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EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LA VIDA DIARIA

La naturaleza innata del ser humano de explorar el mundo que le rodea, empieza
desde que tiene contacto con la multiplicidad de estímulos que recibe del
entorno. Este don se va desarrollando hasta convertirse, sin darnos cuenta, en
la manera más sencilla de resolver problemas que nuestro entorno nos somete.
Esta naturaleza ha dado origen, de la mano con la evolución del hombre, a los
conocemos como la ciencia y la forma cómo descubrimos nuestro mundo, a la
rudimentaria, pero eficiente, metodología científica. A lo largo de la historia, la
metodología científica ha sido calificada de muchas maneras; a nuestro entender
el método científico tiende a reunir una serie de características que permiten la
obtención de nuevo conocimiento científico. Es el único procedimiento que no
pretende obtener resultados definitivos y que se extiende a todos los campos del
saber. Para Rudio, el método es un proceso de elaboración consciente y
organizado de los diferentes procedimientos que nos orientan para realizar una
operación discursiva de nuestra mente. Por ello, las etapas del método científico
se corresponden de manera general con las del proceso del pensamiento
reflexivo, como son: 1) Advertencia, definición y comprensión de una dificultad,
2) Búsqueda de una solución provisional, 3) Comprobación experimentalmente
de la solución adoptada, 4) Verificación de los resultados obtenidos, y 5) Diseño
de un esquema mental en cuanto a situaciones futuras para las que la situación
actual será pertinente.
Adoptando estas premisas, sometemos cada uno de nuestros actos y cada una
de nuestras decisiones que tomamos a diario, a una serie de parámetros que
concuerdan en su mayoría, con la metodología científica. Lo que pretende es
relacionarla con nuestra actividad diaria. Claro está, que no podemos someterla
a la rigurosidad que la ciencia exige, pero si a darnos cuenta, donde se originó
esta forma de procesar la realidad.
El método científico es imprescindible incluso para la superación de los
mínimos exigidos para la ciencia y, obviamente, que sea aceptado por la
comunidad científica, previa la experimentación y bajo la lupa rigurosa de la
alfabetización científica obtenida hasta nuestros tiempos. En cuanto a sus etapas
o fases, cualquiera que sea la división establecida de dicho procedimiento, con
la ayuda de las técnicas de investigación correspondientes, deben superar las
siguientes: identificación y definición del problema; recogida y tratamiento de los
datos para su interpretación y difusión de los resultados obtenidos. El método
científico, rige toda la actividad científica, desde la gestación del problema hasta
la difusión del resultado.
Ahora bien, si sometemos estos procedimientos a las acciones previas a
tomar decisiones ante nuestro accionar diario, podemos darnos cuenta que
existe una relación muy íntima entre ellos. Desde el modo de vestirnos, hasta la
decisión de qué alimentos consumir en un almuerzo, nuestra naturaleza
indagatoria hace que sometamos a varias, por no decir todas, las etapas de la
metodología científica. Está claro, que la rigurosidad no es como para
considerarlo conocimiento científico, pero si un conocimiento empírico, que es
casualmente el inicio de todo el proceso científico propiamente dicho.
Por lo tanto, es posible que la metodología científica esté presente nuestra vida
cotidiana para obtener los conocimientos que nos ayuden a resolver problemas
que se presentan en todo momento, en cada instante de nuestra actividad y más
aun sabiendo que se utiliza una serie de pasos formales y de secuencia lógica y
ordenada, como lo exige nuestro pensamiento.
Podemos decir entonces que muchas de las cosas que sabemos, y hacemos es
producto de la aplicación inconsciente del método científico en la vida
cotidiana.
Por ejemplo, como en estos días es un tiempo de llovizna y neblina por las
madrugadas, nos da más trabajo abrir o cerrar una puerta de madera que cuando
es tiempo de calor o verano. Frente a este fenómeno diaria, no hacemos la
pregunta ¿por qué la puerta es más difícil abrirla en esta época del año? Las
respuestas van desde simples especulaciones a proponer hipótesis como, las
puertas de madera se hinchan cuando hay humedad. Aunque, sin darnos cuenta,
podemos pasar a la experimentación: podemos recurrir a un ambiente seco y
revisar que una puerta de madera abre y cierra sin problemas. Podemos,
humedecerla e intentar abrir y cerrar la puerta y contrastar los resultados; y llegar
a la conclusión de que después de humedecer la puerta se observa que cuesta
trabajo abrirla y cerrarla, debido a que ha aumentado su volumen, es decir se ha
hinchado. Por lo que se concluye que la madera se hincha cuando se humedece
o hay un exceso de humedad en el ambiente. En fin, podemos plantear muchas
acciones para ver si es que realmente pasamos por aquella envidiada actividad
científica que es el método científico.
En conclusión Realizar una investigación científica, no es un asunto sencillo, de
hecho, gracias a ella, nuestra sociedad ha alcanzado un máximo desarrollo
científico y tecnológico, pero también es razonable pensar que no es una
actividad netamente de los hombres de ciencia, de aquellos con bata blanca,
sino que también nos atrevemos a decir que nuestra naturaleza indagatoria y
exploradora, nos da, a los seres humanos comunes y corrientes la facilidad de
seguir los pasos científicos ante situaciones diarias y comunes de nuestra vida,
de aquellas que nos hacen tomar decisiones de aprendizaje y conocimiento.
Pero, ciertamente, el relacionar cada actividad la conducta humana, con la
actividad científica, es un proceso complicado; no obstante, se pueden realizar
una enorme multiplicidad de comparaciones de aplicación del método científico
en nuestra vida diaria. Somos científicos natos. Nacemos con los procedimientos
de la ciencia.

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