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Serie MONOGRAFIAS

Dirigida por Mario Rodríguez Fernández Manuel Antonio Baeza

Imaginarios
sociales
IMAGINAMOS SOCIALES. Apuntes para la discusión
APUNTES PARA LA DISCUSION TEORICA Y METODOLOG1CA

© Manuel Antonio Baeza teórica y metodológica


©Editorial Universidad de Concepción

Reg. Propiedad intelectual No 136.266

I.S.B.N. 956-227-275-3

Primera edición, diciembre 2003

DIRECCION DE EXTENSION
EDITORIAL UNIVERSIDAD DE CONCEPCION
Biblioteca Central, Of. 11, Campus Universitario
Fono (56-41)204590 - Fax (56-41)228262
Casilla 160-C, Correo 3
Concepción - Chile
E-mail: lgaravil@udec.cl

Diseño y edición de Oscar Lermanda

Corrección de pruebas
Gabriel Obreque M.
José Uribe M.

Ilustración de portada
"Galconda" (detalle), René Magritte (1953),
The Menil Foundation, Houston.

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


EDITORIAL UNIVERSIDAD DE CONCEPCION
SERIE MONOGRAFIAS
INDICE

Págs.
Presentación 7
Introducción 11

CAPÍTULO I: Primeros pasos hacia una teoría 15


CAPÍTULO II: Propuesta de un modelo operacional de análisis
de imaginarios sociales 45
CAPÍTULO III: De la modelización a la realidad social y de la
realidad social a los desafíos teóricos más importantes 67
CAPÍTULO IV: Imaginarios sociales y proceso mental de
significación 75
CAPÍTULO V: El sujeto, la significancia y la religión. Perspec-
tiva desde el concepto de imaginarios sociales 87
CAPITULO VI: Imaginarios sociales y memoria colectiva 99
CAPITULO VII: Imaginarios sociales y lógica de dominación
(primeros esbozos) 109
CAPÍTULO VIII: Postmodernidad, ideología e imaginarios
sociales 119
CAPÍTULO IX: Algunos ejemplos de aplicación del modelo de
análisis de imaginarios sociales 149
CAPÍTULO X: Nuevos imaginarios sociales de la política en
Chile 173
CAPITULO XI: Imaginarios sociales y mentalidad 181
CAPÍTULO XII: Cuerpo desnudo en Chile e imaginarios soda-
les: ¿Escenario de confrontación entre lo tradicional y
lo emergente? 189
CAPÍTULO XIII: Primeras conclusiones sociológicas 199

Bibliografía 213
PRESENTACION

Toda imagen del mundo es y sigue siendo


una construcción de su propia mente;
su existencia no puede ser probada de otra manera.
ERWIN ECHRODINGER, Minó andMelter,
Cambridge, 1958.

C ORRIAN LOS AÑOS '80 cuando, en el curso de una indaga-


ción doctoral en el ámbito de la sociología de las religiones,
descubrí que, al menos hasta ese momento, la mayoría de las in-
vestigaciones referidas a la fe y a las prácticas asociadas a esta últi-
ma en América Latina ponían un énfasis inicial en las institucio-
nes eclesiásticas, para de allí construir un campo de análisis
específico acerca de lo religioso y, por ende, un discurso sociológico
acerca de las religiones respectivas. Por consiguiente, pude discer-
nir la existencia de una sociología católica, distinta de una socio-
logía protestante, aunque sin mayores distinciones epistemológi-
cas; concluí en que, tal como lo había destacado años antes el
sociólogo francés Henri Desroche' con respecto a trabajos socio-
lógicos europeos de hasta buena parte del siglo XX, más que una
sociología de las religiones, teníamos enfrente una "sociología re-
ligiosa" en donde más se parecía, por momentos, a una cierta vi-
sión teológica que a la constitución de un campo propiamente
científico; entre esa tendencia y lo que podríamos denominar una
"teología sociológica" no habría existido, muchas veces, gran dife-
rencia.

'Henri Desroche, Sociologies religieuses, París, 1968.

7
IMAGINARIOS SOCIALES. AruNTEs nal LA DISCUSIÓN TEÓRICA i IAET000LOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA PRESENTACIÓN

Mi apuesta intelectual consistió entonces en intentar una mira- moverse con mayor comodidad de una teoría a otra, de un concep-
da distinta sobre lo religioso y, tras mucha investigación exploratoria, to a otro, de una disciplina a otra, sin recibir el epíteto de herejía.
decidí que ese cambio consistía lisa y llanamente en operar un Mi itinerario posterior evoca un feliz encuentro con el campo
vuelco en el enfoque de 180., es decir en invertir la mirada, para de los imaginarios sociales. He llegado a la convicción de que
asomarse a los fenómenos desde la perspectiva de los creyentes. existe una centralidad del concepto que superará lo supuesto por
En realidad, ellos tenían mucho que decir, mucho que aportar al los colegas que se mantienen fieles a la observación desde las ha-
carácter heurístico deseado para mis ocupaciones. Comprender bituales sociologías de superficie, es decir aquellas sociologías de
las creencias y prácticas religiosas desde los sujetos creyentes y lo fácilmente objetivable. Lo que me he propuesto desde entonces
pn ticantes: tal fue la consigna hasta 1993. Había que capturar es trabajar en torno a la elaboración de una teoría, por cierto no
esos .Aiversos interiores que motivaban a los fieles a participar en positivista, pero sí con varios pies de apoyo: en la sociología de la
duras peregrinaciones católicas, a permanecer largo tiempo bajo el comprensión, en la fenomenología, en la antropología, en las
techo de un templo evangélico; por su parte, manifestaciones de aproximaciones cualitativas en ciencias sociales. Este libro, que
eiigio, sidad popular (que prefiero llamar cultura religiosa popu- hoy pongo en sus manos, camina en esa dirección, considerando
lar) como las "mandas", las devociones a vírgenes, santos y a nues- que este programa de investigación tiene todavía años por delan-
tras chilenas "animitas", requerían también un trabajo de com- te: no me permitiría decir en este momento que la teoría haya
prensión más profundo, que considerara por lo tanto toda esa madurado, ni siquiera que la aventura esté a próxima a terminar.
subjetividad actuante puesta al servicio de la fe. En otras palabras, Simplemente diría que el entusiasmo está presente para seguir
me parecía imposible "explicar" la religión, ni exclusivamente desde adelante.
sus cúpulas eclesiásticas, ni tampoco sin comprender —antes que Agradezco cálidamente a todos los que, de un modo u otro,
todo— ese fenómeno particular que es la intuición de lo divino. me han acompañado en este viaje cognitivo: en primer lugar a
Es en esa tentativa de cambio de perspectiva de análisis que, mis colegas del Departamento de Sociología y de la Facultad de
desde mediados de la década de los '90, tomé conciencia de la Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, a mi colega y
necesidad de llevar la atención sociológica hacia un campo amigo Juan Luis Pintos, de la Universidad de Santiago de Com-
investigativo más amplio, referido al ámbito de la cultura (tan postela, también a mis alumnos, a mis amigos(as) del Grupo Com-
relegada a segundo plano por las corrientes teóricas sociológicas postela de Estudios sobre Imaginarios Sociales (G.C.E.I.S.), tan-
más en vista durante largos años) pero también a lo que denomi- to de Galicia (España) como de Concepción, a todos y a cada uno
namos la sociología del conocimiento. La Verstehen de M ax Weber de los comentaristas de mi ensayo anterior (Los caminos invisibles
había dejado tarea pendiente a la disciplina al hablar de sentido de la realidad social, 2000), en fin, a todas las personas que han
subjetivo atribuido a la acción social, que solamente Alfred Schütz invertido y compartido paciencia y amistad en este tipo de debate
desde la fenomenología, George Herbert Mead desde el interac- intelectual. En todos ellos pienso al escribir y revisar estas pági-
cionismo simbólico, Erving Goffman desde la sociología drama- nas.
túrgica y Aron Cicourel y Harald Garfinkel desde la etnometodo-
logia, habían tomado realmente en serio. Quizás había que esperar
hasta que las distintas disciplinas de las ciencias sociales abando-
naran sus respectivos bunkers teórico-conceptuales y metodológicos
y por fin se decidieran a operar interdisciplinariamente para poder

8 9
INTRODUCCION

F.'sitasita ya más explicación


L ANALISIS sociológico de los imaginarios sociales no nece-
complementaria alguna para lograr al
fin ser admitido —en tanto que concepto y, a la vez, campo inves-
tigativo— en la esfera estrecha de los estudiosos y eruditos de las
ciencias sociales. Para convencerse, basta con recorrer, "navegan-
do (imaginariamente) en Internet", una pequeña parte de la cons-
telación de informaciones que nos brinda en la actualidad la ci-
bernética y constatar el éxito del concepto, transformado de
improviso en una suerte de best seller conceptual, lo que habla, a
la vez, de un triunfo (por el hecho mismo de la admisión de un
nuevo campo muy promisorio para la comprensión profunda de
los fenómenos sociales) y de un peligro (por el hecho de una even-
tual tentación de búsqueda de explicaciones de todo tipo de fenó-
menos). Si lo primero es alentador, me refiero con lo segundo a la
trampa que consistiría en querer construir un tormentoso "todo
imaginario" tan indigesto como pudieron serio en su tiempo los
resultados del historicismo, del sicologismo, del biologismo, del
cientismo en general. Tal eventnnlidad podría darse por el hecho
mismo de una vulgarización excesiva —ya en curso?— que termine
diluyendo precisamente su pertinencia de uso y, sobre todo, sus
reales alcances heurísticos. De modo entonces que la actividad

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IMAGINAMOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA INTEODUCCION

teórica debe salir al paso de modas intelectuales para así otorgar de contribuir a este trabajo teorético se entrega aquí una serie de
finalmente una densidad reflexiva necesaria a un concepto que argumentos destinados, en primer lugar, a dar una definición
debiera quedar entonces remitido a un uso mucho más restringi- aproximativa y, en segundo, se adjunta una propuesta específica
do de lo que se constata hoy en día por el hecho de esas mismas de modelo de aplicación en el análisis de imaginarios sociales que,
modas intelectuales que, por lo demás, no hacen otra cosa que en todo caso, no es más que un simple prototipo. Ahora bien, y
imitar, reeditar, estropear, ideas que con mucho mayor brillo ya como se ha insinuado más arriba, el hecho de disponer de una
fueron planteadas desde hace mucho tiempo. teoría y de un modelo de aplicación analítica ha de servir, en la
Pero si de éxito se trata, éste se debe al "hallazgo" de investiga- práctica investigativa, al evitamiento de una trampa siempre po-
dores que hoy en día advierten el hecho de que prácticamente no sible: la tentación de explicaciones deterministas —sin mayores
hay ámbito de preocupación intelectual o cognitiva básica en don- precauciones— de cualquier fenómeno social mediante el recurso
de lo imaginario social no sea convocado de diversas maneras': a abusivo a una especie de caja explicativa o "todo imaginario". En
ello no escapa ni el pensar más elemental (de sentido común, otras palabras, evitar la trampa monodisciplinaria de explicación
digamos) como tampoco el pensar más elaborado; esto significa de fenómenos que en definitiva no le conciernen, pero por otra
que se nota o se intuye cada vez más su presencia en ámbitos muy parte, evitar también la tentación explicativa mediante el recurso
diversificados: en la filosofía, en las ciencias, en el urbanismo, en a las llamadas "últimas instancias".
las bellas artes, en la política, en la concepción y gestión de la eco- Se establece también una relación bastante reiterativa entre
nomía, en el periodismo, en el cine, en la sexualidad, en la literatu- imaginarios sociales y religión, o sea un vínculo indispensable y
ra, etc., todos los cuales incorporan por distintas vías, por distin- constante con el tema de la dominación, con el concepto de ideo-
tas razones, por distintas fuentes de inspiración, al menos la logía, en fin, se exponen un conjunto de correspondencias que
intuición según la cual existe algo más en el pensar y en la arro- permiten precisamente poner a prueba el mencionado modelo.
gante razón que, por ende, podría afectar también el actuar hu- He estimado conveniente, para dar a conocer múltiples usos del
mano; se trata de procesos ideacionales complejos, impregnados concepto en ciencias sociales, añadir algunos ejemplos propios de
de una cierta producción mental sui generis, que interviene no la vida cotidiana, especialmente en lo que se podría denominar
sólo acompañando sino alterando considerablemente la "concien- "el paisaje socio-imaginario" de nuestro país. Probablemente, la
cia de...": se trata del producto de la imaginación (phantasia). época sea en especial adecuada para indagar en este Chile de las
Pero para afinar el concepto se entregan aquí ocho argumentos transiciones culturales más importantes que las simples transicio-
que nos garantizan —al menos en mi opinión— avanzar cognitiva- nes políticas. En todo caso, es así como se puede demostrar la po-
mente, por aproximaciones sucesivas. tencia y eficacia de los imaginarios sociales, en medio de la trivia-
A estas alturas de los tiempos, estoy convencido de que la ela- lidad de lo cotidiano, sin por ello trivializar —por cierto— el análisis
boración de una teoría ad hoc para el estudio de un campo muy sociológico.
promisorio es ya una necesidad científico-social; con el propósito Por último, las conclusiones que clausuran este trabajo en su
capítulo final son sólo las primeras, a sabiendas que la indagación
'Ele aquí un ejemplo interesante: recientemente, un estudiante de geología, en un
teórica y práctica apenas comienza a dar sus primeros pasos en
curso de imaginarios sociales dictado por mí en la carrera de Sociología de la Universidad nuestras ciencias sociales latinoamericanas. Conclusiones, por
de Concepción, me expresaba su asombro al constatar que su disciplina tenía, al fin y al ende, que no constituyen una clausura de un esfuerzo teórico per-
cabo, un componente imaginario social importante, especificamente al hablar de la com-
posición del globo terráqueo,
sonal y grupal, sino —por el contrario— una apertura hacia nuevos

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TRONCA Y METODOLOGiGs / MANUEL ANTONIO BAEZA

problemas, en mi opinión, cautivantes. Lo que el lector tiene ahora


en sus manos, en todo caso, es una invitación a sumarse a la acti-
vidad reflexiva, en tiempos en los cuales ésta pareciera sumergirse
en la facilidad de una masa colosal de informaciones envasadas CAPITULO I
que no implican necesariamente conocimiento.
PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

B USCAR DAR inteligibilidad a aspectos o a fragmentos —es de-


cir, y en forma tajante: jamás en su totalidad— de una reali-
dad social siempre compleja, difusa, cambiante, escurridiza, apa-
rentemente inconexa, para un sociólogo, significa llevar a cabo a
plenitud una importante actividad reflexiva, muchas veces con-
ducida a través de largos años, dejando atrás de este modo la idea
en cualquier circunstancia ingenua de una interpretación rápida,
basada en apariencias que finalmente no constituyen evidencias.
Una actividad intelectual que tiene entonces por lo demás como
propósito, no el recorrer siempre caminos previamente trazados,
sino el abrir nuevas sendas científicas. Es preciso constatar, por lo
tanto, que el empirismo no es en sí conducente a esa penetración
necesaria en dichos fragmentos de realidades para una adecuada
comprensión sociológica. Se requiere pues una teoría: "Buscar al-
gún sentido a los hechos y las observaciones aisladas nos lleva a
otra dimensión de la sociología: teorizar. Una teoría es un enun-

'Es necesario establecer, en calidad de axioma permanente, que la realidad social es en


sí infinita, lo que la hace analíticamente inalcanzable en su totalidad. La idea de construc-
ción de un objeto científico de estudio comprende la necesidad de un acotamiento de la
realidad que se somete a indagación, forzando así las condiciones de un estudio necesaria-
mente fragmentario de la realidad.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA e METODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArtrulo I: PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

ciado que expresa cómo y por qué unos determinados hechos es- Esta advertencia es necesaria para dejar en claro, desde ya, cuál
tán relacionados'''. es la intencionalidad del trabajo teórico que viene a continua-
Para el abordaje del trabajo teórico propongo en primer lugar ción. Ella implica específicamente la adopción, al menos, de una
asumir la estrategia de un avance por aproximaciones sucesivas, premisa central que inspira todo el recorrido reflexivo que aquí se
teniendo para ello en cuenta que esta teoría específica no surge de propone y que, de paso, cuestiona con fuerza el modelo científi-
la nada, sino de múltiples y variadas tentativas anteriores y que co-natural de objetividad que ha predominado en sociología'.
cada una de ellas, de un modo u otro, abren senderos de explora- Se trata pues de la premisa según la cual todas y cada una de las
ción, sugieren ideas y modelos, introducen conceptos, todo lo aproximaciones diversas que el hombre dirige —en sentido am-
cual —con mayores o menores énfasis— me inspiran en esta aven- plio— hacia la exterioridad o entorno suyo, en tanto que sujeto
tura sociológica'. Formulo al lector la invitación para que em- que experiencia la vida, no pueden omitir de su parte la ejecutoria
prendamos juntos el camino que comienza desde ahora. Y, para de todo un procesamiento mental de tipo interpretativo de "co-
comenzar, la idea de aproximaciones sucesivas la expreso bajo la sas" y fenómenos que, a priori, no son directamente accesibles en
forma de ocho argumentos que considero básicos en la clarifica- su "realidad real". Ni el instinto ni los sentidos permiten al ser
ción del concepto de imaginarios sociales. Cada uno de ellos in- humano una entera adaptación a su entorno, con lo cual éste debe
corpora distintas aportaciones que provienen tanto de distintas echar mano a procedimientos —y procesamientos— infinitamente
posturas teóricas anteriores como de diferentes disciplinas. más complejos. Esto es el producto entonces de una incompletitud
inicial del ser humano, una debilidad existencial en el sentido
planteado por A. Gehlens:
OCHO ARGUMENTOS PARA LA CONSTRUCCION
DE UN CONCEPTO La tendencia a verse sobrecargado de estímulos y de sorpresas que
no entiende, que le generan inseguridad y desprotección, le incita
a participar activamente en la elaboración de núcleos e islotes de
El célebre lingüista suizo Ferdinand de Saussure decía en su mo- cultura en el seno de la naturaleza, de horizontes y de objetividad
mento que lo importante en la construcción de un objeto cientí- en lo que dispongan de respuestas existenciales y medios técnicos
fico de estudio y en su seguimiento investigativo era la adopción (artificiales) que cubran sus necesidades biológicas y ontológicas
de un punto de vista que preside todo el trabajo del investigador y más urgentes'.
finalmente es lo que crea el objeto', en la medida en que establece
un ángulo preciso de ataque en una temática cualquiera. Esta úl- Se puede constatar que la transitoriedad y el cambio constante
tima presupone entonces que, en cualquier caso, hay un conjunto en los hechos de la vida es difícilmente soportable y el hombre
de romas de posición intelectual, como también de premisas epis-
temológicas que marcan el trabajo teórico de determinada mane-
ra, que le otorgan una cierta perspectiva clasificable. 'Cf. Michael Lfiwy, ¿Qué es la sociología del conocimiento?, Barcelona, 1991. El autor
señala que el valor dado a la objetividad en el capitalismo corresponde a un auge de las
ciencias naturales y a una desideologización del conocimiento científico, por necesidades
'John J. Macionis & Ken Plumrner, Sociología, Madrid, 1999:19. propias del sistema: "La formación del modelo científico-natural de objetividad, la cons-
Concuerdo con Imre Lakatos en su planteamiento acerca de las teorías científicas, titución de una ciencia de la naturaleza libre de juicios de valor y de presuposiciones
que han de ser vistas como programas de utilidad permanente (cf. Imre Lakatos, La meto- ideológicas, es resultado del desarrollo del capitalismo durante varios siglos" (p. 155).
dología de los programas de investigación científica, Madrid, 1993). 5Arnold Gehlen, El hombre, Salamanca, 1987.

`Citado por Pierre Bourdieu y Jan-Claude Chamboredon en su libro Le métier de 'Comentario de la obra de Arnold Gehlen en: Celso Sánchez Capdequí, Imaginación
sociologue, París, 1983:53. y sociedad: una hermenéutica creativa de la cultura, Madrid, 1999:195.

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IMAGINAMOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN rzóRicy y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CorruLo I: PRIMEROS PASOS HACIA UNATEORIA

debe siempre enfrentados con armas "artificiales", culturales, lo El punto crucial al que la etnometodología plantea objeciones es
que implica crear, imaginar, inventar constantemente. la idea de que el orden observado tiene una existencia por sí mis-
La contribución a ese mismo procesamiento de la imaginación mo, independiente de su ser conocido y articulado por los indivi-
queda implícita; podemos decir, por ende, que esta actividad cons- duos".
titutiva —al fin y al cabo— de significación tiene lugar con aporte
mayor o menor de una más que fecunda imaginación. Esto últi- El orden social es entonces "re-humanizado", es decir devuel-
mo recuerda aquel concepto de pregnancia simbólica utilizado en to, en plenitud, a la actividad humana misma y reconocido como
sus textos por el filósofo E. Cassirer: su producto y, con ello, obliga de paso a las ciencias sociales a
idéntica re-humanización, o sea a ir al reencuentro del sujeto de
Por 'pregnancia simbólica' ha de entenderse el modo como una . carne y hueso, verdadero y único artífice de la sociedad, en senti-
vivencia perceptual, esto es, considerada como vivencia 'sensible', do amplio.
entraña al mismo tiempo un determinado 'significado' no intuiti-
vo que es representado concreta e inmediatamente por ella'°.
ARGUMENTO
Por otra parte es posible recurrir a C.G. Jung cuando se refiere
a una "plusvalía psíquica" o, en otras palabras, a una necesaria Si bien es cierto, considero importante partir de la construcción
proyección de lo subjetivo sobre lo objetivo". Se erradica así defi- de imaginario desde el individuo' 4 en ningún caso estoy afirmando
,

nitivamente la idea ingenua de una simple captura de la realidad que éste actúa fuera de la sociedad a la que pertenece. En este
externa por los sentidos, incapaces por sí solos de otorgar inteligi- sentido el axioma es relativamente simple: no hay individuos fuera
bilidad a lo externo, léase sentido. de la sociedad, ni construcción de sociedad que no lo sea por indivi-
Retomo así por cuenta propia las objeciones que, en especial, duos. Así entonces, podemos bilocalizar plenamente el tema de
la etnometodología dirige a las teorías que "cosifican" pura y sim- los imaginarios, vale decir situarlo en sujetos individualmente
plemente (y por cierto, abusivamente) el orden social: considerados (hablaríamos acá en estricto rigor de imaginarios
Si el orden social existe 'fuera de aquí', como realidad subsistente
por sí misma, para explicarlo, comprenderlo, es necesario dar cuenta
de las reglas sociales que son llevadas a cabo en las interacciones. El
Skidmore, Theoretical Tbinking in Sociology, Cambridge, 1975:260. Citado por
enfoque etnometodológico niega en cambio el carácter objetivo, Mauro Wolf, ibídem, p. 147.
completo, claro, reconocible exhaustivamente, que habrían de te- "Lo dicho no presupone un retorno a la vieja discusión acerca de qué es lo primero
ner supuestamente las reglas 22 . en una mirada sociológica, a saber: la sociedad o el individuo. Estoy sugiriendo simple-
mente que el "nosotros" incorpora necesaria aunque no exclusivamente, procedimientos,
mecanismos, ideaciones y prácticas que emanan de varios "Yoes". Por su parte, el "Yo" es
O expresado a la manera de W. Skidmore con bastante clari- impensable al margen de un colectivo al interior del cual se constituye. Veamos por ejem-
dad: plo lo que dice Edmund Husscrl en materia de construcción de espacio desde el Yo:
"Cada yo se encuentra a sí mismo como centro o, por así decirlo, como punto cero del
sistema de coordenadas desde el que piensa, ordena y conoce todas las cosas del mundo,
tanto las ya conocidas como las que no lo son. Pero cada uno capta ese centro como algo
"Ernst Cassirer, La filosofia de las formas simbólicas, Ciudad de México, 1986:238, t. Hl. relativo; sabe que el 'aquí' es, en cada momento, localmente otro. Cada quien distingue el
"Esta afirmación del psicoanalista Carl Gustav Jung es citada por Luis Garagalza en espacio objetivo, en tanto sistema de las posiciones espaciales objetivas (lugares), del fenó-
su libro La interpretación de los símbolos, Hermenéutica y lenguaje en la filoso» actual, meno del espacio como del modo en que el espacio aparece con sus 'aquí y allí', 'delante
Barcelona, 1990:49-53. y detrás', 'derecha e izquierda'. Y así también por lo que respecta a la consideración del
"Mauro Wolf, Sociologías de la vida cotidiana, Madrid, 1994:146. tiempo" (en: Edmund Husserl, Problemas fundamentales de la fenomenología, 1994:52).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA y Heroomócm / MANUEL ANTONIO BAEZA Cama E PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEOR1A

individuales) como en colectivos de sujetos (imaginarios sociales, El principio operativo de toda búsqueda de lo que entiendo
en sentido estricto), puesto que —en conformidad al axioma ante- por significancia práctica —en términos sociales— es aquél de una
rior— la participación de la imaginación no tiene como sede ex- subjetividad humana objetivante (o capacidad significante), puesta
clusiva a un individuo "imaginante", que se encontraría absoluta- al servicio colectivo de una inteligibilidad plausible de una reali-
mente huérfano, aislado, diríamos en una seudocondición de ser dad difusa y compleja que se presenta a nosotros (a través de nues-
a-social, por cuanto, "lo imaginado" tiene por supuesto lugar al tros sentidos o al margen de estos últimos) en una suerte de inme-
interior de un contexto espacio-temporal determinado y que, ade- diatez enigmática". Experiencia social transmisible del mundo
más y con cierto grado de simultaneidad, el producto de la imagi- de la vida procesada necesariamente por mecanismos complejos
nación es también transmisible o comunicable a colectivos (por el de nuestro cerebro en donde, más allá de descripciones elementa-
hecho de la comunicación humana'') o directamente construido les y relativamente pobres de sentido, intervienen en múltiples
al interior de grupos sociales cuya dimensión resulta, para estos situaciones interpretativas distintos elementos disponibles en nues-
efectos, completamente irrelevante'. tra actividad cerebral: intelecto, memoria, prejuicios y juicios di-
No construimos nunca realidades fuera de un espacio y de un versos, creencias (religiosas y no religiosas), esquemas valóricos
tiempo dados, que, por lo demás, son los nuestros, en la medida construidos de distinta naturaleza'', pero también emotividad,
en que ambos constituyen, en una intersección, nuestro punto estados psíquicos diversos, etc. Prefiero hablar de "interpretación"
concreto de inserción en el mundo; obviamente, ambos parecen y no de "representación", por el carácter más fundamental de la
siempre estar "insinuándonos" formas dadas —o estilos— de cons- operación, que pretendo identificar; como lo dice el antropólogo
trucción de dichas realidades. Por consiguiente, considerando que M. Godelier:
se trata ahora sólo de una primera aproximación con miras a una
definición por cierto provisoria en materia de imaginarios sociales, Interpretar, es definir la naturaleza, el origen y el funcionamiento
la propuesta sería entonces la siguiente: los imaginarios sociales son de una realidad presente en el pensamiento. No puede existir re-
presentación que no sea al mismo tiempo una interpretación y que
múltiples y variadas construcciones mentales (ideaciones) socialmente
no suponga la existencia de un sistema de representaciones, de un
compartidas de si gnifrancia práctica del mundo, en sentido amplio, conjunto de representaciones reguladas por una lógica y una cohe-
destinadas al otorgamiento de sentido existencial. Veamos a continua- rencia específicas, cualesquiera sean éstas' 9.
ción el contenido de esta primera propuesta en sus detalles.

"Paul Watzlawick, de la Escuela de Palo Alto, decía que lo normal en los seres huma- 'Esta no es otra cosa que "la experiencia del mundo", en el sentido planteado por el
nos es precisamente la comunicación. sociólogo Alfred Schütz: "Mi experiencia del mundo se justifica y corrige mediante la
' 6Resulta interesante en este punto volver a Edmund Husserl: "Y sobre todo los yoes experiencia de los otros, esos otros con quienes me interrelacionan conocimientos comu-
o, tal como decimos, los seres humanos, se comprenden entre sí. Cada uno acomete sus nes, tareas comunes y sufrimientos comunes". Y enseguida agrega el autor: "El mundo es
experiencias respecto a las cosas que se le aparecen de un modo u otro, juzga con motivo interpretado como el posible campo de acción de todos nosotros: éste es el primero y más
de tales experiencias e intercambia sus juicios con los de Otros en un acuerdo recíproco" primitivo principio de organización del conocimiento del mundo exterior en general"
(in: Edmund Husserl, ibídem, p. 53). Y más adelante: "Gracias a la empatía y a la com- (en: Alfred Schurz, Estudios sobre teoría social, 1974:22).
prensión empática de la expresión (einfühlendes Aussageverstándnis), los seres humanos 'Maurice Godelier dice que para un niño, por ejemplo, los esquemas valóricos que se
entran en un intercambio recíproco (Wechselverkehr), y no sólo prácticamente, pues le imponen no tienen existencia fuera de su propio yo, contrariamente a lo que afirman
también se observan con vistas a fines cognoscitivos y ganan, del mismo modo de la psicólogos y a veces también algunos sociólogos (Cf. Maurice Godelier, L'idéel et le matériel,
experiencia empática y del teorizar que se edifica sobre ella, el llamado conocimiento París, 1984:223). Esta afirmación devuelve por cierto el tema de los "valores" a su condi-
psicológico e igualmente un conocimiento de estilo psicofísico acerca de las relaciones de ción social de producción simbólica, arrebatándolos al mismo tiempo de cualquier tenta-
dependencia de lo psíquico (tanto propio como ajeno) en relación al cuerpo" (en: Edmund tiva de fundamento metafísico.
Husserl, ibidem, pp. 57 y 58). 'Maurice Godelier, ibídem, p. 200.

20 21
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAPA LA DISCUSION TEÓRICA Y METÓDÓLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Capprou 1: PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORM

Por su parte, el biólogo chileno E Varela somete a oportuna ciendo que ella es transmisible o comunicable en sus grandes ras-
crítica el concepto de representación —que desde mi perspectiva gos, no así en la menudencia del detallen.
acojo totalmente— en los términos que siguen: Pero, si esa relación especial que tenemos con nuestra propia
externalidad tiene las características enunciadas en el primer pá-
Esta es una crítica al uso de la noción de representación como
rrafo, ¿qué es, en definitiva, la "sociedad", sino un universo de
núcleo de la ciencia cognitiva, ya que solamente si existe un mun-
do pre-dado éste puede ser representado. Si el mundo en que vivi- significaciones socialmente compartidas? Ellas se distribuyen a lo
mos se trae a un primer plano en lugar de ser pre-dado, la noción ancho y a lo largo de la vida social• en la economía, en la política,
de representación ya no puede cumplir un rol central. La profun- en la religión, en las artes, en el derecho, también en las relaciones
didad de las suposiciones que estamos tocando aquí no debe sub- y en las prácticas sociales que nos parecen más básicas, etc. Para-
estimarse, ya que nuestra tradición racionalista totalizadora ha fa- fraseando en esto a E Berger y T. Luckmann en su perspectiva de
vorecido (con variantes, por supuesto) la comprensión del sociología fenomenológica, la sociedad es también —y sobre todo—
conocimiento como un espejo de la naturaleza". "realidad socialmente construida"". Quiero decir que la "socie-
dad" es, más exactamente, toda una serie de construcciones de
E Varela indica que, en especial, gracias a pensadores como M. sistemas de significación en una prolífica producción de signifi-
Heidegger, M. Foucault y M. Merleau-Ponty, se ha replanteado cación compartida o socializada, y a lo cual se adscriben —con
la cuestión central de las condiciones mismas del conocimiento, mayor o menor intensidad, con mayor o menor cantidad de ma-
en donde E Varela propone instalar una dimensión que él deno- tices— los miembros de un conjunto social cualquiera sea su ta-
mina de la enacción21 .
maño. No deja de ser llamativo que el sociólogo M. Maffesoli
Vale la pena hacer de inmediato una aclaración, elemental pero hable de "sociedad" como "aquel entrecnuamiento de pasiones y
al mismo tiempo capital: los imaginarios sociales se construyen a razones, de sentimientos y ponderaciones, de ensoñaciones y ac-
través de la comunicabilidad potencial de la experiencia humana. ciones que llamamos sociedad'. Lo cual conlleva a reflexionar acer-
Esta es una premisa, por lo demás, que las ciencias sociales han ca de la subyacencia de lo imaginado por y para un conjunto social
aceptado, porque de no ser así ellas mismas no tendrían razón de que finalmente se mueve en su respectivo ámbito, conectando de
ser. En otras palabras, es en una sociedad de hombres y mujeres manera perpetua, no sólo intereses económicos precisos (muchas
que tiene lugar la existencia humana, pero para que haya "socie- veces contradictorios, por cierto) sino significaciones prácticas que
dad" el elemento sustantivo es la comunicación; es el factor complejizan esas combinaciones, le imprimen intensidades, ritmos,
posibilitador, es el vector de la asociatividad, es también la clave del que tienen que ver in fine con la continuidad histórica misma de la
hacer colectivamente. La consecuencia de esta afirmación es in- sociedad, tanto en los términos de una defensa de un statu quo
mediatamente previsible, y tal como lo insinuaba en un comien- como de aquellos de una eventual transformación.
zo de estas líneas: la experiencia humana de la vida —en sociedad-
es transmisible, o comunicable, si bien es cierto no de manera
Al analizar material textual en búsqueda de "discurso social", observamos que éste
integral, al menos parcialmente. Y podría precisar aún más di- se forma necesariamente en los términos de una línea gruesa de sentido, no a través de la
fineza y dispersión de las intervenciones discursivas individuales (Cf. al respecto, mi libro:
Manuel Antonio Baeza, De las metodologías cualitativas en investigación ciennfico-social
Diseño y uso de instrumentos en la producción de sentido, Concepción, 2002).
"Francisco Varela. El fenómeno de la vida, Santiago, 2002:203. 'n'eres L. Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad, Buenos
21 "Enacción es un neologismo, inspirado del inglés corriente en vez del griego como Aires, 1977.
lo es la autopoiésis. Corrientemente enacción se usa en el sentido de traer a la mano o Maffesoli, El conocimiento ordinario. Compendio de sociología, Ciudad de
hacer emerger" (Francisco Varela, op. cit., p. 448). México, 1993:110.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA IA DISCUSIÓN rEOPIcs Y EIZTODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEIA
Con uu) PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

En palabras de C. Castoriadis, esta vez la «sociedad" debe su De modo que esa importante representación de la verdad (cons-
existencia a la institucionalización imaginaria de modalidades trucción socio-imaginaria, por excelencia), revestida con un esta-
organizacionales y de prácticas diversas que —y esta vez en pala- tuto simbólico de moral, plantea en última instancia el tema de la
bras mías— le otorgan su coherencia interna y su condición de cohesión de la sociedad, en definitiva, la existencia misma de la
reproducción a través del tiempo, quizás por mero instinto de sociedad. La hipótesis que avanzo en este punto es que al hablar
conservación, al cual obviamente no pueden renunciar en ningún de cohesión social se está tratando una materia extremadamente
momento. Para que determinadas modalidades relacionales y prác- sensible que autoriza incluso a evocar la mitologización de múlti-
ticas sociales tengan lugar efectivamente, hic et nunc, en nuestro ples prácticas propias. ¿Una hipótesis abusiva? Recuerdo solamente
marco societal, ellas han debido ser "homologadas" o validadas al respecto que M. Mauss decía que una sociedad se define a sí
previamente de manera socio-imaginaria, ideacional 25; esto quie- misma de dos maneras: por un reconocimiento de todo cuanto
re decir que existen así porque nos reconocemos en ellas tal como compone un "nosotros" (un nombre, un territorio, determinados
son y como las ponemos en ejecución casi sin darnos cuenta. derechos que priman en ese territorio, una voluntad de ser) y, en
Una vez creadas, tanto las significaciones imaginarias sociales, como segundo lugar, por una forma sicológica, una representación co- li
las instituciones se cristalizan o se solidifican, y es lo que llamo el lectiva, una noción de totalidad y, por ende, "una sensación muy
imaginario social instituido. Este último asegura la continuidad aguda de comunidad" (hay aquí una gran importancia acordada a
de la sociedad, la reproducción y la repetición de las mismas for- la descendencia común y a la mitologización de ésta) 28 .

mas, que de ahora en más regulan la vida de los hombres y perma-


necen allí hasta que un cambio histórico lento o una nueva crea-
ción masiva venga a modificarlas o a reemplazarlas radicalmente ARGUMENTO 2
por otras formase.
Podría decir entonces —a modo de segunda aproximación a una
Hablar de sociedad es hablar de identidad social, es decir de definición siempre provisoria— que los imaginarios sociales, ade-
una convención de tipo socio-imaginaria entre sus miembros. más de ser construcciones mentales o ideacionales de significa-
Refiriéndose P. Bourdieu a lo que él llama el "fundamento para- ción compartida, son verdaderos homologadores de todas las mane-
dójico de la moral", escribe lo siguiente: ras de pensar, de todas las modalidades relacionales y de todas las
La representación (mental) que el grupo se hace de sí mismo no prácticas sociales que reconocemos y asumimos como propias en nues-
puede perpetuarse sino en y por el trabajo incesante de representa- tra sociedad. Lo que entiendo por una significación socialmente
ción (teatral) mediante el cual los agentes producen y reproducen, compartida, así planteada, reconoce entonces su razón de ser: ella
aunque fuere en y por la ficción, la apariencia al menos de la con- es ampliamente motivada por la necesidad operativa de fundar
formidad a la verdad ideal del grupo, a su ideal de verdad". algo así como una gramática promotora y facilitadora de la vida
en sociedad, condición sine qua non para que esta última se repro-
duzca como tal. Esta es toda la temática de la institucionalización
"El ya citado Maurice Godelier escribe: «La parte ideacional de una relación social es
de partida el conjunto de representaciones, de principios, de reglas que se necesita 'poner del pensar y del actuar en los grupos sociales. El sociólogo T.
en acciones' para engendrar esa relación entre los individuos y los grupos que componen Luclunann escribe en estos términos:
una sociedad, hacer un modo concreto de organización de su vida social" (en: Maurice
Godelier, ibídem, p. 221).
"Cornelius Castoriadis, Figuras de lo penable, Buenos Aires, 2001:96.
"Pierre Bourdieu, Raisons prariques, Paris, 1994:240. 'Marcel Mauss, Essais de sociologie, París, 1969:100-101.

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IMAGINARIOS SOCIALES. Aru cu Eó icA moDoEócicA / MANUEL ANTONIO BALA CAPITULO I. PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORM

Pertenecen a los presupuestos de la institucionalización todos los por el hecho de ser doblegados, quedan primero en clara situa-
presupuestos de la acción social —y en especial la inmediata recí- ción de desventaja, luego en situación durable de dominados con
proca— que ya habíamos discutido más arriba: la atención recípro- respecto a aquellos que resultan victoriosos y que logran así im-
ca y la sincronización de las corrientes de la conciencia del agente, ponerse más o menos durablemente. En el punto siguiente habla-
la reciprocidad de las perspectivas y la concordancia de los siste-
mas de relevancia que cuando menos alcanzan hasta tal punto que ré entonces de imaginarios sociales dominantes e imaginarios so-
los agentes pueden interpretar adecuadamente la acción del otro ciales dominados: los primeros podrán, en el curso de la experiencia
respectivo". en sociedad, expresar "naturalizando" determinados modos de
pensar, ciertas modalidades relacionales, tipos definidos de prác-
Por consiguiente, considerando cuestiones como la reciproci- ticas sociales, etc., logrando así forzar condiciones de relativo so-
dad esperable (aun de manera inconsciente) para vivir efectivamente metimiento de la voluntad (pasividad, actitud a-crítica) del resto
en "sociedad" debemos necesariamente instituir socio-imagina- de los miembros de un grupo social, es decir aquello que C.
riamente nuestras relaciones, nuestras prácticas sociales. En su Castoriadis denomina en más de uno de sus textos un fenómeno
defecto, lo inédito, lo imprevisto en la gramática societal y que de heteronomía.
pudiese emerger en el desarrollo empírico de esas mismas relacio- He definido la heteronomía como el hecho de pensar y actuar
nes y prácticas, no haría más que provocar desconcierto, cuando como lo exige la institución y el medio social (abiertamente o de
no explícitas prohibiciones por parte de la sociedad. Es así como un modo subterráneo) 31 .

ninguno de sus miembros podría estar cuestionando o violando


de manera radical y constante lo que podríamos entender como Si el concepto gramsciano de hegemonía se refiere a una do-
el "protocolo elemental de la vida en esa sociedad". En un sentido minación desde arriba hacia abajo (con el Estado, los intelectua-
sociológico durkheimiano estricto, nos estaríamos enfrentando les y la ideología, como agentes), la heteronomía evoca la domi-
de ese modo a situaciones calificadas de anomia. nación en sentido inverso, desde abajo hacia arriba, desde los
Pero, los imaginarios sociales, en su facultad instituyente de sujetos que pasan a creer y a pensar con elementos exógenos, per-
modalidades relacionales y prácticas sociales, no reflejan necesa- fectamente asimilados porque socialmente instituidos.
riamente una cierta homogeneidad ideacional, la cual sería per- Con un sistema económico que se ha expandido a escala
fectamente ilusoria por el hecho de la heterogeneidad general planetaria, sin contrapesos provenientes de propuestas alternativas
misma de la sociedad moderna"; los grupos y subgrupos que com- de organización económica, tras el fracaso históricó del socialis-
ponen una "sociedad" pueden entrar en pugna, la cual se dirime mo burocrático soviético, observamos hoy en día, por ejemplo,
únicamente en los términos de un doblegamiento de determina- aunque no sin una cierta dificultad, todo un proceso heteronó-
dos imaginarios sociales o "visiones de mundo" que, justamente mico en curso en el enunciado de las distintas "naturalizaciones"
económicas conocidas (es decir, distintas significaciones prácticas
ad hoc) que ha logrado implementar el capitalismo de corte
"Thomas Luckmann, Teoría de La acción social, Barcelona, 1996:120.
"Muchos son los sociólogos que han insistido en el rema de la fragmentación de las neoliberal, a través de toda una serie de supuestos que podemos
sociedades modernas, del carácter atomizador de la identidad del Yo en medio urbano. enumerar de manera no exhaustiva: leyes "naturales" de mercado,
Todo aquello da cuenta de sociedades heterogéneas, por efecto de una "división del traba- autorregulaciones diversas y hasta una presunta "virtuosidad" de
in social", según Emile Durkheim (cf. su libro del mismo nombre: La división del trabajo
social, Madrid, 1995) y/o la complejización de la vida social en medio urbano, según el
sociólogo Georg Simmel (cf. al respecto, especialmente el concepto de "círculos sociales",
en Georg Simmel, Sociología, Madrid, 1986, 2 tomos). "Cornelias Castoriadis, Figuras..., p. 108.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES /AULA LA DISCUSIÓN TEOIGGA i METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

la especulación económica que —por lo demás— aparece respaldada de la crianza de los hijos, de la emotividad, etc., es decir de todo
por cierto tipo de orientaciones teóricas en economía muy de moda un conjunto de elementos supuestos, incorporados a nuestra cul-
en décadas pasadas (cf. al respecto las tesis del Premio Nobel M. tura, y que son presentados como perfectamente inalienables de
Friedmann, por ejemplo), etc. Como se verá más adelante, una la condición de ser mujer.
de las características de nuestra contemporaneidad está dada por No obstante, debo intentar despejar una posible confusión.
el hecho de que la ideología (que los postmodernos dan por muer- Los imaginarios sociales no son necesariamente funcionales con
ta) se termina vistiendo de no ideología; en otras palabras, un respecto a un sistema social, ni mucho menos; esto quiere decir
imaginario social llega a ser dominante cuando lo presentado como que dichos imaginarios se mueven en una suerte de ambigüedad
"natural" logra vestirse con los ropajes de lo "no ideológico". congénita: autonomía relativa y dependencia relativa, con respec-
to a la sociedad. Aunque quizá, a pesar de las reservas que tengo
con respecto al concepto de "función", fuertemente cargado de
ARGUMENTO 3 una connotación biológica, debamos reconocer una sola y gran
funcionalidad de los imaginarios sociales: la de brindar un alto
Como se señalaba anteriormente, la Sociología, en especial, lo ha grado de posibilitamiento a la sociedad como tal.
dicho en reiteradas oportunidades: las sociedades no son un todo El filósofo C. Castoriadis 32 ha efectuado una fuerte crítica al
homogéneo, sino un tramado de diversidades de distinta índole concepto de "necesidades", específicamente en el sentido de su
(culturales, étnicas, ideológicas, socioeconómicas, etc.) que afec- utilización por B. Malinowski y el funcionalismo más radical 33 :
tan a todos y a cada uno de los ámbitos de la actividad humana. ¿qué serían finalmente esas necesidades (más allá de las esencial-
Este último antecedente nos hace sugerir ahora una tercera pro- mente biológicas, por ejemplo), sino también construcciones so-
posición: los imaginarios sociales no están exentos de oposiciones pro- ciales?m. De manera que, reasignando una cierta plasticidad al
venientes de la heterogeneidad propia de una sociedad; reconociendo concepto, el filósofo saca a los imaginarios sociales de la trampa
una pluralidad siempre presente de configuraciones socio-imagina- eventual de una funcionalidad precisa con respecto a la satisfac-
rias, el monopolio de las homologaciones puede resultar del logro de ción pura y simple de "necesidades". La sociedad, y esto es algo
hegemonía de un imaginario sobre otro(s). El investigadorpodrá re- que formará parte de mi propia crítica al funcionalismo, aparece
conocer así imaginarios sociales dominantes e imaginarios sociales como un simple presupuesto (sin punto de apoyo temporal); en
dominados. Todo acontece al interior de una sociedad que, tal esta corriente teórica, aquélla simplemente existe y siempre pare-
como la ve E Bourdieu, es escenario de una pugna constante en
búsqueda de conquistar posiciones. Determinados imaginarios
sociales se imponen junto al hecho de dirimir tales pugnas a favor 12 Cornelius Castoriadis, Einstitution imaginaire de la société, París, 1975. Existe una

de quienes los vehiculan. traducción de este libro: La institución imaginaria de la sociedad, Barcelona, 1982.
"Bronislaw Malinowski, Una teoría científica de la cultura y otros ensayos, Buenos
En este sentido, considerando particularmente culturas como Aires, 1978.
la nuestra, una de las demostraciones históricas más importantes 'Vale la pena en este punto considerar la contribución precisa de Karl Marx: en su
texto Miseria de la filosofía (París, 1847) y en su debate con Pierre-Joseph Proudhon, Karl
de la dominación de un imaginario social sobre otro está dada Marx establece que las necesidades están lejos de constituir un conjunto delimitado en
por los contenidos de las relaciones tradicionales de género (hom- cantidad cuando afirma que "la mayor parte de las cosas tienen valor solamente porque
bre/mujer) que, junto con consagrar el predominio de la violen- satisfacen necesidades engendradas por la opinión. La opinión sobre nuestras necesidades
puede cambiar; por lo tanto, la utilidad de las cosas, que no expresa sino una relación de
cia masculina, hablan del carácter "natural" de la "condición fe- esas cosas con nuestras necesidades, puede cambiar también. Las necesidades naturales en
menina", en los términos de una primacía de las labores hogareñas, si mismas cambian continuamente".

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y SIETODOLCAIICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO I. PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

ce haber existido, constituye por lo tanto un dato no histórico, bras de "encantamiento" de masas su propia credibilidad, nada
que podemos entonces reducir al binomio necesidades/funciones. más, nada menos. Los nuevos imaginarios sociales surgen como
Pues bien, contrariamente a esta serie de supuestos, la sociedad tentativa de plausibilidad a socializar, mientras que los anteriores
humana es construcción histórica, llevada a cabo por "ejempla- imaginarios son ya plausibilidad socializada. En circunstancias que
res absolutamente ineptos para la vida"" que han debido social- los primeros han de forjarse su propia legitimidad prácticamente
mente inventar (importancia de la cultura) para compensar tal desde la nada, los segundos se apoyan en la posibilidad de resigni-
ineptitud; hay en la idea de colectivo social una especie de remi- ficación de contenidos que ya están allí.
niscencia, lo que C. Castoriadis llama "una dimensión ensídica La cuarta proposición se resumirá entonces de la manera si-
(conjuntista-identitaria)" 36 que conduce a comprender los por qué guiente: los imaginarios sociales son ambivalentes con respecto a la
de una sociedad que se obstina en reproducirse como tal; pero C. sociedad: son y no son funcionales a ella, por el hecho de no contar
Castoriadis nos dice también que esta dimensión ensídica está co- jamás previamente con una "eficacia política" o decisi anal propia.
determinada por la dimensión imaginaria o poiética. No obstante, cuando un factor externo (por ejemplo, la ideología) les
Recuperan al mismo tiempo así los imaginarios sociales una brinda dicha eficacia, los imaginarios sociales pueden no solamente
cierta autonomía no funcional y con ello constituyen lo que po- ser funcionales con respecto a la satisfacción de "necesidades" ya exis-
dríamos entender como su fortaleza más sustantiva, pero al mis- tentes, sino también generar ideacionalmente "necesidades", como
mo tiempo echan las bases de su propia debilidad coyuntural, al nuevas construcciones sociales.
no contarper se con una eficacia política determinada. Es así como, Este argumento se respalda en la pertinente consideración de
al conectar el concepto con aquél de ideología, vemos surgir en C. Castoriadis en su crítica ya comentada al funcionalismo que
determinados casos una alianza temible, la de una inédita eficacia para hacer su demostración teórica debe crear su propio artefacto:
política, producto de una permeabilidad intrínseca de los imagi- caracterizar y delimitar las necesidades para así determinar
narios sociales. orgánicamente las funciones que las atienden. Pero, además de la
dificultad en poder precisarlas en sus características, ¿es posible
delimitar en número las necesidades humanas y suponer que no
ARGUMENTO 4 surgen nuevas necesidades a través del tiempo histórico?" Un
poderoso ejemplo muy contemporáneo nos lo brinda el marke-
De este modo, por no citar más que un ejemplo vinculado a la ting efectuado por las empresas para la venta de bienes y servicios
historia de gran parte del siglo XX, el problema del ideólogo y diversos, llegando incluso a promover nuevas "necesidades": ¿cómo
también del político —a los cuales podría agregar la del publicista hizo el hombre para vivir sin desodorante hasta antes de media-
y del operador de esas grandes empresas de fabricación de opi- dos del siglo XX? Nuestros ancestros simplemente no conocieron
nión37— será siempre aquél de poder promover nuevos imagina- esta "necesidad", pero un hombre de nuestro tiempo no negará
rios, o simplemente manipular imaginarios sociales preexistentes.
Ideólogo y político, publicista y periodista juegan en estas manio-
"Así lo afirman, en todo caso, algunos autores. Es el caso de un economista chileno
como Manfred Max-Neef, quien señala que, efectivamente, las necesidades son cuantifi-
"Cornelius Castoriadis, Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto, Bar- cables y finitas (señala concretamente que sólo podemos identificar nueve tipos de nece-
celona, 1998:229. sidades) y que lo que cambiaría históricamente son los "satisfactores", es decir las formas
"Cornelius Castoriadis, ibídem, p. 230. cómo se satisfacen dichas necesidades (cf. al respecto, Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde
"Tal sería el caso de los medios de comunicación de masas (especialmente la televi- & Martín Hopenhayn, Desarrollo a escala humana, una opción para el futuro, Santiago,
sión), pero también las empresas publicitarias y las técnicas de marketing. 1 9863

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IMAGINARIOS SOCIALES. ArVMES ARA Ls DOcU"ON TEÓRICA v METOWLO cies / MANUEL ANTONIO BAEZA
CAPITULO E PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

hoy su uso como una "necesidad"... Quiero decir entonces con tanto que la base misma de ese 'mínimo común denominador'
esto que socio-imaginariamente los seres humanos construimos — ideacional que cohesiona a los grupos sociales, cualquiera sea el
y demolemos— necesidades, más allá de simples consideraciones tamaño de éstos'''. De manera pues que los imaginarios sociales,
de orden biológico u otro. Un pequeño aunque oportuno sarcas- mirados desde esta perspectiva, serían, en tanto que gramática
mo: en buenas cuentas, el pensar que las necesidades son finitas elemental de comunicación, aquí también, una de las principales
es, al fin de cuentas, una construcción imaginaria más. garantías de cohesión de un grupo social, sin lo cual el conjunto
no tendría posibilidad alguna de asegurar su propia reproducción
como tal. Estoy hablando aquí de un factor ensídico, meta-ideoló-
ARGUMENTO 5 gico, un núcleo básico que "justifica" el hecho simple de tener que
cohabitar, en términos más o menos pacíficos, en un mismo espa-
Una vez despejada la otrora pesada atmósfera intelectual que rei- cio.
naba en las ciencias sociales, con lo cual determinados aspectos de Ahora bien, los imaginarios sociales tienen una capacidad
la vida social pueden ahora ser abordados sin estigmatizaciones, proyectiva en el tiempo que les permite asegurar por otras vías
me emplearé en decir —en síntesis— que los imaginarios sociales distintas de la experiencia directa de la vida y, por consiguiente,
son algo así como matrices de significación en la necesaria cons- de manera sui generis, la cohesión grupal. Esta capacidad proyectiva
trucción de la realidad social, y que dichos contenidos de significa- —asociada paradójicamente a la incógnita que representa el futu-
ción son compartidos socialmente, es decir, socializados, homolo- ro— actúa como elemento central de prefiguración de un ideal de
gados y aplicados por un grupo social. El filósofo C. Castoriadis sociedad alternativo a la sociedad vivida: la utopía (sinónimo o, al
hablaba de institucionalización simbólica de esos contenidos", a menos, pariente próximo de la esperanza 42). Un sociólogo —de
lo cual podríamos agregar que tal proceso tendría lugar simple- inspiración neomarxista— que indagó en este tipo de temáticas
mente por el hecho de la comunicabilidad de la experiencia hu- fue el húngaro K. Mannheim, quien en su obra mayor publicada
mana. Los imaginarios sociales, en la visión sociológica de en 1929 estableció un paralelo interesante entre dos conceptos, el
Pintos", son esquemas de inteligibilidad de la realidad social, uti- de ideología y el de utopía 43. Para él, la utopía es claramente reha-
lizando además la metáfora de las gafas con las cuales se contem- bilitación de la facultad imaginativa del hombre y del deseo de
pla el mundo exterior, pero en donde el observador portador de transformación radical del mundo:
las gafas no se da cuenta de llevarlas puestas.
Por mi parte, y tal será la base de mi quinto argumento, he escri- El pensamiento que es meramente la expresión de un deseo siem-
to antes que, con el aporte —por cierto, no exclusivo— de los ima- pre ha existido en los asuntos humanos. Cuando la imaginación
ginarios sociales, el hombre en su dimensión social combate su no encuentra pábulo en la realidad existente, busca un refugio en
lugares y períodos construidos conforme a sus anhelos. Los mitos,
consustancial perplejidad frente a lo desconocido o enigmático, y
los cuentos de hadas, las promesas religiosas del más allá, las fanta-
que "los imaginarios sociales parecen deber ser considerados en

"'Las instituciones no se reducen a lo simbólico, pero ellas no pueden existir sino en 'Manuel Antonio Baeza, Los caminos invisibles de la realidad social. Ensayo de sociolo-
lo simbólico, ellas son imposibles fuera de un simbolismo en segundo grado, cada una de gía profunda sobre los imaginarios sociales, Santiago, 2000:29.
ellas constituye su red simbólica. Una organización dada de la economía, un sistema de 41 Así lo piensa Henri Desroche: "La utopía y la esperanza, en particular, ¿no son
derecho, un poder instituido, una religión, existen socialmente como sistemas simbólicos hermanas gemelas? En utopía, esperanza de otra sociedad. En esperanza, utopía de otro
sancionados" (en: Cornelius Castoriadis, L'insana-ion imaginaire..., p. 162). mundo" (Henri Desroche, Sociologge de tespérance, Paris, 1973:37).
"Juan Luis Pintos, Los imaginarios sociales, Madrid, 1990. "Karl Mannheim, Ideología y utopía, Ciudad de México, 1993.

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IMAGINARIOS SOCIALES. ANNTES pm. 1-k DISCUSIÓN (Wien S METODOLOCICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArErmo PRIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

das humanas, las novelas de viajes, han sido siempre expresiones sentido no es nada. El sentido de una experiencia se constituye
eternamente cambiantes de lo que nos hace falta en la vida real". mediante una conexión consciente y reflexivamente captada entre
la experiencia originaria y algo distinto 47.
Para K. Mannheim, la utopía es necesaria, sin la cual el hom-
bre, "privado de ideales, se convertiría en una criatura de meros Pero cuando se trata de otorgar sentido a una experiencia que
impulso?". todavía no ha tenido lugar, el tema se complica pues el yo se dirige
Por mi parte, agregaría que a través de la utopía contamos con a la conciencia con respecto a algo que no es o que no ha sido. La
la única herramienta que nos permite llevar a cabo la anhelada y actividad mental adopta entonces una modalidad completamen-
casi imposible tentativa humana de domesticación del tiempo te abstracta: ella opera creando abstractamente una realidad alter-
todavía por consumir: el futuro. Pero, no obstante, vale la pena nativa a la actualmente vivida. En esta construcción, el lugar del
considerar la advertencia de B. Baczko: con la potencia de los imaginario es irreemplazable.
modernos medios de comunicación, las utopías a venir bien
pudieren ser "fabricadas" por fuerzas totalitarias tras haber opera-
do importantes manipulaciones de este tipo de construcciones ARGUMENTO 6
socio-imaginarias 46.
De modo que, sintetizando, este quinto argumento quedará Una pregunta está todavía pendiente en su formulación: ¿qué su-
formulado así: los imaginarios sociales constituyen ese mínimo co- cede con el marco escénico en el cual emergen los imaginarios
mún denominador (sentido básico) de la vida en sociedad, capaz de sociales? ¿habrá que omitir su análisis? ¿habrá que concluir en que
garantizar conexión con todas las dimensiones reconocibles del tiem- los imaginarios sociales son una suerte de creación ex ni hilo, per-
po: pasado (historia), presente (acción) yfizturo (utopía). Hablo pues fectamente independiente de todo cuanto, para bien o para mal,
de sentido compartido socialmente, lo cual es indisociable de la "está ahí"? Pues bien, sin lugar a dudas, en materia de imaginarios
variable tiempo. Probablemente no se destaque con suficiente ni- sociales, tengo que decir que los aspectos propiamente contextua-
tidez en los análisis sociológicos la relación que existe, precisa- les — ya insinuados más arriba— no están ausentes en su elabora-
mente, entre la construcción de sentido subjetivo y el factor tem- ción y que ellos, si bien es cierto no pueden ser considerados como
poral que le subyace, aún más cuando la fracción de tiempo a una determinación absoluta, tienen un peso, variable, sobre los
considerar es la que corresponde a un tiempo todavía no consu- contenidos producidos socio-imaginariamente.
mido (futuro). T. Luckmann escribe: En realidad, aquellos imaginarios no aparecen . de ninguna
manera al margen de la influencia poderosa —y siempre posible—
Nosotros recogemos este concepto [nota del autor: el sentido] en de múltiples y variados macrofenómenos, procesos y acciones,
función de algo constituido con anterioridad a la posterior aporta- todos ellos colectivamente investidos de una relevancia social 48
ción reflexiva de la conciencia. El sentido de una experiencia, por
tanto, no se forma simplemente en su proceso, sino sólo cuando el
que constante u ocasionalmente logran transformar la vida social;
yo se dirige posteriormente a la conciencia y cuando la pone en en otras palabras, aquello que ya ha sido significado, legitimado,
una relación externa por encima de su simple actualidad. 'En sí', el
"Thomas Luckmann, op. cit., p. 35.
"Karl Mannheim, ibídem, p. 180. « Al hablar de "relevancia social" estamos aludiendo la presencia de macrofenómenos
45 Karl Mannheim, ibídem, p. 230. y de acciones, cuya valoración en lo términos de 'relevancia" es el resultado, también, de
"Bronislaw Baczko, Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas, Buenos procedimientos socio-imaginarios. Los acontecimientos no tienen, por sí solos, la fuerza
Aires, 1999:121. suficient e para imponerse desde un punto de vista propio de la significarividad.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAM LA DISCUSIÓN TEÓRICA y METODOLOUICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CANTuo / RIMEROS PASOS HACIA UNA TEORIA

puede de facto servir de base para nuevas significaciones y legiti- Los imaginarios sociales serían entonces auténticos deudores de
maciones. Por ende, la formulación del argumento siguiente es: arquetipos (expresados en mitos como los de Sakti, Isis, Deméter,
los imaginarios sociales, en tanto que gramáticas surgidas de una si g- Apolo, Tot, Hermes, Dionisos, Prometen, Heracles, Krisna, Wotan,
nificancia práctica socialmente compartida, en tanto que esquemas Buda, Jesucristo, etc.) que son recogidos en forma de imágenes,
instituyentes en distintos ámbitos, en situación de dominantes o de en una primera etapa de lo que C. Sánchez Capdequí denomina
dominados, no escapan a los diferentes condicionamientos espacio- un proceso creativo. Pues bien, a esta primera fase el autor la lla-
temporales (y también de contingencia) en donde surgen. Dotados de ma de fusión:
historicidad, al igual que toda «obra humana; los imaginarios socia-
les no pueden sino reconocer, en definitiva, sus propios contextos de Por una parte, el momento de fusión del sentido en el que se pro-
elaboración, y de los cuales son parcial o totalmente tributarios. duce la animación o elección inconsciente del arquetipo bajo una
forma otra y siempre diversa. El proceso de creación social se rige
Ahora bien, en un ámbito de comprensión fenomenológica de por una lógica mítica de semejanzas, parentescos y similitudes en-
los imaginarios sociales más acabada, es preciso responder más en tre el arquetipo elegido y la disposición vital del grupo. En otros
profundidad a la pregunta referida a sus fuentes originarias, a sus términos, la relacionalidad mítica remite a procesos de síntesis crea-
condiciones de posibilitamiento para que determinadas formas dora en que los elementos se unen por similitud interna (Durand),
imaginarias se conviertan en formas sociales. En este sentido, el nunca por causas o leyes objetivas y generales. En concreto, el
proceso más elemental que da cuenta de la génesis de los imagina- momento fundacional de la experiencia creadora remite a un verse
rios consiste en la conexión entre la experiencia vivida y los pla- como (Ricoeur) metafórico, desde donde la interpretación imagi-
nos más recónditos del inconsciente, dado que los imaginarios naria del colectivo hace de un protomodelo arquetípico, con el
sociales tienen como esfera más remota de producción precisa- que le une una similar actitud vital, una imagen otra, su propia
autoimagen. Sobre este ver metafórico regido por la relacionalidad
mente el inconsciente. Como bien lo plantea el español C. Sánchez
mítica la sociedad instala el pilar básico de su edificación objetiva,
Capdequí49, nuestra imaginación funciona creativamente, pero con el Imaginario histórico-social. En este nuevo horizonte imaginario
un trasfondo; es decir, con una vinculación estrecha con figuras la experiencia fundacional creadora de la sociedad (sus valores,
inconscientes que son propias de toda la especie humana (incons- emociones, anhelos, etc.) se personifica en el arquetipo engendra-
ciente colectivo), figuras arquetípicas —en el sentido otorgado a do situándolo en el seno de una narración mitológica donde sus
este concepto por C.G. Jung 50— que parecen organizar la imagi- gestas/gestos hacen las veces de significaciones y constelaciones de
nación en torno a modelos originarios de ejemplaridad y en una sentido social".
suerte de comparación con ellos no menos inconsciente. Tal sería
el valor del mito, por lo demás, que consideraré como el más po- La fusión tiene la propiedad de instalar —a nivel imaginario—
tente esfuerzo de la memoria humana sobre sus orígenes, sobre los algo así como una matriz disponible de significación conservada
procesos del conocimiento acerca de sus tiempos más remotos". en forma arquetípica en el fondo de nuestro inconsciente y que
opera como fuente de inspiración: "'descenso' al protofondo del
Imaginario donde perviven las virtualidades numinosas o arque-
49 Celso Sánchez Capdequí, Imaginación y sociedad: una hermenéutica creativa de la típicas". Y más adelante agrega el autor mencionado:
cultura, Madrid, 1999.
%Cf. al respecto, Carl Gustav Jung, Psicología y simbólica del arquetipo, Barcelona,
1992.
"En este sentido, hago mía la expresión de Georges Gusdorf: "El mito está vinculado
al primer conocimiento que el hombre adquiere de sí mismo y de su entorno" (en: Georges
Gusdorf, Mythe et métaphysique, París, 1984:57). s2 Celso Sánchez Capdequí, ibidens, p. 258.

36 37
MANUEL ANTONIO BAEZA CAPM10 1: PRIMEROS PASOS HACIA UNA TROFUA
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PERA LA DISCUSIÓN TEORICE v muronni.ocieá

Se trata del paso atrás necesario en todo proceso creador en el que instintual. Siempre sobre la base de diferentes mitologías y visio-
la vivencia social regrese hasta la nocturnidad regeneradora del nes del mundo, el hombre ha descargado su subjetividad en cuer-
Imaginario, hasta los misterios sagrados de la noche, hasta la uni- pos objetivos como el totemismo, magia, matrimonio, familia,
versalidad arquetípica en busca de fuentes de inspiración, para volver gremio, iglesia, etc. 54 .

otra a la historia".

Una fuente de inspiración, pues, para la acción en sociedad, pero ARGUMENTO 7


en términos más generales, para intentar dar respuesta, con ciertas
referencias aunque remotas, a cada situación enigmática de la exis- Por todo lo anteriormente mencionado, podemos enriquecer la
tencia. definición diciendo que en materia de imaginarios sociales hay
Estamos aquí en presencia de un soporte semántico en la cons- una intervención de tipo asociativo del inconsciente, con lo cual
trucción de significaciones compartidas socialmente, a partir de es posible afirmar que los imaginarios sociales son conexión asociativa
una asociación realizada en el plano inconsciente entre determi- por semejanza de sentido con figuras arquetípicas del inconsciente
nados aspectos vivenciados a través de la experiencia existencial y colectivo y que le sirven de inspiración, todo lo cual permite, por un
determinadas matrices de significación mantenidas en laberintos lado, situar referencias de la experiencia humana remota para en-
psíquicos. Hay, por cierto, una cuestión de pertinencia, de adecua- frentar situaciones inéditas y por otro, facilitar la transformación de
ción, entre esas figuras arquetípicas y toda una serie de cuestiones los productos individuales de la imaginación en productos de un ima-
enigmáticas para la racionalidad en forma aislada ("tramas profun- ginario colectivo o social. El imaginar y el pensar no surgen pues de
das sobre la vida y la muerte, sobre el bien y el mal", entre otras). la nada, aunque no solamente están marcados por un contexto y
En una segunda fase del proceso creativo aquí descrito, C. un entorno inmediatos sino también por contextos y entornos
Sánchez Capdequí habla de fisión: remotos, cuyo aporte al valor de ejemplaridad se suma a su carác-
ter universal, descansando en un amplio inconsciente colectivo.
En el otro momento —que es el de fisión del sentido— se produce el Este aspecto propio de la génesis de los imaginarios sociales está
paso de la naturaleza a la cultura, del caos del Imaginario histórico-
muy presente en los trabajos de autores como C. Castoriadis y G.
social al orden institucional. Bajo este planteamiento teórico lo
anímico-imaginario del grupo se despliega sublimándose-exter- Durand, para quienes la teoría psicoanalítica recobra un valor
nalizándose mediante la ley de descarga (Entlastung) que permite considerable, sin los determinismos freudianos, pero sí con los
la presentación simbólica del sentido social encarnado y patentiza- aportes teóricos de otro destacado representante del psicoanálisis
do. Es a través del símbolo como la sociedad transforma (Jung) su como es C.G. Jung. Tal sería entonces el penúltimo argumento
saber profundo en cristalizaciones simbólicas o instituciones, siem- tendiente a la elaboración de una definición provisoria.
pre entendidas como cuerpos objetivos de ideas, leyes, normas, Cada vez que nuestra imaginación se pone en marcha, nos lo
etc., donde se orienta y se canaliza la acción de los individuos sin dicen estos autores, se produce una conexión inconsciente con
agotar por ello el núcleo privado de su especificidad psíquica. Se modelos de base de carácter arquetípico, por mecanismos no
trata del momento de institucionalización portador de esquemas menos inconscientes de semejanzas, que llamaré de "acercamien-
básicos de orientación de la conducta social que facilitan la supre-
to psíquico" con esas figuras que parecen estructurar, grosso modo,
sión de la inseguridad ontológica (Giddens) que define la vida del
hombre por cuanto es un ser inacabado desde el punto de vista las ideas más elementales en torno a la vida y a la muerte, al bien

"Celso Sánchez Capdequí, ¡birlen,, p. 125. Celso Sánchez Capdequí, ibidem, pp. 258-259.

38 39
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES LAR). o DISCUSIÓN rEORICT i názonexocicz / MANUEL ANTONIO BAEZA GPITuLO PRIMEROS PASOS HACIA LINA TEORUN

y al mal, al heroísmo y a la cobardía, al esfuerzo y a la pereza, etc. imaginario social de los tiempos modernos, mientras que aquélla
Se tiene aquí la impresión de que los fundamentos más básicos de de Dionisos corresponde a aquél de lo que se suele denominar la
lo que entendemos por "moral" se apoya en un criterio no forma- "postmodernidad".
lizado, en un conjunto de distinciones que provienen de una suerte En estricta propiedad, finalmente, debiera hablar de una do-
de masa gaseosa que se lleva en el inconsciente. ble asociatividad. Por un lado, asociatividad imaginaria de nues-
Resulta vital entonces hacer una referencia más explícita al mito. tro pensar individual y colectivo con figuras ejemplares; por otro,
Todo lo anteriormente dicho es, en sentido fuerte, una aproxima- asociatividad imaginaria entre seres humanos, por el hecho de
ción psíquica que nos vincula con la mitologización de nuestra recurrir a un elemento común: el inconsciente. En otras palabras,
experiencia humana, aunque debamos referirnos al mito no de una si bien es cierto, hay recurso imaginario a formas arquetípicas, al
manera sacralizada sino claramente profana. No podemos olvi- no tener estas últimas visibilidad alguna, hay lo que yo denomi-
dar, en efecto, que en la Antigüedad se asignaba al mito (y a sus naría con fines prácticos, una automática e invisible dialógica in-
figuras emblemáticas) una función sagrada, que orientaba la vida consciente, caracterizada por la existencia de un capital mnemónico
en relación estrecha con la voluntad de los dioses. Obviamente, proveniente de la experiencia humana que, sin duda, todos com-
esta función sagrada del mito no existe ya más, pero no por ello partimos, a pesar de las diferencias culturales que sin duda exis-
ha dejado de existir una función ampliada del mito, en el sentido ten.
de constituir la huella por excelencia de la continuidad de la exis-
tencia humana que he planteado antes y que hoy comprendemos
mejor; es la razón por la cual resulta necesario acoger el argumen- ARGUMENTO 8
to esgrimido por G. Gusdorf: "Lo sagrado permanece en tanto
que estructura de conciencia fundamental, como la matriz pri- Por último, resulta pertinente incorporar con particular atención
maria e indeterminada de todos los sentidos posibles, incluidos el argumento de tipo psicosocial esgrimido por G. Durand 57 , en
los más contradictorios" 55 . el sentido del valor eufemístico y compensatorio de los imagina-
Al insistir simplemente en que el mito —en un sentido profano, rios sociales. "La imaginación simbólica —escribe en efecto el
por cierto— conecta con la memoria más remota de la historia de antropólogo— es un factor de equilibrio psicosocial". Se refiere así
la humanidad", destaco que lo más notable es que tales relatos a la capacidad eufemizadora de la imaginación (y yo agregaría de
parecieran inspirar en nuestro propio tiempo algo así como una los imaginarios sociales de manera explícita) frente a realidades e
ejemplaridad de la conducta, o bien claramente una contra- inminencias angustiantes y aterradoras para el ser humano, como
ejemplaridad. Como se verá más adelante, por ejemplo, la figura por ejemplo, la muerte". Esta última se reviste de un manto ima-
arquetípica de Prometeo parece identificarse plenamente con el

"Cf. al respecto, Gilbert Durand. Les structures anthropologiques de l'imaginaire, Pa-


"Georges Gusdorf, op. cit., p. 94. rís, 1984. Ver también Gilbert Durand, L'imagination symbolique, París, 1984. Para el
"'En su concepción tradiciOnal, la palabra 'mito' evoca, se sabe, historias de seres primero de estos textos existe versión en castellano: Las estructuras antropológicas del ima-
sobrenaturales, historias que se sitúan generalmente en un pasado intemporal y dan lugar ginario, Madrid, 1990).
a veces a ritos y a celebraciones de carácter mágico o religioso. Es en ese sentido que, por "El sociólogo Edgar Morin escribe que la muerte genera angustia en muchas de nues-
ejemplo, se habla del 'mito de Osiris' o del 'mito de Hércules'. Comprendido así, el mito tras sociedades contemporáneas, en la medida en que existe una conciencia moderna
tiene un cierto valor simbólico y habla más a la imaginación que a la razón" (David individual y que, a partir de ella, se concibe la muerte como la inevitabilidad de "la
Victoroff, "Les cad res de opinion publique", in: vv,aa. Encyclopédie de la sociologie, París, pérdida de nuestra singularidad" insustituible, o sea la desaparición definitiva de un yo
1975:291). irreemplazable (cf. Edgar Morin, L'homme a la more, París, 1970).

40 41
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAE7_A °DI nao r PRIMEROS PASOS HACIA UNA 7EORIA

ginario que nos la hace más soportable. Yo diría que a la concien- memoria y sus significaciones"), presente (relegado a la acción
cia objetivada de nuestra muerte biológica inminente, es decir la misma) y futuro (la utopía, la esperanza). La mito/ogización pro-
idea del fracaso de nuestro anhelo de inmortalidad, se opone un piamente dicha de los elementos más remotos de la memoria co-
imaginario (especialmente religioso) de la eternidad. Tal sería en- lectiva pareciera resolver en parte el enigma del pasado, mientras
tonces el valor homeostático de la eufemización. que la utopización pareciera hacerlo con los elementos del futuro.
El antropólogo G. Durand señala que el imaginario social tie- Las incertidumbres que ambas dimensiones del tiempo produ-
ne la propiedad de intervenir bajo la forma de una compensa- cen, las angustias específicas que se asocian a cada una de ellas
ción, que se enfrenta al "desencantamiento del mundo" y que con variable intensidad, parecieran requerir sobre todo del eufe-
caracteriza a nuestra Modernidad racionalista. En sentido, comen- mismo como la herramienta positiva de encaramiento de los con-
tando la obra de G.Durand, Anne Sauvageot subraya además que tenidos que eventualmente pudiesen presentarnos cada una de
podemos comprender el rol "mesiánico" de la publicidad que, estas dimensiones. Para poder superar eficazmente las incertidum-
mucho más allá de su más elemental función mercantil, tiene la bres y temores de la existencia, y para lograr adquirir nuevas cer-
capacidad de transportarnos a un universo especial, místico-míti- tezas, se necesita instituir simbólicamente algún nuevo elemento
co, evocador del pasado más remoto o más exactamente del paraí- apaciguante, lograr establecer lo que A. Gehlen llama "poderes
so perdido (la tradición) o bien aquél del futuro (la promesa de estabilizadores . Acá, de nuevo, vemos demostrada la eficacia de
" 60

un mundo mejor). Porque un mundo moderno "desencantado" los imaginarios sociales: esta vez, para suplir la no presencia de lo
es, muy probablemente, un mundo aterrador, que flota en un hasta ayer omnipresente, organizando en este plano lo que C.
cosmos de incertidumbres que requiere de un reequilibrio psíqui- Castoriadis llamaría un espectáculo absoluto'', en el cual se es es-
co ante la ausencia de factores suprahumanos que brinden seguri- pectador al mismo tiempo que se está sobre el escenario (o sea, en
dad en ese plano. Por consiguiente, propongo incorporar el argu- esta situación precisa: creamos una utopía que luego "contempla-
mento en términos similares: los imaginarios sociales son esquemas mos" y para la cual nos declaramos, además, en condiciones de
de atenuación de efectos aterradores con motivo de determinados pro- participar en ella).
cesos inevitables para nuestra condición misma de seres humanos (en
general, miedo a lo sublime desconocido), como así mismo mecanis-
mos de compensación psíquica frente a determinados efectos de una
realidad material concreta, pudieran ser dichos mecanismos los que
nos vinculan a la nostalgia o a la esperanza.
Por mi parte, agregaría además que la búsqueda del control
tanto simbólico como práctico del tiempo (y toda la construc-
ción social de tiempo está asociada a aquello) ha sido una de las
constantes más importantes de la preocupación humana, es decir
antes (por ejemplo, mediante el recurso a la magia) y después del "Maurice Halbwachs, sociólogo francés de la primera mitad del siglo XX, señala que
inicio de la Era Moderna (recurso a la ciencia y a la técnica). Se lo que se guarda en la memoria colectiva no logra retener la misma significación de los
acontecimientos de cuando ellos ruvieron efectivamente lugar. No podemos activar la
trata pues de una preocupación permanente que comprende el memoria colectiva sino a partir de los marcos actuales de referencia significativa (cf. Maurice
tiempo en sus tres dimensiones reconocibles: pasado (el mito, la Halbwachs, Les cadres sociaux de la mémoire, París, 1925).
"Arnold Gehlen, Antropología filosófica, Barcelona, 1993:89.
"Cornelius Castoriadis, Hecho y por hacer. Pensar la imaginación, Buenos Aires,
1997:197.

42 43
CAPITULO II

PROPUESTA DE UN MODELO
OPERACIONAL DE ANALISIS DE
IMAGINARIOS SOCIALES

SULTA HOY en día curioso que una cierta sociología lati-


RE oamericana no haya terminado todavía de asimilar el traba-
jo científico sobre la base del reconocimiento de la subjetividad
humana en acción, como si ella se encontrara simplemente en un
ámbito superfluo de la vida social, como si ella no fuera más que
una suerte de apéndice prescindible en la realidad propia de los
sujetos en sociedad, por lo tanto un ámbito secundario con res-
pecto a lo que sí formaría parte de una realidad objetiva, ella sí
perfectamente válida Quizás se trate del mismo prejuicio que
todavía afecta a la disciplina en cuanto al estudio de "lo cultural",
por tanto tiempo dejado exclusivamente a la antropología. Se encie-
rra así dicha sociología en un dogmatismo objetivista desgastado y
que podríamos pensar en desuso; pero lo que es peor es que esa
misma sociología —mediante una serie de reducciones estadísticas,
principalmente— sigue refiriéndose a sociedades humanas, deshu-
manizando a quienes la componen. En oídos de algunos dogmá-
ticos de este tipo, referirse por ejemplo a la imaginación y a su
omnipresencia en la vida social suena a herejía, a elucubraciones
para-científicas sin mayor interés.
Vale la pena entonces poner algunas cosas en su lugar en mate-
ria de imaginación y, en especial, en la consideración de un con-

45
Cutruró II. PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES
IMAGINARIOS SOCIALES Armo PA LA DISCUSIÓN TEÓRICA / MANUEL ANTONIO BAEZA

cepto que podemos calificar de sucedáneo, aunque con un fuerte nismo de mediación con todo cuanto éste contiene (creencias di-
impacto —como lo veremos enseguida— sobre la vida en sociedad: versas, juicios y prejuicios, fragmentos de la experiencia existencial
los imaginarios sociales. Ahora bien, para introducirnos socioló- conservados en la memoria, etc.); se trata de un implícito recono-
gicamente en el tema resulta fundamental decir que, a priori, no cimiento de la subjetividad y, en este sentido, las cosas no han
hay ámbito humano en el cual los imaginarios sociales no estén sido fáciles. Esto implica ni más ni menos que la debida rehabili-
presentes, de un modo u otro. Ni siquiera el conocimiento cientí- tación de la imaginación es, desde luego, una materia en la cual la
fico puede sentirse al margen de una deuda que tiene con respec- filosofía y la literatura reflexiva han precedido a las ciencias socia-
to a un cierto sustrato, ideacional, socio-imaginario. En definiti- les".
va, lo que se debe considerar es que la relación que tenemos con la En realidad, el restablecimiento de la nobleza perdida de la
"realidad", con el entorno, con el resto de las personas, etc., no se imaginación ha sido un proceso largo y penoso, fuera de la filosofía
remite a una cuestión meramente sensorial; podernos sintetizar y de la literatura reflexiva. Es que el predominio del positivismo,
este aspecto diciendo que no es posible aprehender aquello que nos en sociología por ejemplo, en su transposición hacia ella del mode-
es externo sin tener que interpretarlo inmediatamente, sin tener que lo de las ciencias naturales, ponía al margen del campo investigativo
si gnificarlo en el acto mismo de toma de contacto con ese algo" por el todo indicio de acercamiento a lo que no era directamente obser-
sujeto que experimenta (o vivencia) su externalidad. Por consiguiente, vable; considerando sólo aquello que caía en la esfera de lo objeti-
la si gnificancia no es otra cógá que la mediación necesaria que vado (E. Durkheim hablaba de la observación de "regularidades"
debemos interponer entre nosotros y todo cuanto nos rodea, para o reiteraciones en un fenómeno para que éste mereciera ser in-
lograr así una indispensable inteligibilidad. En otras palabras, "lo cluido entre los hechos sociales —por lo demás, considerados corno
real" no es auténticamente real sino cuando tal condición de inte- "cosas"— analizables por la sociología). Pero lo observable parecía
ligibilidad ha sido —por así decirlo— atribuida mentalmente, es estrellarse con la complejidad abismante de múltiples fenómenos
decir significativamente. Y "lo real", a su vez, no es social sino cuando sociales; aquellos fenómenos que podían ser cuantificados no en-
lo significado es compartido socialmente. La idea que subyace en tregaban previamente su composición interna; las estadísticas apor-
esto tiene que ver, en definitiva, con las condiciones de accesibili- taban datos de interés, pero las cifras se quedaban en una simple
dad a la comprensión de todo cuanto nos rodea. ¿Conciencia de- distribución matemática referida a fenómenos que no se lograban
purada de todo agente externo que la contaminaría con su pre- comprender cualitativamente más allá de lo que los propios gua-
sencia e influencias? En ningún caso. Lo que llamo aquí si gnifican- rismos pudiesen sugerir. En más de una ocasión, por lo demás, se
cia práctica sería entonces aquel decoding que, con fines prácticos, criticó desde la propia sociología aquel espejismo de las cifras como
debemos obligatoriamente ejecutar para operacionalizar informa- "representación objetiva de lo real": el ruso E Sorokin ironizaba
ciones sin accesibilidad comprensiva inmediata; en otras palabras, acerca de lo que él llamaba la "cuantofrenia" existente en las in-
la asignación de significación es la condición misma de reducción vestigaciones sociológicas Claro está, la "guerra de los métodos y
de una complejidad intrínseca de las cosas, por lo tanto, la condi- técnicas" es cosa del pasado, y los sociólogos terminaron optando
ción misma del más ínfimo conocimiento. A esa descodificación por buscar complementariedades, atenuando deliberadamente la
concurre también la imaginación, sosteniendo el trabajo descodi-
fiádor de la razón. 'Los espacios de la imaginación no estaban ausentes, de ninguna manera, en la filo-
sofía y en la literatura reflexiva, desde Piaron y Aristóteles en adelante. Los ejemplos de
Pero, al mismo tiempo que tomamos conciencia de este fenó- Giordano Bruno, de Tomás Moro, de Giambattista Vico, y mucho más tarde de Henri
meno, nos percatamos que el problema (de la sociología sola- Bergson, Friedrich Nietzsche, Gascón Bachelard, Jean-Paul Sartre, etc., evocan también
mente?) es precisamente dar cuenta de este sustrato, de ese meca- este tópico de la preocupación intelectual.

46 47
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y IAETODOLOCICA I MANUEL ANTONIO BAE7-A CAPITULO PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANAUSIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

pugna casi bizantina de carácter epistemológico, para así —sin di- recurrían exclusivamente a la toma en cuenta de una razón depu-
simularse las diferencias en este plano, por cierto— poner el énfa- rada de todo vestigio "pre-racional" (creencias, diversas construc-
sis de manera pragmática en los aspectos heurísticos del trabajo ciones valóricas, supersticiones, emocionalidad, etc.).
científico. Considerada de esta forma, la imaginación parece ser entonces
En tales condiciones, hoy en día pistas más nítidas no dejan de un proceso en el proceso de construcción de realidades. Esto requiere
aparecer por uno u otro lado del trabajo científico. Al respecto, una pequeña aunque oportuna aclaración de mi parte• hablo de
uno de los pasos decisivos en respaldo de esta misma afirmación proceso, por el hecho de que aquélla no es estructura sino agente
nos ha sido dado desde fuera, tanto de la filosofía como de las estructurante; pero, a su vez, hablo de un proceso situado al inte-
ciencias sociales, a través de los descubrimientos asombrosos de rior de otro destinado a producir esos esquemas de inteligibilidad
las neurociencias en las últimas décadas (véase al respecto los inte- necesarios en la vida humana, frente a fenómenos y objetos tan
resantes trabajos del neurocientífico francés J.-P. Changeux"); en disímiles como la muerte, o Dios, o la política, o el amor, o... yo
efecto, al comenzar a utilizar el scanner en el conocimiento de la mismo. La imaginación es polifacética, pero sobre todo ambiva-
actividad cerebral, no solamente se ha dejado atrás definitivamente lente, tan fugaz y autónoma (en términos relativos) como cons-
aquella vieja teoría de los hemisferios especializados en el funcio- tante y "dependiente", es decir, a la vez funcional y no funcional,
namiento del cerebro, sino que también se ha salido nítidamente metafórica y "realista", simbolizante (con respecto a realidades
de la idea falsa de "impresión" de informaciones con ayuda de complejas) y poética (con respecto a no realidades o meta-realida-
nuestros sentidos y de simple registro cerebral de la realidad ex- des), con y sin conexión con el entorno (natural, social, cultural,
terna. Por el contrario, se ha logrado últimamente efectuar una etc.) del sujeto imaginante, efímera y duradera en el tiempo.
suerte de visualización —todavía somera— de la complejidad de Al identificar la imaginación con características tan envolventes,
dicha actividad, con lo que significan millones y millones de po- como se puede deducir de lo anteriormente planteado (argumen-
sibilidades de conexiones neuronales (sinapsis), por ende de com- to que podría resumir diciendo: no es posible pensar o razonar sin
binaciones a partir de impulsiones eléctricas desde los órganos imaginar, previa y/o conjuntamente), estoy implícitamente asig-
sensoriales hacia el cerebro. nando a aquélla una centralidad probablemente inesperada para
Una complejización, desde luego, de la conciencia, un tránsito muchos, en especial para quienes hemos sido las criaturas intelec-
obligado del percepto al concepto y una elaboración de objetos tuales de nuestro avasallador racionalismo occidental. Pero, no
mentales, pero en donde hay siempre integración de distintos ele- obstante, esta misma centralidad no será tratada por mí sino desde
mentos psíquicos y experienciales en lo que sería, en definitiva, una perspectiva, la que enmarcaré en el uso del concepto socioló-
un laborioso proceso de construcción interna de lo que externa- gico de imaginarios sociales, con el cual, sin embargo, pueden ser
mente viene hasta nosotros por la vía de los sentidos, en calidad conectados una serie de conceptos de gran utilidad analítica".
de informaciones, diríamos, "no transcritas". Es más, se advierte La discusión acerca de configuración y socialización de imagi-
también la posibilidad de creación de dichos objetos en ausencia narios ya ha sido llevada a cabo por diversos autores y desde dis-
de estímulos sensoriales. En este proceso, de improviso y como tintos enfoques y disciplinas (C. Castoriadis, B. Baczko, G.
efecto colateral, nos encontraremos quizás algún día no muy leja- Durand, J.L. Pintos, etc.). En síntesis, es posible decir, a través de
no con algo hipotéticamente cercano a una "biología de la imagi- estos autores (sin duda alguna, los más destacados), que hoy en
nación", rompiendo así el monopolio de las explicaciones que
" Sin ánimo de exhaustividad, podemos citar conceptos corno ethos, carisma, creen-
cia, sentido común (doxa), heteronomia, ideología, dominación, utopía, l'abetos, etc.
b' Jean-Pierre Changeux, Lhomme neuronal, París, 1983.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA U DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Censo II: PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

Lo que intentaré desarrollar en adelante es un modelo que per- nos brindan, en mi opinión, junto a los ya mencionados C.
mita dar cuenta de la componente imaginaria en muchos de nues- Castoriadis y J.L. Pintos, los dispositivos conceptuales y también
tros constructos de pensamiento. Por cierto, no resulta ético decir determinadas orientaciones teóricas necesarias para este intento.
que se trataría de una primera tentativa en tal sentido; en ocasión Algunos elementos provienen, por último, de la importantísima
reciente me he referido a la sólida propuesta de J.L. Pintos desde contribución antropológica de G. Durand.
una perspectiva sistémica y que me parece ser de una gran utili-
dad para el tratamiento de los imaginarios sociales. Por otra par-
te, a comienzos del año 2001, debo considerar a A.E. Carretero BASE EPISTEMOLOGICA DEL MODELO
quien —bajo la dirección del mismo J.L. Pintos— ha presentado en
España (más exactamente en Galicia) la primera tesis doctoral en En toda construcción de soluciones a respuestas a los desafíos
materia de imaginarios sociales y su relación crítica con la ideolo- (planteados como enigmas propios del carácter siempre inédito
gía, considerando para ello esencialmente parte importante de la de cada situación, más que como problemas) tenemos la presencia
teoría marxista contemporánea, especificamente en el ámbito in- de la imaginación. Tales desafíos, de naturaleza muy heterogénea
telectual francés 68. Igualmente en el ámbito investigativo español, (relativos a la naturaleza y al mundo en general), son encontrados
en torno al concepto de imaginarios sociales, debemos valorar en nuestra experiencia existencial, la cual es llevada a cabo median-
también con mucha atención el interesante texto ya citado de C. te itinerarios fractales, lo que es sinónimo de decir que se trata de
Sánchez Capdequí. Por último debo señalar que en Francia auto- recorridos existenciales que tienen que hacer frente a lo imprevis-
res diversos como R. Ledrut, M. Maffesoli, F. Laplantine, etc., to, a lo que jamás se repite pura y simplemente con semejantes
han incursionado con diferentes matices y énfasis, aunque con circunstancias, con idénticos actores, con similares marcos de re-
éxito en este mismo campo, entregando cada uno de ellos valio- ferencia en el pensar (a pesar de apariencias engañosas), etc., ra-
sos aportes a esta nueva y amplísima línea indagativa 69. zón por la cual la vida nunca puede tener lugar con predetermi-
Pretendo, no obstante, efectuar un acercamiento que parte de naciones absolutas 70 . Es decir, sin rumbos preestablecidos, como
otro marco de referencia teórico (necesariamente no positivista, si se tratara de simples ejecuciones de programas computacionales,
por cierto): el de la sociología fenomenológica. Para ello, me re- tanto en un plano individual como colectivo, los seres humanos
mitiré esencialmente al filósofo E. Husserl, desde luego, pero en operamos opciones conscientes e inconscientes, pero sí alimenta-
una perspectiva más sociológica me apoyaré en A. Schütz. Ambos das desde lo que E. Husserl entendía como la intencionalidad de
la conciencia ("nuestra conciencia siempre es conciencia de algo") 71 .

Dicho de otra manera, toda intencionalidad comprende con an-


"Angel Enrique Carretero, "Imaginarios sociales y crítica ideológica", Tesis de telación decisiones muy elementales que tienden a organizarla a
Doctoramiento, Departamento de Sociología, Ciencia Política y de la Administración, partir de premisas muy básicas, de universos valóricos propios o
Universidad de Santiago de Compostela, 2001.
"No obstante, cabe destacar que en la misma sociología francesa en todo el siglo XX ajenos internalizados, de creencias múltiples, de bagajes de expe-
figuran nombres importantes que también aportan —aunque quizás de un modo indirec- riencias individuales y/o colectivas, etc.
to— a través de sus trabajos a la problemática que aquí nos ocupa, como por ejemplo En la figura siguiente observamos de manera muy simplifica-
Lucien Goldmann y su libro Le dieu caché, París, 1960 (nota del autor: existe versión en
castellano bajo el título El Dios escondido). Más atrás en el tiempo, resulta imposible da todavía, lo que entiendo son las opciones más elementales en
obviar los trabajos sobre la memoria colectiva de Maurice Halbwachs y, desde luego, de
Emile Durkheim y su reflexión constante sobre la cohesión social; por último, también
Lucien Lévy-Bruhl y su conocido trabajo —no exento de polémicas— referido a la "menta- "Manuel Antonio Sacia R., Los caminos invisibles...
lidad primitiva". 71 Edmund Husserl, Investigaciones lógicas, Barcelona, 1997, tomo II.

52 53
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES m'A LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA cAttivu, II: PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

Otro ejemplo valioso puede ser aquél de la muerte biológica Lo que observamos en condición de respuesta supone una
planteada como enigma no resuelto hasta hoy por la razón (y esto creencia de base, un principio intransable, un valor fundante, que
es un factor responsable de considerables angustias humanas, al surge en un espacio-tiempo dado (contexto) y al cual se van agre-
menos en nuestra "civilización occidental"). En algunas culturas gando elementos afines, que pueden prolongarse casi indefinida-
como la norteamericana, por ejemplo, el traumatismo que provo- mente. Esa misma creencia de base es directamente en este caso, a
ca la inminencia de la muerte conduce a una suerte de disimula- su vez, un imaginario radical(en el sentido ya mencionado de C.
ción de su existencia (se trata, por ejemplo, del concepto de ce- Castoriadis). Un determinado imaginario social religioso resuelve
menterio-parque que hemos heredado en Chile en las últimas el problema (o mejor dicho, el enigma) de la muerte biológica en
décadas, o del ocultamiento de la muerte de conciudadanos en el creyente a través de la creencia en la existencia de un Dios, al
caso de guerras o catástrofes como la de las torres gemelas de Nueva cual se añaden —sin ánimo alguno de exhaustividad, por cierto—
York); existen igualmente algunos casos de ciudadanos norteame- la idea de pecado (fundado en la vieja dicotomía entre bien y
ricanos que han escogido la refrigeración de cuerpos fallecidos, a mal), de salvación de las almas (versus la no existencia de un alma
la espera de una victoria de la ciencia sobre la muerte. Pero este que, por consiguiente, sea objeto de salvación), de eternidad (lo
ejemplo es ilustrativo, en la medida precisamente en que se trata de que implica un "más allá" que será posible habitar sin temer cual-
los Estados Unidos, que dispone de la mejor tecnología del mun- quier repentino desalojo, versus una negación de toda ilusión de
do, pero que frente al tema de la muerte no puede más que recono- eternidad), de cielo versus infierno, de juicio final (versus la nega-
cer el fracaso persistente de la ciencia y con ella, como consecuencia ción de tal comparecencia), de resurrección de los muertos (ver-
directa, aquél de los potenciales cognitivos de la razón humana. sus la no resurrección y la nada), de perdón versus castigo, etc. C.
Una de las afirmaciones más sólidas consiste en decir que, en Castoriadis no dice otra cosa, al dar cuenta de la complejización
su defecto, la opción principal de respuesta ad hoc es, sin duda, la del pensamiento religioso por la vía de un imaginario social espe-
religión. Desde un punto de vista propio de los imaginarios socia- cífico: Dios no solamente creó el mundo, sino que lo habría rea-
les, el esquema se construye en esta materia precisa de la siguiente lizado en siete días, en los cuales procedió de tal o cual manera,
manera (véase Figura 3): creando a los seres vivos y en particular al hombre'.
Se podrá replicar con cierta facilidad diciendo que el relato
bíblico es anterior a estos imaginarios y que las instituciones ecle-
Enigma Construcción de respuesta siásticas han efectuado —con apoyo en el texto fundamental— una
prolongada actividad de ideación propiciadora de imaginarios
sociales religiosos, incluyendo variantes más recientes, como sería
el caso de la noción de purgatorio, por ejemplo, si se considera

Dios / salvación / vida eterna


"Existen, recordemos, dos versiones reconocidas en el Génesis de la creación del hom-
bre: una llamada elohísta (por denominar a Dios, Elohim) y otra yavehísta (por denomi-
nar a Dios, Yaveh). Divergen en especial en la modalidad de la creación divina de la
Muerte mujer: o extraída de la costilla de Adán (versión yavehísta) o bien de la arcilla junto a
[-I Adán (versión elohísta). Estamos aquí frente a una imagen dada por un texto que forma
Negación de Dios / no escatología
parte del Pentateuco, a partir del cual se organizarán los respectivos imaginarios sociales
religiosos.
Figura 3.

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Cetruw IE PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANAUSIS DE IMAGINARIOS SOCIALES
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA I MANUEL ANTONIO BAEZA

, en orden a DE UN MODELO SIMPLE A UN MODELO COMPLEJO


para ello la tesis del historiador francés J. Le Goff 75
esponsabilizar su creación a la Iglesia Católica, con el propósito
r Como acabamos de ver, los imaginarios sociales se van compleji-
de rehabilitar al personaje tan especial como lo es el usurero (o
prestamista con intereses) en el siglo XII, en lo que sería un verda- zando a partir de un concepto o principio o idea de base, impor-
en un mundo occidental cambiante, o sea en tando poco que el núcleo central sea original o inducido. Al ele-
dero aggiornamento mento nuclear del imaginario social patriótico, por ejemplo, se
el umbral histórico de una futura Modernidad yen la cual el pres-
tamista o usurero tiene un lugar preponderante en la dinámica adosarán mitos fundacionales de la patria, puntos de referencia y
naciente de un nuevo orden económico todavía en preparación, acontecimientos históricos considerados como simbólicamente re-
al servir de agente activador de los negocios mediante sus proce- presentativos; del mismo modo, al elemento básico del imagina-
dimientos de préstamos. Pero no es menos cierto que el discurso rio social de tipo utópico-social y utópico-milenarista se añadirán
inicial —como sucede con aquél del profeta 76 — no es más que retó- tales o cuales características de una hipotética sociedad muy opuesta
rica si no se articula fuertemente con un imaginario quizás difuso o alternativa a la presente, tal o cual elemento que caracterizará en
y desarticulado pero ampliamente predispuesto a acoger dichos definitiva una suene de "revancha social" de los oprimidos, en este
relatos (por lo demás metafóricos, muchas veces fuera del enten- mundo o en el que vendrá después de la muerte; al núcleo inicial
dimiento inmediato de la masa) y, en ciertos casos, determinadas del imaginario social científico se unirán determinados atributos
creaciones intelectuales eclesiásticas (que, en lo sustantivo, han de la ciencia, determinados rigorismos que, in fine, se conectan con
sabido conservar un carácter profético). la idea base de un hombre perfectamente autónomo de todo tutelaje
Tenemos entonces que todo cuanto sea ideología o discurso divino y que dispone para ellos a su antojo de una razón de ahora
oficial religioso (desde luego de matriz eclesiástica) no puede más en adelante considerada omnipotente para los efectos del control
que buscar influir, afectar profundamente aquellos imaginarios efectivo de una naturaleza, de un mundo, de un orden cósmico;
sociales que pueden ser receptivos de tales mensajes. En realidad, en síntesis, cabe decir que el mundo moderno —para este imagi-
los seres humanos, en búsqueda de respuestas a sus dilemas e inte- nario social dominante de la Modernidad— es un mundo no sola-
rrogantes, acogerán tal o cual influencia, en razón de una premu- mente accesible sino controlable y transformable a voluntad.
ra vital, pero también de la presencia de una fuerza "convincente" Veamos un ejemplo concreto a partir de la idea de sociedad
(léase capacidad de generar tranquilidad a espíritus inquietos), de alternativa (utopía social), en la cual los imaginarios sociales que la
su verosimilitud (apariencia de verdad), en definitiva, de su supe- comparten son presentados como una verdadera sobreposición
rioridad argumentativa frente a otras opciones también disponi- de elementos simbólicos, en este caso a partir de la utopia socia-
bles o, en su defecto, a la ausencia pura y simple de otras opcio- lista que hemos conocido desde la segunda mitad del siglo XIX
(una advertencia: no se consideran en este ejemplo aspectos pre-
nes. cisos e históricos del sistema socialista, sino solamente lo que se
puede retener en tanto dimensión imaginario-social). Esquemá-
La naissance du purgatoire, París, 1981. Cf. también del mismo ticamente, la representación de los imaginarios sociales se puede
"Jacques Le Goff,
autor, La botase et la vie, París, 1986.
construir de la forma siguiente (ver Figura 4):
""(...) el profeta genuino, como el caudillo genuino, corno todo jefe genuino en
general, anuncia, crea, exige nuevos mandamientos en el sentido originario del carisma
por la fuerza de la revelación, del oráculo, de la inspiración o en méritos de su voluntad
reconocida en virtud de su origen por la comunidadde creyentes,
concreta de organización, Ciu-
guerreros, prosélitos u otra clase de personas"
(en: Max Weber, Economía y sociedad,
dad de México, 1984:195. (Noca del autor: las cursivas en la citación textual son mías).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y mETOoolócict / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO II: PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANAIISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

sos", no solamente veremos incrementarse la opción [+] sino tam-


SOCIALISMO alternativa bién y simultáneamente la opción [—], la cual incorpora de modo
Nuevo orden —»fin de la explotación simétrico una sobreposición de elementos imaginarios "perver-
económico sos", estructurando así la idea de parejas de oposición suficiente-
Sociedad sin clases igualdad mente conocidas a través de la fórmula semántica (véase Figura
5):
Felicidad y sociedad sin conflictos

Enigma Construcción de respuesta

Figura 4. Contexto:
Revolución Industrial

El esquema anterior da cuenta de una noción inicial (la de


[+] Socialismo
socialismo) cuya centralidad casi mítica es mencionada aquí en Nuevo orden económico
cuanto mera intuición de un proyecto no realizado históricamen- Sociedad sin clases
te —es decir un diseño utópico— de sociedad alternativa a una so- Sociedad Felicidad
ciedad presente y que es tomada a contrapié en todas sus deficien- •?
H Capitalismo
cias estructurales"; a este diseño realizado "por oposición" se van Actual orden económico
agregando ideaciones a partir de la implantación de un modo de Sociedad clasista
producción no capitalista, por lo cual se pondrá fin a la explota- Infelicidad
ción de quienes se ven ahora obligados a vender su fuerza de tra- Figura 5.
bajo; por ende, se añade la inminencia de una sociedad sin clases
que proclamará la igualdad social entre sus miembros; por últi-
mo, abreviando un modelo al cual se podrían asociar muchas otras Asistimos acá, en realidad, a una semantización de ideaciones,
"virtudes" (éticas, culturales, ecológicas, etc.), tratándose de un en la cual los elementos que he llamado "virtuosos" (connotados
tipo de sociedad con tales características, es decir, habiendo abo- positivamente) se oponen de manera radical a aquellos que he
lido las causas de la explotación y de la opresión, se puede con- denominado "perversos"; de modo que a cada [+] corresponde
,

cluir socio-imaginando una serie de consecuencias, que el devenir necesariamente un [--], lo que justifica la presencia de flechas bi-
de esa sociedad será armónico, sin gruesas contradicciones inter- direccionales. La utopía se construye sobre la base de una severa
nas, lo cual vendrá a materializar —en buenas cuentas— la consa- crítica de lo presente, crítica que a su vez es llevada al extremo con
gración de la felicidad colectiva. la elaboración de lo que sería algo como una prefiguración perfec-
Si retomamos ahora el primer esquema simple y lo compleji- tamente imaginaria —aunque no menos coherente— de sociedad
zamos con esta sobreposición de elementos imaginarios "virtuo- alternativa. Se vislumbra así, como podemos observar, una oposi-
ción capitalismo perverso/socialismo virtuoso, pero se adhieren a
ella también, y casi de inmediato, una serie de otras oposiciones.
'En materia de utopia, resulta útil la (re)lectura del libro ya citado de Karl Mannheim,
Ideología y utopía. Cf. especialmente el capítulo IV: "La mentalidad utópica" (1993:169- Ahora bien, se reconocen también en el cuadro los elementos con-
230). textuales que intervienen tanto en la estructuración del enigma

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSION 'momo, r METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Cutrao II: PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

como tal del mismo modo que en la elaboración de la respuesta espacio y el tiempo. Ya veíamos más arriba que el problema que
socio-imaginaria (léase revolución industrial) y todo cuanto ella consiste en el control del tiempo, concretamente, ha sido una
presupone). constante en la historia de la humanidad, pero con el espacio su-
En síntesis, y para concluir en este punto, diré que será tarea cede algo análogo. Ahora bien, lejos de ser variables objetivas,
del investigador en un primer momento establecer una debida ambas son objeto de una especie de "domesticación" por las per-
identificación cualitativa del elemento "mítico fundacional" y de sonas, tanto individual como colectivamente consideradas. De
los elementos que componen, cual verdadera arquitectura, los hecho, tales variables sólo serían valores perfectamente abstractos
imaginarios sociales respectivos; luego, efectuar una contraposi- sin una apropiación pragmática por el hombre para fines propios
ción pertinente y correlativa de aquellas ideaciones que son des- de su existencia, a partir de la necesidad de definición tanto de la
echadas por su presunta negatividad. Aun en casos de elementos materialidad como de la duración de las "cosas". La construcción
complejos en su carga de simbolismo (como por ejemplo, el con- del espacio tendrá que ver con la definición del lugar de cristaliza-
cepto de "espíritu santo" o de "trinidad", en determinados imagi- ción de la materialidad (cualquiera sea su naturaleza) y la cons-
narios sociales religiosos, concretamente cristianos) existe siempre trucción del tiempo estará asociada a la duración mensurable de
una posibilidad de visualización de universos de significación asig- esa materialidad. Dicho de manera rotunda, estas dos "domesti-
nados por los propios usuarios 78 . La sobreposición de elementos, caciones" pueden ser consideradas como parámetros básicos e in-
sin pretender alcanzar la exhaustividad, debiera al menos dar cuenta dispensables para llevar a cabo la vida7 9 .

de una globalidad de sentido (una cosmovisión, una visión de El historiador rumano de religiones M. Eliade no dice otra
conjunto, un corpus de pensamiento, etc.). Solamente en fases cosa cuando explica la diferencia entre "lo sagrado" y "lo profa-
posteriores de la investigación, el estudioso podrá intentar, por no": el espacio es a priori homogéneo para el horno religiosos, ra-
ejemplo, establecer los vínculos probables entre esos imaginarios zón por la cual se ve en la obligación de fundar un punto de
debidamente reconstituidos y la acción social, la asociación —en referencia, un espacio distinto, diferenciador en cuanto elemento
buenas cuentas— entre esas febriles composiciones ideales o ima- "des-homogeneizante"; en definitiva, un espacio sagrado (por lo
ginarias y el mundo real. tanto necesariamente superior) que rompe con la fatalidad de lo
homogéneo, indiferenciado, etc. El tiempo, por su parte, se
sacraliza con la fundación de un tiempo distinto de aquel que se
APLICACION DEL MODELO DE ANALISIS EN inscribe en otra fatalidad, la de un tiempo lineal, en donde se
LA CONSTRUCCION SOCIAL DE ESPACIO Y TIEMPO reconoce un comienzo y un fin, tan pobre como puede serlo la
linealidad de la existencia biológica: nacimiento, vida y muerte.
Existen aspectos dimensionales en donde la presencia de los ima- Podríamos decir, por analogía, que al sacralizar estas dos variables
ginarios sociales se hace sentir; tal es el caso en el manejo de dos hay "domesticación" de ellas en el pensamiento religioso, con arre-
variables fundamentales en la organización de la vida humana: el glo al otorgamiento de sentido necesario a la vida.
En síntesis, y por extensión de argumento desde lo religioso a
"La literatura relativa a los símbolos es copiosa. No obstante, puedo recomendar, por
lo humano simplemente, se establece que no es posible asumir la
cierto, a Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación, Ciudad de México, 1995; igualmente a
Tzveran Todorov, Teorías del símbolo, Caracas, 1991; a Luis Garagalza, La interpretación
de los símbolos. Hermenéutica y lenguaje en la filosofía actual, Barcelona, 1990. Por último, "Una "domesticación" del espacio muy elemental, dando cuenta del carácter diferen-
evidentemente, no puedo omitir a Umberto Eco, Tratado de semiótica general, Barcelona, ciado y específico de una materialidad individual es, por ejemplo, la fundación de una
1995. conciencia de nuestro propio cuerpo (corporeidad del Yo).

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CAPITULO II: PROPUESTA DE UN MODELO OPERACIONAL DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAPA LA DISCUSIÓN TEÓRICA v ✓ ETODOLODICA / MANUEL ANTONIO BAEZA

vida sin establecer hitos "des-homogeneizantes" en el espacio yen grado y lo profano, considerando así la característica propia del
el tiempo, es decir sin referenciarlos, sin distinguirlos, por último pensar religioso. La noción de tiempo sagrado es el basamento
—de una manera u otra— sin dimensionarlos. Esta misma apropia- ideacional o núcleo imaginario central del cual depende, por ejem-
ción del tiempo —al igual que en el caso del espacio— es condición plo, todo el tema de la eternidad y de la prolongación meta-
existencial anhelada por seres humanos de determinadas creencias;
sine gua non para instaurar una racionalidad adecuada respecto
del uso práctico de esas dos dimensiones". En virtud de lo expre- este mismo tema resultaría absolutamente incomprensible si ocul-
sado en materia de imaginario social de tipo religioso, veamos tásemos aquello que le subyace y que le otorga coherencia y senti-
entonces el modelo en sus respectivas ideaciones más elementales do; a su vez, la noción de tiempo profano —para el horno religiosus-
es el fundamento ideacional de un tiempo lisa y llanamente pobre
(ver Figura 6):
en significación al excluir de facto la eventualidad de una vida
eterna. El gráfico anterior pone en oposición semántica la creencia
Enigma Construcción de respuesta religiosa y la no creencia en su acepción más fuerte (más cercana al
ateísmo), estructurando así dos discursos posibles: uno de carác-
ter religioso, visible, analizable y, en simultaneidad, otro de carác-
ter no religioso, no visible, no pronunciado, dejado en lo que J.L.
Pintos denominaría el plano de "las opacidades". La construcción
[+] Tiempo sagrado del espacio y del tiempo, desde un punto de vista religioso, y
V Tiempo circular (eternidad) según M. Eliade, me parece constituir un ejemplo que pone en
Tiempo cualitativamente
superior evidencia la importancia considerable de lo que nos ocupa en es-
Tiempo tas líneas: los imaginarios sociales reconocen un centro y una pe-
[—] Tiempo profano riferia, con clara subordinación de la segunda al primero.
Tiempo lineal
(histórico / biológico) La cuestión del control del tiempo me inspira un último co-
Tiempo cualitativamente mentario. Identitariamente hablando, se puede decir que el hom-
inferior bre intenta apropiarse de un tiempo que considera entonces como
suyo, en las tres dimensiones reconocibles: pasado, presente y futu-
Figura 6. ro. En términos muy resumidos diré que el pasado está constituido
por "mi historia", el presente por "mi acción" y el futuro por "mi
El gráfico anterior muestra entonces tanto la cuestión contextual utopía" o simplemente "mi proyecto". Obviamente, si el sujeto es
en donde se constituye el enigma y sus respuestas (léase la presen- colectivo, "lo mío" es reemplazado por "lo nuestro". En la cons-
cia de la religión en la cultura), como la sobreposición de elemen- trucción de identidad, no solamente hay un sentimiento de per-
tos que se adosan rápidamente a la distinción básica entre lo sa- tenencia, sino una construcción de discurso de lo que se conside-
ra como propio; en ese tipo de construcciones, que yo llamaría de
"realidades identitarias", la participación del factor imaginario es
"De acuerdo a lo planteado por Max Weber en Economía y sociedad, la racionalidad indiscutible. Esto último no es otra cosa que la capacidad huma-
instrumental imperante en el occidente moderno, por ejemplo, "inventa" el tiempo ra-
cionalizado al extremo con la figura técnica del reloj. Ese tipo de racionalidad tiene un na de hacer intervenir una dosis de aquella phantasia que en su
fondo netamente económico, lo que promueve una "domesticación" de la variable tiem- tiempo reivindicaba Giordano Bruno, hasta el punto de sostener
po con fines productivos, que unen la búsqueda de eficiencia a aquélla del cálculo de
la teoría de una imaginación prospectiva, es decir, capaz de ade-
beneficios.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES mas u DISCUSIÓN TEÓRICA V mrrouoloacR MANUEL ANTONIO BAEZA

lantarse a los tiempos: ¿qué pasaría —nos decía— si el universo fue-


ra infinito, por consiguiente, con varias galaxias, con varios siste-
mas solares?
La osadía intelectual de G. Bruno le significó el castigo máxi- CAPITULO III
mo aplicado por la Santa Inquisición en 1600, la muerte en la
hoguera en la plaza romana Campo dei Fiori, por haber insinuado DE LA MODELIZACION A LA REALIDAD
que la centralidad del hombre podía ser cuestionada, con lo cual
se desprendía, ni más ni menos, que se podía admitir la existencia SOCIAL Y DE LA REALIDAD SOCIAL A LOS
de más de un Dios único. Pero, ¿qué es aquello que permite a G. DESAFIOS TEORICOS MAS
Bruno a pensar así, sin evidencias empíricas, si no es la presencia IMPORTANTES
activa de la imaginación?

A TRAVES de estas páginas he intentado, en una suerte de se-


cuencia, en primer lugar, contribuir a restablecer el sitial de
la imaginación y, sobre todo, de los imaginarios sociales entre los
objetos posibles de estudio de las ciencias sociales: tal es el presu-
puesto necesario para la instalación de una mirada científico-so-
cial distinta sobre su materia de estudio; en segundo, sentar las
bases de un modelo de análisis de los imaginarios sociales: tal es la
condición indispensable de utilidad del trabajo teórico realizado,
es decir la puesta a prueba empírica de una teoría; en tercer lugar,
entregar algunos primeros ejemplos de aplicación concreta: tal es
la comprobación empírica de algunos primeros resultados que
pretenden tener en el texto el valor de ilustración. Pero, subsiste
todavía una pregunta que no dudo en intercalar ahora en el trama-
do general de este libro, porque se debe responder a lo que hasta
aquí puede parecer como algo solamente sugerido: ¿a qué tipos de
fenómenos concretos que involucrarían a imaginarios sociales se
podría aplicar muy empíricamente el modelo aquí presentado?
Intentaré construir la respuesta con extrema cautela, progresi-
vamente. Si he venido sosteniendo que no hay ámbito alguno de
la existencia humana y social que se encuentre exenta de partici-
pación imaginaria, estoy abriendo una puerta demasiado ancha y

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y LIETODOLOCICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArrrmo III: DE LA moozuzAcion A LA REALIDAD SOCIAL DE LA REALIDAD SOCIAL..

que bien vale la pena precisar en sus reales alcances lo que dicha Esta característica ofrece ya una primera entrada al mundo de
apertura implica. Como se sabe, las ciencias sociales existen en base lo comunicable, en nada excluyente de expresiones de lo no sen-
a una premisa fundamental e irrenunciable: la experiencia humana sible. Cuando G. Bruno desafía a la Inquisición con la existencia
—o gran parte de ella— es comunicable; P. Watzlawick considera, posible de varias galaxias en vez de una, resulta evidente que su
recordemos, que lo natural es un hombre que comunica, no uno imaginación ha superado con creces el ámbito estrecho de sus
que eventualmente no lo hiciere. Por lo tanto, las ciencias sociales propias experiencias sensoriales; lo mismo acontece con el escri-
constituyen su propio campo desde esa comunicabilidad que, por tor que elabora todas las piezas que componen una ficción nove-
lo demás, es el eje mismo de nuestra condición de seres sociales. lesca, o con el pintor surrealista, etc. Obviamente que el producto
El lenguaje, en sentido amplio, en tanto que herramienta de de tales imaginaciones prolíficas puede ser comunicado, sin lo
la comunicación y el lenguaje oral y escrito, en sentido estricto, es cual los inquisidores no habrían podido acusar a G. Bruno y no-
—por así decirlo— la materia prima indispensable en el trabajo del sotros no habríamos podido leer a Jules Verne, o admirar los cua-
sociólogo, del antropólogo, del psicólogo social, del investigador dros de Salvador Dalí. En el sentido de lo comunicable, por su-
científico-social, en sentido amplio. A través del lenguaje, no so- puesto, habrá que considerar además que la comunicación tiene
lamente se comunica la vivencia del contacto puro y simple con diversas formas de ser ejecutada, no necesariamente a través del
el entorno, in latu sensu, sino aquella densa experiencia propia- lenguaje oral y/o escrito, aunque sin duda éste es el medium más
mente interna de la significación; en la práctica de la comunicación importante de que el hombre dispone. Vale la pena considerar
humana no requerimos siquiera ese contacto directo y sensorial entonces el ejemplo de la Escuela de Palo Alto —y en particular, a
con el mundo externo para constituir "el decir"; podemos entonces través de los trabajos del destacado investigador R.L. Birdwhistell-
"decir" con respecto a objetos, fenómenos, ideas, etc., que están que con la introducción de la kinésica iniciara hace algunas déca-
completamente al margen de la experiencia —algo limitativa— de das el estudio de la comunicación corporal (gestual), es decir, la
nuestros sentidos, o sea "decir" desde un pensamiento perfecta- comunicación no verbal".
mente abstracto aunque en estrecha relación inmediata", capaz Me parece, en efecto, que el lenguaje no verbal plantea un
de llevar a cabo tanto el cálculo matemático como la creación serio desafio al conjunto de las ciencias sociales. El mundo de la
poética. Más aun, es mediante ese tipo de procedimientos abs- imagen, característico de nuestra contemporaneidad, pareciera
tractos que el hombre puede llevar a cabo la lectura de un texto, estar siempre poniendo en evidencia otras formas de expresión,
que tampoco remite a experiencia sensorial alguna distinta del netamente corporal y gestual, que suplen en elocuencia a las pala-
texto mismo, aun cuando haya asociación con una imagen sono- bras: allí están las imágenes de refugiados de las guerras de nues-
ra, como bien lo establece por ejemplo W. Ong". tros días, como asimismo aquéllas de las euforias masivas provo-
cadas por el fútbol, o de las demostraciones de fervor religioso
colectivo, o de iras ciudadanas en situaciones políticas complejas,
"Desde Ferdinand de Saussure en adelante ha quedado establecido que el pensa-
etc., que solicitan con fuerza una atención más fina, una atención
miento no es una masa mental amorfa que precedería al lenguaje. Lejos de aquello, el
lingüista suizo pone de manifiesto que el lenguaje es la herramienta con la cual se organi- interpretativa.
za el pensamiento, es decir la condición formal misma del pensar. Cf. Ferdinand de Saussure,
Curso de lingüística general, Madrid, 2000.
""Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las encierra
tiránicamente para siempre en un campo visual. Una persona que sepa leer y a la que se le incapaz de pensar alguna vez en la expresión 'no obstante' durante, digamos 60 segundos
pida pensar en la expresión 'no obstante', por regla general (y tengo graves sospechas de sin referirse a las letras sino sólo al sonido" (en: Walter Ong, Oralidad y escritura. Tecnolo-
que siempre) se hará alguna imagen al menos vaga de la palabra escrita, y será enteramente gías de las palabras, Bogotá, 1994:2 D•
s tf. Gregory Bateson et al., La nueva comunicación, Barcelona, 1994.

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CANTmo III: DE LA MODELIZACION A LA REALIDAD SOCIAL Y DE LA REALIDAD SOCIAL...
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PACA u DisCosION TEÓRICA Y MCTODOLCCICA / MANUEL ANTONIO BAEZA

Lo que está en juego es salir de la política del avestruz que ha L.E. Alonso valora al mismo tiempo lo que él entiende como
mantenido, por ejemplo a la sociología en una cosificación de la el afianzamiento de una perspectiva postpositivista.
realidad social —que incluye al lenguaje verbal—, como si para Tratándose, sin embargo, del análisis de profundas estructuras
validarse como ciencia aquélla hubiese tramado la reducción de mentales (mentalidades), como también de influencias ideológi-
los fenómenos sociales a la condición de artefacto producido por cas y de imaginarios sociales, nuestra "materia prima" encargada
la mismísima sociología. Al proceder de esta manera, ha delimita- para el análisis surge prioritariamente de la comunicación verbal
do exclusivamente su área de competencia a lo directamente ob- de contenidos debidamente expresados". El modelo puede ser
servable, no siempre asumiendo la gran lección de escepticismo aplicado entonces a la producción de discurso bajo formas diver-
cartesiana frente al riesgo de las apariencias que no son necesaria- sas: texto literario, guión cinematográfico, mensaje verbal publi-
mente evidencias. citario, etc., como asimismo a datos textuales producidos en el
El positivismo ha mantenido durante largo tiempo esta ficción ámbito de una investigación científico-social, a partir de las dis-
de realidad, sin cautelas mayores, sin considerar en definitiva a los tintas técnicas conocidas (entrevista, grupo de discusión, obser-
seres humanos en una complejidad que les es propia y que, por lo vación etnográfica, historias de vida, etc.) 86 . El gran desafío con-
demás, no constituye en sí el fin de la indagación sino, por el con- sistirá, en todo caso, en intentar alcanzar la profundidad de las
trario, el comienzo de la actividad investigativa, es decir el umbral subjetividades actuantes en los distintos escenarios sociales; en mi
mismo del desafío cognitivo. El positivismo ha cosificado también opinión, tras este objetivo se consagra finalmente la primacía de
el lenguaje_al construir, por ejemplo, modelos de análisis de conte- lo cualitativo en los procesos de investigación científico-socialr.
nido basados en el conteo de palabras, que en su opción de cuanti- Tal es el reto, por ejemplo, que concretamente se formula a la
ficación hacen caso omiso de los problemas que plantea precisa- sociología, cuando a ella se la invita —sin duda con infinita razón—
mente el tema de la significancia, en síntesis, las invisibilidades de a entrar en una etapa innovadora de su desarrollo, desde la pers-
la subjetividad humana. De allí la necesidad de desarrollar fuerte-
mente los métodos y técnicas de tipo cualitativo, que en definitiva
se enmarcan en una cierta manera de observar y analizar la realidad.
Escribe el español L.E. Alonso: "Prefiero decir, con cautela, "prioritariamente", pues de manera indirecta, tanto las
mentalidades, como las ideologías y hasta los imaginarios sociales se dejan "transparentar"
en las obras humanas. El estudio de mentalidades desarrollado por l'École des Annales (la
La orientación cualitativa, en sociología, busca siempre situarse en llamada Nueva Historia Francesa) no parece indicar otra cosa en el estudio, por ejemplo,
el campo de las relaciones cotidianas, ya sea entrando en su espa- de la Edad Media, examinando para ello la organización espacial del burgo, determinadas
cio comunicativo a partir de sus productos icónicos o textuales, ya prácticas sociales de la época, ere., al mismo tiempo que los documentos de la misma. Cf.
sea reconstruyendo la dinámica interpersonal de acciones y comu- al respecto, los trabajos de historiadores de la dimensión de Lucien Febvre, Marc Bloch,
Henri Pirenne, Johan Huizinga, Fernand Braudel, Georges Duby, Jacques Le Goff.
nicaciones que crean y recrean la realidad social; más como un "El análisis de este tipo de datos provenientes de materiales muy diversos ha de ser
conjunto de prácticas situadas —esto es, como un sistema de méto- efectuado mediante métodos cualitativos de análisis de contenido, recomendando para
dos y rituales difusos que utilizan los miembros de la comunidad ello con bastante énfasis los aportes tanto de la semántica como de la hermenéutica. Tras
para construir permanentemente su mundo— que como un simple un análisis en profundidad de los datos, éstos han de ser conducentes a la identificación
de aquellos elementos significativos centrales de un imaginario social (imaginario radi-
conjunto de respuestas y opiniones que surgen de posiciones está- cal), así como a los que se vienen a adosar al más elemental, construyendo asila estructura
ticas e individualizadas derivadas de la posición prefijada, en la de significaciones que hemos desarrollado en páginas anteriores.
estructura formal de las organizaciones sociales". R 'Y esto no es algo que se limita a la casi eterna discusión acerca de los métodos y las

técnicas de investigación. Es una cuestión de orden epistemológico acerca del carácter


específico de las ciencias sociales, radicalmente distintas de las ciencias naturales, como
bien lo señalara en su tiempo Wilhelm Dilthey.
"Luis Enrique Alonso, La mirada cualitativa en sociología, Madrid, 1998:26.

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CAPITULO III: DE LA MODELIZACION A LA REALIDAD SOCIAL Y DE LA REALIDAD SOCIAL..
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA un DISCUSIÓN TEÓRICA Y IAATODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA

pectiva de los actores de la vida social, desde una perspectiva, por tarea investigativa propia de este campo que se constituye, natu-
ende y necesariamente, no positivista". ralmente, sin espíritu fagocitario por parte de disciplina alguna,
Por lo dicho en estas páginas, no existe ángulo alguno de la es decir omitiendo aquel nefasto "imaginario social corporativo"
vida social en que no se encuentren implicados los imaginarios que, por mucho tiempo, animó a las distintas disciplinas a traba-
sociales. La socióloga francesa Anne Sauvageot 89 señala que "todo jar por separado, a buscar generar "cripto-conocimientos" referi-
comportamiento está gobernado por la función simbólica". Sin dos a campos de estudio pretenciosa y abusivamente monopoli-
ánimo alguno de pretender alcanzar la exhaustividad, ella enumera zados. La irreverencia de la convocatoria programática no es
múltiples ámbitos o esferas posibles de intervención de lo imagi- entonces asunto exclusivo del combate por erradicar el positivis-
nario social: a) el ámbito de las artes y la arquitectura (por el pre- mo de las ciencias humanas, sino también de aquél por erradicar
dominio de un estilo de una época); b) el ámbito de las técnicas y la compartimentación excesiva de las disciplinas científicas, por
la ciencia (por "el rol director de imágenes arquetípicas —los razones más bien propias de una división técnica del trabajo que
themata— sobre la orientación singular del descubrimiento"); c) el por necesidades propias del conocimiento, y que en su momento
ámbito de la literatura (por la "trivialización" de mitologías ances- denunciaba con absoluta razón el sociólogo E. Morin".
trales y por la capacidad de generación de nuevos imaginarios, en Pero los imaginarios sociales, como campo de investigación
el cuento, la novela y los libretos de las obras de teatro); d) el novedoso en Chile, han comenzado a abrirse un camino bastante
ámbito de la política (por la presencia de figuras imaginarias co- promisorio. Desde agosto de 2001, el G.C.E.I.S. ha iniciado la-
lectivas en la dramatización propia de la puesta en escena de la bores en el Departamento de Sociología de la Universidad de
política); e) el ámbito de las ideologías (por el rol de significacio- Concepción. Académicos de distintas disciplinas y estudiantes de
nes e imaginarios en los cambios de la vida social); f) el ámbito diferentes áreas se reúnen regularmente para llevar a cabo la dis-
amplio de las conductas y prácticas sociales (por su injerencia en la cusión propiamente teórica y la preparación de futuras líneas es-
forma en que tienen lugar las prácticas más banales y rutinarias: pecíficas de investigación, en un espacio de amplio pluralismo
consumir, comer, viajar, cuidar el cuerpo, etc.). Esta simple enu- teórico. Convoca actualmente a más de treinta personas inscritas.
meración permite desde ya al lector entrever las posibilidades in- Tengo el honor de dirigirlo tras haber sido nombrado a la coordi-
mensas de un programa de investigación a largo plazo. nación para América Latina del Grupo en marzo del mismo año.
Por otra parte, me parece que el concepto interpela a toda una Apenas con unos meses después de su creación, la filial Concep-
serie de disciplinas vecinas o relativamente vecinas de la sociolo- ción es ya un programa de estudios —bastante ambicioso— que
gía. Desde luego, la antropología —como hemos visto— se encuen- será pronto homologado por la Facultad de Ciencias Sociales, pro-
tra ya implicada en este tipo de indagaciones (en primer lugar, G. bablemente en este 2003; varias líneas serán creadas en un futuro
Durand y el Centro de Investigaciones Sobre el Imaginario de la próximo, atendiendo especialmente a las variadas expectativas de
ciudad de Grenoble, Francia). También la sicología y la sicología sus miembros. Simultáneamente, las primeras tesis de maestrías
social, la historia, la lingüística, sin olvidar a la ciencia política, en el campo de la antropología están en curso de elaboración en
los estudios urbanísticos, entre otros. Todas esas disciplinas pare- el Departamento de Antropología de la Universidad de Chile,
cen estar convocadas a colaborar en forma pluridisciplinaria en la con lo cual se demuestra que nuevos horizontes investigativos se
empiezan a dibujar en la academia de nuestro país. Enhorabuena.

"Cf. mi libro Los caminos invisibles de la realidad social...


"Anne Sauvageos, "Structures es mécanismes de Ilmaginaire" (en: Alex Mucchielli,
"Edgar Morin, Science avec consciente, París, 1990.
Dictionnaire des méthodes qualitatives en sciences humaines a sociales, París, 1996).

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CAPITULO IV

IMAGINARIOS SOCIALES Y PROCESO


MENTAL DE SIGNIFICACION

H E DICHO con anterioridad que, en realidad, incorporar en


calidad de objeto de estudio a los imaginarios sociales a la
visión sociológica constituye un acto de gran importancia heurís-
tica porque ellos, al fin y al cabo, son elementos indisociables de
nuestro pensar en tanto que herramientas coadyuvantes directas
de la actividad mental; en tanto que participantes probablemente
indirectos en nuestras acciones como auténticos agentes de inspi-
ración de éstas; en tanto que "fantasma intruso" de nuestras ulte-
riores justificaciones de nuestros actos, por el hecho de ser parte
integrante de nuestros esquemas de valores sui generis, incluso de
nuestros gestos más banales, como representación cuasi espontánea
de "lo banal". Sabemos hoy que nuestros sentidos son poca cosa,
sin una conexión sináptica adecuada de neuronas con el cerebro,
por ende sabemos que el percepto no es más que el primer paso
hacia el concepto, y en definitiva, que el mundo es sólo un gigan-
tesco caos sin una actividad humana significante que le brinda la
organización e inteligibilidad necesarias. Esto tiene que ver con el
conocimiento humano, en el cómo éste se produce realmente; al
respecto no carece de interés la argumentación expresada por E.
Morin:

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IMAGINARIOS SOCIALES. Al'UNT ARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA MANUEL ANTONIO BAEZA Cartruus IV: IMAGINARIOS SOCIALES Y PROCESO MENTAL DE SIGNIFICACIÓN

Si bien las condiciones socioculturales del conocimiento son total- Significamos —u otorgamos sentido— a través de una suerte de
mente diferentes de las condiciones biocerebrales, están ligadas alquimia referida a un "dentro-fuera" dialéctico que interviene en
formando un nudo gordiano: las sociedades existen, las culturas se
prácticamente todos los ámbitos de la existencia de seres humanos.
forman, se conservan, se transmiten, se desarrollan sólo a través de
las interacciones cerebrales/espirituales entre los individuos 9 '.
Reconocemos metodológicamente un '<dentro" para referirnos a
la actividad creadora propiamente individual y, a la vez, un "fue-
En otras palabras, el orden de la naturaleza no es directamente ra" para referirnos al entorno en el cual tiene lugar esa actividad
aprehensible por los seres humanos; el orden natural es desorden creadora, o sea una posibilidad de significación que se encuentra
sin la mediación de una actividad mental ordenadora, vinculante bajo la influencia de factores externos o de contexto espacio-tem-
significativamente de las partes que lo componen; la realidad no poral. Así por ejemplo, al establecer individualmente —y a partir
es auténticamente real sin esa misma actividad. Se puede aceptar de un patrimonio social proverbial— una afirmación como la si-
sin mayores escollos, en esta fase relativamente avanzada de la re- guiente: "el que ríe último, ríe mejor", estamos incorporando, a la
flexión, la idea según la cual la realidad es construida por el hom- vez, elementos internos (a partir de determinadas intuiciones) de
bre, pero de inmediato debo agregar que lo es únicamente me- representación nocional de la "revancha", como asimismo elemen-
diante una actividad mental compleja, mediante una facultad tos externos —necesariamente sociales— que nos hacen pensar que,
exclusivamente humana de significar como resultado de un proce- estando empíricamente comprobado, esa misma revancha no es
so que podemos entender como algo perfectamente instrumental. una mera elucubración personal sino un algo materialmente po-
sible. Por un lado, construimos un imaginario individual de la
Y debemos reconocer que, por lo tanto, este proceso de signi-
ficar es una ecuación delicada: de partida, no podemos reconocer "revancha", por otro, incorporamos lo que podríamos llamar
un punto fijo de significación, es decir no significamos sino en la adicionalmente "el valor social de la 'revancha', para concluir luego
medida en que cada cual dispone, en lo que podría ser en lengua- con el proceso de construcción de una cierta idea personalizada y
muy casuística de "revancha".
je husserliano la llamada experiencia yoica, o esta vez en lenguaje
orteguiano simplemente la valiosa experiencia de la vida, de su Esta verdadera combinación química según "ecuaciones per-
propio lugar de significación (perspectiva). La subjetividad, en sonales", que he señalado ser el arduo resultado de un imbricado
buenas cuentas, no es otra cosa que el reconocimiento implícito
de esa pluralidad infinita de lugares. En definitiva, cada ser hu-
mano otorga sentido a la vida, a la naturaleza, a la sociedad, etc., que la referencia intencional, encendida de un modo puramente descriptivo, como pecu-
liaridad Intima de ciertas vivencias, es la nota esencial de los 'fenómenos psíquicos' o
a la vez desde su irremplazable interioridad significativa y, tam- 'actos; de suerte que vemos en la definición de Brentano, según la cual los fenómenos
bién, desde sus propios círculos externos de influencia, o sea des- psíquicos son 'aquellos fenómenos que contienen intencionalmente un objeto', una defi-
nición esencial, cuya 'realidad' (en el antiguo sentido) está asegurada naturalmente por
de su singular prisma de significación impregnado de elementos los ejemplos. Con otras palabras y considerado a la vez de un modo fenomenológico
psicoafectivos, experienciales y cognitivos, valóricos, culturales, puro: la ideación verificada sobre casos particulares ejemplares de estas vivencias —y veri-
ideológicos, etc. Ese todo que define un lugar de significación es ficada de tal suerte que resulte eliminada toda aprehensión y posición existencial psicoló-
gico-empírica, entrando sólo en consideración el contenido fenomenológico real de estas
lo que podemos entender como una ecuación personal 92. vivencias— nos da la idea fenomenológica pura del género vivencia intencional o acto,
como nos da también la de sus especies puras. Las sensaciones y sus complexiones revelan
que no todas las vivencias son intencionales. Un trozo cualquiera del campo visual, cua-
91 Edgar Morin, "Cultura y conocimiento" (en: Paul Watzlawick y Peter Krieg lesquiera que sean los contenidos visuales que lo llenan, es —considerado sólo en cuanto a
[compiladores]: El ojo del observador, Barcelona, 1998:73). las sensaciones- una vivencia, que puede comprender muchas clases de contenidos parcia-
"Respecto del sujeto imaginante, no es superfluo seguir al filósofo Edmund Husserl les; pero estos contenidos no son objetos intencionados por el todo, no son objetos
cuando habla de conciencia e intencionalidad en estos términos: "Nosotros consideramos intencionales en él" (en: Edmund Husserl, Investigaciones lógicas, 1997:11:492-493).

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APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y 14E7000LP:41CA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAptrum IV: IMAGINARIOS SOCIALES Y PROCESO MENTAL DE SIGNIFICACION
IMAGINARIOS SOCIALES.

proceso, conteniendo debidas dosificaciones —de lo interno y de amplio; la conciencia, en tanto que mecanismo humano, regis-
lo externo— individualmente preparadas es, por último, expresa- traría con facultades codificadoras y ordenadoras, los distintos
da mediante el lenguaje (véase Figura 7): elementos que llegan "desde fuera" al ser consciente, el cual no
haría más que registrar, en definitiva, la totalidad de un orden ex-
terno, preexistente, aunque sí atrapable. Así se constituye la ilu-
.... Intuición relativa a "revancha" ... sión de una "conciencia objetiva", es decir el ajuste de la conciencia
a la realidad externa, verdadero sueño de un objetivismo simplifi-
cador.
"Dentro" "Fuera" Sin embargo, esta teoría es falsa por el hecho de esta misma
(actividad mental) (influencia cultural) premisa que es la captura del mundo exterior y, gracias a lo que
las neurociencias nos enseñan hoy, es que resulta posible decir que
lo que se ajusta, en definitiva, es la realidad externa a la conciencia,
(Construcción personal (Experiencia social
de la idea) de la idea) a través de la significación y en los términos que acabamos de
detallar. Como lo han señalado algunos autores importantes —
Ecuación personal especialmente desde la fenomenología— con gran pertinencia: no
hay conciencia en estado puro, sino conciencia de algo. Y, en la con-
tinuidad de lo anteriormente dicho, esa misma "conciencia de
algo" ha de ser entendida no como la captación pura y simple de
Representación personal de la revancha
un "algo" externo (objeto, cosa, fenómeno, etc.) sino como el tra-
tamiento de lo externo y la consecutiva elaboración significada e
interna de ese mismo "algo", sin lo cual este último sería equiva-
lenguaje
lente a nada, por el hecho de ser inteligible tanto en su esencia
como en su forma, con lo cual la discusión referida a la "esencia"
14 que ríe último, ríe mejor" como a la forma sería casi absolutamente irrelevante.
En cuanto al lenguaje, se habrá de dejar definitivamente atrás
Figura 7. la idea según la cual a todo significante (signos) se, adjunta nece-
sariamente un significado; o sea en la relación entre algo que se
Al plantear de esta forma la significación como camino exclu- designa por un vocablo y este último no hay sustancialidad algu-
sivo de inteligibilidad del mundo que nos rodea, de la vida en na, pues se trata de un arbitrario, un elemento convencional. De
sentido global, llegamos tarde o temprano a la revisión crítica de haber una relación sustancial entre significante y significado, ten-
dos conceptos: conciencia y lenguaje. Ahora bien, ambos tienen dríamos designaciones universales que, obviamente, no existen:
en común —a través de distintas teorías— una llamada "cosificación" dicho de otra manera, la palabra "perro", por ejemplo, designa al
que bien valdrá la pena refutar. simpático cuadrúpedo de la familia de los cánidos, pero sólo al
La tendencia a establecer una "cosificación" de la conciencia es interior de una estructura lingüística determinada como es el caso
fundamentalmente un resabio de teorías prekantianas, de clara de la lengua castellana. En realidad, el lenguaje es un instrumento
influencia platónica. La conciencia es vista en ellas como una suerte de mediación entre una actividad mental y otros seres humanos
de receptáculo de importaciones provenientes de nuestro entorno puestos en situación de interlocución; con lo cual, el lenguaje es

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APUNTES PASA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOLICA /
MANUEL ANTONIO BAEZA CArirulo IV: IMAGINARIOS SOCIALES Y PROCESO MENTAL DE SIGNIFICACION
IMAGINARIOS SOCIALES.

comunicación por excelencia. Metafóricamente hablando, podría- quemas creativos —frente a lo que surge como enigmático a priori—
mos decir que las palabras serían el equivalente de un cúmulo de que son socializados o compartidos socialmente; en otras pala-
materiales de albañilería, pero los utilizadores humanos de las bras, los imaginarios sociales no son meras representaciones de
palabras serían, en definitiva, los arquitectos y a la vez los albañi- algo real, sino elaboraciones "peri-racionales" (es decir situadas en
les de una construcción, en este caso discursiva. Esto explica una la periferia de la racionalidad, aunque con capacidad de influir
falta de univocidad intrínseca del lenguaje. Sólo procesos sociales sobre ella) que participan en calidad de grandes supuestos en el
de convención comunicativa (por ejemplo, la ciencia y sus con- proceso de significación, cuando este tipo de procesos es sociali-
ceptos) o de oficialización e imposición de taxonomías y conteni- zado, vale decir simbolizado. De este modo entonces, el imagina-
dos diversos (por ejemplo, diccionarios y enciclopedias) logran rio social de la patria, por ejemplo, es un determinado imaginario
reducir —en términos relativos— la variabilidad significativa en el social que simbólicamente permite hacer compartir por los habi-
lenguaje, sin por ello alcanzar necesariamente la univocidad aún tantes de un territorio, en sus grandes rasgos, aquellos grandes
en aquello que necesitase una mayor precisión. No obstante, final- supuestos erguidos a la condición de mitos fundacionales; con
mente estas convenciones son importantes en tanto que facilita- mayor o menor fuerza y convicción, un conjunto de conciudada-
doras de la comunicación propiamente tal. nos legitima así determinados contenidos de "lo patriótico". Sin
Desde este punto de vista, el lenguaje expresa lo que laboriosa- caer en los excesos del funcionalismo, me parece sin embargo que
mente preparamos en el ámbito de la actividad mental, sin la cual los imaginarios sociales se constituyen inconscientemente con una
el lenguaje quedaría reducido a la más completa incoherencia. funcionalidad primaria: lograr un mínimo común denominador
Trasladaremos hacia el lenguaje entonces, y con un propósito que consolida a una población tras una identidad nacional. El
comunicacional, todo el producto elaborado de nuestra "ecuación lenguaje es portador de un conjunto de ideas básicas que evocan
personal", todo lo que subentiende una construcción de signifi- "lo nacional" con estricto apego a sus justificaciones históricas
cación. De esta manera retomaré el tema planteado por E Ricoeur", más elementales: el Estado, en particular, es el principal agente de
cuando se refiere a la distinción saussuriana entre langue y parole: difusión de dichas ideas, proclamando algo así como un imagina-
la primera es sistema de códigos obligatorio; la segunda es mensa- rio social oficial, a través de la enseñanza escolar, los manuales de
je individual e intencionado. "Más que nada —escribe P. Ricoeur- historia, y en menor medida a través de un cierto discurso acerca
un mensaje es arbitrario y contingente, mientras que un código es de "lo cívico".
sistemático y obligatorio para una comunidad de hablantes"". Pretender establecer entonces una relación operativa entre el
Detrás de la idea de mensaje hay una autoría, vale decir un sujeto concepto de imaginario social y la idea ya expuesta de proceso de
que piensa e intenciona (o significa) lo que dice, a partir del uso significación requiere situarse en un doble plano, en una combi-
de elementos brindados por un sistema de códigos. natoria de fenómenos: a) aquél de procesos socialmente validados
Con este nuevo ángulo de ataque, nos corresponde ahora avan- de significación, en sentido estricto, y, b) aquél de una funciona-
zar hacia el concepto mismo de imaginario social para luego asig- lidad elemental en la reproducción de los conjuntos sociales.
narle un espacio mejor definido en el proceso de significación ya Ambos planos dan cuenta, en definitiva, de un contenido necesa-
delineado en sus grandes rasgos. Los imaginarios sociales son es- rio para la más que recurrente noción de "sociedad", si a ésta se la
considera también como denso conglomerado de significaciones
(lo que la sociedad instituye colectivamente). En síntesis, se plan-
"Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido, Ciudad de tea aquí que la sociedad debiera ser entendida sociológicamente, a la
México, 1995.
"Paul Ricoeur, ibidem, p. 17. vez, como lugar de socializaciones permanentes, con miras a una co-

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA u. DISCUSIÓN TEÓRICA y mrropotócicA / MANUEL ANTONIO BAE2A CAPITuto IV, IMAGINAMOS SlIbrul PR Y PROCESO MENTAL DE SIGNIFICACIÓN

habitación indispensable entre sujetos (aprendizajes de lo social), como se encuentra referida al aprendizaje de lo social: normas de convi-
lugar de comunicación cotidiana entre sujetos elaboradores de signi- vencia, reglas del juego social, conductas socialmente esperadas,
ficación (espacialidad comunicativa), por último como lugar de limitaciones de impulsos individuales que podrían alterar la vida
interacciones intencionadas (prácticas sociales). en colectividad, etc.
Si la idea de socialización (primaria y secundaria) tiene que ver Mediante la participación de agentes de socialización diversos,
con procesos de internalización de normas y reglas sociales como la familia o la escuela, comienzan a operar mecanismos de
preexistentes, ya instituidas o legitimadas, es decir con todo cuanto control social sobre los individuos, quienes deben tomar cono-
permite la integración individual, las ideas de comunicación e inte- cimiento oportuno de las restricciones que permanentemente in-
racción dicen relación, por su parte, con la compatibilización prác- tervienen en el ejercicio empírico de la libertad individual, en mu-
tica del individuo y la colectividad. De hecho, la probabilidad de chos puntos convertida en ilusión o aspiración socialmente insa-
logro de compatibilidades efectivas será la base de consolidación tisfecha. Socializar es, esencialmente, hacer .comprender al sujeto
relativa de lo que en otro momento propuse denominar una es- que su existencia no transcurre como la de un ermitaño contem-
tructura de ajuste caracterizante de un determinado momento his- poráneo y que el entorno humano del mismo no es el equivalente
tórico de la sociedad en cuestión y, por cierto, marcando las pau- de un séquito de meros acompañantes que se reducirían a ser meros
tas de las relaciones entre individuo y sociedad". Es a través de espectadores del ejercicio absurdo de una libertad sin límites en
esta relación fusional —diríamos también arquitectural— que une uno de sus miembros; por el contrario, el establecer interacciones
en el plano de la significación "lo interno" (mi propia construc- es lo propio de una sociedad que reconoce en todos y cada uno de
ción de mundo) y "lo externo" (la construcción de mundo que la sus miembros determinadas limitaciones.
sociedad me propone), la cual es operacionalizada mediante la Como se decía más arriba, la sociedad propone al sujeto indi-
trilogía socialización-comunicación-interacción, que abordaré en vidual una determinada construcción de mundo (hábitos y cos-
concreto el tema del lugar de los imaginarios sociales y el proceso tumbres, disposiciones de derecho, Estado, escuela, lenguaje, etc.);
de significación del mundo. pero esta propuesta no conduce a una simple "digestión" de con-
En primer lugar veamos lo que se ha visto como una relación tenidos: la complejización de la conciencia "de algo", es decir el
arquitectural entre, por un lado, una internalidad creativa (idea ejercicio de la facultad inteligibilizadora del mundo, como tam-
vecina del concepto fenomenológico de experiencia yoica en E. bién se ha visto, nos aleja de toda posibilidad de captura pura y
Husserl) y, por otro, una externalidad recepcionada (idea vecina simple de contenidos externos, al mismo tiempo que nos acerca a
de la noción, sobre todo antropológica, de cultura). En ciencias una construcción de mundo en nuestro foro interior. Significa-
sociales se habla de socialización primaria (en la niñez preescolar) mos (o re-significamos) siempre, ya sea una parte o la totalidad de
y de socialización secundaria, que en realidad es un proceso con- contenidos provenientes, en este caso, de la sociedad. La sociali-
tinuo de socializaciones que se inician con la entrada del indivi- zación no puede ser vista, por lo tanto, como una técnica mecáni-
duo en sociedad, prolongándose a lo largo de toda una existencia. ca de asimilación simple, sino como un proceso de asimilación-
No obstante, cualquiera sea el nivel de socialización, siempre ésta procesamiento de esos mismos contenidos. Podemos operar,
analógicamente, con la diferencia ya vista entre percepto y concep-
to: recogemos de manera "perceptual" la propuesta que nos viene
"En efecto, he propuesto el concepto de estructura de ajuste en mi libro Los caminos desde ese "afuera" que es la sociedad, para luego poner en eviden-
invisibles de la realidad social. Propongo como contenido para dicho concepto "el conjun- cia —y a partir de nuestra propia experiencia mental— nuestro pro-
to, fragmental o global, de relaciones sociales instauradas" en un cierro momento históri-
co (p. 146), caracterizado por una fragilidad e inestabilidad consustanciales. cesamiento interno y "conceptual" de esas informaciones. Todo

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSION TEORICA Y METODOLOGICA 1 MANUEL ANTONIO BAE7-A CArtruto IMAGINARIOS SOCIALES Y PROCESO MENTAL DE SIGNIFICACION

esto no es otra cosa que el recorrido necesario de nuestra subjeti- lógicas, al mismo tiempo como excluyentes, y en definitiva —en
vidad aplicada, en este caso, a la organización inteligible de lo una suerte de "sacralización"— como verdaderas. Tras lo cual, na-
social. die podría objetar fácilmente su fundamento; al mismo tiempo,
Aunque parezca obvio decirlo: el lugar de los imaginarios so- nadie podría reivindicar con entera libertad el fundamento de
ciales en la socialización no se constituye desde el sujeto socializa- aquellos comportamientos relegados a la opacidad, sin correr el
do, sino desde un colectivo socializador, y al proponer construc- riesgo al menos de ser sospechado de transgresión. Una vez insti-
ciones de sentido o significación, la sociedad está integrando tuidos o legitimados socialmente ciertos contenidos, el conjunto
imaginarios sociales no sólo ya validados colectivamente sino ya social parece defenderse así frente a lo que ella misma ha margi-
establecidos en situación de imaginarios dominantes. Por ejem- nado o excluido arrebatándole toda legitimidad.
plo, al proponer religión, utopía, o simplemente determinada va- En síntesis, diré —en lo esencial— que la significación es el pro-
loración de determinadas relaciones sociales. Desde luego, los ducto del ejercicio de la facultad organizadora mental humana
imaginarios sociales transmitidos a los sujetos individuales —por frente al problema que le plantea el cosmos, la naturaleza, el mundo
la vía de la socialización, comenzando por la que consideramos social, el tiempo, el espacio, etc. No obstante, para que cosmos,
primaria— se expresan a través de múltiples relevancias, si consi- naturaleza, mundo social, espacio, tiempo, etc., tengan existencia
deramos como modelo lo que J.L. Pintos establece como eje real, cada uno de ellos debe encontrarse dotado de sentido
semántico: relevanciailopacidades% . Así, por ejemplo, podríamos subjetivamente atribuido. Y estas referencias primordiales son in-
observar que en una socialización más tradicional del niño ad- dispensables para un hombre que, sin ellas, no resultaría más que
quiere relevancia en nuestra cultura, específicamente urbana, la un animal errante y abandonado a su sólo instinto. Pero esta acti-
internalización por aquél de determinadas "buenas maneras'', que vidad mental que supone tal asignación de significación es
son consideradas como códigos elementales de comportamiento sofisticada, compleja; en ella es difícil disociar razón y no-razón,
social, mientras que permanece al mismo tiempo en la opacidad porque más bien éstas intervienen en una fuerte complementa-
el factor espontaneidad en el comportamiento infantil. Del mis- riedad, en algo así como una indistinción práctica. Abreviando,
mo modo, esta vez en el plano de la socialización secundaria, de- es así como lo que la razón no da, la capacidad imaginaria lo
terminados comportamientos esperables relativos al mundo del concede; lo que objetivamente no completamos en nuestra "con-
trabajo (por ejemplo, el respeto de una ética profesional, o de los ciencia de algo", subjetivamente lo logramos. Lo que no podemos
llamados "conductos regulares" en una empresa) son considerados hacer, como lo sugiere M. Eliade para la religión 97 , es,vivir en un
relevantes, mientras que simultáneamente quedan en la opacidad, espacio y en un tiempo indiferenciados, es decir al margen de una
por ejemplo, capacidades de. improvisación que pasan a formar parte significación diferenciadora. En la búsqueda constante de certe-
de todo un conjunto de comportamientos no esperables e incluso zas tranquilizadoras en nuestra condición de "seres de curiosidad
indeseables en determinadas lógicas de la actividad laboral. cognitiva permanente", es decir de seres intrínsecamente inter-
En los dos ejemplos anteriores, los imaginarios sociales, más pretativos, los imaginarios sociales se presentan como subjetivi-
allá de aquellos aspectos "pragmáticos" que presuntamente inspi- dad actuante. Hablaré pues con toda propiedad en adelante de
ran esas conductas esperadas o deseadas, influirán mediante la nuestra facultad de significancia si se trata del modo de relación
legitimación última de dichas relevancias, considerándolas como práctica con el mundo in sensu lato.

"'Juan Luis Pintos, Los imaginarios sociales, Maliaño (Cantabria), 1995. ' 7 Mircea Eliade, Le sacré es le profane, Paris, 1957.

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CAPITULO V

EL SUJETO, LA SIGNIFICANCIA Y LA
RELIGION. PERSPECTIVA DESDE EL
CONCEPTO DE IMAGINARIOS SOCIALES

S I EL CONCEPTO de imaginarios sociales ha adquirido en es-


tos últimos años una notoriedad incuestionable, esto abre una
perspectiva distinta acerca de los fenómenos religiosos. Este he-
cho implica, en primer lugar, un neto distanciamiento respecto
de aquellas teorías deterministas que reducían al hombre a una
mera emanación de estructuras preexistentes, como si se tratara
de simples marionetas Claro está, primero la revolución coperni-
cana en filosofía provocada por I. Kant, luego la discusión episte-
mológica inaugurada por W Dilthey en el siglo XIX acerca del
carácter de las ciencias humanas y, más tarde, la introducción de
la perspectiva fenomenológica desde E. Husserl hasta A. Schütz,
habían dejado suficientes huellas como para que el conocimiento
ampliara sus primeros horizontes.
Por su parte, diversas corrientes teóricas del ámbito científico-
social ponían el acento en la clara inconveniencia que existía en el
hecho de pretender "cosificar" a los actores sociales, por la razón
de tener que reconocer, tarde o temprano, por ejemplo, que en
ellos había una subjetividad actuante al pensar, al creer, al interve-
nir en sociedad. La sociología de la comprensión (M. Weber),
luego la etnometodología (E. Garfinkel), el interaccionismo sim-
bólico (G.H. Mead) y la sociología dramatúrgica (E. Goffinan),

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUN115 PAPA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA
Corruin y: EL SUJETO. LA SIGNWICANCIA Y LA RELIGION

tienen mucho que ver con la rehabilitación de un sujeto amplia- otorgada por el sujeto actuante. Desde luego, al interior de esos
mente capaz de significar su experiencia existencial. Por ende, los universos invisibles que ayudan a la construcción de significación
actores sociales debían ser considerados como los principales res- práctica encontramos, por cierto, las creencias de diferente natu-
ponsables de la vida social, en ningún caso como "zombis" de- raleza. Ahora bien, para aquellos que estuviesen tentados por apli-
pendientes de estructuras determinadas y fijas. Es más, como lo car una exclusiva y excluyente teoría del inconsciente para la ex-
sigo reiterando, queda claro hoy que la significación de todo cuanto plicación de los fenómenos religiosos, les diría que ella se
es externo al ser humano es la condición sine qua non de la vida enfrentaría, sin salida, al problema de la elaboración de significa-
misma. ciones instituidas; como lo dice con gran justeza C. Castoriadis:
"el inconsciente produce fantasmas, no instituciones"".
Partiré, desde la perspectiva de los imaginarios sociales, consi-
CIENCIAS SOCIALES, CAMPO RELIGIOSO derando válida la definición que C. Geertz otorga al fenómeno
Y VALOR IMPLICITO DE LA IMAGINACION religioso". Pero tras esta definición queda pendiente la pregunta
acerca del o de los porqué de tal febril actividad mental y psíqui-
Las ciencias sociales, desde la disolución de la añeja polémica en- ca. Pues bien, existen ámbitos de la preocupación humana en los
tre lo estático y lo dinámico como punto de partida del análisis, cuales los recursos a la razón parecen insuficientes y en donde,
encontraron una especie de equilibrio o compromiso entre el va- por lo anterior, la comprensión propiamente racional de ciertas
lor del peso relativo de las estructuras y aquél de la relativa auto- cosas pareciera estar clausurada. Podemos distinguir con la mayor
nomía subjetiva de los sujetos. Ni total determinación de las per- nitidez al menos dos ámbitos en los cuales la razón pareciera no
sonas ni total libertad íntima de las mismas. Se reconoce, pues, satisfacer completamente, no otorgar la plausibilidad anhelada:
que las sociedades no "moldean" literalmente a sus miembros, aquél de nuestro origen como especie y aquél de nuestro destino
por el hecho de una cierta capacidad creadora y, a la vez, que estos meta-existencial. Para el primero de ellos, diversas teorías han in-
últimos no gozan de una total independencia, por el hecho de tentado dar una explicación plausible de nuestros orígenes, entre
pertenecer a una sociedad, a una cultura, a un momento histórico las cuales, desde luego, encontramos aquélla de la evolución de las
de esa misma sociedad. En breve, planteados en una dimensión especies, que en tanto paradigma se opone a la idea de monogénesis
ontológica, los sujetos existen con todo lo que implica la presencia (de matriz religiosa judeo-cristiana) y que vincularía el origen de
de sus universos psíquicos propios —creencias, racionalidad, me- la especie al conocido mito de Adán y Eva 100. Para el segundo, nos
moria experiencial, etc.— pero que todo aquello tiene lugar al in-
terior de un contexto.
Es entonces, en un momento distinto y lejano de los dogma- "Cornelius Castoriadis, Hecho y por hacer..., p. 41.
tismos, que por largo tiempo afectaron la producción teórica en "Clifford Geertz sostiene que una religión es: a) un sistema de símbolos; b) un siste-
las ciencias sociales, que surge el interés por los mundos invisibles ma que promueve estados anímicos y motivaciones duraderos; c) un sistema que formula
concepciones acerca de la vida y del cosmos; d) un sistema de ideas eficaces desde un
que desde la profundidad de lo subjetivo inspiran motivacional- punto de vista práctico; e) un sistema que, por lo anterior, adopta las características de un
mente a los seres humanos, caracterizando la acción social, en el « realismo único" (en: Clifford Geertz, La interpretación de Las culturas, Ciudad de México,
1988).
sentido utilizado por M. Weber, es decir incluyendo una inten- ' m'Aunque Charles Darwin presentó finalmente la teoría evolucionista como alterna-
cionalidad de efecto sobre otros. tiva a la noción judeo-cristiana de creación inicial por Dios, una postura que muchos
Podría decir, a estas alturas, que no hay acción social sin senti- sostienen hasta hoy, la Iglesia Católica considera oficialmente ambas visiones como com-
patibles y complementarias. Cf. al respecto, Enrique García Ahumada, Ciencia moderna y
do subjetivamente atribuido, es decir, sin significación subjetiva fe católica, Santiago, 1999:47-85.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRIC). Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Cuamov, EL SUJETO. LA SIGNIF/GANCIA Y LA RELIGION

encontramos todavía más claramente con la tipología en donde nario social de tipo religioso que, en sentido más amplio, consti-
se identifica al creyente, al agnóstico y al ateo. Cada uno de ellos tuiría todo un pensar religioso: la creación del universo y luego
intenta afirmar su propia plausibilidad, ya sea mediante la creen- del hombre y la mujer, las condiciones específicas de dichas crea-
cia en la meta-existencia, la duda respecto de esta última o su ciones ex nihilo, la experiencia inicial del ser humano en el Paraíso
abierta y rotunda negación. terrenal, la experiencia negativa que implicó la expulsión de este
Pero el problema de la plausibilidad de una u otra construc- último, etc., son, de hecho, una configuración socio-imaginaria
ción ideacional es la delimitación de los alcances de nuestra racio- que conecta a través del mito fundacional de la humanidad con la
nalidad puesta en acción. La fe —y todo su componente socio- pretensión de alcanzar la inteligibilidad —o al menos parte de ella—
imaginario— parece tomar la delantera frente a la razón basada en de una realidad (y meta-realidad) sugerida con un concepto tan
la empiria yen el instrumental científico, al desterrar toda posibi- complejo y abstracto como el de Dios. Este último, nos dice el
lidad de tener que dar cuenta justamente a la razón de los conte- psicoanalista C G Jung, requiere de la conciencia del hombre
nidos no empíricos de tal modelo de plausibilidad: lo indemos- para establecer toda su importancia:
trable se queda definitivamente radicado en el ámbito de una
intuición básica (la del creyente). A su vez, la razón y la ciencia —y A pesar de que el poder de Yahvé resuena en los espacios cósmicos,
todo su componente socio-imaginario propio— parecen también la base de su ser es muy estrecha, pues necesita un reflejo conscien-
te para existir realmente. Naturalmente el ser sólo es auténtico
tomar la delantera cuando destierran toda pretensión de tal intui- cuando alguien es consciente de él; ésta es la razón de que el Crea-
ción a auto-trascenderse hacia la condición de evidencia: para el dor necesite del hombre conscientel° 1 .

no creyente, lo indemostrable pertenece sin ambigüedades al cam-


po de la especulación. Dos lógicas probablemente irreconcilia- Inspirándome del planteamiento jungiano, diría que esta pre-
bles. tensión humana a la inteligibilidad es lo propio de los imagina-
Para mí, no obstante, el tema a considerar es el fundamento rios sociales. De una intuición fundamental —como la de que Dios,
mismo de cada una de las plausibilidades. Recordaré de paso que o los dioses, existen—, sin duda compartida desde tiempos muy
el sociólogo E. Durkheim decía que la tarea de la sociología de la remotos, es por procedimientos que se sitúan en el ámbito del
religión no es la de considerar tal o cual religión como falsa, sien- simbolismo que se ha institucionalizado a nivel social dicha exis-
do todas verdaderas según la función que cumplían en la socie- tencia. La intuición por sí sola y traducida en una fe individual
dad; yo diría, por mi parte, que todas esas plausibilidades son no logra explicar la religión, la homologación y socialización de
igualmente verdaderas según la lógica con la cual han sido adop- sus múltiples contenidos; la comunicación humana ha permitido
tadas. En tal sentido, C. Castoriadis nos ofrece una pista impor- compartir estos últimos, soslayando al mismo tiempo todo recur-
tante al hablar de un núcleo de origen, un imaginario radical, al so a la evidencia empírica. Dios se hace plausible, no solamente
cual se adosan ramificaciones imaginarias (imaginario secundario) para alguien que en su foro interior siente su presencia, sino para
que densifican imaginaria y discursivamente una concepción dada. una importante comunidad de creyentes, no por la transmisión
El concepto de Dios tendría entonces, a partir de lo que podría- directa de una intuición básica individual de un sujeto a otro,
mos denominar una intuición fundamental de su existencia por sino mediante una institucionalización simbólica —en el sentido
parte del creyente, la condición de imaginario radical, por lo tan- de C. Castoriadis— llevada a cabo a gran escala mediante mecanis-
to una centralidad incuestionable, pero al cual se agregaría, po- mos socio-imaginarios.
dría decir por influencia de un dogma o religión institucionalizada,
todo un conjunto de elementos que configurarían todo un imagi- l ' i Carl Gusrav jung, Repuesta o Job, Ciudad de México, 1992:21.

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Cntruto V: EL SUJETO. LA SIGNIFICANCLA Y LA RELIGION
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES LA eiseusiÓM TEOM1IU Y METODOLOGICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA

Por esta misma razón que complejiza de manera sustantiva el ideológica que emana de una institución eclesiástica. La enseñan-
campo de "lo religioso", desde un punto de vista sociológico es za contemporánea católica acerca de la existencia del infierno, ya
posible señalar que los contenidos de una religión son irreductibles no en tanto que lugar indicado de destino como consecuencia de
al concepto de ideología. Como se ha planteado en otras oportu- una relación inapropiada con Dios durante la vida en este mun-
nidades, la ideología no es más que propuesta retórica que queda- do, por ejemplo, tiene eso de desconcertante: a pesar de las "co-
ría sin efecto práctico sobre las sociedades, sin una conexión con rrecciones pedagógiras" —muy recientes— difundidas por El Vati-
un imaginario social ampliamente dispuesto a recepcionar sus cano, determinados imaginarios sociales religiosos se han cons-
contenidos'''. Los ejemplos de las ideologías conocidas en el siglo truido a través de siglos sobre la base de la existencia física de ese
XX dan cuenta precisamente de dicha conexión, como sería el lugar de condenación eterna y esto no se modificará con facili-
caso de la ideología nazi y su conexión históricamente oportuna dad103 . A ello se enfrentaría una nueva pedagogía eclesiástica que
con un imaginario germánico disponible, ansioso, no solamente intentase devolver los infiernos ígneos a la condición de metáfo-
impregnado de espíritu revanchista con respecto a la derrota mi- ra; en efecto, no hay, probablemente, realidad más compleja de
litar de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), sino fundamen- enfrentar que cuando en aquélla se ven imaginarios sociales direc-
talmente habitado por un ideal étnico superior, unificador por la tamente involucrados y por largo tiempo consolidados 104..Las res-
grandeza supuesta del ser alemán, al mismo tiempo que diferen- puestas o plausibilidades institucionalizadas simbólicamente, al
ciador del resto de la humanidad por algo así como una idea de ser revisadas en sus alcances, en este caso, por la Iglesia, devuelven
"destino ineludible" en tanto que nación. Lamentablemente para al creyente a la angustiante situación de tener que volver a hacer
el mundo, en la década de los 30, el discurso nacional-socialista frente a un enigma que se creía resuelto, es decir, tener que gene-
hitleriano logra fusionar con un imaginario social del pangerma- rar una vez más preguntas-abismos referidas a la cuestión de la
nismo, con el mito heroico fundacional de la nación, todo esto existencia (la vida, la muerte, la eternidad) y, por consiguiente,
muy bien reflejado en la ópera wagneriana, por ejemplo. tales revisiones parecen devolver a un punto de partida que se
En lo esencial, mi tesis consiste en decir que la ideología, a pesar consideraba lejano. Se estremecen así fuertemente mentalidades,
de su pretensión a la totalización de sentidos que le otorga su reconocidas en tanto que estructuras muy resistentes al transcur-
potencial inicial, es un discurso que no adquiere finalmente rele- so del tiempo histórico y al impacto de las innovaciones y aconte-
vancia social, ni mucho menos una cierta trascendencia histórica, cimientos de ruptura, al decir de los historiadores de l'École des
sin encarnarse en la sociedad a la cual se dirige, es decir, sin ir Annales, desde L. Febvre y M. Bloch en adelante.
hasta establecer —en tanto que propuesta discursiva— un vínculo Aquí, es posible considerar que el concepto de mentalidad se
estrecho con algo que es preexistente: un imaginario radical recep- aproxima a aquél de imaginario cultural que plantea C. Sánchez
tivo, disponible, que pareciera encontrar en la ideología las con- Capdequí:
diciones para su densificación ocasional, para alcanzar una expre-
sión operativa, un camino concreto de materialización, desde luego
en determinadas condiciones sociales, políticas, culturales, eco- '"Cf. al respecto, Catecismo de la Iglesia Católica, El Vaticano, 1992, números 1033-
1037:1861. Desgraciadamente, influyentes catecismos de la colonización de América corno
nómicas, etc., que facilitan dicha conexión. el de fray Pedro de Córdoba, muy difundido en México, y el de fray Luis Jerónimo de
Los imaginarios sociales de tipo religioso obtienen entonces Oré, peruano que fue obispo de Concepción en Chile, presentaron una imagen demasia-
do material del infierno.
cierta autonomía o distancia con respecto a la mera producción
"'Sostengo que un imaginario social que perdura sin alteraciones mayores durante
un tiempo muy prolongado se petrifica literalmente, y pasa a formar parte de aquellas
"'Manuel Antonio Baeza, Los caminos .nvisibles... estructuras mentales más inertes que son las mentalidades.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TECIPICA • IIETODOLOGICA / MANUEL. ANTONIO BAEZA CAPITULO EL SUJETO, LA SIGNIFICANCIA Y LA RELIGION

Por imaginario cultural entiendo el reducto trascendental y trans- con respecto a la Conquista— de importantes masas indígenas es-
histórico en el que se va depositando el conjunto de vivencias y pecialmente.
experiencias del quehacer humano a lo largo de su historia (...) Mientras la Iglesia debe tomar en cuenta aquellos elementos
Fuente de inspiración para toda creación colectiva, el imaginario
heterogéneos que finalmente subyacieron en los sincretismos a la
cultural remite al pasado vivido por la humanidad que, asentado
primera evangelización (véase santerías en Cuba, candomblé y
en estado virtual en los estratos profundos y abisales de la memo-
umbanda en Brasil, vudú en Haití, etc.), los fieles también hacen
ria filogenética, comporta vías y conductos (arquetipos) con los
que las futuras sociedades pueden canalizar y realizar, sin suplantar suyas las propuestas de una organización cósmica distinta (véase
sus ilusiones (Freud) en un orden del mundo portador de una afi- especialmente el caso de la adopción y "latinoamericanización"
nidad electiva entre la forma y el alma intersubjetivams. de la Virgen María"). Es en esta sincronicidad necesaria e insus-
tituible entre determinados tipos de imaginarios sociales y deter-
Esta aproximación de los conceptos, en nuestra opinión, es fe- minados tipos de discurso religioso eclesiástico oficial que des-
cunda en la medida en que logra evacuar toda concepción mecá- cansa finalmente el conocido fenómeno de sincretismo, en este
nica de la mentalidad, en la cual, por cierto, la componente ima- caso concreto en América Latina: el imaginario social amerindio
ginaria no está ausente. Evocaré entonces el caso preciso de referido a la Madre Tierra (la Pacha Mama) se conecta articulada-
determinados imaginarios sociales de tipo religioso que configu- mente con el discurso católico de la Virgen María y deriva en un
ran, por ejemplo, una ya longeva mentalidad católica, la cual se híbrido en donde predomina, no obstante, la figura católica; el
verá directamente afectada por una revisión del mencionado con- imaginario social africano de los Orishas se conecta articulada-
cepto de infierno, imaginado hasta ahora como lugar de destino mente con el discurso referido a los santos, etc.'".
"físico" para pecadores impenitentes. Sostengo que en los imaginarios sociales hay una suerte de
Este es el punto neurálgico en el cual se diferencian, o pueden ambivalencia fundamental. Son, a la vez, autónomos y dependien-
diferenciarse, fe y religión. Los imaginarios sociales de tipo reli- tes, elementos estructurantes y elementos estructurados, si consi-
gioso son estructurantes de sentido religioso, frente al cual las deramos, por un lado, la capacidad relativa que éstos tienen para
iglesias no pueden abstraerse; pero inversamente, los imaginarios evadir las restricciones espacio-temporales en el espacio y en el
sociales religiosos son también estructurados desde las iglesias, tiempo específicos en que se producen; por otro, la relativa vulne-
cuando éstas logran mantener intactas sus influencias y sus pro- rabilidad que tienen frente a lo que podríamos denominar las
puestas de plausibilidad frente a determinados temas. Podemos diferentes agencias de elaboración de significaciones (léase igle-
decir en este punto, que el imaginario social religioso popular en sias, Estado, familia, escuela, etc.).
América Latina ha tenido un impacto sobre la Iglesia Católica Bastante ilustrativo dé lo dicho resulta el tema de las identida-
continental, la cual ha intentado ordenar parte de su acción evan- des sociales, cuyo estudio ha adquirido igualmente relevancia en
gelizadora desde una perspectiva nueva, la de inculturación; pero los últimos años. Mientras los imaginarios sociales nacionales, por
no es menos cierto también que, a partir de la Iglesia, se ha fo- ejemplo, refuerzan un muy elemental sentimiento de pertenencia
mentado desde el período de la Conquista en adelante un deter- a un territorio y un discurso socio-imaginario ad hoc, otorgando
minado tipo de imaginario social religioso, esta vez proveniente
de una aculturación —concepto con el cual se ha caracterizado prin-
cipalmente la colateralidad de la primera evangelización católica 'Cf. en este tema, muy especialmente, el interesante libro de Antonio González
Dt, M 5rl Conquistadora a María Liberadora,Santander, 1988.
j 'U al respecto, Hans-Jürgen Prien, Historia del cristianismo en América Latina,
ip : ra d
Saa m an' ca, 1985.
'°'Celso Sánchez Capdequí, op. cit., p. 50.

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MANUEL ANTONIO BAEZA
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DiscusiON TRORicv v mEr000LÓGTA / CANTuw Y; EL UJETO. LA SIGNITICANCIA Y LA RELIG ION

así a la identidad nacional una densidad en donde se reconocen justicia social depende de nuestros actos)". Por consiguiente, se
mitos fundacionales patrióticos, gestas heroicas cargadas de sim- puede afirmar que la praxis religiosa concreta se construye tanto
bolismo, etc., no es menos cierto que también desde el Estado se "desde arriba" como "desde abajo", es decir tanto desde las in-
contribuye muy poderosamente a la estructuración de ese mismo fluencias eclesiásticas como desde imaginarios sociales religiosos
imaginario. En síntesis, la ambivalencia señalada se demuestra en estructurantes.
imaginarios sociales que otorgan inteligibilidad elemental a "lo La analogía no deja de ser sorprendente: no hay concepto de
patrio" (condición de imaginarios sociales estructurantes), a la patria sin un imaginario social de tipo patriótico que sustente la
vez que en imaginarios sociales influenciados desde el Estado (con- plausibilidad de lo nacional; tampoco hay concepto de religión
dición de imaginarios estructurados). En relación a los imagina- sin un imaginario social de tipo religioso que sustente la plausibi-
rios religiosos especialmente, podría citar el caso de ciertos evan- lidad de una fuerza sobrenatural. En otras palabras, hay simulta-
gélicos pentecostales que, desde el "discurso oficial" difundido neidad en la presencia de imaginarios inducidos e imaginarios
por los pastores en el templo, construyen un imaginario perfecta- inducentes. Los imaginarios sociales se comportan como matri-
mente extramundano, que pregona el alejamiento de un mundo ces —o esquemas— de significación práctica (por obra de nuestra
definitivamente en perdición por la acción satánica, aunque si- facultad de significancia práctica) ampliamente compartida y, por
multáneamente ese imaginario social parece independizarse al lo mismo, nos brindan algo así como la seguridad y la confiabilidad
evocar los creyentes la presencia de un Satanás siempre al acecho de sus contenidos en materias sensibles que, a priori, revisten el
en su más inmediata cotidianidad. carácter de enigmas para nuestra conciencia. Esa misma seguri-
Ahora bien, en el caso del cristianismo, en general, sería abusi- dad y confiabilidad alcanzada constituye aquel ingrediente prin-
vo pensar que las iglesias logran constituir imaginarios sociales cipal que permite la homologación social de tales contenidos.
religiosos homogéneos, sin considerar como contrapartida una
extraordinaria capacidad creativa desde la base misma de feligresías
y creyentes. Permítaseme en este punto señalar que, en sentido ALGUNAS CONCLUSIONES VALIDAS PARA
amplio, el tema de la relación entre diversas religiones institucio- EL ESTUDIO DEL CAMPO DE LO RELIGIOSO
nalizadas e imaginarios sociales de tipo religioso en Chile fue tra-
tado sociológicamente por mí en la década de los 90, cuando C. Castoriadis escribe que "la religión suministra 'respuestas' de-
pude establecer una amplia tipología de modelos culturales reli- terminadas, figuradas, cosificadas a las preguntas en que se articu-
giosos que, de manera quizás sorprendente, "transversalizaron" de la y se expresa la cuestión de la significación"". Se reconoce así
un modo u otro las religiones institucionalizadas: en el caso del como la existencia de un campo privilegiado en el cual la religión
catolicismo, en específico, los imaginarios sociales se repartían de puede aportar con mayores posibilidades a la construcción socio-
una manera casi perfectamente bipolar entre una visión muy con- imaginaria de plausibilidades; en ese campo, el tema de la muerte
servadora del mundo y de la sociedad (en síntesis: el mundo es un (en tanto que materia enigmática), por ejemplo, tiene especial
orden divino que no podemos perturbar ni alterar mediante nues- importancia, en lo que dice relación con las expectativas de encon-
tros actos, con lo cual el criterio de justicia social queda ausente)
y una visión muy transformadora de los mismos (en síntesis: el "Manuel Antonio Baeza, Mentalidades, creencias religiosas, prácticas sociales. Sociolo-
mundo nos ha sido confiado por Dios y el hecho de que haya gía de la cultura popular urbana: Valparaíso (1973-1988).Tesis de Doctorado de la Uni-
versidad de La Sorbonne Nouvelle, París III, abril de 1993.
"Cornelius Castoriadis, Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto, Bar-
celona, 1998:188.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA v METODDLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA

trar continuidad a una vida biológicamente finita. No obstante, la


relación ya analizada entre los enigmas de la existencia y las for-
mas concretas de resolver dichos enigmas no abarca exclusiva-
mente zonas de preocupación que estarían más aptas que otras
para recibir la influencia de lo imaginario, como sería el caso, por CAPITULO VI
ejemplo, de aquellas zonas de interrogación que tienen que ver
con lo ontológico, con nuestros orígenes, con nuestros buenos y IMAGINARIOS SOCIALES Y MEMORIA
meritocráticos comportamientos, con nuestros destinos finales'''. COLECTIVA
En realidad, los imaginarios sociales constituyen muchas veces,
de facto, un punto de partida para múltiples ámbitos de preocu-
pación o de curiosidad humana.
Ahora bien, este fenómeno involucra igualmente a la ciencia;
no obstante, para muchos científicos, los imaginarios sociales es-
tarían más cerca de un tipo devaluado de conocimiento propio
del universo de las especulaciones, de las prenociones, del sentido
común, que del erudito discurso del mundo científico. Pero sin
mayor cautela, no consideran las condiciones particulares en las T A MEMORIA colectiva no es otra cosa que un conjunto de
cuales se genera su propio tipo de conocimiento, impregnadas de 1_Jsignificaciones socialmente compartidas del pasado; no se trata
un imaginario propio de una razón instrumental. La religión rei- de colecciones de recuerdos de acontecimientos emblemáticos,
vindica para sí misma el ser un determinado tipo de conocimien- sino de sentidos adosados a tales o cuales hechos que, efectiva-
to, un determinado tipo de plausibilidad totalizante, pero la cien- mente, adquieren así un carácter sobresaliente. Todo acontece
cia también reivindica —con otra lógica, con otros argumentos, como en una suerte de mitologización de aspectos significados de
etc.— un objetivo semejante. "Solamente creemos que no cree- la vida social, aunque —como se verá enseguida— tales significacio-
mos", le escuché decir alguna vez a J.L. Pintos; ciencia y religión nes no están a resguardo con respecto a la embestida de los tiem-
creen, aunque por caminos diferentes, vale decir a partir de un pos.
imaginario radical distinto. En páginas anteriores he señalado que el mito puede ser visto
Insistiré por último en el hecho de que los sociólogos jamás como el mayor esfuerzo mnemónico de la humanidad, en los tér-
podrán proponerse demostrar, pura y simplemente, la existencia minos de memoria significada acerca de los orígenes mismos de la
de un Dios, pero sí podrán poner énfasis en el carácter social y sus especie. Esto quiere decir también que los contenidos arquetípicos
alcances de la creencia de que sí existe: el ámbito de la religión de una memoria remota pasan a ser compartidos —al menos en
para la sociología es aquél de las creencias y de sus efectos social- sus aspectos más gruesos— por los miembros de un conjunto so-
mente comprobables, por lo tanto constituye materia de primerí- cial, para luego ser devueltos a la superficie de la contemporanei-
sima importancia en el estudio de los imaginarios sociales. dad bajo la forma de imaginarios sociales.
En realidad, el hecho de poder compartir es el único factor que
hace que lo mantenido en la memoria sea colectivizado, si consi-
"'En materia de imaginarios sociales religiosos, recomiendo el interesante libro de
Josetxo Beriain, La lucha de los dioses en la modernidad. Del monoteísmo religioso al politeís- deramos que la memoria es, antes que todo, una facultad mental
mo cultural, Barcelona, 2000. de los individuos. Por lo mismo, podemos pensar que estamos

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y mpr000tácicA / IYIANUEL ANTONIO BAEZA Cyptrylo VE IMAGINARIOS SOCIALES Y MEMORIA COLECTIVA
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES CURA LA DISCUSIÓN TEÓRICA

frente a una convención simbólica, que a su vez reproducimos con aquél nuestras memorias colectivas, bajo la forma de una
mediante mecanismos conocidos de socialización. En la llamada dualidad significativa, unos en razón de la construcción de una
memoria colectiva —a la cual consagró lo mejor de su trabajo el significación negativa de ese período, otros en razón de una signi-
sociólogo francés M. Halbwachsm— es necesario referirse a los ficación positiva del mismo. En síntesis, estaríamos frente a una
marcos sociales al interior de los cuales emerge con determinado dualidad de momento irreductible, por el hecho del sentido bipolar
valor práctico en un tiempo presente; si las significaciones o sen- formado en torno a un acontecer que involucró, de manera hete-
tidos de lo pretérito están vivos, esto no quiere decir —según M. rogénea, a todos los chilenos. La memoria colectiva busca siem-
Halbwachs— que sean las mismas significaciones o sentidos de pre organizarse en cuanto a posiciones ocupadas en el teatro so-
cuando los hechos tuvieron efectivamente lugar: su tesis consiste cial, a experiencias vividas socialmente y que, en su conjunto, van
en decir que simplemente no podemos recuperar esas viejas asociando desde pequeñas hasta grandes significaciones.
construcciones subjetivas y que nuestra conexión con el pasado se No obstante, con el tiempo, los actores dejan de ser los mis-
efectúa obligatoriamente a partir de nuestros propios marcos so- mos, pero también los marcos sociales de referencia para una ac-
ciales de referencia, vale decir de nuestros propios esquemas de tualidad de la memoria colectiva —en el sentido de M. Halbwachs-
significación. Al plantear el tema de esta forma, M. Halbwachs y, con ello, también las significaciones (o las figuras de plausibili-
alude, sin utilizar el concepto, las propiedades de los imaginarios dad) socialmente adoptadas pueden dejar de ser las mismas: no se
sociales. Podría decir entonces que de este modo los grupos hu- puede pensar el pasado sino desde el presente. La vida social parece
manos tienden a apropiarse de una de las dimensiones posibles moverse siempre en torno a la búsqueda de "verdades convenien-
del tiempo: el pasado. Pero sucede que el tiempo pasado no es ter', nuevas plausibilidades, porque simplemente ellas son ne-
histórico por el solo hecho de ser "tiempo transcurrido" y cargado cesarias para la construcción de nuevas estructuras de ajuste en la
de acontecimientos, o sea tiempo presente que dejó de serio, sino sociedad.
por el hecho de ser "tiempo significado" colectivamente. Si estas
condiciones no se cumplieran, los pueblos no lograrían encontrar
absolutamente nada que fuese socialmente relevante en el ayer. A IDENTIDAD E INTERPRETACION HISTORICA
su vez, si la memoria colectiva no tuviera lugar, las sociedades
humanas no encontrarían, lisa y llanamente, aquel material cul- De partida, diría que una memoria colectiva, al simbolizar actua-
tural necesario para su reproducción como sociedades singulares. lizadamente sentidos, es decir al ser compartidos hoy en un con-
En realidad, esta dimensión del tiempo que es el pasado es uno junto social, conduce a éste necesariamente a macroevaluaciones
de los ámbitos más asociados al tema de la significación fluctuan- sui generis de épocas pasadas. Pero al hacerlo, un grupo social se
te. Sin ella, por ejemplo, los acontecimientos trágicos del Chile asegura una continuidad a través del tiempo, o sea se asegura una
de los 70-80 no tendrían ninguna posibilidad de repercutir sim- singularidad identitaria indispensable a partir de la cual puede
bólicamente en el presente del Chile contemporáneo y, por su- reproducirse en tanto que conjunto social. Vinculando memoria
puesto, el país estaría expuesto a revivir parecidas experiencias, e identidad social, tenderíamos a decir que —con la contribución
sin lecciones del pasado. Cuando, por ejemplo, el famoso "tema legitimadora de imaginarios sociales endógenos al grupo social-
Pinochet" —y todos los temas que le son conexos— pareciera seguir es así como, finalmente, los colectivos humanos logran efectuar
rebotando en la convivencia entre chilenos, lo es porque se agitan
"2 Cf. al respecto, Manuel Antonio Pacta, La memoria colectiva. Aproximación socioló-
"'Maurice Halbwachs, Les cadres sociaux de la mentan-e, París, 1994. gica a la construcción de la memoria social pretérita, Concepción. 2003.

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man LA DISCUSIÓN nomen v hIETODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArtnno VI: IMAGINARIOS SOCIALES Y MEMORIA COLECTIVA
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES

"apropiaciones" necesarias del tiempo pretérito: un grupo social con Dios y, en general, con las fuerzas sobrenaturales, es una rela-
hace suyo un pasado común, le adosa elementos perfectamente ción directa, espontánea, dialógica, sin intermediaciones ni inte-
imaginario-sociales, crea una suerte de fantasmagoría entre la le- lectualizaciones, consideradas ambas como modalidades total o
yenda y el mito, pero en la cual los miembros de ese mismo grupo parcialmente superfluas.
se reconocen en tanto que tales. En el caso emblemático de la religión popular que aquí me
El grupo siente y vivencia su propia historia, le incorpora un interesa plantear por su potencial demostrativo de lo anteriormen-
discurso central que, grosso modo, es compartido por todos y cada te dicho, esa parte de la memoria colectiva aplicada al ámbito reli-
uno de sus miembros. De este modo, tales apropiaciones tempo- gioso pareciera conectarse con las formas más arcaicas de la creen-
rales son indisociables de aquellas apropiaciones espaciales que en cia y de la práctica religiosa, a la manera de lo que conocemos
conjunto definen, por así decirlo, la "corporeidad" de la identi- como cristianismo primitivo"' En este caso se privilegia, en efec-
dad propia. Así, por ejemplo, una historia de una forma asociativa to, la espontaneidad y la no disimulación de las emociones que
cualquiera pasa a ser asumida por todos los asociados, al menos implican el establecimiento de un contacto con lo numinoso. Po-
en sus grandes rasgos; pero las fluctuaciones interpretativas, las dría decir, por lo tanto, que el mito original evoca la presencia de
transformaciones hermenéuticas, tienen lugar al seno de ese mis- un dios, en parte, antropomorfizado (al menos en su relación con
mo grupo. Pero en caso de haber contradicciones interpretativas, los seres humanos), que escucha y que responde a la interpelación
el problema será aquél de dirimir en favor de una u otra versión del creyente. Es posible asociar igualmente a esta forma de vivenciar
socio-imaginaria. A gran escala, el hecho de dirimir podrá ser el lo religioso la búsqueda casi obsesiva de ciertas manifestaciones
resultado del estado de correlaciones de fuerzas. Sería precisamente hierofánicas (por ejemplo, milagros) que resulten pruebas indes-
la acción de una "superestructura" (Estado, Iglesia) el factor que mentibles y máximas para aquella voluntad o anhelo de máximo
bien pudiera decidir en la balanza en favor de una versión que acercamiento. Resulta evidente entonces que dicha antropomor-
pasa a ser "oficializada". fización —y más exactamente la atribución antropopfrica de algu-
Esto último puede en la práctica provocar serias oposiciones nas de sus características— es la condición necesaria misma de todo
entre imaginarios sociales debidamente "oficializado? e imagina- diálogo, es decir de un acercamiento indispensable por parte de
rios sociales de clara matriz popular y, desde luego, "no oficiales". un hombre que, al fin y al cabo, es (o busca ser) horno imago dei.
Emerge allí toda la contradicción posible entre lo significado des- Las organizaciones eclesiásticas, por su parte, operan un des-
de arriba y lo significado desde abajo, entre, por un lado, la acción plazamiento de la memoria colectiva hacia determinados mitos
de alguna instancia de manipulación de imaginarios sociales que fundacionales. Este desplazamiento, llevado a cabo por una ecclesia,
se pretende convertir en funcionales y, por otro, la génesis relati- es requerido para asegurar así la legitimación necesaria en materia
vamente autónoma de imaginarios sociales que finalmente no tie- de técnicas de salvación y de las cuales una iglesia reclama la ex-
nen la funcionalidad que oficialmente se pretende. En tal senti- clusividad. Pero al hablar de desplazamiento de los objetos de la
do, y esto me obliga a volver al tema de la religión, los analistas memoria colectiva, no estoy diciendo otra cosa que un cambio de
que han participado en la discusión acerca de la existencia de una significación en el ámbito de las creencias: de un dios dialogante
religión oficial versus una religión popular debieran considerar
con mayor detención los imaginarios sociales que se esconden en I sEste cristianismo primitivo, a su vez, recoge formas de relación hombre/Dios que

esta oposición; en efecto, esta relación dicotómica tiene un com- imperaban desde mucho antes en la región medio-oriental y que se ven reflejadas en el
Antiguo Testamento. En este último, uno de los mejores ejemplos de una relación dialógica
ponente de base que consiste en una diferenciación imaginaria de ese tipo lo constituye la experiencia de Moisés, en la montaña, al recibir las órdenes de
según la cual —para un creyente de origen popular— la relación Dios directamente, pero sobre la base de una conversación, cuando no de un diálogo fuerte.

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IMAGINARIOS SOCIALES. AruNT 1.1. DISCUSIÓN TEÓRICA r ME1ODOwcIu / MANSFEL Anronno BNEZA CAPITULÓ Vi: IMAGINARIOS SOCIALES Y MEMORIA COLECTIVA

y relativamente cercano se ha pasado a un dios mudo y extrema- Como puede observarse, el discurso —con pie en un imagina-
damente lejano; de una espontaneidad relacional hombre/Dios se rio social religioso— se estructura en torno a todas las posibilida-
ha pasado a una intelectualización de la fe y a la participación de un des que brinda un dios situado a una distancia accesible para los
intermediario presentado en adelante como imprescindible. Toda hombres: capacidad de escucha, voluntad de intervención en el
una serie de re-significaciones que son plasmadas a través del rito curso ordinario de nuestras vidas (incluye la posibilidad del mila-
orientan así la fe religiosa por un nuevo camino que una arteria se gro), pero también cercanía que conduce a esa fuerza sobrenatu-
esfuerza en demostrar que es el único posible y del cual no hay por ral tanto a perdonar como a castigar, por el hecho mismo del
qué apartarse, so pena de no obtener la salvación que, como M. seguimiento próximo de nuestros actos. Este es el punto central:
Weber decía en su tiempo, es el bien más preciado de una religión. el dios de las cercanías es un dios que sigue con atención la exis-
Utilizando el modelo de análisis de imaginarios sociales que he tencia de sus criaturas, hace demostraciones de su interés, ayu-
propuesto en páginas anteriores, tendría que decir que si esta vez dando o sancionando como sólo él puede hacerlo, con lo cual el
el enigma es Dios las opciones semánticas centrales de valor [+] y anhelo de comunicación que tienen los hombres no puede resul-
de no valor [—] se establecen tanto en el cristianismo primitivo tar un vano esfuerzo. En ningún caso será el dios que ha termina-
como en la religiosidad popular (que, dicho sea de paso, propon- do dando vueltas las espaldas al ser humano y que, no obstante,
go denominar más bien cultura popular religiosa) en los términos emerge en aquel imaginario moderno trágico y pleno de angus-
positivos de un "Dios cercano y a la escucha" [+] propio de una fe tias que se refleja en las obras de Pascal y de Racine, analizadas
espontánea versus un no valor, "Dios lejano y ausente" [—] propio por L. Goldmann 14 , es decir aquel dios cansado de contemplar
de una fe de un modo u otro confiscada a través de la intelectua- su propia obra, como también quizás decepcionado por ese arro-
lización eclesiástica, derivando así todo un conjunto de formas gante y racional hombre moderno que ha desestimado su presen-
imaginarias secundarias, como puede verse en el cuadro siguiente cia; ese dios que se ha transformado en un Deus otiousus.
(ver Figura 8): El desplazamiento de significación operado por la Iglesia va en
el sentido de un reemplazo del dios cercano por un dios comple-
jo, inaccesible por medios simples, dialógicos, antropomorfizados.
Enigma Construcción de respuesta De ahora en adelante, la clase sacerdotal impone una serie de técni-
cas, de reglas, de conductas prescritas y proscritas, etc., que evocan
el gran Mysterium tremendum de un dios cercano/lejano, literal-
mente mudo pero metafóricamente locuaz, a condición de cumplir
con los requisitos que una ecclesia señala. Planteado el tema de
[11 Deidad cercana
*voluntad de intervención este modo, podría decir finalmente que la diferencia probable entre
en la vida humana la fe y la religión está dada por el desplazamiento o no de la signi-
Dios *perdonar y/o castigar ficación de los contenidos originarios de la memoria en cuanto a
•? la relación supuesta con fuerzas sobrenaturales, por la presencia o
[-1 Deidad lejana no de un imaginario social religioso autónomo (o relativamente
*ninguna voluntad de autónomo).
intervención
*indiferencia

"iucien Goldmann, Le dieu caché, París, 1959.


Figura 8.

104 105
IMAGINARIOS SOCIALES. »UNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOCICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VI. IMAGINARIOS SOCIALES Y MEMORIA COLECTIVA

ALGUNAS PRECONCLUSIONES EN MATERIA DE seguido por un pasado que adquiere para el primero una figura
RELACIONES ENTRE IMAGINARIOS SOCIALES fantasmagórica. Aquélla parece indicar o sugerir orientaciones
Y MEMORIA COLECTIVA posibles o necesarias, acciones en tal o cual sentido, recordándo-
nos sistemáticamente que la vida social tiene más continuidades
La memoria colectiva, en síntesis, no es una mera acumulación de que rupturas. Refiriéndose a los acontecimientos de la Polonia de
recuerdos estáticos conservados en lo más recóndito de algún de- comienzos de los años 80, B. Baczko escribe:
pósito mental; la memoria, en general, no funciona como un al-
macén de imágenes que bastaría con retrotraer hasta el presente. Después del 13 de diciembre de 1981, día de la implantación del
En realidad, jamás el recuerdo tiene adosado, por así decirlo, una estado de guerra, o más bien de la declaración por el poder de una
guerra abierta contra la sociedad, esta memoria colectiva se afirma
significatividad definitiva, por mucha importancia que acordemos
todavía más como combatiente, acusadora y liberadora. Conserva
a través del tiempo a una determinada plausibilidad. La memoria y reproduce las esperanzas y las expectativas que se manifestaron
colectiva es un conjunto dinámico de significaciones asociadas a durante los dieciséis meses de Solidaridad. A los recuerdos de las
una serie de recuerdos. En otras palabras, tales significaciones son víctimas de los años pasados, agrega y guarda piadosamente los de
fluctuantes, movedizas, es decir por esencia inacabadas, en la los muertos caídos recientemente, así como los de los miles de
medida en que entre significantes (léase figuras del campo religio- personas encarceladas. Se manifiesta como una fuerza viva y crea-
so) y significados (atribuciones de valor a esas mismas figuras) no dora que produce nuevos símbolos, como esas cruces en las que se
existe el menor asomo de "unidad orgánica", por así decirlo. La agregan a las flores los disparadores de las granadas policiales, y se
historicidad atribuible a los marcos sociales de referencia no hace multiplican en los adoquines de las ciudades polacas, cruces pa-
más que influir en igual sentido, aportando nuevas visiones, nue- cientemente rehechas una vez que la policía las saca. Su historia no
se ha terminado.
vas inteligibilidades, nuevas interpretaciones, que alteran plausi-
bilidades logradas en el momento en que ocurren acontecimien- Y el mismo B. Baczko añade en el párrafo siguiente, casi como
tos sobresalientes que la memoria social ha retenido. una sentencia:
Por diversas vías e intrincados laberintos, los imaginarios so-
ciales se nutren de elementos de la memoria colectiva y esta última Las representaciones del pasado, del mismo modo que las esperan-
termina inmersa en diversas fluctuaciones socio-imaginarias. Di- zas y los sueños colectivos, tienen su peso social específico'".
cho de otra manera, si bien es cierto que la memoria colectiva su-
giere siempre significación con fines prácticos o institucionaliza Las esperanzas (y las utopías) sociales parecen así configurarse
socio-imaginariamente plausibilidades, no es menos cierto que en una estrecha relación con el capital de experiencias colectivas
no hay memoria colectiva sin aquel factor instituyente que son que un conjunto social ha ido acumulando a través de los tiempos.
los imaginarios sociales. De nuevo la dialéctica que reúne lo Cual extraña paradoja entonces, la idea aquí vertida es que aún
estructurante y lo estructurado: una permeabilidad mutua enton- las rupturas revolucionarias que parecen preparar una situación
ces que explica mutaciones siempre posibles a través del tiempo, radicalmente nueva, que huelen a intención de hacer tabla rasa
sobre todo cuando la realidad —siempre cambiante— adquiere nue- con lo existente, en definitiva se preparan desde sólidas continui-
vos rostros enigmáticos. dades históricas.
Algo más sobre la relación entre presente y pasado: la memoria
colectiva, entre significaciones y re-significaciones, vuelve con
persistencia al escenario social en un tiempo presente siempre per- Is Bronislaw Baczko, op. cit., pp. 195-196.

106 107
CAPITULO VII

IMAGINARIOS SOCIALES Y LOGICA DE


DOMINACION (PRIMEROS ESBOZOS)

F L TEMA de la dominación en las sociedades humanas ha sido


¿bastante recurrente en ciencias sociales, especialmente en so-
ciología. Conocida es la posición asumida por M. Weber' ' 6 y sus
diferentes tipos de dominación: tradicional, carismática y legal.
De esta última, característica de la sociedad contemporánea occi-
dental, el sociólogo alemán veía una peligrosa deriva burocrática
que, desde el punto de vista de una corrección política, podría ser
contrastada con el liderazgo de un dirigente carismático y también
por los partidos, que en el parlamento debían ejercer un poder de
control sobre el aparato burocrático del Estado" 7 .
En todo caso, una sociedad nunca escapa a la 'cuestión de la
dominación: mientras las sociedades arcaicas o tradicionales es-
tán dominadas de manera tradicional (basada en un principio de
legitimidad heredado), las sociedades más recientes pueden en-
contrarse con modalidades de dominación carismática (basada en
un principio de legitimidad personalizada en un líder), o bien
con la ya citada dominación legal-burocrática (basada en un prin-
cipio de legitimidad impersonal y codificado mediante reglas es-

Max Weber, Economía y sociedad..


"'Cf. al respecto, el libro de Anthony Giddens, Política y sociología en Max Wéber,
Madrid, 1995.

109
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA OiSCuSION TEÓRICA Y mETODOLOGIcA / MANUEL ANTON/0 BAEZA CApITULo VII, IMAGINARIOS SOCIALES Y LÓGICA DE DOMINACION (PRIMEROS ESBOZOS)

critas). Como puede verse, en vez de detenerse a buscar si hay o historia de Occidente es una historia de heteronomía. Es que,
no una situación de dominación en una sociedad determinada, instituyendo prácticas, normas, determinados tipos de relaciones
más vale la pena investigar acerca de las fuentes de legitimidad de sociales, una sociedad crea sus propios límites, o mejor dicho sus
una situación de hecho, una situación de dominación con tales o propias autolimitaciones en la medida en que todas esas institu-
cuales características. cionalizaciones son válidas para todos. Un fenómeno de domina-
ción pareciera producirse cuando una sociedad pierde de vista el
factor heteronómico, es decir cuando sacrifica su posibilidad de
ALGO MAS SOBRE EL CONCEPTO DE autonomía: "La autonomía sólo es posible si la sociedad se reco-
HETERONOMIA SEGUN C. CASTORIADIS noce como la fuente de sus normas" 120 .

En realidad, no hay relación amo/esclavo en la Antigüedad, ni


Pero la dominación no se remite exclusivamente a la de tipo polí- posterior relación señor feudal/siervo en la Edad Media, ni rela-
tico. Se puede señalar al respecto que una dominación de tipo ción patrón/obrero en el capitalismo, sin que las sociedades respec-
político no es más que el resultado de un determinado tipo de tivas, a lo largo de la historia, hayan legitimado simbólicamente,
dominación más amplia y profunda por parte de un sector de la es decir instituido en su momento (o en una sucesión de momen-
sociedad sobre el resto, generalmente a partir de una distribución tos) un determinado tipo de relaciones sociales que marcaron toda
de posiciones al interior de ella —según el lenguaje de P. Bourdieu- una época histórica. "El esclavo es metaforizado como animal, el
bastante asimétrica. Considerada entonces en sentido amplio, la obrero como mercancía en la práctica social efectiva mucho tiem-
dominación de un sector sobre otros no está ausente en la re- po antes de los juristas romanos, Aristóteles o Marx'''''. Tal es, en
flexión esta vez del filósofo griego C. Castoriadis, quien emplea el definitiva, el fondo de intervención de los imaginarios sociales en
concepto de heteronomía para referirse a un control que comprende las formas concretas que adopta una sociedad humana. En el ca-
no solamente la imposición de una fuerza física sobre quienes pitalismo, el orden y la organización social que conocemos no es
están en situación de dominados, sino también de múltiples as- una simple imposición de fuerza, no es una exclusiva monopoli-
pectos culturales que hacen rememorar aquella conocida tesis zación de la violencia por parte de las clases sociales privilegiadas
grarnsciana de la hegemonía 1 ", aunque debamos establecer de in- que cuentan como herramienta para ello el Estado, lo que explica
mediato aquí algunas distinciones'''. C. Castoriadis dice que la en su totalidad la organización social, económica y política capi-
talista. Existe también un factor cultural de primer ,orden, que
'''En los textos del intelectual italiano Antonio Gramsci, la hegemonía es presentada establece socio-imaginariamente la naturaleza de las relaciones
como algo posterior a la simple coerción física sobre la cual se apoya en primer lugar la
dominación; aquélla se establece en el momento en que surge un aspecto "positivo" de
sociales y que luego consolida heteronómicamente. Se hablará así
una dirección intelectual y moral, es decir un elemento cultural que asienta un poder de sistemas de dominación, cuya última expresión —o mejor di-
determinado. En el logro de la hegemonía, Antonio Gramsci destaca especialmente el rol cho, su expresión más acabada— es su consagración de un cierto
de los intelectuales. Cf. Frangois Ricci (compilador), Gramsci dans le texte, París, 1977. statu quo en la cabeza misma de los sujetos concemidos.
He aquí una definición bastante breve pero muy útil de hegemonía desde un punto de vista
sociológico: "Dominación por medio de las ideas o la cultura política" (en: John Macionis y
Ken Plummer, Sociología, p. 456).
' 'Pienso que la diferencia entre ambos conceptos que, sin embargo, convergen en el
rema central de la dominación, es simplemente una cuestión de perspectiva de análisis: la
hegemonía ha de ser vista "desde arriba", es decir desde el Estado, desde las elites y las clases
dominantes y que detentan en la práctica el poder, etc.; mientras que la heteronomía ha de
ser vista "desde abajo", vale decir desde quienes —como dice Cornelius Castoriadis— llegan '"Cornelius Castoriadis, Los dominios del hombre..., p. 124.
a modificar sus estados de voluntad en la aceptación de una determinada dominación. m Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire..., p. 198.

110 111
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTE( r),Ny LA Discusión( YrniticA v mrropoLorycA / MANUEL. ANTONIO BAEZA C.Aprrui.o VIL IMAGINARIOS SOCIALES Y LOCICA DE DOMINACION (PRIMEROS ESBOZOS)

LOS SISTEMAS DE DOMINACION millones de hombres servir miserablemente, con el cuello bajo el
"EN DECONSTRUCCION" yugo, no forzados por una gran fuerza, aunque de ninguna mane-
ra [eso parece] encantados y fascinados por el sólo nombre de
En este sentido, el sociólogo J.L. Pintos, desde una perspectiva uno, de quien no deben ni temer la potencia, puesto que está
constructivista sistémica, visualiza la importancia de los imagina- solo, ni apreciar sus calidades, puesto que en su lugar es alguien
rios sociales aun en la vida concreta y cotidiana de las personas: inhumano y salvaje" 124 ) . Determinadas ideas parecen entonces de-
mostrar una fuerza de evidencia incuestionable, un carácter natu-
(...) los imaginarios sociales adquieren un grado máximo de rele-
vancia para la teoría sociológica cuando llegan a formular las estra-
ralizante de postulados que corresponden a las conductas y com-
tegias de intervención en las condiciones materiales de vida de los portamientos que ciertos sectores sociales esperan del conjunto
ciudadanos de una sociedad concreta. Este elemento del imagina- de la población.
rio no sólo abarca el campo de la moral y de la política, sino que
El poder simbólico,•o poder de producir sentido, pone en fundo-
penetra todo el mundo de lo cotidiano, en lo que tiene de 'saber de
namiento unas ideas que, vehiculadas a través de ciertos mecanis-
recetas' a través de las cuales se vuelven concretas las 'palabras ma-
mos sociales, logran penetrar en las cabezas de los sometidos al
yores' de los discursos ideológicos 122
poder. La máxima posibilidad consiste en que aquellas ideas consi-
.

gan evidencia social, es decir, en algo que no es puesto en tela de


Tal es, pienso, la clave de comprensión de la dominación, di- juicio, por la simple razón de que constituye aquello 'desde lo que'
ríamos sistematizada. En ella encontramos elementos o códigos se interpreta, se lee la realidad'".
traspasados a la cotidianidad, a la banalidad de los actos más ano-
dinos, sin que inspiren prácticamente ningún movimiento reflexivo Alcanzar la dominación es, por lo tanto, obtener obediencia.
de parte de quienes los han internalizado y los ejecutan. En otras Dominar y luego hegemonizar, en estos términos, es lograr que
palabras, la dominación es total cuando la construcción social de acatemos las leyes sin tener que preguntarnos cada vez cuál es su
realidad por parte de los ciudadanos coincide con el universo fundamento para que las debamos considerar obligatorias, que
ideacional de sectores que tienen una posición de privilegio en la trabajemos en la forma que se nos impone sin que nos interrogue-
sociedad y que, para que esta coincidencia se produzca, han echa- mos todos los días acerca del o de los porqué tenemos que hacerlo
do mano a la ideología (en tanto que modelo retórico inicial) y a de la manera en que lo hacemos, que —en sentido amplio— ade-
los medios masivos de comunicación que controlan, que difun- cuemos nuestra vida de ciudadanos en conformidad a determina-
den un determinado modelo societal y que J.L. Pintos no vacila das normas sociales sin que reflexionemos siquiera a propósito de
en calificar de contemporáneas "empresas de construcción de rea- lo que sustenta esa modalidad definida de vivir nuestra condición
lidades". ciudadana, etc. Mediante procesos que involucran a los imagina-
La dominación llevada a su máxima expresión, es decir a la con- rios sociales, los conjuntos sociales no hacen más que otorgar le-
dición de hegemonía, es algo así como la obtención de una "servi- gitimidad a un orden determinado, o sea hacen suyo un imagina-
dumbre voluntaria" —si se me permite aquí parafrasear al francés rio probablemente exógeno. Si aplicara nuestro modelo de análisis
Etienne de la Boétie en su célebre texto contra los tiranos'"—, de imaginarios sociales al tema del orden social en una sociedad
cuando los pueblos aceptan la subordinación ("ver millones y determinada, el investigador vería que en el eje de constitución

'''-Juan Luis Pintos, Los imaginarios sociales..., p. 12. '"Etienne de la Boérie, i6idem, pp. 132-133.
'''Étienne de la Boétie, Discours de la servitude volontaire, París, 1983. '"Alfonso Pérez-Agote, La sociedad y lo social, Bilbao, 1989:140.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArtfuLo VIL IMAGINA/10S SOCIALES Y I.OGICA DE DOMINACION (PRIMEROS ESBOZOS)

de valor [-i-] figuraría en primer lugar una idea nuclear (imagina- observara en detalle 126, provocando la emergencia de un imagina-
rio radical) en torno a la cual se organiza "ese" orden social, con rio social dominante, afín al capitalismo naciente y en el cual
una tendencia a metamorfosear "es? mismo orden en la naturale- prevalecen la búsqueda de la eficiencia y del cálculo, con claros
za; en segundo lugar, podría constatar que a partir de esa idea efectos primero sobre la economía y también mucho más allá de
central se organizaría todo un conjunto de ideas periféricas que ella. Pero, ¿qué razón es, en realidad, "esa" razón instrumental?,
densificarían el discurso legitimador de "ese" orden (imaginario ¿por qué misteriosa vía llegamos los occidentales a suponer que
secundario). En forma heteronómica, todo un conjunto social ha "esa" era, además, la verdadera razón? Podríamos deducir que hay
hecho "suyo" tal orden, es decir ha validado a este último en los dos caminos de explicación para estas preguntas: en primer lugar,
términos de forma plausible de organización social; al mismo tiem- la de una suerte de conspiración ideológica de las nuevas clases
po, como un efecto boomerang, ese conjunto ha echado las bases dueñas del capital, que desde los albores del capitalismo logran
de su propia obediencia a ese orden legitimado. forjar un determinado tipo de imaginario social de la razón, que
La idea inicial situada en el eje de valor [+] adquiere así una pasa a ser válido para todas las sociedades involucradas; pero tam-
equivalencia mítica a la verdad; ella se hace incuestionable; por bién resulta lícito pensar que, más allá de la influencia ideológica
ende, es esperable la adhesión o consenso en torno a ese postula- de dichas clases, es el conjunto de las sociedades involucradas que
do de base. El hecho de que las relaciones sociales resultantes sean construyen desde distintas posiciones un imaginario social com-
asimétricas, verticalizadas, no es más que un simple dato de la partido prácticamente desde sus inicios. Más que a través de la
causa; en verdad, nada podría ser de otra manera, sino al precio imposición pura y simple (de arriba hacia abajo) mediante la fuerza
de una herejía contra la naturaleza, o de una "enfermiza" obstina- de un orden social, es por el hecho de una exogeneidad ideacional
ción meramente ideológica. De manera muy maniquea, toda una (con concepción socialmente arriba) que resulta finalmente asu-
escala de valores diferenciadora (lo bueno versus lo malo) queda mida (con inflexión de la voluntad socialmente abajo) una totali-
así definida y, aunque con matices propios de la subjetividad de dad de sentido.
los sujetos (que en ningún caso alterarán el fondo), se tenderá de Pero, ¿qué conduce a ciertos sectores sociales a proceder así?
un modo a reconocerse en ella. En este sentido, M. Godelier formula una hipótesis interesante:
Ahora bien, la dominación en la sociedad capitalista parece "para formarse o para reproducirse de manera durable, las relacio-
apoyarse en la extrema fragilidad provocada por aquélla en el teji- nes de dominación y de explotación deben presentarse como un
do social, por el hecho mismo de la división del trabajo social y la intercambio y un intercambio de servicios. Es lo que acarrea el
consecutiva fragmentación identitaria en los ciudadanos que tal consentimiento activo o pasivo de los dominados". Señala este
división conlleva. Desde los orígenes de la sociedad industrial, los autor que es el control sobre lo invisible por parte de las clases
antiguos vínculos de solidaridad tendieron a diluirse en la vorági- dominantes, es decir la representación simbólica de la legitimi-
ne de las grandes urbes modernas, y entonces la atomización y el dad de una fuerza social constituida, lo que pasa a ser finalmente
anonimato produjeron una fractura insuperable de toda anterior imaginado por las clases dominadas como el servicio que reciben
unicidad identitaria. Ha tenido lugar así una dislocación impor- de las clases dominantes; recíprocamente, estas últimas reciben
tante de los imaginarios individuales, al mismo tiempo que han un servicio mucho más trivial y material, como lo es la venta de la
surgido nuevos imaginarios colectivos inducidos desde el orden fuerza de trabajo' 27 .
social urbano imperante.
Es así como encontramos que es en la ciudad donde tiene lu-
"`Max Weber, Economía y sociedad...
gar aquel proceso de racionalización occidental que M. Weber wMaurice Godelier, L'idee/ et le matériel, París, 1984:210-214.

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IMAGINARIOS SOCIALES, ApuNns PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METOPPLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Cerruw VII: IMAGINARIOS SOOALES Y LOGICA DE DOMINACION (PRIMEROS ESBOZOS)

Esta imaginaria reciprocidad de servicios, como nos lo sugiere Es decir, un "progreso" con claros acentos sociales y que tendrá
M. Godelier, incorpora así definitivamente a los dominados en el lugar probablemente mediante una acción política radical, pero
proceso de homologación del orden social Uno de los aspectos en donde no se cuestiona el fondo planteado por los mentores del
más relevantes en este proceso es la moralización de las ideas cen- sistema capitalista: el productivismo.
trales del modelo de dominación, que parecen entonces alcanzar Pues bien, en ningún caso este argumento corresponderá a in-
un plano metafísico. Así, por ejemplo, la crítica del "progreso" terpretaciones tendenciosas tales como la ingenuidad o la incul-
occidental y de todos sus innumerables subentendidos queda su- tura de las masas, lo que les haría aceptar ideas equivocadas y qué,
mergida en el desprestigio de un pensamiento perfectamente in fine, provocaría ineludiblemente la búsqueda de un líder que
arcaico, irracional y nostálgico, que conspiraría contra intereses finalmente obtendría obediencia imponiendo un discurso carac-
superiores, por cierto íntimamente ligados a ese modelo de pro- terizado por la demagogia. En este sentido, en ninguna circuns-
greso. Tal ha sido el caso en América Latina, cuando se ha descar- tancia me haré cargo de aquella afirmación de A. Comte:
tado el espejismo de las sociedades duales y en donde el progreso,
Cuando la economía social parece amenazada de disolución, el
necesariamente urbano, de ideas abiertas a la modernidad, de
instinto de las masas manifiesta todavía esta tendencia, que hasta
apertura hacia el conocimiento y la ciencia, de clara vocación de- en la ejecución de las demoliciones más revolucionarias les inspira
mocrática, etc., se opondría a un más que "nefasto" antiprogreso, la obediencia a las superioridades intelectuales y morales, a las cua-
necesariamente rural, de ideas tradicionales, de conservación de les siguen en su dirección y de las cuales han solicitado a menudo
supersticiones inútiles y de saberes precientíficos, sin ninguna la dominación temporaP".
vocación democrática por privilegiar relaciones paternalistas y de
compadrazgo de tipo oligárquico, etc. Evidentemente, esta sentencia comtiana cobija un juicio de
La ideología y el imaginario social del progreso y de la moder- valor que no estoy llamado a compartir; ella contiene la idea de
nidad han sido, evidentemente, una ideología y un imaginario masas que tienen necesidad de seguir la autoridad de un jefe o
dominantes que, no obstante, se han difundido al conjunto de las líder carismático, lo cual es históricamente discutible. No resulta
sociedades latinoamericanas que finalmente aceptaron tales con- serio ni ético responsabilizar íntegramente a los pueblos por las
tenidos, hasta el punto en que los diferentes movimientos obreros tragedias políticas que les haya correspondido vivir en algún mo-
y las izquierdas continentales (y, en sentido amplio, occidentales), mento histórico. Pero sí es posible advertir que existen determi-
en definitiva las clases dominadas, jamás cuestionaron —desde una nadas fuerzas "intelectuales y morales" que son capaces, con me-
perspectiva, al fin y al cabo autocalificada de "progresista"— una dios ideológicos y socio-imaginarios, de imponer sus propios
suerte de linealidad histórica, esencialmente productivista, hacia términos y obtener la dominación social, económica y política.
el ideal de felicidad que proponía el imaginario del "progreso"
propuesto por las clases dominantes. M. Horkheimer escribía con
cierta vehemencia rehabilitando el concepto:
;Como si no estuviese claro qué entienden los socialistas por pro-
greso, que es el que la reacción combate teórica y prácticamente: el
mejoramiento de la existencia material mediante una configura-
ción más adecuada de las condiciones de vida de los hombres!'".

'"Max Horkheimer, Ocaso, Barcelona, 1986:1235. '"Auguste Colme, La sociologie, París, 1897:108.

116 117
CAPITULO VIII

POSTMODERNIDAD, IDEOLOGIA
E IMAGINARIOS SOCIALES

A BORDARE DE entrada el tema de la ideología considerando


críticamente una mirada que pretende su abolición, o mejor
dicho su término histórico: la mirada postmoderna. La noción de
postmodernidad es bastante recurrente en nuestros tiempos, aun-
que correlativamente polisémica, cuando no confusa en sus reales
contenidos. Lo anterior no impide clasificar partidarios (por ejem-
plo, G. Vattimo) y detractores (por ejemplo, P. Anderson), lo cual
no deja de ser una curiosidad de muchos debates contemporá-
neos. La noción misma tiene, en la disciplina sociológica, un
ámbito preferencial de discusión entre el post-estructuralismo (a
favor) y la sociología crítica (en contra). No obstante, no pode-
mos hasta aquí establecer cuáles son, en realidad, las continuida-
des y/o rupturas mejor "objetivadas" con respecto a lo que su-
puestamente sería la época histórica anterior: la Modernidad. En
cualquier caso, recordemos al respecto simplemente que la litera-
tura pro y contra es ya bastante nutrida'". La validez del concep-

'"Cf. entre ramos otros, sin distinción aquí entre partidarios y detractores: Perry
Anderson, Los orígenes de la postmodernidad, Barcelona, 1995; José Joaquín Brunner,
Globalización cultural y posmodernidad, Santiago, 1998; Terry Eagleton, Las ilusiones del
posmodernismo, Buenos Aires, 1997; a incluir también Néstor García Canclini, La
globalización imaginada, Ciudad de México, 1999; Ernesr Gellner, Posmodernismo, razón

119
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES VARA LA Discusión. TEÓRICA Y METODOLOGICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VIII: POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

to, en tales condiciones, no puede ser sino parcial, es decir remi- TRANSFOR_MACION RE-SIGNIFICATIVA
tida a ciertos aspectos en los cuales registra una cierta capacidad DE LOS IMAGINARIOS SOCIALES
operacional. Esto es lo que motiva su integración en estas pági-
nas. Por lo dicho anteriormente, si la base material de la sociedad ca-
¿Qué ha cambiado sustantivamente en las últimas décadas para pitalista no ha cambiado, ¿qué explicaría un tránsito de una épo-
entender que estaríamos viviendo efectivamente un "cambio ca histórica a otra, como se suele afirmar? La tesis que se defiende
epocal" y no una mera crisis cíclica, como tampoco —y en sentido en estas líneas es que, como producto de un cambio cultural de
inverso a la proposición inicial— una época de cambios? Si obser- gran envergadura en la última década, tras la implosión del "so-
vamos la base de la organización económica de nuestras socieda- cialismo científico" (o socialismo burocrático) y la expansión a
des contemporáneas, advertiré de inmediato que se mantienen escala planetaria de un capitalismo triunfante, se ha producido
dos de los principios de sustentación de la arquitectura capitalis- una sustitución de un imaginario social dominante por otro. En
ta: la propiedad privada de los medios de producción (aunque efecto, la sociedad contemporánea en vías de "globalización" ha
con modificaciones formales) y la compra (a buen precio) de fuerza pasado de un imaginario social que calificaré de agonístico"' a
de trabajo por los propietarios de esos mismos medios de produc- otro que denominaré hedonista132 . Veamos a continuación los de-
ción. Lo que implica obtención de plusvalía, retribución mediante talles de esta mutación que caracteriza nuestros tiempos.
salario (reducido) de la cantidad de trabajo invertido, acumula- Hasta hace un par de décadas, un ciudadano común y corrien-
ción de capital por incremento de las tasas de ganancia (enrique- te (a quien llamaré simplemente Juan) organizaba su existencia y
cimiento), constitución de un importante "ejército de reserva" de la de su núcleo familiar según un itinerario que yo llamaría clási-
mano de obra (cesantes), etc. Es decir, tenemos como base econó- co y en el cual se van cumpliendo distintas metas sucesivas. Tras
mica a inicios de este siglo XXI casi exactamente aquello que K. haber finalizado sus estudios, secundarios, técnicos o universita-
Marx ponía en evidencia en el siglo XIX. No, definitivamente el rios, Juan ingresaba —en general sin mayores dificultades, salvo en
capitalismo está intacto, más allá de algunas de sus innumerables períodos de cortas crisis— al mercado laboral; su primer empleador
cirugías estéticas y de ajustes técnicos. Lo que sí ha cambiado era la mayor parte de las veces el único a lo largo de su vida activa,
profundamente es la manera de valorarlo; es decir, en definitiva, al interior de una empresa en la cual tenía posibilidades de obte-
tenemos una transformación importante de significación, una ner, a través de los años, algunos ascensos que le permitían incre-
transformación distinta, subjetiva, propia del ámbito de los ima- mentar su renta. Una vez obtenido este trabajo, Juan se unía en
ginarios sociales, considerando que aquel que es probablemente matrimonio con una mujer (que llamaré María), quien le acom-
mayoritario hoy responde al enigma de la organización económi- pañaba "hasta que la muerte los separase". Venía entonces la hora
ca con la asignación de un valor positivo [+1 al sistema capitalista. de la adquisición de una casa (mediante un crédito a largo plazo,
debidamente garantizado por la estabilidad laboral) destinada a
recibir la familia por un tiempo presuntamente largo. Juan y María
tenían entonces dos o más hijos, los cuales accedían a la educa-

y religión, Barcelona, 1994; Anthony Giddens et al, Las consecuencias perversas de la mo-
dernidad, Barcelona, 1996; Franz Hinkelarnmert, El nihilismo al desnudo. Los tiempos de "'Lo agonístico tiene su raíz en el vocablo "agonal", cuyo significado remite a la idea
la globalización, Santiago, 2001; Michel Maffesoli, Le remes des tribus, París, 1988; Gianni de lucha, de combate (cf. Diccionario de la Lengua Española, Madrid, 1992:59, tomo 1).
Vattimo et al., En torno a la ponnodernidad, Barcelona, 1994; Immanuel Wallerstein, ''Hedonismo: doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida" (en:
L'aprh libéralisme, Paris, 1999. Diccionario de la Lengua Española, p. 1.091, tomo 11).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y MÉTODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CApliDLO VIII: POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

ción en sus distintos niveles y, a su turno, se preparaban así para la agrupaciones vecinales; ambos participan en la vorágine de los
reproducción del modelo parental una vez alcanzada la edad adulta. acontecimientos (y en las tragedias) de los tiempos históricos. Juan
La palabra clave de este modelo agonístico que he intentado y María asignan a los asuntos de la res pública una importancia
presentar de manera muy didáctica es proyección de las personas verdadera, porque consideran que nada de lo que ocurra allí les es
en el tiempo. Es decir que, al plantear el logro de metas u objeti- ajeno. Si bien las solidaridades tradicionales, de origen rural, tien-
vos a través de la existencia, se está reconociendo: 1) un valor den a diluirse en países que concentran cada vez más población
implícito del tiempo aún no consumido (futuro) y en el cual se en medio urbano, las nuevas formas asociativas que proporciona
deben planificar las estrategias necesarias para alcanzar esas me- la ciudad son múltiples: tienen que ver con intereses económicos
tas; 2) que dichos logros dependen del esfuerzo personal y fami- de clases sociales, con mejoramiento de la calidad de vida, y en
liar; 3) que los frutos del esfuerzo se recogerán más tarde, incluso sentido amplio, con el ideal de una sociedad más justa, más
más allá de la generación a la cual pertenecen Juan y María (idea igualitaria, más digna para los seres humanos.
de herencia para los que vienen detrás); 4) que son, por lo tanto, Utilizando el modelo de análisis de los imaginarios sociales,
esos esfuerzos realizados con miras a la obtención de ese tipo de veremos cómo estos últimos se organizan (véase Figura 9):
resultados los factores que otorgan lo esencial del sentido existen-
cial.
La vida social parecía estar normada por este tipo de aspiracio-
nes y expectativas, como también la visualización de la política en Enigma Construcción de respuesta
tanto que medio para alcanzar un "mundo mejor". Si unos esti-
maban que era la conservación del statu quo lo que correspondía Contexto:
Sociedad chilena
para materializar esos logros, otros se comprometían con impor- años 80
tantes cambios revolucionarios para dichas materializaciones. Unos
y otros suponían que las buenas opciones políticas eran funda- [+] Esfuerzo
mentales para alcanzar metas que no eran exclusivas para sí, sino Trabajo
Futuro
sobre todo para hijos y nietos. Los Juan y María de ambos bandos Existencia Responsabilidad
asumían así, bien o mal, total o parcialmente, una responsabili- Seguridad
dad con respecto a lo que dejarían tras ellos. La concepción más E-1 Flojera
corriente de la vida, tratándose de un ciudadano medio, se tradu- Ocio
cía en metáforas tales como "la vida es un combate", "ganarse la Presente
vida", "sembrar para cosechar mañana", etc. En plena concordan- *indiferencia
Irresponsabilidad
cia con lo anterior, y en la medida en que una elaboración imagi- Inseguridad
naria del tiempo como ésta integra al futuro, esta posición logra
incluso diseñar utopizaciones de la sociedad, es decir prefigura- Figura 9.
ciones alternativas a la sociedad actual, lo cual motiva a fuertes
compromisos políticos y sociales, como ha podido verse durante
gran parte del siglo XX. Como puede advertirse en la figura precedente, en el imagina-
Juan se integra así a sindicatos, a agrupaciones gremiales, a par- rio social de tipo agonístico (cuyo contexto es la sociedad chilena
tidos políticos, mientras que María probablemente lo haga en hasta los años 80), los escenarios pretendidos de la proyección

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IMAGINARIOS SOCIALES. AYUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y LIETODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPIroo POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

personal y familiar se vinculan casi siempre con la búsqueda de vida, que por cierto la sociedad se esmera en reproducir. La figura
estabilidad, de seguridad propia y familiar. Perfectamente acorde mitológica de Prometeo parece presidir desde un pedestal arquetí-
con la racionalidad práctica imperante, en este caso predomina pico el caminar de la sociedad y de los individuos hacia adelante.
un cálculo que orienta los movimientos y la acción hacia la con- Los años 90 dan cuenta de un espectacular vuelco socio-ima-
quista de esa estabilidad y seguridad. La frase-tipo por excelencia ginario que bien vale la pena analizar. Tras la emblemática caída
que resumiría esta idea de proyección es la siguiente: "La vida del Muro de Berlín, las grandes teorías sociales decimonónicas
tiene sentido en la medida en que podemos asegurar el futuro de parecen mostrar definitivamente su ineficacia, mientras que el
nuestros hijos". Consideraciones tales como la obtención de un capitalismo continúa irresistiblemente su marcha triunfante. La
futuro mejor para la descendencia pueden figurar entonces como literatura erudita y menos erudita comienza entonces a dar cuen-
la coronación de los esfuerzos (y sacrificios) consentidos y volca- ta de una serie interminable de términos o "fines" de algo (de las
dos en el trabajo de toda una vida. ideologías, por ejemplo, pero también de todo un conjunto de
Pero esta modalidad socio-imaginaria que está presente en la certezas anteriores), con lo cual, en buenas cuentas, se pretende
mente de un individuo y su entorno familiar son deudoras de la demostrar que es toda una época histórica —comenzada en el Si-
historicidad de la sociedad en la cual se vive. La cultura y la edu- glo de las Luces— que llega a término. Añadiendo a la expansión a
cación, la economía y el consumo, la política y las ideologías, y en escala mundial de la economía capitalista de mercado una visión
sentido amplio las prácticas sociales, se orientan en general en especulativa sobre el carácter universal de la democracia como
igual dirección, en la medida en que no pueden ser sino un reflejo forma de gobierno ya presuntamente expandida, un conservador
de un determinado tipo de imaginario vigente. Es así como en intelectual norteamericano, E Fukuyama, se permite proclamar
conformidad a lo dicho, se estudia y se trabaja para el mañana, se entonces "el fin de la historia" 134 . La hasta entonces figura promi-
compran casas para las generaciones venideras y se organiza el nente de Prometen había envejecido, porque las desilusiones so-
crédito hipotecario para hacer efectivo este tipo de adquisiciones ciales frente a promesas no cumplidas de grandes amaneceres so-
inmobiliarias, se hacen propuestas políticas para el tiempo veni- ciales eran consideradas como irreversibles y en su reemplazo
dero, se practica el matrimonio "para toda la vida", etc. En el —tomando a cargo una expresión de M. Maffesoli— emerge otra
mejor sentido durkheimiano, la sociedad hace en su conjunto de figura mitológica, la de Dionisos' 35.
este modelo un marco de conductas sociales esperables, so pena La Modernidad no era lo que decían que sería y las grandes
de anomia cuando tales expectativas no se respetan o no se cum- certezas de ayer pasaban a convenirse ahora en gruesas incerti-
plen. Este imaginario social es perfectamente afín con el ideal de
"progreso" (económico, social, moral, etc.), que es igualmente
de ajuste de la energía (jerarquización entre deber y placer, especialmente). Cf. Jean Piaget,
válido para sociedades y personas. Los contenidos de los procesos Le jugement moral chez tenfant, París, 1964:71-75. Pero, ¿qué sentido tendría todo esto si
de socializacióni", que provienen tanto de la familia como del no se confiara en que la sociedad necesita reproducir estos comportamientos, es decir —en
última instancia— que es esta sociedad socio-imaginariamente construida lo que se debe
sistema educacional, especialmente, se ajustan a esta visión de la reproducir?
'"Francis Fukuyama, The End arliistory and the Last Man, Nueva York, 1992.
"'Recordemos que en la mitología griega Dionisos, hijo de Zeus una vez adulto,
"'Para Jean Piaget, la socialización del niño, por ejemplo, se expresa en cuatro trans- descubrió el arte de extraer el vino de la vid; de este modo, Dionisos se emborrachaba a
formaciones: 1) el paso del respeto absoluto (de los padres) al respeto mutuo (entre niños menudo. Sumergido después en una especie de locura, vagaba por tierras egipcias y sirias,
y adultos, entre niños); 2) el paso de la obediencia personalizada al sentimiento de la luego por tierras de Asia Menor, en donde "la diosa Cibeles lo sacó de la locura, lo puri-
norma (en tanto que acuerdo mutuo o relación contractual); 3) el paso de la heteronomía ficó y lo inició en aquellos cultos de la fecundidad y del éxtasis 'orgiástico, para los cuales
total a la autonomía recíproca (con fijación de sentimientos nuevos: honestidad, camarade - el inventor de la viña era muy indicado, cuando no muy preparado" (en: Vladimir
ría, fair-play, justicia); 4) el paso de la energía a la voluntad, lo que constituye la modalidad Gtigorieff, Mythologies t'u monde entier, Alleur (Bélgica), 1987:101-102).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA OISCUSION TEORICE Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VIII: POSTMODERMIDAD, IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

Avance de la insignificancia en el pensar y en el actuar, pero en nos de un abandono puro y simple de lo colectivo, porque —como
donde sería absurdo afirmar que no ha sucedido nada. Entonces, lo señala M. Maffesoli— el carácter social de los seres humanos
habrá que decir que el cambio epocal tiene que ver, insisto, con un impulsaría a las personas, en especial en medio urbano, a la bús-
cambio de los imaginarios sociales y que, sin duda hoy, estamos queda de nuevas formas de relaciones. Al hablar de "individualis-
viendo y viviendo. El imaginario social de tipo agonístico con arre- mo", por mi parte, lo estoy haciendo en tanto que condensación
glo a la figura arquetípica de Prometeo pasaba a ser sustituido por de sentidos existenciales y, por ende, lo que escuchamos explicar
un nuevo imaginario social de tipo hedonista, esta vez con arreglo por esta noción no sería la causa sino el efecto de este cambio de
a la figura de Dionisos. La palabra clave proyección era reemplaza- imaginario social. Dicho de otra manera, la ilusoria autosuficiencia
da por aquélla de goce, instaurando con ello en la construcción del individuo en un teatro social, no prescindible pero sí bastante
.imaginaria de tiempo —en el sentido dado por C. Castoriadis'"—, relativo en los términos de caminar hacia determinados "destinos
es decir en el tiempo de la significación, el valor casi excluyente históricos", no es más que el resultado —con trasfondo ideológico,
del tiempo presente, en desmedro de un no valor del futuro y, en por cierto— de una hasta ahora inédita construcción socializada
gran medida, del pasado. Cada sociedad construye su propio tiem- del mundo social, por consiguiente de una nueva formación ima-
po imaginario, acordándole un contenido determinado: "Tiem- ginario-social del individuo en el mundo. Los egoísmos e indife-
po del exilio para los judíos en la Diáspora, tiempo de la prueba y rencias actuales no son sino las secuelas de este cambio de visión
de la esperanza para los cristianos, tiempo del 'progreso' para los en el kaleidoscopio de los sujetos contemporáneos, que sólo mi-
occidentales"'". Pero esta misma capacidad de construir su pro- ran el presente como realidad concreta y aprovechable.
pio tiempo de significación puede volcarse también hacia una ta- Pero volvamos un poco atrás. El sociólogo M. Maffesoli —un
rea de re-significación (y esta vez, muy precisamente, ¿por debili- intelectual favorable a "lo postmoderno"— habla de una postmo-
tamiento de la creatividad, como afirma C. Castoriadis?). Tal es el dernidad en la cual no ha triunfado necesariamente el individua-
caso que, en cualquier circunstancia, aquí analizamos. lismo, porque al fin y al cabo el hombre es un animal social, tiene
En el modelo dionisíaco, hedonista, el sitial del individuo está un espíritu gregario que le hace vivir en asociatividad irrenuncia-
prácticamente asegurado: mucho del desinterés por las cuestiones ble. El tema es que en las condiciones de prevalencia del imaginario
sociales tiene que ver, en efecto, con una tendencia imaginaria que social anterior (agonístico) la sociabilidad era necesaria para repro-
afirma la creencia en la autosuficiencia del individuo. Pero, ¿no es ducir la sociedad en curso o para proyectar cambiarla; ella incluía
esto hablar pura y simplemente de "individualismo"? Después de una idea de comunidad de sentido, con clara integración de un
todo esta noción está en boca de todos y quizás no sea un mero ideal de proyección a futuro (partidos, sindicatos, asociaciones
capricho ideológico. Pues bien, de inmediato cabe hacer aquí una diversas). Hoy en día, nos dice, ha dejado de prevalecer ese imagi-
aclaración respecto de esta noción algo equívoca. No es posible de- nario; M. Maffesoli propone hablar más bien de socialidad como
ducir con facilidad que el desarrollo de una conciencia individual forma relacional urbana más frecuente, en donde predominan
conduzca fatal e ineludiblemente al individualismo, en los térmi- formas proxémicas destinadas a ocupar el aquí y ahora'"". El
concepto de neotribalismo (o nuevas tribus urbanas) privilegia proxé-
"2“El tiempo instituido como identitario es el tiempo comprendido como tiempo de
micas, que se apoyan en lo afectivo y en la inmediatez, en ningún
orientación, o tiempo referencia) y tiempo de las referencias. El tiempo instituido como caso en una visualización de un futuro (reducido a la condición
imaginario (socialmente imaginario, se entiende) es el tiempo de la significación, o tiem- de hipótesis). Podrían pertenecer a esta socialidad nueva, tanto
po significativo (distinción que no implica de ninguna manera una separación de lo que
nosotros distinguimos)" (en: Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire..., p. 285).
"'Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire..., pp. 290 291.- "'Michel Maffesoli, Le temps des tribus. Le déclin de findividualisme, París, 1988.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAPA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y mrrOpOuloiCA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULÓ VID: POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

nuestros curiosos "grupos de esquina'', como también esas comu- nentes principales que se adosan al núcleo imaginario radical— de
nidades virtuales de personas que se comunican por Internet y la siguiente manera (ver Figura 10):
correos electrónicos (chat).
Es el advenimiento exitoso de Dionisos (desacralizado, por
supuesto) y la prefiguración de una sociedad de tipo dionisíaco, Enigma Construcción de respuesta
de una sociedad de nuevas formas de relaciones sociales. Aquí casi
nada se planifica porque la construcción de tiempo imaginario
no lo permite; la centralidad del tiempo presente sólo autoriza
potenciar la capacidad de disfrutar de lo único que es seguro,
porque inmediato, al alcance, diríamos a escala de lo "táctil". Frente Goce
a las incertidumbres que nos depara el mañana, las únicas certezas Presente
del presente serían precisamente el tiempo inmediato y lo que Inmediata
Existencia Etica personal
éste contiene (el consumo, por ejemplo). En tales condiciones, la
c..) Importancia de apariencias
forma termina imponiéndose al fondo, probablemente en la me- Impermanencia
dida en que el valor inusitado que se da al tiempo actual nos co-
necta con lo fugaz y lo efímero, en desmedro de lo durable y de lo [-1 Privación de goce
consistente, por consiguiente también de aquello a lo cual se asig- Pasado-futuro y progreso
Etica intergeneracional
naba un claro valor histórico, etc., con lo cual inevitablemente "la Insignificancia de apariencias
apariencia es el crisol de la socialidad. Ella es la causa y el efecto de Durabilidad
la impermanencia de todos y de todo" 145 . Nuestros Juan y María
se disponen ahora a disfrutar de lo que tienen al alcance, a conso- Figura 10.
lidar una ética del goce, al mismo tiempo que a demostrar una
fuerte apatía por los asuntos públicos, a rehuir la pesada asociativi-
dad orgánica, a consumir con cierto desenfreno, a sumergirse en la Pero, ¿por qué simplemente no hablar del peso de la ideología
monstruosa banalidad de las imágenes televisivas en este nuevo neoliberal en estas modificaciones ideacionales fácilmente cons-
"mundo de la imagen" que se nos muestra prácticamente como el tatables? Se trataría además de un ejercicio relativamente . fácil si
modelo iconográfico de sustitución del conocimiento adquirido consideramos el rol central de los mass media en la difusión de de-
con método y con rigor. terminados contenidos que afectan los estilos de vida, las percep-
Ahora bien, todo lo anterior amerita un esfuerzo de compren- ciones del mundo y de lo social, etc. La razón es que la ideología
sión sociológica: las nuevas inseguridades, las nuevas incertidum- capitalista, en un mundo sin ideologías alternativas (al menos de
bres, conllevan a un replanteamiento del enigma existencia, es decir alcance relativamente comparable), se ha permitido el lujo de des-
a una re-significación de gran importancia y cuyos efectos se de- prenderse de sus viejos ropajes y cubrirse con los de una "no ideo-
jan sentir ya en las formas de abordar los problemas de sociedad. logía" (me referiré más adelante a este tema de la "no ideología").
En síntesis, lo señalado se expresa —con algunos de sus compo- Ella se transforma en mensaje encubierto, casi subliminal, reto-
mando las características de un imaginario social dominante legiti-
mador y, por ende, "naturalizado?' de prácticas y usos determina-
14 'Michel Maffesoli, rinstant éternet.., p. 134. dos y hasta de formas definidas del pensar. No obstante, de lo

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEOlucA E METODOLCICICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VIII, POSTMODERNIDAD, IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

anterior no se deduce automáticamente el hecho de que los ima- hilismo práctico; todo acontece como si los anteriores imagina-
ginarios de sectores sociales dominados sean un mero reflejo de rios sociales —parcial o totalmente— dejaran de ser eficientes con
las significaciones dominantes; el enigma de la existencia, para respecto a nuestros tiempos y que entraran así en una suerte de
ciertos sectores sociales, se nutre —como lo señalé más arriba— de crisis terminal. I as puertas quedan así abiertas para iniciar lo que
frustraciones e inseguridades implícitas al modelo de sociedad que denominaría un proceso de re-significación y que puede tener
se nos impone. Este es un motivo hoy para una búsqueda de nue- impactos impredecibles sobre la mismísima base material de nues-
vas certezas, de nuevos escenarios de plausibilidad, lo que vendría tras sociedades. Como se verá en el punto siguiente, la metamor-
a dificultar también las pretensiones de manipulación socio-ima- fosis de la ideología tiene mucho que decir.
ginaria e ideológica de quienes ejercen el poder. La devaluación Es prácticamente un lugar común en nuestros tiempos el oír
del futuro y de la proyección en la construcción imaginario-social decir que hemos asistido en el curso de las dos últimas décadas al
del tiempo es una devaluación forzada hasta cierto punto sola- "fin de las ideologías", al "fin de los metarrelatos", entre muchos
mente; ella es el resultado inequívoco de una serie de fragilizaciones otros "fines de..." (la historia, la razón, la ciencia, el Estado-na-
existenciales introducidas por la deshumanización consustancial ción, la religión, la educación pública, la sociedad...). El debate
al modelo de sociedad. Y, en tales condiciones, como lo dice M. no está, por cierto, cerrado, ni mucho menos: partidarios.de una
Maffesoli, "el gran mito del progreso infinito de la humanidad postmodernidad (véase autores como J. Baudrillard, G. Deleuze,
está seriamente cuestionado'. Pero, al mismo tiempo, si por un G. Vattimo...) no terminan de oponerse a aquellos que procla-
lado tenemos, desde arriba, aquella ideología disfrazada de no ideo- man simplemente una modernidad avanzada o tardía (véase A.
logía que busca manipular imaginarios sociales ya existentes, crear Giddens, I. Wallerstein...). La pregunta que está al centro del de-
y promover nuevos imaginarios, por otro la idea de búsqueda de bate es: ¿cuáles son, en realidad, las rupturas o las continuidades
nuevas plausibilidades implica que probablemente, desde abajo, con respecto a la época histórica anterior, que unos cierran y que
estén germinando también imaginarios inéditos: algo de eso hay otros prolongan? Lo que sí está claro es que las grandes utopías
en el campo de la espiritualidad y lo que se observa con creencias sociales del siglo XIX han fenecido, pero, ¿qué significa aquello
individuales "a la carta". de la muerte de las ideologías en su conjunto?
El fenómeno descrito anteriormente ilustra bastante bien este Sostengo que estamos en presencia de la victoria estratégica de
singular proceso de re-significación operado en el plano de los una propuesta ideológica desde la emblemática caída del Muro
imaginarios sociales. Las transformaciones principales en la socie- de Berlín. Sólo que al reinar sin contrapeso, la ideológía capitalis-
dad no intervienen aquí a nivel de la base material necesariamente, ta neoliberal se transformó en otra cosa que he calificado en pági-
pero sí en la invisible esfera de la significación socialmente com- nas anteriores de no ideología. En esta "era del vacío" intelectual 747 ,
partida. Ajustes producidos al interior de un modo de produc- lo obvio sería la desideologización, la cuasi prescindencia de los
ción que ya cuenta con una historia plurisecular, que no alteran grandes escenarios sociales; pareciera además que los intelectuales
sus cimientos pero sí lo perfeccionan, no justifican totalmente esta que intentan sobrevivir a la zozobra general del pensamiento único
especie de reevaluación de sentido que estamos presenciando. combaten en Europa su ociosidad y su escasa influencia en los
Quiero decir con esto que el campo en el cual hay cambios deci- actuales macroprocesos sociales con una "deconstrucción" de lo
sivos es el de los imaginarios sociales, y al interior del cual asoman
aquellas plausibilidades de la frustración, del desencanto, del ni-
1 "Cfl al respecto precisamente Gines Lipovetsky, L?re da vide, París, 1983. Existe

versión en castellano de este libro: La era del vacío, Barcelona, 1986. También el texto ya
"'Michel Maffesoli, Cins tant éternel..., p. 30. citado de Cornelius Castoriadis, El avance de la insignificancia.

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IMAGINARIOS SOCIALES. uNT LA DISCUSIÓN TEÓRICA y memoOLOGiCA MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO POSTMODERNIDAD, IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

que había sido pacientemente construido (cE por ejemplo, la litera- so de carácter claramente ideológico: si el texto ideológico aporta
tura de J. Derrida). Probablemente sea el estigma de esos estruc- el "cuerpo" de una orientación de sociedad, los imaginarios sociales
turalismos, en definitiva, que surgen y resurgen en momentos de añaden el "alma", que lo posibilita en términos históricos, cuando
importantes inmovilismos políticos y sociales; nuestros postmoder- condiciones sociales, políticas y culturales permiten alcanzar un
nos se convierten así en las primeras víctimas de la mediocridad de alto grado de correspondencia ideacional entre ambos. Pero estoy
lo que ensalzan: la llamada Postmodernidad. Pero, por debajo del también sugiriendo entonces con esto que, en ciertas condiciones
epifenómeno intelectual postmodernista, en profundidad, no de posibilitamiento, esa "alma" se escurre del "cuerpo" y termina
obstante, la hipótesis de una ideología subyacente, por el simple residiendo, con cierta autonomía, en los intersticios de la vida so-
hecho de la planetarización de un modo de producción único y cial.
de un estilo de vida occidental no me parece carecer de interés, ni De este modo, los estilos de vida occidentales vehiculados du-
mucho menos. rante siglos por la macroideología de la superioridad occidental
El fenómeno de la no ideología es, en definitiva, y a partir de la (que contiene nociones como las de "progreso", "civilización", "mo-
implosión del comunismo, el resultado del triunfo sin oposicio- dernidad", etc.), las nuevas significaciones adosadas al consumo
nes de una determinada ideología —capitalista y neoliberal— a es- intensivo de bienes y servicios (léase "consumismo"), se encuen-
cala mundial. Esto mismo permite a esta última escamotear su tran perfectamente internalizados por la mayor parte de la pobla-
condición misma de ideología, cambiar de rostro en razón de una ción mundial, en cuanto ellos se remiten a lo que podría denomi-
autosuficiencia algo impúdica. La "naturalización" de las premisas nar los imaginarios sociales del bienestar materiataquí no se requiere
y supuestos de la ideología capitalista neoliberal proviene de la ya propugnar algo así como una lucha ideológica en favor de las
imposición de facto de una singular unilateralidad ideacional, res- bondades supuestas de esos estilos de vida occidentales y del con-
tableciendo así y al mismo tiempo —ioh, paradoja!— una visión en sumo masivo. Vivimos simplemente instalados allí, con ideas per-
donde habría un sentido único de la historia: el capitalismo y la fectamente sedimentadas en nuestras maneras de penSar, en un
democracia, si nos detenemos solamente en los dos elementos cen- mundo que inscribió como algo "natural" una cierta manera de
trales contemplados en la caricatura hecha por un evolucionista E vivir y que, en sus aspectos más gruesos, los teóricos de la postmo-
Fukuyama, aparecen como la culminación de una evolución his- dernidad no parecen cuestionar en su base misma de sustentación,
tórica. Ejemplifiquemos lo dicho: el carácter pretendidamente es decir no se interponen con un cuestionamiento de fondo a las
"natural" del mercado hace olvidar que este último —como toda premisas de ese modelo único. La unión de "cuerpo': y "alma" de
obra humana— es imperfecto, es objeto de múltiples y constantes muchos intelectuales de la postmodernidad con esos postulados
manipulaciones que, en la realidad económica más concreta, lo es casi perfecta.
"desnaturalizan". Dichas manipulaciones van, pura y simplemen- Podrán haber, desde luego, aspectos parciales sometidos a la
te, en el sentido opuesto de enunciadas "leyes" de funcionamien- crítica (tema medioambiental, por ejemplo), pero, en líneas gene-
to que harían del mercado un mitologizado lugar de topos —sim- rales, puedo concluir afirmando que el capitalismo goza de buena
bólicamente entendido— de cuasi mágicas autorregulaciones. salud, al menos lo suficiente para no permitir recuperar a sus even-
Empero, retomando el hilo conductor de esta exposición, es tuales adversarios la posibilidad propositiva de un modelo alter-
posible constatar que la subyacencia de una determinada ideolo- nativo de sociedad. No obstante, en concordancia con lo ante-
gía encuentra su principal pie de apoyo y su fuerza operativa en riormente señalado, aun en la situación de emergencia de un
sólidos imaginarios sociales que finalmente terminan trascendien- potente conjunto ideológico alternativo que buscara captar para
do los contenidos y las formas intelectuales iniciales de un discur- sí la insatisfacción social probable que la planetarización del siste-

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA r METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZ1 CAPITULO VIII: POSTMODERNI DAD, IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

ma puede generar, esa ideología no tendría éxito sin una clara RELACION DE EFICIENCIA CONECTIVA ENTRE
conexión con un imaginario social también insatisfecho yen ple- IMAGINARIOS SOCIALES E IDEOLOGIA
na búsqueda de lo alternativo.
La clave de comprensión de esta ausencia de utopía social hay Si consideramos el desprestigio en el cual han caído las ideolo-
que buscarla al interior mismo de los imaginarlos sociales actual- gías, quizás lo sea por su propia culpa, por lo que reveló ser una
mente vigentes. En mi opinión, tal como ya lo intenté demostrar mistificación de la realidad, definitivamente, el concepto no ad-
anteriormente (y en concordancia con C. Castoriadis), el princi- mitía fácilmente una versión connotada positivamente (una ideo-
pal cambio operado es el empobrecimiento de la capacidad creativa. logía revolucionaria, por ejemplo). A su vez, la insuficiencia del
Esta transformación es necesariamente conducente a la compren- concepto de ideología para dar cuenta de los actuales fenómenos
sión del "desapasionamiento" por la cuestión social, de la desidia en curso se debe entonces, en gran parte, a los fracasos de la ideo-
y de la deserción ciudadana, del nihilismo práctico de los indivi- logía del progreso. Pero, obviamente, parece inevitable tener que
duos, etc. agregarse a la larga fila de definiciones que la sociología ha hecho,
En esta nueva visión —postmoderna—, las razones de los dramas aunque esta vez desde una perspectiva que me parece novedosa:
de la Modernidad hay que buscarlas en la Modernidad misma. postulo que una ideología no es más que especulación remitida a
En efecto, los sucesivos desencantos y desencuentros atribuibles a `visiones de mundo' sistematizadas, por lo tanto de carácter totalizante,
la tormentosa historia de la Modernidad han, sin duda, contri- que sólo pueden mostrar eficiencia en la medida en que son acogidas
buido eficazmente a la transformación de los imaginarios socia- por determinados imaginarios sociales ya disponibles, receptivos, ya
les, en especial en el transcurso de un siglo XX saturado de gue- predispuestos por recorridos histórico-sociales determinados en cada
rras y holocaustos, de bombas nucleares y múltiples promesas de sociedad, para encarnadas y darles existencia real y peso en la vida
felicidad no cumplidas. Pero, por sí solos, los "desencantos" y los social respectiva.
"desencuentros" no explican de manera convincente una adhe- Considerando el argumento esgrimido por C. Castoriadis, la
sión masiva y sin mayores cuestionamientos a un modelo de so- analogía puede ser hecha con aquel discurso del profeta, quien
ciedad (y a una ideología encubierta) tanto o más responsable'que logra escapar exitosamente a la sospecha de sufrir alucinaciones
otras, hoy en día repudiadas, de esos conflictos y de esas promesas sólo en la medida en que su mensaje suscita fenómenos socio-
de felicidad que quedaron frustradas. Esto dice relación, en espe- imaginarios que otorgan credibilidad al relato profético, todo lo
cial, con la conservación de una masificada miseria y una explota- cual requiere además determinadas condiciones sociales que au-
ción a nivel mundial que poco tiene que ver con las ideologías po- menten las posibilidades de recepción 149. Son pues involuntarias
líticas, alternativa hoy en día en desuso (léase especialmente comu- conexiones con figuras arquetípicas las que provoCan aquellos
nismo). Volvemos así al punto de partida: el mito de Dionisos, importantes movimientos de adhesión a construcciones ideológi-
aunque por cierto se trate de un contemporáneo dionisismo des- cas, como se ha podido advertir desde el siglo XIX especialmente.
acralizado, puesto que —como lo destaca la filósofa de la Universi- No hay eficiencia alguna de una construcción ideológica cual-
dad de Barcelona María Angeles Caamaño— "el Dionisos de nues- quiera sin que ella haya podido tender un puente a algún imagi-
tros días es un mito del desencanto"'". nario social disponible para la aceptación de los contenidos que la
ideología supone. Dicho de otra manera: la ideología es amplia-
mente deudora de su conectividad con un sustrato socio-imagi-
"María Angeles Caamafio, "Una reflexión bajo el signo de Hermes: los Manifiestos
del Surrealismd (en: Alain Verjar et al, El retorna de Hernies. Hermenéutica y ciencias
humanas, Barcelona, 1989:236-243). '"Cf. Cornelius Castoriadis, Linstitution unaginaire..., p. 202.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VIII. POSTMODERNIDAA IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

nario receptivo. Como también es posible decir que determina- mercantilizan su existencia, pero ideológicamente los capitalistas
das ideologías, ya en una fuerte dinámica ascendente, logren efec- eufemizan simultáneamente su situación real.
tuar modificaciones socio-imaginarias. El problema del profeta es En estos términos, la ideología, de naturaleza necesariamente
la obtención de plausibilidad social para su narración en imagina- burguesa, no sería más que una técnica ideacional de legitima-
rios sociales receptivos, pero una vez obtenida dicha plausibilidad ción de un cierto estado de cosas, es decir aquél de una realidad
socializada puede también el profeta, investido por ejemplo de material económica falseada en sus alcances auténticos. La ideo-
cualidades carismáticas, lograr re-significar muchos —cuando no logía es sinónimo de alienación. En suma, la ideología sería un
todos— de los contenidos anteriores de ese mismo imaginario. conjunto de ideas propias de la o las clases dominantes, las cuales
son promovidas al rango presunto de "universales". La diferencia
conceptual entre ideología e imaginarios sociales no existe en esta
HACIA UNA REDEFINICION OPERACIONALT versión, lo cual me induce a decir que en ella se trataría obligato-
SIEMPRE PROVISORIA DE IDEOLOGIA: UN BREVE riamente de imaginarios sociales claramente manipulados.
RECORRIDO HISTORICO En cambio, no es menos cierto que, para otros, la ideología ha
sido mostrada con un perfil y una connotación distinta, más po-
Se reconocen con cierta facilidad dos significados posibles y dis- sitiva, a saber una construcción coherente de discurso que preten-
tintos de ideología en la historia de las ciencias sociales y, en espe- de "leer" la realidad de un modo diferente al vivido, sin que la
cial, en la producción de teorías y conceptos sociológicos. En el realidad sea trastocada necesariamente y de manera alienante. Aquí
primero de ellos ha predominado sin contrapeso la idea según la predomina la idea de "lo alternativo", con respecto a una realidad
cual una producción ideológica sería una clara deformación de lo material no menos agobiante a la que se plantea en la versión
real, es decir más exactamente una suerte de inversión de signifi- anterior, vale decir opresora e injusta. Un ejemplo de este tipo de
caciones en desmedro del carácter "objetivo" de la realidad, con lo concepciones está dado por K. Mannheim. Este autor introduce
cual el concepto queda obvia e irremediablemente connotado de un matiz importante en su célebre distinción sociológica entre
manera negativa; se reconocerá en esta línea la posición heredada ideología y utopía:
desde K. Marx's° y, en gran medida, reiterada por muchos de lo
que se identifican como continuadores de su obra. Según esta Hay dos clases principales de ideas que trascienden la situación: las
ideologías y las utopías. Las ideologías son las ideas que trascien-
versión, la ideología no sería otra cosa que el manto fantasmagó- den la situación y que nunca lograron, de hecho, realizar su conte-
rico con el cual las clases dominantes cubrirían la cruda realidad nido virtual. Aunque a menudo se convierten en los motivos bien
de la dominación y de la explotación capitalista, procediendo a intencionados de la conducta del individuo, cuando se las aplica
"naturalizar" —una vez más—, y para propósitos de reproducción en la práctica, se suele deformar su sentido 151 .
de ese orden de cosas, determinadas relaciones sociales surgidas
con la instauración de un determinado modo de producción. El Habría pues, en la presentación teórica de K. Mannheim, no
obrero vende su fuerza de trabajo a cambio de un mísero salario, un vulgar fenómeno de desvirtuamiento de la realidad, sino sim-
plemente una no cristalización de un conjunto de ideas, proba-
'"En materia de ideología, en el manuscrito original de Karl Marx, La ideología ale- blemente porque nunca contaron con una correlación de fuerzas
mana (1845), a propósito de Ludwig Feuerbach, hay una indicación decisiva del autor que les fuera favorable; en tal sentido, a pesar de la no trascendencia
con respecto a la historia de los hombres, en donde señala que "casi toda la ideología se
reduce o bien a una concepción falsa de esa historia, o bien culmina haciendo totalmente
abstracción de ella. La ideología misma no es más que uno de los aspectos de esta historit "`Karl Mannheim, op. ea p. 171.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES TARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA y mrroomacia MANUEL ANTONIO BAEZA
CAEITuTo VIII: POSTMODERNI DAD. 10EOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

de esas ideas, puedo decir que la visión de este autor recupera para partir de una cierta visión articuladora, de manera más o menos
el concepto de ideología, implícitamente, una relativa positividad. coherente y presuntamente "demostrativa", todos los ámbitos de
Sugiero que mediante la primera de las dos concepciones aquí la existencia social; ella se las arregla para establecer ideacionalmen-
resumidas al extremo, llegamos a una ideología necesariamente te diversos criterios, diversos puntos de conexión entre dichos ám-
monopolizada por elites y sectores dominantes, mientras que me- bitos, múltiples relaciones de causa a efecto en innumerables áreas
diante la segunda concepción nos abrimos paso hacia una ideolo- y fenómenos sociales, etc. Pero la efectividad de una ideología ne-
gía que bien puede ser empleada por clases o sectores sociales do- cesita resolver un dilema capital. En efecto, esta construcción
minados, que consolidan algo así como una visión opuesta, que discursiva, en cualquiera de sus versiones y connotaciones, requiere
en ciertos casos podríamos llegar a denominar una "contra-ideo- motivar la adhesión de las masas, o de sectores sociales determina-
logía". La diferencia entre ambas concepciones radica en el hecho dos, en la medida en que una ideología no surge sin claras preten-
de que para una es engaño de la conciencia, mientras que para la siones propias de transformarse—gradual o más o menos explosi-
otra la ideología podría abrigar una esperanza de desarrollo inte- vamente— en ideología dominante, vale decir en ideología en el
gral y liberador de la conciencia; en esta diferencia está presente poder.
toda la distancia que puede haber entre los simples efectos de Una vez planteada de esta forma la ideología, el pasó siguiente
sombras chinas por un lado y, por otro, los efectos de una prome- consiste en analizar noológicamentem ese proceso de masificación,
sa redentora o exonerante de las actuales penurias pero que nunca considerando en especial el hecho de que los fenómenos de adhe-
tuvo lugar. Sin embargo, cualquiera sea la connotación asignada sión a un corpus de ideas parten de la base de una conexión exitosa
por sus comentaristas y críticos, ideología (en el sentido de la de estas últimas con todo un universo de expectativas que habían
alienación) y contraideología (en el sentido de la liberación) pue- permanecido hasta entonces en un estado de latencia. En el cuarto
den ser reducidas a una modalidad unificadora y con propósitos módulo de La méthode, E. Morin establece que las ideas tienden a
específicos (o sea, la imposición de un tipo o modelo de vida social ser organizadas como sistemas, los cuales comprenden varios ele-
para disimular lo existente o, por el contrario, para contrabalancear mentos: a) un núcleo central (o "paradigma") que contiene algu-
la existencia de la sociedad actual). Esa modalidad, propia del len- nos postulados que son indemostrables y principios permanecidos
guaje, no es otra que la del discurso sobre la sociedad humana, en cierta forma ocultos; b) unos subsistemas dependientes, que se
que no la encontramos jamás en un estadio definitivo, sino en un adjuntan al núcleo central; c) un dispositivo inmunológico, des-
incesante devenir, en conformidad a lo que —en definitiva— cons- tinado a salvaguardar al sistema de ideas frente al embate de las
tituye la experiencia existencial del hombre a través del espacio y críticas en su contra; d) una organización referida al lenguaje y a
del tiempo. una lógica, con arreglo a la coherencia global del sistema.
En efecto, la ideología resulta de la creación de un discurso En otras palabras, para legitimar la dominación o para insi-
totalizador (no necesariamente totalitario) sobre la sociedad, con nuar la liberación, la ideología debe establecer un vínculo íntimo
relativa autonomía respecto de su eje central de referencia inicial y necesario con zonas más profundas de la conciencia de los miem-
(político, religioso, económico, cultural, social, etc.). En otras bros de un grupo social. La tesis que defiendo en esta oportuni-
palabras, la ideología desborda con facilidad el ámbito relativa- dad ya ha sido sugerida: las ideologías no son más que mera retórica
mente preciso en el cual se ha forjado en un comienzo (una sensi- acerca de la sociedad al no existir una conexión indispensable con
bilidad política, una comunidad eclesiástica, una elite económi- imaginarios sociales preexistentes; es esta relación i deacional (conexión
ca, etc.) para invadir y colonizar una totalidad de preocupaciones
societales. Como tal, una ideología abarca "explicativamen te", y a 1 ` Cf. al respecto, Edgar Morin, La méthade, París, 1977, 3 tornos.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOLICA / MAMIEL ANDAMIO BAEZA C,nTULo VIII: POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

significativa) la que asegura aquella función especifica de validación potencias militar y políticamente victoriosas. En este sentido, un
y legitimación de una propuesta discursiva totalizante. oscuro sentimiento de revancha se fue gestando en el sujeto ale-
Una mención especial cabe efectuar acerca del concepto de mán (podría permitirme decir a estas alturas, un imaginario social
crisis, utilizado por mí para los efectos demostrativos requeridos revanchista), quien también por estas razones —no objetivas, tan
en un sentido amplio (sociedad) y no en sentido estrecho (econo- difusas como subterráneas— terminó adhiriendo masivamente al
mía). En efecto, será necesario advertir que esta conexión indis- proyecto hitleriano.
pensable es facilitada por la presencia —por factores históricos pro- Las condiciones objetivas (crisis económica y política) y subje-
pios de cada sociedad— de un momento propicio para poner en tivas (crisis identitaria) de la Alemania de las décadas de los 20 y
evidencia un vasto y multifacético desajuste societal, en donde 30 la muestran con un claro deterioro de las condiciones materia-
gran parte de los paradigmas sociales anteriores (cuando no to- les de vida de la población: el dinero se ha desvalorizado, la cesan-
dos), los diseños ideológicos precedentes, se ven sensiblemente tía se ha incrementado prodigiosamente, la pobreza en iguales
debilitados, revelando entonces una clara incapacidad para resol- proporciones. Paralelamente, el ciudadano alemán busca ansiosa-
ver las innumerables problemáticas emergidas con motivo de una mente una nueva certeza, una propuesta de plausibilidad que le
crisis; queda históricamente establecido (véase auge de la Alema- reconforte. Se trata de una época en la cual se propaga el desalien-
nia nazi, de la Italia fascista, etc.) que es en ese tipo de períodos de to, aunque por cierto todo no sea atribuible a los fenómenos y
excepción (el tiempo de duración de una crisis) que la receptividad procesos de esta época: los ciudadanos alemanes practicaban la
social de propuestas e ideas alternativas con respecto a la expe- emigración desde mediados del siglo XIX, por distintas razones
riencia social inmediata es mayor. tanto económicas como ideológico-políticas, sin que jamás se
hubieran resignado a la condición precaria de trabajadores emi-
grados, a diferencia del caso italiano, por ejemplo. En el caso de la
EL CASO DE LA ALEMANIA NAZI emigración alemana hacia Chile, como producto de la Ley de Co-
lonización de 1845 y cuyo principal gestor fue Vicente Pérez Ro-
En verdad, en el caso preciso de la ideología nacional-socialista sales, la correspondencia privada dirigida por los nuevos colonos
alemana, el tema de la crisis global de la sociedad de la época a familiares permanecidos en Alemania evoca ya tempranamente
resulta evidente. La década de los 20 no revela exclusivamente el la subyacencia de un imaginario social alemán de "prolongación
inicio de una crisis económica (que, por cieno, incide en empo- de la gran patria germánica" en tierra ajena, más que una simple
brecimiento de masas campesinas yurbanas), sino también una adaptación a las costumbres y usos locales, al menos en una pri-
amplia crisis política (traducida en el término abrupto de la lla- mera y segunda generación de colonos 153 .

mada República del Weimar y la desunión y desintegración de la Esto quiere decir que la mentalidad y el sentir colectivo alema-
izquierda), en último término, una crisis social integral que no nes, en definitiva, los imaginarios sociales dominantes, se mueven
excluye los esquemas de moral en uso en la Alemania de aquel tiempo en ese período entre una serie de frustraciones históricas recientes
histórico. Porque a lo primero se agrega un fenómeno psicosocial (elemento dinámico) y el apego profundo al terruño (elemento
no menos importante a considerar y que podríamos caracterizar estático). En este último sentido, vale la pena recordar que el con-
como una grave crisis identitaria nacional, producto de una neta cepto alemán de kultur definitivamente no es sinónimo de nues-
derrota militar y política con motivo de la I Guerra Mundial (1914-
1918); la Alemania que se vio forzada a firmar la rendición fue 10 'Cf. al respecto el interesante libro de lean-Pierre Blancpain, Los a/emanes en Chile
una Alemania que se sintió profundamente humillada por las (1816-1945), Santiago, 1985.

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IMAGINAMOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y muonouXiCA / MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO VIII: POSTMODERNIDAD, IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

tro propio concepto de cultura, y que esto no es algo anodino o la condición del ser alemán. Se entenderá mejor así la deriva
superfluo en el análisis; en el primero hay resonancia telúrica, una xenofóbica y sobre todo racista que el discurso nazi elaboró y puso
relación de pertenencia íntima o filial con un territorio, un vínculo luego —con características de masivo holocausto— en aplicación.
de sangre, una condición innata, mientras que en el segundo hay La movilización hacia el frente de batalla de la población en su
una resonancia no sustantiva, una relación de asimilación de lo conjunto con motivo de la II Guerra Mundial (1939-1945) tuvo
que el hombre ha realizado al interior de un territorio, una condi- lugar con este trasfondo de conexión profunda entre un tipo dado
ción adquirida. Es toda la diferencia clásica que se suele hacer en de ideología y un determinado imaginario social con las caracte-
ciencias sociales, en definitiva, entre lo innato y lo adquirido. rísticas antes descritas, ampliamente legitimante de las conductas
Decía que en los imaginarios sociales de aquella época prevale- sociales y políticas de la Alemania del Tercer Reich.
cieron dos elementos: el dinámico de las frustraciones históricas El discurso nazi, con el uso de una agresiva propaganda y en
(resultados de guerras) y el estático de la pertenencia identitaria al una abusiva totalización temática (pureza y superioridad étnica
territorio alemán (pangermanismo). En mi opinión, el potente dis- aria, inmanencia del ser alemán, indiferenciación social, grandeza
curso nazi —manejado además con una gran destreza— supo esta- militar y económica, etc.), no hizo más que fusionar con un ima-
blecer una correspondencia muy cercana con ese imaginario so- ginario social que se encontraba en cieno "estado de latencia" o
cial disponible, lo cual permitió a esa ideología alcanzar en poco espera. En esta combinación se abrió finalmente paso a una ma-
tiempo un grado de hegemonía importante en la población. Ese quinaria que se dotó de una gran eficacia política y represiva, pro-
discurso invocaba la grandeza pretérita de la nación aria desde su pagandística y militar, llegando a crear así lo que Hannah Arendt
mito fundacional: la quizás abusiva recuperación de la ópera wag- denominó más tarde —para los casos alemán, italiano y soviético—
neriana, sobre todo a través de la Walkiria, de los personajes de un "sistema totalitario" 154 . Estoy sugiriendo la idea según la cual,
Tristán e Isolda, etc., se debe a que esta música venía como anillo en ausencia de esta fuerte correspondencia entre un determinado
al dedo en la tarea de ilustrar la pretensión nazi de restablecer la corpus de ideas y una determinada forma imaginaria de autorre-
grandeza perdida, las perspectivas militares de expansión territorial presentación socialmente compartida, el totalitarismo nazi como
según el viejo ideal de la "gran patria pangermánica". El discurso sistema ideológico-político, aún más, el nazismo como ideología
hacía ver que la eternidad del mito guerrero (y la figura arquetípica provisoriamente triunfante, no habrían podido implantarse jamás.
del guerrero), de la fundación de la nación alemana y su impor- Con todo el aparato propagandístico de Goebbels y sus huestes,
tancia en el forjamiento del temple alemán serían más fuertes que el nazismo no se habría encarnado en la mayoría del pueblo ale-
las humillaciones recientes provocadas por las guerras. El hábil mán, sin una interconexión indispensable con elementos prerra-
manejo de los símbolos míticos en el discurso y en la proyección cionales que le brindaron la acogida que se conoce.
de una imagen nazi (especialmente a través de la escenificación Más allá del ejemplo alemán en el siglo XX, podemos buscar
mitologizante del nazismo en espacios públicos), más la ilusión otros casos en ese mismo espacio europeo y en ese mismo tiempo
de una revancha histórica y, por supuesto, la superación de la cri- histórico. El ejemplo italiano de Mussolini se conecta con el ima-
sis económica, social y moral, tuvieron frutos en los momentos ginario de un pasado fastuoso (Imperio Romano); el soviético
decisivos que culminaron con el incendio del Reichstag y, en defi- con un imaginario marcado por la demostración de un período
nitiva, con el ascenso al poder de Hitler y los suyos. imperial todavía reciente (la Rusia zarista) 155 . Naturalmente, estoy
La unión de los alemanes, por encima de la diversidad de cla-
ses sociales y de las diferencias ideológico-políticas, debía tener '"Flannah Arendt, Le gstéme totalitaire, París, 1972.
'"Cf. en el caso ruso-soviético, el libro de Héléne Carriére d'Encausse, L'empire ¿daté,
lugar invocando estos principios constitutivos esenciales, es decir París, 1978.

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IMAGINARIOS SOCIA) Pf. APUNTES PALA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y urroDoLOcio, MANUEL ANTONIO BAE2A CAPITULO VIII: POSTMODERNIDAD. IDEOLOGIA E IMAGINARIOS SOCIALES

de manera tácita sugiriendo con todo esto que las experiencias ma manifestación de eficacia, son ellos los que imprimen los as-
sociales sobresalientes, sean éstas cercanas o remotas en el tiempo pectos casi mágicos con los cuales se logra muchas veces investir
histórico (pretensiones de grandeza germánica y derrota alemana un determinado discurso.
en la I Guerra Mundial, auge y posterior derrumbe del Imperio
Romano), implican subterráneamente también determinados
aportes fragmentados a la formación —mucho más tardía— de ima-
ginarios sociales sui generis.
A modo de primera síntesis parcial en estas temáticas, diría que
la ideología necesita ser "domesticada" por seres humanos concre-
tos para el logro de sus propósitos, es decir identificarse con nos-
talgias diversas y anhelos múltiples hasta entonces de un modo u
otro enmudecidos. Esto tiene lugar a lo largo de un proceso sub-
jetivo de auténtica osmosis entre, por un lado, toda una arquitec-
tura de ideas referidas a una sociedad alternativa a la realmente
existente, con arreglo a creencias, valores y prácticas sociales alter-
nativas (sociedad realmente deseable) y, por otro, todo un univer-
so ya presente de construcciones imaginarias que predisponen a
la aceptación de tal modelo de sociedad nueva, aceptando corre-
lativamente adherir a tales creencias y escalas valóricas, a tales prác-
ticas sociales. En otras palabras, los imaginarios sociales se pre-
sentan como campo de cultivo en el cual germinarían las ideologías;
estas últimas son deudoras de los primeros en la medida en que
los imaginarios sociales le aportan esa dosis necesaria de ensoña-
ción, de fantasmagoría y —por qué no decirlo— también de entu-
siasmo, que hacen trascender la ideología más allá de un conjunto
discursivo y, desde luego, de todo aspecto meramente formalístico
del discurso.
La ideología rompe así con la idea de adecuación pura y simple
a intereses económicos y materiales, muchas veces difusos, mu-
chas veces extraviados en aquella maraña de diferencias culturales
que a menudo alteran lo que no es más que un presunto e ilusorio
monolitismo de la llamada "conciencia de clase". Son los imagina-
rios sociales los que aportan los ingredientes de idealización unifi-
cadora que cubren con un colorido ropaje la aridez y hasta la
miseria conceptual del discurso ideológico; son ellos los soportes
psicosociales que alimentan una esperanza social en una ideolo-
gía, incluso cuando ésta se disfraza de "no ideología"; en su máxi-

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CAPITULO IX

ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACION


DEL MODELO DE ANALISIS DE
IMAGINAMOS SOCIALES

H EMOS VISTO, a lo largo de estas páginas, cómo los imagi-


narios sociales están presentes en campos muy disímiles, por
ejemplo, en la estructuración del pensar religioso; en oportuni-
dad anterior también, cómo los imaginarios sociales se vinculan
con el tema de la identidad'''. He intentado efectuar una aproxi-
mación distinta, desde los imaginarios sociales hacia la realidad
construida y no hacia los imaginarios sociales partiendo de una
realidad ya objetivada. Además he pretendido circunscribir nues-
tro actual cambio de época a una cuestión propia de imaginarios
en mutación.
Lo que me propongo ahora realizar es una conexión a escala
microsociológica entre los alcances de influencia —con mayor o
menor grado de intensidad— de lo socio-imaginario y algunos as-
pectos de la vida cotidiana de nosotros como chilenos y como
latinoamericanos. En tal sentido, me extenderé en las páginas que
vienen a continuación a propósito de cuatro imaginarios sociales
con resonancia muy chilena y en los cuales nos reflejaremos todos
los ciudadanos de este país con cierta comodidad. En primer lu-
gar, aquello que denominaré simplemente —y omitiendo ex profe-

156 Manuel Antonio Baeza, Los caminos visibles...

149
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTE ARA SA DISCUSIÓN TEÓRICA e METODOLOGICA MANUEL RIrroNIO BAEZA CAttnno IX: ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACIÓN Da MODELO DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

so palabras más rebuscadas— el imaginario social de la dejación; en tablemente se nos va". Con lo cual, establecer valor monetario al
segundo lugar, intentaré descifrar lo que entiendo como el imagi- tiempo sería una quimera.
nario social de la desconfianza; en tercer lugar, y en lo que no es Ahora bien, en el análisis de la acción social provista de senti-
más que una selección muy arbitraria de mi parte, lo que sería un do subjetivamente atribuido, M. Weber se refirió también a la
imaginario social de la des-responsabilización y, por último, un só- existencia tanto de una moral de la convicción (con arreglo a va-
lido componente de nuestra cotidianeidad discursiva, el imagina- lores y creencias) como de una ética de la responsabilidad (con
rio social del destino. Vale la pena considerar, por último, que to- arreglo a fines) 1 57 Me interesa especialmente referirme a la segun-
.

dos estos pequeños estudios toman como materia prima el sentido da, específicamente, que dice relación con el ajuste que los sujetos
común de los chilenos (doxa), aquello invisible en lo cual nos realizan entre objetivos buscados y los medios que ellos mismos
apoyamos prácticamente sin darnos cuenta. ponen a disposición de esas metas; esta preocupación constante
por construir adecuación entre ambos sería la base de un ethos
a) EL IMAGINARIO SOCIAL DE LA "DEJACIÓN", A PARTIR DE UNA particular, fundamentalmente aplicable al trabajo asociado en es-
CONSTRUCCIÓN SOCIO-IMAGINARIA DE TIEMPO. ¿Por qué deter- pecial a la actividad económica en esta Modernidad occidental
minados ciudadanos del mundo, especialmente europeos, tienen caracterizada por un proceso de racionalización instrumental.
fama de ser personas puntuales (lo que conduce, por lo demás, al No reconstruiré ahora en el texto las condiciones históricas de
estereotipo conocido de la "puntualidad británica"), a diferencia transferencia inducida de esa Modernidad a América Latina. So-
de nosotros los chilenos, más proclives a la impuntualidad? ¿Por lamente recordaré que, desde un punto de vista exclusivamente
qué aquel viejo proverbio: "no dejes para mañana lo que puedes económico, e interviniendo en el viejo debate acerca del modo de
hacer hoy", pareciera no confirmar su sabiduría implícita en las producción importado en el continente latinoamericano, histo-
prácticas sociales de nuestro país? ¿Por qué los plazos establecidos riadores económicos como C.F. Cardoso y H. Pérez Brignoli lle-
en una determinada actividad son, en general, poco respetados por gan a la conclusión según la cual, a partir de la artificialidad de
nosotros? La irresponsabilidad y la pereza, o la falta de sistemati- todo un proceso de transferencia de una totalidad de sentido (que
cidad, en realizar lo que se debiera realizar, en tiempos previa- incluye economía, organización política y social, modelo cultu-
mente fijados, es algo que no deja de llamar la atención (de algu- ral, religión, etc.), el capitalismo heredado de Europa no es sino
nos). Llegamos generalmente atrasados, dejamos para el día un capitalismo sui generism . Lo que resulta bastante llamativo es
siguiente muchas cosas que hubiésemos podido hacer hoy, no nos la confrontación entre una Modernidad con determinadas carac-
ceñimos a los plazos de cumplimientos diversos, que nosotros terísticas, favorecida por un cierto tipo de ethos que valoraba al
mismos hemos concertado con terceros. Seríamos, cual más, cual trabajo y a sus frutos (que el propio M. Weber asociara a una ética
menos, ciudadanos "dejados": tal podría ser la hipótesis sencilla protestante de matriz calvinista basada en la creencia en la predes-
que invito a seguir en estas líneas. tinación 159) y un catolicismo de Contrarreforma que miraba a la
Mientras la moderna sociedad occidental europea racionalizaba Modernidad con extrema desconfianza y recelo hasta entrado el
hasta el extremo el uso del tiempo (sobre todo con arreglo a la siglo XX.
actividad económica) y la sociedad anglosajona en particular pro-
ducía personajes como Benjamín Franklin, que sentenciaba que
"el tiempo es dinero", nosotros parecíamos deslizarnos por la peor 1 "Max Weber, Economia y sociedad...
"Ciro Fernando Cardoso y Héctor Pérez Brignoli, Historia económica de América
de las indolencias, como si al adagio anterior respondiésemos con Latina, Barcelona, 1984,2 romos.
convicción diciendo: "no, el tiempo no es más que algo que inevi- Max Weber, Uthique protestante et l'esprit du capitalisme, Paris, 1964.

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IMAGINARIOS SOCIALES. AI•uNTES PARA wscusióN TEÓRICA v mrr000LócicA / MANUEL ANTONIO BAEZA CA/hm° IX: ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICAC/ON DEL MODELO DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

Emito la hipótesis según la cual predominó una mentalidad se suele oír a menudo) sino, por el contrario, de conciencia del
reacia a la búsqueda de un enriquecimiento que el catolicismo valor secundario de la variable tiempo para este tipo de menesteres,
penalizaba; el énfasis quedaba puesto así en la espera del cumpli- en el cual la tenacidad, la perseverancia, el rendimiento sistemáti-
miento de la promesa de eternidad y todo cuanto pudiese desviar co, etc., no encuentran un terreno adecuado para desarrollarse.
la atención de este acontecimiento mayor caía bajo la sospecha de Concurre a esa subvaloración entonces la polaridad [+/—] que com-
mundanidad excesiva. Enriquecerse podía constituir, a los ojos prende tiempo sagrado [-h] venus tiempo profano [--] , tal como lo
del catolicismo, una evidencia de un apego a lo material que po- ha planteado M. Eliade, con lo que las actividades propiamente
dría hipotecar las posibilidades individuales de salvación. La acti- mundanas (esencialmente económicas), o sea profanas, no entran
vidad económica no podía desarrollarse, por lo mismo, en una en línea de prioridades. Todo cuanto concierne al mérito para
atmósfera propicia, en una cultura favorable, ni en la España co- alcanzar el bien más preciado de la religión que es la salvación —en
lonizadora ni tampoco en la América colonizada. En tales condi- el sentido de los monoteísmos, se entiende— no pasa así por el
ciones, elementos inmediatamente postfeudales fueron introdu- desarrollo de la autonomía del hombre y de sus capacidades de
cidos en el modelo total importado. transformación de la naturaleza por el trabajo.
Todo lo anterior amerita un análisis más en detalle. La cons- La imagen ejemplar de un Cristo mortificado —tan presente en
trucción imaginaria de tiempo se asocia, desde un punto de vista la iconografía barroca del catolicismo de Contrarreforma— inspira
de un catolicismo mayoritario en América Latina, con la idea de la idea de un supremo sacrificio en la cruz en nombre del perdón
comparecencia ante Dios; esta misma construcción se compadece bondadoso a un mundo mortificante, pero tal mortificación no
muy poco —o nada— con la sistematización del tiempo y de su uso tiene nada que ver con alguna trasgresión humana de los supuestos
con sentido propiamente económico. Esta asociación de lo socio- contenidos en la idea de predestinación de origen calvinista y para
imaginario y de lo religioso, integrada a la cultura especialmente la cual se busca alguna señal que revele en algún aspecto los desig-
en medios sociales populares, en donde tal asociación es más in- nios divinos (lo que justifica la creencia en que los buenos resulta-
tensa, se manifestaría incluso como un literal foco de resistencia dos del trabajo bien podrían ser esa señal anhelada); esa imagen
cultural —como lo ha escrito el sociólogo chileno P. Morandé- del Cristo moribundo simboliza su sufrimiento frente a la actitud
frente a "lo moderno" 160. Y lo moderno es, pragmáticamente, "ga- de un hombre invadido por una descreencia y por una actitud
nancia de tiempo" para asegurar mejores rendimientos, «econo- desafiante respecto de Dios, como resultado de su apego desme-
mía (o ahorro) de tiempo" para evitar desperdicios, "planificación dido a las cosas de este mundo. La idea de mérito transita enton-
del tiempo" para sistematizar las actividades, etc. ces por un camino distinto, "sembrado de espinas", en dirección
La "dejación", a diario empíricamente constatada en nuestras diametralmente opuesta de aquélla en que la fortuna que premia
prácticas sociales más diversas, es el espejo de ese tipo de cosmovi- el esfuerzo mundano en el trabajo es interpretada tan positiva-
sión o construcción socio-imaginaria de mundo en donde se pri- mente.
vilegiará lo que podemos entender como una utopía extramunda- El trabajo, en las condiciones de prevalencia de un imaginario
na. Aquélla es, en definitiva, relativización de la responsabilidad social de la dejación, se reduce a una expresión mínima: es una
individual y colectiva, no en los términos de inconsciencia (como obligación social que no podemos eludir por necesidad material,
lo cual es irreprochable, pero que no estamos llamados a acoger
I"Pedro Morandé señala que la religiosidad se transformó, en efecto, en el principal con entusiasmo. Una determinada referencia interpretativa al
elemento de la cultura popular latinoamericana, que habría permitido organizar una ver-
dadera resistencia frente a lo que él denomina "las olas modernizadoras venidas del norte" mítico acontecimiento de la expulsión del paraíso terrenal y, muy
(en: Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina, Santiago, 1984). en especial, a la sentencia divina según la cual "ganarás el pan con

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y mrr000mocs / MANUEL ANTONIO BAEZA Ctrmso DL ALGUNOS EJEMPLOS DE APLJGAGION DEL MODELO DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

el sudor de tu frente" no hace precisamente del trabajo una activi- dad a una categoría pobre, o sea a una especie de "pre-tiempo",
dad virtuosa sino, por el contrario, una actividad exclusivamente antesala del verdadero tiempo que es aquél de la eternidad, cuya
de enmienda del pecado original que sella la existencia humana superioridad no merecería siquiera un comentario. "Ser dejado"
desde aquel acontecimiento en adelante (y que el Génesis da cuen- —salvo en cuestiones que conciernen a Dios— es tener una relación
ta). descuidada con actividades subalternas, pero que no rompe nues-
Lejos de ser algo congénito, el fenómeno de la dejación es de tros verdaderos imperativos.
carácter cultural. Mi posición en este tema excluye, por lo tanto, Una última advertencia para la interpretación de lo anterior-
todo tipo de factores extraculturales que pudieren incidir en lo mente dicho: no sugiero otra cosa que la existencia de un elemen-
que he decidido llamar simplemente dejación. Acá los determinis- to socio-imaginario en nuestra cultura que influencia negativa-
mos geográficos y climáticos en materia de actitud hacia el traba- mente la valoración del tiempo, que dificulta la construcción social
jo,- un poco a la manera de Montesquieu en lo que dice relación , a de tiempo en otros términos que en los que se han descrito. Será
la organización política, no existen; mucho menos todavía ridícu- quizás una cuestión de énfasis: mientras otras culturas piensan
los determinismos biológicos presuntos —que hace suya una cier- que en determinadas preocupaciones hay "pérdida de tiempo",
ta doxa— que harían de los sujetos latinoamericanos personas rela- en las nuestras se dirá que ciertas preocupaciones son sólo un "pa-
tiva o francamente "poco aptas" para trabajar intensamente. Si sar el tiempo". Por último, una curiosidad idiomática, aunque
existe algo que, no obstante, no debiéramos calificar de "determi- muy reveladora: en mi conocimiento, no hay equivalente en otras
nismo" sino de influencia potente, ese algo proviene de la cultura, lenguas a nuestra castellanísima fórmula discursiva "matar el tiem-
más exactamente de imaginarios sociales, en este caso fuertemente po"...
impregnados de elementos religiosos con este sesgo extramundano.
En tal caso, nos podemos acercar al concepto de mentalidad o, en b) EL IMAGINARIO SOCIAL DE LA DESCONFIANZA .A PARTIR DE
sentido más sociológico, al concepto de habitus, tal como lo plan- UNA CONSTRUCCIÓN IMAGINARIA DE RELACIONES INTERPERSO-
teó P. Bourdieu, es decir un conjunto de predisposiciones adqui- NALES "La confianza, en el más amplio sentido de la fe en las
ridas en un campo determinado (en este caso preciso, religioso) y expectativas de uno, es un hecho básico de la vida social", escribe
que inciden, desde luego, en las maneras de acometer la acción el sociólogo alemán N. Luhmann 162, quien agrega enseguida que
sociap6i . "(...) una completa ausencia de confianza le impediría incluso le-
Con este trasfondo, se puede entonces dejar para el día siguiente vantarse en la mañana. Sería víctima de un sentido vago de miedo
la tarea que se pudo ya efectuar en el día presente, pues el ámbito y de temores paralizantes. Incluso no sería capaz de formular una
de ese tipo de acciones es un ámbito relativamente secundario. El desconfianza definitiva y hacer de ello un fundamento para me-
tiempo, si realmente reconoce un plazo fatal, es aquél del juicio didas preventivas, ya que esto presupondría confianza en otras
final, de la comparecencia frente a Dios. ¿Qué se puede decir, direcciones". Para N. Luhmann, como para muchos, el factor "con-
según este tipo de imaginario social, de nuestras insignificantes fianza" es —como él dice— un "hecho básico de la vida social". La
actividades de seres mortales? Nuestras impuntualidades en este confianza aparece como el núcleo central de relaciones que se
mundo no pueden ser sino benignas, porque pertenecen en reali- densifican o que se pretende densificar entre personas y aun entre
personas y entidades institucionalizadas: en el primer caso, a esca-
161 Cf. entre los numerosos reXtOS de Pierre Bourdieu, por ejemplo, Questions de
la microsociológica, este factor es vital, por ejemplo en el plano
sociologie, París, 1984; Choses dices, París, 1987. De manera más general, acerca del campo
religioso, recomiendo la lectura del artículo de Pierre Bourdieu, "GenIse er structure du
champ religieux" Rente fiancaise de sociologie, XII, 1971:295-334). "Niklas Luhmann, Confianza, Ciudad de México, 1996:5.

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IMAGINAMOS SOCIALES_ Artis:TES VALS LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA amito LX: ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACION DEL MODELO DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

de las relaciones amorosas' 63 , pero también a escala macro (en el el caso, por ejemplo, y desde un punto de vista legal, de un notario.
segundo ra so), por ejemplo en aquél de las relaciones económi- Este tipo de documento, simple, expedito, no burocrático, es prác-
cas' 64. La credibilidad de una elite política descansa no en una ticamente impensable en nuestros países. ¿Por qué tal diferencia?,
capacidad retórica, ni siquiera en una capacidad de realización ¿es el resultado también de esas condiciones socioeconómicas que,
pura y simple de determinadas acciones provechosas, sino en una siendo desfavorables, parecen conducir más fácilmente que en otros
capacidad de generar confianza entre los ciudadanos, entre las países menos apremiados a lo ilícito?, ¿o habrá que concluir di-
entidades privadas; en tal sentido, mucho del desprestigio de la cla- ciendo que los europeos pecan, finalmente, de una ingenuidad
se política (véase en específico el caso de Argentina) se debe a su pasmosa?
propia incapacidad de generar otra cosa que no sea desconfianza, Nuestras relaciones, en sentido amplio y en distintos planos,
por el hecho de la demagogia, de la corrupción, de los enriqueci- se basan, por el contrario, en la desconfianza mutua: entre perso-
mientos ilícitos, etc. nas civiles, entre personas y organizaciones empresariales, entre
A partir de este tipo de fracasos de la generación de confianza personas y Estado. En esas relaciones reinan definitivamente las
ciudadana (que no excluye totalmente a la clase política chilena, cautelas formales, las medidas precautorias, los mecanismos de
por cierto) propongo exactamente lo contrario de la tesis de N. aval, etc., que garantizan (o que pretenden hacerlo) que los com-
Luhmann: en las sociedades latinoamericanas y, muy especialmente promisos adquiridos se llevarán a efecto tal como en realidad se
en el caso chileno, las relaciones están estructuradas en torno a habían previsto contractualmente. Tratándose de procedimientos
una desconfianza legitimada de distintas maneras. Postulo que económicos exclusivamente, nadie podría objetar el hecho de que
tales relaciones, formales (jurídicas) e informales (entre particula- tales disposiciones sean adoptadas; de hecho, todas las legislacio-
res y extrajurídicas), parecen tener un sello distintivo: el hecho de nes, en cualquier país, consideran en sus articulados respectivos la
no otorgar credibilidad a la palabra del otro. eventualidad del incumplimiento, con lo cual —al estar contem-
Comenzaré por una comparación, algo odiosa pero quizás in- plado— no hacen otra cosa que "normalizar" la desconfianza, es de-
dispensable. En países europeos, muchos de los actos civiles que cir —en definitiva— no alterar seriamente la confianza inicial (el
efectúa un ciudadano son corroborados de manera muy simple: incumplimiento se subentiende así como una imposibilidad real
un documento manuscrito y firmado por una persona que certi- de dar cumplimiento a obligaciones).
fica, que otorga determinadaS facultades o derechos a terceros, Pero acá, el tema de la desconfianza parece tener fundamento en
que hace una cesión temporal de algunos de sus poderes, etc. En una suerte de presunta mentalidad fraudulenta' 65, una.supuesta vo-
el caso específico de Francia, ese documento es lo que se conoce luntad volcada hacia el engaño. En Chile se escucha decir con fre-
(y se valida) como una 'attestation" (traduciría pobremente por cuencia que existe algo así como una perversión de la inteligencia,
certificado), la cual no requiere otra condición de validez que lo una adecuación negativa de la vivacidad intelectual —que nos
arriba señalado, es decir sin certificación de otros como podría ser autoatribuimos— al cómo obtener ventajas o directamente ganancias,
apoyándose en la ingenuidad supuesta del otro. En tales condicio-
nes, predominaría en las relaciones interpersonales, por ejemplo, la
'"En las cuales, más allá de toda consideración de orden afectivo, no se hace otra cosa
que confiar en los sentimientos de otra persona hacia sí.
idea de usurpación posible, de robo, de engaño, de estafa, etc., por
'"Si se considera hoy en día el tema de las inversiones extranjeras en un país, se verá parte de un alguien —persona natural o jurídica— siempre al acecho.
que el factor confianza en la solidez de un sistema económico es valorado como el princi-
pal elemento de atracción en materia de flujos de capitales. Para ello se establecen una
serie de parámetros que sirven muy precisamente para evaluar cuantitativamente el o los '"Retomaré en el capítulo siguiente el concepto de mentalidad, de gran importancia
riesgos en ese tipo de operaciones económicas. en el estudio de los imaginarios sociales.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAR* Is DISCUSIÓN TEOSICA V mSTODOLOGICA / 1VIANUEL ANTONIO BA.E7_A CzpIno DI ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACIÓN DEL MODELO DE ANALISIS DE IMAGINAR/OS SOCIALES

Ahora bien, el tema de la desconfianza con motivo de la llamada efectos colaterales se dejan igualmente sentir: dificultad material
"globalización" adquiere además otra dimensión. Tal dimensión para asegurar la educación de los hijos, imposibilidad de adquisi-
se construye en estricta relación con las ideas de fraude, de engaño, ción de bienes raíces con créditos largos que sólo se respaldan con
etc., ya mencionadas. Toda confianza se traduce necesariamente una fuente de trabajo estable.
en certezas, es decir en un acto de fe en que lo que se hace está Encuestas realizadas en estos últimos años en Chile revelan
bien, en que los sentimientos expresados son verdaderos, en que que el modelo económico no satisface esa necesidad de seguridad
los interlocutores son honestos, en que las reglas del juego son las mínima y que el sentimiento de incertidumbre se acentúa cuando
correctas y no variarán fácilmente; en que la institucionalidad es las consecuencias, en realidad, todavía imprevisibles de la llamada
transparente, etc. Si se considera, con trasfondo prometeico, el "globalización" hacen de todas maneras planear la idea de pérdida
conjunto de certezas adquiridas por un chileno medio a través de probable de puestos de trabajo, por el hecho de tener Chile que
varias generaciones, como lo ejemplificábamos en páginas ante- competir con países más avanzados económicamente.
riores con nuestros dos personajes ficticios, Juan y María, podre- Pero a la anterior desestabilización se agrega —como efecto in-
mos observar que ellas tienen que ver con las siguientes preocupa- ducido o no— la crisis, no de la familia, sino del modelo tradicio-
ciones —consideradas como esenciales— a través de una existencia: nal de familia que había sostenido gran parte de la cohesión social
a) tener una educación aceptable; b) obtener un trabajo estable; nacional hasta un pasado todavía muy reciente". Separación,
c) lograr un matrimonio para toda la vida; d) otorgar una educa- monoparentalidad, violencia intrafamiliar, son algunos de los sín-
ción a los hijos; e) adquirir una casa; f) asegurar una vejez digna. tomas de esta crisis que afecta a buena parte de las familias chile-
Este podría ser un itinerario tipo en las expectativas de un ciuda- nas, desmoronando así paulatinamente un modelo de ejemplaridad
dano común y corriente, hasta antes de las grandes transforma- transmisible —a pesar de los defectos conocidos— para las genera-
ciones en curso. ciones venideras. En el núcleo tradicional, con todas sus virtudes
La pregunta se impone de inmediato: ¿cuántas de estas ante- (solidaridad de sus miembros, por ejemplo) y defectos (predomi-
riores certezas se mantienen intactas? En estricto rigor, casi ningu- nio abusivo de la autoridad del padre, por ejemplo), los chilenos
na. Las transformaciones en el mundo del trabajo han resultado encontrábamos aquel oasis —o mejor dicho refugio— que permitía
determinantes en la desestabilización material que hoy día invade el repliegue necesario frente a los rigores de una sociedad urbana
la existencia misma de los ciudadanos. Desregulaciones diversas, cada vez más apremiante, cada vez más anónima, cada vez más
precarización del empleo, bajas remuneraciones y desvalorización deshumanizante.
de la noción de antigüedad en las empresas, contratos cortos o —peor Simultáneamente, como si no bastaran los importantes estre-
aún— inexistencia de contratos, intermitencias laborales y creci- mecimientos de las certezas ya señaladas, hemos empezado a vivir
miento del "ejército de reserva" de mano de obra (cesantías es- también en las últimas décadas una declinación de las grandes
tructurales), sobreexigencia y competitividad laboral, ausencia de instituciones religiosas, como lo han venido planteando numero-
organizaciones sindicales negociadoras de mejores condiciones, sos sociólogos de las religiones desde hace ya muchos años, tras
desprotección creciente del Estado en materia de trabajo, existen- haber constatado, por ejemplo, la merma numérica en materia de
cia de leyes draconianas que desfavorecen al trabajador en benefi- vocaciones sacerdotales y luego el distanciamiento creciente en
cio único de la empresa, etc., han ido gradualmente impidiendo
que los ciudadanos en edad de trabajar puedan planificar sus vi-
'"Cf. Manuel Antonio Baeza, "Familia y sociedad" (en: Revista Chilena ele Temas
das en conformidad a seguridades mínimas que comienzan por el Sociológicos, Universidad Católica Blas Cañas, Año II, N° 3, diciembre de 1997, pp. 116 -
acceso a trabajar. A partir de esta primera inseguridad, numerosos 130).

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IMAGINARIOS SOCIALES. Amura PARA LA DISCUSIÓN TEORCA r HETODOIOCSQ / MANUEL ANTONIO BAEZA CutruLo LX. ALGUNOS EJEMPLOS DE APLICACION DEI MODELO DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCLUSS

cuanto a la observancia de prácticas religiosas ritualizadas. Esto lo que vaticinaban? Semejante conclusión sería cuestionable. El atrac-
acontece en especial en sectores sociales medios y altos, siendo tivo de la religión, en sus formas tradicionales y nuevas, probable-
menos visible en sectores populares, que conservan —como lo he mente sea duradero. El pensamiento racionalista moderno y una
concepción religiosa coexisten en un incómodo estado de tensión 169.
planteado más arriba— un fuerte apego a lo específicamente reli-
gioso, entre lo tradicional y lo propiamente religioso popular. Los
Los comportamientos nuevos en materia de espiritualidad, en
sociólogos hablan de una marcada tendencia occidental a la indi-
la medida en que lo anterior es observado con cierta desconfian-
vidualización de la fe, caracterizada por al menos dos fenómenos:
za, traduce búsqueda de nuevas respuestasm.
a) un claro deseo de autonomía con respecto a cualquier tipo de
Las grandes incertidumbres de hoy, como producto del de-
tutelaje eclesiástico; b) la configuración de un ámbito de espiritua-
rrumbe de las grandes certezas de ayer, en síntesis, son también
lidad heterogéneo, una suerte de "religión a la carta" 167 . Por lo pri-
fuente de desconfianzas múltiples. El Estado no es confiable en un
mero, las personas tienden a tomar una distancia desconfiada con
cien por ciento, porque ya no es lo que representó ayer; la familia
respecto a cualquier tipo de dogmas en sentido estricto y a las
no es confiable totalmente, en la medida en que dejó de ser lo que
prescripciones y proscripciones de una iglesia en sentido amplio,
era; la religión pierde confiabilidad, por cuanto no la vemos como
al mismo tiempo que se desarrolla con mayor relevancia una crítica
ayer la vimos, etc. Estas incertidumbres durarán el tiempo nece-
a la institución eclesiástica, en tanto que «obra humana" Podría
sario para la adquisición cultural de nuevas certezas, o sea nuevos
decir que el imaginario de Dios tiende a sustituir al tradicional y
escenarios de plausibilidad socialmente compartida, es decir hasta
cercano Dios castigador e irascible por otro bondadoso y a la vez
que lleguemos a encontrarnos al interior de lo que anteriormente
más lejano. Por lo segundo, los individuos componen, individua-
llamé una nueva estructura de ajustem es decir nuevas legitimacio-
lizadamente, a su manera, un mapa de creencias con elementos
nes o institucionalizaciones simbólicas mediante esos mecanis-
dispersos y fragmentos provenientes de distintas Rientes: filoso-
mos legitimantes e instituyentes que son los imaginarios sociales.
fías orientales (por ejemplo, idea de reencarnación), astrología (in-
fluencia de signos zodiacales), esoterismo (simbolismos diversos),
C) LOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LA DES-RESPONSABILIZACIÓN.
chamanismo (técnicas de magia), parasicología (invocación de
La temática que viene a continuación constituye un ejemplo de
espíritus), técnicas de adivinación (por ejemplo, cartomancia), cris-
combinación heurística de conceptos. El sociólogo M. Weber hacía
tianismo (vírgenes y santos), conocimientos ufológicos (presencia
una distinción entre lo que él llamaba la moral de la convicción,
de ovnis y extraterrestres), etc.
fundada en valores, y la ética de la responsabilidad, &asada en un
Todo esto no quiere decir necesariamente el fin de la religión,
criterio social de eficiencia, tal como sucedería en el caso concreto
como bien lo señala el sociólogo británico A. Giddens:
del trabajo y de la actividad económica. No será la ocasión para
La influencia de la religión ha disminuido en cada una de las hablar aquí de la primera (cuyo análisis quedaría inconcluso,
tres dimensiones de la secularización'". ¿Deberíamos concluir que subsumido en el tratamiento de los imaginarios valóricos que se
los autores del siglo XIX, después de todo, tenían razón? ¿Se trata ha hecho en páginas anteriores), pero sí de la segunda.
quizá de que los estertores de la religión se han prolongado más de

wAnthony Giddens, Sociología, Madrid, 1993:522.


entre muchos textos disponibles, el libro de Franco Ferrarotti, Le retour des '"A esta apertura del "mercado de las creencias religiosas" pueden concurrir, en abier-
sacré. Ven une foi san, dogmes, París, 1993. ta competencia con eventuales nuevas propuestas, por cierto también, las iglesias ❑adi-
'"Esas tres dimensiones serían a juicio de Anthony Giddens: cantidad de miembros cionales. Tal será el desafío a enfrentar por estas iglesias.
de iglesias, influencia social, prácticas religiosas. nManuel Antonio Baeza, Los caminos invisibles...

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IMAGINARIOS SOCIALES. Arusiss Asas u DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOCICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CuuruLD IX ALGUNOS EJEMPLOS DE APIJCACION DEL MODELO DE ANÁLISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

Ahora bien, ¿qué es la responsabilidad? Sociológicamente ha- deber no cumplido y a lo cual tuviese fatalmente que rendir cuen-
blando, no me parece pertinente que nos detengamos en análisis tas a sí mismo, no obstante un individuo pueda hacer descansar
filosófico de tipologías de las formas de la responsabilidad como también su propia noción de responsabilidad en un código de
aquélla elaborada en los arios '30 por W. Weischedel y en donde honor muy personal. La responsabilidad, muy por el contrario,
se distinguen con claridad: responsabilidad social, responsabili- tiene origen en nuestra propia condición de seres sociales; ella se
dad religiosa y autorresponsabilidad (que se insinúa finalmente plantea a través de nuestra relación e interacción con el otro.
como la más importante de las tres) 172. Prefiero remitirme a la Todo acontece —desde un punto de vista estrictamente socio-
responsabilidad como a una atribución social 173, o sea como a lógico— como si la sociedad o grupo nos hubiera confiado una
una suerte de transferencia simbólica de primer orden desde el grupo labor o misión y que tal acto genera así una obligatoriedad que,
a un individuo, desde un grupo a otro, desde un individuo a otro por lo mismo, es social; el incumplimiento de esta última encon-
individuo. En estos términos, se puede decir que la responsabili- trará igualmente en el ámbito de lo social, o bien la sanción co-
dad es una construcción social y tiene que ver con el hecho de rrespondiente o bien la ausencia de sanción, todo esto depen-
tener que dar cuenta de determinados actos, porque simbólica e diendo casuísticamente de las escalas valóricas instituidas —o
invisiblemente o, por el contrario, incluso formalmente, se ha imaginarios sociales de valores— que esa sociedad o grupo tenga
transferido una aparentemente paradójica "obligación no forza- vigente. Esto puede darse en el ámbito del trabajo, de la estructu-
da", es decir sin confiscación o violación de libertad. La responsa- ra familiar, de las distintas delegaciones de atribuciones (ser re-
bilidad sería así el principio según el cual un individuo o un gru- presentante de un grupo, por ejemplo), como también de las rela-
po actuante es reintegrado positivamente a la sociedad a la que ciones interpersonales, etc. "Asumir una responsabilidad" es, por
pertenece mostrando que se ha efectivamente realizado aquello lo tanto, acoger una confianza depositada por otro(s); de allí en-
que se le ha confiado hacer. tonces la componente no individual en sus orígenes de la respon-
Sin esta modalidad básica de procedimientos, los sujetos y gru- sabilidad.
pos procederían de cualquier forma, sin control social sobre ellos Se podría replicar diciendo que —en última instancia— la res-
y, en definitiva, lo colectivo sería un perfecto anacronismo. El tema ponsabilidad tiene sede en la conciencia de un individuo, o en un
de la responsabilidad, en general, no dice relación entonces con la grupo de individuos, lo que parecería inobjetable, aunque —como
esfera íntima del individuo a solas; no se trata por tanto de un se ha dicho más arriba— un colectivo humano puede tener esta-
sujeto permeable a remordimientos frente a la eventualidad de un blecidas las infracciones y las sanciones respectivas a determina-
das faltas. Pero que se me permita decirlo así: si la responsabilidad
tiene su principio de causación en lo colectivo externo, en lo so-
'""El concepto general de responsabilidad se determina, según Weischedel, por la cial, por ende, aun en aquellos casos de "traumatismos de la con-
suposición de una 'duplicidad' de la existencia con respecto a un futuro. En virtud de esta ciencia" por no cumplimiento, su origen social no sería traiciona-
dimensión temporal —o, más exactamente temporal-existencial—, la profunda responsabi-
lidad personal hinca sus raíces en 'la libertad radical del hombre', la cual es el Fundamento do, pues tales traumatismos son ocasionados en una relación con
último de la responsabilidad" (en: José Ferrarer Mora, Diccionario de la filosorza, Barcelo- el resto del grupo. Se puede hacer la analogía con el sentimiento de
na, 1999:3.083). vergüenza, que no tendría razón de ser si no estuviésemos en pre-
"""Los procesos típicos de la conducta son captados en tanto que actos y valorados
moralmente, por lo normal, con la ayuda de categorías lingüísticas. Es así como —dentro sencia de un otro, quien finalmente es el que nos la hace sentir.
de unos límites comprensibles— se atribuye responsabilidad, cultural y temporalmente La responsabilidad sería pues ese vínculo invisible que une en
especificada, a algunas conductas y actos, pero a orras no. Ante este trasfondo, la relación
entre actuar y comportarse debe examinarse más de cerca" (en: Thomas Luckrnann, Teo- un sujeto o grupo los resultados de una acción social a su funda-
ría de la acción social.., p. 42). mento inicial, a su propia legitimidad como tal. "Yo asumo mis

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA METOPOLÓCICA / MANUEL ANTONIO BnizA
Cu.truke DI, ALGUNOS EJEMPLOS DE APUCACION DEL MODELO DE ANAUSIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

responsabilidades frente a Uds.", dice el político con una solem- con motivo de la burocratización de las sociedades modernas y com-
nidad especial, recordándoles así a los ciudadanos el principio plej as174 y, b) el evitamiento de los eventuales efectos referidos a la
mismo de legitimidad por el cual es un representante popular. Es toma de responsabilidades que bien pudiesen siempre ser acerta-
como si, de improviso, aquel dirigente nos devolviera a la idea de das o erróneas. Esto quiere decir que si por el factor indicado (a)
esa parte de los derechos individuales que han sido cedidos o auto- se explicaría la despersonalización del acto responsable, por el
despojados provisoriamente, según nos recordemos de las tesis hecho mismo de una disolución de éste en la forma burocrática
clásicas de T. Hobbes o de J. Locke, respectivamente. En el imagi- misma (la irresponsabilidad es siempre del servicio, del sistema,
nario individual de la responsabilidad pareciera prevalecer una de la ley, etc.), por el factor (b), y como consecuencia de lo ante-
especie de temor o inquietud frente a la eventual sanción social rior, toda irresponsabilidad cometida no sería susceptible de pe-
por un no cumplimiento determinado. Podría utilizar la metáfo- nalizaciones personalizadas. Se cierra así una especie de círculo de
ra de la sombra para calificar el acompañamiento por la responsa- la impunidad bajo el camuflaje del aparato burocrático.
bilidad en la ejecución del trabajo remunerado, por ejemplo; para Lo que sugiero en estas líneas es que, a pesar de lo dicho teóri-
un sujeto responsable, la noción de mérito se asocia a una activi- camente más arriba, determinadas sociedades tienden a privile-
dad llevada a cabo según las normas y expectativas de quien la ha giar más que otras los imaginarios individuales y sociales de la
solicitado, mientras que la noción de desmérito se asocia a la tras- responsabilidad. En algunas, por razones histórico-culturales, aque-
gresión de dichas normas y expectativas. Por el contrario, la irres- llo parece quedar en el plano de las opacidades. Es como si la
ponsabilidad vendría siendo una ausencia total de ese tipo de sensa- sociedad no instituyera necesariamente la responsabilidad como
ciones incómodas, una especie de pérdida o extravío de la conciencia valor [+] o núcleo principal de imaginario frente a un "deber"
de su condición de ser social. Para quien alimenta "el sentido de la situado en calidad de enigma.
responsabilidad", la acción conlleva eficiencia demostrable en cual- Se podrán reconocer razones tanto intramundanas como
quier momento y circunstancia, razón por la cual ese individuo extramundanas para aminorar toda urgencia en la instalación de
tenderá a sentirse cómodo con lo que hace. deberes y responsabilidades. Si se suele decir que deberes y dere-
A diferencia de la moral de la convicción, que se inspira de ma- chos van juntos en nuestras sociedades contemporáneas, una hi-
nera vertical y desde abajo hacia arriba (con respecto a dioses, a la pótesis que podríamos de inmediato plantear consistiría en decir
naturaleza, a la ciencia, etc., en los cuales se deposita un acto de fe), que determinadas sociedades que no han desarrollado suficiente-
la ética de la responsabilidad tiene una inspiración horizontal, en mente tales o cuales tipos de derechos, mal podrían hacer visible
la medida en que nace y se desarrolla en un sujeto o grupo que simultáneamente toda una serie de deberes. Lo que querría decir,
concibe como normal la "evaluabilidad" por otro(s) de sus actos, al mismo tiempo, que en tales sociedades el cumplimiento de
aunque los cumplimientos de estos últimos se den al interior de obligaciones se ajustaría más bien a formas tradicionales de domi-
una estructura jerarquizada; en otras palabras, se trata de aquella nación, o sea efectuado "porque siempre ha sido así". La respon-
horizontalidad que me sitúa en tanto que sujeto a nivel de los mé- sabilidad —en sentido contemporáneo— quedaría planteada de este
ritos que la sociedad espera de sus miembros, es decir a través de modo, implícitamente, como aquel plus que otorga una relación
una simbiosis individuo/sociedad. acorde con el predominio de lo que M. Weber denominara la
Una vez establecidas estas premisas, debo decir que lo que en- acción social racional con arreglo a fines u objetivos.
tiendo finalmente por imaginario social de la des-responsabilización En el estudio clásico del mismo M.Weber sobre la relación
tiene que ver con dos aspectos que parecen marcar nuestra cultura
contemporánea: a) la disimulación de la responsabilidad individual á respecto, Max Weber, Economia y saciedad...

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y MEYODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CMrrrno IX, ALGUNOS EJEMPLOS DE APUCACION DEL MODELO DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

entre un determinado ethos protestante y el espíritu del capitalis- sería la de tipo racional y burocrática, pues ella tendría lugar bajo
mo, la ética de la responsabilidad en el trabajo propiamente tal la forma de un tramado infinito de disposiciones, cláusulas y nor-
tiene su fundamento en una transferencia de obligación no forzada mas codificadas, escritas, impersonales. Históricamente, nuestro
por un Dios (por lo tanto en una creencia religiosa) que ha pre- país ha tenido uno de los Estados latinoamericanos que más ha
destinado a una cierta cantidad de sus criaturas. Se trata entonces incidido en la formación de la identidad nacional, al mismo tiempo
de un ethos particular con características de imaginario social reli- que ha sido uno de los Estados con mayor desarrollo en sus nor-
gioso. Pero, en términos muy práctico-económicos, se justifica mativas jurídicas. Sin embargo, prevaleció una cierta mentalidad
así la presencia de un ascetismo poderoso en las sectas de origen en las clases dominantes que no acompañaba esa "modernización"
calvinista que, sin duda, volcándose con ahínco hacia el trabajo y de las reglas del juego social, por tratarse de una mentalidad
sus frutos, favoreció a la lógica de una nueva dinámica económica premoderna, oligárquica, de múltiples irresponsabilidades socia-
de tipo capitalista. les. En ella no había necesariamente una voluntad de constitu-
Podríamos suponer casi espontáneamente que el imaginario ción de ciudadanía en igualdad de condiciones, como tampoco
social de la des-responsabilización tiene sus orígenes en una vi- un ethos transmisible comparable al de los ascetas europeos: múl-
sión diametralmente opuesta a la anterior, es decir en un catoli- tiples historiadores han destacado la tendencia al despilfarro, la
cismo que culturalmente miró con sospecha la actividad munda- ninguna afición al ahorro, etc. Mal podían, por lo tanto, irradiar
na y los excesos de preocupación por ella que incentivasen el hacia la base de la sociedad chilena elementos de ejemplaridad
alejamiento de la preocupación por los sagrados designios de un compatibles con un ideal de responsabilidad cívica.
Dios siempre vigilante de nuestros actos. Pero la responsabilidad En conclusión, el imaginario social que he querido denominar
no se limita a cuestiones mundanas susceptibles de caer en la ca- de la des-responsabilización es, en realidad, una ausencia de ima-
tegoría de lo pecaminoso: en el pensamiento o imaginario religio- ginario social de la responsabilidad, es decir una no instituciona-
so, la responsabilidad también puede ser vivida con relación a lización de esta última, por razones culturales que bien valdría la
una transferencia simbólica de obligación no forzada que provie- pena indagar tal vez en el espacio de nuestras mentalidades, con-
ne de un Dios responsabilizador 175. Con lo cual lo que se plantea cepto del cual me ocuparé más adelante.
aquí como la des-responsabilización tendría que ser entendida, en
este último ejemplo, como un alejamiento de tales designios; la d) EL IMAGINARIO SOCIAL DEL DESTINO. Elegí hablar de la noción
vía quedaría así expedita para una explicación cuyos fundamentos algo curiosa de "destino" porque me parece ser uno de los ejemplos
se encontrarían en algo así como la "debilidad humana", o su "ten- más ilustrativos de la forma algo intempestiva en la cual irrumpen
dencia natural al desacato", etc., argumentos quizás válidos en la esas construcciones de realidad y cuyos fundamentos no son
intelectualización de la moral, de la relación con fuerzas sobrenatu- alcanzables por medios racionales simples. Esta noción forma parte
rales, etc., pero que serían absolutamente absurdos si queremos consi- del sentido común, que la utiliza en situaciones de la vida que
derar el concepto de responsabilidad en un sentido sociológico. calificaré una vez más de enigmáticas, como sería el caso de algu-
No queda otro remedio que volver a la especificidad cultural nos "por qué" de tales o cuales acontecimientos que suceden a
laica que adquiere la noción de des-responsabilización en nuestro una persona o a un grupo. El "destino" es una forma imaginaria
Chile moderno. La dominación más sofisticada —temía M. Weber- de significación compartida más frecuentemente en la arquitec-
tura argumentativa de las personas. Bien vale la pena indagar un
Podríamos destacar, en este sentido, que en la idea de "amor al prójimo" hay una
poco más de cerca a propósito de este recurso explicativo tan usual.
responsabilidad del cristiano y cuya evaluación corresponderá a Dios en el Juicio Final. Desde el punto de vista de la filosofía, el tema del destino es

166 167
ougruLom ALGUNOS EJEMPLOS DE ApIJCACION DEL MODELO DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA v mtr000tócicA / MANUEL ANTONIO BAEZA

materia de reflexión ya a partir de la Grecia antigua: estoicos y representa en el hombre y en torno a él la conexión esencial e
individual entre el carácter humano y el acontecer'",
epicúreos, entre otros, relacionaban la noción con el problema
mismo de la libertad". En el pensar fuertemente impregnado de
Por la vía de un Dios semítico o de la naturaleza biológica, el
religión del siglo IV d.C. nos topamos necesariamente con San
telón de fondo parece ser el mismo: la libertad o la ausencia de
Agustín y la idea de un destino personal errante hasta aquel prodi-
ella, por el hecho del destino. En el concepto de predestinación
gioso encuentro interior con un Dios que transforma ese mismo
que marcó un cierto pensamiento religioso, en especial aquél de
destino en el de "un ser capaz de felicidad", en la medida en que
la Reforma y de algunos herederos de Calvino, la cuestión emerge
San Agustín se deja guiar "Vos os burlabais de nuestras decisio-
sin alternativa alguna: Dios ha definido nuestro destino antes de
nes y preparabais las vuestras, esperando el momento oportuno
nacer y nuestro drama es que no lo sabemos, pues su voluntad
para darnos nuestro alimento y llenar nuestras almas con vuestra
nos es inalcanzable; sólo nos queda encontrar un comportamien-
bendición" 177. El verdadero destino, esclarecido desde lo alto, adopta
to en este mundo que sea de su agrado. Nuestra libertad es así
aquí, con el pensamiento agustiniano, una forma bastante pecu-
más que relativa: somos libres en nuestra existencia mundana, ala
liar: la de ser el resultado de una especialísima renunciación indi-
vez que prisioneros de un divino designio.
vidual a una libertad mal entendida, que daría forma a un destino
No abandonaremos completamente el tema de la libertad, o
errante, pecaminoso y fantasmagórico.
mejor dicho de la autonomía del hombre, al retomar esta vez la
En la filosofía del siglo XX, por no citar más de un ejemplo,
problemática ideacional del destino desde la perspectiva de los
O. Spengler y M. Scheller abordaron el tema del destino, aunque
imaginarios sociales contemporáneos. La razón es que, cualquiera
con diferencias que son irreductibles. Para el segundo hay deter-
sea el sentido que se otorgue, el destino tiene siempre que ver con
minismo biológico (importancia de la intuición) que no se da en el caminar por la vida", siendo libres completa o parcialmente, o
el primero. M. Scheller escribe:
bien privados absolutamente de autonomía existencial.
Exigimos del destino ciertamente que nos afecte involuntariamente y Existen comúnmente tres tipos de fundamentos socio-imagi-
casi siempre imprevisiblemente, pero que represente, sin embargo, narios que deberemos considerar al abordar el tema específico del
algo distinto de la serie de datos y acciones sometida a la violencia destino: a) la representación del destino como resultado de opcio-
causal; a saber: la unidad de un sentido que lo anima todo, que nes tomadas (explicación que llamaré endógena) que conducirían
a la atribución de causa de ciertos acontecimientos de la existen-
cia por la vía del azar o de las circunstancias frente a las cuales se
establecen opciones; b) la representación del destino como el re-
I""(...) el Dios de los estoicos no es ni un habitante del Olimpo ni Dionisos; es un sultado de un determinismo (explicación exógena) que acerca más
Dios que vive en sociedad con los hombres y con los seres razonables y que dispone de
todo en el universo en su favor; su poder penetra todas las cosas, y a su providencia no
bien a la idea de predestinación y por tanto la atribución de cau-
escapa ningún detalle, por ínfimo que sea. Se concibe de una manera novedosa su rela- sas a factores externos; c) la representación del destino como el
ción con el hombre y su relación con el universo; no es ya más el solitario alejado del resultado de una mixtura de ambos tipos de explicaciones anterio-
mundo, que atrae por su belleza; es el orfebre mismo del mundo, del cual ha concebido el
plan en su pensamiento; la virtud sabia no es ni aquella asimilación a Dios con la que
soñaba Platón, ni aquella simple virtud cívica y política que planteaba Aristóteles; es la
1 "Max Scheller, Ordo Amoris, Frankfurt, 1934:113. (Las cursivas en la citación son
aceptación de la obra divina y la colaboración con esta obra gracias a la inteligencia que
de mi responsabilidad).
adquiere el sabio. Es de aquí de donde emana la idea semítica del Dios todopoderoso que
"Aplicando el modelo de análisis de imaginarios sociales, veremos que el destino,
gobierna el destino de los hombres y de las cosas, tan diferente de la concepción helénica"
con tales o cuales características, es la respuesta (+] al enigma 11 que podríamos caracte-
(Emile Bréhier, Histoire de la philosophie, París, 1985:1:264-265).
rizar como aquél del transcurso de la vida en este mundo.
'San Agustín, Las confesiones, Barcelona, 1986:124.

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEOKICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BALZA Gnu° DC, ALGUNOS EJEMPLOS DE APL/CACION DEL MODELO DE ANALISIS DE IMAGINARIOS SOCIALES

res (a + b) que combina en la atribución de causa factores tanto aplicar su inapelable voluntad. Por consiguiente, el imaginario
internos como externos. radical se compone entonces de la idea de destino por voluntad
Lo anterior conduce a centrar el análisis en los orígenes mis- divina.
mos que son atribuidos en cada uno de los tipos a la noción de En el tercer tipo, la mixtura consiste en que, si bien es cierto
destino. En el primer caso, la fuente del sentido dado al vocablo cada cual labra su destino, existirían también fuerzas —probable-
destino es perfectamente racional: si en nuestras vidas se nos pre- mente sobrenaturales— que acompañan las opciones efectuadas y
sentan siempre multiopciones nuestro problema reside en elegir que, en determinadas ocasiones, ejercen sus influencias favore-
alguna de ellas, con lo cual estaríamos al mismo tiempo haciendo ciendo (o premiando) o, al contrario, desfavoreciendo (castigan-
los surcos de nuestro propio destino; ningún factor reemplaza la do) dichas opciones: "Lo que le ha sucedido a José es un castigo
decisión individual, incluso cuando los aspectos contexruales pa- de Dios por lo que hizo". Los hombres elegimos efectivamente
recieran condicionar dicha elección. "Lo que le ha sucedido a José, nuestro camino, pero al mismo tiempo somos observados y juz-
él mismo lo buscó porque cada cual construye su propio camino" gados en nuestros actos, prevaleciendo así ideas como las de la
(o su propio destino) sería la fórmula discursiva que definiría esta ofensa a un Supremo Hacedor. De hecho, ésta es una variante del
forma de significar y otorgar contenido a la noción en cuestión. imaginario anterior, en la medida en que se reconoce al-hombre
En esta acepción no hay agentes externos, ni elementos mágicos o algo así como una autonomía relativa, válida mientras nuestros
religiosos que intervengan desde fuera del Yo, ni siquiera en los actos no constituyan trasgresión a un Dios que puede mostrarse
términos de una mínima influencia; en ella no hay por lo mismo iracundo. El imaginario radical puede ser planteado como un des-
fatalidad alguna adosada al destino, ni tampoco pérdida de liber- tino por voluntad divina circunstanciada.
tad puesto que la responsabilidad de este último recae siempre en En síntesis, la idea de destino da cuenta de la difícil, cuando
ese Yo que opta. En el núcleo central del imaginario, es decir en el no traumática relación racional que tenemos los seres humanos
imaginario radical, se verá surgir una idea de destino autoconstruido, con una de las tres dimensiones reconocibles del tiempo, el futu-
perfectamente endógeno, que presidirá todo el imaginario periféri- ro, es decir el segmento de tiempo todavía no consumido de nues-
co con el cual se responde al enigma del recorrido existencial. tras vidas. Si prevalece la idea de autonomía existencial, opera un
En el segundo caso, en el destino (o fatum), la fuente del sen- acercamiento a él de tipo racional, mediante nuestras propias op-
tido dado al vocablo es con arreglo a un valor o creencia (¿Dios?) ciones. Pero si, por el contrario, prevalece la idea de dependencia
que juega un rol de determinación en nuestra existencia; parafra- con respecto a una fuerza superior, o a un equivalente en todo
seando a I. Kant cuando habla de determinismos, el destino inte- caso externo al Yo, entonces tal acercamiento no puede efectuarse
graría una necesaria acción anterior o factor de causación de cier- sino de manera guiada. Como puede verse, cada vez que se inclu-
tos efectos en nuestra existencia; en otras palabras, de una acción ye la noción de destino, se involucran factores socio-imaginarios
(o de un factor) ajena al Yo surge algo así como un libreto que (prerracionales) que en definitiva la configuran.
guía nuestros actos, nuestra vida: "Lo que le ha sucedido a José
estaba escrito: tal era su destino", sería en este ejemplo la fórmula
discursiva por excelencia, al referirse a tales orígenes de un desti-
no que integra, de hecho, una idea de fatalidad y de no libertad.
En culturas fuertemente influenciadas por el pensamiento reli-
gioso el factor de causación sería una fuerza sobrenatural que,
desde facultades omnímodas y todopoderosas, no haría más que

170 171
CAPITULO X

NUEVOS IMAGINARIOS SOCIALES


DE LA POLITICA EN CHILE

F XISTEN AL MENOS dos factores que conspiran hoy en con-


tra de la política, en tanto que actividad especializada de cier-
tas personas y que podríamos considerar como relativamente "ob-
jetivos": en primer lugar una tecnificación extrema de la admi-
nistración de los temas de Estado, en razón de la complejización
no menos extrema que supone la integración del país en un siste-
ma "globalizado"; desde un punto de vista práctico la doxa se
estructura en los términos de una actividad exclusiva de especia-
listas (o tecnócratas) que concentran un saber que, en su lejanía
con el interés ciudadano, termina haciéndose insensible de lo que
un cierto discurso político no desprovisto de demagogia denomi-
na simplemente "los problemas de la gente" 180 . A esta visión dis-
tante de la política y de sus efectos sensibles para la población
contribuye, por cierto, un aspecto esencial del modelo neoliberal
en curso, cuando se privilegia toda una serie de indicadores macro
que evocan más factores de equilibrio económico que satisfacción
de necesidades y expectativas. La frase-tipo del ciudadano común

"'Digo discurso demagógico porque, en general, no se explica al ciudadano ni de


dónde saldrán los recursos, ni cómo se aplicarán determinadas disposiciones legales, ni
cómo afectarán las peticiones de nuevas dotaciones de presupuesto al presupuesto general
del Estado, ni cómo se piensan implementar esas nuevas medidas que se pregonan.

173
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA ♦ IAETODOLOCICA / MANUEL ANTONIO BArzr, CAPYruLo X. NUEVOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LA POU11CA EN CHILE

y corriente será entonces: "Ellos, los políticos, se interesan por las Concertación Oposición No políticos Total
personas solamente a la hora de pedirles que los voten". Adhesión al
En segundo lugar, sin tener evidentemente el país un alto grado régimen democrático 75 27 42 45
de corrupción (comparado con otros países de América Latina), Gobierno autoritario
una de las ideas que sigue merodeando en formas socio-imaginarias puede ser mejor 8 48 16 18
nuevas de la actividad específica de la política, de la gestión de los Indiferencia 16 23 37 32
asuntos públicos, es la de su aprovechamiento con fines privados, NS-NR 1 2 5 5
por personas inescrupulosas que, finalmente amparadas en el ca- Total 100 100 100 100
rácter críptico de la vida política actual, la desvían de sus verdade-
ros fines de servicio a la ciudadanía. En este sentido, cualquier Figura 11. Identificación política y adhesión a la democracia (expresado en Té).
situación particular de escándalo público, que compromete a una
persona en particular, tiende de inmediato a ser transferida a una
generalización estigmatizante: "Fulano no hace una cosa distinta La apatía se registra en un distanciamiento frente a lo que po-
de lo que todos hacen, pues son todos iguales..." dríamos entender como los deberes ciudadanos, que no se limi-
En términos generales, la opinión (reflejada en numerosas en- tan exclusivamente a concurrir a las urnas en día de elección, sino
cuestas realizadas estos últimos años en Chile) respecto de la polí- en una disponibilidad para asumir "responsabilidades republica-
tica es negativa, lo cual da cuenta de la existencia socio-imagina- nas", reduciendo así el número de postulantes a los solos adherentes
ria de un verdadero foso que separa las preocupaciones de actores a partidos, por lo demás cada vez más escasos por idéntica razón.
de primera línea en la vida política y el conjunto de los electores. El desinterés juvenil, por su parte, lo venimos constatando desde
Las consecuencias de este imaginario social negativo acerca de la hace tiempo, a través del tema de la inscripción en los registros
política son previsibles y de las cuales ya son observables algunas electorales, con argumentos fuerte o medianamente fundados que
de sus manifestaciones más agudas: a) apatía ciudadana por los encierran una crítica feroz de la política. La desvinculación y el
asuntos públicos; b) desinterés juvenil por inscribirse en los regis- rechazo a los partidos se advierte como resultado de esta misma
tros electorales; c) desvinculación y rechazo de los partidos políti- crítica; la abstención tiene que ver con una descalificación del
cos; d) abstención significativa en los procesos eleccionarios (con sufragio en algo que no se considera democrático (?) o al menos
una actitud relativamente variable según los diferentes tipos de no lo suficientemente democrático. A la percepción indiferenciada
elección); e) percepción indiferenciada por los electores de las pro- de las propuestas políticas contribuye —es verdad— l'a tecnocratiza-
puestas políticas o despolitización; f) relativización valórica de la ción de la política, el poco esfuerzo de la clase política en su con-
democracia en tanto que sistema político. Todo esto es lo que junto por elaborar propuestas variadas, saliendo del contexto de
refleja la pregunta planteada por la encuesta nacional del P.N.U.D. consenso en el cual se ha ensimismado, todo lo cual otorga un cariz
en 2001 1 " (véase Figura 11): "objetivo" a esta sensibilidad. Por último, la relativización valórica
de la democracia queda demostrada, por ejemplo, a través de los
datos entregados por el ya citado Informe del P.N.U.D. (2002):
para 32% de la población chilena adulta, es decir para un chileno
adulto de cada tres, la cuestión del régimen político (democracia
o dictadura) le es, lisa y llanamente, indiferente.
"Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: Desarrollo huma-
no en Chile: un desafio cultural Santiago, P.N.U.D., mayo de 2002:1 10.

174 175
IMAGINARIOS SOCIALES. APLJNTEL vm LA nIxc u sl ONics v METOOOLoaU I MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO X NUEVOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LA POLJTICA W CHILE

En tales condiciones, el peligro que acecha a la democracia es camente la ideología del apoliticismo ciudadano para hacer su
evidente: a mayor desapego de la ciudadanía, menor control de propia política. No obstante, no deja de ser llamativo el hecho de
los ciudadanos sobre los actos de aquellos otros ciudadanos en que el retorno a la democracia fue, al fin y al cabo, una victoria de
quienes recae la representatividad y, por último, a menor control la política, es decir del arte de negociar políticamente una salida
ciudadano, mayores riesgos de corrupción efectiva e impune. La que devolviera cierta potestad a los civiles. Se podrá buscar entre
temible desvitalización de la democracia comienza probablemen- toda una serie de adjetivos para calificar el sistema que tenemos
te con la transformación del imaginario social de la política que, los chilenos (democracia protegida, democracia prestada, demo-
como veíamos, le comienza a asignar un valor negativo. Los ciu- cracia formal, democracia burguesa, etc.), pero eso no cambia
dadanos que siguen votando tienden a hacerlo de la manera más sustantivamente el fondo del asunto: por medios propios de la
pragmática posible (voto volátil, de izquierda a derecha, y vice- política, hoy no tenemos ni "estados de excepción", ni centros de
versa) y —como consecuencia directa— la clase política, en búsque- detención, ni rectores de universidades ni alcaldes designados, ni
da de votos, se pone a privilegiar simplemente una clara tenden- policías secretas, ni "toques de queda", etc.
cia al "cosismo"'" para lograr victorias con las mejores ofertas Ahora bien, a pesar de un cambio efectivo que, en lo esencial,
prácticas electorales. Como se comprenderá, sin mayores explica- redunda en mayor libertad individual y colectiva, los imaginarios
ciones, el "cosismo" derivado de tal cambio socio-imaginario es sociales de la política no han salido de una connotación bastante
un buen caldo de cultivo para la peor de las demagogias y, lo que negativa, tanto de la actividad como de los que la ejercen. Los
es más grave, para los más trágicos aventurerismos políticos. últimos escándalos públicos no han hecho sino reforzar esa idea
Pero referirse a imaginarios sociales de la política en Chile es de una actividad "sucia''. Los juicios emitidos por gran parte de la
también referirse a una transformación importante de los mis- ciudadanía tienen que ver hoy en día con "corrupción", con inte-
mos. En otras palabras, constatar la existencia de un proceso de reses particulares que primarían sobre los intereses colectivos, con
resignificación socialmente compartida en materia de política un cinismo electorero, con una demagogia incesante, etc., todo lo
nacional. Lo que ha quedado atrás en el tiempo son los imagina- cual sería generalizado hasta el punto en que la política sería irre-
rios sociales anteriores, es decir aquellos que predominaron espe- cuperable en los términos de virtudes que se habrían irremedia-
cialmente en la década de los '60 y buena parte de los '70. Sin este blemente extraviado. Tal es la negatividad imperante en esta per-
tipo de análisis histórico de la participación de los ciudadanos en cepción actual.
las res publica resulta difícil comprender en profundidad el tránsi- La estructura socio-imaginaria dual valor/no valor (significa-
to de un militantismo masificado en ese período a una apatía ción y no significación) revela que el elemento nuclear a partir del
política no menos masificada en el período siguiente. cual se organiza discursivamente un creciente imaginario social
Se puede argumentar causalidad fácilmente a partir de la exis- respectivo es entonces un elemento negativo (que podemos trans-
tencia de una prolongada dictadura militar que cultivó sistemáti- cribir como la "impureza"), y que representaré en el modelo ana-
lítico con el símbolo [41, tal como se ve en la Figura 12:
'"Utilizo este barbarismo para referirme a la deriva de la política hacia la urgencia por
resolver en forma pragmática múltiples problemas específicos y de momento, a expensas
de la postulación de programas políticos. Un candidato de nuevo tipo (es decir un políti-
co que se declara adversario de la política...) podrá decir entonces en la tribuna a sus
partidarios: "¡Para qué discutir ahora sobre la Constitución, cuando lo que la gente nece-
sita es: calles pavimentadas, más policías en las calles...!", etc. Los aplausos de las muche-
dumbres, en todo caso, están asegurados.

176 177
IMAGINAMOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y oDoLOGicA / MANUEL ANTONIO BAEZA Cnerroo X: NUEVOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LA POLITICA EN CHILE

crático representativo 783. Esto constituye (o debiese constituir),


Enigma Construcción de respuesta en verdad, un llamado de alerta a quienes invierten parte impor-
tante de sus vidas en la práctica de la política; de ahora en adelan-
Contexto de la política te, toda la problemática de la gobernabilidad de las sociedades se
en el Chile de los '90
y 2000 dará en términos muy próximos de lo que aquí se acaba de discu-
tir. Quizás de una mejor comprensión de este tipo de fenómenos
[+] Impureza de cuestionamientos dependa el futuro mismo de la democracia
Deshonestidad
Corrupción
Política Intereses particulares
Descompromiso social

[—] Pureza
Honestidad
Probidad
Interés colectivo
Compromiso social

Figura 12.

En el sentido dado por G. Durand, la figura arquetípica que


preside en la construcción de imaginarios sociales actuales de la
política sería necesariamente un antihéroe (del ángel caído?), cu-
yas acciones vendrían a aterrizar ineludiblemente en la sospecha
de falta de ética, de demagogia consustancial a la función del po-
lítico, de cinismo, etc. Los mejores evaluadores de esta visión no
positiva deben ser los propios políticos, quienes observan con in-
quietud el desinterés imperante y el ambiente hostil que se ha
generado, sin duda, en torno suyo; antes, los problemas que la
elite advertía giraban alrededor de quiénes debían asumir tal o
cual representación ciudadana (alcaldías, diputaciones, senaturías,
etc.), pero hoy es el principio mismo de la representatividad lo que
ha sido paulatinamente puesto en el banquillo de los acusados. A
partir de la idea de una impureza caracterizante de la actividad
política, el hecho mismo de hacerse representar por alguien que "3En un conocido programa de la televisión chilena, en junio de 2002, se produjo un
profesionalmente actúa en medio de lo impuro conduce a un des- incidente verbal entre un alcalde y un artista, quien en su argumentación dijo: "¡Yo no
crédito de los fundamentos mismos del sistema político demo- trabajo por dinero, no como Ud. que trabaja en ese mundo corrupto!". La idea de "mun-
do corrupto» es bastante explícita en materia de imaginario de impureza en la actividad
política.

178 179
CAPITULO XI

IMAGINARIOS SOCIALES
Y MENTALIDAD

F '
N SOCIOLOGIA, el concepto que más semejanza tiene con
el de mentalidad es obra de P. Bourdieu; se trata del conocido
concepto de habítus: aquel conjunto de predisposiciones que sur-
gen en la orientación de la acción de los sujetos, a partir de ele-
mentos internalizados en la práctica desde la niñez, la familia y la
escuela, especialmente. El sociólogo francés consideraba con mu-
cho interés la obra de E. Panofsky, en la cual este último estable-
cía un interesante acercamiento entre el pensamiento escolástico
de la Edad Media y el estilo gótico de las construcciones de cate-
drales en ese mismo período histórico. Al respecto escribe E.
Panofsky:
Durante la fase `concentraU de este desarrollo extraordinariamente
sincrónico, es decir, durante el período que se extiende entre 1130-
1140 y 1270 se puede observar, a mi juicio, una conexión entre el
arte gótico y la escolástica que resulta más concreta que un simple
`paralelismo' y no obstante mas general que 'esas influencias indi-
viduales' (y también tan importantes) que los consejeros eruditos
ejercen sobre los pintores, los escultores o los arquitectos. Esta co-
nexión, en oposición, a un simple paralelismo, es una auténtica
relación de causa a efecto. Esta relación de causa a efecto, en opo-
sición a una influencia individual, se instaura más por difusión
que por contacto directo. Se establece de hecho a través de la difu-

181
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES LA DISCUSIÓN TEÓRICA METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA CArrruLo XI: IMAGINARIOS SOCIALES Y MENTALIDAD

Sión de lo que puede denominarse, a falta de una expresión mejor, sentido posible, etc. Pueden haber cambios históricos de gran
un hábito mental, entendiendo este utilizado 'cliché' en el sentido envergadura y, no obstante, las mentalidades constituyen el esco-
escolástico más preciso: 'principio que regula el acto', principium llo fundamental, aquel elemento que más resistencia ofrece a di-
importan: ordinem ad actum184 .
chas transformaciones y, por lo tanto, aquel elemento que proba-
blemente cambiará en último lugar. Por ende, se puede considerar
E. Panofsky habla de una relación de causa a efecto: he allí a las mentalidades como aquellas estructuras (mentales) más im-
contenida toda la importancia del hábito mental, que consideraré permeables al cambio
capital en el estudio sociológico del sentido subjetivamente atri- En otra oportunidad he hablado en específico del concepto de
buido a la acción social.
histéresis, oponiendo justamente el momento actual —y sus conte-
Si se me autoriza el empleo de una metáfora para establecer un nidos más o menos precisos— de un cambio histórico (de tranco a
enunciado de base, diría entonces que las mentalidades —en tanto veces muy veloz, como sería el caso hoy con la revolución tecno-
que estructuras mentales— son imaginarios sociales petrificados a lógica y la "globalización") a una mentalidad determinada (de tran-
través del tiempo largo (es decir, más allá de una o varias vidas co siempre muy lento, al límite de la inmovilidad más absoluta),
individuales). Imaginarios sociales, en otras palabras, que se en- directamente concernida por dichos contenidos. Esto mismo,.tra-
cuentran suspendidos en el tiempo —y en el inconsciente— y que, ducido en los términos de una tensión, se encuentra a la base de
de vez en cuando, vuelven a la superficie con determinados con- un fuerte desajuste que recibe el nombre de histéresis 185 . Empero,
tenidos de significación compartida desde las profundidades, para una serie de preguntas se plantea de inmediato: ¿qué es aquello
lograr así ejercer en las personas determinadas influencias en sus que pasa a la condición de materia sólida?, ¿qué implica, en tér-
prácticas del presente, razón por la cual, y más allá de la proce- minos prácticos, un fenómeno de petrificación como éste? Y sub-
dencia del concepto operativo (la historia), interpela de seguro a sidiariamente, ¿todos los miembros de un conjunto social llevan a
la sociología. Ahora bien, lo que haré a continuación es realizar el
cabo un idéntico proceso?
análisis correspondiente que me conduce a efectuar tal afirma- Uno de los elementos que debemos considerar de partida es la
ción gruesa. memoria, más exactamente la memoria social. Cuando el soció-
El concepto mismo de mentalidades está muy influenciado logo M. Halbwachs se refiere a marcos sociales de la memorial",
por los historiadores —en su mayoría franceses— de la Ecole des está implícitamente incluyendo aspectos propios de la mentalidad,
Annales que ya he comentado en páginas anteriores. En este sen- en el sentido de que las personas utilizan la memoria de manera
tido, F. Braudel ilustra la idea de mentalidades utilizando la bella social (es decir en contacto con otras personas) y que lo hacen de
metáfora de aguas propias de fondos oceánicos, qué por lo tanto
se encuentran al abrigo de las corrientes marinas, al borde de la '" El concepto de histéresis en sociología daría entonces cuenta de una tensión exis-
inercia, resistiendo al mismo tiempo al movimiento. Si por el tente entre "el aire de los tiempos que corren' y las viejas mentalidades todavía en curso.
movimiento de las aguas en superficie transcurre, por así decirlo, Para Pierre Bourdicu, el personaje emblemático —aunque ficticio— de la histéresis, por
excelencia, lo extrae de la literatura clásica: Don Quijote de la Mancha. CE al respecto
toda la dinámica social, los acontecimientos que generan impacto Manuel Antonio Bacza, "Cambio histórico versus mentalidades: el fenómeno de histéresis
en la vida social, allí donde las aguas permanecen calmas, se han a través de la llamada 'revolución tecnológica"'. Este artículo ha sido publicado por Revis-
estabilizado a través del tiempo formas dadas de pensar (o simple- ta de Investigaciones Políticas y Sociológicas, Departamento de Sociología de la Universidad
de Santiago de Compostela, Vol. I, No 2, 1999:81-92; por Les Cahiers du GRESAL,
mente de prejuiciar), de otorgar o negar valor a ciertas figuras de "Mercosur: espoirs et incertitudes", M.S.H.-Alpes, Grenoble, diciembre de 2001:257-
283 y por Enfoques sociológicos, Serie IMSOC N° 01, Departamento de Sociología de la
Universidad de Concepción, marzo de 2002.
'"Envin Panofsky, Arquitectura gótica y pensamiento escolástico, Madrid, 1986:31. 'Maurice Halbwachs, Les catires sociaux...

182 183
IMAGINARIOS SOCIALES. Aruu rEs PALA LA DISCUSIÓN TEÓRICA v LARTODOLÓGRG / MANUEL ANTONIO BAEZA
CArrnAo XI. IMAGINARIOS SOCIALES Y MENTALIDAD

manera conectiva de sentido (es decir en un plano intersubjeti-


hombre tendría que re-inventarse cada día, corriendo siempre el
yo). La memoria no es un depósito puro y simple de recuerdos, que
riesgo de "tropezar con la misma piedra".
vendrían a la superficie como imágenes que contendrían una sig-
En el lenguaje que he utilizado en esta oportunidad, diría que
nificación automáticamente asignada, y para siempre Ella es, por
lo tradicional tiene asiento en anteriores resoluciones de enigmas
el contrario, un mecanismo de procesamiento y de (re)procesamiento
sociales, las cuales lograron afianzar su vigencia gracias a una plau-
de tales recuerdos que efectivamente somos capaces de evocar con
sibilidad socialmente reconocida sin haber sido jamás cuestiona-
fines prácticos, hic et nunc. El recuerdo y su significado varían en
das en su condición de tales, al menos en algunos postulados grue-
razón de los marcos siempre actuales que establece, según M.
sos. Transita así la experiencia humana a través del tiempo de lo
Halbwachs, la sociedad; dicho de otra manera, la significación atri-
que los profesionales historiadores de la Nueva Historia Francesa
buida a un acontecimiento cuando éste ocurre no es necesariamen-
denominaban la longue durée (la "larga duración"), con los desafios
te la misma significación de ese mismo acontecimiento cuando lo
que implica el conocimiento y la transformación de la naturaleza,
traemos a un tiempo presente —mediante el recordar— en donde
del mundo social, del hombre mismo en tanto que objeto de
prevalecen, muy probablemente, otras formas de pensar, de otorgar
autoconocimiento.
plausibilidad Si, por mi parte, conservo lo esencial del argumen-
Una experiencia humana que deja entonces huellas in:perece-
to halbwachsiano, yo diría que la mentalidad no es otra cosa que
deras que, superando el escollo del tiempo, regresan a la superfi-
la conservación de significaciones antiguas, que perduran, que no
cie, como insinuándonos de manera invisible formas de enfrentar
son fácilmente desalojadas; una mentalidad sería, por lo tanto, un
la existencia y sus desafíos siempre renovados. Así pues, por el
conjunto no articulado de significaciones que se encuentran en
hecho de reaparecer en los escenarios de la vida social en curso, el
oposición con los actuales marcos sociales referenciales del pensar.
estudio de las mentalidades no escapa, en realidad, a la atención
Ahora bien, si retomamos lo anteriormente señalado acerca de
sociológica. Las encuestas realizadas en Francia por los investiga-
los imaginarios sociales, en tanto que auténticas matrices de sig-
dores del C.C.A. (Centro de Comunicación Avanzada) han per-
nificación práctica compartida, empezamos a vislumbrar las co-
mitido establecer, como lo destacan los sociólogos J.P. Durand y
nexiones operativas necesarias. Sostengo que existen zonas de sig-
R. Weil, una tipología con cinco tipos de mentalidades en ese
nificación compartida que se hacen estables, permanentes, que
país: "Los franceses se encuentran representados en cinco grandes
no sufren cuestionamientos y que, por lo mismo, pasan a formar
familias o mentalidades: los materialistas, los egocéntricos, los
parte de estructuras mentales más profundas; se trata de un con-
rigoristas, los desubicados y los activistas. Cada mentalidad en sí
junto de aseveraciones en bruto atribuidas a acontecimientos, a
misma se divide en socio-estilos" 187. Justamente sería la presencia
procesos, a fenómenos sociales, a experiencias sociales múltiples,
de estos últimos, los socio-estilos debidamente caracterizados',
que adquieren así una inteligibilidad durable. Estas fijaciones se
aquello que revelaría finalmente aquel trasfondo de estructuras
entroncan así en lo que comúnmente denominamos la "tradi-
mentales que los alimenta, que les da contenido y forma.
ción", que nadie cuestionaría fácilmente, que ningún grupo po-
dría simplemente ignorar; las mentalidades parecen establecer un
vínculo de largo aliento entre la experiencia social pretérita y la "lean-Pierre Durand & Robert Weil, Sociologie contemporaine, París, 1989:312.
experiencia social presente, recordándonos así que las continui- ""Por ejemplo, la familia de los 'desubicados' (aquellos que rechazan la crisis indus-
trial y dan la prioridad a las aventuras individuales) contiene a los 'aprovechadores' (que
dades son siempre más poderosas que las rupturas. De no ser así quieren 'disfrutar al máximo el confort moderno sin dejarse cooptar'), los 'diletantes' (los
(lo cual es imposible, o sea el "de no ser así" no es más que una cuales desean 'auto-realizarse al margen de los senderos preestablecidos y de las institucio-
ficción), de no poder utilizar la memoria como herramienta, el nes'), los 'libertarios' (que pretenden 'permanecer sin sumisión ni concesión')" (Gilles
Férreol et alii, Dictionnaire de la sociologie, París, 1991:253).

184
185
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTESois,uDON TEÓRICA v mEmooLóciu / MANUEL ANTONIO BAF2A Curra° XI: IMAGINARIOS SOCIALES Y MENTALIDAD

Una muestra de la tenacidad de la resistencia de las mentalida- lidan en torno a lo que cada una de ellas considera, en forma
des la encontramos en la ex Unión Soviética, tras siete décadas de independiente, "lo verdadero".
"socialismo científico" y en el cual la ideología oficial de la "Patria Referirse así al concepto de mentalidad es llevar a cabo una
de obreros y campesinos" (consagrada por la Constitución de la conexión en el análisis sociológico con un ámbito perfectamente
ex U.R.S.S.) implicaba el destierro puro y simple tanto de la reli- fuera de toda superficie visible —tal como lo observó en su tiempo
gión como del sentimiento nacionalista. En efecto, tras el fracaso y con mucha justeza el sociólogo G. Gurvitchm y en el cual tie-
de la Perestroika y de la Glasnost de Mijail Gorbatchev y, en defi- nen origen los más crudos conflictos, precisamente porque tienen
nitiva, tras el fin del comunismo, los ciudadanos —en especial los lugar a partir de construcciones socio-imaginarias petrificadas con
más viejos— retornaron a las iglesias y, lo que ha tenido graves "verdades" que permanecen incólumes a través de los tiempos,
consecuencias en términos de cruentos conflictos armados, se han capaces de hacer frente a importantes obstáculos y vicisitudes plan-
resucitado antiquísimas rencillas y rivalidad chauvinistas nacio- teadas desde, precisamente, las transformaciones intervenidas en
nalistas que finalmente pusieron en evidencia profundas diferen- el tiempo (histórico). Tal es la conclusión: las mentalidades, cali-
cias, en realidad jamás desaparecidas. Un caso similar, con trági- ficadas en 1958 por el historiador E Braudel como "las prisiones
cas consecuencias, es el acontecido con el fraccionamiento de la de la larga duración"; las mentalidades, esas fuerzas que constitu-
antigua Yugoslavia, que ha conocido un largo proceso de desper- yen un freno y con las cuales se habría de trabajar en lo que sería
tar de odiosidades desatadas y del cual las poblaciones no han lisa y llanamente una "historia de las resistencias", a juicio de M.
salido todavía, a comienzos de un nuevo siglo, como lo demues- Vovelle'", parecen acompañarnos como una sombra que no nos
tra el tema de Kosovo, en particular. abandona, en virtud de una suerte de lógica interna. Otro pensa-
Si los imaginarios sociales no cuentan siempre con una cuota dor francés, G. Bouthoul, escribe a propósito de esta lógica:
importante de eficacia política, ambos casos de nuestra historia
reciente demuestran, a través de mentalidades (imaginarios socia- Lo propio del contenido de una mentalidad, cuando ésta presenta
les petrificados que se constituyen en torno a la idea central de una cierta estabilidad, es que todos los conocimientos y todos los
enemigo) que sí pueden tenerla, hasta el belicismo, es decir con juicios que la componen tienden a interdemostrarse. Se apoyan o
se desprenden unos con o de otros. Constituyen un edificio lógi-
resultados trágicos para los mismos seres humanos que les han
co, sólido, fundado sobre relaciones de continencia y de deduc-
dado origen. ción19 '.
Cuando analizaba la temática del destino en páginas anterio-
res, daba cuenta también de imaginarios sociales que se plasman.
en rasgo de mentalidad. Para una mentalidad marcada por ele-
mentos religiosos, la idea de un destino señalado por una fuerza
sobrenatural adquiere para un creyente el peso de una verdad in-
cuestionable; tal es la fuerza de una mentalidad, la cual en el caso
de una de tipo religioso no aceptará en la práctica ninguna ver-
sión acerca del destino que no sea acorde a la propia. A su vez, la
confrontación entre dos versiones opuestas, una religiosa y otra
que no lo es, dará simplemente cuenta de toda la incomunicación
que puede existir entre dos mentalidades distintas, que se conso- 1 tl9 Georges Gurvitch, Traité de sociologie, París, 1960, 2 tomos.
190 Michel Vovelle, Ideólogies et mentalités, París, 1982.
"'Gasron Bouthoul, Les mentalités, París, 1981:61.

186 187
CAPITULO XII

CUERPO DESNUDO EN CHILE E


IMAGINARIOS SOCIALES: ¿ESCENARIO
DE CONFRONTACION ENTRE LO
TRADICIONAL Y LO EMERGENTE?

OR QUE conectar el análisis de imaginarios sociales con el


1 tema de la exhibición del cuerpo humano desnudo en Chi-
le? Respondería diciendo que hay en nuestros tiempos una cierta
actualidad con respecto al desnudo en el país y que dicha relevan-
cia tiene sus escenarios episódicos en el teatro, en la fotografía, en
la televisión, en la propaganda política, en la publicidad, etc.; ahora
bien, independientemente de que se trate o no de una fase de
"destape cultural" a la imagen de la España postfranquista, es la
producción artística en especial la que conduce directamente a la
discusión, en la perspectiva de los imaginarios sociales. Se puede
decir, en todo caso, y sin temor a equivocación, que el tema está
presente en "el discurso de la calle".
Cualquiera de las dos formas en las cuales se suele abordar un
tema que es sensible en nuestro país nos autoriza dicha conexión:
los que piensan en el arte (los menos) y los que piensan en la
moral y las buenas costumbres (los más). Partiendo del arte, toda
propuesta artística interpela directamente nuestros imaginarios,
tanto individuales como sociales, independientemente del hecho
de que una obra pictórica, por ejemplo, sea figurativa o nom;
'"Una pintura, "realista" o abstracta, en nuestra condición de espectador, nos llega a
través de nuestro sentido ocular para ser interpretada según nuestra propia ecuación per-

189
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES ME LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y NETODOLOGICA / CUERPO DESNUDO EN CHILE E IMAGINARIOS SOOALES: ¡ESCENARIO-.
MANUEL ANIONIO BAEZA CRANULO Mit

pero partiendo de la noción de moral, según el sentido común, la como algo distinto de la cuestión específica de la reproducción de
interpelación no es menos directa, tratándose esta vez de construc- la especie (negación del goce en el acto sexual); pero se habrá de
ciones simbólicas, con valor normativo en el "fuero interno" y que reconocer que tal argumento no se compadece con la realidad de
tienen que ver con el "respeto al ser humano'''''. No obstante, arte otros países latinoamericanos en donde la importancia del catoli-
y moral, en culturas como la nuestra, marcadas por la acentuación cismo fue también muy gravitante, pero en donde la presencia de
del carácter pecaminoso de una sexualidad no restringida al ámbito un componente étnico como es el africano (por efecto de la im-
estrecho de la reproducción y del matrimonio, parecen bastante portación de mano de obra esclava en siglos pasados), unido a fac-
dificiles de conciliar. La consecuencia es previsible: los imaginarios tores de orden climático, dieron lugar a una relación distinta, sen-
que se alinean tras una u otra concepción parecen finalmente ser sual, con el cuerpo humano, específicamente con su exhibición,
igualmente irreconciliables y cada vez que la desnudez se exhibe en con su contemplación.
performances artísticas, en general cada vez que hay exhibición del Se requiere volver atrás en el'análisis del factor religioso como
cuerpo descubierto, es decir cuando se asoma en el espacio público, elemento cultural de importancia. Además de lo anteriormente
se levantan voces inquisidoras, moralizando un debate que tendría dicho, hay que destacar que no se trata de cualquier catolicismo
más bien sede en el arte, independientemente de la valoración po- en sus orígenes históricos: es el modelo llamado de Cristiandad,
sitiva o negativa que se tenga acerca de una forma de arte precisa. inspirada en la Contrarreforma del siglo XV1 194 . Pues bien, es pre-
No se trata de elaborar argumentaciones, como acontece muy ciso detenerse en algunas consecuencias de este modelo en la te-
a menudo, que conduzcan necesariamente a una especie de retra- mática que aquí me interesa abordar.
to psicoanalítico (aunque impresionista) del chileno, de quien se Una entrada al tema lo da un breve análisis de la iconografía
señala que tendría una sexualidad reprimida, que sería una perso- católica contrarreformista y barroca de la época. La representa-
na acomplejada, que sería más bien un mal amante, etc. De lo ción del cuerpo, en una época de transición entre el medioevo
que sí se trata es de ver cuál es el imaginario social dominante en europeo y la era moderna' 95 , conoce lo que es una versión especial
materia de sexualidad, lo cual subsume lógicamente —y tal como que se trasladó hacia América Latina, la cual impregnó con algu-
veremos a continuación— el tema de la exhibición/contemplación nos elementos propios la rica iconografía ibérica que orna los prin-
del cuerpo desnudo. cipales templos y catedrales de las ciudades coloniales. En lo esen-
Al origen de nuestra cultura chilena, encontramos una ver- cial debemos retener que el cuerpo sirve de soporte pedagógico
tiente religiosa, concretamente católica, que marcó poderosamente en la escenificación del dolor, de la mortificación de la carne, por
nuestro echos nacional. Esto tendría un efecto claro sobre la difi- el hecho del pecado que acecha constantemente a un hombre que
cultad que de facto y de inmediato nos plantea el cristianismo, en requiere una necesaria purificación'''. El simbolismo de la sangre
general, con el hecho de pretender asumir el cuerpo y la sexualidad
194 Digo "orígenes históricos" de la Cristiandad porque, por supuesto, el modelo inicial
sonal, suscitando una emoción, azuzando la imaginación, facilitando incluso —en una tuvo una serie de transformaciones a través del tiempo, como bien lo señalan, por ejemplo,
combinatoria de elementos participantes de nuestra actividad mental— un cierto discurso María Antonieta Huerta & Luis Pacheco, La Iglesia chilena y los cambios sociopolíticos, San-
acerca del mismo. "En los procesos de conocimiento, la imaginación colabora dotando a tiago, 1988.
las actividades abstractas de reflexión, de imágenes que representan configurados los con- "Una transición que implica un retorno al clasicismo de la Antigüedad y a la repre-
ceptos, o aluden a ellas mediante símbolos" (María Noel Lapoujade, Filosolla de la imagi- sentación del cuerpo. La consagración de un nuevo estilo tendrá lugar en el Renacimien-
nación, Ciudad de México, 1988:242).
to, en aquel Quanrocento italiano, con las obras de Miguel Angel, Leonardo de Vinci, etc.
'”Esta idea se inspira en una de las tantas definiciones de la moral que nos entrega la 196
Este elemento de la purificación se conecta con el viejo imaginario religioso del
21' edición del Diccionario de la Lengua Erpañola, de la Real Academia Española, Madrid, sacrificio, por cierto no exclusivo del cristianismo: los aztecas sacrifican prisioneros a sus
1997:140. dioses para saciar su apetito, para obtener de su parte una actitud benévola.

190 191
IMAGINAMOS SOCIALES. APUNTB PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA T METODOLÓGICA /
MANUEL ANTON / O BAEZA CAPITULO XII: CUERPO DESNUDO EN CHILE E IMAGINARIOS SOCIALES. ¡ESCENARIO...

que se vierte a raudales desde cuerpos lacerados no puede sino Sostengo que en Chile jamás se abandonó completamente esta
inspirar un sobrecogimiento, a la vez que un sentimiento de culpa visión negadora de una plenitud corporal. Las argumentaciones
difícilmente neutralizable. No sólo es el padecimiento físico de esgrimidas en torno a la experiencia de la llamada "casa de vidrio"
Jesús en la Pasión y su culminación en la cruz, o el de San Sebastián en el centro de Santiago, de la franja electoral televisiva del Parti-
con el cuerpo atravesado por flechas, sino el martirologio del Mesías do Humanista, de la performance desnuda callejera de Baby Vamp
y de los santos aquello que nos recuerda nuestra condición de y de las fotografías de desnudos colectivos de Spencer Tunick igual-
criaturas siempre proclives a pecar, pero colocados al mismo tiempo mente en la capital, tienen en común los tres elementos siguien-
frente a la promesa de una victoria definitiva sobre la muerte al tes destacados por parte de la opinión pública nacional y/o de
bregar por la expiación (purificación) de todo pecado'". ciertas organizaciones con objetivos moralistas: a) la protección
En suma, ¿qué puede ser el padecimiento físico sino algo ni- necesaria de los niños frente a este tipo de espectáculos (alusión a
mio frente a una eternidad que se vislumbra infinitamente por la exhibición del cuerpo desnudo como asunto exclusivo de adul-
encima de cualquier tipo de sufrimiento físico en este mundo? El tos); b) el carácter sagrado del cuerpo como "don de Dios" (alu-
cuerpo se exhibe quizás generosamente, pero martirizado y como sión a la necesaria santidad que mencionaba más arriba); c) la
tal sólo para un didáctico enrostramiento de nuestra débil condi- decadencia moral de un país que pierde el sentido del pudor.
ción humana, al mismo tiempo que se le priva de ciertas autono- Por un lado, se advierte, la inocencia del niño debiera provocar
mías en materias mundanas, desde el goce sexual hasta la acumu- en los adultos una extrema cautela con respecto a la problemática
lación inmoderada de bienes; cada una de las laceraciones exhibidas que en su desnudez plantea el cuerpo: el pecado (¡una vez más!),
en el cuerpo de los mortificados son la exhibición misma del pe- prematuramente insinuado a través de tales manifestaciones. Por
cado; la cuasi desnudez de algunos cuerpos se asocia así también otro, también desde una postura evidentemente religiosa, la con-
al simbolismo de una comparecencia humana a un Juicio Final y ciencia del pecado —esta vez en los adultos— debiera más bien des-
en el cual las pertenencias materiales, en general, no tienen nada alentar incitaciones hacia la lujuria (¡una temible debilidad entre
que hacer. Todo funciona al interior de una dualidad cuerpo/alma, todas las debilidades humanas!) y pregonar abstinencia, por ejem-
en donde el énfasis positivo se pone en el segundo, y cuya salva- plo, antes de incitarla mediante cuerpos que se alejan provocati-
ción depende de su capacidad de superar las debilidades del pri- vamente del pudor (cuerpo desnudo = erotismo = promiscuidad
mero, connotado por lo tanto —en parte— negativamente, salvo sexual). Por último, se escucha decir también, un país que no hace
cuando se llena de abstinencias, de renunciamientos, que se ha- distinciones entre el recato y la falta completa de éste otorgaría una
cen posibles sólo por una vía: la de la santidad, aun al precio de flagrante demostración de un peligroso "relativismo moral", cuan-
los peores suplicios que el mundo profano y pecaminoso pueda do no de una decadencia más que preocupante ("¿dónde iremos a
prodigar. parar con todo esto?").
Podemos, al hablar de incitaciones, establecer una analogía entre
el tema del divorcio (que, se dice, incitará a más y más separacio-
'"Valga una explicación complementaria en materia de representación de la vida y
eventual martirologio de Jesús y de los santos: la Conquista de América fue presentada
nes) y el tema del desnudo exhibido (que, se dice, incitará a más y
como una victoria de Cristo y en especial de la Iglesia Católica. El sitial de los santos en la más promiscuidad sexual), en un imaginario social religioso im-
iconografía de la Contrarreforma queda así definido: "(...) los santos pasarán a ser una pregnado de fuerte moralismo. Tal me parece ser, en definitiva, la
prueba de la santidad de la Iglesia. Esto aparece con especial claridad en las galerías pictó-
ricas de los santos de la Compañía de Jesús, que en sus residencias han de demostrar
construcción socio-imaginaria que prevalece el sujeto medio chi-
visiblemente la santidad y el triunfo de la Iglesia" (Hans-Jürgen Prien, La historia del leno que, en este curioso inicio de siglo quisiera ser postmoderno
cristianismo en América Latina, Salamanca, 1985:287-288). en muchos ámbitos, pero que en esta materia —que, al fin y al cabo,

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA u DiscusiON TEÓRICA r mrr000lóGicA / MANUEL ANTONIO BAEZA
CARITulo XII CUERPO DESNUDO EN CHILES IMAGINARIOS SOCIALES: ¿ESCENARIO—

se enfrenta a determinados rasgos de mentalidad— sigue siendo la desnudez se desprende también —lo que será una paradoja para
extremadamente tradicional y conservador. Querellas y contra- muchos— de su connotación erótica. La presencia de banderas
manifestaciones (entre las cuales se destacan las de los evangéli- chilenas, los "c-h-i... chi, 1-e... le" gritados desde el fondo de las
cos) han acompañado cada una de estas expresiones cuestionadas gargantas daba cuenta de algo más profundo que una colectiva
en su esencia artística al mismo tiempo que estigmatizadas por su performance de valor artístico quizás discutible. En realidad, los
carácter atentatorio a lo que se entiende por moral única nacional. desvestidos participantes corrían como niños traviesos o, si se pre-
No obstante, la preocupación estética por el cuerpo ha ido fiere, y dicho a la manera de algunos antropólogos, actuaban como
lentamente entrando en las prácticas sociales chilenas: basta con si se tratase de aquellos tiempos de puesta entre paréntesis de la
observar el auge de los gimnasios privados, de los cuidados corpo- monotonía de la vida cotidiana ordinaria y que conocemos con el
rales mediante técnicas suaves (modificación dietética en la ali- concepto de carnaval, casi absolutamente inexistente en nuestro
mentación cotidiana, por ejemplo) o mediante técnicas más radi- país, al menos en el sentido fuerte del mismo.
cales (cirugía estética, por ejemplo). Desde hace algunos años, los El carnaval, en efecto, es una actividad sui generis llevada a
chilenos han empezado a utilizar el espejo y a no rehuir la imagen cabo en un tiempo corto, con un inicio y un fin fuertemente
que éste les devuelve. Pero todo esto se ha enmarcado en un trata- simbólicos, en el cual muchos de los interdictos y prohibiciones,
miento del tema en la intimidad de la esfera privada, sólo pertur- muchas de las prácticas regularmente reprimidas, son dejadas de
bada con mayor ruido por la irrupción de los chilenísimos "cafés lado. El carnaval es una catarsis colectiva, un lapso de tiempo en
con piernas", o por los espectáculos para mujeres con semidesnudos que se suprimen las jerarquizaciones sociales habituales, las pesa-
masculinos. das diferencias, y en donde todos se encuentran provisoriamente
Una pequeña revolución cultural parecía ponerse ya en marcha en igualdad de condiciones. El carnaval tiene, no está de más re-
cuando su mayor expresión —hasta ahora— tuvo lugar en junio de cordarlo, una dimensión escenificada de la existencia humana
2002, con motivo de las famosas fotografías de desnudos de S. característica, es decir, desde un punto de vista simbólico, el car-
Tunick, con la más masiva concurrencia en América Latina: cerca naval se divide en los tres momentos reconocibles de la vida hu-
de 4.000 participantes'". Hemos asistido a una suerte de libera- mana: nacimiento, vida y muerte. Esta escenificación de supre-
ción del cuerpo, con un asombroso tinte lúdico, que bien vale la sión de barreras sociales bien podría ser una metáfora de la sociedad
pena mencionar, porque se estaría planteando un cambio socio- "que no es" y que sus participantes expresan bajo una forma festi-
lógico importante bajo la forma de un desafío lanzado probable- va. En este caso preciso, esta sociedad chilena "que no es'.: —y tal es
mente desde un imaginario social naciente hacia aquél preexis- el argumento central que defiendo aquí— corresponde a una que
tente, con las características ya descritas'". A esta idea de desafío no conoce sino la libertad de expresión corporal, la concepción
me referiré más adelante. Por espacio de algunas horas de una de una moralidad (y no de una amoralidad) menos tiránica.
gélida mañana de domingo invernal, jóvenes y menos jóvenes Pero no cerraré aquí la reflexión sociológica en este tema. La
procedieron a quitarse la ropa, en un acto en que las fotografías descripción de la versión tradicional del imaginario social del cuer-
del estadounidense parecieron constituir sólo una excusa y en que po y la irrupción de la expresión carnavalesca en un país que prác-
ticamente la desconoce, conllevan a un segundo nivel de análisis
'"Entre los cuales la participación masculina fue, sin embargo, mucho más masiva aunque ya insinuado, en torno a la confrontación entre dos ima-
que la femenina. ginarios sociales, lo cual explica, por un lado, una irritación » por
'Una joven parricipante me decía recientemente que, una vez atravesado el umbral
del pudor, cuando todas las personas se fundieron en una masa considerable de cuerpos
otro, una actitud desafiante. La desnudez (una vez hecha plausi-
desnudos, la sensación de libertad personal fue inmensa. ble), la liberación del cuerpo (o quizás deba simplemente decir la

194 195
IMAGINAR/OS SOCIALES. APUNTES PARA u iszscuSION TEÓRICA y RIETODOLOGICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA CAPITULO XII: CUERPO DESNUDO EN CHILE E IMAGINARIOS SOCIALES. ¿ESCENARIO_

reivindicación del cuerpo), más allá de todo criterio estético de que ya he mostrado (cf. El tiempo de las tribus, 1988) en su actua-
moda, parece constituir en este caso una ilustración más de lo que lidad, y que tiene tendencia a contaminar al conjunto de la vida
anteriormente calificara de imaginario social hedonista de tipo social. Del arte stricto sensu a la vida cotidiana más trivial, asisti-
mos a una desaparición de los límites, o al menos a un cuestiona-
postmoderno; el gozar el "aquí y ahora" no pretende reconocer
miento de las distinciones. Los contornos flexibles, las prácticas
fronteras socio-imaginarias anteriores, consideradas caducas. En ambiguas, las ideologías movedizas, los modos de vida nómadas
el lenguaje sociológico de M. Maffesoli 200 , el valor de la social:* dad, significan bien esta época, y por lo mismo reactualizan la sensibili-
de las relaciones proxémicas en donde predomina la afectividad, dad barroca1 °3 .
la tendencia asociativa de tipo neotribal (es decir una asociación
que no tiene nada que ver con la tradicional "comunidad de sen- M. Maffesoli señala que, con este fondo socio-imaginario inédi-
tido", pero sí con una "comunidad emocional" 29, hicieron irrup- to (puesto que el hedonismo ha sido hasta aquí históricamente
ción en el espacio público de la capital chilena como un reto lan- marginalizado) se estaría tramando una nueva forma de vivir la
zado al recato, al misterio, en definitiva a la negación del cuerpo sociedad, instaurando así nuevas prácticas sociales, nuevas mane-
que ha caracterizado nuestra mentalidad dominante. La inespera- ras de concebir la asociatividad. Emitiré solamente como hipóte-
da escenificación del desnudo, también en el sentido dado por sis sociológica el hecho de la emergencia en sectores chilenos de
M. Maffesoli, tiene que ver con la exaltación de las apariencias un nuevo imaginario social de tipo postmoderno (con la salvedad
(cuestión central desde la perspectiva de los imaginarios sociales de añadir la pobreza o la nulidad en la creatividad denunciada
postmodernos)"2 . Pero no se trata del monopolio de las aparien- por C. Cas.toriadis, ya comentada) que, de momento, muestran
cias que ejercen las modas de turno, sino de una democratización cierta audacia (o cierta insolencia, todo depende del cristal con el
de las apariencias: en el happening de Santiago había tanto cuer- que miramos) a través de emblemáticos cuerpos que se desnudan
pos delgados como obesos, tanto grandes estaturas individuales en la vía pública. Accesoriamente diré, por último, que será sin
corno pequeñas, etc., fusionados en una modalidad de "comu- duda alguna la desinhibición del cuerpo, o mejor dicho el reen-
nión social" sin precedentes. cuentro con éste, el elemento positivo que, una vez superada una
De la apariencia a la valoración de los objetos materiales hay relación traumática, lo que permita la superación de numerosas
un solo paso (podría considerar aquí que el "objeto" es el cuerpo): conductas sexuales aberrantes, como por ejemplo la pedofilia.
Los éxtasis suscitados por el 'mundo de los objetos' son particular-
mente evidentes, teniendo en cuenta la multiplicación de éstos, y
es aquello que merece más atención (...) Se requeriría hablar tam-
bién del deporte, de la música, de la construcción del cuerpo y de
otras actividades lúdicas. En una palabra, podemos decir que el
espíritu de nuestro tiempo corresponde a la empatía, esta Einfühlung

' °Michel Maffesoli, Le temps des tribus. Le détlin de l'individualisme, París, 1988.
"'Michel Maffesoli, Ibidem, pp. 19-50. El autor escribe: "Las grandes características
atribuidas a estas comunidades emocionales son el aspecto efímero, la 'composición cam-
biante', la inscipción local, 'la ausencia de una organización', y la estructura cotidiana
(Verallraglichung)" (p. 24).
2 °2Michel Maffesoli, Au creta des apparences. Pour une éthique de l'esthétique, París,
1990. "'Michel Maffesoli, Au creux des apparences... p. 181.

196 197
CAPITULO XIII

PRIMERAS CONCLUSIONES
SOCIOLOGICAS

N O ESTAMOS sino en el umbral de un tipo de conocimien-


to que puede revelarse como una auténtica "caja de Pandora",
en e pecial si los ámbitos concernidos por estos conocimientos
tienen una centralidad indesmentible en nuestra sociedad Me
remitiré por consiguiente, en estas primeras conclusiones, a tratar
solamente tres de dichos ámbitos. En primer lugar, los imagina-
dos sociales conectan con un tema que siempre ha concitado el
interés de la sociología, de la ciencia política: la dominación. Por
ende, se entenderá con facilidad la importancia extrema que tiene
el hecho de desnudar los mecanismos de dominación, lo cual sig-
nifica poner en evidencia —a través del trabajo teórico, se entien-
de— aquello que culturalmente aceptamos sin una auténtica e in-
cesante labor de un espíritu crítico.
Lo que está en juego es sacar a la superficie el hecho de que los
imaginarios sociales son la condición misma de lo social, median-
te sus facultades instituyentes, con lo que se entenderá mejor la
batalla omnipresente por lograr su manipulación, su control o
domesticación. Si el enunciado (ideológico) Xlogra establecer una
articulación operacional con aquél del imaginario social 1 7, enton-
ces la dominación equivale a X+ Y=XY, lo que es sinónimo de
decir que el contenido preciso de XYpasa a ser, de ahora en ade-

199
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAPA LA DiscusION TEOmu Y METODOLÓGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA Carinno XIII. PRIMERAS CONCLUSIONES SOCIOLOGICAS

lance, "naturalizado", o sea ampliamente legitimado desde los con- lógicamente afirmando que XYresulta artificialmente ser "lo que
juntos sociales mismos. Integramos así (en calidad de XY) una es
cantidad considerable de supuestos, en muchos y variados ámbitos El valor agregado que muchos contenidos ideacionales alcan-
de nuestras existencias, como si se tratara de "verdades incuestio- zan por el hecho de haber pasado a la condición de "naturales" es
nables" que, por lo demás, parecen adquirir vida propia, es decir inmenso. El simple hecho de someterlos a una crítica pública puede
que se autonomizan y que por lo tanto —en un cierre operativo ser, para un intelectual incauto, un acto temerario que le conduzca
equivalente a una fusión— prácticamente impiden a los simples finalmente a la hoguera por herejía "contra una divina e inviolable
ciudadanos reconocer los elementos que en realidad las compo- naturaleza", contra un inalterable "lo que es". ¿Quién podría osar
nen (X como algo distinto de Y) y poder así disociarlas analítica- defender tesis políticas como la necesidad de construir una socie-
mente. dad socialista, por ejemplo, sin recibir de inmediato la excomu-
Es que en materia de "naturalizaciones", de modo implícito, nión y el anatema de arcaísmo; de idealista del pasado, de irres-
debemos volver a la muchas veces difícil distinción, en el campo ponsable nostálgico de trágicas épocas pasadas? ¿La sociedad de
de lo social especialmente, entre lo natural o innato y lo cultural- mercado no es acaso un elemento suficientemente incuestiona-
mente adquirido, me refiero a la cuestión ilusoria de la "realidad" ble? Al menos eso dicen todos los "naturalizadores" de la sociedad
como algo próximo de la naturaleza, por ende ilusoriamente cues- neoliberal. Pero muy pocos son los que advierten, en general, que
tionable. La tesis que expongo al lector se conecta directamente estamos simplemente en presencia de un poderoso XY.
con lo que C. Castoriadis ha escrito acerca de lo que se instituye y Ahora bien, afortunadamente, los imaginarios sociales no son
de lo cual asumo sus consecuencias sociológicas. El ha planteado necesariamente ese "talón de Aquiles" de ciudadanos ingenuos
que el universo de las significaciones instituidas no es un doble, que terminarían haciendo suyos los enunciados de otros que sólo
no es un "reflejo" de la sociedad "real" 204 . ¡Es que sin esas signifi- proyectan someterles. Los imaginarios sociales tienen una cuna
caciones, en sentido estricto, no hay "sociedad real"! El filósofo más lejana, aquel pariente pobre del análisis objetivista de la con-
no dice otra cosa: ciencia: la imaginación, esa facultad de divagar difícilmente con-
fiscable en los seres humanos. E imaginar es un algo más comple-
(...) la institución del mundo de las significaciones como mundo jo, más volátil, más difícilmente manipulable. Por cierto, M.N.
social-histórico es, ipso facto, 'inscripción y 'encarnación' en el Lapoujade tiene razón al buscar reubicar la imaginación en la ac-
'mundo sensible' a partir de lo cual es históricamente transforma- tividad mental, con características —que ella llamarla estructura-
da en su ser así 205 .

les— múltiples: nos dice que la imaginación es ambigua, es


sustitutiva, es paradójica, es dialéctica, y también sugestiva 206. Con
Tal es el fondo del asunto: significaciones encarnadas en el mundo
tales antecedentes genealógicos, los imaginarios sociales, cuando
de lo sensible que imprimen un sello especial a "lo que es". Al decir,
instituyen prácticas sociales, formas de pensar y de actuar, no siem-
al mismo tiempo, que la dominación es una domesticación efec-
pre lo hacen desde diktats que emanan del poder; tales formas
tiva de las siginificaciones admitidas socialmente, estoy entonces
pueden ser distantes de este último, ir en sentido contrario de
hablando de una "encarnación" inducida, de una "naturalización"
inducida de contenidos ideacionales múltiples, por lo tanto estoy
206 "La imaginación procede por alusiones, invita, suscita, promueve, propone; pero
permite la disensión, la duda, la multivocidad, la pluralidad y aun el desacuerdo. Las
"'Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire..., p. 474. propuestas de la imaginación no son imperativas ni asertóricas, sino fundamentalmente
"Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire..., p. 475. (Las cursivas en la cita- optativas y problemáticas. Ofrecen y esperan una actitud de libertad ante ellas" (María
ción son mías). Noel Lapoujade, op. cit., p. 253).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES ?ARA LA DISCUSIÓN TECINCA Y METODOLOGICA 1 MANUEL ANTONIO BAEZA anrulo XIII: PRIMERAS CONCLUSIONES SOOOLOGICAS

aquél de la voluntad de dominación. Los imaginarios sociales son viene en el campo de lo que he denominado la facultad de signifi-
inmateriales, por lo mismo fluctuantes, diría incluso jabonosos, cancia. Si el lector me autoriza el uso de una fórmula algo solem-
huidizos; no siempre constituyen presa fácil de imperios ideológi- ne, diría que si pudiésemos reconstruir la historia universal del poder
cos. No siempre se convierten en cosa funcional. La única funcio- en las sociedades humanas, veríamos que éste surge siempre de la con-
nalidad reconocible de los imaginarios sociales, grosso modo, es la quista, por distintos medios, de la significación y de su legitimación a
de permitir contar con una base de plausibilidad necesariamente escala social. Allí es donde se gesta y se establece la credibilidad,
unificadora para la sociedad misma. Y en tal sentido, esta última donde se prepara y se proclama la verosimilitud, en síntesis, en
no puede permitirse el lujo de reprimir completamente la diversi- donde se urde y se consolida la dominación.
dad socio-imaginaria que la sociedad contiene: lo que se encuen- Pero ésta no es una fatalidad. La voluntad no es necesariamen-
tra opacado hoy podría tener mayor o menor utilidad mañana. te una materia prima dúctil y allí en donde vemos debilidad pue-
Este "oportunismo" societal es una de las características de los gru- de haber también fortaleza. La utopía es, en tal sentido, una bue-
pos sociales que, en último término, haráii todo por sobrevivir; la na demostración de esta segunda posibilidad.
sociedad pretende antes que todo ser, aun por encima de los do- Temas expresados con tanta grandilocuencia como la libertad,
minadores de turno. No hay en esto criterio alguno de esencialis- por ejemplo, no tienen en verdad respuesta al margen de una
mo, sino una suerte de fenomenología elemental (o actitud natural) determinada concepción de la misma. En la tensión autonomía/
de los grupos humanos que, en cualquier circunstancia, parecen heteronomía habría siempre que dilucidar si ese concepto no es
otorgarse un mínimo común denominador de concordancia que simplemente un préstamo de una ideación perfectamente exógena.
les permite reproducirse como tales. Es pues esta fenomenología La experiencia histórico-social nos demuestra que la libertad es
elemental (que debería orientar, por ejemplo, hacia una compren- en sí un valor abstracto, que no basta con declarar pura y simple-
sión más sociológica de un biológico y primogénito espíritu gre- mente su ejercicio, que por tratarse de una experiencia colectiva
gario), el factor que brinda la continuidad histórica a los conjun- deben de inmediato señalarse cuáles son los contenidos y los lími-
tos sociales, a pesar de eventuales rupturas. tes precisamente de tal ejercicio. Pero entonces, a partir de esta
fijación de fronteras, entramos en el terreno de los arbitrarios,
Por lo general [escribió en su tiempo G. Simmel] a nadie le más exactamente de las concepciones, en este caso preciso de las
interesa que su influencia sobre otro determine a este otro, sino
que esta influencia, esta determinación del otro revierta sobre el
concepciones de la libertad.
determinante. Por eso existe ya una acción recíproca en aquel afán
Valdrá tal vez la pena incluir también el tema de la justicia,
de dominio que se da por satisfecho cuando el hacer o el padecer que J. Rawls defiende en tanto que fundamento mismo del libe-
del otro, su estado positivo o negativo, aparecen al sujeto . como ralismo político y en torno a lo cual el autor confía en que se
producto de su propia voluntad 207. creará un consenso con apoyo en lo que él denomina "las doctri-
nas razonables" 208 . O incluso el tema de la democracia, tratado
Allí están implícitos los alcances del concepto que aquí nos
ocupa: la satisfacción del afán de dominio del aspirante a domi- 2 °8 "El objetivo de la justicia como imparcialidad es, por tanto, un asunto práctico: se

nador es alcanzada mediante una modificación de la voluntad de presenta como una concepción de la justicia que pueden compartir los ciudadanos, en tanto
que es fundamento de un acuerdo político razonable, informado y voluntario. Expresa su
quien pasa a ser dominado. Y ese fenómeno transformador inter- razón pública y política compartida (...) Por tanto, lo que busca el liberalismo político es
una concepción política de la justicia que, esperamos, pueda ganarse el apoyo de un
consenso traslapado de las doctrinas razonables, religiosas, filosóficas y morales, en una
2 "Georg Simmel,
Sociología. Estudios sobre las formas de socialización, Madrid, sociedad que se rija por esta concepción" (John Rawls, Liberalismo político, Ciudad de
1986:1:147. (Las cursivas son mías). México, 1995:34-35). (Las cursivas son mías).

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTLS
PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOUSCICA MANUEL ANTON'O BAEZA GrITULO XIII: PRIMERAS CONCLUSIONES SOCIOLOGICAS

esta vez por C. Lefort 209 , quien propone visualizar metafórica- sustancia y su base de sustentación. Probablemente, predomine
mente el poder político como una "silla vacía", que nadie tendría casi siempre un elemento de carácter metafísico en la explicitación
la intención de apropiársela definitivamente, consagrando así el de fundamentos que la doxa organiza y difunde acerca de los "va-
principio de la necesaria alternancia de sus ocupantes. La lista lores", en medio de una gran opacidad conceptual. Más adelante
puede extenderse con múltiples otros conceptos que, fatalmente, volveré al tratamiento del tema de lo metafísico en singular. De
no pueden escapar a esa polisemia original que obliga al fin y al seguro, en todo caso, el establecimiento de estos esquemas corres-
cabo a precisarlos, a intencionarlos socio-imaginariamente, co- ponde al ámbito del pensamiento simbólico, por excelencia.
menzando por un tema recurrente como lo es el de derechos hu- Por supuesto, y no obstante lo anterior, disponemos de algu-
manos. nas pistas en el campo de la sociología para el análisis de los valo-
En todos estos casos, sin una significación socialmente defini- res, entre las cuales me limitaré a citar sólo algunos: entre los so-
da, poco podemos decir que no sean generalidades en absoluto ciólogos clásicos, M. Weber, por ejemplo, da a entender que los
desvinculadas de las prácticas sociales empírica e históricamente "valores" se traducen en "mandato? o "exigencias", hasta el pun-
comprobadas. No hay ni libertad, ni justicia, ni democracia, ni to en que él identifica en su tipología de la acción social, una de
derechos humanos, si no les hemos acordado previamente una ellas como "racional con arreglo a valores'''. Con posterioridad
plausibilidad básica que finalmente les instituya en sociedades T. Parsons, al distinguir modelos de organización social (más exac-
humanas determinadas. Quiero decir con esto que todos estos tamente cuatro) decía que en cada uno de ellos se reconocía la
conceptos no pueden permanecer en una condición de principios primacía de determinados valores 2 ' 1 . A su vez, todavía más tarde
meramente abstractos: su existencia misma depende de una suer- en el siglo XX, D.Bell, ya hacia fines de los años '70, dirá que es
te de "concreción" material en sociedades reales, con sistemas po- en torno a la cuestión valórica que tiene lugar la principal contra-
líticos, con administraciones del Estado, pero sobre todo con su- dicción cultural del sistema capitalista'''. De M. Weber a D.Bell,
jetos de carne y hueso, que animan todos los días la vida social en pasando por T. Parsons, vemos cómo desde lo micro (la acción
distintos ámbitos. Pero dicha transformación necesita un meca- social) a lo macro (el sistema capitalista) la cuestión de lo valórico
nismo de concreción, de legitimación en un sentido más o menos está presente en la vida social y, por ende, en la cabeza de los soció-
preciso, en definitiva un resorte instituyente socio-imaginario. logos.
Propondré ahora un segundo ámbito de estudio. Como he- A decir verdad, al invocar —en forma casi mágica— "valores", e
mos visto también a través del texto, el concepto de imaginarios incluso "valores supremos", se invoca la supremacía de una serie
sociales conecta con un ámbito de interrogaciones tan importan- de significaciones que existen en términos socialmmite comparti-
te como puede serlo el de los "valores", o mejor dicho de los es- dos, incluso de significaciones de alto prestigio y que se considera
quemas valóricos que las sociedades se construyen como núcleo como "supremas". El problema es cuán importante resulta el gra-
de referencia para definir las conductas esperables de sus miem- do de colectivización de dichos supuestos, cuán sólidamente es-
bros. Los ciudadanos echan mano en tanto que recurso discursivo tos últimos se adhieren a los mecanismos sociales de plausibilidad
a los "valores", pero en general no reflexionan demasiado en tér- en distintas materias; se comprenderá fácilmente que en ausencia
minos de su genealogía, ni de sus eventuales ciclos de vida, ni de
su eventual obsolescencia. No sabemos bien cómo se generan, 21"Max Weber, op. cit.
cómo se perpetúan o, al contrario, como se devalúan, cuál es su '"En su obra The Social System (Glencoe, 1951), el sociólogo Talcott Parsons dice que
en la sociedad norteamericana, por ejemplo, prevalecen los valores asociados a la realiza-
ción de las personas (achievement).
2 "'Claude Lefort, L'invention démocratique, París, 1981. "I'Daniel Bell, Les contradictioas culturelles du cap italisme, París, 1979.

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IMAGINARIOS SOCIALES. ~Nos PARA LA DISCUSION TIONes Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAF_ZA
CVITULO XIII: NUMERAS CONCWSIONES SOCIOLOGICAS

de una amplia socialización de tales supuestos básicos, éstos no hasta ayer vigentes, en tanto que imaginarios de las conductas
logran superar el ámbito de los individuos o de los grupos de sociales esperables. Es importante destacar, no obstante, que el
individuos, con lo cual una jerarquización legitimada en el ámbito soporte metafísico y teocéntrico que sostenía parte del esquema
colectivo de la moral y el de los valores resulta imposible: tu mo- anterior (de carácter colonial) en una América Latina con una
ral y tus valores solamente equivalen a mi propia idea de la moral cultura marcada por la religión, no ha sido centralmente cuestio-
y a mis propios valores. Como hemos visto en páginas anteriores, nado, aunque sí ha sufrido fuertes alteraciones, re-significaciones
a menos de que se solidifiquen de manera durable y se transfor- importantes 2'4 . Y lo ha sido porque la poderosa aceleración de la
men en estructuras mentales profundas, los imaginarios sociales historia a la que asistimos desde la década pasada 215 pone a prue-
suelen cambiar y, frente a nuevos enigmas de la vida social, dar ba la arquitectura socio-imaginaria valórica anterior: la imagen
paso a nuevos imaginarios. de un Dios castigador no ha sido suficiente para disuadir a los
El ciudadano común y corriente, con un dejo de nostalgia frente hombres para actuar como lo han hecho; el siglo )0( fue uno de
a una imprevista pérdida de puntos de referencia valóricos segu- los más cruentos, las viejas lacras sociales gozan de buena salud, la
ros, pero que correspondían a un período ya culminado, suele indiferencia frente al sufrimiento del otro sigue siendo la norma,
decir: "ya no quedan valores...». Al constatar esta suerte de la trivialización de la drogadicción, de la miseria, de la violencia,
desfondamiento de la sociedad, ese mismo ciudadano no hace se pasea por las pantallas de la televisión, etc.; pero al mismo tiem-
otra cosa que darse cuenta, en definitiva, de la inadecuación cre- po, y muy probablemente quienes debieran asumir las responsa-
ciente entre la arquitectura socio-imaginaria valórica anterior y bilidades de tanta injusticia, crueldad, explotación del hombre
una contemporaneidad sobrecargada de nuevos desafíos y dile- por el hombre, etc., hayan proclamado su cinismo y defendido con
mas de gran envergadura. Como lo escribí en otra oportunidad, ahínco la moral cristiana (los valores con fundamento metafísico)
en la sociedad se produce lo que denominé: a) una estructura de que pisoteaban al mismo tiempo. Los albores de la "globalización »
ajuste (correspondencias múltiples de plausibilidad socialmente
nostampcelruniodjstemp:cruión,
admitida), como también b) un punto de inflexión (ajustes estruc- conflictos de singular violencia, exclusión social, etc., mientras se
turales que llegan a su término histórico) y, por último, c) parido- sigue hablando en altas esferas entusiastas de las bondades de un
namientos históricos nuevos (instalación de estructuras de ajuste de sistema selvático. La constatación de este doble estándar ha sem-
reemplazo)m. Es decir, planteándonos esta misma secuencia des- brado confusión: los pecados sociales no han conducido siquiera
de la perspectiva precisa y exclusiva de los imaginarios sociales a la excomunión.
todo esto quiere decir: una estructura de ajuste (instalación de un Como lo he sostenido en estas páginas, una fórmula puede
determinado esquema instituido de plausibilidad), un punto de resumir casi a la perfección el fenómeno de confusión aquí desta-
inflexión o crisis (desajuste entre el imaginario social vigente y los cado: crisis de las certezas y relativo —aunque creciente— desampa-
nuevos tiempos) y un nuevo posicionamiento histórico (la emer- ro o incertidumbre con respecto al futuro; a eso es, en buena par-
gencia de otro imaginario de sustitución al precedente). te, lo que el Informe para Chile del Programa de las Naciones
En eso consiste fundamentalmente el mentado tránsito epocal
a la llamada "postmodernidad": vivimos el instante histórico en
que se ha producido una crisis, en que se ha alcanzado un punto 2} "Transformaciones que yo resumiría en una frase: vivimos el tránsito de la concep-
ción tradicional de un Dios castigador a la concepción —podríamos decir postmod erna-
de inflexión, que afecta de manera central a los esquemas valóricos de un Dios de compañía en nuestra existencia mundana.
Inste libro se termina de escribir cuando comienza la guerra norteamericana de
corte imperialista en Irak. Con cierto dejo amargo de ironía, pienso que sería interesante
213 Cf. al respecto, mi libro Los caminos cap. IX, pp. 143-158. escuchar la voz de E Fukuyama en este mismo instante...

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IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA / MANUEL ANTONIO BAEZA PRIMERAS CONCLUSIONES SOCIOLOGIGAS
CAPITuLo

Unidas para el Desarrollo (P.N.U.D.) de 1998 llamaba "las para- la técnica; c) el dogma de la comunicación; d) la época como
dojas de la modernización". religión (o, diría yo, el carácter sagrado de la inmediatez) 217 . Em-
El tercer y último ámbito propuesto al análisis es aquél de los pero, lo importante a destacar, desde la perspectiva asumida aquí,
asuntos de la polis, en sentido amplio. La perspectiva de los ima- es la modificación profunda que ha tenido lugar en imaginarios
ginarios sociales indica algunas claves para un necesario reencan- sociales mayoritarios de la población en materia de política y en
tamiento de la política, sabiendo que aquello que está de por medio donde prevalece una idea absolutamente perniciosa, desgraciada-
es, ni más ni menos, que la calidad de nuestra convivencia demo- mente respaldada por múltiples ejemplos reales: los asuntos públi-
crática, tolerante, pacífica. En mi opinión, no es que hayan deja- cos como escenario de delito apenas encubierto por una juridicidad
do de existir imaginarios sociales que estén disponibles para el (o mejor dicho, legalismo) que, incluso, podría formar parte de
reencantamiento de la política, comenzando por los imaginarios
un show grotesco de sistemáticos ocultamientos y complicidades.
sociales identitarios nacionales; el tema problemática es que la En síntesis, la proximidad entre la política y la ciudadanía es al
clase política ha terminado perdiéndolos de vista, para abocarse a fin y al cabo la proximidad entre el ejercicio de la primera y el
una tecnocratización sin ideas, a una administración tanto de la imaginario social de la segunda. El general de Gaulle sedujo a sus
pobreza socioeconómica como de la miseria utópica, a un desalo- electores al origen de la V República en Francia con una frase, a
jo del debate de fondo (al cual se teme por falta de inspiración).
priori enigmática, pero que en definitiva transparentaba un pro-
Una elite, en definitiva, que tiene poco o nada que decir o trans- yecto político afín con las esperanzas y aspiraciones de los france-
mitir; no hay discurso conector con imaginarios sociales que pro- ses: "J'ai une certaine idee de la France" (tengo una cierta idea de lo
bablemente estén disponibles, pero que por falta de lucidez, que ha de ser Francia). Esto tenía que ver con una no reductibili-
los agentes de la política ni siquiera pretenden buscar. dad de la política a la sola gestión de la inmediatez y de los pro-
En el fondo hay para todo esto una línea probable de explica- blemas presentes, una visión estratégica supuesta. Charles de
ción: la pobreza de la creatividad planteada por C. Castoriadis y Gaulle, al igual que otros líderes políticos de la Europa de la post-
el "avance de la insignificancia". Esa mediocridad es el resultado guerra (desde fines de la década de los 40 o a comienzos de los
de lo que I. Rarnonet y muchos otros intelectuales han denomi- 50), supo conectar su discurso político con un imaginario nacio-
nado "el pensamiento único'', visto como una verdadera doctrina nal ansioso de paz y de reconstrucción.
privativa de la libertad de razonar y proponer: El mensaje dirigido a las elites, desde el punto de vista ciuda-
Atrapados. En las democracias actuales, cada vez son más los ciu- dano, es hoy de una claridad meridiana: si los sueños y esperanzas
dadanos que se sienten atrapados, empapados en una especie de son considerados como desplazados o expulsados de la política,
doctrina viscosa que, insensiblemente, envuelve cualquier razona- entonces la política misma es desplazable y expulsable, para así
miento rebelde, lo inhibe, lo perturba y acaba por ahogarlo. Esta salvaguardar esos sueños y esperanzas. Y las elites deberían, ade-
doctrina es el pensamiento único, el único autorizado por una in- más, tener mucho cuidado con el carácter mismo de la adverten-
visible y omnipresente política de la opinión 216. cia: tales sueños y esperanzas tienen sede ahora más en la ganancia
de posiciones individuales que en conquistas colectivas como en
E Brune señala que existen cuatro grandes mitos que ampara- épocas pasadas, lo cual les hace más difícilmente traducibles a la
rían dicha mediocridad: a) el mito del progreso; b) la primacía de política tradicionalmente comprendida. O en otras palabras, se

LI A Ignacio Ramoner, "Introducción", en: vv.aa., Pensamiento crítico versus pensamiento Frangois Brune, "Mitologías contemporáneas: sobre la ideología hoy" (en: vvaa.,
único, Madrid, 1998:15. 217

op. cit., pp. 19-25).

208 209
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PAPA LA DISCUSIÓN TEÓRICA Y METODOLOGICA í CARTA.° XIII: PRIMERAS CONCLUSIONES
soampoicAs
MANUEL ANTONIO BAEZA

observa una tendencia marcada a una visión de una política redu- plantear la emergencia del tema de la imaginación en la reflexión
cida a la práctica del obtener individualmente. filosófica:
Permítame el lector volver a lo que sería una conclusión más
Nuestra propuesta es la siguiente: la imaginación irrumpe en la
general (aunque siempre provisoria). Los imaginarios sociales, en superficie de la reflexión filosófica con un papel medular, en el
tanto que concepto, reclaman tal centralidad analítica en los fe- momento en que la filosofía se vuelve crítica, esto es cuando los
nómenos sociales que omitir esta perspectiva me parecería, por filósofos —léase fundamentalmente Bacon, Descartes, Hume y en
decir lo menos, algo bastante problemáticons. Porque, en verdad, rigor Kant— toman conciencia lúcida acerca de la necesidad de
ellos salen definitivamente al paso de la comodidad propia del iniciar el edificio desde sus cimientos, para la consecución de lo
análisis anterior, en el cual el sujeto —y por cierto, no estoy hablan- cual inician la investigación de los alcances y los límites del instru-
n220 .
do acá de "sujeto histórico" alguno, ni de nada parecido—, vale decir mento epistémico —hasta entonces— por excelencia: la razo
el actor social, de carne y hueso, quedaba fuera, por efecto de un
simple diktatfuncionalista, estructuralism o estructuro-funcionalista. Una imaginación, nos dice además la autora, que tiene po-
J as consecuencias me parecen, en todo caso, graves: sin sujeto acti- tenciales diversos, en suma, una serie de características que debie-
vamente existente en la realidad social, no hay necesidad de revi- sen atraer un interés creciente en el investigador: su ambigüedad,
sión reflexiva de un concepto complejo, como lo es el de razón, o el su capacidad sustitutiva, su alcance paradójico, su dinámica dia-
de conciencia; el sujeto, transformado en un zombi, es literalmente léctica.
negado, o lo que es peor, ha sido "cosificado" y, con ello, la sociolo- Cada vez que estos imaginarios sociales logran permanecer en
gía que se limitare a tomar acta de este tipo de concepciones corre- el tiempo, además, van adquiriendo un peso suplementario y una
ría el riesgo de su propia deshumanización. Hablaría pues de so- rigidez casi mortificante. Tal es el valor atribuible a las mentalida-
ciedades conformadas por seres humanos, pero sin que se considere des en el devenir histórico de las sociedades humanas. Ojalá, la
la condición humana tal como es. Estoy refiriéndome a la presen- ciencia social latinoamericana no sea víctima de su propio imagi-
cia de un sujeto que definitivamente no es sinónimo de objeto, nario social petrificado y que, por lo mismo, no genere una resis-
como bien lo clarifica J. Ibáñez: "Sujeto es el que intercambia, tencia similar a la de las viejas mentalidades a las transformacio-
objeto es lo que se intercambia" 219. nes necesarias para dar inteligibilidad a un mundo que no cesa de
Me parece que con este cambio de perspectiva, en el cual se desafiarnos con sus nuevas complejidades, con sus nuevas pano-
adopta como punto de partida una revisión de un concepto tan plias de riesgos. ¿Valdrá quizás la pena insistir, en cualquier cir-
tranquilizador como aquél de razón, se retorna la senda de la socio- cunstancia, en el hecho de que la constatación de complejidad en
logía crítica. Y lo hace en forma analógica a la filosofía, si segui- los fenómenos que se proponen analizar no . es el fin del trabajo
mos por ejemplo con atención el argumento de M.N. Lapoujade al investigativo sino solamente su inicio?
Pero se trata esta vez de una complejidad de fenómenos frente
a la cual adoptamos una posición ambigua, cuando no paradóji-
"Varios estudiantes de la carrera de Sociología de la Universidad de Concepción que ca. Para evocar esta ambigüedad y esta paradoja, permítaseme
realizaron investigaciones para la obtención del título de sociólogos en la década de los concluir estas páginas con una última citación del filósofo C.
'90 se referían muchas veces a "percepciones" desde tal o cual sector de la sociedad civil,
con respecto al Estado, a la política, a las cuestiones de género, etc. Muchos de esos Castoriadis:
trabajos consagraron, involuntariamente, la importancia del concepto que aquí nos con-
voca.
n iesús Ibáñez, El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden,
Madrid,
1994:14-15. "'María Noel Lapoujade, op. dr., pp. 24-24.

210 211
IMAGINARIOS SOCIALES. APUNTES PARA LA DISCUSION TEOR1CA Y METODOLOGICA
/ MANSIEL ANTONIO BAEZA

La idea de imaginario social instituyente parece difícil de aceptar,


y es comprensible. Lo mismo ocurre cada vez que se habla de "po-
tencialidad", "facultad", "potencia". Porque sólo conocemos ma-
nifestaciones, efectos, productos, pero no aquello de lo que son
manifestaciones. Por eso las críticas a las concepciones sobre "fa-
cultades del alma", aunque vocablo aparte, tampoco queda muy
claro qué se gana hablando de "funciones". BIBLIOGRAFIA
Lo mismo sucede con la imaginación. No podemos tocarla ni
ponerla en el microscopio, y sin embargo todo el mundo acepta
hablar de ella. ¿Por qué? ¿Acaso porque podríamos señalar alguno
de sus sustratos? ¿Pero podríamos ponerlo en el microscopio? No,
pero cualquiera de nosotros tiene la ilusión de entender, porque
cree saber que tiene ur "alma" y piensa "conocer" sus activida-
des221 .

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