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Prefacio a la tercera edición

Las promesas son siempre peligrosas porque en ellas


confrontamos a nuestro pobre yo, tan limitado en sus
ilusiones volitivas y conscientes, con nuestras instancias
ideales, especialmente con nuestro ideal del yo, tan lejano
e inalcanzable. Tal vez sea por eso que suelen quedar
incumplidas, o que muy a menudo sólo logran concretarse
al modo en que lo hacen nuestros sueños: realización
alucinatoria de deseos.
Esta tercera edición de la presente obra, hace tiempo
agotada, y que se edita nueve años después de haber visto
por primera vez la luz, tampoco puede cumplir con la pro-
mesa de reinsertar todo el presente libro dentro de la
obra mayor en preparación, de análisis epistemológico, de
la que fue provisoriamente extraída. Y, peor aún, a medida
que este ensayo -inicialmente tan sólo un capítulo de dicho
texto- va creciendo en tamaño, con el agregado de nuevos
apartados, apéndices, párrafos y notas, se vuelve cada vez
más difícil pensar en una obra que debería ser entonces tan
voluminosa como editorialmente impensable.
Es probable entonces que el único camino posible sea,
no la reinserción prevista, sino la elaboración de un segundo
tomo, complementario, que realice la reflexión episte-
mológica deseada en torno al método y la técnica
psicoanalíticos, a partir del mapa histórico-descriptivo que
este texto introductorio ha intentado trazar. Pero, para
qué hacer nuevas promesas...
De todas maneras, esta edición constituye un homenaje
al Psicoanálisis, la disciplina en la que me formé, en la que
creo, en su primer centenario de gestación (1898-1998), tal
como he intentado conceptualizar su nacimiento en libros
precedentes, a partir precisamente de una lectura epistemo-
lógica de sus dimensiones teórica e histórica.
La tentación de reescribir todo el texto, que los años
transcurridos hacen sentir ya un poco ajeno, logró apenas

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compensarse con la actualización de los puntos necesarios,
con el agregado de infinidad de nuevos párrafos, de notas
aclaratorias, al igual que con la presentación de toda una
refrescante discusión teórico-institucional en torno al
concepto de "autoanálisis" freudiano [Selbstanalyse]. Esto
se generó a partir de una insólita e inesperada propuesta
de traducción de Doris Hajer, en su dominio del alemán,
su lengua materna, destacando que el término connota no
sólo la clásica acepción de autoanálisis, con la que ha sido
traducida en todos los idiomas, sino ambiguamente la idea
de análisis de sí mismo, que puede ser tanto dicho
autoanálisis, como la de un análisis propio o personal.
El nuevo diseño de portada, que juega con la dimensión
esencial de la temporalidad, con las resignificaciones per-
manentes de nuestro pasado, cumple con el propósito ini-
cial que tuve al publicar la obra por primera vez, irrealizable
técnicamente en aquel momento: pensar el Psicoanálisis
como siempre inagotable, inacabado, fuente de nuevas apor-
taciones, descubrimientos, proceso de historización
simbolizante, a partir de la imagen difuminada de los
vínculos tránsfero-contratransferenciales que nos han consti-
tuido como analistas, siempre vivos en nosotros, en procesos
de resignificación temporal. Repetimos así, inevitablemente,
en nuestra formación como psicoanalistas, en ese camino
de "advenir" o "devenir" analistas, el largo andar de Freud, de
descubrimiento, encuentro y "conquista" de su propio
inconsciente. En su caso, teniendo como involuntario "psi-
coanalista" a Wilhelm Fliess, creándose así la condición de
posibilidad de ese "análisis propio", sostenido a partir
del vínculo transferencial. El nuestro, en cambio, el de sus
descendientes, toma inevitablemente otros derroteros por
la existencia misma de ese "análisis original", fundante, de
esa primera conquista, de ese descubrimiento de Freud
de su inconsciente, por haber podido crear, producir, el con-
cepto de inconsciente, por ser el Psicoanálisis una institu-
ción de nuestra cultura, producto y productora de imaginarios

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sociales, todo lo que nos permite ahora transitar los surcos ya
trazados de ese campo de siembra y cosecha.
Mi especial agradecimiento a mis colegas uruguayos
Doris Hajer y Martín Wolf, su esposo, no responde tan
sólo a las posibilidades que me abrieron de repensar y
cuestionar muchas falsas evidencias de nuestra práctica pro-
fesional como analistas, sino también a la lucidez teórica y
crítica que los caracteriza, a su rigor metodológico y a
la valiosa amistad que siempre me han brindado, enrique-
ciéndome constantemente en nuestros intercambios. El
encantador prólogo que se agrega a esta edición, por ellos
redactado, es revelador de su humor y frescura.
Espero que este libro siga cumpliendo con su propósito
fundamental de abrir preguntas, generar discusiones y
reflexiones, de mantenernos vivos en la búsqueda, en la
interrogación, en la investigación del (y de nuestro) incons-
ciente.

J. P.
México DF, 25 de octubre de 1998

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