De la importancia de la inteligencia emocional y su
impacto en diversos contextos. Muchos niños y adolescentes problemáticos en la escuela son calificados erróneamente como “tontos”, cuando en realidad su problema no es de corte cognitivo, sino emocional: tienen dificultades para manejar sus emociones e impulsos. Y es que todo nuestro pensamiento está orientado hacia mantenernos en un confort emocional. Si no nos sentimos bien, por muy racionales que puedan parecer las circunstancias para convencernos de lo contrario, no estaremos en condiciones de encontrar un equilibrio.
En una sociedad donde el raciocinio parece dominar cada vez más
sobre las emociones, es básico tener en cuenta la importancia de la inteligencia emocional, que juega un papel más primordial incluso que el cerebro racional. Sin embargo, en los sistemas educativos rara vez se le da prioridad a la educación emocional. No estamos educados para a observar lo que sentimos y, por lo tanto, no sabemos cómo actuar ante nuestros sentimientos de forma efectiva.
“Es muy importante entender que la Inteligencia Emocional no es lo
opuesto a la inteligencia, no es el triunfo del corazón sobre la cabeza, es la intersección de ambas”. -David Caruso-
Con todo lo expuesto, apreciamos la importancia de la inteligencia
emocional. A través de ella logramos motivarnos, controlamos nuestros impulsos, regulamos los estados de ánimo y empatizamos con con los demás. Nos permite no solo convivir con quienes nos rodean, sino sobrevivir. Es la que controla gran parte de quiénes somos.