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VALERIA RICO MEDINA

LITERATURA EUROPEA DEL SIGLO XIX

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Entre los temas tratados por escritores del romanticismo se encuentran lo trascendental y

lo absoluto; la importancia de la imaginación, una cualidad personal y creativa del hombre, por

la cual el poeta es capaz de ir más allá de la realidad sensorial e intentar alcanzar la verdad. El

llamado “genio poético”, en palabras de Blake: algo así como el verdadero espíritu del ser

humano, derivado del sentido de la poesía; donde esta última es considerada como una “verdad

platónica” en la que todo principio es una sobra noble, pero imperfecta, de esta. Y la naturaleza,

tanto ella como el universo son considerados cosas dinámicas, que se mueven, recrean, cambian

y evolucionan constantemente. Algunos de estos temas hacen surgir tópicos fantasiosos y

ligeramente sobrenaturales en los textos: espíritus, demonios, ángeles y maldiciones, etc.

Según August Wilhelm Schlegel, la fantasía es una facultad natural y fundamental del ser

humano, un acto que viene desde lo profundo del espíritu, y por el cual conseguimos darle un

carácter real a nuestra existencia y al mundo que nos rodea; de esta manera, el mito se confiere a

sí mismo un valor de realidad, ya que procede de la fantasía, y esto lo hace un fruto del espíritu.

De aquí surge la mitología, denominada según él como “una creación esencial y voluntaria de la

fantasía”; una memoria colectiva atemporal que remonta al recuerdo de una época en donde la

“separación explicita entre ella y el entendimiento” no existía. A. W. Schlegel apunta hacia el

debate entre la “religión terrena” y la “natural”, donde la primera ve al ser humando yendo hacia

el infinito y más orientado a lo espiritual, y la segunda lo observa más integrado en la naturaleza

y apegado a lo material; para explicar que una nueva mitología buscaría unificar estas dos
posturas. En esto se asemeja a los argumentos de su hermano Friedrich, para él, el mito ya no es

una verdad si no una convención, pero el inicio de la poesía se encuentra en donde se abandona

la razón, vista de manera convencional, y se adentra en la fantasía.

La nueva mitología, por el contrario, ha de surgir de las profundidades más

antiguas del espíritu; debe ser la más artificiosa de las obras de arte, pues debe

contenerlas todas, ser un lecho nuevo y un recipiente para el manantial antiguo y eterno

de la poesía, ser incluso el poema infinito que guarda las semillas de todos los poemas.

(200)

La mitología es tal obra de arte de la naturaleza. En su tejido está realmente

formado lo más alto. Todo es relación y metamorfosis, inducida y transformada, y es

precisamente esa creación y transformación su peculiar proceder, su vida interior su

método si es que así puedo decirlo. (203)

Samuel Taylor Coleridge es uno de los autores que intenta crear una mitología en sus

obras, usando elementos que le dan a sus obras un aire que las ubica en el límite de lo racional y

lo fantástico, lo que crea una mirada desde un sentido alejado del conocimiento convencional y

lo sensorial. La rima del anciano marinero es una de estas obras; su título tiene un simbolismo

particular en el idioma original: si se va hacia lo obvio, el poema es una rima (ya que tiene

bastantes versos rimados) contada por un viejo marinero; pero la palabra rhyme en inglés, que

significa rima, es reemplazada por rime que significa “escarcha” o una capa de hielo que se

forma por la bruma y el viento en temperaturas muy bajas; esta escarcha suele formarse en los

costados de los navíos, lo que hace un juego de palabras interesante para hacer referencia al

ambiente ártico del poema. Es una historia dentro de una historia, el anciano marinero puede ser

visto como un poeta quien convierte su relato en una realidad, o, más bien, en una necesidad de
explicar su realidad, como lo pondría A. W. Schlegel: un “producto de realidad ideal; esto es, son

reales para el espíritu aunque no puedan ser comprobados por la experiencia sensible.”

En el poema se encuentran algunos temas que pueden relacionarse con el carácter

fantasioso de los textos de Coleridge: está repleto de imágenes sobrenaturales e incidentes

normalmente relacionados con el folklore de los marineros. Un ejemplo de esto es la figura del

albatros, quien es visto como un signo de buena suerte, por parte de los marineros, al guiar el

barco a un lugar seguro, lejos de la tormenta, y acompañarlos en su viaje por un tiempo. Cuando

el anciano marinero le dispara, la tripulación se horroriza creyendo que esto les traería una

maldición, esto termina siendo cierto, ya que empiezan a aparecer espíritus y criaturas

sobrenaturales en su curso, haciendo que cambien de dirección y se les agote el agua potable; al

intentar compensar la mala suerte traída por las acciones del marinero, obligándolo a llevar al

albatros muerto alrededor de su cuello, terminan haciendo lo contrario: el anciano marinero es

quien se salva mientras el resto muere, el castigo sirviéndole más bien de protección.

»Yo había hecho algo diabólico

que les acarrearía desgracia:

pues todos afirmaban que había matado al ave

que hizo que la brisa soplase.

—¡Ah, miserable!, decían, por matar al ave que hizo que la brisa soplase.

»Ni oscuro ni rojo, como la misma cabeza de Dios,

ascendió el sol glorioso;

entonces todos afirmaron que yo había matado al ave

que trajo la niebla y la bruma.


—Hizo bien, decían, en matar a tal ave

que trae la niebla y la bruma. (21-23)

Al igual que su contemporáneo William Wordsworth, Coleridge describe la naturaleza

con gran detalle: en la descripción del viaje del barco a través de la tormenta, los elementos

como el viento, el hielo y el agua adquieren características casi humanas, convirtiéndose, de

cierta manera, en personajes del relato; al igual que la luna, el sol y las estrellas, quienes parecen

decidir, tanto como los espíritus, el destino del anciano marinero y su penitencia. A pesar de esta

aparente similitud con la escritura de Wordsworth, la mirada de Coleridge sobre algunos

aspectos de la naturaleza varía un poco; siguiendo la línea de la personificación, el sol, por

ejemplo, no solo es descrito como saliente y poniente, sino como un “él”, es puesto como una

figura masculina para ilustrar su poder y fuerza, que va más allá de estar presente para “servir” al

hombre (cosa que indudablemente no es) sino como una fuerza salvaje y poderosa que debería

ser admirada y temida; al igual que la tormenta, que es también personificada como hombre,

muestra a la naturaleza como algo lleno de poder e ira. Aun así, algunos elementos naturales son

más benévolos, y sirven de consuelo; como el canto de las aves, que acompañan al anciano

marinero mientras está solo y a la deriva, ofreciéndole también esperanza.

»A veces, cayendo del cielo,

oía cantar a la alondra;

a veces a todos los pajarillos que existen,

¡cómo parecían llenar el mar y el aire

con su dulce guirigay!

Se pueden encontrar también trozos de un imaginario cristiano en el poema, el albatros se

ve como un “salvador” listo para guiar a los marineros a un lugar seguro en la tormenta y cuando
el anciano marinero lo mata, este es visto como una figura de Judas que traiciona la benevolencia

del albatros; otra manera de ver esto, es que el ave es un símbolo de lo puro y lo bueno, y al

matarlo, se quiere representar el pecado. En el momento en que el marinero se encuentra cerca de

su muerte, está claro que su único medio de redención va a ser a través de la oración, y cuando

por fin lo hace, es liberado de la maldición del albatros; la cual se hunde “como plomo en el

mar”, tal vez usando la figura del plomo para ilustrar el peso de la maldición sobre el anciano

marinero. La salvación es atribuida por Dios y la “reina María”, pero si volvemos rápidamente al

tema de lo sobrenatural, vemos que estas imágenes terminan mezclándose con el imaginario

cristiano, el barco es llevado de vuelta al puerto por un poderoso espíritu, y durante esta

instancia, el anciano marinero escucha a otros dos espíritus discutir si su deuda debe ser o no

pagada con su vida, Al final del poema lo cristiano vuelve a aparecer cuando, ya de vuelta en el

puerto, el marinero le pide al ermitaño que le ayude a confesarse.

» ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Pero esto te digo,

a ti, invitado!

Reza bien quién bien quiere,

al hombre al pájaro y a la bestia.

»Reza mejor quien quiere

todas las cosas grandes y pequeñas;

porque el Dios amado que nos quiere

creó y ama a todos.» (63)

Novalis menciona el papel de la naturaleza para los poetas en sobre el poeta y la poesía;

según él, todo lo poético debe ser fabuloso, tal como lo son los cuentos infantiles, en los que hay
una “anarquía de la naturaleza”, un lugar en donde se exploran límites entre el mundo abstracto y

el imaginario, cosas como el estado después de la muerte, en donde todo se supera a sí mismo, y

algo que se creía imposible llega a ser posible. Él hace esta relación entre el cuento y la poesía

para ilustrar que esta última debe representar el alma y el mundo interior de la misma manera

que es descrita en los cuentos: la naturaleza debe ser representada forma tan espontánea como se

representa el alma, porque el poeta experimenta la naturaleza de manera diferente al hombre

vulgar, es el profeta de la idea de la naturaleza. Este no describe la naturaleza de manera

inanimada, carente de vida, sino que la describe de manera tan simbólica como la naturaleza

misma.

Es un rasgo importante en muchos cuentos que cuando algo imposible se hace

posible otro imposible se convierte también inesperadamente en posesión, que cuando el

hombre se supera a sí mismo, supera, a la vez, a la naturaleza y qué ocurre un milagro

que le concede lo agradable opuesto justo en el momento en que lo desagradable opuesto

se le hace agradable. Son las condiciones mágicas, por ejemplo, la conversión del oso en

príncipe en el momento en que se ama al oso, etcétera. (117)

El sueño es otra parte importante de la fantasía, este otorga figuras que van más allá de la

percepción sensible del mundo, es el momento en que la imaginación llega al punto más elevado,

como una facultad superior del hombre. El uso de esta facultad estando despiertos es la creación,

la poesía, la ambientación para un sueño creado de manera voluntaria en la vigila. Un ejemplo de

la importancia del sueño se encuentra en Kubla Khan:

Durante tres horas el autor continuó durmiendo profundamente, por lo menos, sus
sentidos externos, durante los cuales estuvo [SIC] la más vívida certeza de haber compuesto
no menos de doscientos o trescientos versos; si tal cosa en realidad puede ser llamada
composición, en la cual todas las imágenes surgieron ante él como objetos, con la
creación paralela de sus correspondientes expresiones, sin ninguna sensación o
conciencia de esfuerzo.

[…] Sin embargo, con el recuerdo que aún sobrevivía en su mente, el autor se ha
propuesto frecuentemente terminar para sí, lo que originalmente, por decirlo así, le fue
otorgado. (109)

Tanto como la rima del anciano marinero, este poema también tiene una gran cantidad

de imágenes de la naturaleza, hace casi como una reverencia a ella, hasta llegar al punto en el

que se convierte en un ser místico que otorga claridad a quienes la encuentran. También le da un

carácter humanizado, que se puede ver en la frase “que abrazaban soleados parajes de verdor”,

una descripción que da una imagen consoladora y cálida de la naturaleza; algo reconfortante a

diferencia de la imagen casi iracunda que le es otorgada en la rima. También se encuentran

menciones a Oriente, cosa que Friedrich menciona haciendo una relación entre su literatura y la

mitología griega; ambas mitologías sirven de gran inspiración para algunos poetas románticos,

ya que representan eso a los que aspiran.

¡Si los tesoros de oriente nos fuesen tan accesibles como los de la antigüedad!

Que fuente nueva de poesía podría manar desde la India si unos pocos artistas alemanes,

con la universalidad y la hondura del sentido, con el genio de la traducción que les es

propio, contasen con esa oportunidad que no cree necesario ofrecer ni necesitar una

nación que cada vez se vuelve más soez y más brutal. En Oriente debemos buscar lo

romántico más elevado; y, si surgen creaciones nuestras de su flujo, quizás vuelva a ser

occidental y ahorrativa la traza de ardor meridional que hoy nos es tan cara en la poesía

española. (203)
Kubla es un poema en el que la naturaleza, lo fantástico y la oriental son descritos con

gran detalle. Es la materialización del sueño, la utilización de esa facultad imaginativa, pero

también es ejemplo de una creación poética que es tan real como fantasiosa; al igual que el

anciano marinero, la voz poética del poema crea, a través del relato, una realidad para si mismo.

Dos ejemplos de creación de la nueva mitología, donde Coleridge hace uso de todos los

elementos conocidos por él para crear algo nuevo y decididamente solo romántico, ilustrando en

gran medida lo explicado por los hermanos Schlegel y Novalis en su búsqueda de una nueva

mitología que le trajera ese punto medio entre lo racional y lo imaginario a su época.
BIBLIOGRAFÍA

Coleridge, Samuel Taylor. Balada del viejo marinero y otros poemas. Visor, Madrid (1999)

Novalis. Escritos escogidos. Visor, Madrid.

Schlegel, F. Y A. M. Fragmentos para una teoría romántica del arte.

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