el apóstol Pablo a las demandas que hace a un creyente
Despojado, Renovado y Vestido según Dios. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el
cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Este pasaje nos lleva a tener en cuenta a la
persona del Espíritu de Dios, quien nos ha sellado, para que en agradecimiento a lo que Él ha
hecho en nosotros no se nos ocurra contristarlo.
3. Pablo nos dice, que no entristezcamos a aquel con el cual nosotros hemos recibido
las bendiciones más grandes que alguna vez imaginamos. Dios, no desea romper la comunión
con nosotros, ni mucho menos quiere sentirse contristado por nuestro pecado. Lograremos una
comunión con Él continua en la medida en que nuestras acciones se caracterizan por una
obediencia incondicional.
1. Los creyentes tenemos que llevar una vida en la cual nos ocupemos de buscar
diariamente, la voluntad de nuestro creador. Esta es una demanda del mismo Dios, el hecho de
que entendamos que esta es una jornada que debemos recorrer cada día de nuestra vida.
2. Todos debemos saber que para lograr esta bendición, nosotros debemos ir a la
Palabra cada día en búsqueda de las actitudes que provienen de Dios, que Él nos recomienda
que pongamos en práctica y que son parte de sus actitudes. Notamos esto en los (vv. 31-32).
2. Este consejo nos llevará a ser y actuar a imagen de Dios, ya que como sabemos, que
por causa del pecado, el hombre perdió la capacidad de mostrar todo lo que Dios al crearlo
plasmó en él, pero ahora volvemos a tener esta oportunidad, en la medida que nos sometamos
a su Espíritu y procuremos ser como Él.
3. Por el contrario, cuando andamos en estos pecados que empañan la imagen de Dios
en nosotros, entonces esto impedirá que nuestro carácter sea un reflejo del carácter de Dios y
al mismo tiempo esto nos impedirá crecer espiritualmente para algún día ser de la estatura de
la plenitud de Cristo quien es y debe ser la meta de todo cristiano.
1. Está claro que todo aquel que se transforma por medio de la renovación en el
espíritu de su mente, logrará, con la ayuda del Espíritu Santo, ser como es Dios. Si leemos el (v.
32) notaremos el consejo dado: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo”.
2. Este texto lo debemos comparar con Colosenses 3:12-13 que dice: “Vestíos, pues,
como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera en que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros”. Este pasaje nos lleva más allá de la simple benignidad, ya que lleva al
creyente renovado a tener una comunión con los demás creyentes como Dios la tiene con
nosotros.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Concluyendo, debemos dar gracias a Dios por su llamado, pero también por los recursos
que ha puesto en nuestras manos para poder llevar una vida que no solo le agrada a Él siendo
cristianos auténticos que glorificamos su nombre, sino una vida que nos traiga satisfacciones
espirituales que llenan nuestra alma de la verdadera paz de Dios.