El Bautismo de Niño

CURSO DE APOLOGETICA: NOVENO TEMA
EL BAUTISMO DE NIÑOS
Uno de los temas con lo que más atacan los sectarios a los católicos, es con el
del Bautismo, pues nos dicen que el nuestro no es válido porque lo recibimos de
pequeños, cuando aún no podíamos hacer una profesión de fe y arrepentirnos. Pero
¿Tienen razón ellos con esos señalamientos? ¿La Iglesia está en contra de la Biblia
porque bautiza a los niños?
Vamos a dar una respuesta a estas y otras interrogantes utilizando

principalmente la Palabra de Dios, el Magisterio de la Iglesia y la Tradición, pues
nosotros los católicos nos alimentamos de estas tres fuentes.
I) SAGRADA ESCRITURA
Siempre que nosotros hagamos un estudio bíblico sobre cualquier asunto de

fe, debemos analizar el tema bajo las perspectivas del Antiguo y del Nuevo
Testamento, para así tener los elementos suficientes y determinar el origen de alguna
disposición, materia de fe o doctrina. Ese es el caso del bautismo, que como tal,
debemos buscar sus raíces en el Antiguo Testamento, aunque el mismo haya sido
instituido por Jesucristo en el Nuevo Testamento. Lo haremos bajo la perspectiva de
la Alianza o Pacto.
1) ANTIGUO TESTAMENTO:
En el Antiguo Testamento, se origina la Antigua Alianza, y aunque

encontramos varias alianzas o pactos, la que nos interesa es la que Yahveh realiza
con Abram y eso lo vamos a analizar leyendo Gén. 17, 1-14. Las palabras con negrilla
son para identificar los elementos importantes:
«Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció Yahveh y le dijo: "Yo soy El Sadday,
anda en mi presencia y sé perfecto. Yo establezco mi alianza entre nosotros dos, y te
multiplicaré sobremanera." Cayó Abram rostro en tierra, y Dios le habló así: "Por mi parte he
aquí mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos. No te llamarás más
Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he
constituido. Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti. Y
estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de
generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu
posteridad. Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el
país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos." Dijo Dios a Abraham:
"Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación. Esta es mi
alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos
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vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del prepucio, y eso será
la señal de la alianza entre yo y vosotros. A los ocho días será circuncidado entre
vosotros todo varón, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado
con dinero a cualquier extraño que no sea de tu raza. Deben ser circuncidados el nacido en tu
casa y el comprado con tu dinero, de modo que mi alianza esté en vuestra carne como alianza
eterna. El incircunciso, el varón a quien no se le circuncide la carne de su prepucio, ese
tal será borrado de entre los suyos por haber violado mi alianza.
En esta lectura podemos encontrar algunas cosas fundamentales que

necesitamos analizar para comprender posteriormente el bautismo:
1) Esta alianza se realiza entre dos personas: Yahveh y Abraham, pero lo curioso
es que Dios le dice a Abraham que esa alianza también es válida para los que
aún ni siquiera han nacido, pues la alianza Dios la establecería con Isaac que
nacería el próximo año (v. 21), aunque a insistencia de Abraham, Dios acoge
también a Ismael. El hecho es que el Padre los representa, o sea, se hace
responsable por ellos o asume la responsabilidad por sus hijos, los nacidos y
los que aún estaban por nacer.
2) La circuncisión sería una señal de que la persona estaba cumpliendo con la

Alianza establecida por Yahveh con Abraham y la misma debía realizarse a
los 8 días del nacimiento de todo varón, sin excepción.
3) Lo terrible es que si el padre no circuncidaba al niño, éste era el que iba a sufrir
las consecuencias por la falta del padre. Esto significa que los padres tenían
sobre sí una tremenda responsabilidad so pena del sufrimiento de sus hijos. El
que no era circuncidado era borrado y eso significaba ser desterrado del
pueblo, eliminado, pero, ¿Qué culpa tenía él de que sus padres violaran la
alianza? Además, en este aspecto, se circuncidaba y ¿Quién o cómo se
garantizaba que esa persona iba a cumplir con la Ley de Dios?
Esto es importante porque uno de los alegatos de los sectarios es casualmente

de que la Iglesia bautiza a los niños y que por el hecho de no tener uso de razón, no
pueden hacer un acto de fe ni arrepentirse de previo, pues según ellos esa es la
condición principal para que el bautismo pueda ser válido. En este caso no estamos
hablando del bautismo, pues se trata de la circuncisión, pero no hay que olvidarse
que en este momento estamos viendo la perspectiva de la Antigua Alianza y la señal
que Dios pide para el cumplimiento de esa alianza era casualmente la circuncisión.
Por eso aquí Dios no está hablando de que la persona haga un acto de fe personal,
pues de hecho un niño de 8 días JAMAS va a tener uso de razón. Aquí lo que vemos
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es que Dios deja la responsabilidad de que sean los padres los que asuman la
educación en la fe de esos niños, para que cuando ellos tuvieran uso de razón,
pudieran ir al templo a recibir la iniciación conforme las costumbres judías. Esto se
realizaba, generalmente, después de que el niño cumplía los 7 años. Casualmente, a
Jesús lo vemos a la edad de 12 años en medio de los Doctores, dejándolos con la boca
abierta (Luc. 2,46s.) Asimismo, el propio Señor fue presentado al templo y
circuncidado a los 8 días de nacido, cumpliendo sus padres con la Alianza de
Abraham, y de esa forma Jesús pudiera ser también un hijo de Abraham.
Además, en este aspecto, si bien se circuncidaba a todos los niños, y ¿Quién o

cómo se garantizaba que esa criatura iba a cumplir con la Ley de Dios? Por eso, esta
Ley de la circuncisión no tendría sentido sino existiera otro precepto dictado por
Dios a su pueblo y que representa otro asunto importante para comprender el
bautismo, esto lo encontramos en Deut. 6,1-9.20-25
«Estos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahveh vuestro Dios ha
mandado enseñaros para que los pongáis en práctica en la tierra a la que vais a pasar para
tomarla en posesión, a fin de que temas a Yahveh tu Dios, guardando todos los preceptos y
mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así
se prolonguen tus días. Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te
multiplicarás, como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y
miel. Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu
corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se la repetirás a tus hijos, les hablarás
de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las
atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las
escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas… Cuando el día de mañana te
pregunte tu hijo: "¿Qué son estos estatutos, estos preceptos y estas normas que
Yahveh nuestro Dios os ha prescrito?", dirás a tu hijo: "Éramos esclavos de Faraón
en Egipto, y Yahveh nos sacó de Egipto con mano fuerte. Yahveh realizó a nuestros
propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa. Y
a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo
juramento a nuestros padres. Y Yahveh nos mandó que pusiéramos en práctica todos estos
preceptos, temiendo a Yahveh nuestro Dios, para que fuéramos felices siempre y nos
permitiera vivir como el día de hoy. Tal será nuestra justicia: cuidar de poner en práctica
todos estos mandamientos ante Yahveh nuestro Dios, como él nos ha prescrito."»
Aquí también encontramos algunas cosas interesantes:
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Ante todo Dios se dirige a los adultos, o sea, a los padres de familia y les
remarca 3 cosas fundamentales:
a) Él es un Dios único, no hay otro, y por eso deben amarlo con todo su ser.
b) Ese amor que está radicado en el corazón, se le debe proclamar a los hijos
en todo momento y en todo lugar. En este aspecto hay dos tipos de fe, la
intelectiva y la viva, la primera es la fe que percibimos por medio de la
razón y la segunda, la que percibimos por medio de la gracia de Dios en
nosotros. Ninguna de ellas puede ir sola, sino que se complementan.
c) Cuando el niño tenga uso de razón y comience a cuestionarse sobre la fe, el

padre tiene la responsabilidad de explicarle con detenimiento y a
profundidad los hechos maravillosos que Yahveh había obrado por su
pueblo y exhortarlo a cumplir con los mandamientos.
Si consideramos lo que acabamos de analizar, vemos que esta Ley

complementaria a la de la circuncisión nos da una mejor visión de que la condición
primordial de la Antigua Alianza era, a la par de la circuncisión, la de educar al niño
desde sus primeros años hasta que fuera capaz de hacer su propia opción de fe, o
mejor dicho, pudiera por su propia voluntad cumplir los mandamientos de Dios.
Bien, esto es lo que nos indica el Antiguo Testamento, sobre la circuncisión

que resumiendo podemos decir que ésta era un signo de la Alianza entre Dios y su
pueblo, o sea que el circuncidado formaba parte del pueblo elegido de Dios y por lo
tanto se hacía merecedor de las promesas divinas. Ahora vamos a analizar que pasa
en el
2) NUEVO TESTAMENTO
Ésta es la Nueva Alianza instaurada por medio de la muerte y resurrección de

nuestro Señor Jesucristo. Veamos detenidamente la lectura de Mt. 28,19s
«Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he
aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo."
En el Antiguo Testamento, vemos a Dios, el Soberano, el Justo Juez, dictar

leyes para que su pueblo las cumpla pero, ¿Cuál es la condición para nosotros los que
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ahora somos parte del Nuevo Pacto, por el sacrificio redentor de Jesucristo? Veamos
varias cosas fundamentales en esta lectura:
En el Antiguo Testamento, es Dios el que dicta las Leyes y preceptos, porque

es el que tiene el Poder para hacerlo y por eso decreta la circuncisión y la educación
en la fe. Pero ahora es Jesús el que tiene ese poder y entonces lo que hace es enviar a
sus apóstoles a convocar y a hacer discípulos en todo el mundo y pone dos
condiciones:
a) Bautizarlas, ya no circuncidarlas y,
b) enseñarles a guardar todo lo que Él había mandado.
1) Como podemos ver, Jesús lo que hace es cambiar la forma, pero no el

fondo de la Alianza; ahora ya no se circuncida, ahora se bautiza, y se
mantiene el precepto de la educación en la fe, o sea, primero se bautiza
y luego se enseña la fe. Eso es lo que el propio Jesús manda hacer a sus
apóstoles y está de acuerdo con el sentido de los preceptos del Génesis
y Deuteronomio. Por otro lado, aquí Jesús ni siquiera menciona el
precepto de los 8 días, por lo tanto NO LO MODIFICA, porque si
hubiera sido importante para Él, claro que lo hubiera cambiado o
abolido a como modificó muchos preceptos del Antiguo Testamento
(Mt. 5,17‐18.21‐26.27‐28.31‐32.33‐37.38‐42.43‐48). Con esta investidura
de dictar e imponer leyes, Jesús modifica el símbolo de la Antigua
Alianza: ya no es necesaria la circuncisión, ahora hay que bautizarse
para pertenecer al pueblo de Dios.
Por lo tanto, al igual que en el Antiguo Testamento, se circuncidaba al niño

con el compromiso del padre de que lo iba a educar en la fe, desde sus orígenes, la
Iglesia bautiza a los niños porque los padres realizan un compromiso de que van a
educarlos en la fe para que cuando esos niños tengan uso de razón puedan dar una
opción personal por medio de otro Sacramento que tenemos los católicos y que se
llama la Confirmación.
2. TRADICION
Es el mismo sentido del ritual del bautismo que aparece en el Ritual de los
Sacramentos. Una vez que los padres han traído a sus hijos para que los bendigan
por medio del bautismo, la Iglesia de una forma responsable y siguiendo lo que ya
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vimos en el Evangelio, vamos a analizar parte por parte la forma en que la Iglesia
celebra el Sacramento del Bautismo.
1) Saludo:
“Hermanos: Con gozo han vivido en el seno de su familia el nacimiento de un niño.
Con gozo vienen ahora a la Iglesia a dar gracias a Dios y celebrar el nuevo y definitivo
nacimiento por el Bautismo. Todos los aquí presentes nos alegramos en este momento,
porque se va a acrecentar el número de los bautizados en Cristo. Dispongámonos a
participar activamente.”
Este inicio del rito es fundamental porque nos indica que así como nos
alegramos por el nacimiento de un niño en la familia, también debe ser un motivo de
regocijo para nosotros el llevarlo a la Iglesia para entregárselo a su único dueño, Dios
Padre, pues el bautismo hace varias cosas en nosotros:
El bautismo cristiano significa, sobre todo, un nuevo nacimiento, una nueva

vida. Jesús dijo: «Si no renaces del agua y del Espíritu Santo, no puedes entrar en el
Reino de los cielos» (Jn. 3-5). Este nuevo nacimiento se manifiesta por lo siguiente:
a) Por medio del bautismo, nacemos a la vida de hijos de Dios: Por el bautismo
cristiano nosotros «llegamos a tener parte en la naturaleza de Dios» (2 Pedr. 1, 4); y
«somos realmente hijos de Dios por adopción» (Rom. 8, 16 y Gál. 4, 5). Desde ahora en
adelante llevamos grabado en nuestro corazón el sello de Dios para toda la
eternidad, y podemos clamar a Dios diciendo: «Abba-Padre» que significa «Papito».
Dios, como Padre, nos cubre desde ahora y para siempre con su amor. Es éste el
regalo más grande que podemos recibir acá en la tierra. Recordemos que en el
Antiguo Testamento y aún hoy en día, los Judíos se llaman “Hijos de Abraham” al
momento de la circuncisión y cuando mueren ellos creen que van al “Seno de
Abraham”. Para los Cristianos, por medio del bautismo somos Hijos de Dios y al
morir tenemos la esperanza, si cumplimos los mandamientos, de ir a la “Casa del
Padre”. Una vez más es importante aclarar que Jesús modificó muchas veces la
forma, pero no el fondo de la Ley.
b) El bautismo nos incorpora a Cristo, es decir, nos hace posesión de Cristo,

somos cristianos: «¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos a
Cristo Jesús, tenemos parte con Él en su muerte al ser bautizados? Así pues, por medio del
bautismo fuimos enterrados junto con Cristo y estuvimos muertos, para ser resucitados y
vivir una vida nueva» (Rom. 6, 3-5). «Todos ustedes que fueron bautizados para unirse a
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Cristo, se encuentran cubiertos por El como por un vestido... y al estar unidos a Cristo Jesús,
todos ustedes son uno solo» (Gal. 3, 27-28). Eso quiere decir que por el bautismo somos
injertados en el misterio pascual de Jesucristo: Morimos con él, somos sepultados con
Él y resucitamos a una nueva vida con Él.
c) El bautismo cristiano es un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo. Dijo

Jesús: «El que no nace del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino de Dios»
(Jn. 3, 5). San Pablo le dijo a su amigo Tito: «Cristo nos salvó por medio del Bautismo que
significa que hemos nacido de nuevo, y por medio del Espíritu Santo que nos ha dado nueva
vida. Por medio de nuestro Salvador Jesucristo, Dios nos ha dado el Espíritu Santo en
abundancia» (Tit. 3, 5-6).
d) El Bautismo nos hace miembros del Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia:

«Cristo es como un cuerpo que tiene muchos miembros y todos los miembros forman un solo
cuerpo. Pues todos nosotros, seamos judíos o griegos, esclavos o libres, al ser bautizados
hemos venido a formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu» (1 Cor. 12, 12-13). De
esta manera, somos uno en Cristo por el bautismo, un sólo pueblo de Dios formado
por todas las razas y todas las naciones sin excepción y llegamos al pleno significado
de la frase de San Pablo en Ef. 4,5: “Una sola fe, un sólo bautismo, un único Señor.”
Pertenecer a la Iglesia de Cristo no es una simple afiliación, como hacerse socio

de una cooperativa, de un sindicato o de un club social. Los bautizados forman parte
de una sola familia, son hermanos entre sí. Completemos el texto de Efesios: «Hay
un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios les ha llamado a una sola esperanza. Hay un
solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos» (Ef. 4, 4-6).
Todo lo antes señalado, se encuentra resumido en el No. 1213 del Catecismo:

“El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el
espíritu ("vitae spiritualis ianua") y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por
el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf Cc.
de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): "Baptismus est sacramentum
regenerationis per aquam in verbo" ("El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por
el agua y la palabra", Cath. R. 2,2,5).”
Por otro lado, por todo lo que vimos anteriormente, este Sacramento es
importantísimo y por eso la Iglesia les advierte a todos los presentes que se
dispongan a participar activamente, o sea, no a estar como meros sujetos pasivos
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respondiendo mecánicamente a las preguntas sin tener una plena conciencia de lo

que se está viviendo o lo que está pasando en ese momento. Por eso a los padres y
padrinos es que se les da de previo una charla o retiro para explicarles el maravilloso
sentido de este bello Sacramento y que no lleguen el día del Bautizo perdidos. De
aquí que en muchas Parroquias no se bautiza al niño si a la charla o retiro no se
presentaron los dos padres y los dos padrinos, o al menos uno de ellos, porque eso le
restaría la importancia y la seriedad que se merece este maravilloso regalo del Señor
y sencillamente desde ahí están demostrando el poco interés o el poco valor que le
dan a sus hijos o ahijados si ni siquiera pueden dedicarles una hora o el tiempo
necesario para recibir la instrucción de la Iglesia, mucho menos que tendrán tiempo
para dedicarlo a educarlos en la fe.
2) Interrogatorio:
a) “¿Qué nombre han elegido para este niño?” Qué importante esta pregunta
pues bíblicamente el nombre es significado de pertenencia, a Dios y a sus padres, y
de misión: ¿A qué viene ese niño o niña a este mundo? Al ponerles nombre a
nuestros hijos, al mismo tiempo los estamos entregando a Dios como su pertenencia,
siendo nosotros los guardianes y preparando a nuestros hijos para que sean luz en
medio de este mundo que tanto lo necesita. Hay algunas personas contrarias al
cristianismo que dicen que no es justo imponer a los niños la religión: «El niño no
puede razonar y debe esperar hasta que sea adulto para optar libremente por el
bautismo...» Es cierto que un niño recién nacido no puede razonar, pero es una
locura querer esperar hasta que el niño pueda razonar para elegir libremente una
religión. Sería un error gravísimo que los padres dejaran a sus hijos sin el bautismo,
sería lo mismo que dejarlo sin rumbo en la vida. Esto no significa «imponer» una
religión. Cada niño nace y crece en el ambiente que le es dado nacer. Crece en una
familia que le comunica los grandes valores de la vida sin que el niño lo pida.
Esperar hasta que el niño como adulto elija por sí mismo los valores de la vida, sería
dejarlo crecer sin rumbo. Hay tantas cosas que la vida da a los niños sin que ellos lo
hayan pedido. Ellos no pueden elegir a los padres, no pueden elegir el ambiente, ni
su lengua, ni su cultura. Pero esto no es una limitación sino algo muy natural. La
realidad de no imponer nada al niño simplemente no existe. En una vida normal son
primeramente los padres los que tienen que tomar por sus hijos las opciones
indispensables para toda la vida. Por eso el sentido de la pregunta ¿Qué nombre han
elegido para este niño?, pues hasta eso, el niño ni siquiera es libre de escoger su
propio nombre entonces, ¿Deberíamos esperar a que tuviera 30 años para que
decida como se quiere llamar?
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Los buenos padres de familia siempre desean comunicar a sus hijos los
grandes valores de la vida. Ahora bien, la fe cristiana de una familia es, sin duda, un
don divino y lo más normal es que los padres deseen comunicar este don a sus hijos.
¿Por qué, entonces, privar a los niños de este bien? Un niño sin ninguna educación en
la fe de sus padres, parte sin rumbo durante los primeros años de su vida y
difícilmente encontrará el camino para crecer en la verdadera libertad hacia una
decisión personal. Y en este punto hasta los sectarios tendrán que aceptar que
tenemos la razón porque ellos también envían desde pequeños a sus hijos a la
“escuela dominical” y entonces ¿Por qué no esperar a que el niño crezca para ver si
quiere o no ir a la escuela dominical?
b) ¿Qué piden a la Iglesia de Dios para sus hijos? Claro que el Bautismo,
pero la Iglesia les hace una pregunta muy importante que le da el verdadero sentido
al sacramento: “Al pedir el bautismo para sus hijos, ¿saben que están obligados a
educarlos en la fe, para que estos niños, guardando los mandamientos de Dios, amen
al Señor y al prójimo, como Cristo nos enseña en el Evangelio? La respuesta es una
evocación de Gén. 6, pero en este caso de los padres, pero nosotros tenemos, como
Iglesia, un arma secreta por sí acaso, se llaman “padrinos” y quienes son los
padrinos, pues aquellos que harán las veces de padre o madre cuando éstos falten a
sus obligaciones, especialmente en la educación en la fe. Eso es lo que se señala en el
Catecismo de la Iglesia:
No. 1255: “Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la

ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben
ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o
adulto, en su camino de la vida cristiana (cf CIC can. 872-874). Su tarea es una
verdadera función eclesial (officium; cf SC 67). Toda la comunidad eclesial
participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la gracia recibida en el
Bautismo.”
No. 1311: “Para la Confirmación, como para el Bautismo, conviene que los
candidatos busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina.
Conviene que sea el mismo que para el Bautismo a fin de subrayar la unidad entre
los dos sacramentos (cf OCf, Praenotanda 5.6; CIC can. 893, 1.2).”
Desgraciadamente ahora los padrinos se buscan únicamente como una salida

social y si son de billetes, mucho mejor. Por eso la pregunta a los padrinos es: “Y
ustedes padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a sus padres en esa tarea?“ (la de
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ayudarlos a educar en la fe a estos niños). Y ellos muy alegremente contestan: “Sí,

estamos dispuestos.” Y luego, ¿cuándo los vuelven a ver sus ahijados? Por eso, para
confirmar lo que se ha dicho con palabras, el sacerdote sella ese compromiso
alrededor del niño, haciendo él la señal de la cruz junto con los padres y padrinos. Y
aquí vamos a quedar claros de algo: Si los padres y los padrinos rompen su promesa
de educar en la fe a sus hijos y ahijados, respectivamente, están rompiendo una
promesa y un compromiso con la Iglesia y por tanto le están fallando directamente a
Dios y no al cura, al que quizá le pusieron cara de yo no fui y hasta se le pusieron a
llorar al momento del bautizo; pero con el tiempo, los frutos y el comportamiento de
sus hijos será la mejor forma de saber si cumplieron o no con dicho compromiso.
3) Renuncias y profesión de fe:
a) Hay otra parte importante del ritual que trata de las renuncias y profesión
de fe, donde el sacerdote hace una amonestación a los padres y padrinos: “Queridos
padres y padrinos: En el sacramento del Bautismo, estos niños que han presentado a la
Iglesia van a recibir, por el agua y el Espíritu Santo, una nueva vida que brota del amor
de Dios. Ustedes, por su parte, deben esforzarse en educarlos en la fe, de tal manera que
esta vida divina quede preservada del pecado y crezca en ellos de día en día. Así, pues, si
están dispuestos a aceptar esta obligación, recordando su propio Bautismo,
renuncien al pecado y confiesen su fe en Cristo Jesús, que es la fe de la Iglesia, en la
que van a ser bautizados sus hijos.”
El bautismo es, antes que nada, el sacramento de la fe. Ahora bien, de aquí se
agarran los sectarios para decir que el niño todavía no puede proclamar
conscientemente esta fe en Cristo. Entonces, ¿no sería mejor esperar hasta que el niño
llegue a ser adulto y proclame por sí solo su fe cristiana y decida bautizarse?
Pero no perdamos de vista que el bautismo no es un puro signo de fe; el

bautismo también es “causa de fe” y produce como efecto en el bautizado “la
iluminación interior”. Sin duda, la gracia recibida en el bautismo, el poder del
Espíritu Santo con sus dones y la fe que irradia una familia cristiana, ayudarán a que
el niño, poco a poco, responda con una fe libre y personal.
La Iglesia, y muy concretamente los padres y los padrinos, puede tomar el

lugar del niño; el niño que es bautizado no cree todavía por sí mismo, sino por
medio de otros, por la fe de la Iglesia o de la comunidad cristiana. Por eso la Iglesia
proclama que “los niños son bautizados en la fe de los padres y en la fe de la
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comunidad cristiana”. Por supuesto, a como ya hemos visto, la Iglesia siempre pide
el compromiso a los padres y padrinos para que lo eduquen cristianamente.
Entendido así, bajo esa perspectiva que va acorde con la antigua circuncisión y
la obligación de enseñar la fe, el bautismo de niños es un “privilegio” que la Iglesia
siempre ha concedido a las familias cristianas en atención a la fe de los padres y
padrinos.
b) Por otro lado, cuando se dice que los niños por medio del bautismo van a
recibir una “nueva vida que brota del amor de Dios”, es importante que meditemos
casualmente en ese “amor de Dios”. Hablando siempre de la objeción que ponen los
sectarios de que los niños no pueden hacer una profesión de fe y por eso no pueden
entregar su amor a Dios, tenemos que aclararles que nosotros no debemos pensar
que Dios comienza a amarnos una vez que hemos manifestado conscientemente
nuestro amor y nuestra fe en Él. El amor de Dios es anterior a nuestra iniciativa de
amar: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses te
había consagrado” (Jer. 1, 4-5; Is. 49, 1). “En esto está el amor, no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que El nos amó primero” (1Jn. 4, 19).
Ahora bien, cuando la Iglesia bautiza a los niños, expresa con ello la
convicción de que ser cristiano significa ante todo un don gratuito de Dios. Dios nos
ama antes de que nosotros hagamos cualquier cosa por Él. Entendiendo así las cosas,
el bautizar a los niños es auténticamente bíblico y manifiesta la gratuidad del amor
de Dios que rodea toda nuestra vida. Pensar que Dios se comunica solamente por
medio de una fe consciente sería limitar el poder de Dios y recordemos que “para
Dios no hay nada imposible” (Luc. 1,37).
c) Asimismo, al hablar de “esforzarse”, significa que se debe poner toda la

fuerza del ser para transmitir esa fe. Es el mismo sentido de Deut. 6. Veámoslo de
otra forma. En el Salmo 127, 3-4 se nos dicen dos cosas fundamentales: “Los hijos
que nos nacen son ricas bendiciones del Señor. Los hijos que nos nacen en la
juventud son como flechas en manos de un guerrero.” Veamos la primera de ellas:
i) Los hijos son ricas bendiciones del Señor: sin embargo muchos padres
de familia le dicen a sus hijos que mejor hubieran engendrado o
parido un rollo de alambre, o que maldecían la hora en que los
engendraron. Entonces, ¿Dios es mentiroso o nosotros unos mal
agradecidos?
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ii) Los hijos de la juventud, son como flechas en manos de un

guerrero: Para los que hemos visto películas del tiempo de la
Edad Media, donde las guerras se llevaban a cabo con espadas
y flechas, sabemos que la flecha se lanza con un arco. El
guerrero toma en su mano izquierda el arco y con la derecha
toma la flecha, la coloca en la cuerda y ejerce una fuerza sobre
ésta que hace que el arco se tensione y deforme, logrando con
eso imprimir potencia y velocidad a la flecha cuando es soltada.
Ahora, ¿si esa flecha no llega hasta el blanco, es culpa de ella o
del arco? Claro que no, la culpa es del guerrero que o no apuntó
bien, o no le imprimió la suficiente fuerza, o mejor dicho, no hizo
su mejor esfuerzo para que esa flecha llegara a su destino. Igual
pasa con nuestros hijos. Si ellos no llegan a completar sus metas
es porque nosotros no hemos sido capaces de indicarles bien el
camino ni de apoyarlos. Si no logran ser buenos cristianos o al
menos buenos ciudadanos, es porque no fuimos capaces de
inculcarles valores morales y éticos. Recordemos que en el
Antiguo Testamento si el padre no circuncidaba al niño, éste
sufría el destierro o la muerte, aunque se supiera le Ley de
memoria. Ahora si el padre no bautiza a su hijo y sobre todo, no
le explica la fe, lo estará entregando irremediablemente a la
condenación eterna. Y ante eso nosotros daremos cuentas a Dios
el Día del Juicio, por eso el compromiso no hay que tomarlo a la
ligera sino a como indica Eclesiastés 5,3-4: “Si haces voto a Dios, no
tardes en cumplirlo; pues no le agradan los necios. El voto que has
hecho, cúmplelo. Es mejor no hacer votos que hacerlos y no
cumplirlos.”

d) La Iglesia no obliga a nadie a que acoja la fe, por eso les dice a los padres y
padrinos que si “están dispuestos” a aceptar el compromiso de educar en la fe a sus
hijos y ahijados, la Iglesia les bautizará a esos niños, de lo contrario, ese bautismo no
tendría sentido. Pero, ¿Por qué es tan importante esta amonestación?, porque
cuando uno lleva a bautizar a un niño, la Iglesia lo entrega totalmente limpito,
lavadito, pero antes de entregarlos les dice a los padres y padrinos: “A ver,
enséñenme las manos”. Veamos otro ejemplo. Imaginemos que la señora de la casa,
acaba de lavar toda la ropa blanca y la tiende en el patio. El esposo en ese momento
estaba sembrando un árbol y comienza a llover, entonces ella le dice que le ayude a
meter la ropa para que no se ensucie, pero él anda las manos llenas de lodo, entonces
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APOYO.

va a ser peor, o mejor dicho, la ropa va a quedar más sucia. Es por eso que la Iglesia
se preocupa por ver primero las manos de los que van a recibir este santito,
totalmente limpio y lavado de pecado. Este ejemplo de las manos es una
representación de los pecados que cargan los que en ese momento llevan a bautizar a
su hijo. Y esto es lo maravilloso de este Sacramento y por no hacer caso de la primera
recomendación que nos dio la Iglesia de participar “activamente”, no logramos
comprender y no percibimos que esta también es una oportunidad para que a
nosotros nos hagan borrón y cuenta nueva, o sea, que también nosotros podemos
salir purificados junto con nuestros hijos, si nos acercamos al Sacramento de la
Reconciliación (Confesión). Ese es el sentido de las renuncias, que salgamos limpios
y procuremos mantenernos así, libres de pecado, para que eduquemos a nuestros
hijos no sólo de palabra, sino que también con el testimonio de vida. Recordemos
que ya decíamos que la fe debe ser intelectiva y viva. Cuántas gracias de parte de
Dios dejamos pasar por no comprender la grandeza de los Sacramentos y
desgraciadamente, aunque nos duela decirlo, muchas veces la misma Iglesia ha
tenido mucha culpa por no preparar bien a los catequistas que son los que llevan
sobre sí esta hermosa labor de explicar a los fieles el sentido completo de dichos
Sacramentos. Por eso, cuando la Iglesia le pide a los padres y padrinos renunciar al
pecado significa que deben cumplir con lo siguiente, siguiendo con el ritual:
“i) Renunciáis a Satanás, esto es:

- al pecado, como negación de Dios;
- al mal, como signo del pecado en el mundo;
- al error, como ofuscación de la verdad;
- a la violencia, como contraria a la caridad;
- al egoísmo, como falta de testimonio del amor.”
A esto los padres y padrinos van a responder pero de una forma muy
personal: “Sí, renuncio.”
ii) Renunciáis a sus obras, que son:

- vuestras envidias y odios;
- vuestras perezas e indiferencias;
- vuestras cobardías y complejos;
- vuestras tristezas y desconfianzas;
- vuestros materialismos y sensualidades;
- vuestras injusticias y favoritismos;
- vuestras faltas de fe, de esperanza y de caridad.
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APOYO.

Renunciáis a todas sus seducciones, como pueden ser:

- el creerse los mejores;
- el sentirse superiores;
- el estar muy seguros de nosotros mismos;
- el creer que ya están convertidos del todo;
- el quedarse en las cosas, medios, instituciones, métodos, reglamentos y no ir a
Dios.
Renunciáis a creerse superiores a los demás, esto es, a cualquier tipo de:
- abuso;
- discriminación;
- fariseísmo, hipocresía, cinismo;
- orgullo;
- egoísmo personal;
- desprecio.
Renunciáis a inhibirnos ante las injusticias y necesidades de las personas e

instituciones por:
- cobardía;
- pereza;
- comodidad;
- ventajas personales.
Renunciáis a los criterios y comportamientos materialistas que consideran:

- el dinero como la aspiración suprema de la vida;
- el placer ante todo;
- el negocio como valor absoluto;
- el propio bien por encima del bien común.”
Como podemos notar, son muchos los valores que debemos enseñar a
nuestros hijos, de palabra y con el ejemplo, porque como dice un refrán: “Nadie
puede dar lo que no tiene”, por tanto, nadie puede dar una fe que no tiene; nadie
puede dar un amor que no tiene; nadie puede dar valores que no tiene.
e) Pregunta final:
“Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo
Jesús, Señor nuestro.” “¿Quieren, por tanto, que su hijo N, sea bautizado en la fe de la Iglesia
que todos juntos acabamos de profesar?” Después de haber cumplido con todos los
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APOYO.

requisitos, la Iglesia bautiza a los niños y deposita su esperanza en que los padres y
padrinos cumplan con su compromiso, para que estos niños perseveren en la fe y
más adelante puedan ellos mismos hacer su profesión de fe con todo su corazón y
entendimiento y por eso es que en la Confirmación reciben la plenitud del Espíritu
Santo: “Hermanos, estos niños, nacidos de nuevo por el Bautismo, se llaman y son hijos de
Dios. Un día recibirán por la Confirmación la plenitud del Espíritu Santo. Se acercarán al
altar del Señor, participarán en la mesa de su sacrificio y lo invocarán como Padre en medio
de su Iglesia. Ahora nosotros, en nombre de esos niños, que son ya hijos por el espíritu de
adopción que todos hemos recibido, oremos juntos como Cristo Jesús enseñó.” Luego toda la
Iglesia unida procede a rezar el Padre Nuestro y concluir con la bendición, este
precioso Sacramento.
3. MAGISTERIO
El pecado original, que es con el que toda persona nace y por eso entre más
rápido se bautice al niño, más pronto se le regala la gracia, está bien definido en el
Catecismo en los números 396 al 412,
396 Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad.

Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la
forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expresa la prohibición hecha
al hombre de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, "porque
el día que comieres de él, morirás" (Gn. 2,17). "El árbol del conocimiento
del bien y del mal" evoca simbólicamente el límite infranqueable que el
hombre en cuanto criatura debe reconocer libremente y respetar con
confianza. El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la
Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad.
El primer pecado del hombre
397 El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la

confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad,
desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del
hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a
Dios y una falta de confianza en su bondad.
398 En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de

Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios,
contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio
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APOYO.

bien. El hombre, constituido en un estado de santidad, estaba destinado a

ser plenamente "divinizado" por Dios en la gloria. Por la seducción del
diablo quiso "ser como Dios" (cf. Gn 3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y
no según Dios" (S. Máximo Confesor, ambig.).
399 La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta

primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la
santidad original (cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf. Gn 3,9-10) de
quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus
prerrogativas (cf. Gn 3,5).
400 La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la

justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales
del alma sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7); la unión entre el hombre y
la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-13); sus relaciones estarán
marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn 3,16). La armonía con la
creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y
hostil (cf. Gn 3,17.19). A causa del hombre, la creación es sometida "a la
servidumbre de la corrupción" (Rm 8,21). Por fin, la consecuencia
explícitamente anunciada para el caso de desobediencia (cf. Gn 2,17), se
realizará: el hombre "volverá al polvo del que fue formado" (Gn 3,19). La
muerte hace su entrada en la historia de la humanidad (cf. Rm 5,12).
401 Desde este primer pecado, una verdadera invasión de pecado

inunda el mundo: el fratricidio cometido por Caín en Abel (cf. Gn 4,3-15);
la corrupción universal, a raíz del pecado (cf. Gn 6,5.12; Rm 1,18-32); en
la historia de Israel, el pecado se manifiesta frecuentemente, sobre todo
como una infidelidad al Dios de la Alianza y como transgresión de la Ley
de Moisés; e incluso tras la Redención de Cristo, entre los cristianos, el
pecado se manifiesta, entre los cristianos, de múltiples maneras (cf. 1 Co 1-
6; Ap 2-3). La Escritura y la Tradición de la Iglesia no cesan de recordar la
presencia y la universalidad del pecado en la historia del hombre:
Lo que la revelación divina nos enseña coincide con la misma experiencia.
Pues el hombre, al examinar su corazón, se descubre también inclinado al
mal e inmerso en muchos males que no pueden proceder de su Creador, que
es bueno. Negándose con frecuencia a reconocer a Dios como su principio,
rompió además el orden debido con respecto a su fin último y, al mismo
tiempo, toda su ordenación en relación consigo mismo, con todos los otros
hombres y con todas las cosas creadas (GS 13,1).
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APOYO.

Consecuencias del pecado de Adán para la humanidad
402 Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. S.

Pablo lo afirma: "Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron
constituidos pecadores" (Rm 5,19): "Como por un solo hombre entró el
pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a
todos los hombres, por cuanto todos pecaron..." (Rm 5,12). A la
universalidad del pecado y de la muerte, el Apóstol opone la universalidad
de la salvación en Cristo: "Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los
hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de
Cristo) procura a todos una justificación que da la vida" (Rm 5,18).
403 Siguiendo a S. Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la

inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la
muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con
el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos
afectados y que es "muerte del alma" (Cc. de Trento: DS 1512). Por esta
certeza de fe, la Iglesia concede el Bautismo para la remisión de los pecados
incluso a los niños que no han cometido pecado personal (Cc. de Trento:
DS 1514).
404 ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus

descendientes? Todo el género humano es en Adán "sicut unum corpus
unius hominis" ("Como el cuerpo único de un único hombre") (S. Tomás
de A., mal. 4,1). Por esta "unidad del género humano", todos los hombres
están implicados en el pecado de Adán, como todos están implicados en la
justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un
misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la
Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no
para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador,
Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la
naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído (cf. Cc. de Trento:
DS 1511-12). Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la
humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada
de la santidad y de la justicia originales. Por eso, el pecado original es
llamado "pecado" de manera análoga: es un pecado "contraído", "no
cometido", un estado y no un acto.
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APOYO.

405 Aunque propio de cada uno (cf. Cc. de Trento: DS 1513), el

pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de
falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero
la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus
propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al
imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es
llamada "concupiscencia"). El Bautismo, dando la vida de la gracia de
Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las
consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en
el hombre y lo llaman al combate espiritual.
406 La doctrina de la Iglesia sobre la transmisión del pecado original

fue precisada sobre todo en el siglo V, en particular bajo el impulso de la
reflexión de S. Agustín contra el pelagianismo, y en el siglo XVI, en
oposición a la Reforma protestante. Pelagio sostenía que el hombre podía,
por la fuerza natural de su voluntad libre, sin la ayuda necesaria de la
gracia de Dios, llevar una vida moralmente buena: así reducía la influencia
de la falta de Adán a la de un mal ejemplo. Los primeros reformadores
protestantes, por el contrario, enseñaban que el hombre estaba radicalmente
pervertido y su libertad anulada por el pecado de los orígenes; identificaban
el pecado heredado por cada hombre con la tendencia al mal
("concupiscentia"), que sería insuperable. La Iglesia se pronunció
especialmente sobre el sentido del dato revelado respecto al pecado original
en el II Concilio de Orange en el año 529 (cf. DS 371-72) y en el Concilio
de Trento, en el año 1546 (cf. DS 1510-1516).
Un duro combate...
407 La doctrina sobre el pecado original -vinculada a la de la

Redención de Cristo- proporciona una mirada de discernimiento lúcido
sobre la situación del hombre y de su obrar en el mundo. Por el pecado de
los primeros padres, el diablo adquirió un cierto dominio sobre el hombre,
aunque éste permanezca libre. El pecado original entraña "la servidumbre
bajo el poder del que poseía el imperio de la muerte, es decir, del diablo"
(Cc. de Trento: DS 1511, cf. Hb 2,14). Ignorar que el hombre posee una
naturaleza herida, inclinada al mal, da lugar a graves errores en el dominio
de la educación, de la política, de la acción social (cf. CA 25) y de las
costumbres.
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APOYO.

408 Las consecuencias del pecado original y de todos los pecados

personales de los hombres confieren al mundo en su conjunto una
condición pecadora, que puede ser designada con la expresión de S. Juan:
"el pecado del mundo" (Jn 1,29). Mediante esta expresión se significa
también la influencia negativa que ejercen sobre las personas las
situaciones comunitarias y las estructuras sociales que son fruto de los
pecados de los hombres (cf. RP 16).
409 Esta situación dramática del mundo que "todo entero yace en
poder del maligno" (1 Jn 5,19; cf. 1 P 5,8), hace de la vida del hombre un
combate:
A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla

contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del
mundo, durará hasta el último día según dice el Señor. Inserto en esta
lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no
sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr
la unidad en sí mismo (GS 37,2).
IV "NO LO ABANDONASTE AL PODER DE LA MUERTE"
410 Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al

contrario, Dios lo llama (cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la
victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída (cf. Gn 3,15). Este
pasaje del Génesis ha sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer
anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la
Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta.
411 La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo

Adán" (cf. 1 Co 15,21-22.45) que, por su "obediencia hasta la muerte en la
Cruz" (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la descendencia de Adán (cf.
Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven
en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre de Cristo, María,
como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única,
se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue
preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: DS 2803) y,
durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió
ninguna clase de pecado (cf. Cc. de Trento: DS 1573).
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APOYO.

412 Pero, ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? S.
León Magno responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes
mejores que los que nos quitó la envidia del demonio" (serm. 73,4). Y S.
Tomás de Aquino: "Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido
destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que
los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de
S. Pablo: `Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia' (Rm 5,20). Y el
canto del Exultet: “´¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande
Redentor!'" (s.th. 3,1,3, ad 3).
De todos los números anteriores, vale la pena revisar con detenimiento el

No. 403 pues ahí nos indica que siguiendo la explicación de San Pablo en Rom. 5,12,
la Iglesia concede el Bautismo para la remisión de los pecados incluso a los niños que
no han cometido pecado personal. Ese es el sentido que hemos venido explicando.
Igual con el No. 405, donde nos da una alerta importante: “El Bautismo, dando la
vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios,
pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en
el hombre y lo llaman al combate espiritual.”. De igual forma se expresa el No. 978:
“En el momento en que hacemos nuestra primera profesión de Fe, al recibir el santo Bautismo
que nos purifica, es tan pleno y tan completo el perdón que recibimos, que no nos queda
absolutamente nada por borrar, sea de la falta original, sea de las faltas cometidas por nuestra
propia voluntad, ni ninguna pena que sufrir para expiarlas... Sin embargo, la gracia del
Bautismo no libra a la persona de todas las debilidades de la naturaleza. Al contrario, todavía
nosotros tenemos que combatir los movimientos de la concupiscencia que no cesan de
llevarnos al mal (Catech. R. 1, 11, 3).” Y sobre todo el No. 1250: “Puesto que nacen con
una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también
el nuevo nacimiento en el Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del poder de las tinieblas y
ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14), a la que todos los
hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta
particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de
la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su
nacimiento (cf CIC can. 867; CCEO, can. 681; 686,1).”
Para los que alegan que hay que bautizarse a la edad de Jesús, hay que
explicarles que Jesús no necesitaba bautizarse y eso lo encontramos en el Catecismo
en los Nos. 536 y 1224.
536 El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la

inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los
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APOYO.

pecadores (cf. Is 53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo" (Jn 1, 29); anticipa ya el "bautismo" de su muerte sangrienta (cf
Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a "cumplir toda justicia" (Mt 3, 15), es
decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el
bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26, 39). A
esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en
su Hijo (cf. Lc 3, 22; Is 42, 1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud
desde su concepción viene a "posarse" sobre él (Jn 1, 32-33; cf. Is 11, 2). De
él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, "se
abrieron los cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las
aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como
preludio de la nueva creación.
1224 Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de S.

Juan, destinado a los pecadores, para "cumplir toda justicia" (Mt 3,15).
Este gesto de Jesús es una manifestación de su "anonadamiento" (Flp 2,7).
El Espíritu que se cernía sobre las aguas de la primera creación desciende
entonces sobre Cristo, como preludio de la nueva creación, y el Padre
manifiesta a Jesús como su "Hijo amado" (Mt 3,16-17).
Todo el significado de los símbolos que utilizamos en el rito del Bautismo,

se encuentra en los Nos. 1234 al 1245 del catecismo.
1234 El sentido y la gracia del sacramento del Bautismo aparece

claramente en los ritos de su celebración. Cuando se participa atentamente
en los gestos y las palabras de esta celebración, los fieles se inician en las
riquezas que este sacramento significa y realiza en cada nuevo bautizado.
1235 La señal de la cruz, al comienzo de la celebración, señala la

impronta de Cristo sobre el que le va a pertenecer y significa la gracia de la
redención que Cristo nos ha adquirido por su cruz.
1236 El anuncio de la Palabra de Dios ilumina con la verdad revelada

a los candidatos y a la asamblea y suscita la respuesta de la fe, inseparable
del Bautismo. En efecto, el Bautismo es de un modo particular "el
sacramento de la fe" por ser la entrada sacramental en la vida de fe.
1237 Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su

instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el
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APOYO.

candidato. Este es ungido con el óleo de los catecúmenos o bien el

celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente a
Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será
"confiado" por el Bautismo (cf Rm 6,17).
1238 El agua bautismal es entonces consagrada mediante una oración

de epíclesis (en el momento mismo o en la noche pascual). La Iglesia pide a
Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo descienda sobre
esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella "nazcan del agua y
del Espíritu" (Jn 3,5).
1239 Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo

propiamente dicho, que significa y realiza la muerte al pecado y la entrada
en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración con el
Misterio pascual de Cristo. El Bautismo es realizado de la manera más
significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal. Pero desde
la antigüedad puede ser también conferido derramando tres veces agua
sobre la cabeza del candidato.
1240 En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las

palabras del ministro: "N, Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo
y del Espíritu Santo". En las liturgias orientales, estando el catecúmeno
vuelto hacia el Oriente, el sacerdote dice: "El siervo de Dios, N., es
bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Y
mientras invoca a cada persona de la Santísima Trinidad, lo sumerge en el
agua y lo saca de ella.
1241 La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por

el obispo, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado. Ha llegado
a ser un cristiano, es decir, "ungido" por el Espíritu Santo, incorporado a
Cristo, que es ungido sacerdote, profeta y rey (cf OBP nº 62).
1242 En la liturgia de las Iglesias de Oriente, la unción postbautismal

es el sacramento de la Crismación (Confirmación). En la liturgia romana,
dicha unción anuncia una segunda unción del santo crisma que dará el
obispo: el sacramento de la Confirmación que, por así decirlo, "confirma" y
da plenitud a la unción bautismal.
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APOYO.

1243 La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido

de Cristo" (Ga 3,27): ha resucitado con Cristo. El cirio que se enciende en
el cirio pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los
bautizados son "la luz del mundo" (Mt 5,14; cf Flp 2,15). El nuevo
bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Unico. Puede ya decir la oración
de los hijos de Dios: el Padre Nuestro.
1244 La primera comunión eucarística. Hecho hijo de Dios, revestido

de la túnica nupcial, el neófito es admitido "al festín de las bodas del
Cordero" y recibe el alimento de la vida nueva, el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. Las Iglesias orientales conservan una conciencia viva de la unidad
de la iniciación cristiana por lo que dan la sagrada comunión a todos los
nuevos bautizados y confirmados, incluso a los niños pequeños, recordando
las palabras del Señor: "Dejad que los niños vengan a mí, no se lo
impidáis" (Mc 10,14). La Iglesia latina, que reserva el acceso a la Sagrada
Comunión a los que han alcanzado el uso de razón, expresa cómo el
Bautismo introduce a la Eucaristía acercando al altar al niño recién
bautizado para la oración del Padre Nuestro.
1245 La bendición solemne cierra la celebración del Bautismo. En el

Bautismo de recién nacidos, la bendición de la madre ocupa un lugar
especial.
Para responder a los que señalan que el Bautismo no vale porque no hay
uso de razón ni fe, entonces ya tenemos lo anterior y le podemos agregar lo que
señalan el catecismo en los Nos. 1253 al 1255.
1253 El Bautismo es el sacramento de la fe (cf Mc 16,16). Pero la fe

tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia
puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no
es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a
desarrollarse. Al catecúmeno o a su padrino se le pregunta: "¿Qué pides a
la Iglesia de Dios?" y él responde: "¡La fe!".
1254 En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer

después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la noche
pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al
Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente
de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana.
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APOYO.

1255 Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante

la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina,
que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo
bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana (cf CIC can.
872-874). Su tarea es una verdadera función eclesial (officium; cf SC 67).
Toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y
guardar la gracia recibida en el Bautismo.
4. PARA AFIANZAR CONOCIMIENTOS
Ante los alegatos de los sectarios: “No se debe bautizar a los niños pequeños;
por ellos sólo se debe orar, porque el Bautismo presupone el arrepentimiento y el
perdón” “El Bautismo válido debe administrarse después de la confesión personal de
fe; la regeneración viene sólo del Espíritu Santo y debe preceder al Bautismo.” “No
deben bautizarse los niños; su bautismo es superstición y contrario a la Biblia; si los
bautizaron hay que rebautizarlos de adultos” “Es válido únicamente por inmersión”,
vamos a analizar la Sagrada Escritura para aclarar este asunto auxiliados por todo lo
que ya hemos meditado. En el Nuevo Testamento encontramos que hay 3
condiciones para el bautismo:
1) En Mc. 16,15-16, Jesús les dice a sus discípulos: “Vayan por todo el mundo y
anuncien a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la
salvación; pero el que no crea, será condenado”. Y este texto lo utilizan para
soportar su idea, pero recordemos que un texto fuera de su contexto no es más
que un pretexto, porque si revisamos la lectura desde el versículo 14, Jesús
desde que se les apareció a sus discípulos los empezó a reprender casualmente
por su falta de FE e igualmente el versículo 17 pone énfasis en eso. Ese es el
contexto pues de otra manera no tuvieran sentido las palabras de Jesús: “El
que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación, pero el que no crea, será
condenado” Si nos fijamos, Jesús al final no dice que el que no se bautice se
condenará, sino el que no crea, pues como ya hemos analizado antes, de nada
serviría circuncidarse ni bautizarse si no se persevera en la fe proveniente de
la enseñanza de la misma. Si analizamos Hc. 2, 38-39, Pedro llama a los
adultos (porque son ellos los que van a transmitir la fe a sus hijos) a volverse,
convertirse, arrepentirse; bautizarse en el “nombre de Jesucristo”; la promesa
es también para los hijos y para todos. Y a como se señala en los versículos 41
y 42 del mismo capítulo, los que oyeron el mensaje de Pedro se bautizaron,
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APOYO.

pero eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo

que tenían (no a dar el diezmo), en reunirse para partir el pan (la eucaristía) y
en la oración.
2) Mt. 28,19-20: Jesús indica que primero se bautice y luego se enseñe, acorde con
los mandamientos de Génesis y Deuteronomio.
3) Jn. 3, 5-6: El bautizo es una prioridad: “nacer del agua”
Pero, ¿a qué se deben estas pequeñas variantes en la escritura? Pues la

diferencia entre los 3 radica en que Marcos (sin obviar la explicación ya indicada),
refleja el cristianismo naciente, la iglesia en su predicación primitiva, por eso lo
prioritario en ese momento era predicar y después bautizar. En ese momento no
había el problema de los hijos de los cristianos porque todavía no habían cristianos.
Es lo que vimos en Hc. 2,38. Era obvio que la predicación empezaba por los adultos,
pero una vez convertidos, también sus hijos lo necesitaban pues sólo estaban
circuncidados.
Por eso, el bautizar niños era una costumbre desde los primerísimos tiempos
de la Iglesia. Aunque los sectarios digan tantas cosas contrarias al bautismo de los
niños, en la Biblia no encontramos ningún texto en contra de él. Sin embargo, hay
indicaciones en las cuales está implícita la práctica de bautizarlos.
En la carta a los Corintios el Apóstol Pablo dice: «También bauticé a la familia

de Estéfanas» (1 Cor. 1, 16), y se supone que en una familia hay niños.
En los Hechos de los Apóstoles, Pablo nos narra cómo él bautizó en la ciudad
de Filipos a una señora, llamada Lidia, «con toda su familia» (Hech. 16, 15).
Y refiriéndose al carcelero de Filipos, también dice: «Recibió el bautismo él y

todos los suyos» (Hech. 16, 33).
Esta práctica de bautizar los niños ha existido desde los comienzos en la

Iglesia, y el mismo Lutero, fundador del protestantismo e inspirador de las iglesias
evangélicas, admitió el bautismo de niños porque ellos son bautizados en la fe de la
Iglesia. Pero algo curioso y que nos ayuda a comprender el sentido del Evangelio de
Marcos, es lo que nos narra el mismo San Pablo en 1Cor. 1,17: “…pues Cristo no me
mandó a bautizar, sino a anunciar el evangelio…” Esa era la prioridad de la Iglesia
primitiva, el anuncio del Evangelio y una vez que las personas adultas que en ese
momento recibían ese anuncio y querían hacerse cristianos, venían ellos con toda su
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APOYO.

familia, grandes y pequeños a bautizarse y a recibir la enseñanza de los Apóstoles.

Veamos lo que nos dice la historia al respecto:
a) San Ireneo (140-205) en su libro Contra los Herejes, libro 2, capítulo 22 dice:
“Jesucristo vino a salvar a todos los que por su medio nacen de nuevo para Dios: infantes,
niños, adolescentes, jóvenes y viejos.”
b) Orígenes (180-255) en su Carta a los Romanos, libro 5, capítulo 9, afirma que
el bautismo de los niños fue instituido por los apóstoles.
c) El Concilio de Cartago del año 253, ordenó que se bautizaran los recién
nacidos lo antes posible.
Ahora bien, según los sectarios para hacerse cristiano, si fuiste bautizado de
pequeño dentro de la Iglesia Católica, entonces tienes que bautizarte de nuevo
porque tu bautismo no es válido, porque Jesús se bautizó a los 30 años. Ya sabemos
que Jesús no necesitaba bautizarse (Mt. 3,13-15. Para comprender mejor que el
bautismo de Juan no es el mismo que el de Jesús, medite Jn. 1,26-27 y compárelo con
Jn. 1,32-34. Luego revise lo que se indica en Hc. 19, 1-6) y cuando los sectarios
quieren poner el bautismo de Juan a la par del bautismo de Jesús están cometiendo
un gravísimo error. El verdadero bautismo, por el que los cristianos son bautizados
es por el que instituyó Jesucristo utilizando las palabras: “En el Nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo” y ya está claro que se suministraba también a los niños.
Aquí también nosotros podemos cuestionar a los sectarios contra uno de sus
principales puntos de doctrina como es la predestinación y que la reflejan en una
frase: “prosperado, bendecido y en victoria”. Esta predestinación la retomaron de los
conceptos de Calvino, quien señalaba que si todo te va bien y tienes fortuna, es
porque eres bendito de Dios y si te va mal y eres pobre es porque tienes la maldición
de Dios. A esto los capitalistas norteamericanos y los explotadores del diezmo, a
como son los sectarios, le han dado mucho valor y un tema de doctrina teológica se
ha convertido en un tema de oferta y mercado. Su mensaje es que los cristianos están
exentos del sufrimiento; entonces, ¿que significa para ellos el bautismo que implica
sumergirse en un mar de sufrimiento a como se indica en Mc. 10,38 y Lc. 12,50?
Por último, otro asunto que atacan las sectas es el hecho de que el bautismo
para que sea válido tiene que ser con abundante agua porque uno tiene que
sumergirse totalmente, siguiendo con la forma en que lo hacía Juan el Bautista.
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APOYO.

Pero después de lo más fundamental que hemos meditado, ya esto está de

más, pero no tenemos que quedarnos callados y contestarles diciendo que en el caso
del Sacramento del Bautismo y de todos los Sacramentos de la Iglesia Católica,
existen dos partes: La materia y la forma. La materia en nuestro caso es el agua y la
forma son las palabras que el sacerdote dice al momento de realizar el bautismo. En
el caso de la materia que es el agua, es probable que los primeros bautizos fueran
realizados por inmersión pues se realizaron en sitios donde existía abundancia de
ella, por ejemplo en las ciudades próximas al Jordán o a cualquier Lago, Mar o
riachuelo. Incluso cuando los Apóstoles, gracias al discurso de Pedro, bautizaron
unas 3000 personas en un solo día (Hc. 2, 41), eso quizá haya sido posible porque en
Jerusalén existían muchas pilas rituales e incluso baños públicos, pero no hay ningún
río. ¿Pero que pasaba en los sitios donde no existía esta abundancia? Por ejemplo,
¿donde sumergió San Pablo al carcelero de Filipo, junto con toda su familia, si
todavía estaban dentro de la cárcel? (Hc. 16,33). Igualmente con la familia de Lidia
(Hc. 16,15), la de Estéfanas (1Cor. 1,16) y a los creyentes de Éfeso (Hc. 19,5). Por eso
es que la Iglesia, considera de igual valor bautizar por medio de aspersión, o sea,
echando agua utilizando un recipiente, pero manteniendo el sentido de la inmersión
por medio del símbolo de la pila bautismal que siempre está presente en nuestras
Iglesias. Recordemos que lo que vale para el Sacramento es la materia y la forma, y
mientras estén presentes ambas, el Sacramento será válido. La Didajé o Enseñanza
de los Doce Apóstoles, que se escribió contemporáneamente con los demás libros del
Nuevo Testamento (año 70-100 dC.), dice en su capítulo 7: “Bauticen en el nombre del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra
agua. Si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con agua tibia. Derrama tres veces agua
sobre la cabeza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Por último nosotros al parecer ya estamos acostumbrados a que sean los

sectarios los que nos vivan atacando a nosotros y tengamos que pasar defendiendo
nuestra fe de sus ataques, pero es hora de que nosotros también cuestionemos los
terribles errores que les enseñan sus pastores. La próxima vez que te encuentres con
un sectario y te haga alusión al tema del bautismo entonces hazle las siguientes
preguntas:
1) ¿Qué pasará con tus hijos si se mueren sin ser bautizados? Recordemos que
todos nacemos con el pecado original.
2) ¿Si para recibir el bautismo es necesario tener uso de razón para hacer una
profesión de fe, entonces los niños que nacen con problemas cerebrales y por
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APOYO.

lo tanto no tendrán uso de razón durante toda su vida, no pueden recibir el

bautismo y por lo tanto están condenados irremediablemente?
3) ¿Si una condición es que uno proclame con su boca su fe en el Señor,
entonces que pasa con las personas que no pueden hablar?
4) ¿Por qué ustedes no respeten al bautismo de un católico, si los católicos
respetamos el de ustedes? La Iglesia Católica no vuelve a bautizar a ningún
protestante que ya haya sido bautizado dentro de cualquier Iglesia Histórica e
incluso en una secta, siempre y cuando se realice utilizando agua y bajo la
fórmula: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Y te darás cuenta de la sarta de contradicciones que existe entre ellos.
“Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan” (Mc. 10,14)

“Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo
las manos sobre ellos” (Mc. 10,15)
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El Bautismo de Niño

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CURSO DE APOLOGETICA: NOVENO TEMA

Vamos a dar una respuesta a estas y otras interrogantes utilizando

Siempre que nosotros hagamos un estudio bíblico sobre cualquier asunto de

En el Antiguo Testamento, se origina la Antigua Alianza, y aunque

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En esta lectura podemos encontrar algunas cosas fundamentales que

2) La circuncisión sería una señal de que la persona estaba cumpliendo con la

Esto es importante porque uno de los alegatos de los sectarios es casualmente

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Además, en este aspecto, si bien se circuncidaba a todos los niños, y ¿Quién o

Aquí también encontramos algunas cosas interesantes:

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c) Cuando el niño tenga uso de razón y comience a cuestionarse sobre la fe, el

Si consideramos lo que acabamos de analizar, vemos que esta Ley

Bien, esto es lo que nos indica el Antiguo Testamento, sobre la circuncisión

Ésta es la Nueva Alianza instaurada por medio de la muerte y resurrección de

En el Antiguo Testamento, vemos a Dios, el Soberano, el Justo Juez, dictar

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En el Antiguo Testamento, es Dios el que dicta las Leyes y preceptos, porque

1) Como podemos ver, Jesús lo que hace es cambiar la forma, pero no el

Por lo tanto, al igual que en el Antiguo Testamento, se circuncidaba al niño

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El bautismo cristiano significa, sobre todo, un nuevo nacimiento, una nueva

b) El bautismo nos incorpora a Cristo, es decir, nos hace posesión de Cristo,

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c) El bautismo cristiano es un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo. Dijo

d) El Bautismo nos hace miembros del Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia:

Pertenecer a la Iglesia de Cristo no es una simple afiliación, como hacerse socio

Todo lo antes señalado, se encuentra resumido en el No. 1213 del Catecismo:

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respondiendo mecánicamente a las preguntas sin tener una plena conciencia de lo

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No. 1255: “Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la

Desgraciadamente ahora los padrinos se buscan únicamente como una salida

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ayudarlos a educar en la fe a estos niños). Y ellos muy alegremente contestan: “Sí,

3) Renuncias y profesión de fe:

Pero no perdamos de vista que el bautismo no es un puro signo de fe; el

La Iglesia, y muy concretamente los padres y los padrinos, puede tomar el

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c) Asimismo, al hablar de “esforzarse”, significa que se debe poner toda la

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ii) Los hijos de la juventud, son como flechas en manos de un

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“i) Renunciáis a Satanás, esto es:

ii) Renunciáis a sus obras, que son:

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Renunciáis a todas sus seducciones, como pueden ser:

Renunciáis a inhibirnos ante las injusticias y necesidades de las personas e

Renunciáis a los criterios y comportamientos materialistas que consideran:

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396 Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad.

El primer pecado del hombre

397 El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la

398 En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de

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bien. El hombre, constituido en un estado de santidad, estaba destinado a

399 La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta

400 La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la

401 Desde este primer pecado, una verdadera invasión de pecado

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Consecuencias del pecado de Adán para la humanidad

402 Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. S.