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TRASTORNO DE ANGUSTIA Y AGORAFOBIA

 Ocasionan elevado nivel de perturbación emocional y deterioro ocupacional y social.


 Uno de los ámbitos de la salud mental donde la eficacia de los tratamientos psicológicos
está más sólidamente consolidada (intervenciones cognitivo-conductuales).
 Trastorno de angustia y agorafobia son dos entidades nosológicas diferenciadas, pero
están claramente interrelacionadas. Actualmente, la crisis de angustia se considera el
elemento básico y nuclear a través del que se diagnostica el trastorno de angustia,
trastorno que puede cursar con o sin agorafobia. Aunque, puede darse la ocurrencia de
problemas agorafóbicos sin historia de trastorno de angustia.
 Crisis de angustia= Ataque de pánico /Trastorno de angustia=Trastorno de pánico.

CARACTERÍSTICAS DEL PÁNICO Y DEL TRASTORNO DE ANGUSTIA

 El trastorno de angustia se caracteriza por la presencia de crisis de angustia repetitivas e


inesperadas a lo largo del tiempo.
 Estas crisis producen una severa sensación de miedo a estar en peligro.
 La crisis de angustia es el síndrome central de este trastorno y se caracteriza por la
aparición de un periodo de intenso temor o malestar acompañado de síntomas fisiológicos
y cognitivos.
 En general, las crisis de angustia incluyen síntomas somáticos agudos de carácter
cardiovascular, respiratorio, neurológico y gastrointestinal.
 También es frecuente que durante la crisis la persona presente sudoración y
manifestaciones psicológicas, como mareos, inseguridad, llanto o temor a morir.
 El inicio de la crisis de angustia suele ser brusco, alcanzando su máxima intensidad
rápidamente, normalmente en los primeros 10 minutos.
 En algunos casos las crisis se suceden en oleadas, comenzando la siguiente al poco tiempo
de haber terminado la anterior.

DSM IV-TR

 El trastorno de angustia se diagnostica a partir de la presencia de crisis de angustia


recurrentes e inesperadas, durante un periodo no menor de un mes junto a, al menos,
uno de los siguientes síntomas: (1) preocupación constante por la posible aparición de
nuevos ataques, (2) preocupación por las consecuencias de los mismos -ataque
cardiaco, muerte, perdida de control-, (3) cambios significativos en el comportamiento
como consecuencia del ataque de pánico.
 En el trastorno de angustia existen básicamente dos componentes, por un lado las
crisis de angustia y, por otra, la preocupación creciente por sus consecuencias y falta
de predictibilidad.
 El miedo característico del trastorno de angustia no se refiere a una causa externa que
pudiese suponer alguna amenaza, si no al peligro que supone enfrentarse con el
propio ataque de pánico que, al manifestarse con una amplia e intensa sintomatología
fisiológica, induce en la persona la sensación de que se pueden producir graves
consecuencias físicas o psíquicas, o bien la muerte de forma inminente.
 Se desarrolla una respuesta de ansiedad anticipatoria elevada, al no saber cuándo
puede sobrevenir la próxima crisis, esta ansiedad anticipatoria provoca en el sujeto un
estado de alerta y activación fisiológica permanente que facilita la aparición de crisis
subsiguientes.
 Subtipos de trastornos de angustia: trastorno de angustia con síntomas respiratorios
prominentes, crisis de angustia con sintomatología de carácter más cognitivo (carácter
disociativo: despersonalización, desrealización), trastorno de angustia sin miedo (no es
necesaria la existencia de un miedo elevado para el diagnóstico de la crisis de angustia,
sino simplemente la existencia de un malestar intenso, siendo la presencia de
sintomatología fisiológica el elemento diagnostico fundamental).
 Las crisis de angustia suelen clasificarse en función de dos dimensiones: su predictibilidad
(esperadas o inesperadas) y la existencia de un desencadenante identificable (señaladas o
no señaladas).
 Crisis de angustia señaladas: se relacionan con estímulos situacionales (externos o
internos)
 Crisis de angustia no señaladas: no se asocian a estímulos (crisis espontáneas).
 A pesar de que la creencia y sensación de los pacientes es que es imposible predecir sus
crisis de angustia, lo cierto es que las crisis suelen tener relación con ciertas situaciones o
actividades previas que es posible identificar, cambios ambientales (sequedad del
ambiente, aumento de temperatura), actividades como el ejercicio físico, las relaciones
sexuales, el estrés, el afrontamiento de conflictos o problemas cotidianos, estados más o
menos intensos de activación, entre otros. Es probable que las crisis identificadas como
más impredecibles (no señaladas) estén asociadas a cambios fisiológicos internos sutiles.
 La sensación de peligro físico y de descontrol que conlleva la crisis de angustia conduce al
paciente a tratar de evitar cualquier indicio físico o ambiental que pueda estar relacionado
con su aparición.

CARACTERÍSTICAS DE LA AGORAFOBIA

 La principal característica de la agorafobia es la aparición de ansiedad en situaciones o


lugares en los que será difícil escapar o disponer de ayuda en caso de necesidad y, junto a
ello, la evitación o limitación de la permanencia en dichas situaciones.
 En la agorafobia el núcleo del miedo no es el temor a determinados lugares, personas o
situaciones, sino el temor a sufrir un ataque de pánico o la anticipación de elevados niveles
de ansiedad y malestar en dichas situaciones.
 Este núcleo del miedo es el que se ha llamado miedo al miedo, conlleva temor a la
sintomatología somática y diversas cogniciones acerca de las consecuencias perjudiciales
que tendrían los síntomas somáticos (físicas, metales y sociales).
 Las situaciones que de forma más habitual son evitadas por los agorafóbicos son los
lugares públicos, los lugares elevados o cerrados, espacios abiertos, medios de transporte,
etc. Las situaciones evitadas pueden ser variadas pero tienen en común la dificultad
percibida para escapar o conseguir ayuda. Los pacientes suelen evitar también aquellas
actividades que están asociadas con la producción de síntomas corporales relacionados
con la crisis de angustia o ansiedad (ejercicio físico, sauna).
 En algunos casos, no llega a darse totalmente la evitación, sino que la persona si se expone
a las situaciones temidas, pero lo hace de forma limitada y a costa de un gran malestar.
 Los pacientes desarrollan una serie de conductas de seguridad que les permiten afrontar la
situación a pesar del malestar (ir acompañados, distraerse). Estas conductas refuerzan el
miedo al impedir que se desconfirmen las expectativas dramáticas que se anticipan sobre
la situación.
 Muchas de las personas con trastorno de angustia acaban desarrollando una agorafobia,
es frecuente el trastorno de angustia con agorafobia.
 Existencia de una relación causal bidireccional entre trastorno de angustia y agorafobia y la
pertinencia de considerar esta última como un trastorno independiente.

EPIDEMIOLOGÍA

 La ocurrencia de crisis de angustia no es exclusiva del trastorno de angustia.


 Distribución bimodal: frecuente que se inicie al final de la adolescencia o bien en la mitad
de la cuarta década de la vida.
 Trastorno de angustia es más frecuente en mujeres (3%) que en varones (1,7%).
 Agorafobia más frecuente en mujeres (7,9%) que en los varones (3,2%).
 La mayor parte de las personas que acuden a consulta por un problema de agorafobia
presentan igualmente un diagnostico o historia de trastorno de angustia.

MODELOS ETIOLÓGICOS

Teoría de la triple vulnerabilidad a la ansiedad:

Dotación genética: vulnerabilidad biológica al desarrollo de ansiedad y el afecto negativo.

Vulnerabilidad psicológica generalizada: tendencia a experimentar ansiedad y estados


afectivos negativos, junto a una sensación de control disminuida, originada a partir de
experiencias de desarrollo tempranas.

Vulnerabilidad psicológica específica: daría cuenta del desarrollo del trastorno de angustia, es
decir, determinadas experiencias de aprendizaje focalizan la ansiedad en áreas relevantes al
trastorno de angustia.

Factores de vulnerabilidad para el desarrollo de un trastorno de angustia y/o agorafobia

Genética y temperamento: El rasgo temperamental más asociado a los trastornos de ansiedad


es el neuroticismo o predisposición a experimentar emociones negativas en respuesta a
estímulos estresantes. Un constructo muy ligado al neuroticismo es el de afectividad negativa
(tendencia a experimentar una gran variedad de emociones negativas a lo largo de diversas
situaciones, incluso en ausencia de situaciones o estímulos estresantes objetivos), tiene un
peso intermedio en el trastorno de angustia. Parece existir una tendencia heredable al
neuroticismo.

Sensibilidad a la ansiedad: su papel en el trastorno de angustia: El miedo al miedo, constructo


que se solapa con el de sensibilidad a la ansiedad, es específico del trastorno de angustia. La
sensibilidad a la ansiedad es la creencia de que la ansiedad y los síntomas asociados pueden
tener graves consecuencias físicas, psicológicas y sociales, más allá del malestar inmediato que
produce un episodio de ansiedad.

Historia de enfermedades médicas y abuso: La experiencia de problemas respiratorios, unida a


una pobre salud parental, puede predecir el inicio de un trastorno de angustia a los 18-21
años. Se ha comprobado una mayor prevalencia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica
y asma en los familiares de primer grado de los pacientes con trastorno de angustia en
comparación con otros trastornos de ansiedad. El abuso se ha asociado al comienzo de
trastorno de angustia en edades entre los 16 y 21 años.

Conciencia interoceptiva: Conciencia incrementada de las sensaciones somáticas, o bien una


especial habilidad para detectarlas. La habilidad para detectar el latido cardiaco parece una
habilidad relativamente estable en estos pacientes, ya que no aparecen diferencias entre los
que han recibido tratamiento y los que no, ni entre el tratamiento exitoso y el que no ha sido
efectivo. No se sabe si es una habilidad adquirida o heredada.

Inicio de las crisis de angustia: Desde un punto de vista evolutivo el miedo es una respuesta
adaptativa, sin embargo el miedo experimentado durante una crisis de angustia esta
frecuentemente injustificado pues no suelen existir antecedentes identificables que expliquen
su presencia, pudiendo considerarse, por tanto, una falsa alarma.

Factores de mantenimiento:

Condicionamiento interoceptivo: Las respuestas fisiológicas durante el transcurso de un primer


ataque de pánico quedarían condicionadas y bastarían por si solas para desencadenar nuevos
ataques de pánico, aun en presencia de niveles moderados de ansiedad. El modelo de
condicionamiento clásico interoceptivo para las crisis de angustia, establece que los ataques
de pánico se mantienen a través de un proceso de atención selectiva a determinadas señales
corporales, atención que despierta y potencia la activación autonómica ante estas señales
internas.

Interpretación catastrófica de las sensaciones corporales: Desde una perspectiva cognitiva se


propone que el trastorno de angustia se instaura mediante un proceso de interpretación
catastrófica de las sensaciones corporales. Las personas con trastorno de angustia interpretan
las diferentes sensaciones somáticas como un signo inequívoco de la inminencia de un infarto,
desmayo, pérdida de control, etc. Esta interpretación favorece un circuito de feedback positivo
de la ansiedad que puede desembocar en un nuevo ataque. Dificultad de estos modelos
cognitivos para explicar los ataques de pánico desprovistos de procesamiento consciente. Las
cogniciones catastrofistas pueden ser suficientes, aunque no siempre necesarias, para inducir
ataques de pánico. También es importante destacar el papel de las conductas de evitación,
tanto explicitas como aquellas más sutiles (conductas de seguridad), en el mantenimiento de
las creencias negativas sobre las sensaciones corporales, impiden la extinción del miedo y la
rectificación de las expectativas catastrofistas.

EVALUACIÓN DEL TRASTORNO DE ANGUSTIA Y LA AGORAFOBIA

La entrevista en el caso de un trastorno de angustia (deben incluirse preguntas específicas


relacionadas con la posible presencia de agorafobia):
 Descripción de las crisis de ansiedad o ataques de pánico.
 Aspectos topográficos de la crisis.
 Situaciones en que suelen ocurrir las crisis.
 Ansiedad anticipatoria.
 Situaciones evitadas a causa de las crisis o por el malestar experimentado.
 Si no hay evitación, grado de malestar al permanecer en ciertas situaciones.
 Investigar la evitación de actividades para no generar síntomas corporales.
 Cogniciones respecto a la ansiedad y a las situaciones temidas.
 Conductas de seguridad.
 Historia y desarrollo del problema de angustia y agorafóbico (si lo hubiese).
 Variables de personalidad.
 Variables personales.
 Variables ambientales.
 Consecuencias del problema sobre el contexto familiar, social y laboral.
 Intentos de control del problema de forma autónoma.
 Tratamientos previos y actuales realizados para superar el problema y resultados
logrados.
 Expectativas y motivación ante el tratamiento psicológico.
 Posibles trastornos psicológicos asociados (además de la agorafobia) y trastornos de la
historia pasada.

Cuestionarios y autoinformes:

Cuestionarios generales (evaluación de los distintos problemas de ansiedad):

 Cuestionario de Miedos.
 Inventario de ansiedad de Beck.
 Inventario estado-rasgo de ansiedad.

Cuestionarios específicos para trastorno de angustia y agorafobia:

 Inventario de movilidad para la agorafobia.


 Escalas de autoeficacia para la agorafobia.
 Cuestionario de cogniciones agorafóbicas y cuestionario de sensaciones corporales.
 Cuestionario de ataques de pánico.
 Escala de autovaloración del cambio.

Autoregistros

La obtención de datos retrospectivos sobre las crisis de angustia a través de entrevistas o


cuestionarios puede dar lugar, al menos en el pretratamiento, a una deformación significativa
por exceso en la valoración de los ataques de pánico en comparación con los datos recogidos
mediante autoregistro concurrente. Su uso contribuye a desarrollar una autoconsciencia más
justada, sustituyendo afirmaciones como me siento fatal por mi nivel de ansiedad es 6. En
general, la observación objetiva de lo que ocurre, dejando apartadas las valoraciones, reduce
la afectividad negativa.
Autoregistro específico para el trastorno de angustia: fecha, hora, situación desencadenante,
señales internas a las que se asocia el comienzo del ataque, si la crisis es esperada o
inesperada, grado de ansiedad experimentado, sintomatología somática, duración,
pensamientos durante el ataque y conducta. Debería rellenarse inmediatamente después de
una crisis de angustia. Autoregistro diario de estados de ánimo, se completa al final de cada
día. También los pacientes pueden registrar diariamente actividades y situaciones evitadas o
afrontadas. A pesar de la utilidad de los autoregistros es frecuente que los pacientes no los
utilicen. En el caso del trastorno de angustia, suele ser frecuente que la falta de cumplimiento
se deba a la anticipación de una elevación de la ansiedad como resultado de la monitorización,
especialmente en aquellos pacientes cuya estrategia básica de afrontamiento del problema es
la distracción y la evitación de tiempos muertos, cuando las sensaciones somáticas y los
pensamientos sobre la ansiedad se hacen más presentes. Se les debe explicar que aunque
temporalmente la ansiedad se pueda incrementar por la propia actividad de registro, lo cierto
es que irá descendiendo a medida que la actividad de monitorización se haga más frecuente.

TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DE ANGUSTIA Y LA AGORAFOBIA

 Los programas de tratamiento cognitivo-conductual actuales se caracterizan por una


elevada tasa de éxito.
 Los protocolos de intervención que han recogido mayor evidencia empírica avalando su
eficacia son el programa de terapia cognitiva para trastorno de angustia del grupo de Clark
(se da un mayor énfasis a la detección y reestructuración de las cogniciones catastrofistas)
y el programa de tratamiento para el control del pánico de Barlow (se insiste en la
exposición a las sensaciones interoceptivas).

Programa de terapia cognitiva para el trastorno de angustia de Clark

Se basa en una formulación cognitiva del problema del pánico, según la cual la recurrencia de
las crisis de angustia se debe a la tendencia a interpretar de forma errónea y catastrófica las
sensaciones corporales que experimenta el individuo afectado (me va a dar un infarto, no
podré respirar y me moriré). Estas interpretaciones erróneas dan lugar a una elevación de la
ansiedad, que a su vez incrementa la sintomatología somática, favoreciendo el círculo vicioso
que culmina en una crisis de angustia o ataque de pánico. El protocolo incluye varios
componentes terapéuticos dirigidos a ayudar al afectado a identificar y someter a prueba la
adecuación de sus interpretaciones, sustituyéndolas por otras más realistas. Todas las técnicas
que utiliza tienen como objetivo la reestructuración de las ideas erróneas sobre las
sensaciones corporales, núcleo esencial del problema del pánico.

Programa de tratamiento para el control del pánico de Barlow

El programa de tratamiento para el control del pánico es la intervención cognitivo conductual


más estudiada para el trastorno de angustia con agorafobia. Combina la educación, el
entrenamiento en respiración, la reestructuración cognitiva, la exposición interoceptiva y en
vivo, esta última en la medida que la agorafobia sea un problema. Concede especial relevancia
al componente educativo, pues parte de la base que el paciente solo puede adherirse al
tratamiento y superar su trastorno si entiende por qué se ha producido y mantiene.
Componentes de la terapia cognitivo conductual

La terapia cognitivo-conductual para el trastorno de angustia suele incluir en sus programas un


componente educativo, una fase de reestructuración cognitiva, estrategias de exposición en
vivo e interoceptivas, reentrenamiento en respiración u otro procedimiento de desactivación
fisiológica, relajación aplicada y el entrenamiento en diversas habilidades de afrontamiento.

Educación: Normalmente la intervención suele comenzar con una fase psicoeducativa sobre la
naturaleza del trastorno de pánico, la ansiedad, así como las formas de perpetuación de la
ansiedad y el pánico a través de distintos mecanismos de feedback entre los sistemas
fisiológico, cognitivo y conductual. Se ofrece información específica acerca de la psicofisiología
de las respuestas de escape o afrontamiento, así como del valor adaptativo de los cambios
fisiológicos durante la respuesta de pánico o ansiedad. El valor de supervivencia de las
respuestas de alarma se enfatiza a lo largo de toda la intervención. El propósito de la
educación es corregir mitos e ideas erróneas sobre los síntomas de pánico que contribuyen al
mantenimiento del propio pánico y la ansiedad. La psicoeducación es un componente muy
beneficioso, produce reducciones de la ansiedad anticipatoria y de la afectividad negativa.

Entrenamiento en respiración: Componente central de las fases iniciales de algunos de los


protocolos de intervención más conocidos. Una buena parte de los pacientes con trastorno de
angustia presentan síntomas de hiperventilación, muy similares a los que se producen durante
los ataques de pánico. La evidencia muestra el efecto positivo del reentrenamiento en
respiración sobre las crisis, sin embargo, recientemente el valor del entrenamiento en
respiración ha sido cuestionado. Dado el reciente reconocimiento de que la tolerancia al
miedo y la ansiedad es una experiencia de aprendizaje más relevante que la eliminación del
miedo, es normal que la utilidad del entrenamiento en respiración se haya minimizado, pues
no deja de ser un procedimiento de evitación de síntomas corporales o una conducta de
seguridad, que desde ese punto de vista puede resultar anti terapéutico. Aun así, el
entrenamiento en respiración tiene mucho sentido, sobre todo al inicio del tratamiento, quizás
no tanto por los cambios fisiológicos que induzca, sino por la sensación de control que puede
proporcionar a los pacientes y que, en esos momentos, puede ser fundamental para crear
confianza en el paciente y poder promover los cambios subsiguientes.

Relajación aplicada: La relajación aplicada es una modalidad de relajación que ha mostrado


buenos resultados en el tratamiento de trastorno de angustia. Consiste en entrenar a los
pacientes en relajación muscular progresiva hasta que son capaces de utilizar este tipo de
relajación ante señales productoras de ansiedad, es decir, como una estrategia de
afrontamiento para practicar la exposición en vivo a estímulos de una jerarquía de situaciones
productoras de ansiedad.

Reestructuración cognitiva: Inicialmente la terapia cognitiva para el trastorno de angustia no


se dirigía a la valoración de las sensaciones somáticas, sino que se centraba en el uso de
autoinstrucciones de afrontamiento ante las situaciones provocadoras de ansiedad. La terapia
cognitiva comienza con una conceptualización cognitiva del problema y una discusión acerca
del papel que cumplen los pensamientos en la generación de emociones. Posteriormente, se
aborda el tema de reconocer los pensamientos como hipótesis más que como hechos reales y
que, como tal, están abiertos a la discusión y el cambio, siendo susceptibles de error. Una vez
las cogniciones nucleares del problema se han identificado, se categorizan en función del error
subyacente durante un estado de alta intensidad emocional. El terapeuta utiliza estrategias de
dialogo socrático para cuestionar los pensamientos y guiar el descubrimiento de nuevas
conceptualizaciones, se va generando así un cuerpo de pensamientos-hipótesis alternativas
que cuentan con más evidencia empírica. La reestructuración cognitiva pretende corregir el
pensamiento distorsionado, esperando que a partir de este cambio, la ansiedad, el miedo y el
malestar, empiecen a remitir.

Exposición: exposición en vivo e interoceptiva: La exposición es siempre una fase crítica en


cualquier programa y una vez ha comenzado acapara buena parte de las sesiones terapéuticas
y del trabajo entre sesiones, pues la exposición limitada en el tiempo no es efectiva y puede
ser perjudicial. Está diseñada para conseguir dos objetivos: desmentir expectativas
catastrofistas y cogniciones erróneas y extinguir respuestas emocionales condicionadas a
situaciones externas y contextos, como es el caso de la exposición en vivo, y a sensaciones
somáticas, en el caso de la exposición interoceptiva.

Exposición en vivo: la exposición en vivo se refiere a la confrontación sistemática y repetitiva


de contextos del entorno generadores de ansiedad. En la mayor parte de las ocasiones, la
exposición se realiza de forma graduada, procediendo desde la situación menos generadora de
ansiedad hasta la más ansiogena, según una jerarquía elaborada entre paciente y terapeuta. Es
tan efectiva como una exposición no graduada y masiva. Para lograr la máxima efectividad de
la exposición en vivo es determinante la eliminación de las conductas de seguridad.

Procedimiento de exposición interoceptiva: Entre los objetivos de la terapia cognitivo-


conductual aplicada a los trastornos de angustia se encuentra el desensibilizar al paciente de
los síntomas fisiológicos que acompañan las crisis de angustia, y reestructurar las
interpretaciones catastrofistas sobre las sensaciones fisiológicas asociadas a dichas crisis. La
exposición interoceptiva simula los síntomas de un ataque de pánico para que el paciente
pueda experimentarlos en un contexto controlado. La inducción controlada y repetida de las
sensaciones físicas debilita la respuesta emocional ante ellas. El propósito es romper las
asociaciones entre las señales somáticas específicas y las reacciones de pánico, se trata de que
el paciente pierda el miedo a dichos síntomas experimentando como se pueden generar de
una forma normal, y como, además, su génesis no implica consecuencias catastróficas. El
procedimiento consiste en generar síntomas durante aproximadamente 1 minuto, mediante
ejercicios que tratan de mimetizar los síntomas más comunes y temidos de las crisis de
angustia que padece el paciente (hiperventilación intencional, dar vueltas en una silla giratoria,
contener la respiración, entre otros). Para el entrenamiento en primer lugar se introduce el
concepto de condicionamiento interoceptivo. La inducción de síntomas se debe realizar entre
3 y 5 veces al dia hasta que el paciente no sienta a penas ansiedad en relación a dichos
síntomas. Con la repetición de estos ensayos el paciente va aprendiendo que estas señales
internas no deben ser temidas pues ni señalan, ni están asociadas a ningún tipo de amenaza.
De esta forma se va produciendo un proceso de desensibilización que se espera se generalice a
todos los síntomas somáticos. En una fase más avanzada del tratamiento, después de la
exposición interoceptiva, pero siguiendo el mismo principio, se practicarán actividades más
naturales para provocar las mismas sensaciones (subir escaleras, entrar a sauna). Para realizar
la exposición interoceptiva habrá que seleccionar los ejercicios que han sido evaluados con
puntuación mayor que tres, en una escala de cero a ocho, comenzando con el menos
ansiogeno. Una vez el paciente empieza a experimentar sensaciones debe levantar el brazo y
continuar el ejercicio 30 segundos más, se le recomienda después que aplique la técnica de
control respiratorio, así como las estrategias cognitivas para manejar su ansiedad. Ningún
ejercicio debería tardar más de 3 minutos. Si el paciente no reproduce las sensaciones
esperadas, se le instruye para que imagine las situaciones externas (conducir) en las que puede
ocurrir. Hay que repetir el ejercicio hasta que la ansiedad remita, y solo se debería pasar a otro
ejercicio cuando se haya desensibilizado el anterior.

Otros enfoques terapéuticos

Se han desarrollado otros enfoques terapéuticos dirigidos a intentar subsanar los déficits que
presentan los tratamientos cognitivo-conductuales de carácter convencional:

Terapia intensiva focalizada en las sensaciones: Para pacientes con trastorno de angustia y
agorafobia entre moderada y severa, con agorafobia residual o miedo residual a las
sensaciones físicas. Para ellos esta terapia propone una intervención a lo largo de 8 días
consecutivos que pretende la eliminación total de la agorafobia y el miedo a las sensaciones
físicas. Este programa, a diferencia de otras propuestas, deliberadamente provoca e intensifica
hasta el máximo posible los síntomas de ansiedad sin permitir, ni entrenar, ningún
procedimiento de reducción de la activación. De hecho, se elimina cualquier elemento que
pudiera distraer al paciente del proceso de confrontación con las situaciones temidas y sus
síntomas.

Terapia cognitivo-conductual de aceptación incrementada para el pánico: Se ha desarrollado


tratando de paliar las significativas tasas de rechazo, abandono y falta de respuesta asociadas
a los resultados de los ensayos cognitivo-conductuales. Esta terapia incorpora al
procedimiento cognitivo-conductual estándar técnicas como ejercicios de mindfulness, y la
discusión acerca de la importancia de incluir o incrementar actividades valiosas frente a la
ansiedad. No obstante, aunque la conceptualización de la intervención se realiza en términos
de la aceptación de las experiencias emocionales y la búsqueda y realización de acciones
valiosas, los componentes nucleares del tratamiento siguen siendo la educación sobre el
pánico, la exposición situacional e interoceptiva y la reestructuración de creencias erróneas
sobre la sintomatología física y sus consecuencias.

Programa propuesto para el tratamiento del pánico y la agorafobia: Fue inicialmente


desarrollado por Barlow y sus colaboradores hace más de 20 años. Este protocolo de
tratamiento ha sido publicado en dos textos diferentes, uno elaborado como Guía para el
Terapeuta y el otro como Libro de Trabajo para los pacientes. El tratamiento va dirigido a
pacientes con trastorno de pánico, con o sin agorafobia. Los autores recomiendan que el
programa sea aplicado en aproximadamente 12 sesiones, una por semana e insisten en que el
programa debe aplicarse con flexibilidad y que el terapeuta debe irlo adaptando a las
características del problema y al ritmo de aprendizaje de cada paciente.

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