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Introducción.

Para comenzar con este ensayo, se iniciará con esta reflexión de Aristóteles: “…en todos los casos la
ciencia se ocupa fundamentalmente de lo primero, es decir, de aquello que las demás cosas
dependen y en virtud de lo cual reciben la denominación (correspondiente). Por tanto, si esto es la
entidad, el filósofo deberá hallarse en posesión de los principios y causa de las entidades.”

Y eso es lo que ha hecho la filosofía a lo largo de la historia, ocuparse de los principios y causa de las
entidades. Si se piensa en los albores mismos de la filosofía, vamos a ver que, dentro del contexto
de un pensamiento cosmogónico, los filósofos buscaban el arjé o primer principio de la naturaleza,
encontrando distintas respuestas según cual fuera la naturaleza de su pensamiento filosófico; pero
lo decisivo es que, en todos los casos, estos pensadores tenían en cuenta la diferencia existente
entre este primer principio y el resto de los elementos de la naturaleza. Esto ya plantea problemas
significativos que parecen no tener solución. Se trata, ni más ni menos que del hecho de que, como
bien lo dice Edgar Morín, “los explicantes últimos no pueden ser explicados”. Se da entonces una
situación según la cual aquello que lo explicaría todo no puede ser susceptible de explicación.
Veremos eso al analizar uno de los problemas fundamentales de la metafísica: el problema del ser,
tal como éste se planteará en algunos de los momentos de la historia de la filosofía. La idea de este
ensayo es usar ese problema como hilo conductor para desarrollar una nueva manera de entender
a la filosofía, basados en los horizontes de la metafísica.
La Metafísica.

La ciencia del ente en cuanto ente: Si la metafísica es ciencia del ente, lo que se estudia en la metafísica,
es la causa del ente. Para ser más precisa la definición de la metafísica, se puede decir que es la
ciencia de los principios de la causa del ente en cuanto ente. Pero, si los principios y la causa del
ente en cuanto ente han de ser, por ello, los más universales, se puede decir que, en metafísica, se
estudian los más actos, últimos y universales principios o causas de todas las cosas. Es por esto que
la metafísica es llamada "filosofía primera": el conjunto de la realidad cae bajo su mira.

La metafísica estudia tanto la totalidad como la unidad de todas las cosas. ¿Por qué la totalidad?, porque
"el hecho de ser" afecta absolutamente a todas las cosas. ¿Por qué la única cosa que se encuentra
fuera del ser? "el no-ser!: nada está fuera del alcance de la metafísica. ¿Y por qué la unidad? Porque
todas las cosas tienen en común, lo que hace de todas ellas una, es el ser. Las cosas diferentes en
muchos aspectos, una cosa son exactamente la misma: en que son, existen. Puesto que el Ser es lo
que todas las cosas son, y la hace a todas ella una, estudia la unidad de todos los seres. Esta es la
visión metafísica: por ello es el más alto saber natural. Esto lo convierte en el más difícil de los
conocimientos naturales, no por ser complicados, sino por ser el más comprensivo y el más
profundo.

Aristóteles designó la metafísica como «primera filosofía». En la química se asume la existencia de la


materia y en la biología la existencia de la vida, pero ninguna de las dos ciencias define la materia
o la vida; solo la metafísica suministra estas definiciones básicas.

Ontología y teología para la metafísica:

La metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene
a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal. El segundo es la teleología, que estudia los fines
como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la
definición del objeto de estudio de la metafísica, y sobre si sus enunciados tienen propiedades
cognitivas.
Objetivo de la Metafísica.

La metafísica pregunta por los últimos fundamentos del mundo y de todo lo existente. Su objetivo es lograr
una comprensión teórica del mundo y de los principios últimos generales más elementales de lo
que hay, porque tiene como fin conocer la verdad más profunda de las cosas, por qué son lo que
son; y, aún más, por qué son.

Cuatro de las preguntas fundamentales de la metafísica son: ¿Qué es ser?; ¿Qué es lo que hay?, ¿Por qué
hay algo, y no más bien nada?, ¿Por qué estoy en este mundo?

No sólo se pregunta entonces por lo que hay, sino también por qué hay algo. Además, aspira a encontrar
las características más elementales de todo lo que existe: la cuestión planteada es si hay
características tales que se le puedan atribuir a todo lo que es y si con ello pueden establecerse
ciertas propiedades del ser.

Algunos de los conceptos principales de la metafísica son: ser, nada, existencia, esencia, mundo, espacio,
tiempo, mente, Dios, libertad, cambio, causalidad y fin.

Algunos de los problemas más importantes y tradicionales de la metafísica son: el problema de los
universales, el problema de la estructura categorial del mundo, y los problemas ligados al espacio
y el tiempo.

Conviene hacer aquí una distinción, que nos será de utilidad, entre el objeto formal y el objeto material de
la metafísica. El segundo es un sujeto-materia (todas las cosas), y el primero es el aspecto de este
objeto material, considerado por la metafísica; a saber, el aspecto del ser; tal es el punto de vista
metafísico, como distinto del de cualquier otra ciencia. La metafísica es la ciencia que estudia la
totalidad de las cosas bajo el aspecto y desde el punto de vista del ser: ¿Qué es esto?, ¿De qué está
hecho?, ¿Para qué es?, ¿Qué es lo que lo ha hecho llegar a hacer? Es útil tener presente cuando los
niños alcanzan el uso de razón, siempre muestran una inclinación metafísica, porque formulan
preguntas sobre el ser de las cosas: ¿Qué es esto, para qué es? La primera tendencia del ser humano
es la de buscar el ser de las cosas, porque el objeto natural de la inteligencia es el ser.

Esta es la razón por la cual la metafísica es la ciencia natural del hombre, la ciencia humana, la más innata
a la inteligencia. También es ésta la razón por la cual, si la metafísica es rechazada, olvidada o
despreciada, algo necesariamente debe fallar en alguna parte: en la moral, en las costumbres, en el
acercamiento a la vida.

El Catecismo de la doctrina está repleto de metafísica desde el principio hasta el fin. Nuestra religión
cristiana nos da la explicación última de cualquier cosa que concierna al propósito de la vida
humana, a Dios y a la moralidad. Todo ello se halla exhaustivamente explicado por ella, ya que es
eminentemente metafísica. La simplicidad y profundidad de la fe cristiana (sobrenatural) es
acompañada por la simplicidad y profundidad de la metafísica (natural).

El principio supremo de la metafísica es el principio de no-contradicción. Es imposible que algo sea y no


sea en el mismo sentido y en el mismo sujeto. Recordemos también las dos operaciones del
intelecto: 1) la operación de forjar un concepto; 2) la operación de afirmar o negar: juzgar o ajustar
la propia mente a la realidad. En la primera operación, la mente forma la noción del ente, sin la
cual ninguna otra cosa puede ser concebida (todos nuestros conceptos implican el concepto de
ente). Es ésta la primera moción que viene a la mente, y, ya que la metafísica es la ciencia del ente,
es, por ello, la tendencia más natural de la inteligencia.

No es que, en realidad, podamos recordar cuándo formamos nuestro primer concepto. Pero se puede ser
capaz de reconstruir este proceso: se puede descubrir que la primera idea era el "ente"
contemplando todos los conceptos, y reconociendo que todos hemos accedido a ellos después de
haber accedido a la noción de ente; ella es parte de nuestra humanidad. No hay aquí diferencia
alguna de educación, cultura, talento o sexo: un ser humano se dirige natural y espontáneamente
hacia la noción de ente desde el momento mismo en que empieza a conocer. Es éste, pues, en
núcleo más profundo del ser humano: la búsqueda del sentido de la existencia. Si la primera noción
es el "ser", la segunda debe ser el "no-ser". No es tampoco que se pueda recordar sino, de nuevo,
que se pueda reconstruirla: diciendo "ser", nada es excluido, lo cual significa que la segunda idea,
después del ser, debe ser la "nada" o "no ser".

Y la tercera idea debe ser la división, pues confrontando ser y no ser; se divide: ser no es no-ser. se llega
aquí a la segunda operación de la mente juntamente con la noción de división, realizamos el primer
juicio, que es el principio de no contradicción (ser no es no-ser). "Noción" es "operación primera",
y "juicio" es "operación segunda". En este punto, hay que hacer la capital observación de que la
contradicción es imposible porque la realidad es así, no porque ésta sea nuestra manera de pensar:
la contradicción es imposible, no por ser impensable, sino porque no puede tener lugar en la
realidad (la filosofía moderna, sin embargo, sitúa a menudo el pensamiento por encima del ser).

El principio de no-contradicción es un juicio evidente, basado en la noción misma de ser. No es un mero


axioma de pensamiento sino arraigado y fundamentado en el ser. Este principio es auto evidente
para todos. Se eleva en la inteligencia de modo natural como un efecto de la verdad misma, de la
verdad de las cosas mismas, a partir del conocimiento experimental de los términos del juicio. Estos
términos son "ser" y "no-ser", se tiene un conocimiento experimental o empírico (sensible) de ellos.
Y partiendo de esta experiencia inmediata, se ve la verdad de las cosas, y el efecto de ello es el
principio de no-contradicción. Este principio es auto evidente para todos, porque estos dos términos
(ser y no-ser) son naturalmente conocidos por todo el mundo. Es el primer de toda demostración o
prueba, porque surge de las primerísimas nociones que llegan a nuestra mente, y, por lo tanto, no
puede ser demostrado por otro principio que sea más evidente. No es nada parecido a una hipótesis,
porque una hipótesis es sólo un tipo de tentativa de principio necesitada de comprobación; pero
este éste principio es la primera certeza natural de la mente humana.

La Metafísica de Aristóteles.

Se encuentran diversas definiciones de la metafísica como ciencia. La metafísica considerada como


«aiteología» es la ciencia de las causas supremas. Como ontología es la ciencia del ente en cuanto
ente. Como teología es la ciencia de las cosas divinas y como «useología» es la ciencia de la
sustancia. A través de la historia las posiciones en cuanto a estas definiciones han sido diversas.
De hecho, algunos consideran que en la Metafísica de Aristóteles se encuentran cuatro metafísicas
distintas; mientras que otros piensan que las cuatro definiciones se integran para formar una sola
metafísica. La metafísica encuentra su unidad de la siguiente manera: la ontología y la useología
poseen universalidad de predicación, mientras que la ontología y la useología son universales por
causalidad. De esta forma, el sujeto de la metafísica sería en el ente en cuanto ente, ahora bien, el
ente se dice primariamente de la sustancia, por ello el sujeto integra las ciencias universales por
predicación. Los principios de la metafísica provienen de las ciencias universales por causalidad.
Para Immanuel Kant:

La metafísica es un conocimiento especulativo de la razón, enteramente aislado, que se alza por encima
de las enseñanzas de la experiencia mediante meros conceptos (no como la matemática, mediante
aplicación de los mismos a la intuición), y en donde, por lo tanto, la razón debe ser su propio
discípulo.

La Real Academia Española define a la metafísica como la parte de la filosofía que trata del ser en cuanto
tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras.

Concepto del ser:

Concepto unívoco de ser.

Según este enfoque, «ser» es la característica más general de diferentes cosas (llamadas entes o entidades),
aquello que sigue siendo igual a todos los entes, después de que se han eliminado todas las
características individuales a los entes particulares, esto es: el hecho de que «sean», esto es, el
hecho de que a todas ellas les corresponda «ser».

Este concepto de «ser» es la base de la metafísica de las esencias. Lo opuesto al «ser» viene a ser en este
caso la «esencia», a la cual simplemente se le agrega la existencia. En cierto sentido no se diferencia
ya mucho del concepto de la nada. Un ejemplo de ello lo dan ciertos textos de la filosofía temprana
de Tomás de Aquino.

Concepto analógico del ser

Según este enfoque, el «ser» viene a ser aquello que se le puede atribuir a «todo», aunque de distintas
maneras. El ser es aquello, en lo que los diferentes objetos coinciden y en lo que, a su vez, se
distinguen.
Importancia de la metafísica para la teología:

La metafísica es indispensable no sólo para la teología natural, sino también para la teología sobrenatural,
porque sólo una filosofía de la realidad, del ser, es capaz de admitir científicamente la verdad de la
fe tal como es, es decir, como una realidad sobrenatural. En otras palabras, la fe es una realidad
sobrenatural: por tanto, solamente una filosofía que se ocupa de la realidad puede aceptar
científicamente la fe y hacerse teología. Es en realidad de ser, del acto de ser, del ser de las cosas,
donde, en cierto modo, hallamos un suelo común, un punto de encuentro en todas las cosas como
una participación. Dios es la plenitud de ser; las cosas toman parte del ser.

La filosofía recibe la fe e iluminada por ésta, se desarrolla convirtiéndose en teología, la cual es la más
profunda comprensión de la revelación. ¿Qué es la fe?, dos cosas: lo que Dios revela, y nuestro
acto de creer en ello. Y, ¿Qué es la teología?, la mejor comprensión por nuestra parte de lo que
Dios nos ha revelado. ¿Cómo podemos comprender mejor las cosas que Dios nos ha revelado?
Entre otros medios, con la ayuda de la metafísica. ¿Por qué? Porque la metafísica se dirige de forma
ultimísima a lo divino como tal: es la base común de los hombres con lo divino. Esta es la razón
común de los hombres con lo divino. Esta es la razón común de los hombres con lo divino.

Esta es la razón por la cual, como se mencionó anteriormente, el catecismo de la doctrina cristiana está
repleto de metafísica: la mayor parte de las cuestiones tratadas por éste poseen implicaciones
metafísicas. El proceso de la teología arranca de la fe, pero la filosofía es el instrumento de la
teología, y, muy particularmente lo es la metafísica del ser, que no es una metafísica del
"pensamiento " o de la "idea". La metafísica del ser abastece a la teología de las nociones básicas
necesarias para comprender el contenido de la revelación en la medida en que esto es posible para
la mente humana: nociones como sustancia, accidente, causalidad, subsistencia, naturaleza,
persona, etc.
Referencias:

https://es.wikipedia.org/wiki/Metaf%C3%ADsica

https://www.youtube.com/watch?v=P0kFbbdE6uM

https://enblancoe.files.wordpress.com/2013/11/aristoteles-metafisica.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Ontolog%C3%ADa

http://alsosprachsebastian.blogspot.com/2013/11/ensayo-teologia-y-metafisica-un-posible.html

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