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La existencia de modelos históricos contrapuestos en la integración de los migrantes en la sociedad argentina 20/2/19 12'07

Amérique Latine Histoire


et Mémoire. Les Cahiers
ALHIM
Les Cahiers ALHIM

9 | 2004 :
Migrations en Argentine II

La existencia de modelos
históricos contrapuestos en la
integración de los migrantes en
la sociedad argentina
ROBERTO BENENCIA

Entradas del índice


Palabras claves : Argentina

Texto completo

Introducción
1 El aporte migratorio a la Argentina ha sido un elemento determinante en su
constitución como nación. Tanto las masivas migraciones transocéanicas europeas de

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fines del XIX y principios del XX, como las provenientes de países limítrofes, que
constantemente se han hecho presentes a lo largo de los años, han permitido poblar un
territorio en su mayor parte vacío en sus orígenes.
2 Esta característica aluvional de la población de la Argentina ha posibilitado la
existencia de un fenómeno de diversidad cultural, cuyas hipótesis de conflicto han sido
resueltas ideológicamente de diversas maneras a lo largo de la historia.2
3 No obstante, la problemática conflictiva derivada del multiculturalismo como hecho
social; es decir, de la convivencia en un mismo espacio social de personas identificadas
con culturas variadas3 se ha instalado de nuevo en la sociedad argentina, en especial en
los grandes conglomerados urbanos, al ritmo de la persistencia y la mayor visibilidad de
la migración reciente (básicamente limítrofe) y en el contexto de políticas que propician
la integración económica entre los países de América latina (Mercosur); a pesar de ello,
el multiculturalismo como proyecto político, consistente en el respeto de las dichas
identidades culturales, como camino hacia la convivencia pacífica, aún está lejos de
constituir una realidad en nuestro país.
4 Este no es un problema privativo de nuestra región, sino que aparece en otros
espacios internacionales donde en la actualidad se procura llevar a la práctica el
funcionamiento de bloques integrados de carácter supranacional, como los casos del
NAFTA (entre EE.UU., Canadá y México) y de la Unión Europea.
5 También ahí se comprueba la existencia de situaciones similares respecto de la
intolerancia hacia los inmigrantes en fechas recientes, en relación con la aceptación
demostrada hacia las poblaciones de inmigrantes en otros momentos de la historia.
6 La situación resultante presenta características semejantes en las distintas regiones, y
podría ser analizada a través de algunos aspectos comparables, como los que siguen.

Respecto del cambio de origen de la migración : en general, en el pasado la


migración provenía de países europeos (hoy países centrales) en crisis y se
incorporaba al desarrollo de nuevos territorios; en este sentido, podría afirmarse
que estabamos en presencia de inmigrantes deseables.4 En la actualidad, en
cambio, los inmigrantes provienen generalmente de países subdesarrollados y se
incorporan a economías en procesos de transformación económica,5 adoptando
para la población de los países receptores el significado de inmigración no
deseada.
En relación con las causas y la inserción de los inmigrantes: en la actualidad la
migración se produce en función del disbalance demográfico entre países de
origen y receptores;6 proviene de países con economías en recesión, y posee,
básicamente, las características de mano de obra de baja calificación, se dirige a
mercados de trabajo informales (economías sumergidas), desde áreas en su
mayoría rurales hacia áreas preferentemente urbanas; la inserción resultante se
produce básicamente en sectores de servicios.
Acerca de las consecuencias: otrora los inmigrantes “deseaban” asimilarse al
país receptor, mientras que en la actualidad es observable que la mayoría de los
inmigrantes no pierden su relación con la comunidad de origen y buscan
conservar su identidad, lo cual da lugar a la ocurrencia de fuertes conflictos
étnicos, en lo que se reconoce como el fenómeno de migración transnacional.7

7 De acuerdo con literatura reciente sobre el tema,8 lo específico del moderno


multiculturalismo consistiría, entonces, en la conformación dentro de un mismo
territorio de diversos espacios multiculturales, en los que se espera de la variedad de
ciudadanos que los componen que conserven sus adhesiones e identidades culturales, y
no tanto que las sustituyan por las del contexto social del país o del lugar de recepción.9

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La inmigración hacia la Argentina


8 La historia de la inmigración hacia la Argentina presenta dos períodos bien
marcados, aquel que se extiende entre fines del XIX y mediados del XX, donde
predominaron los inmigrantes transoceánicos -en especial, italianos y españoles-, y
aquel que va desde mediados del XX hasta finales del mismo siglo, donde
paulatinamente, ante la cuasi desaparición del aporte de inmigrantes de ultramar, el
predominio va siendo ejercido por los inmigrantes latinoamericanos, en especial,
limítrofes. Ambas corrientes inmigratorias hegemonizan en dos contextos histórico-
sociales de la Argentina bastante diferentes; de ahí también las consecuencias distintas
respecto de la receptividad por parte de la población nativa que ha sido dable apreciar.

La inmigración transoceánica
9 Tal como afirmaba Germani (1966),10 la inmigración masiva -refiriéndose a la
corriente migratoria europea- se halla vinculada como parte integrante y fundamental
al proceso que transformó, desde mediados del siglo XIX, a la sociedad argentina -
dotada de una estructura vinculada aún a formas tradicionales- en una nación
moderna. A su vez,

..la intensidad y el volumen de la inmigración, en relación con la población nativa residente,


fue tal que en un sentido no metafórico podría hablarse de una renovación substancial de la
población del país, en particular en las zonas de mayor significación económica, social y
política....11

10 El fenómeno de la inmigración en este período de la historia argentina fue el


resultado de un

...esfuerzo consciente, por parte de las élites12 que dirigieron la organización del país, para
substituir su vieja estructura, heredada de la sociedad colonial, por una estructura social
inspirada en los modelos de los países más avanzados de occidente... (Germani, 1966).

11 El plan para promover el desarrollo proyectado se basaba en tres elementos básicos:


a) inmigración masiva; b) educación universal y obligatoria, y c) importación de
capitales y desarrollo de formas de producción modernas, con la creación de una
agricultura, una ganadería y una industria, y la implementación de una adecuada red de
transportes.
12 De esta manera,

...el propósito principal y explícito de la inmigración no era solamente el de ‘poblar el desierto’,


el de procurar habitantes para para un inmenso territorio que en considerable extensión
permanecía deshabitado o sólo poseía una bajísima densidad, sino, y sobre todo, el de
modificar substancialmente la composición de su población; en el fondo, al mismo propósito
apuntaban los demás aspectos del plan: la educación y la expansión y modernización de la
economía... (Germani, 1966).

13 Dicho objetivo, al menos en lo que se refiere a la población del territorio con


europeos se llevó a cabo satisfactoriamente. La Argentina, que en 1869 registraba una
población de poco más de 1.700.000 habitantes, en 1959 había sobrepasado los 20
millones, un incremento de casi 12 veces en 90 años. En esta extraordinaria expansión,
puede apreciarse que el aporte de la inmigración fue decisivo. (Véase Cuadro 1)
14 La proporción de extranjeros sobre la población total, que a partir de 1895 superó el
25 % y se mantuvo así casi 40 años, no proporciona una cabal medida de la

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contribución de los inmigrantes al crecimiento, ya que no sólo la proporción de éstos en


las edades activas era mucho mayor, sino que contribuyó fuertemente a la expansión de
la capacidad reproductiva del país.

Cuadro 1: Población total (en miles) y porcentaje de extranjeros sobre la población total
(1869-1959)
Fuente: Censos Nacionales de Población 1869, 1895, 1914, 1947, y datos de la Dirección Nacional de
Estadística (Para las estimaciones: cifras correspondientes al comienzo de cada año).13

15 Como mencionábamos al inicio del punto tres, un 50 % de los inmigrantes llegados


de ultramar eran italianos, y un 30 %, españoles; de los restantes, un 20 %
aproximadamente, los inmigrantes más numerosos eran polacos, a los que seguían
rusos, franceses y alemanes.
16 Por otra parte, las consecuencias del volumen asumido por la inmigración se vieron
enormemente acrecentadas por el hecho de haberse concentrado en determinadas
zonas del país, y dentro de ellas, sobre todo en las ciudades; esta concentración fue la
base, además, del gran desarrollo urbano en la Argentina.

Cuadro 2: Extranjeros residentes en tres zonas del país, en porcentaje. (1869-1947)


Fuente: G. Germani, Estructura social de la Argentina, Buenos Aires, 1955.

17 A través de la información que proporciona el cuadro precedente puede apreciarse


que sólo la aglomeración Gran Buenos Aires concentró a lo largo del período
considerado, de mayor afluencia de inmigrantes transoceánicos, entre el 40 y el 50 %
del total de la población extranjera total. Una proporción análoga se distribuyó en un
grupo de cinco provincias, que representaban el área geográfica más importante del
país desde el punto de vista de su significado demográfico, político y económico. Esta
concentración se dio particularmente en las ciudades.
18 Por ello podemos afirmar que la inmigración de ultramar hacia la Argentina
constituyó un fenómeno predominantemente urbano, aun cuando haya habido
importantes radicaciones en áreas rurales, que contribuyeron a la transformación
económica de ciertas áreas, a partir de la implantación de una agricultura moderna.

La inmigración limítrofe
19 La inmigración de pobladores limítrofes, en cambio, constituye un proceso que ha
tenido continuidad al menos desde que se conocen los primeros datos de registro a
nivel nacional, como son los censos nacionales de población, hasta el último de ellos
(1869-1991). No obstante, ésta nunca ha sido muy numerosa y su volumen se ha
limitado a representar históricamente sólo entre el dos y el tres por ciento del total de la
población argentina (Véase Cuadro 3).

Cuadro 3: Argentina, porcentaje de nacidos en el extranjero y en países limítrofes en


diferentes fechas censales
Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población 1869-1991.

20 A la vista de la información brindada por las fuentes es necesario reconocer que


desde siempre ha existido una migración registrada o reconocida, pero también una no
registrada o indocumentada. La extensa frontera que posee la Argentina con los
distintos países colindantes: Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay, posibilita el
ingreso de inmigrantes clandestinos en nuestro territorio por diversos pasos, no
necesariamente por los oficialmente establecidos. De ahí la mayor facilidad que tienen
las poblaciones limítrofes para acceder a nuestro territorio, y para ausentarse de él sin

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necesidad de la documentación reglamentaria.


21 La proporción de esta migración, según países de origen, ha variado
significativamente según los diferentes períodos censales: así, entre 1869 y 1914 se
observa el predominio de la migración limítrofe uruguaya; a partir de 1914 y hasta
1980, es la migración paraguaya la que presenta mayores volúmenes, seguida por la
chilena, mientras que en la última década se observaría un incremento relativo de la
población migrante boliviana.

Cuadro 4: Inmigrantes limítrofes por país de nacimiento. Argentina.1869-1991

Fuente: INDEC, Censos nacionales de Población.


22 Se reconoce que a partir de la década del ’30 la inmigra​ción de población de países
limítrofes hacia la Argentina consti​tuyó una respuesta frente a la escasez de mano de
obra en el sector primario de las economías fronterizas. Los traba​jadores de Bolivia,
Chile, Paraguay y, en menor medida, de Uruguay y Brasil fueron atraídos por las
ocupaciones tempora​rias existen​tes en las distintas regiones de la Argentina. Los
empleos tempora​rios de una región solían complementarse con otras ocupaciones en
una región distinta.
23 Si en un principio los lugares de destino privilegiados fueron las áreas colindantes
con sus propios países, a partir de la década del ’50, los inmigrantes fueron siendo
atraídos cada vez más hacia el Area Metropolitana de Buenos Aires, donde los empleos
en la construc​ción, la indus​tria manu​facturera y los servicios eran mejor remunera​dos
que en sus países de origen o que en los mercados de trabajo de las provincias linderas.
24 La migración limítrofe comenzó a adquirir importancia con el auge y expansión de
las economías regionales, y la demanda creciente de mano de obra para tareas de
cosecha. Por ejemplo, la agroindustria azucarera del Norroeste -las plantaciones de
caña de azúcar de la zona de El Ramal (Salta y Jujuy) fueron requiriendo cada vez más
la presencia de mano de obra temporaria-, y posteriormente se amplió numérica y
territorialmente hacia el área cuyana, para la cosecha de la vid (Mendoza). Las
diferentes temporadas de recolección de cultivos permitieron que la demanda de mano
de obra se hiciera extensiva a gran parte del año, al mismo tiempo que la demanda de
trabajadores no calificados como mano de obra en actividades urbanas permitía
completar el ciclo laboral de esta población inmigrante.
25 El proceso de reemplazo de mano de obra nativa se revierte durante la década del
’60. En general, la demanda de mano de obra crece mucho más lentamente que antes,
en particular en los sectores productivos, y, además, en esta década sólo las economías
regionales del Norte exhiben saldos migratorios internos negativos. Así, la inmigración
permanente de mano de obra limítrofe pasa a cumplir una función mucho más residual,
en un doble sentido. Por una parte, se la requiere en menor medida: disminuye como

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proporción de la población económicamente activa provincial en la mayoría de sus


destinos habituales; por otra, su inserción queda casi siempre subordinada, en forma
inversa, al comportamiento de la migración interna.
26 La caída de los precios de los productos regionales y la consecuente incorporación de
la mecanización ahorradora de mano de obra en algunos de ellos -básicamente, en la
industria del azúcar de caña- fueron algunos de los elementos que a fines de los ’60 -
como se mencionaba en el párrafo anterior- contribuye​ron a que la migración limítrofe
cambiara de rumbo, y que los trabajadores fueran derivando cada vez más hacia las
oportuni​dades laborales que les ofrecía el Area Metropolitana de Buenos Aires,
principalmente en actividades de construcción.
27 Este último movimiento de la inmigración limítrofe permitió observar que hacia 1970
más de la tercera parte de los limítrofes asentados en la Argentina se concentraba en el
Area Metropolitana de Buenos Aires, y el Censo Nacional de Población de 1991
mostraba, por primera vez, que los asentados en esta área (más de 400.000 sobre un
total de 840.000) alcanzaban a representar prácticamente el 50 % del total de
inmigrantes limítrofes en el país. El siguiente cuadro es demostrativo de la situación de
la inmigración limítrofe en nuestro país a comienzos de la última década.

Cuadro 5 : Impacto poblacional y localización de los inmigrantes limítrofes. Argentina.


1991

Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 1991.


28 De acuerdo con los datos demográficos ofrecidos, puede apreciarse que respecto de la
inmigración hacia la Argentina se habrían producido, a nivel general, algunos cambios
de importancia respecto del fenómeno en general a lo largo del siglo:
29 Los inmigrantes limítrofes han superado a partir de 1991 en proporción a los
inmigrantes no limítrofes a nivel país, alcanzando a representar el 52 % del total de
inmigrantes.
30 A pesar de ello, la inmigración limítrofe no ha superado su proporción histórica en
relación con la población total del país.
31 Los inmigrantes limítrofes han alcanzado a representar casi el 50% del total de

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inmigrantes de este tipo en el Area Metropolitana de Buenos Aires.


32 En este conglomerado urbano, el más importante del país -ya que concentra el 30 %
del total de la población- se aprecia un crecimiento inédito de grupos étnicos no
tradicionales, como es el caso de población de nacionalidad paraguaya (65 %) y
boliviana (47.4 %).

Inserción de los inmigrantes en el


mercado de trabajo
33 Es habitual que la población inmigrante se incorpore al país receptor a través de una
red social de ayuda creada por aquellos inmigrantes con mayor tiempo de residencia en
el nuevo país. Esta red de carácter solidario proporciona a los más recientes un techo en
sus primeras épocas, y lo ayuda a insertarse en el mercado de trabajo.14
34 Esto permite explicar por qué en ciertas colectividades predomina una determinada
actividad o una especialización por actividad, que se relaciona con las posibilidades de
inserción que tuvieron los primeros inmigrantes de esa comunidad en el mercado
laboral del país receptor; es decir, aquellos que van inaugurando los senderos
migratorios. Y en la medida en que ellos son quienes van incorporando a los que llegan,
se explica la concentración de las comunidades de inmigrantes según origen en
determinadas actividades y en determinadas localizaciones geográficas (Hoerder,
1995).
35 Pero para que ese proceso perdure en el tiempo deben existir condiciones en el país
receptor que favorezcan el crecimiento migratorio, así como la inserción del inmigrante
en determinadas actividades.
36 No obstante, la inserción en el país de destino va a estar condicionada además por las
características sociales del inmigrante (origen de clase), de una parte, y por el contexto
del país de recepción (más o menos favorable), de la otra. Esto, a su vez, va variar según
los distintos momentos de la historia del país receptor. El cuadro que se presenta es
ilustrativo de lo antedicho para los países desarrollados (Portes y Böröcz, 1998),15 pero
creemos que también puede aplicarse satisfactoriamente en otras situaciones.

Cuadro 6: Tipología de modos de incorporación de los inmigrantes contemporáneos en


los países avanzados16

Fuente: Alejandro Portes y Jósef Böröcz, 1998.


37 Por ejemplo, si analizáramos la inserción de la inmigración en la Argentina en el
espacio de las coordenadas que se plantean (con un contexto de recepción de neutral a

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desfavorable, según situaciones históricas), podríamos apreciar que, en líneas


generales, se han dado este mismo tipo de situaciones típicas que nos proponen los
autores, y que si bien los inmigrantes, en su mayoría trabajadores manuales, por su
condición social, se han incorporado predominantemente en el mercado de trabajo
secundario,17 aquellos provenientes de países de ultramar, a pesar de pertenecer a
estratos pobres, al pasar de contextos de recepción desfavorables a favorables, no sólo
progresaron dentro de su propia clase de origen, evolucionando hacia la pequeña
empresa18, sino que también pudieron incorporarse a un proceso de movilidad
ascendente -de carácter intergeneracional-, lo que permitió a sus descendientes
insertarse en el mercado como técnicos-profesionales o empresarios.
38 Una situación similar pudo haber ocurrido entre los inmigrantes limítrofes que
ingresaron en el país antes de los años ’70.
39 En tanto que es habitual que los inmigrantes de países limítrofes de más reciente
llegada se ubiquen en forma desproporcionada en los sectores más desfavorecidos del
mercado, si no por el salario, al menos por la precariedad de la relación laboral y por las
condiciones contractuales más adversas, o condiciones de trabajo más duras, más
peligrosas, menos saludables.
40 No obstante, si en un primer momento la residencia ilegal puede resultar atractiva
para algunos extranjeros limítrofes, con el tiempo se convierte en un verdadero
boomerang que produce directos perjuicios a los trabajadores ilegales e inclusive a los
legales por la competencia generada. Ante todo, los lleva a trabajar en empresas que no
respetan la legislación laboral existente, ni los convenios colectivos de trabajo, ni las
jornadas laborales legales y otros beneficios; como sucede en otras latitudes, es habitual
que el inmigrante sea utilizado por patrones inescrupulosos que lo emplean con la
seguridad de que el trabajador no podrá hacer denuncia alguna sobre su situación ni
exigir que se respeten sus derechos laborales, por cuanto aquella denuncia implicaría
poner en evidencia su condición de residente ilegal (Sassone, 1987).
41 En el caso de la fuerza de trabajo inmigrante masculina, la selectividad se manifiesta
tanto en su sobre representación en la agricultura, la minería, la industria y/o la
construcción, como en su subrepresentación en los sectores más deseables, o más
atractivos en términos sociales y económicos; en el caso de las mujeres, la selectividad
se evidencia en su sobre contratación en los servicios personales y en las actividades
comerciales, presumiblemente por cuenta propia.19
42 Respecto de la inserción laboral de la población inmigrante limítrofe también existen
diferencias apreciables según el país de origen, el nivel educativo, el tipo de ocupación,
la rama de actividad y el lugar geográfico donde se asienten en la Argentina.
43 En áreas rurales, por ejemplo, es habitual encontrar:

En las provincias patagónicas, predominantemente a chilenos, en actividades de


esquila, cría de ovinos y cosecha de frutas.
En el Noreste de la Argentina, a familias de paraguayos, como juntadores de
algodón, y a brasileños de sexo masculino, como trabajadores en los arrozales
explotados por empresarios de su propia nacionalidad. En el Noroeste de la
Argentina, a bolivianos, solos o con sus familias, desarrollando actividades de
cosecha de tabaco, tomate y caña de azúcar.
En la región Cuyana, a chilenos y bolivianos, en las producciones intensivas de
vid y horticultura.
En los cinturones verdes de los grandes aglomerados, predominantemente a
familias de bolivianos involucradas en contratos de aparcería con patrones
nativos o de su propia nacionalidad.

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44 Mientras que en las áreas urbanas, en especial en el Area Metropolitana de Buenos


Aires:

Los uruguayos, que tienen mayor nivel educativo que los restantes inmigrantes
limítrofes, revelan mayor presencia en actividades terciarias, de tipo
administrativo y en el comercio.
Los paraguayos se distribuyen según sexo entre el servicio doméstico para las
mujeres y la construcción particular, en pequeñas obras, entre los hombres.
Los bolivianos varones trabajan fundamentalmente en la construcción, pero en
obras grandes, y las mujeres se distribuyen entre el servicio doméstico, la
costura con características de trabajo familiar a façon y el comercio,
fundamentalmente en las ferias y mercados de frutas y hortalizas.
Los chilenos son escasos, y la migración brasileña alcanza un número poco
significativo.
En los últimos años, se puede observar a inmigrantes peruanos desarrollando
actividades en servicios.20

45 En los empleos urbanos, la construcción -como actividad aún con una escasa
incorporación de tecnología- sigue siendo una rama en la cual pueden insertarse los
inmigrantes limítrofes que vienen de zonas rurales, representando un escalón
intermedio entre el trabajo agrícola y el industrial. Para desempeñar las tareas que
requiere dicha actividad, contar con bajos niveles educativos no constituye una
limitante. El servicio doméstico, por su parte, es el primer eslabón de la inserción
ocupacional de las mujeres inmigrantes, permitiéndoles un mayor nivel de ingreso que
cualquier otra actividad urbana.

Tendencias en la inmigración hacia la


Argentina en la última década
46 En lo que respecta a la migración más reciente hacia la Argentina -básicamente de
origen latinoamericano-21, podemos hablar de la existencia de dos procesos que se dan
a un tiempo, y que se relacionan básicamente con las modalidades del migrar. Por un
lado, tiene continuidad la forma de migrar que llamamos tradicional, que inclusive
adoptan algunos de los “nuevos inmigrantes” con ciertas diferencias (bolivianos,
peruanos); es decir, una migración de carácter espontáneo, familiar y por etapas, con
repetidos regresos al lugar de origen, y que se dirige -a veces directamente, a veces con
escalas- hacia los distintos espacios transnacionales.22
47 En tanto que, por otro lado, comienza a perfilarse, de manera incipiente, una nueva
forma de migrar, o una suerte de migración temporaria o de circulación, que se
relaciona con las posibilidades que brinda el MERCOSUR a las empresas de la región,23
construcción, etcétera, y que consiste básicamente en el traslado de equipos completos
de un país al otro por el tiempo que dure el contrato. Es decir que la empresa se
traslada con su propia mano de obra, sea ésta experta o de baja calificación, y regresa
con ella al país de origen a la finalización del contrato.
48 Este tipo de acuerdo es el más habitual, por el cual las empresas solicitan permiso en
las oficinas de MERCOSUR instaladas al efecto en cada país.24 La población inmigrante
que resulta de estas acciones no se ubica en un espacio localizado, como en los casos
anteriores, sino que se va desplazando territorialmente al ritmo de las inversiones
económicas. En este sentido, puede decirse que el desplazamiento de población más

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frecuente, resultado del proceso de integración, aparece como una cuestión


exclusivamente subordinada a las decisiones empresariales.25

Emergencia de actitudes xenófobas


entre la población nativa
49 Durante la última década, decíamos, los inmigrantes limítrofes han cobrado una
visibilidad inusitada, llegándose a producir fuertes reacciones xenófobas por parte de la
población nativa, cuyas manifestaciones se agudizaron claramente ante dos tipos de
situaciones: la epidemia del cólera de principios de la década del ‘90 y el fuerte
aumento de los índices de desocupación en el mercado de trabajo argentino alrededor
de 1995.
50 Estas situaciones se han visto agravadas porque la política de población de la
Argentina no ha considerado al inmigrante de origen limítrofe, en principio, como un
inmigrante “deseable”. La aplicación de esta política cambia, naturalmente, según las
coyunturas sociopolíticas, y ha sido durante los gobiernos autoritarios que se han
sustentado en la Argentina políticas más explícitas de discriminación hacia este tipo de
inmigrantes.
51 En lo que respecta a su influencia en mercado de trabajo, diversos estudios han
demostrado que el impacto de los citados inmigrantes sobre la demanda de mano de
obra en Area Metropolitana de Buenos Aires es muy escaso en términos globales. Si se
deja de lado a quienes se establecieron en el área durante los últimos cinco años, se
registra una disminución de apenas un 1,3 % en la tasa de desocupación de octubre de
1994, pero si se considera solamente a quienes migraron directamente desde el país
limítrofe (70 % del total de inmigrantes), el impacto de esta población en el nivel de
desocupación no llega al 1% (Benencia y Gazzotti, 1995; Maguid, 1995); la publicidad de
estas comprobaciones posibilitaron que las aguas de la discordia se aquietaran
momentáneamente.
52 No obstante, es necesario reconocer que esta mano de obra, que en otras
oportunidades ha cumplido el rol de supletoria o adicional en el mercado de trabajo
argentino, puede, sin embargo, constituir hoy una competencia para la mano de obra
nativa debido a que los altos índices de desocupación (de alrededor del 14 %) permiten
transformar a las actividades tradicionalmente desechadas por la población nativa en
una posibilidad de trabajo, y ahí es donde se encuentra parte de la explicación del
cambio de actitud respecto de los inmigrantes; no por una mayor o diferente inserción
de éstos en el mercado, sino, precisamente, por los desajustes propios de las políticas
económicas implementadas.
53 Los inmigrantes limítrofes suman, generalmente, a su condición de pobres la de
forasteros o extraños, con las connotaciones negativas que dicho término implica. Por
ello, su situación se torna aún más difícil en la medida que cada vez con mayor
frecuencia los inmigrantes son o se los coloca en el centro de conflictos socioculturales y
experimentan una fuerte estigmatización social por parte de la población del país
receptor.
54 La aparición del cólera en la Argentina, por ejemplo, permitió observar “en
funcionamiento” el estigma contra la población boliviana, mostrando paralelamente
algunos procesos de externalización de la causalidad social de la enfermedad a través de
la “culpabilización” de las poblaciones afectadas. Ese proceso siguió las líneas del
prejuicio étnicocultural. Tanto en el caso de los enfermos del Norte del país, como en el

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de los casos de Buenos Aires, se culpabilizó a los enfermos por “sus costumbres” y no se
puso el acento sobre sus críticas condiciones laborales y sanitarias. Negando la
dimensión social, económica y política del proceso de saludenfermedad se intentó
disimular las condiciones que estaban produciendo la enfermedad (Benencia y Karasik,
1996).
55 Los inmigrantes bolivianos fueron particularmente agredidos como colectividad en el
contexto de la epidemia. Las políticas “de prevención” se basaron en una imagen de la
enfermedad causada por “las costumbres de la gente” y corporizada en los movimientos
de población. La preocupación central se puso en las vías de entrada o circulación de las
personas desde las áreas más afectadas, lo que generó intentos diversos de controlar las
fronteras externas del país y de crear, además, “fronteras internas”. Al tiempo que se
intensificaron los controles de la Gendarmería Nacional en la frontera
argentinoboliviana y la persecución de indocumentados, se intentó, con éxito desigual,
crear fronteras “blancas” para evitar la circulación de personas, en particular hacia
Buenos Aires. Tanto aquí como en otras provincias se dispusieron acciones de control
de los que llegaban por diversos medios de transporte desde otros países de América
latina y del Norte del país, lo que contribuyó a crear en Buenos Aires un clima de
profunda desconfianza hacia bolivianos y norteños.
56 En el mismo sentido, podemos agregar un indicador más cercano en el tiempo en
relación con lo que venimos diciendo, como fue, durante el último año del gobierno
menemista (1998), la atribución por parte de las autoridades argentinas del aumento de
los índices de delincuencia a la inmigración limítrofe, sin tener datos fehacientes que
permitieran comprobarlo.26
57 Finalmente, durante este último año se produjeron ataques brutales y reiterados
contra “inmigrantes bolivianos exitosos”27 en la periferia del Area Metropolitana de
Buenos Aires; con pretextos de robo, bandas armadas golpearon y torturaron a familias
de quinteros bolivianos.28 A pesar de que en el área existen otras familias de
horticultores, los trabajadores bolivianos fueron el blanco de los ataques, que las
autoridades se apresuraron a declarar como asaltos comunes sin intención
discriminatoria.

Reflexiones finales
58 La historia de la inmigración muestra que la Argentina ha sido tradicionalmente un
país receptor de población inmigrante. Tanto las poblaciones que provenían de Europa
como las latinoamericanas representaron siempre una contribución positiva para
superar los cíclicos desajustes del mercado de trabajo.
59 A partir del proyecto político económico de la generación del ‘80 de convertir al país,
en el marco de la división internacional del trabajo, en productor de materias primas de
origen agropecuario para abastecimiento de los países de Europa, se produjo un
afincamiento de población de origen europeo preferentemente en el litoral pampeano,
cuyo ritmo avanzó a la par del crecimiento del área sembrada con cereales y la cría de
ganado, y del comercio y la industria en las ciudades. A fines de la década del ‘40 y
principios de la del ‘50 se asistirá a un nuevo y último crecimiento de la inmigración de
ultramar, como consecuencia de una política migratoria destinada a incorporar mano
de obra que contribuyese al crecimiento económico que registraba la Argentina.
60 En ambos casos se trató de una migración planificada desde el Estado en el marco de
una política demográfica destinada a poblar el país y contribuir a su desarrollo
económico.

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61 La población inmigrante de carácter limítrofe, en cambio, en su mayor parte, ha sido


fruto más de decisiones espontáneas, pero constantes a lo largo del tiempo, formando
parte de las estrategias de las familias pobres. Desde el primer Censo Nacional de
Población, de 1869, hasta el más cercano, de 1991, su proporción osciló siempre entre
un dos y un tres por ciento de la población total.
62 Sin embargo, los inmigrantes limítrofes comienzan a ser más visibles a partir de la
década del ‘60, cuando factores externos, como la creación del Mercado Común
Europeo, hace que Europa se cierre sobre sí misma y que los déficit de mano de obra
que registran algunos de sus países se resuelvan con incorporación de población de los
otros miembros del Mercado Común, disminuyendo la migración europea hacia la
Argentina.
63 De esta manera, los inmigrantes limítrofes fueron llenando, sin conflicto, los vacíos
de mano de obra que demandaban el agro y la industria, y que en muchos casos eran
desechados por la población nativa.
64 No obstante, la aplicación, durante la última década, de políticas económicas de corte
neoliberal han producido situaciones de emergencia económica que llevaron a
visualizar a la más reciente inmigración limítrofe como un factor de competencia con la
mano de obra nativa, debido a que los altos índices de desocupación han transformado
a las actividades tradicionalmente no aceptadas por los nativos en una posibilidad de
empleo.
65 De ahí que haya habido fuertes manifestaciones discriminatorias tanto desde los
políticos cuanto desde los propios trabajadores, que han ido ganado cada vez mayor
espacio en la información periodística cotidiana.
66 Esto se ha visto agravado, a su vez, por el crecimiento en el Area Metropolitana de
Buenos Aires de etnias “portadoras de culturas desconocidas” hasta hace poco por la
población nativa, a quienes se señala como “el otro”, el “extranjero”, que no se asimilan
con facilidad, y se las estigmatiza junto con los inmigrantes pobres del interior del
país.29
67 Teniendo en cuenta la experiencia de otros inmigrantes internacionales de
características similares, que siguen siendo discriminados a pesar de sus esfuerzos por
ser reconocidos, como los portorriqueños y mexicanos y chicanos en los Estados Unidos
(Cicourel, 1983; Rodríguez, 1997); la fortaleza de la identidad de estas poblaciones de
inmigrantes limítrofes en Buenos Aires -que se nuclean y resisten las actitudes de
rechazo por parte del país de destino, a la manera de verdaderas comunidades
imaginadas- plantea a los argentinos un reto y una propuesta a resolver: la del respeto a
las diferencias culturales; o sea, la de abocarse a la construcción de un nuevo
multiculturalismo como proyecto político, tal como se consiguió más de medio siglo
atrás con la inmigración de ultramar.

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Notas
1El presente trabajo es resultado de la investigación “Las nuevas formas de intermediación en
el mercado de trabajo agrario”, Proyecto de investigación Categoría C (G066), acreditado y
subsidiado por el Programa UBACyT: 2001-2002, Director: Roberto Benencia. Facultad de
Agronomía-Universidad de Buenos Aires.
2Tal como afirma Devoto (1998) en un sugerente ensayo, “...durante mucho tiempo, al menos
el largo siglo comprendido entre Caseros y el presente, los argentinos han pensado que la
inmigración está en el centro de su experiencia colectiva. Se podrá discutir si para ellos fue la
experiencia más relevante para explicar nuestra constitución histórica o si, en cambio, fue sólo
un factor más que modificó pero no transformó de raíz nuestra identidad social y cultural. Se
podrá debatir también si en la Argentina todos se integraron rápida y exitosamente generando
así como un caso único de indoloro ”crisol de razas” o si el proceso fue más lento y más
conflictivo, y distintas formas sociales e identitarias (un “pluralismo cultural” o un
“multiculturalismo”) coexistieron en muchos períodos de su historia, y tal vez coexisten
todavía. Ciertamente, más allá de cómo se hubiera dado el proceso, esos mismos argentinos
han gustado mayoritariamente de imaginar que aquella promesa de nueva nación abierta a

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todos se había cumplido. De este modo, antes que una comprobación histórica, el “crisol de
razas”, la forma nativa del melting-pot anglosajón o del creuset francés, es un mito colectivo. Y
como es bien sabido, los mitos colectivos no pueden ser desmentidos por las comprobaciones
históricas...”.
3Entendemos por cultura: el conjunto de maneras de obrar, pensar o sentir específicos a un
grupo humano (o sea, conductas reguladas por normas y sustentadas por valores que las
legitiman); o bien, el conjunto de prácticas legitimadas e institucionalizadas.
4No obstante, para el caso argentino, Blengino (1990) al referirse a la relación entre
inmigrantes “esperados” e inmigrantes reales de fines del XIX y principios de siglo XX, rescata
la polémica que provocó en nuestra sociedad el proyecto migratorio de la generación del ‘80 en
contraste con la realidad de la población migrante que desembarcó en nuestro puerto. Al
respecto dice: “...En la tradición cultural argentina existe una corriente de pensamiento, en la
que han confluido tanto los liberales como los nacionalistas, que se ha complacido en oponer
antagonísticamente al inmigrante que podríamos definir “esperado” o “teorizado” de los
padres liberales, como Sarmiento y Alberdi, al inmigrante real. Eso, traducido en términos
concretos, significa: esperábamos anglosajones y protestantes, y en cambio desembarcaron
italianos, españoles, irlandeses y turcos...”.
5La aplicación del modelo neoliberal inaugura una etapa de crecimiento económico con altas
tasas de desempleo y subempleo.
6Para el caso argentino, por ejemplo, tanto las poblaciones boliviana como paraguaya tienen
elevados índices de población rural.
7Al respecto, dice Rodríguez (2000), citando a Kearney y a Glick Shiller et alt: “...Si se piensa
que tales comunidades evocan la pérdida de raíces, el dolor y el olvido de su antigua cultura y
la adquisición de una nueva y ajena (...), la noción de transnacionalismo pretende comprender
definitivamente a un nuevo tipo de migrantes con vínculos socioculturales fuertes tanto en el
país de origen como en el receptor; por ello a los pertenecientes a estas comunidades es
pertinente caracterizarlos como transmigrantes...”.
8Entre otros, pueden verse: Emilio Lamo de Espinoza (Ed.), Culturas, Estados, Ciudadanos.
Una aproximación al multiculturalismo en Europa, Alianza Editorial, Madrid 1995; William
Douglass et alt., Migración, etnicidad y etnonacionalismo, Servicio Editorial Universidad del
País Vasco, Bilbao, 1994; Lain Chambers, Migración, cultura, identidad, Amorrortu, Buenos
Aires, 1995; entre otros.
9Al respecto, Lamo de Espinoza (1995), comenta: “...el nuevo multiculturalismo se caracteriza,
a diferencia de la gran mayoría de los multiculturalismos históricos, por un doble rechazo y,
por tanto, por una doble absorción (potencial). La minoría se percibe como parte de “otra”
mayoría, al tiempo que la mayoría se sabe (o teme saberse) parte de “otra” minoría. El racismo
emergente es, pues, doble, y también es más ciego y agresivo que nunca, menos justificado,
más provocado por temores o inseguridades propias que por miedo al otro...”.
10“La inmigración masiva y su papel en la modernización del país”, Capítulo 7 de Política y
sociedad en una época en transición. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas,
Paidós, Buenos Aires, 1966.
11Según el mismo autor: “No existe otro caso, incluso en los países de gran inmigración, como
los Estados Unidos, en que la proporción de extranjeros haya alcanzado, en las edades adultas,
el nivel que tocó en la Argentina, donde por más de sesenta años los extranjeros representaron
alrededor del setenta por ciento en la ciudad capital (...) y casi la mitad en el grupo de
provincias de mayor peso demográfico y económico” (Germani, 1966).
12Al hablar de las élites, Germani se estaba refiriendo, básicamente a la llamada Generación
del ’80, “...la generación de 1837 en la Argentina eran los hijos de los burgueses que
encabezaron la Revolución de 1810 contra el dominio español que estalló después de la
invasión napoleónica a la Península Ibérica (...) Siendo niños, fueron testigos y padecieron
varias décadas de convulsiones intestinas encendidas por la lucha por la independencia. A
partir de 1830 y a lo largo de más de cinco décadas intentaron convertir las ideas liberales en
verdaderas instituciones y prácticas a través de sus escritos y la actividad sociopolítica. La
emergencia de nuevas condiciones sociales y políticas en la década del 50 favoreció la causa,
pero sólo en 1880 la burguesía gobernante consolidó su poder y la posición de la Argentina
como nación liberal moderna...” (Willam Katra, 2000). Entre los más nombrados integrantes
de dicha generación, podemos mencionar a: Esteban Echeverría, Juan B. Alberdi, Domingo F.
S. Sarmiento, Bartolomé Mitre, Florencio Varela, Juan María Gutiérrez, Félix Frías, Vicente
Fidel López, José Mármol, etcétera.
13Tomado de Germani (1966).
14Sobre este tema pueden verse los trabajos de Benencia y Karasik (1994 y 1996).
15Según estos autores: “...la diversidad de formas que asume la inmigración contemporánea a
los países desarrollados contrasta con las imágenes ampliamente difundidas de un origen
uniforme de la clase obrera y de un único camino de asimilación...”.
16La combinación de diferentes orígenes de clase y contextos de recepción, que los autores

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exponen en esta matriz, “...origina una pluralidad de modelos de asentamiento...: esta tipología
es una simplificación de una descripción, superficial en estos momentos, del abanico posible de
resultados (...) Su finalidad es exclusivamente heurística; es decir, sirve para ilustrar algunas
de las formas principales de incorporación que caracterizan actualmente a los inmigrantes
individuales o incluso a colectividades enteras. Ni el abanico de valores de las dimensiones que
sirve como definición, ni su encuadre en las casillas, pretenden ser una descripción exhaustiva
de la realidad. En cambio, el espacio conceptual así creado sirve para localizar algunas de las
principales situaciones que la investigación literaria identifica, situándolas en relación
recíproca...”.
17Lo decisivo de este sector del mercado de trabajo son “...los empleos que sólo requieren muy
poca formación previa o incluso ninguna, y que se concentran en el extremo inferior de la
escala de salarios, ofreciendo muy pocas posibilidades de movilidad o ninguna, y estando
sometidos a la sustitución demasiado veloz de empleados (Gordon, 1972; Tolbert et al., 1980;
Wilson y Portes, 1980)...”, citado por Portes y Böröcz, 1998.
18 Numerosos trabajos de investigación dan cuenta de este proceso (Cornblit, 1967). El mismo
Germani (1966), al analizar la inserción de los inmigrantes europeos en la estructura
ocupacional de la Argentina, observa la proporción de extranjeros: en algunas categorías:

Índice de ilustraciones

Título Cuadro 4: Inmigrantes limítrofes por país de nacimiento.


Argentina.1869-1991
URL http://journals.openedition.org/alhim/docannexe/image/430/img-4.jpg
Ficheros image/jpeg, 48k

Título Cuadro 5 : Impacto poblacional y localización de los inmigrantes


limítrofes. Argentina. 1991
URL http://journals.openedition.org/alhim/docannexe/image/430/img-5.jpg
Ficheros image/jpeg, 72k

Título Cuadro 6: Tipología de modos de incorporación de los inmigrantes


contemporáneos en los países avanzados16
URL http://journals.openedition.org/alhim/docannexe/image/430/img-6.jpg
Ficheros image/jpeg, 32k

Para citar este artículo


Referencia electrónica
Roberto Benencia, « La existencia de modelos históricos contrapuestos en la integración de
los migrantes en la sociedad argentina », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers
ALHIM [En línea], 9 | 2004, Publicado el 02 marzo 2005, consultado el 20 febrero 2019. URL :
http://journals.openedition.org/alhim/430

Autor
Roberto Benencia

Universidad de Buenos Aires

Derechos de autor

Amérique latine Histoire et Mémoire está distribuido bajo una Licencia Creative Commons

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