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LA CARPINTERÍA
Y LA INDUSTRIA NAVAL
EN EL SIGLO XVIII
Por
Gaspar de Aranda y Antón
Ingeniero de Montes
Pág.
El navio de línea 9
La selección de las maderas 17
La física de las maderas 21
El destino de las maderas 25
Conservación y protección de las maderas para el uso naval 27
La madera en los diseños de arquitectura naval 32
Características constructivas de la arquitectura naval española 36
Evolución del navio de línea 38
Comportamiento hidrodinámico de las maderas en la geometría del
navio 42
Los costes en la construcción, las contrataciones y consumos 44
La construcción en el astillero 51
Las cortas: hipótesis de partida 55
El programa de botaduras 60
Valoraciones de las cortas 67
Notas
ANEXOS
ILUSTRACIONES 111
Bibliografía 125
EL NAVIO DE LINEA
2 Trabajos culturales a la
madera Conducción y podas Forestal
4 Tratamientos
de la madera Secado
Protección Tecnología forestal
7 Construcción,
ensamblaje y montaje Astillero Industria de
transformación naval
9
ras como de frondosas, no siempre dispuestas por las exigencias técnicas del
diseño del navio de línea sino condicionado su empleo en razón a las existencias.
Otros problemas se presentan también en el navio de línea en base a la
materia constitutiva: la madera, como son la estanqueidad del buque, la adapta
ción a los esfuerzos hidrodinámicos (6), la defensa ante los agentes destructores
xilófagos (7), la maniobrabilidad marinera y, por último, la conservación ante un
ambiente agresivo. Todos estos factores son función no sólo del sistema cons
tructivo de ensamblado y de la arquitectura de diseño sino del comportamiento
intrínseco de las maderas tanto desde un aspecto individual de cada una de las
especies arbóreas utilizadas como de la funcionabilidad conjunta de todas ellas
en un todo.
Cabe por tanto hacerse la pregunta ¿La madera de un navio tiene un
comportamiento pluriunitario o globalizado? La respuesta se irá dando a lo
largo de esta exposición en los apartados correspondientes, ya que la inves
tigación basada en las experiencias de la época es materia de la ingeniería
forestal. Los ensayos realizados por Duhamel y otros estudiosos ilustrados
serán en todo momento analizados bajo el conocimiento cientifico-técnico
actual.
Resulta obvio que hoy en día no se conciba la construcción de un navio de
línea, las técnicas actuales dan lugar a otros diseños y al empleo de otros mate
riales con resultados mucho mejores; pero este vetusto ingenio de los mares fue
un puente tecnológico que permitió el avance de la industria naval; de sus defi
ciencias se sacaron conclusiones que permitieron cambios y mejoras. Pero la
historia ya está escrita y en ella el navio de línea ocupa un puesto preeminente
en el siglo xvm, y se diseñó en madera, y la madera es producto de nuestros
bosques, y por tanto corresponde a ellos la gloria y las miserias de este artificio
humano.
Por tanto son nuestros bosques los padres del navio de línea, y la bondad
de aquéllos y su mucha entrega dio origen a tan importante revolución marinera.
Durante centurias el destino de nuestros montes y bosques estuvo dirigido
a las artes de la construcción naval, y el navio de línea ocupa la cúspide de todos
los productos finales.
El conocimiento de los estados de almacén de maderas en astilleros y
arsenales, las relaciones de las cortas en los aprovechamientos, los despieces
según tipo de navio, los estados de la construcción y de puesta en servicio, los
períodos de carenas, etc., permiten una valoración en términos históricos de lo
que fue y representó el navio de línea en la tecnología y tratamiento de las
maderas.
El conocimiento a que se llega después de un concienzudo estudio per-
10
mite sacar conclusiones de un enorme valor, tanto histórico como científico, que
enriquece el cometido profesional de la ingeniería forestal, siempre presente
desde que una embarcación se botó en el agua.
La labor de la ingeniería forestal no termina con la extracción del pro
ducto (la madera) del monte, ni del mantenimiento sostenido del recurso renova
ble, sino en dar utilidad y beneficio a dicho producto, y es en esa etapa cuando
inicia su recorrido la industria forestal transformadora que, como su nombre
indica, bajo criterios económicos y mercantiles y con el apoyo de las técnicas
adecuadas, modelan el producto primario en formas adecuadas para su destino,
y en nuestro caso el destino naval. Y es quizás en esa segunda etapa cuando la
ingeniería forestal tiene que llegar a un más profundo conocimiento del producto
de los bosques: la madera, empleando el "ingenio" de sus profesionales en la
concepción de nuevas formas. La Marina, y dentro de ella sus ingenieros nava-
les-forestales fueron durante el siglo xvm los artífices de esos bosques flotan
tes que recorrieron los mares y océanos. Ese enorme esfuerzo es obligado el
darlo a conocer mediante una actualización histórica en base a una labor inves
tigadora que enriquece y amplía el campo de lo forestal.
Además, a resultas de ese gran esfuerzo, en el que España ocupa un
lugar preeminente, se llega a la cúspide y al ostracismo de forma casi simultá
nea, es decir, cuando se consigue técnicamente el más perfecto navio de línea
del siglo XVlll, aparece el nuevo diseño del buque metálico impulsado a vapor
que lo desplaza (11).
En Trafalgar, en 1805 y poco más se produce el ocaso de tan compleja
y perfeccionada máquina de guerra, pero las técnicas empleadas en el trata
miento de las maderas para su puesta en servicio en ambientes hostiles, siguen
en vigencia hoy después de doscientos años.
La elección de las distintas especies arbóreas según destino en las diferen
tes partes del navio, es materia pura y simplemente forestal; el comportamiento
de las diferentes piezas según la especie elegida es fruto de una dilatada expe
riencia marinera, por lo que su recorrido en la historia desde el siglo XVI al siglo
XVIII permite conocer los métodos que llevaron a la elección: especie arbórea/
formación de la pieza/disposición estructural en el navio. Esta secuencia de
base empírica fue desarrollando a lo largo del tiempo variadas técnicas en los
tratamientos y conservación de las maderas, generándose un proceso selectivo
de las especies arbóreas a emplear, desechándose unas y buscándose otras
nuevas.
11
estratégico ni quizás tanta preocupación despertaron a nuestros gobernantes su
conservación y fomento, y fruto de ello es la legislación promulgada al respec-
to(12). Sólo la rapiña, fruto de una ambición desmesurada, llevó a muchas de
nuestras masas forestales de roble a una presencia testimonial hoy día. Estudios
recientes demuestran que los astilleros y arsenales no fueron por si solos la
causa o motivo de nuestra decadencia en el siglo XVIII respecto a nuestra rique
za forestal, pues su acción denominada a veces como devastadora fue más
cualitativa que cuantitativa, pero esto será motivo de análisis en otro capítulo.
Durante el siglo XVIII el navio de línea experimentó múltiples transforma-
ciones(13) que disminuyeron su porcentaje de obra muerta, lo que permitió que
ganaran en velocidad sus desplazamientos, aunque las mayores necesidades
artilleras hicieron aumentar su arqueo y tonelaje. El mejor ensamblado de sus
piezas y el mejor conocimiento físico-mecánico de las mismas estilizó su diseño
haciéndolos más marineros. Las mejores técnicas en los tratamientos de las
maderas aumentaron la vida útil de los navios y la introducción en los astilleros
de nuevos tipos de dársenas( 14) facilitó el mantenimiento y puesta a punto de los
mismos.
Sirva como ejemplo la descripción que hace el marqués de la Victoria
D. Joséf Navarro, héroe de Cabo Sicié, en el año 1756:
12
ra de madera realizada por el hombre en base a una tecnología aplicada a la
misma para obtener de ella el máximo rendimiento en un ambiente altamente
agresivo. Los despieces según tarifas (16), el posterior ensamblaje y el complejo
tratamiento aunan dentro del más puro sistema inductivo del conocimiento de la
ciencia y de la técnica un esfuerzo humano de magnitud extraordinaria.
13
ÍNDICES
DE LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL
Museo Naval
Juan de Mena, 1.28071 MADRID. Fax: 91 379 50 56.Venta directa.
14
LA SELECCIÓN DE LAS MADERAS
15
En «Des bois propes au service des arsenaux de la Marine de la
guerre», de Mrs. Herbin de Halle, publicado en París en 1813 en base a las
ordenanzas francesas de finales del siglo xvill, se representan las distintas for
mas que deben de tener los árboles y su disposición en la estructura del navio. Su
simple examen ponen de manifiesto la complejidad del proceso de selección así
como lo penoso del trabajo buscando en un examen visual las formas más con
venientes.
Es por tanto el criterio de selección de árboles empleado por la Marina del
más puro carácter tecnológico en razón a la pieza necesaria, sin que se tengan
en cuenta otros criterios como el selvícola, ecológico, el de máxima renta en
especie o el puramente económico.
Por tanto, al no primar un sistema de selección de carácter puramente
económico o de rentabilidad, así como el utilizarse un método de entresaca en
masas arboladas de estructura irregular, el daño producido a las mismas, tanto
en nuestros montes y bosques costeros, aunque grande, no llegó a ser catastró
fico, y los datos así lo demuestran. Lo que sí es cierto es que el método particu
lar de selección de la Marina eliminó de nuestros bosques aquellos ejemplares
arbóreos más singulares (22).
La actuación sobre montes de realengo y de propios de las corporaciones
locales y de los particulares por parte de la jurisdicción de la Marina en exclusi
va, hizo que se preservaran del destino marinero las masas forestales del común
de los pueblos, por lo que los daños a la riqueza forestal de estos últimos nunca
deberán imputarse a la administración de la Marina.
Sería incompleto el contenido dado a este capítulo si no se hiciera especial
mención al conjunto de la saca en un sentido amplio, arrancando del señala
miento del árbol en pie para su destino como "Árbol del Rey", mediante la
impronta con el hierro en su corteza.
Después la corta, el derribo, el desembosque, apilado y transporte a los
puntos de consumo.
La Marina apeaba los árboles para su consumo en aquellas fechas en que
la madera podía secarse bien, sin miedo a pudriciones, que generalmente coinci
día en los menguantes de luna de diciembre, enero y febrero «... que es cuando
la savia está sin mover y dicen los carpinteros que retrocede hasta las raíces a
causa de la frialdad de la atmósfera. Entonces el árbol está más sano y dispues
to a enjugarse después de cortado. En primavera se descascarillaban lo que no
perjudica su albura...».
En un principio la corta se hacía con hacha, más tarde se usó la sierra de doble
mano (Ordenanzas de 1803). El derribo y sobre todo la guía en la caída, se realizaba
mediante cuñas y cadenas tal como se sigue haciendo en muchos lugares hoy en día.
16
El desembosque era mediante arrastre a sangre, e incluso a veces a hom
bro de hombres como se hizo en alguna saca en la sierra de Segura. En otras, si
se disponía de trochas o caminos hasta la corta se realizaba mediante carretas,
utilizando para la elevación cabrestantes rudimentarios. Cuando el tiempo lo
permitía, los troncos descortezados y en general desrramados se apilaban en
tinglados en el monte a la espera que llegara el tiempo de verano para transpor
tarlos al astillero.
Cuando existía una vía fluvial, el transporte se hacía por flotación mediante
"maderadas" o "pinadas", desde las sierras del Irati o los montes de Cuenca y
sierra de Segura (23), a través del Ebro, Turia, Guadalquivir y Segura, entre
otros. Desde la desembocadura hasta los astilleros, las maderas se transporta
ban generalmente en urcas. Este modo de transporte económico en su uso pro
dujo elevadas pérdidas.
Para efectuar el transporte fluvial se levantaron planos de gran belleza y
precisión como el que desde el nacimiento del río Guadalimar llevaba maderas
de la sierra de Segura a través del río Guadalquivir a los muelles del Arenal de
Triana, en Sevilla.
El método de selección descrito corresponde exclusivamente para aque
llos árboles que sus maderas tenían como destino la construcción naval, pero
fueron muchas las cortas que se hicieron para alimentar las fraguas y hornos de
ferrerías, de fábricas de armas e instalaciones mineras de hierro y cobre. Para
estos destinos la corta de árboles fue indiscriminada para la obtención de leñas
y carbón vegetal, convirtiéndose en tallares esquilmados los en otro tiempo her
mosos montes altos de robles.
Las cortas a hecho y a matarrasa fueron las más frecuentes, llegando la
furia arboricida hasta las masas forestales de la provincia de Burgos (24).
Cultivos de naturaleza agrícola como el lino para velámenes y el cáñamo
para sogas y cordelería, proliferaron sobre todo en las proximidades de los arse
nales.
Pero no todo fueron talas, las Ordenanzas de Marina incluyeron normas
repobladoras con la creación de viveros y planteles, aunque el eco entre la po
blación no tuvo la respuesta esperada, por lo que el balance fue negativo para
nuestra superficie asombrada de bosques. No obstante voces "ilustradas" se
hicieron eco de la necesidad de restituir las masas forestales (25).
La producción de breas para el calafateado de los navios redujo, aunque
en términos menos peligrosos, las masas de pinares de la vertiente mediterrá
nea.
17
Método de selección según usos y destinos
cordelería
18
LA FÍSICA DE LAS MADERAS
Volumen de poros
Vp = 1- 0, 677 Yo
R 100
■o
100 +a v
a = porcentaje de hinchazón
19
Tabla de pesos específicos
En general:
T = \i. N = tg p. N
p. = coef. de rozamiento al deslizamiento
p = ángulo de rozamiento
Tabla de coeficientes de rozamiento de madera estructural de un navio
Mojadas Mojadas
Maderas Secas Lubricadas Secas Lubricadas
con agua con agua
Roble de través
sobre roble
al hilo 0,19 _ _
0,43 — —
Müller - Pouillet
La arquitectura naval del navio, sea cual sea su diseño de forma, como su
distribución estructural ha de tener en cuenta el comportamiento en servicio de
la nave en el medio acuático, tanto de su obra muerta como de la viva, someti
das ambas a distintas influencias desde el punto de vista de la humedad. Tanto la
presión de hinchazón como el calor debido a la misma, darán origen a distintas
magnitudes. Como consecuencia, tanto la hinchazón como la merma de los com
ponentes estructurales del navio fueron motivo de preocupación de los arquitec
tos navales del siglo XVIII, y un buen conocimiento empírico de las maderas en
servicio palió las más de las veces los deficientes conocimientos termico-mecá-
nicos de las maderas en uso para la construcción naval.
La variación de volumen de las maderas de un navio (en más o en menos)
en la puesta en servicio requería el calculo conveniente de las holguras que
había que dejar en el diseño; el asentamiento estructural en base al comporta
miento de las maderas, hacía que fuera el buque una estructura dinámica per
manente.
21
tido longitudinal es prácticamente despreciable. Por eso en la construcción de
forros de cascos y cubiertas se buscan las piezas, ya en clavazón como en
ensamblaje según la disposición longitudinal para solucionar mediante el calafa
teado el problema de estanqueidad.
Los ensayos realizados por A. Koehler sobre la contracción longitudinal de
maderas para valores distintos de humedad, son muy significados sobre la dis
persión de comportamiento.
A su vez, el aumento o disminución de la cantidad de agua contenida en la
estructura del navio, hace variar el peso de la nave, y de la velocidad de los
cambios dependen las oscilaciones de la línea de flotación y la efectividad de
sus baterías de fuego.
El problema de la hinchazón se aminora gracias a la bondad de la madera
debido a pequeñas variaciones de volumen en función de la humedad que acu
san hacia el 40 por ciento un valor asintótico constante. Para valores de a
(hinchazón longitudinal) según Morath la hinchazón en volumen nunca alcanza
el 1 por ciento. En cambio, al principio de la puesta en servicio del navio y hasta
que este alcanza la humedad de saturación los cambios en volumen son conside
rables, siendo este período de la construcción el de mayor preocupación entre
los arquitectos navales y ensambladores de navios en el siglo xvm.
Según Frey-Wyosling la causa de la contracción anisotropica no debe bus
carse en modo alguno en las capas secundarias del tabique celular, sino en la
capa intermedia.
22
EL DESTINO DE LAS MADERAS
Sección según el plano vertical que pasa por la quilla de popa a proa:
La quilla, la falsa quilla, la sobrequilla, la roda, la curva de peralto, el espo
lón, el pie de roda, el codaste, la curva coral, las cuerdas de bajo cubierta, los
puntales, la madre del timón, el tajamar.
Sección horizontal:
Las tablas de fondo y cintas, las cosederas, los palmejares, los yugos, la
madre de dos vueltas, la curva de banda, las busardas, los espaldones.
Es en la selección de la madera, en especie, salud y forma en donde se
asienta el arte del carpintero naval y de cuyo acierto se obtienen los buenos
resultados marineros y la duración del ingenio.
La madera de roble, en especial el pedunculado (Q. robur. L) es la más
conveniente para piezas estructurales como quilla, cuadernas, codaste, roda, y
pie de roda.
El roble y algunas coniferas como el pino melis (P. sylvestris. L) eran
buenos para piezas de menor calibre como baos y medios baos.
El pino, el alerce (L. decidua. L) y el álamo negro (U. minor. L) eran
buenos para tablas, cintas de forros y en general para piezas de vuelta.
Para arboladuras siempre pinos de Riga (P. sylvestris. L) o abetos (A.
alba. L), siempre a falta de ellos se emplearon pinos salgareños (P. nigra.
Poir).
La condición de empleo de estas maderas es no tener defecto ni enferme
dades, estructura limpia, con pocos nudos y de forma flexible (31). Otras veces,
la elección de especies para el uso naval han venido condicionadas por su proxi
midad geográfica al astillero.
23
Así, en el levante español se empleaba el olivo, el almendro, el naranjo e,
incluso, el algarrobo (C. silicua. L) de madera blanda y fofa. En la baja Anda
lucía, el quejigo (Q. lusitanica), el pinsapo (A. pinsapo), la encina (Q. ilex. L)
y el alcornoque (Q. súber. L). En la cornisa cantábrica, los robles pedunculado
(Q. robur. L) y sentado (Q. petrae. Liebl) , el haya (F sylvatica. L), el olmo
(U. minor. L), el pino albar (P sylvestris. L) y el pinabete (A. alba. L).
Las maderas más pesadas y duras, como el roble, se empleaban en la
carpintería del navio en las llamadas piezas resistentes de "cuenta de casco" y
las más livianas o blandas (en Francia se empleaba con éxito la madera de
plátanos (P orientalis. L) ) en los altos y superestructura para no disminuir la
estabilidad.
Los carpinteros navales denominan la madera de "buena", "inferior" o
"reprobada", esta última a la que acompaña el "vicio penetrante".
Desde antiguo se emplearon las maderas de tejo (T. baccata. L) y de
sabina (/. sabina. L), para tallas y mascarones, el cedro (C. libani) para obras
muertas del casco, el haya para remos, espeques y timones por su carácter
imputrescible, así como en tablonería exterior de fondo. El fresno (F angustifolia.
Wahl) para cureñas de piezas de artillería y el nogal (J. regia. L) y la caoba (Sw.
mahogani. W) como maderas de gran belleza para adornos y mobiliario.
La América colonial española contribuyó con las maderas de sus bosques
como el guachapelí, guayacán, palo mana, mangle, caobos, cedrelas y limoncillos,
al desarrollo de la carpintería naval en los astilleros de El Callao, Guayaquil,
Veracruz y La Habana(32). Al otro lado del mundo, en el archipiélago filipino,
las teca, el guijo, ébanos, molabes, betis y lauanes compitieron en calidad desde
los astilleros de Cavite (33).
24
CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN DE LAS MADERAS
PARA EL USO NAVAL
25
ra individual y del bosque de forma colectiva, tanto en las fases de plantación o
siembra, cría y corte, aparte de un procedimiento de señalamiento de carácter
tecnológico según formas y estados de salubridad (38).
Pero estos tratamientos efectuados a las maderas para el uso en la indus
tria naval, no eran suficientes para resistir con éxito en un tiempo prudente los
ataques hostiles del medio, sino que una vez cortadas necesitaban ser sometidas
a un procedimiento de conservación.
Cuando la madera llegaba al astillero, cortada en primera labra se sumer
gía en balsas o "fosas" de agua salada para que perdiera la savia mediante el
procedimiento de osmosis inversa, pudiendo estar así varios años; después se
secaba y se le hacía la segunda labra según tarifas del diseño correspondiente.
Aún en antiguos astilleros como el de La Carraca, en San Fernando (Cádiz), se
pueden ver las antiguas balsas y diques que contuvieron maderas para los na
vios que allí se fabricaron durante el siglo XVIII (39).
Estos tratamientos naturales fueron siempre acompañados por "adobios"
o tratamientos de las maderas, la más de las veces sin ningún fin práctico sino
más bien de "hechizo y buenaventura", y las otras veces mediante impregnaciones,
las cuales han persistido hasta nuestros días, como tratamientos mediante alqui
tranes, creosotas, pirolignitos, carbones y desinfectantes con sebo y azufre que
con mayor o menor éxito se utilizaban en las necesarias carenas que se efectuaban
en el navio (40).
Los calafateados y las carenas fueron en el navio los trabajos fundamenta
les de terminado y de mantenimiento.
Se entiende por calafatear, el rellenar por estopa las juntas de las tablas de
fondos, costados y cubiertas a fuerza de mazo y con los demás instrumentos al
propósito para ponerles después una capa de brea para que no entre agua por
ellos; a esta operación también se le llama abrigar. Desde muy antiguo se decía
calafetear e incluso galafatear.
En cuanto a la operación de carenar, ésta consiste en componer, recorrer y
calafatear un buque, renovando todo lo que está podrido o inservible. Según el
modo o paraje en que esta operación se hace se dice: carenar en dique, en grada
o a flote (41).
Cesáreo Fernández Duro nos da a conocer el manuscrito de Juan Antonio
Rico de 1689 sobre el tratado de la calafatería y carena de las naos y en la
forma que se debe hacer:
Respecto al calafateado dice... «Las naos se brean para resguardar la
estopa o cáñamo, que la humedad no la pudra ni penetre y también guarda
que la tabla no se enguacharne ni humedezca, y se aferra en el cáñamo o
estopa y no de lugar a abosar para fuera; y el echar grasa, manteca o
26
sebo a la brea es porque la brea es secantenosa y con la grasa se pega a la
tabla y a la estopa y no salta y se ablanda...».
Respecto a la carena: «...Carena de firme es la que se da en el agua
dando a la banda y descubriendo la quilla y descalzando la estopa vieja
para meter otra nueva; y para que sea de firme, ha de ser cortando las
costuras y apurándoles el sámago que descubriese tener la tabla por los
cantos y también lo suelen tener por medio por los entrecascos, fendas y
nudos; y habiéndose de descalzar y sacar la estopa, habrá de ser con un
hierro que llaman manjo...».
«El dar fuego a las naos es de mucho provecho, porque con el se
limpia la tabla y se descubren algunas malicias en ella; que como la brea
tenía hecho costra, no se veían antes de darle fuego, se purifican las cos
turas, y se defiende que no se piquen tanto de broma las tablas, y las que
tienen se muere y no pasa más adentro».
Respecto a la lucha contra la broma {teredo navalis. L.), dice:
«...donde hay broma, se deben emplomar las naos; y para mejor se
guridad debajo del plomo lleve un lienzo alquitranado. . . también se da al
casco un betún que se hace de azufre molido y brea engrasada con lo que
se hace una costra que resiste a la broma... También se usan en las carenas
que se da en las Indias dar un betún de sebo y cal a los costados para que
no se piquen de broma y porque con la costra que se hace se tapan los
agujeros de ella y se estanca la nao...».
En cuanto a la resistencia de distintas maderas al ataque de la broma dice:
«...La madera a la que más se pega la broma es al cedro, caoba, pino
de Flandes y de la tierra; y aunque al encina y caravallos se pega no
tanto, por no ser tan dulce, sólo al cedro de Jamaica se tiene ya por expe
riencia que no se pega...» (42).
De entre las agresiones propias del agua del mar por sus disoluciones sali
nas (cloruros y carbonates), los xilófagos marinos (43) presentan el mayor peli
gro para las embarcaciones, y su combate ha sido un duelo permanente por los
carpinteros de ingenios marineros.
El navio de línea con grandes prestaciones marineras y con largos periplos
en la mar, pasando de aguas frías a templadas y viceversa con relativa frecuen
cia, fue muy proclive al ataque de los animales marinos que adheridos a su
casco ejercían una labor continua de destrucción; de entre ellos destacamos:
El teredo navalis, denominado por Linneo calamitas navium. Hay des
critos unas 112 especies de teredínidos, cuya presencia está relacionada con el
contenido de sal en el agua, que para el teredo navalis oscila entre amplios
límites (9 y 35 por mil). Su distribución es amplia, desde las zonas templadas
27
hasta los trópicos y sus daños son mayores cuanto más cálido es el clima. El
teredo navalis tiene un intervalo de temperaturas entre 5o C y 27° C y el óptimo
es una temperatura de las aguas entre 15° C y 25° C.
Las temperaturas inferiores a 0o C y superiores a 30° C son mortales para
él. La asimilación de la celulosa la realiza por la acción de ciertos enzimas que la
descomponen en el canal intestinal y de unas células especiales situadas en una
parte determinada de su aparato digestivo.
La formación de las galerías en la madera por parte del teredo navalis se
hace en principio incidiendo en la misma de forma oblicua para después seguir
la dirección de las fibras, a veces se entrecruzan las galerías pero siempre están
muy juntas dando a la madera atacada una conformación esponjosa.
El aspecto externo que presenta la pieza de madera es de una falsa sani
dad. El ataque del teredo navalis a las maderas es de forma indiscriminada
(44). En cuanto a su ciclo biológico, presenta ciertos períodos de máxima movi
lidad que varían entre los diez a setenta años. También se ha observado que
durante un año realiza un determinado ciclo vital. Hay que tomar precauciones
sobre el empleo de protectores de la madera ante el ataque de este lamelibran-
quio, pues ciertos antisépticos utilizados en pequeñas dosis ejercen sobre el ani
mal efectos estimulantes (45). Las creosotas son el mejor antídoto a su ataque.
Otros moluscos lamelibranquios que atacan a la madera son el Pholas
dactylus propio de los mares europeos que puede alcanzar de 8 a 12 cm de
longitud, y que perfora, con la ayuda de sus conchas dentadas, haciendo galerías
normales a la superficie de la madera a una profundidad de unos 5 cm y un
diámetro de 1 a 2 cm.
Menos daños causa el Pholas crispata propio del mar del Norte y del
Mediterráneo.
En cuanto a los crustáceos tenemos dos principales:
- Limnoria lignorum y
- Chelura tenebrans
La primera descripción exacta del Limnoria lignorum data del siglo XVIII,
aunque su actividad era ya conocida por los hombres de mar. Es un crustáceo
pequeño, alargado y plano, de 3 a 4 mm de longitud y de un color pardo amari
llento, que tiene la tendencia a arrollarse en forma de bola.
Presenta frente al teredo la característica de que ataca la madera del cas
co de los buques en todas las épocas del año y que las maderas cubiertas por
légamo, inatacables por los terenídidos, son presa fácil de la limnoria, que
incluso puede vivir en aguas turbias. Hace galerías redondeadas que pueden
tener 2 mm de diámetro. Su acción llega a ser altamente destructora (46). Es a
su vez un formidable atacante de los pilotes de madera de los puertos. La mejor
28
protección a su ataque se consigue impregnando las maderas con creosotas
acidas. A su vez existen maderas que resisten satisfactoriamente su ataque
como la Syncarpia glomurífera Sn. procedente de Australia y la Nectandra
rodioei. Sch.
Otro crustáceo xilófago es la Chelura tenebrans, de cuerpo aplastado y
de una longitud de 5 mm. Presenta un largo aguijón dirigido hacia atrás, inserto
en el tercer anillo abdominal.
Fue descrito a mediados del siglo xix y habita en las aguas del mar del
Norte y Atlántico norte, en las costas noroccidentales de América y en el mar
Negro. Sus galerías pueden tener una profundidad de 1, 5 mm.
Un sistema seguro para proteger el casco de los navios ante el ataque y
agresividad de los animales y del medio marino fue el recubrimiento de planchas
de cobre y plomo mediante el forrado del mismo (47). Esta protección muy
efectiva la más de las veces incrementaba el peso del navio, aunque sin embar
go disminuía la resistencia al rozamiento y por tanto se conseguían mayores
velocidades (48).
En resumen, las maderas utilizadas en las fábricas de navios tuvieron a lo
largo de la historia naval del siglo XVIII una evolución en el sentido de conseguir
una mayor duración de los buques, alargar el tiempo entre carenas y por tanto
mantener el mayor tiempo posible operativos estos ingenios navales (49).
Las normas que sobre el mantenimiento y conservación de los buques se
promulgaron tuvieron buen cuidado en resaltar estos aspectos de la protección y
de la conservación de la madera de las fábricas (50).
NOTA PARA NUESTROS SUSCRIPTORES
30
LA MADERA EN LOS DISEÑOS DE ARQUITECTURA NAVAL
31
popa; situándose en la misma los escálamos o toletes en los que se sujetaban los
remos.
Conceptos/Autores Relación
Annali veneciano:
Eslora total: 41,30 m, 4
Longitud de quilla: 30,50 m, 3
manga: 10,00 m. 1
33
A principios del siglo XVll aparece el navio, siendo prototipo de esta clase
de buque el Sovereign of the seas construido en 1637 por Phineas Pett quien
con anterioridad había diseñado y botado el Prince Royal, buque de transición
entre el galeón y el navio. El Sovereign of the Seas tenía tres puentes en los
que se alojaban sus 100 cañones y 51 metros de eslora. El palo mayor, con tres
cofas, soportaba las vergas de mayor, gavia o juanete, sobrejuanete y perico.
Francia, en tiempos de Richelieu, replicó con el Couronne de 2.0001., dos puen
tes y 78 cañones.
El navio de línea se define (61) como buque de guerra que lleva al menos
50 cañones en baterías. Se distinguen los navios de línea por rangos que no
están muy bien determinados. Se acuerda colocar las fragatas en el 5.° rango,
los navios de 50 a 60 cañones en el 4.° rango. Se acuerda de la misma manera
denominar navio de primer rango a todos aquellos que tienen tres puentes.
El estudio más detallado de este buque se realiza en el siguiente capítulo
como elemento básico de este trabajo.
Otros tipos de buques importantes en el siglo XVIII es la corbeta, que
porta al menos 20 cañones en batería, y la fragata, que siendo también de un
puente porta hasta 50 cañones también en batería.
34
características constructivas de la arquitectura
naval española
Ordenanzas
de la Casa de
Contratación 1566 3,51 2,86
35
Metrología naval
Lineal
36
EVOLUCIÓN DEL NAVIO DE LINEA
Siendo trinquete igual a 8 novenos del mayor dividido en tres perchas como
de abajo a arriba, palo mayor de trinquete, mastelero de gavia y mastelero de
juanete.
La colocación del palo mayor a un dieciseisavo de la eslora, más a popa
que la mediana del buque, y el palo de mesana con antena de vela latina y no de
cangreja a 3 dieciseisavos del codaste y de altura menor de 7 octavos del palo
mayor.
37
Con todo, el Real Felipe, navio de tres puentes y hecho en Guarnizo no
convenció, y en el año 1750 fue desguazado. El tema de la construcción de
navios de tres puentes fue controvertido por los arquitectos navales españoles, y
así Garrote en 1691 ni siquiera propone la construcción de un navio de esas
características a causa de su difícil ensamblaje y a la poca confianza que inspi
raba sus condiciones marineras.
Más tarde Uztariz en 1742 proponía la construcción de navios de ese porte
en razón a que Inglaterra ya en 1636 y con diseño de Phineas Pett había cons
truido el Sovereign of the Seas en Woolwich como el primer navio de tres
puentes con 15221. de desplazamiento y una quilla de longitud 38, 8 metros, de
manga 14, 2 metros y calado 5, 80 metros.
Años más tarde D. Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, aban
donó el diseño de arquitectura naval de D. Antonio de Gaztañeta y emprende
con Jorge Juan, al cual envía a los astilleros ingleses de incógnito, el estudio de
los diseños ingleses. Con motivo de los conocimientos que adquiere en las islas,
Jorge Juan publica en 1771 el Examen marítimo, theórico práctico o tratado
de Mechánica aplicado a la construcción, conocimiento y manejo de los
navios y demás embarcaciones. Las propuestas técnicas que aporta a la ar
quitectura naval española son las siguientes: buques de tamaño más reducido,
técnicamente mejor ligados y ensamblados, menor obra muerta, madera más
seleccionada para las distintas piezas así como mejor tratamiento a la misma.67
Con este diseño se construyó el navio El Guerrero, el cual tuvo 100 años
de duración. El sistema se localizó en el arsenal de El Ferrol en 1753. Con este
diseño, además, se construyeron en 1768 los navios Oriente y Aquilón y en
1769 el San Isidro, San Julián y el Santísima Trinidad, este último en La
Habana.
Mientras, y como cosa curiosa, los ingleses en 1740 admitían el diseño de
Gaztañeta del navio Princesa de dos puentes y 74 cañones como el mejor de su
gálibo en su tiempo. Tanto fue así que el Royal George en 1756, el Britannia
en 1762 e incluso el Victory de Nelson en 1765 se diseñaron apoyándose en las
formas estructurales del Princesa.
El San Carlos fue otro navio diseñado según el modelo de Jorge Juan y
construido en La Habana en 1765 con gálibo de dos puentes y 80 cañones, más
tarde en 1801 entró en carena en el arsenal de Cartagena y fue renovado a tres
puentes y 112 cañones.
En el año 1769 el francés Francisco Gautier implantó en España lo que
podemos llamar el tercer diseño de arquitectura naval en el siglo XVIII, con unas
características en los navios de una selección eslora-manga mayor que el diseño
español lo cual imprimía al buque mayor velocidad, aunque tenían menor poder
38
artillero y una escasa estabilidad y superiores escoras aún con viento de poca
fuerza. En el año 1773 el San Pedro. San Pablo y San Gabriel se construye
ron con este diseño además de los navios de tres puentes Purísima Concep
ción y San Joséfen el arsenal de El Ferrol en 1779 y 1783.
En las postrimerías del siglo XVIII, hacia 1782 aparece el cuarto diseño que
recoge las ventajas de los anteriores y que se debe a D. Joséph Romero Fernández
de Landa, autor dos años más tarde del Reglamento de maderas necesarias
para la fábrica de los baxeles del Rey y demás atenciones de sus arsenales
y departamentos.
Con este diseño se botó en Cartagena en 1785 el navio San Ildefonso de
74 cañones.
Los buques resultantes del diseño de Landa eran muy marineros, aunque
los balones y cabezadas eran algo violentos, por lo que Retamosa en 1794 aco
mete el quinto y último diseño de arquitectura naval del siglo XVIII en la tarea de
atemperar estos inconvenientes en los navios de dos puentes Neptuno,
Argonauta y Montañés afinando las proas y reforzando las popas.
El prototipo de navio del diseño de Landa fue el Santa Ana apresado en
1805 en la batalla de Trafalgar.
Los astilleros y arsenales de El Ferrol y La Habana trabajaron en esos
diseños y como muestra tenemos:
Astilleros de El Ferrol
Astilleros de La Habana
39
Esto origina que desaparezca con el tiempo la puridad de diseño de un
navio, pues las modificaciones y nuevos aportes les hacen a muchos de ellos
partícipes de varios estilos de arquitectura naval.
Como ejemplo más significativo tenemos el navio de línea de primera clase
Santísima Trinidad construido mediante el sistema anglo-español de Jorge Juan
por el inglés Mateo Mullan en 1769 en los astilleros de La Habana. El buque fue
botado de los astilleros con un gálibo de tres puentes y 116 cañones, con un
arqueo de 26501. en el año 1778, y debido a graves defectos encontrados en su
construcción sufrió modificaciones en razón de tener muy alto el centro de gra
vedad, consistentes en que se bajaron las cubiertas, se le adicionó una falsa
quilla y se modificó el tajamar. La gran modificación se hizo en 1795.
En el cuadro siguiente se muestran los cambios dimensionales y volumé
tricos que recibió:
Puentes 3 4
40
COMPORTAMIENTO HIDRODINÁMICO DE LAS MADERAS
EN LA GEOMETRÍA DEL NAVÍO
41
También se utilizan los coeficientes:
Coeficiente de bloque
Coeficiente de la maestra
Coeficiente cilindrico
V §
Con todos estos cálculos de formas se busca siempre que el ingenio mari
nero navegue bien, que gobierne bien y que aguante una buena vela (70).
Estudios al respecto del máximo interés son los realizados mediante
modelizaciones «ad hoc» del galeón Nuestra Sra. de Guadalupe, del Koenig
von Preussen y del Victory, respectivamente (71).
En cambio la construcción naval entra de lleno tanto en la propia físico/
mecánica de las maderas como en los aspectos individuales y estructurales ya
referenciados en el apartado: LA FÍSICA DE LAS MADERAS, en los aspec
tos tecnológicos y estructurales para el uso en la arquitectura naval, como en el
propio destino de las mismas descrito en el apartado: EL DESTINO DE LAS
MADERAS. Por último, la propia puesta en obra y su protección ante las agre
siones externas tratada en el apartado: CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN
DE LAS MADERAS PARA EL USO NAVAL.
42
LOS COSTES EN LA CONSTRUCCIÓN, LAS CONTRATACIONES
Y LOS CONSUMOS
43
Por esto los costes de construcción individualizados son muy diferentes
según el lugar de ubicación del bosque que suministra la madera, respecto del
astillero, la cantidad y calidad de la mano de obra y la facilidad o dificultad de la
extracción, y así, en el astillero de Coatzacoalcos en 1734, la construcción del
único navio que salió en sus dársenas, el llamado Nueva España de 60 caño
nes, alcanzó la cifra astronómica por aquel entonces de 4.969.870 reales de
vellón (75).
Las oscilaciones, tanto en consumos de madera como en costes de cons
trucción en razón a las singularidades antes referidas son una constante durante
todo el siglo xviii, incluso para buques de igual porte.
Así los navios Príncipe (70 cañones y construido en Guarnizo en 1730) y
Victorioso (74 cañones y construido en Guarnizo en 1756) alcanzaron un coste
de más de cinco millones de reales de vellón. En cambio el 5. Joachin, de 74
cañones y botado en Cartagena en 1773, alcanzó la suma de más de tres millo
nes de reales de vellón su construcción.
La madera sólo para la construcción de un navio de primera clase o de tres
puentes llegó a importar, en el último cuarto del siglo XVIII, casi tres millones de
reales de vellón; siendo la de roble la madera más revelante en cantidad y costo,
alcanzando un porcentaje respecto al total del 30 por ciento al 40 por ciento del
valor total de la construcción (76).
En líneas anteriores hemos hecho referencia al contrato de asiento por
el que se fabricaron muchos navios de las armadas y flotas reales. Eran
unos contratos en los que un particular o grupo de particulares se compro
metían a construir los navios con unas calidades determinadas y en unos
plazos concretos, a cambio de un precio fijo. El contrato era firmado por el
soberano y el asentista e iba redactado de manera que ambas partes se
obligaban y se reconocían mutuamente; el Rey no podía cambiar nada de lo
acordado sin consentimiento de la otra parte y quedaba obligado tanto como
su subdito (77).
El sistema de asientos se adoptó, por una parte, a pesar de las ganancias
de los asentistas, ya que las obras hechas por este sistema resultaban más bara
tas que las fábricas por administración. Y por otra, porque el sistema de asiento
suponía un crédito a la Corona(78).
Los precios de construcción se establecían también por tonelada construi
da y así, en 1679, la Casa de Contratación de Sevilla libró mandamiento de pago
a Mariano Pérez por la construcción de dos galeras de 1.100 y 900 toneladas a
razón de 42 ducados de plata por tonelada.
Las cosas tomaron tal auge en el sentido de la contratación que en 1713,
Antonio de Gaztañeta presentó a la aprobación de Patino, por entonces Inten-
44
dente General, un Pliego de Condiciones base para la construcción que en líneas
generales es así:
«1. Para entrar en el asiento de bajeles en rosca hay que conocer la distan
cia entre los astilleros destinados a la construcción y el lugar en donde se
hacen las cortas de madera.
2. Dar un pliego de órdenes a los Superintendentes de Montes y Plantíos
para que se hagan correctamente las cortas y se ajusten con los fabrican
tes de 23 a 25 escudos de plata tonelada.
3. Los ministros del Rey deberán dar las medidas de los bajeles que se
hayan de construir.
4. Las cortas de la madera deberán hacerse en los menguantes de luna para
que las maderas sean más duraderas.
5. La forma de pago a los fabricantes será en tres plazos. El primero al
empezar la fábrica; el segundo al estar la fábrica en la mitad; y el tercero
al botar en el agua el navio.»
45
La construcción en los astilleros guipuzcoanos en el período 1700-1730
alcanzó la cifra de 41 buques entre gabarras, galeras, fragatas y navios en su
mayor parte.
46
Nombre/s Fecha Precío(rv) Tonelaje (t)
Sacramento
Es decir, el botar dos bajeles para las armadas del Mar del Sur suponía una
verdadera sangría de dinero para la Corona y podía equivaler a construir en
España entre ocho y doce (83).
Tampoco hay que olvidar en el cómputo total de la vida de un navio el coste
de sus carenas (al menos cada doce años por término medio) y que alcanzaban
cifras que iban desde los 60.000 pesos a los 300.000(84).
Tanto Jorge Juan como Antonio de Ulloa informaron al rey sobre el coste
y forma de ejecución de dichas carenas con estas palabras:
«De aquí proviene que el Rey (n. s) tiene que hace?- unos gastos in
creíbles siempre que se le ofrece carenar alguno de los navios de la Arma
da y que los armamentos sean tan costosos que no los pueda soportar
aquel reino, porque además del intrínseco valor de cada cosa, entra des
pués el crecido aumento de la cantidad que se da por consumida sin haberlo
estado y en la calidad que se supone buena y se carga el precio de su valor
como si lo fuese, siendo, por el contrario, muy mala y casi de ningún ser
vicio» (85).
En cuanto a los precios de materiales para la construcción y fábricas de
navios resulta ilustrativo acompañar el siguiente cuadro comparativo según mer
cados en el siglo XVII y XVIII (86):
47
Cornisa
Holanda Andalucía Vizcaya Lima
Materiales cantábrica
1678-1679 1678-1679 1678-1679 1685
1682
Lona para velas 2,7 r/vra. 3 r/vra. 3,2 r/vra. 1,5 r/vra. 4,2 r/vra.
48
a) Península
Especialización Años
b) Virreinato de Perú
Especialización Años
Oficial calafate 32 26 24 24 16 12 12 12
Oficial carpintero 32 26 32 24 16 12 12 12
Aserrador - .
20 20 -
6 6 8
Obrero - 20 14 - 4 8 8
Petición de intercambio
Institución
Dirección postal
País
Teléfono
Fax
_) Cuadernos Monográficos
Dirección de intercambio:
Instituto de Historia y Cultura Naval.
c/. Juan de Mena, 1,1.°
28071 Madrid
Teléfono 91 379 50 50 - Fax: 91 379 59 45
50
LA CONSTRUCCIÓN EN EL ASTILLERO
Continúa diciendo:
51
infraestructuras las de roble, se hace colocándolas de modo que se puedan virar
y revirar en todos los sentidos. Los carpinteros sondan con la gubia o la barrena
todos los nudos y agujeros que se descubren en la superficie y aparcan con la
azuela todas las partes cuyo color les haga sospechar la existencia de algún
vicio. Eliminadas las partes viciadas, se producen reducciones en las piezas,
clasificándose por clase y nombre.
Para conocer la escuadría que tendría la madera después de su labra fina
en astillero, basta multiplicar el diámetro del tronco descontando el grosor de la
albura por el coeficiente práctico de 0,82 y el producto será el lado de la escuadría.
Este cálculo se aplica al medio y extremo menor del tronco. Si quiere madera de
duramen, tan sólo se multiplica el diámetro medio, descontando el grueso de la
albura por el coeficiente 0,706.
En base a ello se conoce la escuadría de la pieza, de la tarifa se obtiene la
longitud y la flecha.
20 cm 14 16 0,026
Casco : quilla, falsa quilla, sobrequilla, roda, curva de peralto, espolón, pie
de roda, codaste, curva coral, cuerdas de bajo cubierta, puntales y madre de
timón.
Plano perpendicular a la quilla : cuadernas, varengas, genoles, ligazones,
baos, durmientes, trancalines, carlinga, aletas, astas.
Sección horizontal : cosederas, palmajares, yugos, madre de dos vueltas,
curva de banda, busardas y espaldones.
Una vez efectuada esta selección, las maderas se sumergían en «tosas» o
balsas de agua salada, o eran enterradas en la arena, o se llevaban a los corres
pondientes "tinglados" para que la madera se secara de manera natural.
La operación primera en la construcción de un navio es la confección del
armazón del casco, dentro de una empalizada de postes fuertes clavados firme
mente en el suelo. Primeramente se coloca la pieza o piezas rectas que consti
tuyen la quilla y mediante cabestrantes en los extremos se levanta el codaste
por un lado y por el otro el pie de roda y la roda. Con esas piezas levantadas se
vislumbra la futura eslora.
52
En el centro se mueve el mástil con ayuda de un molinete y se encaja la
mecha cuadrada o rectangular del palo en la carlinga construida sobre la quilla.
Se colocan las cuadernas, baos, etc., dando forma estructural al navio.
Poco a poco y a medida que son visibles las líneas del casco y que se sube hacia
arriba es necesario montar poleas y polipastos para la elevación de los materia
les.
Cuando el mástil (palo mayor) ya está colocado, se continúa con el trinque
te, mesana y bauprés; después, los palos de gavia se mueven y se preparan con
ayuda de un molinete.
Mientras, el tablazón para el casco y puentes se prepara sobre grandes
"borriquetas".
Una vez terminada la estructura y puesto los forros se bota el navio y se
tumba de quilla, es decir acostado sobre una banda para que la mitad del casco
por debajo de la línea de flotación quede al descubierto.
Un equipo de operarios se ocupa de calafatear los tablones y juntas me
diante una mezcla de alquitrán y estopa que después se flamea para que se
adhiera fuertemente a la madera y así conseguir una protección de la misma y el
casco pueda conservarse contra las tarazas, moluscos y broma. Mientras las
bombas, con sus largos canalones, achican el agua del navio.
Las reflexiones que J. Escalante hace sobre la construcción naval mere
cen, por su precisión y claridad, que se reproduzcan a continuación:
53
que si no fueren a mayor costa, serian mejores de bronce porque es muy
durable y no lo gasta ni consume el orin tan presto como el hierro.
Los mástiles y entenas serán muy buenos de pino del que se trae de
Flaudes (pino silvestre), que está experimentado, que no hay madera más
competente para ello, especialmente del pino á que los flamencos llaman
Prusa. Las gavias deben ser los más livianos que se pudieren, para que no
den en la nao peso ni demasiado pendor. La mejor xarcia se hace de cáña
mo de Calatavud y más siendo alquitranada al hilo antes de ser colchada
y torcida. Las velas serán mejores quanto fueren más delgadas, recias y
tupidas y el mejor lienzo que para ellas halla es el de Olonas de Pondavid
y después los de Villa do Gonda de Portugal como se tiene visto por exacta
evidencia en estas nuestras navegaciones» (89).
54
LAS CORTAS: HIPÓTESIS DE PARTIDA
Sólo con una visión parcial se pueden cuantificar las cortas de madera
durante el siglo XVIII, por lo que el título tan genérico y ambicioso no correspon
de al contenido de este estudio, pero hubiera sido largo y pormenorizado el ade
cuar tan concretamente título y contenido, pues tenemos que aclarar que las
valoraciones que aquí se hacen son referentes a cortas de madera estructural
de frondosas con destino a la industria naval, en los montes sujetos a la jurisdic
ción de Marina (90) y almacenadas sus maderas en los arsenales y astilleros
reales de La Carraca (Cádiz), Cartagena (Murcia), Guarnizo (Santander) y El
Ferrol (Coruña), en la península, y en el de La Habana (Cuba) durante el siglo
XVIII como componente material de los navios de S. M. y de porte de 50 caño
nes o más.
Las relaciones de listas de buques que tuvo la armada española durante los
siglos de su existencia es un asunto muy difícil y arduo de estimar, pues la gran
parte de la existencia de dichos buques se ha perdido en la memoria y sólo en el
siglo XVIII se presentan listas bien documentadas que nos aproximan a la reali
dad de una manera ostensible.
No obstante se pueden encontrar relaciones que incluyen o excluyen
uno u otro buque de un mismo astillero, por lo que se hace necesario contestar
a unas y otras. Esto que parece extraño no lo es tanto teniendo en cuenta que
los barcos cambiaban a veces de nombre o que sujetos a apresamientos o res
cates no se borraban o de nuevo se inscribían en los listados, aumentando no
sólo la confusión sino a veces la duplicidad.
Otras veces, y esto entra casi en el mundo de la anécdota, los buques
tenían un nombre oficial y otro a título de "apodo" que le daba la marinería y así
tenemos al navio San Hermenegildo al que todos llamaban "Menegildo" dando
lugar a mayor número de confusiones.
También se generan dudas en las distintas listas y relaciones respecto a las
fechas clave de la vida de un navio, necesarias muchas veces para su identifica
ción como: encargo en el astillero, puesta de la quilla, de la botadura, la del
armamento, la de la entrega, las diferentes pruebas de mar y la de la puesta
definitiva en servicio. Muchas de esas fechas guardan diferencias de años en
razón de penurias económicas y desorganización. En cuanto al porte en función
de la artillería que posee el navio, a veces no hay distinciones entre los distintos
calibres o las relaciones de bocas de fuego son caprichosas según su implanta
ción en cubiertas, puentes, en baterías, alcázares, etcétera.
No obstante, y sin olvidar las imprecisiones que se originan en razón a las
fuentes consultadas (91), creemos que éstas son las más fiables y que los resul-
55
tados obtenidos a manera de aproximaciones dan una idea más que suficiente
tanto de los períodos como de la intensidad de las cortas de madera así como de
los lugares en que éstos se produjeron.
El período que se analiza en el siglo XVIII es coincidente con el reinado de
la nueva Casa de Borbón a resultas del testamento de Carlos II y de la posterior
guerra de Sucesión que consolidó definitivamente en España el reinado de Feli
pe de Anjoú sobrino - nieto de Luis XIV de Francia con el título de Felipe V y de
los reinados posteriores de sus hijos Luis I, Femando VI, Carlos III y su nieto
Carlos IV.
Desde el punto de vista de madera estructural para la construcción de un
navio, se hace la consideración de maderas de quercinias para ese uso, en espe
cial Q. robur, Q. petrae, Q. faginea, Q. pubescens y Q. ilex en la península a
edades de corta, según los tratados de la época (92), de 150 años, (no podemos
hablar de turno) con criterios de selección de tipo dendromórfico, mediante un
señalamiento tecnológico para un uso en destino con sistema tarifario de recep
ción en astillero y precios preestablecidos en los montes de la jurisdicción de la
Marina (93).
Para el estudio de superficie aprovechada se procederá, como antes se ha
indicado, a establecer un "turno ficticio" de 150 años con una posibilidad media
en monte de 1 m3/ha x año de madera en pie, que determinan unas existencias
al final del turno de í'50 m3 para quercineas del tipo del roble pedunculado.
En cuanto a la forma del aprovechamiento según la forma de la corta, y de
su saca y desembosque y posterior labra y tarifado, se establecen los siguientes
criterios:
56
na"(96), éste se hace, como ya se ha dicho, por un criterio tecnológico de tipo
dendromórfico buscando la forma más apropiada para la pieza naval de la es
tructura del navio, y esto se realiza a través de aprovechamiento por entresaca
y método de igual nombre, por lo que su actuación en masas irregulares y de
carácter mixto no permite la noción de tumos y si una edad de madurez, que
para el roble pedunculado se sitúa de 150 - 200 años (97), por tanto la determi
nación de la superficie aprovechada por las cortas para la Marina en el período
ilustrado, no deja de ser una simulación indicativa de la superficie que en monte
alto y masa regular se aprovechó de roble.
Por muy distintos caminos y dado en varias publicaciones, tanto según
fuentes de la época o por cálculos efectuados por el autor, podemos cifrar la
madera estructural de un navio tipo de 70 cañones en 3.000 m3 de madera de 2.a
labra, lo que de madera en pie de roble asciende a 10.800 mi La distinción
respecto al navio artillado con 68 cañones (diseño de Jorge Juan) o de 74 caño
nes (modelo Gautier), no es relevante en cuanto al consumo de madera; es
posible que se encontraran diferencias con navios de igual porte según diseño
Gaztañeta o Romero de Landa por los diferentes tipos de ensambles, distancias
entre cuadernas o geometría de las carenas en España y con diseños franceses,
ingleses y holandeses de entonces.
Aplicando mediante interpolación y datos conocidos de la madera estruc
tural de otros navios de diferentes portes, podemos confeccionar las siguientes
relaciones:
57
En cuanto a la superficie aprovechada para un navio de ese porte, y dentro
de los supuestos marcados en la consideración de un "turno ficticio" a los 150
años en el caso del roble pedunculado y una posibilidad conservadora media de
1 mYha x año, se entra en estimaciones de superficies beneficiadas a final del
"turno"ade árboles crecidos en torno a 72 hectáreas.
Las valoraciones tanto de la madera cortada como de las superficies
beneficiadas están en función de la puesta en posición de la época tratada:
el siglo XVIII, en cuanto a las herramientas utilizadas para las cortas y la
labra, de los medios de transporte de sangre con los oficios de arrieros, con
los medios utilizados para el desembosque, los caminos y veredas, las inconti
nencias del tiempo y un largo etc. inherentes con la situación de la época en
estudio.
Otro aspecto es el ya mencionado anteriormente de la selección tecnológi
ca pie a pie de aquel que reunía mejores condiciones para una pieza o ligazón
naval, mediante el uso comparativo de patrones que reproducían la pieza o in
cluso muchas veces de la adecuada elección del contramaestre de turno y de los
operarios a sus órdenes.
Otras veces eran las dificultades en la propia extracción de la madera, que
muchas veces obligaba a dejar madera en el monte, motivo este que hizo que
fueran esquilmadas las zonas forestales de valles y riberas y se preservaran
mejor las masas situadas en cotas más inaccesibles.
Todos estos factores limitan las zonas y forma de aprovechamiento de los
montes de la jurisdicción de la Marina. Los montes pegados a las costas y en las
zonas rurales más pobladas y con mayor industria, como las provincias vascas y
cántabra fueron las que recibieron mayor ataque desforestador.
En las tierras ultramarinas, tanto de las Indias americanas como de Filipi
nas, las valoraciones de las cortas de caobos, cedrelas, guayacanes, palomarias,
narras o molabes (98) así como de la identificación de las superficies aprove
chadas resulta una tarea imposible, por lo que sólo nos limitaremos a título de
dato referencial adelantar los del astillero de La Habana durante el período que
va de 1700 a 1792 en el que se construyeron 72 buques de más de 50 cañones
en unos 200.600 m3 de madera de conformación estructural que traducida a
madera en pie no estaríamos alejados del millón de metros cúbicos.
La cuantificación de maderas de coniferas, en especial de pino y de cedro
para forros, puentes y abrazaderas así como las piezas para arboladuras no
permiten, en base a los datos que se tienen, una cuantificación concreta, pudien-
do no obstante decir que la cantidad de madera utilizada fue próxima a la de
frondosas, sin olvidar que otras masas forestales de pinos se utilizaron para la
elaboración de breas (99).
58
Lo que tampoco se puede pretender es equiparar las entradas de madera
en astillero con las maderas empleadas en las botaduras y reflejadas en la rela
ciones de los buques, pues no hay que olvidar que las carenas de los buques (de
ocho a doce años por término medio) eran una partida de consumo muy impor
tante en el astillero (100).
Otras veces, los cambios originados en la cúpula de la construcción naval
española durante el siglo XVIII entre Jorge Juan y Gautier principalmente, y ante
los resultados obtenidos por las maderas en su puesta en servicio como fendas,
hinchazones, pudriciones prematuras, quebrantamientos por nudosidades, etc.,
hizo que en algunos casos se arruinaran las fábricas o los tiempos de carenas se
acortaran de forma anormal, trayendo como consecuencia que se modificara la
edad de corta de los robles, por lo que dejaban de utilizarse acopios de maderas
en los astilleros , produciéndose nuevas cortas, lo que hacía duplicar las mismas
para un mismo destino, aumentando con ello los daños ecológicos en dichas
masas forestales, como el coste de construcción de los navios.
59
EL PROGRAMA DE BOTADURAS
60
Si estimamos los pinos crecidos (piñoneros) en unas 50 hectáreas, la superficie
arbolada sería de 50. 000 hectáreas.
Para llevar a cabo todos estos cometidos se crea una especial estructura
administrativa cuya cabeza es el Conservador General de Montes a cuyas órde
nes está el Inspector General de Montes, figura ejecutiva de la organización.
Esta administración con sus luces y sus sombras, con períodos de supresión y de
abandono tuvo vigencia hasta el año 1833 en que Javier de Burgos da las prime
ras Ordenanzas de Montes.
Todas esas disposiciones trajo como consecuencia durante todo el siglo
XVIII unos planes de fomento de la Marina Real que se traducen en unos planes
de botaduras concretos en los astilleros reales peninsulares y ultramarinos.
En base a las relaciones de estado de navios confeccionadas durante el
siglo XVIII podemos facilitar las siguientes guías cronológicas de construcción
en los distintos astilleros Reales según el porte de los mismos:
61
Astillero: La Carraca (Cádiz)
c. = cañones
1726 1 70 c.
1729 2 60 c. ,62 c.
1731 1 60 c.
1738 1 58 c.
1752 1 74 c.
1754 1 74 c.
1757 1 68 c.
TOTAL 8
c. = cañones
1731 1 60 c.
1753 2 74 c.
1754 3 74 c.
1764 1 74 c.
1766 L 74 c.
1771 1 74 c.
1772 1 74 c.
1773 1 74 c.
1776 1 74 c.
1777 1 74 c.
1778 1 80 c.
1779 1 74 c.
1781 1 58 c.
1785 2 74 c.
1787 1 64 c.
1788 1 74 c.
1791 1 74 c.
TOTAL 21
62
Astillero: El Ferrol (Coruña)
c. = cañones
1732 1 56 c.
1752 1 64 c.
1753 4 68 c., 74 c. (3)
1754 9 64 c. .68 c. (2), 74 c. (5)
1755 4 74 c.
1758 1 60 c.
1759 8 68 c, 74 c. (7)
1769 5 74 c.
1779 3 54c. ,80c. .116c.
1780 1 60 c.
1784 4 68 c, 112c. (3)
1789 6 64 c. (2), 74 c (3), 112 c
1791 5 74 c. (3), 112 c. .114 c.
1795 2 80 c
TOTAL 54
c. = cañones
1700 1 50 c.
1701 1 50 c
1714 1 50 c.
1718 2 60 c
1720 1 60c.
1723 1 64 c.
1724 2
60 c.
1726 1 58 c.
1727 2 54 c. ,56 c
1728 2
60 c.
1729 1 70 c.
63
1730 3 52 c. ,64 c. ,66 c.
1731 1 66 c.
1734 2 58 c. ,64 c
1735 3 50 c, 64 c (2)
1737 1 64 c
1738 3 50 c, 70 c. (2)
1740 1 66 c.
1743 1 64 c
1744 2 70 c.
1745 11 60 c, 64 c, 70 c (3),
74 c (4), 80 c (2)
1757 1 70 c.
1759 2 60 c. ,64 c
1761 2 64 c, 70 c.
1765 2 94 c. ,98 c
1766 2 64 c, 94 c
1769 1 130 c
1771 2 68 c. ,80 c
1773 1 74 c
1775 1 68 c.
1776 2 64 c.
1780 1 74 c.
1786 2 112 c.
1787 1 112 c.
1788 1 64 c
1789 1 112 c.
1791 1 74 c
1794 3 50 c, 74 c, 112 c.
TOTAL 72
64
72 en el astillero de La Habana, totalizando 199 navios de 50 cañones o más de
porte. Considerando además los astilleros de Puntales, La Grana, Orio, San
Feliú, Pasajes y otras procedencias, la cifra se incrementa en 24 navios más.
Para mayor aclaración al lector, en el Anexo 5 se especifican claramente esos
términos en los cuadros núms. 1, 2 y 3.
Abundando en los datos, también se incluye en el citado Anexo el cuadro
n.° 4 de barcos adquiridos mediante compra en el siglo XVIII a distintos reinos y
repúblicas en la cifra de 10.
Un análisis interesante que corresponde también hacer es señalar aque
llas fechas en que se dio mayor impulso a las botaduras en relación directa con
los planes de fomento de la Marina Real, así como la aparición de determinados
prototipos o modelos, como el 70 cañones en los distintos astilleros y arsenales
reales, tanto peninsulares como indianos.
Y así en Cuba las cortas más importantes se efectuaron en los años 1727
para la construcción de 16 navios y en 1742 para la construcción de 11 navios.
En el astillero de El Ferrol las cortas de mayor entidad estuvieron alrededor de
1750 para la construcción de 27 buques y las de 1781 para botar 17.
El astillero de Cartagena, de menor entidad en cuanto a botaduras, fue
más regular en sus abastecimientos de madera durante el siglo XVIII, y podemos
considerar las siguientes fechas de tales eventos en 1750, 1763, 1773 y 1782.
En cuanto al astillero de La Carraca, en el interior de la bahía de Cádiz,
sólo dos fechas pueden tener cierta importancia por el ritmo posterior de cons
trucción y botaduras, los años 1726 y 1749.
Por último, el cántabro astillero de Guarnizo, impulsado por Antonio de
Gaztañeta, fue el pionero desde 1713 con las entradas de madera que favorecie
ron la construcción de navios hasta 1729 con 16 de éstos puestos en el agua;
posteriormente, los años 1727, 1742, 1753 y 1764 son hitos de entradas de ma
dera en sus almacenes.
Son por tanto las fechas de 1726 - 1727 y las de 1740 a 1750, junto a las
de 1770 a 1780, los períodos más importantes de cortas de maderas, tanto en la
península como en ultramar, y por consiguiente marcan los plazos de las botadu
ras más importantes.
El cuadro que damos a continuación ilustra y documenta todo lo dicho a
las botaduras y cortas de madera en el Real Arsenal de la Habana en Cuba:
65
Maderas estructurales: caobas, cedrelas, guayacanes y otras
1727 37.200 16
1742 33.000 11
1753 21.600 7
1763 20.600 6
1783 34.200 9
TOTALES 146.600 49
Preparación de G. de Aranda
LA HABANA 74 1745
LA CARRACA 74 1752
CARTAGENA 74 1753
ELFERROL 74 1753
GUARNIZO 74 1754
Preparación de G. de Aranda
VALORACIONES DE LAS CORTAS
67
Consumo de maderas estructurales en los principales astilleros reales durante el
siglo XVIII
Astillero Consumo*
%
Arsenal m3
CARTAGENA 61.200 11
EL FERROL 166.800 29
GUARNEO 118.800 21
LA HABANA 200.600 35
LA CARRACA 20.400 4
Existencia de madera de
Estimación de consumos
Q. robur/Q. petrae
de madera de roble
INVENTARIO NACIONAL FORESTAL 1994
1.321.920 m3 28.64i.000m3cc
ce: con corteza
Así como las superficies beneficiadas por los mismos conceptos respecto
a la distribución de robles en forma de masas medidas en la actualidad en hec
táreas:
68
Estimación de superficies Distribución superficial de masas
aprovechadas de masas de robles
de roble INVENTARIO NACIONAL FORESTAL 1994
Mezclas Superficie
Especies ha
Q. petrae 37.913
Q. ssp* 47.862
132.192 ha
Q. robur y frondosas 136.807 *
Total 471.325
69
Durante todo el siglo XVlll, los intendentes de Marina de los Departamen
tos de El Ferrol, Cádiz y Cartagena ordenaron el levantamiento de planos en que
se relacionara la riqueza forestal de los montes sometidos a su jurisdicción, ad
juntando a los mismos relaciones inventaríales del estado de dichas masas
arbóreas para el uso en la construcción naval (103).
El dinero que la industria naval movió durante el siglo XVIII fue una de las
partidas más importantes de la Real Hacienda, y los presupuestos de la Marina
tuvieron que tener dotaciones económicas cuantiosas, pues sólo en compra de
madera estructural de roble, y para los supuestos contemplados, la cifra puede
llegar a los ocho millones de reales de vellón.
70
NOTAS
71
Howarth, D.: Sovereign ofthe Seas, tlie story ofthe british sea power.
London. 1974.
(13) Romero Fdez. de Landa, J.: Reglamento de Maderas. Madrid. 1784.
Mn. Vargas Ponce. Pliego 1742. Museo Naval. Madrid
Tarifas 1860-1865. Museo Naval. Madrid
(14) Aranda, G. de: Los aprovechamientos forestales en los montes de la
Jurisdicción de Marina en el siglo XVIII y comienzos del XIX. T. D.
Madrid, 1990.
(15) Duhamel Du Monceau, H-L.: Tratado del cuidado y aprovechamiento
de los montes y bosques, corta, poda, beneficio y uso de sus made
ras y leñas (trad. Casimiro Gómez Ortega). Madrid, 1773/1974.
Galobardas, J. B. Compendio sobre el modo de sembrar, criar, podar y
cortar toda especie de árboles. Barcelona, 1817.
Ascasibar, J.: Contribución de la RSBAP a la difusión de la
selvicultura en el último tercio del siglo XVIII. RSBAP. San Sebastián,
1993.
Echeberría, J. I.: Discurso sobre la plantación del roble. 1775.
(16) Aranda, G. de: Opus cit.
(17) Aranda, G. de: Ibídem.
(18) Aranda, G. de: ibídem.
(Referencia al Monte Corona, de Santander, en otro tiempo cubierto de
robledales y que debido a las cortas para el astillero de Guarnizo quedó
completamente desarbolado; más tarde ya entrando en el siglo XX, fue
repoblado de eucaliptus).
(19) Ascasibar, J.: Opus cit.
(20) Burgos, M. de: Expediente sobre el régimen y administración de los
montes de Segura de la Sierra y de su provincia. Madrid, 1825.
(21) Tamames, R.: Estructura económica de España. Madrid, 1965.
(22) Villareal de Berriz, R: Máquinas hidráulicas de molinos y herre
rías y gobierno de los.... y.... de Vizcaya. Madrid, 1736.
Née, L.: La Encina. 1799.
(23) Buffon: Ouvres. París, 1749-1788.
(24) Duhamel du Monceau, H-L.: Opus cit.
(25) Duhamel du Monceau, H-L.: Ibídem.
(26) Cálculos y Tablas: Volumen de Poros (Vp); Relación entre el peso
anhidro y el seco volumétrico (R). Tabla de Pesos Específicos. Kollmann.
(27) Cálculos y Tablas: Landoff - Bornstein. Müller - Pouillet.
(28) Plá y Ravé, E.: Tratado de Maderas de Construcción civil y naval.
Madrid, Aribau, 1880.
72
(29) Aranda. G. de: Las maderas de Indias. Asclepio. Vol. XLV-1, 1993.
(30) Aclaración socio-botánica:
73
(40) Roch, F. Unschau, T. 42. 1938.
"Los daños ocasionados por los xilófagos marinos durante los años 1917
a 1921 llegaron a alcanzar la cifra de 25 M. $.".
(41) Moll, R: Kolonialfort Mitt. T. 3. 1940.
(42) Kollmann, R: Tecnología de la madera y sus aplicaciones. I. F. I. E.
1959.
The deterioration of structures in sea waters. hondón. 1937.
(43) Moix, F.: Naturwiss. 1915.
"En 8 años fue roído hasta 76 mm el tablazón de la fragata Robust enca
llada en el puerto de Plymouth (Inglaterra)".
Kollmann, F.: Op. cit.
(44) Haring: Comercial Trade and Navigation. (Tratado de emplomados).
Rodríguez, V.: La política del Reformismo de los primeros Bortones
en la Marina de guerra Española sobre forrados de cobre en el
casco de los buques.
(45) Cervera, J.: La Marina de la Ilustración. 1986.
(46) Jousselin, MR: Estudios sobre las maderas. 1855.
(47) Archivo General de Indias. Leg. 418.
(48) Alfonso X. Código de las siete Partidas.
(49) Martínez Hidalgo, J. M.a: Galera la Real. Museo Marítimo. Barcelona.
(50) Colón. C: Diario. Transformaciones del aparejo en la Pinta en Palos y
en la Niña en la Gomera (Is. Canarias).
(51) Guillen Tato, J.: La Construcción naval a través de los siglos. 1933.
(52) "Tilla" ...entablado dispuesto a la proa de las embarcaciones sin cubierta
corrida y que servía para resguardar del agua del mar algunos efectos;
es semejante al "tálamete" en algunos botes.
(53) Carabela Vigía. Expedición de los hermanos Nodal al estrecho de
Magallanes. Construida en La Habana.
(54) Escalante de Mendoza, García del Palacio, Thomé Cano.
(55) Este tipo de nave se atribuye a la Santa María del descubrimiento.
(56) "Budazas" ...trozos de cáñamo delgado.
(57) Codo castellano = 2 pies = 32 dedos = 0,55766 metros.
(58) Herbin de Halle, P. E.: Des bois propes aux service des arsenaux de
la Marine et de la guerre. C L'Huilliers. 1815.
(59) Aranda, G. de: Los bosquesflotantes. Col. Técnica. Mapa. leona. 1990.
Ref. a los astilleros de Guarnizo, la Habana, Cádiz, Cartagena, El Ferrol
y Coatzacoalcos. Págs. 78 y 79.
Artiñano y Galdácano, G.: La Arquitectura Naval Española, (en
madera). Madrid 1914
74
"En 1533, pasaban de 30 navios construidos en el Mar del Sur ( Pacífico ).
Construcciones en los astilleros de Guayaquil, en Nueva España
(Veracruz y Acapulco), El Realejo, Campeche, Sto. Domingo, Puerto
Rico, la Habana y Maracaibo. Se ha dicho que los buques construidos
en La Habana duraban el doble de los construidos en Europa y ¡os de
Guayaquil el doble de los construidos en La Habana'".
(60) Aranda, G. de: Op. cit. Págs. 58 y 59.
(61) Características Constructivas.
García del Palacio: Instrucción Náutica para navegar. Méjico, 1587.
Thomé Cano: Arte de aparejar y fortificar naos. 1611.
Casa de Contratación de Sevilla. Reglas para fabricar los navios que.
1613.
Garrote, Francisco Antonio. Nueva Fábrica de bajeles. 1691.
(62) Trueba, E.: opus. cit.
Odriozola, L.: La Industria Guipuzcoana. 1994.
(63) Archivo D. Alvaro de Bazán. Cortas de Madera. 1786.
Castañedo, J. M.: Guarnizo. 1993.
(64) Cervera, J. Opus cit.
(65) Aláez Zazurca, J. A. et all: l.er Simposio de Historia de las Técnicas.
La Construcción naval y la Navegación. Área I: Construcción Naval:
Hidrodinámica de las embarcaciones de la Edad Moderna.
Referencias a: Bowen, F. C: From carrack to clipper. Pág. 26. London,
1927.
Fox Smith, C: Ship models. Págs. 43-45. Conway Maritime Press. 1972.
(66) Aláez Zazurca, J. A. et alia: Op. cit. Pág. 11.
(67) Aláez Zazurca, J. A. et alia: Op. cit. Pág. 32.
(68) Aláez Zazurca, J. A. et alia: Op. cit. Pág. 44.
Los datos de los dos últimos han sido tomados de "Schiffe des Miltelallers
und der neuerem zeit". Sahrbuch der Schiffbanetec hnischem
gesellsschaft. Págs. 602-699. 1920.
(69) Aranda, G. de: «Las maderas de Indias». Asclepio. Vol. XLV-1. 1993.
(70) Fernández Duro, C: La Armada Española. Tomo 6.°, pág 360-361.
Informe General del marqués de la Ensenada.
(71) Artiñano y Galdácano, G.: La Arquitectura Naval Española. 1920.
(72) Bethancourt, A.: El Real Astillero de Coatzalcoalcos.
(73) Aranda, G. de: "Reflexiones, cuando los montes eran de la Marina".
Rev. Historia Naval. Año IX. núm. 33. 1991, págs. 7 a 23.
(74) Serrano Mangas, F.: Función y evolución del galeón en la carrera
de Indias. Madrid, 1992.
75
(75) Odriozola, L.: "La industria naval guipuzcoana y la producción de na
vios por el Rey (1650-1799)". R. Siglo B. A. P. Vol. XL, 1, 1994.
(76) Museo Naval. Vargas Ponce. Mn. 75 bis (serie arábiga).
(77) Odriozola, L.: Op. cit., pág. 26.
Antonio de la Piedra percibió por cada uno de los navios de 66 cañones
55.000 pesos escudos; por cada uno de 56 cañones 47.000 y por cada bajel
de 36 cañones 23.000 pesos escudos (A. H. P. G. Rentería leg. 2.506).
(78) Aranda, G. de: Reflexiones. Op. cit.
(79) Archivo General de Indias. Leg. Línea, 89. 1695.
(80) Pérez Mallaina et alia: La Armada del Mar del Sur. C. Siglo I. C.
1987.
(81) Archivo General de Indias. Leg. Línea, 55. 1640.
(82) Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Noticias secretas de América. Lon
dres. Imp. R. Taylor. 1826.
(83) Pérez Mallaina et alia. Op. cit.
(84) Pérez Mallaina et alia: Op. cit.
(85) Navarro, J.: Manuscrito del marqués de la Victoria. 1740. Museo
Naval. Madrid
(86) Escalante de Mendoza, J.: Itinerario de navegación. 1575.
(87) Ordenanza para el gobierno de los montes y arbolados de la juris
dicción de Marina de 31 de enero de 1748.
De aplicación en los montes costeros de hasta 25 leguas de la línea
litoral, además de los situados en las islas Canarias y en Mallorca, Me
norca e Ibiza y aquellos que, aunque no estén incluidos en esa demarca
ción, estén actualmente destinados a aplicar sus maderas a la construc
ción de la Real Armada, bien por la calidad de sus maderas o bien a
causa de ríos cómodos para su transporte.
Esta jurisdicción sobre los montes era directa en los realengos y en los
"de propios" de los pueblos y regulados las cortas por los funcionarios
de la Marina en los comunales, de mano común y en los de particulares.
Comprende los montes incluidos en las provincias de Tuy, Santiago, La
Coruña, Betanzos, Mondoñedo, Principado de Asturias, Cantabria, Se
ñorío de Vizcaya, Guipúzcoa, Reino de Navarra, Montes de Andalucía,
Reino de Sevilla, Córdoba, Segura (a partir de 1733), Reino de Murcia y
de Valencia y Principado de Cataluña.
Para ampliación ver:
Aranda, G. de: Los aprovechamientos forestales en los montes de
Jurisdicción de la Marina en los siglos XVIII y comienzo del XIX. T.
D.Madrid, 1990.
76
Aranda, G. de: La Ordenanza de Marina de 1748. Rev. Montes, n.° 28.
Aranda, G. de: «La Política Forestal en la Francia de "L'Ancien
Regime"». Rev. Forestal Española, n.° 4.
(88) Artiñano y Galdácano, G.: Relación del Almirante Vigodet. 1920.
Varios autores: El buque en la Armada Española. Madrid, 1981.
Fernández Duro, C: Estado de buques de la Marina de España (de
Felipe V a Carlos IV).
Museo Naval. (Varias relaciones.)
Archivo de la Marina del Viso. (Varias relaciones.)
Archivo General de Simancas. (Varias relaciones.)
Archivo de Indias. (Varias relaciones.)
Alcofer 1700-1802 76
CLASE NÚMERO
Fragatas 47
Corbetas 5
Jabeques 17
Urcas 16
Paquebotes 5
Bergantines 29
Balandras 14
Goletas 11
Bombardas 3
Galeras 10
Burlotes 2
TOTAL 156
77
Otras relaciones
1715-1759 108
1700-1797 104
78
(92) «Tanto en La Carraca como en El Ferrol en donde hubo siempre milla
res de palos sumergidos y enormes troncos y tosas de maderas, reuni
das muchas de ellas de las Indias, generalmente bastan dieciseis meses
para que el tronco desfogue la tinta o humor acre que crían algunos
árboles principalmente el roble pedunculado».
Plá y Ravé: Tratado de Maderas de Construcción Civil y Naval.
1880.
(93) Guillen, J.: "Cuando los montes eran de la Marina". Rev. Montes.
"Aplicando el marco de la marina en troncos y en cuello de la raíz (raigal
sobresaliente)". Aranda, G. de: Los Bosques Flotantes. Col. Técnica,
leona. 1990.
(94) «Se observa su buen estado de salud, siendo la época más adecuada
para realizar este reconocimiento la de mayor frondosidad, y en robles
la edad de "robustez" está pasado los 100 años. Para averiguar aproxi
madamente esa edad, antes de derribarlos se observa el estado de su
corteza, el verdor y frondosidad de hojas y ramas, que estas carezcan
de "goteras", verdín, verrugas en el tronco y hongos en su pie que deno
ten la humedad y a la postre la falta de circulación y nutrición». Median
te la barrena y la gubia se podía averiguar si la pudrición era natural o
accidental. Duhamel du Monceau. Op. cit. (ver Aranda, G. de: Los
Bosques Flotantes).
(95) En los montes indianos se aplica las Ordenanzas de Marina de 1748,
controlando los bosques situados en la costa norte de la isla de Cuba a lo
largo de 33 kilómetros, hasta una extensión de 220 kilómetros contados
desde La Habana. A la población de La Habana se le concedieron ocho
haciendas de bosques, donde se podía proveer de madera de construc
ción.
Existe una Ordenanza provincial para el arreglo, aumento y conserva
ción de los montes de Guayaquil (Laviana Cuetos. 1989). En dicha or
denanza se reglamentaron las cortas y la exportación de maderas, esta
bleciéndose una guardería para los montes y se dictan providencias para
la repoblación forestal. El Gobierno colonial y el cabildo del Virreinato
de Nueva Granada establecieron una pugna para controlar las explota
ciones forestales en Guayaquil. Ver Aranda, G. de: Las Maderas de
Indias. C.S.I.C. 1993.
(96) Aranda, G. de: T. D. Op. cit.
Volumen: 250.000 m3
Actuaciones: 666.681 ha de monte de roble y 226.592 ha de pinar.
(97) Aranda, G. de: T. D. Op. cit.
Entradas de maderas de roble en el arsenal de El Ferrol en 1784
1784 CANTIDAD m3
2o Trimestre 460
3o Trimestre 1.050
4o Trimestr 1.800
TOTAL 3.310
1784 3114
EL FERROL 22
LA CARRACA 8
GUARN1ZO 29
CARTAGENA 4
OTROS 7
TOTAL 70*
80
(98) DATOS DEL INVENTARIO NACIONAL FORESTAL.
AÑO 1994.
Tipos de masas
Mezcla Mezcla Mezcla Mezcla Mezcla
PROVINCIAS de Q.robur de Q.robur Mezcla
de Q.robur de de Q.robur
de Q.petraea
y y y Q.petraea y
robles
C. sativa Q.petraea F.silvarica y F. silvática E.globulus
Asturias 10.090
Cantabria 19.090
Orense 47.630 X X X X X X
Navarra 23.000
Navarra 11.842
Asturias X 13.861 X X X X X
Cantabria 29.833
Castellón 12.872
Burgos X 11.800
X X X X X
Palencia 8.570
Barcelona 14.620
León X X X 37.913 X X X
Álava 6.181
Vizcaya 6.588
X X X X X X
Cantabria 10.835
Palencia 13.393
Asturias 10.717
X X X X X X
Cantabria 10.717
Pontevedra X X X X X X 5.480
81
2. Distribución superficial en hactareas de robles con coniferas
Tipos de masas
Orense 28.281 X X
Pontevedra 34.123
Guipúzcoa X 5.832 X
Gerona 54.707
Lérida X X 38.263
Tarragona 5.087
3. Existencias
ce : con corteza
Principado de Asturias 48
Cantabria S.C.
TOTAL S.C.
82
Segura S.C.
Murcia S.C.
CARTAGENA Valencia S.C.
Cataluña S.C.
TOTAL S.C.
(103) Bauer, E.: Los Montes de España en la Historia. 1980. (Pág. 125 a
152.)
83
ANEXO 1
S4
La forja para la fabricación de anclas termina dicho capítulo sobre La
Marina.
85
Fig. 2. Representación de la sección transversal de un navio y la disposición en un dique para
carenas.
86
Fig.3. Representación ideal de un arsenal.
87
Fig. 4. Técnicas de construcción empleadas en los arsenales.
S8
ANEXO 2
«Si fuese dable que en una isla, donde no se tuviera la menor idea de
naves ni de marina, se llevase este sólo trabajo del Marqués de la Victoria
y los planos de una esquadra en acción, de que hemos dado ya noticia;
con esas dos obras suyas y sin otro libro alguno bastaba para tener na
vios, y un arsenal y una esquadra formados y sentidos y listos, como los
ostenta hoy la potencia más marítima de Europa».
89
ANEXO 3
90
TRATADO
M4DERAS DE CONSTRUCCIÓN
CIVIL Y NAVAL,
MADRID.
IMPRENTA, ESTEREOTIPIA Y GALVANOPLASTIA DE ARIBAU Y G.'
(SUCESORES DE RIVADEKEtRA),
IMPRESORES DE CÁMARA DE S. M.
CALLE DEL DCQüK DE OSUNA, SCM. 3.
1880.
91
Resumen de los defectos de las maderas v su influencia para su aprovechamiento.
Árbol en pié.
Madera muerta
Madera tierna, quebradiza, vegetación sus
Ídem id.
pendida
Hongos, tnusgO9 y liqúenes. . . Plantas parásitas sobre el tronco ó la raíz.. . Desechada generalmente.
Agallas Excrecencias sobro laa hojaB y brotes. . . . Aceptada muchas veces.
Madera picada Desmerecimiento rápido del árbol Desechada siempre.
Árbol apeado.
Defectos que se han de tener en cuenta para la selección de árboles y maderas con destino al uso en
arquitectura naval y que han de considerarse en los arsenales para la determinación tarifaria y buen
conocimiento en la carpintería (PLÁ Y Ravé, E.: Maderas de construcción civil y naval. Madrid. 1880).
92
RESISTENCIA
L
ESPECIE LEÑOSA. Ll
de tías Hüptu
cidart cia. 1 lis libras
Kttofs.
93
Tablí. de los gruesos de la.» principales pieza» del casco de un buque, según au capacidad.
(a) Gruuo ala línea: distancia que separa dos caías planas y paralelas de una pieza.
(4) Gruéio á la grúa : distancia entre dos cara3 curvas ó planas, pero oblicuas, de una pieza.
(c) Escuadría : sección trasversal cuadrada.
(d) Clara : espacio comprendido entre dos cuadernas ó dos baos consecutivos.
(e) Peralto : altura 6 grueso vertical de una pieza.
{f) Ancho : la menor dimensión de una pieza asi colocada.
(1) Miembro : eu general son los dos órdenes de HgazoneB que forman las cuadernas.
(2\ Barraaanétcí : ligazones superiores que rematan la cuaderna.
(3) iZT: asiento del tablón que cubre la, cabeaa* de las cuadernas, uniéndose á la cinta alta y .1 tr.nc.ml ó a lo, bu.
i\ falta éate. ,
(4) Regala : la baranda que cobre la cabeza do los barragauetes.
Para uso en el despiece en carpintería para piezas de arquitectura naval según el porte del buque
en toneladas métricas (Plá y Ravé, E.: Maderas de construcción civil y naval. Madrid, 1880).
94
MADERA DE ROBLE. PINO. MADERAS DE VARIAS ESPECIES. MADEIÍA AL PESO.
liUQUES.
Olmo, h»yi
N.-til- Chopo, IfJo
fresno.
De 120, ante» de 118. . 2.730 1.110 146 56 4.424 5.:ú 35.250 87 5 72 U4 66 514
Do 120, antes lie 110. . 2.626 1.054 339 142
530
54 4215 490 32.000 36 5 69 110
Do 1(10 2.225 «6 514 58!»
1.061 403 141 40 3.875 490 29.620 35 4
De 90
66 104 55 .010 565
2.025 1.064 443 140 33 S.706 470 26.310 33 4 59 48 508 556
De 90, antes do 80. . . 1.778 1.066 186 14(1 25 3,496 168 25.200 82 3 53 45 5(15
De 82, antes de 74. . . 1.385 1.082 .¡85
550
73 22 2.947 400 21.750 30 3 49 «i
Do 30 40 450 4011
925 1.076 800 48 21 2.370 360 19.730 23 3 38 64 40 450 (90
Do 24 «40 850 486 CO SO 2.080 330 17.480 18 2 29 49
D»18 :>M 40 450 45o
579 534 00 44 1.455 2H0 14.730 13 2 21 36 20 380 4OU
Con alcázar, de 32. . . 50 230 210 100 5S 664 135 9.800 9,50 1,59 11 22 18 218
Sin alcdzar, de 24.. . . 10 80 226 110
228
68 603 100 7.G40 8 1 8,60 17,50
Bergartin de 20. ... 12 138 150
9 75 ¿00 119 7S 490 96 7.370 7 0,70 6,50 14,20 19 136 tío
Corbeta-aviso de la. . . 8 68 186 128 78 íes 90 6.990 6,50 0,40 3,60 10,40 6 132 138
B«rgantin.go!eta de 16., 7 49 143 106 60 361 82 4.980 5,50 0,30 2,70 8,50 5 12!)
Goleta de 8 5 22 102 50 30 209 70 1.910 3 0,20 1,50 4,70 2 78
Corbeta de 800 toneladas. 178 3b7 343 164 16 1.090 208 13.680 11 1,50 14 26,50 18 332 950
Id. 600 ¡d. . 105 240 2S.1 150 1G 784 14Í 10.430 9,50 1 8 18,50 12 253 265
Id. 350 i 400 id. 43 I8E 211 128 12 Mü 105 8.180 8,50 1 7 16,50 10 22(1 230
Id. 200 id. . 20 110 160 125 10 415 GO 6.000 7 0,60 4 11,60 7 281 188
Precio de cada especio de unidad. !3S 123 108 77 01 0,295 133 0,031 0,46
c
KliHEP.0 SÚ.UERO VOLUMEN IJIPOHTg,
ESPECIE HE MAIlBlU. ESPECIE DE «ADERA.
de
péselas.
codos ciíbs. pesetas.
Total. . . . . 2.028.992
96
| LONGITUD. WAmetro.
ARBOLADURA.
Total. . 11,30
Total 7.008,00 t. m.
97
ANEXO 4
Herbin de Halle publica en París en el año 1813 su libro Des bois propes
au service des arsenaux de la Marine et de la guerre al que acompaña el
desarrollo y comentario de leyes, reglamentos e instrucciones concernientes a
la investigación, uso y explotación de los árboles propios para la construcciones
navales, de artillería, etc. Además de 40 láminas iluminadas que representan
diferentes formas arbóreas propias par la construcción naval, además de figu
ras de diseño en arquitectura naval.
Lo de mayor valor en la publicación son las tablas de configuración de
piezas según el dendromorfismo del árbol, para su colocación estructural en la
arquitectura del navio, dándose las medidas en el sistema métrico decimal. Es
tas tablas de una belleza notable, provienen de las Oficinas Centrales de la
Marina francesa y están fechadas en 1799.
Como curiosidad, en la cuarta parte del libro el autor incluye un diccionario
de uso en la Marina para designar las piezas de madera de construcción.
Como muestra por su claridad expositiva, presentamos la pieza de quilla:
98
DES BOIS
PROPRES
O ü
DÉVELOPPEMENT ET RAPPROCIIEMENT
parís,
i8i5.
99
1. Trabajo de preparación de pieza curva a partir de la corta del árbol, en operación de primer
desbaste y encuadernado; 2. Sección transversal que señala la primera labor para la consecución;
3. Madera curva con las entalladuras preparadas para la primera labra.
100
Al Otu/áf 7*»
O Cbur¿e/ebGa¿¿¿i/-d'. . ... 3*0
Disposición en el árbol de una pieza de "quilla" y de curva de "Gaillard", según la clase tarifada
y sus dimensiones (longitud, largo, espesor) en pies, pulgadas y en metros y centímetros.
101
Sección transversal de un navio de 74 cañones, mostrando varengas, genoles, cuadernas y
baos, así como los ensambles y entalladuras de las maderas.
La disposición general muestra la sección de carena y apoyos de montaje.
102
ANEXO 5
CUADROS Y GRÁFICOS
Cuadro N.u 1
Astilleros peninsulares
CARTAGENA 21 1753-1791
GUARNTZO 44 1716-1783
ELFERROL 54 1753-1799
LA GRANA 4 1730-1754
LA CARRACA 8 1729-1757
ORIO 3 1717-1718
PASAJES 2 1703-1731
PUNTALES 2 1731-1732
SANFELÍU 1 1718-1719
OTRAS PROCEDENCIAS
TOTAL 151
Cuadro N.° 2
Astilleros indianos
LA HABANA 72 1700-1795
GUAYAQUIL - -
TOTAL 72
103
Cuadro N.° 3
TOTAL 223
Cuadro N.° 4
REPÚBLICADEGÉNOVA 5 54-60(2)-62-64
REINO DE HOLANDA 1 52
TOTAL 10
104
Cuadro N.° 5
Locaiización
1700-1725 X
1726-1735 X X X X
1736-1755 X X X X
1756-1770 X X X
1771-1780 X X X
1781-1790 X
105
Cuadro N.° 6
M3 de madera
estructural consumida
en la construcción naval
(2.a labra) 118.800 20.400 166.800 61.200 567.200
M3 de madera en pie
consumida en la
construcción naval 427.680 73.440 600.480 220.320 1.321.920
M3 de madera en pie
consumida en los planes
de fomento de 1750 64.800 30.240 284.400 54.000 433.440
* Hay que tener en cuenta que no se han considerado las construcciones de embarcaciones
menores de 50 cañones con destino a la Marina Real, ni las botaduras en otros astilleros reales
(Orio, Pasajes. La Grana Puntales, etc.)- Tampoco se considera la construcción mercante y de
ribera.
106
Cuadro N.° 7
Unidades de medida
Gráfico 1
35%
29%
21%
11%
- I
LA CARRACA CARTAGENA GUARNIZO
J EL FERROL LA HABANA
(Cádiz) (Murcia) (Santander) (Coruña) (Cuba)
ASTILLEROS /ARSENALES
107
Cráfico 2
200.600 M3
166.800 MJ
118.800 MJ
20.400 M3
108
ILUSTRACIONES
109
Consumo de madera de roble
Estimación de consumos de madera de roble (Q. ssp) en relación con los estados de puesta en
servicio de navios y fragatas en el período 1715-1760. Cálculos establecidos por G. de Aranda.
f.joo m
uuarnizo
NAVIOS
Simulación de superficies beneficiadas con cortas "a hecho" de madera de roble, necesarias
para la construcción de navios según porte. Cálculos establecidos por G. de Aranda.
110
Corta y desembosque de maderas en el monte. Trabajos de descortezado y entalladuras para la
primera labra. Tinglados para secado de la madera. Manuscrito del marqués de la Victoria.
Museo Naval. Madrid.
Discusión ante una maqueta de un diseño de arquitectura naval. Museo Nacional de la Marina
de Greenwich (Inglaterra).
111
Tabla de proporciones de D. Antonio de Gaztañeta, secciones. 1720. Museo Naval. Madrid.
Piezas de árbol en bruto para uso de la Marina. Manuscrito del marqués de la Victoria.
Museo Naval. Madrid.
112
Roble (Q. robur) bueno para pieza de codaste.
113
Efectos de la broma (Teredo navalis. L) en madera de estructura de un navio.
114
Bosque de la Marina en la sierra de Segura (Jaén). Ejemplar de pino salgareno (Pinus nigra),
por su buena conformación apropiado para arboladura.
115
Corvo ííc
tfí'íhm'k TM/t,
. 'é, flamea, y. Tím/úda a $?mil Quntiif elmfJm ylírt
v.y la mt Tijuke Éxu/mit m ¿eit Are J&mt9,
,<( S-,
Hffistrnt m i é ^w , Sin,
úkmeigmje? úlmmts Eterna ty Jgleéii • trácete!,» no,
TIM mtl WfWjt Hmjerltj tniímt/ ^4/ms Ce, itik
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(fetal%lafgée tyim..,, .,.,,,.,, eses1,,.
íííf i ífortl m h IfeDe tfCHí, fl//tfn¡
&>9¡JtenBe ¿ente, ¿eé ¿he»,,,,.
116
Las visitas de los intendentes de Marina durante el siglo xvín, permitió conocer las relaciones y
levantamientos que se efectuaron, en los montes bajo su jurisdicción (Ordenanza de 1748), de la
riqueza forestal. Mapa de los montes de Sanlúcar, Puerto de Santa María, Rota y Chipiona
pertenecientes al departamento de La Carraca (Cádiz). Diccionario de Arquitectura
Naval del marqués de la Victoria. 1756. Museo Naval. Madrid.
117
ÉLÉMENS
DE LARCHITECTURE
■NA VA LE,-
Í^AITÉ PRATIQUE
LA CONSTRUCTION
DES VAISSEAUX,^
PAR M. DUHAMEL DU MONCEAU, de VAcadémie Royale jts
Sciences, déla Société Royale de Londres, Honoraire de la Société d'Edim-
bourg, & de l'Académte de Marine, Infpeóleur General de la Marine. •
M. DCC. LII.
Avtc Approbation & Privilege du Ro'u
118
■
PROPORCIONES
DE LAS MEDIDAS
MAS ESSEMPCIALES.
DADAS POR EL THENIENTE GENERAL
de la Armada Real delMarOcceanoDon Antonio
de Gaftañeta, de Orden del Rey nueftro Señor, para
la J: abnca de Navios, y Fragatas de Guerra, que pue
dan montar defde ochenta Cañones hafta diez, cuyas
Proporciones tiene reíuelto íu Mageftad fe obfer-
ven por regla general en todos fus Artilleros de
Eípana, como en las de la América.
Año
119
ES K r K • rf f
II
120
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121
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