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Taller PHIS303

Herejías medievales

Documento 1: Características generales de las herejías medievales

Entre los siglos XI-XV la cristiandad europea estuvo invadida por numerosos y diversos movimientos
heréticos, los cuales han de ser considerados como una forma de interpretación y una actuación
particular de la religiosidad del tiempo. Estos movimientos son considerados heréticos en cuanto
que siguieron experiencias religiosas que no sólo hacían de menos a la Iglesia Católica, sino que en
muchas ocasiones se contraponían a ella constituyéndose una organización propia.
Las herejías presentan sugestiones interesantísimas para la comprensión de la mentalidad medieval.
Más que la ortodoxia de estos movimientos interesa hoy el estudio de sus orígenes y de sus
motivaciones. Son considerados en una visión más amplia que otros fenómenos paralelos como
puede ser la afirmación de una sociedad comunal y la aversión contra ciertas evoluciones en la vida
de la propia sociedad.
Los movimientos heréticos de la Edad Media eran substancialmente movimientos laicales. Sus
herejías no son intelectuales, sus doctrinas son en general simples, muchas veces sin ninguna
reflexión sistemática, no pudiendo ser parangonadas con Lutero o Calvino, por ejemplo. Son más
bien una forma del despertar de los laicos medievales. Gregorio VII había instigado a los laicos a
rebelarse contra los enemigos del papado reformado (recordemos por ejemplo la Pataría Milanesa).
De suyo este impetus religiosus. de los laicos no se pudo suprimir más por la jerarquía. La
incomprensión de los deseos religiosos de los laicos por parte de la jerarquía condujo e el XII a la
formación de movimientos religiosos que sólo en parte constituían una orden religiosa, aunque
incluso ciertas herejías están próximas a las órdenes religiosas.
En parte se distinguen de la Iglesia sin estar al comienzo de la herejía. El momento histórico del
fenómeno, el gran número de los movimientos o grupos, la complejidad misma de las corrientes y
de las tendencias hacen difícil incluso una simple caracterización de las herejías medievales.
Un historiador italiano que se ha ocupado de este fenómeno, el P. Hilarino de Milán, ha distinguido
dos tipos de herejías medievales:

• El Evangelismo Ascético: Estos movimientos se dirigen a la imitación directa de Jesucristo y de


los primeros discípulos. Forman parte de esta corriente los grupos evangélicos-pobres, que
sostenían la necesidad de una vuelta a la pobreza de la vida evangélica y que se sustraían de la
vigilancia de la Iglesia de la que contestaban el laicismo moral y la riqueza. En estos grupos se
contestaba también la .Donación de Constantino. como símbolo de una Iglesia demasiado implicada
en los asuntos políticos y feudales. En este grupo se sitúan los Valdenses.

• Los Movimientos Doctrinales: A la base de su experiencia religiosa estaría un complejo doctrinal


o un principio teológico-filosófico. Representantes de este grupo serían los Cátaros.
Para el profesor esta división de las herejías es demasiado esquemática. El Evangelismo Ascético no
era adogmático, y los Movimientos de tipo Doctrinal eran atrayentes propiamente por su vida
ejemplar evangélica.
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Documento 2: Comienzo de las herejías en Occidente

Las primeras noticias sobre herejías aparecen hacia el año 1000 en Francia. Al comienzo son pocos
casos, pero desde 1018-1028 los fenómenos se hacen más frecuentes según los testimonios que
tenemos de Francia, Italia y de los Países Bajos. Son fenómenos bastante aislados y geográficamente
distantes. No podemos hacernos en todos los casos una idea sobre el contenido de sus doctrinas,
pero es obvio que provienen de las clases humildes de la población.

El primer caso documentado es la herejía de un campesino llamado Leutardo, del cual nos habla el
cronista cluniacense Rodolfo el Glabro en su historia Crónica del año 1000, que afirma que Leutardo
habría dejado a su mujer, destruido las cruces, rechazado pagar las décimas y criticado.

Poco tiempo después parecieron en Europa Occidental fenómenos similares. El noreste de Francia
se transformará en un centro herético y las zonas de confín del Imperio. Están documentados
interrogadores y heréticos en Lieja y en Arras. Un proceso clamoroso contra los heréticos tendrá
lugar en 1022 en Orleans. En Italia se encuentran grupos heréticos entre 1030-1048 en Rávena,
Venecia y Verona, aunque muchos grupos no llegaron a ser conocidos por las autoridades.

Es muy difícil hablar de su doctrina y mensaje, de los que más sabemos es del grupo de Orleans
(1022) entre los que se encuentran nobles y clérigos. Su doctrina comprende estos puntos:
Distinción entre un mundo invisible y otro material, el cual es del demonio, rechazo del matrimonio
y de los cargos civiles, Jesucristo sólo tiene un cuerpo aparente, rechazo del Bautismo de agua,
comunicación del Espíritu Santo mediante la imposición de las manos, rechazo de la creencia en la
presencia real de Cristo en la Eucaristía. Todo ello sumado constituye una doctrina muy similar a las
de los Bogomili, por lo que se hace la pregunta de la derivación de las herejías occidentales de las
bizantinas, cosa que defiende Félix Toco en su obra Herejías en la Edad Media (1884).

Rafael Morgen en su Medioevo cristiano afirma que históricamente no se puede aceptar una
irradiación del bogomilismo en Occidente, sino que las herejías occidentales del XI serían una de las
expresiones características de la nueva vitalidad del pueblo cristiano tras el 1000, expresión de su
deseo de coherencia moral entendido de forma simple e inmediata de la aspiración del pueblo
cristiano a una religiosidad menos formal, menos dominada por la opresora supremacía del clero,
serían por tanto un producto autóctono, un retorno espontáneo del pueblo a la pureza del
Evangelio.

El P. A. Dondaine se opone a las teorías de Morgen en 1952, afirmando que los heréticos del XI son
dualistas influenciados por los Bogomili, tal como los Cátaros occidentales son hijos de los Bogomili,
los cuales a su vez son herederos del antiguo Maniqueismo. Hoy la mayor parte de los historiadores
se decanta por este nexo entre las herejías del XI en Europa y los Bogomili. Se cree que la herejía se
extendió desde Italia Meridional donde está documentado por peregrinos del XI la presencia de
predicadores bogomilis. Más tarde a través de las vías de comercio hacia Italia del Norte, Francia
Meridional y Champagne se iría extendiendo. No se sabe quiénes fueron los propagadores, quizá
comerciantes o predicadores itinerantes. La reacción, a veces violenta, contra estos primeros
heréticos partía, en general, de los laicos no del clero.
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Documento 3: Las herejías después de la Reforma Gregoriana

Antes del año 1000 en Occidente, se vivió un período sin herejías de no do que los que no aceptaban
la predicación de la Iglesia se atenían a la religión pagana. La aparición de herejías es un indicio de
una más profunda cristianización. La alternativa a la Iglesia ya no será el paganismo sino otra forma
de ser cristiano. La primera onda de herejías aparece en Occidente en la segunda mitad del XI, en el
tiempo de la Reforma Gregoriana en la que el papado intenta adaptar la Iglesia Católica a las nuevas
condiciones sociales, y constituir el papado como centro eclesiástico y político de Europa. En aquella
época en que el propio Papa es el más revolucionario, son sus más fieles aliados los que llevan una
mayor carga de protesta, como por ejemplo la Pataría de Milán.

Tras la Reforma Gregoriana nacerá otro tipo de herejía, no de grupos retirados y silenciosos, sino
agresivos y fanáticos. Se instalan en las partes más desarrolladas de Europa hacia el 1100, en Italia
septentrional, Sur de Francia y Flandes. Es la época de los Predicadores Itinerantes. llamados
Pauperes Christi, los cuales atacan a los sacerdotes simoníacos y la riqueza de la Iglesia, en
predicaciones anticlericales que con facilidad se podían transformar en herejías.

Uno de estos predicadores heréticos del sur de Francia era un exsacerdote, Pedro de Bruys. Se
presentó en hábito de peregrino, a pies desnudos y con larga barba al pueblo, predicando contra
los edificios de las Iglesias, ya en una Iglesia o en una taberna o sala: se deben quemar las cruces,
nada de oraciones ni limosnas para los difuntos, ningún bautizo para los niños y ninguna Eucaristía.
La única autoridad para él son los Evangelios. Su radical doctrina, sobre todo el rechazo del papel
mediador de la Iglesia, y la pobreza encontraron mucha aceptación. Como consecuencia de sus
predicaciones, la multitud destruyó iglesias y altares y asedió monasterios. Un Viernes Santo
comieron carne asada en un fuego de cruces de madera. Pedro será hecho prisionero en Saint Gilles
por sus adversarios indignados por su herejía y comportamiento agresivo, siendo quemado en la
hoguera (1132-33). Su herejía seguirá existiendo y sus seguidores serán llamados Pietrobrusianos
contra los que escribirá, sobre todo, el abad Pedro el Venerable de Cluny.

Semejante doctrina sostenía el exmonje Enrique que en 1135 conoce a los Pietrobrusianos con los
que compartía algunas opiniones. Será un predicador itinerante en el sur de Francia. Predicará
contra la Iglesia como institución no admitiendo otra fuente para la vida religiosa que no fueran los
Evangelios. Su pista se pierde hacia el 1145, pudiendo haberse asociado a los Cátaros.

La reforma de la Iglesia durante la lucha de las investiduras había conducido a una renovación
múltiple con la formación de nuevas órdenes religiosas, pero al mismo tiempo la Iglesia no sólo se
había hecho más independiente del poder temporal, sino que también más potente. Por ello, todas
las controversias en torno al ideal de una Iglesia pobre o de una Iglesia para los pobres, desde la
primera mitad del XII, provocaba como consecuencia una herejía. En los primeros decenios del XII
estas tendencias eran todavía esporádicas, pero pronto la Iglesia se enfrentará no sólo con una
herejía de gran difusión sino también con una muy bien organizada.
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Documento 4: La Iglesia de los Cátaros


En 1143 aparecen en Colonia, Renania, unos heréticos llamados Pauperes Christi. Tenemos un testimonio del
preboste Evervino de Steinfeld en un carta a San Bernardo de Claraval, en la cual refiere un interrogatorio a
un nuevo tipo de heréticos en Colonia en 1143. De su relación resulta que este grupo posee una doctrina muy
similar a la Bogomila y también una jerarquía con creyentes, por un lado, y elegidos o perfectos, del otro.
Proclamaban que su secta estaba difundida por todas partes hasta Bizancio. Con disposición se dejan quemar
en el fuego en Colonia y a Bonn. Entre 1144-45 también el clero de Lieja percibe la presencia de esta secta y
lo comunica al Papa. En 1147 alcanzan el sudoeste de Francia, Perigord, llevando la vida de los apóstoles,
despreciando las posesiones y orando 7 veces al día y de noche. Nobles, clérigos, monjes y monjas les siguen.

Hasta este momento la secta no tiene un nombre. El de Cátaros aparecerá en 1163 en Colonia. No se sabe de
dónde han importado este nombre griego, quizás de Constantinopla. Otro apelativo que usan con gusto es el
de Cristianos o Verdaderos Cristianos, del cual se deriva el de Buenos Hombres. Encontramos estos apelativos
en todos los países donde los Cátaros han estado presentes. En los años 60 hacen una campaña de propaganda
en muchos lugares de Francia y de Italia. En 1162 unos 30 Cátaros alemanes, campesinos hombres y mujeres
pasan a Inglaterra y empiezan a predicar su fe. El rey inglés Enrique II les hace arrestar y condenar a muerte.

Desde finales de los 60 los centros del catarismo se sitúan en Italia septentrional y en el sur de Francia, la
Región de Languedoc. Los motivos que provocan la difusión en estas zonas serán, por un lado, la tradición de
la lucha por las investiduras en Italia, de manera que los Cátaros lombardos son llamados patarinos, y, por
otra parte, el relativo olvido de las herejías por parte de las autoridades civiles.

Una referencia sobre la influencia de los Cátaros en el sur de Francia y su influencia nos lo presenta la
descripción de una disputa entre católicos y Cátaros en 1165 en Lombers, a pocos kilómetros de Albi, al sur
de Francia. En esta discusión toman parte 7 obispos católicos entre los que se encuentra el arzobispo de
Narbone, en presencia de muchos nobles y laicos, entre los que está la Condesa de Tolosa, y de la población
de Lombers y Albi. En esta reunión los Cátaros evitaron discusiones sobre cuestiones dogmáticas, pero
criticaron la vida de los obispos a los que calificaron de hipócritas y seductores, contrarios al ideal sacerdotal
del NT. Las críticas sobre la vida no evangélica del clero recibieron gran acogida entre el pueblo.

Hacia 1167 se presentó en Venecia Papas Nichetas, probablemente un obispo bogomili de Constantinopla,
que trajo a occidente el dualismo radical. Nichetas tuvo gran influencia sobre los cátaros franceses. En el
concilio cátaro de 1167 en Saint-Félix-de-Caraman consagró de nuevo a los perfectos cátaros. Desde este
momento los Cátaros franceses serán dualistas radicales, mientras que en Italia existirán las dos variantes del
catarismo. Bajo la dirección de Nichetas se procedió a construir una organización. Junta a las dos diócesis
cátaras que ya existían en Francia, una para el norte y otra para el sur en Albi, por lo que se les llama
Albigenses. Se nombró un obispo para Lombardía y otros para las nuevas diócesis de Francia, sobre todo en
Tolosa, Carcassone y Ayen. Menos difundido estaba el catarismo en otras partes de Europa. Intentaron
penetrar en Champagne, en Borgoña y en Flandes, incluso estaban presentes en algunas ciudades alemanas,
como Colonia, Maguncia, Bonn, Coblenza, Pasavia, Viena.
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Documento 5: Los Valdenses

Con relación al nombre se usa en italiano la forma Valdo para indicar el fundador del movimiento,
pero parece probado que el nombre exacto fuese Valdés o Vaudés, latinizado Valdesius. La iniciativa
de Valdés se inserta en un preciso contexto socioeconómico, asume una posición crítica frente a la
institución eclesiástica como se ha desarrollado tras la Reforma Gregoriana. Es un movimiento de
protesta contra la aplicación de la Reforma Gregoriana.

Reforzada la centralización del poder en la Iglesia, los gregorianos habían reducido al mínimo la
participación de los laicos en la vida eclesial, para aumentar la importancia de la jerarquía y del
sacerdocio. El clero, que crece en número y en poder, fue sometido a un rígido control para remediar
su inmoralidad, es decir, el concubinato, y la simonía. Pero terminó escindiéndolos del pueblo e
incapaces de compadecerse de la miseria del hombre. Es una consecuencia de la Reforma
Gregoriana la separación del clero con respecto al pueblo.

Esteban nos describe a Valdés como un rico mercader de Lyon que de improviso descubrió el
Evangelio y para conocerlo mejor habría encargado a un sacerdote gramático traducir del latín a la
lengua vulgar una selección del texto sagrado. Era una empresa costosa y Valdés la emprendió antes
de deshacerse de sus bienes.

Valdés y sus amigos comenzaron a leer el Evangelio y encontraron al Jesús del Evangelio en el
contexto de una ciudad medieval, Lyon, caracterizada por un régimen de tipo episcopal, es decir el
señor de la ciudad era el obispo. Valdés pertenecía, sin duda, a la nueva clase burguesa constituida
por mercaderes y artesanos, los cuales se estaban consolidando. En Lyon, como en otras ciudades
de Europa, este movimiento de libertad y comunal tendía a estructurarse de forma institucional,
como un municipio con el esquema de los surgidos en el norte de Francia y en las ciudades
septentrionales de Italia.

Las fuentes son unánimes en afirmar que Valdés experimentó una conversión, se deshizo de sus
bienes y comenzó a predicar por las calles hacia finales de 1170-1180, quizá la fecha de conversión
sea 1176-77. Los puntos fundamentales de su conversión serán: La pobreza voluntaria y la
predicación. Según el cronista de Laon, la ocasión para el cambio de Valdés fue la leyenda de san
Alejo, el joven que dejaba la casa paterna y las riquezas para irse a Oriente y que regresaba años
después a su patria de Roma, viviendo allí durante años, sin ser reconocido por los suyos, como
mendicante a la puerta de su padre y bajo la escalera de la casa de su padre. Supuestamente, Valdés
abría oído por casualidad un domingo por la calle a un músico que cantaba la leyenda de san Alejo
y poco después habría decidido imitarlo. Dejó a su mujer, a la que dejó sus bienes e inmuebles,
mientras que parte de su dinero lo utilizó para instalar a sus dos hijas en un monasterio. Así
comienza su nueva vida.
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Documento 6: Los Pobres de Lyon

En general podemos decir que los Valdenses tienen un concepto espiritualista de la Iglesia. Para
ellos la iglesia romana visible es Babilonia, la donación de Constantino es el símbolo de una iglesia
corrupta y mundanizada y rechazan esta donación. Sacerdotes ricos son hijos del diablo y de la
perdición, los décimos ofrecidos no son pagados al clero. Se rechazan todos los elementos de la
iglesia católica que derivan de la institución jerárquica o tienen una relación directa con ella. Por
ejemplo: rechazan la confesión a los sacerdotes, la creencia en el purgatorio, las ofrendas por las
ánimas del purgatorio, las indulgencias, los laicos pueden celebrar la Eucaristía si es necesario,
algunos permiten a las mujeres consagrar la Eucaristía. Los buenos laicos tiene el poder de absolver
como los sacerdotes. Rechazan las cruzadas a las que califican de homicidas. Los verdaderos
sarracenos que hay que combatir son los demonios. Rechazan por toda prestación de juramento.
Entre las características que nos da Stefano está la veneración por los textos bíblicos, sobre todo los
evangelios, muchos Valdenses se saben de memoria largos pasajes del Nuevo Testamento en lengua
vulgar, y su método de evangelizar es recitar de memoria, en lengua vulgar, el Nuevo Testamento
delante de aquellos que los quieran escuchar.

Después de la muerte de Valdés sus seguidores en Francia meridional tuvieron que vivir en la
clandestinidad, sobre todo después de la cruzada contra los Albigenses que duró 15 años. Tuvieron
durante estos años influencias del pensamiento cátaro. Su situación durante el siglo XIII en
Lombardía fue menos precaria, pero en la segunda mitad del siglo fueron buscados y perseguidos
en las ciudades Lombardas, encontrando refugio en el Piamonte donde se mantendrán en el
medievo, en la zona llamada valle de los Valdenses.

Hasta el final del siglo XIII hay testimonio de ellos en el Alto Reno, en Suecia, en Baviera y Austria.
En el siglo XIV están ciertamente presentes en Turingia y Sajonia. En el XV un centro importante de
difusión de los Valdenses es Bohemia, en la cual se pueden insertar en el mundo religioso popular,
preparando así el movimiento Husita. La ruptura con la Iglesia y con su carácter minoritario y
clandestino han conducido a una nueva estructura organizativa.

Se forma una organización con un jefe llamado Mayor, una autoridad paralela a la episcopal. Pero
en el fondo sea por la formulación de su fe, o por la estructuración de sus comunidades, tendrían
durante todo el medievo siempre un carácter provisorio, porque se consideraron católicos, y si era
posible participaban en la vida de la parroquia. Este carácter provisorio se rebeló cuando los
Valdenses se encontraron con la reforma protestante del siglo XVI.

Dos barbas se acercaron hacia los reformadores suizos, para consultar sobre cuestiones de doctrina,
disciplina y liturgia eclesiástica. Los contactos continúan a pesar de las diferencias existentes entre
ambos grupos. En el sínodo de Chanforan en 1532 los Valdenses de los valles declararon su adhesión
a la Reforma Suiza. Este es el fin del movimiento Valdense, y el nacimiento de algo nuevo, la Iglesia
Evangélica. Hoy los Valdenses tienen más de 20.000 fieles adultos y constituyen la más grande iglesia
evangélica en Italia.

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