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En el entramado de la

modernidad: identidad,
género y clase *

RICARDO SÁNCHEZ**

Lucy Tejada, Cien años de soledad

* Este artículo fue presentado al seminario Género, trabajo e identidades, dirigido por la doctora Luz Gabriela Arango, de la Maestría en Estudio de Género de la Universidad Nacional de Colombia.
** Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia y Titular Universidad Externado de Colombia.

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Ricardo Sánchez En el entramado de la modernidad

Resumen different theories, which ad-


vance in the analysis and
En estas reflexiones,
compression of the modern
Identidad, Género y Clase se
subject. In the purpose to
conciben como aspectos fun-
pinpoint the problematic di-
damentales del entramado de
fferent conceptual levels: his-
la modernidad. La identidad
torical, sociological, ideologi-
se presenta como un proble-
cal, ethnic, and others are used
ma que debe ser asumido
in an effort to build and sof-
como subjetivo, histórica-
ten the relationship between
mente situado y socialmente
identity, genre, and class.
construido. De igual manera
Género y Clase, como otros Key words
componentes de la moderni-
dad, se examinan en su para- Modernity, identity, gen-
digmática significación mos- re, class.
trando la complejidad de esas
categorías en el marco de dis-
tintas teorías que avanzan en Identidad
el análisis y comprensión del
sujeto moderno. En el propó- El tema de la identidad se pre-
sito de precisar la problemá- senta como un problema que en su
tica se hace uso de diferentes esclarecimiento debe ser asumido
niveles conceptuales: históri- como inevitablemente subjetivo,
históricamente situado y socialmen-
co, sociológico, ideológico,
te construido. Es la manera de evi-
étnico, entre otros, para tratar
tar el esencialismo, la naturalización
de construir y esclarecer la red
y la perennidad de sus contenidos y
de relaciones entre Identidad,
manifestaciones. También exorcizar
Género y Clase.
el mero positivismo y el cientifis-
Palabras clave mo, colocándonos en los terrenos de
la vida, en que los saberes actúan
Modernidad, Identidad, en sus propias condiciones, que no
Género, Clase por ello dejan de ser sociales y cul-
turales.
Abstract
Cuando Anthony Giddens pro-
In these reflections, iden- pone el contexto de la modernidad
tity, genre, and class are con- para descifrar la identidad del yo,
ceived as fundamental aspects en la sociedad contemporánea, está
of the modern framework. orientándose en un horizonte com-
Identity is presented as a sub- prensivo. Es verdad que hay que
jective problem that should be mostrar críticamente las limitacio-
assumed, historically placed nes gruesas de su escrutinio, pero
and socially constructed. In la necesidad de pensar el asunto con
the same way genre, and class criterios de época es un logro teóri-
as presented as component of co-metodológico, que ningún aná-
the modern world. They are lisis concreto de las condiciones
examined in their meaning of concretas puede trascender.1
paradigm showing the com-
plexity of these categories Es sugestivo cómo este Gid-
under the framework of other dens, que no el de la tercera vía y el
neolaborismo, parte de un estudio

1. Giddens, Anthony. Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Capítulo 1. Los contornos de la modernidad reciente. Barcelona: Península, 2000. p. 21-50.

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sociológico concreto, la obra Sec- control reglado de las relaciones


ond Chances, de Judith Wallerstein sociales a lo largo de extensiones
y Sandra Blakeslee, sobre el divor- indefinidas de espacio y tiempo.3
cio y el subsiguiente matrimonio,
Desde el Manifiesto Comunis-
para reflexionar el asunto de la iden-
ta de Marx y Engels, se señaló,
tidad del yo en un plano más gene-
como una de las características cen-
ral. Podrá hacérsele el interrogante
trales de la nueva época, que todo
de que falta más investigación
lo sólido se desvanece en el aire,
empírica que sustente sus consi-
expresión que Marshall Berman
deraciones pero su incursión para
toma como nombre de un célebre
caracterizar la modernidad tempra-
libro suyo sobre el tema de la mo-
na y tardía es válida y necesaria.
dernidad. Giddens, desconociendo
Una apretada síntesis del alcan- o ignorando este debate, nos habla
ce de la modernidad para el soció- del hecho de que las instituciones
logo inglés: es un proceso que tras- modernas no guardan continuidad,
ciende el feudalismo y que en un que el mundo moderno es un ‘mun-
periplo histórico mundial, alcanza do desbocado’, no sólo por el ritmo
en el siglo XX su mayor despliegue. del cambio social sino por sus me-
Subrayo dos elementos fuertes: su tas y profundidad.
carácter histórico e internacional. El
Para explicar este aspecto crucial
segundo y tercer aspecto es que se
considera tres elementos decisivos.
trata del capitalismo y la industria-
El primero es la separación entre
lización, ‘mundo industrializado’ en
tiempo y espacio. El segundo el
su lenguaje. Un cuarto aspecto es
desenclave de las instituciones socia-
el del poder organizado con sus apa-
les, superando el concepto de dife-
ratos de vigilar y castigar —el au-
renciación, dado que extrae sus re-
tor cita a Foucault— y el empleo de
Lucy Tejada, Cien años de soledad

laciones sociales de lo local y se rear-


la información para la vida social.
ticula en regiones indefinidas, lo cual
Giddens va a señalar un rasgo opera a través de señales simbólicas.
eludido por otros autores, especial- Se trata de sistemas abstractos, en
mente liberales, de la modernidad que el dinero es el más destacado por
sumamente grave y cuyas realida- su omnipresencia, el otro es el de los
des vivimos en su esplendor: «La expertos. Este último se liga a la for-
modernidad nos introduce en una ma de la confianza.
era de ‘guerra total’, en la que el
Donde hay otro eslabón débil es
poder destructivo de las armas, al
en el sobredimensionamiento de la
que nos hemos referido antes al ha-
reflexividad, que se estimó genera-
blar de la existencia del armamento
lizada, como proceso de revisión
nuclear, es inmenso».2
continua de los aspectos de la acti-
Por supuesto que va a nombrar vidad social y de las relaciones con
como la forma social diferenciada la naturaleza, a la luz de nuevos
más destacada al Estado Nacional. conocimientos. Aquí, se ignora el
No hay modernidad sin Estado Na- carácter de fuerza productiva del
ción y por ende base del Estado saber, su aplicación y control por los
moderno. Esto lo lleva a un punto poderes dominantes, algo sencilla-
decisivo, el de la organización, mente lamentable en la exposición
«quien hable de modernidad no ha- de Giddens. Lo que se salva es su
blará de organizaciones sino de or- apreciación optimista, de que la
ganización». Definida ésta como el ciencia no se basa en la acumula-

2, Ibíd. p. 27.
3. Ibíd. p. 28.

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ción inductiva de pruebas, sino en table, las llamadas tendencias univer-


el principio metodológico de la salizantes, en otra nomenclatura de
duda. ¿La revisión constante, pero globalización e internacionalismo. El
libre?4 autor lo asume con una eficacia y
justificación a destacar, por ello pue-
En este momento se debe seña-
de decir, la dialéctica de lo local y lo
lar el silencio del autor acerca de
universal. Lo primero involucra a
que la modernidad implica otras
todo el mundo, una guerra o una ca-
transformaciones, las que sintetiza
tástrofe ecológica o nuclear, por
la revolución francesa. Se trata en
ejemplo. Lo segundo se expresa así:
todo caso de la ausencia de lo so-
«No obstante, en estos sectores de-
cial-colectivo, de la individualidad
sarrollados, la conexión entre lo lo-
en una perspectiva libertaria, del
cal y lo universal está vinculada a un
señalamiento claro de poderes eco-
conjunto de cambios profundos en
nómico-políticos opresores, del
la naturaleza de la vida cotidiana»6.
pleito de nuevos sujetos sociales-
Pero olvida que lo universal está
políticos, las mujeres en primer lu-
constituido por desigualdades de los
gar, los de abajo y la cultura popu-
poderes, con consecuencias dramá-
lar de resistencia y revolución. La
ticas para el sur o el tercer mundo.
lucha de clases no existe en esta lec-
Aquí es importante mostrar lo que
tura y casi ningún conflicto.
el capitalismo y la modernidad, aun-
El Estado moderno tiene las si- que ésta tenga carga revolucionaria,
guientes características esenciales: construyen y reproducen, la explo-
1) Estado laico, dada la separación tación y la opresión. Es el caso de la
de la iglesia y la política, la libertad mujer y las etnias, cuya discrimina-
de conciencia religiosa, la toleran- ción y humillación-explotación, vie-
cia. 2) La declaración y positiviza- nen desde la noche de los tiempos,
ción de los derechos humanos indi- se prolongan y se hará necesario li-
viduales de vida, libertad, igualdad, brar batallas tremendas para ir con-
propiedad, seguridad, como dere- quistando su singularidad. Lo que
chos de libertad negativa frente al Giddens escamotea es el pleito se-
Estado. 3) La proclamación y posi- cular de las humilladas y ofendidas,
tivización de los derechos políticos también de ellos.
de participación, organización, re-
presentación, participación del Es- Pero el escrutinio del sociólogo
tado, asociación política y control sí se muestra agudo, en lo que a la
público. Son los derechos ciudada- transformación de la vida cotidiana
nos. 4) El principio de separación se refiere en el contexto de esa dia-
del poder. 5) El primado de la Cons- léctica, después de todo es su pro-
titución política. 6) El principio de fesión. Lo primero es la automati-
la legalidad. 7) La incorporación de zación y de manera sobresaliente el
la resolución de las necesidades eco- texto impreso y luego la señal elec-
nómico sociales, como derechos trónica. Contra la moda y los pos-
sociales, en la perspectiva del Esta- modernos Giddens acierta señalan-
do Social de Derecho.5 do que la palabra impresa sigue ocu-
El tratamiento a lo local, lo mun- pando el centro de la modernidad y
dial y la transformación de la vida de sus redes mundiales, dado que
cotidiana, presenta el asunto inevi- se vive un desarrollo más interrela-

4. Ibíd. p. 34. El interrogante es mío.


5. Ver de Sánchez, Ricardo. El Estado Social de Derecho en la Constitución Política de Colombia. Bogotá: Universidad Nacional, 2001. Igualmente de Gregorio Peces Barba. Tránsito a la Modernidad. En
Historia de los Derechos Fundamentales. Tomo I. Tránsito a la Modernidad siglos XVI y XVII. Dirección Gregorio Peces Barba, Eusebio Fernández. Madrid. Dykinson, S.L./Instituto de Derechos Humanos
Bartolomé de las Casas. Universidad Carlos III, 1998.
6. Giddens. Op. cit., p. 35.

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cionado entre medios impresos y carácter errático y desbocado de la


comunicación electrónica. Al con- modernidad.
trario de distintos analistas, este so- Todo esto viene a ser el escena-
ciólogo relativiza el poder de la rio en que se dan las transformacio-
imagen electrónica, la de la televi- nes de la identidad personal, la iden-
sión, el cine y los videos. Así dice: tidad del yo y la mundialización, son
«Las semejanzas entre medios im- los dos polos de la dialéctica de lo
presos y electrónicos son más im- local y lo universal. Es la disolución
portantes que sus diferencias para de lo intermediario, aunque subsista
la formación de las instituciones como en el caso de los Estados, para
modernas».7 No obstante se hace dar paso, por primera vez en la his-
necesario llamar la atención sobre toria, a la interrelación del ‘yo’ y la
el inmenso poder político de la te- ‘sociedad’ en un medio mundial.11 Se
levisión, de su papel en la concien- trata de una alteración del yo, que
cia de las gentes a escala planeta- deberá ser explorado y construido
ria.8 como parte de un proceso reflejo para
vincular el cambio personal y social.
Esto lleva a que la experiencia
de los tiempos recientes se caracte- Podemos entonces tomar la de-
rice por la intromisión de sucesos finición inicial de identidad de An-
distantes en la conciencia cotidiana thony Giddens: «La identidad del yo
y permite una apreciación equilibra- constituye para nosotros una trayec-
Aníbal Gil. La cárcel (Fragmento).

da frente a la unilateralidad que se- toria a través de los diferentes mar-


ñala la tendencia disgregadora como cos institucionales de modernidad
fundamental en la modernidad. Dice: a lo largo de la duración de lo que
«Sin embargo, los rasgos unificado- se suele llamar el ‘ciclo de vida»’,
res de las instituciones modernas son expresión que se ajusta con mucha
tan esenciales para la modernidad mayor precisión a los contextos no
reciente, como los disgregadores».9 modernos que a los modernos. Cada
uno de nosotros no sólo ‘tiene’ sino
Lo cotidiano a su vez se caracteriza
que vive una biografía reflejamen-
por un escepticismo generalizado
te organizada en función de los flu-
respecto a los paradigmas de la cien-
jos de la información social y psi-
cia y la tecnología, la última fortale-
cológica acerca de los posibles mo-
za del proceso, dados los nuevos pa-
dos de vida. La modernidad es un
rámetros de riesgo y peligro ante el
orden postradicional en el que a la
incumplimiento de lo prometido y la cuestión «‘¿cómo he de vivir?’, hay
perplejidad de las nuevas ofertas. De que responder con decisiones toma-
allí el éxito de lo contrafáctico, de das cada día sobre cómo compor-
una selección de escenarios posibles tarse, qué comer —y muchas otras
como guía a la sociedad de riesgo cosas— además tal cuestión se ha
en la expresión de Ulrich Beck. Todo de interpretar en el despliegue de la
esto inscrito en su crítica al esoteris- identidad del yo en el tiempo».12
mo de los profesionales —los soció-
logos en primer lugar— conque Se puede reconocer en este con-
«suelen muy a menudo levantar un cepto, un criterio universal-mascu-
mundo de jerga y ritual para prote- lino.
ger sus pretensiones de diferencia- La propuesta de la obra de Ma-
ción técnica»10 y a la constatación del nuel Castells de caracterizar la épo-

7. Ibíd. p. 35.
8. Ver de Bourdieu, Pierre. Sobre la televisión. Barcelona: Anagrama, 2000.
9. Giddens. Op. cit., p. 42.
10. Ibíd. p. 46.
11. Ibíd. p. 48.
12. Ibíd. p. 26.

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ca como la era de la información, la producto de la incorporación de la


sociedad-red donde se inscribe el división de clases sociales».15 Esto es
quiebre del patriarcado y caracteri- lo que le da potencia analítica y senti-
za nuevos sujetos sociales como el do crítico a los distintos aspectos de
feminismo, los ecologistas, los mo- la vida cotidiana, del quehacer indi-
vimientos urbanos, permite un com- vidual, como el comer, el divertirse,
plemento sofisticado sobre la mo- el cuerpo, la belleza, el deporte, el
dernidad tardía.13 Al igual que las vestido y otros, como materialización
numerosas investigaciones y estu- de identidades de clase.
dios de las feministas sobre género.
En el ensayo de Luz Gabriela
La perspectiva de la contribución Arango sobre el programa teórico
de Pierre Bourdieu enriquece la com- de Bourdieu se distinguen cuatro

Lucy Tejada. Mujeres sin hacer nada (Fragmento).


prensión de la ecuación modernidad- elementos centrales: 1) La teoría de
identidad del yo. Y no es original las clases sociales y la lucha de cla-
relacionar al sociólogo inglés con el ses. 2) La dominación simbólica, las
francés, de esto se ocupó Alex Calli- luchas simbólicas y la dominación
nicos, en su artículo ¿Antony masculina. 3) Habitus, clase y gé-
Giddens o Pierre Bourdieu?14 Lo nero. 4) Luchas y resistencias. Esto
hizo a partir de las distintas respues- en la perspectiva de definir la teo-
tas de ambos al siguiente asunto: ría científica como un programa de
¿Cuál es el aspecto dominante de la percepción científica, habitus que
contradicción entre el triunfo ideo- requiere de un trabajo empírico.16
lógico del liberalismo o es la fractu- Un asunto clave es el carácter
re sociale y los conflictos y movi- relacional, no sustancial, del poder
mientos que expresan? La de An- y la dominación de clase y género.
thony Giddens conduce a un capita- Se trata de posiciones en la estructu-
lismo sin clases, pero con desigual- ra de poder. El otro asunto es el con-
dades sociales individualizadas. La cepto de campo que permite enten-
de Bourdieu conduce a la domina- der de manera situada las relaciones
ción y al campo de la lucha entre de clase y de otras jerarquías socia-
desiguales, como campo constitu- les, como el género, si se entiende
yente de la realidad social. Y que in- que el capital simbólico expresa la
tegra la pareja de capital económico dominación que contiene la legitimi-
y capital simbólico que expresan re- dad o aceptación de la dominación
laciones de poder y dominación en por parte de los dominados.
la sociedad y en lo cotidiano, en la
distinción, definida tanto por sus pro- Género y clase
piedades intrínsecas y las propieda-
des relacionales, lo que hace que la Para Bourdieu, la dominación
identidad social se defina y se afir- masculina es un ejemplo paradig-
me en la diferencia. mático de la dominación y violen-
cia simbólicos y uno de los más per-
Bourdieu nos habla de la estruc- sistentes. En La dominación mas-
tura-estructurante, «que organiza las culina, Bourdieu da esta síntesis:
prácticas y las percepciones de las
“La fuerza del orden masculino
prácticas, el habitus es también estruc-
se descubre en el hecho de que pres-
tura estructurada: el principio de di-
cinde de cualquier justificación: la
visión en clases lógicas que organiza
visión androcéntrica se impone
la percepción del mundo es a su vez

13. Castells, Manuel. La era de la información: Economía, sociedad y cultura. Madrid: Alianza Editorial, 1998.
14. Ver New Left Review, Madrid: 2000, N 2 mayo-junio.
15. Bourdieu, Pierre. La distinción. Madrid: Taurus, p. 170.
16. Arango, Luz Gabriela. Sobre dominación y luchas: Clase y género en el programa de Bourdieu. En: Revista Colombiana de Sociología. Bogotá: Volumen II N 1. 2002, p. 99-118.

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como neutra y no siente la necesi- otra autoconciencia. El amo sólo


dad de enunciarse en unos discur- existe en su relación con el esclavo
sos capaces de legitimarla. El orden y viceversa. El debate intelectual en
social funciona como una inmensa Francia, con motivo del centenario
máquina simbólica que tiende a ra- de Hegel y su influencia en la vida
tificar la dominación masculina en cultural, fue enorme. Dos figuras de
la que se apoya: es la división sexual primer orden lo promovieron: Koyré
del trabajo, distribución muy estric- y Kojéve. El seminario de este últi-
ta de las actividades asignadas a mo hizo época en la historia intelec-
cada uno de los dos sexos.17 tual de Francia.18
La eficacia de esta dominación Para Bourdieu, como para He-
descansa en una representación mí- gel, la dialéctica relacional es de lu-
tica que le da apropiación social y cha y de resistencia, aspecto en el
cultural y por ende desarrollo a la cual se detiene para prevenir sobre
diferencia biológica entre los sexos, el populismo, luchas sin sentido,
lo masculino y lo femenino. Esta desligadas de las condiciones con-
diferencia anatómica se traslada cretas. Pero igual para mostrar su
como diferencia naturalizada a la incidencia en el orden de los domi-
división sexual del trabajo. nadores. Pero, en verdad, no logra
enriquecer el panorama, a pesar de
El concepto de habitus se des-
su propuesta del discurso herético,
pliega para comprender la fuerza de
nada nuevo. Aunque su teoría de las
esta dominación de lo masculino, se
clases y su lucha y de la domina-
trata de una doxa, una especie de
ción y el género ofrezcan fortale-
costumbre y prejuicio arraigado,
zas y reelaboraciones importantes.
que establece una correspondencia
Su participación en las luchas anti-
entre las estructuras mentales y las
globalización, en apoyo de huelgas
estructuras sociales. Es la acepta-
y movimientos sociales de protes-
ción por el dominado de la domina- ta, con una potencia creativa am-
ción como algo natural y evidente pliamente reconocida, lo estaban
y del dominador como una ocupa- llevando, como señala Alex Calli-
ción igualmente natural, de una re- nicos, a inmiscuirse en los debates
lación de poder. Encuentro que un políticos clásicos y contemporáneos
talento como el de Bourdieu se equi- de la resistencia, sus programas y
voca al dejar de lado el señalamien- sus formas de organización. Tenía
to de este problema clásico, en el una conciencia lúcida de los momen-
pensamiento de Hegel: la dialécti- tos dramáticos de la vida social, tal
ca del Amo y del Esclavo en la Fe- como se documenta en su reconoci-
nomenología del espíritu. miento a los huelguistas franceses de
Es el tema crucial del reconoci- noviembre y diciembre de 1995,
miento (a través de dos conceptos: cuando afirma que luchaban contra
el deseo y la satisfacción) primero la destrucción de una civilización
unilateral y luego generalizado en la asociada a la existencia de servicios
modernidad capitalista. Esta contri- públicos, la de la igualdad de dere-
bución de Hegel a la relación para chos republicanos, el derecho a la
definir la existencia de las clases, ‘el educación, la salud, la cultura, la in-
amo y el esclavo’ que se homologa a vestigación, el arte y sobre todo, al
lo masculino y lo femenino, se ex- trabajo. Es su apasionante batalla
presa en su aserto, la autoconciencia contra la civilización neoliberal, la
alcanza su satisfacción solamente en del capitalismo salvaje.

17. Bourdieu, Pierre. La dominación masculina. Barcelona, Anagrama, 2000, p. 22.


18. Ver: Elisabeth Roudinesco. Lacan, esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Montevideo. Fondo de Cultura Económica, 1995. p. 137-167. Perry Anderson: Los fines de la historia. El
capítulo sobre Koyré. Bogotá: Tercer Mundo, 1995, p. 57-83.

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En el ensayo El género: una


categoría útil para el análisis his-
tórico,19 Joan Wallach Scott pasa
revista a la utilización de la catego-
ría y en su particular distingue tres
teorías: 1) la feminista que explica
a través del patriarcado la «superio-
ridad» masculina; 2) la marxista que
tiene eje en la categoría de modo de
producción y clase social y 3) las
teorías postestructuralistas france-
sas y anglo-americanas de las rela-
ciones-objeto y se basan en el psi-
coanálisis para explicar la produc-
ción y reproducción de la identidad
genérica del sujeto. Toda esta revi-
sión conduce a su propia formula-
ción que se da como una conexión
entre 1) el género como elemento
constitutivo de las relaciones socia-
les basadas en las diferncias que
distinguen los sexos y 2) el género,
que es una forma primaria de rela-
ciones significativas de poder. A su

Manuel Estrada. La procesión (Fragmento).


vez el género en su primer compo-
nente comprende cuatro elementos
interrelacionados: a) símbolos cul-
turalmente disponibles; b) concep-
tos narrativos que manifiesten las
interpretaciones de los significados
de los símbolos; c) las relaciones de
género y d) la identidad subjetiva.
Todo esto lleva a afirmar que el gé-
nero es el campo primario por me- les, porque son varias, dado el ca-
dio del cual se articula el poder. rácter heterogéneo de la sociedad,
tienen igual enunciado femenino, la
El sustantivo clase y su acom-
clase campesina, la pequeño bur-
pañante, también sustantivo, obre-
guesa, la clase artesanal, las clases
ra, son gramaticalmente femeninos.
dominantes y las clases burguesas.
Decimos clase obrera. Al igual que
Tal cual, es la manera como la len-
clase trabajadora y proletaria. Las
gua castellana, la que escribimos y
grandes categorías de la filosofía
hablamos en América Latina, sus-
política y del derecho como la igual-
tantiva y nombra estas realidades y
dad, la libertad y la solidaridad, tie-
categorías socioeconómicas.
nen similar denominación femeni-
na. Al igual que la propuesta eman- Sin embargo, la ideología que
cipadora por excelencia, el paradig- nos comunica estos lenguajes es
ma de la realización humana, la re- equivocada, falsea la representación
volución, es un sustantivo femeni- y el significado de tales denomina-
no. Por ende el artículo que las ciones, que son sustantivos fuertes.
acompaña es igualmente femenino. Si precisamos el carácter universal-
Pero, incluso las otras clases socia- general que tienen las clases socia-

19. Scott, Joan Wallach. Gender and the politics of history. Columbia University Press, 1988. p. 28-50. Hay traducción inédita de Luz Gabriela Arango.

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les y otras categorías y paradigmas, ción en el trabajo, la educación, las


si establecemos el sentido que ellas ciencias y las artes; en fin, en los
tienen en el lenguaje histórico, so- oficios y profesiones por parte de
ciológico y político, entendemos que las mujeres. Del importante y cada
se trata de universales-generales vez más numeroso protagonismo
masculinos. Cuando hablamos de la político de carácter múltiple, indi-
clase obrera sabemos bien que esta- vidual y colectivo de ellas.
mos nombrando a los obreros en la No sólo ocurre este mecanismo
connotación del sustantivo masculi- de representación, con sus patrones
no, a los trabajadores, a los proleta- en relación con las mujeres, opera
rios, a los burgueses, a los campesi- como norma homologable con las et-
nos, a los pequeños burgueses. nias y razas (ambas denominaciones
Igual cosa sucede con las cate- polémicas) con las gentes indias, ne-
gorías de igualdad, libertad y revo- gras y orientales. Se tiende a mante-
lución que, dinamizadas en el esce- ner un universalismo genérico de la
nario de las representaciones, como sociedad como blanca y de acuerdo
sujetos, adquieren su significado: con normas masculinas. Es la domi-
los libertadores, los igualitarios, los nación masculina y la dominación
revolucionarios. Adquieren su sig- blanca. Obsérvese que se trata de un
nificado más preciso, en el poder, saber adquirido y perpetuado, de una
el estado, el derecho. En el caso del doxa y una praxis de los poderes que
genérico-universal de la Constitu- sitúan a lo masculino y a lo blanco
ción Política, se le asignó el consti- como superiores y dominantes.
tucionalismo y a la política quien la Así las cosas, las mujeres y las
ejerce, los políticos. gentes de otros colores, especialmente
Por supuesto que este ejercicio negras e indias (o/a) son doblemente
es restrictivo (¿?) a nuestra lengua explotad@s, excluid@s y ofendid@s,
y habrá que establecer cómo opera si se es mujer y negra aumenta la de-
en los distintos idiomas. Lo que sí gradación, en el lenguaje combinado
parece es que son universales-gené- de Ernst Bloch.20 Desconocidos, no
ricos, en todos los idiomas, indepen- reconocidos y desiguales que no go-
diente de cómo se sustantiva y se zan de la redistribución en el lengua-
articula la expresión. Y son univer- je, igualmente combinado de Nancy
sales homogéneos, hombres o me- Fraser.21 Desde la filosofía del dere-
jor homosociales. Se trata de la ope- cho y la política marxistas y desde el
ración de naturalizar, esencializar feminismo socialista se coincide en
por ende como masculinos los su- un diagnóstico, una caracterización de
jetos histórico-sociales decisivos. realismo material que conlleva pro-
De esta manera se desconoce, ocul- puestas emancipadoras combinadas,
ta, invisibiliza el componente feme- cuya simultaneidad o no la estable-
nino, las mujeres en la vida y exis- cen los sujetos sociales y políticos, y
tencia social. A lo sumo relegándo- la conciencia adquirida en las prácti-
las como un sector de la clase o de cas históricas, lo cual no elude el de-
la sociedad, cuyo hábitat, espacio es bate sobre los caminos a seguir entre
o debe ser, el del hogar y la familia. el reconocimiento y la redistribución,
Así ha sido durante siglos y preten- entre la dignidad humana como liber-
de perpetuarse en estas épocas de tad y como igualdad.
crisis de la familia patriarcal, de Nacemos sexualmente diferen-
emancipación femenina, de inscrip- tes, como machos y hembras, pero

20. Bloch, Ernst. Derecho Natural y Dignidad Humana, Madrid: Aguilar. 1980.
21. Fraser, Nancy. Iustitia Interrupta. Reflexiones críticas desde la posición ‘postsocialista’. Bogotá: Siglo del Hombre/ Uniandes. 1997. De la misma autora: ¿De la redistribución al reconocimiento? En New
Left Review en español. Pensamiento crítico contra la dominación. Madrid: Akal: 2000. No. 0. p. 126-155.

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lo hacemos situados en condiciones primera, es el he-


sociohistóricas precisas, donde evo- cho de que no
lucionan nuestros aprendizajes de existe una sola
todo orden. Esto hace que nuestra masculinidad,
individualidad o singularidad, que aunque haya for-
es o debe ser única e irrepetible, sea mas hegemónicas
necesariamente social y cultural. De y subordinadas de
allí que sea útil hablar de la doble ésta. Tales formas
condición de lo humano, como na- se basan en el po-
tural y social, somos transformados der social de los
tan radicalmente por la cultura que hombres, pero son
vamos cambiando nuestra existen- asumidas de ma-
cia corporal y reproductiva, nues- nera compleja por
tro papel en la vida social y fami- hombres indivi-
liar, como hombres y mujeres. Lo duales que tam-
social-humano es un largo construc- bién desarrollan
to histórico, en lucha contra lo na- relaciones armo-
tural, transformándolo y destruyén- niosas y no armo-
dolo. Dándole el sentido que le asig- niosas con otras
na la producción y reproducción masculinidades.
material y las relaciones sociales, La importan-
con la consecuencia división social- cia entre la distin-
sexual e intelectual del trabajo. Por ción entre sexo y
ello, lo establecen bien las feminis-

Manuel Estrada. La procesión (Fragmento).


género en este
tas, el género es una construcción contexto es una
histórico-social-cultural y no algo herramienta con-
natural y esencial. Es lo que asigna ceptual básica que
a lo masculino perse su dominación sugiere cómo par-
y a lo femenino la posición de do- tes integrales de
minada. nuestra identidad,
El poder es saber y es masculi- comportamiento,
no, con el falseamiento ideológico actividades y
del estereotipo de lo blanco. El ser creencias indivi-
hombre como género, significa en- duales pueden ser un produc-
tonces detentar un tipo determina- to social que varía de un gru-
do de poder, se nace y se hace hom- po a otro, a menudo en con-
bre ocupando y desarrollando rela- tradicción con otras necesida-
ciones varias de dominación. Mi- des y posibilidades humanas.
chael Kaufman ha desplegado una Nuestro sexo biológico —ese
sustentación compleja y sofisticada pequeño conjunto de diferen-
sobre la relación género-sexo y el cias absolutas entre todos los
poder, de gran utilidad analítica y machos y todas las hem-
pedagógica: bras— no prescribe una per-
sonalidad fija y estática. La
“La teorización en torno distinción sexo/género sugie-
a las experiencias contradic- re que existen características,
torias del poder entre los necesidades y posibilidades
hombres comienza con dos dentro del potencial humano
distinciones. La primera es que están consciente e in-
bien conocida, pero demasia- conscientemente suprimidas,
das veces ignorada distinción reprimidas y canalizadas en
entre sexo biológico y géne- el proceso de producir hom-
ro socialmente construido. La bres y mujeres. Es de estos
segunda, que se deriva de la productos, lo masculino y lo
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co ha dinamizado la crítica al pa-


triarcado y su dominación cultural-
estatal, constituyéndose en movi-
mientos de contracultura y logran-
do derechos civiles y de reconoci-
miento de gran significación. En la
polémica de Judith Butler y Nancy
Fraser24 se hacen consideraciones
pertinentes sobre el lugar que ocu-
pan tanto en la economía, como en
la vida social. ¿Son también explo-
tados a la manera de las mujeres u
oprimidas y excluidas como ellas?
Lucy Tejada. Mujeres sin hacer nada (Fragmento).

¿Tienen la misma ubicación?


Judith Butler nos recuerda la
célebre definición de Federico En-
gels sobre cómo lo determinante de
la historia es en último término la
producción y reproducción de la
vida inmediata. Lo cual se da me-
diante la producción de los medios
de subsistencia, la alimentación, el
femenino, el hombre y la mu- vestido, la vivienda y los utensilios
jer, de lo que trata el géne- necesarios para dicha producción,
ro”.22 la vida material, y por otro lado se
da la reproducción de los humanos.
En igual dirección va el estudio
Esto último se realiza en la familia.
de Dolores Comas d’Argemir.23
Se suele enfatizar en la producción
Pierre Bourdieu ha sistematiza- y no se reconoce la reproducción.
do la crítica señalando que la efica-
Como un ejemplo de alguna vi-
cia de la dominación masculina está
gencia del pensamiento de Engels,
dada por un esencialismo, un natu-
Butler dice:
ralismo mítico convertido en discur-
so y praxis sociocultural a la dife-
rencia biológica entre los sexos, lo
“En este párrafo, Engels
masculino y lo femenino. Esto es lo
prosigue afirmando que las
que se traslada a la división sexual-
sociedades evolucionan par-
social del trabajo.
tiendo de una etapa en la que
El desarrollo de la personalidad predomina el parentesco ha-
social de hombres y mujeres como cia otra en la que predomina
género es más complejo y se mani- el Estado, en este último es-
fiesta en la existencia de los (gays) tadio el parentesco es subsu-
homosexuales y lesbianas, que su- mido por el Estado. Es inte-
fren discriminaciones de todo or- resante destacar la coinciden-
den: jurídico, familiar, social-labo- cia entre este argumento y las
ral, político. No obstante su activis- observaciones de Foucault en
mo y su despliegue cultural-políti- su Historia de la sexualidad,

22. Kaufman, Michael. Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres. En Arango, Luz Gabriela/León, Magdalena/Viveros, Mara. Género e Identidad. Ensayos sobre
lo Femenino y lo Masculino. Bogotá. Tercer Mundo/Uniandes/Universidad Nacional. 1995, p. 125-126.
23. Comas d’Argemir, Dolores, Trabajo, género, cultura. La construción de desigualdades entre hombres y mujeres. Barcelona: Icana Institut Catala d’Antropología, 1995.
24. Ver: Butler, Judith. El marxismo y lo meramente cultural y Fraser, Nancy. Heterosexismo, falta de reconocimiento y capitalismo. Una respuesta a Judith Butler. En: New Left Review en español. Socializar
el bienestar, socializar la economía. Madrid: Akal. 2000. No. 2. p. 109-121 y 123-134. Ver igualmente: Fernbach, David. Biología e identidad gay. En: New Left Review en español. Socializar el bienestar,
socializar la economía. Madrid: Akal. 2002. No. 13. p. 113-138.

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donde sostiene: «En particu- circuito económico, en la familia y


lar a partir del siglo XVIII, las en la vida social.
sociedades crearon y pusie-
La mayoría del planeta y de la
ron en marcha un nuevo apa-
sociedad vive en condiciones de
rato que se superpuso al que
pobreza extrema, explotación y mi-
ya existía». El parentesco
seria. Son hombres y mujeres ne-
determina la sexualidad en la
gros, amarillos, indios, mestizos del
forma más primitiva y evi-
Tercer Mundo y los que la diáspora
dente, que Focault caracteri-
ha llevado al Primer Mundo. Pero
za como un «sistema de
ellas son las Condenadas de la tie-
alianza», y que continúa sus-
rra, para corregir el nombre que
tentando una nueva organiza-
Franz Fanon le dio a su célebre obra.
ción de la «sexualidad» aun
Nadie es más explotada, humillada
cuando esta última siga man-
y ofendida que una mujer negra,
teniendo cierta autonomía
pobre, africana, en algunos de sus
con respecto a la primera”.25
países, que son los más pobres del
mundo.26
Las clases sociales vienen a ser En las condiciones de guerras
constituidas como estructuras y van permanentes en el mundo, adelan-
a existir como relaciones y prácti- tadas por razones de hegemonía,
cas, a la manera de la estructura-es- interés económico, dominación im-
tructurante de Bourdieu y del aser- perial y que se producen y reprodu-
to de E.P. Thompson, las clases ha- cen, las mujeres sufren de manera
cen y se hacen. profunda y radical las consecuen-
cias. La barbarie, las maquinarias
La división clasista de la socie-
militares y sus ejércitos despojan a
dad y su existencia heterogénea des-
las mujeres de sus familias, hijos y
cansan en la desigualdad y en la
esposos llevándolos al matadero
explotación, lo cual se da en un
bélico. Aún allí y precisamente por
campo de lucha, de confrontación
ello, las mujeres ante la muerte de
de intereses que parte del proceso
sus hombres, son sumidas como
productivo mismo y se despliega en
náufragas de la tierra, las desdicha-
todas las esferas de las relaciones
das de la condición humana.27
sociales. La explotación económi-
ca, la exclusión social, la pobreza y Así las cosas, la dominación de
la miseria no conocen distinción de género que viene desde la noche de
género sólo en tanto afecta a hom- los tiempos y los días del génesis,
bres y mujeres. Pero no lo hace de Eva es la culpable del pecado origi-
manera igual, ni con la misma in- nal de Adán, se constituye en una
tensidad y consecuencias de todo matriz de las desigualdades y las
orden, que van de lo material, lo homogeneidades. Del homocentris-
educativo, a lo sociológico y vital. mo de la vida humana y social, de
La subordinación de género que la negación del reconocimiento que
opera el dispositivo de la domina- es menos del otro y más de la otra.
ción masculina, involucra indisolu- Que se relaciona de una manera
blemente las condiciones de des- extremadamente compleja con las
ventaja completa de las mujeres en formas de producción y reproduc-
el trabajo, en las otras esferas del ción económica y social.

25. Butler, Judith. El marxismo y lo meramente cultural. En: New Left Review en español. Socializar el bienestar, socializar la economía. Madrid: Akal. 2002. No. 2. Nota al pie 9, p. 115.
26. Fanon, Franz. Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica. 1972.
27. Ver. Hobsbawm, Eric. La guerra y la paz en el siglo XX. En: La Jornada. México D.F. Enero 2004.

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